Cherry wine- (Miyagi x Hiroki)

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    Hoy vengo a traerles esta rara historia en la que de verdad me he esforzado mucho. No solo porque la canción que uso es de mi cantante favorito, sino porque no sabía cómo expresar correctamente los sentimientos y el sentido de la canción, pero por fin lo logre a las tres de la mañana.

    No he visto mucho de esta pareja, aunque al parecer a muchos les gusta, además no sabía muy bien manejar la personalidad de Miyagi, pero creo que lo logré. De hecho, hace algunos años, cuando comencé a escribir quise hacer algo Miyagi x Hiroki, pero no pude manejar del todo bien la personalidad de Miyagi y termine abandonando la idea.

    Puede que en este momento, esta canción se a una de mis favoritas, porque está llena de metáforas, las cuales he dejado al final.

    También quiero decirles que tengo un fic incompleto en esta parte del foro llamado ~Amándonos desde tiempos inmemorables~ y otro en la sección de Junjou Egoist llamado “Give me love” y los estaré actualizando, puede que actualice entre Sábado Domingo y Lunes, que son días que tengo libres.

    En fin, espero que disfruten este One- shot y dejen un comentario
    Bye bye

    www.youtube.com/watch?v=SdSCCwtNEjA


    Cherry wine- (Miyagi x Hiroki)
    “¿No es irónico? Amar tanto al objeto de tu dolor. Los humanos somos masoquistas, ebrios de amor.”


    large


    Sus ojos y sus palabras
    Son tan frías,


    -¡My sweet honey!- Miyagi se abrazó a su asistente y pudo sentir como los pequeños hombros de este se tensaban. Acaricio en cabello de la nuca y estuvo a punto de besar sus labios.
    -Profesor, le he dicho que en el trabajo no me llame así. Usted es mi jefe, compórtese como tal.- Le dijo el castaño colocando sus manos en el pecho del mayor y sacándoselo de encima.
    -Vamos amor, ayer no decías lo mismo.

    Pero ella quema
    Como el ron en el fuego.


    Hiroki se sonrojó y buscó una salida.
    -No mezcles el trabajo con lo personal, estúpido.

    Miyagi rió y negó con la cabeza.
    -A mí me parece lo mismo- acaricio el cuello del menor donde la noche anterior había dejado purpuras marcas. “El demonio Kamijou” podía ser serio en su trabajo, pero en la cama… era dinamita.

    Caliente y rápido y furioso
    Como solo ella puede ser


    Su mente viajo a la noche anterior, cuando en sus sabanas de seda Hiroki se retorcía entre deliciosos espasmos y gemía con voz aguda. Recordó cómo se veía su piel ante la luz de la luna y como movía sus caderas, desesperado por alcanzar su orgasmo.

    Su cabello castaño y revuelto y sus ojos brillando en un tono dorado cuando lo observaron por última vez antes de cerrarse al alcanzar la cima.

    Camino mis días en un alambre.


    Pero hablaban de Hiroki, y con él se tenía que mover con cuidado, una pasó en falso y todo se caería; él no podía tomar ese riesgo. Aparto sus manos de la piel tibia y suspiró.

    -Sera mejor que nos pongamos a trabajar.- Tomó el material que necesitaba para su primera clase y salió de la oficina.

    Había empezado a “salir” con Hiroki hacía un año cuando se había divorciado. Pero Miyagi sabía que en su relación no había amor, solo jugaban entre ellos, dándose falso cariño; escapando de la realidad por un momento.

    Se ve feo,
    Pero está limpio
    Oh madre, no te quejes de mí.


    ¿Cómo podía olvidar todas las veces que Hiroki había llegado hasta él con el corazón roto, por un amor no correspondido?
    ¿Cómo podía borrar los rastros de esos tersos labios de su piel?
    ¿Cómo podía hacer que volviera a creer en el amor, cuando el mismo no olvidaba a la persona que había robado su corazón hacía ya tantos años?
    ¿Cómo podía dejar de quererlo?
    ¿Cómo…?



    Sin embargo, Miyagi sabía que no era el único al que Hiroki utilizaba.


