"Nosotros, los niños de la estación" — CAPITULO SUBIDO 02/02/2016

Naruto de 14 años se enamora de Sasuke, un muchacho que se droga y prostituye. Así, poco a poco él también se engancha a la droga, hasta el extremo de prostituirse para pagar su adicción.

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  1. Celestica~
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    Título: "Nosotros, los niños de la estación"
    Género: Drama crudo, Realidad, Angustia, AU




    ADVERTENCIAS: Lenguaje vulgar, contiene escenas de violación, lemon, tristeza, realidad cruda, angustia, drama, muerte de personajes. Algunos de ellos con rasgos de personalidad distintas.


    Fiction Rated MA (18+): No recomendado para menores de 18 años por contener escenas explícitas de violencia, uso deliberado de lenguaje fuerte y grosero, temas adultos tratados de modo detallado y escenas fuertes.
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    RESUMEN:




    El destino reúne a Naruto con Sasuke Uchiha, un chico de catorce años. De aspecto reservado pero en el fondo muy dulce. Naruto se enamora completamente de aquel chico, lo sigue a donde sea, hace lo que sea necesario por él. Pronto descubre la triste vida del pelinegro; sus padres murieron, está solo en la vida y vive en muy malas condiciones, además es adicto a la heroína y se prostituye en las afueras de la estación de metro junto a decenas de otros chicos con vidas similares para poder costearlo. Intentando rescatar a Sasuke, Naruto se sumerge al igual que él en aquel mundo.

    Sin darse cuenta, ya no puede salir de ese oscuro mundo. Necesita las drogas para poder vivir y hace cualquier cosa con tal de conseguirlas.

    -


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    CAPITULO UNO:

    "Libertad"









    Tokyo, año 1976.


    –¡Adiós! —gritó Naruto


    Aunque no había nadie en casa, el rubio imaginaba en su mente a dos personas despidiendose de el, como él les nombraba, padre y madre.

    Como cada mañana, Naruto se dirigía a la escuela, tenía trece años y se sentía mejor que nunca, solía ser muy alegre a pesar de que sus padres habían muerto cuando era apenas un bebé, estaba acostumbrado a estar sólo. Era noble, alegre y despreocupado, le encantaban los animales y tenía muy buen corazón. Solía andar desarreglado y no le importaba. Aunque pareciera que no le importara estar solo, Naruto siempre deseó tener a alguien a quien le importara su vida, alguien que lo viera como una persona indispensable. Deseaba encajar en el mundo, tener amistades o ser parte de algún grupo.

    Al salir de clases sintió una voz que lo llamaba.


    – ¡Heeey, baka! —Kiba rascaba una de sus mejillas, como si algo lo molestase.

    – ¿Qué diablos? —Gritó el rubio.

    – Iremos a "Sonne" con los chicos esta noche, ¿te animas?

    – ¿De veras?, ¿puedo entrar?

    – Claro, ¡no seas infantil y ve con nosotros!

    – Sí —Naruto sonrió animado de que lo incluyeran en el grupo.

    ¡Qué fantástico! Estaba realmente feliz de ir a "Sonne", "La discoteca más moderna de todo Tokio", eso decían las pancartas por toda la ciudad. Al llegar a casa, el rubio se alistó para salir. Vestido con una camiseta naranja y jeans se sintió cómodo, esparció por su cuerpo su perfume favorito y luego de eso miró su reloj de mano (9:30 p.m), apagó las luces de casa y se dirigió a la estación de metro-tren donde lo esperaba Kiba, quien vivía no muy lejos de él, se subieron y sentaron en el último de los asientos, Naruto permaneció callado durante el viaje, observó la ciudad de Tokyo con ojos vacíos, llena de luces y tristes edificios, la luna estaba completamente iluminada al contrario de su rostro. Se bajaron en la penúltima estación donde se encontraba la discoteca Sonne sólo a unas cuadras, al caminar miró con extrañeza a los vagabundos tirados en las aceras y pasillos de entre las calles, se sintió curioso, pues Naruto jamás había salido a esas horas de casa, menos al centro de la ciudad.

    Finalmente observó con curiosidad aquel local, con un cartel de luces rojas enorme sobre él, "Sonne" leyó con lentitud mientras escuchaba la música retumbar desde dentro del lugar. El rubio deseaba ser como cualquier chico de su edad, en especial como Kiba Inuzuka quien era su ejemplo a seguir, el moreno ya no era virgen, era popular, a todos le agradaba y además era guapo, él salía a divertirse a bares nocturnos o discotecas por la noche.

    Para entrar debían tener más de dieciocho años y comprar un ticket por 500 yenes.


    – ¡Hola Homura!

    –¿Tú de nuevo? Sabes que pueden echarme por esto, ¿Y él quien es? —Señala a Naruto.

    – Un amigo... ¡Vamos! Dejanos entrar... ¿Si?

    – Ok. Pero no vengas cuando haya un supervisor, pueden despedirme —Le decía el guardia en un oído al Inuzuka.

    – ¡Te debo una! —Kiba sonríe a más no poder y toma al rubio del brazo.


    Un largo pasillo los condujo al epicentro, donde pudo observar lo que tanto anhelaba tan curiosamente, vio a varios chicos de su edad y otros que se veían ya mayores bailando con tragos en sus manos, al costado un bar donde sentados, otros chicos bebían y conversaban, algunos gritaban, —"tal vez están borrachos o muy alegres"— pensaba el rubio. No era lo que imaginaba, estaba plagado de muchachos borrachos y chicos fumando porros en las esquinas. Además estaba sucio. Permaneció callado esperando.


    – ¡Hey, imbéciles!, ¡Hey, pedazos de mierda, estoy aquí! —gritó Kiba con expresión molesta.

    – ¡Tranquilo, idiota! —dijo Neji mientras sostenía un vaso de Vodka en su mano.

    –¿Trajiste a...Naruto? —agregó Shino.

    –¿Cómo estás? —preguntó Ino mientras Sai la observaba en silencio.

    –Eh, estoy bien. —contestó Naruto con algo de timidez al ser la primera vez en hablarles.

    –Vamos al cine, esto se está volviendo aburrido. —propuso Sai.


    Todos caminaron mientras el rubio los seguía desde atrás, entraron a una pequeña sala con una enorme pantalla frente a ellos, ahí exhibían una película de terror, Naruto lo confirmó al ver las múltiples escenas de sangre y mujeres gritando. La sala estaba casi vacía y se sentó junto a los demás chicos, quienes reían, gritaban y lanzaban las palomitas tiradas en el suelo hacia la pantalla. De pronto Naruto sintió a alguien sentarse junto a él, al girarse vio el rostro de un chico mayor, de pálido cabello y rostro con grandes ojeras.


    – Hola, ¿eres nuevo aquí? Nunca te había visto por aquí—dijo mientras se acercaba a Naruto.

    – Eh, yo...no, claro que no. —el rubio permaneció inmóvil.

    – ¿Quieres que nos divirtamos un rato? —dijo mientras tocaba una pierna de Naruto.

    – Hm. —el Uzumaki tragó saliva y calló.

    – Toma, es un regalo por ser tan guapo —le extendió la mano.

    – ¿Qué...?

    – Extasis, ja ja, sabía que eras nuevo. —dijo mientras toma la mano de Naruto y la coloca en su entrepierna.

    – Tengo que ir al baño. —Naruto se levantó rápidamente y partió al baño ruborizado.


