Un matrimonio diferente (Harco)

Adaptación, Omegaverse, infidelidad, chantaje.

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    60
    Location
    Paris, France

    Status
    Offline


    Ahora Draco entendía porqué durante los cinco años que llevaba casado, su marido lo había ignorado completamente: su padre había chantajeado a Harry para que se casara con él.

    Pero cuando Draco decidió olvidar el doloroso pasado y construirse una nueva vida junto al hombre que realmente lo amaba, Harry apareció diciendo que ya estaba preparado para el matrimonio y que a partir de ese momento, él iba a dormir en su cama...

    Todos los derechos a Lynne Graham



    Edited by Sakura Uchiha - 4/8/2022, 07:02
     
    Top
    .
  2.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    60
    Location
    Paris, France

    Status
    Offline

    capítulo 1

    Draco bajó deprisa los escalones que daban al bar. Estaba oscuro y lleno de bebedores que aprovechaban la hora del almuerzo para tomar un trago. No veía a Theo; no era lo suficientemente alto como para divisarlo entre las cabezas de Alfas y Betas trajeados que tenía a su alrededor.

    Mientras se abría camino
    entre la multitud, un estremecimiento lo recorrió. La sola idea de que lo vieran allí, de que lo reconocieran le aterraba. Por ello fue un alivio distinguir entre la multitud en el extremo opuesto del local la cabellera azabache de Theo. Theo, alto, sofisticado y atractivo, se puso de pie al verlo aproximarse hacia él. Draco se sintió orgulloso.

    - Llegas tarde – se quejó él.

    - Lo siento, no pude escaparme antes –explicó Draco jadeando, mientras se dejaba caer en el asiento y echaba otra ojeada al lugar, temeroso de encontrar alguien conocido.

    - No sigas. Estás en otra parte de la ciudad.

    Draco bajó la cabeza, escondiendo su rubor detrás del flequillo Platino.

    - ¡Ese Alfa de allí me está
    mirando!

    - La mayoría de los Alfas miran a las personas hermosas... y tú eres exquisitamente hermoso, mi amor – murmuró Theo en voz baja, adoptando un tono seductor mientras le tomaba la mano-. Me fastidia ver que te miran todos cuando pasas.

    - ¿De verdad? – preguntó Draco asombrado por sus cumplidos.

    - ¿Por qué no vamos a mi apartamento? – sonrió Theo dibujando el labio inferior
    con el dedo.

    Draco se puso rígido.

    - No puedo. Todavía no. Ya sabes cómo me siento – musitó. El miedo se había apoderado de él.

    Theo cambió su expresión por un gesto frío y duro.

    - Theo, por favor...

    - Por lo que se ve, estás jugando conmigo mientras tu esposo está de viaje.

    - Te amo – los ojos de Draco se llenaron de tristeza y ansiedad.

    - ¿Entonces cuándo vas a decirle que quieres divorciarte? – le exigió.

    - Pronto. Estoy buscando el momento apropiado – Draco se había puesto pálido , y en los rasgos bonitos de su cara expresaba cierta tensión.

    - Teniendo en cuenta que él solo duerme contigo una noche al mes, puedo esperar sentado aquí hasta el año que viene, según tú. Tal vez ames al desgraciado...

    - ¿Y crees que es posible? Tú sabes bien que nuestro matrimonio no es como otros.

    - ¿Y no quieren los periódicos aprovecharse de esa situación? –dijo Theo en tono burlón.

    - No me hace ninguna gracia, Theo.

    - Bueno. Lo único que me tranquiliza es saber que si yo no soy tu amante, él tampoco lo es. Un verdadero misterio. Mírate. El esposo virgen después de cinco años. Y sin embargo a él rara vez no se le ve con alguna Jovencita o Jovencito colgado del brazo.

    El estómago de Draco se revolvió. Pensó que había sido una locura contarle a Theo la verdad sobre su matrimonio. No se trataba de que fuese a usarlo en su contra.
    Le tenía verdadera confianza a Theo, pero se daba cuenta de que su confesión podía resultar peligrosa, si bien servía para calmar los celos de Theo hacia Harry.

