Por ti. [ACTUALIZADA 23/07/2017]

Ritsu quiere darle un futuro a su hermano entrando a trabajar de mayordomo a la familia Takano ¿Se puede convivir con el jefe siendo que se siente avergonzado hasta de verse al espejo? -Varias parejas

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  1. aranza
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    Seguiré por ti esperando, mi vida no llores, que te estoy mirando.

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    Estas por leer el mensaje automático y cursi de la escritora, puedes saltarlo e ir directo al capítulo si quieres <3~
    Volví en forma de fichas.
    ¡Buenos días, tardes, noches, a la hora que leas esto! ¡Espero la lleves bien lo que llevamos del año y gracias por aguantar mi Hiatus eterno y horrible! Si sigues aquí a pesar de eso, te amo bb, gracias.[?]
    ACTUALIZACIÓN DE TODOS MIS FICS COMO REGALO SIN RAZÓN. Gracias por esperar y apoyar la continuación de todos los proyectos de una escritora despeinada y ojerosa... :’)
    ¡NOTICIAS DEL FIC!
    -Actualización nada forzada, y hecha con gusto por tu escritora, osease la persona que está escribiendo esto para ti ahora mismo, dejar un review no cuesta nada, y me hace sentir apoyada, ;D
    -Cambio de narración de primera persona a segunda (testigo) a partir del capítulo dos.
    Testigo: El que sabe todo, pero no interviene.
    -Cambio en el título, pues después de pensar un poco, creo que este le vendría mejor.
    -¡DISFRUTA TU ACTUALIZACION, MI AMADO LECTOR!


    Historia de un prohibido amor nostálgico.
    II

    Segundos encuentros.



