Mi Lindo Gatito [ShindouxKirino]

Shindou adoptó un pequeño gatito sin saber que este era realmente un humano... ¿Qué pasará cuando lo descubra? || ONE-SHOT LEMON ||

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    Mi Lindo Gatito

    El frío calaba sus huesos y, el hecho de que este estuviese bien acompañado por las constantes ráfagas de viente y las enormes gotas de lluvia que no dejan de caer de aquel acolchado manto negro que tapaba al tan deseado sol.

    Un joven de cabellos grisáceos tapados gracias a una sudadera rojiza caminaba tranquilamente por las calles, aunque aquella tranquilidad que trataba de aparentar, no tenían ningún parecido con la realidad. No dejaba de maldecirse mentalmente por el hecho de no haber llevado esa mañana el coche y es que, cuando salió camino a la universidad, nunca pensó que el tiempo se tornaría tan diferente. Es más, aquel sol mañanero auguraba un perfecto día para pasear por el parque antes de volver a casa. Sin embargo, las nubes taparon el sol y todo cambió.

    Miraba a sus alrededores con aburrimiento. La gente ya se había refugiado en casas o coches, o cualquier otro lugar que impidiera que sus ropas se empapasen. Él, sin embargo, caminaba entre la tempestad preocupado únicamente por la bandolera en la cual llevaba todos los apuntes, era lo único que protegía con el paraguas.

    Fue pasando los callejones hasta que dio con aquel que le llevaría hasta el piso céntrico en el que vivía completamente solo desde que había comenzado la universidad. Para ser sinceros, aquel lugar era lo único que no detestaba acerca de su vida universitaria. En realidad, esta era bastante tranquila, aunque le molestaba estar haciendo una doble titulación en lugar de una única titulación en música pero, su padre deseaba que estudiase también derecho, para así, heredar finalmente el bufete familiar.

    Cuando estaba a mitad del callejón, comenzó a escuchar unos ahogados maullidos. Se quedó quieto, tratando de averiguar la procedencia de dichos lamentosos y espeluznantes sonidos hasta que dio con un pequeño gato de pelaje rosa pastel, rozando el blanco. Aunque ahora este se veía cubierto por una espesa capa de sangre que, pese a la lluvia, era una constante. Este mismo gato no se movía, notaba que apenas podía respirar. "No durará mucho si se queda aquí" se dijo el muchacho mientras se agachaba y con extremo cuidado de no dañarlo más, lo tomaba entre sus brazos.

    Lo miró unos segundos, tenía los ojos azules aunque apenas eran visibles. No le gustaban demasiado los gatos, es más, prefería la estupenda compañía de una planta antes que a la de un animal debido a que, los animales eran demasiado ruidosos como para tenerlos viviendo con él. Sin embargo, ese gato se había adentrado en él. Un sentimiento de protección se había apoderado de su cuerpo.

    Comenzó a correr hasta su casa, subiendo las escaleras de tres en tres hasta llegar a su piso. Abrió la puerta y dejó el paraguas en el cubo de limpiar, para luego abandonar sus preciados apuntes en la mesa del recibidor y pasar así, más tarde, hacia el baño donde le dio un pequeño y cuidadoso baño de agua caliente y más tarde, comenzó a curarle las heridas como si este se tratase de un humano más para luego, dejar frente a él una lata de atún abierta y un cuenco donde había depositado un poco de leche.

    No sabía si los gatos pudiesen comer eso pero, realmente estaba totalmente perdido en aquello del cuidado de algo que no andase a dos piernas por lo que, recordando lo que había visto o al menos oído durante su infancia, le puso lo que le pareció más acertado.

    - Mañana te llevaré al veterinario para que te termine de curar, ¿vale?

    El gato dejó de comer para mirarlo durante unos segundos pero luego volvió rápidamente a sumirse en su comida y Shindou sonrió para sí mismo, ahora se le veía más fuerte, sabía que ese pequeño gatito había recibido una serie de maltrato y abusos y, no estaba seguro de si quería saberlos todos y los daños que estos habían tenido sobre su ahora animal de compañía.



    9 meses después...

    Tsurugi era un tipo alto, con una piel casi tan blanca como para camuflarse en una pared. Su pelo azul violáceo estaba agarrado en una cola de caballo a excepción de dos curiosas patillas que se rizaban en las puntas. Acompañado a esto, cabía resaltar su sonrisa arrogante que volvía loca a cualquier persona, de cualquier sexo, y sus altaneros ojos ámbar que parecía burlarse de todo aquel en el que se posaban porque eso hacía. Él era la representación del fornido y amenazante tigre mientras que, el mundo era su presa, aquella que no sabía donde estaba cayendo hasta que, finalmente, se encontraba perdida en sus redes sin poder moverse, sin poder hacer nada para pararlo.

    Su nueva presa era aquel chicos de cabellos grisáceos con el que estaba en esos momentos. Aunque este más que prestarle atención a él, se la estaba pasando con aquel incordio de animal que convivía con su presa. Una presa que se negaba a caer ante sus encantos, pero él era Kyousuke Tsurugi, nadie podría pararlo una vez que su plan hubiera empezado. Esa era la realidad.

