Adicto. (YukinaXKisa)

Kisa Shouta es un hombre de 32 años adicto al sexo. La terapia no le funciona pero su vida cambia cuando conoce a Yukina, su nuevo terapeuta. Aviso: No tengo ni idea de psicología.

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    Capítulo 1

    Odiaba estar ahí, odiaba las terapias en grupo pero le había prometido a su psicóloga que iría todas las semanas. No escuchaba lo que decían los demás, no le interesaba en lo más mínimo, ya tenía suficiente con sus propios problemas. De repente todos callaron y le miraron, sabía lo que eso significaba, era su turno. Se puso en pie y carraspeó.

    - Me llamo Kisa Shouta y soy adicto al sexo. Fui diagnosticado hace año y medio y desde entonces me medico y voy a terapia.- Mentira. Odiaba aquellas pastillas.- Me inicié en el sexo a los trece años y a los quince ya no podía parar, me daba igual cuándo y con quién, lo único que me importaba era hacerlo. No ha sido fácil pero llevo dos semanas sin mantener relaciones.- Mentira. Aquella misma mañana había follado con el camarero de una cafetería.- Sé que todavía me queda mucho por delante y que recaer es parte del camino pero estoy dispuesto a intentarlo para poder tener una vida sexual sana.

    - Muchas gracias, Kisa.- Le sonrió su psicóloga y él se volvió a sentar.

    Finalmente la sesión terminó y él salió rápidamente sin cruzar ninguna palabra con nadie. Él no merecía estar ahí, que de vez en cuando se dejara llevar no significaba que no tuviera el control. Llegó a su casa y se tumbó en el sofá con la intención de ver la tele. Lo único que deseaba era no pensar pero aquello le resultaba imposible, a su mente le venían imágenes subidas de tono en las que él siempre era el protagonista. Quiso levantarse e ir hasta su dormitorio, donde guardaba su vibrador pero decidió contenerse. Se incorporó y se sentó a un lado del sofá, apoyando una mano en el reposabrazos y comenzó a golpearlo de forma rítmica con los dedos de esa mano. Cerró los ojos e inspiró profundamente.

    - Está todo bien, está todo bien, está todo bien...- Repitió en voz baja siguiendo el ritmo que marcaban sus dedos.- …está todo bien, está todo bien, está todo bien… No, no lo está.- Se levantó de un salto y corrió hacia su dormitorio. Sonrió al abrir un cajón y ver aquel vibrador. Se quitó rápidamente los pantalones y la ropa interior y, sin pensárselo mucho, se metió aquel objeto que le hizo gemir. Vibraba en su interior produciéndole una sensación de satisfacción que le dejó la mente en blanco. Se penetró con él de forma brusca hasta que se corrió.

    Aquella satisfacción no duró y aquel vacío en su interior que siempre le acompañaba volvió a invadirle, haciéndole sentir miserable. Le hubiera gustado llorar pero en aquel momento se sentía incapaz, quería correrse de nuevo pero aquella vez no iba a permitirlo. Los remordimientos por lo que había hecho le hicieron dar un puñetazo contra el suelo. Odiaba ser tan impulsivo, odiaba tener que aliviarse siempre de esa forma, odiaba pensar todo el día en lo mismo.

    El móvil vibró llamando su atención. Alargó la mano y comprobó que se trataba de un mensaje del trabajo. Se mordió el labio frustrado. Le gustaba su trabajo pero por culpa de sus compañeros se estaba planteando seriamente dimitir. No tenía nada en contra de sus colegas pero le resultaba muy difícil trabajar con ellos.

    Ritsu, el nuevo, le volvía loco. Esa inocencia y ese aire virginal le decían a gritos que tomara a aquel chico en cualquier baño de la editorial. Ritsu era adorable y cada día le costaba más centrarse a su lado. Pero Ritsu no era su único problema.

    También estaba Hatori, cuya inexpresividad y manera de hablar tan cortante le atraían, aquella apariencia formal seguro que era una fachada que se le olvidaba por completo en la cama. Muchas veces se sorprendía fantaseando con él y en las guarradas que le diría si follaran.

    Mino también era un problema. El hombre era un poco extraño, siempre sonriendo pero con cierto lado oscuro. Kisa no tenía ninguna duda, estaba seguro de que a Mino le iba el sado y a él no le importaría probarlo. Es más, en alguna ocasión se le había insinuado pero Mino o no se había percatado o no había querido darse cuenta.

    Luego estaba su jefe. Takano era demasiado para él, cada vez que le gritaba le provocaba una erección. Kisa tenía que hacer un gran esfuerzo por no tumbarse sobre su mesa y pedirle que le penetrara.

    Todo aquello le estaba pasando factura, era demasiada tensión. ¿Era tanto pedir tener compañeros feos? ¿Por qué todos parecían sacados de una revista? Kisa pensó que se follaría hasta a Yokozawa sin dudarlo y eso que era insoportable.

    Respondió aquel mensaje sin parar de pensar en sus compañeros de trabajo. Se levantó y se dispuso a darse una ducha cuando su móvil volvió a sonar, esta vez era una llamada. Resopló fastidiado al ver que se trataba de su psicóloga.

    - ¿Si?

    - Lamento molestarte a estas horas, Kisa-san.

    - No importa.- Se limitó a decir.

    - Necesito hablar contigo sobre la sesión en grupo de hoy.

    - Por supuesto.

    - Me da la sensación de que no estás avanzando, creo que te has quedado estancado y que tampoco tienes intención de solucionarlo.- Le dijo la mujer.- ¿Tú quieres mejorar?

    - Sí, claro, por eso comencé a ir a terapia.

    - Pues no está funcionando. Tal vez necesitas que otra persona te ayude, alguien que se adapte mejor a ti.

    - ¿Qué? ¿Ya no quieres tratarme?

