For Want of a Nail (Nosaka Yuuma/Fubuki Shirou)

Un solo cambio puede crear varios efectos secundarios, unos más peligrosos que otros. Fubuki Shirou no iba a permitir que alguien destruyese su máscara, ni siquiera un Emperador.

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  1. 1inothing
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    N/A; Esta no es mi primera historia pero si la primera vez que publico en este foro. Este AU, está ubicado en el mundo de Ares, eso es la advertencia principal la razón por la que hago este fic es capricho y la decepción que me llevé con la nueva serie de Inazuma, en especial con el personaje de Shirou y porque caí rendida ante Nosaka y Kira Hiroto, son mis personajes favoritos.

    Advertencia; Fubuki tendrá la misma personalidad que en Inazuma Eleven pero con ligeros cambios ya que su pasado no es el mismo y adelanto diciendo que Atsuya está muerta, algo que se explicará mientras nos vamos adentrando en la historia. Fubuki tiene problemas serios y manías que iré nombrando más adelante.

    Con esto me despido y espero que os guste. <b>

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    El humo se hizo presente delante suya y Fubuki Shirou lo observó casi hipnotizado, volvió a retomar el cigarrillo en sus manos, sus labios rodearon la sustancia tóxica. Inhaló, la
    punta del cigarrillo brillando de naranja y luego lo expulsó con cuidado, apoyando su espalda en la pared, la cabeza echada hacia atrás mientras observaba el paisaje cubierto de nieve de Hokkaido.

    Volvió a inhalar el humo y exhalar, así repitió toda la acción hasta que no quedó nada más del cigarrillo, solo cenizas que se adherían a su cuerpo además del olor a nicotina que se podía notar a metros de distancia. Tiró las sobras del cigarrillo y lo aplastó con su pie.

    —¡Fubuki!—una voz gritó en la distancia, Fubuki parpadeó alzando los ojos encontrándose con la cara llena de alegría de su compañera de equipo, Nae Shiratoya.

    Shirou enseguida plasmó una sonrisa falsa, era increíble como podía ponerse aquella sonrisa de chico despreocupado sin esfuerzo o consciencia alguna.

    —¿Qué sucede, Nae-chan?—preguntó amablemente.

    Nae puso sus manos en las caderas y le dio una mirada de desaprobación.

    —En media hora partimos para Inazuma, Fubuki.—le recordó enarcando las cejas.

    Ah, el partido. Shirou no se había olvidado precisamente del partido pero no se le pasó en la mente durante todo el día, ya vez sonara arrogante pero no había de lo que preocuparse, tampoco iban a jugar contra Teikoku, Seishou o alguna de esas Academias en las que la victoria era indecisa debido a que no sabía que sorpresas traían los entrenadores y los estrategas consigo. Solo era la Academia Otaku, una conocida por sus cerebritos pero nada impresionante fuera de eso.

    —Vamos.—dijo Shirou despegándose de la pared, rodeando a Nae para dirigirse a la caravana que los iba a transportar.

    —Espera,—una mano le agarró del brazo, Shirou frunció el ceño extrañado y la miró por encima del hombro, ahora ¿qué?—Huele a cigarro.

    El delantero de Hakuren torció los labios hacia abajo, a veces se olvidaba de que no todo el mundo estaba enterraos por su vicio y de que cuando se encontraba estresado, que era la mayoría de tiempo, fumaba. Algunos integrantes del equipo sabían sobre la toxicidad que se metía en el cuerpo, muchos intentaron que se alejara de la nicotina pero Shirou los ignoraba olímpicamente y ya habían desistido, sabiendo de que nada saldría bien si se metían en sus asuntos personales.

    Además, no podía dejar de fumar, ya era una costumbre que tenía. Su condición física no iba a mejorar mucho si dejaba de hacerlo o lo hacía. Los resultados al fin y al cabo serían los mismos.

    Sin embargo, Nae era nueva en el equipo y no estaba enterada de sus costumbres insanas.

    —¿Has estado fumando?—soltó confundida y molesta poniéndose delante suya.

    Shirou sofocó un suspiro y se pasó una mano por el pelo.

