Ponte en mi lugar. (Akihiko x Misaki) One-shot.

Tras una pelea, Misaki amanece atrapado en el cuerpo de Akihiko y Akihiko en el de Misaki.

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    Ponte en mi lugar


    Parte I



    Estaba harto de la situación, todos los días era la misma historia. Usagi-san y sus celos. Era exasperante. Los celos del escritor hacían sentir a Misaki muy inseguro, era como si el mayor no confiara en él.
    Misaki era demasiado inocente y Akihiko lo sabía. El castaño no se daba cuenta de todos los hombres que iban detrás de él. ¿Cómo era posible que Misaki no se percatara de lo irresistible que era? Akihiko sabía que no era culpa del menor, pero no podía evitar mosquearse al ver lo poco consciente que era del don que tenía para atraer a los hombres.
    Aquella tarde la cosa se había ido de las manos. Ijuuin-sensei le había guiñado un ojo a Misaki y éste le había sonreído.

    - ¿QUÉ ESPERABAS QUE HICIERA? ¿GIRARLE LA CARA?- Gritó Misaki enfadado. Habían llegado unos minutos antes al apartamento y desde entonces no habían parado de discutir.

    - ¡PUES SÍ!

    - ¡SÓLO INTENTABA SER AMABLE!

    - ¡PUES GUÁRDATE LA AMABILIDAD PARA ALGUIEN QUE NO QUIERA METÉRTELA!- Misaki le miró muy cabreado y se marchó a la cocina a por un vaso de agua. En verdad no tenía sed pero sabía que si le contestaba en ese momento no iba a salir nada bueno. Akihiko le siguió hasta la cocina y le volvió a hablar pero esta vez más calmado.- Misaki, solo quiero que vayas con cuidado porque no todo el mundo es bueno y pueden aprovecharse de ti. Me preocupa que eso pase, ¿lo entiendes?

    - Usagi-san, sé cuidarme, no soy un crío.- Le respondió Misaki cruzándose de brazos.

    - Ya lo sé, pero tú eres un amor de persona y hay gente que ve eso y piensa...piensa que puede hacer cualquier cosa contigo y tienes que dejar claro que no es así.

    - Es que parece que no confías en mí.- Le dijo Misaki algo dolido y Akihiko suspiró.

    - No confío en los demás.

    - Pues podrías tener un poquito más de fe en mí.- Le reprochó Misaki.

    - No me entiendes.- Murmuró Akihiko negando con la cabeza.

    - ¡No, eres tú quien no me entiende a mí!- Gritó el menor frustrado.

    - Ponte en mi lugar, ¿qué harías si vieras a alguien intentando alejarme de ti?

    - Usagi-san, son imaginaciones tuyas. Ijuuin-sensei no quiere nada conmigo.- Akihiko suspiró pasándose una mano por los ojos.

    - Estás ciego, Misaki.

    - Tú también deberías ponerte un poco en mi lugar. Me duele mucho ver que no confías en mí.- Dijo Misaki.- ¿Sabes qué? Me voy a la cama, ya hablaremos mañana.

    - ¿No vas a cenar?- Le preguntó el mayor.

    - No me apetece.- Respondió el castaño subiendo las escaleras.- Están las sobras de ayer en la nevera, solo tienes que meterlas en el microondas. Buenas noches, Usagi-san.

    - Buenas noches, Misaki.- Dijo Akihiko sabiendo que aquella noche no dormirían juntos.

    El despertador sonó y Misaki se revolvió en la cama algo fastidiado. Al estirar el brazo notó a Suzuki-san y eso le extrañó, si no recordaba mal aquella noche había dormido en su habitación y no en la de Usagi-san. Movió la pierna y notó algo todavía más extraño, los pies le llegaban hasta el final de la cama, ¿podía haber crecido tanto en una sola noche? Sus plegarías debían de haber sido escuchadas.

    Abrió los ojos y parpadeó varias veces, algo no andaba bien, era como si no fuera capaz de enfocar los objetos que estaban alejados de él. ¿Lo que había ganado de altura lo había perdido de vista? Aquella mañana estaba siendo muy rara y no habían pasado ni cinco minutos desde que le sonó el despertador. Se puso en pie y sonrió al comprobar que efectivamente había crecido, ya estaba más cerca de la lámpara. Intentó tocar el techo para comprobar si llegaba y abrió la boca al ver sus manos, ¿desde cuando sus manos eran tan grandes? Eran muy parecidas a las de Usagi-san. Se quedó contemplándolas hasta que una idea pasó por su mente; ¿y si le había crecido algo más?

    Misaki miró a su alrededor como si temiera que alguien le estuviera observando y, con cuidado, se estiró la goma del pantalón del pijama y del calzoncillo para comprobar que todo siguiera igual allí abajo. Estuvo a nada de caerse al suelo por la impresión, aquella hombría no era la suya, de hecho él conocía muy bien a su dueño.

    - ¿Por qué tengo el pene de Usagi-san?- Al escucharse la voz se asustó todavía más, aquella era la voz de su pareja. Corrió al baño y cuando se miró en el espejo comenzó a gritar como un histérico.

    - MISAKIIIIIIIIIIIIII- Aquello fue muy raro. Vio a su cuerpo ir hacia él con cara de preocupación y gritando su nombre.

    - Usagi-san, ¿eres tú?- Le preguntó Misaki a su cuerpo.

    - Sí. No sé qué coño está pasando pero ahora yo soy tú y tú eres yo.- Respondió Akihiko.

    - ¡Pero eso es imposible!

    - Pues no lo es porque está pasando.

    - ¡Dios! ¿Qué vamos a hacer ahora?- Preguntó Misaki muy agobiado.

    - Propongo no salir de casa hoy y esperar a que esto se solucione solo.

    - Sí, será mejor que hoy no salgamos.- Asintió Misaki pero cayó rápidamente en que no iba a ser posible.- ¡Mierda! ¡Hoy tengo examen con Kamijou!

    - Pues no vas a poder ir.

