De cafés mañaneros y bailes nocturnos.

ItaSasu/¿SasuSaku?/Intento de suicidio/HoraSad xd/resumen adentro.

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    Resumen completo: La persona que más amas en la vida esta con una sonrisa enorme, vestido de terno, casándose. Porque no fuiste tan sólo un poco egoísta, ahora tu persona amada, que tomaba el café contigo en las mañanas, es arrancada de tu lado.





    ItaSasu. ¿SasuSaku?


    Lo sé, cállense, no digan nada xdxd sólo lean.





    Capítulo 1: Boda de papel.







    “De nadie seré, sólo de ti.
    Hasta que mis huesos se vuelvan cenizas,
    y mi corazón deje de latir…”
    Pablo Neruda.






    Una vez dichas esas dos palabras ya no había vuelta atrás. El "Sí, acepto" se volvió entonces las palabras más chirriantes que pudiese escuchar, las más asquerosas al pronunciar, y de repente esas dos palabras, esas dos simples palabras… fueron pecado para él.

    Desde pequeño siempre deseó casarse, con ilusión esperaba a que una señorita llegase y le dijese lo mucho que lo amaba, que se casaran.

    Al ver a sus padres casarse por la iglesia, lo ilusionó de tal forma, que en ese mismo momento pensó en todo lo que debía estar en su boda.

    El color de las rosas, el tipo de decoración, la comida, el trago, su traje, el vestido de su esposa, el lugar donde sería, a qué hora se llevaría a cabo, todo.

    Desechó la idea del vestido cuando lo conoció a él. Nueve meses después de que sus padres se casaran, llego una bolita blanca con poco pelo a la casa. Y simplemente se enamoró.

    Mientras su hermano crecía, más se enamoraba de él. De su personalidad, de su cuerpo, de sus gestos, de su voz.

    Pero no se permitiría manchar a ese ser tan perfectamente creado. Se alejó por el miedo, por el asco hacia él mismo, por lo enfermo que se sentía y del odio que se procesaba.

    Se alejó de él, como sus esperanzas de casarse con su persona amada se alejaron.

    Ahora estaba vestido de terno, viendo a su amado en su boda.

    Sasuke tenía puesto el traje blanco entallado que le había ayudado a encontrar, mientras que sus manos eran tomadas por unas forradas con tela de encaje, que combinaban con ese corto y esponjoso vestido blanco.

    Sakura y Sasuke compartían un imperceptible, pero largo, besito. Inocente, como si fuesen unos niños. Con las manos agarradas, con el torso levemente hacia adelante, los ojos cerrados para sentir mejor la sensación y con los labios unidos.

    Todo eso, después de decir un "Sí, acepto" de parte de ambos.

    Todos los presentes aplaudieron y silbaron felices de que la pareja estuviera unida en sagrado matrimonio. Bueno por lo menos de parte de la familia de Sakura, ya que los Uchiha aplaudían aún sentados en el asiento con unas falsas sonrisas en la cara, en especial en la cara del tío de Sasuke, Uchiha Izuna, quien no parecía aceptar tan sólo un poco el matrimonio, todo lo contrario, a su hermano y cuñada que parecían explotar de felicidad en cualquier momento.

    Y en una esquina de aquella Catedral, estaba el mayor de los hermanos, apoyado en la pared, con la coleta suelta por el poco empeño que le puso a su imagen, los ojos desinteresados, la corbata en la mano, la camisa sin terminar de abrochar, sus vans grises. Con las ganas de ir a fumarse, por lo menos, toda su cajetilla de cigarros, ya que se había quedado con el "¡Yo me opongo!" en la boca y necesitaba quemarlo o asfixiarlo.

    Cuando los novios se separaron, Sakura rió levemente cuando vio los labios de su esposo pintados con su labial rojo. La peli rosa señaló coquetamente sus labios propios para hacerle saber al Uchiha que estaba pintado.

    -¿Eh? -Sasuke tocó sus labios con sus dedos y miró la pintura carmesí que también había pintado sus dedos.

    Los novios se pusieron a reír alegremente, le siguieron las risas graciosas de los Haruno y unas cuantas poco disimuladas de los Uchiha al ver al más joven de su clan con los labios rojizos.

    La Haruno abrazó al chico caucásico y éste le recibió con una tranquila sonrisa. La chica le susurró algo al oído, haciendo sonreír más ampliamente a su esposo.

    -“Ella lo hace sonreír…” – Pensó Itachi mirando a la feliz y joven pareja. – “A pesar de sólo tener 19 años, no parecen estar arrepentidos…” – El corazón se le heló. – “¿Qué hubiese pasado si me hubiera sincerado con él a tiempo? ¿Si no me hubiese negado a enamorarlo? De seguro no hubiese buscado amor en los brazos de esa prostituta cuando anunció su matrimonio…” – Dejó caer su corbata azul en el suelo de mármol, terminó de apoyarse en la pared y caminó hacia afuera de la catedral, haciendo rechinar sus zapatillas en el piso liso a cada paso que daba. Nadie se dio cuenta de su disimulado, pero desesperado, escape.

    Se adelantó al lugar donde sería la celebración, caminando con pies de plomo, con el pelo suelto siendo movido por los fuertes vientos del otoño, inundándose los pulmones con humo de cigarro.

    Las estrellas estaban relucientes; tan pequeñas y tantas en un fondo negruzco.

    Y un manto frío caía del cielo.

    Volteó su mirada cuando escuchó el motor del auto que llevaría a feliz pareja a “la vuelta de los novios”. No pudo ver a Sasuke, ya que el auto tenía las ventanas polarizadas y sólo se vio a si mismo reflejado, con su aspecto tan demacrado. Podía ver sus ojeras ya casi de un tono amoratado, los ojos colorados por haber llorados por ya 4 meses seguidos, el tono de piel más pálido, el cabello cada vez más largo. Y el contorno de su rostro demostraba lo flaco que se estaba poniendo.

