33° Reto Literario “San Valenkink"// One Piece // El Código

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    Disclaimer: Los personajes de One Piece no me pertenecen a mí sino a Eiichirō Oda.
    Pareja: Portgas D. Ace x Monkey D. Luffy
    Género: Romance, Fluff, Humor.
    Palabras: 4574 (11 páginas).
    Rating: +18
    Advertencias: Bondage
    Conceptos usados: 5. La definición de libertad || Los personajes practican bondage (inmovilización del cuerpo con mordazas, cuerdas, esposas, etc.).PRINCIPAL // 7. Te veo más tarde || Vendaje de los ojos. SECUNDARIA // 16. Grita para mí || Uno de los personajes (o ambos) es especialmente ruidoso. SECUNDARIA

    Nota: Para situaros un poco, Ace está en la tripulación de Luffy porque éste le fue a buscar a un lugar llamado el reino de los muertos después del salto temporal 2D3Y. Sucede después del arco de Punk Hazard.

    El_Codigo_1



    El Código



    Acabar en el suelo dejando volar la comida de su mano no fue parte de sus planes. Como de costumbre, Luffy se había lanzado como el salvaje que era encima de él. Sanji gritó por el desastre y Nami por el comportamiento de su capitán, que se reía, dejando que su hermano Ace se reincorporase, sujetándole los labios y estirándolos con cara de pocos amigos.

    - ¿Qué te he dicho yo sobre esto, Luffy? – Su cara molesta lo decía todo. Luffy pronunció algo inentendible. – Siempre liándola, macho. ¡Ya es la décima vez esta semana!
    - Te acabas acostumbrando, créeme. – Añadía Zoro, apoyado en la pared de madera ligeramente detrás del mástil menor del barco. Tenía las manos tras la cabeza, con toda la pinta de echarse a dormir en cualquier momento. – Te lo digo por experiencia.
    - Es un milagro que tú estés vivo, marimo.
    - Cállate, mujeriego de mierda.
    - ¿Qué has dicho, pedazo de gilipollas?

    Y a base de insultos comenzó una disputa sin sentido que era muy típica entre el cocinero y el espadachín de la tripulación. Nadie se alteró por ello, mostrando así que eso era ya una costumbre. Ace ni siquiera se preocupó, y soltó a Luffy que le abrazó por la espalda.

    - No puedes culparme, nii-chan. – Hablaba el capitán del barco. – Ya te he dicho lo achuchable que eres.
    - Ni que fuera un peluche.
    - Oye, pues no estaría mal.
    - ¡¿Qué?! ¡Deja de pensar en cosas estúpidas!

    Robin se rio discretamente al ver esa escena entre los hermanos D.

    - Si es que de verdad… - Resopló Ace. – A veces pienso que lo haces sólo para que te regañe.
    - No eres tú si no me regañas – Luffy sonreía tan feliz, ganándose un coscorrón por parte del mayor. - ¡Aaay! ¡Eh! ¡¿Por qué me pegas?! ¡Me has hecho daño!
    - Te lo mereces por problemático. ¿Y los modales que te enseñé cuando éramos niños?
    - Uy, eso a él se le ha olvidado – dijo Nami, recordando la de veces que estuvieron en líos a causa de la inconsciencia de Luffy y sus malos hábitos.
    - Por no hablar de que es un profesional enfadando a todo el mundo. – Usopp no pudo contener la risa.

    Ace miró mal a su hermano pequeño, que zampaba y escupía la comida por reír. El pobre idiota casi se atragantaba por el mamporro que Ace le dio en la cabeza, quien otra vez le echó la bronca como no podía ser menos. Luffy infló las mejillas, viendo que su hermano se levantaba para ir a pillar algo para beber. No se lo pensó dos veces para levantarse y subirse a su espalda, agarrándose como un koala a su eucalipto.

    - ¿Y ahora qué? – Preguntó Ace, que ni tiempo tuvo a abrir la puerta para entrar a la cocina.
    - Quiero mimos, nii-chan.

    La expresión de Ace cambió. Primero se sorprendió, y luego su cara enrojeció como un tomate. Conocía muy bien el significado tras las palabras que Luffy acababa de usar. El destino caprichoso había hecho que por alguna razón la relación que tenían llegara a un nivel que Ace nunca pensó. Por eso comprendió muy bien lo que Luffy quería. Era el código que usaba para hacérselo saber sin que el resto se empanara de nada. Ace resopló. Esto le pasaba por consentir a su hermano pequeño… siempre terminaba cediendo a sus deseos.

