¿Novio o Novia? Lo que tú quieras que sea (EXTRA) (FIC FINALIZADO)

Kai x Chiaki (omegaverse)

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  1. Tem-chan
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    Capítulo 12


    Al día siguiente Chiaki se despertó con el sonido de la alarma, y la odió con toda su alma. Había dormido muy poco. El sentimiento de culpa lo había mantenido despierto durante varias horas, en contra de su voluntad de dormir para poder dejar de torturarse. Era consciente de que no serviría de nada y solo quería descansar para poder ir a clases el día siguiente. Apagó el despertador con pereza, viendo que era más tarde de lo habitual. Recordó que ese día no iría a clases con Kai. Seguramente este ya estaría en la universidad. En algún momento del día tendría que hablarle, no quería estar distanciado de él durante mucho tiempo. No creía tener derecho de estar junto a Kai, pero como mínimo quería pedir perdón e intentar redimirse con él. Le parecía lo justo.
    Se levantó de la cama y miró los mensajes de su móvil para ver si había alguno de Kai. Tenía sentimientos encontrados. No se creía merecedor de un mensaje por parte del moreno, pero en el fondo era lo que más anhelaba. Tuvo una desilusión al ver que no había ninguno. Quizás Kai también pensaba que no merecía ese mensaje, o quizás estaba enfadado o triste porque después de violarle la tarde anterior hoy le había dado plantón y le había hecho ir solo a clases. Ahora que lo pensaba bien, Kai podía estar vulnerable después de lo de ayer. ¿Podía ser que le hubiese pasado algo? Salió corriendo de su habitación para ir en busca de su madre.
    ―Mama, ¿ha venido Kai a buscarme?
    ―No, no ha venido. Pensaba que quizás habíais hablado y él se había ido por su cuenta.
    ―Oh… está bien ―respondió girándose para regresar a su habitación.
    ―Chiaki, tienes el desayuno listo.
    ―No tengo hambre.
    ―Ayer tampoco cenaste, al menos come algo antes de irte.
    ―Lo pensaré, de momento voy a cambiarme.
    Así que al final había sido Kai quien había decidido plantarlo a él. Se lo merecía. Después de todo sí que había hecho enojar al moreno. Era lógico. Nadie en su sano juicio perdonaría como si nada a un novio como él. Era lo peor y al final Kai se había dado cuenta y se había hartado. Comprensible. Solo le daba problemas, lo hacía preocupar y lo había hecho rebajarse al nivel de dejarse violar para complacerlo. Era lo mínimo que merecía, que Kai lo despreciara y no quisiera saber nada más de él. Se puso a llorar de nuevo. Él pensaba que no tenía más lágrimas, pero al parecer sí le quedaban.
    Se esforzó por dejar de llorar y vestirse. Tenía que intentar dejar esos pensamientos negativos y dejar de llorar. Había decidido cambiar. Tenía que demostrarle a Kai que podía cambiar y ser digno de él. Y quizás si iba a la universidad podría verlo y hablar un momento con él. Ni que fuese para explicarse. A pesar de todo lo ocurrido, aún eran novios. Esta vez se negaba a ser quien cortara con Kai. No podía hacer eso de nuevo. La otra vez lo había hecho porqué pensaba que era lo que quería el moreno y este se enfadó con él. No quería volver a traicionarlo y tampoco se veía con fuerzas para hacerlo. Sentía que estaba siendo egoísta, pero iba a dejar que Kai decidiese que era lo que quería.
    Con esto en mente se vistió y preparó para ir a las clases. Comió un poco, aunque no mucho. No se veía capaz de comer nada sin acabar vomitándolo así que se excusó para salir de casa lo más rápido posible sin haber comido mucho. Su madre notó eso y suspiró en cuanto este salió por la puerta. Recogió las cosas y decidió hacer caso a su instinto de madre. Cogió las llaves de la casa de al lado, sus propias llaves y salió de su casa para ir a la otra. En cuanto entró por la puerta notó que algo no iba bien. Ya tenía ese presentimiento de antes, pero un ruido en el baño le hizo constatar que estaba en lo cierto.
