¿Novio o Novia? Lo que tú quieras que sea (EXTRA) (FIC FINALIZADO)

Kai x Chiaki (omegaverse)

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  1. Tem-chan
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    Capítulo 11


    Cuando Chiaki se despertó encontró la habitación desierta. Miró bien y se dio cuenta de que no estaba en la suya sino en la de Kai. Le extrañó estar solo, pero después de mirar la hora se sorprendió aún más. Era muy tarde y se encontraba solo en la habitación de su novio. Él estaba desnudo, y la cama algo desarreglada. Olía a semen. Eso le llevó a recordar lo que había ocurrido unas horas antes. El miedo llegó en el mismo momento que esas imágenes. La había cagado bien grande. Había anudado a Kai, aunque había logrado no morderle, no sabía cómo. Recordaba que por su mente había pasado esa idea varias veces, y que en algunos momentos lo había intentado. Pero algo se lo había impedido. El collar. Dio gracias, interiormente, por ello. Kai era un chico responsable y había tenido cuidado con todo.
    El condón ya no estaba a la vista, probablemente Kai se había encargado de hacerlo desaparecer. La pregunta principal era ¿Dónde estaba Kai en estos momentos? Se dio la vuelta en la cama para levantarse y arreglarse un poco cuando entró el moreno. Con la toalla en sus hombros, rodeando el collar que aún llevaba puesto, ropa limpia y un vaso de agua en sus manos. Le miró seriamente. Chiaki no esperaba una mirada dulce después de lo sucedido. Kai tenía motivos de sobra para estar enfadado.
    ―Veo que estás despierto ¿Cómo te encuentras, bestia salvaje?
    ―¿E-eh…? ―al escuchar ese apodo Chiaki se sintió morir, su novio estaba más molesto de lo que él pensaba―. Perdón. ¿Tú cómo estás?
    ―Me duele todo. Cierta persona lo hizo sin parar hasta quedar satisfecho y dormirse. Hasta me anudó con su miembro y no dejó de moverse a pesar de que le dije que me dolía.
    ―Yo… lo siento, Kai. No quería hacerte daño. El celo me dominó por completo, no me hizo nada de efecto el inhibidor. Sé que no es excusa. Perdona.
    Chiaki estaba por llorar en esos momentos, pero se había prometido que tenía que ser un buen Alpha. Y ya la había cagado suficiente por culpa de sus feromonas. No podía permitirse el lujo de cagarla más. Tendría que hacer todo lo posible por redimirse, en caso de que Kai le dejara hacerlo. Quizás simplemente lo echara de su lado para siempre. Le había hecho daño así que no sería algo que Chiaki pudiese recriminar. Ante estos pensamientos, acabó llorando. El moreno lo vio y suspiró. Ya esperaba algo así.
    ―Chiaki, realmente no estoy enfadado. Yo te dije que podías hacer lo que quisieras. Cierto que no esperaba que me anudaras, y eso dolió muchísimo. No entiendo como podéis tener algo tan doloroso allí, por mucho que sea para aumentar la posibilidad de embarazo, es demasiado.
    ―Kai…
    ―Eso sí, no vas a volver a tocarme de nuevo hasta nueva orden. Y vas a tener que explicarme que es lo que provocó tu celo de Alpha.
    ―Yo… esto… en la universidad… fui a dar una vuelta… y yo…
    ―¿Encontraste tu omega predestinado, cierto? ―ante esas palabras Chiaki levantó la cabeza con los ojos muy abiertos.
    Kai se arrodilló delante de él y acarició sus largos cabellos castaños. Suspiró de nuevo. Era lo que había imagino. Por eso el castaño había tenido un celo tan repentino, sin más explicación. De por si era muy extraño que un Alpha entrara en celo, por lo tanto, no era muy normal que de repente le pasara a Chiaki. Pues al final no era tan ínfimamente probable, había ocurrido muy rápido.
    ―¿Qué ha pasado exactamente?
    ―Lo he ayudado cuando ha entrado en celo ―respondió al principio, aunque luego se dio cuenta de que la frase podía entenderse de otra forma― no he hecho nada malo. Solo lo he apartado de un grupo curioso, lo he llevado a una sala privada de la biblioteca ―el rostro de Kai ahora era un poema, aunque normalmente intentaba mantenerse más o menos sereno― le he inyectado el inhibidor que siempre llevo para ti y me he ido. Lo prometo.
    ―No te preocupes, te creo. Si hubieses tenido sexo con él lo habrías anudado. Y sin condón ni collar… Le pertenecerías a él en estos momentos.
    ―N-no digas estas cosas… ―le respondió Chiaki dolido por esas palabras.