    - ¿Sabes qué? No te lo mereces. – Pausa dramática que sirvió para que Luffy se quejara como un niño infantil. – Te estás portando mal.
    - No seas cruel, Ace – protestó, haciendo reír al aludido. – Mmm, entonces… - Rodeó mejor el cuello del mayor, para acercarse a su oído. - ¿Me enseñarás a ser bueno? – Susurró.

    Por poco le salía humo por las orejas a Ace. ¿Desde cuándo Luffy había aprendido a utilizar ese tono de voz? Maldijo su cabeza por imaginar cosas demasiado pervertidas en un momento más que inapropiado.

    - Podría mimarte… - Dijo cuando una idea cruzó por su mente. – Pero sería a mi manera.
    - Shishishi – se reía el menor. – Estaré encantado de oír de qué se trata.

    divisor_10

    Su espalda tocó el colchón. La banda amarilla atada a su cadera como parte de su estilo a la hora de vestirse se extendía por encima de las blancas sábanas. Luffy vio cómo su hermano Ace se ponía encima de él, apoyado en sus rodillas y mirándole directamente con una cuerda en las manos. La sonrisilla de Ace hizo que Luffy tragara saliva.

    - ¿A- Ace? – Le llamó. - ¿Qué vas a hacer?
    - Ahora lo verás, hermanito – respondía, sujetando las manos de Luffy. - ¿Recuerdas lo que me dijiste sobre lo mucho que te gustaba que te cogiera de las muñecas?
    - Eh, ¿sí? – Arqueó una ceja, desconcertado.
    - Pues… ya que has sido un chico malo voy a tener que enseñarte modales.

    La cara de Luffy se puso roja, sobre todo cuando aquella cuerda juntó sus muñecas que pasaron a estar atadas con un nudo que Ace había hecho, y quien alzó sus brazos por encima de su cabeza. Luffy respiró nervioso, teniendo a su hermano a escasos centímetros de su rostro. Casi podía jurar que sus labios rozaban los de él.

    - Si no fuera porque compartimos habitación con tus nakamas, pondría un espejo en el techo – Ace miraba de arriba abajo a Luffy. – Si vieras cómo luces ahora…
    - Qué mente tan sucia tienes.
    - ¿Perdón? – Frunció el ceño, pero sin dejar de sonreír. - ¿Quién tiene la culpa de ir provocándome? – Se acercó a Luffy, sujetando su barbilla, aprovechando que el menor estaba más expuesto a él.
    - ¡Ace! ¡Esto me da vergüenza! ¡Suéltame! – Luffy movía las manos en un intento por soltarse, pero fue en vano. La cuerda estaba bien puesta y le inmovilizaban cualquier maniobra que quisiera hacer.
    - Pues estás precioso así. – Dijo, dándose la libertad de poner sus manos en los dorsales del cuerpo de su hermano, subiéndolas poco a poco. – Si te portas mal, te voy a castigar, así que tú mismo.

    Luffy estuvo a punto de protestar, pero en vez de palabras lo que su garganta dejó salir fue un pequeño gemido mezclado en un suspiro. Un sobresalto atizó su cuerpo cuando Ace acarició su pecho, pasando suavemente las yemas de sus dedos por encima de sus pezones y haciendo que Luffy mordiera su labio inferior todavía con la cara roja. Automáticamente cerró las piernas y las apretó mientras su cuerpo seguía encendiéndose en lo que para él parecía ser un fuego que le calentaba por dentro. Pero no pudo contener el placer que le invadió cuando Ace le obligó a soltar su voz al pasar la lengua. Primero fue en la cicatriz con forma de X, y después regresó a sus tetillas.

    Si tuviera las manos libres, Luffy daba por hecho que habría comenzado a arañar los brazos de su hermano. Eso como mínimo. Pero estar atado hacía que la sensación fuera completamente distinta. Le gustaba que Ace tomara el control, o, mejor dicho, lo que le gustaba era esa falta de control.

