¿Novio o Novia? Lo que tú quieras que sea (EXTRA) (FIC FINALIZADO)

Kai x Chiaki (omegaverse)

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline

    Capítulo 1


    —KAAAAI —se escuchó el grito de un chico entrando por la puerta de su habitación.
    El aludido se giró para mirar hacia la puerta dejando lo que estaba haciendo en ese momento. Se encontró con algo que no esperaba. Conocía esa voz perfectamente, era la voz de su mejor amigo, que conocía desde hacía muchos años, a pesar de que en esos momentos sólo tenía 11 años. Es lo que se conocía mejores amigos de infancia. Se habían conocido a los 5 años cuando el otro chico se había mudado en la puerta de al lado. Jugaban juntos en el colegio, en el parque, en casa… En resumen pasaban tanto tiempo juntos que se conocían perfectamente, pero esta vez, Kai estaba confundido al ver esa imagen.
    —¿Chiaki? —preguntó al final algo dubitativo.
    —Sí —respondió este contento de ver la cara de confusión de su amigo— ¿A qué me queda bien?
    Mientras decía eso el chico recién llegado se lanzó encima de su amigo quien acabó en el suelo por culpa de esa acción. Había mirado como el chico no vestía como siempre, llevaba una ropa diferente. Vestía como una chica. Y lo peor, o lo mejor, del caso era que le quedaba genial y parecía una chica de verdad. Chiaki se veía muy familiarizado con la ropa. Kai no sabía que decir o responder, sólo abrazó a su amigo que aún estaba encima de él y le dio una sonrisa cuando este se separó un poco para mirarlo en el rostro.
    —Sí, te queda muy bien —le respondió al final.
    —Gracias, soy la chica más hermosa de todas.
    —Pero eres un chico, ¿no? —le preguntó Kai confundido.
    —Sí, pero mientras lleve el disfraz soy una chica.
    —Realmente me gusta como te queda —Kai le sonrió mientras aprovechaba la posición para acariciar uno de los muslos desnudos.
    Era una sensación rara, a sus 11 años no entendía muy bien que estaba pasando en su cuerpo, pero notaba algo raro. Chiaki se separó de él con una sonrisa y se levantó dejando a Kai un poco decepcionado pero con la vista puesta en su amigo. Notaba que su sangre hervía en su interior así que se levantó también y tiró a Chiaki en la cama quien lo miró sorprendido. Kai se puso encima de su amigo, y se acercó al rostro de este. Le dio un beso en los labios y Chiaki cerró los ojos. Sin quejarse ni resistirse, se dejó besar. Le sorprendía lo que hacía el otro chico pero se sentía bien.
    —Estás muy guapo, me gustas vestido así —le dijo Kai antes de volver a besarlo.
    Le mordió el labio y cuando este dejó escapar un gemidito le metió la lengua en la boca. Chiaki no supo que hacer pero decidió seguir el juego de la otra lengua. De algún modo la mano de Kai volvió a la pierna de Chiaki, la cual acarició un poco notando como al otro chico se le ponía la carne de gallina. Sonrió un poco internamente por esas tiernas reacciones y cuando se quedaron sin aire se separaron. Se miraron unos momentos. Ambos estaban nerviosos era su primera vez haciendo esto y no sabían muy bien que más hacer o como seguir.
    —Chiaki, nos vamos —se escuchó decir des del comedor.
    —Ya voy mama —respondió este separándose un poco de Kai mientras lo miraba— Esto… ¿Kai?
    —Dime.
    —¿Te gusto como chica?
    —Sí, eres muy guapa.
    —Entonces, a partir de hoy voy a vestir como chica para ti.
    Dicho esto Chiaki le dio un último beso, este en la mejilla, y salió de la habitación dejando a su amigo igual de confundido que cuando había entrado por la puerta. Sin entenderlo muy bien sonrió.

    BIBIBIBIP, BIBIBIBIP, BIBIBIBIP
    En esos momentos Kai se despertó por el sonido del despertador. Miró la hora del despertador y vio que ya era hora de levantarse y prepararse para ir a clases. Sonrió recordando ese sueño, que no era nada más que un recuerdo del pasado. El día que fue el inicio de todo. De su relación con Chiaki, aunque no empezaron a ser novios hasta unos años después. Se duchó, se vistió y desayunó antes de coger sus cosas e ir a casa de su vecino. Al llegar fue la madre de Chiaki quien le abrió la puerta dejándolo pasar al instante. Se dirigió hacia su habitación y se lo encontró con su uniforme, ya puesto. Se acercó sigilosamente y le dio una nalgada sobresaltando a su pareja quien se giró para verlo con una sonrisa.
    —Hola, hermosa —le saludó Kai antes de que el chico se le lanzara a los brazos para besarlo en los labios.
    —Buenos días, Kai —fue su respuesta después de ese fogoso beso— bienvenido.
    Chiaki se veía muy feliz esa mañana y eso hizo sonreír a su novio quien lo abrazó poniendo sus manos en su trasero por debajo de la falda que llevaba. A Kai le gustaba ver a su novio tan feliz. Sí, había cumplido con sus palabras de ese día. Chiaki había convencido a sus padres para que le dejaran vestirse de chica al empezar la secundaria. Y sus padres al final, accedieron, e hicieron la petición de Chiaki como si fuese una chica. Casi todos en la escuela creían que era una chica, y es que se cuidaba mucho. Vigilaba mucho el tema de su cuerpo, de la depilación, de sus modales y de todo en general, para ser la chica perfecta. De momento su voz no había cambiado pero era le tema que les preocupaba en esos momentos. Le preocupaba más a Chiaki que a Kai, pero a este no le gustaba ver a su novio preocupado.
    —Buenos días, te veo feliz, ¿Ha pasado algo bueno?
    —Sólo estoy feliz de verte.
    —Yo también estoy contento de verte, cielo —fue la respuesta coqueta que le dio Kai—. ¿Te apetece jugar hoy?
    —Si es contigo, siempre me apetece.
    Chiaki le devolvió esa sonrisa coqueta que su novio le estaba dando y se levantó un poco la falda para demostrarlo. Sólo era tan descarado con su novio, en la escuela se portaba como una delicada chica pero en casa cuando estaba a solas con su novio, se portaba más como él mismo. Era extraño siendo que había empezado a travestirse por Kai que justamente con él fuese más masculino que con el resto del mundo, pero ninguno de los dos le daba importancia al asunto, de todos modos Kai sabía perfectamente que Chiaki era un chico.
    Un rato más tarde ambos fueron hacia la escuela cogidos de la mano, no era ningún secreto que ellos dos eran pareja, todo el mundo lo sabía, y eso era bueno porque así sabían que nadie se declararía a la otra parte. Al llegar fueron a su aula y aprovecharon que aún no había llegado el profesor para besarse un rato. No les importaba que llegase gente al aula o que los viesen pero frente a los profesores mejor portarse bien.
    —¿Estás bien? —le preguntó Kai a su novio quien le sonrió de vuelta y asintió con la cabeza— ¿Estás preparado? Sabes que si me paso solo tienes que hacerme una señal y pararé.
    —Lo sé, no te preocupes, todo está bien. A mí también me gusta jugar a esto, hace las clases más entretenidas.
    —Eres todo un pervertido.
    —De quien será la culpa… —fue lo que respondió riendo suavemente ante la cara de orgullo de Kai.
    —Me alegro de ser yo el culpable, no te mentiré.
    —Yo también me alegro… aah —soltó Chiaki al acabar la frase poniendo sus manos en su boca mirando a su novio quien sonrió altaneramente— que gracioso…
    —Sabía que te gustaría.
    Le dio un último beso en los labios a su novio y se fue a sentar en su silla para pasar las clases. El profesor entró por la puerta y se encontró a los alumnos en su asiento, excepto alguno que estaba acabando de llegar. Arregló sus papeles y empezó la clase. Kai a pesar de estar atento a la clase no podía evitar mirar de reojo a su novio, el cual estaba sentado una silla delante de él, en diagonal a su derecha. Podía verlo perfectamente. En estos momentos estaba tomando apuntes como la buena chica que todo el mundo suponía que era. Miró a su alrededor y vio que los demás alumnos también estaban tomando apuntes, momento perfecto para iniciar el juego.
    Kai puso la mano en el bolsillo de su pantalón y pulsó un botón que conocía muy bien. De inmediato pudo notar como su novio se llevaba una mano en su boca a la vez que daba un saltito en la silla. Sonrió. Le había pillado desprevenido. Eso lo hacía más divertido. Había encendido el vibrador que le había puesto a su novio esa mañana. Y ahora este estaba intentando acabar de tomar los apuntes con ese vibrador dándole placer. Guardó el botón en su bolsillo y escribió el resumen de lo que había dicho el profesor durante ese rato.
    De reojo volvió a mirar a su novio el cual estaba temblando un poco en la silla. Volvió a coger el botón y lo apagó, viendo como el cuerpo de Chiaki se calmaba un poco. Suspiró y poco a poco se fue relajando. Estaba seguro de que en estos momentos el castaño ya se había perdido en sus apuntes. Por sus temblores estaba pensando que quizás se había pasado y estaba por correrse en breves. Algo que no podría hacer porque él se había ocupado de ello. Sería malo que se corriera a mitad de la clase y se ensuciara.
    Lo dejó descansar el resto de la clase, para que pudiese tomar los apuntes y de paso relajarse, que también era bueno para él. Los profesores no les dejaron tiempo de descanso hasta el recreo. Chiaki sufrió varias veces algunas vibraciones que le despistaban de las clases, pero eso le divertía. La primera vez que lo probó, fue porque Kai le dijo que le hacía ilusión jugar con esos juguetitos con él. Pero la verdad es que después de probarlo le había gustado, así que de vez en cuando repetían con el juego. Le gustaba saber que su novio tenía el comando sobre los juguetes y que podría usarlos cuando él quisiera. Por algún motivo no tener el control ni la posibilidad de hacer nada al respeto sobre esas vibraciones le ponía más. Y estaba realmente caliente después de tanto jugueteo por parte de su novio.
    —¿Cómo estás? —le preguntó el chico a su novio cuando se pudo acercar a él.
    Chiaki seguía sentado en su silla de clase, probablemente aún se estaba relajando de las últimas vibraciones que había recibido hacía relativamente poco. Kai llevó su bocadillo y se sentó delante de él, en la silla que antes usaba otro compañero. El castaño miró a su novio con una expresión que hizo que Kai tragara saliva. Tenía ganas de comérselo en ese mismo momento.
    —Estoy bien, muy caliente, pero bien —fue su respuesta con una sonrisa.
    —¿Quieres que te ayude un poco? —le coqueteó Kai a su novio quien se sonrojó un poco pero negó.
    —No hay mucho tiempo ahora, hay que comer, en la hora del almuerzo.
    Kai asintió, le dio un beso en los labios a Chiaki y se puso a comer. Chiaki también cogió su comida y empezó a comer un poco, lentamente. Sin salir del aula. Un poco más tarde se unieron a ellos un par de amigas de Chiaki, para hablar los 4. Se sentaron en las sillas cercanas y se pusieron a hablar, tranquilamente el resto del descanso. También llegó un amigo de Kai quien se unió a la conversación.
    —Me encanta Naoki de la clase 2, es guapísima —comentó una de las amigas de Chiaki.
    —Sí, a mi también me gusta —respondió el amigo de Kai, asintiendo con la cabeza— realmente es muy guapa, por eso es la chica que ha ganado el concurso de belleza de la escuela.
    —Es verdad, yo la voté —Michiru, la chica que había hablado primero parecía emocionada mientras hablaba— es como una princesa, tan bella…
    El tema no parecía muy interesante para Kai, al fin y al cabo, para él la persona más bella del mundo era Chiaki. Comió callado mientras observaba a su novio comer, también, callado. Al parecer tampoco le interesaba mucho el tema. Michiru junto con Noah estaban comentando lo preciosa que era esa tal Naoki. La otra chica, llamada Natsuki estaba simplemente dibujando a su lado. Era más callada y siempre estaba dibujando aunque si le interesaba el tema participaba perfectamente. Parecía que no era el caso.
    Kai después de ver eso, sonrió un poco travieso. Chiaki ya casi había acabado de comer y todos estaban distraídos así que aprovechó para darle de nuevo al botón viendo la pequeña reacción de sorpresa por parte de su novio. Chiaki lo miró unos momentos con un poco de sonrojo en sus mejillas y sus ojos con una mirada muy tierna. De nuevo le venían ganas de cogerlo y hacerlo suyo, pero su novio le había dicho que no había tiempo, y tenía razón. El primer timbre sonó y se cortó un poco la conversación.
    —Kai, podrías participar un poco, tio.
    —Sinceramente, no me interesa el tema… Yo tengo a Chiaki.
    —Suertudo que alardea de tener pareja… Y encima una chica tan linda y tierna como Chiaki —Noah miró a la chica quien le sonrió simplemente con un poco de timidez— no entiendo que ve en ti una chica tan maravillosa como ella —fue lo último que dijo Noah dejando salir su envidia contenida.
    Kai solo sonrió y acercó su mano a su novio, la puso en uno de sus muslos y el castaño se sobresaltó un poco pero le sonrió. Aún notaba esa vibración, motivo por el cual tampoco estaba hablando. Su voz saldría quebrada y le harían preguntas. Pero la gente simplemente pensaba que era una chica tímida y de pocas palabras y eso solía gustar a los chicos. Por eso todos los chicos envidiaban a Kai, pero eso era algo que Chiaki había buscado des del principio. Quería ser la chica perfecta y la novia perfecta para Kai. Y al parecer lo había conseguido así que estaba muy feliz.
    Llegó el profesor y todos se sentaron en sus respectivas sillas. El castaño seguía en su asiento, notando esas vibraciones que su novio aún no había parado. Su cuerpo temblaba de nuevo, y su respiración se estaba empezando a acelerar un poco, cuando de repente notó que esa vibración paraba. Suspiró un poco frustrado por la falta del placer pero al poco rato empezó a relajarse un poco y poder concentrarse con la clase.
    —“Es tan mono” —pensó Kai viendo como Chiaki se estaba relajando y cogía apuntes tranquilamente.
    Al finalizar las clases de la mañana sin preguntar ni nada, fue hacia Chiaki y lo cogió de una de las manos para llevarlo junto a él. El castaño lo miró y solo sonrió pensando en lo desesperado que se veía su novio. En esos momentos volvió a notar la vibración en su trasero. El suspiro que soltó Chiaki fue demasiado adorable para que Kai pudiese resistirse a las ganas de follárselo fuertemente. Se escondieron en la azotea, donde no había nadie y acorraló a Chiaki contra la pared dispuesto a devorarlo vivo en esos momentos. El castaño no se resistió en ningún momento. Por otro lado le parecía muy gracioso ver a Kai tan desesperado y ansioso, a pesar de que era él quien iba más caliente por ese jueguecito.
    —Bufff, tengo unas ganas de comerte…
    —Hazlo, yo también lo estoy deseando —le respondió su novio pasando su mano por su pantalón en la zona del entrepierna— dame bien duro.
    —No me lo digas dos veces.
    Después de esa conversación el moreno volvió a besar a su castaño, el cual estaba deseoso de más. Chiaki intentó quitar los pantalones de su novio para ir más rápidos. Aún notaba como las vibraciones de su trasero seguían, y justo en esos momentos aumentaron de velocidad. Como estaban solos el castaño ya no se quedó callado y gimió ante esa vibración más potente. Estaba que ya no podía ni pensar. Kai le desató la falda que cayó al suelo sin oponer resistencia. Hecho esto, le bajó las bragas y dejó su miembro, el cual estaba bien atado y bien duro. Lo desató y se acercó a su miembro con su boca. Le dio un beso y se lo puso directamente en la boca, empezó a masturbarlo con sus labios, dando lamidas y algunas succiones. Chiaki se corrió en su boca a los pocos minutos. Iba tan caliente que era normal que no tardase mucho en correrse. Kai lo tragó todo y se levantó del suelo donde se había agachado.
    —Delicioso como siempre, amor —le dijo antes de simplemente besarlo en sus labios de una manera desesperada.
    —Me ha encantado, amo tu boca.
    Después de eso le dio la vuelta a Chiaki y apagó el vibrador antes de sacárselo de su trasero bien dilatado. Se acabó de quitar su ropa dejando libre su miembro y lo dirigió a la entrada de su novio. Lo penetró de una embestida y escuchó como Chiaki gemía por el placer de sentirlo en su interior. Se movió un poco para darle a entender que quería que su novio le embistiera de nuevo y eso fue lo que pasó. Kai empezó a embestirlo de manera rápida y un poco dura, como antes lo había pedido Chiaki. Los gemidos del castaño iban en aumento y Kai tampoco se reprimía llegados a este punto. Era tan placentero estar dentro de esa cálida cavidad que no podía evitar ir más rápido y profundo en cada momento.
    —Aaah, Chiaki, eres maravilloso —gemía Kai embistiendo a su novio.
    —Hmmmm… Te amo, Kai.
    —Me corro.
    —Yo casi… Aaaah…
    Kai llevó su mano al miembro abandonado de su novio y empezó a masturbarlo al ritmo de las embestidas haciendo que Chiaki empezara a gemir aún más fuerte. Finalmente los dos se corrieran juntos. El semen de Chiaki se quedó impregnado contra la pared de la azotea mientras que el de Kai quedó dentro del trasero de su novio. Salió de dentro de Chiaki y un poco de su semen empezó a resbalar por las piernas del castaño.
    —Ha sido maravilloso.
    —Tienes razón, Kai, me ha encantado —le respondió el castaño con una sonrisa antes de acercarse de nuevo para besar a su novio.
    Estuvieron un rato besándose y luego decidieron que ya era hora de ir a comer antes de ir a las clases de la tarde. Tenían que limpiarse también, porque no podían ir a clase de ese modo. Chiaki sacó un paquete de pañuelos y empezó a limpiar a su novio, a lo que Kai dejó escapar un suspiro. Cuando el chico acabó, su novio le cogió uno de los pañuelos que aún tenía él en la mano y procedió a limpiarlo. Chiaki gimió un poco mientras Kai le limpiaba pero se dejó hacer. Al acabar el moreno le devolvió los pañuelos y guardó el juguete. Por ese día ya no habría más vibrador. Chiaki se vistió y empezaron a comer ambos juntos mientras hablaban.
    Continuará…

    Edited by Tem-chan - 11/10/2023, 22:37
     
    Top
    .
  2.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline

    Capítulo 2


    Como cada día Kai fue a casa de su novio Chiaki para ir juntos a la escuela. Al llegar le abrió la madre del castaño, como siempre, y le dijo que ese día no podrían ir juntos porqué Chiaki estaba enfermo. Eso sorprendió a Kai, su novio no solía ponerse enfermo a menudo. Preguntó si podía ir a verle antes de ir a la escuela a lo que la mujer asintió y le dejó pasar. Los padres ya sabían de su relación y no les parecía mal. Los padres del castaño pensaban que como mínimo este tendría a alguien, ya que siendo un chico que le gustaba vestir como una chica no tendría muchas personas dispuestas a quererle. Así que Kai les daba una esperanza de que no quedaría solo para siempre. Los padres de Kai lo vieron con peores ojos, pero no tuvieron más remedio que aceptarlo al ver que pasaban los años y todo seguía como antes. Con los dos chicos más unidos que nunca.
    ―Chiaki, ¿Cómo te encuentras?
    ―Hola, Kai, no es tan grave, pero tengo fiebre y mi madre me ha dicho que me quede en casa.
    ―Es mejor que descanses si no estás bien, amor.
    ―Eso me ha dicho mi madre, así que hoy me quedaré en la cama, pero será muy aburrido sin ti.
    ―Vendré a verte por la tarde y te traeré los deberes. ¿Tienes los deberes de hoy? Los entregaré por ti.
    ―Gracias Kai. Están en la mochila. Hay una carpeta allí está todo clasificado por materias y días. Es fácil.
    ―Bien, me llevaré la carpeta y luego te la devuelvo y te doy una clase particular para que no te atrases.
    Kai se acercó al castaño y le dio un pequeño beso en la frente. El chico cerró los ojos con una sonrisa y se despidieron. El moreno se fue a la escuela aburridamente, solo y preocupado. Sabía que no podría concentrarse en las clases, pero le había dicho que prestaría atención y le daría los apuntes. Chiaki era muy aplicado en las clases y a pesar de algunos jueguecitos que tenían siempre tomaba buenos apuntes. Realmente era un chico increíble. Y Kai se sentía muy afortunado de tenerlo como pareja.
    ―Ei, Kai, ¿Donde está Chiaki?
    ―Está enfermo.
    ―Pobrecita, está enferma ―contestó Noah algo triste.
    ―Sí, me voy aburrir hoy, sin él.
    ―¿Él? ―pregunta curiosa Michiru, quien iba con Noah.
    ―Sin ella, me he equivocado…
    ―También has dicho enfermo, ¿Estás bien? ―insistió Noah.
    ―No, no estoy bien, realmente estoy preocupado.
    ―Pero, ¿Solo es un resfriado, no? ―interviene Natsuki.
    ―Sí, solo tiene algo de fiebre.
    ―Entonces no es problema, ánimos ―le animó Michiru pasando su brazo por encima de sus hombros.
    ―Gracias ―Kai sólo siguió andando hasta que llegó a su asiento en clase y se sentó.
    Durante todo el día, los demás integrantes del grupo fueron los que se movieron para ir a hablar con él y distraerle. Cuando acabaron las clases se fue directo a la casa del otro muchacho para ver que tal se encontraba. Cuando llegó lo vio algo mejor. Estaba claro que al día siguiente podría ir a clases de nuevo. Y en ese momento le vino una idea a la cabeza. Quizás algo descabellada pero una idea al fin y al cabo.
    ―Chiaki, ¿Porqué no vistes como un chico durante estos días que estás resfriado? Creo que será mejor si vas en pantalón…
    ―Sería extraño… siempre he ido como chica, me da vergüenza ir como chico ahora.
    ―Nunca me lo había preguntado hasta ahora, pero… ¿A ti te gusta hacer el papel de chica? Ya hemos crecido y pronto tu voz cambiará, al igual que tu cuerpo… ¿Crees que podrás seguir siendo una chica a pesar de todo?
    En esos momentos vio como Chiaki lo miraba algo triste. Y Kai se sintió algo culpable, por hacerle sentir triste y mal, y más siendo que en estos momentos estaba algo enfermo. La culpa le apuñaló y se arrepintió más aún cuando vio que el castaño se daba la vuelta en la cama y probablemente estaba aguantándose las ganas de llorar. Se aproximó a la cama para ver a su novio cara a cara o al menos lo intentaría.
    ―¿Chiaki? Perdona no quería hacerte daño…
    ―Está bien…
    ―Chiaki, estás llorando, lo sé…
    ―N-n-no…
    ―Sí, y lo sabes, por favor, Chiaki, lo siento.
    ―¿Ya no te gusto? ―preguntó el castaño mirando hacia otro lado.
    ―¿Cómo? ¿Porqué piensas eso? ―preguntó extrañado Kai― no lo entiendo, claro que me gustas, pero ¿a que viene eso?
    ―Quieres que sea un chico porque ya no te gusto… ¿Verdad?
    ―¿Qué? No, claro que no, ¿porqué crees eso?
    Chiaki desvió la mirada nuevamente, durante unos segundos había mirado a su novio para ver si sus ojos eran realmente sinceros o no. Pero a pesar de todo, tenía miedo de la respuesta. Él había intentado durante años ser la persona perfecta que podría querer Kai a su lado. Cuando eran pequeños y vio lo mucho que le gustó a Kai que vistiese de chica pensó que eso era lo que él quería, por eso durante tantos años había trabajado para ser la chica perfecta. Y le gustaba, le había encontrado al gusto a hacer de chica, al igual que le gustaban los juegos con los juguetes que le proponía Kai. Su novio siempre había sido atento con él y se había preocupado por si estaba bien y esas cosas, y con eso Chiaki era feliz.
    ―Chiaki, respóndeme…
    A pesar de todo el castaño no dijo nada, no sabía que decir. Como empezar a explicar lo que sentía era algo muy difícil, y más en este momento. Estaban siendo unos momentos muy duros para él. Estaba enfermo y la persona por la cual había trabajado tanto y había cambiado tanto su forma de vivir estaba apunto de dejarlo. Al menos en su imaginación. ¿Pero que tenía que pensar? Kai le besó por primera vez cuando estaba travestido y le había dicho que estaba muy guapa y que le quedaba muy bien. Además estuvo de acuerdo en que vistiera de chica para él y mientras estaba travestido habían hecho de todo. Algo que había hecho muy feliz a Chiaki aunque su novio amara a su versión femenina y no a él, como tal. Al menos amaba alguna parte de él. Pero ahora, le estaba diciendo que dejara de ser una chica. En su mente eso significaba que ya quería ni a esa parte de él.
    ―Chiaki, yo te amo ―le aseguró Kai, intentando que el otro chico le mirara―. No entiendo porque crees lo contrario… ¿Porque se supone que voy a dejar de amarte solo porque te pregunte si a pesar de los cambios vas a intentar seguir intentando ser una chica?
    Kai no entendía nada. Su novio de repente dudaba de sus sentimientos y él no encontraba el sentido a sus palabras. Le había preguntado eso solo porque ya estaban en la edad de los cambios. Y realmente él ya los había hecho. Había crecido, su cuerpo había dejado de ser el de un niño para ser el de un adolescente y su voz otro tanto. Chiaki aún no lo había hecho, pero estaba seguro de que no tardaría mucho más en hacerlo. Sólo había expresado una duda que tenía. Pero Chiaki se lo había tomado muy mal. Suspiró y le dio un beso en la mejilla.
    ―Perdona, en serio no quería hacerte sentir mal ni deprimirte. ¿Sabes? Para mí, nunca has sido mi novia ―le empezó a decir consiguiendo que Chiaki lo mirara con los ojos muy abiertos― yo siempre te he considerado mi novio. De hecho hoy Michiru y Noah, me han cuestionado porque he hablado de ti en masculino.
    Kai le acarició la cabeza a Chiaki y jugó con sus largos cabellos. Realmente le gustaban esos largos cabellos castaños, que caían a ambos lados del rostro de su novio, y que combinaban tan bien con esos ojazos verdes tan hermosos. También le gustaba como le quedaban esas minifaldas, que mostraban todas sus piernas y les daban esa forma que no le daban los pantalones anchos del uniforme, pero eso solo se debía a que era un pervertido. Le gustaba demasiado el cuerpo del castaño para querer esconderlo debajo de la ropa. Si fuese por él le haría llevar menos ropa, pero solo en privado.
    El cuerpo de Chiaki aún no se había desarrollado, a diferencia de Kai que sí se veía muy masculino. Chiaki seguía teniendo unas piernas poco musculadas, aunque bien formadas, era esbelto y su pecho aún no mostraba unos pectorales muy marcados. Obviamente no tenía pecho, como sería de esperar en las chicas, pero la madre del castaño le había enseñado a coser el relleno de los sujetadores. De este modo parecía que tenía un pecho de tamaño medio. No muy grandes ni demasiado pequeños. Comparado con el pecho de algunas chicas eran pequeños, pero tampoco se necesitaba más. Y junto con su rostro que era bastante aniñado todavía, hacían una buena combinación para que Chiaki pudiese vestir y actuar como chica sin parecer un travestido. Al contrario, para algunos chicos el castaño se podía considerar guapo, que era lo que justamente pensaba Noah, el mejor amigo de Kai.
    ―No entiendo la relación entre que te diga que vistas como chico para que no pases tanto frío y el decirme que no te amo. Sinceramente, me parece una gran falta de confianza en mis sentimientos, y yo te he demostrado muchas veces que te amo… ―Kai aparte de confundido estaba algo decepcionado, pero no era el momento― no me voy a molestar por ello, porque no es el momento y lo que quiero es aclarar las cosas, aunque sé muy bien qué ya que no te dignarás a decirme nada en estos momentos ―suspiró una vez más y giró el rostro de Chiaki para quedar cara a cara―. Solo te diré una cosa más, ¿De acuerdo? Eres mi novio y te amo, te amo igual tanto si llevas falda como si llevas pantalón y eso no va a cambiar. Piensa en ello.
    Dicho esto Kai le dio un beso en los labios a Chiaki y se levantó de la cama. Se dirigió a la puerta de la habitación y abrió la puerta. Antes de salir lo miró y le dijo donde estaban los apuntes y deberes de ese día para que pudiese ponerse al día. Al cerrar la puerta Kai miró al suelo. No entendía del todo que pasaba, había intuido algo y había dicho lo que había pensado que sería lo adecuado pero quizás la había cagado rotundamente. Algo cabizbajo se dirigió a la puerta de la casa y se fue hacia la suya. Se encerró en la habitación y se puso a escuchar música mientras repasaba mentalmente lo que había dicho y lo que podría haber dicho. Estaba seguro de que la había cagado, y estaba buscando el donde y el cómo. El silencio de Chiaki no había ayudado mucho a entender las cosas ni a nada realmente. Y solo lo estaba torturando de una forma que jamás habría imaginado.
    En otra habitación estaba el castaño tapado con las sábanas, incluida su cabeza. Estaba recordando todo lo sucedido. No acababa de entender si Kai quería ser su novio o no. Al recordar las palabras de este, su cabeza decía que sí, pero su corazón le decía que ya no lo quería. Que se había cansado de ese juego que tenía con él y ahora quería buscarse una chica de verdad. Sus pensamientos negativos le quitaban la objetividad de su mente. Todo era muy confuso para él y lo único que hizo fue ponerse a llorar. Sabía que no arreglaría nada con ello, pero al menos se desahogaría.
    Era un momento tenso en la relación y, ambos estaban con sus dilemas internos. No sabían como acabaría eso pero ninguno de los dos quería terminar con la relación. Kai sabía que Chiaki opinaba lo mismo que él, pero también que estaba muy confundido y eso le preocupaba. Y de repente pasó algo que temía que pasara. Le llegó un mensaje. Era de Chiaki y le decía algo que imaginaba pero que no quería leer. Suspiró. ¿Qué debía hacer? ¿Rendirse o luchar? Él quería luchar, ¿Pero era eso lo que necesitaba Chiaki? Siempre había pensado que conocía a su novio mejor que nadie pero en estos momentos lo dudaba. Quizás no tendría que haber dicho nada.
    Salió de su habitación y volvió a la casa de su, ahora, exnovio, dispuesto a hablar con él, al menos una última vez. No quería que todo acabara con un mensaje de móvil. Esta vez le abrió el padre del castaño, quien ya había llegado a su casa y le dejó pasar. Saludó y fue directamente a la habitación de Chiaki donde lo encontró con unas tijeras en la mano, algo que lo asustó.
    ―Chiaki ¿Qué haces? ―le preguntó el moreno algo asustado.
    ―Voy a cortarme el pelo, si ya no quieres nada conmigo no tiene sentido seguir siendo una chica ―le gritó este con lágrimas en los ojos.
    ―Chiaki, por favor, cálmate ―Kai abrazó a Chiaki con fuerza para calmarlo.
    El castaño se removió un poco entre sus brazos pero Kai era más fuerte que él y no lo quería soltar. En cuanto se calmó cerró sus ojos y disfrutó del abrazo de Kai que se había relajado también. Siempre le había gustado el calor de esos brazos. Suspiró y se quedó quieto. Había algo en su interior que no entendía del todo ¿Que hacía Kai en su habitación? Le había mandado un mensaje diciéndole que todo había acabado. Entonces… ¿Porque estaba aquí?
    ―¿Qué haces aquí, Kai?
    ―He venido a decirte que no estoy de acuerdo con tu mensaje.
    ―¿No era eso lo que querías? Ya te has cansado de jugar a las parejas conmigo y ahora quieres buscarte una novia de verdad, ¿Cierto?
    ―Pero que tonterías estás diciendo, Chiaki…. ―exclamó Kai un poco enfadado― te piensas que si fueses un juego habría estado contigo tanto tiempo, ¿Realmente soy tan poco confiable para que pienses que mis sentimientos son tan etéreos?
    ―Kai… Tú dijiste…
    ―Sólo estaba preocupado por ti, Chiaki ―Kai estaba un poco desesperado por hacer entender sus sentimientos al castaño quien se negaba a creerlo― ¿Podrías confiar más en mi? Te lo he dicho antes yo te amo, porque eres MI NOVIO ―le dijo poniendo énfasis en sus últimas palabras― No me importa si eres un chico o una chica, yo te amo porque eres tú Chiaki, simplemente.
    ―¿De verdad? ―preguntó el castaño mirándolo fijamente con lágrimas en los ojos― ¿No me vas a dejar si empiezo a vestirme como un chico?
    ―Por supuesto que no, aunque si puede ser me gustaría que no te cortases este hermoso cabello que tienes ―le sonrió consiguiendo un pequeño sonrojo por parte de Chiaki― si quieres cortarte el cabello, eres libre de ello, sólo digo que me gusta lo suave y sedoso que lo tienes ―se autorectificó él mismo pensando que quizás no había dicho lo más adecuado.
    Chiaki al escuchar sus palabras se secó sus lágrimas y se separó de él para sentarse de nuevo en su cama. Kai lo miró y decidió sentarse a su lado. El castaño lo miró con los ojos rojos de tanto llorar pero sin más lágrimas. Era algo incómodo para ambos. Kai porqué se sentía mal por esos ojos rojos y Chiaki porqué aún estaba procesando la información. No sabían que decir hasta que finalmente el castaño decidió romper ese silencio que se había instalado entre los dos.
    ―Entonces… ¿Aunque no vista como chica me vas a querer igual?
    ―Por supuesto ―afirmó el moreno totalmente convencido de eso― sé que eres un chico des del principio.
    ―Pensé que te gustaba porqué me vestía como una chica… la primera vez que me besaste fue cuando iba vestido de Caperucita Roja.
    ―Lo recuerdo, el otro día soñé con ese momento, pero te besé porqué eras tú.
    ―Me dijiste que se me veía muy bien así.
    ―Te quedan muy bien las faldas, incluso ahora te quedan mejor a ti que a las chicas de la escuela ―Chiaki se sonrojó ante ese comentario y bajó la mirada.
    ―¿Estás seguro de que no te arrepentirás si empiezo a vestirme como un chico?
    ―Yo no me arrepentiré, pero ¿Qué es lo que quieres tú, Chiaki? ¿Cómo te sientes más cómodo como chico o como chica? ¿Sabes que si quieres ser chica hay tratamientos?
    ―Sí, lo sé, pero… nunca he pensado en eso realmente, sólo quería gustarte a ti, yo estoy bien de las dos formas.
    Kai le hizo levantar la cabeza al castaño y le sonrió antes de darle un beso. Después de esa confesión lo único que podía hacer era quererle más, pero tenían que aclarar ese importante tema. No podía quedar en el aire, y mientras pensaba en eso le vino a la cabeza un detalle que hasta ese momento había pasado por alto. Simplemente lo había atribuido a que era parte de la personalidad de Chiaki, pero quizás era un detalle más importante de lo que él había pensado, o incluso más importante de lo que Chiaki pensaba. Kai tenia la impresión de que el castaño ni siquiera se había dado cuenta de que lo hacía.
    ―Me parece curioso un detalle ―le dijo de repente consiguiendo toda la atención del castaño― si tenías miedo de que te dejase al verte como hombre… ¿Por qué conmigo no te mostrabas como la chica tímida y adorable que muestras en la escuela? Cuando estamos solos eres más atrevido, alegre y hablador, aunque no menos adorable, a mi parecer.
    ―Porqué eres tú… no tiene sentido mostrarme de una forma en la que no soy, ya que tú me conoces de antes y sabes como soy realmente.
    ―Entonces, también tendrías que haberte dado cuenta de que yo era consciente de que eres un chico des del principio.
    Chiaki lo pensó, realmente tenía mucha lógica lo que Kai estaba diciendo, quizás él se había precipitado al sacar las conclusiones. Ahora que lo había hablado con el moreno, veía que todos sus pensamientos eran erróneos. Este no le quería solo porqué se vistiera como una chica, sólo se habían dado los sucesos de esa forma y él se había confundido. Ahora le tocaba decidir que quería ser… Realmente no quería perder su miembro, le gustaba cuando Kai lo hacía sentir bien jugando con él. Era muy placentero. Se sonrojó al recordarlo.
    ―Kai, creo que seguiré vistiendo como una chica hasta que acabe la escuela ―dijo finalmente― si mi voz no cambia mucho, seguiré fingiendo que soy una chica, sería muy raro que de repente fuese como chico… me mirarían mal y me daría mucha vergüenza.
    ―Entiendo, por mí está bien, y luego ¿Qué harás?
    ―Me lo pensaré, supongo que depende de como vaya todo durante estos años de transición… ahora mismo a soy más alto que muchas chicas, y mi voz aunque no es tan aguda no es voz de chico, por el momento, puedo pasar por una chica alta…
    ―Es cierto, eres muy esbelto y podrías pasar por una modelo, realmente todos los chicos me tienen envidia por tener a una novia como tú, aunque ellos no saben que realmente eres mi novio, porque… aunque antes hayas cortado conmigo por móvil sigues siendo mi novio, ¿verdad?
    ―Sí ―le respondió Chiaki lanzándose encima de él para abrazarlo― yo te amo, Kai.
    ―Yo también te amo.
    Kai volvió a besar a Chiaki, le sorprendía que el chico no se hubiese resistido en ningún momento. Se había dejado besar las dos veces que lo había hecho, y había correspondido. Eso, en cierto modo, subía el ego de Kai, ya que le hacía pensar que el castaño no podía resistirse a él. A sus besos. A sus caricias. A su tacto. Tener el poder sobre el castaño le ponía mucho, era parte de su carácter. Y Chiaki nunca se había quejado. Obviamente Kai respetaba las opiniones y decisiones del castaño, pero en los momentos sexuales no podía negar que eso le gustaba.
    ―Chiaki ―lo nombró mientras lo iba tumbando suavemente contra la cama― quiero que sepas, que te apoyaré elijas lo que elijas.
    Lo volvió a besar cuando ya lo tuvo tumbado debajo de él, apresado entre sus brazos que estaban uno a cada lado de su cabeza. Chiaki solo pasó sus brazos por los hombros del moreno y correspondió a los besos que le daba el contrario. Ese día se habían besado muy poco, tanto por su resfriado como por su pelea, y estaba deseoso de más besos. A pesar de todo lo separó.
    ―Kai, estoy resfriado, te vas a contagiar.
    ―No te preocupes por mí, yo estoy bien ¿y tú?
    ―Caliente, pero bien ―Chiaki le sonrió a su novio y este le dio un suave beso en la frente.
    Con ese beso constató que Chiaki no tenía fiebre y que su calentura venía de otra parte. Acercó su mano a su miembro y al ver que estaba ya algo duro sonrió. Estaba seguro que a su novio le gustaba que él le dominara, por eso se dejaba hacer y se entregaba a los juegos que él proponía. Realmente no podría amar a nadie más, Chiaki tenía su corazón y lo tendría para siempre. Era algo que no se podía evitar, Kai pensaba que estaban hechos el uno para el otro, y él lucharía para que esta relación durara para siempre.
    Continuará...
     