    - No, no es eso. El caso es que conozco a alguien con quien creo que progresarás más que conmigo. Él está especializado en casos como el tuyo y su porcentaje de éxito es más alto que la media.

    - Bueno, si es así puede que sea buena idea.

    - ¿Te interesa entonces? De lo contrario puedes seguir viniendo a mis sesiones.- Dijo la psicóloga.- O en caso de que pruebes con él y no te guste… Siempre estaré disponible para ti, Kisa-san.

    - De acuerdo, le daré una oportunidad a ese señor.

    - ¿Señor?- Rió la mujer.- Es bastante joven pero que eso no te eche para atrás, sabe lo que hace y estoy segura de que te irá muy bien con él.

    - Eso espero.

    - Te he conseguido una cita con él para el viernes, se llama Yukina y tiene una clínica privada. Te enviaré la dirección por correo.

    - Muchas gracias.

    - De nada, Kisa-san, espero que te vaya mejor con él.

    Kisa suspiró fastidiado, ya se había acostumbrado a su psicóloga y cambiar en aquel momento le parecía volver a empezar de cero, pero estaba dispuesto a darle una oportunidad a aquel Yukina si eso significaba ir a mejor.

    Hola ^^
    ¿Qué tal? Espero que os haya gustado. Esta ha sido la introducción del fic, si veo que gusta lo continuaré. En caso de continuarlo será un fic corto, calculo que de unos 5-6 capítulos.
    Muchas gracias por leer :)

    ¡Un abrazo!
     
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    Acabo de ver que tienes nuevo trabajo.
    Me ha gustado el capítulo, espero que lo continúes se ve muy interesante.
    Me gusta mucho como escribes.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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    Hola 😊
    Me alegra que te haya gustado, sí que tengo pensado continuarlo. Espero que los próximos capítulos también te gusten.
    Muchas gracias por comentar siempre 😀

    ¡Un abrazo!
     
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  4. valgyaled
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    ¡Hola!

    Me ha encantado el capítulo y la historia se ve interesante, esperaré la conti

    Saludos :)
     
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    Hola ^^

    Me alegro de que te haya gustado. Intentaré subir la continuación lo antes posible.

    Muchas gracias por leer y por el comentario :D

    ¡Un abrazo!
     
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    Capítulo 2

    Kisa llegó a la editorial de buena mañana. Le gustaba ir a trabajar, le ayudaba a sentirse realizado y eso mejoraba su autoestima. Además, había días en los que se estresaba tanto que podía pasar casi una hora sin pensar en sexo, lo cual para él era todo un logro.

    Hatori y Mino ya se encontraban ahí. Kisa les saludó y no pudo evitar pensar en lo mucho que le gustaría hacer un trío con ambos. Negó rápidamente mientras se sentaba, como si aquel gesto fuera a borrar aquellos pensamientos.
    Minutos más tarde llegaron Takano y Ritsu, iban discutiendo, cosa que a nadie sorprendió pues todos los días estaban igual. Kisa les ignoró y se centró en su trabajo.

    La mañana pasó tranquila. Sí, había pensado bastante en sexo pero al menos no había tenido que ir al baño a aliviarse y eso ya suponía una mejora en comparación con otros días. Tuvo un par de momentos críticos, como cuando hizo contacto visual con Takano o cuando Ritsu le tocó suavemente un hombro, pero supo concentrarse y manejar la situación.

    Después de varias horas, paró para comer algo y se dirigió a la sala de descanso. Se sentó en uno de los sofás mientras comía un sándwich y bebía un refresco que acababa de comprar de la máquina. Ya estaba acabando cuando alguien se sentó a su lado. Se trataba de un hombre de mediana edad, con el pelo algo canoso y que iba muy bien vestido.

    Kisa se tensó al instante, aquel hombre madurito le resultaba bastante atractivo. El editor se puso en pie rápidamente y se dirigió hacia la salida, debía evitar la tentación. Ya había llegado a la puerta cuando aquel hombre habló.

    - Oye, te dejas la lata.- Aquel extraño le tendió el refresco y Kisa lo cogió. Cuando sus dedos se rozaron, sintió que le subía la temperatura corporal y que cierta parte de su anatomía se despertaba.

    - Sí, gracias.- Sin decir nada más, Kisa salió rápidamente en dirección al baño, tirando la lata en una papelera que encontró por el camino.

    Llegó al baño y se encerró en un cubículo. Comenzó a masturbarse intentando hacer el menor ruido posible, lo último que quería era montar un escándalo en el trabajo. Se corrió pensando en aquel hombre y, pocos segundos después, se sintió la peor persona del mundo. Se odiaba por ser tan débil, por no tener el control. ¿Por qué no podía ser como los demás? Se desanimó al pensar que jamás podría llevar una vida sexual sana.

    Salió del trabajo y se metió en el metro. Era viernes y tenía la primera sesión con su nuevo terapeuta, ese tal Yukina. Suspiró frustrado, no le gustaba hablar de sí mismo pero con su antigua psicóloga ya tenía cierta confianza y no le costaba tanto. Justo antes de entrar en el edificio recibió una llamada.

    - Mamá, lo siento pero ahora no puedo hablar.

    - Shouta, hace tiempo que no me llamas. ¿Cómo estás? ¿Qué tal está Hideki? - Kisa se mordió el labio.

    Hideki fue su novio durante un tiempo pero ya hacía casi un año que éste le había dejado. Hideki le dijo que le quería pero que la situación le superaba, no se veía capaz de ser pareja de alguien adicto al sexo. Aquel fue un duro golpe para Kisa, pero ya hacía meses que sentía que lo había superado, aunque sabía que iba a pasar mucho tiempo hasta que volviera a salir con alguien.

    - Bien, estamos bien.

    - Pues a ver cuándo venís a verme.

    - Estamos muy ocupados con nuestros trabajos, mamá.

