¿Novio o Novia? Lo que tú quieras que sea (EXTRA) (FIC FINALIZADO)

Kai x Chiaki (omegaverse)

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    Buenas!! Por fin cuelgo el capítulo 6, espero que os este gustando, nos vemos pronto!
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    Capítulo 6


    Después de la llegada del celo de Kai, y de que ambos regresaron a sus respectivas casas, los chicos no volvieron a contactar el uno con el otro en todo el día. Necesitaban un momento a solas. Cenaron con sus respectivas familias y después de hablar un poco con ellos cada uno se fue a su habitación para descansar. Había sido algo que no esperaban que pasara en esos momentos. Y les había cogido por sorpresa.
    Después de haberse inyectado el supresor, Chiaki se sentía mucho más calmado de su pequeño celo, pero tenía la mente echa un lio. El celo de los omegas podía llegar entre los 12 y los 18 años, y ellos ya tenían 17, casi 18. A pesar de que el resultado de Kai había sido “omega” durante la prueba, hasta el momento nadie se había dado cuenta de eso. En la escuela te decían que no revelaras a nadie tu condición de género, excepto a las personas de la familia o a la escuela o el trabajo. Era algo que casi nadie cumplía, pero tanto Kai como Chiaki lo habían escondido, de todos exceptos ellos mismos y sus familias. En la escuela todos creían que ambos eran beta. Pero no era así.
    A pesar de que Kai había nacido de una pareja de betas él era omega, algo que realmente había preocupado un poco a sus padres. Era bien sabido que los omegas no eran bien vistos y que solían tener muchos problemas. Los Alpha solían despreciarlos y solían aprovecharse de ellos para su diversión. Un omega sin marca era una fábrica de feromonas para atraer a Alpha. Realmente el cuerpo de un omega era lo que proporcionaba la mayoría de los problemas que ellos mismos tenían, pero para eso existían los supresores e inhibidores.
    A partir de ahora Kai tendría que tomar una pastilla diaria para poder mantener sus feromonas bajo control, y los inhibidores durante su celo. Después estaban los supresores de emergencia, que eran unas inyecciones muy potentes que provocaban efectos secundarios graves en los omegas, y normalmente les impedía salir de casa durante su uso. Todo se complicaría un poco y tendrían que empezar a tomar precauciones como no olvidar las pastillas y controlar el ciclo del celo.
    Pero a Chiaki lo que le preocupaba más era como había reaccionado él. Por un momento había pensado en realmente coger a Kai y violarlo fuertemente. Quería hacerlo. Era su novio, pero nunca lo habían hecho siendo el moreno el uke, si lo hacía estando loco por el celo podría hacerle daño y no quería eso. Había tenido que golpearse varias veces para evitar perder la razón. El dolor lo había mantenido cuerdo, al menos momentáneamente. Finalmente lo había llevado a casa sin hacerle daño, pero sus pensamientos no habían sido para nada normales.
    Le había costado resistirse a esa voz interna que solo le decía que tuviese sexo con Kai, que lo follase y lo embarazase, que lo cogiese y lo mordiese. Ahora que estaba consciente venían a su mente todas esas palabras y le hacían sonrojar. Realmente él quería hacer todas estas cosas con el moreno, desde siempre. No necesitaba esa voz para pensar en eso. Y nada le haría más feliz que morderlo y hacer a Kai suyo, para siempre. Solo que quería esperar a hablarlo con él. No iba a morderlo unilateralmente. Aunque llevasen siendo novios desde hacía muchos años no quería que luego Kai no se arrepintiera de algo.
    Por otro lado, Kai, estaba un poco extraño. Notaba su cuerpo muy caliente, pero era diferente de cuando jugaba con Chiaki. Siempre le había excitado mucho dominar a su novio, con los juguetes y los juegos. Y ambos estaban de acuerdo. El castaño se ponía muy cachondo y parecía disfrutarlo, algo que le hacía feliz y le ponía más aún. Pero esta calentura era diferente. Estaba por todo su cuerpo y lo llevaba a querer masturbarse pensando en el castaño. Nunca antes le había pasado eso. Siempre había podido aguantarse las ganas de hacer este tipo de cosas, pero en este caso no podía.
