¿Novio o Novia? Lo que tú quieras que sea (EXTRA) (FIC FINALIZADO)

Kai x Chiaki (omegaverse)

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  1. Tem-chan
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    Capítulo 9


    Había pasado un tiempo desde la excursión a la montaña, Kai había ido a casa de su novio aprovechando que los padres de este habían salido para disfrutar el final del verano en pareja. Así que habían decidido que era un buen momento para avanzar en su relación. Tenían un paso pendiente. Chiaki estaba un poco nervioso, sería su primera vez como seme. Hasta el momento siempre había sido el uke, y debía admitir que se sentía muy bien serlo. Pero había prometido ser el seme antes de que llegara el siguiente celo de su novio.
    ―Chiaki, ¿Estás preparado?
    ―No lo sé, ¿Y tú?
    ―Yo sí, tengo ganas de que me hagas tuyo de esta manera.
    ―Sinceramente, cuando tú me lo haces se siente muy bien.
    ―Entonces, hazme sentir igual a mí. Quiero sentirte, Chiaki.
    Kai lo abrazó y le dio un pequeño beso de ánimos. Chiaki realmente parecía nervioso y él quería ayudarlo a relajarse. Poco a poco ese beso se fue haciendo más fogoso y sus cuerpos, poco a poco, empezaron a reaccionar a esos besos que se sucedían y a esas caricias que lentamente se iban extendiendo por sus cuerpos. Las ropas poco a poco fueron desapareciendo dejando paso al contacto de la piel de ambos chicos. Los roces les hacían entrar en calor. Sus cuerpos ardían por dentro y por fuera, por el fuego que iba creciendo en su interior. Un fuego llamado deseo. Ambos deseaban al contrario con todo su ser. Ese calor poco a poco se iba extendiendo por la habitación, junto con el olor de las feromonas de ambos.
    ―Kai… ―suspiró Chiaki cuando este le acarició su abdomen y llegó a su pecho.
    Pellizcó un pezón de este y ese suspiro se convirtió en un pequeño gemido. El moreno sonrió por ello y volvió a besar a su novio con deseo. Podía escuchar una voz en su interior que decía que hoy por fin sería el día. Que, por fin, Chiaki iba a poseerlo. La emoción en su cuerpo era inmensa. Ese pensamiento le encendía deseos nuevos. Hasta el momento siempre había sido él quien poseía al castaño, y le gustaba hacerlo. A pesar de todo, también quería experimentar lo que se sentía al entregarse al otro. Chiaki siempre parecía disfrutarlo mucho y le decía que se sentía muy bien, eso le daba curiosidad.
    ―Chiaki, tócame ―le pidió abrazándose a él por el cuello con sus brazos, acercó sus labios a su oreja, susurró sensualmente― por favor, hazme sentir bien.
    El castaño tragó saliva ante eso. Estaba muy caliente. Su mente le pedía a gritos que hiciese suyo a ese moreno, que le tenía locamente enamorado. Esas palabras solo le ayudaban a seguir el ritmo de sus pensamientos. Se sentía algo inseguro, pero realmente quería hacer sentir bien a Kai. Este siempre lo hacía para él y quería corresponderle de esa misma manera. Quería darle el mismo placer que este le daba cuando lo hacían. Las dudas estaban allí. Siempre estaban allí. Las ganas también. Se estaban haciendo compañía en estos momentos, o más bien estaban teniendo una batalla para saber quién sería el ganador.
    ―Está bien ―respondió finalmente tumbando a Kai en la cama debajo de él― lo intentaré, si no lo hago bien, dímelo.
    ―Lo harás bien, estoy seguro.
    Con esas palabras animó un poco más a su Alpha, quien empezó a jugar con uno de sus pezones. Había decidido poner en práctica lo que este le hacía a él. El cuerpo de Kai reaccionó muy bien, parecía muy sensible. Lamió el pezón y le sopló, consiguiendo que el moreno se estremeciera al sentir su aliento en la zona mojada. Se sentía algo frío. El pezón se puso más duro y Chiaki aprovechó para metérselo en la boca y succionarlo un poco antes de morderlo.
    ―Aaah… Chiaki ―gimió por la sensación a la vez que su cuerpo se arqueaba.
    El moreno reaccionaba adecuadamente, y eso le daba confianzas al Alpha. Poco a poco se fue aventurando y llegó hacia el trasero de Kai, el cual estaba un poco humedecido. Estaba seguro de que Kai no estaba en celo, si lo estuviese él reaccionaría a sus feromonas, pero a pesar de todo estaba un poco húmedo. Se preguntó si siempre le había pasado. No le dio mucha importancia en ese momento y solo aprovechó para meter el primer dedo. Entró rápida y suavemente. Estaba bien preparado, quizás se debía a ser omega. Realmente la gente solía decir que el único talento de los Omega era abrirse de piernas para los Alpha. Nunca había pensado de esa forma, le parecía despreciable esa manera de pensar. Pero se tenía que admitir que era genial lo rápido que se preparaban. Sería menos doloroso para él en su primera vez.