    De seguro Sasuke ni se dio cuenta de que estaba allá afuera, con la esperanza de ver su contorno, aunque sea.

    El auto se alejó más rápido de lo que esperaba y él volvió a caminar hacía la gran sala de celebración para ponerle fin a su pesadilla, o por lo menos eso esperaba.






    ______________





    es un poquito corto, pero ya se van a ir alargando las weas xd es un poco triste, pero tengan fe en mi xdxdxd




    Se despide: El Cuervo Podrido.
     
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  2. aLMOST.fIRE
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    Pobre Itachi, seguramente tiene el mundo abajo.

    Espero Conty.
     
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    Yaoizando
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    No que no se muera noooo Itachi noooo
    A ver sigue se puso bueno
     
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    Capítulo 2: Bailando descalzo.



    “La vida es un ruido
    entre dos grandes silencios.”
    -Isabel Allende.





    Había empezado la fiesta no más que hace unos minutos, pronto tendría que ir a sentarse a comer con su familia. No creía que pudiera comer siquiera, el apetito no aparecía ya hacía meses, así que ésta noche tampoco se presentaría.

    Por lo menos podía fumar, toda su familia era fumadora y no le cabía duda de que iban a fumar mientras comían o bebían.

    -Itachi. – Escuchó que lo llamaban, volteó y vio a su primo. – Ya es hora de la cena…

    Él asintió.

    -Ya voy, Shisui… - Primero esperaría a que el cigarro se le terminara.

    Su primo entró a la sala de celebración. El cigarro duro menos de lo que le hubiese gustado. Se vio obligado a entrar a cenar, notarían sino se presentaba; era el hermano del novio y quien se tenía que sentar a su lado en la mesa de la familia.

    Pasó por entre las mesas con manteles blancos y adornados con rosas de color rosado y azules, en honor a los novios. Caminó con pasos tranquilos, pero en su mente sólo planeaba en cómo salir corriendo de ahí lo más rápido posible.

    -“Tal vez si saltara sobre la mesa de los padrinos podría salir más rápido de aquí…”. – Pensó viendo a los amigos de infancia de la pareja sentados, riéndose de cosas estúpidas que decían. – “No me resistiría las ganas de pisarle la cara a Naruto, así que me retrasaría” – Dejo de lado su plan de escape, cuando ya estaba tomando la silla para sentarse. Se sentó, ignorando todo lo que hablaban su madre y la madre de Sakura tan alegremente.

    Su hermano y su “cuñada” estaban fumando un cigarro de color rosa, mientras hablaban con sus padres. Fugaku fumaba su habano cubano, compartiéndole al padre de Sakura. Mikoto ya llevaba el quinto cigarro y la señora Haruno ya prendía el cuarto. Así que no importaba si se ponía a fumar su segunda cajetilla.

    Sólo se dedicó a mirar su comida cuando se la pusieron en frente, no quería comer, sólo tenía asco en el estómago.

    -Así que…¿Pensaste en propuesta para ir Londres a pasar su luna de miel? – Preguntó Fugaku a Sasuke, quien tomaba un poco de champaña de su copa. Itachi levantó la mirada, viendo a su padre y luego a Sasuke.

    Sasuke negó.

    -No iremos, nos quedamos acá… - Dijo el menor, sonriéndole. – No me gustaría alejarme de mi familia, menos de mi hermano…- Miró a Itachi dedicándole una sonrisa.

    El mayor lo miró, inhalando el humo, le sonrió anchamente, soltando el humo por la nariz. Su sonrisa casi no duró, se esfumó como se esfumó el humo del cigarro. Y volvió a mirar a su comida.

    Había sido derrotado, pisoteado, por una niñita con cabeza de chicle. A pesar que él siempre estimó a Sakura, no podía evitar sentir rencor por haberle arrebatado lo más importante en su vida. Aunque todo su rencor no siempre iba hacia la Haruno a un cien por ciento, si calculaba bien, el 56% era para él. Se tenía rencor por no ser egoísta con los demás y haberse quedado con Sasuke.

    No pasó mucho para los fiesteros de los Haruno y los borrachos de los Uchiha, se pusieran a bailar en la pista de baile. Los más locos, eran los novios saltando gritando cuando recordaban la letra de las canciones, movían la cabeza despeinándose. Si se fijaba más, podría jurar que parecían dos amigas de fiesta, que novios en su boda.

    Sintió como una mano se le posaba en el hombro. Hizo una mueca de fastidio, sabía lo que venía ahora.

    -Tú también deberías casarte hijo. – Escuchó decir a Fugaku. – Ya sabes; enamorarte de una chica bonita, sentar cabeza. No morir solo, Itachi.

    -Sabes que eso no es posible. Además, si no es una chica de alta alcurnia, no me dejarías casarme. – Dijo Itachi con algo de enojo, estaba harto de escuchar a toda su familia decirle que él también debía casarse.

    -Bueno si, la verdad. – Reconoció de inmediato el empresario.

    -Sasuke tuvo suerte de haberse enamorado de la hija de actores…- Dijo bajito el joven adulto, con un tono triste, melancólico y algo devastado.

    -¿Qué? – Fugaku no lo había oído.

    -Que quiero pegarte un tiro en la cabeza…- Masculló el de pelo largo.

    A Fugaku no le sorprendió esa respuesta, Itachi era de personalidad peleonera y siempre le buscó pelea, llevándole la contraria a todo lo que decía, hasta que cumplió los 20, pero su actitud pendenciera volvió hace unos 4 meses. El patriarca no era pendejo, se daba cuenta que algo estaba mal con su primogénito; el muchacho se veía deprimido, hablaba menos de lo que hablaba antes, dejó de usar su ropa limpia y bien cuidada que empezó a usar cuando entró a la veintena y en cambio usaba esas ropas de vago que usaba cuando era un adolescente rebelde. Se hizo el desentendido, pero, cuando fue de visita a su departamento y no lo encontró, vio su guitarra hecha trizas en el piso de madera. Lo que algo de que temer, ya que Itachi adoraba su guitarra.