    - Shindou, ¿no crees que deberías dejar ya al gato? - le dijo claramente molesto.

    - ¿Eh? ¿Te molesta?

    - Nos va a molestar dentro de poco - dijo cambiando su tono a uno mucho más peligroso -. Ya sabes lo que dicen, tres son multitud.

    Shindou frunció el ceño, no sabía exactamente lo que quería decir aquel joven frente a él pero, no le sonaba nada bien.

    Con unas pequeñas palmaditas le indicó a su gato que se apartase de su regazo y, en su lugar, tomó unos cuantos papeles. Odiaba tener que hacer un trabajo combinado donde, él debía presentar un sistema legal para una empresa creada por su compañero asignado.

    Repentinamente, notó como los papeles eran arrebatados de sus manos. Sus rojizos ojos se centraron en los de su compañero con gran confusión.

    - ¿Qué estás haciendo, Tsurugi?

    - Algo que te va a encantar.

    Entonces aprovechó la situación para abalanzarse contra el otro joven y apretar sus labios contra los contrarios en un beso apasionado. Al principio, Shindou no reaccionaba pero, más tarde, comenzó a tratar de moverse, pero el otro tenía mucha más fuerza que él y estaba en una mejor posición.

    Notó como la mano del otro comenzaba a desabrochar los botones de su camisa desesperadamente mientras que él seguía removiéndose. Tsurugi rompió el beso y terminó de desabrochar los botones.

    - Oh vamos, sabes que quieres esto - le dijo el de cabellos oscuros con una sonrisa.

    - Por favor - susurró con miedo, nunca nadie lo había tocado de esa forma y realmente no quería que nadie lo tocase más y menos si ese alguien era él, se suponía que la primera vez debía ser especial -. Déjate de bromas, aléjate, por favor.

    - No es una broma y, no te preocupes, pronto me estarás pidiendo más y gimiendo como una puta.

    El otro negó mientras que el de negocios comenzaba a hacer presión con una de sus manos sobre sus pantalones, sin conseguir respuesta alguna, mientras que con la otra masajeaba uno de sus pezones. Finalmente, su boca no dejaba de morder la piel del joven de cabellos rizados.

    - Dios, como me pones - dijo Tsurugi.

    - Por favor, déjame.

    - No me vas a dejar con las ganas de probarte Shindou, esto es lo que pasa cuando me provocas.

    - Pero yo...

    - ¡Cállate! - gritó ahora Tsurugi, cansado de escuchar las réplicas del otro muchacho.

    Se quitó la corbata y la ató en las manos de Shindou, estaba harto de no tener la libertad de disfrutar de aquel sensual cuerpo. Más tarde, debido a los gritos del otro y sus constantes súplicas, metió un pañuelo de tela en su boca, callándolo.

    Ahora sí que podría actuar bien y con tranquilidad. Hasta que, repentinamente, unas manos lo empujaron fuera del muchacho.

    - Fuera de esta casa - dijo un chico de cabellos rosados y ojos azulina.

    Este era bastante más bajito que su contrincante pero, sin duda, tenía una fuerza bastante envidiable y estaba dispuesto a usarla para defender a su amo. No quería que le hicieran daño y sabía que ese joven no tenía buenas intenciones con él.

    - ¿Quién eres tú?

    - Su mascota - dijo como si eso fuera lo más normal antes de pegarle un puñetazo al otro -. Ahora fuera.

    - Hijo de...

    Pero fue interrumpido por un nuevo golpe. Su adversario era bastante fuerte y muy rápido y ágil. Sabía que no tenía ninguna importunidad contra él así que, se retiró de aquel lugar. Total, había muchos chicos en el campus, seguramente encontraría un nuevo juguete.

    El muchacho de cabellos desarreglados corrió hacia su amo tras asegurarse de que el sujeto no volvía y le sacó, primero el pañuelo de la boca y, más tarde, desamarrar el nudo que aprisionaba sus muñecas y que impedía, por lo tanto, que sus brazos se separasen.

    - ¿Está bien, amo?

    - ¿Quién eres tú? ¿Qué haces en mi casa?

    El chico se llevó una mano hacia su mentón. Obviamente, si le decía que él era ese lindo gatito que llevaba cuidando desde hace nueve meses, este no le creería así que, prefirió mostrárselo mejor por lo que, tomó una gran bocanada de aire, cerró sus ojos.

    Un brillo rosado comenzó a salir de su piel a la vez que su tamaño se iba reduciendo poco a poco hasta que acabó del tamaño de un gatito.

    - ¿Ra-Ranmaru?

    Shindou era incapaz de salir de su asombro y, tan pronto como lo reconoció, el muchacho retomó su cuerpo humano quedando sentado sobre el regazo de su amo con unos simples pantalones cortos como ropa. Su cabello era adornado por unas hermosas orejas del mismo color y de su espalda baja salía una hermosa cola de gato rosada.

    - Amo Shindou, en realidad, mi nombre es Kirino, aunque Ranmaru me gusta mucho - dijo con una sonrisa.

    - ¿Por qué no me dijiste antes que eras humano también?

    - Porque sólo puedo transformarme una vez que admita mis sentimientos.