    —No te metas en esto, por favor.—le pidió suavemente el delantero ajustando la bufanda, un tic nervioso que había desarrollado durante los años cuando algo le incomodaba y quería desaparecer de la faz de la tierra.

    La oji-verde empuñó sus manos a sus costados, su cuerpo temblando de rabia contenida.

    —¡Eres un futbolista!—espetó—Deberías cuidar de tu salud y eso incluye no meterte drogas en el cuerpo.

    Shirou ni siquiera le contestó, solo la miró por última vez antes de salir de allí. No tenía ganas de enfrentarse a su compañera, aquello terminaría en una discusión muy fea y el delantero no quería enemistarse con alguien que iba a tener que cooperar con él en el campo. Además, ella tarde o temprano abriría los ojos y dejaría de molestarlo como todos lo había hecho una vez, después de todo poca gente le aguantaba, alguien que se encontraba tan perdido como él ni tenía remedio, Shirou lo había aceptado y los del alrededor se darían por vencidos una vez aceptara su realidad.

    Metió sus manos en los bolsillos, sus dedos aferrándose al mechero inconscientemente.

    No habría marcha atrás después de esto.

    .

    Nae Shiratoya lanzaba miradas al capitán del equipo cada dos por tres o ignoraba su atención en él y de verdad no le importaba o era tan despistado como los rumores aclamaban.
    Sus labios formaron una línea dura y la sangre se calentó cuando recordó los que pasó hace unas horas detrás de las instalaciones del club de fútbol de Hakuren, seguía sin creérselo.

    Nunca le habían pillado tan desprevenida cuando olisqueó al capitán captando el olor a nicotina que se pegaba a él como una segunda piel ¿Por qué lo hacía? ¿Acaso no sabía que aquel humo deterioraba su salud y podía causarle efectos negativos en su cuerpo, más en algún deportista? Ella no podía quitarse la sensación de sorpresa, nunca iba a aceptarlo.

    Fubuki Shirou era alguien calmada, amable y un poco tímido. Era popular entre las chicas debido a su carácter tranquilo y nunca se metía en problemas, por eso la imagen de él fumando no le sentaba bien, nunca se le pasó por la cabeza. No concordaba con la imagen que se había instalado en su mente. Simplemente, no.

    Era nueva, Nae reconocía eso, no tenía porque meter su nariz donde no le llamaba pero de igual forma se preocupaba. Iba a tener que convivir, entrenar y jugar con esta gente, con el poco tiempo que llevaba con ellos Nae se había encariñado con ellos, incluso con él amargado de Someoka.

    Fubuki tenía la cabeza apoyada en la ventana, la mirada enfocada en la carretera y no emitía ni un solo sonido, a diferencia de sus compañeros que charlaban animadamente con quien tenían al lado.

    Una idea cruzó por su cabeza, asintió la cabeza decidida y dio un paso para encaminarse hasta el capitán ya que se encontraba solo peor algo la detuvo, un escalofrío le recorrió la espalda cuando los ojos de Fubuki con los suyos. Tan rápido como vino aquel sentimiento que le enfrió las venas en el cuerpo, se fue.

    Nae se desplomó en su asiento, por un momento juró que los ojos de Shirou eran ámbar y no grises verdosos, su mirada ensombrecida y vacía, su rostro carente de emoción. Todo lo opuesto al Fubuki Shirou que conocía. Por primera vez desde que entró en el equipo se dio cuenta de que había más allá del amable y tímido Fubuki.

    Nae no se atrevió a mirarlo lo que duró la trayectoria para llegar a Inazuma.

    .


    .


    —Someoka y Nae serán los delanteros del equipo en este partido.—informó el entrenador asintiendo hacia los mencionados.

    Someoka sonrió altanero y Nae saltaba de emoción de un lado a otra, contenta de que jugara en su primer partido a pesar de ser suplente.

    Fubuki ni siquiera se molestó por la decisión del entrenador en empujarle atrás poniéndolo como defensa, siguió estirando sus articulaciones ignorando por completo el golpeteo incesante de su cabeza que persistía desde que habían tocado el campo de fútbol y los gritos constantes de los espectadores alrededor suya. No había mucha gente como en aquella demostración cuando jugaron el Raimon y el Seishou, el Instituto Hakuren no tenía tantos fans como él Teikoku, Seishou o el Outei Tsukinomiya.