    - Espera, ¿qué estás haciendo? – Preguntó el capitán del barco cuando sus ojos fueron tapados con un pañuelo lo suficientemente largo. - ¡No puedo ver nada!
    - Es para que disfrutes más – respondía Ace en su oído. – Te dije que te iba a castigar, ¿no? Además, seguro que te acaba gustando.
    - Hgg, Ace… - Refunfuñó, haciendo reír al otro.

    No habría venido mal tener una cámara a mano, o eso fue lo que pensó Ace. Contemplar la imagen de su hermano maniatado y con los ojos vendados era muy provocativo. Si es que la navegante del barco tenía razón. Luffy tenía un buen tipín con ese cuerpecito fino y delgado. Quizá su hermanito no lo supiera, pero poseía un aire sensual muy natural que Ace difícilmente pasaba por alto.

    La piel debajo de sus manos era suave al tacto, y caliente. No le costó mucho comenzar a mimarla a base de caricias y besos. Era como darse un paseo con la mejor música. Luffy no era bueno manejando su placer, y siempre terminaba dejándose llevar… justo como hacía ahora. Ace ya sabía que el pecho de su hermano era una de las zonas erógenas del mismo. No tenía ni idea acerca de cuándo y ni si había sido a partir de lo de Marineford hacía alrededor de dos años, o había sido siempre así. El caso es que oír a Luffy ser incapaz de contenerse era la gloria para él.

    - ¡Ace…! – La espalda de Luffy se arqueó en una deliciosa curva cuando el mayor empezó a jugar de nuevo con una de sus tetillas, mordiendo y succionando. No podía más que abrir la boca, dejando salir sonoros gemidos.
    - Shhh – le tapó la boca con la mano, llegando a su cuello. – Si gritas tanto te van a oír. No querrás eso, ¿verdad, Luffy?

    El aludido maldijo la cuerda que mantenía atadas sus muñecas, pero tal vez era esa venda en sus ojos que no le permitía ni ver ni saber lo que Ace hacía ni cómo le estaría mirando. Pero eso en parte también aumentaba su morbo. El saberse observado por su hermano mayor que le hundía en este placer era quizá lo que más le excitaba. Le gustaba que Ace disfrutara de las vistas. Era de nuevo esa falta de control lo que le ponía cachondo mientras era tocado por Ace. Y ser consciente de que sólo necesitaba una palabra, un segundo código, para hacerle entender a su hermano que quería parar, le hacía sentirse más seguro.

    Ace siempre se preocupaba por su bienestar, y si no fuera porque confiaba en él, Luffy sabía que no llegaría a hacer estas cosas.

    - Hmmm – intentó decir. Ace alzó la vista.
    - ¿Qué pasa, hermanito? – Le preguntó con un tono juguetón. Luffy le habría mirado de no ser por la venda que cubría sus ojos. - ¿Quieres hablar? – Vio asentir al menor. – Bien. Si prometes no gritar, te dejaré hacerlo.
    - ¡Hmmm!
    - Ah, ah – Ace ejerció su peso sobre el cuerpo de su hermano, como una forma de imponerse al muchacho y hacérselo entender a través del contacto físico. - ¿Qué te he dicho antes? Es tu castigo por ser un mal chico. Parece que todavía no te lo he dejado claro… - Esbozó una sonrisilla.

    La espalda de Luffy volvió a formar una pequeña curva cuando Ace se las apañó para meter la mano entre sus piernas y presionar un poco por encima del pantalón. Las mejillas de Luffy se tiñeron de rojo. Apretó las manos maniatadas, y un gemido fue ahogado gracias a que Ace todavía tapaba su boca. Daba igual cuánto hiciera con las piernas si Ace ya sabía lo excitado que estaba.

    - Parece que tenemos un incendio aquí abajo. – Comentó. - ¿Qué quieres que haga, Luffy? – Le preguntó, sin liberar su boca. – Cht, eh, pórtate bien. – Sujetó a tiempo las muñecas de su hermano cuando éste trató de mover los brazos en su dirección, devolviéndolas a la posición inicial. – Veo que te gusta ir por las malas, eh, hermanito. – Dijo cuando apartó el pie que Luffy movió hacia su entrepierna. – Sólo tienes que prometerme que no serás ruidoso, tal vez así y sólo así contemple la idea de dejarte hablar. ¿Estás de acuerdo?

