--UN AMOR ORDINARIO-- (Misaki x Usagi) *CAPITULO FINAL* (22/12/17)

Un accidente, una pesadilla, una promesa sin cumplir, ¿lograrán Misaki y Usagi-san volver a estar juntos?

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  1. Daphii
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    Disclaimer: Los personajes de esta historia pertenecen a Shungiku Nakamura
    Pareja: Misaki x Usagi
    Serie: Junjou Romantica
    Género: Drama, romance.
    Clasificación/Rating: Fiction Rated MA (18+)
    Advertencias: Lemon, muerte.
    Resumen: ¿Cómo puede un día perfecto convertirse en una pesadilla?, Misaki lo descubre de la peor forma al perder a su hermano súbitamente en un accidente. Las cosas parecen sólo empeorar desde entonces, pero hace una promesa con Usagi-san, ¿será posible para los dos despertar de la pesadilla juntos?




    Capítulo 1: Aquel terrible accidente

    Recuerdo aquel día como uno de los más hermosos de verano, no hacía demasiado calor y el aire tenía un aroma fresco, era una mañana perfecta para viajar. Un día perfecto que se convirtió en el segundo peor día de mi vida, el primero como ya todos saben, fue en el que perdí a mis padres.
    ¿Y cómo un día pacífico se vuelve un caos?, descubrí que sucede de un modo irreal, lento y terriblemente doloroso, tanto, que el dolor se queda para siempre.
    -…Y por favor Misaki, asegúrate de que Mahiro no coma solo comida chatarra, sé que es muy difícil de hacer que se termine sus vegetales, pero al menos no lo complazcas dándole solo dulces… -repetía por milésima vez mi preocupado hermano Takahiro.
    -¡Ya lo sé Niichan!, me lo has dicho demasiadas veces. Sé que piensas que soy un idiota, pero puedo hacerme cargo de esto. –le reproché con indignación.
    -Claro que no Misaki… -dijo él mientras revolvía mi cabello con su mano-… No eres un idiota y confío en ti… es sólo que no confío en Mahiro, es demasiado astuto cuando quiere salirse con la suya.
    -¡Niichan!... –exclamé apartando su mano-… ¡Tiene apenas cuatro años!
    -Ya verás de lo que hablo. –pronunció con una sonrisa.
    -Cariño, ¿ya está todo en orden?... – interrumpió Manami, su esposa.
    -Sí. Le estaba dando los últimos detalles a Misaki.
    -Oneechan, ¿estás segura de que quieres viajar en tu estado?, no falta mucho para que nazca ese bebé… ¿cierto?- pregunté con preocupación, pues parecía que Manami estaba a punto de reventar.
    -¡Oh, estaré bien!... – afirmó con una sonrisa-…aún faltan tres semanas para que nazca, es muy poco probable que suceda antes y además sólo será un viaje de tres días, no pasará nada Misaki, ya verás. Estaremos de vuelta antes de que Mahiro destruya su casa.
    -Espero que Usagui-san pueda soportarlo… -dijo entonces mi hermano y todos contuvimos la risa, sabíamos que Usagui-san tenía muy poca paciencia para los niños, pero aún así había aceptado que Mahiro se quedara con nosotros en el departamento. Niichan y Oneechan estaban muy agradecidos con él.
    Y yo también.
    Pero este día no se convirtió en el peor sino hasta unas horas más tarde. Ya había oscurecido. Mahiro dormía tranquilamente, Usagui-san y yo terminábamos de tomar algo de té en la sala cuando…
    Una llamada.
    Un accidente.
    Una mala noticia.
    Una disculpa.
    Y todo se volvió irreal, lento y terriblemente doloroso.
    -¡Misaki!... por favor Misaki, éste ya no eres tú… ¡tú jamás harías algo así! -Gritaba Usagui-san.
    Su voz sonaba tan lejana que parecía ser sólo un susurro. Deseaba que todo se acabara, ya no quería escuchar nada, sentir nada, ser nada. Y estaba por lograrlo, sólo tenía que dormir. Pero dormir se había vuelto algo desagradable, porque no era más que ver la misma pesadilla una y otra vez.
    En mi pesadilla veía a mi hermano sobre una camilla, cubierto hasta la cabeza con una sábana que parecía haber sido sumergida en sangre, su cuerpo inmóvil, completamente inmóvil. Oneechan aún se movía, pero tan sólo era el movimiento de su pecho tratando de introducir algo de oxígeno a su cuerpo, una respiración rápida, dolorosa e inútil. Después varias personas la rodean y ya no puedo verla, sólo hay oscuridad, para cuando puedo verla de nuevo, está igual de inmóvil y pálida que mi hermano, pero ella tiene un enorme agujero en su estómago de donde surge aquel llanto de un bebé.
    ¿Y el bebé?... No, no quiero pensar en ello. Yo solo quería que mi hermano volviera a moverse, quería que se levantara de aquella camilla, que se sacudiera el polvo de su traje, limpiara la sangre de su rostro y me dijera “Todo estará bien Misaki, todo estará bien”.
    Mi hermano no se levantó y Manami jamás despertó. Pero el llanto de aquel bebé continuaba, era tan molesto, ni siquiera mi propio llanto lograba librarme de aquel sonido, era mucho más fuerte que el mío y denotaba más dolor. Seguía sin importarme porque todo seguía pareciendo irreal.
    Y hasta ahora nada me hacía pensar que esto no era más que otra pesadilla, ni siquiera la voz distante de Usagui-san me hacía creer que era real.
    -Necesito dormir… -pensé, tomé el frasco de píldoras para dormir, recuerdo vagamente que alguien me las dio y dijo que con ellas las pesadillas se irían, pero mintió, las pesadillas seguían ahí, ¡estaba en una pesadilla ahí mismo! -… tal vez no tomé las suficientes.
    Y coloqué todas las píldoras sobre mi mano.
    Y miré mi reflejo en un espejo frente a mí.
    Y la voz de Usagui-san se volvía más fuerte.
    El llanto de aquel bebé se oía más lejano.
    Y desperté.
    -¡¡Misaki con un demonio!!... ¡abre la puerta!... –Era Usagui-san, sonaba tan claramente, golpeaba la puerta y gritaba con todas sus fuerzas. –Abre. La. Maldita. Puerta. –cada palabra venía acompañada de un golpe.
    -¿Qué estoy haciendo?... –miré mi mano llena de píldoras, las coloqué de nuevo en el frasco y miré a mi alrededor, estaba en el baño. Ni siquiera sabía cuándo me había encerrado ahí.
    Abrí la puerta y Usagui-san entró rápidamente, me miró de arriba abajo, sostuvo mi rostro entre sus manos… sus manos, antes me parecían frías pero ahora las sentía increíblemente cálidas. Luego se apartó de mí y tomó el frasco de las píldoras para dormir, las miraba con tanto odio, como si fuesen la cosa más repulsiva del mundo.
    -¡¿Pero qué mierda intentabas hacer con esto?!... –gritó fuera se sí. Destapó el frasco y arrojó todas las píldoras al inodoro, pronto desaparecieron en un torbellino de agua y por alguna razón me sentí aliviado. Usagui-san sin embargo parecía más enfurecido que nunca. Volvió hacia mí y me sacudió por los hombros. -¡Contéstame!... ¡¿qué sucede contigo?!... No puedo creer que intentaras hacer algo así, esto no tiene sentido. Yo sé que es difícil, sé que es muy doloroso, en verdad lo sé… pero no puedes simplemente tomar el camino fácil y escapar, no cuando tienes personas que te necesitan. Sé que es egoísta, pero no permitiré que escapes, no puedes… no, no puedes irte… -recargó su cabeza sobre mi hombro y lloró, era la segunda vez que lo veía llorar de esa manera, pero parecía más desesperado.
    Entonces entendí que yo había causado todo eso y me sentí tan culpable. Había querido ignorar todo a mí alrededor y hundirme en el dolor sin saber que al mismo tiempo también terminaría hundiendo a Usagui-san e incluso a Mahiro.
    -Usagui-san… -pronuncié mientras lo abrazaba con más fuerza y hundía mi cara sobre su pecho, escuché sus latidos, fuertes y rápidos, su respiración entrecortada. –Usagui-san, lo siento, sólo fue una pesadilla, pero ya terminó… fue una pesadilla muy larga, pero terminó.
    -Claro que fue una pesadilla Misaki y creo que jamás terminará, porque Takahiro ya no existe. –me dijo y lloró con más fuerza. El dolor se hacía más intenso de nuevo pero esta vez no dejaría que me hundiera.
    -Ellos murieron en un accidente en su automóvil, justo como mis padres. Para mí la pesadilla es doble, pero no tiene que durar para siempre Usagui-san… no dejes que se vuelva eterna. Yo no dejaré que ambas pesadillas me torturen para siempre, no la dejes tú también.
    -Sólo si prometes no escapar de nuevo. –Volvió a mirarme frente a frente –Vamos a despertar de esta pesadilla juntos, ¿entiendes?... necesito estar a tu lado para poder hacerlo.
    -Lo sé, yo también.
    Me disculpé con Usagui-san y con Mahiro, para quien fue más difícil entender el porqué sus padres no volverían y el porqué ahora, yo sería su única familia.

