"NO PUEDE SER"

¿Qué pasaría si James y Sirius estuvieran en peligro?¿Cómo es que Tom es la pareja de ambos?¿Quién quiere dañarles a ellos y a sus amigos?Serpientes enamoradas y dispuestas a proteger a sus leones

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  1. manilada
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    ¡Hola! Este es mi primer fanfic, espero que os guste.


    ¡No puede ser!






    Capítulo I






    Era un frío día de invierno, es se notaba por los cristales que tenían una fina capa de escarcha y por la nieve alrededor del colegio Hogwarts de magia y hechicería. A James no le gustaba el invierno, sobre todo porque siempre acababa por resfriarse y porque hacía mucho fío. Estaba cursando su último año en Hogwarts, lo que no sabía es que este año, algo inesperado iba a pasarle.

    -B-buenos días.-dijo James cuando vio que Sirius se levantaba.

    Sirius entrecerró los ojos y miró a su alrededor hasta que vio la ventana rota, seguramente alguna rama del árbol de enfrente la hubiera golpeado y se abría abierto dejando entrar el frío a la habitación y posiblemente a James le iba a dar un pulmonía un día de estos.-Buenos días.-le contestó y se acercó a la ventana.-Hay que arreglar la ventana.-comentó mientras conjuraba un hechizo para que la ventana se arreglara y se cerrara.

    -No me había fijado en que estaba rota.-murmuró James.

    Sirius le sonrió y cogió de su baúl su ropa y dos bufandas, ya que la de James se perdió entre el entrenamiento de quiddich ayer. Cuando se vistió se acercó a James y le colocó la bufanda.-Tío, ¿te he dicho que lo tuyo no es el invierno?-le preguntó mientras miraba las mejillas sonrojadas de James por el frío y por lo helado que estaba.

    -Sí.-murmuró abatido.-Sirius lo mío es el verano, con calor, piscina y días soleados, no el frío, la lluvia y los días nublados.-comentó mientras se acurrucaba contra la bufanda y aspiraba el aroma característico de su mejor amigo disimuladamente.

    -Menos mal que ya es sábado.-murmuró con una sonrisa Sirius.

    -Sí.-asintió también James. Sabía que los sábados ni James ni Sirius salían por el frío, sobre todo porque James se resfriaba, por lo que habían decidido que los sábados se quedaban en la sala común de Griffindor acurrucados contra la chimenea riendo y contando chistes mientras bebían chocolate caliente.

    -Vamos a desayunar, Jammy. Me muero de hambre.-comentó Sirius mientras pasaba su brazo por los hombros de James y le empujaba a caminar en dirección al gran comedor donde lo más probable que allí se encontraran con Remus, Peter, Charlie y Frank.

    -Espero que haya chocolate caliente.-comentó James frotándose las manos.

    Sirius miró como James se frotaba las manos y sonrió triunfador al llevar encima unos guantes. Era un secreto, pero estaba enamorado de James, bueno... No era un secreto porque los únicos que lo sabían era Remus y él, y, este año había quedado en conquistarle.-Ten.-le dijo mientras le ponía los guantes y le ajustaba la bufanda. No era ningún secreto que James pasara todos los años algunos días en la enfermería por altas fiebres, eso lo preocupaba, por lo que había decidido que este año lo cuidaría muy bien para evitar que enfermara y pasara por la enfermería.

    -Gracias.-comentó mientras se sonrojaba aún más.

    Las chicas que pasaban por allí suspiraban al ver como Sirius cuidaba de James. Muchas en Hogwarts pensaban que ellos dos eran pareja, solo había que mirar como Sirius cuidaba a James o como le celaba.

    No era mentira, Sirius había logrado este año que ningún pretendiente o pretendienta se acercara a James a menos de cuatro metros a la redonda y su trabajo había mejorado cuando James se dio cuenta de que solo quería a Lily como una hermana. Una menos pensó el día en el que James le contó que se había dado cuenta que era solo cariño lo que tenía hacia Lily.-No pasa nada.-le dijo cuando había terminado de ajustarle la bufanda. Sonrió cuando notó el sonrojo de James. También se dio cuenta de que él había crecido más, por lo que ahora le sacaba una cabeza y media a James.

    Los dos se encaminaron si saber que eran observados por dos personas. Dos personas con ideas hacia ellos muy distintas.



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    -Muy pronto seréis míos.-dijo un hombre canoso con una tétrica voz mientras miraba desde lejos a ambos jóvenes y sonreía retorcidamente.


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    -Te gustan, no lo niegues.-dijo una voz siseante a un profesor de pelo negro como el carbón y ojos verdes como esmeraldas.

    -Esa es una idea muy estúpida. Yo no creo en el amor. Me parece un sentimiento vulgar.-dijo con desprecio, pero aún así no dejaba de mirar a ambos jóvenes.

    -¡Ya, claro! Entonces por qué no paras de mirarlos o de protegerlos. Recuerdo ese día en una de las competiciones de quiddich que unas de las bloggers no paraban de seguir a Sirius y esta misteriosamente explotó antes de poder tocar el cuerpo de Sirius. O es vez en la que a James se le iban a caer un armario encima y este misteriosamente desapareció.-se burló de Tom.

    -Naguini, soy profesor. Mi deber es cuidar de mis alumnos aunque estos sean increíblemente molestos.-comentó como si nada.

    Naguini sabía que ni él mismo se lo creía.-Tom, sabes que lo que dices no es cierto. Te importan demasiado.-le dijo, pero vio como Tom seguía impasible. Por lo que probó con otra cosa.-Y ni siquiera te molestas tanto en cuidar de tus otros alumnos, por no decirte, que te parecen insignificantes. ¿He de comentarte lo que pasó con el joven Longbottom? No actuaste ni la mitad de rápido de como lo harías si hubiera sido ellos dos. Sé que podrías haber evitado desde el principio que ese hechizo mal pronunciado, que mandó al chico a la enfermería durante dos semanas, le hiriera.-argumentó burlona y sonrió al ver como Tom se tensaba.

    -¿Te diste cuenta?

    -Tom, por favor, te conozco desde que eras una cría.
    -dijo en tono maternal.-Y te conozco y sé que esos chicos te importan mucho más de lo que nadie lo ha hecho. Más que tus compañeros con los que asistías a Hogwarts.

    -De todos modos, no puedo quererles, les dañaría. Mira quien soy ahora, un hombre que finge ser un profesor y lo único que es es un hombre dañado y herido por su pasado que se ha convertido en la persona mas vil cruel del universo con tal de que no vuelvan a herirle.-dijo con un deje de tristeza y amargura en sus palabras.

    Naguini sintió una profunda tristeza al recordar el pasado de su cría. No había sido la infancia más apta para un muchacho que apenas recordaba quien era realmente.-Pues cambia eso. Tom, si de verdad esos chicos te importan, sé que puedes cambiar quien eres ahora. Sé que puedes eliminar el nombre de Voldemort del mundo mágico.-dijo.

    -¿Cómo lo sabes? ¿Cómo puedes creer que soy capaz de matar a esa persona que he creado?

    -Solo tú sabes la respuesta. Tienes amigos, Tom. Pide su perdón y su ayuda antes de que sea demasiado tarde para hacerlo. Antes de que estés realmente perdido
    .-dijo mientras se subía a su cuerpo y se enrollaba en su cuello en forma de un abrazo.

    -¿Crees que me perdonarán?-preguntó anhelante.

    -No lo creo... Estoy segura de ello.-comentó.




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    -Sirius, vamos.-dijo James para sacar de su ensoñación a Sirius.

    Este asintió con la cabeza, volvió a pasar un brazo por sus hombros y juntos caminaron hacia el gran comedor. Al llegar se sentaron enfrente de los chicos, pero no vieron a Peter. No le dieron mucha importancia, casi siempre se iba por ahí solo.

    -¿Que nos toca primero?-preguntó James algo adormilado.

    -Mmmm... Deja me pensar... ¡Ah! Adivinación.-dijo Sirius con una sonrisa mientras se servía unas tostadas.

    -Mierda, el primer día de la semana y a primera hora y nos toca con Trelawney.-dijo desganado.

    -Vamos James, sabes que los lunes con Trelawney no hacemos nada, solo...-explicó pero fue cortado.

    -Lo sé, lo sé. Solo miramos nuestro porvenir mirándolo en la jodida taza de té que tomamos los tres primeros minutos.-comentó cansado.

    -Come, James. Últimamente comes muy poco.-le dijo Sirius.

    James asintió y se sirvió un par de tostadas y jugo de calabaza. Miro a Sirius buscando su aprobación y vio como le sonreía y le pasaba amistosamente la mano por su cabellera indomable.

    No llegaron a comer demasiado cuando Dumbledore se levanto de su silla sonriente y se dirigió hacia el borde de las escaleras.

    -Silencio, por favor.-pidió y los alumnos se callaron.-Gracias. Bien, como sabéis, dentro de una semana es navidad y todos podéis iros a casa y los que no queráis, podéis quedaros aquí. Pero había pensado en hacer el viernes una pequeña fiesta. Por lo tanto, el viernes a las ocho y media, podéis ir a la sala de fiestas. Ahora no os entretengo más para que podáis desayunar y elegir a vuestras parejas y demás.-habló Dumbledore con una sonrisa.

    Sirius masculló algo entre dientes y antes de que nadie pudiera decirle nada a James se lo pidió... Bueno, no se lo pidió...-James, serás mi pareja.-dijo y no dejó que James dijera nada porque le puso una tostada entre los labios.

    James, sabiendo que no lograría hacer entrar en razón a Sirius, suspiró y se rindió. Tampoco es que le molestara mucho ir con Sirius y no sabía la razón. Gruñó cuando notó que el comedor estaba frío y vio como Sirius le servía una taza de chocolate caliente sin pedir lo.-Gracias.-le dijo con una sonrisa.

    -De nada.-le contestó de igual manera.-Deberían encender la chimenea.-murmuró entre dientes mientras se frotaba las manos para darse calor.

    Remus veía divertido la escena y un poco más y se muere de risa cuando Sirius le dijo a James que iba a ser su pareja y como le calla para que evite hablar. Vio divertido como los otros dos veían la escena extrañados sin saber porqué Sirius actúa así. De repente sintió algo y empezó a mirar por todo el comedor hasta que sus ojos se encontraron con unos ojos azules claros pero profundos que le hicieron sonrojarse y olvidarse de todo el mundo, pero volvió en sí cuando escuchó que le estaban llamando.

    -¡Remus!-le gritó Charlie.

    -Perdona, estaba algo ido.-se disculpó.

    -No te preocupes. Te estaba preguntando si tú sabes con quién iras.-le dijo Charlie.

    -No, aún no.-dijo mientras dirigía su vista a su plato y volvía a pensar en esos ojos, se estremeció y se volvió a sonrojar.

    Frank, por otro lado, estaba pensando en si ir. No quería ir, primero porque no era nada bueno bailando y segundo que seguro que no encontraría pareja. Se enfurruñó un poco y levantó su mirada por el salón buscando a alguien de confianza a quien le pudiera ir al baile con él. Se encontró junto con unos ojos marrones profundos que le hicieron sonrojar y apartó corriendo su mirada para dirigir la hacia su plato. Cuando supo que se había calmado miró de reojo al muchacho, dueño de la mirada marrón que siempre le hacía sonroja y se sorprendió un poco al ver como le seguía mirando pero esta vez con una pequeña sonrisa en sus labios y pensó que era gracias a su reacción, lo cual hizo que se volviera a sonrojar y con unas profundas ganas de desaparecer del comedor y irse a su habitación a ocultarse en su cama.

    Charlie, por su lado, dirigía la vista a la copia exacta de Sirius junto con una mirada profunda. Vio con gusto como sus ojos se encontraron y como el joven Black le guiñaba un ojo juguetonamente. No era ningún secreto para los merodeadores que Charlie estuviera saliendo con Régulus Black, hermano menor por un años de Sirius y que iba en la casa Slytherin. Se levantó y se dirigió hacia Régulus y le abrazó por detrás.-¿Cuando me guiñabas el ojo era porque querías ser mi pareja en el baile?-le susurró al oído.

    -Creo que no hace falta decir eso cuando ya sabes que la respuesta es sí.-comentó mientras le daba un beso en los labios.

    Charlie sonrió y le besó la mejilla y se sentó a su lado, entre él y Lucius.

    -Charlie.-le llamó Régulus.

    Este se giró a mirarle interrogante.

    -¿Es que mi hermano y Potter están saliendo?-le preguntó curioso por lo acaramelados que se veían.

    -No, ¿por qué la pregunta?-preguntó.

    -Se ven más acaramelados de lo normal.-comentó mientras los miraba.

    -Ni idea... Pero creo que el único que puede saber lo que ocurre es Remus.-dijo algo avergonzado de no saber que decir.-Tu hermano le cuenta todo.

    -¿Y sabes con quién irá Lupin al baile?-le preguntó, aunque en realidad no le interesaba la respuesta. Lo había preguntado para que Lucius no lo hiciera y no se notara nada.

    -Pues él no sabe con quien irá, pero por lo que he visto tiene a varios detrás de él, no tardarán en preguntar se lo.-comentó quitándole importancia sin saber que esa respuesta era muy importante para Lucius quien gruño sin que nadie se diera cuenta.

    -¿Y Frank?-preguntó.

    -¿Frank? Creo que se lo va a pedir Diggory. Anda detrás de él desde quinto año.-dijo mientras dirigía la mirada a la mesa de Huppelfup.

    Bartemius tuvo ganas de asesinar a ese maldito Diggory. Ese tipejo no podía estar con su Frank. Era un cabrón y por lo que había oído solo le interesaba el sexo. No permitiría eso ni de lejos, no permitiría que mancillara a Frank. Antes lo mataba.

    -Aunque si os soy sincero... Ese tal Diggory no me da muy buena espina.-comentó mientras entrecerraba los ojos y lo miraba, suerte que Diggory estaba de espalda.

    -¿Y mi hermano? ¿Sabe con quién va a ir?-preguntó intentando hacer que Charlie se despistara de la verdadera razón de las preguntas.

    -Va a ir con James.-contestó con simpleza mientras se servía otra tostada como si nada sin notar la mirada sorprendida de los otros tres acompañantes.

    -¿Y eso?-preguntó sorprendido.

    -Bueno, no es que se lo haya pedido... estas fueron sus palabras... “James, serás mi pareja” y para evitar que James se quejara le puso una tostada en la boca.-comentó mientras se reía.

    Los otros tres presentes reían nerviosamente. Aunque Sirius hubiera acabado en Griffindor seguía siendo un Black por naturaleza.

    -¿Qué hora es?-preguntó Charlie mientras veía salir a varios alumnos del comedor.

    -Faltan diez minutos para las ocho y media.-comenta como si nada Régulus.

    -¡Mierda! ¡Llegaré tarde a Adivinación!-dijo levantándose y antes de irse se dirige hacia Régulus.-Te quiero, en el almuerzo nos vemos.-dice mientras le da un pequeño pico y se va hacia su mesa para arrastrar a sus amigos hacia la Torre de Adivinación.


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    -Tu novio es algo atolondrado. Doy gracias a Merlín porque no se haya dado cuenta de por qué le has preguntado sobre Lupin y Longbottom.

    -Sí, lo sé. Por cierto, ¿y Severus?-preguntó extrañado al no verle.

    -Dijo que iba a la biblioteca a mirar no sé que cosa.-dijo Lucius mientras le quitaba importancia.-Ya sabes como es él.

    Régulus asintió y siguió desayunando. Aún faltaba media hora para su primera clase.

    -Nosotros también nos vamos. Tenemos la suerte de ir a la misma clase que nuestros chi... es decir, que los de griffindors.-dijo Lucius mientras se levantaba junto con Bartemius de la mesa y juntos salían con su porte elegante como todo sangre pura.