    También notaba lo mucho que fumaba últimamente, los pocos alimentos que ingería, lo pálido que se estaba poniendo, lo flaco que estaba.

    Pensó qué el que Sasuke anunciara su matrimonio siendo tan joven, le hubiese afectado de cierta forma a Itachi; Sasuke siendo tan joven casándose y él teniendo 24 ni novia tenia. Tal vez por eso insistía tanto en que se casara con una bella dama, pero eso no iba a ser posible.

    Este año Itachi cumpliría 11 años de haber salido del closet y habérselo dicho a él y a su mujer. Y ellos, como la gente prejuiciosa que eran, lo mandaron a múltiples centros psicológicos, ya hasta consideraron tomar la propuesta de un doctor de hacerle electroshock. Si Sasuke no hubiese interceptado, diciéndole que esa no era la solución y que sólo había que aceptarlo tal y como era, si el en ese entonces niño no hubiese abierto la boca, habrían hecho que unos doctores le tostaran el cerebro a su hijo de 13 años con 400 voltios.

    Itachi y Fugaku giraron su vista a la pista de baile y admiraron a los novios. Sakura movía esa esponjosa falda gracias a como balanceaba sus sueltas caderas, Sasuke le aplaudía junto con sus demás amigos. La peli rosa dejó de bailar y tomó a mano de una supuesta peli roja más alta que ella.

    La “chica” se sacó sus zapatos de tacón agujas color verde manzana y quedó descalzo. Agarró su falda de tul y la empezó a mover siguiendo la música.

    Esa chica colorina, era un amigo en común de Sasuke y Sakura, hace ya 2 años que era travesti. Al sólo mirarlo no se notaba que era hombre, pero al escucharlo hablar se notaba.

    El chico con extensiones fue donde Sasuke y lo hizo ponerse en el medio a bailar, a lo que él se negó avergonzado. Pero finalmente, quedó en el medio y se atrevió a bailar.

    Su ahora esposa se sacó el velo y se lo amarró en la cadera a su marido. El Uchiha menor movió sus caderas tal y como lo había hecho Sakura con anterioridad.

    Todos empezaron a silbar y a aplaudir.

    El primogénito se levantó, se despidió de su padre, mientras éste miraba al joven de pelo largo con algo de preocupación. Al final, Itachi dio las zancadas más largas y rápidas que había dado en su vida y se largó de la sala de celebración.

    Y Fugaku, casi muere. Su hijo no lloró cuando nació, ni cuando se cayó de su bicicleta, ni cuando su perro murió, ni cuando se quebró el brazo, ni cuando su querido tío Madara murió de sobredosis por heroína, ni cuando su primo (Casi hermano) Obito falleció tras un accidente en las montañas. Pero ahora… ahora… casi desfallece, cuando vio los ojos cristalinos y escuchó la voz rota de su hijo. Se le rompió el corazón.

    Cuando quiso buscarlo, ya no lo vio más.


    __________________



    Itachi se sentía asfixiado, no respiraba, su cara estaba roja y caliente, las lágrimas ardientes aumentaban la asfixia y temperatura corporal.

    -…Ya basta…-Murmuró, con sollozos en la boca, tapándose la cara como un intento bobo de que el agua desapareciera en sus manos. – Basta, por favor…- Su voz parecía la de un niño abandonado por sus padres.

    No lo soportaba ya más, jamás nunca tuvo algo por qué llorar, sólo para sentirse triste, pero no para llorar.

    Ahora había encontrado una razón… su puta razón para llorar es un estúpido niñato de 19 años, ese niñito caprichoso, ese maldito crio que le robó el corazón… ¡Desgraciado!

    Ese niño lo hizo llorar con tan sólo bailar junto a su ahora esposa, se veía tan lindo bailando, mostrando sus grandes dotes de bailarín, con esa sonrisa deslumbrante. Y, sin embargo, le hacía feliz verlo junto a Sakura, después de todos, ellos dos siempre tuvieron mucha química entre ellos.

    Ambos, bailando descalzo.
     
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  5. aLMOST.fIRE
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    El patriarca no era idiota :'v .

    Ahora sí que le rogamos piensen el cora a Ita.
     
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    Yaoizando
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    Hay no iu kiddin' me???
    I'm crying oh my fukin' god que triste mi Itashi-cum noooooo maldito niñato quiero saber que esto es solo una maldita etapa y estarán de nuevo juntos ahhhh and the guitar ohhhh dear ña probre guitarra le hizo sacar todo ese dolor....
    Valen tres hectáreas los padres oye me mataste a Madara .... Lo amaba
     
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  7. Midaku
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    Siguele mija, que esta cosa ya se puso buena.
     
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    asjkajskajs he vuelto, mas rapido de lo que crei. Bueno en este capi van a ver màs a Sasuke y Sakura juntos, CALMAO no se exalten, mejor lean y vean la wea que paso po.....

    les voy a admitir algo, a mi me gusta Sakura, me parece bonita, me cae bien, pero si tuviera que elegir la pareja pa un Uchiha... serìa otro Uchiha xdxdxdxd

    Ahora admiren lo que pueden hacer jovenes desesperados y deprimidos.






    Capítulo 3: Mi bella flor color rosa.





    “Tengo el corazón con caña
    y el alma con bajón.”
    -Walter Contreras.

    -Dos semanas después-


    Sasuke acarició la mejilla de la peli rosa por décima quinta vez en la madrugada, parecía que, si le daba un toque con más fuerza, le desgarraría la piel. Pasaba sus dedos por las mejillas y pómulos, tocando el rastro seco de lágrimas que ella había derramado antes de quedarse dormida junto a él. Por lo general, él también terminaba dormido después de unos minutos, pero esta vez fue completamente inútil tratar de dormir.

    El sol del otoño se metía por entre las cortinas azules, y sin embargo casi no alumbraba o daba un poco de calor a la habitación pintada de un blanco amarillento.

