Hunter... or Hunted?

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    Resumen: La manada de Scott ha pasado por muchas, muchísimas cosas durante sus años de instituto, pero ahora comienza una nueva etapa en la universidad para él y su mejor amigo, Stiles. ¿Podrán ser capaces de llevar una vida normal y corriente (dentro de lo que cabe) o el destino seguirá empeñado en atraparlos en situaciones paranadanormales?

    ¿Qué pasaría si hubiera otra criatura sobrenatural mucho más cerca de lo que ellos creen? Y si uno de ellos fuera cazado, ¿quién sería? ¿Y cómo?

    Advertencias:
    - Spoilers: sobre toda la serie Teen Wolf.
    - En este fic Newt no es como los libros o las películas de The Maze Runner. Intento mantener su esencia, pero su historia es distinta así que, en determinados momentos, su comportamiento también lo será.

    Disclaimer: Los personajes de esta historia pertenecen a Jeff Davis, creador de la serie Teen Wolf y a James Dashner, creador de la Saga del Corredor del Laberinto, Este fanfic de capítulo único va sin ánimo de lucro.

    Portada



    Prólogo

    Hoy era un nuevo día. Hoy comenzaba una vida distinta para todos aquellos recién llegados a la Universidad de California, en Davis. Para mí esto era ya demasiado corriente, repetitivo… podría incluso definirlo como aburrido, pero los rostros animados de esos novatos, cargados de sueños y esperanzas puestos en esta universidad… me atraían.

    Era algo que podría notar hasta el más tonto de los mortales, toda la expectación y la alegría del ambiente que se reflejaba en las conversaciones animadas de los nuevos alumnos. Aunque también había muchos nervios e incluso vergüenza para aquellos que no conocían a nadie aquí.

    Para mí, que observaba todo esto mientras paseaba por el campus… sólo había una frase que se me viniera a la mente.

    “Sangre fresca…” en todos los sentidos de la oración.

    Necesitaba alimentarme, llevaba tiempo sin hacerlo. Bueno, eso no era del todo así, me alimentaba en condiciones para no ceder ante mis impulsos, pero necesitaba sangre humana si quería conservar parte de mi fuerza. Y hoy, hoy era el día perfecto para hacerlo. El día de hoy sólo teníamos la presentación de algunas asignaturas, por lo que quedábamos libres pronto para poder hacer una pequeña fiesta de bienvenida a los nuevos alumnos. Sólo era una excusa para que pudiéramos emborracharnos cuanto quisiéramos hasta perder la noción del tiempo e incluso de nosotros mismos.

    Era el momento ideal.

    Así que me limité a aparentar, un día más, ser el alumno y compañero de clases perfecto, mientras esperaba pacientemente a que mi momento llegara.

    Para los mortales las horas les parecían a veces como días, para mí… para mí se hacían minutos. Aunque hoy era distinto, necesitaba sangre, así que también empecé a impacientarme un poco como el resto de mis compañeros que apenas podían aguantarse las ganas de conversar entre unos y otros sobre lo mucho que iban a beber, ligar o follar esta noche.

    Pero la noche no se hizo de rogar y terminó llegando, como todo lo demás. Antes siquiera de darme cuenta ya estaba sentado junto a mi clase, rellenándonos los vasos con el alcohol que se compró con el dinero que todos pusimos. Ni siquiera sabía qué se suponía que estaba bebiendo, hacía mucho que dejé de disfrutar del sabor de un buen vino o de mi comida favorita.

    Ya sólo quedaba… sangre.

    Era lo único que me quitaba la sed, lo único que me quitaba el hambre.

    Poco a poco vi como mis compañeros se iban embriagando, vi cómo las estupideces aumentaban a medida que la noche avanzaba y supe que era hora de “cazar”. No me malinterpretéis, no soy estúpido, no voy a atacar a nadie que puedan relacionar mínimamente conmigo, no a mis compañeros de clase. Pero esos novatos… esa “sangre fresca” era una oportunidad que no podía desperdiciar.

