[Oneshot] De primeros besos va la cosa || It.

|| Reddie | R: T ||

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1.     +3   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Holy dewdrop!

    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Moderadores
    Posts
    7,721
    Location

    Status
    Anonymous
    Disclaimer: It © Stephen King.
    Pareja: Reddie (Richie Tozier x Eddie Kaspbrak)
    Serie/caricatura/cómic/etc: It.
    Género: Fluff, ligero angst.
    Rating: T.
    Aclaraciones: Échenle un ojo al spoiler o absténganse de quejas más tarde, jaja.

    SPOILER (click to view)
    • Todo lo que vaya a escribir de este par, va a estar sujeto a un margen de edad bien específico: Desde los diecisiete y pasando de plano por la etapa adulta.

    Esto lo aclaro, pues a sus doce y trece años (me guío por las edades del libro) dudo profundamente que tuviesen en claro algo de sus sentimientos, mucho menos de su sexualidad, y paso de meter a un par de niños en semejante embrollo. Por lo tanto siempre me voy a ir ubicando en algunos años posterior al primer encuentro con It o las cercanías al siguiente.

    • En mis historias Eds no muere en 1985. No me digan nada, necesito al menos curar esa herida en mis fantasías.

    • En algunas ocasiones exploraré AU's emplazados en la actualidad. Me encanta la época canon y matizar las dificultades que presenta, pero también necesito ponerlos en escenarios contemporáneos donde nunca hayan sufrido por culpa del payasito, don't @ me.

    Advertencias: Lenguaje vulgar, insinuaciones ligeramente subidas de tono.
    Recuento de palabras: 5097
    Canción recomendada: City of Angels || Thirty Seconds To Mars.
    Resumen: De pronto, como si fuera lo más sencillo en el mundo entero, tu sonrisa se convirtió en mi secreto más maravilloso tormentoso.


    De primeros besos va la cosa.





    Habían pasado años desde el incidente con It, lo suficiente para que aquel grupo de muchachos siguiese con su vida. Lo suficiente para que pudiesen irse a dormir sin pesadillas (o sin tantas) y plantasen los cimientos de futuros prometedores.

    Pero no lo suficiente para aprender a disimular las emociones.

    Ya estaban todos o en la recta final de la secundaria o de plano enfrentándose al comienzo de la vida universitaria y a pesar de haber jurado y perjurado que se marcharían de Derry apenas tuviesen la oportunidad, terminaron por permanecer allí y ponerle al mal tiempo buena cara. Sabían la promesa que habían hecho, pero también que quedaban veinte años o poco más, para que tuviesen que realmente preocuparse al respecto.

    ¿Serían adultos de los que sentirse orgullosos, para entonces? No tenían forma de saberlo, pero al menos tenían claro que intentarían convertirse en la mejor versión de sí mismos. Y que si algún día se separaban sus caminos, verían la forma de volver a encontrarse eventualmente.

    Y era esta última la esperanza a la que se acogía el joven Kaspbrak, mientras a sus diecisiete se negaba a conciliar la idea de que le gustase de esa forma su mejor amigo.

    Porque no era tan sólo el quebradero de cabeza de descubrirse, quizá, no tan heterosexual como siempre supuso. No iba de enfrentarse a sus propios reparos (instaurados desde muy temprano en su mente, llena de prejuicios e ideas extrañas auspiciadas por su madre) o simplemente aclararse las ideas luego de darles un par de vueltas. Eso, a pesar de que sonase extraño, hubiese sido la parte fácil de su problema.

    El asunto realmente complicado era saber lidiar con el miedo, pero esta vez sí aquel capaz de paralizarle por completo. Porque a sus doce años creyó que su mayor temor eran los malditos gérmenes, pero ahora se daba cuenta de que en realidad aquella espinita que le perforaba por dentro ahora se la adjudicaba a que le acojonaba más que nada en el mundo la sola idea de haberse enamorado de Richie Tozier y que aquello pudiese provocar que se alejase para siempre de su lado.

    Por eso se acogían sus esperanzas al poder volverse a encontrar, si el destino buscaba separarles. Porque al menos pensando en que tal vez en algún momento el contrario pudiese perdonarle el sentirse como se sentía, el asunto no le agobiaba tanto. O al menos sentía que podía respirar sin tener el inhalador al lado.

    Se le escapó un suspiro en tanto observaba sus manos, sudadas y temblorosas. A pesar de que siempre se quejase al respecto, lo cierto era que su vida se sentiría increíblemente vacía sin aquel ruidoso sujeto que le ponía de cabeza el mundo con sólo una mirada. Incluso sus motes ridículos le hacían vibrar por dentro y quizá el ser consciente de ello, en la medida en que iba creciendo, contribuía a su molestia al respecto. El no saber cómo gestionar sus líos internos, le ponía a la defensiva sin siquiera terminar de ser consciente de ello.

    Y ahora se encontraba en su habitación, con más dudas que respuestas. Aquella tarde habían quedado de reunirse todos los perdedores, simplemente para disfrutar de pasar el rato juntos, quizá ir al lago incluso. Nada fuera de lo común, para lo que solían ser sus panoramas, pero aun así la cercanía a la hora acordada hacía que se le secara la garganta y se sintiera de un momento a otro como un completo idiota.

