Misaki-sensei

ONE-SHOT. HUMOR. MisakiXAkihiko

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    Aprendiendo Yaoi
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    Odiaba no tener dinero, no veía el día de graduarse y encontrar un trabajo a tiempo completo. No era que Misaki fuera una persona materialista, para nada, el problema era su novio. Misaki salía con un famoso escritor multimillonario que derrochaba el dinero sin ningún tipo de conocimiento. Misaki nunca le había dado mucha importancia al dinero hasta que comenzó a salir con Akihiko y se dio cuenta de que jamás tendría tanto como él. No era que aspirara a tener tal cantidad de dinero, lo único que quería Misaki era no sentirse como un mantenido.

    Poco después de comenzar a salir con él, Misaki comenzó a trabajar pocas horas en una tienda de ropa, con la esperanza de que el tema del dinero dejara de agobiarle de aquella forma. La cosa mejoró bastante pero, justo cuando iba a comenzar a ahorrar para el regalo de cumpleaños de Akihiko, el dueño de la tienda decidió traspasarla y Misaki fue despedido. Su novio le había insistido en que no buscara otro empleo, pues no entendía que el menor quisiera ser autosuficiente.

    Los días pasaban y Misaki sentía que no iba a ser capaz de pagar aquel reloj que quería regalarle al escritor. Se sentía decaído pues su novio siempre le hacía regalos muy buenos y él quería poder devolverle aquel detalle. Un día, por suerte para Misaki, la solución a sus problemas llegó de la mano de su mejor amigo.

    - Como si yo no fuera una persona ocupada.- Se quejó Shinobu mientras comían en la cafetería de la universidad.- Mi padre se cree que lo único que hago es rascarme los...

    - Shinobu, no seas soez.

    - Pero es verdad, ¿no entiende que tengo una vida? Lo último que me apetece es pasarme todas las tardes dándole clases a un crío.

    - Pero es tu primo, deberías hacerle el favor. Se pasa muy mal cuando no vas bien en clase.

    - ¿Qué soy yo? ¿Una monjita de la caridad?- Dijo Shinobu.- Que se busque a otro.

    - ¿Pero no te va a pagar?

    - Sí, mi tío me ha ofrecido 2300¥ la hora.- Misaki le miró perplejo.

    - ¿CUÁNTO? ¡Eso es muchísimo! ¡Es el doble de lo que se suele cobrar!

    - Pues a mí me parece poco, mi primo da mucho por culo y no en el buen sentido.

    - ¿Cómo puedes rechazar eso? Ganarías más de 40000¥ al mes.

    - Oye, ¿y por qué no le das clases tú? ¿No decías que buscabas trabajo?

    - ¿De verdad? ¿A tu tío le pareceré buena opción?

    - Si mentimos sí.- Respondió Shinobu.

    - Yo no quiero mentir.

    - Misaki, todo el mundo miente en su currículum.

    - Eso no es cierto.

    - Bueno, ¿quieres el trabajo sí o no? Además, eres más que apto, lo que pasa es que mi tío es un estirado.- Dijo Shinobu.- Pero cuando ponga que tienes nivel nativo de inglés, que pasabas los veranos en Oxford y que quedaste primero en el campeonato nacional de física de 2012, querrá contratarte.

    - Shinobu, yo no hablo inglés, nunca he salido de Japón y no tengo ni idea de física.

    - Eso son detalles sin importancia.

    - ¿Y si a tu tío le da por investigar?

    - Tonterías, tú confía en mí.

    Tal y como acordaron, Shinobu consiguió que su tío le contratara para darle clases particulares a su primo de catorce años. Misaki llegó a la casa en cuestión sin poder quitarse de encima los nervios, pues temía que descubrieran que todo lo puesto en su currículum era mentira.

    El mayordomo le abrió y le guió hasta la habitación del joven, quien se encontraba con el ordenador.

    - Señorito, ya ha llegado su profesor.- Anunció el mayordomo para luego marcharse.

    Misaki, tranquilo, los adolescentes huelen el miedo. Respira y aparenta profesionalidad. Jope, espero que no sea cruel conmigo...