    ―Kai, estás en casa, ¿verdad? Soy Chio, he venido a ver cómo estas ―dijo mientras se acercaba hacia el baño, no quería asustar al menor.
    Al llegar se encontró con el moreno vomitando en el baño. Estaba de rodillas al suelo con su rostro en el váter. Con una de sus manos se aguantaba la cabeza y con la otra el estómago. La mujer se acercó a él y le puso una de sus manos en la frente. No tenía fiebre. Algo era algo. Cuando se le pasaron las náuseas al moreno, lo acompañó al comedor y lo sentó en el sofá. Al parecer estaba algo mareado y le costaba caminar.
    ―Hola, Chio, gracias por la ayuda ―dijo Kai en cuanto se notó la cabeza un poco menos mareada― me he sentido algo mal desde esta madrugada.
    ―¿Se lo has comentado a tus padres?
    ―Hoy no los he visto.
    ―¿Y por mensaje?
    ―Me cuesta mucho ver bien las letras y no puedo escribir… quería mandarle uno a Chiaki para decirle que no iría a la universidad, pero no he podido.
    ―Ya veo. ¿Estás muy mareado?
    ―La verdad es que sí. Quizás sea por el anticonceptivo, ayer me lo tomé por primera vez…
    ―Podría ser ―afirmó Chio pensando que sí podía causar ese tipo de reacciones adversas― si es así, en un rato se te pasará. Me quedaré contigo de mientras.
    ―Está bien. Me siento mejor si no estoy solo, ahora mismo. Realmente me hubiese gustado que Chiaki también hubiese venido, quería hablar con él.
    ―Chiaki ha estado bastante deprimido desde ayer, ¿pasó algo?
    ―En mi opinión no fue nada grave, pero Chiaki se siente culpable, y probablemente esté un poco enfadado conmigo.
    ―¿Por qué? ―preguntó la mujer tanteando el terreno a ver si podía enterarse de algo.
    ―Ayer Chiaki entró en celo, lo dejé aliviarse conmigo, pero me anudó. No me lo esperaba. Y realmente dolió más de lo que había imaginado. Chiaki está enfadado porqué le dejé que aliviase el celo conmigo en vez de mandarlo a casa a patadas. Y se siente culpable por haberme anudado y haberme hecho daño. Al menos creo que es así como se siente. Ayer me dijo algo que me dio a entender esto.
    ―Ya veo… Entiendo por qué mi hijo está de este modo.
    ―Yo ya le dije que no pasaba nada. Lo hice solo porque yo quise, porqué sé que el celo es muy duro y que teniendo sexo se pasa más rápido y mejor. Pero él solo me dijo que me estaba rebajando al nivel de los otros Omegas y que estaba perdiendo masculinidad. No lo acabé de entender. Él me ayuda a mi cuando entro en celo ¿Por qué yo no puedo hacer lo mismo? ¿Por qué yo soy Omega? No tiene sentido. Yo tengo el mismo derecho que él a ayudarle, aunque él entrase en celo por culpa de su destinado. Hacerlo conmigo sirvió igual. ¿No tengo derecho a decidir si quiero hacer algo por él? Cuando hago eso lo hago porqué quiero, no lo hago porque sea Omega, lo hago porque lo amo. Toda esa mierda de los prejuicios no la entiendo, pero parece que Chiaki se deja guiar por ellos. Entonces… ¿Para evitar ser como los demás Omegas solo tengo que dominarlo y darle órdenes? ¿Qué tipo de extraño y retorcido amor es este? Le gusta cuando lo domino porqué según él soy yo mismo en esos momentos, eso significa que solo puedo ser así… ¿No puedo ser yo mismo cuando me preocupo por él? Según él también le gusta cuando lo hago, pero después se enfada justo por eso mismo. No lo entiendo. Aunque lo amo no sé qué tengo que hacer con él ahora mismo ni que es lo que espera de mí. Chiaki es idiota.
