Tren (HiotoxMidorikawa)

Una vez, Kazemaru le había dicho: si algo sale mal, puede salir peor. Ryuuji simplemente no se esperaba ser la viva imagen de esa frase.

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  1. Lina-blue2
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    Tren



    A Midorikawa Ryuuji le gustaban mucho los refranes y proverbios; generalmente, siempre que daba algún consejo o trataba de ayudar en alguna situación, no podía faltar alguna de sus frases ya muy bien conocidas por sus amigos.

    El animoso chico de cabellos verdes siempre se aseguraba de tener una frase alegre o esperanzadora para ayudar.

    Pero, aquel día frío de inicio de clases, mientras sus ojos estaban abiertos como platos, boquiabierto y con un gran sonrojo en las mejillas, mirando al “flamante”- cómo había oído susurrar a alguna de sus compañeras hace unos momentos- pelirrojo que se encontraba de pie junto al maestro, no podía sacar de su mente aquel dicho que le había compartido Kazemaru una vez:

    Si algo sale mal, puede salir peor.

    Recordaba la reprimenda que le había dado a Ichirouta por ser tan negativo.

    Pero ahora todo encajaba, y de una manera que lo obligaba a rogar a los dioses que la tierra se lo tragara.

    Toda su miseria comenzó en su casa, desde que puso un pie fuera de la cama.

    Muchas veces su madre le había dicho: “Ryuuji, levanta la ropa del suelo y échala al cesto, podrías resbalarte.” Habitualmente era obediente y recogía todo en el instante en que su mamá se lo pedía, pero en esta ocasión simplemente se le había olvidado.

    Gracias a eso, esa mañana al poner los pies fuera de su comodísimo colchón- el cual de alguna manera no quería dejarlo escapar- y después de soltar un gran bostezo, se levantó para meterse a bañar…

    Y así cómo se levantó, volvió a caer.

    -¿Ryuuji? He escuchado un golpe, ¿Estás bien?- la puerta de su habitación se abrió, dejando ver a una mujer de cabellos negros parada, mirando desconcertada a su hijo tumbado en el piso con los ojos en blanco, sobre una camiseta blanca y unos jeans arrugados; la señora Kaede suspiró, cerrando la puerta lentamente.- Apresúrate o no te dará tiempo de desayunar.

    Y cómo si la mujer fuera una especie de bruja con habilidades de ver el futuro, veinte minutos más tarde se pudo apreciar la abrupta salida de Ryuuji Midorikawa, con el uniforme a medio poner y una tostada con mantequilla en la boca, la cual se iba deshaciendo a cada paso que daba.

    En ese momento, Mido intuyó que ese no iba a ser su día.

    Llegó entre trompicones a la estación de tren, que tenía que tomar para llegar a Raimon. Y como si el mundo le estuviera diciendo “No eres la persona más famosa o querida en el cielo”, sólo pudo soltar un suspiro al reparar en la cantidad de personas que abarrotaban la estación.

    Se formó en una de las filas que habían para entrar al tren, mirando de reojo el reloj del lugar, que marcaba veinte para las ocho; por lo menos- si lograba entrar en alguno de los dos trenes siguientes- llegaría temprano a su destino, y el profesor Okomura, que para su mala suerte le había tocado de nuevo en matemáticas, no lo reprendería.

    El chico vio su transporte acercarse y, armándose de valor, tomó una gran bocanada de aire esperando los empujones para poder acceder al vagón.

    No obstante, respiró tranquilo al poder entrar sin haber sufrido alguna herida o golpe grave, sólo uno que otro empujón o pisotón, pero afortunadamente había logrado quedar frente a los asientos y estratégicamente posicionado junto a un tubo para sostenerse, del cual se aferró con las dos manos.

    Pasó una estación y el viaje estaba siendo silencioso y algo lúgubre, pero bueno considerando que era bastante temprano la situación se tornaba comprensible. Ni nuestro muy parlanchín Midorikawa tenía ganas de hablar, sólo estaba ahí, aferrándose al tubo como si su vida dependiera de ello, cabeceando ligeramente mientras intentaba retener la saliva que amenazaba con resbalarse por la comisura de sus labios.

    Definitivamente necesitaba más vacaciones.

