「Ocean」 (Ichiban x Yoichi) 03Septiembre2019 [One-Shot]

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    PORTADA_OCEAN_AAAH


    Pd: Me equivoqué en la edición y puse "Yoichi x Ichiban" pero en realidad era Ichiban x Yoichi, srry por ser tan despistada ):

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    TITULO: Ocean
    PAREJA: Ichiban x Yoichi
    GÉNERO: Romance, AU y un poco de drama y comedia (A su manera)
    ADVERTENCIA: Ninguna
    CLASIFICACÓN: Fiction Rated T
    DESCRIPCIÓN: Yoichi, un artista conocido, tiene un severo problema con autoestima y desordenes alimenticios, Ichiban con insistencia trata de ayudarlo a salir de ello.

    NOTA: Como se menciona, el fic lleva información sobre que es la anorexia nerviosa bulímica, es una enfermadad mental que puede llegar a matarte; si te sientes identificado con alguna parte donde se menciona dicha enfermedad pida ayuda, estas cosas no se callan y no se sufren solas. Como dice en la descripción: Son cosas complicadas pero no imposibles.




    OCEAN





    De nuevo resonó el golpeteo a una de las puertas del baño de aquel Mall, el más alto del par que se encontraba ahí ya había escuchado suficiente como para sobre entender la situación que ocurría en aquel baño; una vez más golpeó la puerta con una mirada seria esperando a que su amigo abriera la puerta del baño de discapacitados o mínima una respuesta.

    —Yoichi —Pronunció en voz alta ya exasperado, no escuchó respuesta, cerró los ojos y lanzó un suspiro. —Sí, ya lo sé; pero estas cosas no se ocultan tan fácilmente.

    En seguida se escuchó el sonido de retrete pasar, seguro ya saldría con lo que le acababa de decir, y efectivamente, a los segundos oyó el sonido de la manija de la puerta. El joven de cabellos rubios salía del baño mientras veía el suelo tras sus gafas, se notaba que estaba tenso, pero aún no decía palabra alguna.

    —Vamos, este no es un lugar para hablar. —Avanzó seguido del más bajo quien permanecía en silencio.

    Ya ambos caminaron entre las personas dirigiéndose a la salida del Mall, fuera de este Ichiban tomó el primer taxi que vio y ambos subieron.

    —Vamos a la residencial Olivares, por favor, buen día. —Le indicó al chofer al momento en que ambos entraron al carro de color negro.

    El camino fue silencioso, Ichiban miraba de vez en vez al de gafas de sol quien veía su celular seguro para evitar el contacto visual, quería empezar a hacer preguntas en ese momento pero sabía que no era el momento, era mejor hasta llegar a su casa y poder hablar con tranquilidad. A los minutos el taxi entró a la residencial, seguida de otras indicaciones por parte del de cabellos naranjas llegaron frente a su respectiva casa, agradeció al taxista y esperó a que salga el rubio; sacó sus llaves luego de pagarle al taxista y dio media vuelta a abrir la puerta, ya abierta ambos entraron y automáticamente se dirigieron a la gran sala de paredes alba y muebles beige.

    —Bien —Murmuró, pero gracias el eco en la habitación se escuchó perfectamente para el de cabellos rubios quien tomó asiento en uno de los muebles, Ichiban alzó ambas cejas dando pasos lentos hasta otro mueble frente al rubio y tomando asiento. —Te estoy escuchando Yoichi.

    — ¿Qué quieres que diga? —
    Murmuró mirando cualquier cosa que no sean los ojos del mayor, quien rodó los ojos.

    —Vale, ¿Quieres que ignore que te purgaste todo el almuerzo en el Mall?

    — ¿Puedes?

    —No estoy bromeando —
    Trató de engruesar más su voz en sinónimo de que hablaba en serio. —Sabes que eso está mal ¿No?

    Yoichi lo miró tras sus lentes seriamente, alzó una ceja y se recostó en el espaldar del mueble sin despegar la vista de los verdes ojos de Ichiban quién se sorprendía un poco por aquella reacción.

    —No soy huevón —
    Dijo entre dientes. —Dime cuál es tu punto, por favor.

    Ichiban entre abrió un poco los labios pues eso le tomó de sorpresa, claro que tenía mucho que decir, pero no sabía ni cómo empezar, tomo un respiro y prosiguió.

    — ¿Desde cuando haces esto? ¿Siempre lo haces? ¿Por qué? —
    Preguntó rápidamente viendo como Yoichi desviaba la mirada.

    El silencio volvió a rondar la habitación, Yoichi pensaba un poco sus palabras, tampoco sabía cómo empezar, menos si confiar en revelar un secreto que le perseguía por años.