    Unas 7 horas eran exactamente las que habías contado desde que estabas allí. Y no habías hecho absolutamente nada.
    Para empezar cuando el dueño de la casa te concedió el trabajo a pesar de ese bochornoso accidente que tu habías provocado por lo idiota que eras, todos te aceptaron como el nuevo miembro y tú no podías sentirte más reconfortado por ello, pues al fin habías conseguido lo que deseabas; un trabajo estable en el que ahora podías apoyar a tu hogar y a tu madre enferma, que todavía debía cargar con la responsabilidad de un niño de 16 años.
    Lo primero que intentaste fue hablar con Hiroki, quien por cierto, aun no olvidabas que era menor que tú y era tu jefe, lo cual te molestaba un poco; en fin, las 4 veces que intentaste acercarte el hacia una rápida reverencia y decía cosas como “Lo siento.” “En un momento” “En un segundo te atiendo” “¡Perdón! Juro que tendré espacio para hablar correctamente contigo” y echaba a correr nuevamente con algo en las manos.
    Todos parecían increíblemente atareados y apresurándose, cosa que no lograbas entender pues nadie te explicaba nada, ¡joder que desesperación!
    Estabas sentado en el suelo, desde hace mucho tiempo y comenzabas a exasperarte. Por las ventanas ya se podía apreciar el sol del mediodía y el cielo anaranjado, hora en la que ya deberías estar haciendo deberes. Levantando la vista, te diste cuenta que el castaño que esperabas se acercaba a ti, lo cual al fin te hizo suspirar aliviado. Te levantaste, volviendo a marcar los centímetros de diferencia por los cuales sobresalías del menor.
    — ¿Qué voy a hacer?- Preguntaste con nervios, realmente deseando hacer algo de inmediato.
    Hiroki suspiro agotado, de repente no pudiste evitar sentirte mal por él. Era solamente un adolescente y aun así se veía más derrotado que tú, con unas visibles ojeras y el cabello ya despeinado.
    —Lo siento por hacerte esperar. ¿Puedes ir a la cocina con Ann? Estaré allí en un segundo.- Tu mirada se volvió a una llena de confusión; eras nuevo, no tenías ni la menor idea de donde se encontraba la cocina. El de ojos cobrizos pareció entender su error dándose un ligero golpe con el dedo pulgar en la frente. —Ve al comedor y entra por la puerta más grande.- Asentiste y ambos tomaron rumbos separados. Debido a estar siguiendo a Hiroki la mayor parte del día ya habías descubierto por lo menos donde se encontraba el comedor, y lo habías visto entrar a aquella puerta varias veces.
    Con apresuro fuiste hacia el lugar que se te había indicado pues no querías toparte con el dueño de la casa que aun debía mirarte con lastima por tu temblorosa actitud.
    Te encontraste con la puerta, y acercándote escuchaste voces nada silenciosas desde dentro. Dudaste en entrar o no, pues a pesar de ya haber hablado con tus compañeros seguías sin ser parte de ellos realmente. Ganando tu parte curiosa y la orden directa de Hiroki, abriste la puerta, captando de inmediato las miradas de los que se quedaron en completo silencio; tu solo seguiste con este, pues no sentías que fuese necesario hablar.
    En la habitación había 3 personas. Chiaki que era el supuesto cocinero, Ann la ama de llaves y por ultimo Shinobu, el hermano menor del sirviente personal de Takano, que habías conocido en la mañana tan escandalosa.
    — ¡Ricchan, hola!- Shinobu te recibió con un tono de voz alegre, que sin poder evitarlo te volvió a recordar a tu hermano menor al que sin sorprenderte, ya extrañabas.
    — ¿Ricchan?- Yoshino pregunto curioso, mirándote. —Cierto, te llamas Ritsu ¿verdad? ¡Ricchan suena muy bonito a decir verdad!- Te sonrojaste ante la alegría que mostraba el chico mencionando tu nombre y reciente apodo inventado.
    — ¡No tienen por qué ponerle apodos si él no les ha dado permiso!- La chica se distrajo de su tarea de lavar los platos y les miro con el ceño fruncido, corrigiéndoles por su actitud.
    Tú negaste con la cabeza con una tímida sonrisa, pues realmente no era algo que te fastidiara, no te estaban haciendo menos, ni nada de eso, hasta te gustaba el apodo.
    —No importa en realidad. También puedes llamarme así si gustas.- Notaste como ella se ruborizo ante tus palabras y regreso a su tarea sin decir nada más, lo cual te seguía incomodando un poco, tal vez porque podías sentir el sentimiento de rechazo de su parte.
