SENSORIUM

Descripción adentro. Historia de Fudo x Kazemaru (hay más parejas, esta es la principal)

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    DESCRIPCIÓN



    Dos jóvenes sin nada en común terminan involucrados en la vida del otro por un lazo que los une desde que nacieron. Pertenecientes a los homo-sensorium, Fudo Akio y Kazemaru Ichirouta son almas gemelas. Este descubrimiento los lleva a una aventura alrededor del mundo en busca de sus hermanos.

    ----∞----



    - No me hizo nada, era como de mi edad, pero estaba en toalla y habló algo de una mansión. Creo que era un loco. Salí del baño y estaba aquí en mi cuarto y puff, desapareció cuando entraste.

    ----∞----



    -¡Claro que no estoy bien, hay un desconocido desnudo en el cuarto! - muy seguro de sus palabras, Fudo señaló hacia la cama, donde no había absolutamente nadie - ¿Pero qué? ¡Estaba aquí! ¡¿Dónde te escondiste?!

    Advertencias:
    Lemon - Orgía (posiblemente) - Malas palabras.


    Parejas:
    -Fudo x Kazemaru (Principal)
    -Lus x Asuto
    -Clario x Li Hao
    -Froy x Ichihoshi
    -Endo x Kido
    -Hiroto x Haizaki
    -Goenji x Fubuki

    Comienza una inesperada Aventura por descubrir todos los secretos detrás de los Homo Sensorium.

    Historia Inspirada en mi serie favorita SENSE8. Aquellos que han tenido la dicha de admirar esta obra de Netflix, creo que se harán una idea de por dónde van los tiros. Sin embargo, lo modificaré un poco.

    PRÓLOGO





    Para Kazemaru Ichirouta era un día normal en su rutina. Despertar temprano, tomar un baño con agua caliente y lavar su larga cabellera, desayunar con sus padres y tener una amena conversación con ambos, caminar al colegio en medio del bello sol mañanero, encontrarse con Endo Mamoru camino al instituto y unas calles más adelante se unió a ellos Goenji Shuuya, llegaron al Raimon en medio de una amena plática, ir a su aula, esperar al profesor, reír de las tonterías de sus compañeros, iniciar clase, prestar atención a las clases, hora de almuerzo, su madre siempre le preparaba un bento para que no tuviera que comprar en la cafetería nada de comida chatarra, saludar al resto del equipo de futbol que se reunía en el receso para platicar, más clases, tratar de entender física era la materia que más le costaba, simplemente eso no era para él, festejar el final de las clases, club de futbol, por fin, él amaba correré en la cancha junto a sus amigos, bromear en el calentamiento e iniciar las prácticas...

    Al terminar el entrenamiento iría a una tienda de conveniencia junto a sus amigos, comprarían chucherías, hablarían un rato de la tarea de mañana, para finalmente ir cada uno a su casa. Llegaría a su hogar, almorzaría lo que su madre dejó en el refrigerador o en caso contrario, cocinaría algo él mismo, lavaría los platos, tomaría un baño y haría tarea hasta que sus padres retornaran del trabajo, ambos lo saludarían, su padre pondría la televisión para ver noticias, su madre comenzaría a hacer la cena. Terminaría tarea, comería con sus progenitores, comentarían el día de todos para reír sobre las ocurrencias de su madre en la oficina, ayudaría a su madre a lavar los platos, se pondría cómodo y hablaría por chat con sus compañeros de equipo antes de ir a dormir.

    Un día completamente común en su rutina.

    ----∞----



    Para Fudo Akio era otra mañana caótica. Despertó por los gritos de su madre, reclamándole a su "padrastro", sobre gastar el dinero de la quincena en alcohol, entrar a la ducha para ignorar el escándalo y ser recibido por el agua helada a falta de calentador, vestir el muy prestigioso uniforme del Instituto Imperial, tomar una manzana y salir de su casa con un portazo que fue ignorado por los adultos. Tomar el tren para luego caminar algunas cuadras hasta las puertas del colegio, ignorar a todos a su paso, los muy inútiles se alejaban de él por miedo, llegar al salón y sentarse junto a la única persona que le agradaba y de paso la única persona que lo soportaba a él, Yuuto Kido su mejor y único amigo. Le dio los buenos días y se recostó en su pupitre a dormir hasta que Kido lo despertara con la llegada del profesor, ignoró la mayoría de las clases, humillar al profesor de matemáticas que trató de reprenderlo por no prestar atención, pero el hombre había cometido un error en medio de su explicación y a Fudo no le faltaron pepitas en la lengua para recalcarlo. Hora de almuerzo, por suerte el colegio brindaba almuerzo gratis por la alta colegiatura que él no pagaba gracias a la beca, Kido estaba en reunión del consejo estudiantil, planeaba comer solo hasta que un grupo de listillos trató de meterse con él por ser becado... cinco idiotas acabaron con la nariz rota y corriendo hacia la enfermería, nunca lo sancionaban, el director prefería hacer la vista gorda en los "problemas de ricos" y un "pobre becado". Por fin terminó su almuerzo, más clases aburridas, por fin hora del club... si había algo que lo ayudaba a lidiar con su vida diaria, era correr tras el balón.

    Terminaría la práctica y conversaría un rato con Kido, hasta que llegara Sakuma para reclamarle alguna tontería, lo que llevaría a una pelea que serpia detenida por Kido y el portero del equipo. Aprovecharía el agua caliente del instituto y se daría un buen baño, saldría listo de los vestidores para encontrarse a Kido que lo espera para salir juntos del instituto, esperarían juntos hasta que le chofer del capitán llegara a recogerlo y por fin se iría a casa. Llegaría para encontrar el lugar vacío, su madre estaría trabajando y aquel desperdicio de oxigeno al que su madre insistía en "amar" solo Dios sabría dónde estaba metido, comería algún pan con queso si tenía suerte, haría tarea rápidamente, no solía demorar más de dos horas, se acostaría a dormir un rato, hasta volver a ser despertar por gritos, ahora su madre gritaba pidiendo que parara, escuchó cosas romperse y suspiró enojado, caminó a la sala sabiendo lo que vería, el intruso estaría golpeando a su madre porque ya se le pasó la borrachera y no había comida ni alcohol. Él trataría de interponerse entre el tipo y su padre, terminaría golpeado en la espalda por cubrir a la mujer y al final el tipo fastidiado se iría dando un portazo... su madre lloraría hasta que él le cocinara una sopa instantánea o algo ligero, la haría comer y la mandaría a la cama. Luego él iría a su cuarto para despertar a las 2 de la mañana con el ruido de la puerta... el intruso regresaba luego de tomar o drogarse... de nuevo. Lo peor venía ahora, escucharía a su madre gemir como gata en celo por ese desperdicio de oxígeno... hasta las 3 de la mañana, cuando por fin podría dormir otro rato... hasta el día siguiente donde todo volvería a comenzar.

    ----∞----



    Así debía ser, sus días comunes y corrientes, uno en su calma diaria y el otro en medio del caos, pero si todo continuara así no habría historia.

    Específicamente este relato comienza el día en que ambos nacieron, 27 de Julio.

    Pero no estamos aquí para descubrir aquel secreto. No aún por lo menos, así es que regresemos a la vida diaria de los protagonistas. Era jueves, un nuevo día la rutina volvía a comenzar con una leve diferencia, ambos jóvenes sentían el cuerpo extraño, había una leve pesadez en sus cuerpos, esa que te anuncia que vas a resfriarte, pero aún es muy leve como para alarmarse.

    Ignorando el malestar, uno porque no quería preocupar a sus padres y el otro porque sabía que sería ignorado, comenzaron con su día como normalmente harían. Con el único inconveniente de que mediante transcurría el día el calor en sus cuerpos aumentaba, tal vez era fiebre lo que les anunciaba su estado o tal vez el día simplemente estaba muy caluroso. No importaba, lo volvieron a ignorar.

    Los amigos de Kazemaru lo notaron pálido y le sugirieron no ir al club, pero él no quería ser una molestia, se acercaba un partido importante y no podía darse el lujo de no entrenar. Endo como capitán y amigo estaba seriamente preocupado, insistió en que lo tomara con calma, pero al final del día Kazemaru era bastante terco y no hubo manera de convencerlo para que se quedara en la banca descansando.

    Por su parte, Fudo fue cuestionado por la ceja alzada de Kido. El capitán estaba preocupado al verlo tan callado, había ignorado las provocaciones de Sakuma y simplemente se había dormido en el pupitre. Pero lo más que obtuvo de Fudo fue un levantamiento de hombres restándole importancia a sus ojeras y palidez. Kido no insistió, sabía lo cabezota que era su amigo.