    — ¿Qué gano yo si te cuento todo esto? Me perjudica. —Dijo sin inmutarse, Ichiban entre cerró los ojos algo confundido, relajó su expresión y se acomodó en el sofá pensando un poco.

    —Supongo que puedo ayudarte.

    —No pedí ayuda.


    Kita se quedó serio viéndole, tratar un tema así para él le era nuevo, pero no quería dejarlo en el aire a la espera en ver muerto a su mejor amigo; quería ayudar en algo.

    —Quiero ayudarte, porque eres mi mejor amigo y te quiero —Apenas susurró sin pensar notando como el rubio cambiaba su expresión a una de sorpresa. —Por favor, yo no sé de estas cosas y no sé cómo o qué puedo hacer para ayudarte, solo no quiero que estés mal ¿Entiendes?

    Yoichi tragó la saliva que se le acumuló en la boca, apoyó su cuerpo en el brazo derecho del sofá y miró sus pies. Conocía a Ichiban por años, estudiaron juntos en la Universidad y siempre el apoyo sincero fue mutuo entre ambos por el resto de los años que siguieron juntos o en contacto, más aún desde que empezaron a trabajar juntos en aquella industria musical; sí, había mucha confianza y también lo quería, quizás contar algo tan personal a su mejor amigo no sería tan malo. Miró a un lado sin querer ante su nerviosismo, trató de tranquilizarse puesto un ligero revuelto en su estómago se hizo presente y luego de un suspiro habló.

    —Desde los catorce —
    Murmuró, Ichiban no interrumpió. —Me topé con este mundo desde aquella edad en secundaria, se me hizo un secreto hasta que, ¿Te acuerdas de Kirino?

    —Sí.

    —Bueno, él se enteró, porque me encontró vomitando en un baño de la secundaria —
    Sonrió un poco ante aquellos recuerdos. —Le prometí no hacerlo y me obligaba a comer frente a él, claro, lo dejé por un tiempo no solo por él si no por mi garganta; pasó tiempo y volví a hacerlo con cautela hasta hoy.

    Finalizó alzando los hombros, sentía que no era necesario ser explicito con la información; Ichiban por su parte hizo el cálculo en su mente: habían pasado doce años.

    — ¿Por qué? —Yoichi ante ello borró su sonrisa mientras le veía a los ojos, miró sus pies y contestó.

    —Supongo porque no me gusta lo que veo en el espejo, para ser aceptado, sentirme bien o mejor conmigo mismo—Finalizó algo decaído, pero cambió su faceta mostrando una sonrisa. —No es necesaria una ayuda, estoy bien si te das cuenta, solo necesito calmarme.

    Ichiban negó aún anonadado. —Claro que no estás bien, tienes un serio problema de autoestima.

    —Yo no quiero ayuda, estoy bien. —
    Refutó ya algo molesto por su insistencia mientras fruncía las cejas.

    —Estás en estado de negación.

    —Kita, te recuerdo que vivimos de la música —
    Lo interrumpió mirándolo serio, se quitó las gafas negras y las colgó en el cuello de su camisa. —Vomitar te malogra las cuerdas vocales, tengo otros métodos para no engordar, no es que si me como un helado lo vomitaré a los segundos; exageras sinceramente.

    Ichiban ante ello tapó su rostro con sus manos mientras apoyaba sus codos encima de sus rodillas; ahora era más que claro su estado de negación.

    —Dices que exagero por preocuparme de tu bulimia y posible anorexia que ocultabas por doce años ¿No? —Destapó sus manos y al ver la desinteresada reacción de Yoichi rodó los ojos. —Yoichi, estás mal; y esto se soluciona con terapias y un buen amigo.

    —Me chupa un huevo, estoy bien, en serio —
    Se puso de pie y tomó su celular que estaba en su bolsillo —Llamaré un Uber, tengo que practicar para la grabación de mañana y de paso escribir una nueva canción, tú deberías estar haciendo lo mismo. —Finalizó con el celular pegado a la oreja mientras caminaba a la cocina del de cabellos naranjas.

    Ichiban lo siguió con la mirada hasta verlo desaparecer tras cruzar la puerta de la cocina, se puso de pie y suspiró; la conversación no sirvió de nada más que para sacar un par de trapitos, quizás un poco más de conversación solucionaría esto, un poco más de cariño incluso, ya que llevarlo a un psiquiatra sería por demás ya que se armaría tremendo escandalo entre las personas. Era obvio que necesitaba ayuda y no quería quedarse con los brazos cruzados.

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    —Entonces, harás esto. —Dijo mirándolo tras sus gafas notando como Ichiban no lo dejaba ir luego del almuerzo.