    - ¡No hables así de él! – se quejó Draco.

    - ¿Acaso no estás cansado de él? No creo que jamás tengas la valentía de decirle que quieres ser libre nuevamente. Me parece que estoy perdiendo el tiempo contigo.

    - No, eso nunca – dijo Draco aterrado ante la idea de perderlo.

    No podía imaginarse volver a los tiempos de su vida sin Theo. Una vida aburrida, vacía. Días interminables. Sin ninguna vida social. No tenía amigos. Lo observaban en todos los sitios a los que iba. La puerta de su cárcel se había cerrado el día de su boda, y él había sido tan tonto, tan ingenuo de no darse cuenta hasta que había intentado pasar las rejas.

    - ¿Entonces cuándo? – presionó Theo.

    - Pronto. Muy pronto. Te lo prometo.

    - No entiendo por qué no recoges tus cosas y te vas. No se puede decir que no tengas motivos para divorciarte de él. El adulterio no va a pasarse de moda mientras ande por ahí Harry Potter.

    - Tengo que hacerlo bien, Theo. ¿No crees que le debo eso al menos?

    - No creo que le debas nada. Ni siquiera es tu esposo ante los ojos de la iglesia ni de la ley – Theo insistió.

    - ¡Me tengo que ir! – dijo Draco mirando el reloj de pulsera.

    Theo le rodeó los hombros y lo besó con demostrada maestría.

    - Te llamaré – le prometió -. Te quiero.

    Draco salió corriendo. Estaba cerca de la peluquería en la que había reservado hora para una larga sesión de masaje. Era demasiado arriesgado encontrarse con Theo. Y su cabeza le decía que cuanto más tardase en confesarle la verdad a Harry y pedirle el divorcio, más se arriesgaba a ser descubierto. Pero, entonces, ¿qué importaría realmente?.

    A Harry no le importaba lo que hacía él . Lo veía una vez al mes cuando él pasaba por Londres, y el año anterior ni siquiera lo había visto con esa frecuencia. A veces Harry le pedía que organizara una cena de negocios. Pero no era frecuente. Había ocurrido pocas veces, y muy espaciadas. Incluso se solía comunicar con él a través del personal de su empresa, en caso de necesitarlo.

    Durante el tiempo que llevaban casados, Harry no lo había invitado a salir nunca, ni siquiera lo había llevado a una fiesta. Solía llevar a otras personas en ese caso, pero a su esposo jamás. Harry dormía en el ala de la casa que había acondicionado para sí. E incluso las pocas noches que habían dormido bajo el mismo techo, lo había oído salir tarde, y regresar al amanecer.

    Es decir que ni siquiera se podían contar esas noches como compartidas con él. Por un momento recordó cuánto había llorado y se había preguntado qué había hecho para que las cosas fuesen así, y que podía hacer para atraer su atención.

    Con rabia, quiso borrar esos recuerdos de su mente. El tiempo se había ocupado de que aquellos tiempos hubiesen quedados sepultados. El joven novio había crecido y era más sabio ahora.

    - Lo siento. Me olvidé de la cita – murmuró Draco en la recepción de la peluquería, y además insistió en pagarla de todos modos.

    El propietario, Blaise, le ofreció comenzar con él una sesión inmediatamente, pero él se disculpó diciendo que se le hacía tarde, y se sentó a esperar a su peluquero.

    - ¡Oh! Joven Señor Potter, su guardaespaldas ha dejado un mensaje para usted – le dijo Blaise bajando la voz y la cabeza.

    Draco se puso tenso y pálido .

    - Tranquilícese –Blaise lo miró con complicidad -. He dicho que estaba en la sesión de masajes.

    - Gracias – ahora Draco se había puesto colorado .

    - Será mejor que le de el mensaje. "El Señor Potter le está esperando en casa."

    ¿Que Harry qué? Harry lo estaba esperando... ¿Harry, que nunca lo había esperado en cinco años? ¿Harry estaba en casa cuando no lo esperaba hasta la siguiente
    quincena? Involuntariamente, Draco se estremeció; se le revolvió el estómago.