    - ¡Si no voy suspenderé la asignatura y no me podré graduar este año!- Misaki se encontraba muy agobiado en ese momento. Observó como su cuerpo pasaba a tener cara pensativa.- ¿Alguna idea, Usagi-san?

    - Yo haré el examen por ti.

    - Pero…

    - No hay peros. Es de literatura, ¿no?

    - Sí.

    - Pues me saldrá genial. Además es con Hiroki, eso está tirado.- Dijo Akihiko muy seguro de sí mismo.- Ya me darás las gracias por el diez.

    - Pero no has asistido a las clases y no sabes…

    - Me ofendes, Misaki. Sin contar que yo tengo un montón de cultura general, cada vez que salgo a beber con Hiroki empieza a hablar y a hablar y siempre lo hace sobre dos temas.

    - ¿Cuáles?

    - Su vida sexual y la literatura.- Dijo Akihiko.- Yo prefiero que me hable del primero pero nunca me da a elegir.

    - Me cuesta creer que Kamijou tenga vida sexual.- Murmuró Misaki.

    - Créeme que la tiene y nada aburrida.

    - Bueno, ¿entonces harás tú el examen?

    - Por supuesto y sacaré un diez.

    - Kamijou nunca pone dieces.

    - Pues el tuyo será el primero.

    - ¿Y yo qué hago?- Preguntó Misaki queriendo ser útil, si Usagi-san iba a ser productivo él también quería serlo.

    - Vale, escúchame atentamente.- Dijo Akihiko poniéndose serio.- Necesito que te pongas un traje…

    - Entendido.

    -...te afeites…

    - Eso está tirado.

    -...te metas en mi despacho…

    - De acuerdo.

    -...enciendas mi ordenador…

    - ¿Y qué más?

    -...y te pongas a jugar al buscaminas.

    - Por supues...¿eh? ¿No necesitas qué haga nada importante?

    - No.

    - Pero tú te vas a hacer pasar por mí, lo mínimo que puedo hacer yo es…

    - Misaki, ¿qué te crees que hago la mayoría del tiempo en mi despacho?

    - Escribir.

    - Hacer como que escribo.- Le corrigió Akihiko.- Sólo escribo cuando miro a la muerte a los ojos. Hablando de la muerte, ni se te ocurra cogerle el teléfono a Aikawa bajo ninguna circunstancia, ¿entendido?

    - ¿Y si es importante?

    - No lo será.

    - Pero…

    - Y cuando digo a Aikawa me refiero también a Isaka.

    - Está bien.

    - Bueno, no respondas llamadas de nadie de la editorial.- Dijo Akihiko.- Ni de mi padre, ni de ningún familiar, ni siquiera de Tanaka.

    - ¿No crees que estás exagerando, Usagi-san?

    - Pensándolo mejor, existe la posibilidad de que si llama Takana sea para decirme que mi padre la ha palmado… A Tanaka sí que se lo puedes coger. En fin, voy a prepararme para hacer un examen.- Dijo el escritor pero antes de salir del baño en el que estaban, se giró para decirle una cosa más.- Si muere mi padre baja a comprar champán, me pondría muy triste si no tengo con qué celebrarlo.

    - No me puedo creer que mi cuerpo haya dicho todas esas idioteces.- Murmuró Misaki nada más se marchó el otro.



    Akihiko llegó puntual a la universidad y entró en el aula que le había indicado Misaki. Un par de personas le saludaron al entrar, el escritor supuso que eran conocidos de su novio y se limitó a hacerles un gesto con la cabeza. Se dejó caer en el primer asiento que vio libre y poco tiempo después hizo aparición su amigo de la infancia. Cuando Hiroki entró en aquella clase, todo el mundo se calló y esperó a que el profesor dijera algo. La situación a Akihiko le parecía graciosa, sabía que su amigo conseguía intimidar a sus alumnos pero no tenía ni idea de que llegaba hasta ese punto. Sí, Hiroki tenía muy mala leche pero tampoco era para tanto.

    - A partir de ahora no quiero oír ninguna palabra.- Comenzó a decir el profesor mientras repartía los exámenes.- Creo que no es necesario decir que si veo a alguien copiando será inmediatamente expulsado de la universidad. El examen consta de cuatro preguntas a desarrollar y un comentario de texto.- Cuando ya todo el mundo tenía el examen, Hiroki volvió a su mesa.- Ya podéis darle la vuelta. Tenéis dos horas a partir de ya. Mucha suerte, la vais a necesitar.

    Akihiko no pudo evitar sonreír ante la actitud que adoptaba su amigo en clase. Hiroki le miró extrañado pero no dijo nada y Akihiko comenzó a leer el examen. Contuvo una carcajada al ver las preguntas, ese Hiroki era un cabrón, pero él iba a conseguir sacar buena nota.
    En poco más de una hora consiguió acabar el examen y se levantó a entregarlo. Hiroki le miró arqueando una ceja y sonrió de lado, Akihiko conocía esa sonrisa; le iba a caer bronca.

    - Qué rápido, Takahashi. ¿Es que ya has dado por perdida mi asignatura?- El escritor lo último que quería era meter en un lío a Misaki, pero le resultaba imposible resistirse a contestarle.

    - Para nada, de hecho me ha parecido muy sencillo.- Hiroki le miró con los ojos como platos y una vena en la sien comenzó a palpitar.

    - Me sorprendes, Takahashi, ya que la única vez que has aprobado un examen conmigo ha sido por pura suerte.- Hiroki se cruzó de brazos y se puso todavía más erguido.- Me alegra saber que has conseguido mejorar, algo que en tu caso parecía imposible.

    - Voy a sacar un diez en este examen.- Comentó Akihiko y Hiroki frunció el ceño.

    - Te veo muy seguro de ti mismo hoy, de normal no consigues formular una frase con sentido.

    - Vaya, sí que eres un estirado en clase, Hiroki.- El profesor le miró como si le hubiera ofendido de la peor manera posible.- Es como si el médico ese tuyo no te tuviera sexualmente satisfecho.