    La piel blanca, con leves tonos rosáceos, de la muchacha a su lado se veía como la de una recién nacida. De verdad, Sakura era una flor hermosa, pensó entonces Sasuke.

    -Me gustaría que no fueras como una flor, Sakura…-Deseó, como siempre lo hacía cuando le veía las facciones a la chica bonita esa.

    El Uchiha siempre odio que le dijeran a la peli rosa que era una bella flor, y sabía que Sakura también lo odiaba. Porque, al ser una flor, era hermosa, pero se marchitaba tan rápido. Tal vez era eso lo que ambos odiaban; el saber que Sakura podría marchitarse tan rápido como una flor, ser hermosa y nada más que eso, para terminar, marchita y sola.

    Y Sasuke tenía miedo. Miedo a perder a su fiel y amada amiga.

    La tapó con la cobija hasta la barbilla, no quería que se resfriara.

    Le quedó viendo los ojos jade, los había abierto sin que él se diera cuenta, pero no se sorprendió. En cambio, se sintió bien al ver tan hermoso color verdoso, un color claro y acuoso.

    -Te quiero, Sasuke…- Dijo la Haruno, abrazándole el delgado torso a Sasuke.

    -Yo igual a ti, linda... – Fue lo único que dijo el muchacho, rodeándole los hombros a su compañera.



    -Seis meses antes-


    Una…

    Dos…

    Tres…

    Cuatro…

    Cinco…

    Seis copas de agua ardiente.

    Seis copas y los hígados les dolían y pedían piedad porque parasen de una jodida vez.

    Al igual que los hígados, los pulmones gritaban y rogaban para que esas cajas de cigarros se terminaran de una vez por todas.

    Una castaña, ya harta de verlos camino al cáncer y a la cirrosis, les agarró los cigarros y tiró lejos los pequeños vasos para whisky.

    -¿¡Qué te pasa, Tenten!? – Chilló enojado Sasuke, mareado y con posibilidades de caerse en cualquier momento.

    -Sólo tomábamos, nada más…- Dijo borracha Sakura, más tranquila que su compañero.

    -¡¿Nada?! Coño, Sakura, ¡Mírate! ¡Estás a punto de quedar sin hígado! – Alegó la castaña, tirando la caja de cigarros a la basura.

    -Eso es menti – Sakura no pudo terminar de hablar, la bilis se le había subido a la garganta estrepitosamente. La chica se arrodillo en la orilla de la habitación y, apoyándose en la pared con una mano y agarrándose el estómago con la otra, desecho lo que su cuerpo negaba seguir manteniendo dentro de sí.

    Sasuke trato de ir a ayudarla, pero cayó al instante al suelo, mareado y con ganas de vomitar al igual que su amiga.

    -Yo la ayudo…- Dijo Gaara, caminando femeninamente con sus tacones de charol. Se arrodillo junto a Sakura y le agarro el cabello para que no se ensuciara con el vómito.

    Naruto levantó a Sasuke, mientras este trataba de caminar hacia Sakura, riéndose como un idiota ebrio. Al mismo tiempo, Gaara levantaba a Sakura.

    Sentaron a ambos borrachos en el sillón.

    -Ay no…-Espetó Gaara. – Apestan a alcohol…- Se tapó la nariz y sacó su esencia Anais Anais para rosearlo encima de esos borrachines, a lo que ellos se reaccionaron bruscamente tapándose la cara como si les estuvieran lazando ácido encima. – Es sólo perfume. – Dijo mirándolos mal.

    -Es veneno. – Sakura odiaba su perfume. Gaara la roció más con su perfume. - ¡¡Ahhhhh!!

    Mientras tanto, Sasuke las miraba con algo de desgano, cortando con sus dientes una de sus tantas uñas largas y bien limadas. Pensaba, y no estaba ahí. Parecía que en cualquier momento iba a dejar el mundo terrenal e irse al otro mundo.

    Miró hacia otro lado y vio a Naruto tratando de darle un beso a Hinata, mientras que esta se negaba riéndose de cómo lo intentaba y fallaba. Naruto fingió enojo y se separó de ella, se giró para el lado donde estaba sentando Neji para abrazarlo y llenarlo de besos en la cara y parte del cuello.

    -¡¡No, Naruto, no!! – Gritó Neji pataleando y tirando su cerveza, se reía y se ponía rojo.

    Hinata tomó el brazo de Naruto y lo besó en la boca para que dejara en paz a su pobre primo.

    Dejó de morderse la uña y miró a Sakura con un gesto sorprendido.

    -Sakura. – Le llamó.

    -Dime. – Respondió ella, apoyándose en el respaldo del sillón de lo mareada que estaba.

    -Cásate conmigo. – Propuso con rapidez. Todos los demás se quedaron callados y los miraron.

    Sakura lo quedo mirando con una ceja alzada. Y luego rió.

    -Lo siento, Sasuke. – Dijo. – Pero si tu pito no sangra cada mes; ¡Olvídate de mí! – Dijo como si lo que le hubiese dicho Sasuke fuera una broma.

    -Linda, piénsalo. – Sasuke le tomó las manos. – Tanto Itachi como Temari jamás nos amaran… - Dijo a pesar de que sus palabras lo lastimaran a él y a su amiga. Gaara puso un ceño triste al oír el nombre de su hermana, y los demás bajaron la mirada. - ¡Casémonos! ¡Recuerda que somos unos asquerosos! ¡Una lesbiana enamorada de su prima! ¡Un gay enamorado de su hermano!

    Hinata no evitó las lágrimas y se abrazó a Naruto, ya que a veces ellos eran muy duros consigo mismos.

    -Estamos hechos para vivir en la miseria. – Dijo finalmente. – Si soy un pecador y tengo que vivir una vida de mierda, permíteme vivirla al lado de mi gran amiga…

    Sakura se puso roja, la nariz se le arrugó y bajó la cabeza levemente. Sus lágrimas eran como puñales para Gaara, quien se sentó a su lado y la abrazó por detrás.

    -…Acepto…- La escucharon decir muy bajito.