    Sintió terror. Blaise se sentó a su lado, y le dijo:

    - Pequeño, tu no eres el tipo de chico para jugar a esto.

    - No sé lo que estás...

    - Llevas viniendo a este salón desde hace cinco años. Y desde hace dos meses no haces más que ponerte colorado – suspiró -. Y no quisiera pasar a la historia como un estúpido capaz de facilitarle una coartada al joven Señor Potter. Me da la impresión de que tu marido es un tipo capaz de romperle los dedos a quien haga una falta así. Me dan temblores de sólo pensarlo.

    - Lo siento – Draco se sintió avergonzado .

    - Y yo siento no poder ayudarte más, porque ha sido bonito verte feliz por un tiempo.

    - ¿Señorito Potter?

    Draco miró a Dean, su guardaespaldas, que proyectaba una sombra grande y oscura sobre él, se puso de pie, Dean le echó una mirada de desconfianza a Blaise, quien se encontraba demasiado cerca del esposo de su jefe.

    Tan pronto como se acomodó en la limusina se desmoronó. Blaise sabía que él estaba viendo a alguien. Se sentía tan humillado. Y también se sentía terriblemente culpable. Su peluquero además tenía miedo de verse envuelto en un escándalo matrimonial. Aunque lo cierto era que nada de eso sería posible, ya que Harry no tenía ni la menor idea de lo que él hacía. Pero el dicharachero Blaise, que tantas veces se había reído de sus depresiones, estaba sinceramente asustado.

     
    Top
    .
  3.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    177
    Location
    Colombia

    Status
    Offline
    Espero pronto la continues, la historia se ve diferente cuando los protagonistas son Harry y Draco, me gusta màs :]
     
    Top
    .
  4.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    60
    Location
    Paris, France

    Status
    Offline

    Capítulo 2

    Todo el mundo le tenía miedo a Harry. Y sin embargo él jamás lo había oído gritar. Durante los primeros tiempos de su matrimonio, Draco había sentido terror hacia Harry, pero con el tiempo ese terror se había ido difuminando, y adquiriendo la forma real de la indiferencia de Harry hacia él.

    Simplemente parecía que Draco no existía en la escalada de seres humanos importantes para Harry. Él se había casado con Draco para obtener las acciones que su padre le había cedido a él. Su esposo era parte de un acuerdo de negocios, nada más.

    Y sin embargo, él hubiera jurado que había habido momentos, al principio de la relación, en que Harry lo había mirado con odio; un tiempo en que cada palabra de Harry sonaba como una amenaza hacia él, cuando la sola presencia de Harry lo hacía sentir en peligro.

    Entonces había aprendido a evitarlo siempre que podía. Había aceptado casarse con él por las acciones. Pero no obstante el divorcio no pareció ser una idea que lo convenciera. Y esto era algo que Draco no alcanzaba a comprender.

    Y ahora Harry, que no había dado la más mínima señal hacia él en cinco años, había vuelto a casa y lo estaba esperando. Era algo que lo ponía nerviosa. Subió los escalones de la enorme casa aferrado a su bolso como si buscase protección en algo. «El esposo infiel», pensado con tristeza.

    Pero él no era su esposo en realidad, se grabó, como lo había hecho desde que había conocido a Theo. Tendría que haberle pedido su libertad hacia mucho tiempo atrás. Pero su padre se hubiera puesto fuera de sí, y se hubiera sentido terriblemente decepcionado.

    Draco se había pasado los primeros diecisiete años de su vida complaciendo a su padre, Lucius. Y hacía cinco años, por consejo suyo, se había casado con Harry, y ése había sido el error más grande de su vida. Harry le había quitado la libertad, y no le había dado nada a cambio. Pero todo eso era historia pasada, se grabó a sí mismo. Hacía apenas dos meses que su padre había muerto, a causa de la enfermedad coronaria que había dañado su salud durante años.