    ―Es cierto, lo habrías embarazado y marcado. Mira mi cuello.
    Kai se quitó la toalla de los hombros y Chiaki pudo ver varias mordeduras alrededor del collar. El castaño abrió los ojos asustados por lo que había hecho. ¿Ese era el poder del celo? Se negaba a ceder ante él de nuevo. El pobre de Kai había pagado las consecuencias cuando no tenía ninguna culpa. Debería de haberse encerrado en su habitación. ¿Por qué no lo pensó en su momento? ¿Y porque Kai no se lo dijo o le obligó a ello cuando llegaron?
    ―Kai, ¿Por qué me has dejado violarte? ¿Por qué no me mandaste a casa ayer? Seguramente podrías haber evitado algo como esto… Como la bofetada del baño.
    ―Porqué sé que tan doloroso es un celo. Es algo regular en mi ciclo. No quería dejarte solo de esa manera. Y yo en ningún momento lo he considerado una violación. Te di mi consentimiento para ello.
    ―Kai, que seas omega no significa que tengas a rebajarte a hacer estas cosas.
    ―¿De qué hablas?
    ―Siempre se ha dicho que los Omega solo sirven para que los Alpha los follen y embaracen. Tú siempre has estado en contra de esto. Cuando nos han dado las clases de orientación sexual, para que entendiésemos más o menos, lo que somos, tú siempre te has mostrado indiferente ante eso. Siempre has decidido por ti mismo, has ignorado tu condición de Omega mostrando que eres fuerte y que la sociedad se equivoca ―Chiaki estaba siendo sincero y hablando sin tapujos, algo que no era muy frecuente y hacía ver lo serio que era respeto a lo que decía―. Yo siempre te he apoyado al respeto y te he admirado por decir esas cosas sin importarte lo que piensen de ti. Ellos no saben que eres Omega pero igualmente siempre te miraban cuando exponías esas ideas en público. A mí me gusta que hagas lo que quieras, por eso me gusta cuando te ves tan masculino y me dominas, dejando de lado que me excita. Porqué eso lo haces porqué eres tú y porqué quieres. Pero últimamente, estas cambiando ―hizo otra pausa y miró fijamente a su novio―. Siempre me has mimado, has sido cálido y siempre has sido preocupado con todo, eso es cierto, pero des del celo, has dejado de ser tan masculino. Anteriormente no me habrías dejado hacerte daño de este modo.
    Kai se quedó sin palabras después de escuchar las de su novio. ¿Había cambiado? Quizás al sufrir celos periódicos, había empatizado con él. ¿Por qué Chiaki pensaba que era menos masculino? ¿Y por qué se preocupaba por esas ideas preconcebidas? Kai no entendía como había llegado a este punto de la conversación ni que tenía que ver con todo lo demás. A él le preocupaba más el hecho de que Chiaki tuviese a su predestinado en la universidad. El dolor tarde o temprano desaparecería y él ya sabía que sería algo parecido. Con la única cosa que no contaba era con que le anudase. Ni con la gran cantidad de semen que había dejado salir. El condón se había roto en algún punto, y había tenido que tomar un anticonceptivo por si acaso. Era mejor prevenir que curar.
    ―No sé qué responderte. Quizás tu hubieses preferido que te diese una paliza, y si no hubieses sido tú lo habría hecho ―le respondió el moreno― yo sigo siendo yo, y te dejé aliviar tu celo conmigo porqué así lo quise. Entiendo que hubiese sido más efectivo con ese omega que has encontrado, pero conmigo también ha funcionado.
    ―No es eso a lo que me refiero ―Chiaki bajó el rostro dejando que sus largos cabellos le taparan el rostro― no hablo de Shun. Hablo de ti. Te he hecho daño y tú me has dejado que lo haga. Aunque entiendas el sufrimiento del celo es diferente. Tu celo no me hace daño a mí, pero el mío te ha dejado lleno de dolor por dentro y de mordidas por fuera. Y no sé si me escondes algo más…
    ―No me has hecho sangre en ningún sitio, no tengo moratones ni nada, solo mordidas varias y algún chupetón ―aclaró el moreno sentándose a su lado en la cama―. Así que ese omega se llama Shun. Ya veo. Habéis tenido tiempo de daros vuestro nombre.
    ―Nos hemos presentado solamente y le he dejado claro que no tenía intenciones de hacer nada con él. Ni de sexo ni de relación. Que ya estoy con alguien y que lo amo.
    ―Bien. Entonces, está todo claro. Me pregunto si la próxima vez que lo veas tendrás otro celo… Sería problemático.