    Al mirar atrás notó a un chico de cabello negro apoyándose en la pared del final, este lo observó pasar sin siquiera mover su cuerpo, sólo sus serios ojos.

    Al llegar al baño el rubio mojó su cara que estaba completamente ruborizada debido a la verguenza, él era nuevo ahí, pero no quería quedar de tonto ni mucho menos de aburrido, puso su mano frente a él, al abrirla notó aquella pastilla, quiso ser igual que el resto de los chicos, alguien normal, se limitó a ponerla en sus labios y tragar. Al hacerlo sintió un ruido desde una de las casillas de baños, creyó que uno de los guardias quizás lo había visto, al acercarse lentamente y abrir la puerta pudo ver a un hombre completamente drogado, casi tirado en el suelo con una jeringa en su brazo, se sorprendió profundamente y corrió hasta la salida, muy asustado. Ahí se encontró a Kiba y los demás.


    – ¡Con que aquí estabas! —gritó ya que la fuerte música opacaba su voz— ¡Acompáñame a comprar!

    – Sí. —dijo mientras un fuerte mareo lo estremecía.

    Kiba se acercó a un chico de cabello rojizo y corto.

    – Dame diez "E" y algo de coca.

    – Claro, pero primero dame el dinero, no te saldrá barato. —dijo mientras con cautela colocaba los papelillos y bolsitas en el abrigo del Inuzuka.

    – ¡Vamos a beber algo Naruto, además me dieron ganas de bailar je je!


    Al beber unos sorbos de trago, el rubio sintió como sus entrañas se retorcían y salió corriendo del lugar, necesitaba algo de oxígeno. Al llegar afuera, se apoyó en un arbol y comenzó a vomitar todo lo que su estómago albergaba.


    – No debiste tomar esa mierda.

    – ¿Uh? —Naruto giró su cabeza y pudo verlo nuevamente, el chico del mini-cine.

    – Ehhh, el éxtasis es jodido. —dijo Suigetsu con tono burlón—. Especialmente si es la primera vez que lo tomas je je.

    – Toma. -el pelinegro le extendía un pañuelo en su mano—. ¿Estás bien?

    – Gracias. Sí. —dijo el rubio calladamente.

    – Soy Sasuke, este de aquí es Suigetsu.

    – Ah.

    – ¿Vas a entrar? —preguntó el Uchiha.

    – No.

    – Oh bueno, te veo luego. —dijo Sasuke mientras se iba.


    ******


    – ¡Llegué! —gritó el rubio mientras su gato acariciaba sus tobillos con su lomo.

    Naruto se recostó en su cama, su gato se recostó junto a él como solían hacerlo. La noche se sentía fría, pero le gustaba sentir aquella sensación térmica en su piel, así que durmió lo más destapado posible. Al despertar sintió una voz.


    –¡Hora de despertar, debes ir a la escuela!

    – ¿Iruka? —pronunció el rubio mientras bostezaba— ¿Qué hace aquí y a estas horas?

    – Debo hablar algo contigo. —el moreno se sentó al costado de la cama—. Me ire por algunos meses, no podré visitarte como siempre.

    – ¿Qué?, ¿por qué?, ¡quedaré sólo otra vez!

    – He conseguido un nuevo trabajo Naruto, lejos de la ciudad, vendré a visitarte cuando pueda.


    Aquella misma noche el rubio se dirigió a Sonne a divertirse, pudo observar al mismo chico del otro día con su amigo, siempre parado en alguna esquina o bebiendo un trago. Al salir de ahí junto a Kiba e Ino, los vio parados fuera de la discoteca.


    – ¿Vamos a divertirnos? —preguntó Suigetsu—. Será algo diferente.

    – Conseguiremos dinero. —agregó el Uchiha.

    – Estoy cansado, quiero irme a casa. —vociferó el rubio.

    – Que bien, porque estoy corto de dinero. —dijo Kiba mientras se lamentaba.

    De entre los edificios, los cinco chicos entraron en uno que estaba repleto de locales obviamente cerrados por la hora, el peliblanco (Suigetsu) esbozó una sonrisa mientras caminaba lentamente con los demás a sus espaldas.

    – ¡Sasuke, aquí hay uno je je! —dijo Suigetsu mientras apuntaba a un cajero automático.

    – Bien. —mencionó el pelinegro y la golpeó con un palo que estaba tirado en el suelo.

    –¡Vamos, saquen las monedas rápido antes de que nos pillen, pedazos de idiotas! —gritó Kiba mientras observaba hacia todos los lados posibles—. ¡Mierda, la policía!, ¡corran!


    Todos corrieron lo más rápido posible, se dispersaron por todo el lugar buscando un escondite, mientras Sasuke y Naruto entraron en un ascensor que por suerte, había arribado en aquel piso. Lógicamente marcaron el piso más alto: 32. Al llegar a la azotea del edificio notaron lo enorme que era, pudieron ver toda la ciudad desde ahí, edificios enormes repletos de luces, las calles vacías, los carteles gigantes de publicidad encendidos y repartidos por todos los lugares.


    – ¿Tienes frío? —preguntó Sasuke con algo de incomodidad.

    –No. Sólo estoy cansado. —contestó el rubio mientras observaba.

    – Puedes quedarte en mi casa si quieres, sólo vivo con Suigetsu a unas cuadras del metro—dijo Sasuke con su expresión seria característica.

    – No. Gracias. —dijo Naruto mientras observaba la muñeca descubierta del pelinegro, tenía un pequeño tatuaje negro con la palabra "Libertad".

    – ¡Hey, con que aquí estaban! —gritó Kiba mientras tomaba la mano de Ino y Suigetsu caminaba tras él—. ¡Creí que los habían pillado ja ja ja... Es hora de irnos Naruto!

    –Si, adiós. —dijo el rubio mientras miró a Sasuke, quien le devolvió la mirada con una sonrisa sublime en el rostro.
















    CONTINUARÁ.




    _____________________________________________________


    Bueno, esta historia está basada en un libro (es una adaptación aunque no idéntica) espero les guste y la sigan, saludos y gracias por molestarse en leerla! :) la continuaré pronto

    Edited by Celes†ica - 3/2/2016, 00:24
     
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  2. Lian M. Crosszeria
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    si muy bueno!!! me gushta!!! espero el proximo!!! Saludos!!
     
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  3. liho1993
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    espero la conty esta muy padre
     
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  4. Celestica~
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    CAPITULO DOS:

    "Ojos tristes"












    Naruto sabía que lo quería, cada vez que estaba cerca de él sentía como su corazón retumbaba, era extraño, era la primera vez que sentía algo así.

    Ahora que su padrino Iruka no estaba en casa ni lo visitaba, se dirigía todos los días a "Sonne" sólo para verlo parado en una esquina u apoyado en alguna pared, tan callado como siempre, con una mano en sus bolsillos y la mirada vacía, sólo notaba como lo observaba pasar mientras caminaba con Kiba y los demás.

    Luego de unos días Kiba dejó de salir con él. Una noche mientras esperaban en la estación de metro-tren, a eso de las cuatro de la mañana su madre lo vio con Naruto algo borracho, al parecer el moreno le mentía diciendo que se quedaba en casa de este, su madre se limitó a abofetearlo y llevarlo a casa, el rubio permaneció en silencio mientras veía aquellas siluetas desvaneciéndose, deseó que a alguien le importase lo que le pasara, tener una madre como la de Kiba. En la escuela no nombró lo sucedido o eso pensaba Naruto, porque el moreno dejó de hablarle luego del incidente.

