¿Novio o Novia? Lo que tú quieras que sea (EXTRA) (FIC FINALIZADO)

Kai x Chiaki (omegaverse)

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    Capítulo 14


    Hacía unos días que todo estaba tranquilo, Chiaki y Kai no habían tenido más problemas. Ni predestinados, ni pastillas, ni celos… nada… Por suerte, parecía que había una calma entre tanta tormenta. El cuerpo de Kai también lo agradecía, sin pastillas no había tenido efectos secundarios. Se sentía mucho más tranquilo y había planeado algo. Le había comentado a su novio que la siguiente vez haría de seme y se lo haría hasta que no pudiese más. Tenía que cumplir con sus palabras así que había decidido hacer algo diferente. Un juego sexual que siempre había querido intentar. Esperaba que su novio lo disfrutase, sabía que no se negaría a sus pedidos, pero de paso quería hacer que él se sintiera bien.
    Estaba todo preparado. Había comprado algunos juguetes nuevos y ese día ninguno de los dos tenía clases. Se había asegurado de que sus padres no estarían en casa y deseaba poder pasar el tiempo con Chiaki. Lo había invitado a su casa para ello y en esos momentos lo estaba esperando en su habitación, arreglando las cosas para el desastre que pensaba hacer. No iba a mentirse a sí mismo, tenía pensado hacer un buen desastre en la habitación. No iba a ser un juego tranquilo.
    ―Kai, he llegado ―escuchó la voz de su novio entrando en la habitación― habías dejado la puerta de tu casa abierta, es peligroso.
    ―Estaba esperándote y te he mandado un mensaje para avisarte de ello.
    ―Lo he leído por eso he podido entrar, sino estaría esperando fuera.
    ―Está bien, no te preocupes por ello. ¿Has cerrado?
    ―Sí.
    ―Perfecto no quiero que nadie nos moleste en el día de hoy.
    ―¿Kai?
    Chiaki miró algo desconcertado como el moreno se le acercaba. Parecía que iba a besarlo así que también se acercó para corresponder al beso. Juntaron sus labios en un apasionado beso que le dejó sin aliento por unos momentos. Cuando se separaron la mirada de Chiaki era adorable, a ojos de su novio. Sonrió contento por cómo se veía, y también por su reacción, parecía dispuesto a tener diversión con él, aunque tampoco es que Chiaki se resistiera nunca a sus encantos. Estaba duro. Sólo por un beso se había puesto tan duro.
    ―Voy a darte lo que debo, Chiaki. Hoy no hay nadie en casa y ambos tenemos libre en la universidad.
    ―¿Darme lo que me debes? ―el castaño estaba algo confundido.
    ―¿Recuerdas la vez que me encontré con mi destinado?
    ―Sí… Ah… hoy harás de seme ―respondió emocionado por la idea.
    ―Tengo un pequeño juego que me gustaría probar. He comprado algunas cosas…
    ―¿Un juego?
    ―Sí. En el que tendrás que confiar en mí.
    ―Sabes que confío en ti ―respondió de inmediato y antes de ver como su novio se acercaba a él con un antifaz― ¿Me vas a poner esto?
    ―Sí. Quítate la ropa, anda.
    ―Está bien.
    Chiaki se sonrojó un poco. Estaba algo nervioso ya que hacía tiempo que no hacía de uke y aún más que Kai no le proponía un juego de estos. Obedeció. Empezó a quitarse la ropa como su novio le había pedido. En parte estaba impaciente y tenía curiosidad por saber que pasaría. ¿Qué juego habría preparado Kai? En cuanto se quitó la última prenda de ropa de su cuerpo, quedó a la vista su miembro ya erguido. Miró con algo de timidez a su novio y esperó su siguiente orden. Le dijo que se pusiera de rodillas en el suelo y obedeció. Fue entonces cuando Kai le vendó los ojos con el antifaz. En cuanto perdió el sentido de la vista se sintió un poco inseguro, pero la voz de Kai le ayudó a calmarse.
    ―¿Todo bien? Parece que estás bastante excitado.