    Se había corrido ya varias veces y hasta había jugado con su trasero, algo que nunca había hecho. Se le hacía extraño, pero teniendo en cuenta que en varias ocasiones había pensado en tener a Chiaki como su seme, desde el inicio de las vacaciones, empezaba a comprender que quizás era su instinto de omega. Iba un poco tarde, pero al parecer sus feromonas habían empezado a hacer su trabajo. Era omega. Era el omega de Chiaki. Sabía que su novio no le había hecho nada, pero no pensaba ser el omega de nadie más. No le importaba ser omega mientras su pareja fuese Chiaki. Y él sabía que Chiaki era Alpha, aparte de porque le había mostrado sus resultados y sus padres habían hecho una fiesta por ello, porque se le notaba.
    Todo el mundo miraba al castaño. Atraía las miradas con su carisma, y era casi perfecto. Guapo, atractivo, con el pelo sedoso, inteligente, bueno en los deportes… podía hacer casi cualquier cosa que se propusiera con relativa facilidad. Cierto que era algo llorón y que a veces parecía un niño, pero esa faceta solo la mostraba con Kai. En el centro comercial se había portado como un miedica hasta que había sido necesario. Su manera de comportarse era bastante afeminada, pero era porque él había practicado para ello. El moreno estaba seguro de que Chiaki tendría mucho éxito cuando vistiera como chico y se mostrara más como Alpha. Y aunque eso no le gustaba mucho confiaba en el castaño.
    De tanto pensar en Chiaki su cuerpo empezó a reaccionar de nuevo, su cuerpo tembló y empezó a humedecerse. Algo le decía que ese medicamento le hacía efecto solo a medias. Tenía momentos en los que estaba relajado, y luego volvía a sentirse caliente, de nuevo. Era su primer celo, así que tampoco sabía si eso sería normal en su cuerpo o si se regularizaría con el tiempo. Finalmente, después de correrse una vez más se quedó dormido en la cama, agotado de tanto pensar y correrse.
    Kai se despertó cuando escuchó la puerta de su habitación abrirse. Se dio la vuelta y vio que era el castaño. Se sonrojó de repente por cómo se encontraba. Tenía las sábanas revueltas y pegajosas, y él se encontraba desnudo encima de estas. Chiaki sólo cerró la puerta detrás de él y se acercó a la cama. Llevaba una pastilla y un vaso de agua en las manos. Su rostro estaba serio y sus ojos un poco apagados. Kai notó eso y dejó su vergüenza de lado sentándose en la cama. Tenía su miembro erecto, pero no notaba ese calor en su cuerpo.
    ―Tú madre me ha dicho que te tomes la medicina.
    ―Gracias ―fue la respuesta del moreno mientras cogía la pastilla y el agua― esto… perdona por lo de ayer, Chiaki, no sabía que me llegaría el celo…
    ―Quien debe disculparse soy yo, lo siento.
    ―¿Por? No hiciste nada malo, ni me tocaste ni nada…
    ―No lo hice, pero quería hacerlo… y la manera cómo te dejé en tú casa, prácticamente hui de ti.
    ―Está bien, es normal, fue duro para ti también. No pasa nada, yo estoy agradecido de que me trajeras a casa y me protegieras de los otros Alpha.
    ―Yo… quería violarte y morderte… era lo que mi mente me repetía una y otra vez…
    ―Pero no lo hiciste.
    ―No… y fue difícil resistirme.
    ―Si lo hubieses hecho tampoco habría pasado nada, Chiaki, si eres tú está bien.
    ―No quiero hacerte daño.
    En esos momentos el castaño empezó a llorar, haciendo que Kai se sintiera un poco mal. Lo cogió del brazo y lo atrajo hacia él. Chiaki acabó sentado encima del regazo desnudo de Kai y se abrazó a este por el cuello. Las lágrimas fluían sin parar, y cada vez el abrazo se hacía más fuerte. Algo que en esos momentos no estaba ayudando al moreno. El pobre estaba aún con el celo a flor de piel y tenía a su Alpha sentado en sus piernas. Notaba como empezaba a humedecerse de nuevo por el trasero. Escondió su rostro en el hueco del cuello de Chiaki e intentó resistir un poco. Fuerza de voluntad. Eso era lo que necesitaba en esos momentos.
    ―Empiezas a oler más fuerte ―fue lo primero que dijo Chiaki cuando se separó de él.
