Azótame, por favor, azótame. YA DISPONIBLE EN WATTPAD -TERMINADA-

El destino es caprichoso. Un accidente marcara el inicio de una historia llena de amor, pasión y sobretodo, sexo. ¿Te atreves?

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  1. £Akemi£
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    A secret makes a woman woman

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    Azótame, por favor, azótame

    ATENCIÓN: ESTE FANFIC CONTIENE ESCENAS ERÓTICAS +18, DRAMA, ACCIÓN Y MISTERIO. QUEDAS AVISADO

    SPOILER (click to view)
    Mientras leéis el resumen os recomiendo escuchar esta canción de Beyonce- Crazy in Love. -Ya se que es de 50 sombras de Grey, pero esta canción siempre me ha gustado y me encanto la forma en como la usaron en el trhiller o como se escriba, así que pensé en usarla del mismo modo aquí. Espero os guste y os quedeís hasta el final de esta historia.

    http://m.youtube.com/watch?v=qJHoyXEJVQU

    Y si os estaís preguntado si esto va a ser como 50 sombras, no. Va a ser incluso mejor. ;)


    Resumen más extenso:
    -Bien, Misaki, como te encuentras hoy.
    Hace una semana, más o menos, me despierto en un hospital sin saber nada. Una semana más tarde me encuentro en una casa, grande, de rico, con un dios griego que resulta ser mi novio.
    -¿Qué piensas del señor Usami?
    -Es… Frío.
    -Misaki, no quiero hacerte daño, solo te pido que no juegues conmigo.
    -Guapo.
    -Debo de ser muy malo
    -Controlador.
    .- Ha sido un placer, Misaki.
    -Kyo.-

    -Inteligente
    -Misaki… Te amo.
    -¿Por qué?

    -Un verdadero Dios Griego.
    -Como vuelvas a hacer eso, te juro que no me hago responsable de mis actos.
    -Pues deja te llevar.

    -Me ha hipnotizado.
    Con fervor, me besa y me empuja a la cama. Cae encima de mí y me besa con tanta pasión que me roba el aliento. Se separa de mi y me acaricia las mejillas.
    -¿Y qué vas ha hacer ahora?
    -¿Qué quiere decir?

    JUNJOU ROMANTICA: MISAKI X AKIHIKO

    Azotame, por favor, azótame

    Abro los ojos con cansancio. Mi mirada queda fija en el techo, donde cuelgan banderines de diversos color y muy divertidos, aunque por la oscuridad de la habitación no se ve bien. Me levanto y cojo la colcha de la cama-que es blanca-y con paso firme me dirijo hacia el estudio de Akihiko Usami.
    La puerta esta abierta y él esta, desnudo de cintura para arriba ya que lleva un pantalón de pijama blanco, sentado en su silla escribiendo con sus gafas y el cabello revuelto. Me apoyo en el marco de la puerta y me quedo ahí, observándole, a mi dios griego, a mi amo y a mi amante. No se cuento pasa, pero se da cuenta de mi presencia, ¿o ya sabía que estaba ahí? No lo se. Se da la vuelta y me mira. Una sonrisa fugaz se asoma en su cara y se levanta de la silla.
    -Hola…- con paso firme se acerca a mi y me susurra muy bajito. Me estremezco.
    -Buenos… Buenas noches.- me corrijo a mi mismo. Él me devuelve una sonrisa muy intima. No me toca, ni siquiera se me insinúa pero ya tengo ganas de que me quite la ropa y me haga el amor en esta habitación.
    Me tapo más con la colcha. Él me aparta la colcha para dejar al descubierto mi cuello. Me tenso. Su mirada me atraviesa.
    -Misaki… Te dije que si te dolía me avisaras. ¿Por qué no me haces caso?- yo me encojo de hombros. Pasa su mano por mi cuello y me doy cuenta de que se ha puesto así porque tengo marcas rojas, muy rojas, casi moradas, en el cuello.
    -Bueno, yo te he arañado la espalda. Creo que con eso estamos pagados.- sonrío tímidamente. Él me mira y, creo, que por la mente le pasa la idea de castigarme. ¡Oh, si! ¡Castiga me, por favor! Me vuelve a tapar con la manta. Se acerca, de nuevo, a su portátil y lo apaga, no sin antes haber guardado el contenido, claro.
    -Vamos a dormir. Necesitas dormir.- ¿dormir? Eso no te preocupa hace unas horas. De todos modos, ¿Por qué se ha enfadado tanto? Solo son marcas, nada del otro mundo. Tengo que saber lo.
    -¿Por qué te has enfadado tanto?- le impido el paso con mi cuerpo. Suspira hondamente y me mira con… ¿Furia? ¿Deseo? ¿Con qué?
    -Ya sabes porque…- me responde casi en un susurro.
    -No, no lo se. Si lo supiera, no te lo preguntaría.- me cruzo de brazos y espero su respuesta.
    -Ya te he dicho mil veces, que no estas preparado para soportarlo. Me preocupas. Tienes que avisarme.- me muerdo el labio y miro hacia otro lado. ¡Mierda! Tiene razón…
    -Si, pero antes aguantaba muy bien. Nunca me quejaba, ¿por qué ahora es diferente?
    -Porque, ahora, no te acuerdas de nada. No recuerdas nada, así no hables de lo que no sabes.- ¡mierda! Nunca se cansa de darme con la puerta en las narices. Me coge de la mano y me arrastra hacia el dormitorio.
    No puedo dormir. Deseo con todas mis fuerzas recordar todo lo que hemos vivido. Todo esto empezó hace dos meses, cuando desperté en ese hospital. El hospital… Hospital…

