[Oneshot] Cuddle Sutra || Supernatural.

|| Destiel | R: K+ ||

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    Disclaimer: Supernatural © Eric Kripke.
    Pareja: Destiel (Dean Winchester x Castiel)
    Serie/caricatura/cómic/etc: Supernatural.
    Género: Fluff.
    Rating: K+.
    Dedicado a: Dol. Los motivos sobran, a decir verdad y lo sabes, así que lo condensaré en que simplemente eres una personita maravillosa y que esto es nada para todo lo que te mereces, lo digo muy en serio<33
    Aclaraciones: Por favor, POR FAVOR, revisen el spoiler antes de leer. No quisiera quejas sobre lo que ya he dejado explicitado de antemano, muchas gracias.

    SPOILER (click to view)
    • Me pueden los AU’s, me encantan los AU’s, amo los AU’s. Por lo mismo siempre ando inventándome formas de meter alguno o valerme de alguno, para escribir mis fics. Me gusta muchísimo el dinamismo que ofrecen y los diferentes enfoques que se le puede dar a los personajes gracias a ellos, so deal with it(? Jaja.

    • Para efectos de esta historia, me he basado en un college!AU, por lo tanto Dean y Cas son más jóvenes de lo que acostumbramos, así como también mencionar que este último es humano. Quiero decir…humano desde siempre, aquí no vamos a ver involucrado el asunto de cazadores y ángeles, sino más bien una trama cotidiana y normalita, ¿Lo siento?

    • Por lo mismo ya descrito, no habrá spoilers implicados aquí. Pueden leer con tranquilidad.

    • ¡Ah! Pero no se confundan(? Que esté emplazándome en un AU no implica que no hayan heridas mal curadas en el trasfondo, eh, que puede que no haya sido culpa de Azazel, pero Mary sigue muerta y John todavía es un padre de mierda. Así que, sí, tenemos el backstory que conocemos, solo que en otro contexto (¿Creían que iba a perder la oportunidad de sufrir? Por favor xD)

    • El Cuddle Sutra no ha sido idea mía (Qué triste), sino que el libro en cuestión existe y fue escrito por allá en 2007, si no recuerdo mal, por Rob Grader. El asunto es bastante corto, por si le quieren dar una revisada, y además ilustrado más que narrado, así que no resulta una lectura larga ni pesada. Se los dejo caer, ya verán ustedes, jaja, yo solo cumplo con mi parte al contarles que el susodicho librito me dio el chispazo xD

    Advertencias: Mucha azúcar para disolver y…sí, solo eso, jaja.
    Recuento de palabras: 2406
    Canción recomendada: Where you belong || Kari Kimmel.
    Resumen: Si un abrazo representase todo lo que te amo, tendría que sostenerte en mis brazos para siempre.


    Cuddle Sutra.



    En el sillón, sobre la alfombra, en el asiento trasero del Impala. A la intemperie, en el cine o, para los más tradicionalistas, en la cama.

    Cualquier lugar, en cualquier momento, era bueno para abrazarse. No importaba si había alguien mirando (O, más bien dicho, ya no les importaba) o si acababan de terminar un día agotador.

    Podía haber excusas para muchas cosas, pero no para cuando sus cuerpos buscaban mutuo calor y confort. Porque en esos momentos no importaba nada, ni los problemas, ni las tensiones, ni que allá afuera el mundo estuviese a un paso de explotar. Nada.

    Apenas la cercanía les reconocía, todo lo demás pasaba a un segundo plano inmediato y lo que se volvía el motor preponderante era aquel amor tan grande que el uno por el otro sentía. Ese que había sabido pasar por altos y bajos, sortear baches y moverse entre caminos cenagosos hasta hacerles encontrarse.

    Ese mismo sentimiento que les hacía brillar la mirada porque, como solía decirles Sam todo el tiempo, Cupido les había dado un golpe de los grandes. Eso no era un mero flechazo, ni de cerca, y se les notaba.