    - ¿Tus sentimientos?

    - Sí... Yo sólo me puedo transformar en humano nuevamente una vez que me enamoro de mi dueño - dijo con unos tonos carmesí en sus mejillas.



    2 semanas más tarde...

    Kirino estaba sentado en el sofá a la espera de que Shindou volviera. Su amo se había estado comportando de una forma extraña desde que este último le había confesado sus sentimientos.

    - Me pregunto por qué tardará tanto - murmuró.

    La puerta de la casa sonó repentinamente. Ilusionado por aquella sorprendente y oportuna intervención, y creyendo que se trataba de su amo, el pelirrosado corrió hacia la puerta pero, lo que vio tras el marco de esta no le agradó en lo más mínimo. Al otro lado de la puerta estaba el joven de aquella vez. La única diferencia es que esta vez, en su mano derecha tenía una caja de un color rosado.

    - ¿Qué haces aquí? - ahora mismo, Kirino se arrepentía de haber abierto la puerta.

    - Oh venga, sólo quería hacer las paces, traje chocolates.

    Kirino le puso mala cara. Fue su única respuesta. Él no era bien recibido ahí pero, quería vengarse de ese joven que impidió que Shindou fuera suyo. Otro desvirgado más para su lista. Sin embargo, después de pensarlo en frío, decidió que lo mejor sería romper la relación entre esos dos, después, él podría tener a Shindou y, quizás si se volvía a encontrar con el de cabellos rosados, podría también añadir un nuevo nombre.

    - Debes irte, el amo debe de estar por llegar - mentía, sabía que Shindou llegaría para cuando él estuviera ya dormido.

    - Sólo acepta los chocolates y me voy. Me he gastado un buen dinero comprándolos.

    - Qué remedio - dijo tomando la caja, pero simplemente eso.

    - ¿No te vas a comer ni uno solo? - preguntó un tanto sorprendido.

    Kirino debía admitir que el olor que invadía sus fosas nasales no sólo era muy dulce sino que también lo atraía. Se le hacía la boca agua solo de pensar en tener algo tan rico en ella. Sucumbiendo así, finalmente, a la tentación que aquellos chocolates suponían para su persona.

    - Listo.

    - De acuerdo, me voy ya.

    Aquello sorprendió a Kirino que, lo único que hizo fue dejar la caja en alguna parte y tirarse nuevamente en el sofá donde, se terminó quedando dormido mientras veía uno de esos absurdos programas de televisión que los humanos solían ver.



    3 horas más tarde...

    Shindou había estado en la biblioteca hasta tarde. No podía quitarse de la cabeza las palabras de aquel joven gatuno que había trastocado su vida completamente. No entendía cómo podía decir algo con tanta naturalidad y... Dios, lo peor es que quería hablar con él pero se había limitado a ignorarlo siempre que podía. Y sabía que le estaba haciendo daño pero no podía evitar ser un cobarde.

    Abrió la puerta de su casa y descubrió que todo estaba en penumbras excepto por la tenue luz parpadeante que procedía del salón.

    - Ranmaru ¿aún despierto? - dijo como si de madre se tratase.

    Al no recibir respuesta, avanzó hasta la habitación encontrándose con un joven de cabellos rosados, sueltos por primera vez en mucho tiempo, con unos pantalones cortos que dejaban a la vista las delgadas pero trabajadas piernas del joven, una sudadera levemente levantada y su cola que se movía intranquila.

    Se acercó a él pausadamente y, cuando estuvo a su lado, acarició levemente su mejilla. Le llamó la atención el hecho de que esta estuviera sonrojada. Entonces, reparó en la inquietud que tenía todo su cuerpo, cosa muy poco característica, para luego, ver que estaba sudado mientras se removía. Su respiración también estaba agitada.

    - Ranmaru, Ranmaru despierta - dijo mientras lo movía.

    A los pocos segundos, el neko se había despertado y estaba mirando a su amo con ojos extraños. Aunque tardó demasiado poco en apartar la mirada de estos.

    - Oye, ¿qué te pasa?

    Kirino, entonces, trató de levantarse y, fue ese preciso instante cuando se dio cuenta de que su cuerpo apenas le respondía. Se había quedado sin fuerzas y tenía un fuerte dolor en la entrepierna. Miró hacia allá atentamente y se sorprendió del bulto que moldeaba sus pantalones.

    - ¿Qué me está pasando? - dijo sin apartar la vista.

    Fue en ese momento en el que Shindou reparó en la latente erección de su mascota. Sin embargo, no le importaba que este se encontrara en esa situación, sino que más bien, se sentía extraño por sentir la necesidad de ayudar al muchacho a calmarse.

    - ¿Qué estabas soñando?

    - Nada.

    - ¿Has visto algo en la televisión? - volvió a recibir una negativa - ¿Has comido algo?

    - Sólo un chocolate que trajo el joven que trató de hacerle cosas malas al amo - susurró, incluso su voz sonaba diferente.

    Se asustaba al no reconocerse a sí mismo.

    - No puede ser - dijo mientras miraba a Kirino -. Te ha drogado. No, no, no. ¿Puedes moverte?