    Sin embargo, al pasar una estación más, el joven Ryuuji, de rosada mejillas por el frío de la mañana, tuvo una sensación de que alguien lo estaba mirando. Y era una mirada muy fuerte y penetrante; disimuladamente, el de cabellos verdes comenzó a rodar sus ojos por el lugar, buscando a la persona que lo estuviese viendo con tanto interés.

    Sin éxito, el muchacho pensó que, quizá, eran sólo paranoias suyas. Hasta que lo vio.

    En el momento en que notó los ojos verdes agua de aquel chico pelirrojo que estaba sentado casi enfrente de él, y que desvió rápidamente la mirada al verse descubierto por el de ojos negros, no pudo más que sonrojarse aun más.

    Y es que simplemente Ryuuji no podía negar que ese muchacho era atractivo… ¡A quien quería engañar! Ese pelirrojo se estaba llevando toda la atención de las chicas que iban en el vagón, ya que era, según él, irremediablemente sexy- aun más que el pervertido de Terumi o el pelos parados Shuuya- o bueno por lo menos así lo consideraba el amante de los helados.

    Cautelosamente, Mido comenzó a analizar aun más al joven que hace unos momentos lo observaba. Recorrió lentamente sus, aparentemente, sedosos cabellos rojos, que adornaban aquellos ojos verdes y su labios rosados y húmedos.

    Midorikawa no pudo más que apretar el tubo y sentir su rostro aun más caliente. No obstante, el chico de cabellera verdosa no podía sacarse de la cabeza un ligero sentimiento de nostalgia; algo le decía, muy en el fondo, que él ya había visto a ese muchacho en algún lado, pero no logaba recordarlo.

    Tal vez eran puras imaginaciones suyas.

    Tragó saliva y decidió dejar de ser tan obvio y apartar su atención del joven, pero fue detenido por algo que no esperaba: sus ojos y los del pelirrojo se habían encontrado.

    Sintió su corazón retumbar fuertemente sobre su pecho al recibir una cálida sonrisa de parte del chico; no pudo más que intentar, torpemente, devolvérsela, mientras subía una mano a su nuca y empezaba a rascarla con nerviosismo.

    Sin embargo ahora el de cabellos rojos no le quitaba la vista de encima.

    ¿Sería, acaso, que el guapo muchacho estuviera interesado en él de alguna extraña manera? No, eso no podía ser posible, ¿O sí?

    Vamos que el anteriormente apodado Reize sabía que, aunque no fuera un sex simbol, tenía su atractivo y cualidades… pero para llegar al punto de que pudiera llamar la atención de ese joven pelirrojo simplemente parecía imposible.

    Pero, ¿Qué tal si…?

    El chico respiró inflando su pecho ligeramente con decisión.

    Fue ahí donde el torpe Ryuuji Midorikawa, con su mala suerte, recordó los consejos de seducción marca Afuro Terumi alias Aprhodi, que había recibido hace algún tiempo junto a Kazemaru:

    “-¿Saben cuál es nuestra ventaja sobre todos los demás? ¡Tenemos un largo cabello! Y el cabello es el arma de seducción y coqueteo básica para T-O-D-O – decía Terumi, tocando sus brillantes mechones rubios con una sonrisa de suficiencia- si quieren empezar a ligar sin ser bastante obvios, sólo úsenlo- soltó, moviendo sus hebras doradas con suavidad.”

    Y fue así cómo decidió seguir los consejos del “Dios del amor”.

    Subió su mano a uno de los mechones que le colgaban a cada lado de la cara, jugando con éste, envolviendo y desenvolviéndolo en su dedo una y otra vez. Aprovechó que había dejado su coleta a medio hacer, y empezó a mover suavemente su cabeza, balanceando sus hebras verdes de un lado a otro, para después pasar sus dedos por ellas acariciando sutilmente; todo era acompañado por su mirada negruzca incitante y sensual…


    Obviamente, todo lo anterior estaba sólo en el imaginario de Ryuuji. En realidad, unos segundos después de soltar sus cabellos verdes, se dio cuenta de lo inevitable: había salido de su casa tan rápido que no pasó ni una vez un cepillo sobre su cabeza, así que su cabello estaba enredado y lleno de nudos, cuan persona acabada de levantar. Así que, al tratar de recorrer y acariciar sus hebras con los dedos, estos quedaron atorados, propiciando que se diera algunos jalones. La mirada incitante y sensual de repente se convirtió en una de dolor y muecas raras.