    Así que me levanté por fin y caminé en busca de algún “desafortunado o desafortunada” que se alejase de su grupo para hacer… cualquier estupidez que se le pudiera pasar por esa cabecita atolondrada, para poder actuar.

    Caminé por el parque del campus prestando demasiada atención a mi alrededor, tanta, que dejé de notar mi inmediato alrededor, notando un pequeño golpe en mi hombro que me hizo girarme para saber qué había sido.

    - ¿A qué viene esa cara tan larga? - Oí que un chico me preguntaba, el que se había chocado conmigo, con una gran sonrisa en su rostro.

    Entrecerré los ojos algo molesto al inicio, pero cuando aspiré aire para intentar tranquilizarme y ese aroma me invadió… Supe que tenía un ganador. Apenas transcurrieron unos segundos de la vida real, pero saqué mi lengua para lamer mi labio inferior, como si pudiera ya pudiera saborear ese glorioso líquido carmesí. Como si estuviese viéndome a mí mismo tras él hincándole los colmillos en el cuello.

    - ¿No se supone que es una fiesta? – Su segunda pregunta me sacó de mis pensamientos.

    Llevé mi dedo índice a mi labio inferior y lo moví levemente de izquierda a derecha mientras permanecía aún pensativo.

    El chico se giró hacia adelante para seguir su camino y no tuve siquiera que agudizar mi oído para poder seguir el hilo de su conversación.

    - ¿Y a ese qué le pasa? ¿Es que no tiene sentido del humor? – Me giré dándoles la espalda, aunque seguía parado en el sitio mientras me limitaba a escuchar.
    - ¿Qué más da? ¿Lo has visto bien? Era guapísimo. – Decía la chica que iba a su lado.
    - ¿¡Perdona!? – El chico parecía escandalizado, así que volví levemente mi rostro para ver por el rabillo del ojo lo que me estaba perdiendo. - ¿Hablas en serio?

    El chico movía tanto sus brazos para mostrar indignación, que a este paso terminaría por intentar beber algo de su vaso y se encontraría con nada más que aire. ¿Cómo no podía estar notando su mano chipiada de todo el alcohol que había tirado al suelo?

    - ¿En qué posición me deja eso a mí? ¿Prefieres irte con un soso antes que conmigo?
    - Mmmm… Un soso que está tremendo frente al payaso de la clase… Creo que no hay mucho que pensar.
    - Ey, ey, ey, ey… - Dijo rápidamente, apoyando su índice en los labios de la chica para silenciarla. Estaba claro que ese chico tenía demasiada energía contenida. – Estás con el gran Stiles Stilinski.
    - ¿Y ese quién es? - No tardó en replicar la chica.
    - Agghh… - Vi al chico echar su cabeza hacia atrás, con la boca abierta y los ojos casi en blanco y dejé de ver la escena para seguir caminando, intentando contener la risa que se enfrentaba a mi fuero interno por querer salir a la luz. – Oye mira, puede que no tengas ni idea, pero he sido muy importante, mucho. He hecho… muchas cosas.
    - ¿Cómo cuáles?
    - Pues como… eh… Eso no puedo decírtelo… No eso tampoco… No, sin duda eso no puedo contarlo.
    - ¡El gran Stiles Stilinski, señoras y señores!
    - ¡No te burles de mí!

    Dejé de centrarme en curiosear la conversación, sintiendo cómo mis oídos volvían a ensordecerse con el caos de voces y gritos que había a mi alrededor, y entendiendo por qué su sangre tenía ese aroma tan delicioso para mí. Más muy a mi pesar, parecía que era de esas personas que atraían la atención de los demás, aunque de una manera muy distinta a como yo lo hacía.

    - ¡Newt! - Oí y me giré al tiempo que sentía unos finos brazos agarrándose del mío. - ¡Te encontré! - Celebró la castaña con una leve risa traviesa.
    - Cailyn, ¿cuánto tiempo llevas buscándome? - Le pregunté, notando como se movía hacia adelante y hacia atrás, tambaleándose por el poco equilibrio del que disponía debido a su alto estado de embriaguez.
    - Emmm… Mmmm… ¡Mucho! - Gritó de nuevo y volvió a reír. - ¿Qué importa?
    - ¿Y has estado todo ese rato buscándome, sola? - Pregunté y comencé a andar, apoyando mi mano en la espalda de la chica para acompañarla de nuevo hasta donde estaba nuestro grupo.
    - ¡Sip! - Respondió casi de inmediato mientras se agarraba a mi camisa, tanto por la parte del pecho como de la espalda.