    - Hola, soy Misaki. Tú debes de ser Hotaru, Shinobu me ha hablado mucho de ti.- Le sonrió Misaki y el muchacho le miró sin decir nada.- Bueno, me han dicho que has suspendido matemáticas, inglés y japonés.

    - ¿Y? Nadie es perfecto.

    - Ya, bueno, pero vamos a cambiar eso, ¿vale? ¿Por dónde quieres que empecemos?

    Que no diga inglés, que no diga inglés, que no diga inglés...

    - Inglés.

    Mierda.

    - Vale, genial.- Sonrió Misaki.- Pues empecemos por inglés. ¿Qué estás dando?

    - El condicional.

    Joder, no tengo ni idea de qué me habla. Debí haberle pedido a Usagi-san que me diera un repaso de inglés... Aunque conociéndolo me hubiera dado un buen repaso pero de otra cosa...

    - Te has puesto rojo.- Le dijo Hotaru.

    - ¿Eh? Es que hace calor.- Tengo que dejar de pensar en Usagi-san.

    - ¿Me explicas eso o no?

    - Sí, claro.- Dijo Misaki.- A ver...yo el método que uso es ir directamente a hacer los ejercicios.

    - Pero si no me lo explicas no voy a saber hacer los ejercicios, es de lógica.

    Shinobu me dijo que fuera autoritario o no me haría caso.

    - Este es el método que se utiliza en Oxford, así que...- Dijo Misaki intentando ponerse serio.

    Misaki aprovechó que el menor intentaba resolver los ejercicios para mirar la teoría y poder explicársela. La hora pasó rápidamente y Misaki se preparó para irse.

    - Mañana estudiaremos matemáticas, ¿de acuerdo?

    - Da igual lo que diga, ¿no?

    - Bueno...me gustaría saber tu opinión.

    - Matemáticas.- Suspiró Hotaru.

    - Muy bien, pues nos vemos mañana.

    - Adiós.

    Misaki llegó a casa y lo primero que sintió fueron unos brazos que rodeaban su cintura.

    - Usagi-san...

    - Te he echado de menos, Misaki. ¿Por qué has tardado tanto?

    - Ya te dije que hoy empezaba a darle clases particulares al primo de Shinobu.

    - ¿Pero por qué? No necesitas darle clases a nadie.

    - Necesito el dinero.

    - Dime cuánto necesitas.- Le dijo el escritor y Misaki le apartó las manos suavemente.- Si no trabajaras, pasaríamos más tiempo juntos.

    - Es solo una hora al día, Usagi-san.

    - Ya, pero yo te echo de menos.- El mayor le abrazó de nuevo, descendiendo sus manos hasta su trasero.

    - ¡Usagi-san, no seas pervertido!

    - No lo puedo evitar, necesito mi dosis de Misaki.- Sonrió Akihiko y lo cargó hasta el dormitorio.

    Misaki amaneció en brazos del escritor, quien dormía profundamente con la boca semiabierta. El menor sonrió al ver el rostro relajado de su novio y, sabiendo que tenía el sueño muy profundo, aprovechó para darle un corto beso en la comisura de la boca.

    - Misaki...- Balbuceó el escritor en sueños, haciendo que Misaki sonriera todavía más.

    De muy buen humor, Misaki se metió en la ducha y al salir se encontró con que el mayor ya se había levantado de la cama, cosa poco habitual en él.

    - ¿Usagi-san?- Bajó las escaleras y vio que el nombrado cerraba la puerta principal mientras cargaba un ramo de flores.- ¿Y eso, Usagi-san? ¿De dónde las has sacado?

    - Eso me gustaría saber, Misaki. ¿Quién demonios te ha enviado flores?- Dijo Akihiko fracasando en su intento de no sonar mosqueado.

    - ¿Eh? ¿Son para mí?

    - Sí, te las acaban de traer. Misaki, intento no ser celoso pero me gustaría saber quién coño va por ahí enviándote flores.