    Kirino negó nuevamente, esta vez estaba entre confuso y avergonzado. No entendía el por qué alguien lo quería drogar ni entendía el cómo no se había dado cuenta del engaño.

    - Yo... Ranmaru, ¿quieres que te ayude?

    - ¿Ayudarme?

    - Sí, ya sabes - dijo mientras se rascaba la nuca -. Con tu problema.

    Señaló vagamente la erección del joven de cabellos rosados, el cual se tornó totalmente rojo al pensar en la clase de ayuda que el otro le ofrecía. Le estaba insinuando que mantuvieran relaciones y, en cierto modo, aquella idea le encantaba, más que nunca en estos momentos en los que su juicio se encontraba totalmente nublado por la droga.

    Quería decirle que no a su amo. Lo amaba, era cierto pero también era cierto que sabía que sus sentimientos no eran correspondidos por aquel chico de cabellos ondulados. Él sólo lo quería como a la mascota que realmente era, ese gatito al que había salvado en las calles.

    - No tienes que hacerlo - dijo con la voz demasiado aguda -. Yo me encargaré solo.

    - Ranmaru - susurró Shindou al ver lo obstinado que estaba siendo el chico, sin embargo, no lo dejó tranquilo, se subió sobre él e hizo que lo mirase directamente a los ojos -. Quiero hacerlo, quiero ayudarte y quiero...

    "Aclararme". Eso era lo que quería el joven músico. Necesitaba saber ya que era lo que sentía por aquello que alguna vez fue su mascota. Definitivamente, no podía ser amor. Aunque pensase en él todo el día y a todas horas suspirase tratando de imaginarse al de cabellos rosados a su lado, no, definitivamente eso no era amor.

    Vio que el muchacho abría la boca para reclamar pero, él fue más rápido y posó sus labios sobre los contrarios en un fogoso beso. Uno que al principio sorprendió al de cabellos rosados, uno que lo hizo forcejear hasta finalmente, entregarse al joven que ya había colado su lengua en la boca del otro para explorar la cavidad del otro. Una cavidad que se le antojaba húmeda y aún mantenía el regusto de aquel chocolate que se había tomado.

    La saboreó hasta que sus pulmones le rogaron por oxígeno. Aquel beso, quería probar más de él pero, por ahora, iba a tratar de reducir un poco la necesidad de contacto que el chocolate provocaba en el otro así que, atacó su cuello mientras que sus manos ágiles desprendían al menor de sus ropas inferiores, liberando así al bastante erecto miembro. Siguió jugando con el cuello del chico gato mientras se excitaba con los ronroneos y gemidos que el otro iba exhalando.

    En esos momentos, Shindou se sentía en el cielo. Aquellos sonidos que el otro le regalaba justo en el odio, eran la mejor música que había escuchado en su vida, una música que quería seguir escuchando por el resto de su eternidad, aunque todavía no se decidiera a aceptarlo.

    Su mano tomó con firmeza el excitado miembro del contrario, el cual no pudo callar el gran jadeo que escapó de su boca, chocando directamente contra el cuerpo de aquel que, no sólo estaba jugando con su cuello y con su parte más íntima, sino que también tenía su corazón, porque al fin y al cabo, desde el primer momento que lo vio supo que él era especial, que algo en ese chico lo haría caer.

    Los movimientos de aquel chico parecían totalmente expertos y, mientras jugaba con la zona de la clavícula, succionando y mordiendo con brevedad, se dedicaba a jugar con el miembro viril del muchacho. De vez en cuando, jugaba con la glande arrancando los mejores sonidos que el chico había dado. Aunque también lo apretaba, buscando disfrutar de todos los sonidos que tuviera para ofrecer el de cabello rosado.

    Tras un rato de estar así y debido a la gran sensibilidad que había adquirido su cuerpo gracias a la droga, Kirino acabó yéndose en la mano de su amo, el cual se quedó perplejo. No sólo al ver la gran cantidad de líquido espeso que había salido del pobre muchacho jadeante que sólo trataba de recuperar su respiración, sino que también por el hecho de que su miembro seguía tan excitado como antes, como si no hubiese servido de nada el haberle tocado.

    Entonces volvió a mirar su mano, la cual estaba manchada por la semilla del chico. Se la acercó a la boca y la saboreó levemente, ante la atenta mirada del otro el cual, no pudo hacer otra cosa que excitarse más al ver a su amo probar su semilla con aquella tranquilidad.

    - Eres... - dijo mientras lo miraba fijamente a los ojos - delicioso.

    Aquello hizo que el rostro de Ranmaru tomase un color rojizo incluso mayor del que ya tenía, cosa que, hasta hace unos momentos, parecía completamente imposible.

    - ¿Qué vas a hacer? - dijo confundido el gato mientras veía como su dueño retrocedía para luego inclinarse sobre él.

    - ¿Tú qué crees? Te voy a ayudar, Ranmaru.

    Le dedicó una sonrisa dulce antes de lamer con su lengua toda la extensión de aquel miembro. Los gemidos volvían a desgarrar la garganta del más joven de los dos. Aquella sensación era incluso mejor que la que había sentido antes. Los mordiscos, las succiones y las lamidas que regalaba su dueño a lo largo de su miembro lo estaban llevando al cielo y, definitivamente, no quería volver a pisar la tierra.

