El diario de Tenma |Original ✓| KyoTen | ┘Finalizado┌

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  1. »Seiryu Urameshi«
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    Hola! Este es mi primer fic de mi pareja favorito de IE GO! TsurugixTenma, KyouTen o como gusten llamarle~
    El fic esta basado en la película "El Diario de la Princesa II" ¿La conocen o la han visto? Bueno, es mi pelicula favoritaa! con mi Actriz favorita❤ y hace tiempo que eh querido escribir un fic basándome en al película, y también siempre eh querido hacer un fic KyouTen, así que conviné mis dos cosas favoritas y salió esta locura, aunque aclaro, no toda la historia estará escrita al pie de la letra del libro o la película, le cambiaré algunas cosas(Y cosas que me hubiesen gustado que pasarán en la película). En fin, espero les guste~




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    Capítulo 1


    “Hasta ahora, se conocían muy pocos los lugares donde la corona gobernaba, y otros intérpretes de la realeza como los vizcondes condes, condesas, duques, duquesas, ministros, los del parlamento, reyes, reinas, princesas, o como yo, príncipes; pero no usamos trajes o vestidos victorianos, ¡no! Gracias a Dios, y a las épocas modernas, podía vestir con pantalones y camisetas, ropa a mi comodidad, solo cuando eran eventos importantes o algún anuncio para el reino, debía vestir formal y elegante. Mi padre era el rey y por ende, mi madre era la reina, pero fallecieron por una enfermedad que surgió en aquellos años e Inazuma se quedó sin reye por unos dos meses y medio según me contaron, pero como era muy pequeño en aquel entonces, un primo o no sé qué familiar lejano, más cercano a la corona, asumió el trono en lo que yo cumplía la mayoría de edad y me preparaba para debía tendré que subir al trono del reino de Inazuma; al principio la idea me parecía aterrador, y me aterra más el hecho de que hoy ya vallan a llegar mis dieciocho. No es que no quiera gobernar, me asusta el hecho de no ser buen rey, de fallarle a todos, pero aun así, el rey actual dijo de que es mejor que el sucesor deba gobernar será mejor idea para la nación es pura excusa para fugarse con su esposo o “su reina” como le dice y dejarme todo a mí. Y la idea no me asustaría tanto si los del parlamento no pensaran que no soy un candidato muy elegible para reinar, ¡me creen casi tonto y mediocre! Pero les demostraré que…”

    - Tenma, ¿quieres dejar de escribir tu autobiografía e ir a desayunar? Los reyes te están esperando, y ahí muchas cosas que hacer –Exclamo un peli naranja con un ceño fruncido mientras movía el pie impaciente.

    - No es mi autobiografía, son escritos que me ayudan a desahogarme y que nadie más que yo puede leerlos, ni tu Furetsu –Dijo el castaño mientras parecía que escribía a diestra y siniestra. El peli naranja rodo los ojos.

    - Aja, es lo mismo. Si vuelvo en diez minutos, y sigues escribiendo eso, lo tiraré por la ventana, o lo que es peor, lo leeré en el baile real de esta noche –Y se fue cerrando la puerta de un portazo, el castaño “valientemente” aventó un cojín a la puerta después, y suspiro.

    “… Y no muy convencidos los muy sínicos, convirtieron a mi mejor amigo (que es hijo del primer ministro) en mi asesor y “asistente” para poder ver si me podía “ayudar” para “ver si” puedo ser un candidato elegible a rey, ¡ah! y casarme con alguien que no sé si me llevaré bien. Si quiero casarme, y sonara cursi, pero yo quiero casarme con alguien que este enamorado de mí y yo sienta lo mismo, no porque una ley lo diga, pero tristemente así serán las cosas. Creo que esa es una desventaja de ser realeza, a mi parecer. ”

    El castaño cerró su diario y le puso su seguro, la llave la tenía segura en su cuello en su fino collar que tenía un dije de un rayo, que con acoplarlo con la cerradura se abría. Se levantó y lo guardo en un estante, después se pasó hacia un pequeño mini-castillo, donde recién despertaba su mascota.

    - Buenos días Sasuke, es hora de ir a desayunar –Le dijo mientras acariciaba la cabeza del perro, quien bostezaba.

    - Wafth –Le “respondió” el perro, mientras se levantaba con pereza.

    - Apúrate, o vendrá Furetsu y tirara todo.

    Y después de una risa, salió de su habitación para dirigirse al gran comedor para desayunar con los reyes. Una vez llegando, bostezo y perezoso como su mascota, se sentía cansado, su amigo le había hecho estudiar un capitulo completo de cómo manejar los fondos y cómo usarlos de un libro hecho por un antiguo ministro del parlamento y termino durmiéndose en la madrugada. Dirigió a la mesa para sentarse en la silla a lado del rey, quien lo miro con una radiante sonrisa.

    - ¡Buenos días, Tenma! –Dijo un castaño mayor, que comía un plato de frutas dulces con crema y un jugo natural de naranja, casi recién exprimido.

    - Buenos días, Tenma –Saludó otro mayor de cabellos azules claros, que comía lo mismo que su pareja.

    - Buenos días –Respondió le castaño menor con una leve sonrisa.

    - Valla, hasta que bajas –Comentó el peli naranja, que traía el desayuno del príncipe: unos hot cakes con miel y mantequilla, con frutilla a un lado acompañado de un vaso de leche fresca.

    - Buenos días Furetsu, amanecí muy bien, gracias –Dijo con sarcasmo, haciendo que el de ojos exóticos rodara los ojos- Mejor deja de quejarte y ayúdame con esto.

    Y sin más, los presentes se dispusieron a disfrutar la primera comida del día.

    - Furetsu, iremos a jugar futbol, ¿verdad? –Susurró Tenma a su amigo.

    - Déjame ver… -Respondió el peli naranja mientras veía la agenda de su amigo príncipe- Valla, hasta parece que tienes suerte, tienes libre hasta las cinco de la tarde, podemos ir –Sonrió Furetsu a su amigo, quien de la emoción lo abrazo, eran muy pocas las veces que tenía horas libres, como en una escuela.

    - ¡Genial!

    - ¿Qué es genial? –Preguntó el rey animadamente.

    - Endou, no te metas en sus cosas… -Reprocho el peli azul.

    - Ah, Ichi-chan, no hay nada de malo, solo quiero saber.

    - Pues, nosotros…

    - ¡iremos a jugar futbol! –Interrumpió el castaño menor, haciendo reír a los reyes por su energía a tan temprana hora, para él.

    - Entonces si es genial. ¿Puedo acompañarlos?

    - S-su alteza, ¿seguro qué…?

    - Furetsu, ya te dije que no me digas así. Y si, más que seguro –Respondió con decisión el rey, haciendo sonreír ampliamente a los menores.

    - ¡Entonces va…!

    - Su majestad, buenos días –Una voz interrumpió la plática entrando al comedor, con un aire serio.

    - ¿Qué pasa, Kidou? –Pregunto Endou extrañado, era rara la vez que se presentaba su asesor a esa hora.

    - Los del parlamento quieren que se reúna con ellos para una audiencia dentro de media hora –Dijo el oji-rojo.

    - Ya veo… Lo siento chicos, otro día los acompañare. Vamos, Ichi.

    Los reyes se levantaron abandonando el comedor, dejando pensando al castaño. Era muy rara la vez que él y el rey tenían un día juntos por más que el tratara; siempre estaba con los del parlamento o en audiencias del pueblo, se veía agotador, pero el rey decía que lo hacía por gusto a su nación, y que el debería pensar así, y solo pensar eso le saco un suspiro.

    - Entonces, así de ocupado estaré yo… -Se dejó caer en la mesa, su amigo al verlo también suspiro y acaricio sus cabellos.

    - Tranquilo, Tenma. Por ahora vallamos a buscar un balón y juguemos por ahí.

    Eso hizo que los ánimos del castaño y se levantaron para irse a cambiar y relajarse un poco jugando futbol.
    Pasaron casi toda la tarde jugando en el jardín del castillo, sino fuera por el jardinero que se encontraba regando los rosales, no hubieran alcanzado a arreglarse para la fiesta, y se vería mal para los invitados que el anfitrión llegara después de ellos.
    El príncipe estaba en el estudio del rey, jugando con sus largos guantes, ya había participado antes en bailes reales y eventos parecidos, pero hoy sería más importante; sería en honor a la anunciación de la coronación de Tenma para ser Rey, y eso lo ponía nervioso.

    - ¿Quieres dejar esos guantes por la paz? La reina Ichirouta no gastó su tiempo con el sastre en vano buscándote una corbata para hoy.

    - ¡Es que estoy nervioso! Como tú no tendrás que convivir ni serás rey.

    - Futuramente. Pero igual, relájate ya, o te golpeare.

    - Aja, y luego tú.

    Y después de una risa, Furetsu analizo que el traje del príncipe estuviese bien; era un traje de color azul marino de finas telas y toques azul turquesa en los bordes de los puños del saco y los bolsillos del mismo, junto con unos guantes blancos, y por supuesto, su corona de príncipe.

    - ¡Te vez muy bien! Sin duda esa media hora de hace un día sirvió de algo.

    - Quiero mi pijama…

    - Ya, ya. No seas llorón y prepárate, que ya anunciaran tu salida.

    Tenma coló su mirada por una ventanilla; el salón estaba ambientado con música clásica de vals y repleto de duques, vizcondes, los del parlamento, príncipes y reyes de distintas regiones, y todos ellos presenciarían el anuncio del Rey cuando llegara al lugar. Eso le hizo tragar saliva.
    Pasaron unos minutos y los reyes aparecieron por la entrada del pasillo del salón, presentándose ante los invitados.

    - Buenas noches todas. Es un placer para mí y mi reina contar con su presencia en baile de esta noche, en honor al cumpleaños y futura coronación del príncipe Tenma, y brindemos por ello –Exclamo Endou quien vestía un elegante traje, junto a su esposo, que también llevaba un elegante vestido de noche. El rey hizo una señal a un sirviente, quien se posó en el costado de las escaleras del salón donde saldría el príncipe.

    - Ante ustedes; su alteza, Matsukaze Tenma, príncipe de Inazuma.

    Y con un empujón y una ronda de aplausos, el castaño se dejó ver por la puerta; miraba a todos con una sonrisa nerviosa y saludaba con la mano. Cuando terminaron los aplausos, todos se quedaron mirando al príncipe, esperando a que dijese algo.
    Furetsu le dio un leve codazo, y al ver que ni así reaccionaba, se aclaró la garganta en señal de que dijera lo que habían practicado por tres horas días anteriores.


    - A-ah. E-es un v-verdadero ho-honor tenerlos a todos aquí… e-en celebración de mi cumpleaños n-número dieciocho y futura coronación. E-espero la pasen bien.

    Y dicho esa simple frase, el baile comenzó, haciendo que el oji azul soltara un largo y pesado suspiro mientras bajaba las escaleras, hubiera ido al estudio de nuevo pero se lo impidieron.

    - Tenma, compórtate, pareces de trece y no de dieciocho –Susurro el peli naranja que veía su agenda digital y escribía unas cosas.

    - Estoy nervioso, no es mi culpa… -Devolvió el susurro el castaño.

    - Ah, deja de quejarte. Ahora debes bailar con algunos invitados.

    - ¿Q-qué?

    - Es tradición.

    - P-Pero Furetsu yo no…

    - Su alteza, ¿me permitiría esta pieza? –Se acercó un joven, quien se reverencio con la mano al aire, esperando la mano del príncipe.

    - Ah… Claro.

    Y así transcurrió el baile; no sabía con cuantos príncipes y vizcondes había bailado o cuantos lo habían pisado, ni con cuantos ministros y condes había hablado. Tenía hambre, picar aperitivos y postres y no comer en casi toda la carde, no llenaban su pobre estomago que le pedía a gritos comida. Diviso su pastel, estaba aún sin cortar, se debatía entre ir a picar un poco para “calmar” un poco su hambre o aguantarse hasta que las campanillas anunciado, pero el hambre y un pensamiento de “Es mi fiesta, mi pastel” fue más fuerte, y se acercó, corto un pequeño pedazo de un lado que no estuviera tan visible a los ojos de los invitados, y comenzó a comer. Pero unas voces atrás de él lo hicieron casi atragantarse.
    - El rey dijo que es hora de cortar el pastel.

    - Entonces iré por los platos y cubiertos en lo que lo comienzas a partir.

    Y casi como fugitivo, se fue medio corriendo de la mesa del pastel, cerciorándose de que nadie lo haya visto, pero por ir viendo atrás, chocó con alguien, pisándolo accidentalmente.

    - ¡Ah!

    - ¡L-lo siento! No vi por donde iba, en verdad lo siento, ¿Esta bien…?

    Al levantar la vista, vio a un apuesto joven de cabellos azul marino y unos ojos ámbares que lo miraban acompañada de una pequeña sonrisa. El joven se pasó la mano por su cabello, peinándolo un poco, haciendo sonrojar algo al castaño al pensar que se veía muy guapo haciendo eso.

    - Descuide, su alteza. Bien lo dijo, iba distraído.

    - ¿S-seguro? Yo podría, llamar a alguien y que pague los daños o… -La risa de aquel joven le hizo reaccionar, haciendo ver lo que estaba balbuceando, haciéndolo sonrojar más, pero ahora de vergüenza, se estaba quedando como tonto.

    - Le digo que no es nada. Pero, si así lo quiere, puede recompensarlo.

    - ¿C-cómo?

    - ¿Me concede esta pieza? –Dijo el de ojos ambarinos, reverenciándose y extendiendo su mano hacia el príncipe, que sin dudarlo enseguida el tomo.

    - Me… Me encantaría.

    Se acercaron al centro del salón y comenzaron a bailar; era un vals algo lento a diferencia de los otros, y este joven no lo había pisado en toda la canción, eso se le hacía milagro; hablaban reían hasta que la canción diera su fin, no se habían dado cuenta que ya llevaban dos canciones y media bailando. Sus ojos le parecían muy bonitos, pero todo él era guapo para sus azules ojos, su cabello peinado hacia arriba sin hacerlo ver muy “rebelde” como dirían las condesas de mayor edad, digno de un príncipe. Por un momento su mente llego a pensar que se había enamorado a primera vista, y se reprendió mentalmente “¿Qué estoy pensando? ¡Lo acabas de conocer, Tenma!” y con ese pensamiento, dejo de pensar en ello.

    - Y… -Dijo repentinamente, llamando la atención del peli azul- ¿De qué reino vienes?

    - ¿De qué reino? Je, no soy un príncipe. Soy un vizconde –Respondió con una sonrisa.

    - Oh, y-ya veo… ¿Y…?

    - Disculpe que los interrumpa, vizconde, lo están buscando –Dijo un sirviente real, que se acercó a ellos, el mencionado solo asintió, y el sirviente se fue.

    - Me parece que aquí termina mi turno de bailar con usted –Dijo el peli azul en broma, soltando el príncipe.

    - ¿T-tan pronto?

    - ¿Pronto? Me parece que sido el que más ha bailado con su alteza. En fin, debo retirarme, fue un placer bailar con usted, príncipe.

    - Es-espero volver a verlo… -Dijo el príncipe con una pequeña sonrisa y un adorable color rojo en sus mejillas, haciendo sonreír al vizconde.

    - Y lo será pronto.

    Y dicho esto, se reverencio y se desapareció entre la gente, dejando algo pasmado al oji azul, quien miraba como se alejaba el de la cabellera azul, pero después reacciono al darse cuenta de algo.

    - ¡E-espera, no me dijiste tu nombre! –Grito entre la gente, pero el vizconde ya se había ido.

    Suspiro, chocando nuevamente pero con una bandeja de plata, haciendo que se le callera su tiara, que casualmente alguien alcanzo a atrapar.

    - L-lo siento príncipe –Exclamo un sirviente, apenado.

    - ¡N-no! Fue mi culpa, eh estado distraído toda la fiesta.

    - Cuidado príncipe, si la pierde alguien podría robarla, no conocemos muy bien a quien haya invitado el rey, y que mañas tenga –Dijo una voz, que el dueño de esta sostenía su tiara, colocándola nuevamente en la cabeza del príncipe.

    - Oh, ¡Gracias, Sir Senguuji! Pero, estoy seguro que nadie haría eso…

    - Pero que criatura tan inocente… bueno, nos vemos después, joven príncipe.

    Decidió no darle mucha importancia a lo que le dijo el ministro, ahora su mente no dejaba de pensar en ese vizconde que ahora había atrapado sus pensamientos, definitivamente tenía que saber quién era él.







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    ¿Que les pareció? Espero les haya gustado! Ya tengo el segundo capitulo hecho, solo es cuestión de editarlo y subirlo, pero primero quiero saber su opinión ^_^
    En fin, nos leemos ✌


    Edited by xSeiryu - 30/1/2019, 06:45
     
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  2. kyosukextenma
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    Holisss perdón si no respondí antes estaba en la escuela ... y entonces estuvo genialll me gustó la historia y su primer encuentro fue muy tierno tengo interes ahora además parece que nuestros es muy tierno !!! Kyaaaa espero conty bye by
    kyo x ten
     
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  3. »Seiryu Urameshi«
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    Yay! Me alegra que les haya gustado~ Bueno, paso rápido y con prisas porque tengo clases(?). Aquí la conti:






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    Capítulo 2


    “Han pasado unos cuantos días desde el baile real, todo salió bien a como yo lo imagine, pensé que vomitaría de los nervios. Cuando el rey Endou hacia eventos importantes y bailes, más que nada bailes y algunos sin motivo alguno; solo asistía y me sentaba a comer y nadie notaba mi presencia, eso me parecía bien. Pero ahora, fui el centro de atención, juraría que baile con once príncipes, cuatro condes, y nueve vizcondes, o hasta más.
    Pero de todos ellos, con el que no me sentí en obligación de aceptar ni disgusto, fue con un vizconde de ojos ámbar y cabello azul marino; me pareció realmente guapo y agradable, y lo mejor de todo ¡no me piso ni una vez! Aunque yo sí, pero eso fue accidente, la fiesta me tenía aturdido.
    Ese poco tiempo que hablamos me dijo que le gustaba el futbol, y que si algún día podríamos jugar juntos, obviamente acepte.
    Casi ciento como si me hubiera enamorado a primera vista, pero estaba mal, para un príncipe lo estaba y se veía mal, y si le contaba a Furetsu probablemente me regañaría y me daría un sermón que ni la reina me diría, así que dejare esto por la paz, si es pasajero lo olvidare, tal vez y estoy confundiendo las cosas.”


    - Tenma, ¿ya estás listo? Tienes que ir a una audiencia –Llego Furetsu abriendo la puerta de sorpresa, haciendo que el castaño cerrara su diario de golpe.

    - ¡N-no entres así! pero… Yo no sé cómo dar una audiencia.

    - No te preocupes, por ello, la reina estará esperando en el trono, y te ayudara, porque el Rey estará en con el administrador de fondos.

    El castaño soltó un pesado suspiro, y lo más probable era que le tocaban aún más cosas en el día. Furetsu lo noto y miro la agenda; hoy no tenía un día tan apretado, no era que siempre haya sido así, antes no se encargaba de nada porque el rey aun no tenía la intención de retirarse del trono, y tenía todo el tiempo libre del mundo, tomo aire y se sentó en la orilla de la cama cerca del castaño, acariciándole los cabellos como ya se le había hecho costumbre.

    - Sabes que todo esto solo es para prepárate para que seas un buen rey, ya después que estés en el trono, harás lo que se te venga en gana como siempre, mimado –Bromeó el peli naranja ahora despeinando al castaño, quien empezó a reír- Además, si terminamos todo rápido, podremos ir a patear el balón después de las seis.

    - ¿Lo que resta del día? –Dijo con ilusión el castaño, el peli naranja asintió- ¡Vamos entonces!

    Se levantó como rayo y sin antes guardar su diario, se cambió y se puso ropa presentable para la audiencia según Furetsu, y salieron disparados hacia la sala de audiencias.
    Al llegar, la reina ya lo estaba esperando, sentada en una silla con ropa casual pero daba un toque de elegancia.

    - Tenma, llegas justo a tiempo –Exclamo el peli azul al verlos llegar.

    - Y hubiéramos llegado más temprano si no se hubiese puesto a escribir su biografía –Después de decir eso Furetsu recibió un codazo de parte de Tenma- ¡Ay, es la verdad!

    - ¿Tu autobiografía…? –Pregunto con una sonrisa y curiosidad el peli azul.

    - E-el diario de mi madre… -Respondió apenado el príncipe, casi fulminando con la mirada al peli naranja, que lo veía con cara de “Ups”.

    - ¿De verdad? Me alegra mucho oír eso, no creí que lo llegaras a usar… Pero no te avergüences de ello, también te ayuda a desahogarte y a des estresarte.

    Tenma veía a su amigo con cara de “te lo dije” y este solo rodo los ojos, y después de ello comenzó la audiencia; una fila de ciudadanos se dejó ver, que comenzaban a entrar a la sala.

    - R-reina, ¿qué debo hacer yo?

    - Veras; ellos vienen y nos piden ayuda, y a cambio de ello nos traen ofrendas.

    - ¿Qué clase de ayuda? –Pregunto el peli naranja curioso.

    - Cosas como si podemos ayudarlos con sus estudios o ayudarles a reconstruir sus hogares o locales de venta.

    Y entendiendo esto, inicio con la primera ciudadana; era una muchacha de diecisiete años, no muy alta de cabellos y ojos azules oscuros, tenía una canasta consigo.

    - Preséntate ante la reina y el príncipe –Dijo en un tono amable el asesor de la reina.

    - Sus altezas, soy Sorano Aoi –La reina miro a Tenma, en señal de que empezara primero. Incrédulo, trago saliva y sonrió nervioso.

    - ¿E-en que puedo ayudarte, Aoi? –Dijo en un tono amable, dándole confianza a la chica.

    - Verá, su alteza. Quisiera saber si podrían ayudarme con una beca para continuar con mis estados, ya que no cuento con muchos recursos para ello.

    El castaño se conmovió ante eso y miro a los demás ciudadanos que venían por ayuda; y llego a la conclusión de que ser rey no solo sería gobernar, sino ayudar a su país también, y eso lo motivo.

    - No te preocupes, Aoi. Hablaremos con el consejo estudiantil de Inazuma para que te den esa beca, ¿verdad, Reina Ichirouta? –Dijo con una sonrisa el castaño, haciendo sonreír también al mencionado y a los asesores.