    — ¡Bueno, está decidido! ¡A partir de ahora serás Ricchan!- El de ojos azules rio. En verdad hace mucho nadie que no fuese de tu familia te trataba con tanta calidez. — ¿Y qué esperas? ¡Ven a sentarte!- Parpadeaste un par de veces procesando sus palabras, aunque no te tomo mucho para que hicieras caso.
    El sonido de varias ollas hirviendo te hizo mirar de cerca, y darte cuenta que estaban preparando, lo que al parecer seria la cena.
    — ¿Lo estás haciendo tú?- Preguntaste con ingenuidad a Chiaki. Este siguió a donde estabas mirando, soltando una carcajada.
    — ¡Claro que no! Yo no sé nada de nada de cocinar. Hiroki está preparándolo.- Quedaste atónito ante sus palabras, el solo te miraba esperando tu respuesta, pero no entendías nada en ese momento ¿él era o no el cocinero? Sin pensar antes de hablar, preguntaste.
    — ¿No eres el cocinero?- De repente tu pierna dolió, y tu brincaste adolorido y asustado. Shinobu te había pellizcado en el momento en el que Chiaki bajaba la mirada.
    —Yo vine a parar aquí por lo considerado que es Hiroki… No sé hacer nada más que dibujar, pero el insistió en darme el puesto de cocinero, ¿sabes? Los primeros dos años no perdió la determinación de enseñarme, pero, un día simplemente me dijo que daba igual si sabía o no, podía quedarme… Sin él, yo hubiese terminado en la calle de nuevo. Ahora solo vigilo los tiempos de cocción de cada cosa que Hiroki prepara ¡él es un gran cocinero, a pesar de lo joven que es!- Te arrepentiste de inmediato por haber preguntado, pues no querías hacerles recordar malos tragos a tus compañeros de trabajo.
    — ¿Es la cena, cierto?- Decidiste cambiar el tema a lo primero que se te viniese a la mente, no querías arruinar los lazos que acababas de crear con tus compañeros de manera tan catastrófica. El azabache asintió repetidamente con la cabeza con energía, parecía haber olvidado lo de hace un momento.
    — ¡Pero no solo para hoy! Esas son demasiadas ollas. ¡Parece que mañana llegan invitados importantes, pero Hiro no nos especifica quienes!-
    —Mi hermano siempre es silencioso respecto a estas cosas.- Susurro Shinobu un poco apenado, claro que tu no podías estarlo porque no tenías idea de nada, pero sí que tenías curiosidad de saber qué cosas se escondían debajo del manto de los Takano. ¿Había algo oculto detrás de la riqueza de estos? ¿Qué escondían todos aquí? Nadie parecía ser alguien normal así que debía haber “cola que pisar” detrás de ellos.
    —No es como si ya lo hubiesen dicho, pero viendo lo obvio de la situación, ¿no será María la visitante misteriosa?- Ann secándose las manos, también se colocó en uno de los banquillos de la cocina, soltando aquellas palabras. Eso termino por despertar tu curiosidad, y poner a los otros dos pensativos.
    —Pero María no ha venido aquí desde hace 2 años, ya saben… desde aquella vez.- No entendías nada, pero estabas más que interesado en la conversación, y no podías negar que incluso un poco emocionado.
    —Bueno, era algo obvio que se la llevarían lejos de aquí, después de aquella catástrofe. Pero no olviden que esta más que involucrada con los Takano.- Todos se habían puestos serios conversando sobre el tema, ¿tan importante era la tal María?
    — ¡Claro, y al igual que mi hermano, este año cumple los 18!- Shinobu abrió los ojos con sorpresa, parecía que para ellos todas las piezas comenzaban a encajar pero tu sencillamente no entendías nada.
    — ¡Es cierto! Entonces sí que podría ser ella…- Los 3 colocaron su mano derecha en su mentón, tu atraído por ellos, te animaste a preguntar.
    — ¿Quién es María?- Ellos te miraron sorprendidos, casi preguntándote con la mirada un “¿no lo sabes?”
    —Pues es…-
    —Es alguien que veo los tiene muy distraídos ¿no?- Al ser interrumpidos los 4 dieron un brinco debido al susto causado. Al voltear viste a Hiroki aún más despeinado y con las mejillas algo rojas, por lo que asumías que estaban calientes también; estabas por preguntar si se encontraba bien pero no te lo permitió. — ¿Por qué no dejan de idear teorías estúpidas y se van a terminar sus tareas? Es medio día, no es como si ya fuesen a descansar.-