    - ¿Qué has dicho, Takahashi?- Hiroki se encontraba muy cabreado en ese momento y Akihiko supo que Misaki iba a matarle. El profesor intentaba no alzar la voz para no alterar a quienes seguían haciendo el examen.- ¿Qué sabes de Nowaki? ¿Eres un maldito acosador?

    - Hiroki, estás exagerando.

    - Que sea la última vez que me llamas por mi nombre, Takahashi.- El profesor le miró con mucho odio.- Quiero verte a la hora de comer en mi despacho. Ahora lárgate de mi vista.
    Akihiko quiso decir algo pero se contuvo al ver la cara de su amigo, había metido en un buen lío a Misaki. Iría a hablar con él para solucionarlo.


    Misaki se había pasado toda la mañana metido en el despacho de Akihiko jugando al solitario porque el buscaminas le aburría. Necesitaba que el tiempo pasara rápido, tenía la esperanza de que al acabar el día todo volvería a la normalidad y ya no aguantaba más estar en el cuerpo de Akihiko.
    La tranquilidad de la mañana se vio interrumpida por una llamada al móvil del escritor. Le había dicho que no contestaría pero le pudo la curiosidad al ver que el contacto que le llamaba estaba guardado como “Gilipollas”. ¿Si era alguien que no le caía bien a Usagi-san, por qué tenía su número?

    - ¿Si?- Misaki se decidió a contestar.

    - No esperaba que aceptara mi llamada el gran Usami-sensei.- El estudiante contuvo la emoción al escuchar la voz de su mangaka preferido.

    - Ijuuin-sensei.- Dijo Misaki intentando no sonar emocionado.

    - Quería disculparme por mi comportamiento de ayer.

    - Sí, yo también...- Comenzó a decir Misaki pero fue interrumpido.

    - No estuvo bien coquetear con Misaki estando tú presente.- El castaño frunció el ceño, ¿Akihiko tenía razón? ¿En verdad Ijuuin iba detrás de él?- Espero que la próxima vez nos des algo de intimidad. Estoy seguro de que Misaki se lo pasará muy bien conmigo.- El estudiante se quedó sin palabras, ¿desde cuando su mangaka favorito era tan idiota? Se sintió mosqueado pero sobre todo decepcionado. Hubo una pausa en la que el menor pensó qué decir.

    - Sensei, Misaki es una persona madura e independiente y es libre de mantener una relación con quien él quiera. Yo no soy su dueño, es libre de irse con quien desee y estoy completamente seguro de que él siempre me elegirá a mí antes que a ti.- Misaki no supo de dónde sacó esa confianza pero pensó que debía zanjar ese asunto cuanto antes.- Sinceramente espero que tengas el valor de preguntarle qué es lo que él quiere y que sepas respetar su decisión.

    - ¿Tan seguro estás?

    - Puede sonar arrogante pero yo soy la persona más importante para Misaki y, por mucho que él te admire, no eres comparable a mí.- Sin decir nada más colgó, sintiendo como se quitaba un peso de encima. No tenía muy claro qué acababa de pasar, pero no se arrepentía de nada de lo que le había dicho. Misaki se sentía orgulloso de sí mismo, había conseguido manejar con éxito la situación.

    El sonido del móvil le hizo salir de sus pensamientos. “Misaki” se podía leer en la pantalla.

    - Usagi-san, ¿cómo ha ido el examen?- Preguntó a modo de saludo.

    - Misaki, tienes que venir a la universidad, la he liado y ahora Hiroki te odia.

    - ¿KAMIJOU-SENSEI?- Preguntó Misaki alarmado.- ¿QUÉ DEMONIOS HAS HECHO?

    - Nada, simplemente se me hace muy raro hablarle con formalidad, es que es de mis mejores amigos… Tienes que venir, Misaki.

    - Pero…

    - Quiere verme en su despacho a la hora de comer. Date prisa y ven o estarás muy jodido para lo que queda de curso.

    - Usagi-san, eres lo peor.- Misaki colgó y se preparó rápidamente para salir. Cuando llegó a la universidad, se vio a sí mismo esperando en la puerta. Akihiko fue hacia él y le agarró de la mano.

    - Venga, vamos.- Le dijo Akihiko agarrándole de la mano y tirando de él. Le condujo hasta el despacho de Kamijou y entró sin llamar. El profesor iba a sermonearle por no haber llamado a la puerta pero le sorprendió ver a su amigo cogido de la mano de su alumno.- Hiroki, necesito que te relajes y me escuches.

    - ¡Takahashi! ¡Que sea la última vez que te diriges a mí por mi nombre de pila!

    - Kamijou-sensei.- Hiroki miró a su amigo como si se hubiera dado un golpe en la cabeza.- Lo que Misaki quiere decir es…

    - ¿Sensei? Akihiko, no me vaciles hoy que no estoy de humor.- Le soltó el profesor.- Además, ¿qué coño haces aquí?

    - Es mi novio.- Dijo Akihiko y Hiroki miró perplejo a su alumno.

    - ¿Es eso cierto, Akihiko?- Le preguntó a Misaki, quien estaba bastante avergonzado con la situación.- Akihiko, ¿estás sonrojado?

    - No, yo...- Comenzó a decir Misaki tartamudeando.

    - Esta mañana ha pasado algo muy raro.- Dijo Akihiko. Hiroki escuchó atentamente aquel relato, permaneció callado todo el tiempo y, cuando el escritor acabó de contarle que se habían intercambiado los cuerpos, tomó asiento y se mantuvo un momento en silencio antes de hablar.

    - ¿Esto es idea tuya, Akihiko? ¿Te parece divertido convencer a un alumno para que me suelte semejante mierda?- Le espetó Hiroki. Misaki odiaba que su profesor le mirara de esa forma porque le daba miedo.

    - ¡Que te digo la verdad!- Le gritó Akihiko.

    - ¡No me alces la voz, Takahashi!

    - Pregúntame cualquier cosa que sólo sepamos tú y yo.- Le dijo el escritor y Hiroki sonrió de lado.

    - Venga, ¿por qué no?- El profesor se mantuvo pensativo un rato.- ¿Cómo se llamaba la mascota que tuve con once años?