    Así estaban ambos, sudados y pálidos, pero con un rojo en las mejillas, producto del calor interior que sentían.

    Kazemaru corría hacia Goenji para tratar de impedir que se acercara a la portería.

    Fudo corría con el balón tratando de esquivar a Sakuma para darle un pase a Kido.

    La vista de ambos comenzó a nublarse, pero tercos como eran siguieron como si no pasara nada, les costaba respirar, lentas y pesadas eran las inhalaciones, sentían que el aire no les llegaba a los pulmones. Ya no podían coordinar hacia dónde corrían, solo siguieron de frente hasta que cada uno de desplomó perdieron por completo el conocimiento en medio del campo de futbol.

    Ese día tanto el Raimon, como el Instituto Imperial detuvieron sus entrenamientos por compañeros caídos.
     
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    DESPERTAR



    Rusia 8:00 pm

    Lus Kasim se encontraba en su habitación tranquilamente recostado en su cama junto a una tasa de cocoa caliente. Redactaba un informe sobre la monarquía rusa que debía entregar al día siguiente. Estaba concentrado en los últimos párrafos cuando lo sintió. Suspiró antes de anunciarle a los demás.

    -Han despertado... - dijo sin referirse a nadie en particular.

    -El clubster pronto estará reunido – respondió Clario sentándose en la cama del rubio.

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    España 6:00 pm

    Clario Orvan caminaba de lo más entretenido por el Parque Güell, le brindaba paz interior disfrutar de la curiosa arquitectura y los vibrantes colores que adornaban el paseo. Combatía el frío con un humeante café y consideraba si quedarse un rato más por la zona o regresar a su hogar, cuando sintió a sus hermanos faltantes. Detuvo su andar apreciando a Lus Kazim sentado en una de las sillas corridas de la plaza y aprovechando que la zona estaba apartada, tomó asiento junto a él.

    -Han despertado -avisó Lus.

    -El clubster pronto estará reunido – respondió, mientras sentía unas pequeñas manos colgarse en su cuello.

    -Han demorado en aparecer, será un problema contactarlos... - se quejó una voz somnolienta.

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    China 1:00 am

    Li Hao dormía pacíficamente, cuando su sueño fue perturbado. Sintió la recién formada conexión de sus hermanos, habían esperado mucho tiempo por ellos. Se sentó en su cama tallándose un ojo mientras veía a los dos más serios del grupo conversar a un costado de su cama.

    -Han despertado

    - El clubster pronto estará reunido – si se quedaba en la cama sabía que se volvería a dormir. Así es que se tiró sobre Clario, buscando que lo mimara.

    -Han demorado en aparecer, será un problema contactarlos... - pensar en la madrugada sobre la búsqueda que se les avecinaba no le hacía gracia, mañana debía despertar temprano para ayudar al jefe en el negocio. ¿Sus hermanos no podían buscar una hora más adecuada para hablar?

    -¡Yo no puedo esperar para conocerlos! – se hizo presente la última persona que faltaba sentándose en la cama del peliverde.

    .

    .

    .

    Japón 2:00pm

    Asuto estaba emocionado, apenas sintió a sus nuevos hermanos aparecer pidió permiso para ir al baño, estaba en horario de entrenamiento y se sentía algo culpable de pedir aquel permiso al ser el capitán de su equipo. Pero esto era mucho más urgente.

    Cuando se aseguró de estar solo en los vestidores, trancó la puerta solo por si acaso y al voltear, se encontró con las tres personas que más quería en esta vida.

    -Han despertado – confirmó Lus, apoyado en unos casilleros.

    - El clubster pronto estará reunido – Clario asintió sosteniendo a Li Hao que luchaba contra el sueño abrazando el cuello del español.

    -Han demorado en aparecer, será un problema contactarlos... - con aquella voz que indicaba lo mucho que le costaba permanecer despierto, escuchó la queja de Li Hao. Le pareció adorable como se acurrucaba lo más que podía en la espalda del español.

    -¡Yo no puedo esperar para conocerlos! – era verdad, llevaban un par de años tratando de encontrar a los dos miembros faltantes de su clubster, pero parecía que nunca despertarían.

    La espera por fin había terminado, ahora el problema era otro.

    -¿En qué parte del mundo estarán? – Asuto sabía que Lus solo estaba pensando en voz alta, pero esa era la duda que todos tenían.

    - ¿Les parece que piense eso cuando sea menos de madrugada? – el pobre Li Hao luchaba por mantener los ojos abiertos, pero parece que no lo lograría.

    - Ve a descansar, hablaremos luego – anunció Clario para cortar la conexión. Desapareciendo él y el joven chino de su vista.

    - ¿Crees que los encontremos pronto? – Asuto se acercó a Lus con una radiante sonrisa, no podía evitarlo.

    - Lo más difícil era que ellos se conectaran, lo demás no debe dar tanto problema.

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    Rusia 8:07 pm

    - Lo más difícil era que ellos se conectaran, lo demás no debe dar tanto problema. – moviéndose a un costado, dejó espacio en su cama para que Asuto se hiciera a su lado, pero conociendo al pequeño tuvo que alejar su laptop antes de que algo saliera mal.

    - Tienes razón. – el pelinegro se tiró sobre las piernas de su alma gemela aprovechando el pequeño momento de soledad. – Te extraño...

    - Estamos unidos y nos vemos todos los días – Lus no terminaba de comprender al japonés. – Sabes que solo tienes que llamarme y vendré.

    - No es lo mismo. Ya quiero que sean vacaciones, para poder ir a Rusia y quedarme contigo.

    - ¿Tu padre también vendrá?

    - Acepta que nos veamos por la conexión, pero no confía en dejarme solo contigo en el mismo país. Cree que haremos cosas malas...

    - No necesito estar en el mismo país que tú para eso – se mofó el rubio deteniendo la queja de Asuto mientras le robaba un beso.

    El nipones solo se sonrojó y entre balbuceos le dijo que debía regresar a la práctica.

    Kazim amaba a su alma gemela, Asuto le traía toda la paz y felicidad que podía necesitar. Si se lo pedía le bajaría la mismísima luna.

    .

    .

    .

    Japón 4:00pm

    Kazemaru despertó en su cama, le dolía horrores la cabeza y había tenía un espantoso sueño... no recordaba sobre qué era, pero sabía que no le gustó.

    En la mesita de noche junto a su cama había una nota con la caligrafía de su madre. Parece que se había desmayado en medio del entrenamiento, pero solo era por la fiebre.

    La nota decía que salió a comprar algo para la cena, que descansara todo lo que quisiera y tomara un baño. También había dejado medicina y un vaso de agua junto a la nota.

    Adoraba a su madre, siempre tan preocupada por él.

    Tomó la pastilla y la bajó con agua. Buscó una muda de ropa limpia la dejó sobre su cama, se colgó al cuello una toalla y se encaminó al baño.

    ----∞----

    Fudo despertó en una suave cama en medio de costosas sábanas... esa no era su casa. Se talló los ojos para aclarar su vista y distinguió el cuarto de invitados en la mansión Kido.

    No recordaba nada del entrenamiento, ni cómo llegó ahí.

    -Al fin despertaste. ¿Cómo te sientes? – estaba tan desorientado que no había notado a Kido leyendo en una silla.

    - Mejor... - tenía la boca pastosa. Quería agua.

    - ¿Por qué no me dijiste que te sentías mal? El médico dijo que tenías fiebre, no debiste entrenar.

    - Kido, me siento mejor. Pero aún me duele la cabeza, guarda el sermón para mañana.

    -... - Kido lo vio un momento sopesando si seguía su regaño o no, pero se apiadó de su mejor amigo, pocas veces Fudo se mostraba débil ante alguien – Está bien. Toma un baño, te hará sentir mejor, mandaré a traer ropa para que te cambies. Y te quedarás aquí esta noche, luego de dos horas por fin contactamos con tu madre y le avisamos. – Fudo iba a reclamar, pero Kido se adelantó – No le dije nada de la fiebre, ella cree que estás aquí por una tarea que debemos entregar mañana.

    - No necesito tu caridad.

    - Somos amigos, no es caridad. Si necesitas algo, sabes dónde encontrarme.

    - Agua... quiero un poco de agua...

    - En camino – Kido se paró con una sonrisa en su rostro, le agradaba cuando Fudo bajaba la guardia con él. Sabía la difícil vida que llevaba y lo terco que era para pedir ayuda.