    Kai cerró los ojos y sintió como una lágrima caía de uno de ellos. Se había tumbado en el sofá y ahora que no tenía náuseas y se había quitado sus pensamientos de su cabeza se sentía más tranquilo y relajado. Empezaba a notar que su cuerpo se relajaba y su mente no daba tantas vueltas. Quizás podría dormirse. Levantó su mano para limpiarse la lágrima que le había llegado casi hasta la oreja y se dejó llevar por el sueño.
    Chio observó el chico. Le preocupaba el estado de este, tenía muchas cosas que hablar con Chiaki, pero su estado no era apto para ese tipo de cosas. Parecía más tranquilo después de sacar todo lo que llevaba encima. Esperaba que al despertar no se sintiera muy mal por todo lo que había dicho en estos momentos de debilidad. Chio sabía aprovechar estos momentos para sonsacar información y vaya si había funcionado.
    ―Descansa, cariño ―le dijo antes de darle un beso en su frente como si fuese su propio hijo―, lo necesitas.
    Quizás sería mejor mandarle un mensaje a Akane para que supiera sobre eso, al fin y al cabo era su madre. A ella le gustaría que le avisaran si su hijo se encontraba mal. Realmente tendrían que tenerlos vigilados. En este estado podrían hacer cualquier tontería de la que podrían arrepentirse más adelante. Se preguntaba si tendría que decirle también a Chiaki el estado de Kai. Al parecer el moreno quería que su novio estuviera allí y su hijo había tenido una desilusión al pensar que Kai se había ido sin él. Quizás se estaba metiendo donde no la llamaban, pero decidió mandarle el mensaje a su hijo explicándole que el moreno no se encontraba bien y estaba durmiendo en el sofá.
    Chiaki no tardó en responder por varios motivos. El primero era raro que su madre le mandara mensajes, el segundo había el nombre de Kai escrito en el mensaje, el tercero era porqué se había preocupado al saber que este se encontraba mal. Si ese era el caso necesitaba ir de inmediato con él. No podía dejarlo solo en un momento así. Suficiente había hecho ya para que este le odiara. Su madre le había dicho que Kai quería que fuese con él y estuviese a su lado. Si era lo que el moreno quería, no podía negarse a ello. No porqué fuese una orden o algo así, sino porqué era su deber. Se encontraba mal, probablemente, por su culpa así que no podía negarse a cuidarlo si era lo que él quería.
    Salió de clase en esos momentos, sin importarle lo más mínimo la mirada del profesor. No era una clase de asistencia obligatoria y su novio era más importante. No se iba a morir y podía ir más tarde a casa del moreno, pero tampoco le apetecía estar en una clase en la cual no estaba prestando atención cuando podía ir hacia casa de su novio. En parte se preguntaba porque su novio quería que estuviese con él. Debería de estar enfadado en vez de echarlo de menos. Eso era lo de menos, en realidad, lo único que tenía en mente era que Kai se encontraba mal y le necesitaba. Ese era más que suficiente motivo para saltarse una simple clase de la que podría pedir los apuntes más adelante. Kai también se había ido de su clase por él, la tarde anterior. Era lo mínimo que podía hacer.
    Cogió el primer tren y en una hora llegó a su casa. Había ido casi corriendo por la calle. Llamó al timbre una vez y su madre le abrió la puerta. Fue hacia el comedor y dejó las cosas en una silla antes de acercarse a Kai, quien estaba sentado en el sofá mirándolo. Se sentó a su lado y el moreno no tardó nada en apoyarse en él buscando algo de cariño de su parte. Siempre se ha dicho que la enfermedad nos hace vulnerables y Chiaki experimentó eso de primera mano. Miró un momento a su madre, confundido, mientras ella solo le sonreía.
    ―Bienvenido Chiaki, te echaba de menos.