    Régulus negó divertido al ver como sus amigos sueltan todo de golpe y se dispuso a terminar su desayuno y a hablar con un compañero de su curso sobre un ejercicio que el profesor de pociones mando a hacer.


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    -Buenos días, alumnos.-saludó la profesora entrando a la clase.-Como ya es costumbre y sabéis, los lunes nos integramos en la apasionante clase de leer las hojas de té. Ya sabéis que debéis hacer.

    Los alumnos cogieron la taza de sus compañeros de mesa. James se había sentado con Charlie, Peter con Frank y Remus con Sirius.

    -Veamos... ¡Oh!...-exclamó mirando la mesa en la que había dos chicas de Griffindor sentadas.-Cariño, yo que tú, hoy tendría cuidado al bajar las escaleras.-comentó mientras se acercaba y te miraba con sus enormes ojos aumentados debido a sus ridículas gafas.

    La chica no dijo nada, simplemente se empalideció y se acurrucó contra su silla mientras su compañera la miraba algo preocupada.

    La profesora siguió su camino hasta la mesa de Malfoy, quien estaba junto a Bartemius.-¡Oh!... Ambos tenéis a una persona especial, pero tened cuidado, están en peligro.

    Lucius y Bartemius se miraron entre ellos con una cara que nadie supo descifrar. Ambos no notaron que Frank y Remus les miraban algo tristes por enterarse de que ellos estaban enamorados.

    -¡Merlín!-exclamó mirando la mesa del grupo de los Merodeadores.-¡Chicos estáis en graves problemas! Unos más que otros... Señor Weasley, de me la taza del señor Potter.-pidió y cuando la vio soltó un grito ahogado y la dejó corriendo en la mesa.-¡Pobre muchacho!-exclamó.

    James miró a Charlie asustado y cogió su propia taza para saber que es lo que era. Pero no lo sabía, no sabía que símbolo era.

    -Cariño, tú estás en grave peligro.-le dijo Trelawney.-Pero hay algo más.

    Sirius cerró los puños, si eso era cierto protegería a James costara lo que costara.

    -¿Qué es?-preguntó James.

    -Eres propietario de un gran poder. Uno inigualable. Pero... tienes escrito en tú destino... La muerte.-dijo con una voz tétrica.

    Sirius cerró fuertemente los puños. No dejaría que James muriera.

    -¡Muy bien! Se acabó la clase. Todos fuera. Menos vosotros.-dijo señalando a los chicos y a tres Slytherins, en concreto, Malfoy, Bartemius y las hermanas Black.

    James estaba petrificado... No sabía que hacer.-Profesora...-llamó la atención de esta.-Diga me que es una broma.-pidió.

    Trelawney suspiró y cogió a James de los hombros en un gesto maternal.-Me temo que no, señor Potter.

    -¡No puede ser!-exclamó Sirius enfadado sobresaltando a todos.-¿Quién demonios quiere hacer daño a James?-preguntó.

    -No lo sé.-dijo Trelawney.-Lo mejor es que cada uno de vosotros vaya a avisar a los profesores urgentemente y les digáis que se reúnan en el despacho de Dumbledore.-dijo.-Yo mientras iré con Potter y Black al despacho de Dumbledore. He de advertiros de una cosa... todos lleváis marcado la señal de la muerte.-dijo parando a los chicos a quienes se les heló la sangre.-Me temo que algo malo se avecina.-comentó.

    -¿Una guerra?-preguntó Remus.

    -No... algo distinto... Algo que solos os concierne a vosotros y a alguien que no tiene muy buenas intenciones con vosotros.-comentó.-Pero ahora lo más importante es actuar. Corred. Y que alguien llame al joven Black.-no hizo falta que dijera nada más, los chicos salieron corriendo para avisar a los profesores y a ir a por Régulus quedando solo James, Sirius y la profesora en la sala.

    James miró a Sirius y esté fue hacia el para abrazarle y darle un poco de apoyo.

    -Chicos, lo que he dicho es verdad. El joven Potter lleva la marca de la muerte, y, no solo él... Usted también, señor Black.

    Sirius cerró fuertemente los puños.-¿Y los demás?

    -Ellos tienen una cosa distinta. Ellos tienen marcado que dos personas cercanas a ellos mueren. No voy a mentiros, esas dos personas sois vosotros.-explicó.

    -Pero...-dijo Sirius animándola a seguir.

    -Pero... Sin embargo, el destino siempre se puede cambiar.-solo bastó esa frase para que Sirius recuperara el aliento. Aún no soltaba a James, tenía el presentimiento de que si lo hacía, James se iría de su lado.

    -¿Qué podemos hacer?-preguntó Sirius.

    -Tengo el ligero presentimiento de que tenéis en vuestro interior un gran poder oculto.-dijo la profesora.-Si lográis controlar ese poder, seguro que lograréis cambiar el futuro.

    -¿Y si no?-por primera vez en todo el rato, James se dignó a hablar.

    -No lo sé...-dijo.-Vamos, es importante que vayamos con Dumbledore.-dijo mientras se encaminaba fuera de la sala.

    Sirius miró a James y vio que este le miraba con sus ojos llenos de lágrimas.-Tranquilo. Todo saldrá bien. Te lo prometo.-le dijo mientras le abrazaba.

    James se dejó abrazar y cerró los ojos confiando en que lo que decía Sirius era cierto.-Tengo miedo.-le dijo susurrando.

    -Lo sé.-le dijo.-Vamos.-dijo mientras le cogía de la mano y salían rumbo al despacho de Dumbledore.



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    -Profesor Riddle.-dijo Remus entrando sin avisar en la clase de Riddle la cual estaba llena de alumnos que dirigieron su visa hacia él haciendo que se sonrojara.

    -¿Qué es tan importante que ha tenido que interrumpir mi clase, señor Lupin?-le preguntó arrastrando las palabras.

    -A ocurrido algo... La profesora Trelawney dice que todos los profesores vayan al despacho de Dumbledore.-dijo Remus.

    -¿Y se puede saber que es eso tan importante?-preguntó y vio como el chico se tensaba y miraba a los chicos que había en su clase.-Hablaremos mejor fuera.-dijo mientras guiaba al muchacho fuera.-¿Y bien?-preguntó cuando ya estaba afuera de su clase y nadie les podía oír.

    Remus cogió aire.-Estábamos en la clase de la profesora Trelawney, nos tocaba leer las hojas de té, pero... En mitad de la clase, digamos que... Bueno...

    Tom se empezó a impacientar.-¡Demonios, solo diga lo, señor Lupin!-exclamó haciendo sobresaltar al chico.

    -La profesora ha dicho que Sirius y James tienen la marca de la muerte al igual que yo y muchos más.-soltó de carrerilla.

    Tom reaccionó al oír las palabras James, Sirius y muerte en la misma frase. No dijo nada, simplemente cogió del brazo a Lupin y se lo llevó volando en dirección al despacho de Dumbledore.-¿Se puede saber por qué no empezó por ahí?-murmuró frustrado.

    Cuando los dos llegaron al despacho se encontró con todos los profesores mas reunidos y con el grupo que se hacía llamar Los Merodeadores y algunos alumnos de su casa.

    -¿Se puede saber que demonios está ocurriendo, Dumbledore?-preguntó enfadado Tom mientras veía de reojo a Su James y a Su Sirius con una mueca de miedo en sus rostros.

    -Creo que ya lo sabes.-dijo Dumbledore.

    -¿Qué debemos hacer?-preguntó McGonagall.

    -Yo creo que deberíamos enviarles a casa.-dijo la profesora de CCM (Cuidados de Criaturas Mágicas).

    -¡Ya claro! ¡Donde serían sin duda, presas fáciles!-exclamó Trelawney.

    -¡No creo que sea tan importante!-volvió a decir la profesora de CCM.

    -¡¿Los chicos llevan la marca de la muerte y usted dice que no es importante?!-preguntó McGonagall enfadada.

    -¡Yo no sabía tal cosa!-se defendió gritando.

    -¡Pues antes de opinar documente se!-le gritó de vuelta.

    -¡Silencio!-gritó Dumbledore haciendo que se callaran.-Bien, ahora que tengo su atención y que os habéis enterado de lo que ha ocurrido... Propongo algo... Trelawney, ¿qué es lo que usted ha dicho de que los chicos guardan un importante poder en su interior?-le preguntó.

    -No lo sé con exactitud. Pero creo que es algo fuerte.-murmuró.

    -Puede que sean herederos de un gran poder-comentó el profesor de Runas.

    -¿Puedes decir con exactitud de qué poder estamos hablando, profesor Sowyer?-preguntó Dumbledore.

    -Creo que si se lo preguntamos a sus padres sepamos mejor.-comentó Sowyer.

    -¿Qué quiere decir?-preguntó Trelawney.

    -Digo que cuando un bebé nace, en su certificado de nacimiento pone si son herederos de algo. Por eso al crecer sabemos si nuestro hijo lleva sangre de alguna criatura mágica.-explicó.

    -Entonces debemos llamarlos.-dijo Dumbledore mientras hacía un patronum y lo enviaba.

    Mientras los mayores discutían. Los chicos estaban intentando calmar a James quien se encontraba sollozando en brazos del mayor, entienda se, por Sirius.

    -James, ya te he dicho que no va a ocurrir nada malo.-le intentaba tranquilizar Sirius.

    -¿Cómo estás tan seguro?-le preguntó bajo sin sacar su cara del cuello de Sirius.

    -Lo estoy simplemente porque confío en Dumbledore y en el buen y gran mago que es.-dijo mientras le pasaba una mano por su espalda. Era una mentira. El estaba tan o más aterrado que James, pero no se dejaría flaquear. Un Black nunca hace eso.

    De repente, entre todo el ruido, se escuchó como de la chimenea empezaban a salir los padres de los chicos.

    Sirius y Régulus se miraron entre ellos pero Sirius enseguida bajó la mirada. Hace tiempo que había perdido el respeto de su familia, aunque se seguía llevando bien con su hermano. Al fin y al cabo era eso. Su pequeño hermano.

    -¿Qué ha ocurrido?-preguntó una voz familiar para Sirius y James. Era el padre de James quien se había vuelto también el padre de Sirius hace poco más de un año.

    -Papá.-lo llamó sollozando James y Fleamont Potter no tardó ni un segundo en poner entre sus brazos a su pequeño.

    Sirius simplemente se quedó al margen de la escena y presenciaba otra con un destello de envidia. Sus padres, si los podía seguir llamando así, estaban abrazando a su hermano mientras le preguntaban si estaba bien. No le miraron, no se dignaron a hacerlo. Sintió una inmensas ganas de llorar. Se le nubló la vista pero no soltó ni una sola lágrima.

    Tom miraba preocupado a Sirius. Sus manos picaban por ir a abrazar y sostener a Sirius. No entendía como unos padres podían ser así con su hijo. Puede que no sacara buenas notas y no hiciera caso la mayoría de las veces, pero eso no les da derecho a ignorarle. Se sintió mejor cuando la madre de James abrazó a Sirius. En ese momento se permitió relajarse. Pero eso cambiaría. No por nada era... aunque nadie lo supiera Voldemort.

    -¿Estás bien, corazón?-preguntó Euphemia, la madre de James a Sirius. Sintió como Sirius se abrazaba a ella como si ella fuera un salvavidas y sintió varias lágrimas caer en su blusa, pero no dijo nada. Al poco de unos segundos sintió como Sirius asentía y Euphemia le besó la frente maternalmente. Puede que ella no fuera su madre de sangre, pero se había ganado ese mote por parte de Sirius tras unos años. Unos años muy malos en los que ese pequeño, que ahora tenía entre sus brazos, se había sumido en una depresión inmensa. Unos años en los que su marido, ella, James y los amigos de ellos dos habían estado allí para subirle el ánimo y hacerle ver que si tenía una familia que le quisiera.

    -Sí.-dijo Sirius.

    -Mamá.-le dijo Euphemia con una sonrisa.

    Sirius le sonrió con una brillante sonrisa como la de un niño pequeño al que le compran el juguete que quería.-Sí, mamá.-dijo saboreando la última palabra. Le tenía un gran aprecio y respeto a esa mujer que se había ganado ese nombre por parte de él a base de pulsos. Aunque muy en el fondo, deseaba que sus padres, sus verdaderos padres, le aceptaran de nuevo y para siempre.

    -¿Cómo estás?-le preguntó ahora Fleamont.

    No le dio tiempo a responder cuando sintió que Fleamont le abrazaba en un abrazo de oso que le quitó el aire por unos segundos. Removió su cabeza para poder sacarla de los brazos que la rodeaban y la aplastaban contra un pecho fuerte impidiendo que pudiera coger aire. Cuando lo consiguió suspiró de alegría al ver que volvía a recibir aire a sus pulmones haciendo reír al mayor, quien soltó un poco el agarre.

    -Muy bien.-dijo Sirius.

    -Se te olvida algo.-mencionó.

    Sirius se sonrojó.-Muy bien, p-papá.

    Esa escena era vista por Tom, quien sonrió internamente al ver como los padres de James querían con locura a Sirius. ¿Cómo no hacer lo? Si hasta él había quedado prendado de esos dos revoltosos. Tom de reojo vio como los padres de Sirius veían la escena con asco. Ya tendría él unas palabras con esos dos. Se había fijado en que era la mujer la que tenía esa cara. Orion, sin embargo, miraba la escena serio pero sin rastro de asco o algún sentimiento parecido en sus ojos o cara. Vio como este dirigía un asentimiento a Sirius y como este se lo devolvía con un brillo de alegría en sus ojos. Sonrió internamente. Por lo que era solo con la mujer con la cual iba a tener unas palabras.

    Sirius se sentía contento al no ser ignorado por su padre, aunque le hubiera gustado que él también le hubiera abrazado como lo había hecho con Régulus. Se fijó en sus amigos quienes estaban con sus padres. El despacho parecía pequeño ahora con tanta gente reunida, pero había espacio para moverse libremente. Se fijó en como Dumbledore hacía aparecer algunos sofás y quitaba algunas cosas que estorbaban para esa reunión como sillas o muebles.

    -¿Por qué nos has llamado, Dumbledore? ¿Le ha pasado algo a mi hijo?-preguntó Walburga Black mientras abrazaba a Régulus.

    Sirius bajó la mirada. Para ella solo habrá un hijo, y ese es Régulus. Claro, si él moría nadie le echaría en falta. Tal vez....

    -No lo hagas, Sirius.-susurró Fleamont, quien vio como Sirius se giraba a verle interrogante.-No dejes que eso se meta de nuevo en tu cabeza. Eres importante. Tan solo mira a mi hijo.-susurró y ambos se giraron a ver a un James avergonzado que estaba siendo abrazado por su madre.-Creo que él no soportaría perderte.-le guiñó el ojo y vio divertido como Sirius abría los ojos y boqueaba como un pez susurrando incoherencias como; “Yo... Solo... Si usted no... No... Sí...”. Eso le divirtió un poco hasta que oyó como Sirius le susurraba “lo amo” y se sorprendió un poco y se giró a mirarle serio.-Luego hablamos, hay que preocuparse ahora por lo que ocurre.-le tranquilizó mientras le revolvía el pelo paternalmente.

    Tom se movió hacia el profesor de Runas.-¿Lo has sentido?-le preguntó al sentir como una presencia les espiaba.

    Sowyer pareció suspirar aliviado.-Pensaba que me estaba volviendo paranoico. Sí, es una presencia rara... Creo que alguien trata de saber que vamos a hacer.-comentó.

    Tom miró al director y a los demás integrantes de la sala.-Deberíamos advertir los.-comentó mirando al joven que impartía la clase de Runas Antiguas y que resultaba que era uno de sus seguidores y uno de sus mejores amigos.

    -Te importan de verdad.-no era una pregunta lo que dijo Sowyer.

    -¿Tienes algún problema con eso?-le preguntó y vio como su amigo negaba divertido.