    Top
    .
  3.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline

    Capítulo 3


    Había acabado la escuela, y Kai y Chiaki estaban pensando en la universidad. Pero en esos momentos tocaba ir a ver trajes de baño. Las familias de ambos chicos habían decidido ir juntas a la playa. El bañador de Kai, del año anterior, se había quedado pequeño; y Chiaki no tenía. Al parecer se le había roto el que llevaba la otra vez que fue a la playa.
    Habían llegado al centro comercial, ambos cogidos de la mano. Chiaki iba vestido como chica, así que llevaba un vestido azul, con un cinturón blanco, y unos zapatos casi planos, blancos. El vestido le llegaba hasta las rodillas, era de manga corta y no muy escotado. Se le marcaba bien dejando entre ver el tamaño de sus pechos, el cual no era muy grande, pero suficiente para que quedara bien con su figura. Obviamente era el relleno del sujetador que su madre le había cosido.
    Se acercaron a la zona de bañadores y miraron algunos trajes de baño y bikinis, para que se los pudiera probar. Entró en el vestidor y así lo hizo. Al verse en el espejo vio que no podía ir así. Con ambos bañadores se marcaba demasiado su miembro. Suspiró y volvió a vestirse antes de salir con la mirada baja. Kai se acercó en cuanto lo vio salir y se percató de esa mirada.
    ―¿Qué pasa Chiaki?
    ―No puedo ir con traje de chica, se me marca todo el miembro ―dijo apoyando su frente en el hombro de Kai― y con los pectorales me queda fatal…
    ―Hay cosas que puedes hacer y otras que no, tampoco es para tanto.
    ―Iré a la playa como chico… yo que quería ponerme un bañador bien bonito para ti…
    ―Siempre puedes ponértelos en privado.
    ―Pero no me quedan bien… Se ve asqueroso.
    ―Si eres tú, nada se verá asqueroso para mí ―dijo el Don Juan que llevaba Kai en su interior, consiguiendo un sonrojo por parte de Chiaki.
    ―Si quieres me puedo comprar uno solo para ti ―respondió felizmente después de escuchar esas palabras.
    Kai sonrió al ver a su novio tan feliz, y asintió con la cabeza. Con esta idea en mente siguieron buscando un bañador que le quedara bien al chico. Como era para uso privado no importaba tanto lo extremado que fuera, pero daría un poco de vergüenza a la hora de pagarlo, así que buscaron uno un poco más normal. Al final se decidieron por uno blanco. La parte de abajo era una braguita normal, con lazos largos a los lados, y la parte de arriba era una tira de tela que se unía en la espalda. En el centro había un lacito de color negro y una tira para atar detrás del cuello.
    ―Ahora vamos a la sección masculina, a ver que encontramos para ti.
    ―Vale ―respondió bastante alegre Chiaki abrazando el bañador que habían escogido.
    Al llegar a la zona de hombres, vieron cantidad de bañadores. Había tipo slip, tipo bóxer, tipo pantalón… variedades infinitas. Kai se quedó mirando los de pantalón, que para nadar eran lo peor del mundo, pero era lo que se estilaba y tampoco tenía pensado ir a hacer una competición. Chiaki tenía un debate interno. ¿Cuál le iba a quedar mejor? A pesar de tener que vestir como chico también quería verse bien para Kai. Miró varios tipos, los de tipo bóxer no le gustaron. Se debatía entre usar los pequeños slips o usar los mismos que su novio.
    ―Kai, ¿crees que estos me quedaran bien? ―preguntó Chiaki señalando los slips― ¿O prefieres que lleve uno como el tuyo?
    ―¿Cuál te gusta más a ti? ―Chiaki señaló los slips algo avergonzado.
    ―Pero…
    ―¿Pero qué?
    ―No sé si está muy de moda para la playa…
    ―No pienses en eso, solo piensa en si te gusta y te lo vas a querer poner.
    ―La gente se va a reír de ti por ir conmigo, si llevo esto.
    ―No te preocupes por esto, Chiaki, en serio… Solo viste como te sientas más cómodo, como siempre.
    ―Me lo voy a probar.
    Chiaki cogió un bañador slip de color azul, con los colores de la puesta de sol en la parte de arriba. Parecía como si estuvieses viendo una puesta de sol des del mar. Cuando fue al probador, un hombre lo miró algo mal, pero no le dijo nada. Después de escoger un bañador Kai se fue a otro probador. Este era negro por la parte de arriba, con unas rayas azules que iban de más oscuro a más claro y acababan en otras rayas de color rojo cada vez más claro hasta quedar en blanco.
    Después de las compras fueron a tomar algo, mientras hablaban de cosas varias, entre ellas el tema del bañador y de la playa. Chiaki no estaba muy contento con lo que había pasado. Se conformaba porque no había más opción y Kai le había dicho que estaba bien, pero no era feliz del todo por el resultado.
    ―Tendré que ir a la playa como chico. Quedará raro si voy con vestido y de repente me desnudo y quedo en bañador de hombre.
    ―A mí no me molestaría, si tú estás más cómodo en vestido…
    ―Es más fresco, la verdad, la ropa de hombre suele ser más cálida.
    ―Entonces, ve con vestido.
    ―¿Aún se me ve femenina como chica?
    ―Tú cuerpo es el de un chico, esbelto, pero un chico. Es verdad que al no hacer deporte tienes menos músculo y menos pectorales, pero cuando te quitas la ropa, se nota que eres un chico.
    ―¿Y mis piernas?
    ―A mi me gustan.
    ―No es esa la cuestión, pregunto si son femeninas o no.
    ―Pues… Están bien depiladas y no tienen mucho músculo, pueden pasar por las piernas de una chica, aunque les falta un algo femenino.
    ―Me estoy convirtiendo en un hombre, al menos mi voz sigue siendo suave.
    ―Eso sí. Tienes una voz que puede pasar por la voz de una chica algo afónica pero una mujer.
    Después de decir eso ambos se quedaron callados. Realmente la cosa era así, Chiaki tenía un cuerpo que con ropa podía pasar por el de una mujer alta y esbelta, pero desnudo era un cuerpo de chico. Él ya se preocupaba de que la ropa tapara lo suficiente para que no se viera que era un chico. Suspiró. Al ritmo que iba, la farsa de ser una chica tendría que acabar. En la universidad quizás sería mejor asistir como chico, quizás tendría que volver a hacer un cambio de sexo en el registro civil.
    ―Tendré que dejar de vestir como chica. Voy a vestir como chico en la universidad y empezaré mi nueva vida como tal.
    ―Si es lo que has decidido por mí está bien, eso no cambia que eres Chiaki, mi novio.
    ―Gracias ―el castaño le sonrió a su novio y acabó su bebida― pero, durante las citas contigo, podría continuar vistiendo como chica.
    Kai se echó a reír pero aceptó la propuesta, al final era evidente que su novio no podría dejar su costumbre de travestirse tan fácilmente. Realmente llevaba ya más de 7 años vistiendo como chica, tenía más ropa femenina que masculina. Eso ahora tendría que cambiar. Sus padres quizás estarían contentos con este cambio. Ahora volvería a ser un hombre ante los demás, en su mayoría del tiempo.
    ―¿Regresamos ya a casa o quieres dar una vuelta? ―le preguntó Kai a Chiaki.
    ―Me gustaría pasar un rato más contigo, así a solas.
    ―Ojalá pudiésemos hacer algo más, aprovechando que estamos solos…
    ―Mis padres están en casa.
    ―Los míos también ―dijo Kai antes de dar un suspiro.
    Les era más fácil encontrar un sitio donde tener sexo en la escuela que en casa. No era nada nuevo, pero eso frustraba un poco a Kai. Las vacaciones siempre se le hacían muy largas. Esperaba tener un momento durante el viaje a la playa o se volvería loco por la abstinencia. Chiaki era demasiado lindo para poder resistirse a él.
    ―¿Crees que mi rostro es el de una chica?
    ―¿Tú rostro? De momento no tienes unas facciones demasiado marcadas, así que sí, no queda mal con la ropa de chica.
    ―Tendré que empezar a ahorrar para poder operarme ―comentó Chiaki de la nada sorprendiendo a Kai.
    ―¿Operarte? ¿Para qué?
    ―Para tener los rasgos más femeninos, con este cuerpo parezco un travestido.
    ―Realmente eres un travestido, porque eres un chico y te vistes como chica.
    ―KAI ―le gritó Chiaki algo molesto.
    ―¿Qué?
    ―¿Porque me dices estas cosas de repente?
    ―¿Eh? Sólo he dicho la verdad, pero a mí no me molesta, yo te quiero tal y como eres ―se defendió Kai viendo como su novio tenía lágrimas en los ojos.
    En esos momentos miró hacia un lado para calmarse después de ver esas lágrimas y se dio cuenta de que la gente los miraba. Tragó saliva. Cogió las bolsas y a Chiaki de la mano y tiró de él. El castaño tuvo tiempo de coger su bolso y sus cosas, antes de ser arrastrado por Kai hacia saber Dios donde. Kai camino unas cuantas calles hasta que llegó a un pequeño solar abandonado, nunca mejor dicho ya que no había nadie en él.
    ―¿K-Kai?
    ―Aquí podremos hablar más tranquilos ―le dijo el moreno mirando esos ojos llorosos.
    Las esmeraldas que tenía Chiaki como ojos, estaban aguadas y algo rojas por los alrededores. Kai notaba como se le encogía el corazón cuando los veía así. Y más cuando se suponía que era por su culpa. Él no acababa de entender que había dicho de malo, pero al parecer el castaño se lo había tomado mal. A veces, realmente sentía que no acababa de conocer a su novio tan bien como él pensaba.
    ―Chiaki, ¿Que te pasa?
    ―Na-nada…
    ―Estás llorando y antes en la terraza del bar me has gritado, así que algo pasa.
    ―Lo siento.
    ―¿Por?
    ―Por gritarte, no quería hacerlo, lo siento.
    ―Está bien, no te preocupes por eso, solo quiero saber ¿Por qué? ¿Qué he hecho?
    ―No es nada, es solo que me ha dolido que me llamases travestido.
    ―Entiendo, pero…
    ―Yo no me siento como un chico plenamente, aunque tampoco me siento como una chica. Es por eso que me cuesta tanto saber que hacer… no puedo definirme.
    ―Tú eres tú.
    ―Para ti es así de fácil, pero piénsalo ―el castaño apoyó su frente en el hombro de su novio, las lágrimas volvían a fluir.
    Mientras Chiaki se calmaba en los brazos de Kai, este pensó un poco en lo que le decía su novio. Para él era fácil. Chiaki era Chiaki y eso era lo único que le importaba. No le preocupaba que vistiese como chico o como chica, para él se veía bien de las dos formas. Aunque era cierto que las ropas femeninas, ya no le quedaban como antes.
    En este último año, Chiaki había cambiado físicamente. Su cuerpo se había desarrollado. Hasta los 15 e inicios de los 16 se había mantenido bastante neutro, pero cuando estaba por cumplir los 17 su cuerpo había empezado a cambiar. Sus piernas eran más musculosas que antes, a pesar de que Chiaki intentaba hacer poco ejercicio para evitarlo. No lo eran tanto como las de los demás chicos, pero a sus piernas les faltaba algo más femenino. También sus pectorales estaban más formados y se había cuadrado un poco. Sus caderas seguían estando bien marcadas y, junto con el relleno del sujetador, le daba una forma algo femenina a su cuerpo, pero no tanto como antes. Su rostro no había cambiado tanto y aún podía pasar por el de una mujer, pero Chiaki estaba preocupado porque junto con la voz le ponían en una tesitura complicada. Aparentar ser una chica cada día le era más difícil.
    ―En la universidad y en el trabajo, tendré que vestir como chico. No puedo pasar como una chica y la gente no entenderá que sea un travestido. Me miraran mal ―volvió a hablar Chiaki en cuanto se calmó―. Aunque en mi día a día, fuera del trabajo, me vista como una chica, no será fácil si sigo teniendo este cuerpo.
    ―¿Lo dices en serio lo de operarte? ―el castaño asintió suavemente con la cabeza que aún mantenía apoyada en su novio―, ¿Realmente quieres seguir vistiendo como una chica?
    ―¿No quieres?
    ―A mí no me molesta, pero este tipo de operaciones son irreversibles, creo yo…
    ―¿Y? ¿No quieres que me opere?
    ―A mí me gustas tal cual estás ahora. Y me preocupa que te obsesiones con el tema ―Chiaki lo miró sin entender muy bien y Kai suspiró―, hay famosos que cuando empiezan a operarse ya no pueden parar y acaban destrozando su cuerpo. Solamente no quiero que te pase lo mismo, porqué te noto bastante preocupado por el tema de ser femenino o no serlo.
    ―No estoy obsesionado.
    ―¿Estás seguro? En todo el día solo hemos estado pendientes de este tema. Con el bañador, con las conversaciones, con las miradas de la gente… Te has estado preocupando mucho.
    ―¿Es eso cierto?
    ―Sí, lo es, me he fijado, en que últimamente te pasas más horas arreglándote, te preocupas más y ya no eres el Chiaki de siempre.
    Los ojos verdes de Chiaki se abrieron de par en par ante esas palabras por parte de Kai. ¿Era cierto que ya no era el de siempre? ¿Estaba cambiando, su manera de ser junto con sus cambios corporales? Pero a que se refería con eso, Kai, exactamente… ¿Que se había vuelto más masculino a la hora de pensar? ¿Le estaba dejando de gustar por esos cambios? Tuvo que detener sus pensamientos. Kai le había dicho que lo amaba por ser él. No podía volver a tener esos pensamientos inseguros, quería creer en Kai.
    ―¿He cambiado para mal? ―fue lo único que preguntó.
    ―No diría que sea malo, pero creo que te estás preocupando demasiado, no es necesario que seas femenino para ser una chica. He conocido chicas que son bastante poco femeninas. Las chicas hoy en día llevan muchos tipos de ropa y tienen comportamientos muy diferentes ―Kai hizo una pequeña pausa para pensar en lo que iba a decir― también he visto chicas que tienen un cuerpo algo musculoso y cuadrado. No es el tipo de chica que más guste a los chicos, pero eso no significa que no gusten a algunos chicos. Y a mí me gustas así.
    Chiaki pensó en las palabras del moreno. Dirigió sus ojos verdes hacia los castaños de su novio y se perdió en ellos. Veía la sinceridad con que Kai le decía esas cosas, y eso hacía que sus inseguridades desaparecieran de la nada. Sus palabras siempre le salvaban. No era necesario que se operara para tener la figura perfecta y ser la chica perfecta. Para Kai lo era tal cual estaba, independientemente de todo lo demás. A pesar de que Chiaki siempre había intentado ser lo más perfecta posible para que todos envidiaran a Kai, en estos momentos no era posible. Su cuerpo había cambiado. Quizás era momento de cambiar él también.
    ―Yo quería ser la chica perfecta para ti. Conseguir que todos los chicos te envidiasen por tener a una chica tan perfecta y que pudieses sentirte orgulloso de ser mi novio ―se sinceró Chiaki― por eso creo que me estaba obsesionando tanto, como dices tú, con ser más femenino. También pensaba que, al vestirme de chica, nuestra relación sería más fácilmente aceptada. Y no te mirarían mal por estar con otro chico.
    Cuando Chiaki se quedó callado, el moreno se acercó un poco más a él y le dio un tierno beso. El castaño se dejó besar y correspondió felizmente. Quizás no era el mejor momento para sentirse feliz, pero que Kai le besara siempre le alegraba los momentos tristes. Cuando se acabó el beso, los ojos marrones de Kai chocaron su mirada con los verdes de Chiaki, quien era casi de la misma altura.
    ―Te preocupas por demasiadas cosas. A mí no me importa si no aceptan nuestra relación por ser dos chicos o si no la aceptan porque eres un travestido, mientras tú estés de acuerdo en estar conmigo, lo demás no me importa.
    ―Claro que estoy de acuerdo, estoy muy feliz de ser tu novio ―declaró Chiaki en esos momentos.
    ―Entonces, no importa nada más, y tú deberías de pensar lo mismo. Disfruta más de la vida y no pienses tanto en los demás, sabes que me tienes a mí para apoyarte en lo que necesites. A mí me gustas más cuando estás feliz. A demás, yo estoy muy orgulloso de ser tu novio, y lo seguiré estando siempre.
    Chiaki se sonrojó ante esas palabras y cesó el contacto visual con su novio antes de lanzarse a sus brazos de nuevo. Por poco que fuera sus preocupaciones se iban ante las palabras de su novio. Kai era el mejor novio del mundo. Tan comprensivo y amable, no podía pedir nada más. Encima era un pervertido, algo que le gustaba mucho. Se sentía bien el que Kai tuviese ese control sobre él, durante esos momentos, pero que a la vez fuese muy cariñoso durante el resto del tiempo. Definitivamente Chiaki no podía pedir nada más en un novio, y por eso se sentía muy afortunado y quería devolvérselo a Kai de alguna forma.
    ―Te amo, Kai.
    ―Yo también te amo, Chiaki ―le respondió Kai antes de darle un beso― y bien ¿qué quieres hacer?
    ―Ir a un hotel a pasar un buen rato.
    ―No sé si podemos ahora mismo.
    ―Es una pena ―contestó Chiaki algo triste― quiero sentirte dentro de mí.
    Kai ante esas palabras tragó saliva, en serio que el castaño se estaba proponiendo seducirlo en ese solar, y aún estaban a plena luz del día. Finalmente se decidió por una apuesta arriesgada y cogió a Chiaki de la mano para volver a arrastrarlo por las calles. El castaño solo apretó el agarre y se dejó llevar, ya estaba acostumbrado a que su novio le llevara de esa forma. Y esta vez él había sido quien lo había provocado.
    ―¿Dónde me llevas?
    ―A mi casa, no puedo más, lo haremos sin hacer mucho ruido.
    ―No sé si podré…
    ―Podrás ―dijo Kai sin ningún tipo de dudas.
    Dicho esto, siguieron el camino en silencio, hasta que llegaron a la casa del moreno. Este abrió la puerta y después de saludar arrastró a Chiaki hasta su habitación. Soltó a su novio y cerró la puerta con llave. No quería que alguien le interrumpiera a mitad. Estaba demasiado necesitado. Esas palabras de Chiaki habían encendido una mecha en él que no podía apagarse de otro modo.
    Se lanzó a devorar a su presa, literalmente, y empezó a besarlo y morderlo por toda la zona visible del cuello. Chiaki gimió flojito, no quería hacer mucho ruido, así que se llevó una de sus manos a su boca intentando contenerse. Él estaba igual de necesitado que su novio. Se había acostumbrado a tener sexo con él regularmente y cuando eso faltaba se sentía algo solo.
    ―Kai… hmm… ―gimió suavemente en su oreja, consiguiendo que este se estremeciera.
    ―No me pongas más cachondo porqué será peor.
    ―Yo quiero que me des duro, ya.
    ―Que impaciente ―dijo Kai antes de sonreír travieso― pero primero…
    Kai fue hacia su cajonera y de entre la ropa sacó una bolsita. Chiaki miraba curioso eso, y cuando de allí salió una mordaza se sonrojó aún más. ¿Porque tenía eso Kai entre su ropa? ¿Lo usaría con él? No es que fuese a quejarse, pero sería la primera vez que le pondrían algo así. ¿Cómo se sentiría? En vez de miedo empezó a sentir curiosidad. ¿Realmente con eso evitarían que su voz se escuchara? Quizás sí. Ahora entendía porque Kai estaba tan seguro de que él podría contener su voz.
    ―Esto…
    ―Es una mordaza, te la voy a poner para evitar que hagas mucho ruido ―le explicó Kai― ven.
    Chiaki obedeció y se acercó a Kai. En cuanto le puso la mordaza cerca de la boca, la abrió y mordió la bolita que había justo delante de él. Kai, lo ató un poco fuerte, detrás de su cabeza, para evitar que esta se fuera. Luego miró al castaño. Sus ojos lo miraban fijamente. Le sonrió y le dio un beso en la mejilla.
    ―¿Te molesta o te duele? ―el castaño negó con la cabeza― si en algún momento te molesta solo házmelo saber ―esta vez asintió, aunque no estaba seguro de si lo haría― entonces, ponte en mi cama a 4 patas, Chiaki.
    De nuevo asintió y obedeció. Subió a 4 patas a la cama, intentando no pisar la falda. Su cabello cayó por los lados de su cabeza en cascada. Desde esa posición Chiaki podía ver por la ventana de la habitación de su novio. Se sonrojó al pensar que al igual que él podía ver por el cristal alguien más podría verlo a él. Pero eso de algún modo lo excitó.
    Kai le dio una pequeña nalgada al verlo así, a lo que Chiaki respondió con un movimiento y un gemido que quedó apagado en la mordaza. Luego le levantó la falda, y bajó sus bragas. Estaba bastante excitado de antes, así que no le costó mucho ponerse duro para poder jugar con su novio. Llevó su mano al miembro del castaño y lo tocó un poco notando como poco a poco se ponía más duro en su mano. También tocó un poco el suyo para acabar de ponerlo duro y poder meterlo.
    Eso hizo, lo metió dentro de su novio lentamente, sin preparación. No era virgen y tampoco hacía tanto que no lo hacían, así que a pesar de que costó un poquito fue bastante rápido, el entrar por completo en su interior. Chiaki siempre lo recibía sin demasiada dificultad. Siempre estaba preparado y dispuesto a ello. Era todo un pervertido, pero quizás, tal y como decía el castaño, era su culpa, por pervertirlo.
    Así estuvieron en un vaivén cada vez más rápido y más placentero. Ambos estaban disfrutando, y por algún motivo el saber que en cualquier momento los podían pillar les excitaba más. Los gemidos de Chiaki se escuchaban débiles gracias al efecto de la mordaza, y Kai estaba controlándose por no gemir demasiado fuerte. En vez de eso de vez en cuando dejaba escapar un sonido similar a un gruñido, que por algún motivo hacía que Chiaki apretara más su miembro en su interior.
    ―Te gusta cuando gruño, ¿eh? ―le dijo divertido con la voz un poco entrecortada por el placer y la excitación―, estoy casi, ya...
    No tardaron mucho en correrse, uno en el interior del otro, y el otro en la cama. Por suerte no había manchado el vestido. Kai salió del interior de Chiaki y fue hacia la cajonera de dónde sacó un paquete de toallitas húmedas. Mejor limpiar el semen de Chiaki cuanto antes. Por otro lado, el castaño se había sentado mientras aguantaba el vestido intentando que no tocara las partes sucias.
    ―¿Te ha gustado? ―le preguntó mirándolo para saber su respuesta.
    Chiaki asintió con la cabeza, aún tenía la mordaza puesta así que no podía hablar. Se la podría quitar, pero estaba intentando no ensuciar su ropa. Cuando Kai terminó de limpiar la cama, se acercó a él y se la quitó. Antes de que Chiaki tuviese tiempo de hacer nada más le lamió sus labios, y le dio un apasionado beso en estos.
    ―La única pega de la mordaza es que no puedo besarte.
    ―Puedes hacerlo ahora ―le respondió Chiaki con una sonrisa.
    ―Primero tengo que limpiarte y acabar de limpiar la cama, que está hecha un desastre ―el castaño asintió ante esas palabras y se dejó limpiar.
    Kai le pasó un pañuelo por su miembro y después le limpió el trasero que estaba lleno de semen. Al sentarse había ensuciado un poco la cama, así que también limpio esos restos. Si ponía las sábanas para limpiar iba a quedar muy sospechoso. Suspiró. Tendría que esperar unos días antes de hacerlo.
    ―Creo que habría sido más inteligente hacerlo en el suelo ―le dijo Chiaki viendo el trabajo que tenía su novio limpiando.
    ―Tal vez, pero no quiero que te hagas daño en las rodillas.
    ―También tú te preocupas demasiado.
    Chiaki rio un poco ante sus propias palabras. Kai sonrió al escucharlo reír y acabó de limpiarlo todo. El castaño se puso las bragas que llevaba antes, y se sentó en la cama a la espera de esos besos que su novio le había prometido, y los cuales no tardaron demasiado en llegar.

    Continuará...


    -------------------------------
    Si alguien lo lee, y le gusta el fic lo puede comentar, así actualizaré más rápido y si algo no encaja también lo podéis comentar, me ayudaría a poder mejorar la historia

    Muchas gracias!!
     