    ―Lleva así toda la mañana. ¿A qué se ve tierno? En cuanto se encuentre mejor se le pasará.
    ―Kai, ¿Estás muy mal?
    ―Me siento un poco mejor, pero sigo muy mareado. ¿Me llevas a la cama? ―preguntó con voz floja.
    ―Claro ―respondió Chiaki.
    Lo apartó con suavidad y se levantó para poder ayudarlo. Lo llevó hasta la cama y lo ayudó a tumbarse en ella. Kai se veía muy vulnerable en esos momentos, pero también muy tierno. Su sangre Alpha no podía evitar verlo con otros ojos. Ojos de depredador. Meneó un poco la cabeza para evitar esos pensamientos y esa mirada. Kai no se encontraba bien. No era momento de pensar en ese tipo de cosas. Por tierno que se viese no podía hacer nada con una persona enferma.
    ―Me voy para que puedas descansar.
    ―No… ahora que por fin estás aquí no te vayas, por favor. Abrázame.
    ―¿Estás seguro?
    ―Sí ―Kai le respondió con una sonrisa y le tiró un poco de la ropa para que se tumbara a su lado.
    ―Está bien.
    Chiaki se tumbó a su lado y Kai se acurrucó en su pecho con una sonrisa. El castaño no entendía nada. Le habían cambiado el novio o algo por el estilo. Ese no era su moreno. ¿Quién era ese chico tan tierno y adorable? Nunca había visto a Kai tan Omega como en ese momento. ¿Tendrían algo que ver sus palabras con ese comportamiento extraño que tenía Kai? ¿Podía un mareo afectar de tal forma a la personalidad de alguien? No tenía respuesta para esas preguntas. Cada vez tenía más preguntas y menos respuestas. Todo era un caos en su mente. Miró atentamente a Kai en sus brazos, abrazándolo con una tierna sonrisa. Parecía feliz.
    ―¿Quién es este Kai? ―preguntó en voz baja mientras veía dormir al moreno.
    No habían tenido tiempo de hablar que Kai ya se había dormido. El castaño no tenía claro que era lo que quería decir, pero tendría que esperar a que regresara el Kai de siempre. No podría hablar con ese chico que tenía el mismo cuerpo que su novio y nada más. Su personalidad era lo contrario. Se preguntaba si era a causa del mareo. Junto su frente con la del otro chico y notó que no tenía fiebre. No eran delirios. ¿Entonces? No entendía nada. Estaba muy confundido, sí, pero tampoco podía negar que le gustaba esta otra faceta de Kai. Quizás porque de todas maneras era Kai.
    ―Kai, te amo ―le dijo en un susurro mientras lo veía dormir―, aunque no sé si seré capaz de perdonarme, intentaré dar lo mejor de mí para no repetir lo de ayer. Lo siento.
    ―¿En serio? ―preguntó el moreno mirándolo con sus ojos oscuros―. Yo te he perdonado y me gustaría que tú también lo hicieras, y que aceptases mi perdón.
    ―¿Kai? ―preguntó sorprendido.
    ―Sí. No creo que hicieras nada malo. Tú no lo hiciste queriendo ni siquiera eras consciente de lo que hacías. Puedo entender que no te haya gustado hacerme daño, y lo comparto. No me gusta que me hagas daño, del mismo modo que odiaría hacerte daño a ti.
    ―Entonces…
    ―No estoy de acuerdo en la parte de que no sabes si serás capaz de perdonarte. Quiero que te perdones y que intentes entenderme. Yo tengo todo el derecho de querer cuidarte y protegerte como crea conveniente. He leído cosas sobre el celo de los Alphas. Solo se pasa teniendo sexo con un Omega, y no iba a dejar que tuvieras sexo con nadie más. En parte lo hice por egoísmo, por mi sentimiento de querer monopolizarte.
