|| Spies in Disguise | Walance || El espía que me amó [One-Shot]

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    ¡Holas, holitas, holotas, habitantes de la red! No hace falta, pero os voy a contar la génesis de este desastre.

    Me vi durante la cuarentena la película Spies in Disguise —muy recomendada, por cierto— y la amé. Quise en ese momento hacer un fic, pero la vida me apretaba las tuercas y, en fin xdd ¡Pero! Ayer me la volví a ver con mi querida chica flamenco y me dije «ahora sí que sí».

    Así que nada, lo he escrito a lo largo de todo hoy y, para variar, no lo he revisado. Las viejas costumbres no mueren xdd

    Os dejo ya en paz. ¡Ojalá os guste!




    QUOTE
    Pareja: Walance (Walter Becket y Lance Sterling).
    Longitud: 4383 palabras.
    Advertencias: Angst con final feliz.
    Disclaimer: Los personajes pertenecen a Blue Sky Studios. Yo no tengo ni derecho ni poder sobre ellos, sólo los manejo sin fines lucrativos en puro carácter lúdico.

    El espía que me amó


    Con cuidado, cogió la ficha del caballo y la acarició con el pulgar, disfrutando del relieve de la figurita. Con la delicadeza adecuada podía sentir hasta los ojos y los ollares, así como cada crin, todo cuidadosamente tallado en el material blanco.

    Su oponente carraspeó, apurándole, y sus ojos azules se dirigieron al reloj que cronometraba la jugada. Volvió a su rival, quien sonreía como un zorro, totalmente confiado de que ya había ganado la partida. No había ningún movimiento posible que pudiese sacarle de la trampa en la que, estúpidamente, había caído.

    Pero entonces el caballo blanco se situó en la casilla 2D y, con un golpecito, derribó al rey de las negras.

    —Bum —sonrió el joven —. Jaque mate —se echó hacia atrás en la silla, golpeando el reloj para parar la cuenta, y cruzó los brazos bajo el pecho con un gesto de satisfacción —. ¿No te cansas de perder, Killian?

    El hombre soltó un bufido y, con la elegancia que caracterizaba cada uno de sus movimientos, aplaudió brevemente.

    —Bravo —dijo con una pequeña sonrisa —. Ha sido una jugada interesante. Me has distraído con ese juego entre la reina y el alfil —se inclinó sobre el tablero, analizando mejor la disposición final de las piezas —. ¿Quién iba a decir que el joven Becket, capaz de sacrificar su vida para salvar a un malvado asesino, sería tan cruel y despiadado en el ajedrez?

    —Si hubiese realmente vidas en juego, mi estrategia sería muy distinta —fue la respuesta de Walter.

    —No lo dudo —dijo Killian con una pequeña risa que se fue desvaneciendo lentamente. Miró entonces el reloj que colgaba de la pared y suspiró —. Bueno, parece que la visita está acabando.

    —Eso parece —corroboró Walter, mirando también el reloj de la pared como si no llevase uno en la muñeca. Miró a Killian y le dedicó una sonrisa dulce —. Al menos me da tiempo a ver el estreno del nuevo capítulo de La estrella más brillante. ¡Espero que no tenga un final tan polémico como Corazones de Seúl!

    —¡Ojalá! —Killian lo dijo con auténtica emoción —Aún no puedo creer que Ha-neul dejase a Taeyang para casarse con Yoon.

    —¡Lo sé, es una locura! —gesticuló Walter —Al menos Dong y Chin-hwa tuvieron su final soñado pese a los deseos del padre de Dong.

    —Ese hombre se mereció el quiebre —asintió un poco Killian.

    —Eso es cierto, pero… ¿Sabes? S3xFr3ak42069 (un nombre horrible, por cierto) me llamó «idiota» —hizo las comillas con los dedos y burló la voz al decir el insulto —por opinar que Chin-hwa hizo bien en ofrecerle un nuevo empleo.

    —¡Intentó matarlo para que no se casase con Dong!

    —¡Lo sé! Pero todos merecemos una segunda oportunidad, ¿no crees? —sonrió un poco, logrando que Killian apartase la mirada.