    - Así es. Pasa con Midorikawa para que dejes tus datos y regresa en tres días para que vengas por los resultados, aunque esa beca esta asegurada.

    - ¿D-de verdad? ¡Muchas gracias! En muestra de gratitud, les eh traído esta cosecha de fresas de las más frescas y maduras –Dijo la chica, entregándole la canasta al príncipe, que la aceptó gustoso.

    - Gracias, Aoi.

    La muchacha se reverencio y se retiró sin antes hacer lo que la reina le pidió. Tenma miro la cola de ciudadanos que esperaban recibir ayuda; sería una tarde larga, pero valdría la pena, valdría la pena tomar la corona.
    Después de cuatro horas de audiencia, ya no tenían nada más que hacer, y como su amigo le prometió, les quedo la tarde libre y se fueron a jugar futbol en el jardín.
    Se pasaron jugando hasta que el atardecer llego, hubieran querido quedarse más si no fuera porque los rociadores se encendieron y salieron corriendo hacia el castillo entre risas. Se adentraron en el castillo mientras platicaban sobre cómo habían jugado hoy.

    - ¡Hoy te gané! –Exclamo el príncipe mientras pateaba el balón suavemente.

    - En goles, pero en velocidad te gane yo –Le respondió Furetsu, mientras este se limpiaba un poco de sudor en la frente.

    -… P-pero igual te gane.

    - Nada. Anda, vayamos a que te duches.

    - ¿Por qué? –Preguntó el castaño, ¿tan pronto iba a tener algo que hacer de deberes de príncipe?

    - ¿Cómo que por qué? ¡Pues apestas a sudor, sucio!

    - ¡Tu apestas igual que yo!

    - Oye, Tenma. A pesar de que “ganaste” estabas muy distraído desde ayer en la noche cuando el baile termino, ¿paso algo? O… ¿conociste a alguien?

    El castaño se sonrojo al instante, era cierto, hasta un balonazo en la frente se ganó por solo pensar en una cosa, o más bien persona; el vizconde desconocido del baile, aún seguía pensando en él.

    - Entonces fue alguien, eh –Dijo en tono pícaro el peli naranja- ¿Y quién es? ¿Es un príncipe también? ¿Un duque?

    - N-no lo sé… bueno, solo sé que es un vizconde, pero no sé quién es… -Dijo avergonzado el príncipe.

    - ¿Cómo no vas a saber? Bueno, ¿Cuánto tiempo bailaste con él? –Preguntó haciéndose una idea de que probablemente no duraron ni el minuto bailando, el príncipe parecía que tenía una fila para bailar con el cada minuto.

    - Dos canciones y media… -El peli naranja sintió como una gota gorda resbalaba pos su cabeza.

    - Bailaste dos canciones y media con él, contando que cada vals tiene como diez minutos, ¿no tuviste el tiempo de preguntarle cordialmente cuál era su nombre…? –El castaño negó con la cabeza con una sonrisa nerviosa- Eres un tonto, alteza.

    Y los dos comenzaron a reír. Y por ir riendo, el castaño se pasó un poco con el balón, pateándolo algo fuerte hacia una mesita, que rebotó en la pared, dejando ver una apertura que llamo la atención del príncipe.

    - ¡Tenma, ten cuidado! Puedes romper algo.

    - Sí, sí. Perdón –Dijo vagamente mientras se acercaba a la apertura, que resultó ser una puerta.

    - ¡Ya rompiste la pared!

    - ¡Es una puerta, tonto! Una puerta secreta al parecer –Después de caer en cuenta de lo que dijo, miro cómplice y con una sonrisa a su peli naranja amigo, quien empezaba a retroceder y negaba con la cabeza.

    - Oh no. No Tenma, no vamos a entrar ahí.

    - ¡Por favor! Ni que nos fuera a trasladar a otro mundo.

    - Igual no. El rey podría enojarse o nos quedaríamos encerrados.

    - Furetsu…

    - Que no, y se acabó.

    . . .

    - ¿Cómo es que accedí a esto? –Pensaba Furetsu en voz alta, mientras se adentraba a un pasillo oscuro junto con el príncipe.

    - Porque me quieres y eres el mejor amigo del mundo.

    El lugar era un poco estrecho y algo oscuro, unas pequeñas rejillas dejaban ver unas pequeñas luces que se colaban de ellas.

    - Tenma, salgamos de aquí, no me gusta este lugar, hasta parece mazmorra..

    - Ay Furetsu, no seas…

    - Ya que estamos todos, demos inicio a la audiencia.

    - Adelante.


    - ¿De dónde se escuchó eso? –Dijo el peli naranja mirando a todos lados.

    El castaño vio una pequeña apertura y la levanto, dejando ver a todos los del ministro junto con el rey; de seguro esta habitación daba con el parlamento.

    - El primer turno es del Vizconde Senguuji –Anuncio un ministro pelirrojo, haciendo que el mencionado se pusiera de pie ante el rey el parlamento.

    - Gracias, Sir Kiyama.

    - ¿De qué hablaran? –Susurró el príncipe, por si su voz se llegase a escuchar.

    - No lo sé. Vámonos, Tenma.

    - Shhh, Furetsu –El mencionado rodo los ojos y se quedó viendo con el castaño.

    - El tema del que hoy quiero que hablemos, es sobre el futuro rey. Como es sabido, cada que un heredero a la corona de Inazuma cumple sus dieciocho años, debe asumir su puesto al trono.

    - Muy bien lo ha dicho, ya lo sabemos. El rey ha dicho que está preparando al príncipe Tenma para ello –Exclamo un ministro peli rosa.

    - ¿Y quién dijo que yo hablaba del príncipe Tenma? Sir Tsunami.


    - ¿Cómo? –Exclamaron en un susurro el príncipe junto con su asesor, dejándolos algo confundidos y atónitos, junto con el parlamento.

    - Como lo eh dicho ya. El rey Acrous, que en gloria este, fue el tátara-tátara abuelo de ese joven del quien hablo. Y el, ya tiene sus dieciocho años cumplidos desde hace un año, ahora tiene diecinueve.

    - ¿Qué quiere decir con eso? –Preguntó el rey confundido.

    - Quiero decir, que tiene sangre de la realeza. Que puede ser candidato a ser el heredero al trono de Inazuma. Es decir, mi sobrino, el Vizconde, Lord de Lancelot.

    - Pero el príncipe Tenma ya va a ser coronado. No veo el caso de que haya otro –Exclamo un castaño con los brazos cruzados.

    - Aun no, Sir Fudou. En el reino de Inazuma hay una ley, y parece que se te olvidó, Endou –Exclamo un peli crema, dejando más confundido al rey y a los que estaban detrás de una rejilla- El príncipe Tenma no puede asumir el trono a menos de que se case.

    - Eso ya nos lo habían hecho saber, incluso el príncipe lo sabe –Intervino El consorte del monarca.*

    - Creo que no me ha entendido, majestad. Para que Tenma deba gobernar, debe casarse con alguien para que gobierne junto a él. Ningún príncipe o heredero puede gobernar sin un cónyuge.

    - Por favor, Goenji, estamos en el siglo XXI, esa ley la descartamos desde hace mucho tiempo, incluso antes de que el rey Matsukaze lo hizo en vida.

    - Solo fue de palabra –Contestó el mencionado, dejando murmurando al parlamento.

    - ¡Por favor, señores! No creo que Tenma tenga que casarse, no estamos en épocas victorianas ni nada parecido. Tenma no necesita casarse para ser rey –Defendió el monarca de la banda naranja.


    - Eso es cierto.

    - Pienso lo mismo –Dijeron en un tono inaudible el príncipe y su asesor, escuchando atentos la conversación

    - Te lo repito, Endou. Esa ley sigue escrita, y a menos que todos los del Parlamento estemos de acuerdo con ello, la descartaremos en un documento escrito y firmado por todos nosotros. Pero como no lo estamos, se quedará así. Además, el príncipe Tenma no se ve como buen candidato para la corona del reino.

    - Pero…


    - N-no lo permitas, Endou –Exclamaba el príncipe aun susurrando.

    - Haga algo –Decían como si sus suplicas fueran a ser escuchadas.

    - Entonces lleguemos en un acuerdo –Se metió el primer ministro y asesor del rey- Permítanle al príncipe Tenma tiempo para desposarse con alguien, y de no ser así, que el trono pase a manos de Lord de Lancelot.

    - ¡No! –Dijo en voz alta el castaño, llamando la atención de los del parlamento buscando de dónde provenía ese “no”, pero antes de que dijera algo más, el peli naranja le tapó la boca con una mano. El Parlamento comenzó a hacer murmuras más altos.

    - Treinta días –Calló la sala el peli crema- Si el príncipe no se casa en treinta días la corona será cedida a Lord de Lancelot, ¿estamos de acuerdo todos? –Todo el parlamento asintió, asiendo suspirar al rey, quien asintió después- Pues que así sea, y dejo por visto este tema. Ahora, centrémonos en…

    Y terminado de escuchar esto, el príncipe cerro la rejilla fuertemente sin importar si lo escucharon. Estaba enfadado, ¿Había sentido nervios en vano? ¿Le quitarían su trono solo porque a un vizconde se le pego la gana ser rey así como así? Y lo habría aceptado, si hubiera salido a la luz hace diecisiete años atrás y no ahora. No iba a dejarle el camino fácil, no iba a permitir que le quitara su trono, no ahora que ya empezaba a comprender el significado de ser rey.

    - ¿¡De todos los reinos se le antojo gobernar este!? ¡Quien se cree! ¿¡Y por qué no hiciste nada par impedirlo!? “¡Primo!” –Decía el príncipe mientras rondaba la habitación como león enjaulado, haciendo suspirar por decimoquinta vez a Furetsu.

    - Oye, en primer lugar: no debiste escuchar conversaciones ajenas. Segunda; tristemente Goenji tiene razón, la ley así lo aclama.

    - Ay, ni que a ti te hubieran puesto a la reina Ichirouta de frente para gobernar Inazuma –El rey solo sonrió nervioso y fingió una tos- ¡De todos modos no es mi culpa! Entiendo que tu si tuviste el tiempo de conocer a Ichirouta-san, lo entiendo, pero, ¿Quién garantiza que yo lo tendré? Yo no quiero casarme ya mismo, y menos con alguien que no ame –Dio por último el príncipe mientras se cruzaba de brazos.

    - Es lo más que pude hacer, o más bien fue lo mejor que Kidou pudo hacer –Defendió ahora la reina, quien estaba detrás de la silla de su rey.

    - El rey tiene razón, Tenma. Si no hubiera intervenido, ahora mismo estaríamos coronando a Lord de Lancelot –Dijo el peli naranja, alejando todo lo de valor lejos del castaño.

    - ¡Deja de decir Lord de Lancelot! Ese vizconde de quinta no me quitara mi reino –El príncipe hizo un puchero y se sentó de mala gana en un sillón del estudio del rey.

    - Disculpe que les interrumpa, traigo malas noticias –Llego el asesor del rey, captando la atención de los presentes.

    - ¿Qué sucede, Kidou?

    - Para el reino y para mí, nada malo. Para ustedes, el vizconde Senguuji quiere hacerles una visita, junto con Lord de Lancelot –El príncipe rodo los ojos al oír el ultimo mencionado- Y quieren saber si tienen su aprobación, majestad –Dijo entregando unos papeles al rey.

    - Ah, el muy sínico quiere conocer el palacio que me quiere quitar.

    - ¡Tenma! –Reprimió el peli naranja, el castaño solo bufo.

    - Así que ya se enteró, príncipe. Mis más sinceras disculpas, pero si no intervenía, usted tendría que dejar el castillo, junto con su herencia.

    - ¡Es que es injusto! ¡Dile que no y que se valla al…!

    - ¡Tenma! –Reprimió ahora el rey, suspirando- Dile que venga en dos días, tenemos cosas que hacer y además, me siento algo estresado también. En fin, Tenma, te guste o no los recibiremos, si no aceptamos, es como si estuviéramos aceptando la derrota y dándoles el trono.

    - Pues lo recibirá usted, majestad. Porque yo me niego a ver a ese patán –Y dicho eso, el príncipe se levantó enojado saliendo del estudio, dando pisotones hacia su habitación, haciendo suspirar al rey por la acción del príncipe.

    - Tranquilo, Mamoru. Debes entenderlo un poco, esto fue muy precipitado para el –Reconfortaba el peli azul mientras masajeaba los hombros de su tenso rey.

    - Ya lo sé, pero…

    - No se preocupe rey, ya mañana hablaré con el –Intervino el asesor del príncipe, sonriéndoles a los reyes.

    - Gracias, Furetsu.

    Mientras, en la habitación del castaño quien era acompañado por su mascota. Se encontraba tumbado en la cama boca abajo mientras escribía en el diario que su madre le había dejado, como ya se le estaba haciendo costumbre.

    “Me siento frustrado, toda la motivación que me estaba entrando para ser rey se estaba esfumando, y todo gracias a un Lord o Vizconde, lo que sea que sea ese cretino, que se le ha antojado salir de la nada y decir que quiere ser rey así como así. Admito que si hubiese llegado tiempo antes con gusto se lo entregaba, pero ahora ya no, me eh estado esforzando en prepararme para ser buen rey, me eh desvelando estudiando todo lo que tengo que hacer, como para que todo eso fuese en vano. Pero no lo será, no se quien sea Lord Tsurugi y no quisiera saberlo, pero de hoy en adelante, se ha ganado mi desprecio, incluso mi odio.
    De seguro ha de ser un chiflado que quiere hacer lo que se le venga en gana, egocéntrico, creído y de seguro nada atractivo, si él fuera como el Vizconde de ojos ámbar; amable, educado y atento, le propondría que se desposara conmigo y no pelear por el trono y compartirlo. ¿Pero en que estoy pensando? Esto también me tiene frustrado, no dejo de pensar en ese chico que no tengo ni idea de quién es, pero me gustaría volvérmelo a encontrar, movería tierra y mar si fuese necesario para encontrarlo, pero por ahora, solo debo concentrarme en una cosa, no permitir bajo ningún motivo, que ese patán de Lord Tsurugi, se quede con mi puesto de rey.”


    El castaño cerro el diario, con eso se sentía un poco más desahogado, agradecía que el diario no hablara y no le diera sermones de lo que pensaba. Ya no quiso darle vueltas al asunto y se acomodó en su cama junto con su fiel mascota, se sentía cansado y quería cerró los ojos y dormir, ya no quiso pensar en nada más, y se dispuso a caer en brazos de Morfeo.




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    *El consorte del monarca era/es como se llama al esposo/a del rey, por si las dudas(?)
    Espero les guste, nos leemos ✌
     
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  4. »Seiryu Urameshi«
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    Capítulo 3

    El castaño se encontraba en su habitación, ya había despertado y desayunado, acababa de salir de ducharse, hoy era el día en que el Vizconde Senguuji y su sobrino visitarían, le disgustaba mucho la idea, ni siquiera sabía cómo reaccionaría, pero tampoco se rebajaría.

    “Ya habían pasado los dos días, los cuales se me hicieron que pasaron muy rápido; no quiero ver a la persona que quería quitarle mi título como gobernante, ahora debía poner el doble o triple o todos los esfuerzos posibles para hacerles ver a los del parlamento que yo puedo ser buen rey para Inazuma, además, yo tengo más derecho, yo soy el príncipe, el hijo del pasado rey, no un vizconde que solo porque tiene un abuelo lejano de la realeza, eso no lo hace rey porque, de seguro Lord Senguuji invento todo, aunque se porte educado y amable él siempre ha querido quitar del trono a Endou y a toda mi familia… ¡Claro! ¿Cómo no se me ocurrió antes? Ahora que lo tengo más que claro, no permitiré que por nada del mundo, ese vizconde y el Lord tonto de su sobrino se queden con Inazuma, no lo haré.”

    Y se levantó, guardando el diario bajo su almohada. Ya estaba listo, se puso una ropa casual, no se sentía que ameritaba vestir formal o elegante para una simple e indeseada visita, y ahora solo debía peinarse y bajar a la sala, el día estaba más o menos planeada así; el conde llegaría, haría acto de presencia, darían un recorrido por el palacio, tendrían una “merienda” y se irían. La cosa parecía muy simple, pero en realidad era lo más difícil para el príncipe. Suspiro y salió de su habitación cerrando esta con llave y entonces un comentario del tío de “Lord Patán” como lo había apodad Tenma, apareció en su mente “Cuidado príncipe, no conocemos muy bien a quien haya invitado el rey, y que mañas tengan” “Y tiene razón, no sé qué mañas tengan ellos” y con ese pensamiento, se dirigió a la sala.

    Habían sirvientes que iban y venían, el rey quería que la visita fuera “especial”, y monto muchas cosas; flores, adornos, una mesita con bocadillos, entre otras cosas. El príncipe se encontraba como león enjaulado, cosa que le pareció como déja vu para el rey, y más al verlo refunfuñar.

    - ¡Es que simplemente no! No termino de entender como alguien quiera venir a ser rey nada más porque sí –Decía el príncipe mientras hacía ademanes con las manos- Mejor hubieras dicho que fui con la reina a acompañarlo para dejar el donativo en el orfanato del monasterio.

    - Ya lo sé, Tenma. Pero incluso el parlamento le puso trabas a él; debe casarse también.

    - ¡Eso no me satisface! Es un patán, tonto, egocéntrico, feo, descortés y desagradable.

    - ¿C-conoces a Lord de Lancelot? –Preguntó Endou con confusión. El castaño bufó.

    - … N-no -Eso hizo que el rey sentía como si una gota se le resbalara por la nuca- P-pero, supongo que es así.

    - Ay Tenma…

    - ¡Es que imagínalo! “Tito, quiero ser rey de Inazuma, ¿me puedes dar la corona?” –Exclamo Tenma haciendo una voz chillona, casi como imitando a un niño mimado pidiendo un juguete. Ante eso el rey se rio.

    - Te digo que en eso te entiendo, pero…

    - Majestades, el Vizconde Senguuji y su sobrino Lord de Lancelot están aquí –Anunció el oji rojo del parlamento.

    - Bien, háganlos pasar –Ordeno el rey. El oji rojo se reverencio y salió de la sala- Escucha, Tenma. Yo tampoco estoy de acuerdo con la decisión del parlamento, pero como nunca habían surgido casos así, se les ocurrió recordar esa ley. Así que, si vas a sacarle los ojos a ese Lord, que sea frente a los míos, ¿escuchaste? –El castaño rodo los ojos e hizo su mejor sonrisa posible- Así me gusta.

    - Majestad, Alteza. Ante ustedes, el Vizconde Senguuji y sus sobrinos, los Lord de Lancelot.

    Cuando Tenma escucho los últimos nombrados, levanto la cabeza para ver a quien menos quería, pero al ver de quien se trataba, se quedó boquiabierto; unos ojos ámbares muy conocidos, con una caballera azul muy conocida, se adentraba a la sala con un hombre peli rosa, también acompañado de una sonrisa sínica para su gusto.
    Sintió que la furia recorría sus venas, ¿entonces ese atento, amable y guapo joven que conoció en el baile era quien le quería robar la corona? ¿Estaba coqueteándole por conveniencia? Sintió que el vizconde joven se reía de el con la mirada por su reacción al verlo. Si no fuera por sus principios de príncipe, y que dos miembros reales estaban ahí, se le hubiera tirado encima y le hubiera enterrado en el ojo una de las lanzas de las armaduras de adorno que estaban en la sala.

    - Majestad, alteza, gracias por aceptar la invitación, permítame presentarle a mis sobrinos; Lord de Lancelot, Tsurugi Kyousuke, y su hermano mayor, Tsurugi Yuuichi –Dijo el vizconde peli rosa.

    El mayor de los hermanos se acercó al rey, sonriéndole y estrechando su mano con la de este.

    - Gracias por la invitación, su majestad. Es un verdadero honor estar aquí frente a usted –Exclamo mientras ahora saludaba al príncipe, dejando un beso en su mano. Gesto que a cierto peli naranja ahí presente, le pareció muy agradable para ser hermano de “un patán”.

    - Al… Contrario. Gracias, por venir –Dijo amablemente el príncipe, el hermano no tenía la culpa al parecer del príncipe.

    Ahora el menor de los hermanos fue quien se acercó, mirando de reojo al príncipe y este, al darse cuenta que lo miraba, desvió la vista a otro lado que no fueran esos ojos ámbares.

    - Lord Tsurugi, es un placer conocerlo, y tenerlos aquí –Dijo el rey mientras el vizconde le tendía la mano para estrechar las manos a modo de saludo.

    - No, el placer es todo mío, majestad –El peli azul soltó la mano del rey y la acerco a la del príncipe- Alteza, un placer volver a verle –El rey se confundió ante eso, pero no le dio importancia, y centro su mirada al príncipe, quien tenía la cara volteada.

    - Tenma, saluda al vizconde –Dijo el conde con una de esas sonrisas que daban los padres en señal de que habría un regaño- Tenma. Saluda. A Lord Tsurugi –Ordeno entre dientes sin perder la sonrisa, por dentro estaba que quería jalarle la oreja al príncipe.

    El príncipe miro por fin a los ojos al vizconde, dándole una agradable sonrisa, y acercándose a paso lento hacia el de ojos ambarinos.

    - Lord Tsurugi…

    El peli azul espero a que el castaño correspondiera a su saludo, pero en vez de ello, recibió un fuerte pisotón con todas las fuerzas que un príncipe pueda tener, haciendo reír a Furetsu que hasta ahora permanecía callado, después Kidou lo reprendió con un ligero codazo. Sospechaba por la reacción del príncipe al verlo que no le agrado que el día del baile no le dijera quien era, esperaba enojo de su parte, pero no un pisotón. Tampoco le daría el gusto de verlo retorcerse del dolor como deseaba, así que solo se inclinó apoyándose en las rodillas mientras ahogaba un quejido.

    - Así… Así ha de saludar él…

    El príncipe le saco la lengua infantilmente y se retiró del salón, dejando algo atónitos a los presentes.

    - ¡C-cuanto lo siento! K-Kidou, tráele una silla. Furetsu, ver por hielo por favor –Ordeno el rey al ver al vizconde joven que no podía mantener mucho el equilibrio en un pie.