    ―Pero…
    ―Déjame hablar, cuando acabe puedes hablar tú, por favor. Necesito que entiendas como me siento. Confío en ti, sé que no te irías a tener sexo con otro Omega, pero entonces tu celo no se habría ido fácilmente. Un celo muy largo o continuado es perjudicial para el cuerpo y la salud mental de la persona que lo sufre. Te amo, Chiaki, y por eso no quería que te pasara eso. Es cierto que no pensé en que me anudarías, pero estaba preparado para ello. Y tampoco fue tan traumático. Si no quieres que eso pase de nuevo, buscaremos una manera de evitarlo. A la próxima te ataré y llevaré yo el control de la situación, así no podrás hacerme daño. Sólo te pido que no te sientas culpable por eso todo el tiempo y que no me evites.
    ―Así que me atarás… Podría ser una solución, aunque eso no evitará que pueda anudarte.
    ―Es cierto, no lo podré evitar, pero podré controlar el movimiento y adaptarlo para que no me duela.
    ―¿Estás seguro de que podrás?
    ―Tengo fe en mi fuerza física. Sé que puedo someterte. Tú también lo sabes. Lo he hecho varias veces y nunca te he escuchado quejarte ―le respondió Kai con un tono travieso que hizo sonrojar un poco al castaño.
    ―Está bien. Necesitaré un poco de tiempo, por eso.
    ―No hay problema. Sólo me gustaría saber cómo te sientes tú. Aún no me lo has explicado.
    ―¿Yo? Sinceramente, me siento culpable y el peor novio del mundo.
    ―Razona tu respuesta.
    ―¿Qué es esto? ¿Un examen? ―respondió Chiaki riendo un poco―. A ver, para empezar me molesta haber entrado en celo por Shun, creo que ya es una traición hacia ti. También me molesta el haberte hecho daño, es algo que cuando lo recuerdo me duele a mí. Tampoco entiendo por qué eres tan comprensivo y no te enfadas nunca. ¿No hay nada que te moleste? ¿No te molesta que haya conocido a Shun? ¿Ni siquiera te preocupa un poco? Dijiste eso de que si hubiese tenido sexo con él ahora estaría esperando un hijo con otro y tendría que responsabilizarme, como si no importase. Realmente eso me hizo sentir mal, me molestó mucho. Y luego me besaste tiernamente antes de que me fuera, como si no hubiese pasado nada. Como si no te hubiese hecho daño ni nada. Eso tampoco lo entiendo. Deberías al menos enfadarte o algo en algún momento. Pero por encima de todo me molesta no entenderte después de tanto tiempo. Y encima hoy pensaba que no querías verme y que te habías ido sin mí, me ha deprimido eso. No te he mandado ni siquiera un mensaje y eso que yo te estaba dejando plantado. Sin avisarte he cambiado mi horario para no verte, pero esperaba que vinieras a buscarme igualmente. Y soy yo quien te hizo daño ayer. Aunque suene egoísta me he sentido aliviado de saber que estabas enfermo y no me habías echado de tu lado por lo de ayer. Después me he preocupado, pero mi primer sentimiento ha sido el de alivio y eso me parece muy cruel y egoísta. Estoy muy enfadado conmigo mismo. La verdad. Y aún no me acostumbro a vestir como chico y comportarme como tal. Se me hace raro. Estoy seguro que mis compañeros me ven como un afeminado. Me provoca ansiedad cuando estoy solo o cuando estoy inseguro de lo que he dicho o de mi comportamiento con los demás.
    ―Uau, menudo caos de sentimientos. Intentaré responderte a lo que recuerde. Sí, me preocupa que hayas conocido a Shun y lo del hijo no lo dije como si nada, al contrario lo dije aliviado de que eso no hubiese pasado ―respondió Kai pensando en las palabras del castaño―. Quería venir a buscarte, pero no era capaz de salir de casa en la condición en la que me encontraba. Así que iba a mandarte un mensaje, algo que me ha sido imposible. Lo siento. Tampoco sabía que no te habías acostumbrado, conmigo lo llevas bastante bien.