    El guardia se acercó un par de pasos con un discreto aviso de que el tiempo se había acabado. Ante esto, Walter suspiró y asintió con una sonrisa de agradecimiento antes de guardar cuidadosamente el ajedrez en su estuche portátil.

    —La semana que viene te contaré qué ocurre —prometió Walter, ya de pie frente a Killian —. Y quizá debería traer otro juego, está claro que el ajedrez no se te da demasiado bien…

    —El ajedrez se me da de miedo —sonrió el otro —. Simplemente resulta que a ti se te da un poco mejor.

    —¿Un poco? ¡Te he machacado, colega! —volvió a gesticular exageradamente, sacándole a Killian una de esas risas suaves y graves a boca cerrada.

    —A lo mejor resulta que te estoy dejando ganar.

    —Qué va. Te machaco. ¡Inmisericordemente! —añadió desde la salida, girándose para señalarle con ambas manos —¡Hasta la semana que viene!

    Killian, con su postura recta, hizo un saludo con la cabeza y sacudió un poco su mano derecha, al menos hasta que la puerta se cerró.

    —Gracias por dejarle estar sin esposas, Jack —dijo Walter en voz baja.

    —Era lo menos que podía hacer después de que salvases a mi sobrina en aquel ataque —aseguró el guardia, ganándose una sonrisa cómplice de Walter.

    Pocos minutos después, el joven científico había salido definitivamente de la prisión gubernamental de máxima seguridad donde Killian había terminado encerrado y se dirigió a su coche, un discreto Audi de un color gris «paloma», tal y como había dicho Marcy entre risas cuando le había dado las llaves.

    Subió y suspiró, encendiendo el motor para, rápidamente, ponerse a trastear con la pantalla de mandos.

    Dirección: fijada. Piloto automático: activado. —dijo la agradable voz computarizada antes de dar paso a una emisora de radio aleatoria.

    Walter se relajó en el asiento mientras terminaba de abrocharse el cinturón y entonces volvió a mover los dedos sobre la pantalla táctil. Podría haber dado la orden de forma oral, pero le estaba gustando la canción y no quería que el ordenador la interrumpiese, sobre todo para la decepción que acabó siendo aquello.

    Todas sus bandejas de entrada estaban vacías, salvo por alguna notificación en redes sociales y un bono descuento para su tienda de electrónicos favorita, y tampoco había una sola llamada perdida esperando ser encontrada.

    «¿Qué se le va a hacer?» pensó, mirando por la ventana.

    ★ · ★ · ★ · ★ · ★


    —¿En serio vas a ir a ver Mano Robótica? —preguntó Lance con el ceño fruncido. Ni siquiera se giró a ver qué había empezado a picotear ahora Ojos Locos.

    —Se llama Killian —corrigió con paciencia Walter, aunque su atención estaba puesta en dos chaquetas amarillas. Una era de un tono más mostaza, la otra era más tostada.

    Si se le preguntase a Lance, diría que ambas eran exactamente iguales.

    Walter acabó cogiendo la mostaza.

    —¡El propio nombre lo dice! ¡Kill! ¡Eso es matar! ¡Como lo que intentó hacernos a nosotros, por cierto!

    La forma en la que Walter pasó por su lado sin dirigirle la mirada dejaba perfectamente claro, incluso a ojos extraños, que estaba ya acostumbrado a los berrinches y a las escenitas que Lance Sterling hacía esporádicamente.

    —Se disculpó por eso y ha aceptado sin rechistar la condena impuesta —afirmó el joven genio mientras se ponía la chaqueta. El arrullo de una paloma le hizo girarse a su reloj —. Gracias, Lovey —sonrió, atándose el reloj en la muñeca.

    —¿Cómo puedes ser tan ingenuo? —volvió Lance a la carga, caminando a su lado mientras Lance iba a un armario. Le ayudó a coger algo de un estante alto y volvió a acompañarle sobre sus pasos —¡Que se ha disculpado, dices! ¡Oh, pues ya está, todo solucionado! ¡Llevémoslo a tomar chocolate caliente y vamos a cantar y bailar por las montañas!