    O quizá estaban exagerando, quedaba a juicio de cada quien a decir verdad, pero al caso que fuese lo cierto era que estaban enamorados. Tan enamorados que hasta los más mínimos gestos podían derretirles por dentro en un segundo, incluso cuando el de las pecas fingiese entereza o quisiera hacerse el duro muchas veces.

    Por eso un acto tan simple como abrazarse podía llegar a significar el mundo y es que, de cierta forma, lo era; Cuando los brazos de Dean pasaban alrededor del más bajo, se sentía tan protegido, seguro, tan importante y querido, que su instantáneo deseo era permanecer allí. Construirse una casita entre aquel arrullador calor y quedarse para toda la vida.

    ¿Pedía mucho? Tiempo atrás hubiese dicho que sí, pero hoy en día se había hecho ya a la idea de que quizá no estaba tan mal permitirse ser un poquito egoísta y querer, simplemente querer porque así le nacía.

    El ojiazul sonrió suavemente, en tanto su espalda se desperezaba en el escaso espacio del sofá. Tenía los dedos enredados en los suaves mechones claros de su novio (Sí. Todavía le generaba un calorcillo gracioso en el pecho cada vez que lo decía, así fuera en su mente) y este último dormitaba acurrucado en su pecho, con las piernas mutuamente entrelazadas.

    Si alguien le dijera que así era el paraíso, le creería sin dudarlo. Dean Winchester era su paraíso, después de todo.

    La sangre se le agolpó en las mejillas levemente ante esa idea, pero la curva de su boca no desapareció ni disipó dichos pensamientos. Castiel era un soñador, en un mundo que se había olvidado de esa magia, y más de alguna vez llegó a pensar en cuentos de almas gemelas.

    También más de alguna vez le dijeron que eran tonterías y francamente a estas alturas agradecía aquellas agrias actitudes del pasado. Las agradecía, pues le habían llevado a tal desenlace que ahora podría restregar en la cara de aquellos desencantados de la vida, lo afortunado que era al haber podido concretar su estúpida fantasía.

    Y, oh, por supuesto en el otro polo de la relación el panorama tenía matices similares.

    Podía ser que el ojiverde no fuese el más experto al momento de expresar sus emociones o desatar los enredos internos que le reprimían ante el más puro y sincero chispazo que su corazón hubiese generado en mucho tiempo, pero eso no implicaba que no sintiera cosas, cosas muy fuertes, cada vez que se encontraba con esos profundos ojos que parecían tragarse todo alrededor y jugaban a desarmarle con una sola mirada. Es decir, ¿Qué clase de maldito robot tendría que ser, para verse inmune ante algo como eso?, ¿Cómo ignorarle, cuando el cielo más maravilloso se veía reflejado en esas orbes? Caer rendido ante su Cas había sido un asunto visto en el futuro sin siquiera ser adivino y el motivo por el que actualmente pudiese hacerle frente a los días con una sonrisa de auténtica tranquilidad en los labios.

    Claro que también había visto trastabillares en su camino a descubrir todo eso, que Dean si se caracterizaba por algo (Además de por cabezota), era por ser un jodido caos cuando se trataba de los asuntos del corazón.

    Por supuesto que de cara al público esto no se notaba, no cuando era el galán de la facultad e indistintamente se derretían a su paso hombres y mujeres por igual, pero allí residía precisamente uno de los más grandes trucos de los que se veía dotado el cerebro humano; Sabía aparentar, a veces tan bien que incluso el propio individuo llegaba a tragarse el cuento que le mostraba al resto.

    Y en función de esto, nadie sospecharía que tras esa fachada de seguridad autosuficiente se escondía un hombre sensible, a quien le dolían las cosas aun cuando en tu cara soltase una risa y a otra cosa. Probablemente ninguno de sus conocidos (Porque amigos tenía pocos, en consecuencia de lo que el término implicaba) creería ni por un momento que a Dean le faltaba mucha de esa confianza que se echaba encima, como si fuera el perfume antes de salir de casa por las mañanas, y aun así ahí estaba.