    Top
    .
  4.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline

    Capítulo 4



    Habían llegado a la playa, Chiaki llevaba puesto un vestido playero, y el bañador de chico debajo. Le daba un poco de vergüenza que alguien pudiese verlo cuando se cambiara, pero Kai le había dicho que no tenía que preocuparse tanto por lo que pensase la gente. Si su novio lo decía él lo intentaría. Junto con sus padres instalaron los tres parasoles, y las toallas a su alrededor. Dejaron las cosas y empezaron a quitarse la ropa para quedar en bañador. Kai se quitó solamente la camiseta, y luego miró a Chiaki quien aún dudaba. Se acercó y le dio un golpecito en la cabeza.
    ―Chiaki, no te preocupes tanto, yo estoy contigo.
    El castaño asintió y se quitó el vestido. Lo dobló y lo guardó en la mochila, junto con la camiseta que Kai había doblado, antes de entregársela. Durante unos momentos se sintió algo extraño. Estaba como chico frente a alguien que no fuese su familia o su novio. Había mucha gente a su alrededor. Suspiró un poco nervioso. El moreno quien lo observaba lo cogió de la mano y lo intento animar un poco.
    ―Chicos, vamos al agua, ¿Queréis venir? ―preguntó la madre del castaño con una sonrisa.
    El padre de Kai se quedaría cuidando de las cosas, no era mucho de bañarse y no le apetecía. A él le gustaba tomar un poco el sol y descansar tumbado en la toalla. Las dos madres y el otro padre sí que estaban preparados ya. Kai miró a Chiaki para ver que pensaba él. Pero este aún seguía un poco nervioso.
    ―Id tirando ―fue la respuesta de Kai, y en cuanto estos se fueron, hablando de sus cosas, se giró hacia el castaño―. Chiaki, ¿Quieres que vayamos al agua un rato? ―le preguntó tranquilamente sin soltar su mano.
    ―No lo sé.
    ―¿Te sientes muy incómodo?
    ―Bastante, la verdad, es la primera vez que estoy como chico en publico, desde los 11 años.
    ―Si te agobias mucho, dilo.
    ―Vale
    ―Ahora vamos al agua, quizás así te distraigas un poco ¿te parece? ―el castaño asintió ante estas palabras y cogidos de la mano empezaron a andar hacia la orilla.
    De camino al agua, dos chicas se acercaron a ellos, y les sonrieron despreocupadamente. Chiaki un poco nervioso se soltó de la mano de su novio, pero se acercó más a él. Parecía querer esconderse detrás de él. Eso pareció sorprender un poco a las chicas aunque luego sonrieron con más dulzura. Kai estaba un poco sorprendido. Que raro era que las chicas tomaran la iniciativa de ese modo, al menos en su experiencia. En algunos mangas había leído que pasaba, pero pensaba que era ficción y realmente no pasaba.
    ―Hola, chicos, ¿Cómo os llamáis? Yo soy Hana y ella es Saki ―se presentó una de las chicas, que parecía ser más directa.
    ―Yo soy Kai y él es Chiaki, ¿En que podemos ayudaros? ―le respondió el moreno intentando no parecer muy amigable.
    ―Nos gustaría tomar algo con vosotros, si no os molesta.
    ―Lo siento, pero hemos venido con nuestras familias.
    ―Oh, que lástima.
    ―Tú eres Chiaki, ¿verdad? Tienes un cabello muy bonito y largo, ¿te gusta llevarlo así? Te queda bien ―habló por fin la otra chica, quien se estaba enfocando en Chiaki.
    ―Sí, me gusta ―respondió un poco dudoso el castaño, sintiendo un poco de nervios.
    ―Eres bastante tímido, por lo que parece, pero eso te hace bastante mono ―siguió insistiendo la chica morena, intentando acercarse un poco más al castaño.
    ―Chicas, en serio lo siento, pero nos esperan en el agua.
    Dicho esto, Kai volvió a coger a su novio de la mano y lo arrastró hacia el agua. Chiaki estaba un poco sonrojado y hasta cierto punto parecía que temblaba. Ese ataque por parte de esas chicas le había asustado un poco. Si ya le estaba costando acostumbrarse a ir como chico, más le iba a costar ahora que las chicas decidían acosarlo.
    ―¿Qué ha pasado con esas chicas? ―preguntó la madre de Kai, quien había visto la escena desde la orilla.
    ―Estaban ligando con Chiaki. Al parecer tiene tanto éxito como chico que, como chica, y ahora está en medio de un ataque de pánico.
    ―Vamos, hijo, que no es para tanto, es bueno que las chicas se fijen en ti. A mí de joven también me pasaba ―respondió su padre orgulloso.
    ―No me lo recuerdes, que cada vez que salíamos de casa no parabas de atraer miradas, aunque aún pasa. Ahora mismo tienes varias mujeres mirándote.
    ―¿En serio? No me había fijado, como solo tengo ojos para ti, no me he dado cuenta.
    ―Que pelota eres ―comentó la madre de Chiaki con un sonrojo, cogiéndose al brazo de su marido feliz.
    ―¿Y al final que les habéis dicho? ―intervino la madre de Kai, intentando desviar la conversación.
    ―Que habíamos venido con vosotros y nos esperabais.
    Los padres rieron disimuladamente. Finalmente, la madre del moreno se metió en el agua, y junto con los otros dos, se mojó todo el cuerpo. Kai pudo notar como su novio se había calmado durante la conversación y ahora estaba menos tenso. Sonrió un poco y lo miró. Chiaki suspiró y después sonrió también. Aunque él lo hizo de manera algo traviesa. Se separó de Kai y con la mano le tiró agua con fuerza, mojando su cuerpo y rostro.
    ―¿Qué haces? ―se quejó Kai en broma antes de seguir con su juego.
    Lo cogió en brazos y lo lanzó hacia el agua. Conocían esa playa y sabían que en seguida cubría suficiente para que no se hiciera daño el castaño. Chiaki salió a flote de nuevo con el pelo todo desorganizado. Se hundió y se lo recolocó un poco. Llevaba una goma del pelo en su muñeca así que se hizo un moño, para evitar que le volviese a pasar.
    ―Solo te he tirado un poco de agua y tu me has lanzado entero, no se vale eso.
    ―¿Cómo que no? A caso te has resistido en algún momento ¿eh? No me lo ha parecido.
    ―Sabes que nunca me resisto a nada de lo que me hagas…
    ―¿Pero como puedes ser tan adorable? ―preguntó al aire Kai, metiéndose en el agua para acercarse a su novio.
    ―He practicado mucho ―el castaño le respondió a esa pregunta con una sonrisa de superioridad antes de aprovechar un pequeño despiste de Kai para hundirlo.
    ―Eh ―se quejó este al salir a flote― no se vale seducirme para poder ahogarme.
    ―Tu te aprovechas de que no me resisto a ti, yo aprovecho mis poderes de seducción, estamos empate.
    ―No sé si estoy muy de acuerdo, pero quizás con un beso, podrías convencerme.
    ―¿Sólo con uno? Con que poco te contentas... Pero en modo chico me da vergüenza hacerlo.
    ―¿Por? Sigues siendo tú.
    ―Pero hay muchas personas… seguro que alguien nos verá.
    ―A mi no me importa.
    ―Pero a mí sí. Yo no puedo, lo siento Kai.
    Raras veces el castaño le decía que no a su novio, y eso le sorprendió mucho a este. Quizás estaba más incómodo de lo que parecía en un primer momento y él no se había dado cuenta. Tampoco había dicho nada Chiaki, así que no tenía muy claro que pensar. Algo en su interior le decía que el castaño no estaba para nada cómodo, y eso le preocupaba y le hacía sentirse algo mal.
    ―Chiaki, estás muy incómodo, ¿verdad? ―le preguntó, aunque más bien lo estaba afirmando.
    ―Bastante… No se me pasa…
    ―¿Quieres cambiarte?
    ―¿El vestido ahora?
    ―No, ven.
    El moreno empezó a salir del agua y Chiaki lo siguió. No entendía muy bien que pensaba su novio, pero tenía curiosidad. Se encogió un poco al notar algunas miradas sobre él. Se sentía raro y tenía la impresión de que todo el mundo lo miraba. En cierto modo, sí que lo miraban algunas chicas, pero había gente que no. Por la incomodidad que sentía su mente le estaba jugando una mala pasada, así que se pegó un poco más a Kai en busca de protección.
    ―¿Qué pasa chicos? ―preguntó el padre de Kai al verlos llegar tan rápido.
    ―Vamos un momento al baño ―el moreno cogió una bolsa y luego empezó a andar hacia los baños públicos de la playa.
    ―¿Al baño? ―preguntó Chiaki caminando muy pegado a Kai.
    ―Sí, ¿O quieres cambiarte aquí delante de todos?
    ―N-no.
    ―Lo suponía.
    Kai le sonrió le puso una de sus manos a su cintura para hacerlo caminar un poco hacia delante. El castaño había estado detrás de él toda la mañana y tenía ganas de que cogiese un poco más de iniciativa. Pero no funcionó, solo se quedó quieto unos momentos, paralizado y se cogió a su brazo en cuanto Kai lo alcanzó. Estaba más tímido y tembloroso que nunca. La transición a chico, sería más difícil que la de chica.
    ―No lo entiendo, no tuviste ningún problema en hacerte pasar por una chica, y ahora no puedes ser un chico.
    ―A los 11 es más fácil cambiar… ―se defendió Chiaki ante las palabras de su novio.
    ―Supongo.
    Una vez en los baños, se metieron en el de chicas, sin que nadie los viese. Allí entraron en uno y cerraron la puerta. De allí Kai sacó varias cosas. Primero el bañador femenino que habían comprado, con relleno en el sujetador. El castaño lo miró sorprendido, no se esperaba eso. Se sonrojó mientras cogía el bañador con sus manos. Realmente era demasiado provocativo para ir con eso por la playa, y más con su cuerpo. No le iba a quedar bien.
    ―Póntelo ―le dijo Kai.
    ―Pero…
    ―Chiaki.
    ―Vale.
    Al final el chico accedió. Se quitó el bañador de chico que llevaba y se lo cambió por el bikini provocativo. En cuanto se lo puso Kai lo miró. Realmente no le quedaba tan mal como este había dicho. Al menos no a ojos del moreno. Tragó saliva, pero pudo despegar sus ojos de él.
    ―Yo creo que te queda bien, sinceramente.
    ―¿De verdad? ―preguntó Chiaki emocionado ante eso.
    ―Por supuesto ―fue la respuesta de Kai, quien no iba a negar esa evidencia― pero, como te dará vergüenza ir con esto solo, te he traído también esta camiseta.
    De la bolsa sacó una camiseta blanca con un dibujo playero. Era un poco ancha, y lo suficientemente larga para tapar su entrepierna. Así nadie podría ver ese miembro y ese cuerpo un poco cuadrado para ser una chica. El castaño se puso la camiseta, y se miró a sí mismo. Se veía satisfecho con eso. El moreno suspiró aliviado de ver como Chiaki sonreía de verdad, por fin. No estaba siendo nada fácil para él, a decir verdad, necesitaba tiempo para el cambio y quizás la playa con tanta gente y tan poca ropa no había sido el mejor momento.
    ―¿Te sientes más cómodo así?
    ―Sí, la verdad, y me veo sexy, ¿verdad? ―preguntó emocionado este.
    ―Te ves precioso, aunque para mí siempre lo estás, hermoso y sexy.
    ―Gracias, Kai, eres el mejor novio del mundo ―Chiaki saltó encima del moreno y le besó.
    Rápidamente Kai aprovechó el momento para llevar sus manos a su trasero. Era tan sexy que no podía evitar meterle mano. Bueno, eso y que el moreno era un pervertido siempre dispuesto a jugar con su novio. Y si Chiaki quería él tenía un juguetito a mano en esos momentos. Después del mal momento que había pasado, no sabía si sería adecuado, pero a lo mejor lo ayudaba a olvidarlo.
    ―Chiaki, ¿Te gustaría jugar un poco?
    ―¿Aquí? No me podré bañar…
    ―No te preocupes, lo tengo todo pensado, no es de vibración.
    ―Oh ―respondió un poco desilusionado.
    ―Tranquilo, es un juguetito de bolitas.
    De la bolsa sacó una tira con 9 bolas de un tamaño algo pequeño, unidas por el cordón. Kai lo tenía agarrado por una anilla, que servía para sacar las bolitas de su trasero. El castaño se lo quedó mirando un poco antes de darse la vuelta y bajarse las bragas del bañador. Tampoco iba a decir que no. Quizás sería un poco incómodo estando con sus padres, pero bien que jugaban con otras cosas estando en clase. Parecía divertido.
    ―Esto imagino que es un sí.
    Kai cogió las bolitas, las había limpiado en casa antes de guardarlas, pero no estaban lubricadas. Así que sacó un bote de lubricante y las empapó un poco con ese líquido. No quería hacerle daño a su novio. Una vez hecho eso le dio una nalgada a Chiaki quien se mordió el labio para evitar gemir.
    ―Sepárate un poco las nalgas, voy a proceder a meterlo.
    Chiaki sin decir nada acercó sus manos y las separó. Sería la primera vez que notaría esas bolitas. Siempre lo habían hecho con un vibrador, al parecer este era un juguete nuevo que Kai había comprado en algún momento. Se estremeció al notar como la primera bolita entraba en su ano. El dedo de Kai le ayudó a entrar, y poco a poco entró la segunda y las siguientes.
    ―¿Crees que van a caber todas? ―preguntó con la voz entrecortada, notando como entraba otra bolita.
    ―Ya solo queda una y no han opuesto resistencia, creo que sí.
    ―¿Sólo una? ¿Ya? ―se sorprendió el castaño, ya que no se había dado cuenta de que habían entrado tantas.
    ―Ahora ya han entrado todas, tienes que ir con cuidado de que no se salga ninguna, ¿de acuerdo?
    ―Sí.
    ―Ahora vuelve a ponerte las bragas, vamos a jugar en el agua.
    Chiaki asintió y se puso el bañador nuevamente. Con cada movimiento de su cuerpo notaba como esas bolitas se movían para acomodarse y tocaban un punto en él que le daba placer. Se iba a poner duro en poco rato. Y tendría que aparentar que no pasaba nada. Bueno, eso solía hacerlo en el colegio a menudo. La única diferencia era que en la escuela no tenía que moverse tanto como aquí. Kai parecía interesado en hacerle jugar y moverse durante ese día.
    ―¿Cuánto tiempo lo llevaré puesto?
    ―Hasta que quieras sacártelo ―respondió Kai rápidamente― no te obligaré a llevarlo puesto, si no quieres.
    ―Bien.
    ―Entonces, ahora recoge el bañador que has dejado tirado en el suelo y lo guardaremos.
    Chiaki hizo lo que su novio le dijo. Al agacharse de nuevo notó el movimiento de las bolitas en su interior. Dejó escapar un pequeño gemidito y Kai rio por eso. Realmente era gracioso ver al castaño de ese modo, y también era muy excitante. Finalmente recogió el bañador y al erguirse tuvo que morderse el labio para no gemir de nuevo. Guardaron el bañador y Kai abrió la puerta.
    ―Me estoy poniendo duro, podría correrme solo por los movimientos de las bolitas, Kai ―le dijo Chiaki agarrándose a su espalda.
    ―No te puedes correr, Chiaki, ya lo sabes, es parte del juego.
    ―Entonces ayúdame a no hacerlo.
    ―¿Quieres que te lo ate como en la escuela? Pídelo adecuadamente.
    ―Por favor, amo, áteme el miembro, se lo suplico.
    ―Buen chico.
    Hecho esto, Kai sacó otro objeto más de la bolsa y procedió a ayudar a Chiaki con su problema. Ya sabía que pasaría eso, así que iba preparado, solo quería que su castaño se lo pidiera de esta forma tan sexy. Después de atarlo, le dio un beso y se levantó. Miró el rostro excitado de Chiaki y sonrió. Puso su mano en su trasero y lo atrajo hacia su cuerpo para darle un morreo antes de salir por la puerta.
    ―Vamos, amor, es hora de ir a jugar.
    Chiaki salió detrás de él, y Kai le tendió la mano a su novio quien se la cogió. De la mano regresaron a las toallas, para dejar la bolsa con el otro bañador mojado, dentro. El padre de Kai los miró sorprendido. Era algo un poco extraño. Chiaki se había ido vestido de chico, con expresión incómoda y de terror, y regresaba en modo de chica, con la cara sonrojada y una sonrisa en los labios.
    ―Menudo cambio, chicos.
    ―No me sentía cómodo y Kai me ha dado un cambio de ropa.
    ―Estás más cómodo ahora, se te nota.
    ―Sí ―fue la respuesta de Chiaki, quien seguía sonriendo.
    ―Ahora, iremos al agua, antes Chiaki no estaba divirtiéndose y no tenía sentido.
    ―Bien, divertíos.
    De camino al agua se encontraron con los padres que ya regresaban del agua. Al igual que el otro padre se sorprendieron, pero solo les sonrieron y se fueron a las duchas. Esta vez Kai y Chiaki si pudieron jugar en el agua tranquilamente. El castaño se sentía mucho mejor vestido como chica, y aunque le estaban mirando algunos chicos, él no hacía ni caso. La diferencia de llevar una ropa u otra, era impresionante.
    El juguete también tenía su efecto. A Chiaki le encantaban este tipo de juegos, y a pesar de que no esperaba que fuese tan excitante, ese rosario de bolitas, estaba siendo increíble. Sentía dentro de él cada movimiento que hacía. Hasta el punto que mientras nadaba había tenido que parar varias veces por algún que otro espasmo de placer. Había perdido el ritmo y en una ocasión, la primera, había tragado algo de agua.
    Kai, por su parte, no se separaba mucho de Chiaki, si en algún momento veía que este no se sentía bien para nadar iba a ayudarlo y socorrerlo. Lo último que quería era que se ahogara o le pasara algo por el juego. Era demasiado protector con su novio, tal vez, pero así era él. No podía evitarlo. Por eso, no fueron muy lejos de la costa, la cuestión era pasarlo bien.
    ―¿Cómo estás? ―le preguntó a Chiaki quien estaba tumbado sobre las olas.
    ―Es asombroso, un día deberías de probarlo, Kai. Se siente genial.
    ―No sé, para mí se siente genial verte tan sexy. Pero en un futuro, podemos hablarlo.
    A Kai nunca se le había pasado por la cabeza probar esos juegos que usaba con Chiaki. Él los compraba solo para hacer disfrutar a su novio y pasarlo bien juntos. La verdad es que sí que parecía estar disfrutándolo, para que mentir. Quizás se sentía bien, pero él siempre había sido el seme hasta el momento y no se había planteado el hacer un cambio. A pesar de saber que Chiaki, era un chico, siempre había pensado que era algo afeminado y que era la chica de la relación. Ahora su cuerpo estaba cambiando, no era tan afeminado y su mente cambiaba también. ¿Sería que Chiaki quería ser el seme en alguna ocasión? ¿Estaría despertando el Alpha que llevaba dentro?
    ―Chiaki, ¿Quieres ser el seme? ―le preguntó Kai un poco nervioso.
    ―¿Yo? No sé… no quiero hacerte daño…
    ―¿Te duele cuando lo hacemos? No lo parece.
    ―No, no, no me duele, pero yo estoy acostumbrado, las primeras veces sí dolía un poco.
    ―Recuerdo que las primeras veces costaba un poco, sí.
    ―Ahora ya no, entre tu y los juguetes, ya estoy bastante acostumbrado.
    ―Entiendo, pero si un día quieres dímelo ―dijo con seguridad Kai.
    ―Tú… ¿Quieres que te lo haga?
    ―La verdad es que nunca lo había pensado, pero después de tu comentario, me ha venido a la mente que quizás tú querías serlo, y tampoco me ha parecido mala idea, si eres tú ―mientras decía eso Kai, pensó que también debía estar el factor de ser Alpha.
    ―Ooooh ―dejó escapar Chiaki emocionado― no te preocupes, si quieres un día podemos probar, pero yo me refería a que jugar con juguetes de estos se siente muy bien, son muy placenteros.
    ―Se te nota en el tono de voz. ¿Regresamos?
    ―Vale.
    Ambos empezaron a nadar de regreso, y Chiaki volvió a notar esos movimientos por parte de las bolitas que tenía en su trasero. Mientras estaba quieto en el agua, le había sido fácil relajarse un poco, y durante la conversación, había aprovechado por estar bastante quieto dejándose llevar por la corriente.
    Al llegar a la orilla, Chiaki suspiro un poco aliviado por eso, estaba bastante excitado y a pesar de que le daba vergüenza que alguien lo notara, se sentía más seguro en tierra firme. Fueron hacia su toalla, bebieron un poco de agua y se fueron a las duchas para sacarse la sal del cuerpo. Después regresaron y se sentaron en sus toallas.
    ―¿Queréis jugar? ―preguntó uno de los padres, con una baraja de cartas en la mano.
    ―¿A que jugáis? ―el castaño parecía un poco interesado.
    ―Al remigio.
    ―Vale, me apunto ―fue la respuesta del chico mientras juntaba su toalla con la de los padres.
    ―Comparte la toalla, que yo también vengo a jugar.
    Chiaki se sentó en la mitad de la toalla y estuvieron jugando un poco antes de comer un poco, la playa daba hambre. Fue entretenido y pasó rápido el tiempo. Cada vez que el castaño cambiaba de posición o hacía algún movimiento notaba esas bolitas en su interior. Se sentía bien, pero llegó un punto en el que necesitó ir a relajarse y dejó de jugar para ir a tumbarse. Se fue a la toalla de Kai ya que este estaba usando la suya y se tumbó allí, quieto. Se concentró en su respiración e intento calmarse.
    ―¿Estás bien? ¿Quieres que te las quite?
    ―No, estoy bien, solo necesitaba relajarme.
    ―Realmente te gusta, ¿eh?
    ―Sí, la verdad es que sí. Es divertido y excitante el tener esto dentro dándome placer, y a la vez tener que fingir que no, para que nadie me descubra.
    ―Eres un poco masoquista.
    ―¿Y de quien es la culpa? Tú me has hecho así.
    ―Me estás llamando sádico y dominante.
    ―Un poco, pero me gusta que seas así, también eres muy amable y tierno, y me gusta cómo te preocupas por mí.
    ―Gracias, supongo, como se dice, toma una de cal y una de arena, ¿no?
    ―Algo así ―respondió Chiaki riendo un poco y notando como esas bolitas se movían como si quisieran salirse.
    Dejó de reír ante eso y se sentó en la toalla, llevando su mano a su trasero. Sonrió al notar que no había salido ninguna. Kai se había acercado más a él con curiosidad, y Chiaki le hizo una seña para que se sentara detrás de él. Kai ya se imaginaba lo que su novio quería, no se resistió ni dijo que no. Lo hizo, se colocó detrás de él con las piernas abiertas una a cada lado del cuerpo del otro, y Chiaki se tumbó en su pecho. Kai con uno de sus brazos aguantó el peso de los dos, y con el otro abrazó a su novio por la cintura. El castaño estaba muy cómodo en estos momentos, tanto que cerró sus ojos con una sonrisa relajada. No pasó mucho rato cuando una sombra apareció enfrente de él, así que abrió los ojos, sorprendido.
    ―Hola, Chiaki, preciosa, cuanto tiempo ―saludó un chico que estaba mirándolos con una sonrisa― hola Kai.
    ―Hola Noah, ¿Qué haces tú por aquí?
    ―He venido a acompañar a Natsuki.
    De nuevo el castaño recién llegado les sonrió mirándolos fijamente. Se le veía feliz de haberlos encontrado en ese lugar. A pesar de lo que había dicho ninguno de los dos veía a la morena por los alrededores. Y ¿Porque Noah había acompañado a Natsuki a la playa? Nunca había comentado que le gustase la chica. Siempre hablaban de Naoki, junto con Michiru.
    ―¿Estáis en una cita?
    ―¿Eh? No, no, es que ella tiene que hacer una cosa por aquí, y de paso hemos aprovechado que estábamos cerca de la playa, en principio tenía que ir Michiru pero esta le ha dicho que no podía y me lo ha preguntado a mí ―contestó él alegremente, aunque luego cambió su mirada― pero más importante, ¿Porque está Chiaki vestida? Es tu culpa ¿Verdad, Kai? Como no quieres que nadie vea la belleza de tu novia, la tienes oculta. Pero eso no es justo ―empezó a delirar Noah pensando en cosas que no debía― déjanos al menos que disfrutemos de las vistas, cuando está en bañador, no seas egoísta.
    ―Noah, no tiene sentido nada de lo que dices, Chiaki es libre de enseñar lo que quiera, pero si no quiere no la voy a obligar.
    ―¿Es así?
    ―Sí ―respondió tímidamente Chiaki― me da vergüenza que me vean.
    ―Eres tan linda y tímida ―comentó Noah muy emocionado.
    ―Y… ¿Dónde está Natsuki? ―preguntó Kai intentando cambiar el ambiente.
    ―Oh, está en su toalla dibujando chicos guapos que ve por la playa.
    ―Ya veo…
    ―¿Queréis venir a saludarla?
    ―Iremos a comer en breves… No sé si tenemos tiempo.
    ―Está cerca.
    ―¿Chiaki quieres ir?
    ―Por mí está bien, si quieres ―respondió este con una sonrisa.
    Kai interpretó esto como un sí, y fue a hablar con sus padres, estos solo dijeron que tenían media hora, que si no se haría tarde para ir a comer. Kai asintió solo iban a saludar. Por si acaso cogió su móvil y se reunió con esos dos. Noah estaba coqueteando de nuevo con Chiaki.
    ―Es una pena que seas la novia de Kai, sino fuese así, iría por ti.
    ―Gracias, es todo un alago.
    ―Eres tan guapa, educada, tímida, adorable, tranquila, inteligente…
    ―Ya basta, ¿no? Tantos halagos hacia mi novia, es cierto que es todo esto y más, pero, ¿No te da vergüenza coquetear con la novia de tu mejor amigo?
    ―Tsk, aún no sé qué te ve.
    ―Celoso.
    ―¿Y qué? Tengo derecho a estar celoso de ti, por tener a esta magnífica novia.
    ―¿Vamos? Tenemos media hora, que luego tenemos que ir a comer.
    ―Está bien, vamos ―Noah estaba un poco disgustado.
    Se quedó un poco atrás para ver si podía aprovechar para ver un poco del trasero de Chiaki, pero Kai se lo impidió. Puso su mano en el culo de este haciendo que el castaño tuviese un pequeño sobresalto por eso. Se sonrojó, pero tampoco se quejó. Después de chistar una vez más, Noah paso delante de ellos y los guio hacia donde estaba Natsuki. Al llegar vieron que efectivamente estaba dibujando a toda prisa varios chicos que había por allí cerca. Chiaki se calmó un poco por la pequeña excitación que llevaba y se acercó a ella.
    ―Hola Natsuki ―la saludó Chiaki consiguiendo que dejase de mirar su blog de dibujo― que alegría verte por aquí.
    ―Hola Chiaki, no te esperaba.
    ―¿A qué no? Te la he traído como sorpresa, me la he encontrado por el camino. Toma tu bebida ―le dijo eso último mientras le daba una lata.
    ―Gracias ―le dijo a Noah antes de volver a centrar su vista en los dos recién llegados― hola, Kai, que raro verte con Chiaki.
    ―¿Verdad que sí? Hola Natsuki.
    Ellas dos se pusieron a hablar tranquilamente de sus cosas mientras Kai lidiaba con Noah. Este aún seguía echándole la bronca por no conseguir que Chiaki llevase menos ropa. Estaba decepcionado, pero ese no era el problema de Kai, solo le dejó que se desahogase y luego se llevó de nuevo al castaño con los padres. Tuvieron que correr para llegar a tiempo, así que al llegar a las toallas Chiaki estaba todo jadeante y rojo. Su excitación había llegado a un nivel un poco más alto de lo esperado y eso hacía reír un poco a Kai.
    ―Vamos al baño para que Chiaki se cambie de ropa ―dijo cuando ya habían recogido todo y estaban listos para irse.
    Sus padres asintieron y ellos se fueron a los baños nuevamente. Cuando llegaron, Chaki seguía jadeando bastante excitado. Parecía que quería correrse justo en ese momento. Kai no lo dudó. Lo cogió de la mano y lo metió en uno antes de cerrar la puerta. Lo acorraló contra una de las paredes y lo miró a los ojos muy serio. Los tenía algo llorosos por el placer, y junto con sus mejillas sonrojadas y ese pelo desordenado, le daban, a Kai, una visión demasiado tentadora.
    ―Quiero comerte.
    ―N-no tenemos tiempo ―respondió un poco jadeante Chiaki notando la mano de su novio en su trasero― aunque y-yo también qu-quiiero que m-me coma-as.
    ―¿Quieres que te lo quite? ¿O que al menos te de una pequeña ayuda?
    ―Una ayuda estaría bien, mi amo, por favor.
    ―¿Qué quieres?
    ―Lama mi miembro, por favor.
    ―Está bien.
    Dicho esto, Chiaki notó como subían su camiseta y como bajaban sus bragas del bañador dejando su miembro erecto y atado a la vista. Kai le acercó la parte de abajo de la camiseta a su boca y el castaño abrió la abrió. Entendía que era lo que quería Kai y sabía que sería lo mejor si no podía hacer demasiado ruido. No sería bueno que el resto de la gente los escuchara mientras estaban en eso.
    La mamada fue intensa, pero corta. Chiaki iba demasiado necesitado y estaba tan a punto de correrse que con casi nada dejó salir todo su semen en la boca de su novio. Kai tragó todo lo que había salido y limpió ese miembro con su lengua antes de separarse de él. Lo miró y después de quitarle esa camiseta de la boca le dio un beso que dejó al castaño sin aliento.
    ―¿Seguro que no quieres que te quite el juguete?
    ―No, aún, por favor.
    ―Bien, por mí no hay problema ―le dio un corto beso a Chiaki y empezó a buscar la ropa de este― desnúdate, voy a darte tu ropa.
    En cuanto se vistió ambos salieron. Sus padres ya estaban esperando allí, así que simplemente se fueron juntos al restaurante y comieron. El plan era que después de la comida irían a pasear un poco antes de regresar a casa. Así que antes de ir al restaurante dejaron las cosas en los coches. Así irían menos cargados. Durante todo el camino Chiaki fue excitándose de nuevo, al seguir llevando el juguete. Él mismo se había dicho que lo llevaría hasta que Kai pudiese hacerlo suyo.
    Después de comer fueron a dar el paseo. Y cuando pasaron por los baños públicos, disimuladamente, Kai secuestró a Chiaki hacia dentro. Había aguantado demasiado y no podía más. Estaba deseoso de hacerlo suyo y en estos momentos era la oportunidad perfecta. Sus padres no sabían dónde estaban y no se habían dado cuenta de su desaparición. Si no los encontraban después ya les llamaría para poder encontrarse. Volvió a acorralar a su novio contra la pared y lo beso con ansias.
    ―No puedo más Chiaki, necesito comerte ―le dijo entre besos.
    ―Hazlo.
    ―Entonces, buen provecho.
    Dicho esto, se lanzó hacia él besándolo con pasión. Sus manos bajaron al trasero de Chiaki y le quitaron ese juguete que había llevado el castaño durante tantas horas allí. No sabía hasta qué punto era saludable tener un juguete de esos dentro, pero el ano de su novio estaba ya dilatado. Sin más le dio la vuelta, le subió el vestido y, después de quitarle las bragas, se introdujo en él de una estocada. Al castaño no le dolió, al contrario, gimió de placer por ello.
    ―No tan fuerte o te escucharan.
    ―N-no puedo evitarlo.
    ―Entonces muerde esto ―le dijo Kai metiéndole las bragas, que le acababa de quitar, en la boca.
    Sin poder decir nada más Chiaki solamente hizo lo que le dijo, y mordió su ropa interior mientras Kai lo embestía cual bestia. Estaba muy ansioso y desesperado y los movimientos del castaño, acompañando sus movimientos, le incitaban a más. A Chiaki le gustaba cuando se lo hacía duro, así que no tenía quejas. Al contrario, su cuerpo se contraía con cada embestida y cada oleada de placer que sentía por esos rudos movimientos. Ninguno de los dos tardó en correrse. Estaban demasiado necesitados para ello.
    ―Espera que te limpio un poco ―dijo el castaño en cuanto se quitó las bragas de la boca.
    Chiaki cogió un poco de papel del baño y limpió el miembro de su novio antes de que este se vistiera. Salió del baño con el juguete en la mano y mientras Chiaki se limpiaba, él aprovecho para limpiar el juguete. Al llegar a casa lo desinfectaría adecuadamente. Lo envolvió con un poco de papel del baño y Chiaki lo guardo en su pequeño bolso.
    Después de eso se reunieron con sus padres y volvieron a casa. Había sido un día de playa bastante interesante y entretenido, aunque Chiaki no había avanzado mucho en su vuelta al modo chico. Quizás poco a poco, otro día harían un poco más, pero escogerían otro sitio donde no hubiese tanta gente y con tan poca ropa.

    Continuará...
     
    Top
    .
  5.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline
    Hola! Que tal? Alguien lee esto? Bueno, por si acaso aviso.

    En este capítulo aparece un nuevo punto que no había salido en la historia, espero que os guste!!
    ----------------------------------------

    Capítulo 5


    Kai estaba aburrido en su casa, así que como siempre había decidido ir a pasar el día con su novio. Estuvieron jugando a videojuegos en la play durante toda la mañana. Era algo que habían hecho desde pequeños y les entretenía. Después de jugar durante varias horas decidieron que era hora de descansar. El moreno se sentó en la cama apoyándose con la espalda en un cojín, y Chiaki aprovechó para poner su cabeza en el regazo de este. Notó como una mano de su novio le acariciaba su largo cabello y cerró los ojos, disfrutando del contacto. Le gustaban esas muestras de cariño por parte de Kai.
    ―¿Sabes? Creo que tendríamos que ir a comprarte más ropa de chico.
    ―¿Por qué?
    ―Tienes poca, y dijiste que en la universidad vestirías como un chico.
    ―Es cierto, pero…
    Chiaki apretó un poco su mano en la rodilla de Kai, sabía que el moreno tenía razón, pero le costaba hacerse a la idea. De reojo miró hacia su armario donde pudo ver, colgando, el vestido que llevaba el día anterior. Le ponía triste el pensar que esa etapa acababa. Le gustaba vestir como chica y siempre se sentía feliz cuando los chicos lo miraban. Se había esforzado mucho por aprender todo lo necesario y ahora, tenía que cambiar de nuevo. Entendía que su cuerpo había cambiado, ya no era tan femenino como antes, y no quería cambiar de sexo. Había leído que los cambios de sexo producían cambios en las hormonas y eso a veces afectaba al apetito sexual. Eso le preocupaba y tampoco quería perder su miembro. Le gustaba cuando Kai jugaba con él. Sólo le quedaban las operaciones y el moreno se había negado a que se las hiciera.
    ―No te deprimas Chiaki, ya verás que irá bien.
    ―Se me hace extraño.
    ―Hay ropa para chicos que no está mal.
    ―Pero no es sexy ―respondió este― no me verás con los ojos de siempre.
    ―Eso no es cierto, tú siempre te verás sexy para mí, o ¿Es que yo no te lo parezco?
    ―Nunca he dicho esto.
    Chiaki se giró para mirar hacia arriba y poder ver a su novio directamente, para él su novio era el chico más guapo del mundo. Tal y como debía de ser. Kai siempre le decía eso “para mí tú eres el chico más guapo” y entendía ese pensamiento porque él opinaba lo mismo de Kai. Le parecía un poco extraño que Kai pensara eso de él, el castaño se veía simplemente como un chico afeminado sin más.
    ―Me imagino que no quieres, y creo entender el porqué, pero es tu decisión.
    ―Lo sé.
    ―¿Quieres cambiarla?
    ―No ―dijo con la voz apagada volviendo a cambiar de posición― tengo que aprender a ser un chico.
    ―No es muy difícil, a decir verdad, simplemente tienes que seguir el instinto.
    ―Instinto…
    Chiaki no acababa de entender a que se refería su novio, ¿Qué tenía que ver el instinto con ser un chico? No quería preguntar en estos momentos, quería dejar de hablar sobre ese tema, le ponía triste hablar de eso. Aún no se había hecho a la idea de que debía volver a ser un chico. Llevaba muchos años como chica, a pesar de haber nacido como un chico. No entendía muy bien por qué no quería vestirse de chico, si realmente él no se veía como una chica. Ya no tenía miedo. En estos momentos llevaba puestos solo un pantalón corto deportivo y una camiseta de manga corta. No iba arreglado ni llevaba puesta ropa femenina y se sentía cómodo.
    ―No me entiendo ―dijo en voz alta para que el moreno lo escuchara―ahora mismo estoy vestido con ropa de chico y estoy tan tranquilo. En un principio me vestía como chica por ti, pero en casa siempre he llevado pijamas de chico. Cuando tú me ves vestido de chico no me importa, pero en la calle me siento desnudo.
    ―Es falta de costumbre, cuando sueles llevar un tipo de ropa, el día que no lo llevas te sientes raro. Llevas muchos años vistiendo como chica y ahora te es raro ir de chico, simplemente.
    ―¿Tú crees?
    ―Sí, pero es cierto que te miran mucho.
    ―¿Verdad? ¿Se me ve raro?
    ―Yo diría que más bien es que te queda demasiado bien.
    ―¿A qué te refieres? ―preguntó Chiaki un poco confundido.
    ―Que te ves tan guapo que la gente no puede evitar mirarte.
    ―No creo que sea eso…
    ―Yo sí lo creo, por qué es lo que he visto.
    Por mucho que el moreno le dijera esas palabras, él no podía ni imaginarse que fueran ciertas. No podía creer que los chicos y las chicas le mirasen tanto por ser guapo. Él no era guapo, al menos en su opinión. Era más bien del montón. No dijo nada más al respeto. Si Kai lo pensaba así, intentaría creerlo. Le hacía feliz que el moreno pensara, que era tan guapo como para que la gente se le quedara mirando. Aunque él tenía claro que solo quería que lo mirara Kai.
    ―¿Cuando quieres que vayamos a mirar ropa? ―preguntó finalmente el moreno rompiendo de nuevo el silencio― aún es pronto, podríamos aprovechar la tarde.
    ―A-Ahora… ¿Y la comida?
    ―Después de comer, no tenemos prisa.
    ―Bueno…
    Chiaki no parecía muy convencido pero el moreno lo decía por él. Estaba acostumbrado a obedecer lo que le dijera su novio y no le molestaba, pero ahora le parecía un poco precipitado todo. Kai sonrió y acercó un poco su rostro, para depositar un beso en la cabeza del castaño. Le parecía muy tierno su novio, y no podía evitar pensar en eso, en momentos como este.
    Finalmente les llamaron para comer. Tuvieron una comida tranquila junto a los padres del castaño, y avisaron de que irían de compras. Cuando comentaron que sería ropa de chico para Chiaki se pusieron tan contentos que accedieron a darles una cantidad de dinero que ayudara a poder comprar algo más. Desde siempre la pareja había estado muy preocupada por su hijo. Ellos sabían por qué el castaño había decidido hacerse pasar por una chica. Todo era culpa de Kai. Por su culpa su niño se había vuelto un travestido.
    ―Me alegra tanto que por fin hayas dado el paso ―decía la madre más feliz que nadie.
    ―Bueno…
    ―¿Que te pasa hijo? ―preguntó su padre quien notó el tono de voz del castaño.
    ―Aún no estoy convencido del todo, tengo algo de miedo ―respondió Chiaki mirándolos algo triste― pero dice Kai que él me apoyará en mi decisión y que me ayudará, realmente ha sido idea suya.
    ―¿De Kai? Pensé que le gustaba que vistieses como chica.
    ―Y me gusta, pero también me gusta cuando viste como chico, a mí Chiaki me gusta por él mismo y no por la ropa que lleve.
    ―Oh, que bonito ―dijo la madre emocionada.
    ―Espero que me lo cuides bien, siempre ―añadió el padre conmovido por esas palabras.
    ―Por supuesto.
    Con estas palabras los padres del castaño dieron a entender que aceptaban, por fin, plenamente a Kai como pareja de Chiaki. Hasta el momento, a pesar de ser buenos con él habían tenido alguna que otra duda sobre el moreno. Los dos chicos eran amigos desde pequeños, siempre habían estado juntos y se llevaban muy bien. No tenían nada en contra del moreno, pero les costaba hacerse a la idea de que su hijo hiciera tantos cambios por él. Habían aceptado que ambos fueran pareja, porque no había más remedio, pero en estos momentos estaban aprobando su relación. Habían aceptado que la relación era como la suya, que los niños se querían. Y es que llevaban muchos años jugando a ser novios, según su manera de verlo, y parecía que iban en serio. Ahora que estaban por empezar la universidad, ya podían tomarse las palabras de los chicos más en serio.
    ―Me alegra que os queráis tanto, espero que seáis muy felices juntos ―agregó la madre unos momentos más tarde― no pensé que duraríais tanto, pensaba que era un juego, pero veo que no. Así que espero que esta relación no acabe pronto.
    ―No acabara pronto, mama, estoy seguro de que este amor es para siempre.
    Chiaki se veía muy confiado con sus palabras, eso reconfortó un poco a Kai quien a veces se preocupaba por este tema. El castaño era algo miedoso y por algún motivo solía pensar en negativo en estos aspectos. Era algo bueno que por fin viera la relación como algo seguro. No parecía tener dudas ni miedos, al respeto. Kai asintió con una sonrisa orgullosa. Y con esto acabó la conversación y también la comida, así que se fueron a la habitación del castaño para que este pudiese cambiarse de ropa. Chiaki se vistió como un chico, con la poca ropa que tenía de este estilo y salieron de la casa.
    ―¿Puedo cogerte de la mano? ―preguntó Kai, algo dudoso.
    ―Estoy como chico…
    ―¿Y?
    ―¿Y si te ve alguien conocido?
    ―A mí no me importa.
    ―Pero…
    ―Si ahora vas a vestir como chico siempre, ¿significa que no podré volver a cogerte de la mano?
    ―No…
    ―Chiaki, dame la mano ―le ordenó Kai, al final.
    El castaño obedeció y le dio la mano algo avergonzado. Kai sonrió y se acercó al chico para darle un beso en los labios. Chiaki se sonrojó y se separó antes de mirar hacia todos lados por si acaso. Al moreno le dieron ganas de reír, pero se contuvo para no molestar a su chico, el cual parecía estar un poco susceptible. Caminaron por la calle camino al centro comercial. Era el mejor lugar para comprar casi todo lo relacionado con ropa. No había demasiadas tiendas por el vecindario y las pocas que había tenían ropa para personas mayores.
    En el centro comercial fueron a la zona de ropa de chico, como ropa interior sí tenía, fueron directos a las otras secciones. Se separaron un poco para mirar la ropa que había y que ellos creían que le quedaría bien a Chiaki, cuando unos chicos se acercaron al castaño. Este los miró un poco confundido al ver lo cerca que estaban de él. Eran dos y le sonreían de una manera que él conocía muy bien. Era la misma sonrisa que ponía Kai cuando pensaba en algún juego.
    ―Hola, guapo, ¿te gustaría dar una vuelta con nosotros?
    ―Esto… yo… estoy con alguien.
    ―¿En serio? Entonces, solo tienes que decirle que se venga con nosotros o que se vaya.
    ―No puedo hacer eso, él es…
    ―Oh, vamos, solo queremos pasar un rato contigo.
    ―¡Chiaki, ven! ―escuchó que le llamaba Kai.
    Aprovechó eso para salir corriendo hacia su novio y esconderse un poco detrás de él. Los dos chicos no se dieron por vencidos y lo siguieron. Se quedaron delante del moreno y fruncieron el ceño. ¿Quién era ese chico que le daba órdenes a esa belleza? Al parecer no estaban de acuerdo con eso. Así que se encararon con él y se pusieron algo chulitos.
    ―¿Y tú quién eres, eh, feo? ¿Quién eres para decirle a esta belleza lo que tiene que hacer?
    ―Soy su novio.
    ―Ja, como si me fuese a creer que alguien tan vulgar como tú es su pareja.
    ―Es la verdad.
    ―No puede tener tan mal gusto, así que vete de aquí y déjanoslo a nosotros.
    ―Chiaki no es un objeto, y él no quiere ir con vosotros. Lo estáis asustando.
    ―Eso es porque no nos conoce. Vamos, feo, aparta de nuestro camino y no seas tan arrogante. Él necesita a alguien mejor, alguien más bello y que esté a su nivel… ―el chico calló de repente y se puso la mano en la mejilla― Pero ¿qué? ¿Cómo te atreves a darme una bofetada?
    ―No voy a consentir que sigáis insultando a Kai ―dijo Chiaki interponiéndose entre esos chicos y su novio― Kai es maravilloso como persona. Lo importante está dentro y aunque vosotros digáis que es feo, para mí es el más guapo del mundo.
    ―Chiaki.
    ―Yo lo amo, así que no tenéis nada que decir ni nada que ofrecerme que sea mejor que él. Iros.
    ―Serás zorra.
    Dicho esto, los dos chicos se fueron, dejando solos a la pareja. Después de tanta adrenalina los dos estaban algo temblorosos. No era algo habitual. Chiaki solía atraer a gente, pero nunca a chicos tan insistentes. Por lo general aceptaban rápidamente la derrota cuando el castaño se abrazaba a él. Kai abrazó a Chiaki por la espalda y se quedó un rato así. Luego se separó y buscó la mirada del castaño.
    ―Gracias, Chiaki, has estado muy varonil.
    ―Solo me he movido por instinto, no he podido dejar pasar lo que decían de ti.
    ―Veo que te estás convirtiendo en todo un hombre.
    ―Gracias, supongo.
    ―Yo también te amo, Chiaki.
    Lo cogió por la nuca justamente en esos momentos y le dio un beso en los labios al chico. Le había gustado como lo había defendido de esos chicos y las palabras que había dicho. Cada día se sentía más afortunado de tenerlo a su lado. Y con esas palabras tan varoniles le había sonrojado y le había hecho muy feliz. Le tocaría acostumbrarse a ese otro Chiaki. Otra vez le vino a la cabeza la posibilidad de que el castaño fuese el seme en alguna ocasión, quizás no sería mala idea si se veía tan genial como en estos momentos.
    ―Vamos a seguir con la ropa.
    ―Vale.
    Pasaron la tarde así, mirando ropa y comprando lo que creyeron necesario. Después de ese incidente todo había ido normal, sin más problemas. Habían decidido que era suficiente y habían ido a tomar algo antes de regresar a casa. Estaban algo cansados después de tantas emociones. En un momento determinado de la tarde Kai tuvo un mal presentimiento. Algo iba a ocurrir fuera de lo normal. Y así fue, poco a poco empezó a sentir calor por el cuerpo, su corazón latió más rápido y fuerte, tanto que hasta dolía un poco. Le faltaba aire y su respiración empezó a agitarse. Llevó sus manos a su pecho y se encogió un poco en su silla.
    ―¿K-Kai?
    Chiaki en seguida notó esos cambios. Su cuerpo estaba viéndose afectado por esos mismos. Su corazón empezaba a latir más rápido por la excitación que le estaba provocando el olor de Kai. Su cuerpo estaba empezando a estremecerse ante esas sensaciones y notaba las ganas que tenía su cuerpo de acercarse al otro. Su racionalidad le decía que debía ir con cuidado, que no debía dejar que ese olor le afectase, pero no podía resistirse. Esa racionalidad, poco a poco, iba desapareciendo y la excitación ganaba terreno.
    ―Mierda ― se quejó levantándose de su silla y acercándose a Kai, quien no lo miraba― lo siento.
    Chiaki había pasado cerca de alguno que otro omega en celo, no era la primera vez, y aunque con todos había reaccionado bastante, hasta el momento había podido controlar un poco sus instintos. Muchos Alpha le habían dicho que era bastante tolerante y tenía mucho aguante. A pesar de todo, en estos momentos su instinto de Alpha, le estaba diciendo esas palabras que él no quería escuchar. Sabía que en algún lado de su ser tenía muchas ganas de hacerlo, pero siempre había reprimido eso. Él quería que Kai decidiese, quería complacerlo y no forzarlo.
    ―”Fóllalo. Viólalo. Embarázalo. Muérdelo.” ―esas eran las palabras que resonaban en su mente mientras él intentaba negarse a sus impulsos.
    ―¿Chiaki? ―escuchó la voz de su novio que le llamaba.
    Intentó volver a encontrar su racionalidad, la encontró durante unos segundos, cuando pudo ver la cara asustada del moreno. Se quedó quieto unos momentos, hasta que al final con ambas manos se dio un manotazo en sus mejillas, dejándolas rojas. Quizás no era suficiente, pero esperaba que sirviese un poco. Cogió las bolsas de ropa y la mano de Kai. Esta vez le tocaba a él arrastrar a su novio por las calles.
    A Kai le habían dicho que era omega cuando se había hecho la prueba, pero no le llegaba el celo. Tenía casi 18 años y aún no había tenido su primer celo. Todos pensaban que quizás era un error y que en vez de omega era beta. Sus padres eran betas, así que no sería extraño. Ahora se daban cuenta de que no había sido un error. Simplemente había tardado mucho en tener su primer celo. No sabían el porqué, pero cada persona era un mundo y no todos eran igual de rápidos para las cosas. A veces hay personas que se desarrollan más pronto y otras más tarde. Simplemente Kai había sido más lento que la media.
    Hasta el momento habían vivido normalmente sin preocuparse. Chiaki era fuerte y resistía el celo de los omegas mejor que otros Alpha y Kai aún no había tenido su primer celo. Como Alpha, sabía que algún día llegaría este momento y que sería más duro que normalmente. No era solo el celo de Kai, estaban sus sentimientos. A pesar de hacer el rol de uke, había pensado en ser el seme en alguna ocasión. Como Alpha sabía que eso era lo normal. Normalmente un Alpha nunca decidía ser uke de un omega, pero él amaba tanto a Kai que eso no le importaba. Y se sentía muy bien ser el uke. No tenía ningún orgullo que salvar. Era una entrega voluntaria por amor.
    En estos momentos su mente era completamente contraria a esta voluntad. Le decía que debía de follar y embarazar a Kai. Tenía que morderlo y hacerlo suyo de por vida. Siempre le habían dicho que no debía de morder un omega en celo. Que eso significaba un cambio radical en la vida del pobre omega. Él no quería hacerle eso a Kai, aunque no entendía todas las implicaciones posibles a esas palabras. Tenía que resistir, aunque fuese difícil.
    ―Lo siento, Kai, me está costando… Mi celo… tu celo…
    ―E-está bien, yo estoy escuchando u-una voz que me di-dice que quiero qu-que me folles y me embaraces… Chiaki…
    Esas palabras fueron una tortura para el castaño. Él estaba pensando en no hacer nada que Kai no quisiera, pero en estos momentos, el moreno le estaba diciendo que quería. Desde luego, era cosa del celo, pero él también había entrado en celo por culpa de Kai e iba muy caliente. No se lo estaba poniendo fácil. Estaba preocupado porqué sabía que si lo hacía en este estado no podría controlarse. El moreno no estaba acostumbrado a ser el pasivo si lo violaba en este estado podía hacerle daño. Chiaki no quería eso. Él sabía que su misión como novio era llevarlo a casa y alejarse de él hasta que se le pasara, lo sabía y era lo que quería hacer, aunque su cuerpo y su mente en estos momentos no estaban totalmente de acuerdo.
    ―N-no te haré nada, no en este estado…
    Había dicho esto, pero no estaba seguro de poder cumplir tal cosa. Tenía muchas ganas de hacerlo. Quería follarlo duro hasta que no pudiesen más. Y su racionalidad de nuevo se iba perdiendo. Esas bofetadas habían perdido su efecto. Necesitaba algo más que le distrajera de sus instintos. Cuanto lamentaba no tener un supresor en esos momentos, al menos le sería un poco más fácil aguantar y soportar ese dulce olor. Ese aroma que en estos momentos lo estaba volviendo loco sería más controlable, más pasable.
    ―E-está bien si eres t-tú…
    ―No lo está… te protegeré, Kai, incluso de mí mismo ―le respondió el castaño con esfuerzo.
    Chiaki se había mentalizado para ese momento, él mismo había imaginado la escena y se había dicho lo que tenía que hacer. Que debía de resistir y como debía de proceder en ese momento. Pero ahora lo que estaba viviendo, notaba que era más difícil de hacer que de imaginar. Ese olor, ese instinto, esos pensamientos. El celo tanto de omega como de Alpha, se estaban mezclando y le hacían perder la cordura por completo. No podía creer que realmente las cosas estuvieran siendo tan difíciles. Con los otros omegas no le pasaba tan fuerte. Sabía que era porque era Kai. Había su amor metido en todo esto. No solo era el instinto de Alpha que le hacía querer follar a un omega, era el amor que sentía por Kai, quien también estaba en el juego. Estaba siendo realmente complicado, pero lo iba a conseguir. Por Kai, justamente por ese amor que sentía por el moreno, lo haría. Protegería al chico, de todos, incluso de sí mismo.
    Después de lo que les pareció una eternidad y después de que Chiaki se diera algunos golpes más para poder llegar a casa sin violar a su novio, ambos llegaron a su destino. Chiaki dejó a Kai en casa con sus padres y él se encerró en su habitación sin dar ninguna explicación a sus padres. Estos estaban algo preocupados por cómo había llegado el castaño más no dijeron nada. Este solo buscó un supresor de celo y se lo inyectó rápidamente en su pierna. Se tumbó en su cama y esperó que hiciese efecto y se le pasara el celo.
    Por otra parte, Kai, fue llevado a su habitación por sus padres. En estos momentos su excitación era demasiada. La madre del moreno fue en busca de los medicamentos para omega que tenía guardados. Ya no se lo esperaba, era un celo muy tardío así que lo había guardado en algún cajón y no recordaba cual. Finalmente, después de mucho rebuscar lo encontró y se lo dio a su hijo. Ahora solo quedaba esperar que se calmase un poco. No era fácil. Ninguno de ellos lo habían vivido en sus carnes, pero no por eso estaban desinformados sobre el tema. La madre de Chiaki era omega, al fin y al cabo. Al saber que Kai también lo era le habían preguntado varias cosas para poder saber que hacer en un futuro. Por suerte el celo entre familiares de sangre no tenía ningún efecto y menos en betas.
    Continuará...
     