    ¡Y Edward Kaspbrak no era ningún idiota! Al menos él no se sentía como uno, aunque sí era cierto que su cerebro no parecía en labor de secundarle la idea cuando a la ecuación se sumaban un par de gruesos anteojos y una cabellera alborotada.

    ― Y la sonrisa más hermosa que pueda existir en todo el mundo…― Un calorcillo le azoró las mejillas ante el serpenteo fugaz de dicho pensamiento ―

    Demonios. Realmente tenía un problema…

    - - -



    A pesar de sus reticencias y temores, las horas avanzaron de forma bastante agradable. Finalmente sí se decantaron por el lago, llenándose pronto el ambiente de risas y bromas. Momentos preciosos, que seguramente todos atesoraban profundamente, además de instantes en los que el más bajito del grupo podía permitirse un punto de desconexión, así fuese momentáneo.

    Estando todos juntos parecía que el nudo en la boca de su estómago se destensaba por momentos y era capaz de divertirse sin ser híper consciente de hasta el más mínimo movimiento, pero también estaban allí bien presentes los lapsos en que ni aun queriéndolo era capaz de hacerse el ciego. Y es que, por supuesto, esta presunta tranquilidad no aplacaba el cómo se le aceleraba el corazón cuando por casualidad se le iba la vista al sutilmente tonificado cuerpo del contrario (o al cómo el agua delineaba los incipientes músculos de su espalda), pero al menos ayudaba de algo.

    Ya no eran unos niños y en lo más recóndito de aquella batalla enrevesada en que la razón quería empezar a ceder terreno, se imaginaba en situaciones que le hacían saltar los colores.

    Oh no, nada de eso. Eddie no estaba precisamente imaginando llegar a tener sexo con su amigo, qué va. Apenas alcanzaba a fantasear con tenerle entre sus brazos mientras sus labios se encontraban torpemente en el proceso y ya era eso más que suficiente para que quisiera enterrar la cabeza en la tierra hasta nueva orden.

    Sólo aspiraba a que Richie fuese su primer beso y nada más pensarlo se desestabilizaba por completo.

    ―…ds… ¡Eds! ― Un par de dedos chasqueando frente a su rostro y un ceño fruncido mirándole con interrogantes, le sacaron de su ensimismamiento con un respingo de lo más gracioso ― Hasta que despiertas, Spaghetti ―

    ― Que no me llames Eds… ― Se defendió de forma instintiva, alejándose cuando el otro jugaba a perturbar su espacio personal, especialmente porque podía notar las miradas del resto en él y, sí, el exceso de atención en un momento como ese le incomodaba y de qué manera ―

    ― Era la única forma de que espabilaras ― Se encogió de hombros, quitándole hierro al asunto, antes de volver la vista a Beverly nuevamente. Recién entonces se percató de que la muchacha había estado hablando todo ese tiempo ―

    Como la curiosidad del resto parecía abocada a las palabras de la pelirroja, hizo él también lo propio y encerró en un baulcillo ese burbujeo en su pecho, cuando el mayor se le acercó tanto. Era, desde luego, mucho mejor hacer eso e ignorar el revuelo de emociones pues, otra vez, la actitud del otro le hacía entender que no tenía arte ni parte ese estúpido enamoramiento adolescente.

    ― Como decía. Mañana, después de clases, tal vez podríamos ir al cine. O, ¿quizá a la función nocturna? ―

    ― ¡Función nocturna! ― Aprobaron a coro Richie, Bill y Stan. Los demás se decantaron por dicha opción para no detenerse más tiempo del necesario en decidir algo trivial, dejando así agendados planes para la próxima jornada ―

    Porque, eso sí, por muy disonante que pudiese lucir a veces aquel grupo, era cierto que la amistad que poseían era fuerte como pocas. No sólo habían pasado por experiencias que el resto apenas y llegaba a esbozar en las peores pesadillas, sino que a pesar de ello seguían juntos, apoyándose, teniendo cada uno la espalda del otro.

    Ese era el punto invaluable del asunto. Y la capacidad de afrontar crisis confiando plenamente en los demás, algo que lograba hacer brillar aunque fuese un tenue sol en los días más complicados.

    Zanjado el asunto del cine, continuaron consumiendo minutos en conversaciones ya de esto, ya de lo otro, aprovechando incluso de discutir algún que otro tópico respecto a tal o cual clase. Antes de siquiera darse cuenta de ello la noche comenzó a hacer acto de presencia, anunciando con ello la hora de retirada.

    Uno a uno comenzaron a partir de regreso a sus hogares. El primero fue Stan, luego Mike y Bill. Los otros dos, según dijeron, se quedarían todavía un tiempo más allí, por lo cual Tozier y Kaspbrak emprendieron pronto también su retorno.

    Muchas veces habían hecho el mismo recorrido, nada del otro mundo, y a pesar de ello se instauraba alrededor un silencio incómodo en esos momentos.