    - Bueno, pues que me llame algún día aunque sea, hace tanto que no hablo con él...

    - Oye, que tu hijo soy yo, no él.

    - No te pongas celoso, cariño.- Le dijo su madre.- Pero es que tienes un novio tan maravilloso...

    - Sí, es genial.- Dijo Kisa.- Mamá, de verdad que me pillas en mal momento. Te llamaré pronto, ¿vale?

    - A ver si es verdad.- Dijo para después colgar.

    - Qué borde es cuando se lo propone...

    Kisa entró en la consulta y el recepcionista le indicó que pasara a la sala de espera y se sentara. Hizo eso y se puso a hojear una revista.
    La puerta se abrió y salió de la consulta una chica rubia, seguida de un joven muy alto, tan alto como apuesto. Kisa sintió que la boca se le secaba y que el corazón le comenzaba a latir con fuerza. Aquel era el chico más guapo que jamás había visto, se quedó tan embobado que tardó casi diez segundos en ponerse a pensar las cosas que le haría en la cama.

    - Adiós, Yukina-san.- Escuchó que le decía la rubia. Kisa se tensó. ¿Qué clase de broma pesada era aquella? No podían ponerle a semejante dios como psicólogo, así no iba a mejorar en la vida. Kisa se imaginó siendo penetrado por él en mitad de la sesión. Inspiró hondo y comenzó a tamborilear con sus dedos en sus rodillas mientras se repetía mentalmente "está todo bien". No conseguía relajarse, por lo que decidió que lo mejor sería irse a su casa y continuar con su psicóloga de siempre. Se puso en pie dispuesto a marcharse pero no le dio tiempo.

    - Tú debes de ser Kisa-san.- Sonrió aquel joven y el editor pensó que debía de estar emparentado con algún príncipe.

    - Sí, pero...- Comenzó a decir Kisa pero fue interrumpido.

    - Venga, pasa, empezaremos ya la sesión.- Con un gesto en la mano le indicó que entrara a la consulta. El mayor obedeció, pensando en la mala suerte que tenía de verse en ese tipo de situaciones. Se sentó en una butaca y Yukina tomó asiento en la de enfrente.- Bueno, cuéntame. ¿Qué tal te encuentras?

    - Bien.- Se limitó a responder Kisa mientras se retorcía las muñecas con nerviosismo.

    - Genial. ¿Has salido ahora del trabajo?

    - Sí.

    - ¿Y a qué te dedicas?

    - Soy editor de manga.

    - ¿De verdad? - Dijo Yukina.- Me encanta el manga shoujo.

    - ¿Si? Yo edito shoujo.

    - Eso es genial. ¿Y qué tal el trabajo? ¿Te gusta?

    - Sí, la verdad es que me gusta mucho.

    - Me alegro.- Sonrió el joven.- He leído tu historial, aunque me gustaría que me lo contaras tú de primera mano.

    - Bueno, pues...- Comenzó a decir Kisa nervioso. Aquel muchacho le estaba volviendo loco y solo quería que aquella sesión acabara para no volver a verle. Jamás había visto a alguien tan guapo.- Tengo una adicción al sexo.

    - ¿Cuándo dirías que comenzó todo? Aproximadamente.

    - En mi adolescencia, aunque creo que fue a peor cuando comencé la universidad y desde entonces no...no he conseguido mejorar.

    - ¿Has tenido pareja estable?

    - Sí, un par pero nunca duran.

    - ¿Por qué?

    - Pues...porque soy adicto al sexo.

    - Ya, ¿pero en qué afecta eso a tus relaciones de pareja?- Le preguntó Yukina.

    - A una le fui infiel, no lo pude evitar. Y la otra me dejó.- Kisa suspiró.- Él fue quien me hizo ver que había algo en mí que...él se dio cuenta de mi problema con el sexo y fue por él que comencé a tratarme pero se cansó de mí a los pocos meses.

    - ¿Y ahora estás saliendo con alguien?

    - No.

    - ¿No te estás viendo con nadie?

    - No, no busco ahora mismo una relación.- Respondió Kisa sin poder evitar sentirse incómodo.

    - ¿Por qué?

    - Porque no...no estoy bien.- Yukina asintió lentamente, siempre con aquel semblante amable.

    - ¿Cómo condiciona tu vida tu adicción? Cuéntame, cómo dirías que es tu día a día o qué resaltarías de él. En relación a tu adicción, claro.

    - Pues...- Kisa no sabía muy bien qué decirle. Yukina era tan atractivo que no le dejaba pensar con claridad. Y, encima, la forma en que le miraba no estaba ayudando en nada. Kisa tenía que controlarse por no abalanzarse sobre la bragueta del psicólogo.

    - Habla sin miedo, puedes decir lo que quieras.

    - Donde más tiempo paso es en el trabajo y, curiosamente, ahí es donde más puedo controlarme, aunque a veces...

    - ¿A veces qué pasa?

    - Mis compañeros son todos muy guapos, me atraen absolutamente todos ellos y hay veces en las que mi imaginación me juega una mala pasada.

    - Y en esas situaciones, Kisa-san, ¿cómo actúas?

    - Pues intento distraerme centrándome sólo en el trabajo y si eso no funciona...me masturbo en el baño de la oficina.- Kisa desvió la mirada algo avergonzado.

    - Masturbarse es algo natural y no hay nada malo en ello.- Dijo Yukina.- En el baño de la oficina no es lo ideal pero eso es lo que vamos a intentar corregir. No te preocupes. ¿Cuántas veces lo haces al día? Aproximadamente.

    - No lo sé.

    - ¿Pero tienes alguna rutina o es cuando te apetece?

    - Por las mañanas en la ducha siempre lo hago.- Respondió pensativo.- Y la mayoría de días al llegar del trabajo...uso algún juguete que tengo en casa.

    - De acuerdo.- Asintió Yukina.