    Cuando el de rastas salió se encaminó al baño que había en la recámara.

    ----∞----

    Salió del baño con una toalla en su cintura y otra secando sus mechones celestes. Se sentía de maravilla, ni rastro del malestar que lo aquejumbró en la mañana.

    Se sentó sobre su cama terminando de secar su larga cabellera antes de cambiarse, cuando escuchó la puerta de su cuarto abrirse.

    Volteó pensando que era su progenitora cuando un chico también en toalla con una cresta de cabello marrón y mechas blancas, con marcado abdomen le dirigió la mirada.

    ----∞----

    Fudo salió de la ducha mucho más relajado, sentía su cuerpo ligero y comenzó a cuestionarse sobre su extraña fiebre.

    Había escuchado sobre resfriados que no duran más de 24 horas, pero esto era ridículo. Salió del cuarto de baño y entró a la recámara, esperando ver sobre la cama, la ropa que Kido prometió.

    En lugar de eso encontró a un chico en toalla secándose los mechones de cabello celeste.

    No hace falta decir que el grito que resonó en ambas habitaciones se escuchó a varias cuadras. Espantando a más a una persona.

    Continuará...

    Bueno, este capitulo es de prueba, quiero saber si se comprende la narrativa.

    Porque muchas cosas pasan simultáneamente.

    Yo lo entiendo porque y creo que si alguno que lee esto ha visto Sense 8 debe comprenderlo también.

    Pero si hay alguien que se ha perdido, con toda la confianza por favor contacta conmigo así buscaré una manera de solucionar la narrativa.

    NOTA: todo lo que sea en CURSIVA significa que la persona que habla, no se encuentra en ese lado del mundo... O que está solo en la cabeza de la persona que está habla normalmente...

    POR EJEMPLO:

    -Han despertado... - dijo sin referirse a nadie en particular.

    -El clubster pronto estará reunido – respondió Clario sentándose en la cama del rubio.

    Lus está en rusia y Clario en España. Lus habla normal porque el foco en este momento es desde él.

    Por eso Clario tiene cursiva en su diálogo. Si una tercera persona viniera, por ejemplo la madre de Lus, ella no vería ni escucharía a Clario.

    Por eso debía hacer la diferencia.

    Bueno, eso es todo, estos capítulos son cortos porque actualmente la mayoría de mi energía es para Nuestra Realidad.

    Si les gustó, les saqué alguna risa o alguna emoción, no olviden votar y dejarme su comentario.

    Aparte de que pueden contarme su parte favorita, eso nunca debe faltar.

    Nos leemos, hasta la próxima.
     
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    Confusión




    -¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHH! – el grito de pánico resonó en ambas residencias. Asustando no solo a los vecinos, también alertó a otras personas dentro de los hogares.

    -¡¿Qué haces aquí?! – gritó Kazemaru jalando la colcha de su cama para cubrirte. - ¡¿Cómo entraste?!

    ----∞----



    -¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Cómo entraste?!– gritó el desconocido jalando la sábana de su cama.

    - ¡Yo debería decir eso! ¡¿Cómo burlaste la seguridad de esta mansión?! – Fudo juraba que ese tipo estaba loco, lo acusó a él, cuando obviamente el intruso era otro.

    - ¡Fudo! – en ese momento entró Kido a la habitación, moviendo la atención del ojiverde del joven desconocido a la puerta del cuarto - ¡Escuché un grito! ¡¿Estás bien?!

    -¡Claro que no estoy bien, hay un desconocido desnudo en el cuarto! – muy seguro de sus palabras, Fudo señaló hacia la cama, donde no había absolutamente nadie - ¿Pero qué? ¡Estaba aquí! ¡¿Dónde te escondiste?!

    Kido veía preocupado como Fudo aun en toalla buscaba a un supuesto chico desnudo. Era imposible que alguien entrara a su hogar sin autorización, tenía uno de los mejores sistemas de seguridad del país.

    Fudo ya había volteado el colchón, tirado las almohadas y sábanas, ahora rebuscaba en el armario.

    -Fudo, creo que tu fiebre era más grave de lo que creímos. Vamos a cenar y llamaré al doctor para que te revise.

    - ¡Él estaba aquí! – dijo muy seguro y molesto ante la mirada que le lanzaba Kido, Fudo podía ser muchas cosas, pero no era mentiroso - ¡No me mires como si estuviera demente!

    - Primero deja de gritar, segundo no creo que estés demente, yo estoy seguro de que estás demente, verte buscar un fantasma solo le suma un punto más a tu posible psicopatía.

    - Eres un horrible mejor amigo.

    - Soy tu único amigo, si me consideras tan horrible creo que eso dice más de ti que de mí.

    - Kido aquí había alguien, me habló y hasta jaló las sábanas.

    - Cuando entré estabas completamente solo. Habías gritado, puede que solo alucinaste al chico.

    - ¿Y me lo imaginé sin ropa? - Fudo estaba ofendido, Kido no le creía.

    - Yo no sé qué tipo de fantasías raras tengas. – Kido alzó las manos como señal de paz. Él no quería indagar mucho – Mira, lo único que sé, es que te desmayaste en medio de la práctica. Tal vez te golpeaste la cabeza y hasta ahora sentiste el efecto. No has comido bien y sé que no duermes bien. Todo eso al final afecta a las personas, incluso a seres humanos raros como tú.

    - Repito, eres un horrible mejor amigo. Pero puede que tengas razón.

    - La tengo, ahora vístete y vayamos a cenar – Kido le dejó la ropa que venía cargando desde que entró corriendo, alertado por el grito y se retiró para que se cambiara.

    Fudo ya sentado a la mesa con su mejor amigo, disfrutando una cena cuyo nombre no sabía pronunciar, comenzó a olvidar el incidente y mentalmente le dio la razón a Kido.

    -Quizás solo estoy estresado... - susurró para él mismo. Quitándole importancia al asunto.

    ----∞----



    - ¡Yo debería decir eso! ¡¿Cómo burlaste la seguridad de esta mansión?!

    Kazemaru solo lo miró raro - ¿De qué mansión está hablando este loco? – se preguntó mentalmente. Pero unos ruidos en la planta baja llamaron su atención, escuchó los pasos apresurados que venían a su habitación.

    -¡Ichirouta! – su madre entró corriendo a su cuarto abriendo de golpe la puerta y desapareciendo al desconocido - ¿Qué ocurre bebe? Te escuché gritar.

    La angustiada madre se acercó a su hijo inspeccionándolo y al asegurarse de que no había nada malo, suspiró aliviada.

    -¡Mamá había un desconocido en la casa!

    - ¡Oh, Dios! ¿Entró alguien a robar? ¿Te hicieron daño? – la mujer tomó por los hombros a su retoño pensando en lo que hubieran podido hacerle.

    - No, no. No me hizo nada, era como de mi edad, pero estaba en toalla y habló algo de una mansión. Creo que era un loco. Salí del baño y estaba aquí en mi cuarto y puff, desapareció cuando entraste.

    - ... - ahora la mujer estaba preocupada por la salud mental de su hijo – Cariño... ¿Esto es alguna manera moderna de explicarle a tu madre que estás en la etapa de la vida donde saliste del closet y comienzas a fantasear con chicos en poca ropa? Porque si es así, debemos tener una seria conversación.

    -¡Mamá! – gritó avergonzado - ¡No es nada de eso! ¡Había alguien aquí, me habló!

    - Cariño, no había nadie cuando yo entré, tampoco había otra persona en la casa. ¿Te sientes mal todavía? ¿Quizás te volvió la fiebre? – colocando su mano sobre la frente de su hijo, tomó la temperatura. – Mmmm, parece que estás bien.

    - Estoy bien mamá, tomé la pastilla que me dejaste apenas me levanté.

    - ¿No comiste algo antes de tomarla? – Kazemaru negó – No es bueno tomar medicamentos con el estómago vacío, de seguro que lo que viste es algún efecto secundario de la medicina... Pero si estás saliendo del closet, todo está bien, tu padre y yo te amamos igual.

    Kazemaru retuvo el impulso de estrellar la palma de su mano contra su frente. Su madre era única en su especie.

    -¿Podemos dejar mi sexualidad para otro momento?

    - Está bien tesoro, cuando tu estés listo hablaremos. Ahora ponte algo abrigado y baja a comer. Estaba terminando de preparar la cena cuando gritaste. – con un beso en la mejilla, la señora Kazemaru dejó a su hijo solo y se fue a darle los toques finales a su comida.

    Kazemaru se puso su pijama y solo por si acaso revisó su cuarto. No había rastros de ninguna otra persona.