    Nadie dijo lo contrario.








    ________________________



    Quedo más cortito de lo que crei men xdxdxd




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  9. lobo oscuro
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    aaaahhh sasuke estaba enamorado de itachi

    itachi no ballas a cometer una locura
    si sasuke se diera cuenta que itachi siente lo mismo

    sensei conty onegai conty
     
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  10. aLMOST.fIRE
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    Diosssss, Jashin, Kami,buda y todo a lo que le haya resado, por más corto me encanto.

    Osea, pobres jovencitos.
     
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  11. Maria Soledad Leguizamón
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    Wooow quiero actualizacion!!! Me encanto!!!
     
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  12. lobo oscuro
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    conty conty conty sensei la historia esta increible me encanta conty onegai onegai sensei
     
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    “No quiero pensar mil veces
    las mismas cosas,
    ni contemplarlas sabiamente,
    quiero que me trates suavemente.”

    -Gustavo Cerati.



    -El presente-

    – Sasuke... – Escuchó como la muchacha lo llamaba. – ¿Sigues pensando en lo que te dije de Itachi?

    Sasuke no dijo nada, sólo le desvió la mirada. Y esa fue la respuesta para Sakura.

    Era verdad, la noche, cuando fueron a la Vuelta de los novios junto a Gaara y a Naruto, parando en un cerro donde se podía ver la ciudad de noche, Sakura le había dicho que vio a a Itachi salir de la catedral con fingida tranquilidad, y pudo notar la desesperación en su rostro.

    Eso lo hizo tener una mínima esperanza, pero lo pensó mejor y quedó en la conclusión de que, tal vez, eran sólo celos por no ser él el que se casaba primero.

    – Ve a verlo. – Dijo Sakura, sonriendo.

    Sasuke sonrió y asintió. A los minutos ya se habia salido de la cama y estaba completamente vestido, preparado para ir al departamento de Itachi.

    – ¿Qué vas a hacer tú mientras no estoy? – Preguntó viendo la espalda de Sakura.

    – Tomaré una siesta. – Fue lo único que dijo.

    Sasuke salió y caminó a la salida del edificio, con algo desgano y levemente somnoliento, ya que hace varios días que no salía del departamento que compartía con Sakura.

    No quiso tomar taxi, decidió caminar y estirar sus piernas aprovechando que iría a visitar a su hermano a su departamento de soltero.

    Como le gustaba su departamento; era amplio, pintado completamente de color hueso, con el piso de madera bien barnizado, los muebles de colores monótonos.

    La tele, de tamaño grande y de época de loa 70s, nunca era prendida, la tenía más que nada por el amor a las cosas Vintage, el largo pasillo que lo llevaba a su dormitorio, siendo adornado por cuadros que Itachi habia pintado alguna vez en su adolescencia, como un escape para su ira. La cocina, algo pequeña, resaltaba por siempre estar limpia y jamás oler a comida en todo el tiempo que Itachi estuvo viviendo ahí. Un ventanal enorme, que dejaba ver una enorme y espectacular vista a la ciudad, estaba posicionado justo en el living de color opaco.

    Y, siempre que entraba, encontraba a su hermano vestido con un pijama sencillo, viejo y descolorido, sentado muy relajado con una tasa de café, muy cargado y casi sin azúcar, en su mano derecha y otra tasa en la mesa de centro color blanca, recien hecha y un poco más dulce que la otra, ya que sabia que él vendría a hacerle compañía todas las mañanas antes del trabajo.

    Sasuke rió sin quererlo, conmovido por ese recuerdo del café.

    – No estaría mal beber café todas las mañanas con él... – Susurró al aire.

    Pronto, y sin darse cuenta, estuvo en frente de un edificio de diseño occidental, hecho completamente de ladrillos rojos y algo alejado de los edificios más modernos. Estaba lo suficiente alejado como para parecer el único en la zona, viéndose imponente.

    Estaba tan emocionado por ver a su hermano, que subió casi corriendo las escaleras alfombradas con una sonrisa de niño en confitería en la cara.

    Con las manos en los bolsillos de su abrigo, buscó la puerta con el número 126 grabado en ella. No fue difícil; tenía grabado en la memória que estaba al lado derecho y la puerta tenía un color un poco más oscuros que las otras.

    – Aquí vamos... – Suspiró, se habia puesto algo nervioso. Golpeó la puerta con sus nudillos suavemente. – ¿Itachi? Soy yo, Sasuke. – Anunció, sonriendo nervioso. Y como siempre, no esperó al que el mayor respondiera, sino que entró sin permiso, ocupando su copia de llaves.

    Cuando entró, vio los colores opacos que caracterizaban tanto el departamento de su hermano. La luz, como siempre apagada. Las cortinas rojo italiano abiertas para dejar alumbrar un poco la habitación. El piso tan occidental y barnizado.

    Y ahí estaba su hermano, sentado tranquilo en el sillón, tanto asi que parecía haberse quedado dormido, el pelo suelto cayéndole por los hombros, el mismo pijama de siempre.
    Pero las tazas no estaban.

    No recordaba haber visto esa mancha roja oscura en la pared. Ni los nudillos de su hermano tan heridos. Ni los restos de su guitarra en el piso.

    Tal vez su hermano no tenía una taza de café amargo en su mano, pero si una jeringa clavada en la vena.

    – ¡¡Itachi!! – Gritó Sasuke, corriendo hasta su hermano. Se arrodilló frente a su desfallecido hermano y le sacó la jeringa del brazo. Rápidamente se levantó y trató de hacer reaccionar a Itachi, cacheteándole la cara, mordiendo sus dedos con fuerza. Pero nada.

    Corrió al baño en busca de alcohol o alguna colonia muy olorosa. Pero al entrar al cuarto vio la tina llena de agua. La tocó y notó lo helada que estaba. Su cabeza reaccionó de inmediato, y fue por su hermano.