    —Tu cinismo es agotador —respondió el joven, girándose de pronto hacia Lance y poniéndole un dedo en el pecho —. ¿Debería llevar algo de comer?

    —¿A la penitenciaria de la HTUV? No hace falta, suelen regalar fruta a los visitantes. Es parte de una nueva política de concienciación o no sé qué rollos…

    —Cierto, lo había olvidado. El otro día me dieron una manzana increíblemente dulce. ¡Tendría que haberla multiplicado!

    —Oh, por favor —Lance bufó, cruzando los brazos sobre el pecho y enarcando una ceja con una sonrisa burlona —. La última vez que multiplicaste comida con ese cacharro, casi me haces un agujero en el estómago.

    —¡Ya te dije que era un prototipo! —los ojos de Walter se iluminaron —Sé que aún es un proyecto en perfeccionamiento, pero cuando esté totalmente finalizado… —sacudió la cabeza y se dio la vuelta para terminar de hacerse la mochila —Quizá sea la clave para acabar con el hambre en el mundo.

    Durante unos segundos, Lance simplemente miró la espalda del joven. Acabó por soltar un suspiro y se acercó a él, poniéndole las manos en los hombros y, gentilmente, haciéndole girarse para poder mirarle.

    —Ese hombre es muy peligroso.

    —Ven conmigo, entonces —propuso Walter, aparentemente sin queja alguna ante la corta distancia que los separaba en esos momentos —. Puede haber dos visitas y…

    —No —le interrumpió Lance, volviendo a fruncir un poco el ceño y afianzando las manos en los hombros del científico —. No quiero volver a verle. Y, de verdad, no entiendo por qué tú sí.

    —Pues yo… —buscó las palabras adecuadas, pero durante ese lapso, Lance aprovechó para ponerle una mano en la mejilla, haciéndole alzar otra vez el mentón para que sus miradas volviesen a encontrarse.

    —Tienes un corazón que no te cabe en el pecho, Walter. Estás lleno de amor, más del que este mundo merece, y esa es una de las razones por las que me gustas tanto, pero eres demasiado idealista. Salvar todas las vidas, acabar con el hambre en el mundo, redimir a un psicópata… No te das cuenta de que hay muchas fuerzas muy poderosas en el tablero, gente poderosa para quienes eres una mosca pesada que, como te descuides, intentarán aplastar.

    —¡Oh! ¡Dato divertido! El cerebro humano procesa unas 60 imágenes por segundo, pero el de las moscas pueden procesar alrededor de 250 por segundo. Eso les da una capacidad de análisis y reacción absurdamente rápidos, ¡por eso es tan difícil pescarlas! Además, sus ojos compuestos les dan una visión de 360º.

    Hubo un breve y silencioso cruce de miradas durante el cual Walter mostró su fascinación por los animales en una emocionada sonrisa mientras que Lance intentaba ver la forma menos dura de devolverle a la realidad.

    —Lo diré muy claro: no quiero que sigas viendo a Mano Robótica.

    —¡Pero Lance!

    —¡No me vengas con peros, Walter! No me gusta nada que inviertas tanto tiempo en ese hombre después de todo el daño que ha causado, ¡y del que nos ha causado a nosotros!

    —Ah, ¿prefieres que invierta ese tiempo en ti? —se rio en un tono de inocente jugueteo, como si fuese una de sus peleas llenas de complicidad y confianza —No tienes que ponerte celoso, ¡te quiero a ti!

    Quizá el cerebro humano procesase unas 60 imágenes por segundo, pero tanto Walter como Lance necesitaron cerca de un minuto para digerir la frase que acababa de salir de la boca de Walter sin que el propio chico, por muy superdotado que fuese, lo hubiese podido prevenir.

    Era la primera vez que uno decía «te quiero» y claramente ninguno estaba preparado para aquello. El pánico empezó a invadirlos, aunque de formas distintas. Walter se fue poniendo cada vez más nervioso, Lance por su parte prefirió retroceder un paso, consternado.