    No sabía si la chica de verdad había querido soltar esa afirmación así o es que había respondido así por el hipo que tenía.

    - ¿A dónde me llevas? - Preguntó, agarrándose con más fuerza.
    - Vamos a volver con los demás. - Respondí suavemente sin darle mucha importancia.
    - ¿Qué? Jo… que aburrido ere… - Hizo pucheros.
    - Además… - La interrumpí. - Necesito que me prometas que no vas a volver a irte sola por ahí. - Le pedí.

    Cualquiera podría pensar que era un estúpido. Tenía la cena casi servida en bandeja de plata… Una chica sola, que había venido a buscarme por su cuenta, con la absoluta certeza de que no recordaría nada por lo que no tendría ni que usar mis poderes en ella…

    Era la hermana de uno de mis compañeros de clase. Si llegara a ocurrir algo estaba claro quién sería el primer objetivo. Me incriminaría solito, y ya había alguien que me había llamado la atención.

    Esperaría, esperaría un poco más…

    - Cailyn, ¿estás bien? - Su hermano se levantó y dio un par de pasos para quedar frente a nosotros.
    - Mejor que bien. - Habló y noté como enterraba su rostro en mi pecho.
    - Deberías llevarla a su habitación, está muy borracha. - Le aclaré a su hermano.
    - ¡No lo estoy! - Se defendió sin soltarme aun cuando su hermano intentó apartarla de mí.

    Me encogí de hombros.

    - Supongo que puede quedarse conmigo hasta que se calme un poco y luego… - Le dejé caer a su hermano moviendo arriba y abajo una vez mi ceja derecha para hacerle entender que entonces se la tendría que llevar.
    - Gracias tío. - Me agradeció y nos sentamos.

    La chica no se separó de mí ni por un instante, es más, hasta llegó a quedarse profundamente dormida; pude notarlo por su peso en mi pecho y su respiración pausada.

    Conforme el tiempo avanzaba yo fingía charlar animadamente con el resto de mis compañeros, centrando la mayor parte de mi atención en buscar al chico de cuya sangre me había encaprichado. Pronto Liam se llevó a su hermana, despidiéndose y agradeciéndome que no “hubiese hecho nada”. Yo le sonreí a modo de despedida y, pasados unos minutos… lo localicé, y esta vez estaba solo.

    - Bueno, me voy a dar otra vuelta. – Les dije a todos levantándome y estirando mis brazos hacia arriba para soltar los músculos, como si realmente lo necesitase para cazar a la presa que iba a perseguir.
    - Uuhhh, míralo que pillo…
    - ¿Te vas de caza?
    - A quién le has echado el ojo esta vez ¿eh?
    - ¿Nos la presentarás si está buena? - Habló uno moviendo sus manos como si estuviera dibujando unas curvas, exageradas, del cuerpo de una mujer.
    - O bueno. - Corrigió otra compañera, guiñándome el ojo.

    Yo sonreí y me giré para mostrarles a todos mi dedo corazón, con el mejor de los deseos por supuesto.

    Caminé a una distancia más que prudente, incluso para mí, tras el que se hacía llamar “El gran Stiles Stilinski”, aunque no conseguía adivinar hacia dónde demonios iba.

    Es… parece un chico impredecible, así que… pequeño, ¿por qué no me cuentas a dónde vas?

    “Tío, ¡cómo me estoy meando!”

    Me detuve en seco, no creyendo que lo primero que alcancé a escuchar en su mente fuera eso.

    “Joder, como no corra me lo hago aquí encima”.

    Se me estaban quitando las ganas de ir a por él. Resultaba tan patético… Hasta podía imaginarme los titulares de una prensa ficticia que mostraba como titular “Joven muere mientras mea”.