    —Hice mi tarea, sé que no puedes vomitar luego de los treinta minutos porque si no forzarías mucho tu garganta. —Contestó con los brazos cruzados, ambos estaban en la pequeña cafetería del estudio de grabación, Yoichi colocó su dedo índice en sus propios labios mirando a los lados con el ceño algo fruncido.

    —Claro, que lindo, pero no hables tan fuerte —Se apoyó en la mesa y lo miró con cansancio. —En serio, es lindo que te interese esto, pero en serio estoy bien.

    —Por supuesto que estás bien, eres hermoso y con un gran talento. —
    Dijo con una sonrisa, el rubio ante eso se enderezó mientras sentía una pequeña contracción abdominal ante tal comentario.

    —Que rayos fue eso. —Ichiban sonrió y alzó los hombros relajando su postura.

    —Te estoy alagando.

    Yoichi rodó los ojos con una sonrisa y lanzó un suspiro.

    —Okay, mira mi autoestima. —Sonrió forzadamente por segundos para luego mirar sin expresión alguna su celular.

    —Que guapo. —Dijo con una sonrisa, ambos rieron un poco y siguieron como si nada.

    La hora del almuerzo terminó e Ichiban siguió al rubio por todo el edificio, no dejaría que vuelva a vomitar, o siquiera lo intentaría.

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    El frío le recorrió por la espalda y se le erizó la piel, se levantó de la cama de sabanas rojas y se dirigió al espejo que tenía pegado a la pared; frente a él se encontraba una báscula, mientras la veía se quitaba la ropa que tenía hasta quedar en calzoncillos, se subió en ella mientras se veía en el espejo, podía notar levemente sus costillas si es que metía su abdomen y aguantaba la respiración; ya algo nervioso bajó la mirada hasta los numero de la báscula, chistó enseguida.

    —Mierda, maldito idiota. —Dijo en voz alta molesto, había subido dos kilos desde que Ichiban lo estaba vigilando, y ahora no estaba en su peso ideal.

    Se bajó de ella y se miró al espejo con rabia, odiaba ver aquello en el espejo, ver a esa persona llena de inseguridades, tan horrenda y falsa según él, tan imperfecta.

    —Qué asco. —
    Susurró calmando su voz; él medía un metro sesenta, y pesaba cuarenta y dos kilos, quizás estaba perfecto para algunos pero para él era una burla, su meta eran los treinta y tres kilos.

    Lanzó un suspiro nasal sin ánimos y empezó a verse en el espejo, tocarse el abdomen, brazos y piernas, hasta su rostro; verse en serio lo detestaba. Caminó hasta su cama y se tendió en esta, miró el techo y negó, quizás no podría vomitar pero no se rendiría, una buena opción era el ejercicio extremo y duchas heladas, porque el comer lo obligaría su amigo. Se sentó y tomó su celular por inercia algo decaído para empezar a buscar dietas y ver sus thinspo, pero el mensaje de su amigo hizo que se distrajera por un momento de sus pensamientos.

    “Espero estés bien Yoi, recuerda practicar el segundo estribillo de la canción de hoy jaja. Te parece si mañana salimos o algo? No es necesario que comas, tranquilo, entiendo que no debo ser muy pesado con esto, iremos con calma. Te quiero y aprecio mucho amigo, cuídate y come si quiera una manzana! Nos vemos mañana ; )”




    Sonrió luego de leer aquel mensaje de WhatsApp y dejó de lado su celular, a veces le picaba el bicho de creer que todo puede salir bien o que en serio había gente que lo quería. Se recostó en su enorme cama y entre pensamientos vagos quedó dormido.

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    Unas semanas habían pasado luego de aquella charla, los halagos constantes y el hecho de almorzar juntos se empezó a volver una costumbre entre ambos, claro que con anterioridad lo hacían, pero no con tanta regularidad y sin halagos; y de hecho era notable que al par les gustaba aquel nuevo contacto que tenían, se sentían bien entre ambos.

    — ¿Te parece si tomamos unos tragos en mi casa? —
    Le preguntó Ichiban a Yoichi mientras lo veía saliendo del cuarto de grabación, el rubio ante ello alzó los hombros.

    —Claro, no me hago problemas. —Contestó cerrando la puerta tras de sí mientras se acercaba a Ichiban quien le sonrió tomando sus cosas.

    —Vamos, traje mi auto.


    Al llegar a la casa del de ojos verdes se sentaron en el mini bar que tenía en el segundo piso de la gran casa, se sirvieron un poco de Vino ambos mientras empezaban a contar las mismas historias divertidas que tenían en mente con respecto a la universidad y algunas de secundaria, entre risas seguían las copas y empezó la música.