    A pesar de lo sucedido, Naruto continuó frecuentando la discoteca, esta vez con Sai, quien pasó a ser su compañía cada noche, ahí conoció a varias personas, gente extraña y otra más agradable, al fin se sintió como un adolescente normal, alguien que comenzaba a ser aceptado por los demás.


    – ¿Quieres un cigarro Naruto? —dijo Sai mientras sonreía y bailaba con un chico—. Podemos irnos de aquí si quieres. —se acercó a su oído.

    – Ehh... Está bien, iré a fumar afuera. —gritó para que Sai lo oyera por la fuerte música.

    – Te sigo luego. —gritó de vuelta mientras le pasaba un cigarro y una pastilla.

    Mientras salía logró dilucidar al Uchiha apoyado en uno de los pasillos.


    El humo de cigarro le incomodaba un poco, más aún el sabor que dejaba en su boca.


    – Deberías dejar de venir aquí.

    – ¿Qué? —aquella voz le pareció inconfundible.

    – Este lugar no es para ti, ni siquiera sabes fumar. —dijo el Uchiha mientras lo miraba detenidamente.

    – ¿Qué sabes tu? Es cosa mía, no te metas, dattebayo...

    – Bueno.

    – ¿Siempre vienes aquí? —Naruto intentó hablar de algo.

    – Sí, cuando no trabajo —dijo Sasuke mientras mantenía las manos en sus bolsillos.

    – Ya veo...—agregó el rubio mientras Sasuke le sonreía.


    Las conversaciones cortas se volvieron recurrentes, las miradas mutuas abundaban, aunque Sasuke siempre intentaba ocultarlo... el pelinegro parecía desanimado siempre, como si nada le importara, su cara siempre estaba sin expresión alguna, pero no podía ocultar sus ojos tristes.


    – ¡¿Dónde está Sasuke?! —gritó para Suigetsu, quien bebía con un chico en una esquina de la discoteca.

    – Por ahí —apuntó al pasillo—. ¡Debe estar comprando! —gritó de vuelta.

    Al caminar por el oscuro pasillo pudo verlo al final de este con una chica de aspecto extraño, quien le entregaba algo silenciosamente y luego se fue.

    – ¡¿Qué haces Sasuke?!

    – No te metas. —dijo sin siquiera mirarlo.

    – ¡Sabes que eso no te hace bien!, ¡Hey, escúchame, Sasuke! —dijo el rubio sin recibir respuesta.

    – Naruto, será mejor que dejes de venir aquí y deja de hablarme, hablo en serio. Además, es cosa mía. —respondió el Uchiha mientras caminaba a la pista principal.


    El rubio corrió por el próximo pasillo hasta llegar al baño, ahí sacó la pastilla que Sai le había dado hace unos días y la tragó. Al salir logró ver a Suigetsu con el mismo tipo con quien lo vio antes y se acercó a él.


    – ¿Viste lo que hacía Sasuke? —dijo Naruto mientras el peliblanco se limitó a mirarlo—. La "H" le hace muy mal, ttebayo... ¡tú eres su amigo, deberías saberlo!

    – No deberías meterte en eso, sólo la aspira, no es nada.

    – ¡Deberías hablar con él, por favor! —dijo mientras el peliblanco lo miró como si no le importara o algo peor.


    Luego de ver que Suigetsu no ayudaría en nada, Naruto salió de la discoteca al comenzar a marearse nuevamente por la pastilla, para su suerte no vomitó esta vez. Sai lo acompañó a su casa, odiaba de sobremanera estar en su propio hogar y a sus padres tampoco les importaba mucho que no estuviera ahí. A pesar del poco tiempo juntos, aquel chico pálido era muy agradable, tanto que el rubio le tenía un gran cariño.


    – ¿Te sientes mejor? —dijo Sai mientras sonrió.

    – Sí, iré al baño —dijo el rubio mientras caminó por el corredor de su casa hasta el baño.

    – ¡Luego iré yo!


    Esta vez su nariz comenzó a sangrar abundantemente mientras observaba su reflejo en el espejo. Limpió su rostro y tomó un paño para detener la hemorragia, a sus pies pudo dilucidar a su gato observándolo en silencio, como si supiera lo que le pasaba a su amo.


    (...)


    – ¡Naruto!, ¿qué harás mañana? —gritó Sai mientras se daba un baño de tina.

    – ¡¿Iremos a "Sonne", no?! —gritó el rubio quien permanecía recostado en su cama.

    – ¿Me acompañarías a la estación a comprar algo de éxtasis? Los guardias casi me ven hoy y no pude comprar. —dijo el pelinegro mientras hacía sonar el agua de la tina.

    – Sí —agregó Naruto mientras sintió como sus ojos se cerraban, sus fosas nasales aún permanecían tapadas... su gato Daizuki permaneció inmóvil entre uno de sus brazos.


    La estación de Yotsuya era un lugar muy concurrido por algunas personas de dudosa procedencia, la mayoría hombres mayores quienes buscaban a niños y adolescentes para saciar sus más bajos instintos, muchos de ellos degenerados, algunos de ellos vivían en las calles de la ciudad. Quienes tenían la mala suerte de subirse al auto equivocado, jamás volvían. Los hombres sabían que esos pobres muchachos estaban desesperados por algo de heroína y se aprovechaban de eso. La infraestructura del lugar era muy mala, paredes rayadas y a punto de caer, baños inmundos, el metro-tren pasaba de vez en cuando y se iba en seguida, era normal ver a adolescentes tirados en el suelo, muchos de ellos sin hogar y completamente borrachos o drogados.

    Mientras Sai compraba lo que tanto quería, Naruto pudo ver a Suigetsu, Sasuke y otro chico de cabello rubio, cuando el azabache notó su presencia, salió caminando rápido del lugar. El peliblanco al verlo se acercó de inmediato.


    – ¿Tienes 500 yenes? ¡Es urgente! —replicó Suigetsu

    – Sí, toma —le extiende la mano—. ¿para qué es?

    – Necesito comprar. —Suigetsu caminó hacia un hombre que se veía mayor, Naruto lo siguió—. Toma, ahí esta el dinero, ahora dámelo.

    – ¿Qué es?

    – Acompáñame al baño Deidara, aquí tengo un poco, ven. —Naruto los siguió.

    – ¿Puedes cerrar la puerta chico? —le dijo Deidara a Naruto mientras entraban a una casilla del baño—. ¿Tienes alguna jeringa Suigetsu?

    – Mierda. No lo sé, creo que sí.


    El rubio pensó que lo justo era que le dieran un poco de eso. A final de cuentas él les había entregado una parte del dinero para esa "dosis". No sabía lo que le esperaba, pero qué importaba. Quería sentir lo mismo que Sasuke, ser como una parte de él.


    – ¡No, esperen!... Denme algo... de eso también —dijo Naruto algo impaciente.

    – No, ¿estás loco? No te daré nada. —susurró Suigetsu.

    – Sí, yo les di dinero, tienen que darme de eso, es lo justo.

    – Tranquilo hm... Luego te vas a arrepentir, piénsalo bien —dijo Deidara mientras enterraba la aguja en su brazo— Ahhhhh, maldita mierda. —susurró el rubio mientras se tumbaba hacia atrás y entregaba la jeringa al peliblanco.

