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.Quitando mis propias telarañas en este mundo de piratas. (?) SPOILER (click to view)Dol
Esto pretendía ser un regalo de cumpleaños PERO cuando una es caracolito 🐌 la cosa se atrasa. Yo confío en que te guste, aunque venga con sus buenos días de retraso, ¡lo siento! 🙏
No elegí el tema de vampiros al azar, hubo sesión de consultas con tu buen esposo, ¡pero! ¡Resulta que el Sanji vampiro sí existe! Salió en un evento de Halloween (o algo así), y yo que me alegro porque le queda TAN bien ser un vampiro ~ 👌🔥😏
En fin, poco más que decir: ¡espero que te guste! ❤QUOTETítulo: De sangre y vino
Fandom: One Piece
Pareja: Roronoa Zoro / Vinsmoke Sanji | ZoSan
Género: AU (vampiros), humor, romance
Advertencias: sangre, violencia
Longitud: 1839 palabras
Notas: llevo AÑOS sin saber nada de OP, ni siquiera sabía que Sanji tenía apellido(spoiler: ¡que también es un príncipe!). Todo el conocimiento viene de su página en la Wiki.
Disclaimer: los personajes no son míos, pero prometo tratarlos con todo el amor que se merecen~————————
DE SANGRE Y VINO
Había tardado más de lo previsto en llegar. Un viaje de dos días por el bosque acabó por convertirse en uno de casi dos semanas. Tenía que admitir que orientarse nunca había sido su fuerte y sí, quizá, y sólo quizá, tendría que haber comprado un mapa antes de dejar el pueblo, pero Zoro no era de los que se guiaban con un mapa, prefería fiarse de su instinto. Lástima que ese instinto fuera capaz de perderse en una línea recta.
El caso es que llegó al castillo algún día de octubre, con el frío del otoño colándose bajo su ropa. Era gigantesco, e incluso Zoro (que no tenía la menor idea de arquitectura) podía apreciar el trabajo que había tras un edificio tan grande. No lo rodeaba ningún foso ni muralla, sólo un cartel que rezaba: «refugio para el hambriento» al que, confiaba, nadie hiciera caso.
Entró en el castillo después de recorrer el jardín principal, con demasiados árboles frutales como para estar perdido en una zona montañosa. No era raro para un vampiro tener ciertas excentricidades, como convertirse en el señor de un castillo en pleno siglo XXI, cultivar naranjos en su jardín, o decorar cada esquina del mismo con estatuas de mujeres desnudas talladas en mármol. Nada de esto podía sorprender a Zoro, no en vano llevaba el título de «El mejor caza-vampiros», así que había investigado y estudiado bien a fondo su siguiente objetivo: el renegado de los Vinsmoke.
Los Vinsmoke eran una familia de vampiros casi tan antigua como el territorio que ocupaban, el reino de Germa. Y el vampiro que vivía en este castillo tan lejos del territorio familiar era el hijo menor, Sanji. Había renunciado públicamente a su apellido y fue tan sonada esta ruptura (después de todo, los vampiros acostumbraban a vivir en sus núcleos familiares) que se seguía hablando de ella incluso siglos después.
Un vampiro solitario solía ser menos peligroso que uno bien protegido por su familia. Era mera cuestión de números: acabar con un vampiro no es lo mismo que acabar con toda una docena; y Zoro podría tener una habilidad asombrosa con la espada, pero ni siquiera un espadachín tan diestro como él podía contra una familia entera de seres inmortales. Fue por esta razón que puso rumbo al castillo, dispuesto a cobrar la recompensa ofrecida por los mismos Vinsmoke. No pensaba mediar en los asuntos de una familia, mucho menos una familia de vampiros, su trabajo consistía en eliminar a Sanji y llevar la prueba de ello a Germa. No podía ser un encargo más complicado a los que ya había hecho (como aquella vez que tuvo que recorrerse medio desierto siguiendo la pista del vampiro que se creía un cocodrilo, nunca había pasado tanto calor como en Arabasta).
Encontró el castillo demasiado silencioso como para permitirse bajar la guardia, no oía otros pasos que no fueran los suyos. Según su experiencia, los vampiros vivían rodeados de personas a las que hipnotizaban y utilizaban bien como alimento, bien como servicio doméstico… La verdad, había visto ya tantas cosas entre los vampiros que no podría escandalizarse por nada. Pero no había ni mayordomos ni doncellas, no había absolutamente nadie en todo el castillo.
Se detuvo de golpe, no porque escuchara algo sino, más bien, porque lo sintió. Tardó menos de un segundo en apuntar con su katana (nunca le gustaron las armas de fuego) al gigantesco arco por el que acababa de pasar. Justo ahí encontró al vampiro, copa en mano, mirándole.
—No está bien colarse en una propiedad privada —dijo de lo más tranquilo, como si una hoja bañada en plata no le dañara—. Ahora viene el momento en el que intentarás cortarme la cabeza y atravesarme el pecho con una estaca, ¿te importa hacerlo pronto? Estaba ocupado con la cena.