    ¿Silencio? ¿Incómodo? Vale, lo segundo era casi normal en compañía del de gafas (auspiciado todo por su falta de filtro al momento de abrir la boca). No obstante lo primero, la ausencia total de palabras, era algo rarísimo y que, seguro, precedía al desastre.

    De un momento al otro el aire parecía pesar más de la cuenta en su espalda y hasta pasar saliva le costaba trabajo. Era como si tuviese la garganta irritada, como si necesitase algo más de la medicina que llevaba en su cangurera, cosa extraña considerando que no era hora de ninguna y…

    ― ¿Todo bien con la señora K? ― De pronto la voz ajena cortó de cuajo sus pensamientos, deteniéndole la respiración unos segundos ―

    ― Como siempre… ― Se encogió de hombros levemente, hablando en un tono más bajo de lo que estimó al separar sus labios. Carraspeó ligeramente para ajustar tono ― Al menos ya no insiste tanto en mantenerme vigilado a sol y sombra ― Quiso reír, que sonara como broma, pero hasta en su voz se notaba ese toque distraído que delataba que podía estar ahí en presencia, pero que su mente se encontraba en un plano lejano (y a la vez tan irónicamente cercano que resultaba casi risible) ―

    ― Hm, eso es bueno ― Había un toque inusualmente serio en la voz de Richie y en ese instante supo que aquello no le gustaba. Ni un poco ― ¿Bowers? ―

    ― Lo he evitado ― Hubo una pausa en la conversación, pausa en la que sintió la intensidad de aquellos ojos marrones enfocadas en su rostro de perfil. Era tal la fuerza de esa mirada que no quiso voltear por miedo a volverse gelatina en su presencia ―

    ― ¿Entonces qué mierda pasa contigo? ―

    Y ahí estaba. La pregunta que había intentado rehuir lo más posible, convenciéndose de que su comportamiento no había cambiado en el último tiempo o que, en el mejor de los casos, nadie había notado nada extraño. Pero, por supuesto, el pelinegro tenía que haberse dado cuenta. Tenía que ser observador silencioso e intervenir cuando nadie le preguntaba.

    ― Nada ― Respondió, tajante, sintiendo su espalda tensarse y las defensas alzarse estratosféricamente ― No me pasa nada ―

    ― Ya, claro ― De nuevo esa mirada de mierda ― Pasas la mitad del tiempo en las nubes, no haces tus comentarios de puto nerd ni exageras absolutamente todo lo que llega a tus oídos. Pero, vamos, ¡no te pasa absolutamente nada! ― Miró de reojo, captando el momento justo en que el más alto rodaba los ojos en una moción de hastiado cansancio ―

    ― Vete a la mierda, Tozier ― Murmuró, más que articular, pero casi al instante sus piernas aceleraron el ritmo y empezó a casi correr en dirección a su casa. Por suerte de trayecto quedaba más bien poco ―

    ― ¡Eds! ― Nada, el castaño ignoraba por completo el llamado del otro, mientras la respiración le dolía no sabía si por el asma o el frío que asediaba en el aire que entraba a trompicones a sus pulmones, pero por si acaso hurgó en la cangurera para sacar su inhalador. Oh, gran error, pues con la prisa de la carrera acabó resbalándose entre sus manos ― ¡Eddie! ― No le tomó más que un instante decidir dejar atrás el objeto caído. Sus fuerzas estaban más enfocadas en la huida que la bronca de su progenitora por perder tan importante adminículo ―

    Aquel último grito había llegado diluido a sus oídos, transportado sutilmente por el aire, y en algún grado lo agradeció profundamente. Eso sólo podía significar que el contrario no le estaba siguiendo y eso estaba bien, estaba genial, sí, estupendo.

    Tan estupendo que su mirada se cristalizó mientras respiraba con dificultad.

    Entró a su casa a paso acelerado, ni siquiera se detuvo a saludar a su madre antes de subir la escalera y encerrarse en su habitación. Y allí, sólo en ese instante, con la espalda apoyada en la puerta mientras se deslizaba hasta quedar hecho un ovillo que escondía el rostro entre las rodillas, lloró hasta que sintió que se ahogaba.

    Y supo que la respiración no le dolía patológicamente, pues lo que en realidad le dolía estaba un tanto más abajo, a la altura del pecho. Porque una parte dentro suyo esperaba que Richie le hubiese seguido, pero la otra aseguraba que lo mejor que podría pasar era que le hubiese dejado marchar sin más.

    Una mitad de su cerebro se hacía a la idea de que no era quizá tan importante para su amigo como creía y la otra, con la misma conclusión, casi aplaudía la decepción. Y él, en su infinita inexperiencia en asuntos sentimentales, se veía completamente inútil al momento de lidiar con todo aquel inexorable torrente, con la estúpida contraposición.

    Estaba confundido, angustiado, asustadísimo, y quería un abrazo precisamente del culpable de su lamentable situación. ¿Se podía acaso estar más jodido?