    - El Señor Potter lo está esperando en la sala – le informó Petros, el mayordomo.

    Draco se puso más nervioso aún. Como norma general, él no vio a Harry hasta la hora de cenar, por lo que sospechó que algo no iba bien. Harry estaba de pie, cerca de la chimenea recubierta de mármol. Era un hombre alto, que irradiaba una presencia extremadamente masculina. Alguna vez había sentido que su corazón se estremecía al mirarlo, que se le aflojaban las piernas, y que le costaba pronunciar cualquier palabra frente a él.

    Ahora en cambio, Draco lo vio como si entre ellos hubiera una mampara de cristal. Había aprendido a distanciarse de él, como primera medida.

    Harry Potter, el legendario magnate griego, poseedor de un gran poder y una gran fortuna. Tenía una elegancia natural que aumentaba con el gusto exquisito en la elección de la ropa: zapatos de piel acabados a mano, o un fabuloso traje en tela de mohair y seda. Era un hombre por el que cualquiera se moriría, había pensado Draco con la ingenuidad y excitación de los diecisiete años.

    Y Harry en efecto, era un hombre atractivo, seductor por donde se lo mirase. Un pelo grueso y negro, la piel bronceada, los ojos verdes. Y lo sabía, le gustaba que así fuera, y se valía de ello cuando le venía bien. Una vez, aunque él casi no lo grababa, él había sido el blanco de esa energía sexual que irradiaba.

    Pero luego todo había cambiado. Draco entró en la sala. La tensión flotaba en el ambiente. Los profundos ojos verdes de Harry lo miraron detenidamente.

    - Tienes corrido el carmín – y los dedos de él volaron hacia su boca. Luego frunció el ceño y le dijo - No tenemos mucho tiempo, así que voy a ser muy breve y directo. Nos vamos a París.

    - ¿A París? – preguntó Draco como un eco, más que sorprendido.

    Pero Harry ya había abierto la puerta, y le decía impaciente:

    - Vamos.

    - ¿Quieres que vaya contigo a París? ¿Yo? ¿Ahora mismo?

    - Sí.

    - ¿Pero por qué?

    - Un asunto relacionado con la herencia de tu padre.

    Draco estaba más que sorprendido, ya que no se imaginaba que pudiera haber algo pendiente con relación a la herencia de su padre.

    A pesar de que Harry no se había molestado en ir al funeral de su padre, había asumido con arrogancia la responsabilidad de dar instrucciones a sus abogados para liquidar sus propiedades. Mientras Draco lloraba la muerte de su padre, sumido en la gran pérdida que significaba para él, e incapaz de ocuparse en ese momento de cuestiones materiales, Harry había vendido todos los bienes que tenía su padre, absolutamente todos.

    Su hermosa casa, sus inversiones, sus exquisitos muebles y efectos personales se convirtieron en dinero en efectivo siguiendo las instrucciones de Harry. No le había dejado a Draco ni un solo recuerdo. Su padre, Lucius Malfoy, no podría haber existido, si sus bienes hubieran tenido que testificar sus sesenta y tantos años de vida en la tierra.

    Draco había quedado impresionado por la falta de sensibilidad de Harry, pero cuando se había dado cuenta de ello ya era tarde para intervenir. Como siempre, sus obedientes empleados cumplieron sus órdenes eficientemente.

    - ¿Algo que ha pasado por alto?

    - No. Algo que andaba buscando, finalmente lo he localizado – dijo con gravedad en el gesto -. Por lo menos es lo que creo. Y por tu propio bien, ruega que no me haya equivocado.

    - ¿ Por mi propio bien? No entiendo de qué me estabas hablando – dijo Draco aterrado.

    - Espero que no – dijo él dándose la vuelta.

    Draco fue hacia la escalera. Una mano fuerte lo freno.

    - ¿Adónde crees que vas?

    - A cambiarme – respondió él mirando la mano que lo sujetaba, algo que le extrañaba, ya que Harry no lo tocaba nunca.

    - No hay tiempo para ello. El jet esta listo para despegar.