    —Tengo que irme —dijo en voz grave y, con una mirada que indicaba que todavía estaba intentando reponerse de aquello, salió de la casa a paso rápido.

    Jeff y Ojos Locos ulularon antes de revolotear para seguirle, dándose de cabeza contra los cristales de la puerta. Mientras ambas palomas resbalaban al suelo, Lovey voló con mucha más elegancia hacia Walter para posarse en su hombro y ofrecerle confort en forma de suaves caricias y arrullos.

    ★ · ★ · ★ · ★ · ★


    Con un gruñido, Walter apagó la tele y abrazó a Unity, acurrucándose entre los cojines del sofá, con las piernas recogidas bajo una manta.

    El nuevo capítulo de La estrella más brillante había estado lleno de suspense, aventura y romance, todo ello salpicado con gotas de comedia perfectamente equilibradas, tal y como solía ocurrir con los doramas de este director, pero ni siquiera las gloriosas aventuras de Sun Hee y Min Ho pudieron distraerle tanto como en un principio había anticipado.

    Lovey, que dormitaba a un lado desde hacía un rato, entreabrió un ojo y acabó por desperezarse con un gracioso movimiento de plumas para acercarse a Walter y acariciarle una mejilla con su pico.

    —Estoy bien, Lovey —susurró Walter, pero al ver la cabeza de la paloma girarse un poco, acabó por romper a llorar y abrazó con más fuerza a Unity, quien soltó su frasecita de siempre con el mismo tono alegre de siempre —. ¿Por qué no me ha llamado? ¡Nada! ¡Ha pasado una semana entera y yo…! No sé nada de él —añadió en un susurro, hundiendo la cara en Unity.

    Si una paloma puede poner cara de tristeza, esa era definitivamente la cara que tenía Lovey en esos momentos.

    Le había dicho que le quería hacía una semana entera. Siete días, 168 horas, 10.080 minutos, 604.800 segundos. En realidad, había sido algo más de tiempo, pero pensarlo era incluso más deprimente.

    Lance se había ido de la casa de los Becket y Walter había ido a ver a Killian. Y, una semana después, había vuelto a ir a verle. Y planeaba ir a verle a la semana siguiente, dentro de otros 604.800 segundos. Se lo había prometido, después de todo, y además no sería su tercera visita, sino la décima. Simplemente antes iba a verle a su celda provisional, pero ahora lo habían trasladado a otro centro menos subterráneo, aunque igualmente secreto y bien protegido.

    Suponía que Lance se había esperado que las visitas parasen tras el nuevo alojamiento y por eso había reaccionado así al verle prepararse, pero igualmente Walter seguía sin entender qué había de malo en aquello.

    ¿Podía ser aquel el motivo por el que se había ido y no había vuelto a contactarle? Walter ya no sabía qué pensar, ni qué opción prefería. Un cociente intelectual tan alto y se veía incapaz de pensar una sola salida halagüeña de aquella situación.

    —Quizá sea mejor ir a dormir —acabó por decir cuando su llanto se calmó lo suficiente.

    Se secó las lágrimas en la manga, le dio un besito a Lovey y se puso en pie. Ya recogería al día siguiente los restos de pizza fría de la mesa.

    ★ · ★ · ★ · ★ · ★


    No le despertó el motor del coche —era inaudible incluso en el silencio de la noche—, tampoco la ventana al abrirse —el intruso fue extremadamente cuidadoso— ni los pasos que se acercaban por el pasillo a su dormitorio —la moqueta amortiguaba el ya de por sí reducido sonido de aquellos zapatos negros—. No, lo que le despertó fue…

    —¡¡Mierda!!

    Sí, ese grito.

    Incorporándose en la cama como movido por un resorte invisible, quiso protegerse con Unity mientras su mano tanteaba a ciegas a un lado, buscando el interruptor de la luz y tirando en el proceso el despertador, el móvil y su boli multiusos, que al golpear contra el suelo se activó y lanzó su rayo gelificante.

    —¡No, no, no, no! —gritaba el intruso mientras su cuerpo se iba derritiendo, cayendo al suelo como si sus huesos hubiesen perdido toda solidez. Que era, por cierto, lo que había ocurrido.