    -Quizás solo fue la medicina... - se dijo a él mismo, para dar por zanjado el tema.

    Continuará...



    Sensorium no tendrá día fijo de actualización, simplemente lo haré cuando tenga pequeños espacios desocupados en mi agenda.


    Nos leemos, hasta la próxima.
     
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  4. Michelle Gil
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    Me encantó el capítulo, realmente se me hace muy buena la historia, ¡sigue así! uwu <3[/color]
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    i hope you have a good day_night! send this to…

     
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    Muchas gracias a Michelle Gil por comentar, espero que disfrutes el capítulo. Y me encantó la imagen de patricio, gracias <3

    Alucinación




    Comenzaba un nuevo día, Kazemaru tuvo que convencer a sus padres para dejarlo asistir al colegio. Su madre seguía preocupada por la alucinación que su hijo sufrió en la noche. Pero Kazemaru le aseguró que se sentía muy bien y ya no existía rastro de fiebre alguno.

    -Si te comienzas a sentir mal, me llamas a la oficina y vendré por ti. – Esa fue la única manera en la que accedió a dejarlo ir.

    - Lo prometo.

    - No te sobre esfuerces. – pidió su padre. El único aliado que tenía cuando su madre quería llevarle la contraria. – Ten buen día hijo.

    Con eso por fin salió de su hogar, respirar el aire mañanero le hacía bien. Sonrió emocionado dispuesto a disfrutar un nuevo día junto a sus amigos.

    ----∞----



    Fudo despertó después de una muy necesitada noche de sueño. Por una vez no lo pararon gemidos en la madrugada, tampoco tuvo que verle la horrible cara a su padrastro. Extrañamente eran contadas con una mano las veces que se ha quedado a dormir en la casa de Kido.

    Por más invitaciones que este le había hecho, Fudo odiaba dejar sola a su madre.

    Bajó a desayunar con su mejor amigo y su padre, como siempre que estaba el dueño de la casa, la comida fue en completo silencio. Terminaron de comer y ya el chofer los esperaba para llevarlos al Instituto Imperial.

    - ¿Alguna vez te he dicho lo extraño que es, saber que tienes un uniforme de repuesto en tu casa solo para mí?

    - Prefiero considerarme una persona preparada para cualquier situación.

    Así fue su conversación hasta que por fin bajaron del coche. Caminaron en completo silencio hasta las clases, mientras los estudiantes les abrían el paso. Unos por miedo a Fudo, otros por respeto a Kido.

    ----∞----



    Llegó el receso y Kazemaru necesitaba ir al baño.

    -Ya los alcanzo chicos. – les avisó dispuesto a tomar otro camino.

    - ¿Te compramos algo de comer? – preguntó Endo, él si debía formar fila en la cafetería.

    - No se preocupen, tengo mi comida.

    - Te guardaremos puesto – le sonrió Fubuki.

    Kazemaru solo sonrió, tenía los mejores amigos que podían existir. Entró al baño, al momento que salían unos chicos.

    ----∞----



    Kido, Fudo, Sakuma y Genda, caminaban rumbo a la cafetería. No es que los dos últimos fueran sus amigos, ni siquiera se llevaban bien, pero por Kido lograban convivir medio en paz. Genda y Sakuma conversaban sobre un parcial que tenían luego de la hora libre, Kido venía tranquilo escuchando la conversación. Fudo solo ignoraba todo hasta que se acordó.

    -Ah... dejé mi credencial en el salón – aquello era necesario para la entrega del almuerzo. Normas del instituto.

    - ¿Es en serio Fudo? No se puede ser tan despistado – se quejó Sakuma – No pienso regresar solo por eso.

    - Nadie te ha pedido que lo hagas, acosador de Kido.

    Sakuma se ofendió y rojo como estaba fue detenido por Genda, sino se lanzaba sobre Fudo. Pero el portero sabía que no le ganaría al de ojos verdes, mejor evitar el derramamiento de sangre.

    - ¿Quieres que te acompañe? – ofreció Kido – Sakuma y Genda pueden guardarnos puesto en la fila.

    - No, mejor ve con ellos, iré más rápido solo.

    - Ok, te esperamos en la cafetería.

    - ¡Mejor no regreses! – le gritó Sakuma aún molesto para gracia de Genda y Kido.

    ----∞----



    Kazemaru salió del cubículo en el que había ingresado y justo en ese momento entró al baño el desconocido de anoche. Se quedaron viendo el uno al otro, incrédulos.

    -No puede ser, ya estoy alucinando otra vez. – se quejó Kazemaru restregándose el puente de la nariz.

    - Esa es mi línea, por lo menos ahora si tienes ropa puesta.

    - No voy a hablar con una alucinación, solo fingiré que no te estoy viendo y en algún momento vas a desaparecer. – Kazemaru abrió el grifo del agua dispuesto a ignorar al desconocido.

    ----∞----



    Fudo entró al salón y para su desgracia, encontró al mismo chico de ayer.

    -No puede ser, ya estoy alucinando otra vez. – lo escuchó quejarse.

    - Esa es mi línea, por lo menos ahora si tienes ropa puesta. – era verdad, vestía un uniforme que no reconocía, pero era mejor eso que lo que vio anoche.

    - No voy a hablar con una alucinación, solo fingiré que no te estoy viendo y en algún momento vas a desaparecer.

    - Debes ser la primera ilusión que dice que va a desaparecer la persona que te imagina – Fudo estaba comenzando a darle la razón a Kido, quizás si estaba demente y su psicosis aumentó anoche. – No puedo creer que le esté respondiendo a algo que no existe. ¿Si me estoy volviendo loco, no sería mejor imaginarte con el uniforme de mi instituto?

    ----∞----



    -¿Disculpa? – Kazemaru volteó a ver incrédulo a lo que consideraba producto de su cabeza - ¿De qué rayos estás hablando? Soy muy real y tú eres el raro producto de mi imaginación que aparece o sin ropa o con un ostentoso uniforme.

    - Para tú información este es el uniforme del Instituto Imperial. Y no eres real, eres producto de mi retorcida cabeza... al menos que seas un fantasma. Dime que no eres un espíritu que busca el descanso eterno y no pudiste encontrar a alguien mejor para joder que no fuera yo.

    - Definitivamente estás loco... No... espera... ¿Dijiste Instituto Imperial?

    - ¿Eres un fantasma sordo o algo así? Si, soy Fudo Akio, becado del Instituto Imperial. ¿No deberías de saber eso si eres producto de mi imaginación?

    - No soy producto de tu imaginación, tu eres producto de la mía... y es ridículo que esté tratando de hablar con algo que no existe. Mis amigos me están esperando y no tengo tiempo para perder contigo solo desaparece como ayer.

    ----∞----

    Fudo comenzó a encontrar un extraño placer en molestar al fantasma. Ya que vendría a atormentarlo para hacerle creer que se estaba volviendo loco. Él lo volvería loco primero.

    - No sabía que los fantasmas tuvieran amigos. ¿Qué hacen juntos? ¿Juegan escondite entre las tumbas? O ya sé, se divierten en competencias para ver quién mueve más objetos.

    - ¿Mi cabeza no podía imaginar a alguien más normal? Mira soy Kazemaru Ichirouta, estamos en el Instituto Raimon y mis amigos son los miembros del club de futbol, Endo Mamoru, Goenji Shuuya, Fubuki Shirou y eso solo por mencionar a los más conocidos. Ahora hazme un favor y desaparece de mi vista.

    Aquello dejó pensando a Fudo... esos nombres le sonaban de algo, pero si todo eso era inventado de seguro es porque en algún lado lo escuchó. El chico fantasma o ilusión de su cabeza con largo cabello celeste le pasó a un costado y salió de su salón tirando la puerta.

    -Valla fantasma mal educado...

    Continuará...

    Espero que lo disfruten.

    Como siempre capítulos cortitos y algo graciosos.

    Nos leemos, hasta la próxima.
     
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    Cuidado



    El resto del periodo escolar fue relativamente normal, ninguno de los dos volvió a encontrarse con su otro yo.

    La práctica en el club de futbol fue mucho más relajada en ambos equipos, porque los capitanes de ambos tuvieron que lidiar con sus dos mejores amigos, pues ambos se negaron a descansar un día más.

    Solo hubo un pequeño incidente luego de las prácticas, porque Kazemaru juró ver a un chico de cortos mechones chocolates con blancos entrar a las regaderas.

    Mientras que Fudo estaba seguro de que una cabellera celeste que no era del equipo se estaba cambiando frente a una taquilla.