    ―Hacía tiempo que no jugábamos así, también me noto un poco impaciente, en verdad.
    ―Eres todo un pervertido.
    ―Gracias, tú también.
    Kai puso su mano en la mejilla del castaño y le subió un poco el rostro para poder darle otro beso apasionado. Su novio realmente era adorable y lo amaba más que a nada. Por eso ese día había decidido que lo consentiría con todo lo que tenía. Mientras lo besaba bajó su mano un poco más por su cuerpo acariciando su cuello y su pecho. Llegó a sus pezones y los apretó suavemente. El castaño jadeó un poco entre el beso. Kai se separó y sonrió un poco.
    ―Ponte a cuatro patas.
    Se fue a su mesita y cogió las cosas que ya había preparado. Cogió el lubricante y preparó un poco el agujero del castaño con sus dedos. Hacía mucho que no tenían sexo, y no quería hacerle daño. Escuchó unos jadeos por parte del otro chico y eso le hizo sentir algo de alivio. Al parecer no le dolía a pesar de tanto tiempo sin hacer nada. Cuando creyó que ya estaba suficientemente dilatado, cogió uno de los juguetes, le puso un poco de lubricante y lo metió en el trasero de Chiaki. Este notó como algo frio entraba en su cuerpo y emitió otro gemido.
    Su novio se estaba tomando su tiempo con el juego. Al parecer estaba preocupado por si le hacía daño. Kai era tan tierno a veces… y se portaba tan bien con él… pensar en eso le hizo sonrojar bastante. El moreno le estaba demostrando su amor justo en ese momento. Con todos esos cuidados… No iba a quejarse, en realidad le gustaba que le tratase como si fuese a romperse. Sólo se preguntaba qué era lo que tenía en su trasero. Sabía que no era nada que pudiese hacerle daño, pero estaba frio.
    ―K-Kai…
    ―¿Te duele?
    ―N-no, no me duele.
    ―Bien. Sigamos entonces.
    Se acercó a la mesita de nuevo y le puso algo que parecía una diadema en la cabeza. Fue a levantar la mano para tocarlo, pero Kai lo paró. Cogió su mano y la dejó en el suelo de nuevo. El castaño entendió así que bajó la mirada manteniendo sus manos en el suelo. Cuando su novio le acarició la cabeza se sintió bastante satisfecho por ello. Kai le estaba mostrando que lo estaba haciendo bien. Subió su cabeza para notar más la caricia haciendo que el moreno riera un poco. Era una reacción perfecta para los juguetes que había preparado.
    ―Que buen perrito te has vuelto. Sin saberlo estas cumpliendo con tu papel.
    ―¿Perrito?
    ―Sí, te he puesto una cola y unas orejas de perrito que te quedan muy bien. Y tu reacción es ideal.
    ―Guau, guau.
    ―Perfecto, amor. Lo estás haciendo genial.
    ―¿Te gusta cuando ladro?
    ―Realmente estás adorable. ¿Qué tal lo llevas?
    ―Muy tranquilo.
    ―¿Quieres más? No te preocupes, te voy a dar más caña.
    ―E-está bien.
    En esos momentos Chiaki empezó a notar como algo vibraba en su trasero. Al parecer era una cola con vibración. Sus jadeos empezaron a aumentar a medida que la vibración iba en aumento y encontraban ese punto que le daba tanto placer. Hacía mucho que Kai no le ponía algún objeto de ese tipo. Antes eran frecuentes en sus juegos en el colegio, pero desde que habían empezado la universidad, todo había cambiado. Estaba muy emocionado. Una nalgada le desconcentró un poco de la emoción que sentía en esos momentos para hacerle dar un saltito.
    ―Aaah…
    ―Chiaki, ¿Te he hecho daño?
    ―N-no… Solo no me lo esperaba.
    ―Entonces, ladra cuando te de una nalgada ―le respondió dándole otra, dejando su marca en ese trasero blanquecino de su novio.
    ―Guau.
    ―Si te hago daño sólo dímelo.
    ―Bi-bien. Guau ―respondió al notar la mano de su novio picar contra su trasero, nuevamente.