    Top
    .
  6.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline
    Buenas!! Por fin cuelgo el capítulo 6, espero que os este gustando, nos vemos pronto!
    -------------------------------------

    Capítulo 6


    Después de la llegada del celo de Kai, y de que ambos regresaron a sus respectivas casas, los chicos no volvieron a contactar el uno con el otro en todo el día. Necesitaban un momento a solas. Cenaron con sus respectivas familias y después de hablar un poco con ellos cada uno se fue a su habitación para descansar. Había sido algo que no esperaban que pasara en esos momentos. Y les había cogido por sorpresa.
    Después de haberse inyectado el supresor, Chiaki se sentía mucho más calmado de su pequeño celo, pero tenía la mente echa un lio. El celo de los omegas podía llegar entre los 12 y los 18 años, y ellos ya tenían 17, casi 18. A pesar de que el resultado de Kai había sido “omega” durante la prueba, hasta el momento nadie se había dado cuenta de eso. En la escuela te decían que no revelaras a nadie tu condición de género, excepto a las personas de la familia o a la escuela o el trabajo. Era algo que casi nadie cumplía, pero tanto Kai como Chiaki lo habían escondido, de todos exceptos ellos mismos y sus familias. En la escuela todos creían que ambos eran beta. Pero no era así.
    A pesar de que Kai había nacido de una pareja de betas él era omega, algo que realmente había preocupado un poco a sus padres. Era bien sabido que los omegas no eran bien vistos y que solían tener muchos problemas. Los Alpha solían despreciarlos y solían aprovecharse de ellos para su diversión. Un omega sin marca era una fábrica de feromonas para atraer a Alpha. Realmente el cuerpo de un omega era lo que proporcionaba la mayoría de los problemas que ellos mismos tenían, pero para eso existían los supresores e inhibidores.
    A partir de ahora Kai tendría que tomar una pastilla diaria para poder mantener sus feromonas bajo control, y los inhibidores durante su celo. Después estaban los supresores de emergencia, que eran unas inyecciones muy potentes que provocaban efectos secundarios graves en los omegas, y normalmente les impedía salir de casa durante su uso. Todo se complicaría un poco y tendrían que empezar a tomar precauciones como no olvidar las pastillas y controlar el ciclo del celo.
    Pero a Chiaki lo que le preocupaba más era como había reaccionado él. Por un momento había pensado en realmente coger a Kai y violarlo fuertemente. Quería hacerlo. Era su novio, pero nunca lo habían hecho siendo el moreno el uke, si lo hacía estando loco por el celo podría hacerle daño y no quería eso. Había tenido que golpearse varias veces para evitar perder la razón. El dolor lo había mantenido cuerdo, al menos momentáneamente. Finalmente lo había llevado a casa sin hacerle daño, pero sus pensamientos no habían sido para nada normales.
    Le había costado resistirse a esa voz interna que solo le decía que tuviese sexo con Kai, que lo follase y lo embarazase, que lo cogiese y lo mordiese. Ahora que estaba consciente venían a su mente todas esas palabras y le hacían sonrojar. Realmente él quería hacer todas estas cosas con el moreno, desde siempre. No necesitaba esa voz para pensar en eso. Y nada le haría más feliz que morderlo y hacer a Kai suyo, para siempre. Solo que quería esperar a hablarlo con él. No iba a morderlo unilateralmente. Aunque llevasen siendo novios desde hacía muchos años no quería que luego Kai no se arrepintiera de algo.
    Por otro lado, Kai, estaba un poco extraño. Notaba su cuerpo muy caliente, pero era diferente de cuando jugaba con Chiaki. Siempre le había excitado mucho dominar a su novio, con los juguetes y los juegos. Y ambos estaban de acuerdo. El castaño se ponía muy cachondo y parecía disfrutarlo, algo que le hacía feliz y le ponía más aún. Pero esta calentura era diferente. Estaba por todo su cuerpo y lo llevaba a querer masturbarse pensando en el castaño. Nunca antes le había pasado eso. Siempre había podido aguantarse las ganas de hacer este tipo de cosas, pero en este caso no podía.
    Se había corrido ya varias veces y hasta había jugado con su trasero, algo que nunca había hecho. Se le hacía extraño, pero teniendo en cuenta que en varias ocasiones había pensado en tener a Chiaki como su seme, desde el inicio de las vacaciones, empezaba a comprender que quizás era su instinto de omega. Iba un poco tarde, pero al parecer sus feromonas habían empezado a hacer su trabajo. Era omega. Era el omega de Chiaki. Sabía que su novio no le había hecho nada, pero no pensaba ser el omega de nadie más. No le importaba ser omega mientras su pareja fuese Chiaki. Y él sabía que Chiaki era Alpha, aparte de porque le había mostrado sus resultados y sus padres habían hecho una fiesta por ello, porque se le notaba.
    Todo el mundo miraba al castaño. Atraía las miradas con su carisma, y era casi perfecto. Guapo, atractivo, con el pelo sedoso, inteligente, bueno en los deportes… podía hacer casi cualquier cosa que se propusiera con relativa facilidad. Cierto que era algo llorón y que a veces parecía un niño, pero esa faceta solo la mostraba con Kai. En el centro comercial se había portado como un miedica hasta que había sido necesario. Su manera de comportarse era bastante afeminada, pero era porque él había practicado para ello. El moreno estaba seguro de que Chiaki tendría mucho éxito cuando vistiera como chico y se mostrara más como Alpha. Y aunque eso no le gustaba mucho confiaba en el castaño.
    De tanto pensar en Chiaki su cuerpo empezó a reaccionar de nuevo, su cuerpo tembló y empezó a humedecerse. Algo le decía que ese medicamento le hacía efecto solo a medias. Tenía momentos en los que estaba relajado, y luego volvía a sentirse caliente, de nuevo. Era su primer celo, así que tampoco sabía si eso sería normal en su cuerpo o si se regularizaría con el tiempo. Finalmente, después de correrse una vez más se quedó dormido en la cama, agotado de tanto pensar y correrse.
    Kai se despertó cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse. Se dio la vuelta y vio que era el castaño. Se sonrojó de repente por cómo se encontraba. Tenía las sábanas revueltas y pegajosas, y él se encontraba desnudo encima de estas. Chiaki sólo cerró la puerta detrás de él y se acercó a la cama. Llevaba una pastilla y un vaso de agua en las manos. Su rostro estaba serio y sus ojos un poco apagados. Kai notó eso y dejó su vergüenza de lado sentándose en la cama. Tenía su miembro erecto, pero no notaba ese calor en su cuerpo.
    ―Tú madre me ha dicho que te tomes la medicina.
    ―Gracias ―fue la respuesta del moreno mientras cogía la pastilla y el agua― esto… perdona por lo de ayer, Chiaki, no sabía que me llegaría el celo…
    ―Quien debe disculparse soy yo, lo siento.
    ―¿Por? No hiciste nada malo, ni me tocaste ni nada…
    ―No lo hice, pero quería hacerlo… y la manera cómo te dejé en tú casa, prácticamente hui de ti.
    ―Está bien, es normal, fue duro para ti también. No pasa nada, yo estoy agradecido de que me trajeras a casa y me protegieras de los otros Alpha.
    ―Yo… quería violarte y morderte… era lo que mi mente me repetía una y otra vez…
    ―Pero no lo hiciste.
    ―No… y fue difícil resistirme.
    ―Si lo hubieses hecho tampoco habría pasado nada, Chiaki, si eres tú está bien.
    ―No quiero hacerte daño.
    En esos momentos el castaño empezó a llorar, haciendo que Kai se sintiera un poco mal. Lo cogió del brazo y lo atrajo hacia él. Chiaki acabó sentado encima del regazo desnudo de Kai y se abrazó a este por el cuello. Las lágrimas fluían sin parar, y cada vez el abrazo se hacía más fuerte. Algo que en esos momentos no estaba ayudando al moreno. El pobre estaba aún con el celo a flor de piel y tenía a su Alpha sentado en sus piernas. Notaba como empezaba a humedecerse de nuevo por el trasero. Escondió su rostro en el hueco del cuello de Chiaki e intentó resistir un poco. Fuerza de voluntad. Eso era lo que necesitaba en esos momentos.
    ―Empiezas a oler más fuerte ―fue lo primero que dijo Chiaki cuando se separó de él.
    ―Lo siento, mis feromonas se descontrolan teniéndote tan cerca.
    ―Es porque soy Alpha.
    ―No lo sé, pero queda más romántico pensar que es por ti, ¿no crees? ―Chiaki sonrió mientras asentía con la cabeza― ¿Puedo besarte?
    ―¿Estarás bien?
    ―Creo que sí, me he tomado la pastilla, y… bueno, si eres tú…
    ―No quiero hacerlo, no aún.
    ―¿Por qué? Eres mi novio.
    ―Pero quiero asegurarme de que no es tu celo quien habla. No quiero que luego te arrepientas.
    ―No me arrepentiré de nada si eres tú, te lo aseguro.
    ―Gracias, siempre me salvas con tus palabras ―le agradeció el castaño viendo al chico con sus ojos algo rojos de haber llorado antes―. Esperaré un poco... si estás de acuerdo, el próximo celo lo pasaré contigo.
    Chiaki se levantó del regazo de su novio y se fue hacia la puerta de la habitación. Iba un poco cabizbajo y se notaba que su cuerpo temblaba un poco. Era el olor de Kai, estaba empezando a afectarlo. A pesar de que no era tan fuerte como el día anterior, habían estado muy juntos los dos, y poco a poco Kai empezaba a desprender más feromonas. Como antes había dicho, tener cerca al castaño le aumentaba el celo.
    ―Espera, Chiaki, ¿Te vas?
    ―Sí, no creo poder aguantar mucho más sin atacarte…
    ―¿Volverás?
    ―Lo intentaré, pero tus feromonas me afectan demasiado, nunca me había pasado con ningún otro omega.
    ―Eso es porque soy tu novio, soy tu pareja destinada.
    ―Quien sabe, de momento me voy, nos vemos.
    Dicho esto, Chiaki salió de la habitación y cerró la puerta. En cuanto hubo una barrera entre él y Kai, suspiró y se relajó un poco. No había entrado en celo todavía, pero casi. Quizás sí que era su pareja destinada. Había escuchado que era distinto en parejas destinadas. Que se atraían desde que se veían, que se buscaban y necesitaban. Que solo podían ser felices con ellos. Y que las feromonas se volvían más intensas entre ellos. También se decía que era algo que se notaba des del primer momento, algo parecido a un amor a primera vista.
    Ellos se habían conocido a los 5 años y no se habían separado de nuevo. Sus padres no lo habían logrado. A pesar de que tanto los padres de uno como del otro no estaban de acuerdo en un principio. Los padres de Chiaki no estaban de acuerdo en que su hijo se travistiera y menos aun cuando se supo que era Alpha. No lo veían normal que un Alpha, quien tenía que ser superior en la jerarquía y tener un buen futuro jugase a ser una mujer normal, solo por Kai. Querían que fuese un Alpha orgulloso que se pudiese casar con una mujer Alpha y ser feliz.
    Realmente no les importaría tanto que estuviese con Kai, si se portase como un Alpha. Pero vestir de mujer y ser el uke, los padres intuían que era el pasivo en la relación. Un Alpha como él… De todos modos, ya lo habían asumido, no había nada más que hablar, su hijo amaba a Kai, y este ama a Chiaki, fuese travestido o no. Eso les daba la esperanza de que Chiaki volvería a ser un hombre normal, había empezado el cambio hacía unos días, gracias a Kai, y no querían que se arrepintiese de ello. Así que esos pensamientos estaban quedando en el pasado. Sólo querían la felicidad de su hijo.
    Por otro lado, los padres de Kai, pensaban que su hijo debía de encontrar una buena novia con la que ser feliz, no estaban muy de acuerdo en las parejas del mismo sexo. Kai había dicho que él quería estar con Chiaki, y aunque no estaban de acuerdo lo veían como un juego así que no habían dicho mucho. Esperaban que con el tiempo eso cambiaría. Todo cambió cuando salió que Kai era omega y Chiaki Alpha. En esos momentos vieron que no había más remedio que dejar que fuesen pareja. Kai no encontraría a alguien que lo amase tanto, siendo omega tendría una vida muy complicada si no encontraba pareja. Y Chiaki había demostrado con creces su amor por su hijo.
    A pesar de que ambas familias querían lo mejor para sus hijos, habían respetado sus decisiones. El padre de Chiaki era Alpha y se había casado con una omega con quien era muy feliz. Sabía que no siempre se encontraba la felicidad en lo que uno consideraba lo mejor, pero habían intentado mantener la esperanza. Algo que había desaparecido del todo durante ese verano. Por algún motivo su hijo les había dicho que quería a Kai cuando estos tenían 12 años y que querían ser como papá y mamá. Habían empezado a tomarse de la mano y a imitarlos en algunas cosas, poco a poco, su relación había ido a más y ahora, a sus 17 años, estaban convencidos de que seguirían juntos para siempre.
    No sabían si habían notado algo al verse a los 5 años, porqué eran muy pequeños y no eran conscientes de esas cosas. Pero su inconsciente les había hecho permanecer siempre juntos desde entonces. Su relación era algo que no entendía la gente, pero ellos eran felices. Todo eso llevaba a Chiaki a pensar que sí, que eran destinados. Eso le hacía muy feliz, ya que él quería vivir para siempre con Kai. Y para ello, tendría que hacer un cambio importante en su vida.
    ―¿Te vas ya, Chiaki? ―preguntó el padre de Kai sorprendido.
    ―Sí, el celo de Kai me afecta demasiado… No puedo estar mucho con él, porque si no mis instintos me dominan.
    ―¿Es muy fuerte su celo?
    ―No lo sé, pero, aunque está tomando las pastillas yo no puedo resistirme ―el castaño sonrió un poco y añadió―. Kai dice que es porque somos destinados, y que él también nota como su cuerpo se siente más caliente y le aumenta el celo al verme.
    ―Podría ser que los seáis, sería más fácil de entender estos sentimientos que tenéis ―dijo la madre quien estaba escuchando.
    ―Pero solo es una leyenda ―añadió el padre.
    ―Lo sé, pero es muy romántico de parte de Kai el decir eso. Me ha hecho feliz ―respondió Chiaki en verdad feliz, se le notaba―. Bueno, me iré ya a casa, siento las molestias.
    ―Tranquilo, vuelve cuando quieras.
    ―Gracias.
    Y finalmente Chiaki salió de la casa de Kai. Tenía cosas en las que pensar. Tenía que empezar a hacer esos cambios por el bien del moreno. Sabía lo difícil que era la vida de un omega. Incluso marcados tenían una vida complicada, ya que no perdían el celo, sino que simplemente lo enfocaban en su pareja. Gracias a la mordida en la nuca, el omega empezaba a emitir unas feromonas que solo su Alpha podría oler. Eso era bueno cuando la pareja era para siempre. De ese modo los otros Alpha no sentían ningunas ganas de hacerlo con el omega, por el instinto de las feromonas.
    En el caso de los Alpha, en su mayoría solo buscaban morder a su compañero. Pero había algunos Alpha que querían hacer un harem de omegas y mordían a varios. Como Chiaki aún no había mordido nunca a nadie, no entendía el tema del vínculo que se establecía por la mordida. Sus padres seguramente sabrían algo más que él. Sinceramente no le había interesado mucho el tema hasta el momento. Morder un omega que no estaba en celo no servía para nada. Ahora que Kai había tenido su primer celo le interesaba más el tema. No había hablado con su novio del tema, no en condiciones normales, como mínimo. Pero quería informarse.
    ―Llegué ―dijo en cuanto entró por la puerta de casa y buscó a sus padres con la mirada― tengo unas preguntas, ¿puedo?
    ―Claro que sí, pregunta ―respondió su madre bastante preocupada.
    ―¿Que implica el vínculo Omega-Alpha, de cuando un Alpha muerde la nuca de un omega?
    ―¿Has mordido a Kai? ―preguntó el padre un poco sorprendido y contrariado.
    ―N-no, aún no, quiero esperar a que él me diga si está de acuerdo.
    ―¿Entonces?
    ―Es que... ayer… cuando lo traía a casa, mi mente solo repetía unas palabras en mi cabeza, “Muérdelo. Hazlo tuyo” y aunque quiero que sea siempre mío, no sé si es lo correcto morderlo ―luego miró a sus padres y volvió a hablar―. Y bueno… padre, tú marcaste a mi madre, y quería saber más del tema.
    Sus padres se quedaron callados unos momentos y se miraron entre ellos. Era algo complicado de hablar con tu hijo. Normalmente se hablaban de estas cosas en las escuelas, pero había detalles que no siempre estaban bien explicados. Quizás Chiaki quería una explicación más real basada en la experiencia, que no en los libros o los rumores. La mayoría de los profesores eran beta así que no podían explicarlo según su experiencia personal.
    ―Sinceramente, para los omegas implica más que para los Alpha ―empezó a decir su padre.
    ―Es cierto, cuando un Alpha te marca, tu cuerpo y tu mente pasa a ser suyo. Durante el celo solo deseas a tú Alpha, y solo segregas feromonas para él. Es decir, no puedes tener sexo con nadie más. En algunos casos, cuando un omega marcado intenta tener sexo con otra persona, ya sea porque su Alpha lo ha abandonado y ha encontrado a alguien más o por el motivo que sea, su cuerpo no acepta a la otra persona ―su madre miró a su hijo y sospesó las palabras que iba a decir, a pesar de eso pensó que lo mejor era decirlo tal cual― puede hasta provocar malestares físico y rechazo hacia la otra persona, llegando a afectar a la mente del omega, aunque eso solo pasa si es otro Alpha, con los beta, no se sabe del todo. La marca no desaparece a no ser que el Alpha muera, de ese modo el omega queda libre para otra relación, pero si no muere y solo lo abandonan, el omega pasa a tener una vida mucho peor que antes de ser marcado.
    ―Da algo de miedo, esto ―declaró Chiaki cuando su madre hizo otra pausa.
    ―Y no sólo eso, cuando el omega entra en celo, no puede depender de nada que lo ayude, al estar marcado las medicinas convencionales no son tan efectivas y pueden tener celos irregulares que les impidan llevar una vida normal ―entonces su madre sonrió un poco― pero por suerte no es igual para todos. Yo conozco a una mujer, que fue violada y marcada en su primer celo. Quedó embarazada y tiene un hijo. Es muy fuerte. No tiene compañero, pero su celo es normal, lo pasa mal porque su cuerpo tiene los síntomas del celo y no puede buscar compañía de otra persona. De todas formas, se las ha arreglado para cuidar de su hijo, un chico magnífico, y para conseguir un trabajo que le permite pedirse días de descanso cuando lo necesita, así que lleva una vida normal.
    ―Me alegro, la verdad ―suspiró Chiaki aliviado.
    ―Para los Alpha realmente… solo notamos las feromonas de los otros omegas más flojos y ya. Por ejemplo, yo podría notar el celo de cualquier omega que pase por mi lado, y podría excitarme por esas feromonas, pero no perdería la racionalidad. Los Alpha pueden tener varios compañeros omegas, sin ningún problema ―explicó su padre, ya que la madre había acabado con su explicación.
    ―No me parece justo. Los omegas al dejarse morder lo dan todo. Su cuerpo, sus sentimientos, su alma y su vida, y en cambio nosotros los Alpha solo notamos las otras feromonas más débiles. ¿Porqué? No es justo. Yo no quiero robarle su vida a Kai.
    ―Chiaki, eso lo dirá el tiempo, también tiene sus cosas buenas, si el Alpha que te marca pasa el resto de su vida contigo, el que te marque es la muestra más grande de amor, que se puede hacer como pareja. Yo fui feliz cuando tu padre me marcó y aún lo soy.
    ―¿De verdad?
    ―Sí, te lo aseguro. El hijo de la mujer de la que te hablo, hace poco marcó a su pareja y viven juntos. Según me ha dicho mi amiga son felices juntos. El chico le pidió a su hijo que lo marcara porque quería ser suyo para siempre.
    ―Más le vale al hijo de tu amiga no abandonar al pobre chico que le ha ofrecido todo su ser.
    ―No creo, dicen que son destinados.
    ―Kai también me ha dicho esto, que nuestros cuerpos reaccionan con el otro porque somos destinados.
    ―Lo que debes tener claro ―volvió a hablar su padre, quien llevaba un rato callado― es que es un paso que no puede hacerse porque sí. Ambos debéis estar muy seguros de lo que queréis y de que es lo mejor.
    ―Después de hablar con vosotros no sé si es lo mejor, no dudo de nuestros sentimientos. No es por eso, es solo que… Me parece demasiado injusto para Kai, que él me de todo y yo no le dé nada a cambio.
    ―Tú puedes darle muchas cosas, aunque no sea por el vínculo, hay muchas cosas que puedes darle. Mira los padres de Kai, ambos son betas, no se han marcado, pero se aman tanto como nosotros. No es tan importante la marca como el sentimiento. En nuestro caso ―su madre miró a su esposo― que él me mordiese simplemente ha implicado que no tengo que preocuparme de que otro Alpha quiera violarme durante mi celo. Pero no ha cambiado nada más.
    ―¿De verdad?
    ―Sí, porque él me ha dado todo lo que yo necesitaba y más, sólo con su amor y sus acciones.
    ―Y hasta aquí la charla de hoy ―finalizó el padre de Chiaki quien se levantó del sofá y cogió a su esposa de la mano― piensa en esto mientras nosotros vamos a la habitación un rato.
    ―¿Ah? Creo que voy a salir a dar un paseo.
    Cogió las llaves de casa y salió corriendo de allí antes de escuchar algo que no quisiera. Tenía una idea de lo que iban a hacer. Quería comprar algo para Kai, algo importante. Así que salió a la calle. En esos momentos recordó que estaba vistiendo como chico. Se había puesto cómodo ya que solo iba a ver a Kai, y no había pensado en que luego saldría solo. Había pensado que se quedaría en casa a la espera de que el celo de Kai pasara. Algo nervioso y sonrojado empezó a caminar por la calle. Aún no se acostumbraba a vestir como chico.
    Se dio ánimos a sí mismo, era por Kai, debía hacerlo. Su novio siempre le apoyaba y ahora era su momento de hacer algo por él. No quería que nadie marcara a Kai. Tampoco él quería hacerlo por error. Compraría un collar para Kai. Así el moreno podría escoger cuando quitárselo y para quien. Esperaba que se lo quitara para él, pero a la vez no quería que lo hiciera. Le daba algo de respeto y de miedo después de lo que había dicho su madre.
    ―Hola, bienvenido a la tienda de collares para omega ―le saludó un chico quien llevaba un collar puesto y le sonreía amablemente.
    ―Hola.
    ―¿Qué tipo de collar desea?
    ―N-no lo he pensado…
    ―Tenemos de varios tipos, de los de llave, numéricos, dactilares y hasta digitales.
    ―¿Digitales?
    ―Sí, se abren a través de una aplicación del cual solo tendrá la contraseña el usuario.
    ―No conozco este modelo.
    ―Es nuevo, va con un sistema de conexión con un móvil u ordenador donde se descargará una aplicación y allí le pedirán un número de contraseña y unos datos. Sólo la persona autorizada que sepa los datos podrá abrir el collar.
    ―Parece complicado y peligroso, al ser eléctrico.
    ―Tiene todas las garantías.
    ―Prefiero algo más normal, uno dactilar, quizás.
    ―Los dactilares solo pueden abrirse con la huella digital que se haya marcado en primer lugar.
    ―Creo que me llevaré uno de estos, sí. Creo que será el más seguro.
    ―Entendido.
    El chico cobró el collar y lo entregó guardado dentro de una bolsa, con la misma sonrisa que al inicio. Chiaki salió de la tienda y volvió directo al edificio. Seguía sin sentirse cómodo por la calle y notaba demasiadas miradas en él. Eso le daba algo de miedo. Sin que se notase que tenía prisa, caminó rápido para evadir algunas miradas.
    ―¿Y este olor? ¿Son feromonas de omega? Pero es un olor diferente a Kai. Es como las feromonas que solía oler antes, normales.
    Su cuerpo tembló un poco por el olor y sabía que si se quedaba mucho rato podría pasar algo, pero no lo notaba tanto como con Kai. Con Kai era demasiado exagerado. Esas feromonas lo alteraban casi al momento de un modo que le costaba mucho controlarse. Mientras que este olor era excitante y le alteraba, pero era resistible. Podía irse de allí sin tener que golpearse. Se preguntaba por qué él podía, mientras que otros alphas se volvían unos perros locos y violentos con esos pobres omegas. Sería que tenía mucha tolerancia o quizás era que él le pertenecía a Kai. Sonrió ante esa idea y siguió su camino hasta llegar a su casa.
    Continuará...
     
    Top
    .
  7.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline

    Capítulo 7


    Al acabar el celo de Kai, este salió de su casa, al fin, y se dirigió a casa de su querido novio. Tenía muchas ganas de verlo. Durante todo su celo, lo había visto muy poco. Chiaki se aseguraba de no pasar mucho rato para mantenerse calmado. Ahora que ya había pasado ya podría verlo sin que este huyera de él. Los padres de Chiaki lo saludaron y lo dejaron pasar con una sonrisa. Era lo habitual. Hablaron un poco, le preguntaron cómo estaba y después le dijeron que Chiaki estaba en su habitación.
    ―¿Puedo pasar? ―preguntó abriendo la puerta y asomando solo su cabeza.
    ―Kai ―exclamó el castaño feliz― pasa, ¿Estás bien, ya?
    ―Sí, mi celo ha terminado.
    ―Que bien ―Chiaki se acercó a Kai y lo abrazó fuertemente, sentía que debía de recargar energías― te he echado de menos.
    ―Y yo a ti.
    Kai aspiró el olor de Chiaki, y pudo hacerlo sin notar como se humedecía o se le acrecentaba el celo. Al ser su primer celo, aún estaba dubitativo. Sus padres al ser beta no podían ayudarlo, ya que no sabían tanto del tema. Así que se basaba en la experiencia. Sí, definitivamente su celo había acabado. Y estaba con ganas de salir a dar un paseo.
    ―Chiaki, salgamos.
    ―¿Dónde?
    ―No importa, llevo varios días encerrado en casa, y son vacaciones de verano, quiero ir a algún lugar contigo.
    ―Como quieras, pero primero quiero darte algo.
    ―¿A mí? ¿El que?
    ―No sé qué opinarás de esto, la verdad, solo… es que tuve miedo cuando te llegó el celo, miedo de mí.
    ―No te entiendo.
    ―Hablé con mis padres, y yo no quiero quitarte tu vida, tu oportunidad de escoger y no quiero que en un futuro te arrepientas de nada.
    ―Chiaki, le estas dando muchas vueltas al tema ―le respondió entendiendo un poco más por donde iban los tiros.
    ―La cuestión, que quiero que te pongas esto cuando estés en celo, por favor ―le dijo al fin acercándole una caja.
    Kai vio a su novio y después la caja. Por las palabras de este había entendido perfectamente a lo que se refería. Era un collar. Tenía miedo de morderlo en contra de su voluntad y se lo había comprado. No sabía si sentirse agradecido o si enfadarse. Él ya le había dicho a Chiaki que no había problema en que él lo mordiera. No era el celo quien hablaba, era él. Desde que le habían dicho que era omega, que se había mentalizado y había estado de acuerdo en que el castaño lo marcara. Al parecer este no estaba seguro. Realmente podía entender que era una carga demasiado pesada, pero por otro lado pensaba que quizás Chiaki tenía dudas.
    Tenía toda la razón de ser, porque a pesar de saber que eran Alpha y Omega no habían comentado nada sobre el tema anteriormente. No habían hablado porque realmente querían esperar a que fuese necesario. Empezar a darle vueltas a las cosas cuando aún no pasaban solo acrecentaba los problemas y ya habían tenido suficientes en estos últimos años. Por cada cambio de Chiaki, había habido lágrimas del castaño por estar “masculinizándose”. Todo un drama. Sólo quedaba sumarle el tema de Alpha y Omegas, cuando aún no había llegado el momento. Pero ahora sí había llegado. El primer celo había causado estragos en esos días y tocaba solucionar los malos entendidos y los problemas.
    ―¿Me amas? ―le preguntó Kai, cogiendo la caja y abriéndola para ver ese collar.
    ―Claro que te amo.
    ―En este caso, pon tu huella.
    ―¿Qué? ―preguntó Chiaki algo asustado― No. No. No. Justamente este collar es para protegerte de mí.
    ―Pero yo no quiero que me protejas de ti mismo. Yo también te amo.
    ―Somos muy jóvenes aún, ¿y si cambias de opinión? ―preguntó Chiaki de nuevo― si te marco y luego quieres dejarme, no podrás.
    ―¿Y si no quiero dejarte?
    ―Esto es lo que dices ahora…
    ―Chiaki, confía en mis sentimientos.
    El castaño miró hacia abajo. Siempre estaba preocupado por su relación. Él estaba dispuesto a cualquier cosa por su novio, pero eso le asustaba. Ya habían tenido pequeños problemas por ello antiguamente, y al final todo acababa en miedos infundados. Otra vez le debía una disculpa a su novio por dudar de él. Estaba seguro que al final Kai se cansaría de él por inseguro.
    ―Lo siento.
    ―Está bien, no pasa nada.
    Kai se le acercó y lo abrazó de nuevo. Esta vez el castaño apoyó su frente en el hombro de su novio y se quedó quieto intentando no llorar. Siempre acababa igual, lloriqueando por cualquier duda, y con el moreno dándole consuelo. Debía de cambiar eso. Si quería poder ayudar a Kai, tenía que dejar todas esas inseguridades de lado y volverse un Alpha confiable.
    ―Entonces, ¿Qué hacemos con el collar, Chiaki?
    ―¿Podemos pensarlo mientras no llega tu próximo celo? ―respondió este con voz floja.
    ―No sabemos cuándo será esto, sabes que al final el celo tiene un ritmo propio según el omega… y no sabemos si mi celo será regular o no.
    ―Tienes razón.
    ―Chiaki, no te voy a obligar a ello. Si no quieres, pondré la mía, simplemente.
    ―Perdona, Kai. Al final solo te traigo problemas.
    ―No te preocupes, no es ningún problema, pero a cambio, el día que me lo quite, tú me morderás, ¿de acuerdo?
    ―Eso es trampa, porque podrías hacerlo en tu próximo celo ―se quejó un sonrojado Chiaki mirando a su novio con un puchero.
    ―Tienes razón ―respondió Kai aguantando la risa al ver a su novio de ese modo― eres tan lindo.
    El moreno no pudo más y se acercó a Chiaki para darle un buen beso. Poco a poco lo fue tumbando en su cama. Dejó el collar en cualquier sitio y se dedicó a besar a ese hermoso castaño que tenía debajo de él. Chiaki se abrazó a él y correspondió a los besos con un fervor que sorprendió un poco a Kai. Interiormente sonrió pensando que eso se debía a la abstinencia. Durante estos días no se habían visto casi nada, y lo que eran abrazos y besos los justos y necesarios.
    ―Hmm… Kai… más…
    ―¿Quieres que lo hagamos?
    ―Si tú quieres por mi está bien ―respondió mirando a los ojos a su novio.
    ―Entonces, ya sabes lo que va a pasar. Te voy a comer enterito.
    Kai volvió a besar a su novio, degustándolo como si hiciese siglos que no probaba su boca. También aprovechó para meter mano y desnudar al castaño, quien se dejó hacer. Sus besos fueron bajando para encontrarse con un cuerpo muy receptivo. Los pezones de Chiaki reaccionaban más rápido de lo normal. Lamió, mordió y succionó uno de los pezones, pasando su lengua suavemente durante el mayor tiempo posible. El cuerpo debajo de él se retorcía por el placer. Le encantaba cuando reaccionaba así. Con un camino de saliva se acercó al otro pezón para darle el mismo trato que su gemelo. Con su otra mano fue apretando el primer pezón, el cual estaba bien erecto y duro, preparado para la acción.
    En cuanto acabó con su pecho volvió a subir para besarlo de nuevo. Necesitaba esos besos. Después de tantos días casi sin ninguno, lo que más necesitaba era recuperar los besos perdidos. Chiaki también los necesitaba, se le notaba. Estaba ansioso por sentir más besos y más caricias por parte de Kai. Abrió un poco las piernas para dejarle más espacio al moreno y este se apartó un momento de sus labios.
    ―Chiaki, ¿no te gustaría ser el seme?
    ―Ho-hoy no ―respondió este con firmeza― te necesito dentro, por favor.
    ―Como quieras.
    Kai sonrió ante la respuesta de su Alpha y siguió a lo suyo. Volvió a besarlo como si no hubiese un mañana, a la vez que llevaba uno de sus dedos a la entrada del castaño. Solo la rozó, sin más, acariciando dicho sitio consiguiendo un pequeño estremecimiento por parte de su novio. Era tan adorable. Parecía buscar más de ese contacto. Eso le enternecía mucho a la vez que le ponía más cachondo.
    Finalmente soltó sus labios y dirigió su rostro hacia abajo. El miembro de Chiaki hacía un buen rato que estaba duro a la espera de recibir atención por parte del moreno. Cuando notó un lametón por parte de este, el miembro dio un salto como pidiendo más. Esta parte de Chiaki también estaba deseosa de más. Con ese movimiento casi se había metido en la boca de Kai, por sí mismo. El moreno sonrió y cumplió metiéndolo en su boca de lleno para empezar el vaivén por toda su extensión.
    Los gemidos de Chiaki se escuchaban algo apagados. Este se había tapado la boca con la almohada para evitar que sus padres lo escucharan. No sería agradable tal cosa. Kai no pudo evitar pensar que cada cosa que hacía el castaño se le antojaba más tierna que la anterior. Era algo inevitable y dudaba de que algún día quisiera cambiar su novio por cualquier otra persona. Nadie podría ser tan adorable como el castaño.
    Soltó el miembro de su novio, que aún seguía prisionero en su boca, y lo miró con una sonrisa. Ahora venía lo bueno. Él también estaba duro. A pesar de que llevaba días en celo, y que se había corrido en varias ocasiones, no era lo mismo sin Chiaki. Su cuerpo estaba reaccionando por el castaño, sin ningún celo de por medio. Como había pasado habitualmente. Con las sensaciones de siempre, y no esa locura que le había invadido durante los días anteriores. Todo se sentía tan normal en esos momentos. Y lo agradecía.
    ―Chiaki, te amo.
    Después de dilatar un poco el trasero de su novio y de desnudarse, se introdujo en él. No hacía tanto tiempo que lo habían hecho por última vez, y Chiaki estaba muy acostumbrado. Llevaban varios años siendo sexualmente activos, y hasta el momento el castaño siempre había sido el uke. Su cuerpo estaba impaciente y lo había recibido perfectamente. Le había dejado entrar envolviéndolo perfectamente, amoldándose a su forma, ya conocida. Dio un jadeo de placer al estar dentro del castaño. Siempre era maravilloso notar esa sensación apretada pero suave a la vez. Empezó a moverse por esa estrechez, a la vez que las caderas de Chiaki le seguían el ritmo.
    Ambos sentían que se volverían locos, pero era una locura distinta a la de los otros días. Era algo que se podía controlar. Algo que ambos disfrutaban. Nadie sufría allí, solo había placer. Tanto el placer físico como el placer emocional de sentirse uno con la persona amada. Los movimientos fueron aumentando sin que ninguno de los dos pudiese evitarlo, perdidos como estaban en ese placer que se brindaban mutuamente. Muy a duras penas se recordaron de mantener sus voces bajas para que no los escucharan los padres del castaño. Finalmente, ambos se corrieron.
    Pasados unos segundos en los que ambos recuperaron la respiración, Kai se acercó a su castaño para besarlo en los labios. Este se había apartado la almohada para poder respirar mejor y se había encontrado con los labios de su novio. Siguieron besándose un rato más hasta que finalmente Kai salió del interior de Chiaki y se tumbó a su lado. Se sentía realizado. Había sido mucho mejor que el trabajo manual que se había sentido obligado a realizar durante esos días de celo.
    ―Chiaki, para el próximo celo, quiero que me comas tu a mí.
    ―Preferiría hacerlo una vez antes, si no te importa. Es que no quiero que nuestra primera vez al revés sea por el celo.
    ―Por mí está bien, esperaré impaciente por el momento.
    ―Gracias.
    ―De nada. Te amo, Chiaki.
    ―Y yo a ti, también te amo.
    Descansaron un poco para recuperar fuerzas. Ambos habían quedado sin ropa y estaban algo sucios por el semen y el sudor. No les incomodaba eso. De hecho, el olor que quedaba en el ambiente en esos momentos era algo excitante y les embriagaba. Pero ya lo habían hecho y el plan no era encerrarse en la habitación para follar como conejos. Kai quería salir a pasear.
    ―Al final, ¿Salimos a dar una vuelta o no?
    ―Sí, nos limpiamos y vestimos, y salimos.
    ―Gracias.
    Kai se levantó de la cama dispuesto a limpiarse para poder vestirse. Chiaki lo siguió un poco dudoso. Aún no sabía cómo vestirse. Se limpiaron bien y ambos empezaron a vestirse. Kai con más seguridad, cogiendo su ropa que estaba tirada por el suelo y la cama, y Chiaki mirando su armario. Miraba sus vestidos y su ropa de chico alternativamente. En cuanto el moreno acabó de vestirse se fijó en ese detalle.
    ―¿Aún tienes dudas? ―le preguntó abrazándolo por la cintura desde atrás.
    ―Sí…
    ―Chiaki, estás muy guapo como hombre, quizás demasiado, para mi gusto. Es por eso que atraes la mirada de las personas, no debes tener miedo.
    ―Gracias, Kai.
    El castaño se soltó y se puso a buscar la ropa para ponerse en estos momentos. Un pantalón y una camiseta. De mientras Kai buscó el collar que le había regalado y se lo puso. Lo cerró con su huella dactilar. Ahora solo lo podría abrir él. Era algo renuente a llevarlo por la calle, era algo así como anunciar a todo el mundo que era omega. Después de mirarse en el espejo, decidió quitárselo. Lo llevaría en el bolsillo y en caso de necesidad se lo pondría. Por el momento quería seguir haciendo su vida con total normalidad.
    ―¿Por qué te lo quitas? ―le preguntó Chiaki a medio vestir.
    ―No quiero ir diciendo a todo el mundo: mírame soy omega y tengo miedo de que me muerdan ―respondió Kai simplemente― si veo que me llega el celo me lo pondré.
    ―Entiendo.
    ―¿Estás vestido, ya?
    ―Sí, deja que me ponga los zapatos.
    ―Vale.
    Chiaki acabó de vestirse y por fin salieron a la calle. Kai vio la luz del sol con una sonrisa. Se había cansado de estar en su habitación sintiendo esa extraña excitación casi todo el tiempo. Salir a la calle con total normalidad, era un placer en esta vida. Era maravilloso. El castaño a su lado, lo vio sonreír y eso le hizo algo feliz. Sin preguntar ni nada le cogió la mano al moreno, en un acto de valentía. Este se sorprendió un poco al principio. No se esperaba que su novio hiciese tal cosa. Se acercó y le dio un beso en los labios.
    ―Me hace feliz que vayas avanzando poco a poco, no esperaba que me cogieses de la mano, vas vestido como un chico.
    ―Lo sé, pero he decidido cambiar, ni que sea poco a poco, y este es un primer paso.
    ―Eres el mejor.
    Cogidos de la mano empezaron a andar sin rumbo por las calles. Hablaron de cosas sin importancia, riendo de tonterías y pasando el tiempo en pareja, como Kai había pensado hacer algún día. Cuando Chiaki vestía como chica, era lo normal, pero cuando vestía de chico, todo solía ser algo más sombrío. Ese día el castaño se estaba superando a si mismo. Hablaba con naturalidad y no parecía tan nervioso. Kai estaba muy sorprendido por ese avance tan grande, después de todo el drama del día de la playa y de las compras.
    ―Kai, ¿Qué haces cogido de la mano de un chico? ¿Estás traicionando a Chiaki?
    Ante esas palabras ambos chicos se giraron hacia la voz, que provenía de un chico que salía de una tienda. Era Noah. La primera reacción que tuvo el castaño fue la de esconderse detrás de Kai. El moreno solo rodó los ojos y suspiró. Llegaba la hora de dar explicaciones. Bien, ya que no se podía evitar lo haría directamente. No tenía lógica intentar darle vueltas al tema.
    ―No estoy engañando a Chiaki, porque este chico es Chiaki.
    ―Te crees que soy tonto, ¿Verdad? Cómo voy a creerme que la preciosa Chiaki es este chico… Es solo una excusa.
    ―No lo es. ¿Verdad Chiaki?
    ―Esto… ho-hola, Noah.
    ―¡¿CHIAKI?! ―gritó incrédulo el otro castaño con los ojos como platos.
    ―S-sí.
    ―Me estáis tomando el pelo, ¿verdad? No puede ser, mi dulce Chiaki es un chico… ―Noah estaba empezando a llorar, y Kai suspiró ante ese drama que estaba llegando.
    ―Chiaki nunca ha sido tuyo, primer punto, y segundo, sí puede ser, porque siempre ha sido así.
    ―¿Pero entonces porqué vestía como chica? No lo entiendo ―preguntó lloriqueando por el shock.
    ―Es una historia larga, si quieres vamos a tomar algo y te lo explicamos todo.
    Noah aun llorando asintió con la cabeza. Kai volvió a suspirar. Ahora que Chiaki había hecho esos avances, con la llegada de Noah, volvía su inseguridad. Su cita se había ido al traste por culpa de ese castaño enamoradizo. Suerte que venía con ánimos después de haber tenido ese momento íntimo con Chiaki antes de salir. Sólo ese pensamiento consiguió animarlo para lo que vendría.
    Por otro lado, el lindo castaño de ojos verdes tenía una mirada de podría asustar a cualquiera. Kai podía intuir como se sentía este, incluso que estaba pensando en salir corriendo directo a casa. Así que lo cogió de la mano, de nuevo, por instinto. Ese era un paso más hacia delante. Quizás no era el momento y no estaban preparados, pero había surgido de ese modo. Noah había aparecido de la nada y ahora tocaba dar ese paso.
    ―Chiaki, sé fuerte, es solo un paso más.
    ―S-sí… ―su voz no sonaba muy convencida― lo intentaré.
    ―Buen chico. Te amo, recuerda esto, voy a estar a tu lado todo el tiempo.
    Noah estaba un paso delante de ellos llorando, mientras ellos se intercambiaban esas palabras en un murmuro. No había más opción. Ambos lo sabían. Llegaron a una cafetería cercana y se sentaron en una de las mesas que estaban libres. Kai tomó la mano de Chiaki y este aún incómodo y algo dudoso se armó de valor. Respiró hondo y después de mirar a Noah inició su explicación. Le dijo todo. Desde lo del disfraz hasta la situación actual. En algunos puntos había temblado un poco su voz, pero había podido continuar hasta llegar al final.
    ―No puede ser, ¿Has hecho todo esto por Kai? ¿Por qué?
    ―Porque lo amo.
    ―Pero… Es muy normal, del montón… no destaca en nada…
    ―Eso lo dirás tú, para mí no es así. Él es el más guapo, y me gusta por como me cuida, me protege, me ama y porque a pesar de todo, es un pervertido que se preocupa por mí y tiene en cuenta mis sentimientos. Siempre me apoya en todo lo que necesito ―explicó entre enfadado y lloroso.
    ―Bu-bueno, tampoco es para ponerse así.
    ―Creo que esto viene de que el otro día, cuando fuimos a comprar, unos chicos se metieron conmigo por protegerlo. Querían llevarse a Chiaki para que jugara con ellos y yo me puse de por medio y casi me pegan, pero Chiaki salió en mi defensa con unas palabras similares.
    ―Es que no sirves ni para protegerlo. Menudo novio más inútil.
    ―Escucha, ¿Eres mi amigo o mi enemigo? Porque estoy pensando que solo eras mi amigo para acercarte a Chiaki.
    ―Era uno de los puntos, sí. No me caes mal ni tengo nada en tu contra, pero mi interés siempre ha sido Chiaki.
    ―¿Ah? ―respondió el castaño volviendo a la conversación― ¿yo?
    ―¿No lo habías notado?
    ―La verdad es que no, ¿pero por qué?
    ―Siempre te lo estoy diciendo, no paro de alagarte, e incluso siendo un chico eres mi tipo.
    ―Yo amo a Kai.
    ―Lo sé, por eso no he avanzado más.
    ―Perdona.
    ―Está bien, aunque estoy un poco decepcionado, después de todo lo que me has contado, me veo incapaz de intentar algo más.
    ―Tampoco tendrías opción.
    Chiaki respondió eso de manera tan convincente que Kai casi se sonrojó por ello. A la vez que le dio un poco de pena Noah, después de todo parecía verdaderamente interesado en el castaño. De acuerdo que no se lo iba a ceder, pero después de ese rechazo le estaba dando hasta pena. Aún tenía cosas en las que pensar, como por ejemplo: ¿Qué tipo de amistad se suponía que era la suya si él solo quería quitarle la pareja? De acuerdo, tendría que aprender a escoger mejor a sus amigos al parecer.
    Finalmente, Noah se fue dejándolos a los dos a solas. Lo agradeció enormemente, no podía engañarse al respeto. En estos momentos no tenía ningunas ganas de seguir viéndolo. Chiaki también pareció más relajado en cuanto este se fue. Kai lo miró fijamente y le sonrió para darle ánimos. Él respondió a su sonrisa con otra.
    ―Creo que tengo que escoger mejor a mis amigos.
    ―Sí, eso parece.
    ―Lo siento, creo que has tenido un momento poco agradable.
    ―Está bien, tocaba hacer el paso.
    ―¿Cómo te sientes?
    ―Quiero regresar a casa y meterme en la cama.
    ―Creo que eso es un “no muy bien en estos momentos” ―tradujo Kai acariciando la mejilla del castaño― vayamos a casa, entonces.
    ―¿Y tú? ¿No querías dar una vuelta?
    ―Creo que ya es suficiente por hoy, podemos salir de nuevo mañana.
    ―¿Estás seguro?
    ―Sí, tranquilo, ya me ha tocado el aire.
    ―Gracias, Kai.
    ―De nada.
    Continuará...
     