    -Claro que no, ya empezaba a dudar sobre si tenías o no sentimientos.-dijo serio.-Me alegro de que haya algo que te haga ver que sigues siendo humano.-dijo mirando a los dos muchachos revoltosos que traían a su amigo de cabeza.

    -Silencio.-dijo Tom y vio como todos le miraban interrogante.-Por favor, Edward.-le pidió a Sowyer.

    Edward asintió y dijo unas palabras en una lengua arcana y todos sintieron como si algo abandonaba la sala donde todos se encontraban reunidos.




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    Un grito de ira se oyó en una destartalada y abandonada casa cuando el inquilino de su interior se dio cuenta de que alguien había notado que observaba y había evitado que lo siguiera haciendo.

    -¿Mi señor?-preguntó una voz algo miedosa.

    El hombre anciano se fijó en el menor, quien no tendría mas de 19 años, que estaba parado en la puerta, con aire molestó se acercó y lo tiró al suelo.

    -¿¡Mi señor!?-preguntó alterado.

    El hombre no respondió, le arrancó el pantalón al menor junto a su ropa interior y se desabrochó el cinturón.

    -¡No mi señor no!-pidió entre lágrimas cuando notó que le desvistió por completo y lo colocaba en cuatro.

    -¡Cállate!-le gritó y le dio el primer azote con la hebilla del cinturón y oyó gustoso como el chico gritaba y sollozaba por cada golpe que le daba.-Te he dicho muchas veces que tengas cuidado con tus hechizos y por tu culpa se han dado cuenta.-le dijo con una tétrica voz mientras miraba con una sonrisa macabra la obra de arte que acababa de crear.

    El joven tenía el culo rojo y con algunas rajas y quemaduras por el cuero del cinturón. En la espalda y muslos también tenía cortes. El chico estaba sollozando y pidiendo perdón pero el hombre le ignoraba. También llevaba en su interior un consolador con una especie de pinchos a lo largo de toda la extensión del juguete y de la entrada caía un poco de sangre debido al movimiento.

    La polla del hombre estaba palpitando y quería liberarse, por lo que bajó su pantalón y se acercó al chico.

    El chico se tensó cuando oyó el sonido del cierre del pantalón del mayor.-Por favor, señor. No... por favor... -intentó alejarse pero el hombre murmuró un hechizo que lo elevó e hizo que se acostara boca abajo sobre una mesa con sus piernas colgando de esta dejando su culo en pompa y con sus manos atadas a los lados de la mesa. Gritó cuando su culo volvía a ser azotado con la mano del hombre mayor varias veces más haciendo que los cortes que tenía en el trasero ardieran y sangraran más.

    -Sabes que no puedes huir, esclavo.-dijo el hombre con una voz tétrica. Sacó el consolador de una vez oyendo el grito de dolor del joven, sonrió tétricamente y volvió a meter el consolador de una vez oyendo otro grito y viendo como se revolvía intentado huir. Chasqueó la lengua, estaba más enfadado que antes al ver como el mocoso quería huir, y, sin importarle nada, el anciano cogió su polla y la dirigió a la entrada del menor, la cual penetró brutalmente oyendo divertido el sonido de dolor que emitió el joven cuando se introdujo en él de una estocada. Agarró fuerte las caderas del chico oyendo el jadeo de dolor que este emitía, seguro que sus manos se quedarían marcadas en las caderas del chico. Sin importarle que, empezó a penetrar furiosamente al chico oyendo como pedía a gritos que lo soltara y perdonara. Vio hacia abajo y vio su pene entrando y saliendo del ano del chico. Cada vez que su pene salía veía que este estaba cubierto por su semen y sangre de la entrada del chico al ser brutalmente penetrado sin preparación y por haber sido usada por el objeto que ahora se encontraba olvidado en el suelo. Dirigió su mano al miembro del chico y con sus filosas uñas rasgó los testículos del chico hasta dejarlos rojos y con algunas líneas de sangre oyendo al chico llorar de dolor. Siguió penetrándole sin descanso y se inclinó para clavar sus dientes en el cuello del menor mientras que con una sus manos invocaba otro consolador pero esta vez normal pero bastante grande. Salió de la entrada del chico y lo penetró con el enorme consolador y al mismo tiempo que con su pene y oyó el grito de dolor del chico y como se quedaba quieto.

    El chico se había desmayado al no soportar tanto dolor.

    Cuando el anciano terminó de descargarse salió del interior del chico dejando el consolador en su interior y lo dejó en la mesa aún atado mientras se giraba hacia la figura que aparecía por la puerta con la mandíbula llena de sangre.-Puedes jugar con él, ese mocoso debe de aprender a no enfadarme.-dijo mientras veía como el hombre sonreía macabro y se desnudaba con un movimiento de mano y se acercaba al chico y lo despertaba.

    -No... por favor.-dijo el joven con apenas voz.

    Vio como el hombre sonreía y le azotaba el trasero riendo mientras escuchaba como el chico sollozaba.-Te enseñaré a ser obediente pequeña puta.-dijo con voz ronca de la exitación mientras dirigía sus colmillos hacia los muslos del chico y le mordía viendo como convulsionaba.-Jump, al parecer todavía te falta.-comentó mientras volvía a azotarle.-Creo que necesitas un castigo.-dijo y con un chasquido hizo que el chico estuviera en el suelo con sus manos atadas en la espalda con unas pinzas para pezones y con un separador en las piernas y sin pensarlo le empezó a penetrar furiosamente.

    El anciano sonrió tétricamente mientras veía como el chico era violado por el otro hombre y mientras miraba las escena pensaba en su siguiente plan para ir a por los dos jóvenes y esos otros jóvenes que le habían llamado la atención también.


    ----------



    -¿Qué demonios?-preguntó Abraxas Malfoy sin saber qué estaba ocurriendo.

    James y Sirius se acurrucaron más en el sofá y contra Fleamont quien los miró interrogantes, sin embargo, los abrazó tratando de brindarles protección.

    Se oyeron varios jadeos de parte de los profesores y algún que otro “Es cierto” de cada uno de ellos.

    -¿Qué ocurre? ¿Qué es cierto?-preguntó Lyall Lupin, mientras abrazaba por un brazo a su esposa Hope Lupin y por otro brazo a su hijo Remus.

    -Por favor, tomad asiento.-pidió amablemente Dumbledore con una sonrisa.-Joven Riddle, por favor.-pidió señalando la puerta.

    Tom asintió y echó todos los hechizos protectores que conocía para prevenir si esa presencia volvía a aparecer no escuchara nada de la conversación ni viera nada.

    -Señor Dumbledore, ¿podría explicarnos que ocurre?-preguntó Frank Longbottom junto con su esposa Augusta mientras estaban sentados al lado de su hijo Frank.

    -A eso vamos, señor Longbottom.-le contestó Dumbledore serio.-Bien... Esta mañana en clase de la señorita Trelawney, estos jóvenes estaban estudiando a aprender a leer las hojas de té y la profesora ha descubierto algo increíble pero terriblemente horroroso.-dijo mientras miraba a cada una de las familias reunidas.

    -¿Algo como qué?-preguntó Bartemius Crouch padre mientras mantenía sus dos brazos alrededor de su esposa, Elisabeth y su hijo.

    -Seré sincero, no hay por qué ocultar nada.-dijo mientras se incorporaba.-Los chicos están en grave peligro. La profesora Trelawney ha descubierto que la marca de la muerte se ciñe sobre ellos, pero aún más en dos alumnos en concreto.-explicó Dumbledore.

    -¡Santo cielo!-exclamó Molly mientras abrazaba a su hijo Charlie.-¿Y quienes son?-preguntó preocupada. Esos chicos eran como sus hijos.

    Tom sintió la mirada de Dumbledore puesta en él y supo que era él el que tenía que decir quienes eran.- Sirius Black y James Potter.-dijo mientras miraba a los chicos que estaban junto a Fleamont y Euphemia Potter. Oyó como la señora Potter gritaba y abrazaba a su hijo junto a su esposo, y, como Sirius bajaba la mirada y se le aguaba los ojos pero no soltaba ninguna lágrima ni nada.

    Observó a los padres de Sirius, vio como por primera vez en todo este tiempo Orion se dirigía hacia su hijo, sin soltar a su otro hijo.-Sirius.-le llamó mientras abría los brazos. Vio como Sirius no se lo pensaba dos veces antes de lanzarse hacia su padre a abrazarle mientras ocultaba su cara en su cuello. Vio la cara de horror y antes de que la mujer dijera nada se acercó a ella y le susurró sin que nadie más ollera nada.-Guarde su asquerosa lengua dentro de su boca, no me quiera ver enfadado, señora Black.-le amenazó y vio como Walburga se estremecía y se ponía blanca como la cal.-Ese chico va a ser mi pareja, por lo que le ordeno que deje de comportarse como una amargada y se comporte como su madre antes de que yo mismo la mate.-amenazó entre dientes. Vio como Walburga se acercaba a sus hijos y de como Euphemia Potter miraba atenta la escena sacando su varita disimuladamente sin que nadie la viera para lanzar hechizos a diestra y siniestra como se le ocurriera decir le algo a Sirius, sonrió con ternura por primera vez en muchos años sorprendiendo a los presentes. Estaba tan ensimismado que no se dio cuenta de que estaba sonriendo. Esa mujer era de armas tomar.

    -Hijo...-lo llamó Walburga y vio en los ojos de su hijo lo que no había visto hace muchos años. Anhelo, amor. Vio en los ojos de Sirius esos sentimientos que siempre le había dirigido hasta que entró a Hogwarts y ella le rechazó como hijo al enterarse que iba a ir a Griffindor. Y en ese instante supo que no hacía esto por que Lord Voldemort se lo había pedido, lo hacía por ella y por Sirius. Porque muy en el fondo sabía que se había comportado como una estúpida, muy a su pesar. Sus ojos se aguaron al ver que Sirius aún seguía esperando a que ella volviera a ser su madre, a que ella le aceptara de nuevo.-Ven.-le pidió mientras alargaba una mano. Su corazón palpitó por un sentimiento extraño cuando sintió los brazos de su hijo mayor rodeando la mientras le decía “lo siento” muy bajo para que solo ella lo oyera.-Shh... Mi niño, soy yo quien tiene que disculparse.-le dijo. Y de repente sintió otros sentimientos alojar su corazón, el miedo a perder a su hijo, la furia de que alguien quisiera hacer le daño, no solo a Sirius, sino también a Régulus. Solo eran unos niños. Su Sirius iba a cumplir 17 y su pequeño 16.

    Druella sonrió mientras miraba a su amiga y cuñada abrazar a su hijo. Ella no era como su hermana, ella no había dado de lado a su hija por haber entrado también en Griffindor y eso había acarreado ciertas disputas entre ellas, pero nunca habían acabado con su hermandad. Simplemente dejaron de tocar el tema. Ahora por fin se concedía su deseo de que su sobrino fuera aceptado nuevamente por su cuñada. Al parecer, la noticia de que estaban en peligro le había abierto los ojos y había recapacitado sobre sus elecciones.-Cariño, guarda la imagen para la prosperidad.-le pidió/ordenó a su marido, Cygnus. Vio como su esposo asentía y con un movimiento de varita sacaba una especie de cámara y fotografiaba la escena tan bonita que estaban presenciando.-¿Vosotras estáis bien?-les preguntó a sus hijas y vio aliviada como asentían.

    -Druella, ¿qué se supone que vamos a hacer?-preguntó Anabeth Malfoy.

    -No lo sé.-le respondió.-Pero te diré lo que yo voy a hacer, voy a luchar por mis hijas por que nadie se mete con una Black que ha ido a Slytherin y sale vivo para contarlo.

    -¿Qué podemos hacer?-preguntó Enid, el padre Peter junto con su esposa Sara.

    -Yo he pensado en parar las clases y que, bueno, escondamos a los chicos bajo vigilancia.-propuso Dumbledore.

    -No es mala idea.-comentó Abraxas.

    -No.-dijo Fleamont sorprendido de darle la razón a un Malfoy.

    -¿Pero en qué lugar? Tenemos que avisar a los aurores.-comentó Lyall.

    -Creo que eso sería una mala idea.-dijo Tom y vio como todos se giraban a verle interrogante.-Creo que esto debería hacerse con la mayor discreción ya que puede ser que alguno de los aurores nos traicione. Ha habido casos.-comentó serio.-Aún así podríamos llamar a algunos, señor Potter, usted es auror y tiene amigos de confianza dentro, simplemente con que llame a unos poco estará bien.-comentó mientras se sentaba por fin en todo el rato con su típica sensualidad caracterizando cada movimiento que hacía y vio como James y Sirius seguían cada uno de sus movimientos.

    -Puedo hacer lo... Tonks, Moody y Evans pueden ayudar.-comentó y miró a la profesora Trelawney muy serio.-¿Hay alguna manera de evitarlo?-preguntó.

    -Creo que sí. Cuando vi que tenían el sello de la muerte vi que también eran herederos de un gran poder. Si logran desarrollar lo pueden evitar ese destino cruel al que se enfrentan.-explicó.

    -Bueno, ¿pues a qué esperamos?-preguntó Orion.

    -Señor Black, no podemos hacer que desarrollen sus poderes sin saber antes de que poderes estamos hablando.-comentó Dumbledore.

    -¿A qué se refiere?-preguntó Fleamont.

    -Tenemos que saber si su hijo y el del señor Black son herederos de alguna criatura mágica.-explicó Edward.

    -Bueno, que yo sepa... Mi familia desciende de Godric Griffindor.-comentó como si nada Fleamont haciendo que Tom empezara a pensar sobre lo que había leído hace poco en un diario de Salazar. Si eso era cierto... Entonces Sirius era...



    Flash Back


    Tom dio gracias a que dentro de dos horas no tenía clases y así podría leer el nuevo libro que había encontrado oculto en la Cámara de los Secretos. ¿Cómo no se dio cuenta de ese libro? Se sentó y vio el libro en el que ponía con letras elegantes “Salazar Slytherin” .Lo tomó y lo abrió y se sorprendió al ver que era el diario del propio Salazar.

    Lo primero que leyó fue algunos datos de su vida cuando era pequeño y de que el que le enseñó la magia fuel el mismo Merlín. Luego leyó sobre como se conocieron el y Godric. Algunos datos sobre como fundaron Hogwarts junto con los demás fundadores. Al cabo de una media hora empezó a leer con más interés puesto que Salazar empezaba a escribir sobre algo relacionado sobre su vida sentimental.

    Día 1 de enero de 676
    Yo, Salazar Slytherin, nací en Junio del año 653.
    A mis 23 años de edad y después de haber jurado de que el amor solo era algo banal y sin sentido., yo, Salazar Slytherin he de decir que me he tenido que tragar mis palabras y he de añadir de que me he enamorado perdidamente. No le veo ningún problema, salvo el hecho de que no me he enamorado de una mujer. No. No es de una mujer y he de decir que eso no supone ningún problema. El problema es que no me he enamorado de un solo hombre, no, claro que no, tenía que haberme enamorado de dos.

    Vaya, ¿quien iba a pensar de que Salazar se había enamorado de dos hombres? Bueno, no era secreto de que había mantenido una relación con Godric, pero de ahí con alguien más.


    Día 7 de enero de 676
    No puedo soportar lo más. Mis sentimientos me traicionan. No puedo mirarles sin que mi cuerpo reaccione de alguna manera rara y es bastante, o demasiado, molesto. Por otra parte es un sentimiento hermoso. Ver les sonreír o reír y que esas sonrisas y risas sean obra mía es demasiado gratificante.

    Día 17 de enero de 676
    Hoy, por la mañana he estado pensando sobre mis sentimientos. Nunca se ha visto a alguien que se haya enamorado de dos personas porque es imposible. Pero yo he llegado a la conclusión de que sí estoy enamorado de dos personas. Me he tirado casi dos semanas pensando sobre el tema y al final me he convencido. Me he enamorado de los dos. Estoy perdidamente enamorado de Godric y Merlín.