    —Dinos una cosa, Hiro.- Chiaki captó la atención del menor, y también la tuya y los demás presentes.- ¿Son María y su familia los que vienen?- Ahora las miradas iban dirigidas a Hiroki, que suplicaban les soltara alguna información.
    -¿Por qué mejor no vas a ordeñar a las vacas, Chiaki?- El otro se puso nervioso en cuanto la orden le fue dada.
    —Pe-Pero eso fue en la mañana. ¡Kou lo hizo!- Hiroki rodo los ojos desesperado.
    —No es verdad. Era tu trabajo.- Sorprendido llevo una de sus manos a su boca, asumías que era debido a que se le había olvidado cumplir su trabajo.
    —Es cierto.- Susurro, pero lograste escucharlo. Observaste como con un puchero el otro se levantaba y salía de la cocina. El castaño menor suspiro nervioso, por las miradas que aún había puestas sobre él.
    —Ustedes dos también vayan, tienen mucho que hacer. Los veré en la cena.- Ellos no dijeron nada más, y oíste los tacones de Ann moverse rápidamente hacia la puerta.
    Hiroki se sentó delante de ti, acomodando el cuello de su camisa con rectitud.
    —Perdona, debiste pasar muchas horas sin nada que hacer ¿verdad?- Asentiste sin mucho esmero, querías decir algo pero no sabías que.¬—Debí haberte dado instrucciones desde el principio; pero como ya te enteraste por los entrometidos que acaban de irse, mañana vienen invitados importantes, y no con la mejor impresión de Masamune.- Aun no tenías idea porque Hiroki se tomaba la atribución de llamar a el jefe por su nombre de pila, pero eso no fue lo que te atrajo, pues Hiroki te estaba confirmando que habría un evento el día de mañana.
    —Hiroki, disculpa mi atrevimiento pero nadie me ha dicho nada… ¿Quién es María?- El otro te miro a los ojos, no se veía molesto, más bien, podías ver que estaba intentando dar una respuesta clara pero sin que llegases a saber de más.
    —María es…- Se detuvo en seco, tartamudeando, quedándose sin palabras.—Sus padres solían tener tratos con los Takano, nunca al nivel de “amistad” era más bien el interés.- Aquellas palabras las dijo con molestia, estabas confundido.—De lo que hablaban hace un momento, es debido a que hace dos años los padres de e…ella tuvieron una fuerte discusión con el señor Takano por conflictos de Masamune y María, y la alejaron de aquí, pero no cancelaron el trato que ya tenían, como dije, por simple y estúpido interés. El señor Takano falleció el año pasado, y Takano se quedó completamente a cargo, además de que este año que María cumple la mayoría de edad los votos entre su familia y los Takano se renuevan, según sus padres porque “ya ha pasado mucho tiempo para cambiar la actitud y comportamiento de ambos”- Esto el más bajo lo dijo haciendo comillas con sus dedos.—María era parte de esta familia debido a que sus padres no le prestaban mucha atención, no me imagino el infierno que debió haber vivido estos dos años.- Quedaste impactado por la historia, y también por como Hiroki miraba a la barra con frustración e impotencia.
    Algo no entendías, ¿Qué especie de trato? ¿Qué era lo que había pasado en aquel “accidente”? tenías tantas cosas en la cabeza, y querías resolver tus dudas, sin embargo no podías permitirte este tipo de atribuciones, además de que tu mayor duda había sido atendida, y tal vez por error: La afamada María si era la invitada.
    —Gracias por responder…-
    —No importa.- También le restaste importancia, sin comentar más del tema.
    — ¿Me darás alguna indicación?- Asintió rápido, y se levantó de la silla.
    —No ha obtenido el trabajo para hacer el vago. Anda, vámonos.- Sonreíste entusiasmado e inmediatamente te levantaste de tu asiento, caminado detrás de él.
    Salieron de la cocina, y levantaste la mirada hacia el techo, observando la lujosa habitación. Era increíble que ahora trabajaras en un lugar como este. No sabias a donde te llevaba Hiroki, pero al llegar al salón principal de inmediato se detuvieron.
    —Vamos a subir.- Fue lo único que dijo, acercándose a las escaleras sin esperarte. Tenías una mala experiencia con las escaleras de esta casa; tu no querías subir pero a pesar de todo no podías quedarte allí quieto como un niño asustado, exhalando con miedo corriste para alcanzar al chico.