    Luffy acabó cediendo, asintiendo con la cabeza. Ace fue apartando poco a poco su mano. Sus miradas se habrían encontrado de no ser porque Luffy tenía la suya tapada. Ace no evitó hacerle un buen repaso de arriba abajo. ¿Quién le iba a decir que Luffy poseería una faceta tan sexual como esta? Era de escándalo.

    Soltó el pie del capitán del barco antes de sujetar la banda amarilla que rodeaba la cadera del mismo, haciendo un pequeño tirón hacia abajo, no muy brusco, como una señal para su hermano menor. Luffy respiraba algo agitado, soltando pequeños jadeos. En esa postura, el bulto que asomaba entre sus piernas era muy evidente, y reclamaba atención. Ace sólo se aprovechaba, para torturar un poquito a su hermanito.

    - Aún puedo parar, Luffy.
    - Ni se te ocurra… - Alcanzó a decir. Menudo alivio poder hablar.
    - Vale – esbozó una torcida sonrisa. – Entonces, ¿cómo te gustaría continuar?
    - Quítame esto de la cara – protestó. – Esa sería una buena forma de empezar.

    Ace se echó a reír, volviendo a ejercer su peso sobre Luffy y con una de sus manos en la cabeza del mismo para acariciar su cabello. Luffy sabía que el mayor estaba muy cerca de él, sentía su respiración.

    - No voy a quitarte la venda – avisó. – Te ves muy sexy tal y como estás ahora.
    - No me jodas – se quejó. – Yo también quiero verte.
    - Nope. No esta vez.

    Menuda gracia le hizo ver cómo Luffy reaccionaba cuando rozó sus labios, haciendo un amago para dejar a su hermano con las ganas de recibir aquel beso. Sabía de sobras que Luffy era de todo menos paciente, así que por esta vez cedió un poquito, sólo un poquito, para besarle. Soltó las muñecas del joven, y le permitió que rodeara su cuello. Eso fue un alivio para Luffy, sobre todo para sus músculos. Si no fuera porque todavía seguía maniatado, habría guiado las manos de Ace hacia su pecho, más lo único que podía hacer era dejarse llevar por los movimientos de aquella caliente y húmeda boca. Su respiración se mezclaba con la de Ace, aunque la suya pronto se entrecortó cuando sintió cómo su hermano mayor se movía.

    Aquel movimiento pélvico le hizo tener un espasmo, y el placer no hizo más que acumularse entre sus piernas. Su sexo palpitaba, exigiendo atención, más Ace no hacía más que alargar los juegos.

    - A- Ace… - Le llamó en medio de un gemido, haciendo que el aludido le mirara. – Más…
    - ¿Qué quieres? Dímelo. – Exigió. – Venga, dímelo.
    - Me da ve- vergüenza… - Dijo con la voz medio entrecortada. La cadera de su hermano moviéndose contra su cuerpo le estaba matando.
    - Cuéntaselo a tu hermanito mayor – le susurró. – No pienses y libérate.

    Luffy apretó la boca, en un gesto de tensión. Ace sonrió, esta vez con ternura, y con ese cariño, acarició las mejillas de su hermano para besarle en los labios de forma gentil. Fue sin prisa, ya que ahora le tocaba ser un poco paciente. Conocía de sobras los problemas personales de su hermano menor y sabía que le costaba vencer sus miedos. Habían crecido juntos, así que había sido un mal ejemplo para Luffy, que terminó adoptando su mala costumbre de contener según qué cosas.

    Aquellos dulces besos parecieron tranquilizar la mente del capitán del barco. Ace sintió cómo Luffy usaba sus piernas para rodear su cadera, reduciendo todavía más la distancia que pudiera separar sus cuerpos. Sus jadeos volvieron, y su respiración agitada también. Ace también sentía su propio placer al embestir a Luffy. El roce con la ropa tenía un buen punto.

    - Ace… - Escuchó la voz de su hermano menor. – Tócame…
    - ¿Ya?
    - No es… suficiente con la ropa. – Respondió. – Quítamela. Quiero mimos, nii-chan…
    - ¿Cuántos mimos quieres, hermanito? – Preguntaba besando con cariño su rostro.
    - Muchos mimos, nii-chan. Todos los mimos que tú sabes…
    - Heh, pequeño pervertido. ¿Dónde ha quedado la vergüenza de antes?
    - Te la has comido entera, shishishi.
    - Oh vaya, no me había dado cuenta – ahí iba ese precioso sarcasmo.
    - Sólo te queda comerme a mí.
    - Por mí encantado. – Sonrió. – Levanta la cadera. – Susurró en su oído, sujetando la espalda de Luffy con la mano derecha para ayudarle.