    - Un año más tarde -
    -Perdón Usagui-san, hoy también debo quedarme hasta tarde en el trabajo, necesito hacer horas extra para mantener el sustento de Mahiro. De verdad no quería causarte más problemas pero necesito que me ayudes, sólo un poco… ¡y sólo por hoy!, ¡lo juro!...
    -Misaki, Misaki, Misaki… -repitió con un suspiro –Deja de preocuparte por cosas sin sentido, puedo hacerme cargo de esto, ya te lo dije, incluso ya he contratado una niñera profesional, así que puedes irte sin preocuparte. –dijo tranquilamente.
    -¡¿Qué?!... ¡¿Niñera?!... ¡No!, pero… ¡No es necesario!, no debiste… -empezaba a preocuparme que Usagui-san creyera que era también su responsabilidad el cuidar de mi sobrino, lo cual no era y no quería causarle problemas que sólo debían ser míos.
    -Misaki, relájate y mejor date prisa, yo también tengo trabajo que hacer. La niñera llegará como en cinco minutos. –dijo mirando su reloj.
    -Pero Usagui-san no…
    -Ya sé lo que estás por decir y vamos a aclarar algo ahora mismo… -se acercó a mí y dijo con toda seguridad, con esa amplia sonrisa que raras veces muestra y que me hace desear observarla por siempre. –Somos una familia ahora, Mahiro, tú y yo. Así que permite que yo también me haga cargo de algunas cosas, no tienes por qué hacerlo todo por tu cuenta.
    -Ya… Ya lo sé, es sólo que… no quiero… -No quería causarle problemas. Eso era todo.
    Pero tampoco pude decirlo, porque inmediatamente Usagui-san inclinó su rostro hacia el mío e inició un beso del cual no pude separarme.
    Del cual no quise separarme.
    Perder a mi hermano, la única familia que me quedaba, fue una prueba difícil de superar, pero no tanto como la de tener que hacerme cargo de su hijo, quien pronto me di cuenta de que era un demonio. Un pequeño rebelde, ruidoso, caprichoso y muy mimado, en parte por mi culpa. Al cual parecía que nadie lo podía controlar.
    Así fue como un día perfecto se volvió el peor y después una pesadilla, para más tarde volverse un nuevo comienzo. Sin embargo sabía que la idea de Usagui-san de ser una familia no duraría para siempre.
    Y no lo hizo.
    Y la pesadilla volvió.




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    Mucho gusto y muchas gracias a todos aquellos que se tomen un tiempo para leer esta historia.
    Es mi segundo fic. Así es, sólo he escrito otro y fue hace 4 años (whaaaaaat?). Es bueno estar de vuelta.
    Para mí escribir es mi terapia, es mi zona feliz y si a alguien más le gusta lo que hago, qué mejor.
    Gracias otra vez, nos vemos.

    Edited by Daphii - 22/12/2017, 21:49
     
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  2. Odat
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    Pobre de takahiro y nanami 😭😭😭😭😭al menos sus hijos están a salvo al cuidado de misaki y usagui 😇😇pero me preocupa lo último dicho de la pesadilla volvió a través 😢😢sensei esperare con ansias la continuación por favor no lo dejes continúa lo 😳😳
     
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  3. Daphii
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    Capítulo 2: Viviendo juntos
    - Cinco años más tarde -


    Misaki siempre había sido alguien muy complaciente y odiaba molestar a los demás con algo que él consideraba, era solo asunto suyo. Siempre procuraba ayudar a quien lo necesitara y a ser completamente autosuficiente, aun cuando vivía con Akihiko. De hecho eso era lo que más le preocupaba.

    Ya eran cinco años desde aquel horrible accidente donde Takahiro y su esposa habían muerto y desde entonces convivían en aquel penthouse su sobrino, Misaki y el escritor. La tensión no iba más que en aumento, Misaki y Usagi-san rara vez podían tener tiempo para ellos y Mahiro sólo hacía caos en aquel lugar, quien ahora con diez años de edad, se comportaba peor que nunca. Misaki creía que era solo cuestión de tiempo para que Usagi decidiera echarlos de su casa.

    Un día de tantos Misaki se encontraba en la editorial, tenía la misma cantidad de trabajo que siempre, pero se sentía más fatigado que nunca, el día anterior Mahiro se había enfermado repentinamente y cuando fueron al médico le indicaron que el niño tenía varicela y debía permanecer en casa. Angustiado le había explicado la situación a Usagi-san, quién aceptó quedarse todo el tiempo en casa, cuidando del pequeño.

    Misaki había permanecido toda la noche a lado de su sobrino, tratando de calmar sus malestares y de bajarle la fiebre. Estaba muy cansado, casi podía sentir como sus piernas temblaban al caminar y de un momento a otro todo comenzó a dar vueltas en su cabeza.

    -Rayos… debe ser porque no desayuné nada. –murmuró mientras se recargaba en una pared cercana. Su vista comenzó a ser borrosa y los sonidos a su alrededor parecían alejarse.
    -¿Takahashi-kun?... ¡qué agradable sorpresa verte aquí!, justamente quería… ¿te sientes bien?
    -¿I-Ijuuin-sensei?... eh, sí… sí, estoy…

    Entonces colapsó. Cayó inerte al suelo, hundiéndose en un sueño un tanto doloroso por el impacto. Al despertar, notó que había muchas personas a su alrededor, mirándolo fijamente y con rostros alarmados. Reconoció entre ellos a Ijuuin-sensei, quien estaba más cerca de él y mantenía una mano sobre su frente.

    -¡¿Takahashi-kun?!... menos mal… -le oyó suspirar -¡Me diste un susto de muerte!, perdiste el conocimiento en un segundo y no reaccionabas, incluso pensamos en llamar a una ambulancia.
    -¡¿Qué?!... no, no, no, ya estoy bien, estoy muy bien. Fue solo fatiga y hambre, no he comido nada… ¡así que no se preocupen!, ya se me pasó… -decía mientras trataba de levantarse.
    -¡Pero Takahashi-kun!... no puedes irte así como así después de haberte desmayado… creo que deberías ir a un hospital. –Le sugirió el mangaka quien trató de evitar que se levantara.
    -No sensei, de verdad, no es necesario, ya le dije, fue solo fatiga y hambre, eso fue…
    -Bueno, entonces… -se levantó y ayudó a Misaki a reincorporarse, las demás personas volvían a sus actividades. -… te invitaré algo de desayunar.
    -N-No… no se moleste… en serio…
    -Si no aceptas… le diré a Usami-sensei lo que pasó aquí… y esto casi seguro de que no te dejará ir tan fácilmente, ¿o me equivoco?... –pronunció en modo de chantaje.

    Entonces Misaki no tuvo más opción que aceptar la invitación de Ijuuin-sensei. Fueron a un pequeño restaurante que se encontraba frente a la editorial y del cual emanaba un delicioso aroma dulce que logró abrir el apetito en el joven, quien comió tanto como su estómago se lo permitió.

    -Ya veo que en verdad tenías hambre. –dijo el sensei soltando una pequeña carcajada.
    -Oh… emm… -Misaki tragó rápidamente el enorme bocado de comida que tenía en la boca. -… Un poco, solo un poco. Es que mi sobrino enfermó y estaba demasiado preocupado por él, ni siquiera pensé en comer algo, además mi estómago no toleraba ningún alimento, pero creo que ya estoy mejor. –concluyó Misaki mientras volvía a llevarse otro gran bocado a la boca.
    -Colapsar en medio del trabajo no parece ser un signo de que estés mejor. –decía Ijuuin con un sincero tono de preocupación en su voz.
    -De-Descuide… no volverá a pasar.

    Sin embargo aquello no mejoró. Unas horas más tarde el dolor de estómago se volvía insoportable, tenía más nauseas que nunca y no lograba concentrarse en nada. Por suerte pudo acabar con sus deberes antes de tiempo y decidió volver a casa de inmediato, así podría cuidar de de Mahiro, y después quizá podría descansar.
    Misaki llegó a casa y lo primero que hizo fue cerciorarse de que el pequeño estuviera bien, se alegró al notar que ya no tenía fiebre, y de que Usagi-san recordará colocarle la loción para calmar la comezón. Sonrió al imaginar al escritor colocando aquella viscosa sustancia en su sobrino y ensuciándose por completo. Dejó al niño seguir durmiendo. Después fue a la habitación de Usagi-san y notó que no se encontraba ahí, así que fue a donde normalmente lo encontraba trabajando. Ahí estaba, frente a la computadora, vestido con ropa sencilla y cómoda, con su cabello revuelto que delataba que hacía poco había tomado un baño y con la mirada fija en la pantalla.