    ―Es genial lo preparado que estás, me gusta ―le dijo antes de besarlo.
    Metió un segundo dedo y lo ayudó a dilatar, aunque vio que no era necesario. Finalmente los sacó y llevó su miembro a la entrada de Kai. Este asintió ante la duda de Chiaki, y movió sus caderas para indicar que estaba de acuerdo. Finalmente, el castaño se armó de valor y poco a poco empezó a empujar su miembro hacia dentro. La sensación de sentirse en esa cavidad húmeda y cálida fue mejor de lo esperado.
    ―AAAh… Kai… ―gimió cuando estuvo completamente dentro― se siente muy bien dentro de ti.
    ―Muévete, se sentirá mejor ―le respondió este con una sonrisa satisfecha por sus palabras.
    ―Bien.
    Chiaki obedeció y empezó un pequeño vaivén suave. El moreno se impacientó un poco y le rodeó con sus piernas para ayudarlo a moverse de un modo más rápido y profundo. Chiaki gimió por ello seguido por Kai, quien empezó a gemir cuando este tocó un punto en su interior que le hizo enloquecer de placer. El castaño se sintió motivado por esos gemidos y siguió buscando ese punto, notando como el otro chico se retorcía de placer entre sus brazos.
    Ambos se sentían genial en esos momentos, el placer recorría sus cuerpos y también la felicidad de estar unidos, por fin, de esta manera. Kai había deseado esto desde hacía unos largos meses, y Chiaki desde hacía años, aunque no lo había comentado nunca. El castaño se sentía satisfecho tal y como estaba su relación en esos momentos. Solo con tener a Kai como su pareja ya le hacía feliz, no tenía interés en cambiar nada, por si acaso. Ese era su pensamiento. Su instinto, por otro lado, le pedía cambiar las tornas. Él también quería hacer suyo al moreno, y en estos momentos lo estaba cumpliendo. El gozo y el placer se mezclaban haciendo de este momento, el mejor momento de su vida.
    ―Kai… se siente genial…
    ―Lo mismo digo… Chiaki… más… ―le respondió el moreno entre gemidos.
    El castaño no se hizo de rogar y empezó a moverse más rápido y profundo consiguiendo que ambos estuviesen a punto de correrse. Con unos movimientos más ambos notaron como el calor llegaba a esa zona. Kai se corrió primero, solo unos segundos antes que Chiaki, quien dejó escapar todo en el condón que llevaba puesto.
    ―Ah… ―jadeó después del orgasmo notando su cuerpo cansado por el esfuerzo.
    ―Puedes dejarte caer encima de mí ―le dijo Kai abrazándolo por la espalda, atrayéndolo hacia él poco a poco.
    Chiaki lo hizo. Lentamente se fue apoyando en Kai, dejando descansar su cuerpo encima del moreno, quien lo abrazó con una sonrisa. Le dio un beso donde pudo, y se quedó quieto esperando que ambos descansaran y recuperaran el aliento. Kai no podía estar más contento, y parecía que Chiaki también lo estaba, algo que le hacía más feliz. Al final el castaño había tenido menos dudas de las que él esperaba y había tomado las riendas como todo el Alpha que era. Ahora era su turno de hacer su parte.
    ―Has estado genial ―le premió Kai, a su novio― se ha sentido muy bien. Me gustaría repetir como uke.
    ―¿En serio? ―respondió este con la mirada brillante― ¿Lo he hecho bien?
    ―Sí, me ha encantado. Eres el mejor.
    ―Podemos repetirlo, por mi está bien ―dijo Chiaki emocionado― aunque también quiero ser uke a veces. Me gusta como lo haces.
    ―Por supuesto, podemos ir turnando.
    ―Me parece genial. Te amo, Kai.
    ―Y yo a ti.
    Chiaki salió del interior de Kai en ese momento y se tumbó a su lado acurrucándose en su pecho. Le gustaba estar así, ese era su refugio y se sentía completamente protegido. Kai le envolvió con sus brazos. Se quedaron así un largo rato hasta que finalmente el moreno decidió romper ese silencio.
    ―Tenemos que limpiar las sábanas y hacer de nuevo la cama.