    Definitivamente esto no estaba funcionando.

    “-Si quieres verte sexy sin tener que parecer una zorra, sólo basta con un pequeño gesto: muérdete los labios sensualmente- ergo, Afuro, cual actriz experimentada en una escena erótica, atrapó levemente su labio inferior con sus dientes.”

    Y así lo hizo Midorikawa… sólo que sin tanta gracia y naturalidad cómo el codiciado Aprhodi.

    A simple vista, parecía que el muchacho estaba teniendo algún tic o convulsión en los labios. Era una mezcla extraña entre show de comedia y ternura por inexperiencia.

    Ryuuji suspiró, dándose cuenta del evidente ridículo que estaba haciendo, y recordó el último consejo de su amigo:

    “-Ya si no funciona lo sutil y estás desesperado, entonces hay que tomar las medidas drásticas.- el rubio rebuscó en su mochila, sacando algo que desconcertó a los que observaban su cátedra: un plátano- el método de la garganta profunda…”

    Midorikawa se sonrojó violentamente al recordarlo, ¡Él no haría eso!

    …además no llevaba ningún plátano consigo.

    Avergonzado, notó que la mirada del pelirrojo aun seguía posándose sutilmente en él, siendo acompañada por una sonrisa aparentemente divertida; se palmeó mentalmente, era probable que estuviera haciendo el ridículo de su vida.

    Exhaló y decidió dejar el jueguito hasta ahí. Además, ya sólo faltaba una estación para bajarse.

    Resignado, volvió a sostenerse con las dos manos del tubo, con la intención de terminar su viaje sin volver a distraerse en el muchacho de ojos verdes y sin hacer ninguna ridiculez más.

    Pero lo que no tenía pensado era que el destino tenía otra jugarreta más planeada para él.

    De repente, Ryuuji sintió un picor tanto en su nariz como en su garganta; iba a estornudar.

    Llevó su antebrazo hacia su nariz y boca, con intenciones de cubrir el estornudo- los cuales, para su suerte, generalmente eran tan delicados y silenciosos como los de una princesa- y pasó lo que tenía que pasar.

    Sin embargo, no podían culpar a Ryuuji por no darse cuenta que el impulso tomado para estornudar era algo grande.

    Varias miradas se dirigieron a Mido al escuchar el sonido sordo que había hecho su cabeza al estamparse duramente con el tubo.

    El golpe había logrado que Midorikawa perdiera la noción del tiempo y espacio por unos segundos.

    Las mejillas del amante de los helados estaban completamente rojas, al igual que su frente, al escuchar varias risitas ahogadas. No pudo evitar voltear hacia el pelirrojo, notando con vergüenza como parecía estar haciendo un esfuerzo sobrehumano por no partirse de risa en ese momento.

    Sin más, Ryuuji apretó bien la correa de su mochila, abriéndose paso entre el gentío, para salir del vagón como alma que lleva el diablo inmediatamente después de llegar a la estación.

    Y ahora estaba ahí, en su salón de clases, con su tremendo chichón en la frente y con el chico pelirrojo observándolo-de nuevo- desde el pizarrón.

    -Soy Hiroto Kiyama, espero llevarme bien con todos-pronunció el muchacho con esa voz melodiosa, pero no por eso menos masculina, que se cargaba, y que derritió a varias personas en el aula.

    Sin embargo, Midorikawa sólo podía maldecir a todos los dioses por ser tan hijos de puta con él.

    -Bien Kiyama, siéntate en el lugar que está junto a Midorikawa- señaló el hombre el asiento a lado del desubicado Ryuuji, quien trataba de esconder su rostro con un libro.

    Ichirouta, Fuusuke y Shirou intentaban contener sus risas casi sin éxito aparente; Ryuuji ya les había contado el suceso al llegar al salón, y después de que entrara Hiroto al aula, el de cabellos verdes, nerviosamente, había empezado a señalarlo para indicar que él era el muchacho del que les hablaba.

    Era como estar disfrutando un espectáculo gratis.