    – No soy ningún idiota... Además, sé controlarme... dattebayo —replicó el rubio con una expresión de enojo.

    – Ja ja ja, todos dicen lo mismo, yo también en mi momento —dijo Suigetsu mientras sacaba otra dosis.

    – Sólo aspiraré un poco —Naruto tomó el papel metálico y aspiró mientras Suigetsu lo calentaba con su encendedor.


    El rubio sintió un placer inigualable que recorrió todo su cuerpo, tuvo ganas de tirarse en el suelo para sentirlo mejor pero su estómago no lo dejó.


    – Eh eh eh, ¡vomita afuera! —gritó Suigetsu mientras Naruto habría la puerta del baño y vomitaba.


    Al salir del baño pudo ver a Sai a lo lejos, caminó hacia él pero lo detuvieron.


    – ¡¿Qué mierda crees que haces?!, ¡¿por qué hiciste eso?! —gritaba Sasuke mientras lo sostenía de ambos hombros.

    – Sólo quería saber como te sentías —dijo Naruto mientras sonreía.

    – Y ahora lo sabes.

    – ¿Nos vamos? —dijo un sonriente Sai.


    (5 DÍAS DESPUÉS, UN VIERNES POR LA NOCHE AL SALIR DE LA DISCOTECA)



    Toc-Toc (Sasuke tocó la puerta)


    – Suigetsu, soy yo —gritó el azabache mientras entraba con Naruto a la habitación.


    Al momento de entrar el rubio pudo notar a Suigetsu recostado en una cama a unos metros de la puerta principal, era una habitación muy pequeña, las paredes estaban prácticamente con la pintura resquebrajándose, pudo leer unas letras enormes pintadas en la pared junto a la cama "Puedes volar pero jamás serás libre. El infierno a un pinchazo de distancia". Suigetsu no notó su presencia, estaba demasiado drogado, las jeringas y basura resaltaban en el piso de la habitación, sobre un mueble resaltaba una pequeña jaula con un pájaro dentro.


    – Me gustan los pájaros, se parece a mi, ¿no crees? —dijo el azabache mientras medio-sonreía.

    – Mmm, supongo —dijo el rubio quien permanecía parado junto a la puerta.

    – Adelante, siéntete como en casa —agregó el Uchiha—. Hice esto para que duermas —Sasuke señaló un colchón en la única habitación de conjunto—. Suigetsu encontró sábanas limpias, no tengo idea donde, pero lo hizo.

    – ¿De veras Suigetsu? —dijo Naruto con una sonrisa en los labios, al mirarlo con alegría, notó que este estaba muy lejos en este momento mientras pinchaba uno de sus brazos.

    – Ven. —el Uchiha se quitó la ropa con naturalidad y se recostó en la cama mientras Naruto hacía lo mismo.


    Quedaron frente a frente. El pelinegro lo miraba a los ojos y acariciaba el rostro de Naruto con delicadeza.


    – Sé que es horrible y te arrepientes de haber venido.

    – No me importa, créeme —dijo Naruto sonriendo—. ¿Por qué no vives con tus padres?

    – No lo sé, supongo que porque están muertos —dijo el azabache mientras miraba a Naruto—. Sólo extraño a mi hermano.

    (silencio)

    – ¿Por qué no salimos mañana por la tarde Sasuke? Tengo entradas para el cine, es una película de terror —Naruto sonrió.

    – No puedo —Sasuke lo observó a los ojos.

    – ¿Por qué no?

    – Voy a la estación central (Yotsuya).

    – ¿Y a qué vas? —preguntó Naruto con una leve sonrisa en los labios.

    – Trabajo, ya sabes —Sasuke bajó la mirada y calló por unos segundos—. Les doy mamadas a los tipos y me pagan, es mucho dinero comparado con lo que hago.

    – Sasuke... no bromees —dijo Naruto riendo.

    – Es verdad —lo miró a los ojos nuevamente—. Sólo es por el dinero, los masturbo o se las chupo. Pero ellos no pueden tocarme a mi, es sólo un trabajo.

    – ¡¿Te vas a la cama con esos viejos?!

    – Sí, pero ahí sólo se las mamo, nada más. A veces ellos quieren hacerlo conmigo... pero yo les digo que no.

    – Y... ¿no te da asco?

    – No, es un trabajo, es por el dinero.

    (silencio)

    – ¿Ya no te gusto tanto? —preguntó el Uchiha mientras lo observaba con tristeza.

    Naruto sólo atinó a unir sus labios con los de Sasuke, sintió como suavemente el azabache introdujo su lengua con timidez, como si sólo estuviese explorando su boca, descubriéndola para después besar al rubio con fuerza, pero sólo por unos segundos, Naruto intentó abrazarlo, pero Sasuke se separó de él en ese mismo instante y le dio la espalda, Naruto hizo lo mismo. Luego de aquello apagó la luz de la pequeña lámpara que estaba en el suelo junto a ellos y se echó a dormir.














    CONTINUARÁ.



    ________________________________________________________________________

    Gracias por sus comentarios y visitas, continuaré la historia pronto, saludos a todas/os ;)

    Edited by Celes†ica - 27/2/2015, 19:17
     
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  5. Abi San
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    me encanto es el primer fic que leo ,
    quisiera continuacion , saludos :=deeaaah:
     
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  6. Celestica~
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    CAPITULO TRES:

    "La historia de Sasuke"














    Toc-Toc.



    – ¿Que quieres? —dijo un hombre en tono poco amigable, quien entre-abría su puerta.

    – Se...señor, me preguntaba si tenía algo de pan para mi, lo que sea.

    – No niño, deja de molestar. Vete de aquí.

    – E... Esta bi-

    El hombre cerró la puerta en su cara, violentamente sin siquiera escucharlo.


    Siempre era la misma reacción, la misma respuesta para Sasuke, quien todos los días se aventuraba a pedir las sobras en todas las casas que encontraba, a veces alguna mujer se apiadaba de él y le daba algo de comida, mientras lo observaban con lástima y tristeza. Luego de aquello debía dirigirse a algo más difícil aún, encontrar un lugar para dormir entre esas calles tan húmedas; aquello siempre le recordaba a su niñez más tierna, cuando tenía un hogar y su hermano preparaba té para él en los días lluviosos.
    Por suerte divisó entre una calle a un perro recostado sobre unos cartones, sin pensarlo siquiera se acercó al animal e hizo que saliera del lugar mientras la llovizna que se hacía cada vez más gruesa caía sobre su cuerpo. Se recostó e intentó dormir en posición fetal, intentando suprimir el frío y los temblores.


    – ¿Es un niño? —susurró una voz.

    – ¿Está solo?

    – Tendríamos que sacarlo de aquí.

    – Sí, vamos.


    Sasuke sintió como lo tomaban de ambos brazos, impidiendo que su cuerpo reaccionara y se resistiese.


    – ¡¿Quienes son?! ¡¡Suéltenme!!

    – ¡Cállate maldito niño! —gritó un hombre de aspecto terrorífico de largo cabello negro, Sasuke pudo dilucidar al menos a dos hombres más tras él.

    – ¡Suélteme! Se lo suplico señor, ¡por favor! —gritaba el pequeño Uchiha, pero sus suplicas no eran escuchadas, lo confirmó cuando aquel hombre lo ingresó a la fuerza a una camioneta.