    relatalia-separador-01

    Esta sensación… Me duele desde la punta de los pies hasta el último pelo. Siento una gran opresión en el pecho. Abro los ojos y, sea el lugar en donde este, esta oscuro. Siento mis dedos rígidos y enseguida me doy cuenta de que llevo vendas, en la cabeza, en las manos y brazos, en las piernas y en el abdomen. Me duele un montón las costillas. La cabeza me da vueltas y no siento las piernas. Giro, con mucho esfuerzo, la cabeza y veo a alguien apoyado en la ventana. Su cabello brilla intensamente con el color de la luna. Cierro los ojos. ¡Dios, hasta eso me duele! Tengo mucho, mucho, mucho sueño. Necesito dormir más.
    Abro los ojos, y a diferencia de la anterior vez, ahora la luz esta encendida e impacta directamente con mis ojos. ¡Ufff, que daño! Pongo mi brazo encima de mis ojos, pero este también me duele.
    -¡Ay!- me quejo en alto y escucho a alguien levantarse. Los tacones de una chica resonar contra el suelo y mas pisadas. En un segundo mi cama esta rodeada de gente. Gente que no conozco. Me asusto y miro a todos con recelo.
    Empezando por la derecha, hay una mujer, de cabello castaño y ojos marrones. Es mona, pero tiene los ojos hinchados y rojos. A su lado hay un hombre alto de cabello negro azulado, ojos añiles y con gafas. Tiene los botones de la camisa desabrochados y lleva una corbata negra. Esta horrible. La siguiente es una chica pelirroja y ojos añil. Al igual que la primera chica, es mona pero esta horrible. Enfrente de la cama y de mi, un hombre alto, ojos violetas y es albino. ¡Qué combinación! Este también esta horrible, con pintas de no haber dormido y si lo ha hecho, no muy bien. A su derecha, un hombre de cabello castaño y ojos marrones. Lleva la corbata aflojada y esta despeinado. Lleva unas gafas y se ve que no ha dormido en horas. Justo a su lado hay un hombre mayor con el pelo y los ojos, negros. Y por ultimo, una chica con un kimono y con signos de no haber dormido en días. Es muy linda, con el cabello largo, liso y negro y ojos negros, también. El kimono es rosa pálido y con toques blancos y naranjas.
    -¡Misaki! ¡Qué alegría!- la chica de cabellos y ojos marrones se me echa encima y justo se apoya en mis costillas.
    -¡Ay!- me quejo y cierro los ojos. El hombre que esta delante de mí casi se tira encima de esa chica y el hombre que esta a su lado la coge del hombro y la aparata.
    -Manami… Tranquila.- el hombre de ojos añiles la saca de la habitación, pues esta ha roto en lágrimas. Yo sigo mirando a todos y todos me miran a mí. El hombre enfrente de mi pide amablemente y con voz entrecortada, que salgan de la habitación.
    Veo a todos salir y me fijo en un niño de ojos añiles y cabello marrón y revuelto. Lleva un cochecito y un cuaderno azul. No lo había visto. Es bajito pero muy mono. Tiene que tener unos cuatro o cinco años.
    -Misaki…- en cuento todos se van, corre hacia mi y me coge de la mano, con mucho cuidado.- Por un momento he pensado lo peor… Yo… Le he contado todo a tu hermano. Bueno…- me mira y sonríe amargamente.- Todo, todo, no.
    -¿Qué?-meneo la cabeza y siento mis parpados pesados. Le suelto la mano y giro la cabeza hacia la izquierda.