    – Dios, Itachi... – Susurró, su miedo y tristeza se mezcló extrañamente con una furia que se incremententaba cada vez más. Y gritó: – ¡¡Mierda Itachi!! ¡¡Estás loco si crees que podrás dejarme solo!! – Le golpeó el pecho con los puños y lo tomó de los tobillos, arrastrándolo. – ¡¡ Maldita sea contigo Itachi!! ¡¡Desgraciado!! ¡INFELIZ! – Lo maldijo una y mil veces, mientras llegaba rápido al baño.

    Lo tomó como pudo y lo tiró de lleno en la bañera llena de agua, dejando su rostro bajo en agua fría, mientras que sus brazos y piernas quedaban afuera de la tina, como si el cuerpo no hubiese reaccionado ni un poco.

    Sasuke esperó una reacción, una pequeña, minima. Pero no hubo nada.

    El menor ahogo un gemido de dolor, de miedo, de impresión. Como cuando te enteras de una noticia terrible. Se sentó con pesadez en el inodoro y lloró desconsoladamente.

    Se mojó toda la cara con el líquido salado, todo el cuerpo le tembló y casi muere ahí mismo, junto a su hermano.

    El silencio del departamento fue arrancado de golpe cuando un chapoteo apresurado se escuchó.

    – ¡Agh! – Sasuke levantó la mirada, sin ninguna expresión en el rostro y vio a su hermano, con los ojos adormilados, cansados e hinchados, tratando de recobrar el aire, afirmándose de cada lado de la tina, desesperado.

    El cabello largo se le pegó a la cara, lo miró de repente sin ninguna expresión al igual que su hermanito. Itachi temblaba del frío y Sasuke de los nervios.

    No se dijeron nada.




    _____________________________



    me equivoque en la actualizacion de esta weaaa xdxdxdxdxd

    "Nada es veneno,
    todo es veneno:
    La diferencia está en la dosis. "
    -Paracelso.



    2 horas después, Hospital general-


    Itachi había sido hospitalizado enseguida, ya que su cuerpo tenía grandes cantidades de heroína, y ésta misma no lo dejaba movilizarse bien. Las piernas las tenía inútiles y no se movían en absoluto.

    El ritmo cardiaco lo tenía al tope, estaba pálido, con la mirada perdida y el estómago destrozado por la falta de alimento.

    Sasuke a lo único que atinó a hacer después de eso, fue a llamar a Sakura y a nadie más. No llamó a su padre, ni a su madre, ni a su tío Izuna, ni a su primo Shisui.

    Sakura llegó corriendo, con los pies descalzo y con zapatos de tacón en la mano. En cuento se acercó tan sólo un poco a él, le dio un fuerte abrazo que de verdad necesitaba.

    Ambos se sentaron frente a la habitación donde estaba Itachi siendo estabilizado aún.

    -¿Heroína? – Dijo Sakura, sin creérselo.

    -Una dosis grande, casi como para matarlo... - Recordando las palabras de una enfermara que estaba asistiendo a Itachi.

    Sakura mojó sus labios.

    -... Sasuke viste lo flaco que estaba, ¿Verdad? – Soltó ella. El Uchiha la miró extrañado. Ella suspiró. – Tal vez no podías verlo, porque sólo notabas cuanto peso estabas perdiendo tú, pero Itachi de seguro había perdido ya 4 kilos cuando fue nuestro casamiento. – Dijo Sakura, haciendo aparecer una mueca de sorpresa en la cara de Sasuke. – El día de nuestro matrimonio notaste que tu traje te quedaba dos tallas más grande, pero no notaste las dos tallas que había disminuido Itachi...

    Sasuke miró entonces sus pies, con los ojos temblantes. Soltó lágrimas silenciosas. Ella no supo que hacer, más que abrazarlo y dejarlo desahogarse.

    Los minutos pasaron, Sasuke había terminado de llorar y decidió ir a comer algo al casino del hospital junto con Sakura. Eran las 09:30 de la mañana y no habían comido nada en absoluto. Era algo aterrador el pensar el por qué no habían desayunado, y preferían no pensar en eso.

    Se dieron la vuelta por el hospital, con sus cafés en las manos, tratando de que les calentara tan sólo un poco del frío de esa mañana.

    Sakura miraba a Sasuke de vez en cuanto, veía los ojos aún colorados, los labios secos siendo lamidos incontables veces por el nerviosismo, lo mucho que tocaba su cabeza, la poca atención que había puesto a su corta conversación, los ticks en la nariz acompañados con escalofríos en la espalda.

    Se notaba que estaba muy preocupado y, conociéndolo bien, se estaría echando la culpa de todo lo que le estaba pasando a Itachi. No importaba si él no tenía nada que ver, siempre buscaba una mínima cosa para echarse la culpa. Y, tal vez, esta vez sí tenía un poco de culpa.

    -¿Sasuke Uchiha? – Preguntó de repente un enfermero, sacando de su letargo tanto a Sakura como a Sasuke.

    -Sí, soy yo. – Respondió casi sin voz.

    -Su hermano ya está estable. – Dijo, captando de inmediato más atención en el joven, quien lo siguió hasta la habitación de Itachi. Caminaba con pies de plomo, como si de repente la gravedad en el hospital hubiera aumentado drásticamente.

    Apretó los labios cuando llego junto al enfermero al cuarto de su hermano. El enfermero abrió la puerta y lo guio a la cama de su hermano, quien miraba a la ventana.

    -Los dejare solos. – Dijo bajo el enfermero, yéndose.

    En cuanto el enfermero salió, Sasuke se acercó a Itachi y le tomó la mano.

    -Itachi... - Susurró el adolescente.

    Itachi no dijo nada, pero soltó la mano de su hermano y se dio la vuelta, dándole completamente la espalda.

    Sasuke casi se pone a llorar, pero se contuvo y dio la vuelta a la cama para verle la cara a su hermano, se sentó en un pequeño banquillo que estaba ahí y miró a su hermano con decisión.

    -Itachi. – Dijo ahora más decidido. - ¿Por qué lo hiciste?