    – Silencio —dijo otro de ellos, mientras le colocaba un paño sucio en la boca y ataba sus manos con una cuerda.


    Sasuke sintió su corazón latir a mil por hora, su temor se acrecentó al dejar de oír el motor del automóvil, lo que indicaba que había llegado a su destino. Uno de los hombres lo tiró de lleno al suelo mojado de tierra, al levantar su cabeza pudo notar un enorme lago frente a él, al girar su cabeza, tras los múltiples zapatos de los hombres pudo ver muchos árboles, la llovizna seguía cayendo en su rostro y dificultándole la vista. Supo que moriría ahí mismo cuando sintió como desprendían sus pantalones, intentó oponer resistencia moviendo sus piernas de un lado a otro, pero fue golpeado en la cabeza. Quiso haber quedado inconsciente, pero lastimosamente no fue así.

    Uno de los hombres bajó sus pantalones y se montó sobre él ejerciendo fuerza, lo envistió violentamente una y otra vez, el pelinegro intentó gritar pero el paño en su boca no se lo permitía, sintió como su parte trasera se desgarraba, un dolor agudo se posicionó desde su ano hacia el interior, las lágrimas afloraron de sus ojos mientras aquel hombre enterraba su miembro más y más en el niño, cuando lo sintió cesar abrió sus ojos llenos de lágrimas, sintió el líquido caliente caer de entre sus piernas.


    – Me toca —dijo otro hombre mientras se sacaba los pantalones.


    Sin más preámbulo introdujo su pene por entre las nalgas del menor quien volvió a sentir el mismo dolor punzante... y el mismo grito desesperado, quizás esperando que alguien llegara y lo ayudase, pero a nadie parecía importarle su existencia.

    Y así se fueron turnando, el pequeño Sasuke intentaba pensar en alguna otra cosa, en su hermoso pasado, intentó estar ahí mentalmente pero el dolor se lo impedía, volviendo a la realidad, el dolor era demasiado profundo, los minutos pasaban cada vez más lentamente, sintió como aquellos hombres se saciaban con él una y otra vez sin sentir el menor remordimiento, divirtiéndose con su dolor. Lo único que podía ver desde su posición era aquel cielo gris, empañado por las lágrimas en sus ojos, o quizás por la llovizna que caía imparable.

    De pronto sintió como todo terminaba y quitaban el paño de su boca. Pero no fue así. Al levantar la vista vio al hombre de melena negra y ojos fijos, quien lo observaba sádicamente.


    – Vamos niño, chúpamela. —dijo mientras tomaba la cabeza de Sasuke e intentaba introducir su miembro en la pequeña boca del menor.


    Este sin embargo lo mordió lo más fuerte que pudo, como algún método de defensa. Lo último que pudo oír antes de que lo golpearan con los mismos palos que se encontraban en el lugar, eran los gritos y maldiciones del hombre. Golpes en su cuerpo, en sus piernas, en su espalda y un certero golpe en su cabeza que le quitó la consciencia de golpe.


    (...)


    Al abrir nuevamente sus ojos pudo ver nuevamente aquel cielo gris, esta vez sin llovizna.


    – Es... estoy vivo. Sigo vivo. —repetía Sasuke una y otra vez, débilmente, mientras la sangre escurría de su frente hacia las mejillas y nariz.


    Al intentar levantarse sintió el dolor punzante en su trasero, quien lo volvió al suelo, además sus manos seguían atadas. Pero eso no le impediría levantarse, lo volvió a intentar hasta lograrlo, cuando lo hizo sintió como sus piernas se tambaleaban al más mínimo intento de moverlas, estaban sumamente débiles. El Uchiha camino por veinte minutos, hasta que pudo observar la calle, lo que indicaba que había llegado a algún punto de la ciudad. Al cruzar la calle vio un viejo edificio, el primero que veía hace horas, para su mala suerte no pudo ver a nadie en el lugar, se tumbó en las escaleras por el cansancio. Sus ojos se cerraron.


    – Oye... hey, ¿estás vivo? —sintió un eco a lo lejos.

    – A... ayúdame —susurró Sasuke mientras sintió como lo tomaban en brazos e introducían al mismo viejo edificio.

    – Recuéstate aquí —lo recostó sobre unos viejos colchones—. ¿Qué te pasó? Te ves muy mal chico...

    – A... agua —susurró débilmente Sasuke.

    – Sí.

    (...)

    – Puedes quedarte aquí conmigo, pero debes tener cuidado, nadie sabe que vivo aquí —dijo mientras observaba a Sasuke beber el agua—. Soy Suigetsu —sonrió.

    – Soy Sasuke.

    – ¿Qué edad tienes?

    – Once. —dijo mientras devoraba un emparedado que Suigetsu trajo junto con el agua.

    – ¿Y no tienes familia?

    – Mi hermano, pero no sé donde está.

    – Mira, aquí no te faltará nada si sabes robar o trabajar sin que la policía te vea. Pero... —observó detenidamente al Uchiha—. Pero aún eres pequeño, mientras te recuperes puedes quedarte aquí gratis. Luego tendrás que pagármelo eh —dijo en tono de burla mientras sonreía.


    Sasuke se sintió tranquilo al saber que ya no estaba solo, al menos alguien cuidaría sus espaldas.

    Desde ese mismo momento jamás volvió a despegarse del peliblanco. Vivían en el mismo lugar, por suerte nadie los había descubierto. Para cooperar comenzó a robar en varias tiendas y locales, algunas veces fue descubierto y golpeado, pero eso no le importaba, se hizo resistente a los golpes si de comida se tratara.

    Al cumplir los trece años comenzó a acompañar a Suigetsu a la estación de trenes, cuando él se iba con algún hombre, Sasuke lo esperaba en el lugar, para que aquellos tipos notaran que estaba acompañado ya que varios de los chicos eran asesinados y nadie parecía notar su presencia.

    Uno de esos días al esperar al peliblanco un hombre se acercó a él y lo invitó a subir a su auto.


    – ¿Qué edad tienes?

    – Trece.

    – Me gustan pequeños como tú, además eres muy lindo. Déjame hacértelo por 5000 yenes.

    – No.

    – Te pagaré 8.000... ¿Qué me dices?

    – Por 10.000 te lo chupo, pero nada más.

    – Mmmmm, acepto, pero la próxima vez deseo el paquete completo... Hey, que sea la mejor mamada de mi vida, si no, te pagaré la mitad.

    – Está bien —ambos subieron al auto—


    Sasuke bajó los pantalones del tipo y comenzó a masajear su pene para luego meterlo en su boca y chuparlo con rapidez.


    – Ahhhhhhh, sí... niño, sí... —el hombre tomó la cabeza del menor para comenzar a moverla de lado a lado, hacia atrás y adelante sucesivamente y por varios minutos, mientras Sasuke hacía todo lo que él imponía. Luego de un rato, el hombre eyaculó en la boca del menor.

    – Vamos niño, trágatelo... Quiero verlo.


    Sasuke lo miró con ojos vacíos y escupió la esencia en la parte trasera del auto.


    – Dame mi dinero. —dijo el menor mientras extendía su mano.

    – Sólo si te vuelvo a ver otra vez —dijo mientras le guiñó el ojo—. Soy Kakashi.