    -¿No iras esta noche a mi departamento?
    -No, voy a verme con Shinoda.
    -Pensé que ya no lo verías.- le reprendió mientras observaba como su asistente guardaba sus cosas.
    -Yo en ningún momento dije que ya no lo vería, debieron ser alucinaciones tuyas.
    -Hiroki, sabes perfectamente a lo que me refiera.
    -No, no lo sé. Y te he dicho que si vas a fumar lo hagas afuera, no quiero que mis libros apesten a cigarro.- Hiroki le quito el cigarrillo de la mano. Pero antes de que pudiera alejarse el mayor lo tomó de la muñeca impidiendo cualquier movimiento.

    Llamadas de culpa caen sobre mí
    Mientras ella tiñe
    Las sabanas de algún otro



    El cigarrillo cayó al piso.

    -No iras a ningún lado Hiroki.
    -¿Y quién va a impedírmelo? ¿Tu? Sabes bien que lo nuestro no es enserio. ¿Crees que solo tú puedes tener diversión?
    -No sé de qué hablas.
    -De Risako. Llamó hace un rato, diciendo que iba a tu departamento, espero que se diviertan mucho.- Miyagi lo soltó y vio cómo se alejaba.
    -Si te vas ahora, no te recibiré en mi cama nunca más- Lo siguiente que escuchó fue el sonido de la puerta al cerrarse violentamente.



    Efectivamente, Risako había pasado a su departamento. No tenían una mala relación después de todo, se podría decir que eran amigos, aunque les tomo tiempo volver a hablarse después de la ruptura.

    -¿Cómo has estado Miyagi?- Le pregunto mientras ambos preparaban la cena
    -Bien, supongo.
    -Cuando te hable fue tu asistente quien me respondió. No parece una persona amistosa.
    -¿Hiroki? En realidad él es muy bueno, un poco terco pero un buen chico al final de todo.
    -Te gusta.- Miyagi la miro por un momento a los ojos.
    -Sabes que no he querido a nadie de verdad desde hace mucho tiempo.
    -Sí, lo sé…

    Risako parecía convencida, Miyagi deseó estarlo.



    Se despertó en la madrugada cuando llamaron a su puerta. Se preguntó quién seria y adormilado salió de su cama.

    -Hiroki ¿Qué haces aquí?- Ahí estaba Hiroki, con el cabello revuelto y la mirada cristalina.
    Lo dejo pasar, y ambos se quedaron en el pasillo.- ¿Qué paso? Te ves fatal.- Hiroki no le respondió, tomó su nuca y lo acercó a él, sus labios chocaron, sin embargo Miyagi se apartó.
    -No.
    -Por favor- le suplicó.
    -Hablamos esta tarde Hiroki. Te fuiste con ese tipo.
    -Ya lo sé, pero…
    -Ningún pero Hiroki, no puedes acostarte con cualquier persona y luego regresar a mí ¿lo entiendes?

    Miyagi tomó su mano, sin embargo Hiroki retrocedió un paso violentamente.

    -No te portes así ahora Hiroki. Yo te lo advertí, ya no voy a seguir con estos jueguitos, será mejor que te vayas ahora. Ven, vamos a buscar algún taxi para que te lleve a casa.
    -No. -Miyagi se estaba enfureciendo y fue evidente cuando tomó a Hiroki rudamente del brazo, dejando las marcas de sus dedos en la suave piel.
    -Crees que voy a estar para ti cuando quieras, pero no es así Hiroki. No me puedo acostar con una persona que anda de cama en cama como una puta.

    Tiradas a mí tan poderosamente
    Justo como ella tira con el brazo de su hermano


    Miyagi no se lo esperó.
    Una enérgica bofetada surcó su rostro, dejando su mejilla enrojecida.
    Cundo miró al menor este tenía los ojos llorosos y jadeaba colérico; pero él también estaba furioso.

    Lo tomó de la camisa y lo azotó fuertemente a la pared. Antes de que pudiera reaccionar, Miyagi ya lo estaba besando furiosamente. Hiroki dejó que mordiera sus labios, que adentrara su húmeda lengua, que tirara de su cabello; porque creía merecerlo, porque solo así se sentía vivo.