    A pesar de llevar poco más de una veintena en la tierra, la verdad es que la vida le había dado unos cuantos reveses bastante asquerosos al Winchester mayor y durante mucho tiempo su mejor terapia había consistido en reprimir todo dentro suyo. Echar bajo la alfombra el problema hasta que se volviese una presencia ineludible, solo para entonces cambiar el escondite a debajo de la cama o el armario, ya que tenía más espacio. Todo para rehuir sus propios fantasmas y enfocarse en espantar los de su hermano. Porque ahí iba otro detalle que el colectivo desconocía respecto al mayor; Tenía una tendencia tan peligrosa como hermosa, de anteponer el bienestar de los demás al propio.

    Nunca se le iba a escuchar quejarse, incluso cuando por dentro estuviese completamente roto, porque para él pesaba mucho más la necesidad de ver bien a sus seres queridos, que preocuparse de sí mismo. Porque, en el pasado, le servía más una sonrisa iluminando la carita de su hermano que cualquier caprichito tan propio en la inocencia de los niños y ese precepto lo había mantenido a lo largo de los años como si ya fuese algo que formase parte de su propio ADN.

    Incluso ahora, cuando Sam ya no era ningún pequeño (Ni en tamaño, ni en edad), dejaba esa costumbre de ver por su bienestar. Después de todo, a sus ojos siempre sería el bebé por cuyo sueño veló durante muchas noches y dudaba que eso fuese a cambiar alguna vez en lo que le quedase existiendo.

    Y por ese motivo, sí, quizá por ese motivo fue que dios se apiadó de la situación y le envió a su más precioso ángel, para hacerle plantar los pies en tierra unos momentos y darse cuenta, para su propio bien, que no era sano seguir así.

    Por eso le habían puesto a Castiel en el camino, con su presencia calma y esa inocencia imposible, para darle a entender de una vez que estaba bien, que no era ningún pecado, querer y necesitar de alguien al lado.

    O, más todavía, desear tener a alguien en quien dejar reposar los pesares, de quien depender, para variar, y que al terminar el día le pudiese decir que todo estaba bien, sin que fuese una vil mentira.

    Dean necesitaba muchas cosas, emocionalmente hablando tenía un montón de carencias, pero la que más desesperadamente echaba en falta su alma era eso; Un abrazo que le entibiara por dentro y juntase los rotos para hacer un entero.

    Y eso justamente era lo que el susodicho le había entregado.

    Así, con toda simpleza, como el fluir natural de un río. Sin pedir nada a cambio, empezando a coser las heridas sin siquiera haberle pedido permiso, hasta que de pronto se dio cuenta, ya tarde para dar marcha atrás, de que no quería volver a separarse de aquella ternura que cohesionaba entre sus miradas cuando se topaban de causalidad por los pasillos o muy intencionadamente, mientras sus cuerpos expresaban lo que las palabras ya habían dicho antes.

    Ah, pero que no se le malentienda. Lo aludido no implicaba que Sam no fuese importante o que no confiase en él, para nada. No obstante era claro que no iba a echar a espaldas de su hermanito lo que, según su percepción, le correspondía cargar en silencio por ser el mayor.

    Y tampoco iba a ser tan egoísta como para restregarle en la cara todo lo que había hecho por él antaño, como si quisiera cobrarle alguna deuda que no existía (Porque, sí, a pesar del sacrificio y todo lo que Dean había tirado por el desagüe en pos del mencionado, no le pesaba absolutamente nada, precisamente porque lo había hecho por su hermano). Por ese motivo, si bien el Winchester menor era un pilar fundamental en su vida, no era la pieza que le faltaba.

    Eso, por supuesto, Sam lo sabía y sería un completo imbécil si dijera que estaba en contra de la situación de algún modo. Es decir, si cualquiera allá afuera era capaz de notar el bien que se hacían mutuamente, con mayor razón él se daba cuenta de ello y era algo que le gustaba, claro que sí.