    Tom se sorprendió al leer eso. Es decir, Salazar no solo estaba enamorado de Godric, sino que también estaba enamorado de Merlín. Pero lo que más le sorprendió fue el ver que su situación era muy parecida a la de Salazar. Él también estaba enamorado de dos personas. De dos hombres.


    Día 20 de enero de 676
    Por fin me he decidido, voy a cortejar les. Como no entiendo mucho de el tema les he pedido ayuda, muy a mi disgusto, a mis dos grandes amigas Helga y Rowinna. Ellas me han dicho que les adule y que les de detalles como libros o chocolates, una golosina que les vuelve locos. Me he fijado en una cosa y es que Godric y Merlín también se atraen, por lo cual, no va a ser muy difícil.

    Día 28 de enero de 676
    He visto con gusto como Godric y Merlín aceptaban mis regalos de conquista y como me han dicho que aceptaban que les cortejara. No sé lo que me ocurre, pero me siento feliz, nunca pensé que el amor sería algo maravilloso.

    Los siguientes días hablaban sobre sus intentos de conquista, salidas entre los tres a cenar o simplemente a dar una vuelta por los jardines de Hogwarts o picnic al lado del Lago Negro.

    Día 12 de Marzo de 676
    Tras casi dos meses de intentos, por fin, somos una pareja... Bueno... en este caso, trío. Ellos también se han declarado en uno al otro. No he sido más feliz en mi vida y me he alegrado muchísimo al ver como todo el mundo aceptaba nuestra relación. Sinceramente, pensaba que se lo iban a tomar mal, aunque eso no me importaba. Lo que me importaba y más miedo me daba el perderlos a ambos.

    Día 3 de Febrero de 676
    Llevo varios días sin escribir debido a que unos dos días de habernos declarado, tuve que partir en busca de nuevos profesores para el colegio. Por el camino me he topado con todo. Lo mejor ha sido cuando he llegado a casa, por fin y me han recibido. Se han preocupado un poco al ver que estaba herido, pero les he tranquilizado diciéndoles que estaba bien. Pero lo que más me ha encantado fue que hayamos hecho el amor. Ha sido como flotar, ha sido realmente hermoso ver como se preocupaban por mi evitando que hiciera movimientos bruscos debido a mis lesiones.

    Luego daba algunos detalles a lo largo de ese siglo sobre sus descubrimientos sobre extrañas criaturas que en ese momento no se conocían y que ahora en la actualidad estaban muy presentes. Se sorprendió también al saber que los fundadores y Merlín vivieron durante mil años. Pero cuando llegaba al final del diario, vio que lo que habían dicho sobre su muerte no era nada comparado con la verdad que se alojaba en el libro.

    Salazar vio como sus dos parejas eran asesinadas ante él y como hizo todo lo necesario por salvarles, pero fue inútil.

    Día 5 de Octubre de 1653
    Los he perdido... Finalmente lo he hecho. Es duro... Casi no puedo ver el papel, donde estoy gravando permanentemente mis palabras y sentimientos, a causa de las lágrimas. Mis dos seres más preciados asesinados a manos de ese maldito mago hijo de muggles. Aún me queda magia y debo actuar si quiero volver a verles solo una vez más. Por lo que con mi último rastro de magia, crearé una última profecía. Cuando hayan pasado doscientos noventa de mi muerte, nacerán en el mundo tres réplicas exactas de nosotros. Mi réplica y heredero por derecho será la mayor y la que protegerá a las reencarnaciones de mis queridos. Sé que quien acabó con la vida de mis amores también renacerá e intentará volver a matarles o algo peor y yo, por primera vez, lograré evitarlo.
    Desearía haber estado ahí con ellos para protegerles, pero tuve que salir en busca de una nueva criatura mágica y cuando regresé no hacía varios minutos que mis dos parejas estaban ya muertas.



    Tom vio asombrado la última página. Esta estaba llena de gotas de lágrimas y una mancha de sangre. Supuso que Salazar se había suicidado o muerto al no poder con la pérdida. Se levantó de la mesa algo sorprendido y se tuvo que agarrar a la mesa para poder sostenerse en pie. Habían pasado exactamente doscientos cincuenta años y el era el heredero de Salazar.


    Fin del Flash Back












    Continuará.

    Edited by manilada - 2/11/2016, 16:54
     
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    Me encanta leer yaoiii
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    Diooooos me encanta tu fic de verdad, por favor envía la conti pronto.

    :=EEEE: :=EEEE: :=EEEE: :=WORKIN: :=WORKIN: :=uuhuhuhus: :=uuhuhuhus: :=uuhuhuhus: :=uuhuhuhus:
     
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    No te enamores de alguien que no te valora 💔
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    Me encanta tu historia esta super buenisima conty plisss y re interesanta y estoy esperarando el proxi cap con ansias :=DFSDFSD: :=DFSDFSD: :=NOIP: :=WORKIN:
     
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    oh dios, continuala por favor esta muy buena conti plissss :=FOXXIN: :=FOXXIN: :=FOXXIN: :=FOXXIN:
     
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  5. manilada
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    Capítulo II



    -¿Está sugiriendo que su hijo podría ser el heredero de Godric Griffindor?-preguntó McGonagall.

    -No lo estoy sugiriendo, lo afirmo. Es él único que puede entrar en la cámara de Godric que hay en Gringotts ya que la llave le acepta y no desaparece.-explicó.

    -¿Qué llave?-le preguntó James a su padre.

    -Tu estabas muy pequeño, dudo que te acuerdes.-le explicó a su hijo.

    -Querido, creo que si sacaras la llave se entendería mejor.-dijo Euphemia a su marido y vio como asentía y sacaba una cajita y la ponía en una mesa que había en el centro.

    -Observad bien la llave.-pidió el cabeza de la familia Potter.

    -Lleva el sello de Godric.-comentó Lyall anonadado.

    -Bien, por favor... ¿Podéis coger la?-les preguntó amablemente.

    Lyall acercó la mano y vio asombrado como la llave desaparecía cuando sus dedos lograron apenas rozar la llave, cuando alejó la mano pensando en que no volvería a aparecer, lo hizo. Oyó los jadeos de asombro cuando vieron que el mismo Fleamont intentaba hacer lo que Lyall había hecho y ocurría lo mismo.

    -¿No se supone que tienes que poder tocarla?-preguntó Elisabeth.

    -Señores, cuando se cumple la mayoría de edad, se supone que nos llega un papel desde el Ministerio y Gringotts sobre si tenemos herencia mágica o no.-comentó y vio como todos asentían.- Yo tengo un 20% de la herencia de Godric, pero no es suficiente para poder sujetar la llave. Podéis comprobar si es verdadera.-dijo señalando la llave.

    Abraxas Malfoy lanzó un hechizo para quitar cualquier encantamiento e intentó probar si era verdad. Efectivamente la llave volvió a desaparecer segundos antes de que su mano la alcanzara.-¡Por Merlín!-exclamó al darse cuenta de que Potter no mentía y que era realmente la llave de Godric.

    -James, ¿puedes por favor, coger la llave o simplemente poner tu mano encima de esta?-preguntó a su hijo mientras sonreía y vio a los demás.-Ya veréis por qué se que es el heredero de Godric sin que haya cumplido aún la mayoría de edad.-comentó.

    James hizo lo que su padre le pidió y oyó como su padre le decía que mantuviera su mano sobre la llave unos minutos. Cuando vio lo que pasó jadeó. En su mano apareció el sello de Godric Griffindor en dorado y brillando. Oyó los jadeos de sorpresa de los presente y se sonrojó al ver que era el centro de atención. Apartó su mano de la llave y vio como la marca iba desapareciendo poco a poco, muy lentamente.

    James se puso al lado de Sirius quien le cogió la mano y pasó sus dedos curioso por la marca que iba desapareciendo poco a poco. Un escalofrío le recorrió el cuerpo y soltó un leve jadeo que solo Sirius escuchó. Vio como Sirius le miraba con los ojos dilatados y se sonrojo. Pero se sorprendió cuando vio la mano que sujetaba la suya y dio un grito ahogado. Vio como todos los presentes dirigían la vista hacia ellos.-Sirius, tu cuello.-fue lo único que dijo cuando vio que en el cuello de Sirius estaba dibujado el escudo de Hogwarts con una gran M en su interior. Eso bastó para ver como las dos marcas empezaban a brillar más y como ambos emitían un sonido de dolor.

    Tom sintió que su hombro ardía, soltó algunas maldiciones llamando la atención de todos.

    -¿Qué ocurre, señor Riddle?-preguntó Dumbledore.

    -Joder.-dijo mientras deshacía su corbata.-Arde.-fue lo único que dijo mientras dirigía su mano izquierda a su omoplato derecho.

    Edward reaccionó y le lanzó un hechizo para quitarle la camisa y a túnica. Jadeó cuando vio de que se trataba.-¡Merlín!-dijo.

    -¿Qué demonios hace, señor Sowyer, desnudando al profesor Riddle?-preguntó una alterada McGonagall.

    Edward no contestó, simplemente hizo que Tom se girara para que vieran lo que estaba ocurriendo. Todos aguantaron un jadeo de sorpresa y de miedo al no saber que era lo que estaba ocurriendo.

    -Demonios.-dijo Tom mientras sentía que su espalda ardía. Se llevó una mano al sitio donde se supone que debía estar la marca y cuando la tocó, un grito de tres voces distintas se oyó. Quitó su mano rápidamente de la marca y jadeó cuando el dolo se fue un poco.

    -¿Qué está ocurriendo?-preguntó Lily mientras se acercaba a ver como estaban sus amigos.

    -Están recibiendo sus herencias.-explicó Orion mientras sostenía a su hijo.

    -¿Pero por qué brillan las tres marcas?, se supone que el señor Riddle ya recibió su herencia.-preguntó Remus.

    -Podría ser... ¡Oh, Merlín y Morgana!-exclamó Euphemia.

    -¿Qué ocurre?-le preguntó Walburga a la señora Potter, quien se veía asombrada y algo sonrojada.

    -Lo que ocurre es... Mira.-dijo señalando las marcas.-Seguro que podrás entender a qué me refiero.-le dijo.

    Walburga se giró a ver las marcas de cada uno y lo vio.-¡Merlín! ¡No puede ser posible!-exclamó mientras se sentaba en el sofá torpemente haciendo que los demás se asustaran.

    -¿Qué ocurre, señora Black, señora Potter?-preguntó Charlie asustado.

    -Se están enlazando.-fue lo único que dijeron las dos mujeres a la vez al ver las marcas.

    Frank entrecerró los ojos y miró atentamente las marcas de sus amigos y del profesor Riddle y lo entendió. Las marcas se estaban fusionando apareciendo en cada uno la misma marca. Una M que tenía un león apoyado en una de las patas de la M y una serpiente enrollada a lo largo del otro palo de la M.- Es cierto.-comentó.

    -¡Eso solo ha ocurrido una vez y fue en los tiempos de...!-Abraxas no terminó la oración.

    -Eso ocurrió en los tiempos de Merlín y los Fundadores de Hogwarts.-terminó el Director por él.

    -¿A que se refiere, señor Dumbledore?-preguntó Anabeth.

    -Se rumoreaba que Merlín mantenía una relación con Salazar Slytherin y Godric Griffindor.-explicó Lily.-Aunque fue hace mucho tiempo y nadie sabe si es cierto o no, ya que no existen registros algunos y los que había se quemaron en un gran incendio que ocurrió en Gringotts hace por lo menos ciento cincuenta años.

    -Si hay un registro.-dijo Tom cuando su espalda dejó de doler.

    -¿Cómo?-preguntó el profesor de Pociones.

    -El diario de Salazar Slytherin, lo tengo yo.-explicó mientras hacía aparecer su ropa y el diario que colocó encima de la mesa. Pero cuando Euphemia se dispuso a coger el diario este hizo lo mismo que la llave.-No fastidies.-murmuró entre dientes cuando vio que aparecía cuando la señora Potter quitó la mano. Cogió la mano de Sirius y la acercó al diario viendo como el diario no desaparecía y como la marca de su cuello brillaba. Hizo lo mismo con James y pasó lo mismo que con Sirius. Oyó el jadeo de Dumbledore.

    Dumbledore se levantó de la mesa y se dirigió hacia Sirius, le apartó el pelo del cuello y lo giró para que todos le vieran.-¿Sabéis que es esta marca?-preguntó.

    -Que se han enlazado, señor.-respondió algo extrañado Peter.

    -No solo eso, muchacho. Fijaos bien, decidme de quién pude significar la M.-dijo y vio como los demás abrían los ojos desmesuradamente y asombrados.

    -¡De Merlín!-exclamó Barty Jr.

    -Exacto, joven Crouch.-le apremió Dumbledore.-Sirius es el heredero de Merlín, James el de Godric y Tom el de Salazar... ¿No os dice eso algo?-preguntó Dumbledore.

    -¡Qué realmente los tres tuvieron una relación!-exclamó Bellatrix.

    -¿Pero por qué ocurre otra vez?-preguntó Eillen Price, la madre de Severus.

    -Temo que no puedo responderle a su pregunta, jovencita.-dijo Dumbledore.

    -Pero creo que yo sí.-explicó Tom.-Y tengo una ligera idea de quien es el que acecha la vida de...-no sabía como tenía que llamarles ahora. Miró a Sirius y a James.

    -¿Y quién es?-preguntó Nimphadora sacando del apuro a Tom.

    Tom agradeció internamente a la joven.-Según lo que he leído en el diario de Salazar, Godric y Merlín fueron asesinados y la persona que les asesinó, lanzó un conjuro para volver a la vida en cuanto aparecieran los herederos de Godric, Salazar y Merlín a la misma vez. Y eso, acaba de ocurrir.-comento mientras miraba a James y Sirius.

    -¿Aparece el nombre del asesino?-preguntó Enid.

    -Me temo que no.-dijo Tom mientras se sentaba en uno de los sillones que había con aire devastado.

    -¿Qué vamos a hacer ahora?-preguntó Frank con miedo.

    A Bartemius le dieron ganas de abrazar a su dulce gatito y decir le que todo iba a ir bien, que no dejaría que nadie le hiciera daño. Pero no hizo nada, primero porque no era nada del moreno y segundo porque no le había cortejado como es debido.

    -Propongo seguir con el plan inicial y ocultar a los chicos hasta que estén preparados.-comentó el profesor de Historia de la Magia. Todos los demás opinaron lo mismo.

    -¿Pero no sería algo peligroso separarlos? Digo, si los separamos más débiles seremos porque habrá que hacer más movimientos.-dijo el profesor de Herbología.

    -¿Entonces qué propone?-preguntó el profesor de CCM.

    -Propongo que se queden en una misma casa.-explicó el profesor de Herbología.

    -No parece mal plan.-comentó Cygnus.

    Los padres opinaron lo mismo. Sus hijos estarían mejor estando juntos en una misma casa y con un montón de vigilancia. Si se la pasaban separados sería peor a la hora de entrenar les y de practicar y causarían mayor curiosidad a las personas. Opinaron que debía ser en una casa lo suficientemente grande para todos y que estuviera lo más lejos posible.

    -Yo heredé una casa en Italia, está dentro de un bosque y no hay nadie a cuatro kilómetros a la redonda.-propuso Riddle.-Hace poco que me enteré que la tenía.-explicó.

    -Bueno, pues allí lo haremos.-dijo Abraxas y todos estuvieron de acuerdo con él.-Bien, creo que deberíamos ir a hacer las maletas.-comentó mientras miraba a su vástago.

    -Sirius, cariño. Tienes tus cosas en nuestra casa.-le dijo Euphemia cariñosamente a Sirius.-Vamos.-dijo mientras le daba una mano.

    Sirius miró a su madre en una pregunta silenciosa y vio ilusionado como ella le sonreía y asentía con la cabeza en respuesta afirmativa a su pregunta.-Luego nos vemos, pequeño.-le dijo su madre.