    - Y, bueno, todas las noches cuando estoy en la cama.

    - Está bien. Eso sería tu rutina, pero durante el día se suele producir en alguna otra ocasión, ¿no?

    - Sí.- Asintió Kisa.

    - Se nos está acabando el tiempo.- Murmuró Yukina mirando el reloj.- Me gustaría que llevaras una especie de diario y que apuntes en él todo lo que creas que es importante sobre tu adicción, como el número de veces que te masturbas, mantienes relaciones o el tipo de pensamientos que tienes.

    - De acuerdo.- Kisa se puso en pie rápidamente.- Muchas gracias.

    - Los lunes a las seis hago sesiones en grupo, por si te interesa.

    - Bueno, depende del trabajo...- Comenzó a decir Kisa y Yukina le sonrió.

    - Sin problema, si puedes vienes y sino te veo el viernes a la misma hora.

    - Vale.

    - Dile al recepcionista que te apunte para la semana que viene. Que tengas un buen fin de semana.

    - Adiós.- Kisa salió y cogió cita para el viernes siguiente, aunque no tenía intención de volver a ir a ver a ese tal Yukina. Era imposible que alguien como él pudiera ayudarle.- Joder, no me podía tocar uno feo...- Murmuró Kisa frunciendo el ceño.

    Igual él no iba a ponerse mejor nunca y aquel psicólogo atractivo era una señal para que se rindiera. No sabía si iba a rendirse o no, pero lo que tenía claro es que no volvería a la consulta de Yukina.

    Hola 😊
    ¿Qué tal? Espero que os haya gustado el segundo capítulo. Intentaré no tardar mucho en subir el siguiente.

    Muchas gracias por leer ☺️

    ¡Un abrazo!
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    Pobre Kisa le ha tocado todo un sexy psicólogo, aunque el diga que no volverá estoy segura que el viernes estará allí esperando a que le atienda el sexy doctor.
    Ya quiero ver como Yukina ayudará a Kisa.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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    QUOTE (Anne onodera takano @ 5/9/2019, 14:02) 
    Me ha gustado el capítulo.
    Pobre Kisa le ha tocado todo un sexy psicólogo, aunque el diga que no volverá estoy segura que el viernes estará allí esperando a que le atienda el sexy doctor.
    Ya quiero ver como Yukina ayudará a Kisa.
    Esperaré con ansias la conti.

    Hola ^^
    Muchas gracias por leer y por comentar. No se lo cree ni él eso de que no va a volver jajajaja

    ¡Un abrazo!
     
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    Capítulo 3

    La intensidad con la que le miraba Yukina hacía que se le cortara la respiración. Kisa tragó saliva y se removió en su asiento incómodo.

    - Debes de tener mucha experiencia.- Le dijo Yukina con voz sensual.- Después de haber estado con tantos hombres...

    - Bueno, me manejo bien.- Comentó Kisa con una timidez muy poco característica en él.

    - ¿Me harías una demostración?- Kisa le miró sorprendido pero asintió. El mayor se puso en pie y caminó hacia él, se arrodilló y se colocó entre las piernas de Yukina, quien se encontraba sentado. Sin romper el contacto visual, Kisa comenzó lentamente a acariciar los muslos de su psicólogo. Pasó su mano por el interior de la pierna hasta llegar a la entrepierna del menor, quien gimió levemente ante el contacto. Kisa sonrió al escuchar aquello y se dispuso a desabrochar la bragueta de Yukina, quien le miraba ansioso. Kisa bajó la cremallera lentamente...

    Kisa alargó la mano para apagar el despertador y maldijo aquel dichoso aparato.

    - Justo cuando se ponía interesante...- Murmuró Kisa fastidiado, le hubiera gustado terminar aquel sueño. Levantó la sábana y contempló su erección que le daba los buenos días. Se corrió pensando en su psicólogo. Desde que le había conocido no podía parar de pensar en él, cada vez que se masturbaba lo hacía con él en mente. Sabía que aquello no estaba bien, por eso había decidido no volver a ir a su consulta.

    Comenzaba a haber cierta tensión en la editorial, ya que el fin de ciclo cada vez estaba más cerca. Estaba tan agobiado que casi no había pensado en sexo y había conseguido no ir al baño a masturbarse en lo que duró su jornada laboral.

    - Está bien.- Asintió Takano.- Mándale las correcciones y te puedes marchar a casa. Si no acepta tampoco estas, mañana iremos a hacerle una visita.

    - De acuerdo.- Dijo Kisa aliviado. Llevaba todo el día peleándose con la mangaka por culpa de una escena que no quería cambiar.

    Salió de la editorial y miró el reloj, era bastante temprano. Pensó en Yukina y en aquella sesión en grupo de la que le había hablado. Le daba tiempo a ir pero no tenía intención de hacerlo. No quería ver a Yukina porque le deseaba desamiado, le resultaba muy difícil estar cerca de él, pero también era cierto que se moría de ganas de verle.

    Sin pensárselo mucho, acabó yendo a la clínica. El recepcionista le saludó con una sonrisa y le indicó la sala en la que se llevan a cabo la sesiones en grupo. Entró y vio a Yukina charlando con quien debía de ser otro paciente. El psicólogo cuando le vio le dedicó una sonrisa que le hizo sonrojar sin saber muy bien por qué. ¿Tanto le alteraba la presencia de ese dios? La respuesta estaba clara. Kisa tomó asiento junto a un hombre algo mayor, que hablaba animadamente con una joven. Kisa no tenía intención de entablar conversación con ninguno de los presentes, por lo que decidió esperar sentado a que comenzara aquello.

    - Hoy tenemos a alguien nuevo.- Dijo Yukina cuando se sentó.- Kisa-san, ¿por qué no nos hablas un poco de ti? Edad, trabajo, aficiones, amigos...