    Estaba tiritando cuando Miyagi lo llevo entre jalones a la habitación y arrancó su ropa, dejándolo completamente desnudo.
    -Miyagi- la voz le temblaba cuando pronuncio su nombre, sin embargo el mayor no se detuvo.
    -Cállate. Simplemente no digas nada.

    Las manos de Hiroki temblaban ansiosas cuando intentó quitar la ropa de Miyagi entre movimientos desesperados, sintiendo la tibieza de la piel descubierta en la punta de los dedos. Una vez que la ropa desapareció, Miyagi lo empujó y Hiroki cayó sobre la cama mientras sus manos buscaron ansiosas aquel cálido cuerpo.

    El mayor inmovilizo las manos del castaño, presionándolas contra la cama una a cada lado de su cadera, su cuerpo cubrió el más pequeño y rápidamente atacó el cuello, succionando y mordiendo la sensible piel.

    -No juegues Miyagi…- se oyó el débil susurro de Hiroki.
    -No Hiroki, esto no es un juego, es un castigo.

    El castaño trató de mover sus manos, pero no era tan fuerte como Miyagi y le fue imposible. Este bajó lentamente por la piel de Hiroki, dejando marcas a su paso, llegando al centro de todo. Besó y succiono debajo del ombligo mientras sentía como las caderas de Hiroki se movían inquietas.

    El castaño jamás había su cuerpo sentido tan vivido, su piel tan sensible. Lanzó un gemido de protesta cuando Miyagi se concentró en la piel de sus muslos, ignorando su pene que estaba ya completamente erecto. Suplico entre balbuceos, sus manos apresaron las sabanas entre sus dedos, sus piernas se abrieron y sus ojos lagrimearon.

    -Hazlo… por favor… por favor M-Miyagi.- El azabache no pudo resistirse, pero no compenso a Hiroki como él quería. Dio una lamida lenta por todo el largo y la espalda de Hiroki se curvo; solo las puntas de los pies estaban sobre la cama. Una parte de su mente se desconectó y de repente no supo distinguir entre el dolor y el placer

    Miyagi quería que se derritiera entre sus manos… y lo estaba logrando.

    Hiroki sollozaba, temblaba y rogaba con abandono, sumiso debajo de él.

    Pero la quiero,
    Es un crimen
    *Aunque ella no esté aquí la mayor parte del tiempo



    Rozó uno de sus dedos en la entrada de Hiroki y se enfureció cuando lo sintió húmedo y abierto. Agarro a Hiroki lo volteo observando su espalda. Lo tomo por los brazos obligándolo a apoyarse solo en sus rodillas y penetrándolo de una sola vez.
    El gemido que lanzó Hiroki fue incomparable.

    Dolía, pero poco a poco el dolor fue cediendo, aunque Hiroki ya no podía distinguir entre el dolor y el placer, se encontró moviendo las caderas al ritmo de Miyagi, que lo penetraba sin piedad.

    El azabache se endereza y Hiroki pega su espalda a su amplio pecho.
    Miyagi hundió su nariz entre las hebras castañas, aspirando el olor dulce que tiene aquel a quien esta poseyendo. Sujeta aún más fuerte aquellos brazos delgados y oye extasiado los sollozos y gemidos.

    Hiroki tiene las manos hechas puños, incapaz de sujetarse a algo para calmar todo aquello que siente, sus mejillas están rojas y su cabello se pega a su frente debido al sudor.

    El azabache suelta una de las manos y masturba el miembro del castaño; Hiroki apenas puede sostenerse sin temblar.
    -Me perteneces Hiroki… eres mío…No te correrás hasta que lo digas.
    -S-sí, Miyagi, so-soy tuyo. Solo tuyo.- Le dice en un momento de debilidad, olvidándose por completo de su orgullo.

    La manera en que me demuestra
    Que soy de ella
    Y ella es mía.


    Miyagi besó la rígida espalda y dio una embestida final, haciendo que Hiroki viera miles de colores antes de ceder a su orgasmo entre espasmos y cayendo finalmente agotado sobre la cama.

    Miyagi se acostó a su lado, besando con ternura la húmeda frente, viendo a Hiroki jadear y finalmente desmayarse.

    *Con la mano abierta
    O el puño cerrado
    Estará bien
    La sangre es rara y dulce
    Como el vino de cereza.