    Pero en ambos casos bastaba parpadear o frotarse los ojos para desaparecer lo que creían haber visto.

    ----∞----

    Como todos los días, Kazemaru junto al equipo fueron a una pequeña tienda de conveniencia por una paleta, nada mejor que un pequeño gusto frío para terminar el entrenamiento.

    -¡Está riquísimo! – exclamó Fubuki feliz.

    - Te encantan las paletas – afirmó Kazemaru, viendo como el pálido chico estaba sonrojado con una radiante sonrisa.

    - Es que las cosas frías me recuerdan a casa.

    Ahora que lo pensaba, Kazemaru recordó que Fubuki estaba en el Raimon por un intercambio. El joven de Hokkaido llevaba medio año con ellos y se había vuelto parte vital del grupo.

    -¿Cómo se encuentra tu hermano? – recordó Goenji, que el de pelo platinado tenía un hermano menor.

    - Ya está mejor, tendrá el pie enyesado unas semanas más.

    Kazemaru escuchaba sobre el salvaje gemelo de Fubuki, que había tratado de realizar alguna pirueta patinando en hielo y por una mala caída, terminó en el hospital.

    - ¿Pero volverá a jugar futbol? – preguntó Endo preocupado.

    - Si capitán, el doctor dijo que con mucho reposo volverá al campo en poco tiempo.

    - Que alivio – el grupo en general rio por la preocupación del capitán. Desde que Shiro, les mencionó a Atsuya y el grandioso goleador que era, Endo había querido conocerlo y jugar contra él.

    Conversaron un rato más y cada quién siguió por su camino. Como todos los días, Kazemaru calentó comida que dejó su madre, lavó los platos y comenzó con su tarea. Hasta que un mensaje interrumpió su estudio.

    -Es de mamá – mencionó viendo la pantalla.

    Ichirouta, llegaremos un poco tarde para la cena. Pide una pizza o prepárate algo ligero. Se volcó un camión y el tráfico no avanza, estoy con tu padre. Pararemos a cenar y con suerte cuando terminemos la calle estará despejada.

    Curioso por lo que decía su madre, bajó a la sala y prendió la televisión. Justo como le avisó su progenitora, un camión se había volcado en dos paños de la calle, pero ya estaban tratando de removerlo.

    -Supongo que hoy comeré solo...

    ----∞----

    Fudo llegó a su casa y su grandioso almuerzo fue una manzana. Kido había insistido en que se quedara a almorzar en su casa, pero negó la invitación.

    Luego de tan apetitoso manjar, fue a su cuarto para hacer tarea y como todos los días, terminó sus deberes en tiempo récord. Su estómago le reclamó por algo de comer, una fruta no era suficiente almuerzo para un joven de 15 casi 16 años en crecimiento, que practica deporte.

    Debía ignorar eso, no era buena idea que comiera mucho por día, eso afectaría la quincena y era mejor comer poco todos lo días, a no tener que comer algunos solo por darse un gusto.

    Se arrojó a su cama, dispuesto a ignorar su estómago, hasta la hora de la cena. Y cayó completamente dormido.

    ----∞----

    Kazemaru lavó los platos luego de cenar, solo se preparó unos emparedados, la paleta aún lo tenía bastante lleno. Había revisado las noticias en internet avisando que ya fue removido el camión, no hubo ningún muerto, solo un herido.

    Sus padres no debían demorar mucho en llegar, se aseguró de arreglar la sala, así no encontrarían desorden y podrían ir a descansar tranquilos.

    Subió a su recámara y al abrir la puerta, se encontró en su cama al mismo chico que alucinaba.

    -No vale la pena – se dijo a él mismo. Había pensado en despertarlo, pero no tenía ganas de escuchar las tonterías del chico.

    Simplemente lo dejó ser, fue a su escritorio y comenzó a escribirse con los chicos del equipo.

    ----∞----

    Escuchó unos gritos prevenientes de la sala, junto a varias cosas romperse.

    Gruñó de frustración, sabiendo lo que eso significaba.

    -Al fin despertaste.

    Fudo volteó sorprendido, encontrando al chico peliceleste.

    -¿Kazemaru? – llamó recordando que la alucinación tenía nombre.

    -Fudo – respondió. El ojiverde se incorporó en su cama, dispuesto a molestar al chico cuando escuchó el grito de su madre.

    -¡Suéltame desgraciado!

    -¡Mierda! – salió de la cama y corrió hacia donde venía el escándalo, sintiendo las pisadas del peliceleste tras él. - ¡Mamá!

    -¡Suéltame!

    - ¡No vuelvas a contestarme perra!

    El desperdicio de oxígeno tenía a su madre agarrada del cabello, mientras la golpeaba. La pobre mujer trataba de defenderse entre aruñazos y lágrimas.

    ----∞----

    Kazemaru había seguido a Fudo fuera de su habitación cuando este salió corriendo. Nunca había visto aquella expresión, un rostro surcado por la preocupación y el enojo.

    -¡Mamá! – lo escuchó gritar y fue justo en ese momento que notó algo... esta no era su casa. No supo si fue la impresión de estar en un lugar diferente o el miedo de ver a un tipo lastimar a una pobre mujer que rogaba, pero quedó estático viendo la escena.

    -¡Hijo de puta! – Fudo se abalanzó sobre el hombre liberando a la pobre mujer. Impresionado veía como arrojó al tipo contra una de las mesitas de la humilde sala y esta se rompió por el impacto. El sujeto no se volvió a levantar.

    ----∞----

    -Mamá – llamó para que reaccionara – mamá, ya pasó.

    -Suéltame, suéltame, suéltame – rogaba entre sollozos su madre.

    - Ya no te hará nada, tranquila. Yo estoy aquí.

    -Akio – levantó el rostro bañado en lágrimas, el ojo derecho estaba tan rojo e hinchado que no podía abrirlo, el labio sangraba y el pómulo izquierdo estaba morado y con rasguños.

    -Soy yo ¿Ves? – sonrió para calmarla – Ya está todo bien.

    -¡Fudo cuidado!

    -¿Qu... - todo se puso negro...

    ----∞----

    – Ya está todo bien. – Kazemaru veía impresionado como interactuaban madre e hijo. Estaba sorprendido de que aquel molesto chico, fuera tan dulce y protector.

    Ambos estaban perdidos en el otro, por lo que ninguno notó que el sujeto se había levantado y agarró una de las patas de madera de la mesa rota como arma. Cuando Kazemaru lo notó fue demasiado tarde.

    -¡Fudo cuidado! – trató de avisar, mientras corría hacia el chico.

    -¿Qu...

    Eso fue lo último que vio Kazemaru, la pata de la mesa, impactar contra la cabeza del chico,

    En un parpadeo regresó a su cuarto, temblando de miedo.

    -¡Fudo! – llamó preocupado, lo llamó varias veces sin conseguir respuesta.

    Comenzó a caminar por su cuarto, las manos le temblaban sin saber qué hacer. Aquello fue muy real. Eso no podía ser una simple alucinación, el miedo, la adrenalina, la preocupación.

    Varias veces tomó el teléfono dispuesto a llamar a la policía, pero inmediatamente colgaba, no podía llamar y decir, que un chico que veía en su cuarto y en el colegio fue atacado en su casa, una casa que no sabía dónde quedaba.

    Ni siquiera podía corroborar que el chico existiera. Iban a terminar encerrándolo por loco en un manicomio.

    -¿Qué hago? – cayó en su cama angustiado, sin saber cómo proceder.

    Continuará...

    Como siempre capítulo cortito, pero este no da risa. Fudo la tiene dificil en su casa y Kazemaru acaba de ser testigo.

    Nuestro bello peliceleste no conoce esa vida de una familia disfuncional, cuando ese es el pan de cada día de Fudo.

    Espero que les gustara el capítulo, no se olviden de comentar y dejar una estrellita si les gustó.

    Nos leemos, hasta la próxima.
     
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    Kazemaru dio vueltas y vueltas en su habitación. Luego de desistir con la idea de llamar a la policía, porque sí llamó y apenas escuchó el "Buenas noches", colgó el teléfono, de verdad era una pésima idea.

    Estuvo un rato inquieto antes de bajar, estaba determinado en salir a buscar a Fudo o volverse loco en el intento.

    En la entrada de su casa terminaba de colocarse las zapatillas, cuando la puerta fue abierta.

    -Ichirouta – llamó su madre asombrada por encontrarlo ahí.

    - ¿A dónde vas a estas horas? – cuestionó su padre con el ceño fruncido.