    -Usagi-san… -llamó con suavidad -¿Aún sigues trabajando?
    -¡Oh, Misaki!, bienvenido. Sí, quise afinar algunos detalles, pero creo que ya terminé. –respondió mientras se quitaba los lentes y se alejaba un poco de su escritorio.
    -Qué bueno… y… ¿qué tal tu día?, ¿tuviste algún problema con Mahiro? –Misaki sabía que el causante de cualquier destrozo, travesura o problema era siempre Mahiro.
    -Pues… -suspiró Usagi-san.
    Misaki volvió a angustiarse, no le gustaba tener que molestar tanto a Usagi-san, lo que más odiaba era escuchar que su sobrino habían sido un problema para él y de inmediato el dolor en su estómago volvió a intensificarse.
    -…debo decir que Mahiro tiene demasiada energía, pero hoy estuvo más calmado. Me sorprendió que a pesar de la fiebre, no quisiera permanecer descansando. Parece que está sanando muy rápido. -contunió diciendo.
    -¡Ah, menos mal!... –exclamó aliviado y pudo relajarse un poco más, recargó su cabeza en el marco de la puerta y observó a Usagi-san unos segundos, luego se dio cuenta que él también lo hacía y se ruborizó inmediatamente. –Ehh… bueno, creo que… creo que deberíamos ir a dormir… -pronunció nervioso –…es decir, no tú y yo juntos, quise decir que ya es tarde y que… y que…

    Pero antes de que pudiese continuar, Usagi-san ya había llegado hasta él y había recargado un brazo por encima de la cabeza de Misaki, inclinando su rostro hacia él y mirándolo muy de cerca, sin perder detalle del movimiento de sus labios. El chico notaba aquella miraba insistente sobre su boca y esperaba ansioso recibir un beso por parte del escritor, pero aquello estaba tomando demasiado tiempo así que se levantó sobre la punta de sus pies y fue él quien inició un largo, y acalorado contacto.

    -Lo siento… -susurró Misaki sin atreverse a alejarse demasiado de Usagi-san y aún con los ojos cerrados, deseando volver a sentir los labios del escritor sobre los suyos.
    -Deberíamos… -murmuró Usagi-san casi sin aliento, volviendo a besar a Misaki pero esta vez en el cuello, por detrás de su oído, algo que causó que un leve gemido escapara de su boca.

    Usagi-san no pudo resistirse más, así que entre besos y pasos torpes, llevó a Misaki hasta su habitación, dejó que el chico se recostará en la cama mientras él se quitaba rápidamente su ropa. Hacía mucho tiempo que no habían estado así de cerca, así que ambos preferían no hablar demasiado, no había nada qué decir de cualquier forma. Tan sólo deseaban tocarse y nada más.
    Una vez que Usagi-san logró deshacerse de su ropa, fue sobre la cama y se acercó a Misaki para besarlo de nuevo en los labios, en el cuello, abrió un poco su camisa y le dio un beso más en el pecho, luego en su abdomen donde además deslizó sus manos hacia la espalda del chico, provocándole un placentero escalofrío. Luego, sin más demora desabrochó su pantalón y se lo quitó de un rápido movimiento. Sus manos se movieron por las piernas de Misaki, separándolas un poco para permitirle inclinarse sobre la parte más sensible de su cuerpo. Con cuidado frotó el miembro entre sus manos y segundos más tarde prosiguió con su boca. El joven a penas y podía respirar, le estaba costando demasiado contener sus gritos, con una mano sujetaba el suave cabello plateado del escritor y la otra la mantenía en su boca, ahogando todo el placer dentro de sí mismo.

    Usagi-san se detuvo justo a tiempo, antes de que Misaki pudiera terminar. Se acercó mucho más, colocó su propio miembro en la entrada de Misaki y empujó lentamente. La sensación de presión logró que Usagi-san dejara escapar un sonido demasiado placentero. Misaki se apresuró a besarlo en los labios para impedir que aquel ruido despertara al niño y también porque temía que él mismo pudiese comenzar a gritar pidiendo que Usagi se moviera de una buena vez. Se aferró a la espalda del escritor, marcando sus uñas en cada vaivén que con los minutos se volvían más rápidos y profundos. Sus cuerpos cubiertos de sudor, rozando sus partes más sensibles, terminaron por lograr un maravilloso orgasmo en ambos.

    Al día siguiente, mientras Misaki se bañaba notó que se sentía un poco más tranquilo y relajado. Pero al salir de la bañera, aquel dolor en su estómago comenzó nuevamente y era peor que nunca.

    -Ahh… diablos –se inclinó con una mueca de dolor. Las náuseas comenzaron inmediatamente y vomitó sin poder detenerse.
    Usagi-san percibió aquel extraño sonido dentro del baño y se alarmó, tocó la puerta e intentó abrirla pero estaba cerrada con seguro.
    -¡¿Misaki?!... ¡¿sucede algo?!... ¡¡Misaki!!... –exclamaba Usagi-san desde afuera.
    -Usagi-san… -murmuró débilmente mientras abría la puerta, notó que el escritor lo miraba horrorizado y muy asustado, y se reprochó a sí mismo por causarle problemas, pero esta vez necesitaba ayuda –creo… creo que debo ir al hospital. – le dijo con calma, esperando aminorar la gravedad de su situación.

    Una vez en el hospital, ambos esperaban en la sala de espera de urgencias en silencio observando a las personas pasar, algunos más enfermos que otros. Misaki seguía pálido y casi inmóvil, respirando lentamente, tratando de ignorar el dolor. No pasó mucho tiempo antes de que una enfermera hiciera pasar a Misaki a una camilla, tomaran sus signos vitales e inmediatamente le colocaran una solución intravenosa. El médico llegó unos minutos después y lo examinó detalladamente, le pidió le contara lo sucedido y algunas cosas más.

    El doctor Kuroda, que así se llamaba, se alejó unos minutos dejando a Misaki más nervioso que nunca, pensando mil cosas y nada le ayudaba a estar más tranquilo. Pensaba en su sobrino que se había quedado con la niñera y que se veía tan asustado cuando se marchó. No había querido alarmarlo, pero Mahiro se había dado cuenta de inmediato que algo no andaba bien, más aún porque Usagui-san iba de un lado a otro buscando algunas cosas para llevarlo al hospital. Cuando Misaki subía al auto de Usagui-san, Mahiro tan solo lloraba desconsolado, seguramente volvía a sentirse mal debido a su enfermedad. Misaki se lamentaba no poder estar con él. Luego de unos minutos el médico volvió.

    -Misaki-kun, lamento informarte que debemos hacerte una intervención quirúrgica, lo que tienes es un cuadro clásico de apendicitis y debemos extirparlo cuanto antes. Descuida, tu pronóstico es favorable, eres joven después de todo. Le daremos los informes a tu acompañante.
    -¿Quiere decir… qué debo quedarme en el hospital?... –la noticia lo abrumaba, ¿y su sobrino?, ¿cómo podría dejarlo?, y luego estaba Usagui-san, se pondría furioso con esto, ahora tendría que hacerse cargo de ése pequeño demonio él solo –. ¿No hay otra manera?
    -No, lo lamento. Relájate, no es bueno alterarse antes de una operación.
    Y sin más, se retiró. Misaki no podía sentirse más culpable u odiarse más a sí mismo por haber descuidado su salud, porque sabía que sólo le causaba más problemas a Usagi-san.




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    Gracias por leer. De verdad, me anima a seguir escribiendo.
    ¡Nos vemos!
     
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    Capítulo 3: Adiós al conejito
    Unos días más tarde


    -Me alegra en verdad que ya estés mejor Misaki-kun, te extrañamos en el trabajo. –Le decía Aikawa con una sonrisa –No dudes en avisarnos si tienes algún problema o si te sientes mal…
    -Muchas gracias Aikawa-san. –la interrumpió Misaki haciendo una reverencia de agradecimiento –Pero no es necesario que se preocupen tanto, estoy listo para trabajar y nada me impedirá de hacerlo lo mejor que pueda. Agradezco todo su apoyo.
    -Ni lo menciones, Misaki. –se escuchó al fondo, Ijuuin-sensei se abría paso entre la pequeña multitud alrededor del chico para quedar frente a él –Habría querido ir a visitarte al hospital, pero… me temo que a Usami-san no le pareció que fuera tan buena idea, no quise causarte problemas, aún así te pido una disculpa por no haberme presentado al menos una vez.
    -¡No se tiene que disculpar!, la intención es lo importante, de cualquier forma no fue nada grave, me recuperé muy rápido. –exclamó Misaki un tanto avergonzado.
    -Bueno Misaki-kun, debo volver al trabajo. –se despidió Aikawa-san y todos las demás personas también volvieron a sus labores, excepto Ijuuin-sensei.
    -¿Qué dices si te invito a desayunar?... vamos, no quiero escuchar un “no”, de cualquier forma hoy te toca apoyarme en mi trabajo y desayunar es definitivamente una parte importante de ese trabajo. –dijo el mangaka lleno de alegría.
    -Bu-Bueno… si usted lo dice. –dijo Misaki sin más remedio.

    Misaki no dejaba de sentirse culpable y avergonzado de que todos a su alrededor parecían preocupados de su condición. Él ya se encontraba mejor así que lo único que deseaba era que todo volviera a la normalidad. Más aún, deseaba que Ijuuin-san dejara de ser tan excesivamente amable con él… justo como lo era también Usagui-san.