    Y cuando Terumi se enterará…

    Era seguro que el incidente de seducción de Midorikawa sería la comidilla en su grupo de amigos por la siguiente semana.

    El de cabello verde concentró su mirada, con tanto fervor como nunca antes, en el pizarrón al darse cuenta de que el pelirrojo se acercaba a su nuevo asiento.

    -Es un gusto verte de nuevo, Midorikawa-san…- escuchó el susurro del nuevo estudiante; él sólo asintió sin voltear a verlo siquiera, y pasó saliva con dificultad. Le pareció oír las leves risitas de Kazemaru.

    Decidió que iba a cortarle el cabello al imprudente traidor.

    Pasaron unos minutos en los que la clase de matemáticas había dado comienzo, y Midorikawa no tenía la certeza de poder seguir con su atención fija en las ecuaciones de la pizarra; es que simplemente se estaba muriendo de aburrimiento.

    Y el profesor Okomura con su voz de “No quiero estar aquí” no hacía las cosas mejor.

    Se resignó a usar su espíritu de lucha- o instinto de supervivencia en estos casos- para tratar de evadir al espectador de la ridiculez más grande que había hecho. Pero Kiyama parecía querer lo contrario, ya que unos segundos después un papelito blanco, finamente doblado, se posó sobre su banca.

    Ryuuji lo miró y después a Hiroto, quien le hacía señas para que abriera la nota.

    “Hola. Yo sólo quería preguntarte si estás bien, el golpe que te diste pareció ser bastante fuerte”

    Midorikawa se sonrojó hasta los huesos. El de ojos verdes sólo lo observaba con una suave sonrisa, sin malicia o burla.

    Con la mano temblorosa, empezó a escribir en el mismo papelito.

    “Estoy bien…” borrón en el papel “¡Muy bien, perfecto! Ese golpe no fue nada, me he dado peores jajaja…” Ryuuji suspiró, dándose cuenta de la sarta de tonterías que había puesto en el papel.

    Rendido, pasó la nota a su compañero de una manera no muy…discreta.

    -¿Primer día y ya decidieron que mi clase no es lo demasiado importante como para poner atención?

    Pelirrojo y cabellos verdes se miraron con una sonrisa nerviosa.

    -Comparábamos respuestas…

    Un aura oscura rodeó al furioso maestro de matemáticas.

    Y esa contestación por parte del amante de los helados los mandó al pasillo y les costó una semana de limpieza al salón.

    Ambos chicos se recargaron en la pared del pasillo entre un silencio sepulcral, que se rompió con una gran exhalación por parte del de ojos negros.

    El de piel morena se encontraba profundamente avergonzado.

    -Creo que debo de disculparme contigo por la estupidez que se me ocurrió, es tu primer día y ya tienes un castigo- murmuró Midorikawa, viendo el suelo como si fuera lo más interesante del mundo en ese momento, sintiendo que se encogía cada vez más en su lugar-… lo siento.

    Primero, Ryuuji había sido el claro ejemplo de qué no hacer si quieres ser coqueto con alguien, y de cómo NO estornudar, y después de qué no se debe responder en caso de un regaño en clases.

    Él lo tenía en mente: se había confirmado que el puesto de la persona más patética del mundo ya estaba ocupado, ni más ni menos que por Ryuuji Midorikawa. Podría fundar su propia carrera universitaria.

    No le sorprendería si el pelirrojo se alejara de él de alguna manera.

    Pero lo que sin duda no esperaba el chico de ojos negros, era escuchar una risa muy agradable a lado de él.

    Giró la cabeza, encontrándose al de nuevo ingreso riendo, agarrándose levemente el estómago. Esa visión hizo saltar el corazón de Mido como nunca antes.

    Hiroto se veía muy contento.

    -Tú me has dado uno de los días más divertidos que he tenido, Midorikawa-san ¡Y eso que ni siquiera es medio día!

    -¿E-Eh?- estaba atónito; sí, esa era la palabra.

    -Cuando te pegaste en el tubo…yo tuve que contenerme tanto…- decía entre risas el pelirrojo, acercándose sigilosamente al de ojos negros, levantando su flequillo con una mano y posando su palma en su frente; sin embargo no parecía estarse burlando, era una risa muy sincera.