    - Es una pregunta trampa.- Dijo Akihiko.- Tu madre nunca te ha dejado tener mascota.

    - Vaya, Akihiko, sí que le has hablado de mí.

    - Yo soy Akihiko, no él.- Le dijo el escritor cansado.- Pregunta más cosas.

    - ¿Qué pasó en la graduación del instituto?

    - Te tocaba hacer el discurso pero te convencí para salir la noche de antes y te quedaste afónico.

    - Sí que os habéis preparado bien esta pantomima.

    - Hiroki, de verdad que soy yo.

    - Usagi-san.- Dijo Misaki.- Da igual, no nos va a creer jamás. Si me quiere suspender la asignatura por lo que le has dicho que lo haga, yo sólo quiero irme a casa y que acabe este absurdo día.

    - Misaki, cielo.- Le dijo Akihiko acercándose hacia él y acariciando su cara, lo cual era un poco extraño ya que el cuerpo era el suyo.- Todo se va a solucionar, ya verás.

    - Me estáis empezando a preocupar.- Dijo Hiroki.

    - Hay algo que jamás le contaría a nadie y mucho menos a Misaki.- Dijo Akihiko decidido.- Y sé que tú tampoco lo has contado. Sólo lo sabemos tú y yo.

    - ¿Cómo sé que no te lo ha contado Akihiko para intentar hacerme creer que lo que decís es cierto?

    - ¡Joder, porque yo soy Akihiko!

    - ¡Que no me alces la voz, Takahashi!

    - Además, es algo de lo que me arrepiento y avergüenzo, al igual que tú.- Le dijo el escritor.- No me gustaría ir contándolo por ahí. Ya sabes a qué me refiero.

    - Takahashi…

    - Me refiero a lo de la venda.- Hiroki le miró sorprendido y por un segundo dudó. Jamás habían hablado de aquella vez que mantuvieron relaciones, era un tema tabú para ellos y era consciente de lo mucho que se arrepentía Akihiko de ello. Por ese motivo, cuando escuchó aquello en boca de Takahashi dudó y de no haber sido porque lo del intercambio de cuerpos era una historia absurda, se lo habría creído.

    - Estoy harto de esto.- Suspiró Hiroki.- Haré como que nada de esto ha pasado y corregiré el examen de Takahashi como si jamás hubiera hecho cierto comentario sobre mi vida sexual.

    - ¿Que has hecho qué?- Le dijo Misaki a Akihiko con cara de horror.

    - Bueno, que os marchéis que tengo hambre y me apetece estar solo.- Hiroki les echó de su despacho y ambos volvieron a casa en absoluto silencio.

    - Hoy ha sido un día raro.- Dijo por fin Akihiko dejándose caer en el sofá.

    - Sí.

    - Lo bueno es que vas a sacar buena nota y que la próxima vez que te quejes de Hiroki te daré la razón.

    - Me alegro de eso.- Misaki se quedó un momento pensativo pero decidió contarle lo de aquel mangaka.- Hoy te ha llamado Ijuiin-sensei.

    - ¿Qué quería ese?- Preguntó Akihiko con cierto tono de enfado.

    - Provocarte.- Akihiko le miró sorprendido.- Tenías razón, le gusto.

    - Te lo dije.

    - Pero creo que no te portaste bien conmigo.- Le dijo Misaki.- Deberías confiar en mí, soy tu pareja y una pareja sin confianza no puede salir adelante.

    - Ya lo sé y lo siento, Misaki. Sé que no es excusa pero no puedo evitar sentirme celoso, sé lo mucho que admiras a ese mangaka.

    - Es cierto que le admiro y que me encanta su trabajo, pero a ti… lo que yo siento por ti es mucho más que admiración.- Misaki volvió a conseguir que el cuerpo que habitaba se sonrojara.- Le he dicho que si tiene valor que se me declare, ya que soy yo quien debe decidir con quién quiere estar.

    - ¿Eso has hecho?

    - Sí. Espero que no lo haga para no tener que pasar por ese apuro, pero si lo hace le dejaré bien claro que tú eres el único que puede hacerme feliz y que...que te elegiría mil veces antes que nadie.

    - Misaki, te amo.- Akihiko le besó. Se sentía tan emocionado por aquellas palabras que ni siquiera le importó estar besándose a sí mismo.- Lo siento, siento haberme dejado llevar por los celos.

    - Eso ya no importa, lo importante es que ya se ha solucionado.- Dijo Misaki.- Ya sólo falta que todo vuelva a la normalidad.

    Las palabras de Misaki debieron ser escuchadas, pues al día siguiente amanecieron cada uno en su propio cuerpo. Misaki intentó pedirle disculpas a Kamijou por lo ocurrido el día anterior pero éste simplemente le dijo que se callara y tomara asiento.

    Pocos días después se cruzaron con Ijuuin. Akihiko, con toda su fuerza de voluntad, dejó a Misaki a solas con el mangaka, quien aprovechó para declararse. Misaki le rechazó sin dudarlo, dejándole claro que le gustaban sus mangas, no él. Ijuuin aceptó aquella derrota y comenzó a distanciarse de Misaki.

    Una semana después Hiroki descubrió que todo lo que le habían dicho era cierto, ya que no podía ser que Misaki hubiera sacado tan buena nota en su examen. La única explicación racional para aquello era que Akihiko y él hubieran intercambiado los cuerpos. En aquel momento lo veía claro. Nowaki le hizo una foto a aquel examen, ya que jamás había visto que un estudiante de su Hiro-san sacaba una nota tan alta.

    Cuando Akihiko vio que Misaki había sacado un 9’8 se presentó en el despacho de su amigo para reclamarle su tan merecido diez.

    - Ni hablar.

    - Tú y yo sabemos que mi examen está perfecto.- Le dijo Akihiko enfadado.

    - Lo siento pero yo no pongo dieces.- Hiroki se cruzó de brazos y le miró con una sonrisa de lado.

    - ¿Por qué?