    -Entonces… Misaki-kun, ¿sigues viviendo con Usami-san? –preguntó Ijuuin-san con tranquilidad.
    -Ehh… sí, ¿por qué lo pregunta?... –se extrañó Misaki.
    -No, no es nada. Sólo pensaba que Usami-san no parece una persona muy social, pero al parecer son puras apariencias, porque también convive con tu sobrino, ¿verdad?... ¿por cierto cómo está?
    -¡Bien, bien!, es un niño un tanto… ah, ¿enérgico?... –Misaki no quería referirse a su propio sobrino como “travieso”, pero era la palabra que mejor lo describía.
    -¡Vaya, esa es una buena noticia!...
    -Aunque… -dijo pensativo –…a veces creo que sólo le estamos causando problemas a Usami-san. Él siempre está demasiado ocupado y temo que mi sobrino sea demasiado ruidoso, aunque Usami-san nunca se ha quejado, jamás les reprocha nada a Mahiro, él es…
    -Muy amable. –terminó Ijuuin-san y Misaki se sonrojó al darse cuenta de que estaba distraído en sus propios pensamientos.
    -¡ah, sí, sí!... muy amable, a veces creo que estamos abusando de su amabilidad. –rió nervioso.
    -¿Has pensado en mudarte? –le preguntó con seriedad.
    -La verdad, sí… -suspiró con pesar –…muchas veces. Creo que sería mejor conseguir una casa o un departamento por mi cuenta y así criar a mi sobrino como una verdadera familia lo haría. Siento que eso sería lo correcto pero… -Misaki apretó sus puños, estaba convencido de que ese era el camino que debía tomar, pero había algo que lo detenía.
    -Ya puedo imaginarlo, seguramente Usami-san se opondría rotundamente. Él te valora demasiado como para dejarte ir; pero creo que también debería entender que esa es una decisión tuya, porque a fin de cuentas él no pertenece a tu familia… -notó entonces que Misaki tan sólo agachó su mirada –Lo siento, no quise entrometerme, sólo quería que supieras que estoy de acuerdo con tu punto de vista. No quieres ser una carga para Usami-san y eso es comprensible. Sea cual sea la decisión que tomes, yo estaré apoyándote.
    -S-Sí… gracias Sensei.

    Los días siguientes Misaki no podía pensar en otra cosa, comenzaba a contemplar seriamente la idea de mudarse, incluso ya había comenzado a buscar departamentos disponibles para rentar, todo esto por supuesto, sin decirle nada a Usami-san. Pero Misaki no pudo mantenerlo oculto mucho tiempo.

    -¿Por qué tienes toda esta propaganda de departamentos?, ¿acaso piensas mudarte? – le preguntó un día el escritor con cierto tono divertido.
    -Usagui-san… ¿y si así fuera?, ¿Qué dirías si te dijera que he pensado en que Mahiro y yo deberíamos conseguir un lugar sólo para nosotros?... – se animó Misaki a confesar.
    -Ya no es divertido Misaki, ¿qué tontería estás diciendo?
    -¡No es una tontería!, lo he pensado por mucho tiempo y honestamente creo que Mahiro y yo no deberíamos estar más tiempo aquí, ¡está mal!, sólo estamos causando problemas y no debería ser así…
    -¡Misaki!, ¡Misaki!, ¡ya basta!... nada de lo que estás diciendo tiene sentido. Si has pensado en esto tanto como dices, lamento decirte que sólo estabas perdiendo el tiempo.
    -¿Por qué no puede tomarse esto en serio?
    -¡Porque todo lo que escucho salir de tu boca son estupideces! – exclamó exasperado -¿Irte de aquí?, ¿buscar un lugar para ti y Mahiro?... ¿de qué diablos hablas?, su lugar es aquí, conmigo.
    -No, no es así. Mahiro es mi sobrino, mi familia y por lo tanto yo debería ser el único responsable de criarlo, no usted. ¿No se da cuenta que con el tiempo sólo seremos una carga para usted?
    -¡Yo también soy su familia!
    -¡No, no lo es! – gritó Misaki completamente molesto de que Usagui no pudiese entenderlo.

    Akihiko estaba más furioso que nunca, no dijo una palabra más, simplemente se alejó de Misaki y se encerró en su habitación el resto del día. Misaki molesto y más decidido que nunca, encontró un buen departamento que podía costear y comenzó a organizar su mudanza, no le tomó mucho tiempo, unos días más tarde se encontraba fuera del penthouse, listo para irse y junto a él estaba Mahiro muy confundido, no quería irse obviamente y su tío Misaki no sabía explicarle por qué tenían que hacerlo.

    -Oniichan, no quiero irme. – dijo tristemente.
    -Ya te lo dije, es lo mejor para nosotros y para Usagi-san. No podemos seguir abusando de su amabilidad, no es su responsabilidad cuidar de ti o de mí.
    -Pero…

    En ése momento apareció Ijuuin en su automóvil quien se había ofrecido amablemente a llevarlos a su nuevo apartamento. Misaki lo saludo y de inmediato comenzaron a subir sus cosas al vehículo.

    -¿Quién es él? – preguntó Mahiro.
    -¡Mahiro!, no señales a las personas con la mano. Él es Ijuuin-sensei, es magaka, trabajo con él en la editorial y el día de hoy nos ayudará a mudarnos, así que se agradecido.
    -Mucho gusto Mahiro-kun. – le saludó el mangaka.
    -Sí, como sea. – dijo Mahiro dándole la espalda y alejándose de ahí.
    -¡Mahiro! – le reprochó de inmediato Misaki.
    -Tranquilo, debe estar un poco alterado por todo esto. Es un niño después de todo.
    -Lo sé pero…
    -Entonces, de verdad lo hiciste. – dijo Usagi-san.

    Misaki se sorprendió al verlo ahí ya que sólo unos minutos antes le había informado que ya era hora de irse y el escritor ni siquiera parecía haberle prestado atención.

    -Usagi-san, muchas gracias por todo hasta ahora, yo quería…
    -¿De verdad lo olvidaste? – preguntó en un tono triste que desconcertó a Misaki.
    -¿Olvidar…?
    -No voy a detenerte, pero no entiendo por qué quieres hacer esto. ¿Hice algo mal? ¿por eso quieres irte?
    -¡No!, esto no es por usted, esto es por mí… es decir, por Mahiro y por mí.
    -En verdad no lo entiendo.
    -Misaki, ¿está todo bien? – preguntó Ijuuin.
    -¿Qué hace él aquí? - preguntó Usagi-san sin disfrazar su desagrado.
    -Ijuuin-san se ofreció a ayudarme con la mudanza.
    -¿En serio?, déjame adivinar, fue él también quién te dio la grandiosa idea de mudarte, ¿no es así? Ahora lo entiendo todo, es por culpa de ése imbécil que decidiste irte. Misaki sé que eres muy lento para darte cuenta de algunas cosas, pero esto es ridículo. – dijo Usagi-san completamente molesto y alterado.
    -¡Ya basta!, estoy harto de que interprete todo a su gusto. ¡Usted es quien no se da cuenta de nada!

    Y sin más que decir, Misaki se alejó rápidamente, ayudó a Mahiro a subir al auto de Ijuuin y después subió en el asiento de copiloto. Ijuuin tampoco dijo nada más, se puso en marcha y así, poco a poco la madriguera del conejito fue quedando en la distancia.




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    JAJAJA!! Siempre quice que Misaki dejara a Usagi-san para irse con Ijuuin-san y al fin lo logré.
    Bueno, sólo en mi fic... Buuu.
    Gracias por su apoyo. No saben cuánto me ayudan tan sólo con su comentario.
    Nos vemos en una semana.
    Byeeeee!!!
     
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  7. Daphii
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    Capítulo 4: Confusión

    Pasaron varias semanas antes de que Misaki decidiera visitar a Usagi-san. No lo había hecho porque aún se sentía molesto por lo que le había dicho, pero sabía que debía hacer las paces con él, después de todo, la única razón por la que había decidido mudarse era para no terminar siendo odiado por el escritor. “Debo hacer esto. No está bien que todo haya quedado en una discusión…”, pensaba mientras llamaba a la puerta del penthouse. No recibió respuesta. Llamó una y otra vez, pero nada pasó. ¿Acaso Usagi-san no se encontraba? Finalmente decidió entrar, por suerte la contraseña era la misma.

    - ¿Usagi-san?... – Misaki miró alrededor pero el lugar parecía vacio.
    - Ah, así que eras tú quien llamaba de forma tan insistente. No sé por qué llamaste a la puerta si de todas formas ibas a entrar, pero en fin, al parecer aún había muchas cosas que no sabía de ti. ¿Y bien?, ¿qué haces aquí? – dijo Usagi-san mientras bajaba las escaleras.
    - Yo sólo quiero que entienda. No hice esto para herirlo o porque deseara irme. Esto era necesario. Mi hermano pudo hacerse cargo de mí cuando nuestros padres murieron y no tuvo la ayuda de nadie, creo que es lo correcto hacer lo mismo por mi sobrino.
    - ¿Y yo no puedo ser incluido en esto?, ¿por qué?, ¿por qué insistes en alejarme?
    - N-no lo hago…
    - ¡Claro que sí!, y ahora estás con ése sujeto…
    - Ijuuin-san no tiene nada que ver con esto.
    - No, no es cierto. Esto tiene mucho que ver con él y las estúpidas ideas que te dio.
    - Debería irme, volveré cuando no se encuentre tan alterado y quiera escuchar…

    Pero Misaki no pudo dar un paso más hacia la puerta porque Usagi lo había sujetado del brazo. No le dijo nada, tan solo lo sostuvo unos segundos.

    - No te vayas, por favor – le dijo en tono suplicante.
    - Debo hacerlo – respondió un tanto inseguro.
    - ¿Es que acaso tú ya no me…?
    - ¡Mahiro es sólo mi responsabilidad!, ¡usted no merece cargar con nuestros problemas!, lo siento, en verdad… lo siento.