    La banda amarilla fue lo primero que voló a un rincón incierto del cuarto. Los pantalones de Luffy fueron los que siguieron después. Esbozando una sonrisa provocativa, y aprovechando su postura, Luffy abrió sus piernas bajo la atenta mirada de su hermano mayor que tragó saliva.

    - ¿Te gusta lo que ves? – Preguntó Luffy, notando las manos de su hermano subir por sus piernas.
    - Ya lo creo… - Desplazó sus manos por la parte externa de los muslos de su hermano, alcanzando la parte lateral de sus glúteos. – Me encanta tu cuerpo, Luffy.

    El aludido se rio, dejando que su hermano se acercara a él. Dejó salir un gemido cuando Ace atendió de nuevo su pecho, y alzó la voz cuando comenzó con las caricias más íntimas. Sus piernas temblaron, al punto de que le costaba mantenerlas abiertas. Eso hizo gracia a Ace, que apartó una de ellas con una de sus manos mientras seguía jugando con los pezones de Luffy y desplazándose para lamer por encima de su cicatriz. Algún que otro mordisco se marcaba en aquella suave piel que se iba cubriendo en sudor.

    En algún momento, Ace liberó los ojos de Luffy al retirar la venda y su hermano menor usó el dorso de su mano para aclarar su visión. Cuando por fin se encontró con la mirada de Ace, le regaló una sonrisa alegre y feliz de las suyas. Ace se acercó, una vez más, juntando su frente con la del otro. Luffy acarició su barbilla, ya que todavía seguía maniatado.

    - Aún quiero mimos, nii-chan – susurraba el menor. – He sido bueno…
    - Sólo un poquito. – Se rio un poco. – Pero ahora soy yo el que quiere mimarte.
    - Shishishi, eso es genial – canturreó tan contento.
    - Es imposible decirte que no.
    - Tienes razón. No puedes decirme que no. Soy irresistible.
    - Tú mismo lo has dicho.

    Se miraron un instante, ambos con una sonrisa y una distancia escasa que terminó rápidamente cuando sus labios se encontraron en un dulce beso. Ace descendió hacia el cuello de Luffy, jugando con su piel entre besos y algún que otro mordisco. Sus manos se ocupaban de dos tareas: la primera era mantener esas inquietas piernas abiertas; y la segunda era otorgarle ese placer a Luffy sin desatender su miembro que seguía pidiendo atención.

    Luffy usó sus pies para ayudar a que Ace se quitara los pantalones y pudiera desnudarse. Eso avergonzó un poco al mayor, que acabó sonriendo ante la risa de su hermano pequeño que le acogió en sus brazos.

    - Estás muy caliente, Ace…
    - Recuerda que soy como el fuego.
    - Tú eres puro fuego – volvió a reírse. – Pero eres un poco masoquista… te has contenido más que yo.
    - Ya sabes que me gusta complacerte. Jugar contigo es divertido.
    - ¿Quién es el chico malo ahora?
    - Shhh, calla. Soy el mayor, tengo derechos.
    - Uy, qué cabrón. Eso me lo has robado.
    - No mientas. Lo has aprendido de mí.
    - Tú eres el mentiroso.

    Ace se rio, antes de chuparse un par de dedos e introducirlos en el interior de su hermano. Luffy abrió los ojos, tensando las piernas y sin controlar el fuerte gemido que salió por su garganta. Ace se dio prisa en taparle la boca.

    - ¡¿Pero qué haces?! ¡No chilles! – Tuvo que regañarle, mirando la puerta algo asustado porque pudieran haber oído a Luffy. Pero nadie entró. - ¿Por qué eres tan ruidoso?

    Luffy puso sus manos en el pecho de Ace, que jugaba con sus dedos metidos en el cuerpo del menor. Ver la cara de puro placer de Luffy era algo que encendía a Ace, sobre todo porque masturbar al capitán del barco le permitía ver la clase de expresión que Luffy era capaz de poner. Era demasiado pornoso para él. Las ganas de embestir ese suave y delgado cuerpo estaban poniendo al límite su paciencia. Aunque Luffy era de goma, a Ace le encantaba hacerle una preparación previa simplemente por el hecho de que Luffy tenía mucha sensibilidad física, así que el placer que sentía también era mayor, pero el dolor también.