    ―Uau, estás todo mojado… ¿Tan bien se siente?
    ―S-sí… Quiero correrme…
    ―No, aún no, espera un momento mi perrito. Ten paciencia.
    ―Guau. Guau.
    ―Buen chico.
    Kai empezó a quitarse su ropa, también. Aún la llevaba puesta y se estaba ensuciando con sus flujos. Estaba muy duro, caliente y también mojado. Ver a su novio de este modo y ese tipo de juego le estaba poniendo muy cachondo. En cuanto quedó desnudo se sintió tan aliviado que no pudo evitar suspirar. Chiaki levantó la cabeza algo preocupado por ese suspiro. ¿Le pasaba algo a su novio? ¿Había hecho algo mal? La duda le estaba haciendo sufrir.
    ―¿K-Kai…?
    ―Perdona, todo está bien, pero estoy muy caliente ―el moreno se sentó en la cama justo delante de su novio que estaba a cuatro patas no muy lejos de allí―. Gatea hacia delante, lentamente.
    ―N-no veo…
    ―Está bien, ves hacia delante, no te preocupes.
    Chiaki obedeció y movió sus manos del suelo para empezar a moverse hacia delante. Fueron unos pasos lentos y algo vacilantes. Al ver eso Kai pensó que era muy adorable y tierno. Le acarició la cabeza en cuanto estuvo suficientemente cerca y eso le dio algo de confianza al castaño. Finalmente Kai le dijo que parara y en cuanto lo hizo y se concentró pudo notar un olor característico cerca de su rostro. Era el olor de la hombría de Kai y de sus flujos seminales.
    ―¿K-Kai?
    ―Lame mi miembro ―le ordenó simplemente mientras le ponía la punta en su boca.
    ―Vale ―respondió antes de empezar a lamer como siempre lo hacía.
    Kai le había enseñado hacía mucho como debía hacerlo. Como le gustaba que se lo hiciera, y él lo había aprendido todo. Quería saber la mejor manera de satisfacerlo así que intentaba aprender todo lo que le enseñaba y lo ponía en práctica cuando este se lo decía. Rápidamente empezó a escuchar como este jadeaba y gemía ante su tacto. Le gustaba escuchar ese tipo de sonidos de su novio, se le hacía muy tierno y adorable, y le hacía saber que tanto le gustaba a su novio lo que le estaba haciendo. Finalmente se corrió en su boca y lo apartó de él.
    ―Uau, gracias, Chiaki, realmente estaba muy caliente.
    ―De nada… hmmm… ¿Ahora puedo correrme?
    ―Ahora te ayudaré a correrte, no te preocupes mi perrito.
    ―Guau, guau.
    ―Buen chico.
    El moreno separó a su novio de la cama y le hizo sentarse en el suelo como si fuese un perrito. Se acercó a él para besarlo y de mientras llevó su mano al miembro del otro chico para masturbarlo. Realmente estaba muy excitado y se corrió casi al instante de ser tocado por Kai. Ese juego era realmente delicioso, pero él lo que quería era que se lo follara su novio. Que le metiera su cálido y grueso miembro dentro de su trasero. Y para ello haría lo que fuese necesario.
    ―Guau, guau.
    ―¿Qué quieres Chiaki?
    ―Que me-metas tu miembro dentro de mí… por favor…
    ―Llámame amo una vez y lo haré.
    ―Por favor amo, fóllame ―suplicó deseoso de que le cumplieran su deseo.
    ―Muy bien, que buen chico eres.
    ―Guau, guau.
    Kai se masturbó un poco para volver a ponerse duro y quitó la cola de perro del trasero de Chiaki para poder entrar él de forma segura. En cuanto Chiaki notó ese cálido miembro en su interior, en comparación con ese juguete suspiró aliviado. Era mucho mejor el miembro de su novio que cualquier juguete. Ser el seme no estaba nada mal, pero ser el uke con Kai era mucho mejor. Lo echaba de menos cuando este tardaba en hacerlo suyo. Tendría que decirle que no se tardara tanto la siguiente vez.