    - Porque el médico ese no me tiene sexualmente satisfecho, ¿no fueron esas tus palabras?- Akihiko le miró y no pudo evitar reír.

    - Eres un rencoroso de mierda, Hiroki.

    - Da gracias que no le hago repetir el examen a tu novio.

    - ¿Qué te ha hecho creer que lo que te dije es cierto?- Preguntó el escritor con curiosidad.

    - Es imposible que Takahashi saque esa nota.

    - Eso ha sido cruel pero cierto. Bueno, ¿me vas a poner el diez o no?

    - Lárgate de una vez o llamo a tu editora.- La amenaza fue muy efectiva y Akihiko salió de aquel despacho sin decir ni una palabra más.

    Hola ^^
    ¿Qué tal? Espero que os haya gustado. Esta chorrada está basada en la peli Ponte en mi lugar (Freaky Friday).

    Muchas gracias por leer.

    ¡Un saludo!


    Edited by Yuki Misaki - 19/1/2023, 19:08
     
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    Me ha gustado mucho el one shot.
    Me he divertido mucho leyéndolo.
     
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    Muchas gracias!!
    Me alegra que te haya gustado :)
     
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    Jajaja nombre jajaja que risa de verdad me gustó mucho espero mas con ti o no besos
     
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    Parte II


    Shinobu miró a su pareja con enfado. El profesor se llevó una mano a la sien y suspiró con fuerza.

    - Shinobu-chin, no tengo ganas de discutir. Hoy ha sido un día muy largo y...

    - ¡Pues no seas un desagradecido de mierda! ¡Llevo desde que he vuelto de la universidad cocinando!- exclamó con enfado-. ¡Ten un mínimo de consideración!

    - Solo he sugerido pedir comida, Shinobu. Tampoco es para ponerse así...

    - ¡Me tienes aquí cual esclavo y encima me haces estos feos!

    - Yo no te he pedido que cocines- murmuró Miyagi y el rubio tiró la comida al suelo-. ¡Shinobu!

    - ¿Contento?

    - Pues no, eso es un desperdicio. Podríamos haberlo guardado para mañana perfectamente- le dijo Miyagi-. Shinobu-chin, todos los días como lo que tú me preparas y hoy he tenido un día horrible, me apetece pedir unas pizzas y ver la tele en el sofá.

    - ¿Y yo qué? ¿Yo no he tenido un día de mierda? Lo que pasa es que yo no lo pago contigo.

    - No lo estoy pagando contigo, Shinobu. Simplemente he propuesto pedir la cena, eso es todo- dijo Miyagi agachándose para recoger lo que había tirado su pareja.

    - Qué poquita empatía tienes, Miyagi. Podrías ponerte un poquito en mi lugar. ¿A ti te gustaría que te dijera que vamos a pedir la cena a domicilio?

    - Pues ahora mismo sí que me gustaría.

    - Eres un insensible. No pienso volver a cocinarte jamás, dejaré que te mueras de hambre.

    - Era broma, Shinobu-chin- dijo con la intención de agarrarle por la cintura pero el menor le dio un manotazo-. Tú sí que deberías ponerte en mi lugar. ¿Sabes lo cansado que es ser el jefe del departamento de literatura? No tienes ni idea.

    - Uy, sí, qué agotador estar todo el día en un despacho y de vez en cuando ir a una clase a leer un PowerPoint- dijo Shinobu.

    - Hoy he tenido tres clases, es decir, seis horas sin parar de hablar y... ¿Sabes qué? Da igual. Tú estás más cansado que yo porque claramente tu vida es mucho más dura que la mía. Tú ganas, ¿contento?

    - No te pongas ahora en ese plan. Yo tampoco he parado en todo el día, pero aún así he tenido el bonito detalle de prepararte una cena casera, aunque claramente no te la merezcas.

    Finalmente, Miyagi pidió dos pizzas que se comieron en silencio mientras miraban la tele. Tras acabar de cenar, Shinobu se metió en el dormitorio sin decir palabra. El profesor suspiró cansado pensando que mañana sería otro día.

    Shinobu amaneció sintiendo dolor en las cervicales. Se incorporó lentamente llevándose la mano al cuello. Frunció el ceño al mirar hacia su lado de la cama, apartó la sábana y se vio a sí mismo durmiendo.

    Un grito despertó a Miyagi, quien sobresaltado cayó de la cama. Se llevó una mano al culo, sintiéndose adolorido a causa del golpe, y abrió los ojos sorprendido al sentir que ese culo no era el suyo.

    - ¿¡Tengo el culo de Shinobu-chin!?

    - ¡Soy viejo!- exclamó Shinobu llamando la atención del mayor, quien se levantó del suelo-. ¡Viejo, me duele el cuello!

    - Sí, eso es por el estrés. Me tenso y toda esa tensión va a... Shinobu-chin, ¿por qué eres yo?

    - ¡Yo qué sé, viejo!- exclamó agobiado-. ¿Qué vamos a hacer? ¿Y si nos quedamos así para siempre? No es justo que tú vivas dos juventudes...

    - Quien te escuche pensará que tengo ochenta años. Vamos a tranquilizarnos, ¿vale? No ganamos nada poniéndonos histéricos.

    - ¡Esto ha sido mi hermana! ¡Nos ha echado una maldición!

    - ¿Desde cuándo crees en esas cosas, Shinobu-chin?

    - Desde que tengo tus dolores de cuello. ¿Es así cómo se siente ser viejo?

    - No, es así como se siente estar estresado.

    - Voy a ir a hablar con mi hermana, esto es culpa de ella.

    - No digas tonterías, tu hermana no es bruja- dijo Miyagi.

    - No me cabrees, claro que es bruja. Oye, Miyagi, ¿qué vamos a hacer?

    - No lo sé pero yo tengo que trabajar- murmuró Miyagi pensativo-. Dios, encima justo hoy...

    - Llama a mi padre y di que estás enfermo. Bueno, llamo yo a mi padre y le digo que estoy, bueno, que tú estás... Es decir, le diré que yo...

    - Necesitaría un justificante médico, Shinobu.