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    Tus ojos brillaron al entrar a la habitación, pues era muy bonita. Cientos de telas de distinto tipo agrupadas en estantes de madera que llegaban hasta el techo, un escritorio donde se guardaban pliegos que asumías eran de diseño, diversos tipos de prendas de colores colgadas en percheros pegados a la pared y hasta el fondo reposaba una máquina para coser que notabas desde donde te encontrabas como relucía, el ambiente era silencioso y relajante, con el enorme ventanal sin cortina alguna podías apreciar la luz del sol y el cielo, debido al piso en el que te encontrabas.
    —Vaya… Qué bonito lugar.- Dijiste sin querer pues estabas deslumbrado. No era como si fueses fanático de este tipo de cosas pero esta vez te había fascinado el lugar.
    —Sí que lo es…- Miraste a Hiroki, quien miraba hacia la ventana, no querías hablar pues no lo habías visto tan relajado desde que llegaste. —En fin…- Fue el quien corto el silencio y regreso hacia ti.
    —Te traje para darte tu traje.- Observaste como caminaba hacia los percheros y sacaba un traje negro, idéntico al que él, Yukina y Shinobu llevaban puestos. Te lo extendió con una sonrisa que tu correspondiste; mirándolo de frente sí que se veía como un chico joven, sus facciones eran suaves y relajado se veía como el niño que era. —Estoy seguro que te quedará, y si no, puedes dármelo y lo mandaremos con la costurera a hacerle ajustes, es prácticamente nuevo, espero que sea ideal para ti, sin necesidad de cambios.- Lo tomaste asintiendo suavemente.
    Esperabas lo mismo.