    - Usagi-san, estoy tan sorprendido como tú.- Le dijo el menor acercándose al ramo.- Seguro que viene alguna tarjeta o algo.- Misaki revisó entre las flores pero no encontró nada.- Vaya, qué cosa más rara.

    - ¿Sabes quién ha sido? El imbécil del mangaka ese, estoy seguro.- Dijo el escritor.- Como me lo cruce por la editorial...

    - Tranquilízate, no puedes saber seguro que haya sido él. Además, ¿qué más da si es así? Para mí estas flores no son importantes porque...- Misaki se sonrojó y bajó considerablemente el volumen de su voz.-...porque no me las has regalado tú.

    - Te amo, Misaki.- Akihiko rodeó con sus brazos al menor, dejando caer el ramo al suelo.

    - ¡Usagi-san, no es necesario que las pises!

    - Ups, ha sido sin querer.- Mintió el escritor.


    Shinobu le estaba contando lo que había pasado en el último episodio del reality que tanto le gustaba cuando un repartidor con un enorme ramo de rosas, uno mucho más grande que el de aquella mañana, entró en la cafetería y se acercó hasta ellos.

    - ¿Misaki Takahashi?

    - Sí, soy yo.- Respondió desconcertado.

    - Son para usted, de parte de Akihiko Usami.

    - Lo mato...- Murmuró Misaki muerto de la vergüenza por ser el centro de atención.

    - ¿Me echa una firmita?

    - Claro.

    - El viejo nunca me regala nada...- Frunció el ceño Shinobu, girándose a mirar a la mesa donde se encontraban Kamijou y Miyagi hablando. Miyagi, al sentirse observado, dirigió la vista hacia Shinobu, encontrándose con su cara de enfado. El profesor tragó saliva sabiendo que de alguna forma la había cagado.

    - Muchas gracias.- Dijo el repartidor para luego marcharse.

    - Qué vergüenza... Este hombre tiene la misma mentalidad que un crío.

    - Tienes suerte de que te sorprendan, mi novio jamás haría nada tan romántico.- Se quejó Shinobu.

    - Usagi-san es muy romántico, a veces demasiado.- Dijo Misaki sonriendo.

    - Son muy bonitas.- Comentó Shinobu.

    - Sí que lo son.

    Misaki llegó a casa de Hotaru todavía cargado con el ramo de rosas que le había regalado Akihiko. El adolescente se sorprendió al verle entrar con las flores.

    - ¿Y ese ramo?

    - Me lo han regalado.- Respondió Misaki algo avergonzado.- Es el segundo que me regalan hoy.- Hotaru le miró con cara de pocos amigos, incomodando al mayor, quien carraspeó.- Bueno, vamos a empezar con matemáticas.

    - ¿Tienes pareja?

    - No creo que eso sea relevante.- Se limitó a decir Misaki y Hotaru no hizo ningún comentario más.

    Akihiko sonrió al ver entrar a Misaki con el ramo, extendió los brazos esperando un abrazo que nunca llegó.

    - Misaki, ¿no te ha gustado el regalo?

    - Me has hecho pasar mucha vergüenza, Usagi-san.

    - ¿Por qué? Quería darte una sorpresa.

    - Bueno, me he sorprendido.- Dijo Misaki y, al ver la carita de su novio, sonrió de lado.- Son muy bonitas. Gracias.

    - Sabía que te gustarían.- Comentó el escritor feliz.

    - Pero que no se vuelva a repetir, ¿de acuerdo? No te gastes el dinero en estas tonterías.

    - Oye, ¿has visto si alguien de tu entorno se encontraba infeliz porque tú hayas recibido flores?- Le preguntó el escritor con gesto serio y Misaki le miró sin entender.

    - ¿Eh? Bueno, Shinobu estaba enfadado con su novio porque nunca tiene ese tipo de detalles...

    - No, Shinobu no es, a ese no le gustas.- Le interrumpió Akihiko.- ¿No te has fijado si a alguien le consumían los celos?

    - ¿Qué dices, Usagi-san? Estás muy raro...

    - Que puede que tengas razón y no haya sido el mangaka ese.- Dijo el mayor.- Podría ser cualquiera y necesito saber quién es.