    -Misaki… ¡Un medico, rápido!- todos los que están afuera escuchan como este hombre grita eso. Todos entran con rapidez, tropezándose, unos con otros.
    -¿Qué ocurre?- el hombre de cabello negro azulado habla por delante de todos.
    -¿¡Misaki está bien!?- la chica del kimono empuja al hombre de cabello negro azulado y cae de bruces contra el suelo. Él hombre albino corre hacia ellos y a grandes voces les dices:
    -¡SALID DE AQUÍ!- les empuja y enseguida una mujer con el cabello negro recogido en una trenza, con gafas de media luna que enmarcan sus ojos azules, una bata blanca, vestido azul y zapatos de tacón bajos, entra por la puerta evitando a todo el populacho que hay fuera.
    -¿Qué ocurre?- ella mira primero al albino y este me señala con un dedo acusador. Ella se asombra al verme, yo supongo, vivito y coleando.
    -Esta despierto, pero…- me mira y se deja caer en un sillón que hay enfrente de mi cama. Ahora no puedo verle porque el sillón esta más a bajo o mi cama es más alta.-… No se acuerda de nada.- resopla y creo que se desata el nudo de su corbata.
    -Misaki, me llamo Olivia Smith y soy tu medico. El señor Usami me ha contratado.- yo la miro y asiento, para darle a entender que la he entendido. Se nota, en su mirada, que es inteligente y fría, pero, al mismo tiempo, es amable y cariñosa. Su voz es suave y delicada y con un acento estadounidense muy elegante y delicado, como una canción de arpa.
    Ella se acerca y me ayuda a sentarme en la cama. Saca un bolígrafo, gira la tapa y me apunta a los ojos. ¡Wow! Entiendo, no es un bolígrafo, es una linterna tamaño bolsillo. Aparte de eso, me hace mas pruebas, para verificar que estoy bien. Creo que he sacado una matricula de honor.
    -Misaki, ¿sabes quiénes son las personas de ahí afuera?- se guarda el arma linterna y señala a todo el populacho que, a mi parecer, discuten entre ellos.
    -No…- suelto con rapidez.
    -¿Seguro?
    -Si…
    -Señor Usami, me acompaña.- la mujer camina hacia el albino y sale acompañada de él. Una vez fuera la marabunta de personas, se abalanzan sobre ella. Ella dice algo rápido y cortante, por lo que se ve, y todos se quedan petrificados, el albino incluido. Miran hacia donde estoy yo y retiro la mirada. Sus miradas me hacen sentir muy mal.
    Siento como la bilis sube por mi garganta, dejando me un horrible sabor por su paso. No, espera, ¡voy a vomitar! Ya no llego al baño y cojo el cubo de metal plateado y alargado de mi izquierda y vomito allí. ¡Qué asco!
    El albino abre la puerta de golpe y se acerca a mí. Me coge del pelo y me lo sujeta mientras vomito. Lo dejo a un lado, cuando termino. Ahora me doy cuenta, no es un bote alargado y de metal plateado, es un bote de basura. Me limpio con el dorso de este vestido azul hospital tan típico. ¿Por qué me hacen llevar un vestido azul?
    El albino me mira y veo en sus ojos reflejado el dolor, el agobio y la preocupación que ha debido pasar. Me pregunto cuánto tiempo llevo en coma. Me miro los brazos y veo que tengo agujas y que estas, están unidas a unos tubos de plástico que llevan un liquido transparente y se conectan a un cuenta gotas. Hay más aparatos y uno de ellos hace un dichoso, pi, pi.