    Cerró los ojos intentando vaciar su mente, esperaba que los siguientes noventa minutos fueran rápidos y no lentos. La atención en su persona le provocaba ansiedad y paranoia, y sentía el peso de la banda del capitán en su brazo derecho, una responsabilidad añadida a su nombre sin su consentimiento.

    La victoria estaba asegurada, más con Someoka de delantero y confiaba plenamente en las capacidad de su equipo, lo que no podía asegurar era su estabilidad en el partido. Había jugado muchos partidos con sus amigos pero allí no había terceros ojos, analizadores que recogían hasta el último detalle de él mientras jugaba, aquí no tenía aquella seguridad, aquel mantel que le protegía de personas ajenas.

    No podía perder el control, eso era inaceptable y tampoco quería parecer débil delante de sus compañeros.

    Se levantó mecánicamente cuando anunciaron que los equipo debían ocupar sus lugares, todos se pusieron en una fila detrás de la fila y entraron al campo. Hicieron las formalidades y ambos equipo se saludaron, prometiendo jugar limpio y actitud deportiva, cuando hicieron el sorteo les tocó a sacar a ellos y los de Otaku eligieron el campo, Fubuki ubicó su lugar y se paró enfrente del portero.

    Y el árbitro tocó el silbato.

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    .


    —Juegan muy bien.—observó Asuto Inamori con gran emoción el equipo de Hakuren.

    Los delanteros del equipo contrario intentaron parar un gol pero el capitán de Hakuren los interceptó ágilmente, robándoles el balón sin esfuerzo y pasándoselo a su compañero. El partido estaba cayendo en picada para los de Otaku ya que no lograron meter ni un solo gol, es más ni siquiera se acercaban a la portería ya que Fubuki Shirou siempre les arrebataba el balón.

    —Él va a ser un problemas si jugamos contra ellos.—habló Tatsumi preocupado, sus ojos fijos en la espalda de Fubuki que estaba subiendo para arriba.

    —Yo creo que el más peligrosos es Someoka-san.—intervino Sasuke con la mirada seria.

    —Eso también es verdad.—admitió Asuto con estrellas en los ojos. Someoka pertenencia al antiguo equipo del Raimon.

    Si iban a ganar la FF, tendrían que superar a toda esa gente. Asuto estaba decidido a ganar este torneo, ya que el club de fútbol de su ciudad natal dependían de cómo jugaran en el tornero y él no se iba rendir o acobardarse solo por ver oponentes fuertes, es más todo lo contrario esto sólo lo incitaba a entrenar más para mejorar.

    —¡Fubuki avanza hacia la portería!—proclamó quien cubría el partido.—¡No se detiene en ningún momento y ignora a sus compañero alrededor suya! ¡Se ha parado de repente!

    Asuto se acercó a la barandilla, volviendo su atención al partido y en si, el capitán de Hakuren estaba clavado en el suelo, el balón a sus pies y no daba indicios de esquivar a los de la defensa que se dirigían hacia él. Muchos empezaron a susurrar entre ellos del porque el capitán se había quedado parado delante de la portería sin indicios de querer chutar.

    Fue imperceptible, nadie se había dado cuenta del cambio de energía en el campo, ni la mirada feral en los ojos de Fubuki Shirou que ardían detrás de sus mechones platas, ni de la sonrisa llena de locura escondida detrás de su bufanda blanca.

    —¡Ventisca Eterna!—exclamó con fuerza, pateando el balón hacia arriba, su elemento primitivo el hielo se concentraba en el balón, saltó en el aire dando vueltas y lo chutó sin ningún remordimiento cuando este se llevó consigo a la defensa entera y impactó de lleno contra el estómago del portero antes de que pudiera sacar cualquier súper técnica.

    —Increíble.—se asombró Asuto observando cómo Fubuki Shirou daba media vuelta y se alejaba de allí.

    —¡¿Qué tiene de increíble?!—protestaron algunos de sus compañeros.—¡Ese chico nos va hacer papilla si jugamos contra él!

