La orden imperial [KiFu]

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    Aprendiendo Yaoi

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    La Orden Imperial



    Palabras

    1959 palabras
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    Pareja

    Kido x Fudo
    Advertencias

    Violencia
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    M (+16)

    Capítulo Primero





    La nieve caía de forma constante sobre el río, un chico de ojos verdes intentaba buscar un sitio cómodo para sentarse en la pequeña y alargada barca sin conseguirlo. Había demasiada gente y la mayoría mayor que él, lo cual tampoco era muy difícil. Un rayo rebotó contra la enorme mole negra a la que se dirigían haciendo que se partiera.

    —¡VAMOS A MORIR! —Grito alguien rompiendo el silencio al ver las enormes olas que se les acercaban. Fudo contuvo la respiración y atravesando a la gente se agarró con las dos manos al mástil esperando el impacto. Cerró los ojos deseando que su padre nunca hubiera sido estafado por aquellos hombres con traje y que su madre nunca hubiera muerto. Sintió como la barca se elevaba de forma irregular, se agarró aún más fuerte al sentir que sus pies se separaban del suelo y cuando creía que no podría aguantar más el impulso que tiraba hacia atrás este cambio radicalmente echándole hacia adelante y por tanto haciendo que se golpearse fuertemente la cabeza contra el mástil. Podía sentir la sangre quería salir, pero el sello en forma de rayo de su cabeza se lo impedía. Entonces todo terminó, la barca recupero el equilibrio aunque eso no ayudo al mareo de Fudo que se obligó a contenerse. Hacia mucho que había comido, no podía desperdiciar esa energía.

    Cuando se tranquilizó abrió los ojos, de todas las personas que habían subido a la barca quedaban cuatro. Detrás de él un chico rubio que sostenía a un niño más pequeño que él quien no paraba de llorar y a su lado Sakuma. Si Fudo se pudiese permitir confiar en alguien lo llamaría amigo, pero no era el caso. Sin embargo lo que llamó su atención fue el hombre que se encontraba más adelante de la barca. Hizo acopio de fuerzas para acercarse a él, no parecía muy mayor, pelo castaño y revuelto por un cinta roja que denotaba su rango de iniciado. Sus manos brillaban con una luz extraña parecida a electricidad.

    —¿Qué estás haciendo? —Pregunto Fudo confundido, la adrenalina del momento le permitió olvidar la jerarquía de rangos y dirigirse honestamente al chico el cual para su sorpresa le dirigió una sonrisa cansada en vez de regañarle.

    —Recogo a los caídos.— En cuanto dijo eso unas grandes manos se elevaron del agua, encima de ellas varios cuerpos. Fudo prefirió no pensar en cuantos estarían muertos.— Tachimukai, necesito algo de ayuda.— El chico rubio asintió y dejó de abrazar al niño poniéndose en la misma posición solo que en lado contrario uso la misma técnica, aunque su proyección era azul. — Estarán bien, no tienes que tener miedo.— Fudo no se podía explicar como el chico podía estar tan tranquilo en esa situación.

    Poco a poco más personas fueron rescatadas, la mayoría después de grandes toses se volvía a levantar volviendo a su puesto. Sin embargo no todos se levantaron. El chico rubio miró al novicio con preocupación. — Deberíamos llevarlos con Fuyuka. Quizás... No es demasiado tarde.

    — Cierto, Tomaru. —se estaba refiriendo al niño. Fudo lo miró con incredulidad, nunca había conocido a un miembro de clan. No eran precisamente populares en los barrios bajos, claro que bien pensando eso explicaba porque un novicio les acompañaba.— Se que estas asustado pero necesito que uses tu kami.— El chico seguía temblando, el novicio no dio signos de enfado lo cual solo consiguió poner más tenso a Fudo. — Tomaru, estas personas necesitan tu ayuda, todos quieren vivir, aprovecha esa fuerza.

    —¿Y si...? — La voz del niño le resultaba algo irritante, nunca se imagino teniendo una opinión así de un Tora.— ¿vuelve a pasar?