    - Hola. Soy Kisa Shouta, tengo 32 años y soy editor de manga shoujo. Tengo un hermano mayor, aunque no tenemos mucha relación.- Comenzó a decir Kisa.- Mi trabajo me quita mucho tiempo por lo que no tengo muchas aficiones, pero me gusta el cine y leer.

    - Muy bien, gracias.- Le sonrió Yukina cuando vio que ya no iba a añadir nada más.

    La hora pasó rápida, muchos hablaron y otros prefirieron sólo escuchar. Todos se levantaron y comenzaron a salir. Kisa iba a hacer lo mismo cuando una voz le llamó.

    - Me alegra que finalmente hayas venido.- Le sonrió Yukina.- El otro día me dio la sensación de que no te iba a volver a ver.

    - ¿Y eso?- Quisa le miró sorprendido, aquella había sido su intención, ¿tan transparente era?

    - No sé, no te vi muy convencido de volver. Me alegra haberme equivocado. ¿Qué te ha parecido?

    - Ha sido interesante.

    - Espero que la semana que viene te animes a hablar un poco sobre tu caso.

    - La semana que viene dudo que venga. De hecho no creo ni que vaya a la cita de ese viernes.

    - ¿Es por el trabajo?

    - Sí.

    - Podemos poner la sesión de ese viernes otro día o, incluso, hacer dos horas esta semana.- Propuso Yukina.- Aunque yo prefiero que las sesiones sean solo de una hora.

    - Mejor otro día.- Dijo Kisa.

    - Está bien.- Sonrió Yukina. Kisa iba a marcharse ya pero el otro hizo el amago de cogerle del brazo, pero no llegó a tocarle.- Bueno, ¿qué tal el fin de semana? ¿Ha ido todo bien?

    - Sí.- Se limitó a decir el editor.

    - ¿Qué hiciste?

    - El sábado salí y el domingo estuve en casa.

    - ¿Dónde fuiste?

    - Al bar de siempre.

    - ¿Conociste a alguien?- Kisa le miró extrañado.

    - ¿Quieres saber si mantuve relaciones?- Le preguntó el editor. Yukina desvió la vista con cierto sonrojo. Kisa se tuvo que contener para no besarle, aquella visión era demasiado para él.

    - Es importante que controles ese tipo de encuentros.- Respondió Yukina volviendo a serenarse.- ¿Lo has escrito en la libreta?

    - Me siento un poco tonto escribiendo sobre eso...

    - Es comprensible, pero ten en cuenta que es algo que no lo va a leer nadie.

    - Tú.

    - Ya, bueno, pero es parte de la terapia y yo no te voy a juzgar, Kisa-san.

    - Está bien. Iré escribiendo.- Kisa reparó en que todos se habían marchado y que estaban solos.- Nos vemos el viernes.

    - Hasta pronto, Kisa-san.- Le sonrió el psicólogo.



    Decidieron salir todos a tomar algo después del trabajo. Fueron a un bar que se encontraba cerca de la editorial y se sentaron en una mesa. Comenzaron a beber como si al día siguiente no tuvieran que ir a trabajar. El primero en caer fue Ritsu, quien no toleraba muy bien el alcohol. Takano pidió un taxi y se fue con él, con la excusa de asegurarse de que llegue sano y salvo a casa.
    El siguiente en desertar fue Hatori. Ni siquiera les dio un motivo, simplemente en cierto momento se puso en pie y se despidió de ellos hasta el día siguiente, dejando a Kisa y Mino solos.

    Kisa había bebido bastante pero no tanto como Mino. Su compañero comenzó a hablarle de una ex-novia que tuvo y Kisa rió con las cosas que le contaba. En un momento determinado, Mino se acercó para susurrarle algo a la oreja y Kisa no lo pudo evitar y le puso una mano en el muslo, muy cerca de su entrepierna. Mino se separó un poco y echó un rápido vistazo a esa mano, sonrió de lado y besó de forma brusca a Kisa, quien le correspondió con gusto. Los besos se fueron haciendo cada vez más intensos y comenzaron las caricias por encima de la ropa. Kisa sabía que la cosa iba en serio y un bar no era el lugar adecuado para aquello.

    - ¿Quieres venir a mi casa?- Preguntó Kisa. En aquel momento le daba igual romper aquella regla de no acostarse con sus compañeros de trabajo, necesitaba que Mino le follara. Era algo que llevaba tiempo deseando y que jamás creía que llegaría, pues Mino nunca había demostrado ningún tipo de interés en él.

    Mino asintió y ambos salieron del bar en dirección a su casa. Llegaron y, sin dejar de besarse, fueron directos al dormitorio. La ropa les molestaba, por lo que no dudaron ni un segundo en deshacerse de ella.
    Kisa se sentía muy bien, aquel tipo de situación siempre le hacía sentir realmente bien. Kisa disfrutaba de las atenciones que le estaba dando su colega y se moría de ganas de sentirlo dentro.
    Todo iba bien hasta que su móvil sonó. Kisa decidió ignorarlo, pues prefería centrarse en lo que Mino le estaba haciendo a sus pezones. Volvió a sonar y Kisa decidió mirar la pantalla de reojo. Abrió los ojos como platos al ver que se trataba de Yukina. ¿Por qué demonios le llamaba su psicólogo a la una de la madrugada?

    - Un segundo.- Le dijo a Mino con voz ronca.- Tengo que contestar.

    - Vale.- Mino se levantó y fue al baño en lo que Kisa atendía la llamada.

    - ¿Si?

    - ¿Kisa-san?- Dijo Yukina extrañado.- Lo siento, creo que me he equivocado de teléfono. Lo lamento mucho.

    - Ah, no pasa nada. Adiós.- Kisa iba a colgar pero se sobresaltó al escuchar a Yukina.

    -¡No!

    -¿Qué ocurre?

    - No, que quería preguntarte qué tal el día. ¿Va todo bien?