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    Después de pasar por la hermosa habitación, Hiroki se dirigió al cuarto piso (estabas más que curioso por saber cuántos pisos tenía en total la casa), este tenía 14 habitaciones una tras otra, las cuales 5 eran ocupadas por los sirvientes de la casa.
    El castaño se acercó a una de las puertas, quitándole el seguro y abriéndola.
    —Esta es tu habitación, Ritsu.- Te indico que pasaras con una ligera sonrisa. No podías creerlo.
    — ¿M-mía?- El otro asintió, ladeando la cabeza y mirándote.
    — ¿Qué tiene de extraño? Trabajaras aquí.-
    —Nada…- Te acercaste, queriendo ver el interior de esta. Era imposible no emocionarse, pues nunca en tu vida habías tenido una habitación para ti únicamente.
    La habitación no era ni grande ni pequeña. Tenía un guardarropa unido a la pared de un tamaño pequeño, a su lado estaban las ventanas, en ese momento con las cortinas abiertas que dejaban ver el resplandeciente sol. Por último la cama, que estaba justo en medio y pegada a la pared, enfrente de ella había un espejo a cuerpo completo; la iluminación eran las velas al igual que toda la casa.
    Entraste, aun boquiabierto y entusiasmado, Hiroki te llamo pero no escuchabas lo que decía, era tan bonita. Y era tuya.
    — ¿Qué? ¿No cumple con tus expectativas?- El más bajo se burló, lo cual te hizo voltear por fin, ilusionado.
    — ¿¡Bromeas!? ¡Es perfecta! Y-Yo… Nunca había estado en una habitación como esta, y… ¡Realmente me gusta!- Hiroki se ruborizo ante tu reacción inesperada, pero no podías estar más agradecido. Él lo único que hizo fue sonreírte, haciendo una ligera reverencia.
    —Te dejare solo un momento para que te acostumbres ¿vale? Cuando el sol se oculte baja a la cocina, la cena estará lista y te daré las instrucciones precisas. Por ahora… ponte el traje, y… oficialmente bienvenido Onodera Ritsu.- Asentiste, viendo como el cerraba la puerta despacio. Lo interrumpiste al instante recordando tus modales.
    —Gracias…- Con una sonrisa, agacho la cabeza un poco correspondiendo a tu gesto y cerrando detrás de sí.
    Estabas feliz. No solo habías logrado conseguir un trabajo estable para mantener a tu familia, sino que incluso te habían dado hospedaje y vestimenta.
    Con los nervios de punta, y tus ojos brillando te colocaste temblando el traje.
    Al asegurarte que todo estaba en su lugar, te miraste al espejo, y sonreíste.
    Te quedaba de maravilla…