    - Enseguida

    - Y-yo, ahora regreso. Iré por el príncipe para que se disculpe, ahora regreso…

    El rey salió disparado hacia donde el príncipe se había ido, dejando solos a los vizcondes. Y una vez de cerciorarse de que nadie estuviera ahí y que no los escucharan, acabaron un poco con su “amabilidad y cortesía”.

    - Mocoso… Malcriado… -Dijo entre quejidos el oji ámbar, quien estaba recargado en la pared mientras se sobaba el pie sobre su zapato.

    - Tranquilo, Kyousuke. No pierdas los estribos, el que estaba con él rey es uno de los ministros, y si te comportas, son puntos más para ti, su puesto no le permite mentir lo que ve y el príncipe solo quedo como un mimado.

    - Yo pienso que te lo has ganado, Kyousuke –Dijo el vizconde de ojos marrón, su hermano lo miro mal mientras gruñía- Tú tienes la culpa. Si no hubieras bailado con él, y más sin decirle quien eres no estarías medio cojo.

    - Cállate, hermano. No necesito tus reproches.

    - Concuerdo contigo, Kyousuke. Tú no me tienes muy contento que digamos, Yuuichi –Dijo Senguuji mientras cruzaba los brazos, y veía con desaprobación a su sobrino mayor. Quien solo suspiro.

    - Yo no quiero ser rey de nada, con ser un solo vizconde me basta. No necesito más “poder”.

    - Por pensamientos como esos es que tenemos gobernantes mediocres como el Rey Endou -Solto el peli azul mientras intentaba apoyar el pie en el suelo.

    - Ni yo lo pude haber dicho mejor, Kyousuke –Dijo el mayor de los presentes mientras palmeaba la espalda del más menor suavemente. Después dirigió su mirada a su otro sobrino- ¿Vez? Pero en fin, hiciste bien en renunciar a proclamar la corona –Yuuichi rodo los ojos y el ministro llego con una silla.

    - Tome asiento, Lord Tsurugi, y disculpe las demoras.

    - No se preocupe, ministro –Dijo el peli rosa con una falsa pero no muy notoria sonrisa.

    - Aquí está el hielo –Y por llegar apresuradamente, el peli naranja resbalo casi tirando el hielo, pero el peli azul mayor alcanzo a atraparlo en sus brazos, haciendo sonrojar un poco a Furetsu de vergüenza, y por la cercanía.

    - ¿Estas bien? ¿No te has hecho daño?

    - No creo que este más dañado que el vizcojo, digo, vizconde –Yuuichi rio ante como el peli naranja corrigió su frase y tomo el hielo para dárselo a su hermano- Gracias.

    - No es nada.

    La sonrisa del mayor de los Tsurugi le parecía encantadora para los ojos de Furetsu, podía saber a simple vista que él era muy diferente a sus familiares.
    Por otro lado, en la cocina real, se encontraba el príncipe devorando un bote de helado de chocho chips a diestra y siniestra, se sentía muy enojado, se sentía frustrad, ¿Cómo pudo ser tan ingenuo? Pero bueno, él no tenía la culpa, lo único que hizo fue portarse amable y accesible “Y no preguntar su nombre” pensó lo último. Después pudo escuchar unos pisotones que se aproximaban a la cocina, se escondió debajo de la mesa junto con su bote de helado.

    - ¡Matsukaze Tenma! ¡Sal debajo de la mesa ahora mismo! –Rugió el rey al llegar al lugar, haciendo que el príncipe saliera sin antes llevarse un golpe en la cabeza. El rey sabía que cuando Tenma huía de algo, iba disparado a la mesa- Quieres hacerme el favor de decirme, ¿qué rayos fue eso?

    - ¡Él se lo gano, por mentiroso! –Se defendió el príncipe mientras comía helado. El rey puso cara de intriga por eso- ¿Adivina qué, “primo”? Ya tenía la desdicha de conocer a Lord Patán, ¿pero sabes qué? ¡No lo sabía, y él lo sabía todo!

    - Eso no es motivo para comportarte como niño, ya tienes dieciocho años, Tenma –Dijo el rey mientras se sobaba la sien, el castaño menor noto enseguida que estaba estresando y eran contadas las veces.

    - Pero… Pero Endou, el…

    - ¡Tenma! –Le interrumpo el de la banda naranja- ¿Tienes idea de quién es Senguuji Daigo?

    - ¿Un… Vizconde venenoso? –Respondió el príncipe algo temeroso e incrédulo, eran pocas veces que el rey se ponía serio con él.

    - Exacto, pero eso no es todo. Es uno de los ministros del parlamento. Él puede decirles a los demás ministros sobre esto y dejarte en mal con los del parlamento.

    - ¿¡Y me lo vienes a decir ahora!? –Grito exaltado y preocupado el príncipe, era lo único que le faltaba, se dejó caer en una silla y recostó su cabeza en la mesa. El rey suspiro y se sentó a un lado.

    - Tenma, entiendo que esto te tenga frustrado, incluso yo lo estoy ahora. También estuve en esta posición…

    - No fue lo mismo…

    - Probablemente. Pero yo también sentía mucha presión, el parlamento es quien aprueba quien puede ser monarca y quien no, pero solo lo hacen por el bien del país… además, yo estoy seguro que pueden confiar en ti, serás buen rey, lo sé –Reconfortaba el rey mientras le acariciaba la espalda al castaño, quien sonrió levemente.

    - Tal vez… El estrés me saco de mis casillas…

    - Muy bien, ahora vendrá la parte desagradable; debes disculparte con el Lord de Lancelot –Tenma hizo una mueca como bien dijo el rey, de desagrado. Y después de un suspiro asintió resignado- Bien. Después, sigamos con el “programa” que Kidou preparo, y declarémosle la guerra de que con Inazuma ellos no se van a quedar.

    - Eso me convence, vamos.

    Cuando regresaron, el vizconde ya no estaba tan adolorido de su pie, por lo que lo encontraron ya levantado a lado de su hermano y su tío, pensó que lo miraría con cara de pocos amigos, pero el vizconde tenía una “amable” sonrisa, que el príncipe devolvió.

    - Ya que hemos vuelto. Tenma, ¿hay algo que quieras decirle a Lord Tsurugi?

    Tenma miro atento al peli azul, quien sonreía “triunfal” porque sabía que se aproximaba, pero para el castaño, había ganado la batalla, pero no la guerra.

    - Quiero disculparme, es que… Leí que antes así se saludaba en el antiguo reino victoriano del sur en muestra de gratitud, y quise practicarlo –Respondió “inocente” el príncipe.

    - No se preocupe, alteza.

    - ¿Un saludo muy fuerte, no cree? –Infirió el peli rosa.

    - ¡Bueno! –Intervino el rey antes de que el príncipe dijese algo- Ya que todo está arreglado, empecemos el recorrido por el castillo. Por aquí

    El vizconde y su sobrino mayor se adelantaron por los pasillos junto con el rey dejando a los más jóvenes atrás, el príncipe avanzo para ir al paso del rey, pero antes, se detuvo cerca del vizconde.

    - Pero no me arrepiento por ello –Susurro Tenma al oído del vizconde una vez cerca, refiriéndose a lo acontecido, él otro solo río dejando confundido al príncipe.

    - Se muy bien que lo hiciste a propósito… “Alteza” –El menor de los Tsurugi le respondió de la misma manera, mientras sonreía de lado.

    Y aprovechando la cercanía, el peli azul le beso la mejilla al príncipe para después adelantarse rápidamente hasta los mayores antes de que el príncipe le diera otro pisotón o un golpe, dejando enojado y sonrojado al príncipe.

    - ¿Qué fue lo que…? –Dijo Furetsu, que había llegado para ir por el castaño al no verlo con los demás, justo en el momento en el que el vizconde peli azul le beso la mejilla.

    - ¡E-es un…! –Chilló Tenma mientras cerraba los puños fuertemente hasta dejar rojas sus manos como sus mejillas- ¡Lo voy a…!

    - ¡Espera, Tenma! –El peli naranja tomo el brazo de su amigo al ver que iba a ir corriendo para golpear o hacerle algo al vizconde- Kidou me dijo que el tío de Lord patán es…

    - Uno de los ministros del parlamento –El príncipe termino la frase para después bufar- Eso ya lo se. Ese cretino… Me las va a pagar.

    La tarde paso así; habían recorrido todo el castillo, y para su suerte todo el rato tuvo que pasarlo con Kyousuke, ya que su “mejor amigo” lo había dejado solo por irse a platicar con el hermano menor de Lord de Lancelot, le recordaría esto de por vida. Todo el recorrido el peli azul lo miraba de reojo y una que otra vez daba pequeñas y “disimuladas” risas, lo tenía claro, se estaba burlando de él. Cuando pasaron al jardín, tomaron asiento en una de las mesitas para la merienda; el rey y su asesor con el Vizconde Senguuji, Lord Yuuichi con Furetsu (A petición del peli azul mayor), y Tenma, con Lord Kyousuke.
    Un sirviente llegó con una mesita móvil y bandejas de plata, que tenían pequeños sándwiches, postres y una tetera acompañada de unas tasas de porcelana.

    - Si gustan algo, más llámenme y vendré enseguida –Dijo el sirviente después de preparar todo.

    - Muchas gracias, puedes retirarte.

    Y dicho esto, se reverencio y se marchó. Todos parecían “disfrutar” la famosa hora del té, menos Tenma, claro, quien rezo porque no perdiera la cabeza y no le enterrara el tenedor o la cuchara en el ojo.

    - Disculpará el atrevimiento, pero usted es alguien muy lindo y adorable –El comentario del peli azul hizo sonrojar al príncipe- Para ser tan testarudo.

    - ¿Tú quieres un tenedor en el ojo, verdad? –Dijo el príncipe mientras mordía un sándwich con furia.

    - Es muy amable, pero no –Le respondió con sarcasmo, haciendo que el príncipe rodara los ojos- Solo quiero que nos llevemos bien…

    - Sabes perfectamente que eso no pasara. Ni hoy ni mañana ni nunca. Charlatán mentiroso.

    - Oh, vamos…

    - Muy bien, sobrinos míos, es hora de irnos –Dijo el vizconde Senguuji levantándose de su lugar, al igual que los mencionados.

    - Oh, ¿tan pronto? –Exclamo el rey, pero más bien sonaba a un “al fin”

    - Si, majestad. De seguro usted y el joven príncipe están muy ocupados, y nosotros tenemos que hacer algunas cosas también.

    - Ya veo, es una lástima… Pueden volver cuando gusten –Dijo el príncipe casi sonriendo, pero debía disimular su felicidad.

    - Oh, ¿No le dijeron, alteza? –La cara de Tenma expresaba pura confusión ante eso- Mi sobrino estará aquí en el palacio, el rey lo invito por una pequeña temporada –El príncipe se quedó boquiabierto “Lo que me faltaba” pensó para después mirar con reproche al rey que solo le dijo “Ups” con la mirada, un gesto muy conocido.

    - A-ah, bueno…

    - En fin, nos retiramos. Por ahora Kyousuke regresara con nosotros para ir por su equipaje, hoy fue improvisado.

    - Los acompaño a la puerta –Y los dos mayores se adelantaron hacia adentro del castillo.

    - Fue un verdadero placer conocerte, Furetsu. ¿Sería molestia para el príncipe si vengo yo también? Para verte a ti, claro… -Dijo el mayor de los Tsurugi, haciendo sonrojar al peli naranja.

    - C-claro que no, me encantaría- digo, no le molestaría en absoluto. ¿L-lo acompaño a la puerta, Lord Tsurugi?

    - Yuuichi. Solo Yuuichi, por favor… Y si, vamos –El mayor extendió su brazo al peli naranja, quien lo tomo y se fueron juntos adentro.

    - ¿Tu no me vas a acompañar a la puerta? –El vizconde rio haciendo enojar más al príncipe, si es que se podía.

    - No. No creo te vayas a perder, así que vete solo –Exclamo con sarcasmo el príncipe, mientras se dirigía adentro del palacio, pero el oji ámbar reacciono rápido y lo tomo del brazo, girándolo hacia él, quedando a una corta distancia.

    - Hey, no te pongas así. Después de todo viviré aquí una temporada como dijo mi tío, así me darás el privilegio de conocerte…

    - ¡Ni se te ocurra! –Dijo el príncipe poniendo las manos en el pecho del peli azul, alejándolo al ver que se disponía a besarle la mejilla nuevamente- Suéltame ahora, o te pisaré otra vez –El peli azul volvió a reír.

    - Nos vemos mañana… Tenma.

    Kyousuke soltó Tenma. El príncipe se quedó parado cerciorándose que no estuviera en la entrada del jardín y que nadie más lo observara, después comenzó a patalear y a brincar, haciendo un berrinche.

    - Como te detesto, Tsurugi Kyousuke –Dijo entre dientes el castaño.

    Después de un largo baño, el príncipe se encontraba encerrado en su habitación, acostado en su cama mientras miraba el techo, no tenía ganas ni de ni siquiera tener la televisión encendida o algo que tuviera ambientada la habitación, se sentía molesto, su amigo fue a buscarlo muchas veces pero se negaba a abrir mientras le gritaba “Traidor”.
    Se recostó de lado bruscamente, no encontraba una posición cómoda, después sintió algo bajo la almohada, se levantó y la retiro para ver que era; su diario estaba ahí. Había olvidado que esta vez no lo había guardado, agradeció que estuviese ahí. Lo abrió y comenzó a escribir.

    “Y aquí estoy yo, otra vez refugiándome en hojas de papel y tinta. Hoy ha sido uno de los días más pesados en mi vida. Tener que convivir con la persona que me quiere quitar el trono fue lo más difícil del día. No paraba de verme y de burlarse de mí. Su maldita sonrisa delataba que él sabía todo desde el baile y prefirió guardar silencio. Tal vez si me hubiese dicho quién era y que era lo que sucedía, probablemente no hubiera reaccionado mal e incluso llegaríamos a un acuerdo parlamentario o algo así para estar en paz. ¡Pero no! Prefirió un pisotón que fue lo único bueno del día, se merecía eso y más.

    Sigo sin creer que ese chico amable, atento y guapo que fuera nada más que una máscara de un mentiroso patán; parecía otro aquel día, nada que ver con el que conocí hoy, una verdadera decepción, hubiera preferido no haber sabido quien era. Y lo peor de todo, ¿cómo estuve a punto de fijarme en él? Definitivamente eso que dicen que las apariencias engañan es totalmente cierto. Pero lo que más me da rabia, es que me sentí malditamente bien en ese momento, no quería que se fuera, ahora quiero que desaparezca del planeta, eso me hice pensar. No, eso era lo que pensaba, ¿o no? Ah, ya mejor dejo de pensar.

    Ahora solo me queda darle frente con los del parlamento para convencerlos de que yo puedo dar un mejor gobierno que él, y buscar con quien casarme en cuanto antes… ¿Enamorarme en menos de treinta días? Eso es un verdadero reto, ni un loco podría. Pero, creo que esa idea de casarme con alguien que sienta algo verdadero por mí la debo ir descartando de mis ideales y sueños…”


    El castaño soltó un largo suspiro ya algo relajado y cerro su diario, volviendo a ponerlo bajo la almohada. Se acomodó en la cama para dormir, decidido que mañana buscaría algún buen candidato con quien desposarse.


    En otro lado, en las afueras de la ciudad, en una mansión, se encontraba el propietario leyendo el periódico, mientras uno de sus sobrinos se encontraba jugando a los dardos. Sabía que cuando su sobrino sentía estrés o enojo, era lo que se ponía a hacer.

    - Kyousuke, tranquilo. Nos quedaremos con ese reino, ya lo veras –Le dijo el peli rosa sin despegar la vista de su lectura.

    - ¿Si sabes que si encuentra prometido primero que yo los del parlamento van a darle una oportunidad para la corona y yo quedo fuera? ¿Si lo sabes, tío? –Dijo mientras lanzaba un dardo cerca del blanco.

    - De antemano. Pero te lo repito; no te preocupes. Te prometí la corona, y la tendrás. Además, Tenma es el típico príncipe ilusionado que vive de cuentos de hadas, no va a casarse sin antes conocer y querer a alguien. Así que deja de causarme preocupaciones innecesarias, y déjamelo todo a mí.

    - ¿Y qué me dices de Yuuichi? Sabes que no está de acuerdo con esto, y si escucha algo de ti que pueda perjudicar al principio, se lo hará saber al rey o a su asesor, con eso de que ya se hizo muy amigo de él… -El peli azul volvió a tirar un dardo, casi dándole al blanco.

    - Simple, Kyousuke. No le diremos nada, y todo quedara entre nosotros dos –Senguuji se levantó dejando su periódico a un lado, tomando un dardo- Vamos a conseguir el poder de todo Inazuma de cualquier manera posible. Cueste… Lo que cueste –El hombre de cabello rosa lanzó el dardo, dando en el blanco- Justo en el blanco.

    - Digno de ti, tío.

    Lo que ellos no habían notado, era que el peli azul de ojos marrones estaba recargado a lado del marco de la puerta, escondido y en silencio escuchando la conversación de sus familiares.

    - Yo sé que no quieres hacer esto, Kyousuke…

    Después de susurrar eso, el peli azul mayor se fue sin hacer ruido hacia su habitación. No le importaba que su tío lo hiciera menos o lo descartara en sus planes, lo que le importaba, era que su hermano no se equivocara y no se dejara llevar por las ambiciones de su tío e hiciera algo de lo que se arrepintiera más tarde.









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    Ah, me gustaría tener el poder o la habilidad de escribir todas las ideas que pienso sin necesidad de usar mis manos(?). Ah, raro, lo se, no me hagan mucho caso.
    Nos leemos ✌
     
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  5. kyosukextenma
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    Waaa te entiendo sabes yo también tengo las misma situaciones y pensamientos! Jajjaj seria mucho mejor así sin escribir ajajja bueeenooo la conty fue wow muchas cosas pasaron fue muy buena me diste gana de ver la película pero me con tendré y terminaré de leer esto ajajaja esta rebuena me gusta tsurugi y tenma ... ajajaja hacen muy buena pareja y sobre todo me imagino lo que sucederá en el castillo ajajaja
     
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  6. »Seiryu Urameshi«
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    Hola! Disculpen la demora, me tomo un poco pensar este capitulo, no sé porque... En fin, lo que importa, el capitulo~:




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    Capítulo 4


    “Hoy debo empezar a buscar candidatos con quienes casarme para poder cumplir con esa estúpida ley del estúpido parlamento. Me siento mal, esto es demasiado, demasiado pronto para mí. Ok, supongamos que tengo el candidato perfecto, con títulos y grandes cualidades, guapo y atento, pero, ¿Y si no me llevo con él? ¿Y si hay diferencias entre nosotros? ¿Y si no coincidimos en nada? Muchas preguntas así se formulaban en mi mente, pero la más importante de todas; ¿Y si nunca lo llegó a amar? Eso sería muy frustrante y deprimente. ¿De qué serviría un rey amargado y depresivo? No complementaria las expectativas que mi madre llegaba a esperar de mí, y eso me deprimía más, si tan solo esa ley tuviese una forma de eliminarse, solo sería un milagro…

    Ahora, el vizconde que me vino a arruinar la vida se quedara una temporada en el palacio el muy sínico. Si él no hubiera aparecido, yo al menos tuviera un año, once meses más para poder ver si llegaba a encontrar a alguien para desposarse conmigo con amor, pero no, tenía que aparecer.

    Pero admito que él despierta curiosidad en mí. Es decir, me esperaba lo que mi mente piensa de él: un tipo grosero, sin clase y arrogante, pero se portó todo lo contrario; si fue educado, todo el tiempo mantuvo un lenguaje cortes y respetuoso hacia mí. No fue grosero, bueno, se estaba burlando de mí una que otra vez, pero no lo hizo directamente. Y pensé que sería el típico cretino que se cree que piensa que todos lo desean, nada de eso, ¡Y eso me enoja! Que sea… malditamente perfecto. Pero no en perfecto de que me parezca un ejemplo de buen candidato, ¡No! Ah, ya no se ni lo que estoy pensando. Ah, si sigo pensando de más terminaré en un cuarto blanco y amarrado, y el en mi trono.”


    Alguien tocando la puerta hizo que cerrar su diario y lo pusiera bajo su almohada, y se arregló un poco el cabello para estar algo presentable.

    - Adelante –Dicho esto la puerta se abrió, dejando ver a su amigo con una mesita en sus manos con su desayuno.

    - Buenos días, “principito” –Saludo mientras se acercaba a la cama, dejando la mesita sobre las piernas del príncipe.

    - Buenos días. No te hubieras molestado, ya iba a bajar… -Sonrío Tenma. A pesar de que a veces se la pasaba regañándolo o reprochándolo, siempre se preocupaba por él, lo quería como un hermano.

    - Bueno, los reyes desayunaron más temprano, igual, tú te despertaste tarde –El príncipe sonrío algo avergonzado- El rey Endou se fue con mi padre y otros del parlamento –El castaño solo asintió, pero después recordó rápidamente que Furetsu era hijo del primer ministro, cayendo en cuenta de algo, el peli naranja se dio cuenta de lo que pensaba y suspiro- Yo le pregunte a mi padre que si podía hacer algo con esa ley, dijo que no. Goenji es el ministro supremo, superior a todos, y todos concuerdan con él… -Eso mato las pequeñas ilusiones del príncipe, y mordió un pastelillo.

    - ¿Y qué vamos a hacer hoy? –Pregunto el príncipe cambiando el tema, el peli naranja miro su agenda.

    - Pues… -Alguien tocando la puerta no lo dejo terminar, por lo que se miraron confundidos. Era raro que alguien que no fuese Furetsu lo buscara a esas horas de la mañana, o más bien medio día.

    - Adelante.

    - Buenos días, príncipe, Furetsu –Entró un alegre peli verde a la habitación, extrañándolos aún más al ver que era el asesor de la reina- La reina quiere verlos cuando el príncipe termine de desayunar. Los esperara en la sala de entretenimiento –Así como entro se fue, dejando más confundidos a los dos jóvenes en la habitación.

    - Bueno… Pues ya sabemos qué haremos hoy –Los dos se rieron ante ello- Es extraño, pero en fin. Anda, termina.

    - Oye, no soy tiburón para devorar todo de un mordisco.

    - No, pero parecer pollito picando migaja por migaja –Y volvieron a reírse.