    - No habrás hablado con Ijuuin-sensei, ¿verdad?- Misaki le miró con cierto reproche y Akihiko asintió lentamente.

    - Pero he sido muy educado, te lo prometo. Hemos mantenido una conversación cordial.

    - ¿De verdad?

    - No, dice que va a ponerme una orden de alejamiento.- Dijo el escritor haciendo que Misaki se llevara las manos a la cabeza.- Lo bueno es que dice que no sabe nada de unas flores y yo diría que no miente.

    - Usagi-san, no te metas en líos...

    - No te preocupes, una vez descubra quien te ha enviado las flores, seguiré con mi vida normal.

    - Le estás dando una importancia que no tiene, Usagi-san. Olvídate de las dichosas flores.

    - No puedo, Misaki, hay un hombre que te desea.- Dijo el escritor con preocupación.

    - O una mujer.- Dijo el universitario y Akihiko soltó una carcajada muy sonora.- ¡Oye! ¡Podría gustarle a una mujer perfectamente!

    - Sí, claro, Misaki, eres el terror de las nenas.- Dijo el mayor sin parar de reír.

    - Eres un idiota.

    - Pero no te enfades, Misaki.

    - Calla, me has ofendido, yo podría estar con cualquier mujer... ¡Lo que pasa es que no quiero!

    - No digas esas cosas que me da la risa.

    - ¡Idiota!

    A la mañana siguiente vivieron en casa una situación parecida a la de las flores, pues Misaki recibió unos bombones. Akihiko los tiró a la basura alegando que podrían estar envenenados y que aquel era un riesgo que no podía correr.

    Fue a la universidad después de hacerle prometer a su novio que no le enviaría bombones, pues lo último que quería era pasar vergüenza de nuevo.

    Se encontraba cogiendo apuntes mientras Kamijou explicaba cuando llamaron a la puerta y entró un chico con una guitarra, dejando al profesor totalmente desconcertado.

    - ¿Misaki Takahashi?- Dijo el de la guitarra y todos miraron en su dirección.

    - Ojalá morirme...- Murmuró Misaki.

    - Disculpa pero estoy dando una clase.- Dijo Kamijou con cierto mosqueo.

    - Traigo un mensaje de parte de Akihiko Usami.

    - La madre que lo parió.- Dijo Kamijou.- Venga, pues rapidito.

    - "¡Misaki, eres mi vida y mi todo!"- Gritó el músico antes de comenzar a tocar y a cantar.

    Misaki dame el clavel,
    Dame el clavel de tu boca,
    Que pá eso no hay que tener
    Mucha vergüenza ni poca.
    Yo te daré el cascabel,
    Te lo prometo Misaki,
    Si tu me das esa miel
    Que llevas en la boquita


    Misaki quería morirse de la vergüenza mientras aquel hombre cantaba y sus compañeros intentaban aguantarse la risa, los únicos que parecían no pasárselo bien eran Kamijou y él.

    - "¡Misaki, esta noche para cenar no hagas pimientos!"- Después de gritar aquello, el hombre hizo una reverencia y salió. Kamijou miró con mala cara a Misaki, quien no podía ponerse más rojo, y decidió continuar con la clase sin hacer ningún comentario al respecto.

    Misaki llegó de muy mal humor a casa de Hotaru, había tenido un día horrible y todo era por culpa del escritor.

    - ¿Estás enfadado?- Le preguntó Hotaru en un momento dado.

    - No, he tenido un mal día, eso es todo.

    - Pues esto no lo va a mejorar...

    - ¿El qué?- Quiso saber Misaki.

    - He suspendido el examen de matemáticas.- Respondió Hotaru apenado y Misaki le puso una mano en el hombro.

    - No te preocupes, conseguiremos que apruebes la asignatura.- Le sonrió Misaki intentando darle ánimos. El menor miró la mano que el universitario tenía apoyada en su hombro y, sin pensárselo dos veces, se abalanzó sobre él en busca de sus labios. Misaki esquivó rápidamente aquel beso y se puso en pie, totalmente escandalizado.- ¿QUÉ HACES?