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    Fuego y Cristal.
    I

    “Los parches no borran la herida,
    Solo la cubren"



    Hiroki.

    No podías negar que lo disfrutabas, adorabas este tipo de actos. Aunque fuera por solo un momento te olvidabas del estrés de tu trabajo y podías distraerte en aquellas lujuriosas orbes miel cegadas por el deseo.
    —K-Kou… Ahí no…- No querías que dejara marca. Antes posiblemente se lo hubieses permitido pero ahora lo que menos querías era que se supiera lo que estabas haciendo, en donde y sobre todo con quien.
    — ¿Por qué no dejas que te marque, si sabes bien como lo disfrutas?- Te levantaste un poco, pues estando dentro de un auto y con alguien encima de ti no estabas muy cómodo; querías hablar y darle tus obvios motivos pero no te lo permitió atacando tus labios nuevamente, querías separarlo pero conforme pasaron los segundos te dejaste llevar, atando de nuevo tus manos a su cuello. Ladeabas la cabeza de vez en vez queriendo intensificar el contacto, lo cual funcionaba muy bien, pues ahora sus lenguas jugueteaban entre sí, y tú soltabas suaves gemidos y jadeos en ocasiones.
    ¿Desde cuándo hacer este tipo de cosas no te provocaba vergüenza alguna? Tal vez fuera porque tus acciones con Yukina no eran más que provocadas por la lujuria y el estrés que cargabas encima, si hubiera amor de por medio, no permitirías nunca que tuviesen encuentros en el auto de tu jefe y tendrías un rubor encima de solo verle a los ojos. En estos momentos, lo único que traías encima eran… ganas, ganas suaves, claro, no es como si quisieses que te quitase la virginidad allí misma, pero sí que deseabas algo diferente, y si Kou estaba dispuesto a satisfacerte, tú no encontrabas el problema.
    El bajo a tu cuello, intentando morderte nuevamente, apagando toda la lujuria que traías encima.
    —Yukina, no…- Lo empujaste hasta que ambos quedaron sentados, las mejillas de ambos estaban rojas, la diferencia es que el parecía molesto con tu actitud.
    —Oh vamos… ¡No le veo nada malo a una insignificante marca! No es como si alguien fuese a preguntarte algo…- Hiciste tu cabello hacia atrás intentando detener todo el calor que estaba invadiéndote.
    —No es eso, y lo sabes bien. ¡No tienes por qué dejarme marcas en ningún lado! Tu y yo no somos más que “amigos” ¿recuerdas?- Claro que los encuentros de este tipo venían incluidos en su relación amistosa.
    — ¡Antes no éramos solo ami…- Lo interrumpiste, pues te fastidiaba que siempre sacara ese tema el cual a ti ya no te interesaba.
    —Antes Kou, ya no. Y sabes bien porque razones.- Abriste la puerta del auto, pues ya no tenías ganas de nada. —Tu y yo tenemos este tipo de trato, y si ya no quieres que siga por mí no hay problema.- Saliste y azotaste la puerta, sin dejarlo hablar.
    No querías escuchar sus discursos, te cansaban. De todas formas, ya ni siquiera estabas enamorado de él, y lo sabían ambos.
    Abrochaste los botones de tu saco y arreglaste tu cabello desordenado, camino a la cocina para encontrarte con Ritsu.
    No tardaste mucho en llegar, pero al querer entrar los murmullos chismosos te detuvieron, comenzando a escuchar detrás de la puerta.
    —Pero María no ha venido aquí desde hace 2 años, ya saben… desde aquella vez.- Apenas escuchaste la primera palabra supiste que tema tocaban y el motivo. Frunciste el ceño.
    —Bueno, era algo obvio que se la llevarían lejos de aquí, después de aquella catástrofe. Pero no olviden que está más que involucrada con los Takano.- El silencio inundo el lugar por unos momentos, ¿no tenían cosas más importantes que hacer que armar teorías sin sentido?
    — ¡Claro, y al igual que mi hermano, este año cumple los 18!- Cuando tu hermano se metía a la acalorada discusión tu realmente te frustrabas.
    — ¡Es cierto! Entonces sí que podría ser ella…- Sí. Era ella… ¿No podían sencillamente hacer lo que se les pedía sin armar un chisme por ello?
    — ¿Quién es María?- Ya habiendo escuchado lo suficiente abriste la puerta, asustando a todos por tu llegada.
    —Es alguien que veo los tiene muy distraídos ¿no?- Definitivamente tus empleados te fastidiaban.
    Después de varios minutos de preguntas estúpidas, los mandaste a todos a terminar sus labores.
    No pasó nada interesante después de ello… solo cumpliste con tu labor de entregarle a Ritsu su uniforme y lo llevaste a su habitación. Te habías sentido un poco avergonzado por la emoción que el mayor mostraba ante esto pero no te sentías con derecho a molestarle; el chico sería una gran ayuda.
    Al dejarlo solo bajaste, encontrándote con Kou mirándote, como si hubiese esperado tu llegada. Rodaste los ojos, pues no querías discutir con él, o aguantar sus quejas. Tenías mucho que hacer, y no ibas a distraerte por pequeñeces como esas.
    — ¡Hiro!- En el último escalón te topaste frente a frente con tu “amigo”, tu rostro se tornó más serio indicándole que hablara rápido. —Veras… Tienes razón. ¡Sé que tú y yo somos amigos y no quiero que estés molesto por tonterías! Prometo no volveré a hacer nada que no quieras.- Sonreíste satisfecho ante sus disculpas subiendo tus hombros. Estabas aliviado, pues no querías que sus encuentros terminaran.
    —Vale Kou~ Igual de amigos que siempre ¿Esta bien?- Su sonrisa coqueta te termino por quitar un peso de encima.
    —No tengo problema.-
    — ¿Te veo en la cena?-
    —Ah, me encantaría compartir una cena con todos ustedes…- Reíste y despidiéndote de él, seguiste tu camino a continuar preparando la cena y siguiendo tus labores.
    Todo volvía a tener su curso, y, a pesar de estar agotado, estabas tan aliviado de que las cosas no se te complicasen.