    -Misaki, ¿estás bien?- coge una silla de madera de pino con un cojín gris y la pone a lado de mi cama, a la izquierda y me mira con mucha ternura y preocupación.
    Yo me pongo muy nervioso. Su mirada, violeta, parece querer ver a través de mí y, aunque me cueste entender por qué, me parece muy sexy con su pelo revuelto y la camisa blanca desabotonada y con un pantalón negro, corbata a juego. Se me seca la boca.
    -Acabo de vomitar, ¿usted que cree?- le suelto con mucha energía. No quiero que se preocupen más por mí. Ya se ve que han llorado, las chicas sobretodo, y no han dormido nada bien, el albino es el claro ejemplo, por mi culpa.
    -Misaki, ¿no sabes quién soy?- el hombre que cayó al suelo se abre paso por entre la gente y al llegar a mi cama me suelta eso con una mirada triste. Yo le dirijo una mirada de completa indiferencia.
    -Solo sé que es usted un poco patoso.- resuelvo y sonrío con timidez. Él me sonríe y sale de la habitación para caer en una de las bancas azules que hay frente a mi cuarto. La mujer, que casi me aplasta las costillas, sale detrás de él y le consuela. Él niño que lleva el juguete y el cuaderno sale detrás de la chica y corre a abrazar al hombre del cabello negro azulado.
    -Misaki, tienes que acodarte de mí. Hicimos unos pasteles juntos y… y… ¡Misaki!- la chica avanza un paso con cada palabra hasta que llega a mi cama. Imitando a la mujer de cabello marrón y que intento matarme aplastando mis costillas, se lanza a mi y me obliga a acostarme.
    -¡Ay!- el hombre albino se levante y da la vuelta a la cama a grandes zancadas y tira del cuello del kimono de la chica.
    -¡Akihiko idiota! Suéltame, ¡ahora mismo!- la chica le golpea con fuerza, pero el albino no se inmuta y la saca fuera de la habitación
    -¿Alguien más quiere hacerle daño a Misaki?- el albino amenaza con una mirada que acabaría con cualquiera.
    -No.- responden todos al unisonó.
    Regresa a su asiento y su semblante cambia, de un asesino, a un príncipe azul.
    Todos hablan de cosas sin sentido para mí. Me preguntan qué si recuerdo quienes son o si recuerdo algo del accidente.
    -¿Accidente?- detengo la conversación en este momento.
    -Sí, Misaki.- el hombre mayor habla con una voz ronca y entre contada. Su cabello negro y ojos afilados y muy negros son como cuchillas que me atraviesa. Siento como la sangre me baja y mis pulsaciones se aceleran.
    -Resulta que ibas en el coche de la editorial en la que trabajasy tuviste un accidente. Tu y otras dos personas estabais en el coche cuando el accidente se produjo. Por suerte las otras personas están bien, pero tu…- todos los que están en el cuarto conmigo me miran con tristeza y me doy cuenta de cuanto han sufrido.
    -Lo siento…- mi voz suena lejana.- No recuerdo nada…- bajo la mirada y cierro los ojos.
    -Tranquilo, poco a poco. Ahora ya estás despierto, es un comienzo.- el albino me mira y me sonríe mientras me coge de la mano. Yo le miro y le sonrío amargamente.
    -Gracias…- susurro casi con un hilo de voz.