    - Yo... - planeaba salir a buscar al chico que se apareció desnudo en mi cuarto, porque he alucinado con él varias veces y acabo de verlo desmayarse.... No podía decirle eso a sus padres... - yo estaba preocupado porque aún no llegaban y planeaba esperarlos afuera...

    - Oh cariño, no tienes que preocuparte ya llegamos. – dijo con ternura su madre.

    - Ya es tarde, ve a descansar. Mañana hay escuela.

    - Si papá. Tengan buena noche.

    - Descansa hijo.

    Regresó a su recámara fingiendo que todo estaba bien, pero la frustración que cargó con él fue su eterna compañía esa noche.

    ----∞----

    Despertó en medio de la madrugada visualizando un techo blanco que solo aumentó su dolor de cabeza. Reconoció inmediatamente el lugar, estaba en alguno de los cuartos de urgencias en la clínica que estaba cerca de su casa.

    - No de nuevo... – se quejó mientras se incorporaba. Tocó su frente notando el vendaje.

    - ¡Akio! – asustado se giró hacia el grito, encontrando a su madre que venía con una sábana. – Lo siento, lo siento tanto... - su progenitora se recostó en la camilla junto a él y abrazándolo lloró en su hombro.

    No pudo más que suspirar y confortar a su madre. La consoló hasta que la sintió caer dormida entre sollozos. Ya no podría dormir, se conocía bien, cuando estas cosas pasaban al despertar le daba insomnio.

    Acomodó a su madre lo mejor que pudo y comenzó a divagar.

    ¡Fudo cuidado!

    ¡Fudo cuidado!

    ¡Fudo cuidado!

    ¡Fudo cuidado!

    ¡Fudo cuidado!

    ¡Fudo cuidado!

    Una y otra vez, escuchó aquellas palabras en su cabeza. Trató de advertirle, aquel chico trató de advertirle... eso no tenía sentido.

    Se supone que era una alucinación, un invento de su retorcida cabeza que había estado delirante estos últimos días. Si aquel chico era producto de su imaginación, no debió ver a su padrastro venirle por la espalda, porque él mismo no lo vio.

    Pero lo hizo, vio por él y trató de advertirle.

    ¡Fudo cuidado!

    Mierda... desesperación, Fudo estaba seguro, aquel grito fue desesperado, el chico temía por él... era imposible que fuera un simple producto de su imaginación.

    ¡Fudo cuidado!

    Por más que trató de acallar su mente, el grito volvía a repetirse. lo peor era que alguna parte ilusa de su subconsciente le jugó una mala pasada, imaginando que su padrastro escuchaba al chico gritar y arremetía contra él.

    Pero la parte racional, le recordó que Kazemaru no estaba ahí, su padrastro no lograría ponerle una mano encima.

    -Necesito hablar con él... - exclamó en voz alta quizás con la idea de que, al llamarlo, Kazemaru vendría a verlo. Pero como la parte racional de su cabeza creía, aquello no pasó. - ¿Kazemaru?

    Trató una última vez antes de resignarse por completo.

    Con un suspiro cansino se acomodó para tratar de dormir una o dos horas, antes de que alguna enfermera viniera en la mañana.

    ----∞----

    -Cariño, despierta. Se te hará tarde – Kazemaru despertó con el llamado de su madre, reviso la hora en el teléfono y se le espantó el sueño rápidamente, se había quedado dormido.

    Se alistó con prisas y bajó corriendo la escalera, tomó algunas frutas y despidiéndose de sus padres que con gracia veían su apuro, salió de casa rumbo al colegio.

    Como pensó no encontró a ninguno de sus amigos en el camino, estos ya debían haber llegado.

    -Gracias años de atletismo – dijo en voz alta acelerando el paso. Faltaban diez minutos antes de que sonara la campana y él estaba a solo cinco de llegar.

    - ¡Lo logré! – dijo al desplomarse en la entrada del salón.

    - Kazemaru, creímos que no vendrías. – levantando la mirada, se encontró a Endo que lo saludaba desde su puesto.

    - Me quedé dormido – respondió con algo de vergüenza.

    Pocos minutos después ingresó el profesor al salón. Poniendo a todos en orden y comenzando las clases.

    ----∞----

    - ¿Quieres algo para comer? Saldré a comprar.

    Fudo por fin estaba de regreso en su hogar, se acomodó en su cama y ahora tendría a su madre sobre él, hasta que el tipo ese regresara a casa y retomaran el ciclo vicioso.

    -Lo que quieras traer estará bien. – desde pequeño aprendió a no ser caprichoso. Cuando su padre los dejó, habían sobrevivido únicamente con el salió de su madre y no podían darse los lujos de antes.

    - Akio... soy tu madre – dijo para extrañeza del de ojos verdes – Yo también quiero cuidarte y consentirte a veces. Siempre has sido un niño muy independiente, me siento inútil sin poder hacer algo por ti.

    - Sabes la única cosa que te he pedido los últimos 6 años.

    - Pídeme lo que quieras menos eso. Yo no puedo dejarlo hijo mío, lo sabes.

    - Entonces no tenemos nada de qué hablar.

    - Akio... - llamó esperando respuestas, pero el oji verde solo se dio la vuelta en su cama, ignorando a su madre.

    Con ojos vidriosos y el corazón roto la señora salió del cuarto, desde que ese tipo llegó a su vida, la relación entre madre e hijo se vio seriamente afectada.

    -Algún día te haré libre mamá... - repitió para él aquella promesa.

    ----∞----

    - ¡Kazemaru! – exclamó el profesor por fin captando su atención luego de la quinta llamada - ¡Salga del salón!

    Resignado salió a paso tranquilo, ante la preocupada mirada de sus amigos. En otro momento hubiera tratado de pedir disculpas y refutar la orden, pero hoy no.

    Desde la primera hora de clases, hasta la actual, había sido regañado varias veces, no logró concentrarse en ninguna de las asignaturas. Por más que trataba de prestar atención, sus pensamientos siempre se desviaban hacia la noche anterior.

    - Aquello no puede ser solo mi imaginación...

    Desde la casa que nunca había visto, hasta los olores de sangre y alcohol, el miedo que sintió cuando vió el objeto precipitarse a la cabeza de Fudo y el grito que escapó de su garganta lastimándole las cuerdas vocales. Todo aquello lo experimentó en carne propia y sin salir de su habitación, se negaba a creer que no pasó, porque aquello fue real.

    Que le digan loco, pero aquello fue muy real.

    Se sentó en la pared contraria al salón de clases, viendo hacia la puerta. Tuvo suerte de no ser enviado a la oficina del director. Posiblemente el profesor se apiadó de él por sus buenas calificaciones en la materia.

    El mismo chico de ojos verdes seguía en sus pensamientos.

    ¿Estará bien?

    ¿Lo llevaron al hospital?

    ¿Qué hicieron con aquel hombre?

    Mil preguntas rondaban su cabeza y solo había un nombre que lograría responder a sus dudas.

    -Fudo... - llamó angustiado. Abrazó sus piernas, mientras recostaba su cabeza contra sus rodillas.

    - Dime.

    ----∞----

    Estaba recostado en su cama mirando hacia el techo. No había dejado de pensar en el chico de larga melena celeste. Quería que apareciera, quería hablar con él.

    -¿Por qué no vienes? – preguntó abatido. Siempre que no quería verlo aparecía y ahora que lo buscaba no lo encontraba.

    - Fudo... - impresionado por aquel llamado, quedó sentado en su cama, a un costado del colchón, sentado en posición fetal estaba él...

    - Dime. – respondió aún incrédulo de tenerlo en su cuarto.

    ----∞----

    No lo creía, junto a él sentado en el piso, estaba Fudo. Tenía un vendaje en la cabeza y unas ojeras horribles, pero era él.

    Por un instante se quedó congelado, como si no creyera en lo que le mostraban sus ojos.

    -Fudo... - volvió a decir con miedo.

    - Ese es mi nombre, no lo gastes.

    - ¡Fudo! – con ese pequeño grito se arrojó sobre el otro apresándolo en un abrazo. – ¡Estás bien!

    ----∞----

    - ¡Estás bien! – esa frase estaba cargada de alivio. Fudo sintió una calidez nacerle del pecho al notar lo preocupado que estaba por él.

    Devolvió el abrazo apretándolo un poco, tal vez Kazemaru no era el único que se estaba desbordando en preocupación.

    Continuará...
     
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    Noche




    -¡¿Por qué no me avisaste que estabas en urgencias?! – gritó Kido.