    Top
    .
  8.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline

    Capítulo 8


    Pasaron unos días después del incidente con Noah. Kai había ido al médico para pedir las medicinas para el celo, ahora que le había llegado el primero tendría que tomar ciertas pastillas para evitar algún desastre. No se podía evitar, cuando se era omega se tenía que ir con mucho cuidado con el tema, pasarse con el medicamento era malo para salud. Y no tomarlo hacía que los Alpha quisieran atacarte, al menor síntoma de celo. Kai pensaba que todo eso era un rollo, tener que recordar el tiempo de tomar las pastillas y el tener que estar siempre preocupado por si el celo le llegaría o no. No sabía si tendría un celo regular o no.
    ―Paso de preocuparme, la cosa es llevar las pastillas y el collar a mano por si pasa algo usarlos rápidamente ―se dijo a si mismo decidido.
    Se había comprado una riñonera para poder poner las cuatro cosas esenciales. De paso aprovechaba para llevar el móvil, la cartera y las llaves. No cabía mucho más en ella, aparte del collar y las pastillas. Era lo suficientemente grande para llevar eso, pero lo suficientemente cómodo para que no le molestase y para que pudiese encontrar las cosas rápidamente. El médico le había asegurado, que mientras no viese a su persona predestinada, las pastillas tendrían el celo a ralla y que no tendría demasiados problemas para llevar una vida normal. También le había dicho que si no era así, solo tenía que regresar y buscarían un medicamento más adecuado o unas dosis diferentes.
    ―Mama, voy a ir a ver a Chiaki ―le comentó a la mujer que lo había acompañado al médico.
    ―Está bien, pero no te olvides de tomar el medicamento.
    ―He puesto una alarma en el móvil, cada día a la misma hora. Cuando me llegue el celo ya veré como lo hacemos para las otras pastillas.
    ―Bien, nos vemos más tarde.
    ―Sí.
    Dicho esto el moreno tocó el timbre de la puerta de al lado de la suya. El castaño le abrió la puerta y le sonrió en cuanto le vio. Le dejó pasar y fueron a la habitación, después de saludar a los padres de este. Kai le explicó lo que le había contado el médico tanto de las pastillas como de la persona destinada. Era un tema que en estos momentos sí que les interesaba un poco. Después de ser conscientes de la reacción de ambos durante el celo del moreno, habían tenido dudas.
    ―El doctor me ha dicho que no tiene nada que ver con ser destinados, que si lo fuésemos mi celo no habría tardado tanto en llegar.
    ―¿En serio?
    ―Sí, pero también ha dicho que cuando amas a alguien su celo te afecta más. Porque aparte de las feromonas, la parte física de la ecuación, también influye el amor, la parte emocional.
    ―En terminología de gamer, sería un x2 ―constató Chiaki, al escuchar la explicación de Kai.
    ―Correcto. Tú sueles ser más resistente al celo de los otros omega, porque me amas a mí. Digamos que ese sentimiento bloquea un poco tu reacción, aunque no tu instinto físico.
    ―Tengo la reacción física, pero mi mente lo bloquea por qué no eres tú, entonces podría ser un x0,5.
    ―Sí.
    ―No sabía que el amor podía influir tanto en las reacciones del celo.
    ―Al parecer es un estudio que se ha hecho recientemente y aún no se explica en las escuelas ―ambos se quedaron un poco pensativos y Kai aprovechó eso para añadir― también le he preguntado porque solo pensaba en ti durante el celo y me ha dicho que es por lo mismo. Que mi cuerpo deseaba un Alpha, como omega en celo, pero que mi mente solo quería que fueses tú porque te amo.
    ―Al parecer no somos destinados, pero tampoco es necesario.
    ―Eso parece. Nuestro amor podría rivalizar con el de los destinados y ganar ―convino Kai orgulloso de ello―así que puedes morderme sin más porqué vamos a estar juntos para siempre.
    ―K-Kai…
    ―¿Aún tienes dudas?
    ―No, pero… aún somos muy jóvenes, quiero esperar un poco más.
    ―Es algo que debemos hacer cuando ambos estemos preparados, esperaré a que lo estés.
    ―Gracias y perdona.
    ―No te preocupes, tonto, todo está bien.
    ―Sí.
    Kai besó a Chiaki para darle un poco de ánimos. No lo había hecho con esa intención, pero con sus palabras había presionado a su Alpha. El castaño respondió al beso de Kai, dejando que este marcara el ritmo. Como siempre se sentía una carga para el moreno. Siempre era él quien tenía dudas, quien lo hacía esperar y quien recibía más atenciones por parte de su novio. Este era tan amable, que nunca se enfadaba con él. Siempre esperaba a que él estuviese preparado y se adaptaba a su ritmo. Quizás el moreno lo estaba malcriando demasiado, pero era algo que agradecía enormemente.
    A pesar de todo Chiaki quería que su novio fuese feliz, y si eso implicaba forzarse un poco a mejorar, lo haría. Por él estaba haciendo los cambios. Porque él le daba fuerzas con su apoyo incondicional. Porque sabía que era lo mejor para el moreno, estaba sacando su valor para decirle al mundo quien era en realidad. Y le estaba costando. A pesar de todo, los cambios no eran fáciles, y estaba haciendo esperar a Kai. Como de costumbre, él no se quejaba y solo estaba junto a él, ayudándolo.
    ―Te quiero, Kai.
    ―Yo también te quiero.
    ―Esto… siento hacerte esperar… pero necesito más tiempo, para poder cambiar y ser un Alpha digno de ti.
    ―No entiendo el significado de “un Alpha digno de mí”. Porque para mí eres perfecto tal y como eres.
    ―No es cierto. Soy muy lento, siempre tengo dudas y miedos. No puedo apoyarte como tú lo haces conmigo y ni siquiera sé si podré serte de ayuda en un futuro.
    ―Creo que te exiges demasiado. Está bien ser lento, porqué significa que no haces las cosas porqué sí o porqué te dejas influenciar. A mí no me molesta esperar. A parte, aunque sea lento vas avanzando y te esfuerzas. Yo he visto como has ido cambiando estos días. Te vistes de chico más a menudo y no estás tan nervioso, te comportas más como tú mismo. Se nota que haces tu mejor esfuerzo en ello. Y aunque seas lento, lo importante es el querer esforzarse y eso lo haces.
    Chiaki escuchaba las palabras de su novio, las cuales, como siempre, conseguían salvarle. No sabía cómo lo hacía, pero siempre sabía que decir para que él se sintiera mejor. No podía imaginar su vida sin el moreno. Se abrazó a su novio y escondió su rostro en su cuello. Estaba sonrojado y algo lloroso. No sabía si era por ese sentimiento de inferioridad o si por las palabras de su novio, pero en esos momentos no podía estar en un mejor sitio que allí.
    ―No entiendo como hemos llegado a esto, si solo venía a contarte mi visita al médico ―comentó Kai mientras abrazaba al castaño.
    ―Yo tampoco lo sé.
    ―Creo que aún queda un rato antes de la cena, ¿quieres que juguemos un poco?
    ―¿A qué? ―preguntó Chiaki separándose de él.
    ―A ver… vamos a ver los juegos de la play que tienes, a ver cuál nos apetece a ambos.
    ―Bien.
    Mientras jugaban entró el padre de Chiaki a la habitación y les informó de que era mejor que dejasen de jugar para ir a cenar y dormir. Al ver la hora ambos chicos se extrañaron. Era muy pronto, aún. El padre les explicó que irían a la montaña al día siguiente. Habían acordado eso con los padres de Kai, y que para llegar a una buena hora tendrían que madrugar. Eso sorprendió a los chicos.
    ―Entonces, acabamos esta pantalla y me iré.
    ―De acuerdo.
    Y sonó la alarma del móvil de Kai, la cual asustó a los presentes. Incluido al moreno. Se levantó y fue a la cocina a buscar un vaso de agua. Era la hora de la pastilla. Sólo era el primer día y ya se le estaba haciendo algo pesado. Después de lavar el vaso regresó junto a Chiaki. Ambos terminaron con el juego y se despidieron con un beso.
    Al día siguiente, se levantaron realmente pronto. A las 5 de la madrugada los padres los levantaron y los hicieron poner en pie. Sin más se vistieron y cogieron el coche. Ambos se durmieron en el coche durante el viaje. Al cabo de unas horas los despertaron para desayunar. Habían parado en un pueblo que había de camino y habían encontrado un sitio donde tomar el desayuno y algún café que otro. Estaban todos bastante somnolientos, y los que conducían debían de evitar dormirse al volante.
    A partir de ese momento el trayecto fue más animado. Entre cantar y hablar, se notaba que todo el mundo estaba más despierto. No era nada raro que sus padres planearan mínimo una visita a la playa y otra a la montaña, pero normalmente no iban a una tan lejana. Ambos chicos estaban un poco sorprendidos y tenían algo de curiosidad.
    ―¿Dónde vamos?
    ―A la montaña, esta vez hemos decidido ir a una más alta.
    ―Pero… ¿porque tan lejos? ―insistió Kai.
    ―Estuvimos mirando y esta nos pareció interesante.
    ―Es una montaña… todas son parecidas.
    ―Esta tiene algo especial, ya lo veréis.
    Los chicos se miraron pensando que eso era algo extraño, pero no le dieron más vueltas. Siguieron su viaje hablando y cantando como antes, hasta que finalmente llegaron al aparcamiento del pie del camino de la montaña. Allí se repartieron las mochilas y empezaron a subir por el camino. Kai a parte de la mochila llevaba su riñonera con sus pastillas, mejor tenerlas a mano por si acaso.
    El camino fue tranquilo, sin contratiempos. Con momentos de subida y otros más llanos. Algunos disfrutaban más la subida y el paisaje que otros, pero al final todos llegaron a la cima del camino. Kai siempre se preguntaba que tenía de bueno hacer estas excursiones tan agotadoras. Era una costumbre de cada año, y a pesar de todo no se acostumbraba.
    Cuando por fin se fijó en el lugar, se dio cuenta de que había un pequeño templo. No se le veía muy popular, estaba algo descuidado aunque tampoco parecía que tuviese que derrumbarse. Se veía baste nuevo, en realidad. Se acercaron y leyeron la nota informativa.

    Templo en honor a Hinata,
    la Diosa del Amor Homosexual
    y las relaciones intergenero.
    Quién haga una ofrenda aquí,
    conseguirá la bendición
    para un amor eterno y feliz.


    Ambos se miraron después de leer esto. ¿De verdad sus padres los habían traído a un lugar como este? Miraron a los cuatro adultos y estos sonreían, entre divertidos y traviesos. Después volvieron a mirarse y sonrieron. Ya que estaban no perdían nada por hacer una ofrenda y un rezo a esta Diosa desconocida. Kai no creía que fuese necesario eso, porqué su amor eterno y feliz ya estaba más que demostrado, pero no estaba de más tener la bendición de una Diosa.
    Al acabar de rezar regresaron con sus padres que esperaban a cierta distancia. Suponían que tendrían que darles las gracias. Se habían preocupado por ellos y los habían llevado para darles más seguridad. Ellos también habían vivido esos momentos algo turbulentos de su relación. De algún modo les afectaban estas cosas como padres y madres de ambos chicos. Y también habían querido dar su ayuda y apoyo de algún modo. Los chicos se sintieron agradecidos por ello, quizás más Chiaki, quien se sentía más inseguro de los dos.
    ―Muchas gracias por esto ―les agradeció el castaño con una sonrisa.
    ―Gracias ―fue el agradecimiento de Kai― realmente me ha sorprendido encontrar este templo.
    ―Es una Diosa poco conocida y su templo ha sido construido hace poco, pero espero que os dé su bendición ―explicó el padre de Kai acariciando la cabeza de su hijo.
    ―Ya soy mayorcito, padre… ―se quejó este.
    ―Somos conscientes de todas las dudas que habéis tenido estos días, por el cambio de Chiaki y el celo de Kai, y queríamos ayudar de alguna forma ―la madre de Kai se acercó para abrazar a su hijo.
    ―Mama, tu también…
    Chiaki se rió por las quejas de Kai, y se puso a llorar de la alegría de saber que tanto sus padres como los de Kai aprobaban su relación. Siempre había dudado sobre eso y pensaba que los mayores eran algo reticentes, pero al parecer ya no era así, y ahora se sentía mucho más seguro. Se acercó a su madre y se abrazó a ella entre lágrimas de alivio y felicidad.
    ―Chiaki tiene tu misma edad y no le importa.
    ―Pero él es así, yo soy diferente.
    ―Sí, Chiaki es más dulce que tu ―le dijo su madre al moreno.
    ―¿Y que con eso? A mi me gusta que lo sea, pero yo no puedo ser como él.
    ―K-Kai…
    Los padres de ambos rieron por la escena, y decidieron dejar de tomarles el pelo a los niños para iniciar un paseo por el lugar y buscar un sitio donde comer antes de regresar. Se habían levantado pronto porqué era excursión larga y tendrían que darse prisa si querían llegar a casa no muy tarde. A pesar de todo había valido la pena porque los niños estaban más animados y era el objetivo de la salida.
    Después de la comida emprendieron el camino de regreso hacia el coche. Había sido la mejor salida a la montaña en años, según Kai. Aunque a él no le gustaba mucho ir a la montaña. No le veía el punto a cansarse para nada. Él era más de ir a dar una vuelta, y a la playa. Al menos allí podía refrescarse en el mar cuando tenía mucho calor. Y recordar la última salida le hacía sonreír. Sobre todo por el juego que había mantenido con Chiaki.
    ―¿Porque sonríes, Kai? ―le preguntó su novio viéndolo con curiosidad.
    ―Pensaba en el día de la playa, y en que por primera vez me ha gustado una salida a la montaña.
    ―Me alegro de que lo hayas pasado bien el día de hoy ―Chiaki después de decir esto le sonrió alegremente.
    Cuando por fin llegaron a casa se sentían realmente cansados. Había sido un día cansado, pero también lleno de emociones que les hacían sentir felices. Sus padres se preocupaban por ellos, por su relación y su futuro. Los querían y los animaban a seguir con sus sentimientos y sus sueños. No podían desear más. Además, estaban seguros de que su relación duraría para siempre, con marca o sin marca. No era esencial que Chiaki mordiese a Kai. Y tampoco había prisa, tenían muchos años más por delante. Con esos pensamientos ambos se fueron a dormir, cada uno en su casa.
    Continuará...
     
    Top
    .
  9.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline

    Capítulo 9


    Había pasado un tiempo desde la excursión a la montaña, Kai había ido a casa de su novio aprovechando que los padres de este habían salido para disfrutar el final del verano en pareja. Así que habían decidido que era un buen momento para avanzar en su relación. Tenían un paso pendiente. Chiaki estaba un poco nervioso, sería su primera vez como seme. Hasta el momento siempre había sido el uke, y debía admitir que se sentía muy bien serlo. Pero había prometido ser el seme antes de que llegara el siguiente celo de su novio.
    ―Chiaki, ¿Estás preparado?
    ―No lo sé, ¿Y tú?
    ―Yo sí, tengo ganas de que me hagas tuyo de esta manera.
    ―Sinceramente, cuando tú me lo haces se siente muy bien.
    ―Entonces, hazme sentir igual a mí. Quiero sentirte, Chiaki.
    Kai lo abrazó y le dio un pequeño beso de ánimos. Chiaki realmente parecía nervioso y él quería ayudarlo a relajarse. Poco a poco ese beso se fue haciendo más fogoso y sus cuerpos, poco a poco, empezaron a reaccionar a esos besos que se sucedían y a esas caricias que lentamente se iban extendiendo por sus cuerpos. Las ropas poco a poco fueron desapareciendo dejando paso al contacto de la piel de ambos chicos. Los roces les hacían entrar en calor. Sus cuerpos ardían por dentro y por fuera, por el fuego que iba creciendo en su interior. Un fuego llamado deseo. Ambos deseaban al contrario con todo su ser. Ese calor poco a poco se iba extendiendo por la habitación, junto con el olor de las feromonas de ambos.
    ―Kai… ―suspiró Chiaki cuando este le acarició su abdomen y llegó a su pecho.
    Pellizcó un pezón de este y ese suspiro se convirtió en un pequeño gemido. El moreno sonrió por ello y volvió a besar a su novio con deseo. Podía escuchar una voz en su interior que decía que hoy por fin sería el día. Que, por fin, Chiaki iba a poseerlo. La emoción en su cuerpo era inmensa. Ese pensamiento le encendía deseos nuevos. Hasta el momento siempre había sido él quien poseía al castaño, y le gustaba hacerlo. A pesar de todo, también quería experimentar lo que se sentía al entregarse al otro. Chiaki siempre parecía disfrutarlo mucho y le decía que se sentía muy bien, eso le daba curiosidad.
    ―Chiaki, tócame ―le pidió abrazándose a él por el cuello con sus brazos, acercó sus labios a su oreja, susurró sensualmente― por favor, hazme sentir bien.
    El castaño tragó saliva ante eso. Estaba muy caliente. Su mente le pedía a gritos que hiciese suyo a ese moreno, que le tenía locamente enamorado. Esas palabras solo le ayudaban a seguir el ritmo de sus pensamientos. Se sentía algo inseguro, pero realmente quería hacer sentir bien a Kai. Este siempre lo hacía para él y quería corresponderle de esa misma manera. Quería darle el mismo placer que este le daba cuando lo hacían. Las dudas estaban allí. Siempre estaban allí. Las ganas también. Se estaban haciendo compañía en estos momentos, o más bien estaban teniendo una batalla para saber quién sería el ganador.
    ―Está bien ―respondió finalmente tumbando a Kai en la cama debajo de él― lo intentaré, si no lo hago bien, dímelo.
    ―Lo harás bien, estoy seguro.
    Con esas palabras animó un poco más a su Alpha, quien empezó a jugar con uno de sus pezones. Había decidido poner en práctica lo que este le hacía a él. El cuerpo de Kai reaccionó muy bien, parecía muy sensible. Lamió el pezón y le sopló, consiguiendo que el moreno se estremeciera al sentir su aliento en la zona mojada. Se sentía algo frío. El pezón se puso más duro y Chiaki aprovechó para metérselo en la boca y succionarlo un poco antes de morderlo.
    ―Aaah… Chiaki ―gimió por la sensación a la vez que su cuerpo se arqueaba.
    El moreno reaccionaba adecuadamente, y eso le daba confianzas al Alpha. Poco a poco se fue aventurando y llegó hacia el trasero de Kai, el cual estaba un poco humedecido. Estaba seguro de que Kai no estaba en celo, si lo estuviese él reaccionaría a sus feromonas, pero a pesar de todo estaba un poco húmedo. Se preguntó si siempre le había pasado. No le dio mucha importancia en ese momento y solo aprovechó para meter el primer dedo. Entró rápida y suavemente. Estaba bien preparado, quizás se debía a ser omega. Realmente la gente solía decir que el único talento de los Omega era abrirse de piernas para los Alpha. Nunca había pensado de esa forma, le parecía despreciable esa manera de pensar. Pero se tenía que admitir que era genial lo rápido que se preparaban. Sería menos doloroso para él en su primera vez.
    ―Es genial lo preparado que estás, me gusta ―le dijo antes de besarlo.
    Metió un segundo dedo y lo ayudó a dilatar, aunque vio que no era necesario. Finalmente los sacó y llevó su miembro a la entrada de Kai. Este asintió ante la duda de Chiaki, y movió sus caderas para indicar que estaba de acuerdo. Finalmente, el castaño se armó de valor y poco a poco empezó a empujar su miembro hacia dentro. La sensación de sentirse en esa cavidad húmeda y cálida fue mejor de lo esperado.
    ―AAAh… Kai… ―gimió cuando estuvo completamente dentro― se siente muy bien dentro de ti.
    ―Muévete, se sentirá mejor ―le respondió este con una sonrisa satisfecha por sus palabras.
    ―Bien.
    Chiaki obedeció y empezó un pequeño vaivén suave. El moreno se impacientó un poco y le rodeó con sus piernas para ayudarlo a moverse de un modo más rápido y profundo. Chiaki gimió por ello seguido por Kai, quien empezó a gemir cuando este tocó un punto en su interior que le hizo enloquecer de placer. El castaño se sintió motivado por esos gemidos y siguió buscando ese punto, notando como el otro chico se retorcía de placer entre sus brazos.
    Ambos se sentían genial en esos momentos, el placer recorría sus cuerpos y también la felicidad de estar unidos, por fin, de esta manera. Kai había deseado esto desde hacía unos largos meses, y Chiaki desde hacía años, aunque no lo había comentado nunca. El castaño se sentía satisfecho tal y como estaba su relación en esos momentos. Solo con tener a Kai como su pareja ya le hacía feliz, no tenía interés en cambiar nada, por si acaso. Ese era su pensamiento. Su instinto, por otro lado, le pedía cambiar las tornas. Él también quería hacer suyo al moreno, y en estos momentos lo estaba cumpliendo. El gozo y el placer se mezclaban haciendo de este momento, el mejor momento de su vida.
    ―Kai… se siente genial…
    ―Lo mismo digo… Chiaki… más… ―le respondió el moreno entre gemidos.
    El castaño no se hizo de rogar y empezó a moverse más rápido y profundo consiguiendo que ambos estuviesen a punto de correrse. Con unos movimientos más ambos notaron como el calor llegaba a esa zona. Kai se corrió primero, solo unos segundos antes que Chiaki, quien dejó escapar todo en el condón que llevaba puesto.
    ―Ah… ―jadeó después del orgasmo notando su cuerpo cansado por el esfuerzo.
    ―Puedes dejarte caer encima de mí ―le dijo Kai abrazándolo por la espalda, atrayéndolo hacia él poco a poco.
    Chiaki lo hizo. Lentamente se fue apoyando en Kai, dejando descansar su cuerpo encima del moreno, quien lo abrazó con una sonrisa. Le dio un beso donde pudo, y se quedó quieto esperando que ambos descansaran y recuperaran el aliento. Kai no podía estar más contento, y parecía que Chiaki también lo estaba, algo que le hacía más feliz. Al final el castaño había tenido menos dudas de las que él esperaba y había tomado las riendas como todo el Alpha que era. Ahora era su turno de hacer su parte.
    ―Has estado genial ―le premió Kai, a su novio― se ha sentido muy bien. Me gustaría repetir como uke.
    ―¿En serio? ―respondió este con la mirada brillante― ¿Lo he hecho bien?
    ―Sí, me ha encantado. Eres el mejor.
    ―Podemos repetirlo, por mi está bien ―dijo Chiaki emocionado― aunque también quiero ser uke a veces. Me gusta como lo haces.
    ―Por supuesto, podemos ir turnando.
    ―Me parece genial. Te amo, Kai.
    ―Y yo a ti.
    Chiaki salió del interior de Kai en ese momento y se tumbó a su lado acurrucándose en su pecho. Le gustaba estar así, ese era su refugio y se sentía completamente protegido. Kai le envolvió con sus brazos. Se quedaron así un largo rato hasta que finalmente el moreno decidió romper ese silencio.
    ―Tenemos que limpiar las sábanas y hacer de nuevo la cama.
    ―Tú sí que sabes romper un buen momento… ―se quejó el castaño sabiendo que su novio tenía toda la razón del mundo― que pereza…
    Kai rio ante sus palabras. Realmente el chico parecía estar muy cómodo en esos momentos. Los padres de Chiaki se habían ido y quizás tardarían en llegar, o quizás no. Eso era algo que no sabían. Les habían dado su bendición, sí, pero no estaban seguros de que tuvieran permiso para ensuciar las sábanas y no hacer nada al respeto. Seguramente no estarían felices por ello. Y Kai realmente prefería hacerlo antes de que llegasen. Se moriría de la vergüenza si los pillaban a mitad.
    ―Si quieres luego de limpiarnos y limpiar las sábanas podemos volver a la cama a acurrucarnos, pero prefiero limpiar mientras tus padres no llegan.
    ―Tienes razón.
    Como si de un niño pequeño se tratase, Chiaki se levantó a regaña dientes. Kai le siguió y empezaron con la limpieza. Nuevamente, el moreno pensó que quizás saldría más a cuenta hacerlo en el suelo. Para la próxima lo propondría. Esta vez, era su primera vez como uke y no quería hacerlo en el suelo. Por eso no había dicho nada, quizás había sido un poco egoísta. No había podido evitarlo. Le había gustado hacerlo en la cama, y no le dolía nada. Limpiar no era un problema. Solo que perdía tiempo de estar acurrucado con Chiaki y eso no le gustaba.
    Después de limpiar ambos se tumbaron en la cama, esta vez vestidos y preparados por si llegaban los padres del castaño. En estos momentos Kai ya podía dejarse llevar por el momento sin tener que pensar en ese tipo de responsabilidades. Eso le daba mucha pereza. Le gustaba relajarse de este modo con su novio. Tenía la intención de aprovechar todo el tiempo posible.
    ―Kai, gracias.
    ―¿Por?
    ―Por tu ayuda. Me has dado un empujón justo antes de empezar.
    ―No he hecho mucho en realidad, todo lo has hecho tú. Y lo has hecho muy bien.
    ―Me gusta que a pesar de ser un pervertido y un sádico, seas tan dulce y amable.
    ―No sé si sentirme ofendido por lo de sádico o por lo de dulce ―dijo juguetonamente.
    ―Mejor por ninguna de las dos cosas, porqué me gusta que seas así.
    Kai sonrió ante esas palabras, no podría molestarse con el castaño por tan poca cosa. Solo le gustaba jugar a hacerse el ofendido y eso Chiaki lo sabía de sobras. El moreno subió un poco el rostro de su novio y buscó sus labios para darle un tierno beso. Quizás fuese tal y como lo había descrito el castaño, pero esas facetas solo se las mostraría a él.
    ―Mientras te guste no tengo nada que objetar. De todos modos, tú eres el único que conocerá está parte de mí.
    ―Eso espero, no me gustaría verte de este modo con otra persona… ―Chiaki pareció algo triste ante la perspectiva.
    ―No tienes que preocuparte ni ponerte triste. Y menos aún si acabo de decir que eso no pasará… ―aclaró Kai con un pequeño suspiro― Chiaki, yo quiero pasar el resto de mi vida contigo, sé que somos jóvenes y que quizás no sea muy confiable, pero no dudo de mis sentimientos por ti. A los 10 años ya era consciente de mis sentimientos por ti y no han cambiado en estos 7 años. Creo que es tiempo suficiente para poder creer que serán para siempre.
    ―Kai… ―con lágrimas en los ojos el castaño se lanzó a los labios de su novio, dándole un beso, a la vez que un golpe por el ímpetu.
    Cuando Kai se quejó el golpe ambos se echaron a reír. Esa escena había sido muy graciosa. El moreno limpió las lágrimas del contrario y le sonrió. Él no tenía ni la menor duda de los sentimientos de este. Sabía que Chiaki lo amaba y era consciente de todo lo que había hecho por él. De sus sentimientos, de sus cambios… de todo… Por eso no necesitaba que el castaño les respondiera a sus palabras. En el fondo Kai era dulce con Chiaki, aunque solo lo era con este.
    Cuando los padres llegaron a la casa, ambos salieron a recibirlos con una gran sonrisa. Ambos padres se miraron unos momentos, notando un cambio en ese par. Parecían más felices de lo usual. Por un momento sintieron un escalofrío. ¿Podría ser que…? Disimuladamente miraron el cuello de Kai, no parecía tener ninguna marca, eso les alivió. No estaban en contra, solo pensaban que era demasiado pronto. Primero deberían de acabar la universidad, tener un trabajo, un hogar propio, ser independientes y, sobre todo, estar completamente seguros de que eso era lo que querían.
    ―¿Ha pasado algo bueno? ―preguntaron algo curiosos, finalmente.
    ―No, solo hemos estado todo el día juntos, y eso es suficiente.
    Ambos padres notaron que escondían algo tras esa respuesta, pero no indagaron más. Era la intimidad de los chicos. Mientras no hubiesen cometido ningún error todo estaría bien. Después de hablar un poco con los padres, Kai regresó a su hogar y Chiaki a su habitación. Esa noche, ambos durmieron como nunca. Cansados y satisfechos, además de felices. Ninguno de los dos había imaginado que un cambio de rol podría hacerles tan felices. Ahora lo estaban descubriendo y pensaban que no sería mala idea repetir. Con eso en sus mentes se durmieron.
    Los siguientes días, fueron tranquilos. Con algunas salidas, algunos momentos de sexo, y finalmente la preparación para regresar a la etapa escolar. Iban a empezar la universidad y eso era un nuevo mundo. Nueva gente, nuevos horarios, habrían muchos cambios. Chiaki empezaría la carrera de psicología, mientras que Kai empezaría ingeniería. No se podrían ver durante las clases. Irían a facultades diferentes, así que solo podrían verse cuando estuviesen en casa o en algún momento puntual. En resumen, muy poco tiempo.
    ―Casi no podremos vernos ―comentó tristemente Chiaki mientras preparaban las cosas.
    ―Cierto, no estudiaremos juntos.
    ―Sí.
    ―Estaremos en el mismo campus universitario, pero en facultades un poco lejanas. Es muy grande el campus. Supongo que no podremos vernos demasiado por allí...
    ―¿Te apuntarás a algún club? ―preguntó Chiaki interesado.
    ―No, no sé qué clubes hay, pero igualmente no lo haré, porque entonces tendré menos tiempo para verte.
    ―Kai… Te echaré de menos.
    ―Nos veremos cada día, vendré a verte, aunque sea a media noche.
    ―Eres tan tierno ―exclamó el castaño lanzándose al cuello del moreno.
    ―Me lo dices muy a menudo, que soy tierno.
    ―Porque es la verdad.
    ―Intentaré acostumbrarme a ello.
    Chiaki le dio un beso y se acurrucó en su pecho como si fuese un gatito. Le gustaba estar así con su novio. Se sentía tan protegido y tan bien. Le preocupaba que alguien más descubriera esa parte de Kai. ¿Y si alguien más se enamoraba del moreno? ¿Y si encontraba su destinado? Entonces, Kai lo dejaría por esa persona… No quería que eso pasara. Le daba miedo ir a la universidad y separarse del moreno. Sin darse cuenta empezaba a tener miedo y a odiar la universidad, aunque ni siquiera la había empezado.
    ―No te enamores de nadie más. Prométeme que no me dejarás, aunque conozcas a tu destinado.
    ―Chiaki, ¿de nuevo?
    ―Es que me da miedo que eso pase y me dejes.
    ―Eres demasiado inseguro… ―Kai suspiró y pensó en que decir― no te preocupes, no creo que haya persona más destinada para mí, que tú. Así que no pienses en esas cosas.
    ―Gracias.
    ―Me preocupa más el hecho de que tu atraigas a miles de personas y que no te dejen tranquilo, tú no te das cuenta, pero las personas en seguida se fijan en ti.
    ―No lo creo, soy bastante normalito.
    ―No es cierto, eres muy guapo, y siempre has tenido gente que quería estar contigo. Te coqueteaban incluso delante de mí. Como Noah, o las chicas de la playa, los chicos del centro comercial… y tendría varios ejemplos más.
    ―¿Tú crees?
    ―Sí, así que tienes que cuidarte bien. No estaré yo para protegerte, tendrás que hacerlo tu solo. Por lo tanto, preocúpate más por ti que por mí.
    ―Si tú lo dices, iré con cuidado. No quiero que te preocupes por mí.
    ―Buen chico.
    Kai le acarició la cabeza al castaño y este sonrió. Estaba feliz por esas palabras, como siempre, su novio se preocupaba por él. Era tan tierna esa parte del moreno… no quería que nadie más la conociera. Se esforzaría por ser suficiente para Kai y que este no tuviera necesidad de hacerlo con alguien más. Después de repasar este pensamiento se dio cuenta de que el moreno no estaría feliz por el cauce de estos. Volvería a decirle que no tenía que preocuparse por eso, que todo estaría bien y que a él le gustaba tal y como era. Se sonrojó por esos nuevos pensamientos y se acurrucó un poco más, esta vez algo avergonzado y feliz.
    Su novio tenía razón, tenía que dejar de ser tan negativo y tan inseguro. Debía de avanzar, por Kai y por el futuro. En el trabajo también tendrían que conocer otras personas y no podía ir con esas inseguridades por el mundo. Sería bueno para todos que dejara de pensar en ese tipo de cosas y se centrara más en avanzar. Una de sus “misiones” durante la universidad, aparte, de sacarse la carrera, era aprender a crecer como persona y como Alpha, para poder tener un buen futuro, junto a Kai. Ese sería su nuevo propósito.
    FIN
     