    Lo observó dormir, con la respiración acompasada y a la débil luz de la lámpara, observó las marcas purpuras que había dejado por toda la piel y se arrepintió un poco, se había dejado llevar.

    Recordó como habían comenzado a hacer… lo que fuera que estuviesen haciendo.



    Había sido un día duro en la oficina sin Hiroki a la vista y con el reciente divorcio. Camino al bar más cercano que había en la Universidad y ahí lo encontró. Se veía destrozado e indefenso.
    -Kamijou ¿Qué haces aquí?
    -Yo… - la voz se le quebró y Miyagi nunca tuvo más ganas de abrazarlo, de protegerlo.
    -Ven, vamos a mi casa y ahí me cuentas todo ¿de acuerdo?

    A Hiroki no le quedó más que asentir.
    Se retiraron en silencio y en la privacidad de su departamento Hiroki le contó lo que pasaba. Estaba enamorado de su mejor amigo, lo amaba más que a nada en el mundo, pero esté no le correspondía. Habían estado juntos, pero el otro había pronunciado el nombre de alguien más, y esto termino de destrozar el corazón de Hiroki.

    -¿Sabes cuál es tu problema Kamijou? Siempre pones una barrera alrededor tuyo, ocultas tus sentimientos, como si quisieras protegerlos y solo los muestras cuando es muy tarde.
    -Y usted como sabe eso. No me conoce…
    -Te conozco más de lo que tú crees Hiroki- le interrumpió mirándolo a los ojos.- Si callas todo lo que sientes, no esperes que las personas te comprendan. Créeme, yo lo hice una vez, y cuando intente estar con esa persona fue muy tarde. Si hubiera sido más valiente me habría quedado más tiempo a su lado.



    Miyagi despertó en la soledad de su habitación, aun con la sensación de la húmeda piel entre sus dedos.
    Cuando llegó a su oficina no se encontró con su asistente, al parecer este se había ido a dar su primera clase, y él tenía que hacer lo mismo.

    A media tarde se encontró con una situación que no le agrado para nada.
    Volvía de la biblioteca cuando escucho la risa de Hiroki desde el interior de la oficina, al parecer estaba hablando con alguien.

    -No es gracioso Hiroki.- Se oyó una voz grave y seria.
    -Por supuesto que lo es.
    -Isaka secuestra a Suzuki y tú te ríes. No puedo creer que seas mi amigo. Pero no vine aquí a contarte mis desgracias, quería hablar contigo desde hace mucho tiempo- su voz sonó más seria y se hizo un silencio.
    -¿Pasa algo malo?
    -No… no en realidad. Tú sabes lo que paso con nosotros hace un año. Y creo que nunca me disculpe por eso.
    -Por favor Akihiko, no ahora…
    -Déjame terminar. Yo cometí un error Hiroki, te utilice para olvidarme de alguien, pero últimamente lo he pensado, somos amigos desde hace mucho tiempo, y siempre has estado ahí para mí, por eso…- Era suficiente, abrió la puerta y ahí estaban ambos, Hiroki lo miró sorprendido y él puso una falsa sonrisa en los labios.

    -Hola amor, ¿me extrañaste?
    -Miyagi ¿Qué…- Antes de que pudiera responder el azabache lo tomó de la cintura, clavando sus dedos en ella.
    -Me sorprendí cuando no te encontré esta mañana, supongo que debías irte temprano. Por cierto, no me dijiste que traerías a alguien.- Dijo esta vez mirando al peli-plata que observaba la escena desconcertado.

    -Yo estaba a punto de irme. No sabía que ustedes…
    -¿Salían? Desde hace casi un año ¿No es así Hiroki?

    Su lucha y su furia son fieras


    Pero el castaño no le contesta, esta mudo de la impresión, quiere gritar y separarse de aquel cuerpo, pero no puede. Ve a Akihiko salir de la habitación, solo quedan ellos dos.

    Miyagi se separar de él y lo ve enojado.
    Pero Hiroki está temblando furioso.
    No es una palma sino un puño lo que hace a Miyagi caer.
    El azabache puede sentir el sabor de la sangre en la boca.
    Y ahora ambos pelean en el suelo.
    Hiroki está colérico sobre el mayor, y Miyagi apenas puede detener sus golpes.