    - ¿El novio del idiota ese con el que compartes despacho no es médico? Que te haga uno.

    - Es pediatra, Shinobu.

    - Joder...

    - Shinobu, te va a tocar ir a trabajar por mí- dijo y el menor resopló.

    - ¡Pues sí yo tengo que ir a tu trabajo, tú tendrás que ir a mis clases a tomar apuntes!

    - ¿Qué? Shinobu-chin, no sé nada de derecho...

    - Tú ve y más te vale que los apuntes estén bien.

    Shinobu entró en el despacho de su pareja y vio a Kamijou, quien alzó la vista de los papeles.

    - Qué raro que no hayas entrado silbando- murmuró Hiroki y Shinobu se mordió la lengua, le había prometido a Miyagi que sería amable con Kamijou-. ¿Has visto el email de Takatsuki-san? Se ha pospuesto la reunión una hora. Hoy nos iremos tarde a casa.

    - Me cago en sus muertos. Pues yo paso de ir, ¿sabes?- dijo sin pensar y Hiroki frunció el ceño.

    - Miyagi, ¿estás bien? Estás como muy...gruñón.

    - ¿Qué demonios acabas de decir, Kamijou?

    - ¿Kamijou? En fin, no sé qué te pasa pero me da igual- dijo Hiroki poniéndose en pie-. Me voy a clase.

    - Espera, Kamijou. ¿Y yo qué hago?- preguntó Shinobu y el mayor le miró en silencio durante unos segundos.

    - No sé, podrías probar a trabajar.

    - Ya... Y mi trabajo exactamente consiste en...- murmuró Shinobu esperando que Kamijou le diera la respuesta.

    - ¿Vas fumado? Ya no tienes edad para eso.

    - ¡Ey, al viejo solo le llamo viejo yo!- exclamó Shinobu.

    - Miyagi, ¿me acabas de gritar?- murmuró Hiroki entrecerrando los ojos-. Te lo voy a pasar porque está claro que hoy te has levantado con el pie izquierdo, pero vuelve a levantarme la voz y haré que lamentes haber nacido.

    - Ya lo lamento- suspiró Shinobu mientras Hiroki se marchaba. El joven se sentó en la silla de Miyagi y comenzó a abrir los cajones del escritorio-. Como encuentre alguna revista de chicas en bolas, lo echo de casa-. Shinobu sonrió sintiéndose inmensamente feliz al ver una fotografía suya en uno de los cajones-. El viejo me ama... Le seguiré preparando la cena todas las noches. Con lo mucho que me quiere es lo mínimo que puedo hacer.

    Llamaron a la puerta del despacho y Shinobu cerró el cajón rápidamente.

    - Adelante.

    Un joven castaño entró en el despacho y le sonrió.

    - Buenos días, Miyagi-sensei.

    - Buenos días. ¿Necesitas algo?

    - Soy Misaki Takahashi, de la optativa de teoría de la literatura- respondió el joven-. Le envié un correo para pedirle una tutoría y me dijo usted que viniera a esta hora.

    - Ah... Entiendo. ¿Te importa si lo dejamos para otro día, Takahashi? ¿El mes que viene te va bien?

    - Pero el examen es el viernes...- murmuró Misaki confundido-. Solo necesito que me explique algo muy concreto.

    - Ya... Bueno, pues toma asiento. A ver qué podemos hacer- dijo Shinobu esperando ser capaz de salir airoso de esa situación-. A ver, ¿qué duda tienes, Takahashi?

    - No me ha quedado claro el formalismo ruso, sensei.

    - ¿El formalismo ruso?- murmuró Shinobu y Misaki asintió-. Pues... Es... No te preocupes por eso, Takahashi, que no lo voy a preguntar en el examen. Puedes ir en paz. Adiós.

    - ¿Eh? ¿No lo va a preguntar? ¿Pero no es de lo más importante del s. XX?

    - Pues... Eso es muy relativo, para mí no es tan importante, así que no lo preguntaré en el examen. De nada, eso que te ahorras de estudiar. Venga, hasta luego.

    - De acuerdo, sensei- asintió Misaki poniéndose en pie y miró a su profesor con cierta duda-. ¿Seguro que no lo va a preguntar? Usted insistió en clase en...

    - Ya te he dicho que no. Ahora vete que tengo muchísimo trabajo- dijo Shinobu harto y Misaki salió corriendo.

    - Me he dejado el puntero- dijo Hiroki entrando de nuevo en el despacho-. Ya sé que no soy el más indicado para hablar pero, ¿qué le has hecho al pobre Takahashi?

    - ¿Yo? Nada. Oye, Kamijou- dijo antes de que el castaño saliese de nuevo del despacho-, una pregunta. ¿Qué es el formalismo ruso?

    - ¿Me estás vacilando? No tengo tiempo para tus idioteces, Miyagi.

    A escasos kilómetros de allí, en la facultad de derecho, a Miyagi no le estaba yendo tampoco muy bien. Había descubierto que su pareja no era el más popular del grupo, de hecho sus compañeros le huían. Miyagi no entendía por qué si Shinobu era un joven muy dulce.

    A la hora de la comida, se dirigió a la cafetería y se compró un bocadillo. Miyagi se sentó en la primera mesa que vio y se dispuso a comer. Estaba pensando en sus cosas cuando el sonido de unos tacones y el olor de un perfume que le resultaba familiar le distrajeron. Alzó la mirada y tembló al ver a su suegra.

    - ¡Takatsu... Digo... Mamá...

    - Shin-chan, cielo, llevo dos días llamándote- le dijo la mujer a modo de saludo-. ¿Cuándo piensas devolverme las llamadas?

    - Estoy de exámenes- se atrevió a decir Miyagi.

    - No me mientas. Bueno, ¿ya me vas a dar una respuesta?

    - ¿Eh? ¿Una respuesta?

    - No te hagas el tonto ahora, Shin-chan, no te pega nada- dijo la mujer torciendo el gesto-. Es muy buena niña, si no tienes una cita con ella pronto, se buscará a otro.