    Con un hipo intermitente se restregó los ojos cuando sintió que le ardían, y como si cada paso le pesase una tonelada, se arrastró hasta dejarse caer sobre la cama. Todavía sollozaba en silencio, pero su rostro contra la almohada lo escondía mientras apretaba los ojos con fuerza.

    Era claro que quería dormir para no pensar y por fortuna el cuerpo decidió darle tregua al menos un momento. Para cuando los párpados le empezaron a pesar ya demasiado, terminó por rendirse a los encantos de Morfeo.

    Por desgracia el rellano de calma le duró más bien poco y terminó de todos modos despertando más de alguna vez durante la noche. Al día siguiente sus ojeras eran imposibles de ignorar y disimular, lo cual por supuesto alarmó a su progenitora.

    Ya le había parecido extraño el comportamiento de la noche anterior, pero con su hijo habían tenido cierta charla en la que se había comprometido a no seguir tratándole como si tuviese cinco años y las rodillas peladas, lo cual le había hecho morderse las ganas de correr escaleras arriba tras él. Ah, pero ahora ya no iba a seguir conteniéndose, no luego de verle tan pálido, con esas bolsas tan marcadas bajo aquellos ojos cansados.

    Su pequeño definitivamente estaba enfermo y en ese terreno sí que no daría su brazo a torcer ni por muchas charlas que existiesen en el mundo.

    ― No irás a clases hoy, Edward ― Sentenció con el ceño en tensión, haciendo que el más joven detuviese al vuelo su intento de prepararse desayuno ―

    ― Tengo examen, má ― Respondió con monotonía, intentando volver a su actividad previa ― No puedo ausentarme ― Mentira. Total y completa mentira, pero ese argumento sería infalible, el susodicho conocía demasiado bien a la mujer que le había traído al mundo ―

    El silencio que se instauró alrededor le confirmó el éxito de su idea, pues obviamente le había puesto en una importante disyuntiva. Sonia se preocupaba por la salud del menor, de hecho lo hacía demasiado, pero también le interesaba no mellar el impecable rendimiento académico de este mismo.

    ― Iré a por ti luego del examen. ¿En qué período cae? ―

    ― Quinto ― Musitó con la boca llena. No había obtenido una victoria completa, pero al menos no le tendrían en cama tan pronto. Si algo le causaba más pánico que tener que juntar entereza para presentarse al mundo en ese estado, era llamar todavía más la atención con una ausencia por enfermedad ―

    ― Vale ―

    No dijeron más luego de eso, transcurriendo los minutos en una tensión casi palpable. Por parte del joven, pensando en cómo apañárselas para no preocupar a nadie retirándose antes y por la otra, la señora Kaspbrak imaginando quién sabe qué terrible enfermedad consumiendo perniciosamente a su retoño.

    Todo un espectáculo a esas horas de la mañana, sin duda.

    - - -



    El camino al instituto se le hizo inusualmente pesado, teniendo incluso que hacer unas cuántas pausas en el transcurso. Extrañaba su fiel facilitador de la respiración, si debía ser sincero, pero no iba a sacar demasiado con llorar sobre la leche derramada.

    De todos modos, con algunas paradas aquí y allá, consiguió llegar antes del timbrazo. Con un suspiro suave enfiló hacia el salón en dónde le tocaba tomar matemáticas y cierto grado de alivio le destensó el cuello cuando notó que se encontraban ya todos en sus lugares.

    Tenía suerte de ir un año más abajo que Richie, desde luego, pero también agradecía que el inicio de la lección impidiese a sus demás camaradas siquiera notar la mala cara que llevaba. A la voz en grito del profesor todas las cabezas se dirigieron al frente, dejando al reloj correr con la velocidad o monotonía que podía llegar a tener cualquier clase a esas horas. A partir de ese momentos sus energías se enfocaron no tanto en poner atención como en no cabecear demasiado sobre su pupitre.

    Con esfuerzo consiguió salvaguardar aquel detalle con cierto grado de dignidad, pero para la hora de almuerzo ya se movía esencialmente en piloto automático. Por este motivo se excusó con los demás, diciendo que tenía que revisar algo en la biblioteca, y partió a cualquier sitio en que pudiese despejarse un rato.

    Al parecer hasta ahora las cosas iban en orden. Nadie le había preguntado nada particular, no parecían siquiera estar notando algo diferente en él, por lo que más allá del sueño en realidad no le estaba resultando tan imposible la jornada.

    ¡Ni siquiera se había encontrado con Bowers y su panda de imbéciles! Y, lo que era decir más, no había visto al pelinegro en lo que llevaba de avanzado el día.

    Aunque, vale, de eso último tenía sus dudas respecto a lo que le hacía sentir. Nuevamente sus pensamientos se dividían en dos bandos en acalorada discusión, pero desde la noche anterior le estaba costando hacer una bolita de todo aquello y echarla a un rincón olvidado.

    Le estaba costando ignorar una situación insostenible.

    Y no era que Eddie fuese por ahí con medias verdades, de hecho solía ser bastante directo y borde al expresarse (nunca tanto como el Tozier, claro, pero por algo tenía que ser que se llevasen tan bien…), por lo que todas esas palabras atoradas entre el corazón y la garganta le estaban haciendo más daño del que se planteaba de forma consciente.