    - Sí, supongo.

    - ¿Has tenido algún...encuentro?- Kisa se quedó pensativo. Quería acostarse con Mino pero sabía que iba a acabar arrepintiéndose.

    - Yo...

    - Dime.

    - Mi compañero de trabajo está aquí en casa. Quiero que me folle.- Dijo Kisa sin pudor, posiblemente a causa del alcohol.

    - Vale. Estás con alguien que te atrae mucho, eso está bien.- Dijo Yukina.- Pero piensa un momento cómo te sentirás cuando dejes de estar excitado. ¿Te alegrarás de haberte acostado con él? Ten en cuenta que es un compañero de trabajo y que las cosas se pueden poner incómodas. ¿Estás preparado para manejar esa situación?

    - Yo quiero follar.

    - Lo sé, pero intenta controlarte.

    - Está en el baño, quiero ir ahí y comerle la...

    - Échale.- Le interrumpió Yukina.- Si no puedes con la tentación, aléjala.

    - El otro día dijiste que el sexo no es malo.

    - Y no lo es. El problema es que ahora mismo te estás dejando llevar por el deseo y sé que mañana te arrepentirás.

    - Pero...- Comenzó a decir Kisa y Mino salió del baño. Kisa quería llorar, se sentía fatal. Se moría de ganas de acostarse con Mino pero sabía que Yukina tenía razón.- Lo siento, pero será mejor que te vayas.

    - ¿Qué?

    - Somos compañeros de trabajo y es mejor que siga así.- Mino le miró con cierto cabreo pero no dijo nada, simplemente asintió y comenzó a vestirse.- Es lo mejor...

    - Como quieras.

    - Lo has hecho muy bien.- Le dijo Yukina una vez Mino se hubo marchado.

    - Vete a la mierda.- Le dijo Kisa. Estaba muy enfadado, sentía mucha rabia, él quería follar y el imbécil de su psicólogo buenorro le había jodido el polvo.

    - Entiendo como te sientes ahora mismo...

    - Por tu culpa voy a pasarme toda la noche masturbándome.

    - Tienes que aprender a controlar eso también.- Le dijo Yukina con tono amable.

    - Esto es una mierda. Parece que tengas un radar para saber cuando voy a follar...- Se quejó Kisa y Yukina rió.

    - Te voy a ser sincero.- Le dijo el psicólogo.- Que te haya llamado no ha sido casualidad, algo me decía que estabas con un hombre.

    - ¿Eres loquero o brujo?

    - ¿Ya estás más animado?

    - No. Sigo queriendo follar.- Dijo Kisa frustrado. Se sentía como un niño pequeño con una pataleta pero no lo podía evitar.

    - Mañana en la consulta hablaremos de lo de hoy, ¿de acuerdo?

    - Apuntaré en mi libreta que un psicólogo cabrón me ha jodido el polvo.

    - Mañana se te habrá pasado el enfado y me lo agradecerás.

    - Lo dudo. Buenas noches.- Kisa le colgó con rabia. Se sentía muy necesitado y, aunque quería hacerlo con Mino, en el fondo sabía que aquello hubiera sido un error.
    Sacó un vibrador y comenzó a penetrarse con él mientras pensaba en Mino. No supo por qué pero la imagen de Yukina apareció en su mente, reemplazando a la de Mino.
    Kisa empezaba a pensar que aquello era un problema, estaba obsesionado con su psicólogo, jamás había pensado con tanta frecuencia en la misma persona y lo peor era que no podía hablarlo con él.
     
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  10. valgyaled
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    Me ha encantado el capítulo.

    Ese Yukina jodiendole el polvo a Kisa.. pero es por su bien :3

    Esperaré la conti!!
     
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    QUOTE (valgyaled @ 8/9/2019, 01:46) 
    Me ha encantado el capítulo.

    Ese Yukina jodiendole el polvo a Kisa.. pero es por su bien :3

    Esperaré la conti!!

    Hola ^^
    Me alegra que te haya gustado.
    Yukina y su radar...

    Muchas gracias por leer y por comentar :)
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    Al pobre de Kisa le han cortado dos veces el rollo en el mejor momento, primero el despertador con su sueño húmedo y Yukina con su radar el pollo con Mino.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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    QUOTE (Anne onodera takano @ 9/9/2019, 09:00) 
    Me ha gustado el capítulo.
    Al pobre de Kisa le han cortado dos veces el rollo en el mejor momento, primero el despertador con su sueño húmedo y Yukina con su radar el pollo con Mino.
    Esperaré con ansias la conti.

    Ya ves, al pobre lo tienen muy frustrado entre todos jajaj

    Muchas gracias por el comentario :)

    ¡Un abrazo!
     
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    Capítulo 4

    No podía parar de pensar en lo ocurrido la noche anterior y eso estaba entorpeciendo su trabajo. Mino no se había dignado a mirarle en todo el día y Kisa sentía que la situación no podía volverse más incómoda.

    - ¡Kisa!- Dio un pequeño salto al escuchar el grito de Takano.- ¡Mírame cuando te hablo!

    - Lo siento, no estaba atento...

    - Eso ya lo veo, hoy estás más inútil que de normal.- Le dijo su jefe.- Si no eres capaz de hacer tu trabajo en condiciones...

    - No volverá a ocurrir.- Le interrumpió Kisa.

    - ¡Pues llama de una vez a tu mangaka!

    - Sí.- Descolgó el teléfono y marcó el número. Cuando terminó la llamada, Ritsu puso una mano en su hombro.

    - ¿Te apetece ir a por un café?

    - No, Ricchan, Takano...

    - Takano se ha ido y tardará en volver.- Kisa miró hacia el sitio del nombrado y vio el asiento vacío.- Venga, serán cinco minutos. Te vendrá bien despejarte.

    - Supongo.