    “Oh joder… Stiles aguanta… Que le den, no llego al baño. Me alejo un poco y lo hago detrás de un árbol.”

    Rasqué mi nuca, con los ojos entrecerrados, resignándome a volver a avanzar tras él. Quién sabe, a lo mejor hasta podría alegrarme la vista antes de comer…

    - Ah… por fin… - Soltó aliviado una vez que creyó estar lo suficientemente escondido de los demás, pero no de mí.

    Me limité a quedarme apoyado con el hombro izquierdo en un árbol, respetando su intimidad, mientras esperaba pacientemente a que mi comida terminase de hacer lo suyo.

    - Dios… creía que iba a explotar…

    No hace falta que lo jures, a este paso hasta a mí me iban a entrar ganas…

    - Ahhh… que gozada… - Como parecía que esto iba para largo me permití el lujo de apoyarme mejor sobre el árbol, bajando la guardia y sin darme cuenta, eso hizo un leve “crack”. - ¿¡Quién anda ahí!?

    No me moví ni un centímetro de mi sitio. Me limité a esperar, rezando porque el susto que se acababa de pegar con el mini ruidito que hice le hubiese cortado todo el asunto y me permitiera acercarme a comer de una vez.

    - Tío qué mal rollo…

    Escuché su corazón agitarse demasiado, mucho más de lo que cualquier persona normal haría en este momento por haber oído un pequeño ruidito. Aunque en su defensa diré que era de noche, estaba muy oscuro salvo por las luces que venían de la fiesta que había montada en la otra punta del parque, y que era demasiado fácil atacar a un borracho solitario.

    - ¿Scott? - Me puse en alerta al momento, me centré en todo lo que nos rodeaba a ambos intentando percibir a esa tercera persona a la que había llamado y de cuya presencia no me había percatado.
    - ¿Stiles? - Su voz sonaba… rara. - ¿Qué haces llamándome a estas horas? – Destensé mis músculos y solté un leve suspiro silencioso al sentirme más aliviado por la simple explicación que tenía el no haberme percatado de la presencia de ese tal Scott.
    - Scott, menos mal. He oído un ruido y me he acojonado. Pase lo que pase no me cuelgues.
    - ¿Un ruido? Stiles, ¿estás bien?
    - Sí, sí, he ido a mear, he escuchado un ruido y…
    - Espera, espera… ¿Me estás llamando mientras meas?
    - Eh… ¿Sí?

    Me apoyé de espaldas al árbol, mirando hacia el cielo, lamiéndome los labios con la punta de la lengua y apretándolos con fuerza tras su paso sólo para controlar la risa que tantas ganas tenía de soltar por lo surrealista de la situación.

    - ¡Tío! ¡Es asqueroso! ¡Sabes perfectamente que no necesitaba saber eso! Voy a colgar, llámame cuando acabes.
    - ¡No, no, no! ¡Espera! ¡Espera! - Pidió, al parecer bastante desesperado. - Si ya está, sólo déjame que… ya sabes, que esconda el pajarito y esas cosas…
    - ¡Stiles!

    Apoyé ambas manos en mi rostro, ocultándolo y moviendo el cuerpo incontrolablemente por los espasmos de la risa que peleaba porque fuera silenciosa.

    - ¿Sabes qué estaba durmiendo? Y vas y me despiertas sólo para contarme que estás meando y que has escuchado un pequeño ruido de nada…
    - No Scott, estás equivocado. - Mi presa empezó a moverse de nuevo, y yo lo hice también. - ¿Recuerdas…? ¿Recuerdas esa noche, la noche que comenzó todo? -

    Esas… preguntas… me llamaron bastante la atención.