    No tenía ninguna hemorragia interna, claro que no, pero tampoco estaba en un panorama saludable. Ahora el problema caía en que no tenía prescrito nada para las enfermedades de toque emocional.

    Sin notar el avance distraído de sus pies, acabó en el patio de la institución. Al caer en cuenta de ello suspiró, esta vez con una sonrisa pequeña; la mayoría del alumnado se encontraba en esos momentos en la cafetería, por lo que realmente podría darse un tiempo a solas.

    Con esa chispita de ánimos, se dirigió detrás de las graderías y allí se sentó, en un rincón que luciese menos inmundo o lleno de polvo. La verdad por delante, le había costado un esfuerzo increíble el aguantarse las ganas de sanitizar todo antes de ponerse cómodo, pero lo logró. Lo logró y eso era un tremendo punto a favor en su camino de auto superación.

    Así pues, algunos minutos más tarde (y una chaqueta sirviendo de asiento improvisado), se quedó con la vista fija en algún punto aleatorio de la nada. Su expresión no parecía decantarse por alguna emoción en específico y aun así parecía sugerir no acercársele demasiado. A tal grado estaba concentrado en sus mundos internos, que la ligera soledad del recinto le había servido de catapulta perfecta para desconectar de la realidad y reconectar con su verdadera realidad.

    O, bueno, por ponerlo de alguna forma…

    De a poco su respiración se volvió más tenue y pausada. Todavía seguía ejecutando la mecánica, sí, pero había que mirarle con mucho cuidado para percibir el subir y bajar de su tórax. A simple vista la quietud se le extrapolaba hasta a las ordenadas fibras de cabello, otorgándole cierta remembranza a una estatua. Incluso la palidez que le persistía, ayudaba a esa idea.

    Oh, sabía que alguien se hubiese reído de aquella comparativa. Pero en fin.

    En un momento dado acabó abstrayéndose tanto, que cerró los ojos sin notarlo. Y este detalle propició el acercamiento de alguien a su perímetro. O tal vez sólo lo hizo ver más casualmente lógico, pues en el estado en que se encontraba lo cierto es que no hubiese notado un elefante pasándole por delante.

    ― Hasta que te encuentro, joder. Tienes a todos preocupados ― La voz se coló de a poco, como escarbando entre capas y capas hasta accionar algún botón, pero cuando la procesó efectivamente sus ojos se abrieron de golpe y dio un bote en su sitio ― Sí, a ti te hablo… ―

    Eddie no supo qué decir, porque no tenía ninguna excusa y la cabeza parecía querer explotarle en cualquier momento, por lo que optó por abrir y cerrar la boca en un fracaso rotundo de articular siquiera algún sonido coherente. ¿Qué demonios hacía Richie ahí?

    ― Los muchachos dijeron que te habían notado raro. Que no dijeron nada, porque supusieron que te pondrías peor, pero que quizá yo podía…ayudar de algo ― Le vio gesticular unas comillas, recién entonces cayendo en cuenta de que el recién llegado se encontraba en una posición bastante incómoda dada su altura ―

    ― Siéntate de una vez, ¿quieres? ― Pronunció, frunciendo el ceño mientras enfocaba la vista en sus rodillas recogidas. Había un poco de tierra en ellas, pues obviamente tenía que escoger el día que iba con shorts para meterse en ese rincón ―

    El aludido simplemente obedeció en silencio, quedando en breve a su lado. Incluso así era evidente la diferencia de estatura entre ambos, pero al menos ya no estaba uno de ellos forzando imposiblemente las articulaciones para encajar ahí debajo.

    Luego del traqueteo mencionado, se sucedieron al menos cinco minutos en que ninguno dijo nada. No parecían tener intenciones de despegar los labios, como si telepáticamente pudiesen resolverlo todo aunque fuese bastante claro que eso no era verdad ni por asomo. Por fin fue el castaño quien terminó por perder el voto de silencio.

    ― ¿Cómo me encontraste? ― Le miró de reojo, con cierto temor solapado a su mirada ―

    ― ¿Importa? ― El azabache miraba hacia el frente con las cejas tensas e incluso con los gruesos cristales que resguardaban sus orbes, podía vislumbrar un toque de molestia ―

    ― …no ― Volvió a perder la vista en cualquier otro punto, agobiado ―

    ― Vale ― Otro silencio incómodo, aunque esta vez no tan largo como el anterior ― Supongo que habrás extrañado esto ― Agregó, hurgando en su bolsillo para sacar el bendito inhalador que había perdido en su escapada ―

    Pero, más que mostrar intenciones de devolverlo a su dueño, lo mantuvo en su mano un rato. Se dedicó a observarlo, arrugando la nariz, como si quisiese estudiar hasta el más mínimo de los detalles. Incluso paseó su pulgar por la boquilla y el menor se sintió increíblemente ridículo por haber asimilado ese movimiento con una caricia en sus propios labios.