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    -Señor Usami, debe entender que no puedo hacer nada. Misaki, tiene una gran contusión cerebral y es muy probable que no recupere la memoria, nunca.- me he hecho el dormido y la señorita Smith, que seguro, lleva aun su arma linterna camuflada en un bolígrafo, habla con su acento estadounidense con el albino. Por el rabillo del ojo vigilo y escucho atentamente.
    -Pero debe haber algo que se pueda hacer. Por favor, se lo ruego…- la voz de albino es suave y amarga. Parece que fuese a llorar en cualquier momento. Me da pena. Me siento muy mal. Yo he causado todo esto.
    Me muevo suavemente, para dejen de hablar y así poder decirles lo que pienso, pero antes, quiero que sea la doctora quien me explique todo eso de la contusión cerebral y que me diga como están los otros dos pasajeros que iban conmigo en el coche.
    -Buenos días…- abro los ojos y les veo. La señorita lleva el pelo recogido en un moño, la bata blanca y una blusa azul y jeans negros, con sus respectivos tacones, los que llevaba ayer.
    Giro mi cabeza hacia la izquierda y observo que a través de la ventana, dónde vi al albino pegado la noche que me desperté, entra la preciosa luz matutina. Me encanta y me pone directamente de buen humor.
    -Buenos días, Misaki. Espero que haya descansado. Hoy tenemos un día muy ajetreado.- su acento es como una canción suave y hermosa.
    -¿Ajetreado?- giro mi cabeza y me fijo en el albino. Lleva una gabardina negra, una camisa blanca y pantalones negros y zapatos del mismo color. Parece que por fin ha dormido bien.
    -Si, vamos a hacerte unos exámenes.- la mujer da un paso adelante y me mira con un semblante serio y muy frío.
    -Bien.- asiento y me siento en la cama.
    -Doctora, ¿cómo se encuentran las otras dos personas que iban conmigo en el coche?- miro a la doctora y ella me sonríe.
    -Preguntase lo al señor Usami.- se da la vuelta.- Cuando hayan terminado me avisan.- levanta la mano y sale del cuarto.
    -Señor Usami…- le miro y él me sonríe. Se ve radiante como un adolescente.
    -Me llamo Akihiko, aunque tu nunca me llamabas así…- el sonríe incluso más. Me gusta mucho su sonrisa, es… Se ve radiante.
    Se acerca a la silla, que aun me sigue lado, y se sienta.
    -Todos están bien, por suerte solo fueron unas lesiones leves, pero tú…-
    -Al menos estoy vivo, Señor Usami.- se ríe y veo sus dientes blancos y perfectos.
    -Si, es verdad Misaki.- creó que lo menos es saber que tipo de relación tengo con este hombre.
    -Yo… Usted…- el ladea la cabeza con una sonrisa dibujada.
    -¿Quieres saber que soy para ti?-
    ¡Vaya! ¿Es un mago o algo así? Me muerdo el labio y me río.
    -Si…
    -Pues soy… Soy…- se aclara la garganta.- Soy tu casero, nada más.
    -Ya veo. Gracias por estar aquí y… siento haber causado tantos problemas.
    -Nunca cambiaras.
    -¿Qué?
    -Nada. Vamos, quiero que te hagan cuanto antes esos exámenes.- se levanta de la silla y se encamina hacia la puerta. Aquí hay gato encerrado. La doctora dijo que él la había contratado. No recuerdo nada, pero sé que contratar a una doctora extranjera es muy, muy caro. ¿Por qué mi casero haría algo así?
    -¿Misaki?- su voz me saca de mi ensoñación. Levanto la vista y una sonrisa de lado alumbra mi cara.
    -Yo… La verdad es que me gustaría descansar.
    -No. Vamos.- me mira y me mata con esa mirada. Sus ojos se nublan y se vuelen más oscuros. ¿Qué significa eso?
    -Es usted muy autoritario.
    -Solo contigo.
    -¿Por qué?
    -Porque me obligas, siempre, ha hacerlo.
    -Debo de ser muy malo
    Sonríe y se pasa un dedo por los labios. ¿Qué vas hacer? ¿Comerme?


    Edited by £Akemi£ - 4/3/2018, 23:56
     
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