    Después de que el príncipe termino de desayunar, fue a darse un baño. Furetsu le dijo que iría a dejar la mesita a la cocina y que se adelantaría y lo esperaría ahí junto a la reina. Después de terminar de arreglarse, se dirigió junto con su mascota que caminaba a su lado perezosamente.

    - Eres un flojo, Sasuke. Si tuviera tiempo te sacaría a pasear todos los días. Suertudo.

    - ¡Wafth!

    Cuando iba bajando las escaleras, alzo la mirada y no le gusto lo que vio; Lord Tsurugi había llegado, y para quedarse para la buena o mala suerte del príncipe.

    - Así que ya llego Lord Patán –Susurro el príncipe a mitad de escalera, pensando que el vizconde no lo había escuchado, pero si lo hizo, más no se molestó, al contrario, se río.

    - Buenos días, alteza. ¿Usted amanse así de radiante todos los días? –El peli azul le extendió la mano para ayudar al príncipe a bajar los últimos escalones, pero este le aparto la mano de un manotazo.

    - Te advierto una cosa; no quiero verte cerca de mí. Así que si me vez primero que yo a ti, date la vuelta o metete a un cuarto. ¿Me entendiste? -Le respondió el castaño pasándole de lado para seguir con su camino.

    - ¿Ahora nos hablamos de tú? Eso es un gran paso.

    - ¡Desaparece ya! Y del castillo si se puede.

    - Tú y yo sabemos que no quieres que lo haga –El castaño paro de golpe, girándose hacia el peli azul

    - ¿Por qué no te vas al…?

    - ¡Tenma! –Llego su asesor interrumpiendo la frase del príncipe- Tenma, la reina te esta… Ah, ya llegaste –Exclamo con desagrado el peli naranja al ver al vizconde, este sonrió de lado.

    - ¿Te decepciona que mi hermano no haya venido conmigo? –Respondió Tsurugi, haciendo sonrojar al hijo del primer ministro.

    - Eres un…

    - ¡Furetsu, vámonos! No vale la pena discutir ni estar aquí –Tenma interrumpió ahora a su amigo.

    Y antes de irse con él le dirigió una mirada fulminante al peli azul, a lo que este solo le guiño mientras le sonreía coquetamente, Tenma se sonrojo ante eso y antes de que le terminara arrojando un jarrón que tenía cerca, Furetsu se lo llevo arrastrando, mientras escuchaban la fuerte risa que soltó el vizconde.

    - Voy a venir matándolo un día de estos… -Refunfuñaba el príncipe mientras caminaba a pisotones hacia la sala de entretenimiento con Furetsu.

    - Créeme que ganas no nos faltan. Pero si lo haces, te olvidas de ser rey, mi padre perderá su puesto en el parlamento, y yo iré a la mazmorra contigo por complicidad –Le respondió su amigo intentando calmarlo- Tranquilízate ya, no quiero que la reina te vea así.

    - Si, mamá –Respondió alargando la frase, su amigo le dio un ligero golpe y empezaron a reír.

    Cuando llegaron, fueron recibidos con una bolsa de palomitas de maíz sabor caramelo como le gustaban al príncipe, las luces estaban algo tenues y la gran pantalla HD estaba encendida, el ambiente los dejo algo confundidos.

    - ¿Qué es todo esto, majestad? –Pregunto Furetsu mirando todo, como si fuese la primera vez que entraba ahí.

    - Que bueno que llegan, iba a ir a buscarlos. Siéntense –Les respondió el peli azul quien estaba con su asesor y jefe de la seguridad real, (también mejor amigo) tenían palomitas.

    - Ya, en serio. ¿Qué es todo esto? –El peli azul sonrió cómplice con su amigo, quien hablo primero.

    - Debes casarte en menos de un mes, ¿verdad? –Pregunto Midorikawa en un tono juguetón, Tenma asintió.

    - Se perfectamente que Mamoru te pondrá cualquier príncipe o duque que vea primero, y no quieres eso, ¿verdad? –Tenma volvió a asentir, entendiendo un poco a donde quería llegar- En pocas palabras.

    - ¡Vamos a ayudarte a buscar alguien “elegible”! –Dijo energético el peli verde, haciendo reír a los presentes.

    - Eso es una excelente idea, majestad –Exclamo Furetsu mientras se sentaba en uno de los sillones.

    - ¿De verdad harías eso por mí? –Preguntó incrédulo el príncipe, el peli azul asintió.

    - Eres como el hermano menor que Endou y yo no tenemos. He incluso te queremos como un hijo –El príncipe sonrió ante eso y abrazo al peli azul.

    - ¡Gracias!

    - No es nada, Tenma. Entonces, empecemos.

    Encendieron la pantalla que estaba conectado a una computadora portátil, donde veian algo parecido a una presentación con muchos jóvenes y algo de información. La tarde transcurrió tranquila; habían estado viendo diferentes jóvenes pertenecientes a la realeza o nobleza, reían por lo que comentaba de cada que veían uno. Si uno era mayor de cuarenta en lugar de esposo podría ser el abuelo de Tenma, si era menor de dieciséis podría a ser su hermano, y muchos comentarios parecidos. Pero hasta ahora, no encontraban ninguno que a Tenma o a la reina le parecieran bien.

    - ¡Oh! Mira, ese duque se ve bien para ti –Exclamo Furetsu apuntando la pantalla, donde proyectaba a un joven de la misma edad de Tenma; sus cabellos eran de un color naranja vivo y tenía unos ojos azules reflejaban una fina mirada.

    - Duque Amemiya Taiyou; tiene dieciocho años cumplidos hace tres meses, graduado en la real academia de Arakumo, habla tres idiomas, ganador de tres medallas de oro en natación –Dijo entusiasmado el peli verde.

    Furetsu miraba entusiasmado también al joven, era muy buena elección para su amigo casi hermano, pero no lo veía muy convencido.

    - Podría… Ser buen candidato.

    - Pero Midorikawa, él ya está comprometido con el conde Hinano –Dijo la reina desilusionando al peli naranja y al peli verde.

    - ¿Y-y por qué lo añadió a la lista entonces? –Pregunto el príncipe con confusión.

    - Ay, es que es un muchacho muy agradable y atento –Todos rierón ante la respuesta.

    - Bueno, enviémosle invitaciones para todos nuestros eventos próximos.

    - ¡Acordado!

    - Pero hablando ya seriamente –Infirió Ichirouta captando la atención de todos- Ya son como las cuatro de la tarde y no encontramos a nadie para Tenma.

    - Es que es verdaderamente difícil encontrar a alguien en menos de un día y comprometerte –Añadió el jefe de la seguridad real.

    - Y más difícil enamorarte en menos de un mes… -Dijo Furetsu haciendo suspirar a todos.

    - Es que debe ser alguien con títulos, buenas expectativas, talentos, cualidades…

    - ¿Cómo el…? –Interrumpió Tenma mientras veía la foto de un joven de cabellos castaños cenizos algo ondulados largos hasta los hombros, ojos color café. Tenía un porte elegante.

    - Oh… El conde Shindou Takuto del reino de Raimon; tiene dieciocho años desde el año pasado, en dos meses y medio cumplirá diecinueve. Graduado en la Real Academia Superior de Raimon y con una maestría, habla cinco idiomas, sabe tocar el piano y muy bien, incluso se ha presentado en el gran auditorio de Inglaterra y también sabe esgrima y… Parece que sus padres están interesados en que se comprometa con alguien –Todos miraron atentos a cualquier movimiento de Tenma, quien seguía mirando la foto.

    - Pues… El… Podría… Estar bien –Respondió, haciendo que todos suspiraran, de que esta vez no se negara.

    - ¿Estás seguro, Tenma? –Pregunto Furetsu, el castaño asintió.

    - Muy bien. Entonces contactemos a los padres del conde para arreglar el compromiso y saber si pueden venir en una semana, Midorikawa, Furetsu, acompáñenme por favor. Puedes ir a descansar, Tenma. Se supone que debí haberte enseñado a como dirigirte en una asamblea, pero la dejamos para mañana.

    - Esta bien…

    Salieron de la sala sin antes apagar todo, después de llegar a la recepción se separaron, y una vez solo, Tenma se sentó en los escalones. No quería casarse, o más bien si, pero no quería hacerlo con alguien que no amara o conociera, el conde no tenía la culpa, ni siquiera sabía lo que le esperaba.

    - Con su permiso, alteza –Una voz lo saco de sus pensamientos, girándose para ver de quien provenía. Lord de Tsurugi.

    - No estoy con humor para aguantarte –Respondió simplemente para después levantarse de las escaleras y dejar pasar al vizconde.

    - Y yo llevo prisa –Respondió igual, arreglándose su saco.

    - ¿Saldrás…? ¿A dónde…? –Pregunto el castaño pareciendo desinteresado, el vizconde sonrió- N-no lo digo porque me importe, lo digo porque no puedes llegar tan tarde, las puertas del palacio se cierran y no podrás entrar hasta mañana a primera hora –El peli azul rio.

    - No te preocupes, será casi de entrada por salida, regresare pronto –Se acercó al príncipe lentamente mientras lo acorralaba contra la pared que estaban por las escaleras- ¿Por qué la intriga, Alteza?

    - Y-ya te dije, y-y aléjate –El príncipe desvío la mirada algo sonrojado. Quería empujarlo, pero no entendía porque no lo hacía.

    - Tus ojos dicen todo lo contrario…

    El peli azul se acercó más, hacia la mejilla del príncipe, dejando un suave beso en la mejilla de este, cerca de sus labios. Tenma no quería admitirlo, pero se había perdido en ese pequeño roce, debió empujarlo, pero seguía sin entender porque su cuerpo no lo obedecía. Tsurugi se separó sin antes susurrarle:

    - Buenas noches, Tenma… -Eso hizo estremecer al mencionado, el peli azul se dio cuenta de ello y sonrío de lado. Y dicho esto Tsurugi se alejó de Tenma, dejándolo atónito.

    Tenma no lograba comprender muy bien lo que acababa de pasar, pero antes de analizar bien las cosas, reacciono, no iba a quedarse con los brazos cruzados, así que se quitó uno de sus zapatos, y lo aventó dándole de lleno en la nuca del peli azul.

    - ¡Ah! –Se quejó el peli azul, después se giró hacia el príncipe mientras se sobaba la nuca- ¿Así tratas a todos? ¿Les das pisotones de saludo y zapatazos de despedida?

    - Solo cuando se lo buscan, digo-, ¡V-vuelve a hacer eso y esta vez será un jarrón! –Amenazo el castaño mientras le apuntaba con su otro zapato en la mano, ya se lo había quitado.

    - Sé que quieres volver a sentir “cosquillas”.

    - ¡Lárgate ya! –Y le aventó el zapato. Pero esta vez el vizconde reaccionó, y antes de que otro zapato golpeara su cabeza, salió lo más rápido que pudo, dejándose escuchar un estruendoso ruido del zapato chocar con la puerta del otro lado.

    El príncipe gruño y volvió a hacer lo mismo que aquella vez en el jardín; empezó a brincar y patalear la puerta con desesperación mientras refunfuñaba y gruñía.

    - ¡En serio que realmente te odio, Tsurugi Kyousuke!

    Y sin importarle si alguien escucho su gran grito, se subió hasta su habitación. Sentía muchas cosas; enojo, confusión, y un cosquilleo en su estómago, entre otras más. Al llegar a su habitación, se tumbó en uno de sus grandes sillones.
    Tenía muy poco de conocer al vizconde, pero aun así no entendía su actitud hacia él; primero lo molestaba con su sarcasmo, ¿Y después le besaba la mejilla? ¿Qué era eso? De pensarlo gruño.

    - Es un… Cretino, tonto, como lo…

    - Wufth –Un ladrido medio reprimido interrumpió su ronda de insultos hacia Tsurugi, encontrados con su perro, que traía su diario en el hocico- ¿Tanto se nota mi frustración?

    El perro volvió a ladrar mientras movía la cola. Tenma rio y le quito el diario del hocico, para después, con su otra mano empezar a acariciar la cabeza de su mascota.

    - Gracias, Sasuke. Aunque seas un perro, te das cuenta de lo que me pasa enseguida al igual que Furetsu… Ven –Palmeo el sillón en señal para que el perro se subiera, que no dudo ni un segundo en hacerlo- ¿Sabes? Esta semana ha sido muy pesada; primero el baile, después no puedo reinar para casarme, tuve que ir a muchas audiencias y clases para gobernar, después me entero que el joven con el que baile en el baile era quien me quería quitar la corona, me molesta y me besa, ¿tu entiendes eso? –Sasuke soltó un quejido mientras se escondía bajo sus patas, como si sintiese pena por su amo- Lo sé, muy agotador. Ese tipo me confunde… Pero no voy a seguir pensando en eso, tengo que concentrarme en cómo voy a reaccionar ante el conde Shindou… -Sasuke ladeo la cabeza, o no sabía de qué le hablaba su amo, o lo último hasta a él lo sorprendió- Ah, ¿No te has enterado? Me voy a comprometer con un duque, y no, no sé quién es. Solo eh visto su foto… -Tenma bajo la mirada, ante eso su mascota se acercó y le lamio la mejilla, justo donde Tsurugi le había besado- Gracias, Sasuke… Pero en verdad, gracias. Lord Patán me beso ahí, al menos te quedaste con sus gérmenes, pobre de ti –Y el príncipe se rio ante su comentario, mientras empezaba a jugar con su perro, al menos le haría olvidar su mal día por un momento.


    Por otro lado, en una conocida mansión, un peli azul se encontraba jugando ajedrez con su pariente, muy concentrados en la partida, en la habitación solo se escuchaba el tenue sonido de la televisión que era ignorada por ellos, había sido una noche tranquila, hasta que unos ojos ámbares con preocupación y enojo se presentaron en la habitación.

    - ¿Kyousuke? –Dijo el peli azul mayor algo confundido al ver a su hermano llegar.

    - ¿Qué haces aquí? Deberías estar en el palacio –Cuestiono el Vizconde Senguuji, con la misma reacción que su sobrino mayor.

    - Iré a lo que vine. Tenma va a casarse –Dijo Kyousuke dejándose caer en una silla mientras se sobaba la nuca, aun le dolía el zapatazo que le dio el príncipe.

    - ¿Qué has dicho? ¿Cuándo? –Preguntó su tío levantándose de su sitio para ir con su sobrino menor.

    - Bueno… Primero, Yuuichi, ¿podrías ser buen hermano y traerme hielo?

    - ¿Hielo? ¿Para qué? –Pregunto más confundido su hermano mayor- ¿Te paso algo?

    - Larga historia, te contaré después –Le respondió el oji ámbar, y sin preguntar más, su hermano mayor fue por el hielo.

    - Kyousuke, explícame lo que acabas de decir –Se podía notar algo de desesperación en la voz de su tío, pero era de esperarse, si Tenma se casaba, sus planes se arruinarían.

    - Bueno, no exactamente que se case mañana. Si no que escuche a la reina Ichirouta hablar con el jefe de la guardia real hablar sobre algo de buscarle novio al príncipe para que se case o algo así. No lo sé muy bien porque lo escuche por casualidad, iban pasando y cuando me vieron dejaron de hablar de eso –Explicó Tsurugi mientras seguía sobándose la cabeza.

    - Ah, entonces son se casara aún… –El mayor soltó el aire que contuvo mientras su sobrino explicaba- Deja de causarme preocupaciones innecesarias. Mientras no escuches la palabra “boda” o “compromiso”, todo va a salir bien…

    - ¿A dónde vas, tío? –Preguntó el peli azul al ver que su tío se incorporaba de su lado.

    - A hacer una llamada… Y probablemente después me duerma, así que no te veré. Buenas noches, sobrino –Y dicho eso último se fue de la habitación, dejando Tsurugi menor solo por un momento, ya que a los segundos su hermano regreso con una bolsa de hielo, tendiéndosela- Gracias… -Tomo la bolsa y se la coloco en la nuca, soltando un leve quejido.

    - ¿Me dirás que te paso? –Pregunto Yuuichi después de sentarse frente a su hermano, quien sonrió.

    - Admito que me lo eh ganado, pero no era para tanto. El príncipe me aventó su zapato real en la cabeza por ser amable con él –Dijo con inocencia, haciendo reír a su hermano, bien sabía que algo le había hecho al príncipe.

    - No debes molestarlo tanto. Que no te sorprenda que un día de estos se escabulla a tu habitación para intentar asfixiarte con una almohada –Los dos soltaron una risa por el comentario de Tsurugi mayor.

    - Probablemente. Admito también que me pase un poco, pero es que debes ver sus caras, son tan divertidas cuando se enoja, todo un circo.

    - Eres un caso, Kyousuke –Y volvieron a reírse.

    Que no coincidieran con las opiniones sobre los planes de su tío no implicaba que no se llevasen bien. Después de que su padre muriera y tuvieran que ir a vivir con su único pariente cercano, que era su tío, Kyousuke se había apegado mucho con Yuuichi y viceversa, haciendo su lazo de hermandad más fuerte aún. Y precisamente por ese lazo, Yuuichi seguía preocupado de que su hermano hiciera algo mal y se arrepintiera, causando dañar a alguien y así mismo emocionalmente. Sabía que su hermano menor no era mala persona, todo lo contrario, a diferencia que era un poco reservado y no lo diera a relucir tanto. También sabía que no estaba muy de acuerdo con lo que su tío quería para él, pero algo se lo impedía; cuando su padre murió, él tenía ocho años y Kyousuke cinco, y se dice que el que recibió las ultimas plegarias de su padre fue su tío, Senguuji Daigo, pidiéndole supuestamente que peleara sus derecho de la realeza cuando fueran mayores de edad. Yuuichi aún no se había tragado por completo eso, sospechaba algo, pero tampoco creía que su tío mintiera con algo tan delicado, en cambio Kyousuke si le había creído, incluso hasta la fecha. El peli azul menor regreso al castillo después de dos horas, y miro como se alejaba de la residencia en uno de los coches del palacio que ya lo esperaba afuera. Presentía que su tío tramaba algo y lo descubriría, por el bien de su hermano menor.

    Después de tres días desde aquella noche, en el palacio, Tenma se encontraba en el recibidor del palacio, esperando a la familia noble del reino de Raimon. Hoy llegaría el conde Shindou; después de llegar a un acuerdo con el rey Endou, llegarían para presentarse formalmente y seguir con el arreglo del futuro compromiso.

    - Tenma, ¡Deja de moverte para poder arreglarte la camisa! –Gruñía Furetsu, intentando cortar un hilo que sobresalía del cuello de la camisa del príncipe, quien no paraba de moverse de los nervios.

    - ¡Estoy nervioso, no me regañes!

    - ¡No te estoy regañando, solo quiero que te quedes quieto!

    - ¡Es lo mismo!

    - ¡Claro que no!

    - Oigan ya dejen de…

    - Majestades, alteza. El conde Shindou ha llegado junto con su esposa e hijo –Anuncio uno de los sirvientes interrumpiendo al rey y a la pelea del príncipe y su asesor.

    - Gracias por avisarnos. Hágalos pasar, por favor –Dijo Endou, mientras el sirviente se reverenciaba y regresaba a la entrada- Tenma, por favor. No le vallas a dar un pisotón a él…

    - No es Lord Tsurugi, no lo hará Mamoru… Relájate, todo saldrá bien…

    - Ya lo sé, pero…

    - Anunciando; al conde y la duquesa Shindou, junto con su hijo el conde Takuto.

    Los nombrados entraron dejando ver primero a los duques mayores, seguidos por su hijo. El joven era igual que en la foto; con un porte elegante, ojos cafés y su cabello castaño cenizo. Al estar frente a frente las dos familias, los condes se reverenciaron.

    - Majestad, es un verdadero honor para mí y mi familia que nos haya invitado a su palacio –Exclamo el padre de Shindou mientras se estrechaba las manos con el rey.

    - Al contrario. Es un placer para nosotros tenerlos aquí y que hayan aceptado, más que nada sobre el compromiso de su hijo y mi primo el príncipe Tenma.

    - De verdad que es un verdadero honor que el príncipe vaya a desposar con mi hijo –Exclamo la duquesa mientras se reverenciaba ante la reina.

    - En fin. Pasemos a mi estudio para hablar más cómodamente. Tenma, has el favor de mostrarle al Conde Shindou el castillo, por favor –Dijo Endou dirigiéndose a Tenma, quien asintió.

    - Por aquí, por favor –Exclamo Kidou, guiando el camino hacia el estudio.

    Después de que los mayores dejaron la sala, en el recibidor solo estaban Tenma y el duque, junto con su asesor.

    - Am… Ahora regreso, iré a preguntarle algo a Sir Kidou –Antes de irse en busca del asesor del rey, se acercó al príncipe y le susurro- Suerte –Dicho eso, se fue, dejándolos solos.

    - Alteza, es un placer para mí conocerlo finalmente –Dijo el duque mientras se reverenciaba con una pequeña y elegante sonrisa, rompiendo el silencio que había entre los dos desde hace rato. Extendió su mano hacia el príncipe, quien le dio su mano para saludarlo, pero al contacto, el conde la acerco a sus labios y dejo un beso en esta.

    - El… El placer es todo mío, y puedes llamarme Tenma, sin formalidades… -Dijo el príncipe pensando que al ser su futuro prometido, no debía llamarlo de tú- Y disculpa por lo del compromiso tan repentino… -Respondió Tenma bajando la mirada, pensó que de seguro el duque no estaba muy de acuerdo también.

    - Para nada, Tenma –Dijo Shindou aun con su sonrisa, haciendo que Tenma levantara la vista mirándolo algo sorprendido- Entiendo qué, esto pase muy seguido a pesar de estar en pleno siglo XXI, pero por ahora no quiero que nos incomodemos o nos preocupemos con algo del compromiso, después de todo no está arreglado del todo.

    - Bueno, tienes razón –Dijo un poco más animado el príncipe, sonriendo también.

    - Además, sería bueno empezar a conocernos, ¿te parece? –El príncipe asintió más animado- Ahora, ¿me harías el honor de mostrarme el castillo? Y si gustas, podríamos hacer algo que te guste… Como jugar futbol.

    - ¿De verdad? ¿Te gusta el futbol? –Exclamo Tenma con un tono de emoción y brillo en sus ojos, haciendo reír al duque.

    - Si, de verdad –Shindou se acercó a Tenma y le ofreció su brazo, quien sin dudarlo lo tomo.