    Misaki salió casi corriendo de aquel lugar, sentía que si se quedaba ahí un segundo más, su voluntad flaquearía y terminaría por acceder a la petición del escritor. No podía hacerlo. Al fin había logrado hacer lo correcto. Lo que él creía que era correcto.
    Los días pasaron y las cosas no fueron más fáciles para Misaki. Sin embargo le gustaba mantenerse ocupado, de tal forma que no pudiera pensar en nada o sentir nada, así podía ignorar la extraña sensación de soledad y tristeza que parecía acompañarlo desde que abandonó la casa de Usagi.
    Pronto se cumpliría otro año de la muerte de su hermano y su esposa, estaba planeando visitar sus tumbas y llevar algunas flores. Le contó a Ijuuin-san de sus planes, se habían vuelto más cercanos y Misaki en verdad agradecía la compañía del mangaka, lo ayudaba a llenar la sensación de soledad.

    - Quisiera acompañarte, claro, si no te molesta Misaki – le pidió amablemente.
    - No me molesta, pero, ¿está seguro?, sólo iré al cementerio…
    - Es importante para ti, así que quiero acompañarte, por favor.

    El día llegó y tal como lo había dicho Ijuuin, no se separó ni un instante de Misaki, quien se encargó de limpiar el lugar de descanso eterno de su hermano y Manami. Aquel día se sentía especialmente desanimado y de algún modo sabía que no era sólo por estar ahí. Cuando ya estaban por salir del cementerio MIsaki no esperaba encontrar a…

    - Usagi-san. – dijo casi en un susurro y sintió que su corazón latía sin control.
    - ¿Qué hacen aquí? – preguntó Usagi-san mirando a Misaki y luego a Ijuuin.
    - Buenas tardes sensei, yo sólo acompañé a Misaki a…
    - Olvídelo, no quiero saber nada de ustedes dos. – al decirlo se alejó de ellos rápidamente.

    Aquel rechazo afectó a Misaki más de lo que hubiera querido, se sentía tan triste que apenas y tenía ánimo para hacer algo. Incluso Mahiro se daba cuanta que a su tío le sucedía algo y trataba de animarlo invitándolo a jugar, cosa que no ayudaba mucho en realidad.
    En unos días se llevaría a cabo una celebración en la editorial, en honor del nuevo número del manga de Ijuuin-san y Misaki fue obviamente invitado, casi obligado a asistir. Nervioso y con más ganas de volver a casa con su sobrino, Misaki tan sólo iba de un lado a otro saludando amablemente a las personas y tomando vaso tras vaso de las bebidas que le ofrecían, pronto se sintió muy mareado.

    - ¡Vaya fiesta!, ¿no crees Misaki?... ¿te sientes bien? – le preguntó Ijuuin.
    - Me siento mareado. Debería irme a casa.
    - No te preocupes, te llevaré yo mismo. Vamos.

    Ijuuin se dio cuenta de que Misaki apenas y podía caminar, lo ayudo a sostenerse y ambos se encaminaron a la salida, para su mala suerte se encontraron con Usagi-san y éste al verlos, no pudo ocultar su sorpresa y disgusto.

    - ¿Qué fue lo que le hiciste? – le preguntó bruscamente a Ijuuin.
    - Misaki-kun tan sólo se excedió un poco con los tragos y estaba a punto de llevarlo a casa, lo cual será más rápido si se aparta del camino – le respondió.
    - Qué amable de su parte – dijo en tono sarcástico – pero creo que yo me haré cargo de él.

    Misaki, quien apenas y podía entender lo que sucedía a su alrededor, se percató de que Usagi-san se acercaba a él. No podía dejar que lo viera en ése estado tan vergonzoso, en verdad no quería que lo hiciera.

    - ¡YO!... – exclamó con tal fuerza que sorprendió tanto a Ijuuin como a Usagi – Estoy bien, puedo ir a casa por mi cuenta. Gracias a ambos.
    - No seas tonto, vamos… - dijo Usagi tomándolo por el brazo.
    - ¡No! – lo rechazó Misaki empujándolo con fuerza.

    Se hizo un incómodo silencio. Misaki tardó en darse cuenta de lo que había hecho y aunque quiso disculparse con Usagi, éste ya se había alejado de ellos caminando a toda prisa. ¿Qué había sucedido?, ¿Usagi-san estaba molesto?, ¿por qué se había ido de esa forma?...
    Al final, Misaki fue llevado a su departamento por Ijuuin-san. Encontraron que Mahiro ya se encontraba dormido en su habitación. Ambos se quedaron un rato en la sala, ninguno decía nada. En la cabeza de Misaki solo había una cosa dándole vueltas, el que Usagi-san lo había dejado ir tan fácilmente, no lo siguió, no insistió en que no fuera con Ijuuin-san, ¿es que acaso ya no le importaba ni un poco?, es decir, él sabía que había rechazado su ayuda, pero aun así Usagi-san jamás se había rendido. Aquello sólo causó que sintiera una tristeza tan asfixiante que comenzó a llorar sin poder evitarlo.

    - ¿Misaki?, ¿qué sucede? – preguntó Ijuuin angustiado.
    - No es nada… yo sólo…
    - Tranquilo, no pasa nada. – dijo Ijuuin mientras lo abrazaba.

    Ijuuin lo abrazó estrechamente, Misaki se sintió extrañamente aliviado, el calor y la sensación de alguien tan cerca hizo que su llanto cesara. Había pasado mucho tiempo desde que se sintió tan cerca de alguien. Después de eso todo se volvió borroso, aún estaba bajo los efectos del alcohol.
    No supo cuánto tiempo pasó hasta que escuchó que alguien pronunciaba su nombre suavemente, de una forma tierna e insistente, después tuvo una sensación cálida en sus labios. Abrió sus ojos un poco, estaba en su habitación en completa oscuridad y una silueta estaba sobre él, muy cerca, podía sentir su respiración sobre su cuello. Era Usagi-san, no había duda, no sabía cómo había llegado ahí pero tenía que ser él. Seguramente lo siguió hasta su apartamento así que Usagi-san no estaba molesto después de todo. Nuevamente sintió la suave presión en sus labios y Misaki se apresuró a sostener aquel beso un poco más, había extrañado tanto a Usagi-san que no quería que terminara tan rápido.

    - No se vaya… por favor… - murmuró.

    Usagi-san no dijo nada, pero continuó besando su cuello y rápidamente sus manos se deslizaron por debajo de la ropa de Misaki, tocando su abdomen, su espalda y su pecho. Un escalofrío bastante placentero recorrió el cuerpo de Misaki, dejó que Usagi-san le quitará su ropa lentamente y no lo detuvo cuando comenzó a besarlo desde su pecho hasta llegar a su entrepierna. Sintió la mano de Usagi dándole suaves masajes, provocándole rápidamente una erección, después una sensación cálida y húmeda le hizo saber que ahora Usagi-san usaba su boca para satisfacerlo. Casi no podía contener su voz y estaba a punto de terminar cuando nuevamente sintió el peso del escritor sobre él y como se acercaba a su oído.

    - Misaki, ¿está bien si lo hago ahora?, quiero estar dentro de ti… - dijo.

    Algo no estaba bien, aquella voz no sonaba como Usagi-san. De inmediato Misaki se incorporó, fue directo al buró y encendió la lámpara. No podía creerlo, la persona frente a él no era otro más que Ijuuin, quien lo miraba igualmente confundido. Misaki se levantó rápidamente de la cama y se encerró en el baño.

    - ¿Misaki qué sucede?, ¿te lastimé?, ¿hice algo…?
    - ¡Váyase! – lo interrumpió – Por favor váyase. Lo siento, no me siento muy bien.
    - Pero Misaki, yo… yo creí que esto estaba bien.
    - Sensei, por favor…

    Desde el baño escuchó como el mangaka salía de su apartamento. Pronto todo quedó en total silencio, excepto por el débil sonido de los sollozos de Misaki, quien no dejaba de preguntarse cómo había podido ocurrir tal cosa. Jamás habría imaginado que haría algo así con alguien más que no fuera Usagi-san.





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    Otra cosa que ansiaba ver, era un avance romántico entre Ijuuin y Misaki,
    obviamente eso jamás sucedería en la historia original pero... no cuesta
    nada soñar, ¿no?....
    Otra semana, otro capítulo y Misaki está cada vez más lejos de Usagi-san.
    ¡Muchas gracias a quien se toma su tiempo para leerme!
    De verdad los aprecio con el alma.
    ¡Nos vemos!
     
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    Yaoizando

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    Conty!! Esta buenishimo ☺☺☺
     
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  9. Daphii
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    Capítulo 5: Todo se volvió un desastre

    Desde aquel extraño suceso con Ijuuin, Misaki no se atrevía a hablarle y evitaba por todos los medios encontrarlo durante el trabajo. Estaba muy avergonzado y no sabía cómo debía enfrentarlo. Abatido y estresado, no esperaba tener que lidiar con un problema más en su vida.

    -Oniichan, ¿estás bien? – preguntó su sobrino un día después de la cena.
    -¿Qué? ¿por qué preguntas?
    -Porque hace unos días te veías muy triste y ahora parece que estás volviéndote loco, en serio, ¿tienes problemas en el trabajo?