    - ¿Regresaremos esta noche? No llevo nada de equipaje – exclamó él mientras Harry lo llevaba hacia fuera.

    - Te arreglaras sin él.

    Luego, ya en la limusina, preguntó Draco:

    - ¿Qué ocurre?

    Harry no le hizo caso y se dispuso a hablar por teléfono durante un buen rato en griego.

    Él no entendió una palabra. A su mente acudió el recuerdo del día de la boda, cuando él le había dicho que intentaría aprender su lengua, y Harry le había dicho:

    - No pierdas el tiempo .

    Ésa había sido la primera grieta que se había abierto en su mundo de fantasía. Antes de que se hubiera terminado el día, la grieta se había hecho más profunda, pero le había llevado algún tiempo de realidad el desvanecer por completo aquel mundo de fantasía que él tanto ansiaba.

    La situación con Harry lo había desquiciado, pero sin embargo guardó la compostura. Había aprendido a disimular sus emociones delante de él, y ahora estaba sentado tranquilamente en el coche, con las manos sobre el regazo, como si en su interior no hubiera un temporal.

    -¿De qué se trata todo esto? – preguntó Draco por segunda vez.

    Hubo un silencio sepulcral.

    - Creí que los asuntos de la herencia de mi padre ya estaban todos resueltos – insistió Draco.

    - ¿Estás seguro? – respondió Harry con calma.

    Algo en el tono de su voz le inquietó. Se volvió hacia él, y se encontró con una mirada de hielo. Tenía la sensación de que se avecinaba un desastre, y el terror a enfrentarlo le provocaba un cierto mareo.

    - Si al menos me explicas. ¿Qué...?– comenzó a decir Draco.

    - ¿Por qué tengo que darte yo explicaciones?

    El desprecio de su contestación lo silenció.

    - Eres tan joven...Debes ser la secreta fantasía de todo Alfa – le había dicho una vez.

    ¿Quién iba a pensar que esas palabras seductoras habían sido pronunciadas por el esposo que lo había ignorado durante los últimos cinco años? Sin embargo, Harry había dicho eso la primera vez que se habían visto. ¿Por qué había mentido? ¿Por qué? ¿Acaso había sido por sus tremendas ganas de conseguir las acciones?

    Seguramente si. Porque estaba claro que él no había sido nunca la secreta fantasía de Harry Potter. Él lo había usado, igual que su padre, que se había dejado llevar por la fortuna y el status de Harry.

    Apenado por sus pensamientos, Draco miró por la ventanilla. Echaba de menos a Theo. Theo, quien no sabía ni siquiera quién era él la primera vez que se le había acercado. Theo, el primer hombre que lo había tratado como un ser humano con sentimientos y necesidades, y con opiniones propias. Theo sólo lo quería a él.

    No tratados de uso.

    En París le diría a Harry que quería divorciarse. No quería arriesgarse a perder a Theo. Y estaba deseoso de vivir su propia vida, hambriento de la libertad que se dibujaba en el horizonte. Harry le había robado su libertad, los años de adolescencia, cuando él tenía que haber estado saliendo con chicos, divirtiéndose y enamorándose. ¿Por qué no iba a tener derecho a añorar lo que nunca había tenido?.

    Sentado en el jet privado ojeó unas revistas, pero no dejó de notar que la azafata se apoyaba en el hombro de Harry como si fuera de un harén, y quisiera ganarse los favores del sultán. La atractiva mujer atrapada de seducirlo. Reconocia todos los sintomas. ¿Quién mejor que él para reconocerlos? Al fin y al cabo él también había sido una víctima de Harry. Pero ahora estaba lejos de él, y se sintió orgulloso de la distancia que había podido poner.

    Harry Potter, era un hombre con un temperamento acorde con su origen griego, con un aspecto de estrella de cine, no se le movía un pelo, ni física ni emocionalmente. Era además un hombre despiadado, caprichoso, arrogante y perverso con sus enemigos o con aquellos que se le oponían. Si él hubiera sido su esposo real, no se hubiera arriesgado a andar con otro hombre.