    - Por aquí…

    Y sin más se perdieron por los pasillos del palacio, pero lo que no se habían dado cuenta, es que desde las escaleras unos ojos ámbares habían presenciado todo con una expresión de desagrado puro porque quizás sus oportunidades para ser el rey se estaban esfumando, o eso se hizo creer.






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    Espero les guste~ Tal vez tarde un poco con el otro capitulo, debo hacer una tarea que a buena hora se me ocurrió dejarla para el fin de semana... En fin, no vemos ^_^


    Edited by »Seiryu Urameshi« - 18/9/2015, 08:58
     
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  7. FalseSlimShady
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    Wow. *-* Debo admitir que me encanta este fic, está muy bien redactado y la trama es bastante interesante. Kyousuke, te estás enamorado, admitelo. (?) Me muero de ganas de leer la conti, nos vemos.~
     
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  8. kyosukextenma
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    Ajajajaja esta rebuena la historia en si me gusta sobretodo el comportamiento de tsurugi con tenma Ajajajaja y la reacción de tenma es sobretodo la mejor ..espero conty con ansia quiero saber como cambiará tsurugi !!!
    Bye by
    kyo x ten
     
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  9. »Seiryu Urameshi«
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    Capítulo 5

    Al día siguiente, Tenma había amanecido de mejor humor; se levando y tomo un baño para después ir a desayunar, bajo y se encontró con el rey, quien era el único en el comedor, cosa que lo extraño.

    - Buenos días, Tenma –Saludo el rey con una sonrisa mientras dejaba de comer por un momento.

    - Buenos días. ¿Y la reina? ¿Y Furetsu? –Preguntó el príncipe al ver que ni su amigo estaba en la mesa.

    - Ah, pues desde que el momento que los padres de Shindou aceptaron el compromiso, Ichi se emocionó y empezó desde muy temprano a empezar a enlistar las cosas para la boda junto con Midorikawa y Furetsu, yo no quise ir porque no se de esas cosas –Le respondio el rey al final con una risa, que se la contagio al castaño, quien ya estaba sentado a su lado con su desayuno servido.

    - Ya veo, con qué era eso.

    - Si. ¡Ah! Antes de que se me olvide. Hoy tendremos visita de los condes Shindou, para que te alistes antes de las cuatro.

    - Oh, bueno. Que bien que me lo dices… ¿Y qué haras hoy?

    - Oh, bueno…

    Y así empezaron con una tranquila plática mientras desayunaban, y así hasta que terminaron. Después de que terminaran su primera comida del día, Endou se fue en busca de su asesor para ir con el primer ministro para hablar sobre unos proyectos, y Tenma se fue a su habitación.

    “Yo de nuevo. Por fin, tuve “el placer” de conocer a mi futuro prometido y esposo, es una persona muy agradable; es talentoso, serio pero no tanto, es muy educado y no se burla de mi como cierto vizconde. Pero, aunque Shindou me agrade, sigo sin estar de acuerdo con eso, no creo que me llegue a enamorar de él en menos de un mes, seria todo un reto que dudo mucho hacer, y si me llego a casar con él, será como la misma palabra lo dice: “por compromiso”.

    Ahora está Lord Patán. Supongo que cuando los del parlamento le hagan saber a su tío que ya tengo con quien casarse lo declinaran de ser candidato a la corona y por fin se iría de mi vida, pero al pensar eso, hay una parte de mí que no quiere que lo haga, y no lo entiendo.
    Y es que simplemente no lo entiendo, no lo entiendo a él ni a mi actitud. No entiendo porque cuando aquella noche que se me acerco y me dio me beso la mejilla no lo empuje o algo parecido. Si, le di un zapatazo en toda la cabeza, pero después de ello.
    Y de recordar ese beso siento un cosquilleo en mi estómago y eso me molesta, debería sentir asco no “maripositas”. Pero es que… desde aquella vez que bailamos, la primera vez que lo conocí, parecía tan agradable, tan atento y amable. Todo ese rato estuvimos platicando; me dijo que jugaba futbol en la posición de delantero y que cuando estaba en el instituto su equipo quedo campeón invicto casi todo el periodo que estuvo estudiando, y gracias a él, y que más aparte, tenía unas excelentes calificaciones. Que tenía grandes cualidades para la cocina y repostería, también es que era muy bueno en la esgrima y que también, participo en las olimpiadas de su Universidad y gano cuatro medallas de oro. Que pidió una beca solo para juntar el dinero y fundar una casa hogar para todos los niños que fueran abandonados o que quedaran huérfanos. Que sabía tocar la guitarra; eléctrica y acústica, el violín y el piano. Que incluso, gano un campeonato de futbol americano en la universidad, entre otras cosas. Me dijo muchas cosas, menos quien era y que quería robarme mi puesto de rey.

    No quiero admitirlo, pero es malditamente perfecto, un chico perfecto, sueño de todas y todos, lástima que tenga una horrenda actitud. Aclaro, que sea “perfecto” no quiere decir que hable como si me gustara, no, el único que me debe de gustar de hoy en adelante es Shindou, y nadie más. Solo espero que pensando eso, se cumpla…”


    Tenma cerró su diario y suspiro, pensado en lo último que escribió; “Si pienso así, se cumplirá”. Y volvió a suspirar

    - Eso espero…

    - ¡Wufth! –Un ladrido reprimido de su mascota llamo su atención, fijándose que su perro traía una correa en el hocico mientras movía la cola.

    - ¿Quieres salir a pasear, eh? –Dijo mientras tomaba la correa y se levantaba- Pues, vamos, también quiero caminar.

    Y dicho eso, salió de la habitación junto con su mascota para dirigirse al jardín. Cuando llegaron, Tenma no vio la necesidad de ponerle la correa a su mascota, por lo que lo dejo andar libre mientras él hacia jugando con su balón.

    - Hey, ¿puedo jugar contigo? –Una voz conocida lo hizo girar y ver de dónde provenía. Era su mejor amigo.

    - Furetsu, ¿dónde estabas? –Cuestiono el príncipe mientras le daba un pase a su amigo, quien lo recibió

    - Ah, la reina se emocionó un poco con del compromiso y nos mandó a mí y a Midorikawa a su estudio para hacer una lista de las cosas para la boda y otras cosas así –Respondio el peli naranja mientras se acercaba al pasto pateando levemente el balón, pasándoselo después a Tenma, quien suspiro- Pero de todos tu pareces el menos emocionado, y eso que tú eres el que se casara.

    - ¿Por qué lo dices?

    - Porque tienes cara como si te fueras a casar con alguien como Tsurugi –Ante eso Tenma se sonrojo, frunciendo ligeramente el ceño.

    - ¡C-claro que no! Es que son los nervios, y eso… Eso jamás pasara… -Dijo el príncipe mientras bajaba la mirada, para ocultar su creciente sonrojo.

    - ¿Tenma tú...? ¿Te gusta Tsurugi? –Dijo Furetsu con una expresión de puro asombro, tomando por sorpresa al príncipe, quien se sonrojo más y empezó a negar con las manos y la cabeza frenéticamente.

    - ¡No, no! ¿¡Por qué piensas eso!? ¡E-es con el último con quien contraería matrimonio!

    - ¡Tranquilo! ¡F-fue una suposición pero ya vi que no! A-además, supongamos que es cierto, que no lo es, no estás en condiciones de él y de nadie más que no sea Shindou Takuto –Dijo Furetsu mientras tomaba el balón en sus manos.

    - ¡Ya lo sé! No me recuerdes que me estoy casando por conveniencia.

    - Mejor, dejemos de hablar de eso. Shindou te lo dijo, ¿no? No te estreses por eso, aun no es oficial.

    - Pero muy pronto lo se… ¡Oye! –Exclamo el príncipe después de que su asesor le lanzara el balón en la cabeza al tomarlo desprevenido, haciéndole recordar algo parecido- Con que esto es lo que llaman karma… -Susurro mientras se sobaba la cabeza.

    - Deja de balbucear y volvamos que tienes que ir a ponerte guapo para tu futuro amor –Bromeo el peli naranja, alejándose poco a poco al ver la cara de pocos amigos de su amigo.

    - ¡Me las vas a pagar Hayami!

    - ¡Alcánceme primero, alteza! –Dijo por último Furetsu mientras corría al palacio

    Después de un rato, Tenma ya estaba arreglado y aun no llegaba su futuro prometido llegara con su familia, por lo que decidió merodear el palacio. Y para su mala o buena suerte, cuando llego en donde se encontraban las escaleras, se encontró con Lord Tsurugi. Rodo los ojos y antes de que lo viera se dio la vuelta, pero muy tarde.

    - Hola, Tenma. No tenías que arreglarte tan lindo para mí –Tsurugi sonrió al mirar al príncipe con ropa formal; tenía un saco azul marino y una camiseta blanca sin corbata, y un pantalón de vestir negro entallado, con unas zapatillas negras algo tenues. Tenma se sonrojo y frunció levemente el ceño.

    - No me arregle para ti. Tengo una visita, que no es de tu incumbencia por cierto.

    - Si dices que “no es de mi incumbencia”, ¿por qué me das explicaciones? –Cuestiono el vizconde con una sonrisa más amplia y burlona mientras se acercaba al príncipe al paso lento.

    - P-porque, pues… Supuse que te cuestionabas eso por dentro en tu mente, si es que tienes y me ahorre más explicaciones –Se excusó Tenma, alejándose al mismo paso que le vizconde.

    - ¿A sí? Tus ojos vuelven a delatarte –Dijo en un tono suave, acorralando a Tenma contra la pared del lado de las escaleras. El castaño se encogió un poco pensando que así estaría seguro.

    - ¿Q-quieres alejarte? –Dijo Tenma tartamudeando, su corazón estaba algo acelerado por la corta distancia que tenía con el de la mirada ámbar.

    - Si te molesta mi cercanía… ¿Por qué no me alejas tú…? –El vizconde le susurró lo último al oído, haciendo temblar un poco a Tenma.

    - ¡Tenma! Aquí… Estas –Una voz entrando al salón donde se encontraban las escaleras hizo que Tenma empujara a Tsurugi, sonriéndole nerviosamente al dueño de la voz con temor de que haya visto algo de más.

    - ¡S-Shindou! ¿Cuándo llegaste? –Dijo el príncipe mientras bajaba las escaleras.

    - Hace unos minutos. Tu asesor fue a búscate pero no te encontró, así que quise buscarte personalmente –Dijo el conde mirando de reojo al peli azul, quien al chocar mirada le dirigió una expresión no muy agradable, y antes de que Shindou se la devolviera, desapareció por el pasillo.

    - Disculpa, es que iba pensando y no me dije que hora era ni donde iba… ¿N-nos vamos? –Dijo el príncipe mirando disimuladamente hacia atrás, en busca del vizconde peli azul. Que para su suerte, ya no estaba.

    - Si, andando. Nos esperan en el jardín.

    Después de eso, impusieron marcha al jardín. La tarde transcurrió tranquila; los mayores habían estado charlando sobre cosas triviales y de los proyectos de rey, mientras que Tenma y el hijo de los Shindou se encontraban paseando por el enorme jardín del palacio, caminaban muy juntos, para el gusto de un peli azul, quien observaba la escena desde el balcón de su habitación.
    Cerró la puerta del balcón con algo fuerte y se echó en uno de los sillones. No entendía porque sintió una molestia en el pecho al ver a Tenma con ese muchacho y más porque iban “tan confiados” -¿Qué estoy pensando?- pensó y se rio ante eso, hablaba como un celoso –Pero no hay nada de que estar celoso, más que de su corona– o al menos eso se hizo pensar. He iba a pensar más, si no fuera porque alguien llamaba su puerta, mirándola desconcertado. Era raro que alguien lo buscase para algo que no fuera de un aviso para comer o algo parecido.

    - Adelante.

    Y dicho eso, un muchacho peli azul se dejó ver por la puerta, sorprendiendo al oji ámbar.

    - ¿Hermano? ¿Qué haces aquí? –Pregunto mientras se enderezaba un poco en el sillón, sentándose bien.

    - Vengo a verte. Dejaste de ir de repente a la mansión –Respondio Yuuichi, sentándose en un pequeño sillón al lado del que estaba su hermano.

    - No te preocupes, el aun no me ha intentado asfixiar como dices –Bromeo el peli azul mientras se sentaba a sus anchas.

    - Es normal que lo haga, tengas los años que tengas serás siempre mi hermanito –Yuuichi le siguió el juego mientras despeinaba al peli azul mayor.

    - ¡Yuuichi, basta! Antes di que no nos vio alguien –Exclamo Tsurugi menor mientras se peinaba con las manos.

    - Silencio, o lo haré en frente de todos la próxima –Y los dos rieron por el comentario- ¿Y… “él”? –Pregunto repentinamente dejando a Kyousuke algo confundido, pero segundos después se dio cuenta a quien se refería, y puso los ojos en blanco- ¿Qué pasa? –Pregunto Yuuichi extrañado, su hermano nunca hacia esos gestos a menos que algo realmente le molestara.

    - Por ahí, con un condesito –Respondio vagamente mientras se levantaba del sillón.

    - Te dije que tus juegos no iban a dejar nada bueno –Dijo Yuuichi directamente, llamando la atención de su hermano, que lo miro confundido.

    - ¿De qué hablas?

    - Sabes a que me refiero –Respondio el mayor de los Tsurugi levantándose también- Por jugar a hacer enojar al príncipe, estas cayendo por el…

    - ¿Qué? Ja, ¿Asimilas lo que estás diciendo?

    - Totalmente. No lo digo por molestarte –Yuuichi se cruzó de brazos, apoyado en la pared. El oji ámbar solo rio- Kyousuke, esto es en serio.

    - Lo sé, pero no entiendo por qué me dices estas cosas –Respondio Kyousuke, vacilando un poco mientras veía por la ventana.

    - Lo digo, porque tú mismo puedes caer en tu juego. ¿Quién dice que de juego a juego no terminas enamorándote del príncipe? –Y con eso Kyousuke soltó una sonora carcajada, haciendo fruncir el ceño a su hermano mayor.

    - Yuuichi, ¿cómo quieres que te tome en serio si me dices esas cosas? Yo no me enamoro. Nunca. Ya te dije que solo lo hago porque las expresiones de Tenma me causan gracia, no porque me lo esté ligando. Lo único que quiero de él es su corona como nuestro padre quería…

    - Kyousuke. Cuando hablas con alguien lo miras a los ojos, no miras la ventana u otro lado.

    Eso tomo por sorpresa al peli azul menor, sonrojándolo un poco de vergüenza. Ni el mismo se dio cuenta que seguía viendo la ventana, justo en la dirección donde Tenma y Shindou estaban.

    - No es normal que tú te enojes por ver a una de tus “victimas” con alguien más. Debería darte igual si el príncipe Tenma esta con alguien, ¿no? -Dijo Yuuichi para después dirigirse a la puerta, dejando confundido a su hermano menor.

    - Y me lo da. Me da totalmente igual… ¿Ya te vas a casa? Voy contigo, debo-… Quiero hablar con mi tío.

    - Si, pero antes iré a ver a alguien. Y ahórrate la discreción, no me interesa lo que mi tío y tú planeen hacer, lo único que me preocupa es que tú hagas algo de lo que te arrepientas en un futuro por seguir las ambiciones del tío Daigo.

    - ¿Algo como qué? –Pregunto antes de que su hermano se fuera- Espera, Yuuichi.

    - Tu lo sabrás, solo debes darte cuenta. Pero ojala y no sea demasiado tarde… Te espero en el recibidor en veinte minutos –Y sin decir más, Yuuichi salió de la puerta, dejando a un peli azul muy confundido.

    Las palabras de su hermano se le habían quedado casi tatuadas en la mente “Lo único que me preocupa es que tú hagas algo de lo que te arrepientas”. Admitía que quería cumplir el último supuesto deseo de su padre de que se convirtiera en un mejor gobernante de Inazuma como él había soñado, pero tampoco quería hacerle daño a Tenma o hacer algo que lo perjudicara. Dudaba un poco de ello, no era que no confiara en su tío, ¿por qué dudaría de la persona que lo apoyo en todo momento? Después de todo gracias a él es lo que es ahora. Pero tampoco creía que su hermano le dijera esas cosas nada más porque si, debía tener una razón, y debía saberla.
    Se revolvió los cabellos desesperado y confundo, ¿a quién le creía? Se sentía contra la espada y la pared, pero sonaba tonto, no iba a ponerse en contra de ninguno de sus familiares, así que dejo eso de lado y miro por la ventana.
    Y ahí seguían, Tenma seguía con el conde del reino de Inazuma, sentados en una banca; el príncipe reía mientras se recargaba en el hombro de su acompañante, y el conde recargaba su cabeza sobre la del príncipe mientras reía también, esa escena no le agradó para nada y volvió a sentir esa molestia en el pecho. No entendía porque se sentía molesto viendo eso, no entendía porque los celos lo querían invadir, y nuevamente algo que le dijo su hermano le vino a la mente “¿Quién dice que de juego a juego no terminas enamorándote del príncipe?”.

    - No… Eso no va a pasar…

    Cerró la ventana y se alejó de esta, para después tomar un saco para salir de su habitación e ir a buscar a su hermano y decirle que mañana o al día siguiente iría con su tío. Ya no se sentía de humor para nada, tenía la cabeza hecha un lio, y si le decía a su tío que Tenma ya tenía prometido, le soltaría una y mil cosas, y suficientes tenía ya en la cabeza como para soportar más.

    La semana ya casi había terminado, era sábado por la tarde. Tsurugi se levantó temprano y se cambió para ir a desayunar por fuera como en esa semana se le había hecho costumbre, ¿por qué? Simplemente; Tenma en esa semana había estado invitando a desayunar a su prometido, y no era que haya ido todos esos días, y no le agradaba mucho la idea comer con ellos, prefería estar solo o invitar a su hermano. Esa mañana, pasó por la puerta trasera que conectaba con la cocina, y solo estaba un peli naranja que bien conocía, desayunando solo.

    - Buenos días… -Saludó Tsurugi por cortesía.

    - Buenos días –Respondio simplemente el peli naranja, mientras leía algo en su agenda, después miro al peli azul, llamándole la atención que estuviera cambiado tan temprano- ¿Vas a salir tan temprano?

    - Si, iré a desayunar por fuera –Respondio Tsurugi de igual manera, que no conectaran no significaba que dejara sus modales de lado.

    - ¿Teniendo comida aquí en el palacio? Eres un tonto, con todo respeto –Espeto el peli naranja de ojos exóticos, sorprendiendo un poco al peli azul.

    - Si… No quiero causar molestias –Le respondió Tsurugi mientras desviaba la mirada.

    - Si lo dices por Tenma, él no está. Salió más temprano a comer con su prometido –Eso le llego como espina al corazón a Tsurugi, pero no lo hizo notar- Anda, siéntate conmigo. Que me no me caigas muy bien no me da derecho a tratarte mal. Después de todo, un vaso de agua y comida no se le niega nadie, ¿verdad?

    - ¿…Estas seguro? No quiero molestarte con mi presencia. Bien lo has dicho, no te caigo bien.

    - Ay, esta gente de la realeza… -Exclamo Furetsu sobándose la cien, desconcertando un poco a Tsurugi por eso- Eres igual a Tenma. Deja de ser tan dramático y aplasta tu trasero en una silla, y desayuna conmigo.

    Tsurugi no muy seguro, se acercó a la mesa y se sentó frente al peli naranja, mirándolo algo incrédulo. Furetsu se percató de ello y levanto una ceja.

    - ¿Qué?

    - Nada. Solo que me sorprende tu actitud. Siendo amigo del príncipe, me esperaba un “Lárgate y si se pude no regreses” –Soltó Tsurugi sinceramente, sorprendiendo ahora al peli naranja, no se esperaba tanta sinceridad de su parte.

    - Pues, no me parece que quieras venir y quitarle la corona a mi amigo. Pero tú a mí no me has dado motivos para tratarte mal, aún. Además, no me gusta meterme en los asuntos de Tenma aunque sea su asesor, así que no te preocupes, una apuñalada de mi parte no recibirás aun.

    Una de las sirvientas llego y dejo un plato con tostadas y fruta con un jugo de naranja frente a Kyousuke, quien agradeció con una sonrisa, la sirvienta se la devolvió se retiró sin antes reverenciarse. Y sin decir algo más, los dos empezaron a desayunar sin decir alguna palabra. A Furetsu le parecía que tenía a otra persona de frente, ya que su amigo le había dicho que era un cretino y grosero que se burlaba de él, pero parecía todo lo contrario.

    -… Bueno, no nos presentamos bien –Rompió el silencio llamando la atención del peli azul, quien levantó la mirada en señal de que lo escuchaba- Soy Furetsu Hayami. Asesor del príncipe e hijo del primer ministro –Extendió su mano sobre la mesa, esperando que Tsurugi la tomará.

    -… Vizconde Tsurugi Kyousuke, de los Lord de Lancelot –Respondio dudoso, tomando la mano de Furetsu en un saludo.

    Y así, empezaron a charlar como si fuesen amigos de toda la vida; cualquiera que los vieran les parecería mentira lo que sus ojos presenciarían, Furetsu siendo amigo del príncipe platicando con el enemigo como si nada, incluso si el mismo Tenma lo viera le gritaría “traidor” a los cuatro vientos y lo mandaría al exilio como el exagerado que era, según el peli naranja. Pero es que para él también le parecía mentira. Cada que Tenma refunfuñaba sobre el vizconde le describía la peor persona del mundo, entonces el vizconde que tenía en frente era otro, porque no le parecía lo que Tenma le había descrito.

    - Oye, no pareces tan mal tipo –Soltó Furetsu, desconcertando al menor de los Tsurugi por el comentario- Lo digo, porque Tenma me-… malas lenguas, ya sabes.

    - Je, ¿el príncipe te habla de mí? –Pregunto con una sonrisa medio arrogante el vizconde. Furetsu sudo frio al pensar que había metido la pata.

    - P-pues…

    - Bueno, respondiendo lo que dices… Que quiera pelear mis derechos a la corona, no significa que ande de mal hablado o descortés. Mi hermano me ha inculcado más valores de lo que debió haber hecho mi tío –Ante eso, Furetsu se sonrojo al escuchar hablar del hermano mayor de los vizcondes. Tsurugi se dio cuenta de ello y sonrió- Te gusta mi hermano, ¿cierto? –Eso hizo sonrojar más a Furetsu.

    - ¡N-no! ¿C-como piensas eso? ¡Y-yo…!