    Misaki estaba sorprendido, a veces olvidaba que su sobrino lograba percatarse de pequeñas cosas que otros niños de su edad no lo harían. Eso le causaba problemas porque no había muchas cosas que pudiera ocultarle.

    -Oh, no. No pasa nada. He estado un poco ocupado, tal vez por eso me veo más cansado.
    -Bueno, si tú lo dices. Hay algo que quiero decirte.
    -¿Qué sucede Mahiro?
    -No te enojes, promete que no te vas a enojar. – dijo en tono serio.
    -Ni siquiera sé qué es lo que vas a decirme, no puedo prometer eso.
    -Yo… - comenzó dudoso.
    -¿Sí? – lo animó Misaki, un tanto nervioso de lo que su sobrino iba a decir.
    -¡Quiero vivir con Usagi-san!

    Por un instante Misaki estaba seguro que había escuchado mal, porque aquello no tenía ningún sentido. Sin embargo su sobrino lo miraba insistente, esperando su respuesta. ¿Qué se supone que iba a decir? ¿Cómo era posible siquiera que Mahiro estuviera pidiendo esto? ¿Vivir con Akihiko?

    -¿Vivir con…?
    -¡Ya hablé con Usagi-san y él dijo que estaba bien! – lo interrumpió de inmediato.
    -¿Qué?... ¡¿Qué?!
    -Usagi-san me dio un celular antes de que nos mudáramos, me dijo que lo usara en caso de emergencias. Hace unos días lo usé para hablar con él y le pedí que me dejara vivir con él, me dijo que no había problema si tú decías que sí, así que…
    -¿Y tú crees que yo simplemente voy a decir que sí y ya?
    -¿Por favor? – dijo sonriendo descaradamente.
    -¡NO!, por supuesto que no.
    -Pero…
    -¡No Mahiro!, lo que hiciste no fue correcto. No debiste molestar a Usami-sensei con tonterías así. Él no tiene tiempo de cuidar de ti, es por eso que nos mudamos.
    -¡No es cierto!, ¡nos fuimos por culpa de Ijuuin-san!
    -¿Qué tiene que ver Ijuuin-sensei en todo esto? – preguntó más confundido que nunca.
    -Lo sé porque yo escuché cuando Usagi-san dijo que había sido Ijuuin-san quien te dijo que nos mudáramos. Todo es por culpa de ése sujeto y la verdad es que no me agrada. – dijo molesto.
    -Eso no es verdad, no es culpa de nadie.
    -¿Entonces por qué ahora sólo viene Ijuuin-san a visitarte?, ¿por qué ya no hablamos ni vemos a Usagi-san?... ¡No me gusta vivir aquí! ¡quiero volver con Usagi-san!
    -No Mahiro, tu lugar es conmigo, yo soy tu familia.
    -Entonces no quiero serlo…

    Aunque Mahiro lo había dicho en voz baja, Misaki pudo entenderlo perfectamente y se enfadó tanto que reaccionó más rápido de lo que pudo pensar, dándole una bofetada a su sobrino. Todo sucedió tan rápido que ninguno de los dos supo cómo reaccionar. Unos segundos más tarde Mahiro comenzó a llorar y corrió a encerrarse en su habitación. Misaki se quedó inmóvil en el comedor, sin poder creer que en verdad había golpeado a su sobrino.
    Muy arrepentido de lo que había hecho, se dispuso a disculparse apropiadamente con Mahiro, sin embargo antes de poder entrar a su habitación, escuchó que hablaba con alguien.

    -Por favor, voy a portarme bien, no haré ruido y no te molestaré… ya sé, pero… ¡él no quiere dejarme! ¡ni siquiera quiso escuchar!... por favor Usagi-san quiero vivir contigo, ya no quiero estar aquí…

    Misaki se sintió realmente triste, ¿en verdad su sobrino odiaba tanto vivir con él? ¿Por qué?... No podía dejar las cosas así, Mahiro no iría a ninguna parte. Entró en la habitación y sin más, le quitó el celular a su sobrino de las manos.

    -¡Oye! ¡devuélvelo! ¡estoy hablando con…!
    -Mahiro no tiene permitido hablar con nadie sin mi permiso. – dijo por el celular.
    -Por lo que él dice, tú no le das muchos permisos – respondió Usagi-san.
    -Lamento que mi sobrino lo haya molestado. No volverá a suceder.
    -Espera, escucha… Mahiro en verdad quiere volver al penthouse, ya me ha llamado en varias ocasiones pidiéndome lo mismo una y otra vez, le dije que yo no podía hacer nada sin tu consentimiento…
    -Así es y yo ya le dije a Mahiro que no tiene permitido ir con usted.
    -¿Y por qué no?... yo no tengo ningún inconveniente en que él se quede unos días aquí.
    -Pero…
    -Además, piensa que Mahiro no se va a rendir así de fácil, hallará el modo de venir aquí, con o sin tu permiso, ambos sabemos lo testarudo que puede llegar a ser… justo como Takahiro.

    Misaki no se esperaba eso, que Usagi-san mencionara a su hermano y que todos esos dolorosos recuerdos volvieran de golpe. Pero era cierto, Mahiro era justo como su padre, no tenía remedio.

    -Sería sólo un par de días. Cuidaré bien de Mahiro. – insistía Usagi-san.
    -De acuerdo…
    -Perfecto, ¿te parece bien traerlo el próximo viernes?
    -Sí, eso creo.
    -Los esperó entonces.

    Después de la llamada Misaki se quedó unos segundos pensando en por qué había accedido a aquella petición tan absurda. Mahiro de inmediato le exigió que le dijera lo que había sucedido, para su agrado Misaki tuvo que admitir que tenía permiso ir con Usagi-san aunque sería sólo por unos días. Mahiro saltaba de alegría, faltaban sólo un par de días para el viernes, así que se dispuso a empacar cuanto antes.
    Ya era jueves, Mahiro y Misaki se aseguraban de que todo estuviera listo para el día siguiente, cuando escucharon que alguien llamaba a la puerta. Mahiro se adelantó a abrir y toda alegría se esfumó de su rostro, ahí estaba Ijuuin-san, sonriéndole y preguntando por Misaki.

    -¿Y bien? ¿está tu tío en casa?
    -No. – respondió cortante.
    -Oh, qué mal, he tratado de hablar con él desde hace unos días pero…

    Misaki notó que Mahiro se tardaba en volver así que fue a ver quién los había visitado, en cuanto se dio cuenta de quién era quiso esconderse pero ya era demasiado tarde.

    -¡Misaki-kun! Así que sí estabas en casa… - dijo mirando de reojo a Mahiro quien simplemente se encogió de hombros y se alejó de ahí - …me alegro mucho, tengo que hablar contigo.
    -Ah, claro… pase.
    -Antes que nada te debo una disculpa. Lo que sucedió la otra noche fue algo repentino.
    -¡No tiene que disculparse! Fue culpa mía, bebí demasiado y… y…
    -No, en verdad te debo la disculpa. Creo que fui demasiado rápido, estás cosas llevan su tiempo, ¿no es así?... de cualquier forma quisiera hacer algo para compensarte, si tú aceptas, me gustaría que pudiéramos ir a comer o a cenar juntos.
    -Ehh… umm… - Misaki se sentía acorralado.
    -Por favor, déjame disculparme. Sé que lo que hice fue en el calor del momento…
    -¡DE ACUERDO ACEPTO LA CENA! – se apresuró a decir, ya que estaba más que seguro de que Mahiro estaba en algún lugar escuchándolos a escondidas.
    -¡Perfecto! No te preocupes por nada, yo me haré cargo de todo… por cierto, ¿vas a alguna parte? – preguntó al notar una de las maletas de Mahiro.
    -No. Mahiro pasará unos días en la casa de Usami-san.
    -¿Ah… sí?

    Por un instante Ijuuin se preocupó de la posibilidad de Misaki reuniéndose con Usami-san, pero por otro lado pensó en la gran ventaja de tener a Mahiro fuera de sus asuntos, ya que ése niño era el mayor de los obstáculos que le impedían acercarse a Misaki.

    -¿Cuándo lo llevarás con el sensei? – le preguntó a Misaki.
    -Mañana.
    -Ya veo. ¿Qué te parece si los llevo hasta allá en mi auto?
    -Muchas gracias pero no, no es necesario.
    -¡Vamos Misaki! ¡Será muy difícil para ti llevar las maletas y cuidar de Mahiro si van en tren! Déjame llevarlos y después podemos tener nuestra cena.
    -Ehh…
    -¡Bien! Creo que eso lo decide todo. Pasaré mañana a medio día por ustedes. Nos vemos.
    -¿Ehh…?

    Y así, sin más, Misaki se vio forzado a aparecer al día siguiente en la casa de Usami-san acompañado de Ijuuin-san. Entonces pensó que ya nada podía ser peor, pero como ocurre en la mayoría de los casos, todo se volvería un desastre.





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    Tarde pero seguro. Muchas gracias por sus lecturas.
    Siempre imaginé que Mahiro sería un niño muy travieso cuando creciera, espero que sea así.
    ¡Nos vemos pronto!
     