    Un defensa que ni dejaba que nadie se acercase a la portería y un delantero despiadado. No era raro pero para Asuto era la primera vez que veía alguien que se movía de defensa a delantero sin problemas.

    A otro lado de la grada, dos chicos compartían la misma opinión que Asuto Inamori.

    —Este año hay gente llena de sorpresas.—dijo Nosaka Yuuma, siguiendo los movimientos de Fubuki Shirou que se dirigía a la banca después de anunciar el fin del partido.

    —Creo que si, Nosaka-san.—colaboró Nishikage detrás del pelirrojo.

    Nosaka solo sonrió mordiéndose el dedo pulgar.
     
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  2. JuhTo
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    Hey!! Que onda?
    Soy Juh, me presento

    ¿Fubuki y Nosaka...? Okey, no lo imaginaba pero me gusta lo que veo... Mientras mas personajes se sumen al Fubuki Harem mejor para todos :>

    No tengo palabras, ame tu redaccion, es tan limpia y simple, se entiende todo de corrido. Realmente no se mucho sobre el tema pero... Felicidades, esta muy bien logrado.
    Destaco: "...sentía el peso de la banda de capitán en su brazo derecho, una responsabilidad añadida a su nombre sin su consentimiento."
    Uff... que buena frase, describe a la perfeccion el Fubuki que se nos presenta.

    Va ser super interesante ver como ira avanzando el FF y como de a poco este tornara mas problematico el autocontrol de Fubuki, y mucho mas como una persona asi llegara a tener sentimientos por otra, claro, si es que los tendra. Muy intrigante y me apeteceria mas de esto. Espero la continuacion y gracias por esto.

    Bye, bye!!
    PD: Me es muy curioso la aparicion de Asuto y el resto, tranquilamente podrian no ser relevantes y centrarse en Hakuren y Outei Tsukinomiya, pero su aparicion es una puerta abierta a la expansion de este mundo.
     
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  3. 1inothing
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    Gracias JuhTo por comentar, me ha encantado tu respuesta. Fubuki siempre lo emparejan con Goenji (no voy a mentir este es mi OTP) pero a veces hay que salirse de eso, explorar los What If y dejar que todos los personajes interacciones con los del alrededor, que tengan un impacto, no sólo los personajes principales.

    Y sin más dejo el segundo capítulo aquí.

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    Capítulo 2

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    Se talló los ojos molesto, las gotas de agua caliente resbalaban por su rostro. Shirou se miró al espejo y su ceño fruncido se acentúo, nunca le gustaba la persona que le devolvía la mirada en el espejo, era una mentira, otra ilusión que se había auto impuesto porque tenía un carácter débil.

    Ahuecó sus manos debajo del grifo y se echó el agua en la cara, mojando su cara y parte de su camiseta. Volvió a alzar el rostro y suspiró agotado, estaba tan cansando que no podía ni estar enfadado consigo mismo por tanto tiempo. Los ojos grises verdosos estaban apagadas, las pestañas espesas creando una sombra debajo de sus ojos, su cara infantil y llena de una pureza que él no poseía.

    ¡Era inaudito! Incluso su propio rostro era engañoso, un mentiroso, seguro que la gente le miraba y pensaban que el chico vivía la vida feliz, bailando todas las noches y lleno de un optimismo inagotable.

    Escuchó el repiqueteo detrás suya y Shirou se enderezó, mostrando una sonrisa educada y parando a aquel monstruo que se escondía en su piel.

    —¿Por qué no me has pasado el balón cuando te lo pedí?—gruñó Someoka tan directo como siempre, uno que no dulcificaba sus palabras para hacer sentir bien a la gente.

    Girando sobre su eje, Shirou halló a la mitad del cub del fútbol allí mirándolo entre preocupados o decepcionados de que su capitán haya echado al garete su trabajo en equipo al marcar ese gol y no pasara el balón cuando se lo pidieron. Shirou se debatía entre bajar la mirada avergonzada por su comportamiento o tapar sus oídos con las manos infantil.
    Al final no se decidió con ninguna ya que su equipo volvió a expresar su negatividad.

    —Has ignorado al entrenador, Fubuki.—negó con la cabeza el portero.—Él te dijo que te quedaras en la defensa y dejaras lo de anotar goles a Someoka y a Nae.