    Walter consiguió encender la luz, por fin, y se encontró con Lance Sterling, el mejor espía del mundo, convertido en un pegote en el suelo de su dormitorio mientras Lovey inflaba elegantemente las plumas de su cuello, como si fuese una dama y, definitivamente, como si no hubiese saltado a atacar a Lance.

    —¡Lance! —exclamó Walter, saltando de la cama.

    —Ayúdame —fue el comentario de Lance, amortiguado por el suelo.

    Con mucho esfuerzo y la ayuda de su parvada favorita consiguió subir a Lance a la cama, dejándolo bocarriba. Le quitó los zapatos y se sentó a su lado, mirándole un par de segundos antes de abrazarle, apoyando la cara en su pecho.

    —Yo también te he echado de menos —murmuró el espía tras unos momentos de simplemente disfrutar del contacto.

    —¡Idiota! —sollozó Walter. Lance se sorprendió, no se había dado cuenta de que el chiquillo estaba lleno de emociones hasta que había oído su voz rota. Ahora, además, contaba con un primer plano de su cara, con el ceño fruncido en reprimenda, los labios apretados y los ojos brillantes —¿Dónde has estado todo este tiempo?

    —Singapur —respondió Lance tras recuperarse de la sorpresa inicial. Quiso acariciarle una mejilla, pero no pudo ni levantar el brazo dos centímetros. Bufó con cierta frustración —. Joy me envió a una misión ultra secreta apenas salí de aquí la semana pasada.

    —¿Por qué no me lo dijiste? ¡Somos un equipo!

    —Equipo Rarito, lo sé —suspiró Lance con un tono conciliador —. Era una misión para un solo hombre. Además, tú ya tenías planes y yo…

    —¿Tú qué?

    Al ver que Lance se callaba, Walter dio un golpecito con la mano en la cama y saltó al suelo. Cogió el bolígrafo multiusos —justo antes de que Ojos Locos se lo tragase por quinta vez ese mes— y lanzó directamente a la cara de Lance un chorrito con olor a lavanda.

    —¡Eh, el suero de la verdad no es jugar limpio! —se quejó el espía tras las toses pertinentes.

    —¡Si es la única forma de que me hables con franqueza, me da igual! —repuso Walter sin al parecer darse cuenta de que había terminado con las rodillas clavadas en el colchón, una a cada lado de la cadera de Lance —Continúa.

    Lance se mordió el labio inferior, claramente intentando contenerse, pero aquel maldito chico era un maldito genio y su maldito trasto funcionaba malditamente bien. Maldita sea.

    —¡Necesitaba tiempo para pensar! —reconoció por fin, respirando hondo como si hubiese contenido el aliento durante un minuto entero.

    —¿Para pensar? —insistió Walter, claramente no satisfecho con esa respuesta.

    —Nunca nadie me había dicho que me quería, necesitaba asimilarlo y ordenar mis propios pensamientos —dijo en voz baja, mirándole directamente a los ojos.

    Walter relajó la expresión, también la postura. Sus hombros bajaron y acabó por acomodarse al lado de Lance, con la cabeza sobre su hombro, mirando las constelaciones que había pintado en el techo cuando era un niño.

    —También fue la primera vez que yo le decía a alguien que le quería. Salvo a mi madre y abuela, claro —reconoció en voz baja.

    —¿En serio? —Lance consiguió mover la cabeza para mirarle y se encontró con el perfil de Walter y una sonrisa entristecida en sus labios.

    —Antes de ti, yo no tenía amigos, ya lo sabes. Sólo Lovey —la paloma soltó un arrullo, claramente entendiendo su nombre, pero captando que, por una vez, era mejor que no interrumpiese el ambiente —y Unity —se rio esta vez mientras cogía el unicornio de peluche. Acabó abrazándolo contra su pecho y respiró hondo —. Ahora tengo muchos amigos, la gente me mira no como si fuese un rarito, sino como alguien con buenas ideas. Pero tú eres la única persona a la que realmente quiero impresionar y complacer. Y, aunque lo dije sin pensar, lo dije en serio. Te quiero, Lance. Pero entiendo que tú no me quieras a mí —añadió rápidamente.