    Después de aquel encuentro el hombre lo buscaba cada vez que podía en la estación, Sasuke frecuentaba su auto y también su casa, Kakashi le pagaba muy bien por sus servicios. Era claro que tenía bastante dinero, su casa era era enorme y hermosa, estaba además en un buen barrio. Sasuke disfrutaba estar en aquel lugar, el refrigerador de Kakashi siempre estaba lleno de buena comida, él siempre le ofrecía que comiera lo que quisiese, su cama era grande y reconfortable, además disfrutaba acariciando al pequeño perrito del pelinegro, llamado Pakkun, pero lo que más le gustaba era el dinero en su mano después del sexo.

    Sasuke siempre fue un chico callado, aunque jamás pasaba desapercibido. Con los años el Uchiha se volvió muy guapo, todos los hombres que lo veían en la estación le insistían en que se subiera a sus autos, pero nunca aceptaba otra petición que las de Kakashi ya que le pagaba muy bien y no le hacía falta. Además le compraba la ropa que él quisiera así que jamás andaba mal vestido, al contrario de su amigo Suigetsu, quien no corría la misma suerte al no ser tan agraciado como Sasuke, pero finalmente este se las arreglaba como podía.

    Su vida no había cambiado mucho desde los trece hasta ahora, seguía viendo a Kakashi desde aquel entonces, aunque ahora sus encuentros sexuales se habían vuelto de la manera que el peliblanco quería, Sasuke sólo hacía lo que él quería de manera silenciosa, todo por tener en sus manos el preciado dinero. Creía que ese sería su futuro, aunque tampoco le importaba mucho.

    El escape de los niños de la estación era simple, volar muy lejos a un lugar sin preocupaciones ni dolor. Drogarse hasta sentir que todo estaba bien. Sasuke no se dio cuenta cuando se vio inmerso en ese mundo, un mundo sólo de ellos, un mundo que nadie aceptaba, un mundo que la población normal hacía parecer invisible.



















    CONTINUARÁ

    Edited by Celes†ica - 19/1/2016, 20:19
     
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    Pobre sasu, esperare la conty ansiosa

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  8. 691396
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    Oh dios, que fic tan existencial-... ¡Me encanta!
    Por favor continua pronto.
     
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  9. liho1993
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    que emocionamte espero la conty con ansias
     
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  10. yumerose123
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    Conty !!!?!!!!!!!>3< me ha encantado
     
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  11. Sayuri99 SasuNaru love
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    Que hermoso fic!!! :=DFSDFSD:

    Es muy triste la historia de Sasu :=SHOROO: espero que pueda encontrar a Itachi :=DFSDFSD:

    Espero conti

    Matta nee!!! :=deeaaah:

     
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  12. Celestica~
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    Hola chicas/os, les traje un nuevo capítulo, espero les guste :)

    Gracias por sus comentarios, me motivan a seguir la historia :3 Nos vemos pronto <3
    _____________________________________________________



    CAPÍTULO CUATRO:

    "Mirada angelical"

















    Desde que Sasuke le confesó en qué se desempeñaba, Naruto había pensado en ir a visitarlo. Sentía mucha lástima de la vida que llevaba Sasuke, aunque este mismo le había jurado que jamás tenía sexo con esos tipos. Seguía siendo igual de miserable. Naruto deseaba hacerlo cambiar, deseaba hacer que su vida fuera más llevadera. Sin embargo, también deseaba encajar, sentirse parte de algo, que los demás lo reconocieran. Ser como Sasuke, estaba cautivado y decidido. Se dejó llevar por pensamientos erróneos.

    Caminó por los sucios pasillos de la estación. El olor era repugnante, estaba lleno de basura por todos lados, costaba creer que por ese lugar transitara gente para tomar el metro. Divisó a un montón de viejos parados en las esquinas, esperando a su próxima presa.



    – Hey, tú, niño... ¿Follas? Te pagaré bien —le decía un viejo con aspecto desagradable a Naruto.

    – No... Salga de aquí señor. —susurró Naruto sin ser escuchado, el tipo lo perseguía por el pasillo.

    – Te pagaré bien... Eres muy lindo, seguro que follas bien, te gustará el dinero.


    No quería apartarse, el tipo era repulsivo, con aspecto de vagabundo.


    – Oye, Yatsuko, déjalo, es sólo un niño. —le dijo Suigetsu extendiendo sus brazos a modo de echarlo.

    – Más tarde te esperaré, tengo dinero —le respondió el hombre para luego irse.

    – Eh... desagradable, ¿no?. ¿Pero qué te trae por aquí? —preguntó el peliblanco en tono amigable mientras tomaba el hombro del rubio.

    – Vine a ver a Sasuke, le traje un Sándwich y algo de dinero.

    – Ahhhh, que lástima. Sasuke no está aquí, no volverá en algún tiempo. Si tiene suerte pues no regresará.

    – Ehhh, ya veo dattebayo...

    – ¿Dinero dijiste? Yo necesito algo, me lo darías. —Naruto asintió—. ¡Que bien!, ¿me acompañas donde los chicos?


    Ambos caminaron por el pasillo —el cual tenía techo, al cruzarlo se podía llegar al exterior, por donde pasaba el tren; habían varias corridas de asientos y un techo—. Cuando llegaron afuera, un montón de chicos estaban parados ahí; saludaron extendiendo sus brazos esperando a que Suigetsu se acercara. Deidara estaba ahí parado, parecía que conocía a todos los demás, lucían sensacionales a los ojos de Naruto.

    Los amigos de Sasuke los invitaron al baño de la estación. Además de Suigetsu y Deidara habían varios más, la mayoría vestía chaquetas de cuero las cuales estaban muy a la moda. Naruto los había visto unas cuantas veces en el Club, su pequeño grupo se posaba en una de las esquinas de la discoteca, todos eran fantásticos, se solía hablar sobre ellos en la escuela. Naruto se preguntaba si ellos tenían una familia o eran iguales a Sasuke. En aquel momento no lo supo con seguridad.

    Se sorprendió cuando un chico de cabellos rojizos le habló.


    – ¿Has volado? —le dijo tranquilo.

    – ¡Pues claro que sí! —respondió el rubio queriendo parecer importante.


    Supo que el pelirrojo hablaba sobre LSD, a pesar de ser relativamente inocente comprendía que todos ellos lo consumían, lo oyó varias veces y de distintas fuentes. La verdad jamás lo había hecho, pero no quería quedar como un idiota, ¡Imposible!. Quería parecerse a ellos, sentirse uno más... ¡Que diría Kiba y los demás cuando se enteraran de que Naruto era parte de ese grupo!.
    Supo al instante que aquel chico no le creyó. Su expresión era burlona, se sintió avergonzado, se sintió un niño a sus ojos.


    – Si quieres probar puedes venir con nosotros. Te saldrá gratis —le susurró— ¡Chicos! ¿por qué mejor no vamos a mi casa? —gritó para los demás.

    – Vamos. —contestaron los demás al unísono.


    Naruto los siguió. Todos tomaron el metro y reían como locos, la gente que estaba ahí los observaba con incomodidad. Sasuke no había aparecido hace rato, "debe estar con el de cabello blanco", le había dicho Suigetsu seriamente, como si fuera cosa de todos los días dirigirse con el grupo de extraños para drogarse.


    – Mi madre no está y su novio se fue de casa ayer por la noche.

    – ¡Tu madre está muy buena Gaara!

    – Cállate imbécil.

    – Hidan es así. —susurró una chica rubia.