    Entonces sintió como la lengua del chico comenzaba a jugar con la glande. Si antes los gemidos habían sonado fuertes, ahora eran totalmente gritos acorde con la locura del chico que los daba. También parecían ser los de una chica en lugar que los de un chico, debido a lo femenino de la voz del chico.

    Shindou engulló aquel miembro sin problema ninguno. Su lengua parecía conocer aquella extensión de memoria ya que, podía dar perfectamente con cada uno de los puntos débiles del joven que, a su vez, le regalaba la mejor visión del mundo. Estaba allí, a su merced, con los ojos entrecerrados, la vista nublada por el placer, un camino de marcas rojizas adornaba su cuello, sus labios estaban hinchados, el sudor había logrado que sus pelos se pegasen a su frente y, finalmente, estaba ese delicioso sonrojo en sus mejillas que le daba una imagen angelical al joven.

    Siguió con su trabajo hasta que sintió como el chico comenzaba a convulsionar levemente debido al placer, sabía lo que se acercaba y aumentó el ritmo hasta que, finalmente, el chico de cabellos rosados explotó en él, desprendiendo nuevamente su semilla, pero esta vez dentro de la boca de aquel que tanto lo estaba ayudando.

    Esta vez si pudo ver como el miembro se relajaba medianamente, aunque se veía que los efectos de la droga no se habían ido aún, que seguían estando ahí, en su miembro, dejándolo un poco despierto incluso después de dos abundantes orgasmos.

    - ¿Qué tal si le damos un poco de tregua a eso? - dijo con una sonrisa mientras subía hasta poder tener la cara del chico frente a la suya.

    - Shindou, yo...

    - No hables, sólo déjate llevar.

    Y tras decir aquello, un nuevo beso fue iniciado por el muchacho de cabellos rizados. Tras ese, vino otro y luego otro y, se quedaron un buen rato parados en los labios del otro, haciendo que estos se hinchasen y tomasen un lindo tono rojizo. También, ambos habían llegado a conocer perfectamente la cavidad bucal contraria cosa que, no desagradaba a ninguno de los dos en absoluto.

    Nuevamente, Shindou comenzó un descenso por su cuello. Manteniéndose un rato entretenido con la cuenca que formaban el hombro y el cuello del chico. Terminó sacando la camiseta de Ranmaru para poder mirar los botoncitos rosados que adornaban el pecho del chico y que gritaban en busca de atención por parte del chico que tan bien estaba mimando a su mascota.

    - Ni empecé a jugar y ya vuelves a estar totalmente despierto - comentó más como observación que para avergonzar al otro.

    Ranmaru sólo fue capaz de soltar un nuevo gemido cuando la mano del chico de cabellos grises había tomado nuevamente su miembro y, ya había comenzado a moverse mientras que el otro jugaba con sus pezones. Uno era atendido por su boca, la cual lo lamía lentamente y lo succionaba de vez en cuando; otras, lo tomaba entre sus dientes con cuidado para estirarlo levemente, sin causar daño alguno al contrario que no podía hacer otra cosa que gemir. El otro pezón era atendido por la otra juguetona mano del música, la cual se movía sobre este al ritmo de una melodía inexistente mientras los mellizcaba en los momentos justos.

    Aumentó el ritmo de la masturbación hasta que, sintió nuevamente el cálido y espeso líquido manchar su mano. Sonrió ante lo que venía ahora. Aunque quisiera seguir jugando con el muchacho, desde hacía un rato que su propio miembro le mandaba punzadas en busca de una ayudita y esa ayuda sólo podría ser dada por la última cavidad por explorar en aquel muchacho.

    Así fue como llevó su mano, manchada con el esperma del joven, y comenzó a jugar con la entrada. Al principio eran movimientos circulares alrededor de esta para más tarde, meter un dedo.

    Para la sorpresa de Shindou, le entrada estaba estrecha pero el otro no sintió ningún dolor. Ante su mirada de confusión, Kirino mostró una mirada bastante apagada.

    - El amo está siendo muy cortés conmigo pero, no es el primero - dijo bastante apenado -. El día que el amo me encontró...

    Entonces las lágrimas de placer se mezclaron con lágrimas de dolor con tan sólo recordar la brutalidad a la que lo habían sometido.

    Flashback

    Ese día había decidido tomar su forma humana para poder pasear y sentirse como una persona normal pero, aquella paz y tranquilidad no duró mucho. Sabía que meterse en un callejón no había sido la mejor idea de su vida pero, nunca se había arrepentido tanto de una decisión.

    Un grupo formado por seis chicos lo siguió hasta allí. Una vez dentro, no tardaron en rodearlo. A partir de ese momento, todo se mostró confuso ante los ojos del pobre chico que sólo pudo rogar mientras era sometido a barbaridades a las que nadie debería de ser metido.

    Al principio, sólo había sido sexo oral. Sólo había tenido que tragarse las semillas que, parecían que iban a atragantar al pobre muchacho pero, eso no podía ser tan malo. Claro que, lo malo lo estaban dejando para lo último. Sus ropas habían sido quitadas salvajemente y él colocado a cuatro de forma brusca. De sus ojos sólo salían lágrimas y gritos pidiendo que parasen.