    Vale, que estaba bien que su boca se la pasase pegada a ese pedacito de plástico más tiempo en el día del que pudiese contar, pero eso no daba pie a…

    Las justificaciones que intentaban aplacar su bochorno cortocircuitaron en el momento en que el análisis ajeno dejó de ser sólo táctil. De un momento al otro se llevó el inhalador a sus propios labios, presionando ligeramente en una moción que hacía ver tan suave el tacto que, vergüenza y todo, se descubrió incapaz de apartar la mirada.

    Percatándose del detalle, el Tozier elevó casi imperceptiblemente sus comisuras y añadió lengua a la ecuación. Poco era lo que podía hacer, el espacio no era excepcional (no como sería estar explorando la cavidad del chico a su lado), pero aun así el sonido húmedo era suficiente para recrear los sentidos un poco.

    ¿Estaba actuando premeditadamente? Un poco, sí, aunque lo último había sido pura improvisación. Su plan inicial había sido ir a por Eddie, sacarle realmente lo que le tenía tan preocupado y hacer uso de su humor habitual para devolverle al menos una suave sonrisa. Porque cuando ese muchacho sonreía, era como si el sol irrumpiera en cualquier parte.

    Con lo que no contaba era con que su humorada se hubiese ido a topar con tan intensa mirada. Eso le había hecho actuar sin pensar, guiado por esos ojos fijos en sus movimientos y esos pómulos suavemente encendidos. Y tanto se había llegado a centrar en sólo eso, que su obvia ignorancia sobre el funcionamiento del aparato le hizo apretar su agarre más de la cuenta, terminando por liberar una descarga directo entre su lengua y garganta.

    Oh, decir que luego de eso el ambiente se fue a volar muy lejos sonaba tan cierto como la tos escandalosa que hizo a Richie soltar algunas lágrimas mientras maldecía como no lo había hecho en la vida.

    Un giro situacional a todas luces no planeado, pero que terminó con el eco leve de una risa cuando el Kaspbrak se aseguró de que el incidente no había sido nada grave.

    ― Eres un completo imbécil, Rich ― Se le quedó una curva en la boca mientras le miraba, ahora directamente ― Mi inhalador no es uno de tus juguetes ―

    ― Claramente no es un puto juguete, ¡un arma mortal es lo que es! ― Su voz sonaba molesta, pero su rostro denotaba lo contrario ― Esto no hubiese pasado si hubieses sido tú, en todo caso…― Lo soltó como tanteando terreno. Ya podría decir que era una jodida broma, si notaba una reacción desfavorable pero, contrario al otro joven, el pelinegro ya se estaba cansando de darle vueltas inútiles a lo que le estaba pasando ―

    ― Y…tenías que arruinarlo ― Rodó los ojos con un suspiro prolongado. No quería admitir que el corazón le había dado un vuelco fuertísimo al escuchar esas palabras, porque estaba seguro de que sólo era una tomadura de pelo ― Siempre igual contigo, joder ― Seguía esa pequeña sonrisa adornando su semblante, pero esta vez se sumaba al conjunto el tinte carmín que le daba un poco más de color a su cara ―

    ― Siempre igual conmigo, precisamente ― Fue repitiendo en tono lento, en la medida en que giraba un poco su posición para poder estar ambos frente a frente ―

    Y aunque el común de las personas no fuese a creer que Richie trashmouth Tozier era capaz de estar nervioso, en esos momentos podía jurar que todo su cuerpo temblaba como una hoja mecida al viento, tanto como podía apostar que el otro se daba cuenta y simplemente se guardaba el comentario porque…bueno, a saber por qué.

    Pasó saliva, respiró, contó hasta diez y se lanzó. Para su percepción ocurrió todo en cámara lenta, pero el movimiento fue más bien bruto y descuidado, cosa que corroboró al oír ese ouch en su contraparte. Se había bloqueado a tal punto que más que un beso había terminado chocando sus frentes en un impacto que, ahora que iba notándolo, sí había sido doloroso.

    ― ¡Qué demonios! ― Vio a Eddie sobarse con insistencia, pero la risa teñía su voz ― ¿A cuento de qué has querido casi sacarme la cabeza? ―

    ― ¡A cuento de querer darte un puñetero beso! ― Quiso tragarse las palabras demasiado tarde, pues ya la expresión ajena se había transformado de una molestia divertida a algo que no sabía cómo interpretar ―

    Nunca le había visto así y el pánico le atenazó el estómago sin piedad. Mierda. Mierda, mierda, mierda, ¿qué había dicho? No, no se suponía que fuese así. No se suponía que arruinase todo, aunque habitualmente sí fuese verdad que solía hacerlo.

    Su cerebro empezó a funcionar a mil por hora, pero aun así se veía nulo en darle una forma de desmentir sus propios dichos. El era una broma no sonaba plausible en lo absoluto, pero debía pensar en algo que borrase esa expresión en su interlocutor. Tenía que hacerlo, cuánto antes.