    - Porque desperté en la madrugada y si te ponías a gritar, como ahora, nos sacaban del lugar.

    Estaba atardeciendo y luego de la práctica, Kido decidió ir a casa de Fudo. Su mejor amigo no había asistido a clases, cosa muy extraña porque incluso resfriado Akio solía ir. Las únicas tres veces, ahora cuatro, que no asistió al colegio era precisamente por terminar en algún hospital, cortesía de su padrastro.

    -Fudo, no puedes seguir así. – dijo por fin calmándose. – Podemos denunciarlo por maltrato familiar, tenemos suficientes pruebas.

    - Mi madre se niega a alejarse de él. Hasta que ella no de el primer paso, yo no haré nada.

    - Te quejas por la terquedad de tu madre, al no hacer nada. Pero eres igual a ella. No quieres denunciarlo.

    - Es diferente.

    - No es diferente. – Kido se sentó agotado mentalmente, no era la primera vez que tenían esta conversación. – Soy tu amigo Fudo, estoy preocupado de que un día no sea solo una ida al hospital por un golpe.

    - Estaré bien. Yo protegeré a mi madre, solo dame tiempo.

    El suspiro resignado de Kido, le indicó a Fudo que había ganado la discusión.

    -Solo prométeme, que en el momento en que quieras denunciarlo, me pedirás ayuda. Tienes los abogados de la familia a tu disposición Fudo, y esto no es caridad. Yo quiero a ese tipo tras las rejas y lo único que me ha evitado hacerlo antes, eres tu mismo, irónicamente, una de las víctimas.

    - No soy una víctima aquí. – refutó ofendido Fudo.

    - Estoy seguro de que el significado de la palabra discrepa contigo. Pero no discutiré eso ahora. – Kido se acercó a su mochila y sacó unos cuadernos – Te traje los deberes.

    - Wohooo – dijo con sarcasmo – Me encanta la tarea.

    Kido solo rio a lo bajo por el falso entusiasmo.

    ----∞----

    Kazemaru terminó de ayudar a su madre con los platos de la cena, dio las buenas noches a su padre y subió a su habitación.

    Se tiró en sobre su cama y rememoró su día.

    Tuvo suerte de que el profesor que lo sacó del salón, no lo reportara. Solo habló con él al final de clases y lo reprendió por no prestar atención, luego algo comprensivo le recordó que, si tenía algún problema, podía hablar con él o cualquier otro de los consejeros estudiantiles.

    Pero como el causante de los problemas de Kazemaru, ya había hecho acto de presencia y se encontraba bien, ya no había problemas... eso ignorando que seguía conversando con un chico que aparecía y desaparecía.

    Recordó también como se había arrojado a abrazar al chico, no pudo contener su emoción cuando lo vio. Había pasado la noche en vela angustiado.

    Lo último le hizo recordar que se moría de sueño.

    -Debería irme a dormir... - comentó para él mismo, viendo la hora en su celular.

    - ¿Tan temprano? Pareces una abuelita.

    - Hola Fudo. – saludó, sorprendiéndose a él mismo por no entrar en pánico.

    - Hola Kazemaru – le respondió el saludo, sentándose en el extremo contrario de la cama.

    ----∞----

    Fudo estaba en su escritorio, terminando los deberes cuando escuchó un murmullo que venía desde su cama.

    -Debería irme a dormir...

    - ¿Tan temprano? Pareces una abuelita. – quiso molestarlo, cuando entendió que el otro no lo había visto.

    - Hola Fudo.

    - Hola Kazemaru. – era la primera vez que parecían dos personas civilizadas en lugar de dos locos gritándose.

    - ¿Terminando deberes? – curioseó acercándose a donde estaba Fudo.

    - Si, falté a clase y ahora debo ponerme al día.

    - ...

    - ¿Qué pasa? Parece que viste un fantasma.

    - Que estés haciendo tarea, porque faltaste a clases, solo te hace más real. – el peliceleste no se veía feliz, pero tampoco asustado. Su rostro reflejaba la sorpresa de aceptar algo que ya sabías, pero te negabas a creer – No eres producto de mi imaginación... ¿verdad?

    ----∞----

    – No eres producto de mi imaginación... ¿verdad? – pregunté quizás con mi última esperanza. Hasta hace unos días, era un chico con una vida común y corriente y ahora hablaba con un desconocido desde su cuarto, al mismo tiempo que interactuaba con él desde otro lado, que suponía era el cuarto del oji verde.

    -No, no lo soy... Y tú no eres un fantasma que viene a molestarme.

    - Soy muy real, de carne y hueso.

    Escuchó unos toques en la puerta, volteó a ver a Fudo, esperando que desapareciera como la vez anterior, pero este seguía sentado en su cama.

    - ¿Todo bien cielo? – cuestionó su madre, cuando abrió la puerta. Por instinto miró hacia su cama, donde Fudo estaba de lo más tranquilo viendo a la señora.

    - Todo bien, mamá. – aseguró - ¿Por qué preguntas?

    - Te escuché hablando, estas no son horas de hacer llamadas cariño. – su madre lo había escuchado, pero como no podía oír las respuestas de Fudo, asumió que estaba hablando por teléfono.

    - Perdón, estaba pensando en voz alta. Estoy cansado, quizás debería ir a dormir. – Fingió estirarse para despachar a su madre, sabía que no ella no veía a Fudo, pero no lograba alejar la preocupación de que lo descubriera sentado tan tranquilo en su cama.

    - Está bien, ten buena noche. – su madre besó su frente antes de cerrar la puerta.

    - Siento que acabo de engañar a mi madre... - le comentó a Fudo, mientras volvía a su cama.

    - ¿Por tener a un chico en tu cuarto, al que ella no puede ver?

    - No me molestes. Y baja la voz.

    - Es a ti al que pueden escuchar, no a mí.

    ----∞----

    -¿No te preocupa que te escuchen en tu casa? – comentó Kazemaru, mirando hacia la puerta de su cuarto.

    - Para nada, estoy solo ahora mismo.

    Si la memoria no le fallaba, su madre haría horas extra, para pagar el gasto de la clínica y su "padrastro", desaparecería por una semana más o menos. Siempre que lo mandaba al hospital, el tipo no daba la cara, hasta que todo se calmara.

    -Volviendo al tema, no sé si estar feliz porque no me estoy volviendo loco y alucino gente o... - le dio vergüenza decir el resto.

    - ¿O preocupado, porque no estás loco y no alucinas gente, pero igual estás conversando conmigo? – completó por él.

    -... si – aceptó con un suspiro resignado.

    - Si te hace sentir mejor, piensa que, si te meten en un manicomio, iré a visitarte.

    - Ja, ja. Muy gracioso.

    - Soy hilarante – respondió como gato rizón. Parecía que la conversación iba a morir ahí, pero Kazemaru volvió a hablar.

    - ¿Cómo son las clases del Instituto Imperial?

    - Aburridas – respondió acabando el último problema de matemáticas. Sintió a Kazemaru asomarse sobre su hombro. – Todas las materias son bastante fáciles.

    - ¿Entiendes eso? – dijo asombrado – Ese tema apenas lo estamos comenzando y está difícil. – se lamentó.

    - Es pan comido para mí.

    - ¿Eres una especie de genio o algo así?

    - Si le preguntas a Kido, posiblemente te diga que soy una especie de mente maestra capaz de conquistar el mundo.

    - ¿Quién es Kido?

    - Me preguntas por Kido e ignoras que dije que podría conquistar el mundo... interesante.

    - Aún no respondes mi pregunta.

    - Es mi mejor amigo... me único amigo de hecho.

    Esa noche ninguno de los dos durmió, hablaron sobre sus vidas, amigos, estudios. Aprendieron del otro, lo básico, no podían decir que eran amigos, pero ser conocidos cordiales, era mejor que desconocidos. También hablaron de lo extraño que era tener esa especie de conexión o lo que fuera que los hiciera poder hablarse e inventaron mil teorías sobre eso.

    No fue hasta las cuatro de la mañana que notaron la hora y decidieron irse a dormir. Fue sorprenderte que esta vez al despedirse, el otro desapareciera.

    Parece que, sin saberlo, ya estaban comprendiendo su conexión.

    Continuará...

    Al fin estos dos aceptaron que no se están volviendo locos y que el otro es real.

    Como siempre, capítulos cortitos, porque si son largos nunca actualizaría esto.

    Espero disfrutaran el capítulo, si les gustó no olviden comentar

    Nos leemos, hasta la próxima...
     