    - ¿Qué noche? ¿La noche en que empezaste a dejar de mearte en la cama?
    - ¡Scott esto es serio ¿vale?!
    - Stiles, me has llamado mientras estabas meando. Tú has empezado esto.
    - Sí, sí, lo sé, ¿vale? Pero… pero ¿recuerdas esa noche o no?
    - No Stiles, no la recuerdo. - Habló sarcástico el chico del otro lado del teléfono.
    - Vale, vale… A ver… Pues, esto va a parecerte gracioso, pero ¿te acuerdas del mal rollo que daba el bosque?
    - Recuerdo que alguien me dio un susto de muerte para luego llevarme casi a rastras a ese maldito bosque con la intención de encontrar un cadáver antes que la policía. Irónico que te encontraran antes a ti y me dejaras tirado allí ¿no crees?
    - Dejemos los detalles insignificantes a un lado.
    - ¿Insignificantes? ¡Por tu culpa aquella noche…!
    - Tengo muy mala sensación ahora mismo Scott. - Le interrumpió. - Ya sabes… como si algo… como si algo me estuviera… acechando. - Frené en seco, al escuchar cómo susurró esa última palabra.

    Tenía que parar ahora mismo. Este chico… No sé si es que había vivido algo así antes, tenía buena intuición o simplemente era un completo estúpido paranoico, pero tenía que parar. Era demasiado peligroso.

    En todo este tiempo que llevaba de “vida” me impuse sólo una norma: si existe una mera sospecha, entonces me retiro. Y con este tipo habían saltado todas las alarmas. Una noche buscando un cadáver en un bosque, con malas sensaciones, y como si algo le acechara. Era incluso probable que hubiese tenido ya contacto con algo paranormal y no se hubiese dado ni cuenta el pobre.

    Mejor buscar otra presa.

    Le di ventaja, le di toda la distancia que pude. Seguramente esperé tanto que ya habría llegado con el resto de sus compañeros, sólo ahora era seguro salir. Caminé de vuelta hacia mi grupo, aún rodeado por la oscuridad, y estaba seguro de que en parte se me notaba visiblemente frustrado y más por como deslizaba mi índice por el labio inferior, de comisura izquierda a derecha, de lado a lado, rápida y nerviosamente.

    Me habría dado un festín con ese chico de no haber sido porque… No, suficiente. Estaba descartado.

    - ¡Newt! - Sentí de nuevo un abrazo.
    - Caylin… - Si con mi voz pudiese ronronear, ahora mismo lo habría hecho al saborear el pensamiento de que tenía a una presa a mi alcance.

    Estaba perdiendo el juicio, lo sabía, pero era muy frustrante saber que no podría probar a ese chico que olía tan bien y que tenía que conformarme con cualquiera.

    - ¡Te he estado buscando! - Soltó una risilla.
    - ¿Ah sí? - Pregunté con una pequeña sonrisa en mi rostro. - ¿Y qué pensabas hacer al encontrarme? - Susurré seductoramente sujetándole suavemente por la mano para obligarla a dar una vuelta sobre sí misma de manera lenta, terminando por pegarla en mi pecho y teniéndola rodeada con mi brazo, sin escapatoria.
    - Bueno… - Sonrió y se hizo la tímida. - Quién sabe… - Alzó su vista para mirarme y no dudé en inclinarme hasta su cuello.

    Lo acaricié lentamente con mis labios, desde debajo de su oreja hasta la clavícula, deleitándome con la suavidad de su piel antes de que… Antes de que empezase mi festín.

    - Que frío estás… - Dijo tras sentir mis labios.
    - A lo mejor es que tu estás demasiado caliente… - Le susurré como respuesta para que dejase de centrarse en eso.

    Entrecerré mis ojos al sentir el hormigueo en las encías puesto que mis colmillos estaban empezando a afilarse.

    - N-no… Tus manos… tus labios están…
    - ¡Caylin! - Una voz detrás de nosotros la interrumpió. - Nos vamos, ¡ahora!

    Liam… En qué momento… Podría atacarles. A ambos, podría someterlos a ambos en un instante.

    - ¿¡Qué!? ¡Déjame divertirme!

    Sería tan sencillo… Primero él. Podría derribarlo contra el suelo, empotrarlo contra un árbol e hipnotizarlo para que dejara de resistirse. O simplemente golpearle con tanta fuerza que perdiese el conocimiento en el acto, y entonces le tocaría a ella…

    - Nos vamos, ¡ya! No vas a molestar más a Newt. - Escuché y apreté los puños con fuerza después de que Liam separase a su hermana de mí. - Perdona tío. Nos vemos mañana ¿eh? - Golpeó levemente mi hombro a modo de despedida.