    - ¡Furetsu! –Un grito desde el recibidor no dejo terminar la frase, haciendo voltear a los presentes en la cocina en la misma dirección.

    - No te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo –El peli azul se levantó acomodando su silla, sacudiendo un poco su camisa- Bueno, no quiero meterte en problemas con el principito. Admito que fue un gusto desayunar contigo. Ah, por cierto, mi hermano es buen tipo, mucho mejor que yo incluso… Nos vemos.

    Y sin más, el vizconde salió por la puerta trasera, justo en el momento en que su amigo castaño llegaba por la puerta.

    - ¡Furetsu! –Llego de repente el príncipe, asustando al peli naranja que casi escupía su jugo.

    - ¡Ah! ¡No fui yo! Digo, ¡No me asustes así, tonto! –Se giró el peli naranja hacia Tenma, quien se sentó a su lado en una silla.

    - Uy perdón –Dijo Tenma entre risitas.

    - Perdóname tú a mí por tener corazón de pollo –Exclamo Furetsu con la mano en el corazón.

    - ¿Estabas desayunando solo? –Preguntó al ver que era el único en la mesa, y para la suerte del peli naranja una sirvienta ya había recogido el plato del vizconde, haciéndolo suspirar internamente.

    - Si, yo solo porque mi amigo se fue con su novio a desayunar –Tenma rodo los ojos haciendo reír a su amigo- ¿Cómo te fue?

    - No es mi novio, es mi prometido… Y bien, supongo. Charlamos como siempre y comimos, paseamos un poco y me trajo al palacio –Respondió Tenma simplemente, robándole unas cuantas uvas a Furetsu.

    - ¡Tenma tranquilo! No necesitas tanta emoción, vas a causar un terremoto en la cocina –Exclamo sarcásticamente el peli naranja, haciendo que Tenma volviera a poner los ojos en blanco- Ay, que amargado eres. Solo fue una broma.

    - ¿Y por qué debería emocionarme? Son pocas las veces que bromeo con Shindou, es muy… Correcto –El príncipe cruzo los brazos apoyándolos en la mesa, recargando su cabeza en ellos mientras miraba a Furetsu, quien suspiro.

    - Ya sé que apenas llevas una semana de conocerlo, pero, ¿ni una chispa? ¿Encanto? ¿Polvito? –Tenma negó- ¿Ni un cosquilleo como el que sentiste con Tsurugi cuando bailaste con él?

    Ante eso, Tenma se sonrojo sintiendo su corazón acelerado, enderezándose y acomodándose bien en la silla.

    - ¡No sentí nada por ese patán!

    - Tenma, no te hagas. Antes de saber quién era realmente me hablabas de él como colegiala enamorada. Niégamelo Matsukaze, niégamelo mirándome a los ojos –Dijo Furetsu mirando a Tenma fijamente.

    El castaño no pudo contener la vista fija y desvió la mirada, aún sonrojado y con su ceño fruncido.

    - Eso… Eso ya paso… Y tú me lo dijiste ya, no me puedo enamorar de nadie más que no sea Shindou, y punto. Ya no quiero hablar de eso. Y dame uvas.

    - Ve por tus propias uvas, estas son mías.

    - Envidioso, por eso estarás gordo.

    - Uy, hablo el de la figura escultural.

    Los dos se rieron, cambiando el ambiente tenso que se estaba formando. Pero aun así, Tenma sentía como una espinita en el corazón. Su amigo tenía razón en algo; cuando estaba con el Conde Shindou, no sentía emoción alguna, si, había una que otra vez que bromeaban o que se portaba detallista con el dándole alguna rosa u otra flor, o dulces, pero nada.
    Pero cuando se trataba del vizconde Tsurugi se trataba, su corazón empezaba a ir a un ritmo acelerado, casi sintiendo que el corazón se le saldría por la boca. Cuando estaba junto a él, a pesar de que lo molestara con sus comentarios sarcásticos o se burlara de él, le hacía un poco de gracia también pero no lo admitía. Sentía una atmosfera agradable entre ellos, y las pocas veces que el vizconde se acercaba mucho a él y lo besaba, se sentía desvanecer junto con un agradable escalofrió que le recorría toda la espalda, cosa que no sentía junto a Shindou. Lo enfurecía. Lo enfurecía que sintiera algo agradable con alguien que no era su prometido, y temía enamorarse de la persona equivocada.

    - Bueno, basta de bromear. Ya comimos, ya reposamos, ahora a cumplir con tus deberes de principito… Tenma, ¿me esta escuchaste?

    - Eh, sí, sí. Vamos –Respondió algo ido, levantándose del comedor.

    Tal vez estaba pensando las cosas apresuradamente, apenas llevaba media semana de conocer al conde, debía darle una oportunidad. Y con esa oportunidad, se desharía de toda esa confusión que invadía su mente.

    En otro lado, en la Mansión Senguuji, se encontraba el menor de los vizcondes en el estudio del dueño de la casa, quien al decirle que el príncipe ya tenía prometido, estalló como bomba soltando una y mil cosas.

    - ¿¡Cómo que el príncipe ya tiene prometido!? ¡Dijiste hace días que solo lo estaba buscando! ¡Y más aún! ¿¡Por qué no viniste inmediatamente a decirme!? –Gritaba Senguuji a los cuatro vientos, haciendo que su sobrino se tapara los oídos y se encogiera un poco.

    - Porque me acabo de enterar esta mañana… -Mintió intentando sostenerle la mirada para que no lo descubriera. Su tío se dejó caer en la silla y suspiro.

    - Retrate, Kyousuke. Quiero pensar. Y debo hacer unas llamadas que no son de tu incumbencia escuchar… No puedo creer que me hayas fallado en una tarea tan simple.

    -… Nos vemos, tío –Dijo Tsurugi por ultimo para después dirigirse a la puerta.

    Después de salir del estudio, el peli azul se recargo en la puerta soltando un largo y frustrado suspiro. En el transcurso del camino se estaba preparando mentalmente del regaño que se avecinaría, porque si no le decía el ahora, se enteraría por los medios y la cosa hubiera sido peor para él. Se peinó un poco con las manos y se alejó del estudio para ir a su habitación a recostarse un poco, aun no era ni medio día y ya se sentía agotado, y presentía que venían cosas peores en el transcurso del día. Y antes de que así fuera, salió silenciosamente de su habitación y después de la mansión. Si iba a descansar, que fuera en el palacio, donde al menos, nadie lo molestaría y le soltaría uno y mil sermones.







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    Espero les guste~ Porque se me puso la mente en blanco y no tenía las ideas claras, porque es fácil ver la película y todo transucrre en menos de un minuto! Necesito esa habilidad de escribir sin usar mis manos, ah... Nos vemos ^_^
     
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  10. kyosukextenma
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    Holaaa me gustó mucho el conty que esperaba con ansia y es buena me gustó mucho espero conty byeee
    PD ajjaj parece que los dos se están dando cuenta de sus propios sentimientos ajajja
     
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  11. »Seiryu Urameshi«
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    ¡Hola! Aquí les traigo la conti, y perdón por la demora~




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    Capitulo 6


    Han pasado ya varios días, casi dos semanas desde que conocí a Shindou, mi futuro esposo. Sonara horrible de cualquier manera que lo vea, pero cada que esa palabra me viene a la mente o la dicen frente a mí, me causa una sensación de desagrado total. No tengo nada en contra del conde Shindou, es muy buena persona y me agrada, pero la idea de casarme con él no me agrada en absoluto, en esas dos semanas no he podido ni sentir ni un mísero sonrojo de vergüenza, nada. Pero que él sea demasiado correcto tampoco ayuda en nada; no me deja tomar su mano porque aún no nos comprometemos, bueno, si me diera un anillo, siquiera de esos que te salen en las máquinas de monedas, pero nada. Una vez le intente dar un beso en la mejilla, ¿y qué hizo? Me puso toda su correcta mano en los labios diciéndome ‘’Aún no estamos comprometidos ni relacionados en nada’’ ¿Qué clase de respuesta es esa? ¿No somos novios? Estoy más que seguro que a Tsurugi le importaría un bledo todo eso. No puedo creer lo que estoy escribiendo y pensando, pero es que…, sigo sin entender porque cuando estoy con ese peli azul me paralizo y no sé qué hacer, me vuelve loco, literalmente. Solo espero, que la próxima vez que se me acerque así mi cuerpo me obedezca, porque de no ser así, pasará lo que tanto estoy temiendo, y las cosas se van a empeorar…

    Tenma cerró su diario y lo metió dentro de su suéter, abrazándolo. Era de mañana, y no se departo con muchos ánimos, así que decidió ir al jardín, a sentarse en un gran roble, donde acostumbraba a ir desde niño cuando se sentía triste o quería estar solo, era como su lugar secreto, porque nadie sabía dónde se encontraba, ni Furetsu. Sin más, se levantó y comenzó a caminar hacia el palacio.
    Se sentía un poco extraño, en esa semana, no había visto al vizconde por lo que nadie lo había molestado. Se había acostumbrado que cada que lo veía, Tsurugi lo asustaba llegándole por atrás, tiraba de sus mejillas o lo despeinaba cuando veía que Tenma se estaba arreglando frente un espejo. Aunque el príncipe no se quedaba con los brazos cruzados, cada que podía ser la devolvía; le metía el pie cuando iba caminando distraído, haciéndolo tropezar. Tiraba de su cabello no muy fuerte o le aventaba cojines. Demostraba que estaba irritado, pero por dentro reía, le hacía mucha gracia jugar así con el vizconde, pero en esa semana, ni un saludo le dio.
    Lo había notado algo pensativo e incluso estresado. No se sentía capaz de preguntarle, tampoco era de su incumbencia y no debía meterse en los asuntos de los demás, pero algo dentro de él no le gustaba verlo así.
    Maldijo un poco que el jardín fuera demasiado extenso, pero a estas alturas no debería de extrañarse ni sorprenderse, después de todo vivía en un palacio. Iba a sentarse en unas bancas que le quedaban a unos pasos, pero le sorprendió ver a alguien acostado en una de ellas, cubriéndose los ojos con el brazo. Era el vizconde Tsurugi. No podía reclamarle que si lo había seguido o algo parecido, ya se había alejado mucho del roble y aún era muy temprano, pero también lo había extrañado, ya que esa hora aún se iban levantando los sirvientes y los demás seguían durmiendo en el palacio. Sin más, solamente se acercó, hincándose a su lado.

    - ¿Qué haces aquí? –Pregunto en un tono suave, para no asustarlo.

    - Paseaba, termine aquí, y me acosté un rato… Buenos días –Respondió el peli azul, mientras quitaba su brazo, girando su cabeza hacia el príncipe, quedando algo cerca. Un pequeño tono rojo se asomó en las mejillas del castaño.

    - Buenos días… ¿Tan temprano? –Dijo rápidamente, para que no le dijera algo de su sonrojo.

    - Si… No pude dormir muy bien –Tsurugi se levantó y se acomodó quedando frente al castaño- Siéntate, y no te preocupes, ya me iba…

    La respuesta le sorprendió más; se esperaba que lo hiciera sentarse a la fuerza o le dijera algo de su sonrojo, pero nada. Cuando se levantó para irse, Tenma reacciono rápido y le tomo de la mano, impidiendo que se fuera.

    - E-espera, ¿te pasa algo? Te he notado muy distraído… -Después de eso, Tsurugi sonrío levemente mientras levantaba, sonrojando más a Tenma

    - ¿Te estas preocupando por mí? –Preguntó el peli azul mientras ampliaba un poco su sonrisa al notar que el príncipe no le soltaba la mano. Tenma se percató de eso y se sonrojo más, soltando a Tsurugi.

    - ¡N-no es eso! ¡L-lo digo! Lo digo porque no te has portado fastidioso conmigo…

    Tsurugi soltó una pequeña risa y se sentó en la banca nuevamente, seguido de Tenma.

    - Solo… He estado pensando mucho, y aproveche que es temprano para despejar mi mente… Pero, no es nada, no te preocupes –Respondió mientras acariciaba los castaños cabellos del príncipe con suavidad.

    Tenma medito unos segundos, perdiéndose un poco en el tacto de las manos el de la mirada ambarina. Tal vez se arrepentiría de lo que haría, pero tampoco quería arrepentirse por no haberlo hecho. Suspiro y se levantó, dejando con una pequeña expresión de intriga al peli azul.

    - Ven –Dijo el príncipe acompañado de una pequeña sonrisa, mientras extendía su mano hacia el vizconde. Quien algo dudoso, tomo la mano del príncipe.

    - ¿A… dónde? –Cuestiono Tsurugi mientras se levantaba.

    - Solo sígueme el paso.

    - Pero…

    - ¡Ay, vamos!

    Tenma dio un pequeño tirón de la mano de Tsurugi para hacerlo caminar, saliendo triunfal. Caminaban en dirección contraria al palacio, dirigiéndose donde estaba antes el príncipe. Después de unos cuantos pasos, Tenma aún no soltaba la mano de Tsurugi, pero nuevamente su cuerpo no lo obedecía, se negaba a soltar la mano del vizconde, y tampoco era que este último se sintiese incomodo; se había dado cuenta de eso, y no quería molestar al príncipe con algún comentario, por lo que solo opto por corresponder al agarre.
    Mucha de las veces que veía a Tenma junto a su prometido sentía como si el estómago se le retorcía, junto con esa molestia en el pecho, pero lo que más le molestaba era que cuando Tenma intentaba acercársele este lo rechazaba. No entendía porque se sentía así. Cuando “salía” o conocía a alguien, el gusto le duraba muy poco, y solo lo dejaba como diversión, cosa que no le parecía a su hermano. Pero no era que se andaba por la vida hiriendo y desilusionando, siempre dejaba antes en claro que no quería nada serio. Pensó que el príncipe seria otras de sus “conquistas” y que después de unos días se le olvidaría, pero no fue así. Lo tenía muy presente en sus pensamientos y eso lo confundía y molestaba, entre otras cosas. Todo eso lo hizo pensar en esa semana, ignorando a duras penas al príncipe.

    - ¿Qué es este lugar? –Pregunto Tsurugi al salir un poco de sus pensamientos, viendo que no conocía esa parte del palacio.

    - Es…, como mi lugar secreto… -Tenma soltó la mano de su acompañante para ir a sentarse bajo el roble nuevamente.

    El peli azul miraba asombrado el lugar, nunca lo había visto ni desde la terraza del palacio: había muchos árboles de cerezo, que sus flores tapizaban el suelo, y los arboles asediaban un gran roble en el centro, y que el cielo estuviera un poco oscuro por la llegada de la mañana, era una vista hermosa para los ojos de cualquiera, y más para sus ojos, al centrarse en la imagen del príncipe; sentado bajo ese gran roble sobre las flores de cerezo, se le hacia una imagen que se quedaría en su mente un buen rato, o quizás más.

    - ¿Por qué me trajiste aquí? –Preguntó Tsurugi mientras se acercaba al roble, quedando frente a Tenma.

    - Digamos que… Es una recompensa por no haberme fastidiado toda esta semana –Respondió Tenma sonriendo mientras abrazaba sus rodillas, otra tierna imagen para el vizconde.

    - No sé cómo tomar eso, pero dejémoslo en un gracias –Y se sentó junto a Tenma, mirándolo- ¿Me puedo sentar, verdad? ¿O me cobraras? –Exclamo en broma, haciendo reír un poco al castaño.

    - No seas tonto. Y si te cobrara, lo hubiera hecho desde que te traje aquí –Respondió mientras recargaba la espalda en el tronco del roble.

    Un pequeño silencio se hizo presente; el aroma del cerezo y el cantar los pájaros recién despertando los relajaba, pero ninguno de los dos querían que se convirtiera en un silencio incomodo, pero no sabían cómo.

    - Y… ¿Vienes seguido aquí? –Inicio el peli azul, haciendo suspirar internamente al príncipe.

    - Si, casi siempre cuando me siento muy estresado o quiero estar en paz… -Siguió Tenma, mientras que el vizconde miraba el tenue color azul del cielo, cruzando los brazos bajo su cabeza, recostándose a lado del príncipe.

    - La verdad es que si es muy tranquilo y relajante, me imagino que tú y tú amigo se han de sentir como si no existiera nadie más.

    - Oh, no… Vengo yo solo. O más bien, solo yo sé de la existencia de este lugar… Y tú, claro…

    - ¿En serio?, parece que es imposible que no esté contigo –Pregunto sorprendió el vizconde,

    - A veces necesitas tiempo a solas, ¿no?

    -… Tienes razón.

    Tsurugi giro la cabeza hacia Tenma, quien centraba su mirada en el cielo, miraba su expresión atento; pensó que, a pesar de que tuviera a mucha gente que lo quería y lo rodeaba, se sentía algo solo, como él.

    - ¿Y por qué mostrarme este lugar a mí? Se supone que no nos caemos muy bien, ¿no? –Esa pregunta se le había formulado desde que lo tomo de la mano para ir, y no la quería guardar para después, porque después ya no podría.

    - No lo sé… Supuse que tenías la mente perdida como yo… -Ahora Tenma volteo la mirada a Tsurugi, mirándose fijamente a los ojos.

    - Supones bien… ¿Tú también te sientes en debate contigo mismo?

    - Algo así…

    - Valla. Si tienes algo aquí dentro –Dijo Tsurugi picando la frente de Tenma con su dedo índice.

    - Claro que sí, más que tú –Tenma enfatizó la última palabra picando la mejilla de Tsurugi, con el dedo índice también. Los dos rieron por eso.

    - ¿Así nos llevamos ya, alteza?

    - Tú empezaste.

    - Pues permítame terminar.

    Dicho eso último, atacó el estómago del príncipe con las manos haciéndole cosquillas, riendo nuevamente los dos. Y así pasaron casi dos horas hasta que el sol empezaba a salir; jugaban y reían, y cuando se calmaban comenzaban a platicar. La mañana había estado un poco fría y el príncipe lo sintió temblando ligeramente, Tsurugi se dio cuenta de ello y le dio su chaqueta, que le quedaba grande pero permanecía en calor. Habían pasado un buen rato, incluso se desconocían; hace unas semanas se desagradaban y tiraban fuego por la boca, pero ahora parecía como si se hubiesen olvidado de ello.
    Después de otro rato, decidieron dejar el roble, no querían volver, querían quedarse por todo el día en el roble hablando y riendo juntos, pero pronto seria la hora de desayunar y sería extraño que los dos no estuvieran en su habitación o los encontraran entrar juntos al castillo, más por la segunda. Para su suerte, aún no había guardias ni sirvientes en el jardín, por lo que pudieron entrar desapercibidos por la puerta trasera del jardín.

    - Bueno, alteza. Fue un gusto haber estado con usted –Dijo Tsurugi al llegar al recibidor.

    - Digo lo mismo… Hace tiempo que no me divertía así… -Respondió Tenma algo sonrojado.

    - Si… Igual yo… -Tsurugi sonrió y se acercó un poco a Tenma- Espero… Se pueda volver a repetir.

    - Bueno… Todo es cuestión de tiempo o de que me digas… Bueno, debo ir a mi habitación…

    Los dos vacilaron un poco, querían quedarse un poco más pero no lo daban a ver pero no podían; se vería mal que un príncipe comprometido merodeara con otro hombre que no fuera su prometido y más con tanta confianza. El silencio volvió pero ahora con el fin de incomodarlos, así que el vizconde carraspeo un poco la garganta para ahuyentar ese silencio.

    - Bueno… Nos vemos –Iba a agacharse a darle un beso en la mejilla al príncipe, pero este no lo dejo inconscientemente al hablar rápidamente.

    - ¡Oh! Por favor, que…, que sea un secreto entre… los dos –El peli azul sonrió amplio un poco más su sonrisa con un pequeño toque de ilusión en los ojos, Tenma lo noto y se sonrojo más- C-como amigos, claro, porque ahora podemos ser a-amigos, ¿verdad? –Eso le llego como una patada en el estómago, por lo que su sonrisa se volvió algo pequeña y la ilusión en sus ojos se había desvanecido.

    - Si… Amigos… -El vizconde volvió a repetir la acción anterior; se agacho y beso la mejilla del castaño- Nos vemos… -Susurro por último y subió las escaleras para después perderse por el pasillo.

    Tenma se quedó algo atónito, ¿qué había sido eso? No, esta vez no estaba molesto, estaba extrañado. Normalmente, cuando estaba cerca de Tsurugi o este lo besaba, sentía una electricidad recorrerle la columna o un cosquilleo en el estómago, pero ahora no sintió nada. El beso sobre su mejilla lo había sentido como amargo, incluso pudo notar algo de tristeza en sus ojos ámbares -Pero, ¿por qué?- Pensó Tenma. Hace rato estaba que se ahogaba de la risa y ahora, ¿estaba triste? No entendía ese cambio de actitud, pero no lo molestaba, lo preocupaba. Un bostezo lo hizo salir de sus pensamientos y miro en dirección a las escaleras.

    - ¡Uah! ¿Tenma? ¿Qué haces aquí tan temprano? Si tú eres un holgazán –Exclamo Furetsu, quien bajaba las escaleras con pereza.

    - Siempre hay una primera vez para todo, me dio hambre… -Se excusó rápidamente. Su amigo lo miro no muy convencido y después se encogió de hombros.

    - Bueno, vamos a desayunar… Oye, ¿y esa chaqueta? –Tenma se miró la ropa y sudor frío, sintiendo que el corazón se le detenía.

    - A-ah, es… ¿Chaqueta? ¡Ah! ¿Esta? –Dijo con nerviosismo el príncipe, intrigando un poco a su amigo.

    - Amh… Sí, ¿cuál más?

    - P-pues…

    - ¡UAH! –Un sonoro bostezo los interrumpió, mirando nuevamente a las escaleras, donde bajaba el rey- Buenos días, muchachos. ¿Van al comedor?

    - Buenos días, majestad –Saludó Furetsu- Si, ¿nos acompaña? –Dijo olivando el tema de la chaqueta, a lo que Tenma aprovechó y salió disparado a las escaleras para ir a su habitación.

    - Hey Tenma, ¿A dónde vas? ¿A dormir de nuevo? –Preguntó el rey, mirando las escaleras que estaban frente a las que bajaba él.

    - ¡Si! Digo, ¡No! Voy a ver algo. No tardo. Ahora los alcanzo.