    No se atrevió a mirarle, pero si lo hubiese hecho se habría encontrado con una mirada cargada de cariño.

    —Cuando Killian me capturó —empezó Lance tras un rato de estar sumidos en un silencio relativamente cómodo —, cuando disparó al submarino, pensé que te había matado. Te creí muerto, Walter. Y durante ese tiempo, lo único que podía pensar era en que no volvería a ver tu sonrisa, ni a escuchar tus terribles chistes o tus inacabables datos sobre palomas… No volvería a pincharte, ni a huir contigo, ni a pelear contigo. No habíamos pasado tanto tiempo juntos, pero habías cambiado por completo mi vida. No quería perderte, y por eso perderte fue tan doloroso y aterrador. Siempre volaba solo porque si no tienes a nadie, no puedes perder a nadie.

    Walter no se atrevía a moverse. Había acabado por clavar los ojos en Orión, escuchando en silencio. Casi ni respiraba, y su labio inferior temblaba ligeramente por la emoción que le iba embargando poco a poco.

    Lance se dio cuenta de esto, claro, pero de nuevo se vio incapaz de alzar una mano para ofrecerle cierto consuelo. Estúpido rayo gelificante.

    —Killian te mató. Sí, ya sé —le interrumpió al ver que Walter iba a hablar —que realmente no moriste, pero aún tengo pesadillas con eso, ¿sabes? ¿Y si no hubieses salido a tiempo? ¿Y si el abrazo inflado no se hubiese activado correctamente? ¿Y si…? —ahora fue su voz la que se rompió, haciendo que Walter girase la cabeza hacia él —¿Y si nuestro último momento hubiese sido ese? ¿Cómo podría perdonar a Mano Robótica por eso? ¿Cómo podría perdonarme a mí mismo…?

    Walter se movió, quedando de medio lado, un poco sobre Lance. Le tomó las mejillas con las manos e insistió hasta que por fin abrió los ojos para mirarle. Un par de gotas saladas cayeron en picado a las mejillas de Lance y rodaron hasta juntarse con las que el propio espía empezaba a soltar.

    —Yo también he pensado en eso. En eso y en mucho más. ¿Y si no hubiese desactivado el Asesino a tiempo? ¿Y si te hubiesen matado a ti? ¿Y si no hubiese sobrevivido? Pero no vale la pena pensar en lo que pudo haber sido y no fue, ¡sobre todo cuando hubo un final feliz! Lance, estamos vivos. ¡Todos estamos vivos! ¿No es mejor centrarse en eso?

    —Pero ¿y si la próxima vez te pierdo de verdad? —acabó por ladrar Lance.

    —No me perderás.

    —¿Cómo puedes estar tan seguro?

    —Porque eres el mejor espía del mundo —susurró Walter con una sonrisa llena de ternura.

    Ante esa respuesta, Lance se quedó primero en silencio. Después, demostrando una gran fuerza de voluntad —y que había pasado más rato del que ninguno de los dos esperaba—, alzó una mano para agarrar el cuello del pijama de Walter y tiró de él hasta que sus labios se encontraron.

    —Te quiero, Walter Becket —acabó por decir.

    La sonrisa de Walter nunca había sido tan amplia.

    ★ · ★ · ★ · ★ · ★


    Lance metió la mano en la bolsa de palomitas, sacó un puñado y se lo metió sin contemplaciones en la boca, quejándose con el golpe que recibió de Walter en la pierna.

    —¡Te las vas a acabar todas!

    —Come, entonces —fue la respuesta con la que se ganó un bufido divertido.

    Walter acabó por coger el bol de palomitas y ponérselo en el regazo, pero entonces Lance cogió a Walter y, como si no pesase nada, lo levantó y lo subió a su propio regazo. Walter no tuvo ninguna queja al respecto y simplemente encendió la tele para buscar una película que ver esa noche.

    —¿Mañana irás a ver a Mano Robótica?