    —Hey, no puedo creer que seamos mejores amigos como por… —
    La mente del rubio empezó a fallar gracias al vino y se dio cuenta de ello cuando no puedo hacer un simple cálculo, Ichiban ante ello rodó los ojos con gracia.

    —Diez años, ¿Crees que debamos dejar el vino por el momento? —
    Cuestionó con intención de alcanzar la segunda botella que llevaban pero Yoichi la tomó primero y se sirvió en su copa con algo de torpeza.

    —No me jodas, de igual forma estoy en tu casa y si queremos podemos faltar mañana al trabajo que ya grabamos hoy y terminamos —Finalizó tomando la copa y tomándosela de una sola haciendo reír al otro, Yoichi ante eso le sonrió —Sabes, tu risa es muy contagiosa. —Dijo riendo de igual forma.

    Ichiban se quedó sin vino así que sacó un poco de ron con cola para pasar el rato, pero luego de un par de shots ambos ya estaban mal, aun riendo o cantando mientras hablaban de vez en vez. De un momento a otro Yoichi se le quedó viendo al de cabellos naranjas, como servía el trago con cautela para que no se le derramara pero aún con torpeza incluida, sonrió y se acercó sin pensarlo hasta quedar a unos centímetros del rostro de su amigo quien lo miró sorprendido.

    —Tus ojos —Murmuró acercándose más viendo aquellos ojos con detalle. —Son en serio muy lindos, parecen esmeraldas.

    A pesar de atropellar las palabras se le entendía muy bien, Ichiban dejó su vaso a un lado de la barra y acercó su rostro al del rubio quien se sorprendió fuera de tiempo; parpadeó y a los segundos sintió los labios de su amigo sobre los suyos, no entendía muy bien la situación y su cabeza no estaba para pensar en todo eso, solo se dejó llevar. Empezaron a mover los labios, lento y con algo de pasión, seguido el más alto sintió la lengua del otro, entre abrió los ojos mientras sentía el rose de sus lenguas notando el sonrojo del rubio que o bien era de aquella situación o por el trago.

    Al tiempo se separaron, Ichiban miro sus ojos y sus labios con una sonrisa. —A mí me gustan los tuyos, parece el mar, un océano.

    De nuevo palabras atropelladas, pero el otro lo entendió; Yoichi en medio de sus lagunas mentales asimiló todo ello y se alejó de golpe poniéndose de pie, se tambaleó un poco pero se agarró de la barra.

    — ¿Qué? —Dijo en voz alta empezando a caminar hacia un pasadizo, Ichiban se puso de pie igualmente y caminó como pudo en dirección al rubio.

    —Oye ¿Dónde vas? —Preguntó sintiendo su cuerpo descoordinado con respecto al tiempo.

    —A dormir, mañana hablamos. —
    Dijo entrando al cuarto de invitados de Ichiban quien solo vio como cerraba la puerta, cerró los ojos un momento y negó.

    Estaba muy ebrio, sería mejor hablar a la siguiente mañana.

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    — ¿Qué pasó? —
    Se murmuró con la garganta seca mirando alrededor, era la habitación de invitados de Ichiban, aún sentía un par de mareos y tenía la sensación de que si se ponía de pie iba a vomitar. Entonces, recordó la noche anterior, los tragos, algunos segmentos de conversaciones irrelevantes pero sobre todo —El beso. —Murmuró descolocado.

    Abrió los parpados de golpe recordando todo, como se acercaron poco a poco, el sentimiento extraño al besarle y sobre todo lo último que le dijo antes de tirarse a dormir; pero en unos instantes sintió el trago subir por su garganta, saltó de la cama y caminó apresurado al baño de la habitación empezando a vomitar en el lavamanos por unos momentos, luego de uno o dos minutos miró todo el desastre y abrió el fregadero para enjuagarse la boca igualmente; si quiera ahora se sentía mejor.

    Salió de la habitación en dirección al cuarto de su amigo quien seguro dormía, al abrir la puerta lo vio efectivamente como pensaba: durmiendo con la ropa puesta en una posición extraña; se acercó y empezó a sacudirlo un poco, este al instante se despertó.

    — ¿Eh? —Apenas dijo mirando a los lados.

    —Soy yo, borracho —Contestó con una sonrisa viendo la cara de confusión de su amigo. —Quiero ser directo porque saber que odio los rodeos.

    —Ya, pero habla más bajo. —
    Le decía mientras fruncía el ceño, Yoichi recordó que él siempre tenía migrañas luego de tomar, sonrió de lado.

    —Vale —Bajó un poco el tono de voz mientras se sentaba al borde de la cama notando como Ichiban calmaba su expresión. —No sé si sigues aún ebrio o no recuerdas; pero ayer nos besamos.