    - ¿Qué pasa? ¿No te gustaron ni las flores ni los bombones?- Le preguntó Hotaru y Misaki le miró sorprendido.

    - ¿Fuiste tú? ¿Tienes idea de los problemas que me has ocasionado? ¡Mi pareja está fuera de sí y no para de hacer el imbécil!

    - Lo siento, yo solo quería que supieras que me gustas...

    - No, no pasa nada.- Suspiró Misaki.- Pero no puedo corresponderte, lo siento. Creo que será mejor que me vaya.

    - No, por favor, yo te quiero, Misaki.- Dijo el muchacho con lágrimas en los ojos.

    - Ya encontrarás a la persona adecuada y posiblemente sea de tu edad.- Dijo Misaki.- No te preocupes, no le contaré nada a tu padre, le diré que me ha surgido algo y no puedo seguir dándote clase.- Hotaru le miró con carita triste y el universitario no pudo evitar sentirse mal al irse y dejarle así.

    Entró en su apartamento cabreado y Akihiko, al verle, borró lentamente la sonrisa de la cara.

    - Misaki...

    - Ni se te ocurra hablarme, estoy muy enfadado contigo.

    - ¿Por qué? No es culpa mía, Misaki, he tenido que amenazar a mi hermano porque es gilipollas perdido y no admite que te ha enviado las flores y los bombones.- El estudiante miró a su novio sin dar crédito.- No sabías lo de mi hermano, ¿verdad?

    - Olvídate ya de eso, ha sido mi alumno.- Dijo Misaki dejándose caer en el sofá.

    - Dame su dirección, iré a hacerle una visita.

    - Usagi-san, por favor, tiene catorce años... ¿Puedes dejar de ir de mafioso por la vida?

    - Por mí como si tiene seis, tendré una charla con él.- Dijo el escritor y Misaki resopló.- Hombre a hombre.

    - Me has hecho pasar mucha vergüenza hoy. ¿Cómo se te ocurre enviarme a un cantautor de esos?

    - Ahórrate la bronca, ya me ha reñido Hiroki por interrumpir su clase.- Dijo el escritor.

    - ¡Pues me alegro!

    - Misaki, no seguirás dándole clases a ese niño, ¿verdad?- Le preguntó Akihiko sentándose a su lado y el menor negó.- Menos mal...

    - ¿Por qué nada me sale bien?- Suspiró Misaki.- Yo solo quería ganarme un dinerillo...

    - ¿Para que necesitas el dinero?

    - ¡Tu cumpleaños es el mes que viene, idiota, y no voy a poder regalarte nada!- Exclamó Misaki haciendo sonreír a su novio.- No pongas esa cara de bobo...

    - Te quiero mucho, Misaki.- Dijo Akihiko abrazándole.- Me encanta que pienses tanto en mí...

    - Cállate, quería hacerte un buen regalo...

    - Tu cuerpo puede ser un buen regalo.

    - Vete a la mierda.- Dijo Misaki e intentó ponerse en pie pero Akihiko se lo impidió volviendo a abrazarle.

    - Misaki, no tienes que regalarme nada, ya lo tengo todo.

    - Pero tú siempre me haces algún regalo...

    - Con que pases todo el día conmigo yo ya soy feliz, Misaki, no necesito nada más.- Dijo Akihiko para luego besarle.- Te quiero.

    - Y yo a ti, Usagi-san.- Dijo el menor sonrojado.- Pero te aseguro que te compraré algo, te lo prometo.

    - No te preocupes por eso, mi amor.

    Misaki sonrió antes de que el escritor le besara de nuevo. Sí, su novio en ocasiones se dejaba llevar y le metía en situaciones en las que no quería estar, pero al fin y al cabo Misaki le quería. Le regalaría aquel reloj en otra ocasión, de momento se esforzaría en hacer que su cumpleaños fuera especial pasando absolutamente todo el día con él.
     
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    Me ha gustado el one shot.
    Jajajaja Akihiko y sus celos.
     
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1 replies since 27/4/2020, 18:26   291 views
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