    Sirius asintió sonriente y se fue hacia James a pasos agigantados causando risa a las dos madres.-Black.-se despidió Euphemia.

    -Potter.-se despidió ella.-Eh... Gracias, por todo.-le dijo. Después de todo había cuidado de su hijo, y, ahora, de su futuro yerno.

    -Por cierto... Señor Riddle, espero que podamos hablar todos a solas.-dijo Fleamont serio mirando al profesor que ahora estaba, de alguna forma, enlazado a su hijo y a su hijo adoptivo.

    -Sí.-le contestó, aunque por dentro estaba que se moría de miedo. Oyó una risa a su lado y miró a Edward interrogante.-¿Se puede saber de qué te ríes?-preguntó enfadado.

    -De ti.-respondió simplemente mientras se seguía riendo. Él sabía que Tom no le haría nada.

    -Es una mala suerte el no poder matarte.-gruñó.

    -No haber hecho el Juramento Inquebrantable de que yo sería el único al que no le podrías hechizar.-le dijo en respuesta burlonamente.

    -Sí, fue una mala idea.-bromeó con aire ausente.

    -Todo estará bien. Pero creo que ahora deberías preocuparte de la conversación que tienes pendiente con tus futuros suegros.-se burló de él.

    Tom se quejó.-Iré a la casa a abrir la red y a limpiarla.-comentó mientras se levantaba y se iba hacia la chimenea para ir a la casa de Italia y arreglarla para todos.-Chup.-llamó a su elfo.

    -¿Sí, amo?-preguntó el elfo haciendo una reverencia.

    -Quiero que con tu magia limpies toda la casa y prepares las habitaciones de los invitados.-ordenó.

    -¿Chup puede saber cuantas habitaciones debe preparar?-preguntó.

    -¿Cuántas habitaciones hay?-le preguntó.

    -Amo, hay 40 habitaciones. Veinte en cada ala de la casa. Pero las habitaciones del ala sur están en desuso porque no hay muebles que las ocupen, señor.-comentó Chup.

    -Bien, prepara las habitaciones del ala norte, cuatro al lado de mi habitación y trece habitaciones más.-comentó.

    -Enseguida mi señor.-comentó.

    -Chup.-le llamó antes de que el elfo se fuera.-Quiero que la habitación de la derecha de mi habitación esté decorada de la manera más cómoda y acogedora. Saca las sábanas y las franelas de tercio pelo y equipe la con mantas y quiero que la chimenea se mantenga en todo momento encendida. También equipe la con los libros sobre los fundadores de Hogwarts y Merlín que hay en la biblioteca.

    -Como usted ordene, amo. ¿Alguna otra cosa más?-preguntó.

    Tom se lo pensó.-Sí, decore la como las habitaciones de Griffindor que hay en Hogwarts.-comentó.

    -¿Chup puede saber si a venir alguien importante señor?-preguntó temeroso.

    -Sí, quiero el máximo respeto ante ellos dos.-comentó Tom.

    -¿Dos señor?-preguntó curioso.

    -Sí, dos. Esa habitación va a estar ocupada por dos personas. Mis futuras parejas, pero no quiero ni un comentario al respecto hasta que yo lo ordene. Y prepare el baño de esa habitación con jabón de vainilla y chocolate.-Tom se había fijado en que Sirius olía a chocolate y James a vainilla.-Y las toallas más suaves que puedas encontrar, si no, ve a comprar las más suaves y blancas que encuentres. También quiero que todos los elfos os compréis ropa adecuada y zapatos y compréis todo tipo de instrumentos que os sirvan para mantener la casa en perfecto estado. A parte, quiero que reforcéis la seguridad de esta casa, no permitáis que ninguna presencia intente traspasar la barrera de protección. Informadme si ocurre algo. También quiero que preparéis el comedor, el salón, la sala de estudio, de pasatiempo, que climaticéis la piscina interior y la biblioteca y los jardines. Y preparad la comida y llenar la despensa con todos los alimentos que puedas encontrar en el mercado... ¡Ah! Decorad la casa de forma que parezca navideña, pero sin pasaros. También quiero que en vuestras habitaciones tengáis colchones y mantas para el frío, si hace falta construid chimeneas.-dio las órdenes y vio como el elfo asentía agradecido y se iba diciendo “El amo Riddle es el mejor, dejar que los elfos gastemos su dinero en ropa decente y nos cuide”. Eso le hizo sonreír.

    Tom pasó a esperar a los demás en el salón y se sorprendió al ver que ya estaba limpio. Estos elfos si que eran eficientes. Puede que fuera Lord Voldemort, pero no trataría mal a unas criaturas que se encargaban de trabajar para ellos. Eso le recordaba a él cuando era pequeño y vivía en el orfanato. Él era el encargado de limpiar todo el orfanato y tenía que soportar las burlas y los golpes.

    -Te ves pensativo.-dijo una voz a sus espaldas.

    -Naguini no les quites un ojo de encima a James y a Sirius, vendrán aquí esta navidad y presiento que por algún tiempo más.-ordenó.

    -Lo hubiera hecho aun sin que me lo hubieras pedido. Ya sabes que por mis crías hago lo que haga falta, y nadie amenaza a una sin salir ileso de mis fauces.-masculló con siseos y con sus ojos centelleando de ira.


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    -James... Lo que ha ocurrido...-comentó Sirius mientras se sentaba en la otra cama que desde hace unos meses ocupaba la habitación de James.

    James se tensó, aún no estaba listo para hablar del tema y tampoco era el momento adecuado porque tenían que ir a la mansión Riddle.-Sirius, ahora no. Más tarde hablaremos con nuestros padres y junto con... Con R... Con Tom.-dijo mientras sentía un cosquilleo al pronunciar el nombre de su otra y descubierta pareja.

    -¿Me odias?-preguntó Sirius temeroso.

    James paró de hacer la maleta y se dio cuenta de que había respondido a Sirius de una manera muy fría. Se giró y vio que Sirius ya había hecho su maleta y estaba sentado en la cama con aire ausente. Tomó aire y se acercó para sentarse a su lado.-No lo hago. No te voy a mentir. Mis sentimientos por ti empezaron a cambiar a finales del año pasado, pero no cambiaron a mal. Me di cuenta de que me estaba... Bueno... Que estaba sintiendo atracción por ti.-dijo.

    Sirius le miró.-Yo llevo enamorado de ti desde hace por lo menos tres años.-comentó mientras miraba a James profundamente quien estaba sonrojado y sorprendido por lo que él había dicho.-Desde ese día que entré a la sala en griffindor y te vi durmiendo. Juré que no había visto cosa mas hermosa que eso. Solo, dime por favor que lo que has dicho de que sientes atracción por mi no es una broma... No podría sop-no pudo terminar de decir lo que iba a decir cuando sintió unos labios sobre los suyos besándole suavemente. Suspiró e hizo que James se impulsara para que sus piernas enrollaran su cintura. Pasó una mano por la mejilla de James mientras se besaban.

    Al finalizar el beso, James apoyó su frente contra la de Sirius.-La verdad es que he mentido...-James vio como Sirius le miraba triste y hacía un amago de bajarle pero lo evitó.-No es solo atracción... Es amor. Ese día en el que llegaste a mi casa llorando y con tus ojos apagados me di cuenta de que te amaba y juré que no dejaría que ese brillo se apagara.-dijo y vio como Sirius le miraba alegre y le volvía a besar.

    Sirius se sentó en la cama con James encima suyo.-Ya sabía yo que caerías rendido a mis pies.-dijo al finalizar el beso juguetón.

    -Ya sabía yo que te traía de cabeza.-comentó James siguiendo le el juego.

    Sin que ambos lo supieran, la escena era observada por una pareja que se encontraba mirando por la puerta lo suficientemente abierta para ver que ocurría en su interior y lo suficientemente entornada como para que ni James ni Sirius se dieran cuenta de que los padres del primero estaban viendo la escena con una cara de ternura inmensa.

    -Te dije que acabarían juntos.-susurró Euphemia mientras le tendía la mano a su esposo.

    -Mujer, tienes talento para ello. No volveré a dudar de ti ni a apostar contra tu sentido femenino.-masculló entre dientes mientras le daba a su mujer doscientos galeones y recibía un beso juguetón en los labios de parte de ella.

    -No lo hagas, la próxima vez será peor.-le dijo y volvió a mirar la escena.- Ese chico se lo merece. Sirius es el único que puede merecer a nuestro James. Tú, más que nadie has visto como lo ha cuidado todas esas veces que hemos tenido que ir a Hogwarts cuando James se ha resfriado o caído en algún partido de quiddich. Siempre que hemos ido, él ha estado velando por James.-comentó mientras se le escapaba una furtiva lágrima.

    -Sí. Ese chico siempre ha cuidado de James. Y nuestro hijo ha cuidado inconscientemente de él.-comentó mientras abrazaba a su mujer.-Vamos, demos les espacio mientras les esperamos en el salón. Mientras veía enternecido como Sirius había empezado a hacer le cosquillas a su hijo y como este empezaba a reír.

    -James.-le llamó Sirius para que James le prestara atención y dejara de jugar con su cabello, el cual estaba rizando más de lo que ya estaba.

    -¿Mmm?-fue su respuesta.

    -¿Qué haremos con el asunto de que nuestra pareja también es Tom?-preguntó Sirius.

    James miró a Sirius y sonrió.-Se te ha escapado su nombre.-murmuró mientras acariciaba los labios de Sirius.-Creo que sabemos la respuesta desde hace tiempo pero nos daba miedo decirla, ¿o no me digas que no te has fijado en él? ¿Te acuerdas de lo que ha ocurrido hoy ante de venir aquí, cuando estábamos en la chimenea? Ambos nos estremecimos cuando nos dirigió esa mirada.-comentó mientras le susurraba al oído y le mordisqueaba el lóbulo.-Ambos inconscientemente sabíamos que sería nuestra pareja, la marca solo lo ha confirmado.

    -¿Eso quiere decir...?-preguntó Sirius con su sonrisa traviesa, esa que siempre le daba a James cuando iban a hacer una broma.

    -Que vamos a ir a por él y que va a ser nuestro.-terminó con una sonrisa que prometía.

    Sirius sonrió y besó a James.-Qué empiece el juego de seducción.-comentó con una sonrisa entre besos.

    -Tom va a quedar prendado de nosotros.-argumentó James mirando a Sirius juguetón sin saber que Tom ya estaba prendado de los dos.-Pero hay algo que me molesta.-murmuró mientras entrecerraba los ojos.

    -¿El qué?-preguntó Sirius.

    -Ya no podremos asistir a ese baile que había preparado Dumbledore porque ha cerrado Hogwarts debido a ese terremoto que ha creado.


    Flash Back


    -Yo mientras os vais haré que un terremoto “amenace” a Hogwarts, así nadie sospecharán que se han ido porque se irán todos mientras yo “compruebo que es lo que ha amenazado a Hogwarts”

    Los padres asintieron y vieron como Dumbledore pronunciaba unas palabras extrañas y el castillo empezaba a temblar.

    -Bueno, ahora no ocurrirá nada malo y nadie se enterará de nada. Chicos no os preocupéis por los alumnos de vuestra clase, le he pedido al señor Sowyer que les borre la memoria de esa clase y coloque otra, nadie notará nada.-les tranquilizó Dumbledore con una sonrisa parecida a la de un abuelo.

    Los chicos asintieron aliviado y les dieron las gracias a Dumbledore y de una familia en una fueron entrando en la chimenea murmurando su destino para ir a recoger las cosas que necesitaban para ir a la casa o refugio temporal.

    James y Sirius miraron a Tom antes de salir y vieron como este le dirigía una mirada profunda que les hizo estremecer y jadear bajo.


    Fin Flash Back








    -Cariño, prepara tus cosas.-le dijo Walburga a su hijo menor.-Ahora creo que si podemos hablar.-comentó mirando a su esposo.

    -¿Qué ha ocurrido?-preguntó su marido asombrado desde que vio como su mujer abrazaba a su hijo. Hijo que ella había repudiado.

    Walburga suspiró.-He sido una estúpida. Le juzgué mal, Orion. Soy su madre, se suponía que yo debía apoyarle y en vez de eso le di la espalda como muchos en la familia. Me había criado con todas esas reglas estúpidas que no tuve el valor de ver por mi misma.-comentó mientras se sentaba en la cama que compartía con su esposo con aire abatido. Sintió como su marido le abrazaba.

    -Me alegro de que hayas reaccionado.-comentó Orion.

    -Fue... Fue increíble el ver que él en el fondo esperaba que le aceptara. Fue... ¡Oh, Orion! Fue maravilloso el ver que el no me odia aún después de todo y cuando se lanzó a mis brazos yo...-no pudo continuar porque su voz se rompió y sus ojos se aguaron. Sintió como su esposo la abrazaba.-Fui una mala madre.-sollozó.

    -Aún estás a tiempo de ser una buena madre.-comentó Orion.

    -¿Si yo no hubiera aceptado a nuestro hijo, tu lo hubieras hecho aunque eso nos llevara a alejarnos el uno del otro?-preguntó su mujer.

    -Nunca di de lado a nuestro hijo. Yo siempre le mandaba mensualmente cinco mil galeones. Sirius y el señor Potter lo saben, ya que yo le daba ese dinero al señor Potter.-le explicó a su mujer mientras le acariciaba su sedoso pelo.-No pasa nada, todo está arreglado, no es tarde para cambiar nuestras acciones.-le tranquilizó.

    -Es igual a ti.-comentó mirándole.-Sirius es tu viva imagen, y no solo en eso. Ambos sois igual de decididos y con ese toque arrogante y orgulloso que tanto define a un Black... Pero sobre todo sois leales a vuestros ideales.

    -Por eso le llamaste Orion de segundo nombre.-comentó anonadado.

    -Sí, tenía la ligera idea de que sería igual que a ti. Aunque yo me equivoqué al darle de lado.-comentó.

    -Vamos a hacer las maletas... Dentro de dos días es el cumpleaños de Sirius, creo que podrías darle el regalo que le hiciste hace tiempo.-comentó su esposo mientras entraba al enorme armario que tenía la habitación.

    La señora Black abrió los ojos desmesuradamente.-¡¿Lo viste?!-preguntó sonrojada.-¡Ese regalo es de hace mucho!-se escuchó.

    -Dudo mucho que a nuestro hijo no le quepa una bufanda que hizo su madre.-se burló de su mujer.

    En la mansión Black se oyó un grito de regaño. Régulus, que estaba haciendo su maleta negó divertido cuando oyó el grito de su madre. Sonrió al ver que su padre no cambiaría nunca. Se dirigió a su mesa donde había una pequeña caja de regalo aún sin envolver, la abrió y sacó una fotografía de sus padres. Su padre sostenía sobre sus hombros a un Sirius de poco más de seis años al lado de su madre que le sostenía a él cuando tenía casi 5 años. Sirius nació el 16 de diciembre de 1943 y él cuatro días después que él un año después y James Potter nació el día de navidad de mismo año que su hermano. A Régulus siempre le había caído bien James aunque fuera un idiota bromista.




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    -Y di nos, hijo, ¿qué es eso tan importante que tenías que decirnos?-preguntó Anabeth mientras se sentaba en el sofá. Los tres ya habían terminado de hacer las maletas.

    -He encontrado a mi pareja destinada.-dijo Lucius mientras se sentaba delante de sus padre.

    -¡Eso es fantástico, hijo! ¿Quién es?-preguntó su madre.

    -Es una persona que estaba reunida con nosotros en el despacho de Dumbledore.-dijo.

    -¡Oh! ¿Es Narcissa?-preguntó su madre.

    -No... En realidad es un hombre.

    -¿Entonces es Bartemius?-preguntó su madre.

    -Tampoco. Es... Remus Lupin.-dijo Lucius.