    Luego de eso Ichiban abrió los ojos al instante y giró su rostro a verlo viéndolo ahora cerca de él, no decía nada, solo trataba de recordar; claro, un par de tragos, risas, canciones tontas y, oh, cierto que hubo un beso.

    — ¿De verdad? —Murmuró algo confundido, Yoichi asintió.

    — ¿No recuerdas?

    —Sí recuerdo.

    — ¿Entonces? ¿Por qué hiciste eso? —
    Le preguntó alzando una ceja volviendo a sentir un revoltijo en su estómago, aquella sensación se le empezó a hacer costumbre.

    Ichiban por su parte alzó las cejas, claro que sabía por qué lo había hecho; de igual forma decirle ahora o luego iba a dar igual porque ya había metido la pata, así que acercó el dorso de su mano a la mejilla del de ojos azules quien dio un pequeño salto ante aquel roce.

    —Sabes, estoy aún algo mareado, pero no quiero que le eches la culpa al alcohol —Comenzó tratando de pensar bien en que decir— Y la verdad es que desde hace mucho que te quiero como un amigo, pero últimamente me has estado gustando, eres alguien genial y siempre lo fuiste, en serio que siento algo por ti. —Finalizó parpadeando de vez en vez notando la expresión nula de Yoichi, este tomo su mano y la bajó sin soltarla.

    — ¿Te acabas de confesar? —
    Atinó a decir sin creérselo. Ichiban asintió moviendo la cabeza de un lado a otro en señal de “Algo así”.

    —Ichiban, ¿Estás seguro? Digo, soy yo, y sabes de mi problema —Empezó a decir con la voz algo temblorosa mientras empezaba a caer en cuenta en la situación, él solo esperaba que la excusa de Ichiban fuera el exceso de alcohol; recibió de nuevo un asentimiento del de cabellos naranjas quien seguía mirándolo desde las almohadas de su cama — ¿No es esto un truco para mi autoestima? —Preguntó ya más nervioso.

    —No bromeo con estas cosas, lo sabes. —Apretó su mano notando como Yoichi iba entre abriendo de a poco sus parpados en señal de no creerlo.

    —Pero ¿Por qué? —Preguntó empezando a hiperventilar, no lo entendía. —Tengo tantos problemas conmigo y soy alguien tan complicado, no soy perfecto ¿Por qué?

    —No lo sé, lo único que tengo claro es que me gustas. —
    Decía mientras iba centrándose en las cosas, el alcohol en las venas estaba yéndose. Yoichi por su parte relamió sus labios y negó.

    —Sigo sin entender.

    —Nishinosora —
    Lo llamó mientras se sentaba en la cama. —Solo dime si yo te gusto, y tendremos las cosas claras y sin rodeos como dices.

    El rubio ante eso soltó un par de lágrimas sin inmutarse, lo miró a los ojos y soltó su mano. Aquella escena se escapó de sus manos, no esperaba algo así, o mejor dicho, no quería hacerlo.

    —No lo sé —Comenzó con un susurro, hizo una breve pausa y continuó— Creo que sí me gusta que estés a mi lado y que hayas querido apoyarme a pesar de todo, eres alguien increíble y haz hecho tanto por mí que simplemente no me lo creo —Giró el rostro y se secó las lágrimas con sus dedos. —Creo que sí me gustas, pero no sé si en serio quieres esto o qué onda.

    Ichiban sonrió ante aquella reacción, las veces que vio llorar al rubio era porque en serio algo le afectaba, como cuando no ganaba el premio que esperaba o cuando se sentía conmovido por las historias que le contaban sus fans a través de correos o mensajes; suspiró y se acomodó en la cama.

    — ¿Te parece si empezamos a salir? No vayamos tan rápido. —Empezó a dar la idea viendo como Yoichi giraba su rostro a verlo con una ceja alzada.

    — ¿Salir? ¿Cómo?

    —Ya sabes, salir sin más pero son otras intenciones. —
    Le explicó mientras sonreía. Yoichi sonrió relajando el rostro, agradecía aquella reacción tan relajada del de coleta ya que hacía la situación menos tensa, asintió.

    —Está bien, idiota —Rió y se tendió en la cama al lado de su amigo quien solo lo miraba. —Pero te juro que si esto es una broma me aseguraré de desaparecer de esta ciudad.

    —Trato hecho.


    La situación tomo un rumbo rápido solo por el alcohol en sus venas, ambos lo sabían, pero ya hablarían con tranquilidad luego de ello.