    ―No voy a verlo más. No iré más a la otra facultad.
    ―Pero eso no tiene porqué impedir que lo veas, estudiáis juntos dentro de lo que cabe. En el mismo edificio. Nunca se sabe…
    ―Yo no quiero volver a verlo.
    ―Ya…
    ―En serio Kai, es verdad que mi celo ha sido por su culpa… No puedo negarlo… aunque en mi cabeza yo solo pensaba en ti. Mientras estaba en clase mi mente pensaba un poco en Shun de vez en cuando porque no entendía la situación, pero mayoritariamente estabas tú en mi cabeza. Y cuando recordaba las veces que lo hemos hechos, me he empezado a calentar más y más… Quizás el inicio ha sido por culpa de Shun…
    ―No te preocupes, Chiaki, lo entiendo. Y te creo. Yo sé que me amas y confío en ti.
    ―Ahora mismo yo no confío en mí mismo. Por cierto, es muy tarde, creo que es mejor que me vaya.
    En esos momentos Chiaki se levantó de la cama, segundos antes que Kai y se dirigió hacia la puerta. El moreno lo detuvo un momento acorralándolo contra la puerta y le dio un beso de despedida, por el cual el castaño se echó a llorar de nuevo y salió de la casa entre llantos. Así cruzó el poco espacio que había entre puerta y puerta y llegó a su casa donde se encerró en su habitación. Sin comer ni nada, solo se echó encima de su cama a llorar.
    Kai lo vio irse y después de suspirar se volvió a sentar en la cama. Esta vez no fingió que no le dolía+. Estaba solo así que no tenía por qué. Estando Chiaki había hecho un esfuerzo para que no se culpara de más. Lo conocía suficientemente bien para saber que ya estaba culpándose por todo lo ocurrido. En verdad se preguntaba si hubiese sido mejor dejar a Chiaki en su casa esa tarde. Para el castaño quizás hubiese sido lo mejor. Quizás se había equivocado al querer ayudar al Alpha. Lo que no acababa de entender eran esas palabras que le había dicho sobre estar cambiando. ¿Algo de lo que había hecho iba en contra de su voluntad? ¿Acaso no estaba haciendo justamente lo que él quería? Chiaki lo ayudaba a él con su celo, ¿Por qué él no podía hacer lo mismo? En su opinión no era él quien estaba equivocado.
    ―A ver si mañana puedo hablar con él. Hoy será mejor que lo deje calmarse.
    Se tumbó en la cama y se quedó dormido al poco rato. Estaba muy cansado y su cuerpo no estaba acostumbrado a este tipo de cosas. Por otro lado, en la habitación de la casa del al lado, Chiaki estaba sin poder pegar ojo. Él había dormido después del sexo, estaba descansado a pesar de todas las emociones y del calentón anterior. Y la culpa tampoco le habría dejado dormir. ¿Cómo había sido capaz de hacerle esas cosas a Kai? ¿Y por qué él le había dejado hacerlo? Le había dejado el cuello lleno de marcas de mordisco, eso iba a tardar en curarse. Y lo había anudado… Era la primera vez que anudaba a Kai, y lo había hecho por el celo que le había causado otro chico. Kai no podía estar de acuerdo con eso. Si fuese él no le habría gustado… ¿Podía ser que Kai lo hubiese dejado violarlo para que no se fuese con Shun? ¿Y desde cuando sabía Kai que se había encontrado con él?
    Había demasiadas cosas en su cerebro. Muchas preguntas sin respuesta. Muchas dudas. Muchos sentimientos negativos. No sabía cómo abordarlo todo, y lo peor del caso era que necesitaba a Kai para que le respondiera a todo eso. Y no sabía si Kai se daba cuenta de sus propios cambios. Había parecido sorprendido cuando se lo había comentado. Pensándolo bien, Kai no había cambiado tanto… Si se ponía a buscar las diferencias entre el Kai de antes y el de ahora, no encontraba tantas. Quizás le estaba cogiendo el gusto a ser el uke, porqué a veces se lo pedía sin más, pero también se comportaba como un seme en otras ocasiones y seguía teniendo ese pequeño punto de pervertido y sádico. En el fondo seguía siendo el mismo.