    ―Lo siento, mis feromonas se descontrolan teniéndote tan cerca.
    ―Es porque soy Alpha.
    ―No lo sé, pero queda más romántico pensar que es por ti, ¿no crees? ―Chiaki sonrió mientras asentía con la cabeza― ¿Puedo besarte?
    ―¿Estarás bien?
    ―Creo que sí, me he tomado la pastilla, y… bueno, si eres tú…
    ―No quiero hacerlo, no aún.
    ―¿Por qué? Eres mi novio.
    ―Pero quiero asegurarme de que no es tu celo quien habla. No quiero que luego te arrepientas.
    ―No me arrepentiré de nada si eres tú, te lo aseguro.
    ―Gracias, siempre me salvas con tus palabras ―le agradeció el castaño viendo al chico con sus ojos algo rojos de haber llorado antes―. Esperaré un poco... si estás de acuerdo, el próximo celo lo pasaré contigo.
    Chiaki se levantó del regazo de su novio y se fue hacia la puerta de la habitación. Iba un poco cabizbajo y se notaba que su cuerpo temblaba un poco. Era el olor de Kai, estaba empezando a afectarlo. A pesar de que no era tan fuerte como el día anterior, habían estado muy juntos los dos, y poco a poco Kai empezaba a desprender más feromonas. Como antes había dicho, tener cerca al castaño le aumentaba el celo.
    ―Espera, Chiaki, ¿Te vas?
    ―Sí, no creo poder aguantar mucho más sin atacarte…
    ―¿Volverás?
    ―Lo intentaré, pero tus feromonas me afectan demasiado, nunca me había pasado con ningún otro omega.
    ―Eso es porque soy tu novio, soy tu pareja destinada.
    ―Quien sabe, de momento me voy, nos vemos.
    Dicho esto, Chiaki salió de la habitación y cerró la puerta. En cuanto hubo una barrera entre él y Kai, suspiró y se relajó un poco. No había entrado en celo todavía, pero casi. Quizás sí que era su pareja destinada. Había escuchado que era distinto en parejas destinadas. Que se atraían desde que se veían, que se buscaban y necesitaban. Que solo podían ser felices con ellos. Y que las feromonas se volvían más intensas entre ellos. También se decía que era algo que se notaba des del primer momento, algo parecido a un amor a primera vista.
    Ellos se habían conocido a los 5 años y no se habían separado de nuevo. Sus padres no lo habían logrado. A pesar de que tanto los padres de uno como del otro no estaban de acuerdo en un principio. Los padres de Chiaki no estaban de acuerdo en que su hijo se travistiera y menos aun cuando se supo que era Alpha. No lo veían normal que un Alpha, quien tenía que ser superior en la jerarquía y tener un buen futuro jugase a ser una mujer normal, solo por Kai. Querían que fuese un Alpha orgulloso que se pudiese casar con una mujer Alpha y ser feliz.
    Realmente no les importaría tanto que estuviese con Kai, si se portase como un Alpha. Pero vestir de mujer y ser el uke, los padres intuían que era el pasivo en la relación. Un Alpha como él… De todos modos, ya lo habían asumido, no había nada más que hablar, su hijo amaba a Kai, y este ama a Chiaki, fuese travestido o no. Eso les daba la esperanza de que Chiaki volvería a ser un hombre normal, había empezado el cambio hacía unos días, gracias a Kai, y no querían que se arrepintiese de ello. Así que esos pensamientos estaban quedando en el pasado. Sólo querían la felicidad de su hijo.
    Por otro lado, los padres de Kai, pensaban que su hijo debía de encontrar una buena novia con la que ser feliz, no estaban muy de acuerdo en las parejas del mismo sexo. Kai había dicho que él quería estar con Chiaki, y aunque no estaban de acuerdo lo veían como un juego así que no habían dicho mucho. Esperaban que con el tiempo eso cambiaría. Todo cambió cuando salió que Kai era omega y Chiaki Alpha. En esos momentos vieron que no había más remedio que dejar que fuesen pareja. Kai no encontraría a alguien que lo amase tanto, siendo omega tendría una vida muy complicada si no encontraba pareja. Y Chiaki había demostrado con creces su amor por su hijo.