    —¡Sabes perfectamente que se llama Killian! —refunfuñó Walter —Y sí, iré.

    —¿Qué hacéis exactamente?

    —Bueno, no sé… Hablamos de La estrella más brillante y echamos una partida de ajedrez.

    —¿En serio? ¿Al jodido Mano Robótica le gustan los dramas coreanos? —Lance era, cuanto menos, escéptico.

    —Son arte —afirmó Walter —. Le conté toda la trama de Corazones de Seúl y se enamoró por completo. Seguro que si tú le dieses una oportunidad…

    —Paso —replicó Lance con un gesto de mano —. Así que jugáis al ajedrez… ¿Por qué no juegas al ajedrez conmigo?

    —Porque eres malísimo. ¡Ni siquiera te sabes el nombre de las piezas!

    —¡Eso no es cierto! Simplemente me sé los nombres que les puse yo —sonrió Lance —. Sólo espero que no esté intentando seducirte con chorradas como compartir intereses y hablar de ellos…

    —¿Seducirme? ¿Killian? —Walter soltó una risita mientras sacudía la cabeza —¡Podría ser mi padre!

    —¿En serio?

    —No lo sé, nunca conocí a mi padre —comió un par de palomitas y luego se encogió de hombros —. Pero realmente es muy mayor para mí.

    Lance enarcó una ceja, apoyando una mejilla en su mano.

    —Sabes que sólo tiene dos días más que yo, ¿verdad?

    —¿Eh? —claramente, Walter no lo sabía.

    —Literalmente nació dos días antes que yo. Él el dos, yo el cuatro, ambos en enero de 1980.

    —No aparentas tener 40 años —reconoció Walter tras unos instantes de procesamiento de la nueva información.

    —No pareces preocupado.

    —¿Por qué iba a preocuparme?

    —Tú tienes 20 años. He mirado tu historial —Lance empezaba a parecer genuinamente divertido con la conversación o, más bien, con la tranquilidad de Walter ante ese abismo cronológico que se abría entre ellos.

    —No veo el problema. Además, aunque hubiese realmente uno, ya daría igual —acercó su cara a la de Lance y le dio un besito suave en los labios —. Las palomas se emparejan para siempre.

    Lance sonrió y buscó besarle de nuevo, de una forma un poco más larga, aunque en un gesto lleno aún de cariño. Le gustó que Walter se abrazase a él y no dudó en corresponder de la misma forma. Al terminar el beso, apoyó su frente en la del chiquillo y le miró con una sonrisa aún en la boca.

    —Tienes que renovar el repertorio, Becket. Ese dato ya me lo habías dicho.

    —¡Oh! ¡No pasa nada, tengo muchísimos más!

    —No, déjalo, mejor sigue buscando una película, por favor.

    —¿Sabías que las palomas son las únicas aves que no levantan su cabeza para tragar agua?

    —Walter…

    —¡Ven hasta 42 kilómetros de distancia!

    —Por el amor de…

    —¡Y pueden producir dos sonidos: vocales y no vocales!

    Si iba a haber un nuevo dato, no llegó a pronunciarse, no cuando Lance decidió utilizar su nueva táctica favorita para callar a Walter. Era bastante sencillo, simplemente tenía que sellar los labios del muchacho con los suyos. El efecto era instantáneo.

    Se fue separando muy poco a poco, todavía con un fino hilo de saliva uniendo sus bocas. Le miró a los ojos, disfrutando de ese rubor casi adolescente en las mejillas de su reciente pareja —reciente porque llevaban juntos seis días, 144 horas, 8.640 minutos y 518.400 segundos—, y le dedicó su mejor y más seductora sonrisa.

    Walter suspiró, acariciando la mejilla de Lance, pero entonces parpadeó y sus ojos volvieron a brillar como siempre que se enfrascaba en un tema que realmente le apasionase.

    —Solo las palomas adultas hacen sonidos vocales.

    —¡Me voy!

    —¡No, espera! ¡Me callo, de verdad!

    —¿Seguro?

    —Sí. ¡Y ya sé qué película podemos ver!

