Este remordimiento (Harry/Dudley)

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  1. VivaEspaña!
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    Bueno, aunque nadie comentó, se me antojó traer el siguiente capi. Ojalá lo disfruten.
    Después de escribir esto, agregaré un "sumari" y unas advertencias más al fic (las colocaré como vienen en las normas. No lo hice en el momento de la publicación porque no tenía tiempo) Además, agregaré algunos datos de advertencia, además de estos, relacionados con otra parte de la temática de esta historia.



    Lo último que deseaba Dudley era compartir habitación por el Potter de las narices. ¡Quién sabía lo que ese desgraciado fenómeno planearía hacerle! ¡Ahogarle, quemarle, sumergirle en un sueño eterno, borrarle la memoria...! ¡O transformarle en un desdichado loco como a él! Trató de acomodar sus pensamientos y pensar opciones alternar que compartir con su madre, por si cambiaba de opinión. Antes que dormir con su primo, prefería echarle al suelo del salón. Sabía que el hecho de poder estar tumbado sobre el suelo que él mismo pisaba ya era un privilegio, con lo cual Potter no lo merecía, pero era a lo más cerca a lo que podía llegar. Necesitaba deshacerse de Potter, y no le importaba la rudeza de ese proceso. Haría cualquier cosa para convencer a sus padres que Harry podía dormir en otro lugar, por ejemplo, en el suelo. ¡Y ya podía estar agradecido ese mocoso canijo, dormir en su suelo era un privilegio!
    Su madre, por muy dominante y mucho respeto que infundiese, era siempre la que ates caía en las redes de su hijo. Vernón no quería tampoco que Dudley estuviese en el mismo cuarto que su sobrino, pero, si no quedaba más remedio, debía atenerse a las circunstancias. Cuando de Potter se trataba, su madre era todo oídos para que Dudley no corriese peligro con el fenómeno, a diferencia de Vernón. No obstante, en general, los Dursley eran un ejército en contra de todo aquel que portase el apellido Potter.
    Pero esta vez no podían. Era por una razón social, de ética. La familia de Vernón vería reprobable que un niño en esas circunstancia de desnutrición durmiese, además, en el suelo. No podía permitirse quedar mal delante de esas personas tan importantes en sus vidas. Dudley odiaba a Potter, sí, pero se rehusaba a dormir todo un mes en el sofá. (Porque evidentemente él no se replanteó el destino que tenía planeado para su primo).
    Muy pronto, sus padres fueron mudando a la alacena todos los trastos inservible que sólo acumulaban polvo en el cuarto. Harry permaneció callado, sintiendo la habitual atmósfera tensa que los envolvía cada vez que se hallaban en una situación con el Potter. No tocó nada, sino que se mantuvo cabizbajo, y Dudley esbozó una sonrisa exenta de toda comprensión, pero repleta de altanería y una miseria ética que espantaría incluso al Odio personificado. Decidió fastidiarle un rato, pronunciando con fingido remordimiento:
    -Vaya. Sin juguetes, sin amigos, sin unos padres que te quieran, sin una sola persona que te quiera... ¡Eso debe ser duro! Y pensar que de no ser por ese accidente, ahora a lo mejor podrías estar con ellos. Bueno, da igual, Popotter -se burló-, nosotros somos tu familia.
    Tan rancia se escuchó la última frase que rodó los ojos y se tragó su propio llanto y una respuesta que no le convenía manifestar, a no ser que desease correr un fatal destino entre insultos por parte de la familia al completo. Por primera vez, Dudley no sintió ningún tipo de alegría al ofender a su primo. Tampoco remordimiento. Pero no estaba acostumbrado a que Harry mostrase sus sentimientos y aquello no le gustaba en absoluto. Simplemente calló y torció la vista.
    -Bueno, Duddy, nos vamos. Tengo que preparar la comida y tu padre ayudarme.
    Besó a ambos en la mejilla y sorprendió a Harry contemplando el gesto con cierta ensoñación. Decidió bajarle de sus cavilaciones groseramente, atacando otra vez el tema de su familia muerta.
    -Sí, sigue soñando, que es gratis. Pero ellos no regresarán. Están bajo tierra, donde desde siempre debieron estar. Y tú, primito, no sé cómo te salvaste, pero te aseguro que a nadie le importaría que hubieses corrido la misma suerte que ellos.
    Harry saltó de la cama y le lanzó un puñetazo al rostro, aunque Dudley le paró en seco el golpe y comenzó a retorcerle el brazo. Cuando gimió dolorido, decidió parar, aunque no le devolvió el golpe. No estaba dispuesta a armar jaleo por ese infeliz animalejo.
    -¡Te odio! ¡Sí, debería estar muerto como ellos! ¡No quiero vivir estando con alguien como tú, como vosotros!
    -Cállate -ordenó Dudley, retirándose con una mueca de asco-. Tengo mis normas. No tocarás mis cosas. Me dejarás en paz. Cuando vengan mis primos, mantente fuera de nuestros juegos. No les hables, o te pegaré un puñetazo con el que lamentarás incluso tu existencia.
    -Eres un cobarde -le espeto, lanzándole un escupitajo-. No finjas. Tu valentía se debe únicamente al apoyo de tus papaítas, pero sin ellos serías sólo una mosca que no encuentra su lugar.
    -¡No vuelvas a escupirme! ¡Es asqueroso!
    -No trates de amenazarme. Antes muerto que siguiendo tus reglas. Ya he seguido demasiado tiempo tus reglas.
     
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48 replies since 18/12/2014, 21:20   2400 views
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