    -¡¿Cómo te atreves?! ¡¿Sabes lo que acabas de hacer?! ¡Te odio, te odio maldito idiota!- Miyagi toma las muñecas de Hiroki, logrando detener los golpes de Hiroki contra su pecho.
    -¡Te odio! ¡Te odio!- Se oye, sin embargo Miyagi alza la cabeza y busca los labios dulces de Hiroki, sorprendentemente éste no se resiste. Lo siguiente que ve son las lágrimas cayendo por los ojos cerrados del menor.

    *Pero ella ama dormir hasta congelarse.


    Lo abraza, y Hiroki solloza contra su pecho.

    -Te odio.- sigue repitiendo mientras golpea débilmente su pecho y llora a lágrima viva.
    -Lo sé. Pero él no te merecía.
    -Yo no lo merezco.- Le oyó susurrar con la voz rota.
    -Creo que aún no te has dado cuenta de lo hermoso y perfecto que eres.
    -No lo soy.
    -Lo eres.

    Besa sus cabellos y lo acaricia suavemente, como a un niño pequeño, calmando su llanto.

    Lo recuesta sobre el frío suelo y lo cubre con su cálido cuerpo.
    Lo desnuda con paciencia, y delicadeza, como si temiera romperlo.
    Hiroki también retira su ropa despacio.
    Es tan diferente a la noche anterior.

    Más dulce.
    Más paciente.

    Menos violento.
    Menos efímero.

    Dulce y correcto y misericordioso.


    Besa la piel maltratada de la noche anterior.
    Los moretones.
    Los rasguños.
    Los miedos.

    Y cuando menos se da cuenta Hiroki está gimiendo suavemente.
    No desesperado ni ansioso.
    Es una dulce melodía.

    Succiona su pene suavemente y Hiroki tiembla despacio, su espalda se curva, y sus dedos se hunden en el frio suelo, buscando en vano algo a que sostenerse.

    Lo toma suavemente y se acuesta en el suelo, dejando a Hiroki sobre él. Éste mueve sus caderas sobre su miembro, esperando ansioso el momento de la penetración. Miyagi jamás lo había visto tan hermoso.
    -No te he preparado…-Le susurra entre jadeos.
    -No importa.
    -Te lastimare.
    -No, no lo harás, nunca podrías hacerlo.

    Estoy perdido en la marea de su respiración.


    Gimió cuando se sintió entrar, pudo ver como Hiroki se arqueaba, incapaz de soportar tanto placer.

    Hiroki se movió despacio, disfrutando de los suaves movimientos, muy pocas veces lo habían hecho de esa forma.
    Sus rodillas dolían por estar sobre el suelo, pero no le importaba.

    Jadeó y gimió despacio, mordiendo sus labios y sosteniendo las manos de Miyagi, quien se sentía conectado por primera vez con el menor. Llevo sus manos a las suaves caderas y enterró suavemente los dedos, marcando el ritmo, nunca aumentándolo.

    Hiroki tuvo que sostenerse a la pared frente a ellos para no desplomarse sobre Miyagi.
    Se miraron largo tiempo a los ojos mientras se movían suavemente, hasta que el orgasmo fue construyéndose y cerraron los ojos disfrutando de la sensación que los sacudió.

    Y vale la pena,
    Es divino
    Algunas veces tengo un poco de esto.


    Cayó sobre el pecho de Miyagi, aun jadeando, y cuando el aire volvió a sus pulmones alzo el rostro encontrándose con los ojos obscuros del mayor, quien acariciaba su espalda humedecida delicadamente.

    Juntaron sus narices y las movieron suavemente mientras cerraban los ojos, sus labios estaban a milímetros de distancia, pero no los juntaron ni una vez, podían sentir sus respiraciones tranquilas y sus corazones latir suavemente, uno a lado del otro.

    Y en ese momento era lo único que importaba.

    La manera en que me dice
    Que soy de ella
    Y ella es mía.


    -Kamijou puedes sacar unas copias de esto.
    -Ese no es mi trabajo profesor.- le respondió secamente mientras revisaba unos papeles en su escritorio.
    -Que malo eres Kamijou.
    -No lo soy.- Cundo volteo el azabache estaba detrás de él. Tomó su cintura y lo pegó a él.