    Furetsu y Endou se miraron confundidos, a lo que después se encogían de hombros y sin más se fueron hacia la cocina.
    En cuanto a Tenma, este corría por los pasillos, esquivando a los sirvientes que lo saludaban de pasada y este les respondía rápidamente. Al doblar esquina, no se fijó que alguien venia, y termino chocando, parando su carrera.

    - ¡L-lo siento! Es que yo…

    - ¿Tenma? Ah, qué bien que te encuentro –El mencionado levanto la mirada y se encontró con el dueño de la chaqueta que aún traía puesta.

    - ¡Tsurugi! Y-yo también te buscaba, es que… -Se aclaró la garganta y se quitó la chaqueta, tendiéndosela a su dueño, mientras sonreía avergonzado y sonrojado- P-perdón…

    - Si… Por eso te buscaba también. No te preocupes –Tsurugi la tomo sin mirar al príncipe, que se entristeció un poco por eso- Gracias.

    - De nada… Eh… ¿Saldrás? –Preguntó al ver que el peli azul ya estaba cambiado.

    - Si. Tome un baño rápido, desayunaré por fuera… Nos vemos –Se dio la vuelta para dejar su chaqueta en su habitación.

    - E-espera –Tenma le tomo el brazo, impidiendo que se fuera como hace un rato en el roble- No… ¿No quieres desayunar conmigo? Nosotros, es decir, el rey, Furetsu, yo…

    - No, gracias. Ya quede con mi hermano desde ayer… ¿Puedes soltarme? Llevo prisa –Dijo en un tono algo neutral, extrañando al castaño quien lo soltó, bajando la mirada.

    - Lo siento…

    - No te preocupes. Nos vemos –Sin decir más, Tsurugi se fue de nuevo a su habitación, dejando a un príncipe confundido.

    - Oh, Tenma. Buenos días –Saludo otro peli azul mayor, Tenma no se inmutó.

    - Buenos días… -Respondió vagamente.

    - ¿Ya desayunaste? –Preguntó con una cálida sonrisa, Tenma negó sonriendo forzadamente.

    - No… Justo iba a ir ya…

    - Te acompaño. Creí que Mamoru me despertaría pero ya vi que no… -Y así se fueron charlando hasta la cocina, pero más bien parecía que Ichirouta iba hablando solo, ya que Tenma no respondía en nada.

    La mañana y mitad de la tarde habían transcurrido un tanto extraña; Tenma se sentía triste y no sabía porque. Había estado distraído en una plática que tuvo con Endou, quien le explicaba sobre cómo se manejaban los fondos, sobre cómo organizar los proyectos, no había puesto nada de atención a lo que le decían. Solo recordaba una y otra vez lo que había hecho esta mañana con el vizconde Tsurugi; de como reían, como hablaban, fue un momento muy agradable, incluso llegó a pensar que esa mañana la había pasado mucho mejor que todas las veces que había salido con Shindou, -De nuevo comparándolos- pensó. Últimamente, cada cosa o detalle que encontraba en el Conde del reino de Raimon lo comparaba con los del Vizconde Tsurugi y llegaba a la conclusión de que este último se portaba bien con él y que lo hacía sentir bien, y eso estaba mal. Estaba mal, porque estaba comprometido. Estaba mal porque si se enamoraba de alguien más que no fuese su prometido viviría infeliz el resto de su vida. Además, debía deshacerse de esa idea -¿Quién dice que no se está portando así para enamorarme y que desista de la corona… ¡Pues claro!- Pensó el castaño nuevamente, pero volvió a recordar la sonrisa y mirada sincera de aquella mañana, y lo confundía más.

    - ¡Ah! ¡Me va a volver loco! –Gritó el príncipe mientras se estiraba no muy fuerte de los cabellos.

    - ¿Quién te va a volver loco? Espero que yo –Una voz adentrándose al salón lo hizo girar espantado para después suspirar; su prometido había llegado.

    - Shindou… Viniste –Una vez que estuvo cerca lo abrazo, el Conde le correspondió pero a los segundos se separó. Tenma ya se empezaba a acostumbrar a eso.

    - Si. Planeo pasar todo el contigo, ya que probablemente me ausente una semana y media porque debo viajar a Inglaterra con mis padres. ¿Te parece si vamos a comer? He reservado en un buen lugar en la ciudad, y tranquilo, no te preocupes por la multitud. Ese lugar es conocido porque solo va gente de la realeza y nobleza.

    - Eh… Sí, me parece bien.

    Y como lo dijo el conde, paso todo el día con el príncipe; fueron a comer a un lujoso y elegante lugar. Shindou había pedido una mesa cerca de una ventana que dejaba ver una hermosa vista panorámica donde se veía la ciudad y el palacio. Después de ello fueron a un club privado, donde jugaron un poco de tennis, que notablemente Shindou dejo ganar a Tenma. Cuando terminaron de jugar, fueron al pequeño cinema del club, donde vieron una película romántica. Se sentaron en un sillón para dos, que estaba algo estrecho por lo que quedaron muy juntos, cosa que no le importo al conde, ya que todo el rato tenía abrazado al príncipe, cosa que se le hizo extraño.
    Todo la tarde, Shindou se había portado muy detallista y cariñoso, incluso en la película le había besado la frente, y eso era mucho viniendo del conde. Pensó dos cosas: por fin le daría la oportunidad de enamorarse de él o algo traía entre manos. Temió más por la segunda.
    Cuando llegaron al palacio, Shindou propuso dar un paseo por el jardín; habían estado tomados de la mano un buen rato hasta llegar a una banca, donde se sentaron, muy juntos.

    - Valla, fue una larga tarde, ¿no? –Preguntó Shindou, mientras acariciaba la mano de Tenma.

    - Si… La pase muy bien…

    - La pasamos –Corrigió con una sonrisa, que Tenma le devolvió.

    - Y… ¿Por qué irás a Inglaterra? Si puedo saberlo –Preguntó ahora Tenma, mientras veía la mano de Shindou con ligera sorpresa en sus ojos.

    - Claro que puedes. Mis asuntos son tus asuntos de hoy en adelante… Verás, debo ir a ayudar a mi padre a hacer unos negocios con un duque de Londres entre otros proyectos. Me encantaría llevarte pero sé que estás ocupado aquí –Dijo Shindou mientras acariciaba una de las mejillas de Tenma, haciéndolo sonrojar muy poco.

    - Si… Si voy a gobernar debo aprender y conocer mi reino… O más bien…, nuestro… -Tenma desvío un poco la mirada, no entendía porque las palabras no le salían con fluidez cuando involucraba al conde en ellas, pero este no se inmutó de ello.

    - Futuramente… -Exclamo mientras soltaba las manos del príncipe y se alejaba un poco de él, desconcertando a Tenma.

    - Eh… ¿Pasa algo? –Preguntó Tenma con extrañez en su voz, Shindou vaciló un poco.

    - Sabes, vamos a casarnos, ¿verdad? –Tenma asintió- Estamos comprometidos, no oficialmente ante el pueblo, pero creo que el compromiso sigue estando nulo…

    - ¿A qué te refieres Shindou…?

    - Pues, que tengo que hacerlo como se debe –El conde se levantó para después meter la mano al bolsillo del saco, tomando una pequeña cajita roja, a lo que Tenma abrió los ojos sorprendido. Shindou se hinco frente al príncipe y dejo ver el anillo que había en la cajita- Sé que no nos conocemos mucho, y probablemente con este poco tiempo que llevamos conviviendo no podemos decir que estamos enamorados totalmente, pero si lo intentamos poco a poco, lo haremos. Así que… Matsukaze Tenma, ¿quieres casarte conmigo? –Tenma se cubrió la boca con sus manos ahogando un suspiro.

    - S-Shindou… -Exclamo Tenma en un suspiro, conmoviéndose por las palabras del conde- -S-sí Shindou… Si quiero casarme contigo…

    - Que bien… Ven aquí… -El conde se levantó y dejo que el príncipe lo abrazara, para después levantarlo y darle vueltas, haciendo que los dos rieran- Prometo hacerte muy feliz, Tenma…

    - Eso espero… -Shindou dejo un beso en la mejilla de Tenma para después bajarlo, y se dirigieron hacia el castillo para que vieran el anillo de compromiso de Tenma.

    Pero, en ese mismo momento, no notaron que alguien que iba pasando del otro lado del jardín, presencio toda la escena, sintiendo como algo en su corazón dolía, sintiendo un nudo en la garganta, mientras apretaba los puños.

    - ¿Kyousuke? ¿Pasa algo? –Preguntó Yuuichi, mirando extrañado a su hermano menor.

    - Nada… Vámonos.

    - ¿Seguro…?

    - Si, totalmente.

    - Bueno, como te iba diciendo…

    No entendía porque la propuesta de Shindou hacia Tenma le había molestado mucho, no sabía porque se sentía celoso, el no sentía nada por el príncipe y le importaba muy poco que hacía o con quien se casaría. Debía impedirlo, impedir que se casara para que no se quedara con el trono, o eso se hizo creer.








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    Ay, sentí feo cuando escribí lo último<|3 pero no se preocupen, por lo pronto así será~
    Ah, como me hubiese gustado que en la película hubieran puesto una escena como la de Tsurugi y Tenma, bueno si pero no es lo mismo, bueno, mejor no escribo más~ Nos vemos ^_^


    Edited by »Seiryu Urameshi« - 28/9/2015, 08:01
     
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  12. kyosukextenma
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    Waaaa por fin conty y kyaaa una declaración de matrimonio noooo mi kyosuke esta sufriendo dentro de sí mismo que malo ! No lo admite que tacaño !! Nooo tenma ye maldigo cono puedes decir de si cuando el mismo sabe que no siente lo mismo como con kyosuke !! Que aquí todos son estúpidos no puedo creerlo ...... bueno espero conty fue magnífico te digo me gustó mucho ! Sobretodo el momento juntos fue re buena los árboles de cerezo ese momento justo Kyaaa bueno me calmo
    bye by
    Kyo x ten
     
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  13. lucy shadows
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    CONTYYY PORFIIII ME ENCANTO! :=DANCING: :=amors: :=uuhuhuhus: :=yeahyie: :=singins: :=WIJIS: :=duouou: :=duouou: :=duouou:
     
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  14. »Seiryu Urameshi«
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    ¿No les ha pasado que terminan algo con esfuerzo y neurona, y después se borra? Pues a mi siempre me pasa, #BadLuckSeiryu
    ¡Hola! He vuelto, después de escribir la conti, de VOLVER a escribir la conti porque este aparato del diablo que todos conocemos como laptop o portatil, se le da la gana borrarme las cosas, ah... Aunque siento que me quedo mejor esta que la pasada (?). En fin, espero les guste~




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    Capitulo 7


    Habían pasado una semana desde que el conde Shindou había pedido la mano de Tenma, hasta el momento solo la familia real y la del conde lo sabían, pero hoy se haría oficial frente todo el reino de Inazuma. En esa semana habían dos cosas que se notaban; el entusiasmo por arreglar todo para el anuncio del compromiso oficial, y la distancia que había entre Kyousuke y Tenma, pero más esta última. Tenma se sentía extraño, o más bien no lograba descifrar que sentía; el vizconde se portaba algo frio y distante con él, como si quisiese tener el menor contacto posible con el príncipe. Entendía que probablemente no le agradaba la idea de que la corona se le estaba escapando de las manos, pero al le parecía como si fuera otra cosa, algo más personal, quería saber de que se trataba, preguntarle si acaso, pero no tenía el valor para hacerlo, y eso no lo había dejado dormir bien en esa semana transcurrida. Volvió a ser el tipo arrogante y molesto que llegó al palacio. Le dolía esa indiferencia y frivolidad que tenía hacia él, porque probablemente pasó lo que más temía; se enamoró del Vizconde Tsurugi. - ¡No! Solo estoy confundido…– Pensó mientras revolvía sus cabellos, no era momento para pensar en eso. Su mejor amigo lo había notado, porque en vez de que sentirse realizado por su compromiso parecía más que anunciaban su sentencia de muerte o su funeral, cualquier cosa fatal.

    - ¡Tenma, quédate quieto! –Le regaño Furetsu mientras intentaba acomodar la corbata de un nervioso príncipe, que se movía de un lado a otro.

    - ¡No me regañes, estoy nervioso! –Se defendió el príncipe, mirando todo el ambiente del palacio; todos los sirvientes que iban de aquí para allá.

    - ¡Ya sé! ¡Pero tan siquiera no respires por diez malditos segundos, por favor! –Y fue lo que hizo. Lo ayudo a relajarse, y ayudo a su amigo a terminar de acomodar la corbata.- Ya está. Anda, a subir a otro lado.

    - Gracias, Furetsu. Amigos como los tuyos ya no hay –Respondió Tenma, sarcásticamente, para después irse a otro lado a intentar cambiarse.

    El peli naranjo rio y volvió a suspirar; observaba a su amigo desde una ventana del balcón, era más que obvio que todo esto lo agobiaba. Había notado algo, pero no quería adelantarse, pero desde que el menor de los Tsurugi llegó al palacio, había visto un pequeño cambio en Tenma, no por el hecho de pelear por la corona, sino que, notaba que cada vez que el vizconde se le acercaba o estaba cerca de él, veía un brillo en los ojos del príncipe. A pesar de que parecían como “perros y gatos”, los dos parecían tener una gran química, los dos eran muy diferentes, pero uno tenía lo que le faltaba al otro, hasta se le hacía que serían una linda pareja –Pero él ya está comprometido- Pensó tristemente mientras volvía a suspirar.

    - ¿Por qué tanto suspiro? –Una voz lo saco de sus pensamientos, sonrojándose un poco de vergüenza.

    - ¡Yuuichi! Me asustaste –Respondió poniendo una mano en su corazón, el peli azul solo sonrió- ¿Qué haces aquí? Pensé que no vendrías.

    - Lo siento…Vine por Kyousuke, dijo que quería salir. Y también, quería verte –Sonrió mirando al peli naranjo mientras lo abrazaba, cosa que hizo que su sonrojo creciera aún más.

    - Y-Yuuichi, alguien podrían vernos –Dijo algo tímido mientras posaba sus manos en el pecho del mayor.

    - Que nos vean todos entonces.

    Habían estado saliendo en esas últimas semanas, en secreto por petición de Furetsu, ya que supuestamente se le haría “muy pronto” y quería buscar una manera de decirle a sus padres, pero ha como era su novio, presentía que medio mundo ya lo sabía pero fingían no saber nada, y no le importaba, mientras. Desde que vio al peli azul lo flechó por completo, le gustaba estar con él, y cuando tenía sus descansos como asesor del príncipe, pasaba todo el tiempo con él, y nadie se lo impedía –Ojala ese fuera el caso de esos dos– Pensó mientras veía a su amigo aún con aire nervioso recargado en la pequeña fuente de las escaleras, casualmente justo a lado del peli azul menor, quien estaba recargado del otro lado de la fuente. Volvió a suspirar y recargaba su rostro en el pecho de Yuuichi, quien lo noto enseguida.

    - ¿Estas preocupado por Tenma? Tranquilo, todo saldrá bien –Le reconforto mientras acariciaba sus cabellos naranjas.

    - No quisiera admitirlo, pero estoy preocupado por los dos…

    - ¿Por los dos? –Preguntó Yuuichi confundido para después voltear a la misma dirección donde estaba el príncipe, donde también estaba su hermano.

    Yuuichi también lo había notado, pero para no angustiar más a Furetsu no lo hacía ver, pero también estaba preocupado por su hermano. Últimamente, de las veces que iba a visitarlo o que los dos salían, estaba algo ido, muy pensativo para su gusto. Tsurugi Kyousuke era una de esas personas que le daban poca importancia a las cosas o a lo que pasara, tomaba las cosas a la ligera y en ciertas cosas solo pensaba en sí mismo, pero esta vez era la excepción. Se estaba interesando mucho en el compromiso del príncipe, cuando fue a la mansión a darle la noticia a su tío sobre que Tenma iba a casarse, lo decía con una expresión viva y clara de celos y enojo, a él no lo haría tonto, era su hermano, lo conocía bastante bien.
    Le había dicho, se lo había advertido, que no se dejara llevar por ese juego de molestar al príncipe o seguir los consejos de su tío, porque terminaría arrepintiéndose, y lo estaba haciendo, pero su orgullo lo hacía ocultar muy bien a los ojos de los demás, su orgullo le impedía ver a él mismo que se había enamorado de Tenma. Pero no solo eso le preocupaba, sino también que por culpa de las ambiciones de su tío lo hicieran cambiar y lo perdiera.

    - Pues… -Yuuichi rompió el silencio, captando la atención de Furetsu- Si es lo mismo que pensamos, que es lo más seguro porque coincidimos con muchas cosas –Sonrió, haciendo sonreír también al peli naranjo- Solo, nos queda mirar. Los dos son muy orgullosos por lo visto, y están confundidos, pero esto depende de ellos…

    - Pero… Es que…No es justo… -Exclamo Furetsu. Yuuichi suspiro.

    - Tranquilo… Dicen que “el amor todo lo vence”, veamos si este es el caso. Ahora sonríe, te vez más lindo así –El peli naranjo rio y asintió.

    - Si, vamos con ellos, debo preparar a Tenma y tú te irás con tu hermano.

    - Si.

    Y dicho esto último fueron hacia Tenma y Tsurugi. El primero seguía debatiéndose y reprendiéndose mentalmente, ¿Por qué sentía un vacío y tristeza? Debería estar feliz, iba a casarse, pero el simple hecho de que no quería a Shindou no lo dejaba de angustiar. Esa semana se estaba preparando mentalmente que, a partir de esto, el haría su vida con alguien más, y que debía apoyarlo en las buenas y en las malas, vivir el resto de su vida –Con alguien que no amas– le recordaba su subconsciente, atormentándolo más. No era justo para él ni para Shindou, el conde no tenía la culpa, es más, lo quería y admiraba por el simple hecho de que está haciendo hasta lo imposible para enamorarlo, pero no era otro cariño más que amigos, porque, no quería aceptarlo, pero sabía que aunque se casara con Shindou, su corazón era de Kyousuke, y de nadie más.
    Desde que el vizconde llegó al palacio, le dio un gran giro a su vida. La primera vez que lo vio en el baile, su porte, su mirada, su cabello, todo de él lo habían encantado. Cuando lo conoció ese poco tiempo se le hizo lo más agradable, digno de un príncipe aunque no lo fuera, incluso antes de saber quién era, cuando supo que tenía que casarse, fue el primer candidato para desposarse, se sentía emocionado con eso, porque así descubriría más de él, que cosas más tendrían en común, ilusionándose con una vida con él, hasta juró mover cielo, mar y tierra por encontrarlo, pero al final, se llevó una amarga sorpresa.
    Y no podía hacerse ninguna ilusión, no sabía si confiar en él., no sabía ni siquiera que pensaba de él, mucho menos si sentía algo, pero aquella vez, en “su lugar secreto”, se veía tan sincero, que podía haber algo más aunque pecara de infidelidad, pero era demasiado tarde, debía olvidarse de todo eso, tenía que casarse, tenía que hacerlo, por el bien de su nación, -Oh por el bien de los dos…

    - Valla, mucho alboroto por un simple anuncio. Ni el príncipe de Tengawara hizo mucho escandalo cuando anunció que iba a casarse, ¿no crees? –Kyousuke captó la atención de Tenma, haciéndolo salir de sus pensamientos. Sorprendiéndose también, que no había notado su presencia hasta ahora.

    - Yo… Yo no planee todo esto. Queríamos algo simple, su familia y la mía insistieron en esto… -Respondió vagamente, mirando de reojo al oji ámbar, quien solo sonrió arrogantemente.

    - No me des detalles. Solo fue un simple comentario… No tienes por qué darme explicaciones.

    Eso hizo que el príncipe sintiera como una pequeña punzada en el pecho. De nuevo estaba siendo indiferente y frio.

    - ¿Qué te pasa…? ¿Por qué te portas así conmigo…? –Preguntó desconcertando algo al vizconde llamando su atención, que ahora lo miraba directamente. El príncipe rio y sonrió amargamente- Digo, aquella vez... Parecías otra persona muy diferente al patán que eres ahora, creí que al menos serias más amable o cambiarías… -Ahora el peli azul rio.

    - Ja, no te confundas. Todos tenemos nuestros momentos para relajarnos, ese fue uno de muchos –Tenma apretó los puños ante ese comentario- Y yo no cambie, no he cambiado ni cambiare. Por nada ni por nadie. Así soy yo te guste o no. Y de una vez te aclaro, no creas que estoy aquí por ti o por algo parecido, no todo gira alrededor de ti, alteza.

    - ¿¡Entonces qué haces aquí!? –Pregunto Tenma encarando al peli azul, quien seguía sonriendo, acercándose igual al castaño.

    - Estoy esperando a mi hermano. Te lo repito no todo gira alrededor de ti, no te creas la gran cosa… -Exclamo Tsurugi, quien se ponía aún más cerca.

    - Espéralo en otro lado entonces, y vete y no me amargues más el momento –Susurró entre dientes el príncipe.

    - Te ahorro la molestia, ya me iba. Y más amargado no puede ser tu día o tu vida –Susurro el peli azul, dejando sorprendido y confundido a Tenma por ese comentario. Se agacho hacia el castaño como ya era su costumbre, el príncipe giro el rostro para evitar uno de sus acostumbrados besos, pero se sorprendió más al ver que solo era un susurro y por lo que le decía en este: Buena suerte con ese infeliz matrimonio…

    - ¡Kyousuke! Que bien que te encuentro, ¿nos vamos ya? –Llegaron “a tiempo” Furetsu y Yuuichi al ver que el ambiente entre el príncipe y el vizconde no se veía nada bien.

    - Si –Respondió el peli azul sin dejar de ver fijamente los azules ojos algo brillosos de Tenma- No tenemos nada que hacer aquí…

    Sentía ganas de llorar, pero las iba a aguantar, no le iba a permitir darle ese gusto. No podía creer que se estaba enamorando de un tipo como él. Pero tampoco iba a negar que por ese sentimiento, le dolía mucho que todas esas palabras salieran de su boca.

    - ¡Tenma, amor! –Una voz hizo voltear a todos a la dirección donde provenía, dejando ver al conde Shindou, quien llego abrazando por la cintura a su ahora príncipe, acción que hizo que la sonrisa de Kyousuke se esfumara en menos de un segundo.

    - Ta-Takuto… ¿Cuándo llegaste?