    Ambos caminaron hasta la sala de descanso, donde se encontraba la máquina del café. Se sentaron en dos sillones a tomar la bebida.

    - ¿Va todo bien?- Le preguntó Ritsu.- Te veo apagado hoy.

    - Sí, no te preocupes, solo ando despistado.

    - Ya sabes que me puedes contar cualquier cosa.- Le dijo su compañero.- ¿Tu familia está bien?

    - Sí, supongo, hace tiempo que no hablo con ellos...

    - ¿Tu pareja?- Preguntó Onodera y Kisa, sin saber muy bien el motivo, comenzó a sentir una presión en el pecho.

    - No tengo.- Respondió en un susurro mientras las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos y Ritsu le miró con preocupación.- La verdad es que me siento un poco solo... y no es fácil estar solo con tus pensamientos.

    - Eso tiene fácil solución.- Le sonrió Ritsu.- Salgamos juntos.

    - No, no te sientas obligado.

    - No lo hago. Me apetece.

    - ¿De verdad?- Kisa le miró algo más animado.

    - Claro. ¿Por qué no vamos al cine mañana?

    - Suena bien.- Asintió Kisa.

    - ¡Vagos de mierda!- Les gritó Takano entrando en la sala.- ¡Volved al trabajo!

    Aquella tarde tenía cita con Yukina. Por un lado tenía ganas de verle y hablar sobre lo ocurrido con Mino, necesitaba desahogarse ya que se sentía muy mal por haberse dejado llevar de esa manera con un compañero de trabajo. Por otro lado no le gustaba estar cerca de Yukina, aquel hombre era demasiado para él y cada día que pasaba se sentía más atraído por su psicólogo.

    - ¿Sigues enfadado conmigo?- Le preguntó Yukina a modo de saludo.

    - No, ahora lo estoy conmigo.- Dijo Kisa dejándose caer en el asiento.- He jodido las cosas, ya no me siento cómodo en el trabajo.

    - ¿Lo has hablado con tu compañero?

    - ¿Cómo? Si ni me mira...

    - Puede que él también se sienta incómodo por lo ocurrido.- Comentó Yukina.

    - Dudo mucho que se sienta más incómodo que yo.- Dijo el editor.- De no haber sido por tu llamada...

    - ¿Te alegras de no haberte acostado con él?

    - Sí, las cosas ya están bastante tensas sin haberlo hecho...

    - Pero te sientes mal aunque no lo hayáis hecho, ¿no?

    - Sí. Me siento muy débil, como si no fuera capaz de controlarme. Estaba orgulloso porque hasta ahora había conseguido mantener a mis compañeros de trabajo alejados de mi adicción, pero la he cagado.

    - Todos fallamos de vez en cuando, Kisa-san. Me gustaría que te centraras en que conseguiste parar a tiempo, sé que no fue fácil.

    - No, no lo fue.

    - ¿Y eso no te hace sentir orgulloso?- Preguntó Yukina.

    - No. Me alivia saber que pude parar pero no diría que me siento orgulloso. Me sentiré orgulloso el día en que no viva este tipo de situaciones.- Explicó Kisa y se pasó las manos por la cara.- Quiero mejorar, quiero ser capaz de mantener una relación con otra persona. Me siento tan solo últimamente...

    - ¿Desde cuándo?

    - Desde hace unos meses. No tengo muchos amigos, por no decir que no tengo, y desde que mi pareja me dejó... Echo en falta ese tipo de relación, ¿sabes? Me siento vacío acostándome con tantos hombres y no siendo capaz de sentir nada por ellos.- Dijo Kisa mirando a un punto fijo en el suelo.- Pero no lo puedo evitar. Igual que no puedo evitar recurrir con frecuencia a la masturbación... Siempre es lo mismo, día tras otro, y nunca consigo estar satisfecho o sentirme feliz. Es una sensación horrible, no se la deseo a nadie.

    - Kisa-san, yo voy a hacer todo lo posible para que tu situación mejore y puedas dejar de sentirte así. No va a ser fácil, de hecho va a ser muy duro, pero veo que tienes muchas ganas de cambiar y no te imaginas lo importante que es eso. Necesitas mucha fuerza de voluntad.- Le dijo Yukina sonriéndole de lado.- Te recomiendo que intentes acercarte a alguien con la única intención de ser su amigo. ¿Te gustan las mujeres?

    - ¿Qué?

    - ¿Eres bisexual?

    - No, me gustan solo los hombres.

    - Entonces es posible que te resulte más fácil hacer una amiga, así no te sentirás atraído por ella.

    - No conozco a nadie...- Murmuró Kisa.- Pero mañana he quedado con alguien de mi trabajo. Iremos al cine como amigos.

    - Muy bien. ¿Te sientes atraído por él?

    - Un poco pero creo que podré controlarme. Lo último que quiero es espantarlo.

    - Está muy bien que hayas decidido salir con él.- Dijo Yukina.- Pero ten cuidado si luego salís a tomar algo, me gustaría que estuvieras hasta el lunes sin mantener relaciones. Es importante que tengas algún periodo de inactividad sexual y sé que para ti hasta el lunes debe de ser mucho tiempo.

    - Lo es.- Asintió Kisa algo avergonzado.

    - Me dijiste que la semana que viene no vendrías, ¿verdad?

    - Sí, tendré mucho lío en el trabajo...

    - Pues entonces te veré la siguiente.- Le sonrió Yukina.- Coge cita para dos días de esa semana y así recuperamos la sesión perdida.

    - De acuerdo.

    Salieron del cine comentando la película que acababan de ver y se dirigieron a un restaurante que estaba en el mismo centro comercial. Kisa no supo muy bien porqué, no era algo que contara, de hecho el único que lo sabía era su ex-pareja pero en aquel momento sentía que podía confiar en Ritsu.