    En un comienzo, había sido un intruso el que le quitó su virginidad mientras que otro había vuelto a meter su pene en la boca del chico para callar los gritos desesperados y no llamar la atención. Luego fue lo peor, dos miembros a la vez se movían en su interior haciendo que el chico llorase como nunca lo había hecho en su vida. Sus fuerzas abandonaban su cuerpo pero, no podía desmayarse debido al nuevo miembro que se encontraba en su boca ya que, en el caso de no controlar aquello, se podía acabar atragantando.

    A partir de ahí, una vez una nueva semilla se abría paso por su garganta. El chico cayó desmayado. Sólo supo que incluso el dolor que tenía en el cuerpo al despertar nuevamente, con toda la lluvia en pleno apogeo, era muchísimo peor que cualquiera sentido antes.

    Y veía flashes pasar por su mente. En un momento vio a varios detrás de él pero no había una imagen exacta de lo que le estaban haciendo. El dolor ya no existía, ya no sentía nada aparte de la sangre mezclada con el semen que bajaba por sus muslos.

    Fin Flashback

    Un segundo dedo entró en el chico, seguía sin doler. Todas las heridas que habían estado durante semanas y meses en su recto habían desaparecido por completo a esas alturas. Mientras Shindou dilataba la entrada aún, se dirigió hasta la frente de su chico donde depositó un dulce beso.

    - Te prometo que voy a sanar las heridas que ellos causaron - le susurró contra la piel mientras que bajaba acto seguido hacia su boca para besarle.

    Ese beso tenía el deseo contenido. En él solamente había amor y ternura. Una ternura que nunca antes había sido mostrada al muchacho que se encontraba sumiso a todas las caricias que el otro le entregaba.

    - No haré nada que no quieras - le dijo mientras cesaba el movimiento de sus dedos en su interior.

    Kirino sonrió feliz mientras acariciaba el bello rostro del chico que lo cuidaba, que lo consentía y que lo miraba con extremada preocupación. Aquel chico que lo trataba con total paciencia, como si fuera porcelana o cristal y se fuera a romper con sólo ser mirado.

    - Estoy bien - le dijo con un gran sonrojo, él lo hacía sentir especial -. Gracias a ti que me salvaste.

    - ¿Quieres que siga con esto?

    Kirino se quedó en silencio un rato. Era la primera vez que mantendría relaciones sexuales después de la violación que había vivido. Sin embargo, ya no quería vivir más en el pasado, no quería que aquella experiencia marcase su vida. Tenía que seguir adelante, pasar página. ¿Estaba listo para aquello? No estaba seguro. ¿Quería? Sí. Quería porque Shindou era gentil y era bueno y él amaba a Shindou, pero tenía miedo de que después de eso, todo se acabase.

    - Ranmaru - lo volvió a llamar el otro, sus ojos lo miraban con seriedad -, te amo. No pienso dejar que te vuelva a pasar nada malo y no te quiero causar dolor así que, por favor, no tengas miedo a decirme que no, no te pienso forzar.

    Sin embargo, el corazón de Kirino pareció dar un vuelco y comenzó a latir con fuerza mientras que, su boca buscó con desesperación la de aquel chico al que había escuchado tocar el piano día tras día desde que había llegado a la casa. El chico que le había dado un hogar.

    - Quiero que hagamos esto. Amo Shindou, yo también lo amo.

    Una sonrisa se dibujó en el rostro del mayor. Sus sentimientos eran correspondidos y no podía sentirse más feliz de lo que se sentía en esos momentos. Entonces reanudó los movimientos de sus dedos. Dilatando la entrada del joven. Luego, añadió ya un tercer dedo a los otros y comenzó a similar penetraciones.

    No podía negar que ese tercer dedo le había resultado incómodo pero, se sentía bien por entregarse finalmente a alguien que lo amase.

    La incomodidad pasó pronto, dejando paso a millones de suspiros y gemidos por parte del chico de coletas que, en un momento que desconocía, estas habían sido soltadas, dejando sus pelos largos caer sobre su sudado cuerpo.

    Tras un rato, Shindou decidió que el momento había llegado.

    - ¿Estás seguro de querer esto?

    El pelirrosado asintió y vio como Shindou comenzaba a desnudarse a un ritmo demasiado lento y con unos movimientos demasiado provocativos para su ya excitado miembro. Suspiró al ver su torso trabajado quedar al aire libre, sentía unas feroces ganas de tocarlo sin embargo, se las aguantó para otro momento. Después vio como se desprendía de las prendas inferiores dejando a la vista su bien dotado miembro extremadamente erecto.

    - Shindou... Eso... ¿Cabe dentro de mí? - dijo ahora sintiéndose un poco nervioso.

    - Si quieres que pare sólo tienes que decirlo, no te quiero hacer daño - dijo con su nariz reposando en la frente del nervioso muchacho.

    Aquello hizo que una sensación cálida y acogedora lo invadiese. Si antes había sentido nervios, ahora estaba más que preparado para entregarse a él. Ese era el momento perfecto, él era la persona con la que quería estar en ese momento y para siempre.