    Top
    .
  10.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline

    Capítulo 10


    Habían pasado unos meses desde que habían iniciado la universidad. Chiaki estaba en la facultad de Psicología, la cual estaba junto a la de Filosofía y Letras. Para llegar a ella el castaño se bajaba una parada antes que Kai. La universidad era la suficientemente grande para tener varias paradas de tren por todo el campus. También había un transporte de bus para desplazarse de una facultad a otra o para llegar del tren a una facultad, según la ruta que fuese mejor a cada persona. Los primeros días Chiaki se había perdido un poco por la facultad. Ahora empezaba a conocerla mejor, aunque a veces aún se perdía un poco cuando tenía que ir a algún sitio nuevo.
    Ese día, después de dar varias vueltas acabó en la cafetería de la facultad de Filosofía y Letras. Era la primera vez que iba allí. Normalmente, con sus compañeros de clase solía ir a la de Psicología. Estaba sólo y aburrido y había decidido dar una vuelta. Kai no estaba disponible en ese momento, ya que tenía clases. Había visto que coincidían en algún descanso que otro y aprovechaban para quedar. Uno u otro iban hacia la otra facultad con el bus. Al principio había sido un poco caótico, pero ya se habían acostumbrado después de unos meses de rutina.
    Se notaba un poco extraño aún con su ropa de chico. Todas las personas que le habían conocido en la universidad le habían visto sólo con ropa de chico y eso le ayudaba un poco, pero seguía notando muchas miradas en él. Se seguía preguntando porque le miraban tanto. ¿Sería que se veía raro con esa ropa? Kai le había dicho que se veía demasiado bien. Debía creer en sus palabras. Suspiró. A pesar de todo se sentía incómodo tener tantas miradas puestas en él. No le gustaba ni tampoco lo entendía. ¿Qué ganaba la gente con verle tan fijamente?
    En un principio pensaban que no podrían verse casi nunca, pero habían encontrado la manera de verse de vez en cuando a horas perdidas y hasta algunos días podían regresar juntos a casa. El castaño estaba feliz por ello. Kai era más independiente y no parecía preocuparse tanto por el tema. Le alegraba poder ver a Chiaki, pero no le preocupaba tanto pasar un tiempo sin verle. Había otras cosas para hacer. Estudiar para el futuro, por ejemplo.
    Mientras pensaba en todo eso, Chiaki notó algo extraño en su persona. Un sentimiento que nunca había experimentado y que había llegado repentinamente. Primero un dolor en el pecho y unas fuertes palpitaciones. Después un leve temblor y un calor que se iba extendiendo por su cuerpo. Decidió salir de allí e ir a tomar un poco de aire. Justo en la parte trasera de la cafetería había una salida hacia unos jardines así que se dirigió hacia allí y se sentó en una zona de hierba que no estaba ocupada. Respiró con calma y notó que todas esas sensaciones se calmaban.
    ―¿Qué ha sido esto? ―se preguntó a sí mismo cuando estuvo más calmado.
    Era Alpha así que no podía ser un celo. ¿O sí? Una vez había leído que muy de vez en cuando los Alpha también podían entrar en celo. En esos momentos, necesitaban el cuerpo de un Omega para calmarse. ¿Por qué de repente parecía que estaba a punto de entrar en celo? No tenía claro si realmente era un celo o no. Él no había necesitado el cuerpo de un Omega para calmarse, ni había tenido sexo con un Beta ni con nadie. Solo se había dedicado a respirar y mantener la calma. Eso le había funcionado.
    ―Un Omega en celo ―se escuchó que decía alguien por los alrededores.
    ―¿Un Omega? ¿Qué hace un Omega en la universidad? ―se escuchó otra voz.
    ―Seguro que es un error.
    Chiaki miró a su alrededor algo preocupado. Nadie se estaba refiriendo a él, como era lógico, pero no dejaba de preocuparle. No podía ser Kai, él estaba en clase y no le tocaba su celo todavía… Aunque… ¿Y si era él? Mejor asegurarse por si acaso. Se levantó del suelo y se acercó con precaución. Al ser Alpha tampoco podía ir sin más. Buscó un inhibidor que tenía en la mochila por si acaso y se lo inyectó en el brazo. Después se acercó hacia la multitud. Cuando vio a un chico rubio arrodillado en el suelo su cuerpo volvió a tener esa extraña sensación. Y sin poder evitarlo se acercó al chico y se lo llevó lejos del gentío. Escuchó algunas voces que se quejaban o que se lo querían impedir, aunque ante su mirada todos se callaron y le dejaron hacer. Al parecer no había muchos Alphas por la zona. Todos por allí eran Betas en esos momentos.
    Una vez estuvieron en un sitio más íntimo sacó otro inhibidor, este para Omegas, que llevaba por si Kai lo necesitaba y se lo inyectó en el chico rubio. Este le miró un momento y sus ojos verdes toparon con los de Chiaki. El castaño notó como su cuerpo reaccionaba intensamente, mucho más de lo que había reaccionado con Kai. Tragó saliva e hizo un esfuerzo por desviar la mirada y apartarse de él. Al estar al aire libre las feromonas del celo del rubio no le afectaban tanto, se dispersaban en el aire, pero a pesar de todo eran fuertes en él. No recordaba haber reaccionado nunca de esa forma por ningún Omega en celo.
    ―Gracias ―le dijo el chico― me llamo Shun, ¿y tú?
    ―Yo soy Chiaki ―fue todo lo que pudo responder el castaño, aún sin mirarlo.
    ―Encantado ―se notaba por la voz que no estaba calmado del todo, el chico seguía excitado por el celo― Chiaki, creo que somos predestinados.
    ―¿Qué?
    ―No es mi época de celo… realmente nunca he tenido celos muy fuertes a pesar de ser Omega y con un poco de medicina iba tirando, pero ha sido verte y mi cuerpo ha reaccionado…
    ―Eso no significa nada ―le negó Chiaki al rubio.
    ―Aún con el inhibidor noto que no me estoy calmando, y eso es porque estás cerca…
    ―Entonces debería de irme. No creo en tus palabras, pero si por un casual fuese cierto, lo mejor es que me vaya.
    ―Es una opción. Puedes irte. Eres libre de hacerlo. Yo supongo que estaré bien.
    A pesar de toda esa charla Chiaki no se había movido de donde estaba. No quería dejarlo solo y que le pasara algo. Si estaba en celo no podría tener fuerza suficiente para poder huir o defenderse. Y a pesar de no haber muchos Alphas por los alrededores, si había Betas. A estos no les afectaba el celo, pero tampoco le hacían ascos a tener sexo con un Omega en celo. Se decía que era muy placentero incluso para los Betas.
    ―¿No te vas?
    ―No podría estar tranquilo pensando que alguien podría hacerte algo… Estoy en contra de las violaciones a los Omegas.
    ―Eres un buen chico ―Shun sonrió y meditó un poco sus palabras― entonces, no vas a querer hacerlo conmigo aunque yo esté de acuerdo, ¿no?
    ―Exacto, ahora mismo quien hablaría por ti sería el celo no tú, y de todos modos yo tengo pareja.
    ―Oh, ya sales con alguien… Qué pena.
    ―Te voy a llevar a un sitio donde puedas estar solo, aquí hay una biblioteca con salas para estudiar. Puedes quedarte en una hasta que te haga efecto el inhibidor. En cuanto te deje allí me iré y así podrás relajarte ―le respondió Chiaki simplemente.
    ―Eres un buen chico ―le volvió a decir el rubio incomodando un poco a Chiaki― me gustas.
    El castaño no respondió, pidió una sala de estudio y dejó allí al Omega antes de salir corriendo de la biblioteca ignorando unos avisos que le dieron los trabajadores del lugar. Solo quería huir de allí. ¿Quién era Shun? ¿Y por qué de repente aparecía en su vida y le hacía reaccionar de esa forma? ¿No solía ser casi imposible encontrar a la persona predestinada? ¿No era lo suficientemente extraño como para que se considerara un mito? ¿Entonces… porque aparecía el suyo cuando todo iba tan bien en su vida?
    ―Tiene que ser mentira, seguro que hay alguna otra explicación ―se dijo a sí mismo, esta vez en voz alta, mientras corría por el campus.
    Una música le hizo parar de correr y prestar atención. Era la alarma de su móvil que le recordaba que tenía que regresar a clase. Dio un suspiro y miró los alrededores para ver donde estaba. Por suerte al echarse a correr lo hizo en la dirección correcta. Se había acercado a sus aulas. Quizás su instinto le había llevado a correr hacia la parte que él conocía y consideraba “segura”.
    Le costó concentrarse en la clase, sus pensamientos iban de Shun a Kai y de Kai a Shun. No podía detenerlos. En su mente todo era un caos. Él amaba a Kai, pero su cuerpo había reaccionado muy fuerte ante la presencia de Shun. Ante el rubio había negado rotundamente el hecho de que eran destinados, pero realmente no lo veía tan claro. Él también lo había notado. Sus reacciones, su celo… Todo había sido por Shun. Nunca por Kai… aunque Kai tuviese su corazón, al parecer no podía conseguir esas reacciones en su cuerpo. Y al contrario. Aunque Shun no tuviese su corazón sí tenía ese poder para hacerle entrar en celo. ¿Qué significaba todo eso? Y otra pregunta más ¿Debía comentarle este suceso a Kai? ¿Cómo reaccionaría al saber que había encontrado a su destinado y de sus reacciones?
    ―”¿Y si me odia por ello? ¿Qué debería de hacer? Seguro que le molestara que me ponga tan caliente por otro… pero realmente solo quiero hacerlo con él… y no he hecho nada malo” ―se dijo a sí mismo, aun sabiendo que Kai no era de los que se molestaban fácilmente.
    Sin darse cuenta empezó a jugar con el pelo de su coleta, buscando una manera de distraerse. A pesar del inhibidor aún sentía su cuerpo caliente. Pensar en Kai no ayudaba. Al pensar en que quería hacerlo con él había recordado algunas cosas de las que habían hecho en el pasado y eso le había calentado aún más. Quería hacerlo con Kai. Era Shun quien le había hecho reaccionar, pero su cuerpo no mandaba, su corazón y su mente pedían a Kai. Que extraño le resultaba aquello.
    Consultó que día era y que horario tenía el moreno. Estaba de suerte era el día en que este salía temprano. Solo le quedaba una clase. Aguantaría hasta entonces. Cogió el móvil y le mandó un mensaje a su novio para decirle que se verían al acabar su clase. Sí, iba a saltarse sus dos últimas clases, no podría aguantar hasta entonces y luego se haría demasiado tarde para ver a Kai.
    “Kai, vendré a recogerte después de tu última clase”
    “¿Te pasa algo? ¿Y tus clases?”
    “Me las voy a saltar. Te necesito”
    “Si te encuentras mal puedo ir ya a buscarte”
    “No quiero que pierdas clases por mí, no te preocupes.”
    “Como no voy a preocuparme si me hablas de repente para decirme que me necesitas, Chiaki…”
    “Perdona”
    “No te preocupes. Salgo de clase y vengo ya a buscarte.”
    “Gracias”
    Cuando salieron de clase ambos se fueron a la parada del bus de sus respectivas facultades. Chiaki se excusó con sus compañeros de que no se encontraba bien y estos asintieron. Se sentó en el banco del bus y esperó a que Kai llegara a recogerlo. No tardó mucho, sólo un siglo, según la concepción del tiempo de Chiaki. Se notaba tan necesitado que todo se le hacía eterno. Sobre todo esperar a Kai. Se moría por verlo y por hacerlo suyo. Se notaba con la cabeza nublada e iba perdiendo la consciencia de sus actos poco a poco.
    ―Chiaki ―escuchó que le llamaba una voz muy conocida, así que levantó la cabeza y al ver al moreno se lanzó hacia él.
    Sin más lo arrastró hacia el baño más cercano, escuchando como su novio le hacía algunas preguntas extrañado por su comportamiento. No podía entender que estaba pasando. Chiaki tampoco estaba muy consciente de sus actos y mucho menos en condiciones de poder explicar lo que pasaba. Al llegar al baño se encerró junto a Kai en uno de ellos y lo asaltó. Lo besó sin previo aviso y empezó a besarlo dejándolo acorralado contra una de las paredes del baño.
    ―Chia-ki… ―dijo el moreno entre los fervientes besos de su novio― que… pasa…
    ―Te necesito ―fue la única respuesta que recibió― por favor.
    Kai notó en el tono de voz del castaño desesperación y suplica. No sabía muy bien que pasaba, realmente no tenía ni idea. Sólo sabía que algo no estaba bien con Chiaki. No parecía él mismo. Cuando acercó su mano hacia el miembro del castaño este estaba más duro que una piedra. No era normal que su novio perdiese la cabeza de ese modo. ¿Podía ser esto el celo de un Alpha? Él también perdía un poco la cabeza cuando estaba en celo. Si era cosa del celo Chiaki se calmaría en cuanto lo hicieran y se quedase satisfecho. Pero ese no era el momento.
    ―Perdóname Chiaki ―le respondió Kai antes de darle una bofetada.
    ―Eh…
    ―Chiaki, ¿Me oyes?
    ―¿K-Kai…? ¿Dónde estamos?
    ―Has vuelto en sí, menos mal. Así que me has hecho salir de clase porque estás en celo… ¿Te has inyectado el inhibidor?
    ―¿Ah? Sí, me lo he inyectado. Perdona.
    ―¿Crees poder aguantar hasta casa? Allí te dejaré hacerme lo que quieras.
    ―Lo intentaré.
    ―Y cuando te hayas quedado más tranquilo, tendrás que explicarme que ha pasado, ¿de acuerdo?
    ―Sí, perdona.
    ―Bien, entonces vamos rápido antes de que te dé por atacarme de nuevo.
    ―Lo siento…
    ―Está bien, está bien. No hace falta que te disculpes más. Además yo también tengo que disculparme por darte una bofetada. Lo siento.
    ―Me la merecía.
    Salieron del baño y regresaron a casa. Fue un camino largo y tortuoso, sobre todo para Chiaki, el cual estaba sufriendo intentando aguantar el celo. Fue todo un reto, pero finalmente llegaron a la habitación de Kai. Sus padres no estaban y podrían estar tranquilos y hacerlo sin ninguna preocupación. Kai tumbó a Chiaki en la cama y empezó a desnudarlo para empezar con la acción. Aunque antes de todo decidió coger el collar que Chiaki le había regalado. No sabía cuándo este podría perder el control de nuevo, como en la universidad.
    En cuanto lo tuvo puesto se acercó de nuevo a la cama y se puso entre las piernas de Chiaki para empezar a lamer ese miembro que estaba más que despierto. Escuchó unos suaves suspiros de placer por parte del castaño. Tenía un olor y un sabor fuertes de haber estado aguantando tanto rato. Y el miembro estaba ya húmedo de antes de quitarle la ropa.
    ―Veo que estás muy caliente.
    ―Lo siento.
    ―Deja de disculparte, ya te he dicho que no hay problema.
    Cogió un condón y se lo puso antes de seguir. Sabía lo que quería Chiaki. Ese día quería entrar en él, quería ser el seme, y no iba a oponer resistencia. De vez en cuando estaba bien cambiar. Las feromonas de Chiaki poco a poco le habían puesto algo cachondo. No era tanto como la reacción del celo del Alpha hacia el Omega, pero los Omegas también podían excitarse por un Alpha en celo. Y Kai poco a poco había ido reaccionando, se notaba muy poco pero Chiaki iba desprendiendo un leve olor que le excitaba. Estaba húmedo por atrás. Se sentía preparado. Así que simplemente se sentó encima de él y lo montó. El gemido de Chiaki al notarse dentro de Kai fue increíble. El moreno nunca lo había escuchado de esa forma.
    Al parecer activó alguna cosa más que el gemido, porqué de nuevo Chiaki perdió un poco el control. Sacó su miembro de Kai y dio la vuelta a las tornas. Dejó a Kai en la cama debajo de él. Le dio la vuelta para dejarlo de espaldas y en cuanto lo puso en 4 entró rápido y certero, aunque también con un poco de violencia. El moreno dio un fuerte gemido tanto de placer como de dolor. Fue una mezcla de sensaciones que hasta el momento no había experimentado. Chiaki solía tratarlo con mucho cuidado. En un momento determinado después de un rápido vaivén notó algo diferente y algo doloroso en su interior. Al principio no supo entender que era, pero al poco lo entendió. Chiaki lo había anudado.
    ―Chiaki… duele… ―se quejó un poco notando como ese vaivén seguía.
    El miembro de Chiaki se había agrandado de manera que impedía que saliera de su interior. Cuando eso pasaba los Alphas dejaban ir más semen del normal para dejar embarazado al Omega. El condón no aguantaría tal cantidad. Posiblemente ya se hubiese roto y todo. Unas pequeñas lágrimas de dolor salieron de los ojos de Kai. Era consciente de que ese dolor no acabaría hasta que Chiaki estuviese satisfecho y exhausto. Y también de que si él estuviera también en celo no le dolería, pero habría quedado embarazado en un 100% de posibilidades. A pesar del dolor, agradeció no estar en celo. No quería quedar embarazado y menos en este momento.
    Estuvieron así largo rato, Chiaki se corrió más de una vez, Kai solo una. El dolor no le ayudaba a sentirse excitado. Cuando finalmente todo pasó y Chiaki salió de su interior, Kai suspiró aliviado. El castaño se durmió en seguida, estaba agotado. Llevaba cachondo gran parte del día y después de todo ese sexo se había relajado. Kai vio cómo su novio dormía y decidió ir por una ducha. Notaba como su cuerpo dolía. Tanto por dentro como por fuera. Había sido tan intenso que le había dejado hecho polvo. Cuando le había dicho que podría hacer lo que quisiera con él no se esperaba que lo anudara sin siquiera avisar ni nada.
    Durante la ducha se fijó en que no había sangrado. Quizás era cierto que los cuerpos de los Omegas estaban hechos para soportar que los anudasen, aunque no dejase de ser doloroso. Salió de la ducha y regresó a la habitación donde estuvo observando a Chiaki. ¿Qué le habría pasado? Era muy extraño que un chico tan dulce como él se pusiera de ese modo. ¿Era ese el poder del celo de los Alphas? Realmente daba miedo. ¿Y por qué había tenido este celo? ¿Había sido por qué sí? ¿Había pasado algo que lo habría detonado? ¿Habría un ciclo de celo para Alphas?
    Demasiadas preguntas. Decidió buscar información por internet. Encontró varias respuestas. El celo de los Alphas podía llegar por varios motivos. Mucho estrés o ansiedad, la cercanía del Omega predestinado, falta de sexo por un muy largo tiempo… De todas las opciones que fue leyendo no había ninguna que le cuadrase con Chiaki. A no ser que hubiese conocido a su Omega predestinado. Eso no podía saberlo, pero era una opción muy poco probable. ¿Entonces? No tenían sexo tan a menudo como antes, por falta de tiempo. De acuerdo, se había reducido el número, pero lo hacían al menos una vez a la semana. Normalmente durante el fin de semana. Así que tampoco hacía tanto tiempo. Tampoco estaba estresado ni nada por el estilo. ¿Quizás había reprimido mucho sus pensamientos y preocupaciones y habían nublado su mente? ¿Quizás aún no se sentía cómodo del todo cuando vestía como chico? Todo era muy confuso y no podría tener nada claro hasta que el castaño despertara y se lo contara.
    Continuará…
     
    Top
    .
  11.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline

    Capítulo 11


    Cuando Chiaki se despertó encontró la habitación desierta. Miró bien y se dio cuenta de que no estaba en la suya sino en la de Kai. Le extrañó estar solo, pero después de mirar la hora se sorprendió aún más. Era muy tarde y se encontraba solo en la habitación de su novio. Él estaba desnudo, y la cama algo desarreglada. Olía a semen. Eso le llevó a recordar lo que había ocurrido unas horas antes. El miedo llegó en el mismo momento que esas imágenes. La había cagado bien grande. Había anudado a Kai, aunque había logrado no morderle, no sabía cómo. Recordaba que por su mente había pasado esa idea varias veces, y que en algunos momentos lo había intentado. Pero algo se lo había impedido. El collar. Dio gracias, interiormente, por ello. Kai era un chico responsable y había tenido cuidado con todo.
    El condón ya no estaba a la vista, probablemente Kai se había encargado de hacerlo desaparecer. La pregunta principal era ¿Dónde estaba Kai en estos momentos? Se dio la vuelta en la cama para levantarse y arreglarse un poco cuando entró el moreno. Con la toalla en sus hombros, rodeando el collar que aún llevaba puesto, ropa limpia y un vaso de agua en sus manos. Le miró seriamente. Chiaki no esperaba una mirada dulce después de lo sucedido. Kai tenía motivos de sobra para estar enfadado.
    ―Veo que estás despierto ¿Cómo te encuentras, bestia salvaje?
    ―¿E-eh…? ―al escuchar ese apodo Chiaki se sintió morir, su novio estaba más molesto de lo que él pensaba―. Perdón. ¿Tú cómo estás?
    ―Me duele todo. Cierta persona lo hizo sin parar hasta quedar satisfecho y dormirse. Hasta me anudó con su miembro y no dejó de moverse a pesar de que le dije que me dolía.
    ―Yo… lo siento, Kai. No quería hacerte daño. El celo me dominó por completo, no me hizo nada de efecto el inhibidor. Sé que no es excusa. Perdona.
    Chiaki estaba por llorar en esos momentos, pero se había prometido que tenía que ser un buen Alpha. Y ya la había cagado suficiente por culpa de sus feromonas. No podía permitirse el lujo de cagarla más. Tendría que hacer todo lo posible por redimirse, en caso de que Kai le dejara hacerlo. Quizás simplemente lo echara de su lado para siempre. Le había hecho daño así que no sería algo que Chiaki pudiese recriminar. Ante estos pensamientos, acabó llorando. El moreno lo vio y suspiró. Ya esperaba algo así.
    ―Chiaki, realmente no estoy enfadado. Yo te dije que podías hacer lo que quisieras. Cierto que no esperaba que me anudaras, y eso dolió muchísimo. No entiendo como podéis tener algo tan doloroso allí, por mucho que sea para aumentar la posibilidad de embarazo, es demasiado.
    ―Kai…
    ―Eso sí, no vas a volver a tocarme de nuevo hasta nueva orden. Y vas a tener que explicarme que es lo que provocó tu celo de Alpha.
    ―Yo… esto… en la universidad… fui a dar una vuelta… y yo…
    ―¿Encontraste tu omega predestinado, cierto? ―ante esas palabras Chiaki levantó la cabeza con los ojos muy abiertos.
    Kai se arrodilló delante de él y acarició sus largos cabellos castaños. Suspiró de nuevo. Era lo que había imagino. Por eso el castaño había tenido un celo tan repentino, sin más explicación. De por si era muy extraño que un Alpha entrara en celo, por lo tanto, no era muy normal que de repente le pasara a Chiaki. Pues al final no era tan ínfimamente probable, había ocurrido muy rápido.
    ―¿Qué ha pasado exactamente?
    ―Lo he ayudado cuando ha entrado en celo ―respondió al principio, aunque luego se dio cuenta de que la frase podía entenderse de otra forma― no he hecho nada malo. Solo lo he apartado de un grupo curioso, lo he llevado a una sala privada de la biblioteca ―el rostro de Kai ahora era un poema, aunque normalmente intentaba mantenerse más o menos sereno― le he inyectado el inhibidor que siempre llevo para ti y me he ido. Lo prometo.
    ―No te preocupes, te creo. Si hubieses tenido sexo con él lo habrías anudado. Y sin condón ni collar… Le pertenecerías a él en estos momentos.
    ―N-no digas estas cosas… ―le respondió Chiaki dolido por esas palabras.
    ―Es cierto, lo habrías embarazado y marcado. Mira mi cuello.
    Kai se quitó la toalla de los hombros y Chiaki pudo ver varias mordeduras alrededor del collar. El castaño abrió los ojos asustados por lo que había hecho. ¿Ese era el poder del celo? Se negaba a ceder ante él de nuevo. El pobre de Kai había pagado las consecuencias cuando no tenía ninguna culpa. Debería de haberse encerrado en su habitación. ¿Por qué no lo pensó en su momento? ¿Y porque Kai no se lo dijo o le obligó a ello cuando llegaron?
    ―Kai, ¿Por qué me has dejado violarte? ¿Por qué no me mandaste a casa ayer? Seguramente podrías haber evitado algo como esto… Como la bofetada del baño.
    ―Porqué sé que tan doloroso es un celo. Es algo regular en mi ciclo. No quería dejarte solo de esa manera. Y yo en ningún momento lo he considerado una violación. Te di mi consentimiento para ello.
    ―Kai, que seas omega no significa que tengas a rebajarte a hacer estas cosas.
    ―¿De qué hablas?
    ―Siempre se ha dicho que los Omega solo sirven para que los Alpha los follen y embaracen. Tú siempre has estado en contra de esto. Cuando nos han dado las clases de orientación sexual, para que entendiésemos más o menos, lo que somos, tú siempre te has mostrado indiferente ante eso. Siempre has decidido por ti mismo, has ignorado tu condición de Omega mostrando que eres fuerte y que la sociedad se equivoca ―Chiaki estaba siendo sincero y hablando sin tapujos, algo que no era muy frecuente y hacía ver lo serio que era respeto a lo que decía―. Yo siempre te he apoyado al respeto y te he admirado por decir esas cosas sin importarte lo que piensen de ti. Ellos no saben que eres Omega pero igualmente siempre te miraban cuando exponías esas ideas en público. A mí me gusta que hagas lo que quieras, por eso me gusta cuando te ves tan masculino y me dominas, dejando de lado que me excita. Porqué eso lo haces porqué eres tú y porqué quieres. Pero últimamente, estas cambiando ―hizo otra pausa y miró fijamente a su novio―. Siempre me has mimado, has sido cálido y siempre has sido preocupado con todo, eso es cierto, pero des del celo, has dejado de ser tan masculino. Anteriormente no me habrías dejado hacerte daño de este modo.
    Kai se quedó sin palabras después de escuchar las de su novio. ¿Había cambiado? Quizás al sufrir celos periódicos, había empatizado con él. ¿Por qué Chiaki pensaba que era menos masculino? ¿Y por qué se preocupaba por esas ideas preconcebidas? Kai no entendía como había llegado a este punto de la conversación ni que tenía que ver con todo lo demás. A él le preocupaba más el hecho de que Chiaki tuviese a su predestinado en la universidad. El dolor tarde o temprano desaparecería y él ya sabía que sería algo parecido. Con la única cosa que no contaba era con que le anudase. Ni con la gran cantidad de semen que había dejado salir. El condón se había roto en algún punto, y había tenido que tomar un anticonceptivo por si acaso. Era mejor prevenir que curar.
    ―No sé qué responderte. Quizás tu hubieses preferido que te diese una paliza, y si no hubieses sido tú lo habría hecho ―le respondió el moreno― yo sigo siendo yo, y te dejé aliviar tu celo conmigo porqué así lo quise. Entiendo que hubiese sido más efectivo con ese omega que has encontrado, pero conmigo también ha funcionado.
    ―No es eso a lo que me refiero ―Chiaki bajó el rostro dejando que sus largos cabellos le taparan el rostro― no hablo de Shun. Hablo de ti. Te he hecho daño y tú me has dejado que lo haga. Aunque entiendas el sufrimiento del celo es diferente. Tu celo no me hace daño a mí, pero el mío te ha dejado lleno de dolor por dentro y de mordidas por fuera. Y no sé si me escondes algo más…
    ―No me has hecho sangre en ningún sitio, no tengo moratones ni nada, solo mordidas varias y algún chupetón ―aclaró el moreno sentándose a su lado en la cama―. Así que ese omega se llama Shun. Ya veo. Habéis tenido tiempo de daros vuestro nombre.
    ―Nos hemos presentado solamente y le he dejado claro que no tenía intenciones de hacer nada con él. Ni de sexo ni de relación. Que ya estoy con alguien y que lo amo.
    ―Bien. Entonces, está todo claro. Me pregunto si la próxima vez que lo veas tendrás otro celo… Sería problemático.
    ―No voy a verlo más. No iré más a la otra facultad.
    ―Pero eso no tiene porqué impedir que lo veas, estudiáis juntos dentro de lo que cabe. En el mismo edificio. Nunca se sabe…
    ―Yo no quiero volver a verlo.
    ―Ya…
    ―En serio Kai, es verdad que mi celo ha sido por su culpa… No puedo negarlo… aunque en mi cabeza yo solo pensaba en ti. Mientras estaba en clase mi mente pensaba un poco en Shun de vez en cuando porque no entendía la situación, pero mayoritariamente estabas tú en mi cabeza. Y cuando recordaba las veces que lo hemos hechos, me he empezado a calentar más y más… Quizás el inicio ha sido por culpa de Shun…
    ―No te preocupes, Chiaki, lo entiendo. Y te creo. Yo sé que me amas y confío en ti.
    ―Ahora mismo yo no confío en mí mismo. Por cierto, es muy tarde, creo que es mejor que me vaya.
    En esos momentos Chiaki se levantó de la cama, segundos antes que Kai y se dirigió hacia la puerta. El moreno lo detuvo un momento acorralándolo contra la puerta y le dio un beso de despedida, por el cual el castaño se echó a llorar de nuevo y salió de la casa entre llantos. Así cruzó el poco espacio que había entre puerta y puerta y llegó a su casa donde se encerró en su habitación. Sin comer ni nada, solo se echó encima de su cama a llorar.
    Kai lo vio irse y después de suspirar se volvió a sentar en la cama. Esta vez no fingió que no le dolía+. Estaba solo así que no tenía por qué. Estando Chiaki había hecho un esfuerzo para que no se culpara de más. Lo conocía suficientemente bien para saber que ya estaba culpándose por todo lo ocurrido. En verdad se preguntaba si hubiese sido mejor dejar a Chiaki en su casa esa tarde. Para el castaño quizás hubiese sido lo mejor. Quizás se había equivocado al querer ayudar al Alpha. Lo que no acababa de entender eran esas palabras que le había dicho sobre estar cambiando. ¿Algo de lo que había hecho iba en contra de su voluntad? ¿Acaso no estaba haciendo justamente lo que él quería? Chiaki lo ayudaba a él con su celo, ¿Por qué él no podía hacer lo mismo? En su opinión no era él quien estaba equivocado.
    ―A ver si mañana puedo hablar con él. Hoy será mejor que lo deje calmarse.
    Se tumbó en la cama y se quedó dormido al poco rato. Estaba muy cansado y su cuerpo no estaba acostumbrado a este tipo de cosas. Por otro lado, en la habitación de la casa del al lado, Chiaki estaba sin poder pegar ojo. Él había dormido después del sexo, estaba descansado a pesar de todas las emociones y del calentón anterior. Y la culpa tampoco le habría dejado dormir. ¿Cómo había sido capaz de hacerle esas cosas a Kai? ¿Y por qué él le había dejado hacerlo? Le había dejado el cuello lleno de marcas de mordisco, eso iba a tardar en curarse. Y lo había anudado… Era la primera vez que anudaba a Kai, y lo había hecho por el celo que le había causado otro chico. Kai no podía estar de acuerdo con eso. Si fuese él no le habría gustado… ¿Podía ser que Kai lo hubiese dejado violarlo para que no se fuese con Shun? ¿Y desde cuando sabía Kai que se había encontrado con él?
    Había demasiadas cosas en su cerebro. Muchas preguntas sin respuesta. Muchas dudas. Muchos sentimientos negativos. No sabía cómo abordarlo todo, y lo peor del caso era que necesitaba a Kai para que le respondiera a todo eso. Y no sabía si Kai se daba cuenta de sus propios cambios. Había parecido sorprendido cuando se lo había comentado. Pensándolo bien, Kai no había cambiado tanto… Si se ponía a buscar las diferencias entre el Kai de antes y el de ahora, no encontraba tantas. Quizás le estaba cogiendo el gusto a ser el uke, porqué a veces se lo pedía sin más, pero también se comportaba como un seme en otras ocasiones y seguía teniendo ese pequeño punto de pervertido y sádico. En el fondo seguía siendo el mismo.
    ―Le he dicho cosas sin sentido… Kai debe estar enfadado conmigo… Soy tonto ―se dijo abrazando la almohada con más fuerza― aunque… pensándolo bien, Kai nunca se enfada. A pesar de todo se ha mostrado tan amable y comprensivo como siempre. No se ha molestado por nada… Creo que solo lo vi molesto cuando dudé de sus sentimientos y corté con él hace un año, ya…
    Eso era algo que intrigaba un poco a Chiaki. Era consciente que el carácter de Kai no era del tipo enojón, pero su novio se había encontrado con su destinado, había entrado en celo, lo había intentado violar en el baño de la universidad y finalmente se había dejado violar en casa. Otra persona seguro que estaría enfadada, en cambio Kai solo se había mostrado comprensivo y amable como siempre. Lo había intentado consolar y a pesar de los comentarios iniciales no le había echado nada en cara, como tal. ¿Por qué se lo permitía todo sin enfadarse? Era del tipo que le gustaba complacer, eso lo sabía. Siempre se preocupaba de que estuviese bien y se sintiera a gusto. Hasta le había cosido el bañador de chica para ese verano, por si estaba incómodo como chico. Pensaba en todo. Sabía que era porque le amaba. Kai lo amaba lo suficiente para pensar en todos los detalles y tener en cuenta cualquier cosa que pudiese molestarle y preparar un plan B, y él lo había violado porque había entrado en celo por culpa de otro chico. Era de lo peor.
    Con esos pensamientos se había puesto a llorar de nuevo. Había escuchado que su madre le llamaba para cenar, pero solo se negó a salir cuando esta fue a su habitación cansada de llamarlo en vano. A regañadientes se fue hacia el comedor para cenar con su esposo. Se preguntaba qué era lo que había pasado. Había escuchado algo de ruido en la entrada de casa hacía unas horas y luego su hijo había llegado llorando a casa. Se había encerrado en la habitación y no quería cenar. ¿Habría discutido con Kai? No podría saberlo a menos que preguntara y dudaba que su hijo le explicara nada en esos momentos.
    Cuando ya estaban acabando de cenar, escuchó unos pasos que se dirigían al comedor. Chiaki apareció por la puerta, con los ojos rojos de llorar y su rostro triste. Parecía estar abatido. Lo analizó un poco y llegó a la conclusión de que definitivamente había pasado algo con Kai. Esa reacción no podía ser por nadie más. Su marido también lo miró y luego la miró a ella quien se encogió de hombros. Ella tampoco sabía nada sobre el tema.
    ―¿Ha pasado algo, Chiaki? ―preguntó entonces Akio, ya con la duda en su mente.
    ―No, padre, nada importante ―luego se giró hacia su madre y añadió― mañana iré más tarde a clase, si viene Kai dile que se vaya sin mí.
    ―¿Y las clases?
    ―Yo no tengo a esa hora, voy solo para acompañar a Kai, mañana no iré.
    ―Oh, ya veo… está bien, pero… ¿No se lo puedes decir tú por mensaje?
    ―No tengo ganas de hablar con él… ahora mismo ―respondió dubitativo―. Gracias, me voy a dormir.
    ―¿No tienes hambre?
    ―No. Hasta mañana.
    ―Hasta mañana ―le dijo su padre cortando a su esposa, en cuanto el chico se fue la miró―. Déjalo, Chio. A veces es bueno que estén solos y afronten sus problemas.
    ―Es cierto… aunque me pregunto que habrá pasado con Kai.
    ―No sé si lo llegaremos a saber nunca, sólo espero que sepan llevarlo como personas adultas.
    ―Yo también lo espero.
    Después de recoger la mesa, se sentó junto a su esposo y en esos momentos vio que su móvil vibraba. Tenía una llamada de la madre de Kai. En seguida se preocupó. ¿Sería que el otro chico estaba igual que su hijo? Respondió el teléfono levantándose del sofá en el mismo momento. Se sentía algo nerviosa en esos momentos. La conversación con Akane fue bastante intensa y un poco larga. Había cosas que comentar sobre los dos chicos. Acordaron mantener a los chicos algo vigilados durante los siguientes días para ver si la cosa iba a mejor o peor, si era la segunda opción habría que intervenir ni que fuese mínimamente.
    Le comentó un poco de la conversación a su esposo y este solo asintió. No sabía cómo podrían intervenir. Ellos ya les habían dado su bendición y habían hecho todo lo que estaba en sus manos como padres. Su relación era cosa de ellos mientras no hubiese un abuso o algo por el estilo. No creía que fuese el caso. No veía a ninguno de los dos chicos queriendo hacer daño al otro expresamente. Hasta el momento parecía que no tenían ese tipo de relación. Y después de escuchar lo que le había comentado Chio, estaba seguro de que el problema era, más bien al contrario.
    ―Ya van a la universidad, dejadlos que arreglen sus cosas por ellos mismos. Se aman, así que encontraran la manera de salir de este agujero.
    ―Espero que tengas razón, cariño. De verdad que lo espero.
    Continuará…
     