—Un vampiro cocinero, esto es nuevo. —Apretó el mango con ambas manos, esperaba que el vampiro se lanzara a por él, pero seguía quieto en el mismo sitio, bebiendo de su copa—. ¿Cocinas a tus víctimas antes de desangrarlas?
—¿Quién te crees que soy? ¿Hannibal Lecter? —Entendió el «¿quién?» en los ojos de Zoro—. ¿Qué tal si dejamos la espada y cogemos un libro de vez en cuando, bola de musgo? ¿Conoces los marimos? Porque parece que tienes uno en la cabeza.
—Lo que me faltaba, lecciones de un vampiro que juega a las cocinitas.
—No «juego a las cocinitas», marimo. Soy un chef.
—Claro, claro, el chef vampiro.
—¡Te estoy diciendo que lo soy!
En este punto Zoro se preguntó por qué estaba sonriendo en lugar de atacando, sacudió la cabeza y entonces se abalanzó a por el vampiro. No le tomó por sorpresa que desapareciera, afinó el oído, soltó el aire y —siguiendo la dirección que le marcaba el instinto— saltó hacia la primera mota de bruma que comenzó a formarse al otro lado de la sala. Vio la sangre, escuchó su grito y justo después se sintió flotar hasta estamparse su espalda contra las piedras de la pared. Tosió cogiendo aire, notando entonces que Sanji le mantenía en el aire presionando su cuello, la sorpresa es que lo hacía con el pie, ¿por qué no usaba sus manos?
—Eres rápido. —Admitió llevándose las manos a los bolsillos, Zoro se esperó una daga o un revólver, pero no un cigarrillo y un encendedor con sus iniciales—. Quiero decir, para ser un marimo. —Se apartó de un salto y Zoro cayó al suelo, dos parpadeos le bastaron para recuperar su katana y volver a lanzarse a por él.
En algún momento le pareció ver al vampiro caminar en el aire (la segunda novedad en el día) sin dejar de fumar, tirando la colilla en la copa, ya vacía. La batalla se volvió frenética y agotadora, pero consiguió hacerle más de un corte, debilitándole poco a poco gracias a la plata. Fueron diez minutos, o quizá fueran más, no pudo contarlos, pero después de ese tiempo consiguió inmovilizar al vampiro dejándole en el suelo. Sujetó la katana con dos manos y la presionó contra su cuello imitando una guillotina.
—¿Por qué no me apartas? —Tuvo que preguntarlo, se había sentado sobre su abdomen y la plata seguía en contacto con su piel, pero a un vampiro no le costaría demasiado librarse de esto—. Esto debería haber sido más difícil, ¿dónde está la trampa?
—No hay ninguna trampa. —Sanji suspiró con sus manos a cada lado de su cabeza, se mirara como se mirara, era una postura de rendición—. Sabes tan bien como yo que la plata anula temporalmente nuestras habilidades.
—No te has defendido ni una sola vez.
—Claro que sí. —Movió un poco los brazos, del codo al hombro apenas quedaba algo de tela que no tuviera manchas de sangre. Una de sus piernas también se había llevado una buena tanda de cortes—. ¿Lo ves? No paro de sangrar. —Sonrió con la mirada que le dedicó, parecía que luchaba por comprender algo que se le escapaba—. Te preguntas por qué no uso mis manos, ¿verdad?
—Porque eres… cocinero —murmuró sintiendo que las suyas temblaban. Se regañó a sí mismo y volvió a apretar la hoja lo suficiente como para cortar la piel del cuello de manera superficial, con una gota de sangre muy tímida cayendo por allí.
—Te lo he dicho, ¿de qué te sorprendes? No puedo cocinar con los pies, necesito mis manos.
—Intentas engañarme. —Sacudió la cabeza, se estaba distrayendo—. Acabaré contigo aquí y ahora.
—¿Puedo pedirte un favor? —Zoro chasqueó la lengua, su código de honor le impedía negarle nada al que iba a morir—. Córtame en pedazos, quémame o lo que sea que vayas a hacer conmigo, pero no me lleves de vuelta a Germa. No quiero ser un Vinsmoke.
—Nunca vi a un vampiro renegar tanto de su familia.
—Sé que me crees un monstruo, pero los verdaderos monstruos son ellos.
—No me importa, si no les llevo tu cabeza no cobraré la recompensa.
—Llévate lo que quieras de mi castillo, hay salas enteras llenas de tesoros, pero no me lleves a Germa. —Repitió cerrando los ojos, si Zoro se esperaba alguna resistencia, desde luego no iba a haberla—. Prométemelo.
—¿Qué valor puede tener la promesa del que va a acabar contigo?
—No pareces un hombre que falte a su palabra. En otra época podríamos haber tenido más de una conversación interesante.
—Un cocinero siempre es un buen compañero de viaje.