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    Luego de aquella confesión de Ichiban, se le empezó a notar algo más cariñoso con Yoichi quien algo nervioso aceptaba aquellos cariños o las pocas tomadas de mano dentro del estudio, a pesar de no ser algo nuevo para él por haber salido con chicos y chicas anteriormente a su carrera musical, se le era extraño puesto ahora eran con su mejor amigo; quizás en algún momento habrá tenido aquel pensamiento random sobre estar con Ichiban pero nada serio, y ahora que era real por decir así se le complicaba, le gustaba, pero no lo suficiente como para estar templado y haber aceptado ser su “novio” desde el primer momento.

    — ¿Vamos a almorzar? —Preguntaba Ichiban viendo como Yoichi miraba la nada sentado aún en la silla luego de que todos se hayan ido luego de la reunión en aquella sala, Yoichi lo miró sin inmutarse.

    —Eh subido tres kilos, solo eso. —Mencionó sin contexto mirándole aún, Ichiban se puso de pie y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón.

    —Bueno, para que veas que no es fin del mundo si comes, además de que siempre haces ejercicio, es cuestión de cuidarse de la forma correcta ¿Vez? —Le contestó con una sonrisa acercándose, sacó una mano de su bolsillo y acarició la cabeza del rubio y sonrió.

    —Sí —Se puso de pie y siguió al más alto en dirección a la cafetería— Sabes, eh sufrido mucho por tu culpa a pesar de todo. —Empezó a decir sin detenerse, Ichiban lo miró de reojo.

    — ¿Cómo así?

    —Como si fuera fácil para mi soportar una rutina que llevo años —
    Le contestó irónicamente, pero luego se puso serio —Aunque era horrible cuando “hacia eso”, era una costumbre ¿Sabes? —Se detuvo cuando voltearon en un pasadizo, notó que no había nadie y prosiguió. —Y, no lo entenderás porque es más mental que otra cosa; pero en serio esto es complicado, demasiado, pero no quiero aburrirte con cómo es esto, seguro ya lo sabes —Alzó los hombros y suspiro— Lo que quiero decir es que a pesar de joderme los primeros dos mes, ahora estoy mejor, en parte. Y por ello quiero aceptar tu propuesta.

    Aquello hizo confundir al de coleta. — ¿Aceptar qué?

    —Ir con un psicólogo o psiquiatra. —
    Murmuró mirando a los lados.

    Ichiban al oír ello entre abrió los labios por la sorpresa, pero sonrió deteniéndose y tomando del hombro a Yoichi quien lo miró confundido hasta que vio cómo se acercaba, cerró los ojos por inercia y con nerviosismo en parte pensando que lo besaría, pero al final sintió los labios del otro sobre su frente, luego vio cómo se alejó con una sonrisa mientras colocaba una mano sobre su hombro en señal de aprobación por decirlo así.

    —Me alegro que aceptes algo así, tranquilo, yo me encargo de todo. —
    Avanzó guiándolo aún con su mano sobre su hombro mientras sonreía.

    —Bueno, gracias. —Apenas dijo secamente mirando al frente, lo miró de reojo y sonrió entrando a la cafetería.

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    Aquel atardecer el rubio se encontraba en su sala acomodando un par de cosas y desempolvando con un trapito su sala sin interés, tenía una expresión de aburrimiento a pesar de escuchar música de su parlante y solo quería que la sala se limpiara sola; su excusa de limpieza le salió desprevenida puesto que ese día había acordado con Ichiban ver una película en Netflix y pasar un lindo momento entre comillas.

    —Que paja. —Murmuró secando el poco sudor que tenía en la frente viendo la sala desde la puerta de su cuarto, el cual se encontraba al lado. Ya satisfecho dejó los utensilios de limpieza en un armario que tenía destinado a ello y se dirigió a su cuarto a bañarse.

    Ya dentro se dirigió a su armario a buscar una toalla, cuando la tomó miró por inercia a su izquierda donde se encontraba su espejo; había pasado mucho tiempo desde que hacía su revisión diaria, notó la báscula y meditó, normalmente cuando tenía visitas la ocultaba por si es que le preguntaban algo; sonrió un poco y cerró el armario, dejar la báscula ahí no desmentiría lo obvio, además Ichiban ya sabía de todo y no tenía por qué sentir ese remordimiento de dejarla a la vista.

    —Ese idiota. —Susurró aún sonriente entrando al baño que tenía en su habitación.

    No esperaba algo así por parte de Ichiban, aquella iniciativa lo descolocó; claro que le gustaba, pero sentía que no lo amaba, solo lo quería, y por ello no sabía si aceptar la propuesta de novios de Ichiban por miedo a dejar de sentir lo mismo a los días o meses. Su encrucijada lo tenía algo pensativo desde aquel día, dejándolo con la mirada perdida en ocasiones o admirando a Ichiban como si con solo hacer ello pudiera encontrar la respuesta a su incógnita.