    El tal Gaara subió al segundo piso y bajó con la mano empuñada, al abrirla dijo que la próxima vez alguien debía invitarlo a él, que no le salió nada de barato. Todos sacaron una dosis y Gaara dejó la última para Naruto, se la pasó en la mano.


    – Como es tu primera vez, te daré sólo la mitad. Será suficiente.


    Naruto tomó el pedazo de comprimido y se sintió nervioso, su corazón latía a mil por hora. A pesar de que el chico de cabello rojo se había enterado de que era primerizo, no quería que los demás lo supieran. ¡Eso sería terrible! —pensó—. No podía tragárselo delante de todos aunque posiblemente a nadie le importaría.


    – Debo ir al baño. —dijo— pero nadie le escuchó. Caminó por un pequeño pasillo hasta llegar a un cuartito, desde fuera podía sentir el olor a flores. Supo que ese era el baño. Sentía mucho nerviosismo aunque estaba solo en aquella habitación. No lo pensó y se tragó el asunto, se sintió tranquilo y volvió con los demás.


    – Ja ja ja, lo tiraste al baño. —le replicó Gaara en tono burlón.


    Naruto se sintió humillado, con impaciencia esperaba los efectos de la droga para demostrarle a los demás que estaban equivocados. Pasó un largo rato y no sintió nada en absoluto. Todos se largaron de la casa, incluyendo a Gaara quien dijo que su madre llegaría pronto del trabajo y no quería ver a "vagos" ahí. Además se había exaltado de sobremanera cuando descubrió a Hidan y su hermana besándose, comenzó a gritar como loco y a decir que todos salieran.

    Ya era de noche y todos se fueron a sus respectivas casas. Gaara iba a "Sonne" y le pidió a Naruto que le acompañara. Ambos junto a Temari y otro hermano de ellos llamado Sasori subieron al metro.

    El tal Sasori tenía el rostro naturalmente somnoliento, como si siempre estuviese drogado, sus ojos eran especiales al igual que su cabello. Sin duda no pasaba desapercibido, era alto, guapo y además se vestía muy bien.


    – Está metido en la heroína. —le susurró Gaara.


    Eso le pareció maravilloso a Naruto, quedó fascinado con la estampa de aquel chico que sin duda, era mucho más lindo que los demás del grupo. El rubio sintió nuevamente el complejo de inferioridad, el cual sufría desde que tenía memoria. Sin duda aquel chico era todo lo contrario a él.

    Ahhh. ¡Pero al fin Naruto sintió un efecto del LSD! En medio del viaje ya estaba delirando, veía los rostros de los pasajeros del lugar diferentes, tenían rostros cómicos, el rostro de Gaara parecía moverse de un lado a otro, luego se volvía minúsculo y su voz le parecía chillona. Sensaciones parecidas fueron las que experimentó en sus próximas semanas de "viajes".


    Sasuke seguía sin aparecer. Pero al fin Naruto se sintió como él. En los días próximos Sasori lo invitó mucho a salir, con excusas vagas que terminaban en dosis de LSD. Un día invitó a Naruto a casa de un amiga llamada Konan, parecía que el la quería mucho, solía abrazarla y besarle las mejillas; los padres de ella trabajaban mucho y nunca estaban. Konan aún estaba dentro de casa y Sasori estaba drogado mirando al cielo, de pronto giró y miró a Naruto detenidamente, como buscando algo en su rostro.


    – Ya estás drogado. Mocoso de mierda —le dijo.


    Naruto nunca había visto un sol tan resplandeciente, creyó que era el apocalipsis solar y todos se quemarían vivos, empezó a reír y dar carcajadas agudas al "imaginar" aquella cómica situación. Sasori estaba muy serio, decidió de un momento a otro dejar de esperar a Konan y llevó a Naruto a su casa, esta vez no había nadie.

    Sasori amaba pintar y lo hacía muy bien, sobre su cama había un cuadro enorme con un esqueleto representando a la muerte. Debatieron largo rato sobre aquello hasta que Naruto decidió irse.

    Cuando iba saliendo el pelirrojo lo detuvo.


    – Oye, niñato... yo--

    – Hey, Sasori. ¿Me prestas tus discos de los Sex Pistols? —atinó a responder Naruto.

    – Idiota. —dijo Sasori mientras iba a buscarlos.


    Al llegar a casa el rubio pudo sentir el ruido del teléfono, para ser exactos el de la contestadora automática. Frases como "Vamos Naruto, contéstame", "¿Qué has estado haciendo que no me contestas", "No seas malcriado, devuélveme la llamada", eran pan de cada día. "Iruka se preocupa demasiado, ttebayo" —pensaba el Uzumaki—. Desde hace mucho tiempo sentía que no tenían nada en común, entonces, ¿para qué llamarle?. Para el, todo se trataba de quejas y críticas hacia Naruto. No quería tener que ver nada más con él aunque naturalmente, Iruka continuaba mandándole dinero.


    ***** DÍAS DESPUÉS******



    Después de los consiguientes "viajes", Naruto se sentía espectacular, como si hubiese pasado con un 10 el examen más difícil de la escuela. Ser aceptado en el grupo lo hacía inmensamente feliz. Al contarles a los chicos de la escuela lo que había pasado, no le creyeron de inmediato, pero no los culpaba, ¿quien creería algo tan fantástico? Luego de decirles, ellos lo pudieron corroborar cuando fueron a la discoteca, ¡de seguro se morían de envidia! Y aunque lo desearan, ellos no podían unirse al nuevo grupo del rubio.

    Para los del "grupo" —como le llamaban—. luego de aquellos días el LSD no era suficiente, necesitaban algo más fuerte. La mayoría de ellos lo consumían hace varias semanas, sólo Naruto lo había probado hace poco. Un día Hidan trajo una nueva droga.


    – Se llama Efedrina, es un estimulante" —dijo—. y sin más les dio unos comprimidos a todos.


    Naruto aceptó y tomó dos con algo de cerveza. No era algo muy fuerte, pero según ellos calmaba las ansias de consumir algo mucho más costoso.


    – ¡Que fabuloso! —musitó Konan para luego estirarse en el piso.


    Desde hace varios días que Suigetsu no aparecía por ahí. Naruto estaba loco de ganas de ver a Sasuke, quería que él pensara que el rubio era fantástico, tanto como él. Pero la historia era otra, era como si estuviese desaparecido del mundo.

    La escuela iba de mal en peor, el rubio faltaba a la mayoría de las clases o simplemente no asistía, se quedaba en casa, completamente solo para luego llamar a Sasori. Continuamente recibía llamados de Sai, a veces le veía, otras no contestaba. Que saliera con los chicos más populares de "Sonne" le pareció maravilloso a Sai. Naruto supo que muy dentro de él sentía envidia, ¿pero quien no lo haría?

    A veces iban juntos a la discoteca, cada vez se veía más oscura y sucia a los ojos de Naruto, ¿pero qué tenía de malo eso? Sai no probaba muchas drogas, conocía el éxtasis como mucho, pero deseaba ser sensacional al igual que todos. Naruto le dio algo de Valium mientras se fueron a bailar como locos. Pasadas las tres de la mañana Sai emprendió el vuelo, dijo que su madre se preocupaba mucho y que era una histérica, que no quería problemas. El siempre hacía lo mismo, solía irse mucho antes, ¡que ridículo!.