    - Soy adicto al sexo.- Su compañero de trabajo dejó los cubiertos sobre el plato y le miró sorprendido.- Eso es lo que me pasa. Ayer me preguntaste si todo iba bien y la verdad es que no.

    - Siento mucho oír eso.- Onodera estiró la mano para agarrar la del mayor y darle un suave apretón.- No sé muy bien cómo ayudarte pero si hay algo que pueda hacer por ti, por favor, dímelo. Déjame ayudarte.

    - La verdad es que no hay mucho que puedas hacer.- Comentó Kisa.- Pero solo con contártelo ya siento que he avanzado algo. Es la primera vez que se lo cuento a alguien.

    - Me imagino que no debe de ser algo fácil de decir...

    - Tardé en aceptarlo, fue mi ex-pareja quien me hizo ver que mi comportamiento no era el normal y me consiguió cita en un psicólogo. Yo lo quería pero no me porté nada bien con él.- Le contó Kisa.- Ahora estoy yendo a otro psicólogo, dicen que es muy bueno y que está especializado en casos como el mío, pero...

    - ¿Qué? ¿Qué tiene de malo?- Quiso saber Onodera.

    - Me está volviendo loco. Es la persona más atractiva que he conocido en mi vida y cada vez que lo veo... Ricchan, no te imaginas lo mal que lo paso.- Explicó Kisa.- Pienso en él a todas horas, no consigo quitármelo de la cabeza.

    - ¿Lo has hablado con él?

    - Claro que no.- Negó el mayor.

    - Seguro que lo entiende y hasta te puede ayudar.

    - Sería demasiado vergonzoso...

    - Si es tan guapo estará acostumbrado.- Comentó Ritsu.

    - Bueno, ya veré si se lo cuento.


    Kisa había llegado pronto a su casa y se encontraba tumbado en la cama mirando el techo de su dormitorio. Acababa de darse placer pero ya tenía ganas de más. Intentó pensar en otra cosa pero le resultaba imposible, tenía ganas de sexo. Una presión le hizo sentir cierta falta de aire y, sin darle muchas vueltas, encendió la luz y salió de la cama con la intención de vestirse.
    Poco tiempo después, se encontraba de camino a un bar que solía frecuentar. Nada más entrar, pidió una copa y se quedó junto a la barra esperando a que alguien se le acercara. No tuvo que esperar mucho rato, pues un hombre, que debía de rondar los treinta y cinco, se puso a su lado y le sonrió.

    - ¿Saben tus padres que estás aquí?

    - No, me he escapado por la ventana de mi habitación.- Respondió Kisa y dio un trago a su bebida.

    - Vaya, un chico malo...- Sonrió el hombre.- ¿No te preocupa que te castiguen?

    - No mucho, solo espero que la noche valga la pena...- Kisa puso una mano en su hombro y lo acarició suavemente.

    - ¿Y para ti qué sería una noche que vale la pena?- El hombre pasó una mano por la cintura del editor.

    - Si vienes conmigo al baño te lo puedo demostrar...

    - Lo haría encantado.- Le dijo y se separó de él, dejándole desconcertado.- Solo una cosita, ¿ese que no para de mirarte es tu novio? Tiene una cara de celoso...

    - ¿Quién?- Murmuró extrañado y se giró a mirar en la dirección que el hombre le indicaba. Se sorprendió al ver a Yukina, quien se encontraba en una esquina de brazos cruzados y le miraba con gesto serio.- No, no es mi novio. Es mi canguro...

    - ¿Entonces vamos al baño?- Le preguntó y Kisa negó.

    - Será mejor que te busques a otro.- El editor se alejó de la barra y caminó hacia Yukina.- Déjame adivinar. Ha sido tu radar, ¿verdad?

    - Las casualidades existen.- Le dijo el psicólogo.

    - Me cuesta creer que esto haya sido una.

    - ¿Quién era ese? Quedamos en que este fin de semana no harías nada.

    - Me estaba asfixiando en mi casa, necesito follar.

    - ¿Quieres curarte?- Le preguntó Yukina sin relajar el gesto.

    - Ahora mismo quiero follar.

    - Ayer me hablabas de las ganas que tenías de mejorar, piensa en eso, Kisa-san.

    - ¡Dios!- Exclamó Kisa frustrado y salió del bar, siendo seguido por el menor.

    - Kisa-san, por favor, intenta calmarte.- Le pidió Yukina.- Sé cómo te sientes ahora mismo y...

    - ¡Este es el segundo polvo que me jodes!- Le gritó Kisa dándole un pequeño empujón que no le movió del sitio.

    - Mañana me lo agradecerás.

    - ¿Sabes qué es lo que te agradecería?- Kisa le miró fijamente y se acercó a él invadiendo su espacio personal.- Que me follaras.

    - Kisa-san...- Yukina dio un paso hacia atrás pero el mayor volvió a acercarse.

    - ¿No quieres? Te aseguro que conmigo te lo pasarías muy bien, sería la mejor noche de tu vida.- Kisa apoyó una mano en el pecho de Yukina.

    - Te arrepentirías, Kisa-san. Además, soy tu psicólogo y no puedo...- Kisa se puso de puntillas y le lamió el cuello.- No, no...

    - Se te ha puesto dura, la noto. No intentes negarlo.- Kisa buscó su boca pero Yukina evitó aquel contacto.

    - Por favor, vete a casa.- El psicólogo consiguió apartarse y se fue dejando solo a Kisa, quien comenzaba a sentirse mal por lo que acababa de hacer.


    Hola ^^
    ¿Qué tal? ¿Qué os ha parecido? Espero que os haya gustado el capítulo. Ya solo quedan tres capítulos más.

    Muchas gracias por leer :)

    ¡Un abrazo!
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    Kisa en Ritsu ha conseguido un buen amigo.
    Yukina y su radar, ahora Kisa se sentirá avergonzado por lo ocurrido con Yukina.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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