    Shindou, al ver que el chico lo besaba, lo correspondió bajando el ritmo pasional del beso a uno tierno, uno que le hiciese sentir querido y protegido.

    Tras eso, tomó las piernas del chico y las colocó sobre sus hombros. Se acercó hasta la cara del otro para poder darle un casto beso antes de guiar la punta de su miembro a la entrada y comenzar a mover la punta en ella, ejerciendo cierta presión sobre ella pero sin llegar a entrar. Tanto él como Ranmaru se morían de ganas por sentirse juntos, por sentirse una sola persona. Sin embargo, Shindou no se atrevía a entrar, tras imaginar lo que el joven tuvo que pasar... Sabía muy bien que quería cambiar aquellos recuerdos con estos nuevos pero, ¿qué pasaba si le hacía daño? No quería verlo sufrir por su culpa, no quería hacerle daño. No soportaba esa idea.

    - Shindou, mírame - dijo el otro convencido atrayendo los rubís hacia sus zafiros -, quiero que me mires mientras me penetras. Si en algún momento me duele demasiado, te lo diré, ¿vale?

    Un nuevo beso casto unió a los chicos. Tras eso, Shindou comenzó a introducir su miembro en la estrecha cavidad que se encontraba apeteciblemente estrecha y húmeda. Sin embargo, acogía a su miembro como si fuese la parte que le faltaba para completar ese espacio del cuerpo del contrario. Durante el proceso de la penetración, Shindou no apartó sus ojos en ningún momento de los azules pertenecientes a su amante.

    El otro había jadeado varias veces y gemido de dolor otras pocas pero, se había negado a apartar los ojos de los de su activo. No quería que él parase, quería darle seguridad y confianza porque juntos podrían hacerlo. Él quería superar su historia gracias a él.

    Un par de lágrimas traicioneras recorrieron su mejilla involuntariamente, preocupando sobremanera al chico que se había quedado quieto, una vez dentro, esperando alguna respuesta por parte de su pequeño gatito.

    - Estás llorando - susurró mientras le limpiaba las lágrimas con el pulgar.

    - Es un poco doloroso pero - dijo con una sonrisa -, se pasará seguro.

    - ¿Quieres seguir?

    - Shindou... Tú sólo distráeme por favor.

    Acatando la súplica del chico, comenzó a besar sus labios con delicadeza para luego, romper el beso en dirección al mentón del joven, el cual comenzó a besar suavemente y a dar pequeñas mordidas que no harían daño ni a un niño pequeño. El otro se limitaba a suspirar mientras se dejaba llevar por las caricias de su amado.

    Sin darse cuenta, el dolor se había ido aunque, no estaba seguro de qué pasaría si trataba de moverse así que, aupando su fuerza de voluntad, movió levemente su cadera haciendo que un gemido saliera de la boca de ambos. Realmente aquella sensación... Contrajo levemente su interior, logrando ahora que el que soltase un gemido, únicamente, fuese Shindou.

    - No vuelvas a hacer eso - le dijo con voz extremadamente ronca.

    Kirino le sacó la lengua antes de repetir el movimiento. Ante aquello, el activo volvió a gemir aunque, ahora con un poco de malicia comenzó a moverse en el interior del chico, sacando gemidos por parte de ambos.

    Los movimientos habían empezado lentos y un poco descompasados, ambos trataban de entenderse y así, poder moverse al son de la misma música, sin embargo, no lo lograron hasta que los movimientos aumentaron, sincronizando a su paso las embestidas de uno con los movimientos de caderas del otro. Causando un mayor placer para ambos.

    El pasivo no dejaba de gemir y pedirle más a su seme pero, todo se volvió aún más frenético cuando el chico de cabellos rizados dio con aquel punto en su interior que, con sólo un toque, elevó al joven al paraíso. Una vez que se cercioró de que el lugar estaba bien localizado, comenzó a atacar con fuerza y pasión mientras que, con una de sus manos comenzaba a masturbar el miembro del contrario. Creando un danza que para ambos se antojaba incomparable, nunca habían experimentado nada mejor.

    - Shindou, y-yo ¡ah! - gimió agudamente el joven de cabellos rosados al esparcir su semilla bañando ambos torsos.

    Al hacer eso, su interior se contrajo aún más sobre el miembro contrario. Él seguía embistiendo, haciendo gemir todavía al muchacho que, ya se encontraba a punto de desfallecer tras el cuarto orgasmo de la noche.

    Un par de embestidas y un grito feroz con el nombre de Ranmaru como protagonista inundó la habitación a la vez que un líquido cálido se abría paso en su recto. Para el pasivo no fue una sensación nueva aquello, por desgracia. Sin embargo, esa vez no le daba asco. Se sentía bien mantener ahí la semilla de su gran amor. Sentir la calidez que ella otorgaba a su interior, aliviando un poco el ardor que las embestidas habían dejado sobre las paredes de su cavidad.

    El miembro del contrario salió poco a poco de Ranmaru.

    - ¿Has terminado ya? - le dijo bastante agitado Shindou a su chico tras salir de él.