    ―Pero no te disculpes, acabo de decir cosas egoístas.
    ―¿Qué gano si me enfado? ¿Quieres que corte contigo? ¿Ese es el castigo que quieres? Aunque eso me haga daño también a mí… Sí realmente quieres un castigo puedo pensar en uno, en algo que no me afecte o me haga daño también a mí. ¿Qué te parece comprarme algo o llevarme a un sitio con todos los gastos pagados?
    ―¿Qué eres la novia despilfarradora de un hombre multimilionario?
    ―¿Quién sabe? Pero sería un buen castigo también, digo yo. Y eso a mí no me dolería.
    ―A mi bolsillo sí le dolerá.
    ―Por eso es un castigo. Ya que quieres uno, puedo pensar en algo.
    ―Supongo que está bien, no tengo mucho derecho de quejarme.
    ―Y yo creo que te regalaré una sesión de meditación, necesitas algo que te ayude a despejar tu mente. Tienes demasiado caos en ella.
    ―¿Meditación? ¿Quieres que medite?
    ―Yo lo hago a veces y me ayuda a sentirme mejor mentalmente.
    ―Bien, si quieres que lo haga, lo haré. Buscaré por internet algún método.
    ―Sería bueno que dejases de ser tan negativo y dejes de ponerte más presión, con sentimientos de culpa y odio hacia tu persona. Eso me haría feliz y creo que con la meditación podrías avanzar un poco en el tema.
    ―Lo intentaré.
    La puerta de la calle se escuchó desde la habitación de Kai. Esto sobresaltó a los chicos. Seguidamente se escucharon los pasos de alguien por la casa y la voz de dos mujeres que hablaban. Acto seguido la puerta de la habitación se abrió y entraron Akane y Chio. La primera estaba un poco nerviosa y tenía cara de preocupación y de haber venido bastante rápido.
    ―Mama, ¿Qué pasa?
    ―¿Cómo te encuentras, cariño? Me ha dicho Chio que has estado muy mareado todo el día.
    ―Estoy bien, se me ha pasado bastante. Solo tengo un leve mareo ahora mismo. He dormido mucho y Chio me ha hecho una infusión y me ha dado un yogurt para el estómago.
    ―Menos mal. He estado bastante preocupada durante todo el día. He venido en cuanto he acabado el trabajo.
    ―No tenías que preocuparte tanto.
    ―Y tú deberías avisarme cuando no te sientas bien.
    ―Chiaki, ¿Qué te parece si nos vamos a casa? A Kai le conviene descansar y Akane ya ha llegado a casa.
    ―¿Kai?
    ―Está bien, supongo. Mañana nos vemos de nuevo. Ya iré a clase, seguramente.
    ―Bien, entonces, hasta mañana. Te quiero.
    ―Y yo a ti.
    Se dieron un beso y Chiaki se levantó de la cama de Kai para irse con su madre hacia su casa. Chio sonreía ante la escena. Al parecer los chicos habían arreglado las cosas por si solos sin necesidad de que nadie les ayudara. Sólo un mini empujón y ellos habían hecho lo demás. Se sentía orgullosa de los dos. Acababan de superar una primera crisis y se habían sincerado. En gran parte habían hablado de casi todo.
    ―¿Han ido bien las cosas con Kai?
    ―Sí. Tengo hambre, ahora…
    ―Normal. Vamos a casa y te preparo algo para comer.
    ―Gracias. Por cierto, me gustaría que me enseñaras a cocinar, aún no me sale bien del todo y un día me gustaría cocinarle a Kai.
    ―Está bien. Podemos practicar en algún momento.
    ―Bien, me pondré las pilas. No seré su esposa, pero si su esposo y quiero poder prepararle la comida algunas veces.
    ―Que buen esposo serás. Kai seguro estará feliz de que le cocines.
    ―Sí, eso espero ―respondió con una sonrisa el castaño― y ahora a comer.
    Continuará…
     
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