    Seguro sobre pensaba las cosas, ello también le molestaba.

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    Las semanas empezaron a pasar, sus citas tanto con Ichiban como con el psiquiatra eran constantes y agradecía a su amigo, entre comillas, el apoyo que le daba; jamás se había puesto a capacitar la gravedad de su problema, cayendo en cuenta que Ichiban tenía razón con respecto a su estado de negación, aunque no se le era tan fácil si quiera había una solución para ello. La ansiedad ante comer mucho empezó a disminuir de a poco y sentía que empezaba a recuperar aquello que algo le faltaba pero no sabía qué era, quizás no lo sabría hasta terminar su tratamiento.

    Ichiban por su parte estaba más que feliz de ver a Yoichi saliendo de a poco de aquel mundo, claro que hubo falta más de diez meses para aquello pero mejor era tarde que nunca. Siempre luego de cada cita con el psiquiatra ambos iban a la casa de cualquiera de los dos y se la pasaban conversando todo lo que restaba del día hasta que uno de los dos se iba. Hasta ahora no lo había vuelto a besar, sentía que era muy apresurado y quería ir con calma con el rubio quien parecía aún algo tenso, y como no, fueron muy buenos amigos por años, una relación era distinta y la situación complicada en esos momentos, quería darle su espacio al de ojos azules; esperaría lo necesario, puesto que hasta para su sorpresa su gusto por Yoichi seguía presente.

    —Vamos, guapo. —Le dijo mientras ambos salían del consultorio del psiquiatra tomados de la mano, pocas veces pasaba ello y le gustaba aprovechar ello, tomar su mano hacía que tenga una calma incompresible.

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    Pasaron dos meses y los cariños empezaron a brotar de a poco, besos más frecuentes en las mejillas, tomadas de mano, palabras bonitas y entre otros gestos como regalos que eran tomados de la mejor manera. Ya para finales de Noviembre cada uno tenía las llaves de la casa del otro, se volvió normal dormir en cualquiera de las casas por si las conversaciones se hacían largas, y para facilitar las cosas acordaron en sacar las copias por si olvidaban algo en la casa del otro.

    Un día Ichiban decidió prepararle una pequeña sorpresa Yoichi; justo un jueves Nishinosora tenía una entrevista de la cual saldría un poco tarde mientras que Ichiban tenía un trabajo con respecto a la agencia de igual forma, pero para su sorpresa aquel trabajo finalizó con rapidez, así que decidió dejarle un detalle al rubio quien seguía en el en vivo de la TV. Con rapidez se dirigió a la floristería que se encontraba en el centro y compró un ramo de rosas, seguido fue al apartamento del rubio calculando el tiempo de su entrevista y se las dejó con esperanza de que se animara un poco luego de aquella salida en la TV por si es que algo había salido mal, al finalizar aquel detalle dejó una nota y se dirigió a su respectiva casa con una sonrisa.

    “Ojos de cielo, ojos de mar, que de entre aquellas olas me sumergí y mi alma le vendí.
    Espero este detalle te alegre la noche, recuerda que te quiero mucho y siempre estaré para ti.”



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    Tendido en aquel sofá de tonos verdes se encontraba el rubio mirando las rosas que una vez le dejó su amigo, entre comillas, recordando aquella larga y agotadora noche en la cual al llegar a casa encontró aquel ramo de rosas azules en su cama; sonrió un poco mientras sentía las mejillas algo rojas, pensar en todo aquello le ponía nervioso y solo le daban ganas de estar al lado de Ichiban. El tiempo pasaba volando y a pesar de tener la respuesta clara no sabía cómo empezar, se preguntaba cada día como decirle que sí quería llevar el título de “novios” con él, sentirse más cómodo con la situación y sobre todo sentirse cómodo consigo mismo; no creyó que una simple frase lo mantuviera así.

    Lo pensó unos segundos más cuando una idea fugaz se le vino a la mente; era algo complicado, pero no imposible hacerlo en poco tiempo, con una sonrisa corrió a su habitación y tomó la libreta de notas que tenía guardada en el primer cajón del velador, empezando a escribir.

    Sin darse cuenta que ya habían pasado muchas semanas desde que se volvió a ver en aquel espejo que tenía con intención de ver su peso, no lo sabía del todo pero estaba recuperándose.

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    Ichiban tomó desprevenido la pequeña cita que le pidió Yoichi en el estudio de grabación luego del último ensayo, ambos esperaron a que cada personal salga tanto del cuarto como del edificio mientras dialogaban un poco, pasaron un par de minutos hasta que Yoichi le sonrió interrumpiendo la conversación.

    —Ponte por favor los audífonos, quiero que escuches una nueva canción que compuse. —Le indicó mientras se adentraba a la cabina seguido por la mirada esmeralda de Ichiban.