    ―Le he dicho cosas sin sentido… Kai debe estar enfadado conmigo… Soy tonto ―se dijo abrazando la almohada con más fuerza― aunque… pensándolo bien, Kai nunca se enfada. A pesar de todo se ha mostrado tan amable y comprensivo como siempre. No se ha molestado por nada… Creo que solo lo vi molesto cuando dudé de sus sentimientos y corté con él hace un año, ya…
    Eso era algo que intrigaba un poco a Chiaki. Era consciente que el carácter de Kai no era del tipo enojón, pero su novio se había encontrado con su destinado, había entrado en celo, lo había intentado violar en el baño de la universidad y finalmente se había dejado violar en casa. Otra persona seguro que estaría enfadada, en cambio Kai solo se había mostrado comprensivo y amable como siempre. Lo había intentado consolar y a pesar de los comentarios iniciales no le había echado nada en cara, como tal. ¿Por qué se lo permitía todo sin enfadarse? Era del tipo que le gustaba complacer, eso lo sabía. Siempre se preocupaba de que estuviese bien y se sintiera a gusto. Hasta le había cosido el bañador de chica para ese verano, por si estaba incómodo como chico. Pensaba en todo. Sabía que era porque le amaba. Kai lo amaba lo suficiente para pensar en todos los detalles y tener en cuenta cualquier cosa que pudiese molestarle y preparar un plan B, y él lo había violado porque había entrado en celo por culpa de otro chico. Era de lo peor.
    Con esos pensamientos se había puesto a llorar de nuevo. Había escuchado que su madre le llamaba para cenar, pero solo se negó a salir cuando esta fue a su habitación cansada de llamarlo en vano. A regañadientes se fue hacia el comedor para cenar con su esposo. Se preguntaba qué era lo que había pasado. Había escuchado algo de ruido en la entrada de casa hacía unas horas y luego su hijo había llegado llorando a casa. Se había encerrado en la habitación y no quería cenar. ¿Habría discutido con Kai? No podría saberlo a menos que preguntara y dudaba que su hijo le explicara nada en esos momentos.
    Cuando ya estaban acabando de cenar, escuchó unos pasos que se dirigían al comedor. Chiaki apareció por la puerta, con los ojos rojos de llorar y su rostro triste. Parecía estar abatido. Lo analizó un poco y llegó a la conclusión de que definitivamente había pasado algo con Kai. Esa reacción no podía ser por nadie más. Su marido también lo miró y luego la miró a ella quien se encogió de hombros. Ella tampoco sabía nada sobre el tema.
    ―¿Ha pasado algo, Chiaki? ―preguntó entonces Akio, ya con la duda en su mente.
    ―No, padre, nada importante ―luego se giró hacia su madre y añadió― mañana iré más tarde a clase, si viene Kai dile que se vaya sin mí.
    ―¿Y las clases?
    ―Yo no tengo a esa hora, voy solo para acompañar a Kai, mañana no iré.
    ―Oh, ya veo… está bien, pero… ¿No se lo puedes decir tú por mensaje?
    ―No tengo ganas de hablar con él… ahora mismo ―respondió dubitativo―. Gracias, me voy a dormir.
    ―¿No tienes hambre?
    ―No. Hasta mañana.
    ―Hasta mañana ―le dijo su padre cortando a su esposa, en cuanto el chico se fue la miró―. Déjalo, Chio. A veces es bueno que estén solos y afronten sus problemas.
    ―Es cierto… aunque me pregunto que habrá pasado con Kai.
    ―No sé si lo llegaremos a saber nunca, sólo espero que sepan llevarlo como personas adultas.
    ―Yo también lo espero.
    Después de recoger la mesa, se sentó junto a su esposo y en esos momentos vio que su móvil vibraba. Tenía una llamada de la madre de Kai. En seguida se preocupó. ¿Sería que el otro chico estaba igual que su hijo? Respondió el teléfono levantándose del sofá en el mismo momento. Se sentía algo nerviosa en esos momentos. La conversación con Akane fue bastante intensa y un poco larga. Había cosas que comentar sobre los dos chicos. Acordaron mantener a los chicos algo vigilados durante los siguientes días para ver si la cosa iba a mejor o peor, si era la segunda opción habría que intervenir ni que fuese mínimamente.
    Le comentó un poco de la conversación a su esposo y este solo asintió. No sabía cómo podrían intervenir. Ellos ya les habían dado su bendición y habían hecho todo lo que estaba en sus manos como padres. Su relación era cosa de ellos mientras no hubiese un abuso o algo por el estilo. No creía que fuese el caso. No veía a ninguno de los dos chicos queriendo hacer daño al otro expresamente. Hasta el momento parecía que no tenían ese tipo de relación. Y después de escuchar lo que le había comentado Chio, estaba seguro de que el problema era, más bien al contrario.
    ―Ya van a la universidad, dejadlos que arreglen sus cosas por ellos mismos. Se aman, así que encontraran la manera de salir de este agujero.
    ―Espero que tengas razón, cariño. De verdad que lo espero.
    Continuará…
     
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