    Le alegraba ver esa sonrisa libre de tensiones o escuchar el eco de la risa inundando los rincones y esperaba, con toda sinceridad, que ese rellano de la más pura felicidad suavizara las aristas de ese búnker en que el otro se había encerrado.

    Si existía tal cosa como el destino, definitivamente estaba haciendo bien su trabajo, al menos esta vez.

    - - -



    Como si de pronto hubiese despertado de algún trance, sus ojos se fueron abriendo de forma gradual.

    Se tomó unos segundos para reajustarse al entorno, sintiendo casi de inmediato el calor de los dedos ajenos enterrado en su cabello mientras volvía a enfocar de forma eficiente.

    Por supuesto al volver a tener los sentidos puestos en el aquí y ahora, Dean no pudo evitar la sonrisa embobada que curvó su boca, en tanto enterraba el rostro contra el pecho ajeno y se restregaba contra la camiseta de AC/CD (Suya, o ya no tan suya) que tenía Castiel puesta en esos momentos.

    Rió por lo bajo, aspirando ese tranquilizador aroma entre gel de ducha y hamburguesas. Un olor peculiar, claro que sí, que no a cualquiera le generaría la misma sensación de bienestar y que por lo mismo lo hacía tan especial e importante.

    ― ¿Cuánto tiempo dormí? ― Preguntó, bostezando y estirándose como si tuviese espacio de sobra. Alzó la cabeza solo lo suficiente para dar un vistazo alrededor, pero la iluminación del lugar no le dio ninguna pista importante ―

    ― No más de media hora. Aunque… tal vez yo también me quedé traspuesto un rato ― Escuchó la respuesta y soltó una risa pequeña ante la contracción entre las cejas del otro. Era adorable cuando intentaba concentrarse de esa forma ―

    Ese día no tenían prisas de ningún tipo, en todo caso, así que el tiempo daba un poco igual y no tardaron en adoptar la idea como realidad cuando se quedaron mirando fijamente antes de que el magnetismo irrefrenable les tuviera besándose. No de forma apasionada ni urgiendo algo más, aunque tampoco faltaban las ocasiones así, sino que más bien con tranquila dulzura.

    Habían logrado escalar en su relación hasta el punto en que el contacto no tenía implicancias sexuales todo el tiempo, en donde incluso se le podía relegar segundo plano al asunto y disfrutar de un beso lento y tranquilo, saborear sus labios sin prisas, con el único fin de sonreír entre la mullida suavidad del contacto para luego acurrucarse en un abrazo cálido en el que costaba determinar en dónde empezaba el cuerpo de uno y terminaba el del otro.

    Nuevamente podían parecer cosas simples, incluso sin gracia para más de alguno, pero que representaban esos detalles capaces de marcar diferencias.

    Ellos no necesitaban andar con prisas, porque ninguno saldría a hurtadillas del cuarto al despuntar un nuevo día, y la certeza de aquello les hacía atesorar cada momento como si fuese un pequeño oasis en pleno desierto.

    Incluso cuando empezaban a sospechar que sabrían mantenerse juntos durante tiempo que seguro no podrían calcular, les gustaba demasiado saborear hasta el más ínfimo segundo y grabarlo en la memoria por si en algún momento necesitaban recordar los motivos por los que terminaron queriéndose porque, sí, por muy idílico que luciera todo, era claro que todas las relaciones pasaban por momentos difíciles. Y justamente para estos era que se guardaban esas cápsulas de felicidad. Eran sus municiones contra las nubes que pudiesen escindirse en el porvenir.

    Se separaron unos instantes y la mano del Winchester acaricio con completa devoción y mimo la mejilla frente suyo, dejando escapar un suspiro pequeñito.