    A pesar de que ambas familias querían lo mejor para sus hijos, habían respetado sus decisiones. El padre de Chiaki era Alpha y se había casado con una omega con quien era muy feliz. Sabía que no siempre se encontraba la felicidad en lo que uno consideraba lo mejor, pero habían intentado mantener la esperanza. Algo que había desaparecido del todo durante ese verano. Por algún motivo su hijo les había dicho que quería a Kai cuando estos tenían 12 años y que querían ser como papá y mamá. Habían empezado a tomarse de la mano y a imitarlos en algunas cosas, poco a poco, su relación había ido a más y ahora, a sus 17 años, estaban convencidos de que seguirían juntos para siempre.
    No sabían si habían notado algo al verse a los 5 años, porqué eran muy pequeños y no eran conscientes de esas cosas. Pero su inconsciente les había hecho permanecer siempre juntos desde entonces. Su relación era algo que no entendía la gente, pero ellos eran felices. Todo eso llevaba a Chiaki a pensar que sí, que eran destinados. Eso le hacía muy feliz, ya que él quería vivir para siempre con Kai. Y para ello, tendría que hacer un cambio importante en su vida.
    ―¿Te vas ya, Chiaki? ―preguntó el padre de Kai sorprendido.
    ―Sí, el celo de Kai me afecta demasiado… No puedo estar mucho con él, porque si no mis instintos me dominan.
    ―¿Es muy fuerte su celo?
    ―No lo sé, pero, aunque está tomando las pastillas yo no puedo resistirme ―el castaño sonrió un poco y añadió―. Kai dice que es porque somos destinados, y que él también nota como su cuerpo se siente más caliente y le aumenta el celo al verme.
    ―Podría ser que los seáis, sería más fácil de entender estos sentimientos que tenéis ―dijo la madre quien estaba escuchando.
    ―Pero solo es una leyenda ―añadió el padre.
    ―Lo sé, pero es muy romántico de parte de Kai el decir eso. Me ha hecho feliz ―respondió Chiaki en verdad feliz, se le notaba―. Bueno, me iré ya a casa, siento las molestias.
    ―Tranquilo, vuelve cuando quieras.
    ―Gracias.
    Y finalmente Chiaki salió de la casa de Kai. Tenía cosas en las que pensar. Tenía que empezar a hacer esos cambios por el bien del moreno. Sabía lo difícil que era la vida de un omega. Incluso marcados tenían una vida complicada, ya que no perdían el celo, sino que simplemente lo enfocaban en su pareja. Gracias a la mordida en la nuca, el omega empezaba a emitir unas feromonas que solo su Alpha podría oler. Eso era bueno cuando la pareja era para siempre. De ese modo los otros Alpha no sentían ningunas ganas de hacerlo con el omega, por el instinto de las feromonas.
    En el caso de los Alpha, en su mayoría solo buscaban morder a su compañero. Pero había algunos Alpha que querían hacer un harem de omegas y mordían a varios. Como Chiaki aún no había mordido nunca a nadie, no entendía el tema del vínculo que se establecía por la mordida. Sus padres seguramente sabrían algo más que él. Sinceramente no le había interesado mucho el tema hasta el momento. Morder un omega que no estaba en celo no servía para nada. Ahora que Kai había tenido su primer celo le interesaba más el tema. No había hablado con su novio del tema, no en condiciones normales, como mínimo. Pero quería informarse.
    ―Llegué ―dijo en cuanto entró por la puerta de casa y buscó a sus padres con la mirada― tengo unas preguntas, ¿puedo?
    ―Claro que sí, pregunta ―respondió su madre bastante preocupada.
    ―¿Que implica el vínculo Omega-Alpha, de cuando un Alpha muerde la nuca de un omega?
    ―¿Has mordido a Kai? ―preguntó el padre un poco sorprendido y contrariado.
    ―N-no, aún no, quiero esperar a que él me diga si está de acuerdo.
    ―¿Entonces?
    ―Es que... ayer… cuando lo traía a casa, mi mente solo repetía unas palabras en mi cabeza, “Muérdelo. Hazlo tuyo” y aunque quiero que sea siempre mío, no sé si es lo correcto morderlo ―luego miró a sus padres y volvió a hablar―. Y bueno… padre, tú marcaste a mi madre, y quería saber más del tema.