    Ryuuji no pudo evitar unírsele. Una vez él le había dicho a Shirou: es mejor reírte de tus desgracias.

    No supieron a ciencia cierta cuanto tiempo habían pasado riendo, sólo fueron interrumpidos por la campana que indicaba el fin de la primera hora y de su castigo matinal.

    El profesor salió del salón, dándoles una mirada de desaprobación para dirigirse a su próximo grupo.

    -¡Ya entra Mido!- oyó el grito de Kazemaru desde el salón.

    Midorikawa sonrió a Hiroto, entrelazando sus manos detrás de su espalda, inclinándose un poco hacia el muchacho.

    -¿Quieres conocer a mis amigos, Hiroto-kun?

    Kiyama se sorprendió levemente cuando el chico lo llamó por su nombre, pero no le molestó en absoluto. Sólo quería ganarse la confianza del moreno de nuevo…

    Como aquellos días en el Sun Garden, antes de que los separaran cuando adoptaron al pequeño Ryuuji.

    -Quizá en otro momento, tengo que ir a hablar con el director- se disculpó Kiyama, comenzando a alejarse lentamente- Nos vemos después, Ryuuji.

    El moreno comenzó a mover su mano de un lado a otro, despidiéndose con una sonrisa.

    Sólo hasta unos segundos después el muchacho de cabellos largos reparó en que su nuevo amigo lo había llamado por su nombre.

    -¿Cómo lo…?- Mido se encogió de hombros, restándole importancia.

    Al final, “si algo sale mal, puede salir peor” se borró de su cabeza, dando paso a uno de su dichos favoritos: No hay mal que por bien no venga. Y en unos años, se daría cuenta que por la cálida sonrisa de Hiroto Kiyama, estamparía su frente en un tubo mil y un veces más.

    Sólo había una última cosa que pensar: al carajo la guía de seducción de Afuro Terumi.

    .....

    ¡Hola! si has llegado hasta aquí, muchas gracias por leer.
    Espero les haya gustado este pequeño one-shot porque, personalmente, yo me divertí mucho escribiendolo.
    Si desean dejar un comentario, crítica o tomatazo pues muchas gracias ;)
    Bye bye.
     
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    ¡Me encantó! Pero espera, espera... ¿Es un One-Shot? No puede ser D: Es una idea GENIAL para un fic >-< Aunque no soy quien para decirte que hacer. Bueno, solo opino(?)
    Ahora yendo a la historia que has escrito, sin palabras. Ha sido divertido y muy tierno, sobretodo la parte en que Hiroto se ríe y más tarde Midorikawa le dice de unirse con sus amigos. Sinceramente, me ha gustado mucho. Si debo decir la verdad, me he reído bastante xD Pobre Mido, la guía de ligar por Afuro no funciona jaja. En fin, escribes fenomenal, espero ver algo más de ti por aquí :3

    ¡Nos vemos!
     
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    me mato, no pude contener mi risa ya que casi es medianoche, estuvo bueno tu one shot, no pare de reir , pobre mi-mido, realmente debería tomar el manual de terumi y meterlo por la boca de él ese dios y los demás no le ayudaron pero menos mal hiroto es un buen chico, tambien podria llamarse un dia tortuosos para midorikawa, me hacia falta reir con una buena historia, espero seguir otra de tus historias.

    -pobre de mido ya me lo imagino con la cara roja ,como en la imagen de mi-masaki
    :=KITTIYN:


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  4. Sara13laguay
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    Oh, ha sido genial, me ha parecido de lo más gracioso e incluso se me ha hecho un poco corto xD , la verdad es que se estaba poniendo interesante. Me gusta cómo está escrito y como ya he mencionado, ha sido un tanto de risa xD.

    Un saludo ♥♥
     
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    Por fin un buen fanfic, gracias a dios! :,)

    Me ha gustado muchísimo tu fanfic, me he reído un montón y me hubiera gustado leer más!
    Pobre mido, que torpe es... Me recuerda a mi X3 y que ukecito, me lo como entero
    Espero poder leer más de ti! :3
     
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  6. KohakuMitsuki
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    me encanta la forma en la que as escrito el fic! :=PAMDAXX:

    es genial espero la conti con ansias :=WIJIS:
     
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5 replies since 20/4/2016, 03:48   368 views
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