    —Eso Fubuki, ya no somos el equipo débil que dependía de ti. Hemos mejorado un montón y no necesitas hacer todo solo.

    —Tiene razón.

    La intención de su equipo era subirle los ánimos, recordarle que podía apoyarse en ellos si lo deseaba o se encontraba casando sin embargo...Apretó la mandíbula con fuerza, mirando hacia el suelo trazando los azulejos con los ojos.

    —Lo siento.—se disculpó y lo hacía. Ellos no merecían a un capitán que metía la pata la mitad del tiempo, necesitaban a alguien mejor que él pero cada vez que quería deshacerse de su puesto, el entrenador se lo devolvía y él no podía hacer más que aceptarlo. —Intentaré no hacerlo la siguiente vez.

    Dichas esas palabras, se excusó de sus amigos y salió fuera del baño. Se dirigió al vestuario donde dejaron sus pertenencias, se puso la camiseta encima y buscó con manos temblorosas el paquete de cigarros y el mechero, los metió en el bolsillo de sus jeans y salió de aquel lugar. Necesitaba apartarse del estadio, antes de que sufriera un ataque de pánico en medio del pasillo.
    Eso sería más patético que su miedo a la oscuridad o las avalanchas.

    Sus piernas lo llevaban a la salida del estadio, no quería permanecer ni un solo segundo en aquel ambiente sofocante, lo tenía apresado por todos los lados y no estaba en sus cuerdas en aquel momento, no después de lo que pasó en el partido.

    El humo se deslizaba por todo su cuerpo por cada calada que tomaba, Shirou viró su cuerpo hacia la izquierda con brusquedad, la velocidad con la que iba hizo que impactara contra otro cuerpo que venía a la derecha y que lo tomó por sorpresa. Años de hacer esquí y jugar al fútbol, le ayudaron a mantener el equilibrio aferrándose a la pared, flexionó sus piernas y se incorporó rápidamente.

    Si de verdad alguien le quería esperase que no fuese un asesor, un guardia o otro jugador de fútbol.

    Su mentalidad se balanceaba en una cuerda delicada y se rompería debajo del estrés en el que se estaba consumiendo; su jugada en el partido fue un asco total y lo peor de todo era que sostenía un cigarrillo encendido en la mano, ninguna excusa podría desviar el tema y la inminente charla cansina que acarreaba era inevitable . Sonrió sin humor, sea quien sea hoy no era su día.

    Gris y gris verdoso se devolvieron la mitad . Unos calmados y otros abriéndose cada vez más por estupefacción.

    —Fubuki Shirou.

    El nombrado negó con la cabeza y dio un paso hacia atrás, sus labios temblando ligeramente sus dientes atraparon sus labios y mordió en un intento para controlarse ¿Tanta mala suerte tenía que se encontró con esta persona? Shirou juró por lo bajo que alguien se encargaba de darle un golpe detrás de otro sin darle un minuto para recuperarse.

    Hubiera sido mejor toparse con un entrenador y no con este jugador.

    Nosaka Yuuma.

    Emperador de las Tácticas, un gran club de fans que abarcaba toda Japón y el favorito en FF. Y la persona que Fubuki Shirou no quería encontrarse, Shirou no tenía intención de verle cara a cara, ni siquiera en el torneo, esperaba que el odio que Haizaki profesaba hacia Nosaka fuera suficiente para desplazarlo del torneo pero aquello eran dulces sueños y esto la agridulce realidad.

    ¿Qué iba a seguir, el espíritu de su hermano haciéndole la vida imposible?No espera, eso ya lo tenía.

    Shirou tragó saliva, su garganta secándose de inmediato, era una reacción natural a estas alturas así que alzó las manos, el movimiento captó la atención del estratega ya que movió sus ojos desde el cigarrillo que se dirigía a los labios rojizos del delantero de Hakuren a su cara.

    Una mirada de sorpresa se filtró en su rostro para desaparecer segundos después.

    —¿Acaso el aire natural no es suficiente, tienes que meter nicotina para que tu sistema respiratorio funcione?—preguntó sin emoción.