    Sus padres se quedaron callados unos momentos y se miraron entre ellos. Era algo complicado de hablar con tu hijo. Normalmente se hablaban de estas cosas en las escuelas, pero había detalles que no siempre estaban bien explicados. Quizás Chiaki quería una explicación más real basada en la experiencia, que no en los libros o los rumores. La mayoría de los profesores eran beta así que no podían explicarlo según su experiencia personal.
    ―Sinceramente, para los omegas implica más que para los Alpha ―empezó a decir su padre.
    ―Es cierto, cuando un Alpha te marca, tu cuerpo y tu mente pasa a ser suyo. Durante el celo solo deseas a tú Alpha, y solo segregas feromonas para él. Es decir, no puedes tener sexo con nadie más. En algunos casos, cuando un omega marcado intenta tener sexo con otra persona, ya sea porque su Alpha lo ha abandonado y ha encontrado a alguien más o por el motivo que sea, su cuerpo no acepta a la otra persona ―su madre miró a su hijo y sospesó las palabras que iba a decir, a pesar de eso pensó que lo mejor era decirlo tal cual― puede hasta provocar malestares físico y rechazo hacia la otra persona, llegando a afectar a la mente del omega, aunque eso solo pasa si es otro Alpha, con los beta, no se sabe del todo. La marca no desaparece a no ser que el Alpha muera, de ese modo el omega queda libre para otra relación, pero si no muere y solo lo abandonan, el omega pasa a tener una vida mucho peor que antes de ser marcado.
    ―Da algo de miedo, esto ―declaró Chiaki cuando su madre hizo otra pausa.
    ―Y no sólo eso, cuando el omega entra en celo, no puede depender de nada que lo ayude, al estar marcado las medicinas convencionales no son tan efectivas y pueden tener celos irregulares que les impidan llevar una vida normal ―entonces su madre sonrió un poco― pero por suerte no es igual para todos. Yo conozco a una mujer, que fue violada y marcada en su primer celo. Quedó embarazada y tiene un hijo. Es muy fuerte. No tiene compañero, pero su celo es normal, lo pasa mal porque su cuerpo tiene los síntomas del celo y no puede buscar compañía de otra persona. De todas formas, se las ha arreglado para cuidar de su hijo, un chico magnífico, y para conseguir un trabajo que le permite pedirse días de descanso cuando lo necesita, así que lleva una vida normal.
    ―Me alegro, la verdad ―suspiró Chiaki aliviado.
    ―Para los Alpha realmente… solo notamos las feromonas de los otros omegas más flojos y ya. Por ejemplo, yo podría notar el celo de cualquier omega que pase por mi lado, y podría excitarme por esas feromonas, pero no perdería la racionalidad. Los Alpha pueden tener varios compañeros omegas, sin ningún problema ―explicó su padre, ya que la madre había acabado con su explicación.
    ―No me parece justo. Los omegas al dejarse morder lo dan todo. Su cuerpo, sus sentimientos, su alma y su vida, y en cambio nosotros los Alpha solo notamos las otras feromonas más débiles. ¿Porqué? No es justo. Yo no quiero robarle su vida a Kai.
    ―Chiaki, eso lo dirá el tiempo, también tiene sus cosas buenas, si el Alpha que te marca pasa el resto de su vida contigo, el que te marque es la muestra más grande de amor, que se puede hacer como pareja. Yo fui feliz cuando tu padre me marcó y aún lo soy.
    ―¿De verdad?
    ―Sí, te lo aseguro. El hijo de la mujer de la que te hablo, hace poco marcó a su pareja y viven juntos. Según me ha dicho mi amiga son felices juntos. El chico le pidió a su hijo que lo marcara porque quería ser suyo para siempre.
    ―Más le vale al hijo de tu amiga no abandonar al pobre chico que le ha ofrecido todo su ser.
    ―No creo, dicen que son destinados.
    ―Kai también me ha dicho esto, que nuestros cuerpos reaccionan con el otro porque somos destinados.
    ―Lo que debes tener claro ―volvió a hablar su padre, quien llevaba un rato callado― es que es un paso que no puede hacerse porque sí. Ambos debéis estar muy seguros de lo que queréis y de que es lo mejor.
    ―Después de hablar con vosotros no sé si es lo mejor, no dudo de nuestros sentimientos. No es por eso, es solo que… Me parece demasiado injusto para Kai, que él me de todo y yo no le dé nada a cambio.