    Pero cuando en la desesperación del momento quiso volver a hablar, no le acalló una réplica o algún gesto de desagrado, no. Lo que fue a coartarle el plan de emergencia fue la tersa textura de aquellos rosados labios estampándose con timidez contra los suyos.

    En ese momento se sintió en el paraíso. Así, en simples términos.

    Resultaba una estampa curiosa, por supuesto, pues luego de una lucha interna que a ambos tuvo al borde de un colapso, finalmente resultaba que ni Richie estaba odiando la idea de que su mejor amigo tuviese sentimientos por él, ni el otro se había horrorizado por la idea de que le hubiese querido besar.

    Y aunque la angustia, los quebraderos de cabeza, no se los quitaría nadie, tampoco nadie podría arrebatarles la magia de aquel momento. Que bien sabían no sería eterno ni habitual, no al menos a vista pública, pero mientras durase lo atesorarían como si cada segundo fuese un día que pasaron yendo contra paredes invisibles.

    Ninguno contó realmente el tiempo que transcurrió en el contacto, estaban demasiado ensimismados en sentirse mutuamente, pero cuando se separaron había tal paz en sus miradas, que no pudieron evitar reír como si acabasen de despertar de un mal sueño y por fin estuviesen viendo con verdadera claridad.

    ― Realmente eres un completo imbécil, Rich ― La respiración ajena le hacía cosquillas en el rostro y todo él parecía fundirse en la cercanía que les mantenía refugiados ―

    ― Lo sé, Eddie Spaghetti ― No usó el Eds, por si acaso el mote prohibido rompía el hechizo, pero aun así el cariño destiló cada sílaba que emanó en esos momentos ―

    Y quizá, sólo quizá, la hora de almuerzo se les alargó más de la cuenta. Quizá, sólo quizá, la señora Kaspbrak tuvo que esperar al menos media hora en dirección, comiéndose su dosis diaria de histeria y nervios.

    Pero eso no importaba. Francamente para ellos pocas cosas importaban más, justo ahí, justo en aquellos instantes, que lo que estaban descubriendo.


    Edited by Lazybones. - 19/4/2019, 21:18
     
    Top
    .
  2.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    By what right does the wolf judge the lion?


    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    8,230
    Location

    Status
    Anonymous

    wyeuoisqpa
    Yo durante todo el bendito fic.



    No he leído el libro y tampoco he visto las adaptaciones cinematográficas de la historia (me acojono con mucha facilidad, gracias), pero has conseguido que no me hayan hecho falta esas referencias para entender perfectamente el fic, lo cual es genial. Evidentemente, los fics con abundantes referencias al material de origen son maravillosos, pero creo que también es muy positivo ver historias autosuficientes que no necesitan valerse de esa clase de ayudas para obtener la aprobación del lector. (Desde hace tiempo pienso que el fanfiction es la literatura popular de la actualidad y que tiene mucho mérito, pero ese es otro tema y no me quiero ir por las ramas.)

    Volviendo al fic, ha sido un placer presenciar una pequeña parte de la vida de estos muchachos, ya entrando en la edad adulta pero aún muy inmaduros a nivel amoroso. Porque eso es lo que he percibido en todo momento: que los protagonistas son dos idiotas que no saben cómo manejar sus sentimientos y sólo saben comportarse con torpeza frente al otro. <3 Me encanta que lo hayas planteado así, porque a veces las historias de amor juveniles son demasiado... idílicas, cuando la realidad suele ser la opuesta. Las personas que se enamoran cuando son adolescentes pecan de ignorancia, indecisión, vulnerabilidad, inseguridad y muy poca racionalidad. No saben lo que quieren, y son capaces de exasperar a todo el mundo con sus dudas. xD Y lo más importante: cuando dan su primer beso, no necesariamente lo hacen bien.

    Yo tuve la suerte de sorprender positivamente a mi pareja de entonces en aquel momento, pero los besos son como las relaciones sexuales; no necesariamente salen bien a la primera. Por eso me parece de diez que el primer beso entre tus chicos acabara con un cabezazo. En las películas todo es muy bonito con Barry White sonando de fondo y un guion milimétricamente calculado, pero en realidad no nos comportamos de manera tan precisa y perfecta con los demás. Además, personalmente encuentro mucho más tierno un beso torpe que uno impecable.

    En cuanto a la estructura del fic, me parece que su extensión es perfecta y que la progresión de los acontecimientos tiene el ritmo adecuado. La conclusión ni se hace esperar demasiado ni llega con demasiada prisa. <3 Lo único que quizá me perturbó un poco la lectura fue que todo el fic está planteado desde el punto de vista de Eddie, y sin embargo en el momento coger-el-inhalador-sexymente ves de repente a través de los ojos de Richie. Quizá yo habría optado por seguir con la visión de Eddie, no sólo por lograr una armonía en el conjunto de la narración, sino por saber lo que el muchacho piensa exactamente acerca de lo que está presenciando. Pero esto son paranoias mías de filóloga, que me encanta verle las costuras a todo, no tienes por qué hacerme caso.

