Más allá de las rejas - Apocalipsis.

Había perdido la noción del tiempo, esperaba únicamente ver una vez más el rostro de su querido padre, quién lamentablemente ya se había unido a la nación "Muerto viviente". Ryuuji estaba solo.

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    Disclaimer:
    Pareja:HirotoxRyuuji (Leve mención de EndoxKazemaru, FudoxKido, NagumoxSuzuno y GoenjixFubuki.)
    Género:Romance, Drama, acción y misterio.
    Advertencias: Tortura, violencia, vocabulario vulgar y muerte.
    Clasificación:Fiction Rated T (13+)
    Resumen: En cautiverio, aún sin saber que por fin el mundo había sido devorado por las mismas manos humanas, Ryuuji un chico dulce atormentado en la nada.

    QUOTE
    Primero que nada, la historia es una adaptación, porqué el género originalmente no es "Yaoi". La historia se llama “THE FOREST" y pertenece a una cuenta de WATTPAD, llamada "AJUSSPEK". Los personajes son de propiedad de "Level-5".


    Edited by RUSAN~™®14 - 13/7/2019, 06:26
     
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    Los animales como siempre estaban tranquilos, mientras que un muchacho de tez morena los alimentaba con trigo. El joven con tranquilidad admiraba el bello sol, que con su luz deslumbraba la finca, dejando a la vista a su padre, quién simplemente estaba posado en una silla mientras leía. Su padre, el único ser que entre tantos niños, lo escogió, para declararlo su hijo, no de apellido, pero sí en la crianza, quererlo y enseñarle todo lo que un padre le enseña a su hijo, guiarlo en el largo sendero de la vida, que tienen una que otra piedra.

    O eso es lo que vio entre ilusiones, recordando como fue hace tan solo unos días, las campanas después de esa vez, dejaron de sonar, por las noches lo llamaban ahogados en el olvido. Comer ya no era tan fácil, recordando que al frente suyo, aún había otro plato vacío.

    -Papá... -. Murmura en penuria, hundiendo su rostro en ambas manos. Recordando como se fue apenas las campanas sonaron y jamás volvió.

    Pensó que quizás fue su culpa, ambos habían discutido por la actitud que el mayor había tomado hace tres días, donde de la nada, a Ryuuji le quito su teléfono, televisión, radio, dejándolo solo con una vieja grabadora y su reproductor de música. Donde su padre de la nada empezó a cambiar, lo llamó "Paranoia" el menor.

    Sin saber había perdido a su padre, quién como cualquier otro, busco el bien de su querido hijo, pues él adolescente no sabía nada de lo que había ocurrido en el exterior, fue imposible decirle qué el mundo se había ido a la ruina, que ya no iría al instituto, que afuera ya no había nada para el más que la muerte.

    Caminar por los pasillos en desesperación se había vuelto un hábito, esperando volver atrás en el tiempo, recordando como cada fin de mes, su padre iba a Inazuma para después traer los biberes refinados, pues tenían una granja, únicamente buscaba cosas para la higiene y condimentos para su hijo Ryuuji. Luego de eso, este le ayudaría a bajar las cosas del auto, para acomodarlas en la despensa.

    Ahí tras una imagen y otra imagen, se dio cuenta de muchas cosas que prefirió ignorar. Papá jamás salía con un arma, menos cuando no era un fin de mes, traía condimentos, Ryuuji analizó todo, notando que esos últimos días, papá salió y traje bastantes cosas. Bidones de agua, gas, comida enlatada y bastantes municiones para las armas, además de que se dejó de cosechar ese día.

    -Papá llegó aterrado... -.Se dijo así mismo, recordando el rostro de su padre, cuando entró a la finca.

    Era uno que jamás vio, uno que marcaba peligro, recuerda ese día, agitado y sin aliento corrió a su alcoba, quitándole su celular de las manos y otros aparatos, claro que Ryuuji iba a rechistar pero tuvo miedo, tanto que solo se quedó observando, viendo en cada movimiento la desesperación del mayor.

    -¡Ryuuji!-. Escucho al viento resonar como un delirio mientras con rapidez giraba su rostro hacía el ventanal, sin más el sonido de las campanillas también se hicieron presente.

    -Es él...-.Sus ojos se abrieron y con una pizca de esperanza, tomó el arma más cercano a él y corrió al bosque, guiándose únicamente por el viento, ignorando que quizás sólo halla sido su imaginación.