    ―Tú puedes darle muchas cosas, aunque no sea por el vínculo, hay muchas cosas que puedes darle. Mira los padres de Kai, ambos son betas, no se han marcado, pero se aman tanto como nosotros. No es tan importante la marca como el sentimiento. En nuestro caso ―su madre miró a su esposo― que él me mordiese simplemente ha implicado que no tengo que preocuparme de que otro Alpha quiera violarme durante mi celo. Pero no ha cambiado nada más.
    ―¿De verdad?
    ―Sí, porque él me ha dado todo lo que yo necesitaba y más, sólo con su amor y sus acciones.
    ―Y hasta aquí la charla de hoy ―finalizó el padre de Chiaki quien se levantó del sofá y cogió a su esposa de la mano― piensa en esto mientras nosotros vamos a la habitación un rato.
    ―¿Ah? Creo que voy a salir a dar un paseo.
    Cogió las llaves de casa y salió corriendo de allí antes de escuchar algo que no quisiera. Tenía una idea de lo que iban a hacer. Quería comprar algo para Kai, algo importante. Así que salió a la calle. En esos momentos recordó que estaba vistiendo como chico. Se había puesto cómodo ya que solo iba a ver a Kai, y no había pensado en que luego saldría solo. Había pensado que se quedaría en casa a la espera de que el celo de Kai pasara. Algo nervioso y sonrojado empezó a caminar por la calle. Aún no se acostumbraba a vestir como chico.
    Se dio ánimos a sí mismo, era por Kai, debía hacerlo. Su novio siempre le apoyaba y ahora era su momento de hacer algo por él. No quería que nadie marcara a Kai. Tampoco él quería hacerlo por error. Compraría un collar para Kai. Así el moreno podría escoger cuando quitárselo y para quien. Esperaba que se lo quitara para él, pero a la vez no quería que lo hiciera. Le daba algo de respeto y de miedo después de lo que había dicho su madre.
    ―Hola, bienvenido a la tienda de collares para omega ―le saludó un chico quien llevaba un collar puesto y le sonreía amablemente.
    ―Hola.
    ―¿Qué tipo de collar desea?
    ―N-no lo he pensado…
    ―Tenemos de varios tipos, de los de llave, numéricos, dactilares y hasta digitales.
    ―¿Digitales?
    ―Sí, se abren a través de una aplicación del cual solo tendrá la contraseña el usuario.
    ―No conozco este modelo.
    ―Es nuevo, va con un sistema de conexión con un móvil u ordenador donde se descargará una aplicación y allí le pedirán un número de contraseña y unos datos. Sólo la persona autorizada que sepa los datos podrá abrir el collar.
    ―Parece complicado y peligroso, al ser eléctrico.
    ―Tiene todas las garantías.
    ―Prefiero algo más normal, uno dactilar, quizás.
    ―Los dactilares solo pueden abrirse con la huella digital que se haya marcado en primer lugar.
    ―Creo que me llevaré uno de estos, sí. Creo que será el más seguro.
    ―Entendido.
    El chico cobró el collar y lo entregó guardado dentro de una bolsa, con la misma sonrisa que al inicio. Chiaki salió de la tienda y volvió directo al edificio. Seguía sin sentirse cómodo por la calle y notaba demasiadas miradas en él. Eso le daba algo de miedo. Sin que se notase que tenía prisa, caminó rápido para evadir algunas miradas.
    ―¿Y este olor? ¿Son feromonas de omega? Pero es un olor diferente a Kai. Es como las feromonas que solía oler antes, normales.
    Su cuerpo tembló un poco por el olor y sabía que si se quedaba mucho rato podría pasar algo, pero no lo notaba tanto como con Kai. Con Kai era demasiado exagerado. Esas feromonas lo alteraban casi al momento de un modo que le costaba mucho controlarse. Mientras que este olor era excitante y le alteraba, pero era resistible. Podía irse de allí sin tener que golpearse. Se preguntaba por qué él podía, mientras que otros alphas se volvían unos perros locos y violentos con esos pobres omegas. Sería que tenía mucha tolerancia o quizás era que él le pertenecía a Kai. Sonrió ante esa idea y siguió su camino hasta llegar a su casa.
    Continuará...
     
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