    En fin, no tengo mucho más que comentar. Sólo resaltar un errorcillo gramatical: no es *insipientes, sino incipientes. Por lo demás, creo que tu fic es estupendo y me ha hecho pasar un muy buen rato. Espero leer más cositas tuyas de esta parejita en el futuro, aunque no la conozca de primera mano. <3

    Abracitos, Blut. <333


    Edited by .:: M. Dolmancé ::. - 19/4/2019, 21:30
     
    Top
    .
  3.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Holy dewdrop!

    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Moderadores
    Posts
    7,721
    Location

    Status
    Anonymous

    tumblr_n7iz0rt21B1s2w8b2o1_500
    Así te quiero. Más de lo que los tiburones quieren a la sangre xDD



    Ay. Bueno, yo ya más o menos te había contado algo respecto a tu bonito comentario, pero tenía que venir aquí de todos modos, porque es súper necesario soltar feels y sabes que me encanta petarte de mis emociones siempre que puedo o sea todo el tiempo xD. Así que aquí estoy, leyendo y releyendo lo que escribiste, con una sonrisa, porque estoy muy feliz de que te gustase el fic. Que eso era lo principal, que te gustase.

    Me encanta que haya sido una lectura agradable para ti y que los detalles referenciales no le quitaran la gracia a la historia. Also, estoy muy de acuerdo con lo que mencionas sobre el fanfiction. Y la verdad es que considerando lo mucho que se consume de estas historias actualmente, a veces es preocupante que siga habiendo muchos autores que relegan a un segundo plano el cuidado por la ortografía/gramática.

    Desde luego hay muchos escritores aprendiendo todavía, pero aun así sigue siendo real que la gente tienda a matizar lo que lee con lo que escribe y eso no puede terminar en nada bueno, si los únicos referentes son dichos textos... PERO bueno, vuelvo al tópico antes de que esto me salga demasiado largo. Ya puedo enviarte biblias en otro momento xD

    QUOTE
    (...) los protagonistas son dos idiotas que no saben cómo manejar sus sentimientos y sólo saben comportarse con torpeza frente al otro.

    ESTO. Esto es precisamente la dinámica de estos dos. Es que no pudiste haberlo puesto mejor, ay<3 Me encanta eso de la relación que hay entre Richie y Eddie; sea como mejores amigos o escalando a algo más bien romántico, siempre está esa chispita especial entre ambos. Que pueden pelear y discutir por las trivialidades más grandes y aun así al final del día saber que pueden contar el uno en el otro. Y lejos están de tener algo perfecto, pero lo que tienen les funciona, que viene a ser lo que realmente importa.

    Creo que esas imperfecciones le dan realismo y sabor a los amores. No sólo en la adolescencia/adultez temprana, sino en términos generales. Tener algo con altos y bajos es bonito, emocionante, ¿de qué vale llevar algo ideal, si no te acelera siquiera un poco el corazón? Muchas veces pintan el romance con ese toque libre de fallos y errores, lo cual funciona para transmitir la sensación dulce del asunto, claro, pero de eso no pasa. Tal y como dices, en la realidad es difícil pillar cuentos tan idílicos, especialmente en edades más tempranas e inmaduras (por eso en los roles hago sufrir a mis niños todo el tiempo(? xDDD)

    Ah, qué suerte tuviste de que tu primer beso fuese un éxito. El mío fue...un poco extraño. No extraño en un mal sentido, pero fue con alguien unos años mayor que yo, así que era el único sin experiencia en el momento y, ahora que lo veo en retrospectiva, supongo que hubiese preferido que fuese con alguien tan nuevo en el tema como yo, pues creo que hice un poco el ridículo aunque esta persona nunca dijo nada al respecto xD Pero dejando a un lado mis anécdotas(? no pude resistirme a coronar ese primer intento con un cabezazo. Siempre los nervios pueden jugar malas pasadas, por lo que disfruté muchísimo retratar eso especialmente en Rich que, con todo, suele mostrarse como el tipo que es un poco tonto, pero tan seguro de sí mismo que le viene dando exactamente igual lo que el resto opine de sus acciones o palabras (por eso le han apodado trashmouth y sus amigos hasta tienen una formulilla para hacerle callar cuando ya se está pasando; beep beep Richie!, que sino le toca los cojones hasta al santo más paciente xD)

    Además, muy cierto, los besos torpes son preciosos<3

    En otro orden de cosas, nuevamente muchas gracias por el apunte de la narración y la corrección. Ya ves que a veces los dedos me hacen escribir las verdes y otras me cambian las letras, AH xDD Voy a poner en práctica eso de seguir la visión desde un solo personaje la próxima vez, a ver qué tal va. Viendo la idea que tengo para mi próxima historia de este par, nos saltaremos a ver el mundo desde los anteojos de Richie. Sólo eso voy a adelantar~.

    Ya te estaré contando cuando tenga algo nuevo de ellos. Voy a hacer que les termines cogiendo cariño y cuando leas It los vas a ver tan casados como yo, eso te digo uvu

    ¡Abracitos, Dol!
    Y nuevamente gracias por pasarte<33
     
    Top
    .
2 replies since 11/4/2019, 08:40   120 views
  Share  
.