    -Jamás saldrás de la casa sin mi permiso-.
    Miró a su padre con angustia ante tales palabras, viendo de reojo las manos del mayor, que se movían con breves tiroteos.

    -¿Por qué?-. Cuestionó al mayor, mirando la angustia de su rostro.

    -No lo harás y ya-.Dejó la habitación, dejando desconcertado al menor.


    -¿¡PAPÁ!?-. Miró cada árbol, en busca de alguna señal, viendo solo las rejas y tablones de madera, que separaban a los establos y a su hogar de tierras no propias de ellos, hasta que noto algo. Había una perforación en la rejas que había sido arreglada con un cable, lentamente camino hacía esa zona y quito el cable enrollado.

    -Lo prometo papá-. Abrazó a su padre, tocando su espalda, ignorando la humedad de su cuerpo, las manchas de sangre y barro.

    Al abrirlo sólo hizo una pequeña unión, para después con el arma en mano correr hacía el bosque, donde creía que había provenido el gritó, la falsa ilusión de su voz. Saltando por las dos cuerdas de las cuales colgaban campanillas, sumergiéndose más en el bosque.

    Después de varios minutos de caminar y caminar, sus sentidos se activaron, un sonido muy pequeño de ramas rompiéndose, y un llanto en la nada, sin más corrió hacía ese lugar.

    Con dificultad al respirar por fin visualizó de donde provenía el sonido. Notando a un individuo bastante extraño que acechaba a una carpa.

    -Debe de haber un bebé... -. Murmuró, insinuando que aquella "persona" no era su padre, si lo fuera, estaría ahí, arullando al bebé.¿Quién eres?-. Levantó su arma, apuntando al individuo que emanó un ruido bastante extraño, un rugido de hecho. Estaba por caminar hacía él, pero cuando vio el rostro, el pánico lo dominó, soltando el arma. -¿Qué-qué eres?-. Le fue imposible hablar, el terror lo asfixiaba, alterando todos sus sentidos que le decían, "corre".

    Por un descuido cayó, tirándose hacía atrás pero fue imposible cuando esa cosa se abalanzó arriba suyo, intentando... "¿Morderlo?".

    -¡Aléjate!-. Gritó para después proceder a lanzarlo, levantándose con rapidez, para volver a mirar esa cosa.

    Rostro totalmente destruido, estómago abierto, presentaba características propias de un muerto. Unos ojos grises, llenos de venas y una piel gris con bastantes golpes. Por instinto, en un movimiento rápido le disparó, dos veces pero cuando creyó que por fin caería, se levantó y tiró hacía adelante, rugiendo como se fuera una bestia. Suspiro de golpe, no quería matarlo, era volar los valores y enseñanzas que papá le dio, pero el llanto de aquel bebé no paraba y esa cosa aún no se rendía, mostraba síntomas de rabia.

    -Tú puedes-. Se ánimo, porque no era que no supiese disparar, era también un cazador, pero no de humanos, solo disparó.

    El sonido provocó que todos los aves se alterasen nuevamente, llendose una vez más, junto al último aliento de esa cosa. Cayó y no volvió a pararse. Sólo giró y abrió el cierre de aquella carpa, con una mano movia aquella tela de plástico que cubría la entrada, para poder ver algo bastante bizarro.

    Ahora, justo en frente de sus oscuros ojos, había un bebé de cabello aqua y ojos miel, que únicamente lloraba, ya entendía el porque. Ese infante parecía que no había comido hace rato, se veía pálido, luciendo una piel sucia con pequeñas reacciones en su cuerpo, como si fuera alguna alergia.

    -¿En dónde estarán tus papás? -. Preguntó con pena, acariciando la mejilla de este, quién al verlo sonrió. Es obvio, un bebé también odia estar solo. Con rapidez lo sacó de ese moisés, enrrollandolo solamente con su chaqueta de lana, pues esas mantas que ya tenía se veían bastantes sucias. Lo alzó y por última vez, observó a aquella cosa tirada en la tierra.

    -Las cosas se han vuelto peligrosas hijo-. Habló su papá mientras instalaba las paneles solares arriba de la casa, mientras que Ryuuji le pasaba las herramientas.