    Itachi, que aun miraba la ventana, le miró y extendió una mano, apuntándolo.

    -¿Por mí? – Dijo confundido Sasuke. El mayor asintió. – ¿Estabas celoso? – Preguntó e Itachi volvió a asentir.

    Sasuke puso una mueca triste.

    -Lo siento. – Dijo. – No creí que ibas a estar celoso por ser yo el primero en casarse. – Itachi tomó más atención a lo que iba a decir. – Pensé que no te importaba. Además, creí que ya habías conseguido novio...

    -...¿Novio?... – Susurró bajito Itachi.

    -Sí, ese tal Deidara... - Sasuke miró hacia la ventana un momento y luego regreso a verlo. – Pero al parecer terminaron, ¿Verdad? – Itachi negó.

    Sasuke no evitó soltar una lagrimilla.

    -¿¡Entonces por qué no fue a auxiliarte!? – Lloró sin querer. - ¡Es un estúpido! Maldito hijo de la... - Sasuke sollozó. Pero lo desconcertó la risa de Itachi.

    -Nunca fue mi novio... - Sasuke lo miró, como si le estuviese mintiendo. – Creo que tú eres el que está más celoso...

    Sasuke negó parándose del banquillo, a punto de irse del hospital.

    -Siéntate. – Dijo Itachi levantando la voz, deteniéndolo. – Ven, siéntate en la cama...

    El menor hizo caso, pero no le miró.

    -Más que estar celoso por ser tú el que se casara primero... - empezó a decir Itachi. – Me pone más celoso el que te hayas casado, pero no conmigo...- Itachi no tenía nada que perder, total su "todo" se había ido en un "Si, acepto" hace dos semanas. Ya no le importaba recibir un rechazo, de todos modos, estaba condenado a vivir en la miseria.

    Había tomado la mano de Sasuke antes de decirle eso, y esperaba con miedo a que su hermanito la sacara.

    -Itachi...- Miró la cara de Sasuke, y admiró como sus ojos estaban llenos de lágrimas. – Itachi, estúpido... - Sasuke se apoyó en su pecho.

    Itachi decidió decir las palabras más dolorosas y bonitas.

    -Te amo, Sasuke... - Dijo y al instante los sollozos de Sasuke fueron desgarradores, como los de un niño. – "Pero si aún es un niño..." – Le abrazó por la espalda, acunándolo como lo hacía cuando era un bebé. – Lo siento...

    El golpe de unos nudillos sobre la puerta lo hizo quedarse callado.

    -Sasuke, ¿Estás bien? – Preguntó su cuñada a través de la puerta, cuando entró, Itachi sólo desvió la mirada hacia la ventana.

    -Sakura... - Dijo Sasuke, separándose de su pecho para ver a su esposa.

    -Ya se acabó la hora de visitas... - Dijo Sakura, con voz neutra. – Le he dicho a la enfermera que ya te has ido, quédate ésta noche. – Sakura miró como Itachi la trataba de ignorar. – Necesita más de ti que de una enfermera... - Se dio la vuelta y antes de irse agregó: - No se mueran... se lo digo a los dos...

    Sakura salió de ahí, haciendo sonar sus zapatos de tacón.

    -No deberías dejar sola a tu esposa... - Dijo Itachi.

    -Ella estará bien... - Habló Sasuke, parándose de la cama. – Cerraré las cortinas...

    -Bien.

    El mayor miró el techo, queriendo quedarse dormido, pero no podía.





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    ahi si xd
     
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    “Hay besos que producen desvaríos de amorosa pasión ardiente y loca, tú los conoces bien son besos míos inventados por mí, para tu boca.”
    – Gabriela Mistral.



    Después de que dieran el alta a Itachi fueron directo al departamento del mayor.

    Sasuke no preguntó sobre las drogas, ni nada más. En cuanto a Itachi, sólo se limitaba a hablar por el celular y dibujar de vez cuando, ya que no podía tocar la guitarra. No, cuando el instrumento estaba hecho trizas en la basura. El menor de los Uchiha había tomado el cargo de amo de casa mientras cuidaba de que su hermano no hiciera mucho esfuerzo mientras se recuperaba de la sobredosis.

    Los días eran callados, adornados por leves palabras intercambiadas, para preguntar o indicar algo. Temían a la luz del sol como vampiros.

    Y en las noches, el sonido de besos humedos tocaban su orquesta, bajo el manto estelar y la fria noche, protegiendo sus besos en la oscuridad.

    En los días, Itachi se veía cada vez más fuerte y con mejor estado anímico. Mientras él se recuperaba, Sasuke entraba en la confianza de besarlo cuando el astro rey aún gobernaba el día, haciendo que los ánimos de si hermano mejoraran cada vez más.

    Sasuke no volvió en varias semanas al departamento que compartía con Sakura. No importaba, si volvía, la Haruno lo mandaría a cuidar de Itachi.

    Y, por supuesto, ninguno de los hermanos mencionó las nupcias de el Uchiha y la Haruno. Se perdían en sus noches besadas y los días ruborizados.

    Tampoco llamaron a sus padres, para contarles sobre lo ocurrido, no era necesario; ellos ya estaban bien juntos.

    – Sabes que temo a las alturas. – Murmuró Sasuke.

    El reloj de muñeca de Itachi daban las diez y doce de la noche, corría una brisa tibia y agradable, típica de noche veraniega. La azotea nadie la visitaba, sólo ellos de vez en cuando iban arriba, tirando un colchón de esponja, acostados y abrazados. Miraron el paisaje que se cernía frente a ellos, se dieron un pequeño beso, Itachi lo arrinconó contra la baranda, le dio un beso más, lo dejó sentado, lo abrazó y le gritó sus sentimientos en un silencio pasional.

    – Lo sé.

    – Pero...

    – ¿Pero...?

    – Pero aquí, en tus brazos calientes, me siento resguardado, más que cuando era un bebé y mamá me abrazaba.

    – ¿Tanto así?

    – Tal vez más aún.