    - ¡Nii-chan... carne…! – Ace no detuvo su mano cuando Luffy le avisó, usando ese código tan singular para hacerle entender que estaba llegando al clímax, lo cual no tardó mucho en suceder.

    Luffy se tapó la boca a sí mismo para no gritar a los cuatro vientos. La imagen que le daba a Ace al mirarle mientras experimentaba el orgasmo hizo que su hermano mayor relamiera sus labios, esbozando una torcida sonrisa mientras le permitía gozar. Ace sabía que para Luffy no era suficiente.
    Se acercó a él, dándole un pequeño beso. Luffy respiraba agitado y con el corazón latiéndole a toda prisa.

    - Bien hecho – dijo Ace en voz baja. Sonrió un momento antes de que Luffy buscara sus labios de nuevo, regalándole otro beso.
    - Faltas tú, nii-chan – susurraba el otro, bajando la mirada para ver la excitación del mayor.
    - ¿Aún quieres mimos?
    - Si son tuyos sí. – Sonrió.

    Ace resopló en una risilla, haciéndose dueño de los labios de Luffy y obligándole a poner sus muñecas por encima. Se dedicó a besarle y acariciarle, sobre todo por el pecho. El placer regresaba al cuerpo de Luffy, y Ace tuvo que volver a pelearse con sus piernas para mantenerlas abiertas. Su hermano menor había pillado la mala costumbre de cerrarlas, como si le fastidiara a propósito. Aunque volver a abrirle de piernas mientras le miraba y mientras Luffy le observaba, era simplemente genial.

    - Ace – le llamó Luffy. – Dame el pimiento…
    - Me voy a poner celoso, ¿quieres más a la comida que a mí?
    - Shishishi, qué tonto eres.
    - El mayor de todos. Ah no, espera… ese eres tú.

    Luffy volvió a reírse, pero pronto su risa se convirtió en un gemido cuando sintió cómo su hermano entraba en su cuerpo sujetando una de sus piernas para que no pudiera cerrarlas. Ace respiró profundo, dejando que el cuerpo de Luffy le acogiera con su calor. Es como si su pene fuera a derretirse. Y era una sensación maravillosa. Buscó la mirada de Luffy, quien ya le observaba con una descarada sonrisa en la cara.

    - ¿Se siente bien? – Preguntó. – Tu cara te delata completamente.
    - Es culpa tuya… - Ace se acercó a él. – Eres de goma y aun así estás tan apretadito…
    - Lo bueno de ser de goma es que no me duele. – Movió sus brazos poniendo sus manos tras la cabeza de su hermano mayor.
    - Déjame moverme… - Pidió en su oído.
    - Sólo si me dejas oír tu voz. ¿Trato hecho? – Besó el lateral de la cabeza del mayor.
    - Trato hecho.

    Ace se sintió con la libertad de comenzar a embestir el cuerpo que tenía debajo. Intentó ir suave durante un rato, pero entre que Luffy le animó a ir más rápido y que no podía contenerse más, Ace desfogó sus ganas de empujar para aumentar su placer. Luffy ponía de su parte con sus movimientos pélvicos, y Ace contemplaba su rostro sumido de nuevo en aquel deleite. Le hacía gracia oír a Luffy, quien parecía no decidirse si llamarle nii-chan o por su nombre, ya que lo hacía de ambas maneras en distintos tiempos. Ace tampoco contenía sus gemidos, como parte del trato que había hecho antes. Además, a Luffy le encantaba escucharle. Era importante para él saber que lo disfrutaba.

    Su hermano pequeño arañaba sus cervicales, y Ace a veces se quejaba de recibir algún mordisco, vengándose por ello. Pero lo cierto es que sus propias manos se aferraban al cuerpo de Luffy, llegando a dejarle rasguños y marcas en su espalda y sobre todo por su cadera, ya que la sujetaba con fuerza. Usaba su boca para contener los gemidos de Luffy, y es que su hermano era un ruidoso excepcional.