    -¿¡Remus Lupin!?-exclamó sorprendido su padre.-¿El hijo de Lyall Lupin que fue mordido por un hombre lobo?-preguntó Abraxas con cierto desagrado.

    Lucius se enfadó, no permitiría que siquiera sus padres se burlaran de su pareja. Cerró los puños y se pudo de pie.-Sí, el mismo, y, os advierto que no permitiré que le tratéis así. Tampoco intentéis casarme con nadie porque sabéis que tan solo a unas semanas de casarme con una persona que resulta que no es mi pareja, moriré. Así que os digo ya de antemano que perderéis un hijo si hacéis eso, no porque moriré, sino porque renunciaré a un apellido que no me deja estar con la persona a la que amo.-dijo muy serio y decidido viendo a sus padre.

    -¡Merlín, no! Solo nos ha sorprendido. Cariño estoy orgullosa de ti y de lo buen esposo que seras para ese chico. Dime, ¿sus notas son buenas?-preguntó su madre.

    Lucius sabía lo importante que era para su madre que su pareja fuera la mejor para él.-Las mejores, es prefecto de su casa y se la pasa metido dentro de la biblioteca la mayoría del tiempo o en el jardín leyendo novelas mágicas.-dijo con ternura al recordar aquella vez en la que Remus se había quedado durmiendo leyendo apoyado en un árbol en el lago negro y él había convocado una manta para que no pasara frío pues esa tarde había refrescado y había notado que su pareja tenía algo de frío.

    -Anabeth.-la llamó su padre.

    -No, Abraxas. Se acabó, tu hijo ha hecho lo que siempre has dicho que haga, pero en esto tu no tienes porqué obligarle a nada.-le regañó su madre.-No quieras ver me enfadada, nunca me has visto enfadada y no te aconsejo que lo hagas. Sino, perderás tanto un hijo como una esposa.-le amenazó y vio como su padre se callaba y se sentaba automáticamente en el sofá como un niño regañado.-Cuenta me más sobre ese chico, ¿cómo te diste cuenta de que estabas enamorado y que era tu pareja?-le pidió a su hijo.

    -Es realmente dulce... Esa vez lo vi en Hogsmeade, acababan de salir de la tienda de Honeyducks y un niño se había caído y raspado la rodilla. Remus no se lo pensó ni dos segundos antes de cargarlo sentarlo en un banco y limpiarle la herida y para que el niño dejara de llorar le dio una de sus tantas barritas de chocolate que siempre lleva en cima. Adora el chocolate.-explicó con un deje de amor en sus palabras y en sus ojos.

    -¿Y cómo te diste cuenta de que era tu pareja?-le preguntó curiosa ya que su hijo no le había dicho la razón.

    -Porque en ese momento me di cuenta de que si en un futuro decidía formar una familia, era con Remus con quien quería formarla. Cumple todas mis expectativas, madre. Es dulce, atento, listo, adora los niños, hermoso.-le alagó como un bobo enamorado.-Sé que yo también soy su pareja, pero el piensa que no lo sé. Por lo que este año me he propuesto cortejarle.

    -Bien, pues para lo que necesites solo tienes que decirnos.-dijo su madre.


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    -Hijo, no tengo nada en contra de que te guste ese muchacho, Frank Longbottom.-dijo su padre mientras le abrazaba.

    -Barty, tu padre y el de Frank, son amigos.-le explicó su madre al ver la cara de confusión de su hijo.

    -Por eso sé que es buen chico.-le dijo su padre.

    -¿Tienes pensado algún plan? El hijo del primer ministro no puede dar mala fama y tiene que hacer el cortejo como es tradición entre los sangre pura.-habló su madre.

    -Sí, madre. También había pensado en cortejarle de la forma tradicional. No entiendo como una forma tan hermosa de cortejo ya no se hace.-respondió su hijo.

    No mucha gente usaba el método tradicional de cortejo. El pedir el consentimiento del padre del que va a ser cortejado es muy importante. También es importante la forma en la que se corteja a la pareja, hay que adularla, tratarla con respeto, cuidar la y darle detalles.

    -Me alegra hoy eso, más tarde hablaremos con los Longbottom.-dijo Bartemius mientras lanzaba un hechizo a las maletas que las hizo elevarse y las dirigió a la chimenea.-Pero ahora, es hora de irse.-comentó y la familia desapareció por la chimenea en dirección a la casa Riddle de Italia.



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    -Debemos decirle al señor Riddle que preparara una habitación especial para Remus cuando fuera la luna llena.-dijo Hope a su marido.

    -¿Y qué deberíamos decirle? ¿Por favor podría preparar una habitación con cadenas?-preguntó frustrado mientras se sentaba en la cama con aire abatido.

    -Cariño, es nuestro hijo. Haría todo lo que fuera por él.-dijo su mujer.

    -Yo tengo la culpa...-dijo el hombre.

    -No, querido. La culpa es de ese hombre.-dijo su esposa.

    -Ojalá hubiera algún antídoto a lo que tiene.-murmuró el hombre.-Me siento tan mal cada vez que hay luna llena y está en casa... Me duele tanto ver sus ojos cada vez que le pongo las cadenas.-dijo el padre mientras soltaba algunas lágrimas.-Es tan doloroso ir al día siguiente y ver que tiene las muñecas y tobillos en carne viva y una mueca de dolor en el rostro. ¿Sabes el terror que tengo a que no encuentre a alguien que le ame? ¿Sabes el terror que tengo de que elija como pareja a alguien que lo trate mal? Pero más aun temo por su futuro. ¿Quién va a querer a un hombre-lobo trabajando con él?-el cabeza de la familia Lupin era consolado por su mujer sin saber ninguno de los dos que alguien estaba escuchando su conversación.

    Remus estaba apoyado en la pared al lado de la puerta de la habitación de sus padres mientras soltaba algunas lágrimas, se tapó la boca con las manos al darse cuenta de que iba a empezar a llorar. Fue andando hacia su habitación y cerró la puerta con cuidado mientras reprimía los sollozos. Su padre tenía razón, quien iba a quererle. Él está claro que no. Un sangre pura no podría querer a un denegado como él.
    Se miró en el espejo que tenía en el baño de su habitación y vio las cicatrices en su rostro. Entrecerró los ojos y cogió una especie de daga de plata y la empezó a pasar por su muñeca. Separó la daga y vio como las gotas de sangre caían sobre el lavamanos. Cerró los ojos ante el dolor que le produjo la daga en su muñeca. Se estuvo así un rato. Viendo embobado como caía la sangre hasta que un ruido en su puerta le hizo reaccionar.

    -Cariño, ¿estás listo?-preguntó su madre aún sin entrar a la habitación.

    -Sí, estoy en el baño. Ahora mismo salgo.-dijo y dio gracias a que su voz no sonó rota. Murmuró un fregoteó se limpio la herida aguantando los quejidos de dolor debido al ardor de las heridas y las vendó suavemente. Dio gracias a que era invierno y nadie podía ver su brazo entero de cortes tapado por una venda blanca. Se bajó la manga del uniforme, ya que aún no se había cambiado de ropa y se puso el jersey con el sello de Hogwarts. Se lavó la cara y salió de su habitación dándole una sonrisa a su madre. Una sonrisa falsa pero su madre no lo notó, había aprendido a disimular.



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    -No te preocupes mamá, estaré bien.-dijo Lily mientras era abrazada por su madre.

    -Lleva el móvil y llama nos si ocurre algo. Puede que no seamos magos , o como vosotros nos llamáis pero no somos cobardes.-dijo su padre.

    -Sí, papá.-aceptó su hija sonriendo.

    -Abriga te, come bien y no des problemas.-pidió su madre.

    -Tranquila, no lo haré.-le dijo.-Voy a despedirme de Petunia.-dijo mientras subía las escaleras en dirección a la habitación donde se encontraba su hermana.-¿Petu?-la llamo al no verla en la cama y vio como una cabeza se asomaba al otro lado.

    -¿Qué haces aquí?-preguntó sorprendida su hermana.-¿No te habrán expulsado, verdad?-preguntó preocupada.

    -No.-dijo con una sonrisa.-Ha ocurrido algo y nos han evacuado. Me voy a quedar en casa de una amiga.-le explicó. Le sentaba mal mentir le a su hermana pero no iba a decirle que posiblemente iba a morir y por eso se iba para no poner les en peligro.-¿Qué haces?-le preguntó al ver que su hermana estaba mirando un libro.

    -Esta tarde tengo una fiesta y no se que peinado hacer me.-comentó mientras le enseñaba la revista de peinados.

    -Ven, te voy hacer uno que vi el otro día a una modelo. ¿Qué ropa vas a llevar?-preguntó y vio como su hermana le señalaba un conjunto que había colgado en la puerta del armario. Un hermoso vestido blanco con flores rosas, unos tacones blancos con la suela de madera y un bolso marrón a juego con los zapatos.-Bien, servirá.-comentó mientras cogía una cinta blanca. Le hizo un moño alto a su hermana y con la cinta tapó el coletero haciendo un lazo a un lado. El moño estaba un poco suelto y Petunia tenía algunos mechones de pelo cayendo estratégicamente sobre su rostro.

    -¡Oh!-exclamó mientras se veía en el espejo.

    -Me lo enseñó una amiga. Deja que te maquille.-pidió y la maquilló.

    Cuando Petunia se miró al espejo se quedó sin habla, llevaba lo justo de maquillaje como para hacerla parecer mayor sin pasarse y joven al mismo tiempo.-Creo que deberías ser peluquera.-comentó y escuchó la risa de su hermana.

    -Me tengo que ir.-dijo Lily mientras besaba la frente de su hermana.

    -No olvides escribirme.-le dijo su hermana antes de que saliera de su habitación.

    -¡No lo olvidaré!-le gritó desde las escaleras. En la puerta le esperaba Dumbledore.

    -¿Lista?-preguntó.

    Lily asintió y agarró el brazo de Dumbledore sintiendo el típico retorcijón de las apariciones.


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    -Sois tan pequeños para tener esa marca.-sollozó Molly mientras abrazaba a su hijo.

    -M-Mama... Falta... aire.-intentó decirle su hijo avergonzado ya que su cara se encontraba entre los pechos de su madre. Ahora se acordaba de por qué no le gustaban las mujeres. Demasiado pecho.

    -¡Molly, ahogas al niño!-exclamó su esposo viendo como su hijo se ponía azul.

    Molly un poco avergonzada soltó el agarre de su hijo y vio como este volvía a tomar aire de una manera dramática y teatral.-Exagerados.-murmuró entre dientes haciendo reír a su esposo e hijo.

    -Será mejor que haga la maleta.-comentó mientras se dirigía hacia arriba, a su habitación mientras reía y escuchaba los reclamos de su madre.

    -¡No olvides presentarme a tu novio! ¿Le habrás cortejado como se debe?-le preguntó su madre cuando Charlie llevaba solo tres escalones subidos.

    -Claro que sí, me costó todo un año conseguir que fuera mi novio.-declaró orgulloso.

    -Así me gusta. No te crié para que fueras un idiota con los sentimientos de una roca como tu padre haciendo que su esposo se sonrojara.

    -Yo no soy como una roca.-comentó intentando excusarse ante su mujer.

    -¿No? ¿He de recordar te lo que ocurrió con el gato?-preguntó Molly de forma amenazante.

    Charlie vio divertido como su padre negaba repetidamente con la cabeza y con una mueca de miedo ante su mujer la cual se encontraba delante de él mirando le acusadora con sus brazos cruzados encima del pecho y con la punta del pie golpeando repetidamente el suelo.

    Sonrió negando con la cabeza y subió a su habitación a hacer la maleta. En la cama había un regalo ya envuelto que se lo daría a su novio el día de navidad. También había otro para James. Era increíble en un minuto y en una frase lo que podía cambiar su vida para siempre.



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    -¿A si que estas saliendo con Peter Pettigrew?-cuestionó Eillen Price arrastrando las palabras haciendo que su hijo se estremeciera.

    -Sí.-dijo en voz baja.

    -¿Te habrá cortejado al modo tradicional, no?-preguntó levantando una ceja.

    -Aún no es mi novio y sí, lo está haciendo al modo tradicional.-comentó mientras se sonrojaba y se pasaba una mano por el pelo.

    Eillen Price no pudo evitar ver el resplandor que cubría la muñeca de su hijo que estaba un poco.-¿Qué es eso?-preguntó señalando la pulsera.

    -Me lo ha regalado él en nuestra sexta cita.-comentó.

    Eillen cogió la mano de su hijo y miró la inscripción de la pulsera , “Para mi perdición. Con amor, Peter.”-¿Cuantas citas habéis tenido?-preguntó.

    -Ocho.-dijo sonrojado.

    -¿Qué te regaló en la primera?-preguntó seria. Veríamos de que estaba echo el mocoso que se había atrevido a apartar a su bebé de su lado, bueno, aún no, pero estaba segura de que no tardaría en hacer lo.

    -Un ramo de 20 rosas.-dijo rojo.

    Eillen gruñó.-¿En la segunda?

    -Una caja de bombones.

    Eillen gruñó aún más.-¿Tercera?

    -Esto.-dijo mientras se iba hacia su habitación y volvía junto con una caja con útiles para pociones.

    Eillen gruñó, el mocoso sabía lo que a su hijo le gustaba.-¿Cuarta?

    -Me escribió una poesía.-comentó sonrojado.

    -Da me.-ordenó y vio como el chico le entregó un sobre color verde y dentro un papel muy bien cuidado y sin ninguna gota de tinta y con una letra hermosa. Ella había leído muchos libros de poesía durante su vida, por lo que se daría cuenta de que era copiada. Gruñó. Maldito mocoso. El idiota sabía escribir poesía. Pero no se fiaba de la letra.-En cuanto le vea, le pediré que me haga una prueba para demostrar si esta es su caligrafía. ¿Quinta?

    -Un collar.-comentó mientras se sacaba uno que estaba oculto por su ropa. El collar era plata y con una serpiente muy bien detallada con detalles en verde.

    Eillen cada vez estaba más enfadada. El mocoso iba a quitarle su bebé.-¿Séptima?

    -Me invitó a un picnic, la comida la había hecho él. Lo sé porque me dijo que podía darle una poción varitaserum para saber si era él quien había hecho la comida. Lo hice, le di varitaserum.-explicó.

    -¿Y bien?-esperaba que dijera que el mocoso le había pedido a algún elfo que la hiciera.

    -La hizo él.-dijo con una sonrisa.-El picnic fue magnífico. Fue a la luz de las velas y de la luna, al lado del Lago Negro.-dijo con sus ojos brillando.

    -¿Ultima?-preguntó.

    -Champán para ti. De 1789.-comentó con una sonrisa mientras le daba la botella bien decorada que llevaba una carta.

    Señora Price, espero con gusto que le guste el champán.
    Quería pedir le su consentimiento antes, pero su hermoso y dulce hijo me dijo que aún no se lo preguntara.
    Con mucho gusto me despido.
    Peter Pettigrew
    Pd: ¿Puedo obtener su permiso? No hay nada que me guste más poder hacer feliz a su hijo.
    He de decirle que antes de dañar le, me tirará de la torre más alta de Hogwarts.
    También espero con gusto que os agraden los gatos.



    -¿Ha qué se refiere ese mocoso con los gatos?-preguntó. En ese momento sonó la puerta. Suspiró y fue a abrir la puerta junto con su hijo. Cuando lo hizo vio a un muchacho joven muy alegre que llevaba una caja en sus manos. Una caja con agujeros.

    -¿Es usted la señora Price?-le preguntó el muchacho.

    -Sí.-dijo seria y vio como el chico le entregaba la caja más a otra más grande.-Esto es para ustedes-dijo mientras la dejaba en la entrada de la casa.-Por favor, firme aquí.-pidió señalando un hueco en una hoja.

    -Yo no he pedido nada.-dijo entre dientes.