    ¿Acaso era sarcasmo lo que había escuchado en su voz? Sus ojos se fueron al acompañante que iba detrás de Nosaka pero este se veía imperturbable por el comentario de su...¿amigo? En vez de llevar el cigarro a su boca para terminárselo como era su intención al principio , lo tiró a su lado y lo pisó con el pie apagándolo.

    Shirou no estaba hecho para enfrentamientos, no era una persona agresiva por naturaleza y prefería quedarse al margen cuando los problemas surgían, pero incluso él sabía que cuando te metían de lleno en uno por muy indeseable y incómodo que sea, no lo podía hacer aspirando nicotina y no sé qué más sustancias dañinas en el cuerpo.

    —No esperaba ver un jugador como tú aquí, Nosaka-kun—no tenía necesidad de tutearle, ni tampoco tenía ganas. Shirou no iba a poder mantener aquella farsa por mucho tiempo.

    El chico le sonrió aquel movimiento le recordó a sus sonrisas llenas de farsa y vacías como el cuerpo de alguien muerto.

    —No quiero perderme ningún partido de este torneo,—aclaró Nosaka una de las dudas de Shirou ¿Qué hacia un jugador tan famosos como él en un partido que ni interesaba, de un instituto remoto en Hokkaido? Estudiar a los adversarios, lo que más temía el delantero de Hakuren.—Los equipo de este años son muy interesantes.

    Sus ojos parecían querer rebuscar en su alma y sacar cada uno de sus secretos e inseguridad, una por una, a su ritmo y sin perderse ninguna reacción. Como si Shirou fuese un novato en tejer mentiras y desviar la atención de su persona pareciendo simple y aburrido pero bajó la guardia, pensando que alguien como él no estaría aquí.
    Que ingenuo había sido, pensó Shirou, peor no volvería a rebajarse, jamás, no al captar el interés de alguien tan calculador como Nosaka.

    Tal vez para otros era un honor ser reconocidos por el estratega pero para Shirou eso auguraría problemas y dolores de cabeza en el futuro.

    —Si, Someoka-kun es un buen jugador.—dijo Fubuki alzando la comisura de sus labios en una sonrisa suave.

    —Si, —asintió Nosaka sin apartar los ojos de los suyos.—Someoka también es un gran jugador.

    —Sin él no hubiéramos ganado el partido.—No era mentira pero desde que el pelirosa se unió al equipo, este les demostró a los demás que con su propio esfuerzo podrían llegar a ser grandes jugadores y todos empezaron a trabajar independientemente y ya no se apoyaban en Shirou como lo hacían antes ¿Por qué el entrenador no le daba el rol de capitán al ex-jugador del Raimon? Pues, ni idea.

    Nosaka no dejó de mirarle y la piel de Shirou picaba, demandándole que saliera de allí.

    —Espero que nos volvamos a ver, Nosaka-kun.—Ni de broma.

    Hizo una reverencia y salió de allí acelerando su paso mientras se alejaba del par, sentía la mirada del estratega en su nuca, la sensación de ser vigilado desapareció cuando salió del estadio. Frotó su rostro con las manos y soltó la respiración que contuvo durante el intercambio de palabras entre él y Nosaka.

    Solo veía rojo y Shirou luchó consigo mismo para no desatar los sentimientos contradictorios que se arraigaron en su sistema. Quería hacerse una bola y echarse a llorar, lamentar toda su mala suerte y las decisiones que le llevaron a estar allí pero por otra parte quería deshacerse de la rabia y el rencor que llevaba acumulado consigo mismo, quería gritar a los cuatro vientos y golpear algo, lo que sea.

    Sino fuera porque había gente delante suya, Shirou se hubiese echado a reír como un lunático y llorar como una magdalena. Vaya día de mierda.

    Perdía su estabilidad mental en el partido, dejando ver su otra cara, aquella que prefería esconder en el rincón más oscuro de su mente y jamás desatarlo, excepto en emergencias. Y luego ganaba la atención de Nosaka Yuuma y vete a saber quién más.

    —Eres un idiota, Shirou.—susurró para si mismo.—Eres un imbécil.

    Y tanto que lo era.

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    Cuando su nuevo interés desapareció de su campo de vista, Nosaka se agachó recogiendo el cigarrillo que el peli-plata había arrojado.