    El moreno empezó a moverse en el interior de su novio con movimientos rítmicos, primero lentos, acostumbrándose a ese cálido y húmedo interior, y luego más rápido buscando el punto de placer del chico. Era tan placentero tener sexo con Chiaki que no podía evitar emocionarse e ir más rápido. El otro chico parecía disfrutarlo, también. Estaban en su clímax de nuevo. Parecía que podían correrse de nuevo en breves. Se sentía tan bien… que al final ambos se corrieron sin poder resistirse.
    ―Te amo, Chiaki.
    ―Yo también te amo, Kai.
    Kai salió de su interior y se dejó caer al suelo para poder respirar un poco. Estaba bastante agitado de tanto sexo y le faltaba un poco de respiración. Chiaki estaba igual que él en realidad. Y aún llevaba el antifaz y las orejas de perrito que le había puesto antes. Se veía muy sexy sonrojado por el esfuerzo, jadeando agitado y con esos elementos aún puestos en él. Kai decidió que era hora de acabar con el juego. Y se acercó a él para quitarle ambos juguetes. Chiaki parpadeó un par de veces antes de acostumbrarse a la luz nuevamente y le sonrió feliz. Luego se acercó a él y se acurrucó un poco junto a su novio.
    ―¿Estás bien, Chiaki?
    ―Cansado, pero si, echaba de menos estos juegos.
    ―Es cierto, últimamente han pasado tantas cosas, que no hemos tenido tiempo.
    ―Es verdad. Demasiadas cosas… y todo son más bien preocupaciones, más que otra cosa.
    ―Supongo, pero ha pasado casi un mes y nada más ha sucedido.
    ―A ver si dura. Me gusta más cuando estamos así tranquilos. Y podemos disfrutar del momento solo nosotros dos.
    ―La verdad es que yo también lo prefiero ―le dijo el moreno mirando a su novio― por cierto, ¿Te parece bien si nos limpiamos y nos tumbamos en la cama? Estaremos más cómodos.
    ―Me parece bien.
    Una vez en la cama los dos limpios y vestidos, se pusieron cómodos finalmente. Se merecían esos momentos de tranquilidad los dos juntos y sin nada de qué preocuparse. Estaban felices y ambos se sentían realizados. Querían descansar después de tantos problemas y poder tener un momento de placer y de amor. Pero no sabían muy bien de qué hablar en esos momentos.
    Ambos se mantuvieron callados, metidos en sus pensamientos. Kai siempre había intentado mantener sus pensamientos limpios y tranquilos. Confiaba en su relación con Chiaki, no tenía dudas al respeto, pero no podía sacarse a ese hombre de la cabeza. ¿Por qué había aparecido? ¿Cómo había podido sentir algo como eso? ¿Qué fuerza tan increíble podía llegar a hacer sentir así a una persona? Ser predestinados era algo muy impresionante. También le sorprendía que Chiaki hubiese encontrado el suyo. Y que ninguno de los dos hubiese vuelto a aparecer en sus vidas. Lo agradecía, en realidad. Solo que no podía sacárselo de la cabeza.
    ―¿No has vuelto a ver a Shun? ―le preguntó de repente a Chiaki.
    ―No, realmente no. Supongo que si no voy por su zona del campus, no lo veré de nuevo. El campus es muy grande.
    ―Eso está bien.
    ―Sí, porque no tengo ningún interés en volver a pasar por eso.
    ―Tienes razón, es muy extraño el sentimiento de tener un celo así de fuerte y repentino.
    ―¿Tú tampoco has vuelto a ver a Eiden?
    ―No, por suerte no. Da mucho miedo esa sensación… La sensación de no poder controlar mi cuerpo y también la de falta de protección. Pensar que si alguien me hubiese encontrado en ese estado habría podido pasar algo indeseado y que yo no podría controlarlo… En esos momentos no tenía fuerza para resistirme. Ese celo fue realmente fuerte.
    ―Yo también tengo miedo de que pase eso de nuevo y te hagan algo.
    ―No me gusta esa sensación. Hay pocas cosas que me den miedo, pero en ese caso lo sentí en todo mi cuerpo y en toda mi alma. Cuando llegó tu madre me sentí tan tranquilo que al poco me desmayé del alivio.