    Al pensar que quizás su padre fue atacado por una de esas cosas se le partió el corazón, no sabía cómo, pero podría afirmar que esa bestia rara, intentó deborarlo, en todo momento quería insertar sus dientes en su cuerpo. Quería echarse a llorar, pero al ver ese bebé en sus brazos, simplemente camino en silencio.

    Edited by RUSAN~™®14 - 13/7/2019, 06:22
     
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    Mamoru ese día estaba ansioso, aunque no era nada nuevo, como siempre sonreía y antes de salir, saludaba a su abuelo, juntando las manos frente aquella foto enmarcada, acomodando su cabello con aquella tela naranja. Para luego salir corriendo, pues la muchacha de cabello azabache ya llevaba demasiado tiempo esperando afuera, y claro que esta vez se molestaría con el otro.

    —¡Mamoru Endo! —. La mujer de pecas apareció atrás suyo, con ambas manos cruzadas, acusando con la mirada al menor, pues llegaría tarde.

    —¡Adiós mamá!—. Se escapó antes de que la mujer pudiera agarrarlo. Mostrando ese típica sonrisa de salvación ante una situación.

    –¡Buenos días!—. Saludo la muchacha, para luego posar ambas manos sobre sus caderas, cambiando aquella sonrisa por un ceño fruncido.

    —Lo siento Aki, ayer me quedé en la torre Inazuma—.
    Habló el muchacho mientras corría.

    —¿Usaste esa llanta vieja? —. Continuó la muchacha, siguiendo los pasos del morocho.

    —Sí—. . Afirmó con emoción, recordando que había logrado un avance, pues resistió mucho más que otros días.

    —¿No deberían entrenar también los muchachos?—. Paró de correr y miro con preocupación al chico castaño.

    —De seguro lo están haciendo—. Respondió con una sonrisa, pues confiaba en sus amigos de equipo.

    —Pues si no, ya verán... —. Habló la gerente de grupo, con una mano empuñada. Le suele molestar que Endo sea el único preocupado por el club, pues llega a las "instalaciones" del equipo, y lo único que ve, es a los muchachos jugando o leyendo revistas.

    Luego de eso, ambos continuaron corriendo, con suerte llegaron a tiempo, antes de que cerrarán las rejas. Soltó una sonrisa, festejando ante tal suceso.

    Casi nos quedamos fuera–. Suspiró la muchacha con alivio.

    —¡Lo logramos Aki!—. Ante esas palabras, la muchacha lo miro con poca gracia al chico.

    Eres bastante gracioso Endo—. Rodo los ojos para después soltar una sonrisa.

    —¿No todo se volvió bastante extraño? —. Paró antes de poder entrar al salón.

    ¿Extraño? —. Cuestionó Aki, quien lentamente dejó de moverse.

    Habían estado ya cuatro minutos subiendo las escaleras, seis sumando los dos de cuando estuvieron entrando. Fue Endo el primero en notar que el ambiente estaba bastante extraño, pues no había ruido alguno.


    —¡ENDO! —. Toda esa escena se esfumó en el aire, dejándo sólo esas voces en el viento. Volvió a la realidad, viendo a Aki con aquella mirada forzada a no llorar. Sus manos temblaban, su respiración se perdía, únicamente había una mano enfrente suyo, miro nuevamente, otra vez aquella Aki aparecía cubriendo a la verdadera. —¡ENDO! —. Esa voz rota lo llamó, gritando a por él, sin más agarró la mano de la chica y de un tirón, vio al nuevo mundo, brillando con gracia.

    —¡Corre Mamoru!—. Se levantó con fuerza, haciéndole caso a unos de los muchachos del equipo de atletismo.

    —¡Capitán! —Cruzó mirada con Kurimatsu, quién cayó de la nada en plena escalera.

    —¡Kurimatsu!—. Gritó Haruna, la adolescente de lentes rojos, quién sin dudar sucurrio al que se había caído.

    —¡Ahí vienen!—. Uno de los muchachos del equipo Raimon habló, haciendo que todos apresuraran el paso.

    Mientras corría por su vida lo recordó. En la mañana, el director los llamó a todos al gimnasio e iban a ir, pero recordaron que esos megáfonos no llegaban a su pequeña instalación, así que junto a Aki fueron a buscar a los otros muchachos. Ahí tuvieron una discusión, pues uno de los muchachos dijo que desintegrarían al club. Luego llegó la reportera del diario estudiantil, pues se habían tardado media hora y el director los mandó a buscar.