    Pero Naruto no tenía intención de marcharse; cuando estaba sólo fuera de "sonne", Gaara lo reconoció y se acercó, al hablar un poco —especialmente sobre música— Naruto pudo notar que no era tan desagradable como creía, no solía sonreír mucho pero se notaba que en el fondo era un tipo sentimental. Le ofreció marihuana y en el entretanto que fumaban le robó uno, dos, tres besos. El rubio no se resistió e intentó devolverlos lo mejor que pudo. "No puedo quedar como tonto otra vez" —se repitió para sí.

    Parecía que Gaara siempre estaba observándolo, eso le agradaba mucho. Era muy cálido tenerlo cerca; mucho más cálido ya que Sasuke no se encontraba en ningún lugar, aunque pronto supo que no era así.


    – Te quiero, eres genial —le dijo un día.


    Lo más extraño fue que apareció a los pocos días con una chica; "se llama Matsuri" —dijo para todos—. Mirándola detenidamente no tenía nada especial, ni siquiera era bonita, Naruto se sintió humillado. "¿Me cambió por ella?" —pensó el rubio—. Tal vez sí era bonita; además, era una chica. Todos los chicos tenían novias, aunque muchos del grupo se besaron alguna vez entre ellos. Sólo Sasori y Konan estaban juntos y todos lo sabían, la respetaban mucho; ella era muy dulce.

    Naruto no podía contener las lágrimas; sólo se habían besado un par de veces pero sentía que tenía un tipo de vínculo con Gaara, aunque al parecer no era mutuo. Las lágrimas estaban a punto de escurrir de entre sus ojos, cuando sintió que alguien tomaba su mano. Al girarse vio a un espejismo, Sasuke había aparecido y estaba junto a él, tan callado como siempre, con la mirada fija y el mismo rostro de niño que lo diferenciaba del resto. Pareció como si supiese lo que ocurría. Naruto soltó su mano y salió caminando lo más rápido que pudo. Quedó inmovilizado como un tonto a las afueras de "Sonne", las lágrimas fluían de sus ojos, no comprendió por qué estaba llorando, jamás lo hacía y ni siquiera le dolió tanto lo que había ocurrido. Sasuke tocó uno de sus hombros y le dio unos pañuelos de papel. Se quedó ahí parado hasta que Naruto quitó el brazo que tenía puesto sobre su rostro para ocultar su llanto.

    Sin duda, Sasuke estaba de vuelta, ¡pero en un momento tan inoportuno!. Cuando regresaron, todos los chicos del grupo lo saludaron con entusiasmo.


    – ¡No te veíamos hace mucho! – ¿Donde habías estado? —preguntaban mientras sonreían. Gaara había salido del lugar con su chica.


    ¡Que buena pregunta! —gritó Hidan—. Suigetsu estaba también ahí. No notó la presencia de Naruto, estaba inyectándose heroína junto con Deidara, ambos solían hacerlo. Se veía diferente, como si estuviera angustiado y desde hace algún tiempo no probaba aquel vicio. Sasuke sonreía para luego quedar serio como de costumbre. No reveló donde había estado todo este tiempo. Luego Naruto supo —de parte de Suigetsu—. Que había estado viviendo casi un mes con el tipo del cabello blanco, "Kakashi" —recordó el nombre—. Dijo que al tipo le gustaba que Sasuke viviera con el e hiciera "trabajos" y luego le pagaba el dinero prometido. Naruto no le tomaba la mayor importancia, Sasuke estaba ahí y eso era lo único que importaba ahora; lo demás, eran estupideces.

    El rubio se acercó con los ojos aún llorosos hacia Sasori para contarle sus desdichas, aunque Gaara era su hermano, Sasori no tenía reparos en maldecirlo. Aquello le agradaba a Naruto; lo admiraba. Mal que mal tenía 18 años y él 13.


    – Olvídalo, mocoso. Gaara no era para ti. —le repetía una y otra vez con seguridad y una pequeña sonrisa.


    Tampoco le prestaba mucha atención. El pelirrojo estaba bajo los efectos del LSD una vez más.

    Gaara volvió de la mano con Matsuri, aunque nadie se percató de sus presencias.


    – La llevaré a casa. —dijo—todos lo miraron sin decir nada.

    – Vamos a la estación —musitó Suigetsu—. Aquí nos pueden pillar, además tengo mis contactos.


    Suigetsu y Sasuke se miraron mutuamente, el Uchiha sonrió. Esta vez tenía un buen dinero.
    La estación seguía igual que siempre. El ambiente era repugnante, estaba lleno de niños y adolescentes sucios y muy pobres, revolcados en vómito, borrachos, en todos los rincones. Esta vez Naruto vio mucho más allá, como si antes hubiese pasado por alto todo lo que sucedía. Se sintió bien al pensar que tenía una casa y dinero, que estaba mucho mejor que ellos. Jamás hubiese pensado que su destino estaría impregnado de aquel lugar.

    Todos se reunieron en un pequeño antro que estaba atrás de la estación, era un tipo de bar con el típico hombre gordo y misterioso atendiendo. Suigetsu se acercó a un hombre viejo parado en una esquina del lugar, estaba fumando lo que parecía ser marihuana. Este mismo hombre le entregó unos papelillos y el peliblanco pagó el dinero, que por cierto Sasuke le había entregado un rato antes. La cara de todos se iluminó; Deidara quien seguía drogado se animó a tomar más de aquella sustancia.


    – Es crack, es una suerte que tengamos, aún no llega a Japón —dijo Suigetsu con una amplia sonrisa.


    Todos consumieron a excepción de Sasuke y Naruto quienes se sentaron a conversar sobre música, al pelinegro no parecía importarle mucho el tema. Luego habló con naturalidad sobre su hermano. Aunque Naruto tenía muy claro que el chico estaba desaparecido y los padres del ojinegro muertos. Le sorprendió aquella actitud de parte del Uchiha, esa espontaneidad con un toque frío pero sencillo. Así como era él.


    – Creo que está en el ejercito. —dijo mientras movía una de sus manos.

    – ¿Hay alguna guerra? —preguntó Naruto.

    – Siempre hay alguna guerra. No lo sé. No lo veo hace años, apenas recuerdo su rostro. El era amable.

    – ¡Sé que algún día lo volverás a ve-

    – ¿Que pasó con Gaara? —Sasuke interrumpió.

    – No pasó nada.


    ¿Para qué preguntaba si lo sabía? El era sin duda muy extraño. Su actitud era perturbadora y a la vez silenciosa.


    En los próximos días Naruto actuó muy frío, sin embargo Sasuke lo comprendía. En el fondo era muy calmado, no se veía fuerte o violento como los demás chicos. Los demás no lo veían como alguien importante.

    Sasuke se mantuvo cerca de Naruto durante todo el tiempo, vigilando que estuviese bien. Muchas veces se alejaban del grupo para estar a solas. No fue que el sentimiento aflorase de repente, como el amor a primera vista o un flechazo, fue algo prolongado que se alimentó de aquellos nuevos momentos en que estaban juntos. Sin quererlo, Naruto se enamoró de él y un día sin más remedio, llegó a aceptarlo. El rubio deseaba pasar su tiempo con él, descubrirlo completamente ya que parecía que siempre tuviese una máscara que ocultaba su verdadero corazón.
























    CONTINUARÁ.-

    Edited by Celes†ica - 19/1/2016, 20:21
     
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