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  10. Tomoya-sama
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    Me encanta. Pero tan solo la idea de que ijuuin se esta interponiendo entre Usagi y Misaki me molesta XD pero bueno haci la historia se hace mas interesante. Que triste que Takahiro y Manami hayan muerto TwT. Esperó la continuación saludos
     
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  11. Daphii
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    Capítulo 6: En la madriguera del conejo

    Mahiro mantenía la mirada fija en su video juego portátil, sin prestar atención al caos que se había generado frente a él. Sus tíos que se hallaban a una distancia considerable esperando no ser escuchados, seguían discutiendo y ya llevaban haciendo eso por casi un cuarto de hora, parecía que nunca iban a terminar, aunque en realidad, Misaki era quien más hablaba, Usagui tan solo abría la boca de vez en cuando y el resto del tiempo miraba al otro con seriedad.

    -Parece que esto va a tardar bastante… -se quejó Ijuuin, Mahiro trató de ignorarlo, el simple hecho de tener que esperar a su lado le resultaba molesto. -¿no crees Mahiro-kun?
    -Si le molesta esperar puede irse… ¡Ah, perdí!, menos mal, este juego comenzaba a aburrirme, le pediré a Usagui-san que me compre uno mejor. –exclamó mientras arrojaba el aparato dentro del automóvil y disfrutó bastante al ver la reacción de disgusto de Ijuuin. Ese juego se lo había regalado él tan solo una semana atrás.

    Era evidente que entre ellos jamás se formaría una amistad, ni siquiera algo parecido a ella. A Ijuuin le fastidiaba aquel pequeño insolente, mimado y caprichoso que siempre sabía cómo salirse con la suya y quedar bien frente a Misaki; pero tenía que soportarlo, de otra forma jamás estaría cerca de la persona que quería, lamentablemente tenía que cargar con el paquete completo.

    A Mahiro tampoco le agradaba Ijuuin, desde que comenzó a salir con “Misaki-onisan” supo que no debía permitir que esa relación durara mucho si quería que sus tíos volvieran a estar juntos. Mahiro creció con Usagui y Misaki desde que tenía cuatro años de edad. Sus padres, Takahiro y Manami, murieron en un terrible accidente del cual no tenía muchos detalles, ya que a su tío Misaki no le gustaba hablar de ello y siempre evadía ese tema. Todo aquello le causaba pesadillas muy desagradables, así que tampoco le gustaba pensar en ello.

    Usagui, Misaki y Mahiro vivieron juntos como una familia por cinco años y durante ése tiempo disfrutó de todo cuanto pudo desear, no le hacía falta nada más; luego Misaki decidió que debían mudarse sin darle una mejor explicación que la de que no era correcto vivir con Usagi-san, y ahora tenía que soportar las visitas constantes de Ijuuin-sensei.

    -¡Qué tontería!... –pensó para sí mismo.
    Le parecía absurdo que Misaki estuviera con alguien, que a su parecer, no era más que un don nadie, un mangaka sobrevalorado y más que nada, un tipo insoportable. Se había metido en su vida por la fuerza y a Mahiro eso no le parecía nada bien.

    Misaki al fin dejó la discusión y se dirigió a ellos con el ceño fruncido, murmurando cosas incomprensibles, y visiblemente lleno de furia. Mahiro estaba acostumbrado a esta actitud malhumorada de su tío, sabía que no quería dejarlo a cargo de Usagui-san porque creía lo estaba malcriando al complacerlo en cada mínimo capricho que tuviera. A Mahiro no le importaba recibir obsequios, de hecho le encantaba y esto provocaba aún más problemas entre él y Misaki. Es por ello que para Mahiro su tío Misaki era más como un hermano mayor que un padre. Un hermano al que le gustaba mucho hacer enfurecer.

    -Okaaaasan… ¿ya puedo ir con Usagui-san?, me aburro… -pronunció arrastrando las palabras. A veces llamaba “mamá” a Misaki por la actitud sobreprotectora que tenía hacia él.
    -¡No hables de esa forma!... –lo reprendió Misaki-… ya aclaré unas cuantas cosas con Usami-sensei. ¿Ya tienes tu maleta?, ¿no olvidas nada?...
    -¡Ya lo tengo todo!, además… si algo me falta, puedo pedirle a Usagui-san que me lo compre… -pronunció, dirigiéndole una sonrisa malsana a Ijuuin.
    -¡Ya basta de eso!, me prometiste que no ibas a pedirle cosas innecesarias a Usagui… ¡digo Usami-san!... ¡Agh!... –Misaki estaba perdiendo la paciencia, así que solo tomó al jovencito del brazo y lo plantó frente al susodicho escritor.
    -¡Hola! –exclamó Mahiro alegremente.
    -Hola –pronunció Usagui-san sin mirarlo. Mahiro ya estaba acostumbrado a esa actitud un tanto indiferente del escritor, sabía que era una persona difícil de tratar y muy excéntrica, tal vez esa era una de las razones por las que Misaki no quería dejarlo con él.
    -Bueno, espero que estés preparado para esto porque si algo le sucede a Mahiro… -pronunció Misaki en un tono amenazante.
    -¿Aún sigues con ese tipo?, no puedo creer el mal gusto que tienes. –al decirlo, miró hacia Ijuuin y Mahiro notó que era una de esas miradas como cuando Misaki lo regaña por no hacer una tarea.
    -No comencemos una pelea frente a Mahiro, porfavor. –Dijo Misaki casi susurrando, pero Mahiro tenía buen oído.
    -Detesto que ustedes tengan que convivir con personas como él. –al parecer a Usagui-san le desagradaba Ijuuin tanto como a él, eso lo hizo feliz, tan feliz que volteó a mirar a Ijuuin y le sacó la lengua descaradamente.
    -Ya es suficiente, ya le expliqué una y otra vez que... ¿sabe?, mejor olvídelo. Nos vemos Mahiro.

    La voz de Misaki al despedirse de él estaba cargada con un tono triste, suave y a la vez extraño, a Mahiro se le revolvieron las tripas en ese momento. Había conseguido lo que quería, ahora viviría con Usagui-san, pero tener que decirle adiós a su tío Misaki no le resultó tan fácil como pensaba.

    -Compórtate, se un buen chico, ¿de acuerdo? Trata de no molestar mucho al sensei, ya sabes que él tiene mucho trabajo.
    -Sí, sí… ya lo sé.
    -Si quieres volver, puedes llamarme en cualquier momento y yo vendré lo más pronto posible... –Mahiro bajó la mirada y negó con la cabeza, sentía que estaba a punto de llorar. Las manos de Misaki acariciaron su rostro y despeinaron sus rebeldes cabellos castaños. –Nos vemos entonces.
    -Adiós... –se separó rápidamente de él y fue a lado de Usagui-san.
    -Cuídalo… -pronunció Misaki con una mirada severa.
    -No necesitas decírmelo, lo haré. –dijo Usagui-san con esa voz profunda que causaba temor.

    Misaki fue con Ijuuin y ambos entraron en el auto. Desde el asiento del copiloto, Misaki se despedía de su sobrino, moviendo la mano hasta perderse de vista, Mahiro también lo hacía y cuando al fin dejó de verlo, siguió a Usagui-san dentro del pent-house. Ese lugar era sin duda su favorito. Como Mahiro y Misaki vivían en un departamento pequeño, aquel enorme sitio le causaba fascinación, todo era lujoso, todo lo asombraba.

    -Estaré trabajando en mi estudio así que trata de no hacer mucho ruido. –le indicó Usagui-san.
    -¡Entendido sensei!

    Lo que en un principio le pareció divertido a Mahiro, muy pronto se volvió una tediosa rutina. Usagui-san trabaja casi todo el día encerrado en su habitación, así que no había mucho que hacer y como estaba en vacaciones, ni siquiera podía distraerse con la escuela. En los breves momentos en que veía a Usagi-san, que era durante el desayuno o la cena, hablaban muy poco. Un día sin embargo se animó a sugerirle algo al escritor.

    - Usagi-san, ¿no te gustaría que Onii-chan nos visitara?
    - ¿Extrañas a Misaki? – preguntó distraído.
    - No, no me refería a eso. Lo que quise decir era que podrías llamarlo y pedirle que venga un día.
    - No creo que Misaki quiera. Además ahora está más interesado en pasarla bien con ése mangaka.
    - ¡Pero… pero si tú se lo pides estoy seguro de que aceptaría!
    - No Mahiro, las cosas no funcionan así de fácil. Hay mucho que aún no puedes entender.

    Mahiro en verdad no podía entenderlo, ¿por qué Usagi-san no quería hablar con Misaki?, ¿acaso no se daba cuenta de que si no hablaba con él jamás volverían a ser una familia de nuevo? Era exactamente el mismo problema que tenía con su tío Misaki, ambos se negaban rotundamente a hablar el uno con el otro. Mahiro se sentía tan enojado con los dos que el resto del día decidió pasarlo fuera, en un parque que había cerca de esa zona.






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    Cambiando un poco la narrativa, ahora decidí centrarme en Mahiro y su intento por
    reconciliar a sus tíos y que así vuelvan a ser una amorosa familia.
    Muchas gracias, como siempre, a quienes se han tomado su tiempo para leer
    y comentar, me animan muchísimo.
    ¡Nos vemos!