    Llegaron al gimnasio y al abrir una de las puertas, el caos estalló en segundos. Muertos en todas partes, sin olvidar la sangre embarrada en todo el suelo. Haruna gritó y se volvieron el centro de atención, recibiendo miradas que soltaban agresividad. Estaban muertos, era muy lógico verlo así, pues no parecían humanos, pero fue bastante crudo ver que todas esas cosas, eran sus compañeros de banca.

    Después de eso, todo se vuelve borroso, solo sabe que finalmente se encontró con un chico llamado Kazemaru, que al parecer buscaba a unos de sus amigos. Llegaron a la azotea para finalmente ahora, correr hacía la entrada.

    Entre todo ese trayecto, vieron como la ciudad ardía en llamas y gritos. Observando como la torre inazuma también ardía, al igual que sus momentos felices. Todo se esfumaba al igual que su sonrisa.

    ¡Kino!¡Levantante!—. No notó que por andar por las ramas, su amiga que en ningún momento lo soltó, cayó sin más, el había parado, provocando que la chica tropezase. Ante aquello todos le gritaron que la ayudara, pero le fue imposible reaccionar. Todo quedó en silencio, mientras que miraba a Aki, ella solo miraba con preocupación al chico, mientras que eso ocurría, el vio que a sus espaldas habían muchas de esas cosas, solo faltaba cruzar las rejas.

    ¡VETE!—. Gritó la muchacha alterada, empujando al chico, quien fue agarrado por Kabeyama.

    —¡AKI! —. Estiró su mano hacia la chica, esas cosas estaban solo a tres metros de ella, pensó que quizás los seguiría, pero no fue así. La muchacha de cabello azabache cerró aquellas rejas con rapidez, a través de este le sonrió, y corrió hacia otra dirección, modulando un adiós.

    —¡A la derecha! —. Los guío el de cabello rosa ceniza, cada vez los sonidos eran peores, pero esas cosas estaban dentro, junto a Aki.

    —¡Corre Shishido, nos falta poco! —. Animó el morocho de cabello rosa, pues faltaba poco para que todos perdieran las energías.

    ¡Lo intentó! —. Apresuró el paso para finalmente salir.

    ¿¡En dónde está tu casa!? —. Le gritó Kazemaru, quién con dificultad preguntó.

    ¡A la derecha y luego a la izquierda! —. Corrió más rápido, quedando adelante de todos para guiarlos.

    —¡Esquiven esas cosas! —. Les grito a todos, no podrían luchar o quedarían plagados. No habían tantos pero los suficientes para poder deborarlos si no actuaban.

    Únicamente el grupo se dedico a correr, sin girar o perderían sus vida, ignorando los gritos ajenos. Esa pequeña ciudad estaba siendo consumida, robando toda pizca de vida, ellos buscarían sobrevivir, Endo temía, y bastante, no quería ver esa mirada de resignación a la vida, en los rostros de sus amigos. Jamás permitiría esa situación nuevamente, Aki en sus memorias se había quedado trabada, quería simplemente llorar y derrumbarse, pero sí hacía eso, sabía que aquella chica de lindo cabello azabache lo odiaria.

    —¿Te cansaste?—. La chica le entrego una botella de agua al igual que una toalla para que se secara el sudor.

    —Jamás—. Recibió la botella y bebió de este. Sin notar que la chica lo observaba detenidamente.

    —Me encanta esa actitud—. Soltó una sonrisa, acompañada de admiración.

    —¿Qué actitud? —. Con curiosidad le cuestionó a la chica, mientras se secaba el sudor.

    —Jamás te rindes, siempre miras hacía adelante con una sonrisa—. Acomodo ambas manos en sus mejillas sin quitar esa sonrisa, provocando que el moreno la mirase.

    —¿Eso crees? —. Sonrió con un poco de vergüenza, tocando su barbilla.


    Finalmente entró a su hogar, cerrando la puerta y cayendo al suelo, mirando a sus compañeros, que simplemente parecían perder la fe. Nuevamente el recuerdo se fue, provocando que toda la realidad lo golpeará. Solo tocó su rostro, viendo una foto de él y su madre tirada en el suelo, ignorando que tenía sangre la agarró, para después aferrarse a ella.

    Edited by RUSAN~™®14 - 15/7/2019, 16:30
     
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  5. Aobwaa
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    y el resto? tu historia esta muy buena siguela por fa
     
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