    ― Gracias, Cas ― Murmuró, ganándose una ceja en alto que más pronto que tarde entendió el mensaje encriptado ―

    ― Gracias, Dean ― Respondió, inclinándose hacia adelante para besarle la nariz y luego la frente, terminando por incorporarse un poco solo para poder sostenerle el rostro y llenarle de pequeños besitos que iban haciendo eco con la risa ―

    Existía una infinidad de formas para decir te amo, tantas como abrazos o parejas en el mundo y en esos precisamente radicaba la gracia del asunto; Cada uno tenía su forma particular de darle vida a esas palabras. Incluso algunos prescindían de la verbalización y dejaban a las acciones hablar por sí mismas.

    Y es que el amor era así. Con múltiples formas, matices y tamaños. Con diferentes vueltas o desenlaces, sin necesitar una fórmula, porque no había modo de que algo tan estructurado englobase un sentimiento tan extenso y maleable. Porque para algunos se podía definir como caminar tomados de la mano, besarse bajo la lluvia, desafiar las normas de la sociedad o verse a escondidas.

    Porque todas esas definiciones eran correctas, dependiendo de quién le diera el significado, así como para Dean y Castiel era el poder confluir en un abrazo y que las tormentas desaparecieran por un momento, por unas horas o por toda la vida.

    Y eso estaba bien. Era lo que lo hacía tan perfecto.
     
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    By what right does the wolf judge the lion?


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    Una vez más, has acertado totalmente con lo que es canon en esta serie.



    No, no es mi cumpleaños (fue el 5 de julio :')), pero me siento totalmente como si lo fuera. ¿Dos fics Destiel, y encima esa dedicatoria tan bonita? Los mejores regalos imaginables.

    La verdad es que hoy me estaba sintiendo bastante baja de ánimos, así que te tengo que dar las gracias porque todas estas cosas tan bonitas me han llegado como caídas del cielo y me han hecho sentir mucho mejor. <3 Cuando me odio tiendo a leer cualquier cosa de esta parejita para distraerme y soñar con lo perfectos que son juntos, y tú has ido a escribir justo lo que más me gusta ver en los fics: porno con muchos sentimientos (como en el otro escrito) y fluff a montones, como en este caso. Estos dos lo pasan tan mal en la serie y hay tanta tensión entre ellos que verlos juntos, felices y a salvo en brazos del otro me hace sentir verdaderamente feliz.

    Tengo que decir que comparto totalmente tu amor por los AUs, sobre todo en lo que respecta a esta ship. Una vez leí un post de tumblr que decía que no teníamos por qué sentirnos tristes por el hecho de que en el canon Dean y Cas no estuvieran juntos sentimentalmente; que lo maravilloso de la pareja era ver cómo en otros miles de mundos, ya fueran príncipes, mecánicos, estudiantes, profesores o criaturas fantásticas, siempre hallaban la manera de reencontrarse y enamorarse. Como si en cada historia se reencarnaran pero sus sentimientos siguieran siendo los mismos. Y la verdad es que esta idea siempre me tranquiliza.

    En fin, yendo a tu fic, me ha gustado mucho que todo girara en torno a los abrazos. Yo los adoro, y probablemente sean mi expresión de cariño favorita, no sólo por lo que puedo mostrar a través de ellos, sino porque siento esa sensación de seguridad, de protección y de bienestar que narras. Por eso tengo un calorcito muy agradable en el pecho ahora que he leído el fic, porque me imagino a estos dos experimentando todas esas sensaciones y perdiéndose en la calidez del otro sin nada que les haga daño y de verdad que me muero.

    Ay, que no quiero llorar de emoción. Será mejor que huya de aquí y me haga un ovillo en una esquinita. xDD

    Muchas gracias por el fic, Blut. Me ha tocado el corazoncito de más formas de las que imaginas. Gracias también por verme con tan buenos ojos aunque no me considere merecedora de ello. Un abrazo grande. <3

    Pd: No tenía ni idea de la existencia del Cuddle Sutra, pero has hecho que me pique la curiosidad de investigar más sobre el libro.~

    Pd: OTP, OTP, OTP, JODER. Uf, si es que los amo demasiado.
     
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1 replies since 15/8/2018, 06:07   70 views
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