    -A mi solo me ha dicho un joven pelirrojo que enviara esto aquí.-se excusó.-No se preocupe, no tiene que pagar nada.-dijo con una sonrisa.

    A Eillen se le crispó el pelo en cuanto escucho la palabra pelirrojo. Entrecerró los ojos y con un asentimiento de cabeza se despidió del chico y cerró la puerta. Miró a su hijo que se encontraba sacando su varita para hacer levitar las cajas hacia el salón. Siguió a su hijo y se sentó en el sofá.-Me parece que es para ti.-murmuró.

    Severus abrió la caja y abrió los ojos al encontrarse con un hermoso gato negro con unos ojos azules tan puros como el cielo.

    Eillen vio como a su hijo se le aguaban los ojos y cogía al gatito que le maullaba con manos temblorosas. Sonrió con ternura. Su hijo no había tenido muy buenos recuerdos con su anterior gato. Cuando vivía con su anterior marido, él, había matado al gatito rompiendo le el cuello delante del propio Severus.

    -Pero no tenemos nada para poder cuidarle.-comentó mirando a su madre mientras sonreía acariciando al gatito.

    Eillen sonrió internamente y agradeció, para su pesar, al pelirrojo por hacer que su hijo sonriera por primera vez en mucho tiempo.-Confío que en esa otra caja está todo lo que necesitas.-comentó señalando la caja más grande.

    Severus abrió la caja con un hechizo he hizo volar los objetos que había en su interior. Dentro de la caja había una caja para transportar al gatito, una cama, una manta, un cepillo, champú para gatos, comida, caja de arena, un collar verde con la dirección de la casa de Severus por si el gatito se llegaba a perder, un muñeco para que jugara y algún otro detalle más.

    -Mira, cariño. Una nota.-dijo su madre al ver como un sobre se caía al suelo.

    Severus abrió la nota emocionado y vio que era de Charlie.-Es de él.-comentó sonriendo.

    -Lee la.-le animó.

    Querido Severus, espero que te guste mi regalo por nuestra octava cita.
    Lamento no haberte lo dado antes, pero así era mejor.
    Como puedes ver, he comprado todo lo necesario para el cuidado de ese dulce gatito.
    Te quiero mucho Sev.
    Pd: El pelo del gatito me recuerda a tu pelo y a tus hermosos ojos.
    No te preocupes por Riddle, ya le he comentado si podíamos llevar mascotas y ha dicho que sí,
    por lo que no tienes que preocuparte.
    El medallón es mágico, pon se lo al gato y di su nombre y aparecerá gravado en la placa.



    Era oficial. Por primera vez, Eillen Price se vio derrotada por un mocoso. Sin duda alguna el chico quería a su hijo y si este estaba tan feliz por la presencia del pelirrojo no se opondría.

    Severus le puso el collar al gato le miró y el gatito maulló.-Hades.-y vio maravillado como en la placa del gatito se gravaba el nombre.

    Eillen con un movimiento de muñeca guardaba todo en la caja de nuevo.-Vamos, es hora de irse.-dijo.



    --------------------------



    -¡Oh! Me alegro mucho de que por fin hayas encontrado a tu pareja destinada.-dijo Sara mientras abrazaba a su hijo.

    -¿Supongo que...?-su padre no llegó a terminar la pregunta.

    -Lo estoy cortejando del modo tradicional, mamá. Como papá lo hizo contigo.-dijo a su madre pasando olímpicamente de su padre.

    -No me ignoréis.-se quejó sollozando falsamente el mayor haciendo reír a su pareja y a su hijo.

    -Vamos, hijo prepara tu maleta e ignora al dramático de tu padre.-dijo mientras empujaba levemente a su hijo de la habitación.

    -Sí, mamá.-dijo y con un beso en la mejilla se fue hacia su habitación.

    -Sois malos. Me ignoráis.-se quejo Enid apoyando su cabeza entre el hombro y el cuello de su mujer mientras le abrazaba de la cadera.

    -Eres un exagerado.-dijo con una sonrisa cuando sintió los labios de su marido en su cuello.

    -Sabes que haré todo lo que esté en mi mano para proteger a nuestro hijo.-no era un pregunta.

    Su mujer asintió.-Por ahora ocupemos nos de hacer las maletas.



    -------------------



    -¿Nos estás diciendo que te gusta esa hija de muggles?-preguntó Cygnus asombrado a su hija mayor.

    -Sí.-respondió tan fría como siempre y como se la solía caracterizar.

    -¿Lily Evans? ¿La come-libros?-preguntó Narcissa riendo, pero paró de hacerlo cuando vio la mirada de advertencia que le lanzó su hermana mayor. Bellatrix, Nimphadora y ella eran trillzas, siendo Bella la mayor, Nimphadora la menor y ella la mediana.

    -Mas respeto.-murmuró entre dientes.-Va a ser mi esposa en un futuro.-dijo seria.

    -¡Oh!... Vaya... Pues no tengo ninguna objeción al respecto. Parecía simpática, lista y educada.-comentó su madre mientras daba una vuelta por el enorme salón.

    -Lo es.-dijo su hija mayor.

    -¿Esto no es ningún capricho, lo sabes, no?-le preguntó su padre serio.-Esto no es un juguete que puedas usa y tirar.

    -No lo es, realmente la quiero. No, la amo. Estoy completamente enamorada de ella.-dijo Bella sorprendiendo a sus padres y a sus hermanas.

    -Mierda, no es un capricho.-dijo sorprendida su madre.

    Nimphadora y Narcissa se miraron entre ellas y sonrieron como si fueran a gastar una broma para comprobar que lo que decía su hermana era cierto.

    -Pues yo he oído que Claire Miller lleva meses detrás de la falda de Lily.-dijo Nimphadora mientras se sentaba al lado de su padre.

    Las dos hermanas menores vieron como la mirada de su hermana se oscurecía y cerraba lo puños y cerraba los ojos intentando relajarse. Había usado a a persona indicada. Todos conocían a Miller por su fama de acostarse con todas sus conquistas y darles la espalda en cuanto se saciaba por completo de sus presas.

    -Esa tipa está mal de la azotea si piensa que le voy a dejar a Lily para que le haga daño. Prefiero ir a Azkabán antes de que se acerque a ella.-gruñó entre dientes mientras su cerebro elaborada un plan para hacer que Lily se enamorara de ella antes de que lo hiciera de esa tipa y saliera herida.

    Lo que dijo sorprendió a los presentes y fue en ese momento que sus hermanas se dieron cuenta de que Bella estaba realmente enamorada de Lily.

    -Pero creo que Lily le dijo que no estaba interesada en ella ni lo estaría porque ya se había fijado en alguien, ¿me preguntó en quién se habrá fijado?-comentó Nimphadora. Lo que ella decía no era mentira, un día en la habitación en griffindor que compartían, Lily comentó que estaba enamorada de una persona.

    -Por mi como si tiene novio, va a ser mía.-comentó como toda Black.

    -Bueno, pues no perdamos tiempo.-comentó su padre mientras se levantaba.-Vamos.-ordenó y la familia se fue hacia la chimenea.


    --------





    Sirius y James fueron los primeros en llegar a la mansión Riddle.-Vaya.-murmuraron a la vez al ver el salón tan grande y viendo el hermoso decorado. El salón era espacioso con columnas que sostenían el alto techo. Las paredes de un tono gris oscuro y los sofás estaban forrados en una tela verde oscura con detalles en plata y los cojines eran plateados con detalles en verde. En la pared de enfrente y de la derecha había unos enormes ventanales. La sala estaba decorada con objetos y detalles navideños y en el centro había una hermosa mesa de mármol oscuro, y del techo colgaba una hermosa lámpara de araña de color plata con velas verdes.

    -Muy Slytherin.-le susurró divertido Sirius a James en el oído haciendo que James sonriera.

    -Bienvenidos.-dijo Tom, que estaba sentado elegante y sensualmente en el sofá de enfrente con un vaso de wisky de fuego en la mano.

    Sirius y James se quedaron embobados ante la vista que ofrecía el mayor que se había quitado la corbata y la túnica dejando ver la camisa blanca con los tres primeros botones desatados. Sirius y James se sorprendieron de lo cálido que estaba el salón. Supusieron que Tom habría hecho algún hechizo calentador.

    Tom se preparaba mentalmente para la conversación que tendrían con sus futuros suegros. Vio como entraban a continuación los padres de Sirius junto con el hermano menor de este.

    -¿Cuándo podremos hablar?-fue lo primero que dijo Orion cuando entró en la sala.

    Tom suspiró.-En cuanto vengan los demás y les enseñe vuestras habitaciones.-dijo mientras veía a James y Sirius.

    Ambos, notando la mirada de Tom se sonrojaron.

    -La temperatura está cálida, no hace falta que todavía llevéis las bufandas y los guantes.-les dijo Tom.

    James y Sirius se quitaron la bufanda y los guantes algo avergonzados y sonrojados mientras eran observados por dos celosos padres que miraron a Tom furiosos al ver como hacía sonrojar a sus niños.

    Las madres, sin embargo, eran otro cantar. Estaban aliviadas de que alguien cuidara tan bien a sus bebés.

    -Hola, veo que no somos los primeros en llegar, señorita Evans.-comentó Dumbledore entrando junto a Lily.

    -Lily.-le saludo James con una sonrisa.

    -James, Sirius, Rég.-saludó a cada uno recibiendo un asentimiento de los hermanos Black.

    -Buenas.-saludaron Cygnus y Druella mientras salían de la chimenea sacudiendo se las motas de polvo.

    Los chicos y sus padres fueron llegando, no tardaron ni diez minutos cuando todos estaban ya reunidos. El salón aún era grande y seguía habiendo espacio, a pesar de la gente reunida y de tantas maletas dispersas.

    Tom se levantó elegantemente del sofá haciendo que Sirius y James babearan.-Escuchad.-pronunció y un elfo apareció en medio de todo este barullo.-Os mostraré vuestras habitaciones. He de deciros que al ser la casa nueva y que estoy empezando la reconstrucción de esta, aún no tenemos todas las habitaciones preparadas, por lo que tendréis que compartir habitación de dos en dos. Espero que no os moleste, he hecho esto.-dijo señalando una caja llena de papeles.-Por cada habitación sacaré dos papeles, he de deciros de ante mano que el señor Potter y el señor Black ya tienen su propia habitación.-comentó con su típico arrastre frío.

    Nadie se atrevió a decir ni objetar nada ya que esa no era su casa para andar diciendo si algo no les parecía bien o no.

    -Bien, emm... Señor Malfoy, ¿hace los honores de ir sacando las tarjetas de dos en dos?-le preguntó y vio como Malfoy asentía y se dirigía a su lado para empezar a sacar las tarjetas de la pequeña caja de cristal.

    -Emm... Pettigrew y Snape.-dijo y a Eillen Price se le erizó el pelo.

    -De ningún modo.-masculló entre dientes mientras agarraba el brazo de su hijo.-Mi hijo puede compartir habitación conmigo.

    -Mamá.-se quejó Severus avergonzado.

    Eillen miró a su hijo y a Riddle y vio que este tenía una mirada amenazante.-Como le haga algo el mocoso no me hago responsable de mis acciones.-masculló.

    -¡Eh! Ese mocoso es mi hijo.-se quejó Sarah.

    -Por eso mismo.-pensó Eillen mientras fulminaba con la mirada a un moreno que miraba sonriente a su sonrojado hijo que tenía a Hades en sus manos.

    -Continúe.-dijo Tom entre dientes. No era un hombre muy paciente.

    -Bellatrix Black y Lily Evans.-dijo Malfoy.

    Bella sonrió arrogantemente mientras miraba a Lily y hacía que esta se sonrojara y apartara la vista. Los padres de Bella se sorprendieron por la suerte que tenía su hija.

    -Nimphadora Black y Narcissa Black.-anunció.

    Narcissa miró a Nimphadora intensamente haciendo que su hermana se sonrojara y ella sonriera en su interior por su logro.

    Malfoy abrió desmesuradamente los ojos.-Lucius Malfoy... y Remus Lupin.

    Malfoy sonrió arrogante mientras miraba a cierto lobito que se había sonrojado por lo que su padre había anunciado. Estas “vacaciones” iban a ser entretenidas. Vio como Remus se encogía y soltaba una mirada de dolor por tan solo unos segundos. Eso hizo que entrecerrara los ojos. Iba a descubrir que le pasaba a su lobito.

    -Régulus Black y Charlie Weasley.-anunció y a Walburga se le crispó el pelo. Su hijo y el novio de su hijo juntos en una misma habitación. Su hijo de apenas 16 y el otro de apenas 17. Se acercó al muchacho que estaba al lado de su hijo.-Quiero que llegue virgen al matrimonio, si no, tú y yo tendremos un gran problema.-le murmuró solo para él y agradeció mentalmente que nadie notara nada.

    Régulus miró interrogante a su novio el cual se había tensado y puesto blanco para luego pasar a quedar más rojo que su propio cabello. Negó con la cabeza, seguro que su madre había amenazado a su novio. Se giró a mirar a su madre y vio como ella giraba automáticamente la cabeza hacia su esposo para empezar una conversación y así poder escapar de la mirada acusatoria de su hijo.

    -Bartemius Crouch y Frank Longbottom.

    Barty miró a su padre arrogantemente y este le miró con mala cara.

    -Que suerte tienes jodido.-comentó mientras le entregaba diez monedas de oro. Su hijo había apostado con él a que él y Frank quedarían en la misma habitación.-Pura suerte.-farfulló entre dientes mientras era consolado por su mujer.

    Barty miró a Frank y vio que este también estaba mirándole. Le lanzó una sonrisa de esas que quitaban el aliento y vio divertido como el chico se sonrojaba.

    -Bien, por favor, coged vuestras maletas y seguidme. Si os perdéis o necesitáis algo, llamad a Chup, es el elfo encargado de que vuestro hospedaje sea agradable.-dijo mientras se encaminaba fuera del salón.

    Los chicos vieron que la casa estaba decorada a un estilo muy Slytherin pero no por ello menos cálida. Las escaleras que había para llegar a las habitaciones eran de mármol blanco y las paredes eran o de gris oscuro o verde oscuro.

    -Cada habitación, dependiendo de que si los que duermen en ella son hombres o mujeres son distintas.-explicó. Las de las chicas eran con las paredes color crema, la cama era enorme y espaciosa que hasta podían caber más de dos personas. Esta era de madera oscura con unos hermosos dinteles y una hermosa tela que los cubría de color crema, con las sábanas blancas y cojines de color crema, canela y rosa pastel. El suelo era de madera, había una mesita blanca con detalles en dorado y unas sillas iguales. El armario era blanco, un tocador del mismo y había una puerta en la habitación. En el centro de la habitación había una hermosa alfombra color canela. Al fondo había unos enormes ventanales cubiertos por unas hermosas hermosas cortinas de seda rosa pastel.-Ese es el baño. Cada habitación tiene uno.-explicó. También había una hermosa chimenea de ladrillo.

    -Y esta es la de los chicos.-dijo enseñando otra del mismo tamaño, con la pared en gris oscuro, las sábanas de la cama negras con los cojines negros, grises y verdes botella. La tela que cubría los dinteles era de una seda verde muy fina. La mesa era de madera oscura con el mármol de encima verde y las sillas de igual manera. El armario era negro con detalles en verde y gris. En el centro de la habitación había una alfombra gris y las cortinas verdes.

    Las habitaciones de los mayores eran de estilo neutro, blanco y negro.

    Todos entraron en sus habitaciones menos James y Sirius y los padres de estos.

    -Por favor.-pidió Tom mientras abría la puerta de la habitación de Sirius y James con una leve reverencia.

    Sirius y James entraron a la habitación y se quedaron maravillados Era estilo Gryffindor. Las paredes eran rojas. La cama de madera con sábanas rojas y cojines dorados. Las mesa era dorada y las sillas rojas y detalles rojas. Había una estantería con libros y la alfombra era dorada, al igual que las cortinas.