    El calor de la noche combinaba a la perfección con los besos tibios que Itachi daba a la boca mimosa de Sasuke, dando paso a las caricias ardientes bajo la camisa abotonada del menor.

    Cuando la mano de Itachi pasó por unas marquitas blancas, Sasuke lo detuvo, parando sus labios y su mano.

    – Tengo estrías. – Trató de justificarse Sasuke por ese defecto en la piel de su cadera.

    – Las estrías de tu cuerpo son para que mis manos no se pierdan al tocarte... – Itachi amó el rubor de su hermano al justificar esas aberturas blancas.

    Parte de los muslos, brazos y caderas de Sasuke tenían estrías por la rápida perdida de peso que habia tenido durante un tiempo. Peso que aún no lograba recuperar del todo. No obstante, Itachi amaba pasar su dedo por esas marquitas, cuando se despertaba antes que él y dormía dándole la espalda, con una pierna sobre las frazadas, con el pantalón a la cadera y la polera levantada, mostrándoselas para su deleite.

    – ¿Me hablarás como poeta?

    – Tal vez.

    – ¿Me dedicarás el Poema 20?

    – ¿Prefieres que te recite a Shakespeare?

    Sasuke se rió, enredando en su dedo el mechón negro de sus hebras laceas.

    – No, prefiero que me quieras un ratito...

    – Puedo quererte ratos largos, si así lo prefieres...

    – Sí, eso estaría bien...

    Sasuke relajó la mirada, pasando un dedo por el cuello de su hermano, tocando un lunar que habia cerca de la yugular, haciéndolo suspirar.

    – Quiero besar ese lunar tuyo... – Susurró Sasuke.

    – ¿Qué te detiene...? – Itachi susurró igualmente.

    – Qué podría morderlo.

    – No le veo el problema a eso.

    – Pero, después, querré más que besarte el lunar y esperare tus besos en mi cuello también...

    – No esperarás mucho...

    – Puedo verte las intenciones...

    – Quizás sea mi mente perversa o tú que me provocas... – Sonrió Itachi.

    Se abrazaron íntimamente, rodeándose con los brazos, pegando sus cuerpos jadeantes y rozándose los labios.

    – ¿Me harías el amor, Itachi?

    – Te lo haría y te lo daría.

    La noche, en ese departamento de diseño occidental, se hicieron cantar gemidos y risas pasionales. Sasuke tocó las estrías que Itachi tenía en la cadera e Itachi tocó las que él tenía en sus muslos suaves.

    No hubo mordidas, sino simples besos que se volvieron succiones que al día siguientes serían estrellas violetas.

    Sasuke sintió su cuerpo regodearse en las sabanas, dejándose mimar, sintiendo el paraíso entre sus piernas, arqueando la espalda y sollozando de vehemencia.

    Mientras que Itachi, sintió que su cuerpo recogía fuerzas, su corazón volvía a danzar apasionado, olvidando que habia un mundo triste afuera, liberando su cuerpo del estrés, sintiéndose protegido entre las piernas de Sasuke.

    ∵◈∵



    La piel de la cadera curvada brillaba y sobresalían esas raíces claras en ellas. Itachi pasó de manera imperceptible su dedo por aquellas marquitas, lentamente fue yendo hacia atrás, acercándose al lugar donde anoche se sintió acogido y lujurioso.

    – Estás calentito... – La voz de Sasuke le supo a como té templado en una mañana fría. – Me haces cosquillas. – Y su risa, la miel para endulzarlo.

    – Gracias por dejarme dormir entre tus piernas. – Su mano pasó al muslo claro de la pierna de Sasuke, que descansaba fatigada encima de su cadera. – Son tranquilas y protectoras.

    – Son tuyas, si las quieres.

    – Sí, las quiero.

    Tantos años, tantos, esperando esto. Esperando compartir un piso, una habitación, una cama, un amor. Mirándose la cara, los ojos, los labios felices, los pómulos ruborizados.

    Se sentían a salvo y, desde anoche, olvidaron que afuera del departamento 126 del edifício Vodka à l'orange, habían guerras, habían muertes, sustos y prejuicios.

    Sólo estaban ellos, juntitos y estrechados, estaban las sábanas claras, estaban las paredes sepia, estaba el piso marrón, estaba el ventanal, estaba la azotea vacía, estaba el sofá largo, las cortinas oscuras y las tazas de cafés sobre la mesa.

    – Es lindo estar contigo, es como vivir en un barrio con árboles. – Habló Sasuke, mirando su café en esa tacita blanca que siempre le pareció tan mona, apoyándose en la curvatura del cuello de Itachi.

    Sintió como su hermano, tocaba levemente su brazo, mientras tomaba de su café negro.

    – Con tus simples palabras me endulzaste el café. – Rió Itachi.

    Las tazas estaban vacías en la mesa de centro, el ventanal abierto dejaba entrar la tibia ventisca de verano, había un casete puesto en esa antigua casetera que Itachi tenía.

    Una voz gruesa, de una mujer triste, allanaba el silencio del departamento y ellos, enamorados, cantaban la letra a susurros rosas.


    «En cambio, si tú me cantas... Yo siempre vivo y nunca muero...»



    – Itachi...

    – Dime, bebé.

    – Te amo.

    Itachi suspiró enamorado, cerrando los ojos.

    – Yo también, aunque la razón me queme y la consciencia me llore, te amo, con todo el corazón, te amo, Sasuke.

    Ahora fue Sasuke quien lleno su pecho de aire y cerró sus ojos, estrechando el cuerpo enamorado de su hermano con el suyo.

    ______________________

    Es cortito, muy cortito, pero es dulce y es casi una fantasía, es como la calma antes de que empiece una tormenta.

    Mientras escribía esta cosita, veía Neruda, una peli de Pablo Larraín, y es muy buena ctm la cagó. Y pues, en la peli, salía un personaje que canta esta canción, La martiniana, y me quede enamorada de ella ctm♡

    Se despide: El Cuervo Podrido.
     
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    Yaoizando
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