    ―¿Fue por eso?
    ―Me encontraba muy mal y estuve consciente solo para mantenerme a salvo de posibles alphas o betas que viniesen atraídos por mí. Pero… después de llegar tu madre sentí que podía relajarme. Dicen que el quedarse inconsciente es una manera de evitar el dolor, cuando este es muy fuerte.
    ―Siento mucho que tuvieses que sufrir tanto y no poder ayudarte…
    ―Si te hubiese llamado te habrías visto afectado por mis feromonas. Podrías haber entrado en celo de nuevo. Y eso habría sido peligroso.
    ―Es cierto.
    ―Lo primero que pensé fue llamarte a ti… Te quería a ti. Tenía ese pensamiento del celo, y a pesar de que fue con otro chico yo te deseaba a ti. Pero era peligroso. Tu celo podía ser un problema, quizás la segunda vez si me habría quedado embarazado. O habría tenido que tomar de nuevo el anticonceptivo.
    ―Tienes toda la razón. Solo que me siento un poco inútil en estos casos. Soy tu novio pero no puedo hacer nada. Solo podría hacerte daño en vez de ayudarte.
    ―Las feromonas son un problema. Y el celo aún más. Es mucho más problemático de lo que habíamos pensado. Esto se podría evitar si me marcaras.
    ―¿Ma-marcarte? Aún somos jóvenes.
    ―Lo sé. Sé que no quieres aún. Sé que aún no estás preparado y que da miedo tal responsabilidad y tal lazo. Te esperaré, de verdad. Sólo que yo también siento miedo, aunque por otros motivos. Yo tengo miedo de que mis feromonas atraigan a otro alpha. Que me hagan algo en contra de mi voluntad… o peor que me marque otro alpha cuando tenga un celo incontrolado. No quiero tener miedo… eso me hace débil, lo sé. Y por mucho que intento evitarlo, es inevitable.
    ―Lo siento, Kai.
    Chiaki se acurrucó un poco en los brazos de Kai. Se sentía realmente mal. Sabía que su novio no quería eso y que solo estaba intentando expresarle sus sentimientos. Lo entendía. Él también tenía miedo. Él tenía miedo de que le hicieran algo otras personas. Mientras que él tenía miedo de ser quien hiciera daño al moreno. Quizás no tendría que pensarlo tanto. Quizás solo tendría que ayudar a su omega. No era malo, luego solo tendría que hacerlo feliz para siempre. Pero… ¿Y si Kai luego se arrepentía de ello?
    ―Kai… ¿Tú estás seguro de que me amas y me amarás para siempre?
    ―Por supuesto.
    ―¿Y si te marco no te arrepentirás con el tiempo?
    ―No lo haré.
    ―¿Cómo puedes estas tan seguro de ello?
    ―Porque te amo.
    Esa respuesta hizo sonreír a Chiaki. Su novio siempre decía las cosas claras, y eso era algo que le gustaba mucho de él. Tenía las cosas claras, al parecer. Y siempre parecía tener las cosas más que claras. Se portaba muy bien con él y no parecía tener dudas respeto a su relación. Quizás era verdad que no debía preocuparse tanto y que era mejor actuar. Si ponía a sus padres de ejemplo, estos no se habían arrepentido nunca del enlace.
    ―Kai, si quieres y me lo permites, te marcaré en el próximo celo.
    ―¿Estás seguro?
    ―Por mi está bien… realmente para un alpha no es tanto como para un omega. Me preocupas más tú. ¿Tú lo estás?
    ―Yo sí. Confío en ti. Sé que me vas amar para siempre y que vas a estar a mi lado. Y yo te amo. Nunca me arrepentiré de eso, así que no tengo dudas.
    ―Está bien, entonces podemos hacerlo ―respondió Chiaki mirando al moreno muy fijamente―, dejaré mis miedos atrás, voy a dejar de dudar sobre el futuro.
    ―Gracias, Chiaki. Te amo.
    ―Y yo a ti.
    Continuará…
     
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