    Kirino miró su parte íntima, seguía un poco despierta, pero ya no dolía ni nada. Sabía que si dormía, posiblemente cuando se despertase, ya no sentiría nada.

    - Está bien así - dijo jadeante el chico -. Creo que por hoy tuvimos suficiente.

    El muchacho rió. Había sido la mejor noche de su vida y sin duda, también la vez que más había podido disfrutar de las relaciones sexuales. Entonces, tras acostarse en la cama y atraer a su pequeño hacia él, se le quedó mirando con ensoñación, era tan perfecto que no se podía creer que fuera real.

    - Ranmaru - le susurró para atraer su atención -. Yo no quiero que pienses que esto fue sólo sexo, realmente te amo y yo, te hice el amor - dijo totalmente sonrojado.

    Hay que decir que el otro joven estaba igual de sonrojado que él o incluso peor.

    Se acercó al chico con cuidado y besó una vez más sus labios, eran como una droga para el pobre gatito. Una adicción que no estaba seguro de poder superar nunca.

    - Shindou, yo también te amo. Siempre lo he hecho.

    Una sonrisa por parte de ambos.

    - Quiero que seas mi futuro.

    - Lo seré encantado - dijo Kirino mientras se acomodaba en el pecho de aquella persona que, desde aquel día, se había convertido en su novio oficialmente.

    FIN



    Hola. Espero que les haya gustado. Es el primer one-shot que voy a subir aquí, espero que les guste mucho.
     
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  2. Guilmon37
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    Oye... ¿por qué pone "0 respuestas"? Anda comentad, que senpai ha hecho este gran One Shot con mucho amor :=wozardd:

    Joder, me ha en-can-TADOOOOO
    Puto Tsurugi, se intentó violar a Shindou, recuerda maldito vampiro, TENMA ESTÁ AHÍ :=angrys:

    Y pobre Kirino, ¿quienes fueron esos hijos de puta que lo maltrataron de esa forma? :O

    Jeje, ya sé a quién cazar esta noche, chau senpai :=uuhuhuhus:
     
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  3. sofigoli
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    No se si quieras pero ne gustaria una continuación de como llevan su vida mas adelante el final me gusto pero quedo como para continuación ni se si quieras pero a mi me gustaria ver si tienen bebes o no se me claro y que tenga lemon seria chebre pues no se piensalo ojala leas esto besos y gracias
     
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  4. Baitago§
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    Awwwwwww!!!! Me ha encantado, por Dios que hermoso me encantan tus historias y esta aun mas
     
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  5. Sara13laguay
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    Oooh qué bonitooo :=SHOROO: :=DFSDFSD: . Me ha gustado mucho el fic !
    En primer lugar quisiera dedicarle unas palabras a éste Tsurugi : creído hijo de ****. :)
    La verdad es que iba un poco de listillo pensando que podría tener a quien se le antojase y encima forzando al pobre Shindou.

    Ahora respecto a la historia,me ha parecido preciosa esa escena en la que Shindou recoge a Kirino de la calle y lo cura y da de comer en su casa,a pesar de no querer animales xD. Lo veo adorable y bueno,algo adorable también es Kirino en su cualquiera de sus formas (yo también quiero un gato así aunque amo a mi gata xD ); por cierto , también me pareció precioso el hecho de que se pudiera hacer humano al enamorarse de su amo y que incluso se lo confesara a Shindou , de veras .

    Algo que me pareció muy gracioso fue el momento en el que Tsurugi le pregunta a Ran quién es y le responde que es la mascota de Shindou para después darle un puñetazo , esa parte fue genial xD.
    Otra cosa para comentar fue cuando Tsurugi le lleva el chocolate, y déjame decirte que yo no hubiera comido en ningún caso , pero el pobre Ran no creo que tuviese mucha experiencia en tratar con humanos y bueno, pasa lo que pasa.
    Me preocupé cuando se quedó dormido delante de la tele pensando que era un efecto de la droga y que podía entrar en coma o algo así, y leerle así de mal , sudando y agitado durmiendo... qué mal :( y luego por no hablar de su pobre miembro, no me extraña que le doliera después de leer todo lo que le duró erecto.
    Pasando ahora a la parte del lemon... ha estado genial, no sólo por todo lo que han hecho y por como está descrito si no por todo el cariño que ha estado presente en todo momento, porque como dijo Shindou, no tuvieron sexo si no que hicieron el amor ( me encanta ese lado romántico con el que le has caracterizado ). Ha sido muy triste que Kirino hubiese tenido que pasar por esa horrible desgracia en un pasado tan cercano pero es un alivio que pudiese de alguna manera 'recuperarse' de ello con Shindou. Todas esas cosas tan bonitas que se han dicho y que se les van a hacer realidad , es un amor muy dulce.
    Una cosa que me pregunto es , ¿de dónde salió Kirino ? ¿ Cuál es su historia ? Parece un interesante misterio.

    Bueno, para acabar elogiaré tu redacción : me ha gustado la forma de narrar los hechos y de describirlos y mi breve valoración de la historia: me ha parecido muy tierna.

    Y sin más dilación, me
    despido ^^ ~ :=amors:
     
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4 replies since 25/10/2016, 14:54   706 views
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