    —Nosaka-san,—llamó preocupado Nishikage,—¿Qué estás haciendo? Déjalo donde estaba.

    El pelirrojo hizo caso omiso de su compañero y inspeccionó aquella arma letal que parecía inofensiva pero era peligrosa para la salud, en especial para alguien que dedicaba su vida al deporte y más el fútbol que exigía mucho esfuerzo del cuerpo de quien lo practicaba. Nunca había visto a alguien tan despreocupado con su salud como aquel chico, incluso Nosaka que a pesar de su condición presionaba su cuerpo y mente hasta el límite.

    Al principio le pareció aburrido el partido de Hakuren y Otaku, era muy predecible y sabía quien iba a ganar, no hubo muchas sorpresas, ni cambios de juegos, ambos entrenadores era muy simplones en sus tácticas y nadie se arriesgaba dándole aquel toque de emoción que el juego necesitaba, pero llega el minuto ochenta y todo dio la vuelta con Fubuki Shirou.

    Aquel tiro lo había impresionado, pocos porteros habrían podido detenerle tal vez Endou Mamoru pero lo dudaba. Tal vez había sido producto de su mente, pero la aura pacífica del chico se afiló dando lugar a una más oscura y potente, solo fue un par de segundos pero Nosaka lo vio, o más bien lo sintió por que el rostro del chico estaba ocultado.

    No era el único, cuando pasó al equipo Otaku, los jugadores hablaban del miedo que les caló cuando Fubuki se plantó delante suya y como no se pudieron mover cuando lanzó aquel tiro a la portería, por supuesto que los rumores exageraron alegando que vieron ojos rojos demoniacos y varios detalles sin importancia, lo que importaba era el hecho de que Nosaka no había alucinado por el cambio momentáneo del chico.

    Para su deleite se topó con el chico. Fubuki se mostró temeroso al tenerle enfrente suya pero no tardó en guardárselo todo detrás de una sonrisa engañosa, sus ojos suavizándose y el rostro volviendo a su color natural. Un acto, un buen actor, pensó Nosaka lanzando el cigarrillo lejos de él y seguir caminando.

    —Vamos Nishikage.

    —Si, Nosaka-san.

    Fubuki Shirou no quería que se fijaran en él, quería pasar desapercibido en la FF. Demasiado tarde, Nosaka no pararía hasta encontrar lo que escondía aquella actitud suave y sumisa. Sería un buen juego de caza, por la actitud de Shirou entendió que el peli-plata no tenía intención de hablar con él pero el estratega daría con él y abriría la caja de Pandora.

    —No entiendo su interés por él.—expresó el portero situándose al lado de su capitán.

    Ladeando la cabeza, Nosaka miró por donde Fubuki había desaparecido minutos atrás.

    —Los sabores simples son los más intrigantes.—replicó vagamente Nosaka.—No sabes de que están conformados, solo los expertos en cocina saben que esconde cada producto.

    —No entiendo, Nosaka-san.—negó con la cabeza desconcertado.

    El estratega sonrió de medio lado.

    —Ya lo entenderás, más adelante lo entenderás todo .
     
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    Me encanta que mantengas la actitud de Fubuki y le hayas agregado ese toque de "chico malo", no se de que otra forma decirlo, pero me encanta. Aunque a la vez me da pena xD nunca me gustó ver a Fubuki sufriendo por Atsuya.
    Espero que Nosaka haga un buen trabajo. Espero lo conti pronto 😻❤ Saludos.
     
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    Estoy aprendiendo a conocerme. Ya toque fondo y solo me queda subir.
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    en mi cama con mi pingüino de peluche llamado Kido *-*

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    Ok, esto está bueno 🔥 espero la continuación! Nosaka con interés en Fubuki, creo que es la primera vez que encuentro un fic así. Por cierto, me husta cómo estás desarrollando a Shiro y la doble personalidad
     
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    🤔Nunca imaginé esta pareja pero tu fanfic me encanta, es maravilloso. *.* la forma en que está escrita es perfecta, no niego que al inicio dudé en leer ya que no era GoeFubu, que bueno q lo hice es bellísima historia.

    Nueva shipp no popular agregada a mi lista de ships no populares xd.
     
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