    No respondí. Me mantuve parado intentando contener al monstruo sediento de sangre que tenía en mi interior.

    Podía hacerlo… Podía controlarme. Ya lo había hecho en otras ocasiones, en muchas y peores que esta. Sólo debía… Sólo debía centrarme en la calma de la noche, sólo…

    No tenía hambre. Era sólo… sólo un capricho. Un capricho que me mantenía fuerte, pero… un capricho. Sólo… volvería a casa, me pondría música y… me relajaría. O al menos esperaba que eso funcionase.

    Sí… funcionaría. Tenía que hacerlo.

    Ni siquiera me despedí del resto de la clase. Caminé rápidamente y entre las sombras, evitando que cualquier mirada curiosa pudiera sorprenderse o asustarse porque un humano “normal” pudiera ir tan rápido sólo caminando. A paso normal tenía unos veinte minutos entre la habitación; pero a este apenas eran cinco.

    Nada más llegar cerré la puerta tras de mí y me encerré en el baño. No me hizo falta siquiera encender la luz, era capaz de ver claramente mi reflejo aún estando completamente a oscuras. Verme en el espejo con mis ojos y colmillos afilados fue la única respuesta que necesité para entender que me había sobreexcitado demasiado por la presa que no pude capturar.

    ¡Necesitaba sangre humana! ¡YA!
    No, eso no era cierto. No la necesitaba.
    ¡Sin ella estoy perdido!
    ¡No! No es así. No estoy… No lo estoy. Puedo resistir solo, estoy oculto. Nadie sabe que estoy en esta ciudad. Estoy a salvo… Estoy… Lo estoy.
    ¿Por cuánto tiempo?
    El tiempo que haga falta… Sino siempre puedo volver a marcharme, no sería la primera vez que lo hacía.
    ¿Sin blanca? No llegarás muy lejos.
    Pues entonces me matarán. Ya estoy harto de esto. Si todo el mundo se empeña en odiar mi existencia pues entonces era posible que lo mejor sería que desapareciese, tal y como el resto lo hicieron. Después de todo…

    - Ya estoy muerto, ¿no? - Le hablé a mi reflejo, tragué saliva y bajé la mirada hasta mis manos.

    Fue en ese momento en el que me di cuenta de que me había clavado las garras en las palmas de las manos y estaba sangrando.

    ¿¡Por qué demonios había tenido que convertirme en esto!?

    Golpeé el espejo con mi puño cerrado, con rabia, y aun así tuve que controlar mi fuerza para no destrozar la pared entera. Los fragmentos del cristal cayeron al separar los nudillos y empecé a sangrar una vez más.

    Caminé fuera del baño y fui a buscar los cascos que tenía, los cuales cubrían completamente mis orejas, y los puse en el móvil para reproducir la única canción que conseguía calmarme, encerrándome una vez más en el baño, pero esta vez sentándome en el suelo y ocultando mi rostro en mis brazos cruzados sobre mis rodillas.


    ____________________________________________________________

    Buenas gente!!

    Hace poco que volví a engancharme a Dylmas y es que, cómo no enamorarse de estos dos que son tan monos, adorables, apachuchables juntitos... <3 Así que me decidí a escribir algo sobre ellos y me costó encontrar la inspiración la verdad, pero encontré la respuesta al volver a ver la serie de Teen Wolf.

    Y aquí estoy, empezando una historia que no sé si gustará o no y que todavía no tengo del todo claro hacia dónde tiraré con ella, pero oye... allévoy!

    Antes de despedirme, la canción que escucha Newt con sus cascos es la titulada "I will remember" de Peter B. Helland. La podéis encontrar en Youtube si os apetece escucharla.

    Especial agradecimiento: Sly D. Cooper porque ella ha hecho posible esta portada tan chula y ha soportado toda mi pesadez con esta pareja :3

    Eso es todo! Un saludo y... nos leemos!!
     
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