    Top
    .
  12.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline

    Capítulo 12


    Al día siguiente Chiaki se despertó con el sonido de la alarma, y la odió con toda su alma. Había dormido muy poco. El sentimiento de culpa lo había mantenido despierto durante varias horas, en contra de su voluntad de dormir para poder dejar de torturarse. Era consciente de que no serviría de nada y solo quería descansar para poder ir a clases el día siguiente. Apagó el despertador con pereza, viendo que era más tarde de lo habitual. Recordó que ese día no iría a clases con Kai. Seguramente este ya estaría en la universidad. En algún momento del día tendría que hablarle, no quería estar distanciado de él durante mucho tiempo. No creía tener derecho de estar junto a Kai, pero como mínimo quería pedir perdón e intentar redimirse con él. Le parecía lo justo.
    Se levantó de la cama y miró los mensajes de su móvil para ver si había alguno de Kai. Tenía sentimientos encontrados. No se creía merecedor de un mensaje por parte del moreno, pero en el fondo era lo que más anhelaba. Tuvo una desilusión al ver que no había ninguno. Quizás Kai también pensaba que no merecía ese mensaje, o quizás estaba enfadado o triste porque después de violarle la tarde anterior hoy le había dado plantón y le había hecho ir solo a clases. Ahora que lo pensaba bien, Kai podía estar vulnerable después de lo de ayer. ¿Podía ser que le hubiese pasado algo? Salió corriendo de su habitación para ir en busca de su madre.
    ―Mama, ¿ha venido Kai a buscarme?
    ―No, no ha venido. Pensaba que quizás habíais hablado y él se había ido por su cuenta.
    ―Oh… está bien ―respondió girándose para regresar a su habitación.
    ―Chiaki, tienes el desayuno listo.
    ―No tengo hambre.
    ―Ayer tampoco cenaste, al menos come algo antes de irte.
    ―Lo pensaré, de momento voy a cambiarme.
    Así que al final había sido Kai quien había decidido plantarlo a él. Se lo merecía. Después de todo sí que había hecho enojar al moreno. Era lógico. Nadie en su sano juicio perdonaría como si nada a un novio como él. Era lo peor y al final Kai se había dado cuenta y se había hartado. Comprensible. Solo le daba problemas, lo hacía preocupar y lo había hecho rebajarse al nivel de dejarse violar para complacerlo. Era lo mínimo que merecía, que Kai lo despreciara y no quisiera saber nada más de él. Se puso a llorar de nuevo. Él pensaba que no tenía más lágrimas, pero al parecer sí le quedaban.
    Se esforzó por dejar de llorar y vestirse. Tenía que intentar dejar esos pensamientos negativos y dejar de llorar. Había decidido cambiar. Tenía que demostrarle a Kai que podía cambiar y ser digno de él. Y quizás si iba a la universidad podría verlo y hablar un momento con él. Ni que fuese para explicarse. A pesar de todo lo ocurrido, aún eran novios. Esta vez se negaba a ser quien cortara con Kai. No podía hacer eso de nuevo. La otra vez lo había hecho porqué pensaba que era lo que quería el moreno y este se enfadó con él. No quería volver a traicionarlo y tampoco se veía con fuerzas para hacerlo. Sentía que estaba siendo egoísta, pero iba a dejar que Kai decidiese que era lo que quería.
    Con esto en mente se vistió y preparó para ir a las clases. Comió un poco, aunque no mucho. No se veía capaz de comer nada sin acabar vomitándolo así que se excusó para salir de casa lo más rápido posible sin haber comido mucho. Su madre notó eso y suspiró en cuanto este salió por la puerta. Recogió las cosas y decidió hacer caso a su instinto de madre. Cogió las llaves de la casa de al lado, sus propias llaves y salió de su casa para ir a la otra. En cuanto entró por la puerta notó que algo no iba bien. Ya tenía ese presentimiento de antes, pero un ruido en el baño le hizo constatar que estaba en lo cierto.
    ―Kai, estás en casa, ¿verdad? Soy Chio, he venido a ver cómo estas ―dijo mientras se acercaba hacia el baño, no quería asustar al menor.
    Al llegar se encontró con el moreno vomitando en el baño. Estaba de rodillas al suelo con su rostro en el váter. Con una de sus manos se aguantaba la cabeza y con la otra el estómago. La mujer se acercó a él y le puso una de sus manos en la frente. No tenía fiebre. Algo era algo. Cuando se le pasaron las náuseas al moreno, lo acompañó al comedor y lo sentó en el sofá. Al parecer estaba algo mareado y le costaba caminar.
    ―Hola, Chio, gracias por la ayuda ―dijo Kai en cuanto se notó la cabeza un poco menos mareada― me he sentido algo mal desde esta madrugada.
    ―¿Se lo has comentado a tus padres?
    ―Hoy no los he visto.
    ―¿Y por mensaje?
    ―Me cuesta mucho ver bien las letras y no puedo escribir… quería mandarle uno a Chiaki para decirle que no iría a la universidad, pero no he podido.
    ―Ya veo. ¿Estás muy mareado?
    ―La verdad es que sí. Quizás sea por el anticonceptivo, ayer me lo tomé por primera vez…
    ―Podría ser ―afirmó Chio pensando que sí podía causar ese tipo de reacciones adversas― si es así, en un rato se te pasará. Me quedaré contigo de mientras.
    ―Está bien. Me siento mejor si no estoy solo, ahora mismo. Realmente me hubiese gustado que Chiaki también hubiese venido, quería hablar con él.
    ―Chiaki ha estado bastante deprimido desde ayer, ¿pasó algo?
    ―En mi opinión no fue nada grave, pero Chiaki se siente culpable, y probablemente esté un poco enfadado conmigo.
    ―¿Por qué? ―preguntó la mujer tanteando el terreno a ver si podía enterarse de algo.
    ―Ayer Chiaki entró en celo, lo dejé aliviarse conmigo, pero me anudó. No me lo esperaba. Y realmente dolió más de lo que había imaginado. Chiaki está enfadado porqué le dejé que aliviase el celo conmigo en vez de mandarlo a casa a patadas. Y se siente culpable por haberme anudado y haberme hecho daño. Al menos creo que es así como se siente. Ayer me dijo algo que me dio a entender esto.
    ―Ya veo… Entiendo por qué mi hijo está de este modo.
    ―Yo ya le dije que no pasaba nada. Lo hice solo porque yo quise, porqué sé que el celo es muy duro y que teniendo sexo se pasa más rápido y mejor. Pero él solo me dijo que me estaba rebajando al nivel de los otros Omegas y que estaba perdiendo masculinidad. No lo acabé de entender. Él me ayuda a mi cuando entro en celo ¿Por qué yo no puedo hacer lo mismo? ¿Por qué yo soy Omega? No tiene sentido. Yo tengo el mismo derecho que él a ayudarle, aunque él entrase en celo por culpa de su destinado. Hacerlo conmigo sirvió igual. ¿No tengo derecho a decidir si quiero hacer algo por él? Cuando hago eso lo hago porqué quiero, no lo hago porque sea Omega, lo hago porque lo amo. Toda esa mierda de los prejuicios no la entiendo, pero parece que Chiaki se deja guiar por ellos. Entonces… ¿Para evitar ser como los demás Omegas solo tengo que dominarlo y darle órdenes? ¿Qué tipo de extraño y retorcido amor es este? Le gusta cuando lo domino porqué según él soy yo mismo en esos momentos, eso significa que solo puedo ser así… ¿No puedo ser yo mismo cuando me preocupo por él? Según él también le gusta cuando lo hago, pero después se enfada justo por eso mismo. No lo entiendo. Aunque lo amo no sé qué tengo que hacer con él ahora mismo ni que es lo que espera de mí. Chiaki es idiota.
    Kai cerró los ojos y sintió como una lágrima caía de uno de ellos. Se había tumbado en el sofá y ahora que no tenía náuseas y se había quitado sus pensamientos de su cabeza se sentía más tranquilo y relajado. Empezaba a notar que su cuerpo se relajaba y su mente no daba tantas vueltas. Quizás podría dormirse. Levantó su mano para limpiarse la lágrima que le había llegado casi hasta la oreja y se dejó llevar por el sueño.
    Chio observó el chico. Le preocupaba el estado de este, tenía muchas cosas que hablar con Chiaki, pero su estado no era apto para ese tipo de cosas. Parecía más tranquilo después de sacar todo lo que llevaba encima. Esperaba que al despertar no se sintiera muy mal por todo lo que había dicho en estos momentos de debilidad. Chio sabía aprovechar estos momentos para sonsacar información y vaya si había funcionado.
    ―Descansa, cariño ―le dijo antes de darle un beso en su frente como si fuese su propio hijo―, lo necesitas.
    Quizás sería mejor mandarle un mensaje a Akane para que supiera sobre eso, al fin y al cabo era su madre. A ella le gustaría que le avisaran si su hijo se encontraba mal. Realmente tendrían que tenerlos vigilados. En este estado podrían hacer cualquier tontería de la que podrían arrepentirse más adelante. Se preguntaba si tendría que decirle también a Chiaki el estado de Kai. Al parecer el moreno quería que su novio estuviera allí y su hijo había tenido una desilusión al pensar que Kai se había ido sin él. Quizás se estaba metiendo donde no la llamaban, pero decidió mandarle el mensaje a su hijo explicándole que el moreno no se encontraba bien y estaba durmiendo en el sofá.
    Chiaki no tardó en responder por varios motivos. El primero era raro que su madre le mandara mensajes, el segundo había el nombre de Kai escrito en el mensaje, el tercero era porqué se había preocupado al saber que este se encontraba mal. Si ese era el caso necesitaba ir de inmediato con él. No podía dejarlo solo en un momento así. Suficiente había hecho ya para que este le odiara. Su madre le había dicho que Kai quería que fuese con él y estuviese a su lado. Si era lo que el moreno quería, no podía negarse a ello. No porqué fuese una orden o algo así, sino porqué era su deber. Se encontraba mal, probablemente, por su culpa así que no podía negarse a cuidarlo si era lo que él quería.
    Salió de clase en esos momentos, sin importarle lo más mínimo la mirada del profesor. No era una clase de asistencia obligatoria y su novio era más importante. No se iba a morir y podía ir más tarde a casa del moreno, pero tampoco le apetecía estar en una clase en la cual no estaba prestando atención cuando podía ir hacia casa de su novio. En parte se preguntaba porque su novio quería que estuviese con él. Debería de estar enfadado en vez de echarlo de menos. Eso era lo de menos, en realidad, lo único que tenía en mente era que Kai se encontraba mal y le necesitaba. Ese era más que suficiente motivo para saltarse una simple clase de la que podría pedir los apuntes más adelante. Kai también se había ido de su clase por él, la tarde anterior. Era lo mínimo que podía hacer.
    Cogió el primer tren y en una hora llegó a su casa. Había ido casi corriendo por la calle. Llamó al timbre una vez y su madre le abrió la puerta. Fue hacia el comedor y dejó las cosas en una silla antes de acercarse a Kai, quien estaba sentado en el sofá mirándolo. Se sentó a su lado y el moreno no tardó nada en apoyarse en él buscando algo de cariño de su parte. Siempre se ha dicho que la enfermedad nos hace vulnerables y Chiaki experimentó eso de primera mano. Miró un momento a su madre, confundido, mientras ella solo le sonreía.
    ―Bienvenido Chiaki, te echaba de menos.
    ―Lleva así toda la mañana. ¿A qué se ve tierno? En cuanto se encuentre mejor se le pasará.
    ―Kai, ¿Estás muy mal?
    ―Me siento un poco mejor, pero sigo muy mareado. ¿Me llevas a la cama? ―preguntó con voz floja.
    ―Claro ―respondió Chiaki.
    Lo apartó con suavidad y se levantó para poder ayudarlo. Lo llevó hasta la cama y lo ayudó a tumbarse en ella. Kai se veía muy vulnerable en esos momentos, pero también muy tierno. Su sangre Alpha no podía evitar verlo con otros ojos. Ojos de depredador. Meneó un poco la cabeza para evitar esos pensamientos y esa mirada. Kai no se encontraba bien. No era momento de pensar en ese tipo de cosas. Por tierno que se viese no podía hacer nada con una persona enferma.
    ―Me voy para que puedas descansar.
    ―No… ahora que por fin estás aquí no te vayas, por favor. Abrázame.
    ―¿Estás seguro?
    ―Sí ―Kai le respondió con una sonrisa y le tiró un poco de la ropa para que se tumbara a su lado.
    ―Está bien.
    Chiaki se tumbó a su lado y Kai se acurrucó en su pecho con una sonrisa. El castaño no entendía nada. Le habían cambiado el novio o algo por el estilo. Ese no era su moreno. ¿Quién era ese chico tan tierno y adorable? Nunca había visto a Kai tan Omega como en ese momento. ¿Tendrían algo que ver sus palabras con ese comportamiento extraño que tenía Kai? ¿Podía un mareo afectar de tal forma a la personalidad de alguien? No tenía respuesta para esas preguntas. Cada vez tenía más preguntas y menos respuestas. Todo era un caos en su mente. Miró atentamente a Kai en sus brazos, abrazándolo con una tierna sonrisa. Parecía feliz.
    ―¿Quién es este Kai? ―preguntó en voz baja mientras veía dormir al moreno.
    No habían tenido tiempo de hablar que Kai ya se había dormido. El castaño no tenía claro que era lo que quería decir, pero tendría que esperar a que regresara el Kai de siempre. No podría hablar con ese chico que tenía el mismo cuerpo que su novio y nada más. Su personalidad era lo contrario. Se preguntaba si era a causa del mareo. Junto su frente con la del otro chico y notó que no tenía fiebre. No eran delirios. ¿Entonces? No entendía nada. Estaba muy confundido, sí, pero tampoco podía negar que le gustaba esta otra faceta de Kai. Quizás porque de todas maneras era Kai.
    ―Kai, te amo ―le dijo en un susurro mientras lo veía dormir―, aunque no sé si seré capaz de perdonarme, intentaré dar lo mejor de mí para no repetir lo de ayer. Lo siento.
    ―¿En serio? ―preguntó el moreno mirándolo con sus ojos oscuros―. Yo te he perdonado y me gustaría que tú también lo hicieras, y que aceptases mi perdón.
    ―¿Kai? ―preguntó sorprendido.
    ―Sí. No creo que hicieras nada malo. Tú no lo hiciste queriendo ni siquiera eras consciente de lo que hacías. Puedo entender que no te haya gustado hacerme daño, y lo comparto. No me gusta que me hagas daño, del mismo modo que odiaría hacerte daño a ti.
    ―Entonces…
    ―No estoy de acuerdo en la parte de que no sabes si serás capaz de perdonarte. Quiero que te perdones y que intentes entenderme. Yo tengo todo el derecho de querer cuidarte y protegerte como crea conveniente. He leído cosas sobre el celo de los Alphas. Solo se pasa teniendo sexo con un Omega, y no iba a dejar que tuvieras sexo con nadie más. En parte lo hice por egoísmo, por mi sentimiento de querer monopolizarte.
    ―Pero…
    ―Déjame hablar, cuando acabe puedes hablar tú, por favor. Necesito que entiendas como me siento. Confío en ti, sé que no te irías a tener sexo con otro Omega, pero entonces tu celo no se habría ido fácilmente. Un celo muy largo o continuado es perjudicial para el cuerpo y la salud mental de la persona que lo sufre. Te amo, Chiaki, y por eso no quería que te pasara eso. Es cierto que no pensé en que me anudarías, pero estaba preparado para ello. Y tampoco fue tan traumático. Si no quieres que eso pase de nuevo, buscaremos una manera de evitarlo. A la próxima te ataré y llevaré yo el control de la situación, así no podrás hacerme daño. Sólo te pido que no te sientas culpable por eso todo el tiempo y que no me evites.
    ―Así que me atarás… Podría ser una solución, aunque eso no evitará que pueda anudarte.
    ―Es cierto, no lo podré evitar, pero podré controlar el movimiento y adaptarlo para que no me duela.
    ―¿Estás seguro de que podrás?
    ―Tengo fe en mi fuerza física. Sé que puedo someterte. Tú también lo sabes. Lo he hecho varias veces y nunca te he escuchado quejarte ―le respondió Kai con un tono travieso que hizo sonrojar un poco al castaño.
    ―Está bien. Necesitaré un poco de tiempo, por eso.
    ―No hay problema. Sólo me gustaría saber cómo te sientes tú. Aún no me lo has explicado.
    ―¿Yo? Sinceramente, me siento culpable y el peor novio del mundo.
    ―Razona tu respuesta.
    ―¿Qué es esto? ¿Un examen? ―respondió Chiaki riendo un poco―. A ver, para empezar me molesta haber entrado en celo por Shun, creo que ya es una traición hacia ti. También me molesta el haberte hecho daño, es algo que cuando lo recuerdo me duele a mí. Tampoco entiendo por qué eres tan comprensivo y no te enfadas nunca. ¿No hay nada que te moleste? ¿No te molesta que haya conocido a Shun? ¿Ni siquiera te preocupa un poco? Dijiste eso de que si hubiese tenido sexo con él ahora estaría esperando un hijo con otro y tendría que responsabilizarme, como si no importase. Realmente eso me hizo sentir mal, me molestó mucho. Y luego me besaste tiernamente antes de que me fuera, como si no hubiese pasado nada. Como si no te hubiese hecho daño ni nada. Eso tampoco lo entiendo. Deberías al menos enfadarte o algo en algún momento. Pero por encima de todo me molesta no entenderte después de tanto tiempo. Y encima hoy pensaba que no querías verme y que te habías ido sin mí, me ha deprimido eso. No te he mandado ni siquiera un mensaje y eso que yo te estaba dejando plantado. Sin avisarte he cambiado mi horario para no verte, pero esperaba que vinieras a buscarme igualmente. Y soy yo quien te hizo daño ayer. Aunque suene egoísta me he sentido aliviado de saber que estabas enfermo y no me habías echado de tu lado por lo de ayer. Después me he preocupado, pero mi primer sentimiento ha sido el de alivio y eso me parece muy cruel y egoísta. Estoy muy enfadado conmigo mismo. La verdad. Y aún no me acostumbro a vestir como chico y comportarme como tal. Se me hace raro. Estoy seguro que mis compañeros me ven como un afeminado. Me provoca ansiedad cuando estoy solo o cuando estoy inseguro de lo que he dicho o de mi comportamiento con los demás.
    ―Uau, menudo caos de sentimientos. Intentaré responderte a lo que recuerde. Sí, me preocupa que hayas conocido a Shun y lo del hijo no lo dije como si nada, al contrario lo dije aliviado de que eso no hubiese pasado ―respondió Kai pensando en las palabras del castaño―. Quería venir a buscarte, pero no era capaz de salir de casa en la condición en la que me encontraba. Así que iba a mandarte un mensaje, algo que me ha sido imposible. Lo siento. Tampoco sabía que no te habías acostumbrado, conmigo lo llevas bastante bien.
    ―Pero no te disculpes, acabo de decir cosas egoístas.
    ―¿Qué gano si me enfado? ¿Quieres que corte contigo? ¿Ese es el castigo que quieres? Aunque eso me haga daño también a mí… Sí realmente quieres un castigo puedo pensar en uno, en algo que no me afecte o me haga daño también a mí. ¿Qué te parece comprarme algo o llevarme a un sitio con todos los gastos pagados?
    ―¿Qué eres la novia despilfarradora de un hombre multimilionario?
    ―¿Quién sabe? Pero sería un buen castigo también, digo yo. Y eso a mí no me dolería.
    ―A mi bolsillo sí le dolerá.
    ―Por eso es un castigo. Ya que quieres uno, puedo pensar en algo.
    ―Supongo que está bien, no tengo mucho derecho de quejarme.
    ―Y yo creo que te regalaré una sesión de meditación, necesitas algo que te ayude a despejar tu mente. Tienes demasiado caos en ella.
    ―¿Meditación? ¿Quieres que medite?
    ―Yo lo hago a veces y me ayuda a sentirme mejor mentalmente.
    ―Bien, si quieres que lo haga, lo haré. Buscaré por internet algún método.
    ―Sería bueno que dejases de ser tan negativo y dejes de ponerte más presión, con sentimientos de culpa y odio hacia tu persona. Eso me haría feliz y creo que con la meditación podrías avanzar un poco en el tema.
    ―Lo intentaré.
    La puerta de la calle se escuchó desde la habitación de Kai. Esto sobresaltó a los chicos. Seguidamente se escucharon los pasos de alguien por la casa y la voz de dos mujeres que hablaban. Acto seguido la puerta de la habitación se abrió y entraron Akane y Chio. La primera estaba un poco nerviosa y tenía cara de preocupación y de haber venido bastante rápido.
    ―Mama, ¿Qué pasa?
    ―¿Cómo te encuentras, cariño? Me ha dicho Chio que has estado muy mareado todo el día.
    ―Estoy bien, se me ha pasado bastante. Solo tengo un leve mareo ahora mismo. He dormido mucho y Chio me ha hecho una infusión y me ha dado un yogurt para el estómago.
    ―Menos mal. He estado bastante preocupada durante todo el día. He venido en cuanto he acabado el trabajo.
    ―No tenías que preocuparte tanto.
    ―Y tú deberías avisarme cuando no te sientas bien.
    ―Chiaki, ¿Qué te parece si nos vamos a casa? A Kai le conviene descansar y Akane ya ha llegado a casa.
    ―¿Kai?
    ―Está bien, supongo. Mañana nos vemos de nuevo. Ya iré a clase, seguramente.
    ―Bien, entonces, hasta mañana. Te quiero.
    ―Y yo a ti.
    Se dieron un beso y Chiaki se levantó de la cama de Kai para irse con su madre hacia su casa. Chio sonreía ante la escena. Al parecer los chicos habían arreglado las cosas por si solos sin necesidad de que nadie les ayudara. Sólo un mini empujón y ellos habían hecho lo demás. Se sentía orgullosa de los dos. Acababan de superar una primera crisis y se habían sincerado. En gran parte habían hablado de casi todo.
    ―¿Han ido bien las cosas con Kai?
    ―Sí. Tengo hambre, ahora…
    ―Normal. Vamos a casa y te preparo algo para comer.
    ―Gracias. Por cierto, me gustaría que me enseñaras a cocinar, aún no me sale bien del todo y un día me gustaría cocinarle a Kai.
    ―Está bien. Podemos practicar en algún momento.
    ―Bien, me pondré las pilas. No seré su esposa, pero si su esposo y quiero poder prepararle la comida algunas veces.
    ―Que buen esposo serás. Kai seguro estará feliz de que le cocines.
    ―Sí, eso espero ―respondió con una sonrisa el castaño― y ahora a comer.
    Continuará…
     
    Top
    .
  13.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline

    Capítulo 13


    En la universidad no era raro que en algunas clases los grupos se dividieran o juntasen con otros grupos. Eso se debía a que había muchos estudiantes de varias carreras que hacían la misma asignatura y los dividían por nombre y no por carrera. Y dependiendo de donde se hiciese y la capacidad de las aulas. Ese día se había dicho que harían unas conferencias y varias personas de varias carreras diferentes irían a ella. Se había convocado en el auditorio y se había llenado. Había mucha gente y también mucho ruido. Kai se sentía un poco incómodo con tanto jaleo. De por si era un chico bastante tranquilo, y ese tipo de ambientes le agobiaban. Por suerte cuando empezara la conferencia todo el mundo callaría. Las personas no le molestaban, pero si tanto ruido.
    Las luces, a excepción de las del escenario, estaban a media luz. Se veía un poco oscuro todo. Kai miraba enfrente hacia la mesa que había justo en el centro del escenario. Algunas personas ya estaban allí sentadas y otras estaban preparando sus cosas para cuando les tocara su turno. A su lado estaba uno de sus compañeros de clase, alguien con quien solía hablar a veces. Al otro lado había un asiento vacío donde había dejado sus cosas por el momento. De repente sintió un olor que le sobresaltó.
    ―¿Qué es este olor? ¿De dónde viene? ―se preguntó Kai, mirando a todos lados.
    ―¿Qué te pasa Kai? ¿Te has puesto nervioso de repente?
    ―No lo sé, noto un olor muy extraño… pero agradable…
    ―¿Un olor? ―le volvió a preguntar su compañero de clase.
    ―Sí, ¿Tú no lo notas?
    ―No noto nada ―respondió después de olfatear un poco el aire.
    ―¿Serán cosas mías?
    ―Kai, ¿Me dijiste una vez, que eres Omega, verdad?
    ―Sí, no lo escondo. Tampoco lo voy diciendo por allí, por eso…
    ―Ya, es que pensaba que quizás, eso del olor tuviese que ver con ello…
    ―¿Cómo si estuviera mi destinado cerca? ¿O hubiese un Alpha en celo? Creo que los Omega no reaccionamos como los Alpha al celo del otro… Lo sé, porqué mi novio se puso en celo el otro día y no reaccioné de ese modo. Sí es cierto que noté un leve aroma y que me excitó, pero este olor es muy penetrante y diferente.
    ―Será tú destinado…
    ―No puede ser, a mí no me interesa el tema… ¿Por qué tendría que aparecer de repente?
    ―Estas cosas pasan cuando pasan… ―le comentó este― ¿Tienes alguna idea de quien podría ser?
    Kai suspiró y negó con la cabeza. ¿Qué coño pasaba con ese destino tan cruel? ¿Primero el destinado de Chiaki y luego el suyo? ¿Era una broma o qué? Por suerte el aroma no estaba cerca y podía mantenerse cuerdo, por el momento. Una voz des del micrófono llamó su atención hacia el escenario. Empezaba la conferencia. Fue bastante normal, seguía notando ese olor y esa sensación de hormigueo, pero no le impedían concentrarse en la conferencia. Hasta que uno de los conferenciantes, un chico pelirrojo, que rondaba casi los 30 o eso parecía, se levantó de su asiento y empezó a hablar mientras caminaba por el escenario. En ese momento el aroma se hizo más fuerte y empezó a notar como su cuerpo se calentaba. Estaba seguro de que en esos momentos estaba desprendiendo un olor que atraería a los Alphas. Buscó su supresor de emergencia en su mochila y se lo inyectó en el brazo.
    ―¿Es ese hombre? ¿Un hombre que me lleva 10 años más o menos, es mi destinado? ―se preguntó a si mismo con algo de burla.
    Su cuerpo a pesar del supresor seguía caliente, no podía dejar de temblar y volvía a sentir esa voz que decía que quería quedar embarazado. Eso en el fondo le alegró. Significaba que no estaba embarazado del día que Chiaki lo anudó. El anticonceptivo había funcionado. Se lo había tomado a tiempo. Se sintió fatal al día siguiente, pero no arruinaron su futuro con un bebé a tan temprana edad. Dejando de lado ese pensamiento de alivio seguía teniendo un pequeño problema con un celo que había llegado de improvisto. Sus celos eran muy regulares y poco intensos. Nunca le habían causado problemas desde que tomaba sus pastillas. Pero ese día… estaba siendo una tortura.
    ―Creo que voy a salir, me llevo mis cosas. Perdona, ¿Luego me puedes pasar los apuntes?
    El chico que estaba a su lado asintió con la cabeza. Ya había notado algo raro en Kai, a pesar de ser Beta, podía notar los cambios en los Omega. El moreno le agradeció y salió lo más rápido que pudo. Ahora entendía perfectamente a Chiaki. Era mucho peor de lo habitual. El supresor no servía de nada. Tenía que ir a un lugar donde estar solo hasta que se le pasase todo esto, o hasta que pudiese ir Chiaki a recogerlo… No, quizás no era la mejor idea en estos momentos. Su novio se excitaría por sus feromonas y tendrían un problema quizás peor. Cogió su teléfono mientras buscaba un sitio donde esperar y llamó a la única persona en quien podía confiar en esos momentos.
    ―¿Kai, ha pasado algo? ―se escuchó la voz femenina casi al momento.
    ―Hola, Chio… Necesito que pases a recogerme, por favor. He entrado en celo y el supresor no me hace ningún efecto. No puedo regresar solo.
    ―Está bien. Cojo el coche y vengo. Cuando llegue te llamo, busca algún lugar donde puedas estar solo.
    ―Gracias, Chio, te debo una.
    Últimamente le estaba dando muchos problemas a la pobre mujer. Tanto por los efectos de la pastilla como ahora con el celo, o con la discusión con Chiaki de esa vez. Siempre estaba allí cuando la necesitaban y se lo agradecía, pero le sabía mal depender tanto de ella. Como sus padres trabajaban no podía llamarles, así que en momentos así Chio era como su madre. Finalmente encontró un sitio apartado, donde podía intentar calmarse. Respiró profundamente mientras esperaba la llamada de Chio y se distrajo como pudo. Parecía que poco a poco iba desapareciendo un poco esa fuerte sensación. Las voces pidiendo un Alpha no desaparecían, pero los temblores sí. Ya era algo.
    Cuando finalmente llegó la madre de Chiaki y lo subió al coche se sintió mucho mejor. Más tranquilo y para que mentir, con menos miedo. La tensión de estar solo en un lugar donde podría encontrarlo algún Alpha era aterradora. Se abrazó un poco a si mismo notando su cuerpo extraño, e intentando controlar algunos jadeos que querían escapar de sus labios. Notaba la mirada de reojo de Chio, cuando llegaban a algún semáforo, quería explicarle un poco que había pasado. Estaba seguro de que en estos momentos no era el celo, sino el supresor. Estos solían producir importantes efectos secundarios. Estaban hechos para emergencias cuando el celo era muy fuerte, para calmarlo rápidamente. Llevaban una gran cantidad de feromonas de Alpha que calmaban al Omega en poco rato. Los efectos secundarios eran algo así como cuando bebes alcohol, la resaca del día después, y variaban en cada caso.
    ―Chio, de nuevo te traigo problemas. Lo siento.
    ―Está bien. ¿Qué ha pasado?
    ―He encontrado mi destinado… realmente parece una broma… primero Chiaki encuentra el suyo y ahora yo encuentro el mío. Al menos ambos son hombres… Si hubiesen sido chicas, algo fallaría… ―dijo riendo un poco―. Ambos somos gays.
    ―Se supone que un destinado es casi imposible de encontrar.
    ―Eso he leído… pero… parece que no es cierto…
    Dicho esto Kai quedó inconsciente en el coche. Chio pensó que ese chico cada dos por tres estaba mal por algún tema relacionado con los medicamentos. No pudo evitar pensar que todo sería más sencillo si su hijo se hacía compañero de Kai de una vez. No era una decisión que tuviesen que tomar apresuradamente y menos después de que ambos encontraran su destinado. Quizás… sólo quizás… era una señal del destino que decía que no podrían ser felices juntos. La castaña dejó al chico en su cama, y volvió a repetir el ritual. Avisar a Akane y a su hijo. Aunque esta vez a Chiaki no le dijo nada hasta que ya acabó las clases. No quería que se escaqueara de la universidad de nuevo.
    ―Estos chicos… A ver qué pasará entre ellos a partir de ahora.
    Al cabo de unas horas Kai se despertó y se encontró en su cama. Tenía dolor de cabeza, simplemente. Se levantó un poco sintiendo que se encontraba mucho mejor. No tenía ningún síntoma del celo ni del supresor, solo un leve dolor de cabeza. Fue al baño y se lavó un poco la cara. Al salir escuchó voces y fue hacia allí. Encontró a Tooru y a Chio.
    ―¿Papa? ―preguntó al verlo allí.
    ―Hola hijo. Hoy mama tiene mucho trabajo y no puede venir pronto.
    ―¿Y tú?
    ―Ya he acabado por hoy. ¿Cómo te encuentras?
    ―Un poco harto, ya, de los medicamentos. Que si inhibidores, pastillas, anticonceptivos, supresores de emergencia… menos mal que no suelo resfriarme a menudo.
    ―Tienes que ir con más cuidado. Últimamente tienes muchos problemas, debes cuidar más de tu cuerpo.
    ―No es mi culpa. Ha aparecido de repente. Creo que se ha presentado como Eiden, al inicio de la conferencia… desprendía un olor… Aunque creo que él es un investigador que solo ha venido a hacer una conferencia hoy. Nunca había visto ese pelo rojizo por la universidad.
    ―Ya veo…
    ―No entiendo porque ha tenido que aparecer, la verdad… tampoco porque apareció Shun. ¿Es una especie de prueba? Porque si es así, pueden venir las pruebas que quieran que eso no cambiará mi amor por Chiaki.
    El temperamento tranquilo de Kai estaba desapareciendo poco a poco. Él mismo era consciente de que estaba perdiendo la compostura ante todos esos problemas. Su cuerpo y su mente empezaban a resentirse. Por fuerte que fuese no podía evitarse. Suspiró para encontrar algo de calma, al dejar salir todo lo que tenía en su interior. En estos momentos solo sentía que necesitaba ver a Chiaki. Su cuerpo ya estaba bien, no tenía ningún síntoma y era probable que no desprendiera ni olor ni feromonas. Miró la hora. Chiaki no debería tardar mucho en llegar. Su espera sería interminable. Lo necesitaba en ese mismo momento. Sabía que si lo veía se le pasarían todos estos sentimientos tan agobiantes.
    ―¿Chiaki sabe que estoy en casa?
    ―Sí, está de camino ―respondió Chio con una sonrisa.
    ―Gracias. Tengo ganas de verle y hablar con él.
    ―Es comprensible. Ve y descansa un poco.
    ―En verdad tengo hambre.
    ―Ahora te preparo algo y te lo traigo ―le dijo su padre― tu ve a descansar ―luego se giró hacia Chio y añadió―. Gracias por cuidarlo cuando estamos ocupados, ya puedo encargarme yo a partir de aquí.
    ―De nada, para eso estamos, para ayudarnos los unos a los otros. Y por el momento me iré a casa, entonces. Supongo que Chiaki vendrá directamente aquí, pero sino lo mandaré en cuanto llegue.
    ―Gracias, Chio ―le agradeció Kai de nuevo.
    Chio le sonrió y después de despedirse de nuevo se fue a su casa. Kai se fue a su habitación y su padre se puso a preparar algo de comida para el chico. Por otro lado, Chiaki estaba impaciente mientras iba de camino a casa de Kai. Le había escrito un mensaje, del cual no había obtenido respuesta alguna. Se preguntaba si el moreno aún no había despertado. Hasta que vio la luz parpadeante de su móvil.
    “No tardes mucho, te estoy esperando en mi habitación, tengo cosas que contarte”
    “Está bien. No tardaré mucho, ya, estoy casi saliendo del tren”
    “¡Genial!”
    “Hasta ahora”
    “Hasta ahora”
    De nuevo Chiaki acabó corriendo por la calle para llegar lo más rápido posible a casa de su novio. Parecía que últimamente era algo normal. Tanto que Kai se encontrase mal como que él tuviese que correr a su encuentro. Se preguntaba que le había pasado esta vez. Su madre solo le había dicho que había vuelto antes a casa porque no se encontraba bien, y que se había quedado dormido. No sabía nada más. Y que Kai quería hablar con él. Todo era muy extraño y estaba empezando a temerse lo peor. Después de que lo había anudado, él había tomado un anticonceptivo… ¿Y si no había hecho efecto? ¿Y si iban a ser padres? Eso les afectaría mucho en todos los sentidos. Tendría que tomar la responsabilidad. A los 18 años, en primer año de la universidad… iba a ser difícil. Tendría que trabajar y estudiar al mismo tiempo, sus padres seguramente ayudarían y su madre podría cuidar del niño mientras ellos estuviesen en la universidad o el trabajo…
    Se quedó quieto por unos momentos. No veía muy atractiva la idea en este momento. Había pensado en una futura familia con Kai, siendo él Omega, era posible y eso le parecía maravilloso, sí... En un futuro. Cuando todo fuese más estable en su vida. Ahora no era el momento. ¿Kai aceptaría abortar si se lo pedía? ¿Qué pensaría él al respeto? Kai… Empezó a correr de nuevo para llegar junto a él lo más rápido posible. Le había pedido que no tardase mucho, no podía quedarse quieto en ese momento. De todos modos, era algo que tendría que hablar y solucionar con él. No era una decisión que pudiese tomar unilateralmente.
    Cuando finalmente llegó a la puerta estaba sin aliento. Había corrido bastante rápido para saber qué era lo que pasaba realmente. Quería salir de dudas. Tocó el timbre mientras intentaba recuperar el aliento y le abrió el padre de Kai. Lo saludó y fue directamente a la habitación del moreno. Este al verlo le saludó y lo invitó a sentarse en la cama a su lado. Parecía aliviado de verlo. Chiaki no podía evitar sentirse nervioso e impaciente.
    ―Hoy he entendido que sentiste el día que encontraste a Shun.
    ―¿Cómo?
    ―En la conferencia ha venido un chico pelirrojo que parece ser mi destinado.
    ―¿Te ha hecho algo?
    ―No, de hecho, no hemos ni hablado. Me ha dado el celo por sus feromonas cuando ha empezado a hablar durante su conferencia y me he ido. He pedido a tu madre que viniese a buscarme y he vuelto a casa. Pero el supresor me ha dado una reacción adversa. Me he desmayado en el coche de vuelta a casa y no me he despertado hasta hace poco.
    ―Tu destinado… ―Chiaki bajó la cabeza.
    ―No empecemos con las dudas y las inseguridades, Chiaki.
    ―Ya, ya, lo sé. Ha sido la impresión. Perdona. ¿Cómo te encuentras ahora?
    ―Mejor, solo me duele un poco la cabeza.
    ―¿Qué harás?
    ―Nada, en principio no debería de verlo más. Solo ha venido para una conferencia.
    ―¿De verdad?
    ―Es un hombre 10 años mayor que yo, no creo que tengamos muchas cosas en común ―Kai rio un poco y luego miró a Chiaki― siento preocuparte tanto últimamente.
    ―No tienes que disculparte, la otra vez fue por mi culpa.
    ―En cierto modo me he alegrado de entrar en celo, porqué eso significa que no me dejaste embarazado la otra vez. El tema me tenía un poco preocupado.
    ―Yo también había pensado en esa posibilidad. Me estaba planteando que hacer si era eso de lo que me querías hablar.
    ―Ahora mismo sería una putada, la verdad, aunque no querría abortar, probablemente. Me siento aliviado de que no haya pasado. Quiero que podamos escoger el momento para tenerlo, cuando nos sintamos preparados para ello.
    ―Yo pienso igual, aunque no me alegra que hayas encontrado a tu destinado.
    ―¿A ti como te va con Shun?
    ―No he vuelto a verlo. No lo digas como si tuviésemos algo él y yo…
    ―Cómo estudiáis cerca no sé si os habéis encontrado por casualidad o no.
    ―No, he evitado ir por la zona de su facultad. Me voy hacia la dirección opuesta, la verdad.
    ―¿Y él no te está buscando?
    ―No lo sé, ni me importa. No tengo interés en él.
    ―Ya ―Kai miró fijamente a su novio y finalmente se decidió― ¿Podrías hacerme el amor?
    ―¿Eh? ―preguntó Chiaki algo descolocado por esa repentina pregunta.
    ―Se me ha pasado el celo por el supresor, pero no me siento aún tranquilo del todo, y hace mucho que no lo hacemos. Ya estoy perfectamente de la otra vez. Sé que te dije que no lo haríamos más hasta nueva orden, así que, me gustaría que lo hiciésemos.
    ―¿Quieres ser el uke?
    ―Hoy sí, quiero sentir cuánto me amas. Que me beses, que me abraces, que me toques y que me hagas sentir que soy solo tuyo. Por favor. ¿Lo harás?
    ―Por supuesto, que sí. Pero a la próxima me toca a mí ser el uke.
    ―Está bien, no te preocupes. La próxima vez te lo haré hasta que ya no puedas más.
    ―Me parece perfecto.
    Dicho esto, Chiaki recostó a su novio a la cama y lo besó en los labios tiernamente. Sus manos empezaron a acariciar su cuerpo suavemente, dejando leves cosquillas por donde pasaba. Kai se estremeció por las cosquillas y por instinto paró la mano de Chiaki. Era bastante sensible a las cosquillas. Después de eso la soltó y Chiaki siguió acariciándolo y jugando con su cuerpo mostrándole todo su amor en cada uno de sus actos. Sólo eso, reconfortó a Kai más que cualquier otra cosa. El castaño estaba dedicando toda su alma en hacerlo sentir bien y amado. No podía pedir más. Lo hicieron lentamente, disfrutando de cada momento, de cada toque y movimiento, hasta que no pudieron soportarlo más. Sus cuerpos pidieron cada vez más y tuvieron que acelerar los movimientos.
    Cuando ambos llegaron al orgasmo se quedaron juntos, abrazados mientras se seguían besando. No había sido tan brusco como otras veces, o como cuando Kai hacía de seme. Ambos quedaron satisfechos de todos modos. Kai pudo olvidarse de todo lo que había pasado ese día y Chiaki estaba feliz de haber podido compensar al moreno de algún modo. Sentía que poco a poco estaba enmendando su error de esa vez.
    Continuará…
     