    Sin embargo, lo que más le gustaba a Ace era contemplar el rostro de su hermano, y es que encima Luffy le miraba con la intención de provocarle todavía más. Ver esos ojos nublados por el placer y ser consciente de que Luffy sólo pensaba en él y se centraba en sentir su cuerpo dentro del suyo enloquecía al mayor.

    - ¡Nii-chan…! – Fue la llamada de Luffy. - ¡Nii-chan, ca- carne…!
    - Está bien – Acarició la cabeza del otro. – Córrete para mí, Luffy. – Susurró.

    Ace notaba los espasmos de Luffy, en cada embestida lo podía notar a través de su cuerpo. Por eso sujetó las piernas del contrario, flexionándolas hacia el propio Luffy que sintió todavía más cómo Ace entraba y salía de su interior a voluntad y el que hubiera movido sus piernas hacía que la penetración fuera ligeramente más profunda. Su orgasmo no tardó en llegar, haciendo que Ace no supiera si gemía por placer o lloriqueaba también por el placer. El caso es que fue un espectáculo digno de ver. Luffy había arqueado su espalda y estirado las piernas, permitiendo que Ace las sujetara con sus manos mientras todavía le embestía, dejando que disfrutara del orgasmo mientras alcanzaba el suyo propio poco después.

    Luffy abrió sus ojos con los que miró a su hermano, quien pasó a agarrar su cadera mientras se perdía en el interior del otro. Luffy entrecerró la mirada, abriendo ligeramente la boca mientras ponía sus manos cerca de su pubis. Estaba sintiendo cómo el calor de su hermano inundaba su cuerpo por dentro. Ace respiraba agitado, encontrándose después con el rostro de Luffy. Algunas gotas de sudor bajaban por su mejilla.

    Su hermano pequeño sonrió, y Ace miró sus muñecas, deshaciendo el nudo para liberarlas. Una marca roja de la cuerda había quedado en la piel de Luffy, que se acarició con las manos.

    - ¿Te duele? – Preguntaba Ace, tocando las manos de su hermano, que negó con la cabeza.
    - Nah, qué va. No mucho. – Respondía mientras sonreía. - ¿He sido muy ruidoso?
    - ¿Y ahora me preguntas eso? – Ace se rio. – Eres muy ruidoso – estiró un poco su mejilla. Después volvió a acariciar las muñecas de Luffy. – Espero no haber sido muy brusco.
    - ¿Lo dices por lo del pimiento? – Luffy inclinó la cabeza. – En lo absoluto, si me ha gustado mucho. Hasta la venda tiene su punto…
    - ¿En serio? – Se sorprendió. – Y yo que pensaba que no te gustaba.
    - A ver, es un poco incómodo, pero oye… que tampoco está tan mal. – Rascó su nuca. – Pero tendrás que aprender a atarme de otras maneras, podría ser más divertido.

    Ace se rio, dándole un beso en la cabeza. Luffy se movió, separándose de él para sentarse y apoyarse en su pecho. Ace sonrió y le acogió con sus brazos. Ese contacto físico los relajó a los dos.

    - Al final no has aprendido muchos modales… - Comentó Ace, con su cabeza sobre la de su hermano menor.
    - Shishishi, mejor así. Ya tienes un motivo para mimarme la próxima vez.
    - Ah… sí, es verdad. No había caído en ello.
    - Qué tonto eres.
    - ¿Y me lo dices precisamente tú?

    Luffy se desternilló, antes de apoyarse sobre sus rodillas y sostener el rostro de Ace con sus manos, acariciando sus mejillas con un cariño palpable. Juntó su frente con la del mayor, cerrando sus ojos.

    - Gracias por lo de antes. – Susurró Luffy. – Cuando me entró la inseguridad y tal...
    - Lo que sea para que te sientas mejor. Soy tu hermano mayor, ya sabes que no haré nada que no quieras.
    - Ya lo sé. Pero aun así… gracias, Ace.
    - Ven aquí, renacuajo. Déjame abrazarte.
    - ¡Abrazo calentito! ¡Yaaay! – Celebró.

    Y ahí se quedaron. Menos mal que nadie terminó entrando en el cuarto esa vez…

    FIN

     
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    Demonishinigami(hija de takano x onodera y hermana de usami Akihiko)
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    Dios mio 😍 que bello fanfic de verdad me gusto jeje aunque dos hermanos amando se mucho estuvo caliente jajaja ay luffytu y tu pimiento jajaja que lindo besos 😘
     
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