    — Les protegeré.— El novicio mostró una gran sonrisa haciendo uso de su proyección, esta vez mostrando una mano más grande a pesar de que se notaba cansado. Emitía un calor parecido al de la lumbre que hizo que Fudo se sintiera completamente confiado en ese chico.

    — L-lo intentaré. — El de pelo negro se agachó echando los brazos hacia atrás, con las rodillas flexionadas dio un paso hacia delante, hubo una diferencia de menos de un segundo pero Fudo pudo observar como empezaba a salir el kami del tigre empezando por los colmillos que parecían espadas. Y luego simplemente se desvaneció. El chico no hizo ningún comentario, se levantó con la cabeza gacha. El novicio quiso hablarle de nuevo pero el rubio que respondía al nombre de Tachimukai se adelanto.

    — Endo, no tenemos tiempo. Deja que me encargue yo... Por favor. — Con una última mirada al Tora que Fudo no supo identificar Tachimukai uso su proyección para recoger los cuerpos y elevarse a sí mismo partiendo a gran velocidad por el cielo blanco hasta desaparecer de la vista.

    — Continuemos, podemos llegar. — Dijo Endo en un torpe intento de animar a los que quedaban, se alternaban rostros de tristeza y de rabia entre la multitud. Endo no volvió a usar su proyección sino que dejó ese trabajo a los remos. Fudo volvió a su lugar, notando que la nieve había parado, ese tipo de climatología adversa y errática era el pan de cada día en aquel sitio. Y era peor cuanto más cerca se encontraban de esa gigante masa de roca negra mal llamada Alius, después de todo ese mineral estaba en su interior y la parte negra no era más que corteza.

    Al desembarcar ya la estaba pisando, algunos cultos decían que aquello era tierra sagrada. Fudo pensaba que para que algo fuera sagrado debería ser un poco menos maloliente y su sucio, al empezar a caminar su pies se marcharon del polvo morado que bullía del interior. Busco a Sakuma y se lo encontró hablando con un tipo alto, parecían estar discutiendo pero era difícil saber en qué pensaba una persona que tenía media cara cubierta. No era un trabajo agradecido el suyo. —Tenemos que encontrar más material que esos idiotas. Hagamos equipo. — Dijo cuando llegó a ellos, después de todo uno nunca quiere un adulto en su contra. Planearon en voz baja, Fudo tenía una habilidad especial para percibir el mineral y eso le hacía lo suficientemente útil para que su opinión fuera tomada en cuenta.




    El último pensamiento de Kido Yuuto, sub-líder de la Orden Roja, antes de entrar en la capsula de clonación no fue hacia los hermanos Fubuki, ni siquiera hacia Sakuma, sino a su vieja capa. En ella su padre había tejido recuerdos como cuando le enseño a cazar y a combinar su proyección con la suya. En esa ocasión no había sido más que potencia bruta, pero cuando hace años entró a la Orden y cambió su capa por la roja uso la teoría para crear algo realmente útil que no combinaba dos proyecciones, sino tres. Su genio, válido del beneplácito del actual comandante le había permitido escalar rápidamente en la Orden hasta cierto punto en el que se le consideraba "indispensable". Y eso era algo que no se podía permitir.

    Se metió dentro, observando como el metal poco a poco iba cerrando reduciendo su visión. Una luz blanca se encendió desde arriba.

    — ¿Nervioso? —Preguntó una voz totalmente robótica, para evitar conflictos personales entre miembros siempre que se daban estas situaciones se optaba por mantener a la parte que movía los hilos en el anonimato. — Si en algún momento te encuentras mal pulsa el botón, te sacaremos de inmediato. — Kido no tenía motivos para confiar en la veracidad de aquella información. El escaneo empezó, le meterían en otra máquina que obtendría toda su genética y la duplicaría de la forma más fiel posible. Algo parecido a tener hijos si no fuera porque no había tiempo para perder en la crianza de un ser humano cuando se podía obtener una copia actualizada.— Intenta estar lo más quieto posible. Tardaremos un rato. — Kido obedeció, esperando pacientemente aún al sentirse bastante incómodo. Nunca había estado tanto tiempo desnudo. A decir verdad no podía decir con seguridad cuanto tiempo estaba pasando, la máquina simplemente seguía igual y era imposible escuchar ruidos del exterior. Cuando se sentía morir del tedio y la incertidumbre empezó a oír música, una manera sutil de decirle que necesitaba relajarse. Kido lo intento con todas sus fuerzas, tras unos minutos la canción repentinamente paro y la puertas se abrieron.