    El de coleta descolocado hizo caso a las indicaciones del rubio y se puso frente a los controles viendo por el vidrio al de ojos azules quien acomodaba un piano mientras tomaba asiento, le dio una señal a Ichiban por si es que lo llega a escuchar recibiendo un asentimiento; con todo listo Yoichi respiró profundamente, se moría de nervios, jamás había hecho algo así y tenía miedo de que aquel esfuerzo fuera en vano para el futuro incierto; pero quería ello de igual forma, sus desvelos no serían en vano, al rato empezó a hablar por el micrófono.

    —Ichiban, la verdad es que estoy muy contento por todo lo que hiciste por mí; me apoyaste tanto y me hiciste quedar en cuenta muchas cosas, no hay un gracias suficiente —Empezó a decir, Ichiban escuchaba todo por los audífono sintiendo como si aquel rubio que le gustaba tanto le susurrara cada palabra al oído. —Sinceramente me has puesto más dudas que cualquier otra persona, siendo algo nuevo para mí pero en serio agradezco tanto ello. —Hizo una pausa corta para tragar saliva, las manos empezaron a sudarle un poco. —Yo ahora en serio te quiero, mucho más que un amigo, como no hacerlo luego de todo lo que pasamos; me tienes embobado como un adolescente, y ello me enoja un poco.

    Ichiban ante ello entreabrió los labios, estaba sorprendido pero emocionado al a vez, era una sensación nueva y su corazón palpitaba de prisa.

    —Yoichi. —Murmuró con una sonrisa. — ¿Eso quiere decir que aceptas ser mi pareja?

    El rubio ante ello asintió soltando un par de risas.

    —Por supuesto que sí quiero Kita, que pregunta más estúpida. —Respondió con ironía la final alzando una ceja soltando una risa nasal, se serenó y relamió sus labios con una sonrisa ya algo emocionado. —Bueno, antes de salir de aquí, y quizás besarnos como en las películas estúpidas de amor, tengo que decirte que no solo escribí una nueva canción, la compuse especialmente para ti.

    Ichiban sonrió de lado algo nervioso, aquel detalle no se lo esperaba, no dijo nada y asintió en señal de que prosiga.

    —Me tomó algo de tiempo, espero que te guste.


    Finalmente empezó a tocar el piano cautivando los oídos del de coleta, sobre todo cuando empezó a oírlo cantar; no pudo evitar derramar una lágrima al escuchar la letra.




    ╭═════ ☪ ═════╮

    F I N

    ╰═════ ☪ ═════╯




    Si algún día te vas de casa
    Yo te llevo a la NASA
    Pido un cohete y voy directo por ti
    Y si no estoy y algo te pasa
    Recuerda que todo en la vida cambia
    Y no importa lo que pase, te prometo no faltarte
    Me siento grande por ti
    Y aunque lo intentara no podría sin ti
    Toda mi felicidad es gracias a ti
    Y si yo me muero volvería por ti
    Me siento grande por ti
    Y aunque lo intentara no podría sin ti
    Toda mi felicidad es gracias a ti
    Y si yo me muero volvería por ti, por ti
    Se quedan cortas las palabras realmente
    Y a Dios le doy gracias porque estás aquí presente
    Quiero que sepas que te amo eternamente
    Que cuando dije si lo dije para siempre
    A tu lado no es perfecto pero sí mejor
    Y cada detalle tuyo es mejor que el anterior
    Aquella canción
    Y cuando decoras con rosas mi habitación
    Vamos a enseñarle al mundo lo que es amor
    Tú y yo podemos juntos, eh
    Porque amo todas las locuras de tu mente
    Y así me encanta presumirte ante la gente
    Me siento grande por ti
    Y aunque lo intentara no podría sin ti
    Toda mi felicidad es gracias a ti
    Y si yo me muero volvería a por ti
    Me siento grande por ti
    Y aunque lo intentara no podría sin ti
    Toda mi felicidad es gracias a ti
    Y si yo me muero volvería a por ti (Por ti)






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    Buenas! Al comienzo iba a ser un fic, por ello se ve medio apresurado uwu espero os haya gustado! Aunque la descripción está media del asco y me equivoqué en la portada haha, besos~

    Pd: La canción que canta Yoichi es "Ocean" de "Karol G" Por si desean oírla les dejo el link aquí abajo, escogí este cover porque siento que en verdad lo canta Yoichi haha, escuchen cierren sus ojos uwu ~


    Link de la canción que canta Yoichi!




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    (Limy Alaaya)


    Edited by Ranmaru•14 - 5/9/2019, 04:54
     
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0 replies since 3/9/2019, 20:57   138 views
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