    ―Tú sí que sabes romper un buen momento… ―se quejó el castaño sabiendo que su novio tenía toda la razón del mundo― que pereza…
    Kai rio ante sus palabras. Realmente el chico parecía estar muy cómodo en esos momentos. Los padres de Chiaki se habían ido y quizás tardarían en llegar, o quizás no. Eso era algo que no sabían. Les habían dado su bendición, sí, pero no estaban seguros de que tuvieran permiso para ensuciar las sábanas y no hacer nada al respeto. Seguramente no estarían felices por ello. Y Kai realmente prefería hacerlo antes de que llegasen. Se moriría de la vergüenza si los pillaban a mitad.
    ―Si quieres luego de limpiarnos y limpiar las sábanas podemos volver a la cama a acurrucarnos, pero prefiero limpiar mientras tus padres no llegan.
    ―Tienes razón.
    Como si de un niño pequeño se tratase, Chiaki se levantó a regaña dientes. Kai le siguió y empezaron con la limpieza. Nuevamente, el moreno pensó que quizás saldría más a cuenta hacerlo en el suelo. Para la próxima lo propondría. Esta vez, era su primera vez como uke y no quería hacerlo en el suelo. Por eso no había dicho nada, quizás había sido un poco egoísta. No había podido evitarlo. Le había gustado hacerlo en la cama, y no le dolía nada. Limpiar no era un problema. Solo que perdía tiempo de estar acurrucado con Chiaki y eso no le gustaba.
    Después de limpiar ambos se tumbaron en la cama, esta vez vestidos y preparados por si llegaban los padres del castaño. En estos momentos Kai ya podía dejarse llevar por el momento sin tener que pensar en ese tipo de responsabilidades. Eso le daba mucha pereza. Le gustaba relajarse de este modo con su novio. Tenía la intención de aprovechar todo el tiempo posible.
    ―Kai, gracias.
    ―¿Por?
    ―Por tu ayuda. Me has dado un empujón justo antes de empezar.
    ―No he hecho mucho en realidad, todo lo has hecho tú. Y lo has hecho muy bien.
    ―Me gusta que a pesar de ser un pervertido y un sádico, seas tan dulce y amable.
    ―No sé si sentirme ofendido por lo de sádico o por lo de dulce ―dijo juguetonamente.
    ―Mejor por ninguna de las dos cosas, porqué me gusta que seas así.
    Kai sonrió ante esas palabras, no podría molestarse con el castaño por tan poca cosa. Solo le gustaba jugar a hacerse el ofendido y eso Chiaki lo sabía de sobras. El moreno subió un poco el rostro de su novio y buscó sus labios para darle un tierno beso. Quizás fuese tal y como lo había descrito el castaño, pero esas facetas solo se las mostraría a él.
    ―Mientras te guste no tengo nada que objetar. De todos modos, tú eres el único que conocerá está parte de mí.
    ―Eso espero, no me gustaría verte de este modo con otra persona… ―Chiaki pareció algo triste ante la perspectiva.
    ―No tienes que preocuparte ni ponerte triste. Y menos aún si acabo de decir que eso no pasará… ―aclaró Kai con un pequeño suspiro― Chiaki, yo quiero pasar el resto de mi vida contigo, sé que somos jóvenes y que quizás no sea muy confiable, pero no dudo de mis sentimientos por ti. A los 10 años ya era consciente de mis sentimientos por ti y no han cambiado en estos 7 años. Creo que es tiempo suficiente para poder creer que serán para siempre.
    ―Kai… ―con lágrimas en los ojos el castaño se lanzó a los labios de su novio, dándole un beso, a la vez que un golpe por el ímpetu.
    Cuando Kai se quejó el golpe ambos se echaron a reír. Esa escena había sido muy graciosa. El moreno limpió las lágrimas del contrario y le sonrió. Él no tenía ni la menor duda de los sentimientos de este. Sabía que Chiaki lo amaba y era consciente de todo lo que había hecho por él. De sus sentimientos, de sus cambios… de todo… Por eso no necesitaba que el castaño les respondiera a sus palabras. En el fondo Kai era dulce con Chiaki, aunque solo lo era con este.
    Cuando los padres llegaron a la casa, ambos salieron a recibirlos con una gran sonrisa. Ambos padres se miraron unos momentos, notando un cambio en ese par. Parecían más felices de lo usual. Por un momento sintieron un escalofrío. ¿Podría ser que…? Disimuladamente miraron el cuello de Kai, no parecía tener ninguna marca, eso les alivió. No estaban en contra, solo pensaban que era demasiado pronto. Primero deberían de acabar la universidad, tener un trabajo, un hogar propio, ser independientes y, sobre todo, estar completamente seguros de que eso era lo que querían.
    ―¿Ha pasado algo bueno? ―preguntaron algo curiosos, finalmente.
    ―No, solo hemos estado todo el día juntos, y eso es suficiente.