    - Hace unos minutos, te estaba buscando, el anuncio ya va a comenzar…

    - Vámonos Yuuichi –Dijo simplemente el vizconde, yendo hacia la salida.

    - Eh, sí. Te veo después Furetsu –Se despidió Yuuichi besando la mejilla del peli naranja para después ir tras su hermano.

    - ¡Anunciando el compromiso real del príncipe Tenma, y Shindou Takuto del reino de Raimon!

    - ¡Vamos, apúrense! No hagan esperar a su reino –Exclamo Furetsu mientras los empujaba al balcón

    Y así, juntos, tomados de la mano, salieron al balcón del palacio para anunciar su compromiso y responde una que otra pregunta de la prensa sobre la boda. Anqué Tenma se veía algo ausente, pensando; cuando Shindou se acercó y lo abrazó, pudo ver de reojo como la mirada del peli azul se ensombrecía y cambiaba su expresión arrogante a una amarga, como la suya, y no entendía porque, se supone que le daba igual con quien estuviera, se lo dijo, ¿no? –Pero entonces… ¿Por qué reaccionó así?– pensó confundiéndose más.
    Por otro lado, ya habían pasado unas horas desde el anuncio del compromiso real, en la publicidad y en todos los medios de Inazuma no paraban de hablar sobre dichoso compromiso, haciendo que el vizconde Senguuji apagara la televisión y arrojara el control lejos, siendo salvado por su sobrino menor, quien entraba a la sala de estar.

    - No quiero decírtelo, pero te equivocaste. Tenma ya consiguió con quien casarse, y yo me despido de gobernar Inazuma –Exclamo, mirando a su tío atento, quien sonrió.

    - Kyousuke, Kyousuke, Kyousuke. Muchacho, aun tienes que aprender más –Respondió el peli rosa, confundiendo al peli azul.

    - ¿A qué te refieres con eso?

    - Me refiero, sobrino, que Tenma jamás va a ser feliz con un arreglo nupcial… su cabecita de príncipe quiere un “amor real”, quiere un matrimonio verdadero, algo que lo haga sentir vivo, como el típico y patético principito que es –Dijo mientras bebía un poco de su copa de vino.

    - ¿Y…? –Siguió Kyousuke, interesándose un poco de lo que hablaba su tío, que comprendía un poco a donde quería llegar.

    - Y… Tu deber es enamorarlo –Kyousuke se quedó algo sorprendido ante la propuesta de su tío- Hazlo sentir eso que quiere; enséñale un amor pasional y real, hazlo sentir “vivo”, y ese tipo de cosas.

    - Y… Que cambie su opinión hacía Shindou, ¿verdad? –Dijo sentándose en un sillón individual frente a su pariente.

    - Así es. Sabía que a ti no te perdería como Yuuichi y tu bueno para nada de tu primo, tu padre debe estar orgulloso de ti –Kyousuke sonrío algo incómodo, tal vez no pensaran muy igual, pero no le agradaba que lo comparara ni lo viera superior a su hermano y primo, pero dejo eso de lado al tocar cierto tema por casualidad.

    - Mi… ¿mi padre aprobaría esto? –Eso capto la atención del mayor en la habitación- Es decir, él… ¿quería esto para mi? –Daigo guardó silencio por unos minutos.

    -… Claro que sí. Solo que tú eras muy pequeño en aquel entonces, es normal que no recuerdes eso.

    - Entonces… ¿Por qué Yuuichi nunca me lo dijo?

    - Porque Yuuichi es un egoísta que no piensa en el bien de su pequeño hermano –Respondió levantándose, mientras apretaba los hombros de su sobrino como muestra de cariño, y suspiro- Recuerdo perfectamente sus últimas palabras: “Daigo, apóyalos. Los dejo en tus manos. Sé que algún día uno de los dos serán unos grandes reyes”. Pero ya vez, lo egoísta que es que ni siquiera quiso cumplir el último deseo de tu padre –Kyousuke solo asintió algo ido.

    - Pero, entonces… ¿Por qué yo no recuerdo eso?

    - Ya te lo dije, eras muy pequeño en aquel entonces cuando tu padre murió. Obviamente no lo recuerdas.

    No era que dudara de su tío, confiaba mucho en él y sabía que nunca le mentiría con algo así, pero también recordaba ese día con claridad, ¿Cómo iba a olvidar algo así? recordó que la última vez que lo vio, sus últimas palabras hacia Yuuichi fueron “Cuida de Kyousuke…” y a él, le dijo “No caigas en malas intenciones, haz lo que tu corazón quiere que hagas”.
    No entendía eso último, bueno, era muy pequeño, no sabía mucho en aquel entonces, y con el paso de los años intentó descifrar ese mensaje de su padre, pero nada le llegaba a la cabeza. Decidió olvidar ese tema, lo importante ahora era la corona de Inazuma.

    - Y, tocando el tema, ¿podrías ir por tu primo? Dijo que vendría y quiere que valla a recogerlo al aeropuerto pero no tengo tiempo –Dijo sin mucha importancia, volvió a sonreír incómodo.

    - Si, como tú quieras tío--

    - No es necesario. Yuuichi se tomó la molestia de ir por mí… Mucho sin verte, padre.

    - Ah, Yamato –Dijo Daigo simplemente mientras veía con indiferencia a su hijo y a quien lo acompañaba, quien no quiso darle importancia.

    - B-buenos tardes, Señor Senguuji… -Hablo tímidamente un castaño quien acompañaba al hijo único de Daigo.

    - Valla, se me hace algo cínico que traigas a la razón por la cual nuestra relación como padre e hijo se fuera al caño–Respondió indiferente sin responder a quien le hablaba. Yamato apretó la mandíbula- Ah, qué bien que estés aquí. Que bien que llegaste. Si me disculpas, me iré, tengo cosas que hacer, encárguense ustedes, Yuuichi, Kyousuke –Y sin decir más, el mayor de los tres en la habitación se retiró, dejando un ambiente algo tenso en el lugar.

    - Nunca cambiara de parecer, ¿verdad? –Dijo el peli rosa mirando cómo se iba su padre sin decir más.

    - Yamato… -Exclamo el castaño quien lo acompañaba, intentando reconfortarlo.

    -… ¡Yamato! Que gusto verte –Kyousuke fue el primero en romper el silencio, haciendo cambiar la expresión de su primo.

    - ¡Kyousuke! Has crecido mucho –Respondió el peli rosa mientras estrechaba la mano de su primo y lo abrazaba.

    - Si, y, veo que no vienes solo, ¿eh? –Exclamó Kyousuke, mirando con picardía a Yamato.

    - ¡Kyousuke! –Lo reprendió Yuuichi, riendo un poco por lo directo que solía ser su hermano.

    - No dije nada malo.

    - Valla, déjenme presentarme. Soy Kurosaki Makoto, la… la pareja de Yamato –Saludo el castaño a los dos peli azules, quienes sonreían amables- Y lamento el mal rato, por mi culpa su tío se fue furioso.

    - Para nada, haz caso omiso al tío Daigo –Exclamo Yuuichi aun sonriendo.

    - Los asuntos entre Yamato y el tío Daigo son aparte. Pero olvidemos eso, ¿Qué hacen por aquí? –Preguntó Kyousuke, al menos que su primo estuviera de regreso, lo ponía algo animado.

    - Un amigo de Makoto lo invitó a su despedida de soltero, y yo aproveche para venir a verlos –Respondió Yamato mientras abrazaba a Makoto.

    - ¡Si! Estoy muy feliz por Tenma, de seguro lo conocen, digo, después de todo gobernara a Inazuma dentro de un mes cuando se case –Exclamo Makoto feliz, haciendo que Yuuichi se pusiera nervioso y mirando a su hermano, quien puso una expresión algo seria, aunque a Yuuichi le causo más gracia el tic que estaba en el ojo de su hermano menor, pero decidió aguantar un poco la risa.

    - Ah… ¿el príncipe Tenma? –Dijo Kyousuke “sin importancia”, Makoto asintió.

    - ¡Si! Su novio es muy atento con él, sinceramente, en lo personal, hacen muy buena pareja, digna para gobernar…

    - Ah, ya veo… ¡Oh! Miren la hora, tengo que hacer algo, nos vemos después –Lo interrumpió, dirigiéndose a la puerta- Este mundo es muy pequeño… -Pensó esto último y salió por la puerta, debía actuar ya.

    Los demás en la sala se quedaron algo confundidos, viendo como el peli azul salía apresuradamente de la casa.

    - ¿F-Fue algo que dije? –Preguntó Makoto, ya que justamente cuando hablaba del tema de la boda de Tenma.

    - P-para nada, está muy ocupado últimamente, mi tío y el son muy apegados en eso de los negocios de la familia –Respondió Yuuichi con una sonrisa nerviosa, al parecer el día para Kyousuke iba algo en su contra.

    - Y eso preocupa, Yuuichi… Yo por eso renuncie a todo lo que él me iba a heredar, es mi padre, pero no es un buen ejemplo para Kyousuke.

    - Yo lo sé… -Yuuichi suspiró- Lo ha estado engañando por años, y lo peor es que ya no me escucha para nada…

    - Y eso de tu padre, ¿¡cómo puede mentirle con algo así!? Tu padre jamás le dijo algo así al mío, estuvimos ahí ese día y teníamos la conciencia suficiente para entender lo que pasaba... Tenemos que hacer algo.

    - Y lo haremos, de una forma u otra…


    “Ya ha pasado un día desde que anuncie el compromiso con Shindou, oficialmente somos prometidos, y próximamente esposos, ¿Qué es lo malo? Que yo no siento nada por él. Delante de todos tengo que fingir que lo quiero y que es la persona correcta con quien hacer mi vida, ¡eso es horrible! Es horrible querer a alguien, y que este no te corresponda, y lo entiendo, eso es lo que me pasa en estos momentos.
    No puedo creer que me enamoré del vizconde Tsurugi… De todas las personas en el reino y en el mundo, ¿me tuve que enamorar de él? ¿¡Precisamente de él!?

    Me gustaría que al menos hubiera sido correspondido, siquiera un poco, incluso, ese día que estábamos en el roble de cerezo, no… mucho antes… desde que comencé a conocerlo y descubrir lo que empezaba a sentir pro él, llegue a pensar en mandar todo al caño, porque me hizo tener tantas falsas ilusiones; me hizo creer en él, que lo quería, me hacía sentir… vivo, el estar con él me ponía tranquilo, de verdad estaba creciendo un gran amor por él. Somos muy diferentes, pero eso era lo que me atraía, porque sentía que algo que no tenía yo lo podía tener él, que algo que él no tenía lo podía tener yo, que podríamos complementarnos, ser felices juntos y muchas cosas más, pero ayer…, ayer me rompió el corazón con eso de “Buena suerte con ese infeliz matrimonio”, terminó con todo con lo que yo creía, pero yo tuve la culpa, por confiar en él.

    Pero… no entiendo, porque cuando Shindou se acercó a mí, el cambio su expresión y su semblante, creí que me diría algo más, pero solo se fue, y no es la primera vez que lo hace, en anteriores veces hacia exactamente lo mismo, se iba y me ignoraba, y cuando él tenía mi atención se veía muy diferente, como si disfrutara de ello, y eso me confunde aún más… No, no volveré a caer, esa será la última vez que se burla de mí, voy a ponerle todos los obstáculos posibles para que no se quede con mi trono, porque sé que de brazos cruzados no se va a quedar, y también, olvidarme de esos sentimientos y de él, cuésteme lo que me cueste…”


    Tenma se limpió una escurridiza lágrima que bajaba pro su mejilla, para después entre cerrar su diario, se sentía confundido, y ya no quería pensar en eso, debía concentrarse en una cosa; su boda.

    - ¡Aja, muchas gracias! ¡Oh, Tenma! ¿Qué haces aquí? –Midorikawa lo saco de pensamientos, a lo que sonrió.

    - Nada, leía un poco –Respondió simplemente.

    - Ya veo, bueno, con permiso, ¡esto de tu boda nos trae vueltos locos a mí y a Ichi! ¡Nos vemos! –Y sin decir más, se fue.

    - Quisiera tener ese mismo entusiasmo… -Pensó el príncipe mientras veía su anillo.

    Por otro lado, el vizconde se encontraba observándolo atentamente como miraba ese anillo. Lo sabía, él sabía que Tenma no era feliz, sin necesidad de que su tío se lo dijera. La verdad era que se sentía mal, en realidad no quería gritarle esas cosas a Tenma, y se sintió peor al recordar la imagen del príncipe, con esos ojos azules que le parecían tan lindos, empañarse de lágrimas, pero Tenma las aguanto, estuvo a punto de hacerlo llorar, y se sentía la peor persona del mundo, pero al ver tanto alboroto por el compromiso, la boda, lo ponían muy molesto, y no entendía porque o, o quizás se negaba a verlo… –No… Eso jamás pudo ni podrá ser…– Pensó algo triste, su único deber era pelear lo que le correspondía, debía seguir las instrucciones de su tío –Al menos déjame salvarte de una vida y matrimonio infeliz…– Pensó mientras se acercaba silbando hacia el castaño, si al menos podía hacer algo por él, lo haría. Si se enamoraba de él, Tenma no se casaría y se quedaría con el trono, habría algo de remordimiento de conciencia, pero intentaría vivir con ello. Cuando se acercó, Tenma lo miro sorprendido, no sabiendo muy bien cómo reaccionar, Kyousuke se recargo en el barandal de la escalera donde se encontraba el castaño, y tomo aire:

    -… ¿Te arrepientes de haberle dado el sí? –Pregunto al ver como el castaño veía su anillo de compromiso con una cara muy triste.

    - ¡N-no! Solo lo estaba admirando mi anillo. Es de su familia, ha pasado de generación en generación –Dijo mientras se lo mostraba al peli azul, que más bien parecía que se lo restregaba en la cara- ¡Takuto es tan romántico! –Se levantó al ver que el peli azul se le acercaba para acorralarlo como se le había hecho costumbre,

    Se sentía molesto. Ayer le gritaba y ahora venía como si nada, ¿qué pasaba con él? –Pero más odio que mi cuerpo no me obedezca cuando estoy tan cerca de él- Pensó molesto, intentándole sacar la vuelta.

    - Si… Si me disculpas, debo ir a arreglar unos cuantos detalles, hay tanto por hacer… -Dijo Tenma mientras subía las otras escaleras, irritándose al ver que el vizconde le seguía el paso, ya sea si subía o bajaba, con algo de calma, que le salió de quien sabe dónde, hablo:- ¿Se te ofrece algo más? –Dijo entre dientes.

    - No, no… solo que recordé que alguien me piso con sus piesotes.

    Eso confundió un poco al príncipe, pero después, recordó lo del baile; quería olvidar el tema de ayer y aclarar un viejo asunto de hace tiempo.

    -… ¿Perdón?

    - No, nada –Tsurugi sonrió de lado, fingiendo desinterés. Acción que irritó a Tenma.

    - Disculpa, pero tú, bailaste con todo, y mis piesotes –Se defendió el príncipe mientras subía las escaleras hasta el balcón de estas.

    - Vamos Tenma, solo fue una canción –Respondió le vizconde mientras llegaba al balcón también- Ve, acúsame con la guardia real por algo tan cruel y despiadado.

    - F-Fue más… -Susurro Tenma vagamente.

    - Bueno, dos canciones. Solo dos simples canciones –Kyousuke sonrió triunfal al ver que el príncipe no sabía que responder.

    - S-si, puede que sea cierto, ¡pero eso no quita el hecho que me engañaste! Jamás me dijiste quien eras, ni que me querías quitar tu trono. Ah, es que no te convenía, ¿verdad? –Ahora Tenma sonrió triunfal mientras se cruzaba de brazos. El peli azul rio desconcertando al príncipe.

    - Ah, perdóname Tenma. Es que de la emoción del baile olvide mis modales, pero siempre que bailo con alguien le muestro mi árbol genealógico, pero esta vez lo olvide. Lo siento mucho –La sonrisa de Tenma se desvaneció ante eso, haciendo que su irritación creciera.

    - P-puede que… Puede que seas muy astuto, ¡pero…!

    - El rey quiere que veamos todo ya.

    - Entonces démonos prisa.

    Miro en dirección de dónde venían las voces, no sería bueno que los vieran juntos, mucho menos ahora que estaba comprometido, así que camino hacia el pasillo, pero antes, miro al peli azul unos minutos, mirando fijamente la sonrisa de este, se le hacía un tanto extraña, era igual de encantadora como en el baile, como si intentara… -Ya te descubrí– Pensó Tenma, había descubierto algo más. Ese peli azul era una caja llena de sorpresas a su parecer.

    - Bueno, aparte de mentiroso, sé qué hacías, más bien, ¡sé qué haces! –Exclamo Tenma, mientras buscaba donde esconderse.

    - ¿Eh? ¿Hacer qué? –Preguntó Kyousuke inocente, molestando más a Tenma.

    - ¡Eso! ¡Eso que haces! –Dijo mientras abría la puerta del cuarto de limpieza, indicándole al peli azul que entrara, que no dio protesta alguna.

    - Tenma, de verdad que no entiendo a qué te refieres –Respondió Kyousuke una vez adentro, mirando como Tenma cerraba la puerta y encendía la luz.

    - El baile no importa ahora, lo que importa es que… -Y Kyousuke apagó la luz, Tenma no protesto y la volvió a encender- Lo que importa es que… -Y las volvió a apagar. Tenma supuso que lo haría de nuevo, así que le tomo las manos- ¡Lo que importa es que sé que estas queriendo hacer, y no voy a caer en tus juegos, no señor!

    Había descubierto que Kyousuke estaba intentando coquetearle o hasta seducirlo, para confundirlo y que todo lo de ese arreglo nupcial se fuera por el caño, pero no le daría el gusto, y no le daría oportunidad alguna para qué los del parlamento le dieran una oportunidad a él.

    - Pero, hay algo que no entiendo, Tenma… -Dijo Kyousuke, llamando la atención del castaño.

    - ¿Qué cosa no entiendes? ¡Deja de hacerte el inocente!

    - No me estoy haciendo el nada, solo no entiendo que es eso que hago…

    Aprovechando que lo tenía agarrado de las muñecas, Kyousuke atrajo a Tenma hacia sí, dejándolo a una corta distancia, y para que este no retrocediera, se soltó de un agarre y puso uno de sus brazos en la cintura de Tenma, rodeando esta. Al príncipe, sin saber qué hacer, solo se le subieron los colores al rostro, mientras maldecía en su mente esa costumbre que tenía su cuerpo de no obedecerlo cuando el peli azul se le acercaba de esa manera.

    - T-tú…

    - Dímelo, Tenma… -Le susurró en el oído aprovechando la poca distancia que había entre los dos, para después cambiarla a una muy cerca de los labios del príncipe, que comenzaron a temblar un poco de los nervios- Dime que es eso que quieres que deje de hacer… -Volvió a susurrar mientras lo miraba fijamente.

    No podía responder. Se sentía algo paralizado, no podía empujarlo ni nada parecido y que esa mirada ambarina tan penetrante no le ayudaba mucho, y no era como que no quisiera, quería acortar más la distancia y besarlo, y acabar con todo de una vez, pero su dignidad ayudaba a su fuerza de voluntad para no hacerlo, ni siquiera se disculpó o se veía arrepentido de todo lo que le dijo un día antes –Pero aun así yo.... –

    - ¡Ay! ¡Perdón príncipe, Lord Tsurugi! –Una empleada que abría el cuarto de limpieza hizo que se separaran.

    - ¡L-Lo siento, perdón por interrumpirlos!

    - ¡N-no es lo que parece, él y yo, solo estábamos…! –Y así como entró se fue con el rostro hecho un tomate.

    Tenma solo suspiro frustrado. Sabía que eso no pasaría desapercibido al menos en el palacio, los rumores y chismes corrían como agua en ese lugar, Endou se enteraría y lo regañaría.

    - Esto no puede estar pasando… -Exclamo Tenma mientras llevaba las manos a su cabello con frustración, olvidándose de que el vizconde seguía ahí.

    - ¿Mi principito tiene problemas? –Dijo Kyousuke burlonamente con las manos dentro de sus bolsillos.

    - ¿¡De quien crees que es la culpa!? ¡Y no soy tu principi…

    Y lo beso. Fue un pequeño roce pero lo beso, impidiéndole terminar. Tenma se quedó sonrojado y en shock, intentando analizar lo que pasó.

    - Bueno, no quiero meterte en más problemas, nos vemos –Y antes de que Tenma volviera a sí, se fue rápidamente, o tal vez le daría un golpe o uno de sus famosos zapatazos o pisotones.

    Tenma seguía ido, llevándose inconscientemente los dedos a los labios, recordando que ese simple roce lo hizo estremecer y sentir como chispas, y comprobar muchas cosas que lo habían dejado pensando –¡Pero solo está jugando contigo! – Pero su subconsciente lo hizo reaccionar, saliendo apresurado del cuarto de limpieza con su zapato en mano, buscando a la presa de este, pero para su desgracia, ya no estaba.

    - ¡C-como te odio, Tsurugi Kyousuke!

    Grito mientras pataleaba y hacia berrinche, y aunque sabía que no era verdad, prefirió dejarse llevar un poco por el enojo, para ver si siquiera así se lo creía.








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    Siento que me quedo algo drámatico, y eso que no soy muy fan de ese tipo de cosas, irónico, JA! Pero la música, y que volviera a ver One piece, justo el capitulo de Sabo, y la historia de Law, no ayudo mucho... Ace, Cora-san <|3 ah, bueno, a lo que es~:
    ¡Ay! Me imagino a Tsurugi como Lord Deveraux y, ¡ah! es hermoso, amo esa peli ♡ ¡Y más parejas!(?) Aunque el YuuichixFuretsu ya se notaba capiutlos anteriores, y YamatoxMakoto, ¿se acuerdan de él? ¿No? Ni yo me acordaba que Senguuji tenía un hijo hasta ayer, ah, que cosas, pero sera buen complemento para la historia. En fin, nos vemos el próx. capitulo ^^
     
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  15. FalseSlimShady
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    Ahhhhhh. *^* Asdfghjklñ, ¡has vuelto! Me encanta este fic, Tenmita es tan adorable y Tsurugi tan... Tan... Tsurugi. Lo adoro, simplemente lo adoro. Me alegra muchísimo que lo hayas continuado, y de qué forma, estoy súper enganchada. Espero conti pronto. *-*
     
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70 replies since 15/9/2015, 04:06   8199 views
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