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    Ritsu.

    Después de colocarte el traje, observaste la cama, y aunque te negabas, terminaste recostándote en ella; había sido un viaje agotador, además de que aun estabas atragantado en tus propias emociones que ni tú mismo podías contener.
    —No debería dormir…- Exactamente. No debías cerrar los ojos, pues cuando dormías el tiempo se te pasaba volando y perdías lo valioso del día. Aun así tu mente no hizo caso a tus sentimientos y terminaste cerrando los ojos, quedándote profundamente perdido a los pocos segundos.

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    Cuando despertarte, típicamente te sentiste algo perdido y vacilante. Recordabas donde estabas y porque, pero estabas lo suficientemente atareado como para ni siquiera saber qué hora era, ni cuantas horas habías dormido.
    Volteaste a la ventana abierta, que llevaba una fresca brisa hacia tu cama. Tus ojos se abrieron sorprendidos, despertándote por completo al mirar el oscuro cielo; las palabras de Hiroki se te vinieron a la mente en ese preciso momento, y, aunque sin muchas ganas, terminaste saltando de la cama y saliendo del cuarto.
    El traje aun lo llevabas puesto aunque, por supuesto, ya estaba algo arrugado y tenía el olor de las sabanas impregnado, ignoraste esto y comenzaste a bajar corriendo por las escaleras, agitando tu cabello para ordenarlo.
    —Onodera…- Brincaste sobresaltado. Aquella voz grave era imposible confundirla, estaba claro que no era Hiroki pues la del castaño se oía mucho más jovial y mandona. Esta sin embargo te calaba hasta los huesos y te hacia estremecer de solo mirar al propietario de esta. — ¿Ese era tu nombre, verdad?- Resignado asentiste, y volteaste a chocar miradas; no podías huir del dueño de la casa para siempre y eso lo sabias.
    —Onodera Ritsu, a su servicio señor.- Esa era la segunda vez que mirabas aquellos ojos avellana y te apenaba reconocer que por unos momentos te atontaron por lo bellos que eran. Esta era tu jefe y debías tenerle respeto si no querías salir de su casa perjudicando tus causas, por ello hiciste una leve reverencia, intentando hacer lo que debió salirte desde esta mañana—Lamento el bochornoso momento que tuvo que pasar por mi culpa el día de hoy, yo trabajo para usted así que no tendrá más problemas por mi parte.- No querías admitirlo pero te habías puesto nervioso otra vez, tus manos temblaban y habían comenzado a sudar, el estómago comenzó a dolerte y el calor subió hasta tu cabeza, coloreando tus mejillas.
    Mientras más tardaba su respuesta, peor te ponías.
    Sentiste que aquellos segundos sin contestación se hicieron eternos, hasta que una ligera presión.
    —Sí, descuida, todos cometemos errores de vez en cuando. No fue la mejor primera impresión, pero espero que trabajes lo suficientemente duro para borrarla.-
    —Sí, señor.- Otra reverencia, y diste la vuelta para continuar bajando las escaleras.
    —Hey.- Su mano tomo tu brazo y te detuviste, con el corazón latiéndote fuerte. —Ayuda a Hiroki, él no puede con todo ¿sí?- Fue el último cruce de miradas, en el que tu asentiste con las mejillas rojas y el con una ligera sonrisa. —Gracias.- Te soltó y se fue caminando despacio hacia la planta alta. Suponías que él y su hermano cenaban antes que todos ustedes, pues ya era muy tarde.
    Llegaste al punto de encuentro, abriendo tímidamente la puerta de la cocina.
    Los encontraste a todos sentados riendo en la pequeña barra de la cocina, conversando. Se veían agotados pero aun así felices.
    — ¡Ricchan! Ven, ven, siéntate, ahí hay un plato esperando por ti.- Y el estómago te gruño con lo bien que olía.
    —Disfruta.- Hiroki te sonrió y tu asentiste.
    Te sentías cómodo, y todos te trataban con amabilidad, quizá si podías encajar después de todo.
    —Hiro-Chan.- Yukina llamo la atención de Hiroki, este le dirigió la mirada dando a entender que le escuchaba.- ¿Contrataste al servicio de camareros por el evento importante?- El asintió dándole un sorbo a su cuchara.
    —No podemos nosotros solos. Llegaran aquí antes de las tres de la tarde.-
    — ¡Bueno, Hiro! Nunca nos habías ocultado para quien era la fiesta antes, ya dinos quien es, por lo menos.- Ante la interesante mirada de todos, el aludido rodo los ojos.
    — ¿Tanto lo suponían y aun preguntan? Es María.-
    — ¿¡De verdad!?-
    —Así que el día de mañana por fin volverá María-San…-
    Y así siguieron los comentarios a los cuales, tu no entendías.
    —Esto…- Y todos callaron poniendo su atención sobre ti, poniéndote nervioso. — ¿Por qué es tan importante María? Es que nunca había oído hablar de ella…
    Todos te miraron sorprendidos, ¿era tan increíble que no supieras?
    —Pero si es hija de una de las familias más importantes de Japón, Ritsu.- Ann río, burlándose.
    —Quizá a él no le interesaban estos temas.- Sonrió Yoshino comprensivo.
    Hiroki suspiro, dispuesto a acabar con el misterio.
    —María es la prometida de Masamune. El día del cumpleaños número 18 de María ellos retomaran votos.-
    Por poco escupes el bocado de sopa que te habías llevado a la boca. La sorpresa se hizo presente en ti.
    — ¿Takano-Sama, comprometido?- Apenas llegabas y ya tendrías que ser un sirviente en un evento tan grande.


    Fin del capítulo 2.



    Aspectos a aclarar y destacar:

    *Si, Ritsu es una mana chismosa como todos nosotros, ama el chisme, lo ama.
    *También todos los sirvientes, (y Kisa), por eso creo que van a llevarse bien.
    *Estoy mas nerviosa yo por la llegada de María que los del fic, jaja. Espero ella les caiga, en serio.
    *Hiroki NO es una zorra calienta coches(?), debo aclarar. La realidad es que Hiroki permite estos actos porque sigue MUY enamorado de Kou. Sin embargo no puede perdonarle lo del pasado, y su orgullo es tan grande que ni siquiera ha considerado volver a una relacion con él, jaja. Pero como yo estoy comprometida a narrar sus sentimientos por eso se menciona que el ya no tiene ningun sentimiento por él, porque se intenta engañar creyendo que solo es para quitar su estrés.
    *Hablando de lo de arriba, ¿se dieron cuenta que todas las parejas tienen un nombre? por el momento solo hemos presentado estas dos, pero entienden el concepto.(?)
    *No esperen que Ritsu reaccione mal con la llegada de María, él NO esta enamorado de Masamune aún, osea, apenas le ha visto dos veces, y le tiene pavor.(?) Lo único que le gusta de el, son sus ojos.

    Bueno, ya. Gracias por leer, los amo.<3
     
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