    Ambos padres notaron que escondían algo tras esa respuesta, pero no indagaron más. Era la intimidad de los chicos. Mientras no hubiesen cometido ningún error todo estaría bien. Después de hablar un poco con los padres, Kai regresó a su hogar y Chiaki a su habitación. Esa noche, ambos durmieron como nunca. Cansados y satisfechos, además de felices. Ninguno de los dos había imaginado que un cambio de rol podría hacerles tan felices. Ahora lo estaban descubriendo y pensaban que no sería mala idea repetir. Con eso en sus mentes se durmieron.
    Los siguientes días, fueron tranquilos. Con algunas salidas, algunos momentos de sexo, y finalmente la preparación para regresar a la etapa escolar. Iban a empezar la universidad y eso era un nuevo mundo. Nueva gente, nuevos horarios, habrían muchos cambios. Chiaki empezaría la carrera de psicología, mientras que Kai empezaría ingeniería. No se podrían ver durante las clases. Irían a facultades diferentes, así que solo podrían verse cuando estuviesen en casa o en algún momento puntual. En resumen, muy poco tiempo.
    ―Casi no podremos vernos ―comentó tristemente Chiaki mientras preparaban las cosas.
    ―Cierto, no estudiaremos juntos.
    ―Sí.
    ―Estaremos en el mismo campus universitario, pero en facultades un poco lejanas. Es muy grande el campus. Supongo que no podremos vernos demasiado por allí...
    ―¿Te apuntarás a algún club? ―preguntó Chiaki interesado.
    ―No, no sé qué clubes hay, pero igualmente no lo haré, porque entonces tendré menos tiempo para verte.
    ―Kai… Te echaré de menos.
    ―Nos veremos cada día, vendré a verte, aunque sea a media noche.
    ―Eres tan tierno ―exclamó el castaño lanzándose al cuello del moreno.
    ―Me lo dices muy a menudo, que soy tierno.
    ―Porque es la verdad.
    ―Intentaré acostumbrarme a ello.
    Chiaki le dio un beso y se acurrucó en su pecho como si fuese un gatito. Le gustaba estar así con su novio. Se sentía tan protegido y tan bien. Le preocupaba que alguien más descubriera esa parte de Kai. ¿Y si alguien más se enamoraba del moreno? ¿Y si encontraba su destinado? Entonces, Kai lo dejaría por esa persona… No quería que eso pasara. Le daba miedo ir a la universidad y separarse del moreno. Sin darse cuenta empezaba a tener miedo y a odiar la universidad, aunque ni siquiera la había empezado.
    ―No te enamores de nadie más. Prométeme que no me dejarás, aunque conozcas a tu destinado.
    ―Chiaki, ¿de nuevo?
    ―Es que me da miedo que eso pase y me dejes.
    ―Eres demasiado inseguro… ―Kai suspiró y pensó en que decir― no te preocupes, no creo que haya persona más destinada para mí, que tú. Así que no pienses en esas cosas.
    ―Gracias.
    ―Me preocupa más el hecho de que tu atraigas a miles de personas y que no te dejen tranquilo, tú no te das cuenta, pero las personas en seguida se fijan en ti.
    ―No lo creo, soy bastante normalito.
    ―No es cierto, eres muy guapo, y siempre has tenido gente que quería estar contigo. Te coqueteaban incluso delante de mí. Como Noah, o las chicas de la playa, los chicos del centro comercial… y tendría varios ejemplos más.
    ―¿Tú crees?
    ―Sí, así que tienes que cuidarte bien. No estaré yo para protegerte, tendrás que hacerlo tu solo. Por lo tanto, preocúpate más por ti que por mí.
    ―Si tú lo dices, iré con cuidado. No quiero que te preocupes por mí.
    ―Buen chico.
    Kai le acarició la cabeza al castaño y este sonrió. Estaba feliz por esas palabras, como siempre, su novio se preocupaba por él. Era tan tierna esa parte del moreno… no quería que nadie más la conociera. Se esforzaría por ser suficiente para Kai y que este no tuviera necesidad de hacerlo con alguien más. Después de repasar este pensamiento se dio cuenta de que el moreno no estaría feliz por el cauce de estos. Volvería a decirle que no tenía que preocuparse por eso, que todo estaría bien y que a él le gustaba tal y como era. Se sonrojó por esos nuevos pensamientos y se acurrucó un poco más, esta vez algo avergonzado y feliz.
    Su novio tenía razón, tenía que dejar de ser tan negativo y tan inseguro. Debía de avanzar, por Kai y por el futuro. En el trabajo también tendrían que conocer otras personas y no podía ir con esas inseguridades por el mundo. Sería bueno para todos que dejara de pensar en ese tipo de cosas y se centrara más en avanzar. Una de sus “misiones” durante la universidad, aparte, de sacarse la carrera, era aprender a crecer como persona y como Alpha, para poder tener un buen futuro, junto a Kai. Ese sería su nuevo propósito.
    FIN
     
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