    Edited by Daphii - 11/10/2017, 13:40
     
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  12. Tomoya-sama
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    Que lindo Mahiro al tratar de reconciliar a Usagi y a Misaki. No se por que Ijuuin sigue interfiriendo entre ellos dos si Misaki no lo ama >:v. Bueno que buen capítulo gracias por tu trabajo(? XD. Espero la continuación. <3
     
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  13. Odat
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    Me encantó tu fic sensei 😄😄espero que la continúes pronto 😇😇es lindo ver a mahiro queriendo reunir a usagui y misaki 😍😍
     
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  14. Daphii
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    Capítulo 7: Un día en el parque

    -¡Oye! –gritó una niña mientras caminaba apresuradamente hacia Mahiro.
    -¿Qué quieres? –preguntó indiferente al tenerla frente a frente.
    -¡Vaya que eres grosero!... me golpeaste con tu estúpida pelota, ten más cuidado, hay mucha más gente en este lugar, ¿sabes?... ¡fíjate en lo que haces!
    -Sí, sí claro, lo que digas… -repetía indiferente mientras tomaba otra pelota de su mochila y la arrojaba con fuerza.
    -¡Vaya niño malcriado!
    -Tú también eres una niña, no hables como si fueras mayor que yo. –la presencia de aquella niña solo lo molestaba más de lo que ya estaba.
    -¡¿Ah sí?!... Yo tengo trece años de edad, ¿y tú?
    -Y-Yo… -pues sí era mayor, pero Mahiro no quería que pareciera que ella había ganado la discusión.
    -¿sí?... ¡¿cuántos años tienes?!
    -Diez. -pronunció casi en un susurro, pero la niña lo había escuchado claramente y se reía a carcajadas tan fuertes, que a Mahiro le pareció, podían escucharse al otro lado del parque.
    -Ya lo ves, ten un poco de respeto por tus mayores, ¿quieres?… y fíjate hacia donde arrojas estas cosas o algún día lastimarás a alguien de verdad.
    -¡Satsuki!... ¡Satsuki!... ¡Satsuki, papá te está llamando! –al fondo, una niña más pequeña corría con todas sus fuerzas hacia ellos.
    -¡Ya te escuché Mei!... hey, no corras de esa forma, te caerás y luego no paras de llorar.
    -¡Y-Yo no lloro! –exclamó la niña casi sin aliento.

    Mahiro miró con detenimiento a esta otra niña, era parecida a la primera en el rostro, pero había algo distinto. Parecía de la misma edad que él, su cabello era negro y tan largo que le cubría toda la espalda, unos cuantos mechones se balanceaban en su frente; su piel era clara, con unas cuantas pecas en sus mejillas y su nariz, sus ojos también eran negros, tan oscuros que a Mahiro le parecían muy bonitos, lo cual era raro ya que él nunca había encontrado nada bonito en el rostro de otra persona, menos de una niña.

    -¿Quién es él? –le escuchó preguntar.
    -Eh… no lo sé, ¿cuál es tu nombre niño?
    -M-Me… Me… -otra cosa rara, se sentía nervioso, ¿por qué?... –Me llamo Mahiro, Usami Mahiro.

    Había mentido, su nombre era obviamente “Takahashi” no “Usami”, pero estas niñas eran extrañas así que no creyó que hubiese algún problema.

    -¿Usami?... ¿Cómo el novelista famoso?, ¡¿eres parte de su familia?! –preguntó asombrada la niña más grande.
    -Es... es mi papá. –pronunció lleno de orgullo, aunque se sentía nervioso por la gran mentira que había creado.
    -¡No puede ser! –Gritaba ella –Mi nombre es Kusama Satsuki y ella es mi hermana menor Mei... ¡Genial!¡Jamás creí que podría conocer a alguien cercano a mi escritor favorito!
    -Eh… sí, él es… él es genial…m-mi padre. –El arrebato de emoción de esa chica lo ponía más nervioso aún.
    -¿Genial?... ¡Magnífico! – exclamaba emocionada.

    Luego, sin dejar de gritar, la recién presentada “Satsuki” salió corriendo en la misma dirección que había llegado su hermana, quien permanecía frente a Mahiro.

    -Entonces… -pronunció “Mei” tímidamente -¿Usami-kun?
    -Pu-Puedes llamarme solo Mahiro, si… si tú quieres… ¡No tengo ningún problema con ello!
    -B-Bien… Mahiro-kun… -Mei pasó una mano por su rostro, colocando algunos cabellos detrás de su oído. –T-Tú asistes al Colegio Sōmei, ¿verdad?
    -Eh… sí, ¿cómo lo sabes?
    -Yo también voy a ese colegio. Te he visto algunas veces con tus amigos.
    -¡¿Qué?!... ¡nunca te había visto!
    -Bueno, es que no me gusta hablar mucho con las personas, prefiero estar sola.

    Mei sonrojada hasta las orejas, sonreía tímidamente y no se atrevía a mirar a Mahiro directamente a los ojos, quien sin ser plenamente consciente de ello, no apartaba la mirada de ella.

    - Debe ser genial tener a un papá que es famoso, mi papá es médico y cura niños, pero no sale en la T.V. o en las revistas como el tuyo. – dijo Mei después de un rato.
    -Sí es genial, pero a veces está tan ocupado que no tiene tiempo ni para dormir o jugar. -no quería hablar de esos temas con una niña a quien acababa de conocer, pero no podía evitar sentirse en confianza con ella. –P-Por cierto… ¿qué edad tienes?
    -Diez años.
    -¡Igual yo!
    -Sí, lo sé. Mahiro-kun desde hace tiempo y-yo quería… decirte que… que me…

    Mahiro notó que Mei-chan estaba sonrojada y al encontrarse su mirada con aquellos hermosos ojos negros, de inmediato su pulso se aceleró, sus manos estaban húmedas, sabía (aunque no con toda seguridad) que con esas palabras y la misteriosa sonrisa que le dirigía, aquella niña estaba a punto de decirle algo muy importante.

    -¡Mei!... ¡Mei ven aquí, ya vamos a volver a casa!... ¡Mei!

    Aquella voz provenía de un hombre que gritaba a lo lejos, parecía de la misma edad que Usagui-san, traía jeans azules y una camisa de color gris, sobre sus cabellos castaños había un gorro negro; a su lado estaba “Satsuki” y ambos llamaban insistentemente a Mei.
    Mahiro se sintió decepcionado por un instante, de verdad quería saber lo que Mei-chan estaba a punto de decirle. La verdad es que deseaba poder permanecer hablando con ella un poco más, tal vez incluso podrían haber jugado juntos un rato.

    -Oh, es mi papá.
    -No parece un doctor de niños. –dijo Mahiro, recordando lo que Mei le había dicho sobre su padre.
    -¡No!, ese es mi otro papá. –dijo riendo un poco.
    -¿Otro papá? –preguntó confundido.
    -Sí, uno es doctor y el otro da clases en una universidad. –le explicó tranquilamente.
    -¿Y tu mamá?
    -Eh… pues… ¿no tengo? –Aquel hombre la llamaba insistentemente y parecía estar perdiendo la paciencia. –Pero es un secreto, por favor no le digas a nadie. Mis padres me dijeron que no somos una familia como las demás y no quieren que todo el mundo sepa que…
    -¿Qué tus papás son dos hombres?... –“bingo”, pensó.
    -Sí… ¡Pero a mí no me importa!, ellos son lo mejor. Cuidan de mis hermanos y de mí, son muy buenos con nosotros aunque no sean nuestros verdaderos padres. – Mei notó que Mahiro la veía confundido, así que se apresuró a explicarle. –Nos adoptaron. Muchas personas dijeron que era una mala idea que ellos nos adoptaran, no podían creer que dos hombres pudieran criarnos. Yo no creo que haya sido algo malo porque nunca he sido más feliz que con ellos.
    -Te entiendo, yo tampoco creo que sea malo. –le dijo sonriente.

    Mahiro sabía que no había importancia si en una familia había “mamá y papá” o simplemente “papá y papá”, ya que cuando Misaki y Usagui-san se hacían cargo de él, sentía que ambos eran sus padres y nunca creyó que aquello fuese algo malo.

    -¡¡Mei!! ¡¡Ven aquí inmediatamente!! ¡tu hermano está cansado, debemos volver! –gritaba el señor.
    -¡Ya voy! –le respondió Mei-chan.
    -¿Tienes otro hermano?– pero Mahiro aún no quería despedirse, así que preguntó aquello para hacer un poco más de tiempo.
    -¡Sí!, uno más pequeño. Tiene cuatro años y su nombre es Seiji. -miró a su padre y notó que parecía más disgustado que nunca. -Lo siento, debo irme. Fue un gusto conocerte Mahiro-kun, espero verte después.
    -¡¡Yo también espero verte de nuevo Mei!! – gritó mientras Mei corría hacia su padre.

    La niña tan solo volvió a mirarlo y le dirigió una sonrisa amplia y sincera. El joven Mahiro, sonrojado y sonriente, corrió de vuelta al penthouse lleno de una emoción que no podía nombrar, pero que le hacía sentir extrañamente feliz.







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    ¿Qué puedo decir? Mahiro también merece ser feliz.
    ¡Gracias por sus comentarios!, nos veremos pronto.
     
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  15. Tomoya-sama
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    Que lindo el pequeño Mahiro se ha enamorado <3. Que hermoso conty por fa :3
     
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23 replies since 22/8/2017, 01:20   887 views
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