    Top
    .
  14.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline

    Capítulo 14


    Hacía unos días que todo estaba tranquilo, Chiaki y Kai no habían tenido más problemas. Ni predestinados, ni pastillas, ni celos… nada… Por suerte, parecía que había una calma entre tanta tormenta. El cuerpo de Kai también lo agradecía, sin pastillas no había tenido efectos secundarios. Se sentía mucho más tranquilo y había planeado algo. Le había comentado a su novio que la siguiente vez haría de seme y se lo haría hasta que no pudiese más. Tenía que cumplir con sus palabras así que había decidido hacer algo diferente. Un juego sexual que siempre había querido intentar. Esperaba que su novio lo disfrutase, sabía que no se negaría a sus pedidos, pero de paso quería hacer que él se sintiera bien.
    Estaba todo preparado. Había comprado algunos juguetes nuevos y ese día ninguno de los dos tenía clases. Se había asegurado de que sus padres no estarían en casa y deseaba poder pasar el tiempo con Chiaki. Lo había invitado a su casa para ello y en esos momentos lo estaba esperando en su habitación, arreglando las cosas para el desastre que pensaba hacer. No iba a mentirse a sí mismo, tenía pensado hacer un buen desastre en la habitación. No iba a ser un juego tranquilo.
    ―Kai, he llegado ―escuchó la voz de su novio entrando en la habitación― habías dejado la puerta de tu casa abierta, es peligroso.
    ―Estaba esperándote y te he mandado un mensaje para avisarte de ello.
    ―Lo he leído por eso he podido entrar, sino estaría esperando fuera.
    ―Está bien, no te preocupes por ello. ¿Has cerrado?
    ―Sí.
    ―Perfecto no quiero que nadie nos moleste en el día de hoy.
    ―¿Kai?
    Chiaki miró algo desconcertado como el moreno se le acercaba. Parecía que iba a besarlo así que también se acercó para corresponder al beso. Juntaron sus labios en un apasionado beso que le dejó sin aliento por unos momentos. Cuando se separaron la mirada de Chiaki era adorable, a ojos de su novio. Sonrió contento por cómo se veía, y también por su reacción, parecía dispuesto a tener diversión con él, aunque tampoco es que Chiaki se resistiera nunca a sus encantos. Estaba duro. Sólo por un beso se había puesto tan duro.
    ―Voy a darte lo que debo, Chiaki. Hoy no hay nadie en casa y ambos tenemos libre en la universidad.
    ―¿Darme lo que me debes? ―el castaño estaba algo confundido.
    ―¿Recuerdas la vez que me encontré con mi destinado?
    ―Sí… Ah… hoy harás de seme ―respondió emocionado por la idea.
    ―Tengo un pequeño juego que me gustaría probar. He comprado algunas cosas…
    ―¿Un juego?
    ―Sí. En el que tendrás que confiar en mí.
    ―Sabes que confío en ti ―respondió de inmediato y antes de ver como su novio se acercaba a él con un antifaz― ¿Me vas a poner esto?
    ―Sí. Quítate la ropa, anda.
    ―Está bien.
    Chiaki se sonrojó un poco. Estaba algo nervioso ya que hacía tiempo que no hacía de uke y aún más que Kai no le proponía un juego de estos. Obedeció. Empezó a quitarse la ropa como su novio le había pedido. En parte estaba impaciente y tenía curiosidad por saber que pasaría. ¿Qué juego habría preparado Kai? En cuanto se quitó la última prenda de ropa de su cuerpo, quedó a la vista su miembro ya erguido. Miró con algo de timidez a su novio y esperó su siguiente orden. Le dijo que se pusiera de rodillas en el suelo y obedeció. Fue entonces cuando Kai le vendó los ojos con el antifaz. En cuanto perdió el sentido de la vista se sintió un poco inseguro, pero la voz de Kai le ayudó a calmarse.
    ―¿Todo bien? Parece que estás bastante excitado.
    ―Hacía tiempo que no jugábamos así, también me noto un poco impaciente, en verdad.
    ―Eres todo un pervertido.
    ―Gracias, tú también.
    Kai puso su mano en la mejilla del castaño y le subió un poco el rostro para poder darle otro beso apasionado. Su novio realmente era adorable y lo amaba más que a nada. Por eso ese día había decidido que lo consentiría con todo lo que tenía. Mientras lo besaba bajó su mano un poco más por su cuerpo acariciando su cuello y su pecho. Llegó a sus pezones y los apretó suavemente. El castaño jadeó un poco entre el beso. Kai se separó y sonrió un poco.
    ―Ponte a cuatro patas.
    Se fue a su mesita y cogió las cosas que ya había preparado. Cogió el lubricante y preparó un poco el agujero del castaño con sus dedos. Hacía mucho que no tenían sexo, y no quería hacerle daño. Escuchó unos jadeos por parte del otro chico y eso le hizo sentir algo de alivio. Al parecer no le dolía a pesar de tanto tiempo sin hacer nada. Cuando creyó que ya estaba suficientemente dilatado, cogió uno de los juguetes, le puso un poco de lubricante y lo metió en el trasero de Chiaki. Este notó como algo frio entraba en su cuerpo y emitió otro gemido.
    Su novio se estaba tomando su tiempo con el juego. Al parecer estaba preocupado por si le hacía daño. Kai era tan tierno a veces… y se portaba tan bien con él… pensar en eso le hizo sonrojar bastante. El moreno le estaba demostrando su amor justo en ese momento. Con todos esos cuidados… No iba a quejarse, en realidad le gustaba que le tratase como si fuese a romperse. Sólo se preguntaba qué era lo que tenía en su trasero. Sabía que no era nada que pudiese hacerle daño, pero estaba frio.
    ―K-Kai…
    ―¿Te duele?
    ―N-no, no me duele.
    ―Bien. Sigamos entonces.
    Se acercó a la mesita de nuevo y le puso algo que parecía una diadema en la cabeza. Fue a levantar la mano para tocarlo, pero Kai lo paró. Cogió su mano y la dejó en el suelo de nuevo. El castaño entendió así que bajó la mirada manteniendo sus manos en el suelo. Cuando su novio le acarició la cabeza se sintió bastante satisfecho por ello. Kai le estaba mostrando que lo estaba haciendo bien. Subió su cabeza para notar más la caricia haciendo que el moreno riera un poco. Era una reacción perfecta para los juguetes que había preparado.
    ―Que buen perrito te has vuelto. Sin saberlo estas cumpliendo con tu papel.
    ―¿Perrito?
    ―Sí, te he puesto una cola y unas orejas de perrito que te quedan muy bien. Y tu reacción es ideal.
    ―Guau, guau.
    ―Perfecto, amor. Lo estás haciendo genial.
    ―¿Te gusta cuando ladro?
    ―Realmente estás adorable. ¿Qué tal lo llevas?
    ―Muy tranquilo.
    ―¿Quieres más? No te preocupes, te voy a dar más caña.
    ―E-está bien.
    En esos momentos Chiaki empezó a notar como algo vibraba en su trasero. Al parecer era una cola con vibración. Sus jadeos empezaron a aumentar a medida que la vibración iba en aumento y encontraban ese punto que le daba tanto placer. Hacía mucho que Kai no le ponía algún objeto de ese tipo. Antes eran frecuentes en sus juegos en el colegio, pero desde que habían empezado la universidad, todo había cambiado. Estaba muy emocionado. Una nalgada le desconcentró un poco de la emoción que sentía en esos momentos para hacerle dar un saltito.
    ―Aaah…
    ―Chiaki, ¿Te he hecho daño?
    ―N-no… Solo no me lo esperaba.
    ―Entonces, ladra cuando te de una nalgada ―le respondió dándole otra, dejando su marca en ese trasero blanquecino de su novio.
    ―Guau.
    ―Si te hago daño sólo dímelo.
    ―Bi-bien. Guau ―respondió al notar la mano de su novio picar contra su trasero, nuevamente.
    ―Uau, estás todo mojado… ¿Tan bien se siente?
    ―S-sí… Quiero correrme…
    ―No, aún no, espera un momento mi perrito. Ten paciencia.
    ―Guau. Guau.
    ―Buen chico.
    Kai empezó a quitarse su ropa, también. Aún la llevaba puesta y se estaba ensuciando con sus flujos. Estaba muy duro, caliente y también mojado. Ver a su novio de este modo y ese tipo de juego le estaba poniendo muy cachondo. En cuanto quedó desnudo se sintió tan aliviado que no pudo evitar suspirar. Chiaki levantó la cabeza algo preocupado por ese suspiro. ¿Le pasaba algo a su novio? ¿Había hecho algo mal? La duda le estaba haciendo sufrir.
    ―¿K-Kai…?
    ―Perdona, todo está bien, pero estoy muy caliente ―el moreno se sentó en la cama justo delante de su novio que estaba a cuatro patas no muy lejos de allí―. Gatea hacia delante, lentamente.
    ―N-no veo…
    ―Está bien, ves hacia delante, no te preocupes.
    Chiaki obedeció y movió sus manos del suelo para empezar a moverse hacia delante. Fueron unos pasos lentos y algo vacilantes. Al ver eso Kai pensó que era muy adorable y tierno. Le acarició la cabeza en cuanto estuvo suficientemente cerca y eso le dio algo de confianza al castaño. Finalmente Kai le dijo que parara y en cuanto lo hizo y se concentró pudo notar un olor característico cerca de su rostro. Era el olor de la hombría de Kai y de sus flujos seminales.
    ―¿K-Kai?
    ―Lame mi miembro ―le ordenó simplemente mientras le ponía la punta en su boca.
    ―Vale ―respondió antes de empezar a lamer como siempre lo hacía.
    Kai le había enseñado hacía mucho como debía hacerlo. Como le gustaba que se lo hiciera, y él lo había aprendido todo. Quería saber la mejor manera de satisfacerlo así que intentaba aprender todo lo que le enseñaba y lo ponía en práctica cuando este se lo decía. Rápidamente empezó a escuchar como este jadeaba y gemía ante su tacto. Le gustaba escuchar ese tipo de sonidos de su novio, se le hacía muy tierno y adorable, y le hacía saber que tanto le gustaba a su novio lo que le estaba haciendo. Finalmente se corrió en su boca y lo apartó de él.
    ―Uau, gracias, Chiaki, realmente estaba muy caliente.
    ―De nada… hmmm… ¿Ahora puedo correrme?
    ―Ahora te ayudaré a correrte, no te preocupes mi perrito.
    ―Guau, guau.
    ―Buen chico.
    El moreno separó a su novio de la cama y le hizo sentarse en el suelo como si fuese un perrito. Se acercó a él para besarlo y de mientras llevó su mano al miembro del otro chico para masturbarlo. Realmente estaba muy excitado y se corrió casi al instante de ser tocado por Kai. Ese juego era realmente delicioso, pero él lo que quería era que se lo follara su novio. Que le metiera su cálido y grueso miembro dentro de su trasero. Y para ello haría lo que fuese necesario.
    ―Guau, guau.
    ―¿Qué quieres Chiaki?
    ―Que me-metas tu miembro dentro de mí… por favor…
    ―Llámame amo una vez y lo haré.
    ―Por favor amo, fóllame ―suplicó deseoso de que le cumplieran su deseo.
    ―Muy bien, que buen chico eres.
    ―Guau, guau.
    Kai se masturbó un poco para volver a ponerse duro y quitó la cola de perro del trasero de Chiaki para poder entrar él de forma segura. En cuanto Chiaki notó ese cálido miembro en su interior, en comparación con ese juguete suspiró aliviado. Era mucho mejor el miembro de su novio que cualquier juguete. Ser el seme no estaba nada mal, pero ser el uke con Kai era mucho mejor. Lo echaba de menos cuando este tardaba en hacerlo suyo. Tendría que decirle que no se tardara tanto la siguiente vez.
    El moreno empezó a moverse en el interior de su novio con movimientos rítmicos, primero lentos, acostumbrándose a ese cálido y húmedo interior, y luego más rápido buscando el punto de placer del chico. Era tan placentero tener sexo con Chiaki que no podía evitar emocionarse e ir más rápido. El otro chico parecía disfrutarlo, también. Estaban en su clímax de nuevo. Parecía que podían correrse de nuevo en breves. Se sentía tan bien… que al final ambos se corrieron sin poder resistirse.
    ―Te amo, Chiaki.
    ―Yo también te amo, Kai.
    Kai salió de su interior y se dejó caer al suelo para poder respirar un poco. Estaba bastante agitado de tanto sexo y le faltaba un poco de respiración. Chiaki estaba igual que él en realidad. Y aún llevaba el antifaz y las orejas de perrito que le había puesto antes. Se veía muy sexy sonrojado por el esfuerzo, jadeando agitado y con esos elementos aún puestos en él. Kai decidió que era hora de acabar con el juego. Y se acercó a él para quitarle ambos juguetes. Chiaki parpadeó un par de veces antes de acostumbrarse a la luz nuevamente y le sonrió feliz. Luego se acercó a él y se acurrucó un poco junto a su novio.
    ―¿Estás bien, Chiaki?
    ―Cansado, pero si, echaba de menos estos juegos.
    ―Es cierto, últimamente han pasado tantas cosas, que no hemos tenido tiempo.
    ―Es verdad. Demasiadas cosas… y todo son más bien preocupaciones, más que otra cosa.
    ―Supongo, pero ha pasado casi un mes y nada más ha sucedido.
    ―A ver si dura. Me gusta más cuando estamos así tranquilos. Y podemos disfrutar del momento solo nosotros dos.
    ―La verdad es que yo también lo prefiero ―le dijo el moreno mirando a su novio― por cierto, ¿Te parece bien si nos limpiamos y nos tumbamos en la cama? Estaremos más cómodos.
    ―Me parece bien.
    Una vez en la cama los dos limpios y vestidos, se pusieron cómodos finalmente. Se merecían esos momentos de tranquilidad los dos juntos y sin nada de qué preocuparse. Estaban felices y ambos se sentían realizados. Querían descansar después de tantos problemas y poder tener un momento de placer y de amor. Pero no sabían muy bien de qué hablar en esos momentos.
    Ambos se mantuvieron callados, metidos en sus pensamientos. Kai siempre había intentado mantener sus pensamientos limpios y tranquilos. Confiaba en su relación con Chiaki, no tenía dudas al respeto, pero no podía sacarse a ese hombre de la cabeza. ¿Por qué había aparecido? ¿Cómo había podido sentir algo como eso? ¿Qué fuerza tan increíble podía llegar a hacer sentir así a una persona? Ser predestinados era algo muy impresionante. También le sorprendía que Chiaki hubiese encontrado el suyo. Y que ninguno de los dos hubiese vuelto a aparecer en sus vidas. Lo agradecía, en realidad. Solo que no podía sacárselo de la cabeza.
    ―¿No has vuelto a ver a Shun? ―le preguntó de repente a Chiaki.
    ―No, realmente no. Supongo que si no voy por su zona del campus, no lo veré de nuevo. El campus es muy grande.
    ―Eso está bien.
    ―Sí, porque no tengo ningún interés en volver a pasar por eso.
    ―Tienes razón, es muy extraño el sentimiento de tener un celo así de fuerte y repentino.
    ―¿Tú tampoco has vuelto a ver a Eiden?
    ―No, por suerte no. Da mucho miedo esa sensación… La sensación de no poder controlar mi cuerpo y también la de falta de protección. Pensar que si alguien me hubiese encontrado en ese estado habría podido pasar algo indeseado y que yo no podría controlarlo… En esos momentos no tenía fuerza para resistirme. Ese celo fue realmente fuerte.
    ―Yo también tengo miedo de que pase eso de nuevo y te hagan algo.
    ―No me gusta esa sensación. Hay pocas cosas que me den miedo, pero en ese caso lo sentí en todo mi cuerpo y en toda mi alma. Cuando llegó tu madre me sentí tan tranquilo que al poco me desmayé del alivio.
    ―¿Fue por eso?
    ―Me encontraba muy mal y estuve consciente solo para mantenerme a salvo de posibles alphas o betas que viniesen atraídos por mí. Pero… después de llegar tu madre sentí que podía relajarme. Dicen que el quedarse inconsciente es una manera de evitar el dolor, cuando este es muy fuerte.
    ―Siento mucho que tuvieses que sufrir tanto y no poder ayudarte…
    ―Si te hubiese llamado te habrías visto afectado por mis feromonas. Podrías haber entrado en celo de nuevo. Y eso habría sido peligroso.
    ―Es cierto.
    ―Lo primero que pensé fue llamarte a ti… Te quería a ti. Tenía ese pensamiento del celo, y a pesar de que fue con otro chico yo te deseaba a ti. Pero era peligroso. Tu celo podía ser un problema, quizás la segunda vez si me habría quedado embarazado. O habría tenido que tomar de nuevo el anticonceptivo.
    ―Tienes toda la razón. Solo que me siento un poco inútil en estos casos. Soy tu novio pero no puedo hacer nada. Solo podría hacerte daño en vez de ayudarte.
    ―Las feromonas son un problema. Y el celo aún más. Es mucho más problemático de lo que habíamos pensado. Esto se podría evitar si me marcaras.
    ―¿Ma-marcarte? Aún somos jóvenes.
    ―Lo sé. Sé que no quieres aún. Sé que aún no estás preparado y que da miedo tal responsabilidad y tal lazo. Te esperaré, de verdad. Sólo que yo también siento miedo, aunque por otros motivos. Yo tengo miedo de que mis feromonas atraigan a otro alpha. Que me hagan algo en contra de mi voluntad… o peor que me marque otro alpha cuando tenga un celo incontrolado. No quiero tener miedo… eso me hace débil, lo sé. Y por mucho que intento evitarlo, es inevitable.
    ―Lo siento, Kai.
    Chiaki se acurrucó un poco en los brazos de Kai. Se sentía realmente mal. Sabía que su novio no quería eso y que solo estaba intentando expresarle sus sentimientos. Lo entendía. Él también tenía miedo. Él tenía miedo de que le hicieran algo otras personas. Mientras que él tenía miedo de ser quien hiciera daño al moreno. Quizás no tendría que pensarlo tanto. Quizás solo tendría que ayudar a su omega. No era malo, luego solo tendría que hacerlo feliz para siempre. Pero… ¿Y si Kai luego se arrepentía de ello?
    ―Kai… ¿Tú estás seguro de que me amas y me amarás para siempre?
    ―Por supuesto.
    ―¿Y si te marco no te arrepentirás con el tiempo?
    ―No lo haré.
    ―¿Cómo puedes estas tan seguro de ello?
    ―Porque te amo.
    Esa respuesta hizo sonreír a Chiaki. Su novio siempre decía las cosas claras, y eso era algo que le gustaba mucho de él. Tenía las cosas claras, al parecer. Y siempre parecía tener las cosas más que claras. Se portaba muy bien con él y no parecía tener dudas respeto a su relación. Quizás era verdad que no debía preocuparse tanto y que era mejor actuar. Si ponía a sus padres de ejemplo, estos no se habían arrepentido nunca del enlace.
    ―Kai, si quieres y me lo permites, te marcaré en el próximo celo.
    ―¿Estás seguro?
    ―Por mi está bien… realmente para un alpha no es tanto como para un omega. Me preocupas más tú. ¿Tú lo estás?
    ―Yo sí. Confío en ti. Sé que me vas amar para siempre y que vas a estar a mi lado. Y yo te amo. Nunca me arrepentiré de eso, así que no tengo dudas.
    ―Está bien, entonces podemos hacerlo ―respondió Chiaki mirando al moreno muy fijamente―, dejaré mis miedos atrás, voy a dejar de dudar sobre el futuro.
    ―Gracias, Chiaki. Te amo.
    ―Y yo a ti.
    Continuará…
     
    Top
    .
  15.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Diosa del amor yaoi!
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    1,358
    Location
    En un mundo perfecto con mucho yaoi y gente buena :) <3

    Status
    Offline

    Capítulo 15


    Los exámenes y los trabajos de antes de las vacaciones habían llegado. Un período complicado para todos los estudiantes. Kai y Chiaki habían tenido muy poco tiempo para verse, en estos últimos días, por su culpa. Estudiar y hacer trabajos durante y después de las clases se había convertido en algo cotidiano. Parecían no acabar nunca. Ambos estaban colapsados de trabajo, agobiados y cansados. No tenían tiempo para nada, casi ni para dormir. Las horas de sueño se habían tenido que reducir para conseguir acabar todo a su debido tiempo. Ni siquiera tenían libres los fines de semana. Ese mes estaba siendo una tortura, pero viéndolo des del lado positivo, ya estaba acabando y entonces tendían un mes de vacaciones después de todo el estrés del semestre.
    El hecho de haber tenido el juego sexual justo antes de empezar este traumático mes de estudios, les había ayudado a estar más relajados y poder concentrarse mejor. Era un mes de abstinencia, algo a lo que no estaban acostumbrados, pero ese juego les había ido bien. Y ambos eran conscientes de que, al acabar el mes, habría otro juego de estos. Se lo merecían. Un poco de descanso de tanto estudiar y un poco de placer en pareja, la mejor combinación posible. Ambos deseaban acabar con esta tortura para poder divertirse.
    Chiaki había acabado el último examen y estaba saliendo de clase, cuando notó una punzada en el pecho. Delante de él estaba Shun junto con otros chicos. Sus miradas se cruzaron por un momento. Shun la desvió a los pocos segundos. La sensación en el pecho seguía allí, pero no había ninguna otra reacción más. No estaba entrando en celo como la primera y única vez que se habían visto. Eso era un alivio.
    ―Hola ―saludó Chiaki cortésmente― ¿Qué haces por aquí?
    ―Hemos acabado los exámenes y el profesor nos ha dicho de ir a su despacho, que al parecer está por esta zona.
    ―Ya veo. ¿Cómo te ha ido todo?
    ―Esto… Chiaki… me gustaría hablar un momento a solas contigo.
    ―Si es solo un momento…
    ―Gracias.
    La situación era algo incómoda, solo era la segunda vez que se veían y no tenían mucho de que hablar. La primera vez había sido muy extraña, debido a un celo muy extraño que ambos habían tenido y no habían podido hablar de nada. Tampoco es que Chiaki quisiera hablar mucho con él. En cierto modo lo veía como si le estuviera fallando a Kai. Teniéndolo a él ¿Por qué tendría que hablar con su destinado? A parte le daba miedo tener otro celo y hacerle daño a Kai de nuevo. De momento no había ningún síntoma de que eso fuese a pasar, pero ¿y si al pasar más tiempo con él, estos empezaban a aparecer? Tendría que salir corriendo.
    ―¿De qué quieres hablar? ―le preguntó cuando estuvieron solos.
    ―Siento mucho no haber podido hablar más contigo la otra vez. Realmente yo esperaba encontrar a mi destinado y tener una historia como en los cuentos de hadas, pero tu tienes pareja… y el primer encuentro no fue el mejor, tampoco.
    ―Realmente no, me trajo muchos problemas.
    ―Oh, perdona… creo que solo yo me alegré de encontrarte. De todos modos, me sentía mal por como había ido todo ese día.
    ―Siento no poder corresponder a tu fantasía. De veras amo a mi pareja, y ni mi pareja predestinada puede cambiar esto.
    ―No te preocupes, no he venido a esto. Realmente creo que solo quería tener una pequeña charla antes de despedirnos. Estoy seguro de que el destino aguarda algo bueno para mí también.
    ―Espero que sí. Aunque creo que este destino está equivocado. Si estuviese en lo cierto, tendría que habernos unido a Kai y a mí.
    ―Quizás… o quizás el destino en realidad no existe, sino que es algo que creamos nosotros mismos. Tú estás creando tu destino con Kai, yo espero crear mi destino también. Si no puede ser contigo, está bien. Tampoco nos conocemos, no creo poder amar a alguien solo porque el destino así lo quiera. Me enamoraré de alguien que también me ame, y conseguiré ser feliz.
    ―Mucha suerte con eso, en realidad me haría ilusión que así fuera. Aunque no te ame es cierto que hay un vínculo entre tu y yo, uno que hace que quiera que seas feliz.
    ―Gracias. Si no tuvieras novio seguro que pensaría en ti de otra forma. Realmente me gusta que seas tan amable y considerado.
    ―Perdona.
    ―No te preocupes, estoy feliz de haber podido hablar contigo con normalidad. Me voy a ir ya, que me esperan mis compañeros. Adiós, Chiaki ―se despidió tal y como había prometido y se fue.
    Chiaki notó un pequeño vacío justo en ese momento y como algo se rompía y lo liberaba. ¿Qué es esto? ¿Qué está pasando? Se preguntó mientras llevaba sus manos a su pecho. Respiró hondo. Se sentía inesperadamente tranquilo y calmado. Como si esta conversación hubiese servido para sacar a Shun de su destino. Eso fue lo que pensó, pero no entendía muy bien ese pensamiento. Una lágrima resbaló por su mejilla y se perdió en el aire.
    ―Ya está ―fue todo lo que pudo decir.
    ―Sí, por fin hemos acabado los exámenes ―escuchó la voz de un amigo de clases― que alegría. Oh. ¿Estás llorando? Tampoco es para tanto, aunque lo entiendo ―Chiaki se echó a reír ante esas palabras y se limpió la mejilla.
    ―Pues sí, es que me siento liberado, y por fin tendré tiempo para estar tranquilo y descansar, junto a Kai.
    ―Ojalá yo también tuviese pareja para poder irme a descansar junto a ella ―se quejó el otro chico― ¿No conoces a alguien que necesite pareja, verdad que no?
    ―¿Eres beta, verdad?
    ―Sí, lo soy.
    ―¿Te gustan los chicos omega?
    ―No tengo nada en contra de ellos, pero no sé si podría hacerlo feliz, porque no podría marcarlo y siempre sufriría por el celo.
    ―También es verdad.
    En ese momento sonó la melodía de Kai, en el móvil de Chiaki y este descolgó casi al instante. Estaba realmente ansioso por esa llamada. Al colgar se despidió de su amigo y se fue casi corriendo hacia la parada del autobús para ver a su novio. Se sentía muy feliz. Había acabado los exámenes, había hablado con Shun debidamente y ahora iba a estar con su novio después de un mes de casi no verse. ¿Qué podía salir mal? Cuando llegó el bus, Kai estaba en él junto con un pelirrojo que parecía insistirle en algo. Parecía algo incómodo. Se acercó a la pareja de chicos y se puso al lado de Kai.
    ―¿Quién eres y que quieres de mi novio?
    ―Así que tu eres el que se ha atrevido a quitarme mi omega. Desgraciado.
    ―¿Pero que dices? Kai no es de nadie, y él puede decidir con quien quiere estar.
    ―Pero bien que le has puesto un collar.
    ―¿Podemos discutir estas cosas en otro sitio? ―preguntó Kai preocupado porque estaban molestando a los otros pasajeros del bus― vayamos a un sitio donde estemos solos.
    ―Bien.
    Bajaron del bus y se fueron a otro sitio, en el campus había varios sitios donde poder estar tranquilos y poder hablar. Eiden parecía dispuesto a seguir con la discusión, pero en ese momento Kai decidió empezar con su explicación. No podía entender que el hombre de casi 30 años estuviese montando ese espectáculo y menos que fuese esa la persona por la que había reaccionado.
    ―El collar me lo he puesto yo porqué está por empezar mi celo. Y el único que puede abrirlo con su huella es mi padre.
    ―¿Tu padre? ―dijeron ambos alphas a la vez.
    ―Pues sí, pensé que sería lo mejor, mi huella era demasiado peligrosa.
    ―Eso es cierto, pero… ―Eiden parecía estar un poco en shock.
    ―Pero nada, fue mi decisión. Al igual que yo decidí ponerme el collar hoy por si acaso. No quiero que me muerda alguien que no sea Chiaki.
    ―Chiaki… ¿y yo qué? Soy tu predestinado.
    ―Pero ni te amo ni te conozco, y tampoco tengo intenciones de ello. Además, Chiaki es mi novio desde hace años y sí lo amo. Diría que es normal mi decisión.
    ―¿Tu decisión? Tu solo deberías dejarte marcar por mí y ser mío. Yo te cuidaría.
    ―¿Ah? ―exclamó Kai con una ceja enarcada― que demo…
    ―¿Pero de que vas? Eres un maldito Alpha que no tiene en cuenta los sentimientos de los omegas. Kai nunca podría estar con alguien como tú. Egocéntrico de mierda.
    ―Chiaki… ―Kai solo había visto así al castaño esa vez del centro comercial, estaba sorprendido, se veía muy genial, y aún no se acostumbraba a verlo de ese modo.
    ―¿Y tú qué? Eres solo un cobarde que no se atreve a marcarlo. ¿Tienes miedo de que sea demasiada responsabilidad? Mocoso.
    ―Quizás sea un mocoso para un viejo como tú, pero como mínimo respeto sus decisiones. Y lo amo, no como tu que quieres imponerte porqué sí.
    ―A ver, calmaos los dos. La discusión es inútil. Yo tengo muy claro a quien amo y también que es lo que quiero. Por lo tanto, no tiene ningún sentido seguir con esto.
    ―Pero…
    ―Un momento, Chiaki, no he acabado de hablar ―el castaño asintió―. Eiden, no quiero tener nada contigo. Yo noté como somos predestinados, pero igualmente no me interesa el tema. Nunca me ha interesado. Ser destinado o no, es una cosa que no tiene que ver con quien amas. No sé que pensaba el destino al unirnos, pero se equivocaba. Diga lo que diga mi destino es Chiaki, porque así lo he decidido yo.
    ―Kai… pero si también lo has sentido debes notar el lazo que nos une.
    ―Bueno, es cierto que noto algo en el pecho, pero lo único que quiero es que encuentres a alguien más y nos dejes tranquilos. Mi idea de hoy era pasar todo lo que queda de día, tranquilamente, con Chiaki. Y tu estás interfiriendo en mis planes ―dicho esto Kai cogió de la mano al castaño y se alejó un poco―. Adiós, Eiden, hasta nunca y no me busques más.
    El pelirrojo vio como ambos se iban, el moreno estaba arrastrando al castaño quien estaba algo sonrojado. ¿Cómo podía ser que escogiera a ese afeminado antes que a él? Eso le daba rabia, pero tal y como eran las cosas, no le quedaba mucho más remedio que aceptarlo. Eso o convertirse en un acosador. No podía permitirse ese lujo. Si lo denunciaban perdería el trabajo y la plaza de profesor sustituto que había conseguido después de muchos intentos. Suspiró resignado. Quizás sí, que había algo malo en el destino. ¿Había sido un error?
    Kai y Chiaki por su lado, ya habían llegado al tren e iban en dirección a su casa. Tenían un mal sabor de boca después de esa conversación. Chiaki se sentía extraño, ya que tenía una mezcla de sentimientos. Un poco de amargura por los sucesos con Eiden, pero mucha felicidad por todo lo demás y por las palabras de Kai. Se sentía como en una nube algo amarga.
    ―Chiaki, has estado muy genial ―rompió el silencio el moreno mirando a su novio― cuando estabas discutiendo con Eiden, dijiste unas palabras muy geniales. Creo que me he enamorado más de ti, si es posible.
    ―K-Kai… No me digas estas cosas porqué me dan ganas de abrazarte y estamos en público.
    ―Perdona ―respondió el moreno entre risas― hoy me gustaría que hiciésemos muchas cosas cuando estemos juntos. Quiero que me hagas el amor, pero también quiero hacértelo a ti. No sé decidirme.
    ―Yo pensaba en que hoy serías tu el seme, la verdad.
    ―¿Qué te parece si primero te hago el amor, y luego me lo haces tu a mí? Creo que me está llegando el celo… Quizás podría ser una buena oportunidad…
    ―¿E-eh? ―respondió el castaño entendiendo lo que estaba diciendo Kai, realmente era él quien había prometido tal cosa.
    ―Si lo ves muy pronto, podemos esperar a otra ocasión ―añadió el moreno rápidamente al ver la reacción de su novio.
    ―No, está bien. Lo hablamos la otra vez, y yo te lo prometí. Cumpliré con mi palabra.
    ―¿Estás seguro?
    ―Sí. No quiero hacerte sufrir más. Esta vez, voy a portarme como el Alpha que soy.
    ―Uau, ya vuelves a lucir genial ―le elogió Kai haciendo que el otro se sonrojara― entonces será un placer que me muerdas.
    ―Oh… pero, ¿Qué hacemos con el collar? Tiene que abrirlo tu padre.
    ―Eso es una mentira. Tiene puesta la huella de tu madre, y ella está en casa, así que le pediremos que lo abra. Quedaba un poco raro decir que tenía la huella de mi futura suegra en mi collar.
    ―Pe-pero eso es como decirle que voy a morderte… ¿Y si no está de acuerdo?
    ―Realmente lo hablé con tu madre. Ella no tiene ningún problema en que estemos juntos.
    ―Ya, pero es diferente.
    ―No realmente, ella me entiende, sabe que realmente es lo que quiero. Le expliqué que estoy preparado para ello, que no me arrepentiré. Ella me contó todo lo que implica, como si no lo supiera, ya, pero no me hizo dudar ni un segundo de que esto es lo que quiero. Ella lo notó y nos apoya. Y también he hablado con mis padres al respeto.
    ―¿En serio?
    ―Obviamente, se enfadarían si hablo con Chio y no con ellos.
    ―Eso es verdad…
    ―Después de una larga charla estuvieron de acuerdo en que si es mi decisión tampoco pueden hacer nada al respeto. Es mi vida, al fin y al cabo.
    ―Yo… no lo comenté con nadie… perdona.
    ―No pasa nada, creo que Chio le habrá contado algo a Akio… es una intuición.
    ―Al final lo saben todos…
    ―Perdona, es que… me pareció lo más prudente.
    ―Está bien. Tampoco es nada malo. Solo estoy sorprendido.
    Se hizo un silencio entre ellos dos, cada uno pensaba en sus cosas. Tenían un poco de tiempo antes de que el tren llegara a su estación y, sobre todo, Chiaki, necesitaba aclarar sus ideas. De repente se acordó de ese vacío que había sentido en el pecho al despedirse de Shun. Se preguntó si Kai también lo había sentido. Así que decidió preguntar.
    ―Kai, yo he hablado con Shun, hoy.
    ―¿Te lo has encontrado?
    ―Ha sido casualidad, pero él quería hablar conmigo. Hemos quedado bien y ambos nos hemos despedido. Ha sido una buena conversación.
    ―Me alegro, entonces.
    ―Al acabar la conversación he notado un vacío y como si el lazo que me unía a Shun desapareciera.
    ―No lo entiendo.
    ―Sabes que Shun es mi destinado, creo que ahora ya es “Shun era mi destinado”. Creo que al decidir los dos que no somos destinados, hemos dejado de serlo. Yo te quiero a ti, y él me ha dicho que también quiere encontrar a alguien a quien amar. Creo que eso ha hecho romper nuestro lazo.
    ―Pues yo no he sentido nada así. ¿Crees que Shun lo haya sentido también? Sería bueno si Eiden y yo también rompiésemos el lazo.
    ―¿Te ha hablado más veces?
    ―No, realmente hoy ha sido el primero y espero que también el último.
    ―No sé… ese chico no parece ser de los que se conforman rápido.
    ―¿Lo dices como psicólogo?
    ―Pues… creo que más bien, me lo dice mi instinto.
    Kai rio y asintió con la cabeza. Quizás era un sentido de Alpha, o quizás simplemente es que era así. Él también sentía que Eiden insistiría más que Shun. Se sentía contento por el hecho de que Shun no fuese tras Chiaki, la verdad, estaba un poco preocupado. Había preguntado varias veces sobre él al castaño. Quizás ya no le haría falta preguntar más. Eso era un alivio. Ahora solo quedaba resolver el problema con Eiden. Cuando Chiaki lo mordiera quizás todo acabaría. Dejaría de segregar feromonas para otros Alphas y él perdería el interés, o eso esperaba.
    ―Espero que en cuanto me marques pierda el interés y nos deje en paz. Así de paso aparte de ser tuyo también me podré olvidar de él. Será un dos por uno.
    ―Dicho así… no sé que pensar…
    ―¿Porqué? Es algo bueno, ¿no?
    ―Sí, pero parece que quieras usar la mordida para alejar moscardones.
    ―También, en parte por eso lo haremos, ¿no? ¿O es que quieres que me muerda alguien más?
    ―No, no, no quiero eso, obviamente.
    ―Chiaki basta de dudas. Al final se me van a pasar las ganas de hacerlo, hoy… después de todo lo que ha pasado…
    ―Perdona.
    ―Aunque pensándolo bien. Mañana no tenemos universidad, mis padres trabajan y mi celo ya estará en su apogeo, sería un día perfecto para ello. ¿Qué te parece si hoy descansamos y mañana nos pasamos todo el día haciendo el amor?
    ―¿Sabes que estamos en el tren, todavía, no?
    ―Hemos llegado ―observó Kai― y si, lo sé, pero no hay mucha gente por aquí.
    ―Es verdad, pero me da un poco de vergüenza hablar de estos temas.
    ―Está bien, está bien ―respondió Kai dando un bostezo― ¿Entonces qué opinas?
    ―Creo que está bien. Estamos muy cansados, de tanto examen…
    ―Perfecto. Entonces en cuanto lleguemos a casa, comeré algo y me iré a dormir, me siento agotado. Aunque primero pediré a tu madre que abra el collar.
    ―Me parece bien, yo haré lo mismo. También estoy muy cansado ahora mismo ―Chiaki bostezó, también.
    Eso de que los bostezos se contagian al parecer era cierto, porqué ambos estuvieron bostezando un largo rato, hasta que llegaron a casa. Kai entró junto con Chiaki a casa del castaño, y allí encontraron a Chio sentada mirando la televisión. Hacían un programa sobre cosas científicas y esas cosas le gustaban.
    ―Hola mama.
    ―Hola Chio.
    ―Hola chicos, ¿Cómo ha ido el día? ―preguntó mirándolos un momento.
    ―Bien, por fin hemos acabado los exámenes. Ahora comeré algo y me iré a dormir, que estoy muy cansado ―le respondió Chiaki mientras bostezaba de nuevo― necesito recargar energía.
    ―¿Y tú, Kai?
    ―Haré lo mismo que Chiaki ―bostezó él también corroborando sus palabras― los exámenes agotan.
    ―Es el trabajo de todo estudiante, luego veréis que el trabajo de los mayores es igual o más agotador.
    ―Que ánimos, mama ―respondió el castaño, a lo que su madre rio un poco.
    ―Chio, ¿Podrías abrir el collar? Para ir a dormir no es muy cómodo y creo que no voy a necesitarlo más.
    ―Oh… está bien, supongo que lo habéis hablado.
    ―Sí. Lo hemos hablado y ambos estamos de acuerdo en que es lo mejor ―respondió esta vez el castaño, sorprendiendo un poco a los otros dos.
    ―Entonces, adelante. Os deseo lo mejor ―Chio sonrió al ver a su hijo tan determinado, cuando normalmente era tan inseguro.
    ―Gracias, Chio, aunque lo dejaremos para mañana, que yo me voy a casa a descansar. Hoy no puedo con mi alma.
    La castaña se acercó a Kai y puso su huella en el collar, el cual se abrió de inmediato. Después de eso, los dos muchachos fueron a comer y a dormir, tal y como habían dicho. Se durmieron muy rápido. Estaban muy cansados de tanto examen, tanto trabajo, tanto trasnochar y tanto estrés.
    Continuará…
     
    Top
    .
17 replies since 19/6/2020, 14:23   153 views
  Share  
.