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    Estoy aprendiendo a conocerme. Ya toque fondo y solo me queda subir.
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    Prueba




    -... ¿Qué?... – Kazemaru seguía incrédulo.

    - Pregunté si te desvelaste estudiando para la prueba de física, tienes ojeras. – repitió Goenji.

    - Yo no dormí casi nada repasando, no entendía los temas – se unió Endo a la conversación.

    - La prueba es la próxima semana... - dijo Kazemaru con miedo, aquello debía ser una muy mala broma.

    - No, la prueba es hoy. – dijo Fubuki preocupado por su amigo peliceleste.

    - No puede ser. – con angustia, Kazemaru corrió hacia el salón buscando su cuaderno, comenzó a repasar los temas que venían. Por suerte la prueba se tomaría a la última hora de clase.

    Endo, Goenji y Fubuki, veían preocupados al defensa y se preguntaban la mejor manera de ayudarlo. Pero conociendo a su amigo, este prefería repasar solo.

    -Él puede, vamos a darle espacio. – sugirió Goenji.

    ----∞----

    -De seguro se metió en alguna pelea – se quejó por lo bajo Sakuma.

    - No sabes eso, tal vez solo se enfermó. – respondió Genda.

    - Tiene vendajes en la cabeza, un refriado no requiere vendajes.

    - Tal vez sufrió un accidente. Podemos preguntarle a Kido, así dejas de refunfuñar.

    - Kido lo alcahuetea, no nos dirá nada. – Sakuma aparte de enojado ahora estaba dolido. – Lo protege demasiado, como si alguien como Fudo necesitara que lo cuidaran.

    - Kido es su mejor amigo.

    - Kido quiere ser mas que eso. – el tono amargo con el que pronunció esa frase, Genda ya lo conocía. Ambos voltearon a ver a los sujetos de la conversación, Fudo veía hacia la ventana distraído respondiendo monosílabos, mientras Kido le platicaba alguna cosa. – Y el muy idiota ni cuenta se da.

    - Y tú quieres ser algo más que un amigo para Kido. – Sakuma nunca había notado, los ojos decepcionados que ponía Genda cuando recordaba eso.

    Vivian en un eterno cuadrado amoroso o algo así. Genda amaba a Sakuma desde hace años, pero el del parche se había enamorado de Kido desde niños. Kido jamás mostró interés fuera de la amistad, por eso Sakuma nunca intentó nada y Genda creía tener oportunidad, pero desde que Fudo llegó al Instituto Imperial, Kido comenzó a mostrar un interés nada típico en él.

    Fue cuestión de tiempo para que esos dos se convirtieran en amigos y Sakuma comenzara a sentirse amenazado. Lo único que lo consolaba era que Fudo nunca mostró interés romántico en Kido.

    -Fudo no se merece a Kido. – dictaminó Sakuma.

    - Sakuma, estás peleando una batalla unilateral. Y creo que la estás perdiendo.

    - ¿Qué sabes tú de luchar por amor? Tu no sabes como me siento Genda. – dijo ofendido.

    - ¿Qué no sé cómo te sientes? Yo entiendo perfectamente que es ver a la persona que te gusta todos los días babear por otro que ni le pela, llevar años anhelando que te dediquen una mirada y solo conseguir amistad. Estar dispuesto a bajar la mismísima luna si la pidieran y que lo único que te piden es un hombro para llorar, porque otro no lo quiere. – Genda se paró de su puesto – Así es que sí Sakuma, yo entiendo todos esos sentimientos, a diario los vivo. – y con eso último abandonó el salón, dejando extrañado a Sakuma.

    - ¿De quién gusta Genda? – se preguntó mentalmente.

    ----∞----

    -Voy al baño – avisó Fudo.

    - No demores, ya pronto termina el descanso. – recordó Kido.

    Caminó por los pasillos con toda su calma, venía distraído recordando la conversación de anoche con Kazemaru. El chico era agradable y muy tranquilo.

    -Asiste al Raimon... - mencionó en voz baja, tan metido iba en sus pensamientos que chocó con alguien que venía en dirección contraria – ¡Fíjate por dónde... ah, eres tú Genda.

    Fudo planeaba seguir caminando e ignorar al portero, pero fue jalado bruscamente.

    -Fíjate tú por dónde caminas. – prácticamente le gruñó a la cara.

    - Y yo pensando que solo servías como perro faldero de Sakuma, cuando quieres parece que sacas las garras. – dijo con burla Fudo.

    - ¿No piensas disculparte? – afiló la mirada el de ojos azules.

    - ¿Debería? El chico que te gusta no te determina. ¿Por qué debería yo disculparme de no haberte visto?

    Fueron necesarios cuatro profesores, más la intervención de Kido y Sakuma para separar a esos dos.

    Había sangre en el labio de Fudo y en la nariz de Genda, los uniformes antes impecables estaban todos maltratados.

    En el Instituto Imperial, una pelea ameritaba una expulsión, pero con ciertas influencias de un chico de capas, que alegó por ambos chicos, todo quedó perdonado con una detención al final de clases y un ensayo de 1000 palabras disculpándose por comportamientos inapropiados en el plantel estudiantil.

    ----∞----

    -Volteen las hojas, pueden comenzar. – anunció el profesor.

    Kazemaru había hecho todo lo que estaba a su alcanze para aprenderse el contenido, repasó cada tema. Pero sabía que no sería suficiente. Se dio ánimos mentalmente antes de tomar el bolígrafo y comenzar.

    Llenó sus datos a tinta y a lápiz logró resolver los dos primeros problemas, luego llegó al tercero... ese no lo entendía. Una mirada rápida al resto de la hoja, le indicó que no avanzaría más.

    -Estoy perdido... - se quejó a lo bajo.

    - El segundo problema está mal hecho.

    - ¿Eh? - Sorprendido volteó hacia la izquierda encontrando a Fudo, que revisaba su prueba.

    - Joven Kazemaru. – llamó el profesor - ¿Busca algo?

    - Perdone, me ha molestado un mosquito en el oído. No volverá a pasar.

    - Eso espero. – el viejo profesor lo dejó pasar, solo porque el joven se sentaba junto a la ventana y había movido la cabeza en esa dirección.

    - ¿Así es que ahora soy un mosquito?

    - ¿Qué quieres? Estoy ocupado. – Kazemaru susurró con la vista fija en su hoja, sabía que Fudo lo escucharía, pero debía disimular que no estaba conversando con alguien que no estaba ahí.

    - Vengo a ayudar y solo recibo hostilidad. Me hieres Kazemaru. – el ojiverde llevó una mano hacia su pecho, como si estuviera seriamente dolido. – Mueve la mano y déjame ver, creo que puedo ayudarte.

    Poco a poco, Fudo lo guio para solucionar cada uno de los problemas, no le decía directamente la respuesta solo le dictaba las fórmulas que debía usar y se las explicaba cuando no las entendía.

    Kazemaru trató de no hablar, solo asentía si entendía lo que decía Fudo o negaba cuando no, señalaba la formula si no la sabía desarrollar. Fudo estaba acuclillado junto al pupitre para ver la prueba y enseñarle a resolverla.

    Todo salió de maravilla, hasta que llegaron al último problema, el cual valía el 50% de la calificación. Kazemaru entró en pánico al no entender nada y Fudo hasta maldijo al viejo profesor, por el nivel de dificultad. El ojiverde vio el reto en aquel último problema de física y no pensaba dejarlo sin resolver.

    A veces las personas cuando no entienden algo, lo acercan a ellos, como si verlo a corta distancia hiciera llover las respuestas del cielo, y eso hizo Fudo. Había apoyado una mano en la mesa y la otra contra el respaldo de la silla, estaban bastante cerca, pero tan enfocados en resolver el "jefe final", que no cayeron en cuenta de que habían cambiado de lugar.

    El que estaba sentado ahora era Fudo terminando el último problema, el más difícil y Kazemaru estaba de pie junto a su puesto, viendo cómo Fudo peleaba para sacar la última respuesta.

    No fue hasta que la campana sonó anunciando el final de la clase y por ende el final de la prueba. Que ambos notaron el cambio, habían entrado en pánico porque no entendían cómo pasó aquello.

    -Kazemaru, dame la página. – llamó la chica que se sentaba al peliceleste, pero esta veía hacia Fudo, quien aún con dudas le entregó la hoja.

    Aprovechando que el salón estaba distraído comparando los resultados de la prueba, Fudo y Kazemaru, comenzaron a hablar entre susurros.

    -¿Qué acaba de pasar?

    - No lo sé, parece que estás en mi cuerpo...

    Continuará...
     
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