    No quiso salir de la capsula hasta que le ofrecieron sus gafas, durante el tiempo que tardaron había mantenido sus ojos cerrados. No se trataba de una cuestión estética como decían algunos, sino algo más complejo. Simplemente la reducción de visión que aportaban las gafas le ayudaban a concentrarse en lo realmente importante. Se las puso con los ojos cerrados y camino hacia la silla donde habían dejado su ropa. Pasarían varios días antes de que le dejasen observar el resultado del experimento, si es que eso sucedía algún día. No eran pocos los casos en los que un clon defectuoso había dañado la mente del portador haciéndole creer que él también era incompleto. Nada más salir de la habitación recibió el anuncio de que el Comandante le llamaba, se dirigió directamente a su oficina, en las plantas más bajas donde se encontraba el búnker. Era de las pocas instalaciones completamente seguras del país.

    —Kido, entra.— Obedeció. Le esperaba un hombre delgado y alto con el pelo recogido en una coleta caída. —¿Cómo ha ido la clonación?

    —Correctamente, Comandante. —No le ordenaron que se acercase así que mantuvo las distancias.

    —Bien, tengo una misión para ti. Ya conocerás a la Orden Inazuma, están intentando recuperar algo del prestigio que tuvieron antaño mediante el secuestro de niños con Kami. Los obligan a trabajar para ellos, aunque cuando pongan su vida en peligro. Quiero que devuelvas esos chicos a sus familias y que te encargues de los cabezuelas... Sin asesinatos, la Orden Imperial no puede caer tan bajo.

    — Por supuesto, Comandante.

    — Una última cosa, hay rumores de que tu hermana se encuentra dentro. Confío en que eso no afectará a tu juicio. — El Comandante le miro a través de sus gafas de cristal negro. Su mirada era tan penetradora que había rumores de que usaba un kami para lograr intimidar al más valiente. Kido entendía el sentimiento pero no lo compartía, su Comandante no necesitaba de una fuerza especial para conseguir lo que se proponía. Únicamente eran necesarias inteligencia y mente fría cosas que compartía con Kido.

    — No lo hará, Comandante.

    — Entonces vete. — Kido obedeció y se marcho de la habitación en busca de Genda. Debería esperar un poco para poder reunirse con Sakuma, él tenía un trabajo importante que atender. Mientras podían discutir el asunto sobre la Orden Inazuma, Genda quería llegar sobre ellos y aplastarles como los gusanos que eran mientras que Kido prefería una opción que si bien era más políticamente correcta no esquivaba la fuerza.

    Finalmente optaron por redactar un ultimátum disfrazado de enfrentamiento amistoso entre ambas Órdenes para deleite del vulgo. Debían forzar a los miembros del Inazuma a dar la cara y se decía que su sub-líder era de tal temperamento que aceptaba cualquier reto, incluso uno en el cual no tenían nada que ganar y mucho que perder.

    Los días fueron pasando pero no había contestación, Kido se encargo de la parte diplomática para liberar a Sakuma de sus deberes en la Alius con tal de que pudiese entrenar sus proyecciones con el resto. Era un honor que sólo se les concedía a los mejores y todos se estaban esforzando para hacérselo notar a los novatos.

    Un día la carta de confirmación llegó, Kido no pudo contener una sonrisa de autosuficiencia cuando observo unos deslices en la tinta propio de los espías de la Orden. Al parecer el Comandante había estado adelantando trabajo. Sin hacer comentarios al respecto subió al submarino que debía llevarlos ante la ciudad Inazuma.



    Y eso es todo, espero que os guste el rumbo que va tomando ^^. Iré añadiendo más advertencias según lo vea necesario. Cada capítulo tendrá sus propias advertencias, así evito los spoilers.

    Edited by S k u l l. - 26/12/2019, 00:40
     
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