    - ¿Niña? ¿Cita?

    - Shin-chan, ¿estás malito? Hoy te veo muy lento- dijo comenzando a preocuparse-. No te habrás pasado la noche estudiando, ¿verdad?

    - No... Yo... Yo es que no puedo tener citas, mamá.

    - ¿Cómo que no puedes? No digas estupideces, Shinobu. Ya tienes veintiuno y pronto te graduarás. Tienes que empezar a buscar una chica con la que formar una familia. Esta es perfecta, su padre es muy amigo de papá, no puedes hacerle ese feo. Venga, hazlo por mí.

    - No puedo, lo siento- negó Miyagi sintiéndose nervioso y cabreado. ¿Qué era eso de conseguirle novia a Shinobu? Shinobu no necesitaba una novia ni una familia. Él era su familia.

    - Pues entonces explícame tus razones.

    - Es que....- murmuró Miyagi. No podía decirle la verdad porque no le correspondía a él hacerlo, eso era cosa de Shinobu. De repente se le ocurrió un motivo-. Igual me hago monje.

    - ¿Qué has dicho? Creo que no te he entendido bien- dijo la mujer frunciendo el ceño.

    - Que he pensado en hacerme monje.

    - Qué insoportable eres cuando te lo propones, en eso has salido a tu abuelo. Monje... Te voy a pasar la factura de mi peluquería porque cada vez que hablo contigo me salen canas nuevas del disgusto... Monje... Eso ni en broma, Shinobu, ¿entendido? Tú tienes que casarte y darme nietos.

    - Bueno, Risako te los puede dar- dijo Miyagi de forma sincera.

    - No me gusta que seas tan cruel con tu hermana.

    - Pero si no he dicho nada malo...

    - Bueno, Shin-chan, estudia mucho. Te llamaré en dos días y espero que se te haya pasado la tontería, ¿vale? Y ni se te ocurra mencionar lo de monje a tu padre, últimamente está de muy mal humor por culpa del trabajo.





    Hiroki miró de reojo a Miyagi, quien llevaba toda la mañana sentado sin hacer nada. Normalmente no es que se matara a trabajar, pero al menos hacía lo mínimo.

    - Miyagi, ¿no tienes trabajo? Te recuerdo que en un rato tenemos la reunión con Takatsuki-san.

    - ¿Eh? Ah, sí... Estoy trabajando- asintió Shinobu cogiendo la grapadora, que fue lo primero que vio en el escritorio. Comenzó a grapar papeles sin prestar mucha atención.

    - ¿Por qué estás grapando folios en blanco?

    - Porque puedo- respondió mirándole fijamente mientras volvía a grapar unas hojas que ya había grapado previamente.

    - No te ofendas pero hoy estás más inútil que de costumbre. ¿Es por al reunión? No estés nervioso, ayer te salió bien la presentación. No diría que muy bien pero sí bien.

    - ¿Qué has dicho? ¿Qué presentación?- preguntó Shinobu y Hiroki frunció el ceño.

    - ¿La que estabas ensayando ayer? La del nuevo plan de estudios para el curso que viene.

    - Ay mi madre...- murmuró Shinobu deslizándose hacia abajo en la silla-. El viejo no me avisó de esto... ¿Qué voy a hacer? ¿Qué voy a hacer?

    - Hoy me tienes muy preocupado, Miyagi. Si no te encuentras bien...

    - ¿Harás la presentación por mí?- preguntó Shinobu esperanzado.

    - No, te iba a ofrecer un paracetamol. Lo de la presentación es cosa tuya, para algo tú eres el jefe y cobras más que yo.

    - Pero yo no puedo hacer esa presentación, no estoy capacitado.

    - En eso estamos de acuerdo- dijo Hiroki y el menor le miró con mosqueo.

    - ¿Insinúas que Miyagi es un puto inútil?- preguntó Shinobu enfadado y Hiroki frunció el ceño.

    - ¿Miyagi? ¿Ahora hablas de ti en tercera persona? Definitivamente se te ha ido la cabeza.

    - Kamijou, me tienes que ayudar, yo no puedo hacer esa presentación delante de mi padre... Digo, delante de Takatsuki-san... Va a despedir al viej... Me va a despedir.

    - No, te despedirá cuando le cuentes que llevas años liado con su hijo- dijo Hiroki-, lo de la presentación es lo de menos.

    - Es verdad... Si le cuento lo nuestro, se le olvidará lo de la reunión y no tendré que hacer el ridículo...- sonrió Shinobu y Hiroki le miró alarmado.

    - Ni te se ocurra, Miyagi, no le digas nada. Lleva un par de semanas insoportable, te va a despedir.

    - Pues le denuncio por despido improcedente- dijo Shinobu seguro de sí mismo-. Además, se lo diré en la reunión, delante de todos para tener testigos.

    - Comprendo...- murmuró Hiroki cogiendo su teléfono móvil y llamando a alguien-. Hola, Nowaki. ¿Me puedes hacer un justificante médico para no ir a una reunión? Ya... Ya sé que es ilegal... Bueno, ¿qué más da que seas pediatra? Has estudiado medicina igualmente...

    - Kamijou, no puedes no ir, tendrás que testificar en mi favor el día del juicio.

    - Por favor, Nowaki, yo nunca te pido nada.





    Miyagi se dirigió a su despacho con la intención de explicarle a Shinobu lo que tenía que decir en la reunión. Entró en el edificio y vio sorprendido que Hiroki se dirigía hacia la puerta de la entrada con la intención de marcharse a casa.

    - ¿Dónde vas? ¿Y la reunión?- preguntó Miyagi y Hiroki le miró de arriba abajo, sorprendido de que Shinobu le estuviera hablando.

    - He conseguido hora en el dentista para que me hagan una limpieza, así me podrán hacer un justificante y no tendré que ir a la reunión- explicó rápidamente.

    - Eso no es propio de ti- murmuró Miyagi sorprendido.

    - ¿Qué quieres que haga? No pienso presenciar como Miyagi le dice a Takatsuki-san que estáis juntos.