    -Pensaba que os gustaría.-comentó Tom, que estaba apoyado en el marco de la puerta viendo como Sirius y James veían la habitación anonadados. Los padres estaban serios a un lado de Tom.-Deberíais quitaros el uniforme para estar más a gusto. Dentro de media hora os llamaré para hablar sobre... Bueno... Lo ocurrido.-dijo mientras le costaba apartar la mirada de los dos jóvenes.

    Sirius y James vieron como Tom se iba de la habitación y se sonrieron entre si. Habían notado las miradas que les echaba.

    -Será mejor que os pongáis algo más cómodo.-dijo Euphemia.

    Los mayores salieron de la habitación para poder darles espacio a los más jóvenes.

    -¿Vemos el baño?-preguntó Sirius en el oído de James mientras este le estaba dando la espalda y le cogía de la cadera. Notó el estremecimiento de James.

    -S-Sirius, tenemos que cambiarnos.-comentó James sonrojado.

    -Pues lo mismo, probamos el baño y nos cambiamos.-dijo socarronamente mientras le mordisqueaba el lóbulo de la oreja.

    -No vas a conseguir que cambie de opinión.-dijo mientras sacaba una muda.

    -Vamos, James.-pidió.

    -Nop.-le contestó con una sonrisa mientras se giraba y le pasaba sus manos por el cuello.-Todavía no.-le dijo mientras le besaba.

    -Jum.-se quejó con un falso puchero.

    James sonrió arrebatador mientras le volvía a besar. Sus lenguas se enredaron saboreándose y conociendo se mientras que James enredaba sus dedos en el largo y rizado pelo de Sirius. James soltó un sonido agudo sorprendido cuando era alzado de repente. Enredó sus piernas en la cintura de Sirius mientras sus bocas seguían chocando la una contra la otra.

    -¿Cuánto crees que tardaríamos en vestirnos?-preguntó Sirius entre besos.

    -Creo que seis.-comentó juguetón.

    -Entonces no desaprovechemos los minutos que sobran.-dijo juguetón.

    Se tiraron los veinticuatro minutos que tenían, antes de arreglarse para ir a hablar con sus padres y con Tom, besándose. Les costó separarse, pero lo hicieron. James se fue a vestirse al baño y Sirius se vistió, algo enfurruñado en la habitación.

    James salió del baño con una camisa básica blanca y unos pantalones negros de deporte que marcaban sus piernas pero no eran excesivamente pegados y unas zapatillas de deporte blancas.-¿Tienes alguna sudadera?, olvidé las mías.-explicó y vio como Sirius le lanzaba una sudadera gris. James jadeó cuando se fijó en Sirius.

    Sirius llevaba su típica camiseta negra, con sus pantalones negros ajustados y sus botas de cuero con los cordones de color rojo. Se había alisado el pelo y se lo había atado en una cola.

    -¿Te gusta lo que ves?-le preguntó juguetón mientras se acercaba a James y le agarraba de la cadera para tirarle hacia él.

    -Sí.-le dijo mientras le besaba.

    -He de decirte que tu estás muy sexy con mi sudadera.-le dijo Sirius en el oído.

    -Ya, Black o se te irán los ojos.-dijo divertido mientras se separaba y se iba hacia la puerta.

    “Ya se me han ido” pensó Sirius mientras se mordía el labio al ver andar a James hacia la puerta. El trasero se le marcaba un montón y dio gracias a los entrenamiento de quiddich que hacían que el culo se endureciera... Y vaya que a James se le había endurecido.

    -Deja de mirarme el culo Black.-le regañó sin mirar.

    Sirius se sorprendió pero enseguida negó divertido y se fue detrás de James.



    -----------------------------------


    Lucius quería preguntar le a su dulce lobito (Remus aún no sabía que él sería su lobito) la razón de por que se veía tan desanimado. Este había terminado de colocar su ropa en una mitad del armario y se había sentado en el sillón que había al lado de la gran ventana junto con un libro que sabía que no estaba leyendo porque llevaba diez minutos en esa postura y aún no había abierto el libro. Se detuvo a observar le bien a ver si encontraba alguna nueva cicatriz o algo que diera alguna pista. Entrecerró los ojos al no notar nada en la cara y cuello, por lo que pasó a mirar las manos. Nada. Miró hacia abajo y de reojo vio un movimiento de la mano de Remus que hizo mostrar algo. Abrió los ojos cuando se dio cuenta de que era. Una venda. Era una jodida venda. Lo sabía porque había algunas pequeñas manchas rojizas y por la expresión de molestia que hizo su lobito al mover el brazo sobre el libro. Entrecerró los ojos recordando las fases lunares. La luna llena había sido el mes pasado y le tocaba a este mes dentro de dos semanas, por lo que no pudo ser porque ayer no llevaba las vendas y esta mañana tampoco ( suele fijarse mucho en su lobito, hasta en el el más mínimo detalle como un simple pelo fuera de su sitio o una mota de polvo en el uniforme o una hoja de césped). Su mente empezó a pensar. Abrió los ojos sorprendido. ¿Puede ser que su pequeño y dulce lobito se lo hubiera hecho intencionadamente?

    Remus estaba en su propia mente pensando en lo que había ocurrido en su casa y lo que había dicho su padre. Tenía razón, ¡quién demonios iba a quererle si era un hombre lobo? ¿Quién si hasta sus padres le tenían miedo? Sentía sus ojos aguarse, pero no iba a llorar y menos delante de él. Joder, ¿por qué no le hizo caso a su padre ese día y se quedó en casa en vez de salir al bosque de detrás de la casa?

    Lucius sabía que algo no iba bien, oía como la respiración de Remus se volvía intranquila y de como sus ojos se aguaban. Esa imagen hizo que su corazón se apretara dolorosamente. Dejó de “leer su libro” y se levantó. Agradeció mentalmente que Remus aún no se diera cuenta de sus intenciones y se acercó al menor (por tan solo 10 meses). Se paró justamente a su lado y respiró profundamente para darse animo. Cogió el libro que Remus tenía en las manos y vio como este se sorprendía y le miraba con los ojos abiertos pero aún acuosos. Dejó el libro encima de la mesa que había al lado y sin el menor esfuerzo, levantó al chico en dirección a la cama. Se sentó y colocó a Remus encima de él. Dirigió sus manos a la corbata de Remus y se la quitó, volvió a dirigirla al jersey y la capa y se lo quitó sin esfuerzo, tratando cuidadosamente a Remus. Dirigió sus manos a los botones de la camisa y en ese momento fue cuando Remus reaccionó cerrando sus manos sobre los primeros botones de la camisa.

    -¿¡Qué haces!?-le preguntó extrañado.

    Lucius no contestó, quitó suavemente las manos de Remus y solo logró quitar los tres primeros botones cuando la mano de Remus volvieron a cerrar su camisa pero sin poner los botones.

    -¡No!-le chilló con una mueca de miedo y avergonzado.

    -Shh, pequeño.-le dijo mientras le pasaba dulcemente una mano por la mejilla viendo como los ojos de Remus se aguaban más.

    -No... por favor.-pidió temeroso.

    Lucius negó con una sonrisa tranquilizadora.-No voy a hacerte nada, pequeño.-comentó mientras le quitaba las manos y las dejaba a un lado de su cuerpo teniendo cuidado con no tocar las vendas y que Remus no se alterara. Terminó de desabrochar los botones y la abrió despacio observando por primera vez bien las cicatrices. Una llamó su atención y supuso que era la que provocó que su chico se volviera un hombre lobo. La acarició suave con la yema de los dedos y vio como Remus negaba y se le aguaban los ojos aún más. Pasó sus dedos por todas las cicatrices para memorizarlas y gravar su tacto en su mente. Pasó sus manos por las solapas del cuello de la camisa en una clara intención de quitar por completo la camisa. Manos impidieron su trabajo.

    -A-Así está bien.-dijo mientras miraba a otro lado.

    Lucius cogió el mentón del chico y le dio un suave roce de labios.

    -Por favor... No soy uno de tus revolcones.-dijo y por fin las lágrimas salieron sin control y volvía a girar el rostro y se revolvió con la idea de bajarse de encima del chico.

    A Lucius se le partió el corazón, le pasó su mano suave por la cintura evitando que se escapara, pero temiendo romperle.-No, pequeño. No eres eso.-dijo mientras le acariciaba el mentón con la otra mano y hacía que le mirara. Vio como una mueca de decepción cubría el rostro de su pequeño lobito y se gruñó a si mismo en su mente.-Eres más que eso.-dijo para intentar arreglarlo.-Eres mucho más importante que eso.-dijo mientras volvía a pasar sus labios por encima de los de su lobito con cuidado. Vio como las manos de Remus abandonaban las suyas y le dejaban actuar pero en su rostro, a parte de las lágrimas que caían, se veía una mirada de precaución. Quitó por completo la camisa y jadeó al ver que las vendas estaban manchándose de sangre. Notó como Remus empezaba a revolverse, a hipar y a negar con miedo.

    -No, por favor.-pidió gimoteando.

    Lucius acunó el rostro del menor y le limpió las lágrimas con su pulgar y le besaba los labios para distraer le un poco. Abandonó sus labios para repartir picos leves por toda la cara de Remus.-Shh, pequeño, no pasa nada. No has hecho nada malo.-le tranquilizó mientras le miraba a los ojos, esos hermosos ojos dorados. Cogió las mano del brazo herido y besó el dorso para después besar la palma de esta.-Hay que curar esto.-comentó.

    -Pu-puedo hacer lo yo.-dijo temeroso.

    Lucius negó suavemente antes de volver a tomar en brazos al chico y dejar lo sentado en la cama. Notó la mirada de miedo de Remus al creer que él se iba a ir. Sonrió para tranquilizarle y se arrodilló delante de él para coger su varita y con un movimiento de esta hizo aparecer un botiquín. Su botiquín especial. Cogió la mano de Remus y con cuidado fue quitando las vendas sorprendiendo se del daño. Oyó como Remus sollozaba más alto y con un movimiento de varita lanzó un silenciador.-Shhh, pequeño lobito.-dijo mientras le besaba la palma de la mano.-No pasa nada.-le intentó tranquilizar. Echó con muchísimo cuidado el ungüento y con una sonrisa arrogante vio como las marcas desaparecían cerrando se sin que quedara cicatriz. Él, junto a Severus habían creado esa poción. Pasó cuando él le pidió a su amigo que le ayudara a mejorar la poción, tuvo que decirle el motivo, su lobito.

    -¿Por qué no queda marca?-preguntó curioso.

    Lucius le sonrió y le besó la mejilla.-Está mejorada.-le explicó y le besó la frente mientras iba al armario. Sacó ropa para él y su lobito. Hace unas semanas en las salidas a Hogsmeade lo vio con un jersey de lana de color blanco ancho, unos pantalones negros un poco pegados y unas botas marrones junto con un abrigo verde botella y una bufanda marrón junto con unos guantes y gorros del mismo color. Obviamente, no sacó el abrigo. Pero si sacó esa ropa que olía a chocolate. Sonrió inconscientemente. Para él sacó un jersey negro y unos pantalones grises oscuros junto a unas zapatillas negras. Se giró y le llevó la ropa a Remus.-Quita te los pantalones, pequeño lobito.-le pidió con cuidado.

    Remus se tensó. ¿Había oído lo que creía que había oído?¿Le había dicho lobito?¿Sabía lo que era? Le miró apenado.-Siento si eso te molesta o te repudia.-se disculpó y vio como Lucius entrecerraba los ojos y fruncía el ceño. Cerró los ojos esperando de todo. De todos menos un besos por toda su cara. Le estaban causando cosquillas y no logró aguantar las risas.

    -Así mejor.-dijo mientras le acariciaba la mejilla.-Odio verte llorar.-comentó y notó como Remus se tensaba.-Lo odio porque al ser mi pareja destinada odio verte sufrir.-dijo mientras le besaba la mejilla.

    -¿Soy tu qué?-preguntó casi sin voz.

    -Mi pareja destinada, soy mitad veela. Te he elegido como mi pareja y sé que tu lobo me ha elegido como la suya.-dijo mientras le daba un pico.

    -¿Solo me quieres por eso, porque tu parte mágica me ha elegido?-preguntó y sus ojos se aguaron.

    Lucius se pateó mentalmente.-Claro que no, pequeño. Me di cuenta de que yo también te amaba. He de decir te que al principio me negué... Pero, cuando te vi en el jardín durmiendo con ese libro entre tus manos, juré que no vi ángel más hermoso. En ese momento me di cuenta de que no sabía nada sobre ti y empecé a observarte mejor. Eso me llevó a que desaparecías una semana al mes y aparecías con cicatrices y me puse a investigar y como veras... Acabé descubriendo que eras un hombre-lobo.-explicó mientras le besaba la mejilla y los labios.-Y no te quiero.-dijo y vio como bajaba la mirada. Mirada que enseguida levantó.-Me tienes completamente enamorado y hechizado.-dijo con una sonrisa.-Demonios, es lo más gryffindor que he dicho en mi vida.-comentó y oyó la suave risa de su lobito.-Debes de tener frío.-dijo mirando el pecho descubierto del menor.-Quita te los pantalones.-le pidió.

    -¿P-para qué?-preguntó sonrojado.

    “Para devorarte” pesó Lucius.-Quiero vestirte yo.-dijo con una sonrisa y vio como Remus se sonrojaba.

    -Puedo hacer lo yo.-dijo sonrojado.

    -Ya, pero yo quiero hacerlo. Quiero mimarte. Por lo tanto lo voy a hacer y te vas a callar.-dijo con una sonrisa y sonrió cuando Remus sonrojado se quitó los pantalones quedando en un lindo bóxer blanco y en calcetines del mismo color.-Bien.-dijo con una sonrisa. Le puso el suéter y luego los pantalones dejando a Remus completamente rojo.-Pequeño.-dijo mientras le sentaba en la cama. Y pasaba a empezar a quitarse la ropa.

    -¡¿Qué haces?!-preguntó sonrojado y sorprendido Remus.

    -Voy a cambiarme, no me voy a tirar todo el día en uniforme.-dijo y se quitó la ropa dándole el mejor espectáculo a Remus y se volvió a vestir y se subió a la cama.-Ven.-dijo mientras atraía a Remus hacia el y se acomodaban en la hermosa cama con un edredón súper gordo que hacía que el que se tumbara encima desapareciera. Tumbó a Remus y se tumbó a su lado mientras le abrazaba.

    -¿Qué haces?-preguntó.

    -Vamos a dormir un rato.-dijo y arropó a Remus con su cuerpo.-Descansa un rato, pequeño.-dijo con una sonrisa mientras le daba un pico y hundía su cara en el hombro de Remus aspirando su olor a chocolate. “Descansa porque luego tendremos una intensa conversación”


    ¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado? ¿Por ahora, que es lo que más os ha sorprendido?
     
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    No te enamores de alguien que no te valora 💔
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    Me parecio super genial tu historia esperare el proximo cap con ansias :=DFSDFSD: :=NOIP: :=DANCING:

    Edited by deizara - 12/11/2016, 20:52
     
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    Yaoizando
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    SPOILER (click to view)

    ME MUERO POR LEER LA CONTINUACIÓN DE LA HISTORIA ESPERO QUE ESTE PRONTO PORQUE ESTA MUY BUENA PARA DEJAR DE LEERLA AAAAAA

    :=NOIP: :=NOIP: :=NOIP: :=duouou: :=duouou: :=duouou: :=WORKIN: :=WORKIN: :=uuum: :=uuum:
     
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  9. AmDeYa
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    Aaaaaahhhhh...
    Me encantó el fic. Porfa continualo quisiera saber qué pasa. 8 meses es mucho para esperar. Porfa... Conty🙇
    Mattane🙋
     
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  10. Nanami-Aoi
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