—Y eso que aún no has probado las maravillas que cocino. —Abrió los ojos de repente, o podría haber abierto sólo uno, el otro lo cubría su flequillo—. ¿Tienes hambre? ¿Quieres comer algo? A la cena le debe quedar poco, la he dejado en el horno.
—¿Un horno en un castillo?
—¿Te piensas que cocino en una hoguera? —Se le escapó la risa—. ¿En qué época crees que vivimos? ¿En las cavernas? ¿Quieres que vayamos a cazar un mamut?
—Ya veo que tener una espada al cuello no te hace perder el sentido del humor.
—No es la primera vez que me veo en una situación así. —Sonrió de nuevo—. Te acaban de rugir las tripas, mátame o vamos a cenar. No soporto ver a gente hambrienta.
Zoro apretó un poco más la katana, lo suficiente como para marcar la piel de un vampiro. Soltó una mezcla de gruñido y suspiro poniéndose en pie. Decir que Sanji se sorprendió con esto es quedarse corto.
—No puedo matarte porque no estás vivo —dijo— y es verdad que tengo hambre, ¿hay sake en tu cocinita mágica?
—El sake no es una comida.
—Cualquier plato está rico si se acompaña con sake.
—Tendrás que conformarte con vino.
—Si no hay más remedio. —Se alzó de hombros antes de tenderle la mano. Sanji se levantó, no sin cierto esfuerzo dadas sus heridas, y se acomodó la ropa—. Ten. No podrás hacer un plato decente cuando apenas puedes caminar.
La sorpresa de Sanji fue a más viendo a Zoro cortándose la palma de la mano, apretando el corte para hacer brotar la sangre. Se la acercó y sintió sus pupilas dilatarse. El olor era tan fuerte y el rojo tan intenso que no pudo evitar tragar saliva. El corte tenía cierta profundidad, así que no hacía falta morder, pero no resistió la tentación de enterrar sus colmillos y empaparse entera su boca. El sabor era delicioso.
Se apartó no porque quisiera, sino por el golpe que recibió en la nuca. Preparaba su queja cuando sintió el filo de plata frente a su nariz, sintió temblar su piel entera.
—No voy a permitir que me bebas como a un refresco.
—Yo no bebo refrescos. —Le respondió tragando las últimas gotas que quedaban entre sus dientes—. Tienes una sangre excelente, quizá sea lo mejor que puedas ofrecer.
—No hagas que me arrepienta de mi decisión, cocinero.
Zoro había hecho muchas cosas raras en su vida, pero pocas tan extrañas como cenar con el vampiro que, se supone, debía eliminar.❤
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Yo al ver la notificación. xdd
No me esperaba para nada seguir recibiendo regalitos a estas alturas del mes, así que no sabes lo efectiva que ha sido la sorpresa. xdd Por favor, no te disculpes por haberlo posteado tarde. Aunque hubieras tardado tres meses me habrías emocionado igual. Tengo el corazoncito lleno de azúcar ahora mismo. :____)
Me ha encantado tanto la elección del tema como la parejita. Creo que este par de idiotas queda genial en una historia vampiresca, y la ambientación moderna me parece un puntazo muy original. Pero lo que más me ha gustado es que adaptaras sus habilidades al contexto (las katanas de plata, la capacidad de "volar" de Sanji...), porque le aporta mucha lógica a la narración de la pelea y no se pierde la esencia de los personajes.
Oh, ¿y la tensión sexual? 10/10, excelente servicio. Pasarán los años y seguiré disfrutando como una niña de sus interminables peleas, porque diga lo que diga Oda yo sé que estos dos se insultan por no metérsela al otro, y nadie me va a convencer de lo contrario. Pero has sido cruel y me has dejado con ganas de conocer el desarrollo de esa cena. ¿Siguieron insultándose? ¿Follaron sobre la mesa? ¿Rompieron después la cama? Apostaría mi PlayStation a que la respuesta es sí a todo.
En fin, muchísimas gracias por el regalo (este y el de tu tiempo, que no es menos importante), querida. No tenías ninguna necesidad de escribirme nada, y sin embargo lo hiciste. Ahora estoy en deuda contigo de por vida. (?) xdd Ok, no, no soy tan intensita como los protas de One Piece. Pero sí volveré de vez en cuando a este tema para releer el fic y recordar con una sonrisa tu precioso detalle. Has hecho muy feliz a esta anciana (Blut me ha regalado un bastón; oficialmente lo soy xddd) y le has devuelto las ganas de ponerse al día con la serie.
P. D.: No importan los años que pasen. Me seguiré riendo como una tonta con el insulto de "marimo".
P. D. 2: Gracias también a cierta tostada adorable por confabularse contigo para hacer posible el regalo.
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Me ha gustado mucho la historia y desde el primer momento se ha notado la tensión sexual entre los dos protagonistas.
Una gran historia. 
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De sangre y vino | ZoSan |