    -Suéltame Miyagi.- Hiroki forcejeo pero no logró separarse del mayor.
    -Eres mío Hiroki.
    -No, no lo soy.
    -Lo eres, y yo soy tuyo.
    -Tal vez, eso sí es cierto. Ahora suélteme.
    -No lo creo- le respondió burlonamente.
    –Ya basta.

    *Con la mano abierta
    O el puño cerrado
    Estará bien



    Su mano estuvo punto de estrellarse con la mejilla de Miyagi, pero este lo detuvo y besó suavemente la punta de los dedos, luego los nudillos, y finalmente la cara interna de la muñeca.

    -Eres hermoso
    -No has dejado de repetirlo.
    -Porque es la verdad.
    -Deja de jugar, aún tenemos trabajo pendiente y estamos en la Universidad.
    -Eso no te importo el otro día.

    Las mejillas rápidamente se le calentaron, pero Miyagi no lo dejó enojarse. Besó sus labios produciendo húmedos sonidos. Acerco a Hiroki a su cuerpo, tanto que pudo sentir su corazón latiendo contra su pecho.

    La sangre es rara y dulce
    Como el vino de cereza.


    Hiroki mordió su labio Y Miyagi se separó, sintiendo la sangre escurrirse por este.
    -Yo no le pertenezco a nadie.
    -Eso ya lo veremos.- Le sonrió maliciosamente.
    Apretó su cintura, haciéndolo gemir adolorido.

    Y lamió su herida, probando el sabor de su sangre.

    ♥♥♥


    •La imagen representa el dolor de sostener una vela en la mano, sobre todo cuando la cera escurre y toca la piel, pero es necesario sostenerla si se quiere ver en medio de la obscuridad. Después de un tiempo, cuando la cera se enfría y se acumula, ya no es doloroso.

    •Aunque ella no esté aquí la mayor parte del tiempo: aunque ella no sea quién él cree que es.

    •Ella ama como dormir hasta congelarse: la víctima reconoce el remordimiento de su abusador y que ella le ofrece un tipo de alivio, pero no es exactamente el tipo correcto de alivio. Esta metáfora se puede entender como si a alguien que está temblando de frío se le da una cama en vez de mantas o el calor del fuego.

    •La mano abierta o el puño cerrado están bien: Cuando su novia es cruel con él, es por "amor", y ella siempre le demuestra que él le pertenece. Así que si ella lo abofetea (mano abierta) o lo golpea (puño cerrado), está bien para él, ya que no sucede muy a menudo y es raro que suceda, como el vino de cereza.

    ♥*



    Edited by ~Akemi~ - 3/11/2017, 04:00
     
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    Yaoizando
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    Esta hermoso!!! *-*
    Siempre he querido leer un HirokixMiyagi pero solo una vez encontre un one-shot que era lo que pasaria si Nowaki nunca hubiera ido a buscar a Hiroki.
    De verdad esta fantastico,hermoso y mucho mas esas metaforas,realmente se paso Akemi-chi,conosco sus otras historias(casi nunca comento :=@.@: gomen)
    Pero encerio muchisimas gracias por escribir este fantastico fic.
    Cuidese espero otra de sus maravillosas obras n.n
     
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    Kyaaaa lo subiste Akemi chi!!! está maravilloso, me encantó!!!

    Este oneshot fue tan pasional, no creí leer nunca a un Hiroki tan promiscuo? O_OU ok no tanto pero si se la pasaba como dice Miyagi eso es grave, pero ahora Miyagi solo tiene que encadenarlo a su cama hasta que se acostumbre *w*

    En serio amé este oneshot, ojalá te animes a escribir un fic de esta pareja tan especial XD

    Gracias pro compartirlo, cuídate mucho Akemi chi, te quiero un montón!!!
     
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  4. kero-kun
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    Akemi-chan me encanto el fic me gusta la manera en que expresas los sentimientos de los personajes eres mi autora favorita y me alegra mucho q continues con tus otros fics
    Bye-muchos saludos
     
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  5. Deph
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    tiene un gusto a tortura dolorosa con poesía y masoquismo

    me agradó mucho

    saludos
     
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