    Lance suspiró y lo abrazó contra su pecho.

    —¿Y bien?

    Walter recuperó el mando —se debía haber caído entre besos— y pulsó un botón, apareciendo la carátula de una película de animación en la pantalla.

    Valiant.

    —¿De verdad hay una película sobre palomas?

    —A Lovey le encanta.

    Y Lovey interpretó eso como la excusa perfecta para revolotear hasta sentarse sobre la tripa de Walter, entre el pecho de su mejor amigo y el bol de palomitas, teniendo además acceso al pecho de Lance.

    El espía, por su parte, puso los ojos en blanco y se acomodó mejor en el sillón.

    —Está bien —dijo sin ninguna emoción.

    Quién le diría que, un par de horas más tarde, se iría a dormir con una nueva película en su lista de favoritos.



    Notas finales.

    SPOILER (click to view)
    ★Sí, el título es de una película de James Bond. 1977, protagonizada por Roger Moore, para más señas.

    ★Sí, Lance y Killian se llevan dos días. Y sí, Walter nació el 11 de febrero de 1999. No me miréis a mí, lo pone en su ficha en la wiki xdd

    ★Sí, he buscado datos sobre palomas y moscas sólo para esto.

    ★Originalmente había planeado un fic más largo y complejo. Tras la pelea, Lance se va a la misión ultra secreta en Singapur a investigar a un magnate que parece haber metido las narices en archivos secretos. Por estar pensando en Walter y en sus tequiero es capturado y Walter se autoimpone la misión de liberarlo. Para ello contaría con la ayuda de Killian, conocido criminal del magnate, y bueno, descubrirían que dicho magnate quería desvelar la fórmula secreta de recodificación del genoma de Walter para crear un ejército de soldados transformables en distintos y peligrosos animales.

    Sin embargo, tras escribir la primera escena me he dado cuenta de que eso sería demasiado trabajo y he decidido ir al angst y a las charlas del corazón, que son igualmente efectistas.

    Más corto, más rápido, más simple, más predecible. Pero bueno, cosas que pasan, yo qué sé xdd

    También ha cambiado durante la escritura que Walter se iba a reencontrar con Lance en el hospital del HTUV porque, durante la misión, por estar pensando en Walter y en sus tequiero había bajado la guardia —sí, idea reutilizada, denúnciame— y había acabado herido. Tras la #charla, acordarían tomarse unos días libres e irse juntos de viaje a Corea.

    Pero los personajes se han movido solos y ha pasado lo que ha pasado. ¿Upsie?


    Edited by Bananna - 10/11/2020, 22:27
     
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    @yo mientras leía



    La intención original era ir comentando de parte favorita a parte favorita del fic PERO ES QUE ME HA GUSTADO TODO ???

    QUOTE
    Si una paloma puede poner cara de tristeza, esa era definitivamente la cara que tenía Lovey en esos momentos.

    Te va a parecer una tontería, pero me gustó muchísimo esa frase. De verdad, no sé qué tiene y la habrás escrito así en un plis, pero me causó impresión, me marcó yokeséh XD
    Recalcaré el hecho de que la idea que dejaste en el tintero (?) me parece fantástica. A ver, todo lo que tenga a Walter es fantasía pura, ¿y encima casadísimo con el hombre-paloma? ¿Jugando ajedrez con el #daddymaterial? Sí a todo.jpg

    Este comentario debía quedar decente y organizado, ¿por qué no es ni lo uno ni lo otro? :c

    Repito que pagaría por ver tu cara leyendo sobre palomas, eso sí tuvo que haber sido fantasía pura.
    -> Insisto: son un amor de bicho.
    --> Vuelvo a insistir: un A-M-O-R

    Poco más que decir, salvo:
    SPOILER (click to view)

    e3c92549e408d7c60f471c0f03db0952
    booooom feel the love baby (?)



    Gracias otra vez por dedicarme la historia ~ iré a leerla por ... ¿decimosexta vez? XD
    ¡Amor, besitos y cosas bonitas! <3
     
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1 replies since 10/11/2020, 22:05   71 views
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