    - ¿¡Que voy a hacer qué!?- exclamó Miyagi alarmado y echó a correr hacia la sala de reuniones, donde comenzaban a entrar ya varios profesores. Hiroki, quien le había seguido, le paró.

    - ¿Eres tú Miyagi?- le preguntó-. Habéis intercambiado los cuerpos. Es lo mismo que les pasó a Akihiko y a Takahashi.

    - ¿Conoces a alguien que le haya pasado esto, Hiroki? ¿Cómo lo solucionaron?- preguntó Miyagi.

    - Pues no lo tengo claro, creo que al día siguiente amanecieron cada uno en su cuerpo- respondió y Miyagi se observó a sí mismo acercarse al padre de su novio.

    - No, Shinobu-chin, no lo hagas...

    De repente, una sirena sonó por todo el edificio y comenzó a caer agua del techo. Miyagi vio a Hiroki alejarse disimuladamente de la alarma de incendios mientras todo el mundo abandonaba las aulas corriendo.

    - ¡Shinobu!- exclamó Takatsuki-san al ver al cuerpo de su hijo parado en la puerta-. ¡Vamos, hay un incendio!

    Hiroki se quedó allí parado mirando al cuerpo de Shinobu ser arrastrado por su jefe. El cuerpo de Miyagi se acercó a él timidamente.

    - ¿Crees que está enfadado?- preguntó Shinobu.

    - No creo, Miyagi rara vez se enfada- respondió Hiroki y Shinobu le miró sorprendido.

    - ¡Misaki, yo te salvaré!- se escuchó el grito de Akihiko, quien corría hacia el interior del edificio mientras apartaba a la gente a empujones-. ¡Misaki! ¡Hiroki, insensato, corre por tu vida! ¡Misaaaaaaaaki!





    - Shinobu-chin, ¿cómo se te ocurre intentar decirle a tu padre que estamos juntos?- preguntó Miyagi mientras se secaba el pelo con una toalla. Acababan de llegar a casa y seguían empapados. Los bomberos se habían presentado en la universidad y, al no haber incendio, iban a abrir una investigación para descubrir qué alumno había hecho saltar la alarma.

    - Viejo, estaba desesperado, no quería hacer el ridículo delante de tanta gente- dijo y Miyagi suspiró abrazándose a él-. Ser tú ha sido horrible, viejo.

    - Vaya, gracias- rio Miyagi.

    - No, en serio, no tenía ni idea de que tu vida fuera tan estresante. Tienes que dar clase, aguantar a Kamijou, tienes que soportar las preguntas de tus alumnos... Por cierto, en el examen del viernes no preguntes el formalismo ruso, le he dicho a Takahashi que no iba a caer eso.

    - ¡Shinobu-chin! ¿Cómo no voy a preguntar por el formalismo ruso?

    - Pues hazlo pero quedarás muy mal con tu alumno- dijo Shinobu encogiéndose de hombros y Miyagi suspiró.

    - Yo también he comprobado que ser tú es horrible. Shinobu-chin, ¿por qué no me habías dicho que no tenías amigos en la universidad?

    - ¿Qué más da eso? Son todos idiotas.

    - Pero me preocupa que estés todo el día solo.

    - A mí eso me da igual porque cuando llego a casa puedo estar contigo- sonrió Shinobu.

    - Por cierto, ha venido tu madre a la universidad.

    - ¿Qué? Esa mujer no está bien.

    - No me habías dicho que te está buscando novia- dijo Miyagi y Shinobu resopló.

    - Me quiere casar con la hija de un amigo de mi padre pero no te preocupes por eso, lo tengo todo controlado.

    - ¿Si?

    - Claro. Es rica, así que me casaré con ella y tú serás mi amante.

    - ¿¡Qué!?

    - Es broma, viejo- rio Shinobu-. Lo tengo todo pensado, no tienes que preocuparte. Cuando acabe la universidad, les diré a mis padres que soy gay. Se lo diría ya pero me da miedo que reaccionen mal y no sigan dándome dinero.

    - Yo te pagaría los estudios, Shinobu-chin.

    - Viejo, no te ofendas, pero con tu sueldo no puedes mantener mi estilo de vida.

    - No seas malo, Shinobu-chin. Por cierto, estoy agotado... Perdóname por lo de ayer, fui muy desconsiderado contigo. Tú también acabas cansado de las clases y encima que me preparaste la cena...

    - No, Miyagi, perdóname tú a mí, debí entender que no siempre te apetece comer lo que preparo.

    - Vamos a hacer una cosa, a partir de ahora cocinaremos juntos todas las noches y una vez por semana pediremos la cena, ¿vale?

    - Vale, viejo, pero usaremos mis recetas- dijo Shinobu sonriendo y Miyagi suspiró.

    A la mañana siguiente, se sintieron aliviados al despertar cada uno en su propio cuerpo. Habían aprendido que la vida del otro no era tan sencilla como pensaban y que si querían dejar atrás las discusiones, debían tener más paciencia con su pareja y comunicarse más. Desde luego que aquella experiencia, pese a haber sido muy estresante, les había ayudado a ponerse en el lugar del otro.

    ¿Fin?




    -------------------------------------------------------------

    - Hiro-san, he oído que ayer saltó la alarma de incendios de tu facultad.

    - ¿Eh? Ah, sí. Una gamberrada de algún alumno.

    - Increíble que sean capaces de hacer una cosa así. Ya tienen edad de ser más responsables, ¿no?

    - Nowaki, los críos de hoy en día no tienen educación. Esta juventud...

    - Menos mal que tienen a un profesor tan bueno como tú, Hiro-san- sonrió Nowaki y Hiroki apartó la vista sonrojado.

    - Sí, tienen mucha suerte.

     
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    Aww que lindo me alegro que miyagi y shinobu se arreglen bien las cosas jeje espero mas conti eso espero jeje besos 😘
     
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    Me acabo de dar cuenta de la continuación.
    Me ha gustado el capítulo de Shinobu y Miyagi.
    Ahora faltan los egoístas.
     
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