    Una limusina los recogió en el aeropuerto de Charles de Gaulle, y los condujo por una ciudad atestada de coches. Se bajó del vehículo. El orgullo le impidió preguntar nuevamente adónde iban, simplemente observaba. Harry se bajó también, y se dirigió al edificio más cercano. En la mano llevaba un maletín de ejecutivo. Y el edificio, por su apariencia, debe ser un banco.

    Tres hombres los esperaban dentro. Uno de ellos a quien Draco reconoció como el representante de su padre, quiso hablar con él, pero Harry se lo impidió de manera poco caballerosa. Siempre era así. Intolerante, grosero hacia quienes él mejore inferiores a él. Como el hombre de mediana edad, cara colorada y tensa, que los acompañaba.

    Subieron al ascensor. ¿Acaso había una nueva oferta de acciones en su valiosa línea de barcos? ¿Cómo podía ser tan codicioso un hombre con toda la fortuna y el poderío que tenía Harry? ¿Pero acaso no se había casado con él por codicia?

    El representante de su padre puso una llave en la mano de Draco sorpresivamente, y se dispuso a partir.

    - Dámela a mí – dijo Harry tenso.

    Debe ser la llave de una caja fuerte, propiedad de su padre. Por primera vez no hizo caso y se dirigió directamente hacia donde estaba el representante del banco, que ponía en ese momento una caja fuerte sobre una mesa, y luego abandonó la habitación.

    - Draco – protestó Harry.

    Draco no quiso mirarlo. Pero dijo:

    - Si es de mi padre, es mío.

    - Ten cuidado con lo que dices. - Sus palabras lo hicieron estremecer.

    Lo miró y se sintió paralizado. En el rostro de Harry se adivinaba la agresión y la violencia a punto de estallar. Draco cejó en su intento, y súbitamente dejó la llave al lado de la caja.

    - Si estás en esta caja, puedes quedarte tranquilo. Pero si no está, puedes considerarte afortunado si llegas a ver el día de mañana.

    No entendía a qué cosa se refería a que pudiera estar en la caja. Un sudor frío se apoderó de él. Sus piernas se debilitaron. Sus ojos color Plata lo miraron incrédulos. Pero Harry no lo estaba mirando. Estaba metiendo la llave en la caja, temblándole el pulso.

    Draco se lamió los labios secos en un gesto ansioso. Debería tratarse de algo más que acciones. Nunca había visto a Harry perder el control de ese modo. Y ahora, fuera lo que fuera lo que estaba dentro de la caja, estaba frente a él.

    La caja estaba llena de papeles. Harry comenzó a revolverlos, dejando de lado las fotos y cartas, que quedaron esparcidas por toda la mesa. Estaba pálido, y su búsqueda se iba haciendo más desesperada a medida que avanzaba.

    Draco fijó la vista en un sobre grande dirigido a una persona de la que jamás había oído hablar. Ni siquiera reconocía la letra. Entonces vio una foto grande en la que se vio a hombres y mujeres en actividades obscenas. Sintió disgusto. No entendía por qué su padre las guardaba.

    - ¿Qué es todo eso? – preguntó a Harry, puesto que era evidente que él sabía bastante más que él acerca de la caja y su contenido.

    Harry pasó la foto sin demostrar un ápice de asombro.

    - ¿Qué es? – preguntó él repitiendo sus palabras con una mueca que simulaba una risa cínica -. ¡Es una caja de vidas destrozadas! Los secretos de otra gente. ¡Tu padre vivía a costa de sus víctimas y de su miedo, el muy cerdo!

    Draco se puso lívido, pero lo increpó:

    - ¿Cómo te atreves a hablar así de mi padre ?

    Harry no lo estaba escuchando. Seguía buscando entre los papeles como un poseso.

    - Qué me obligase a revolver entre esta basura es el último de sus insultos. ¡Yo, Harry Potter, ensuciándome las manos, porque no hay nadie en quien pueda confiar como para que hurgue entre esta colección de errores humanos! ¡Sus trofeos! ¡En lugar de tirarlos los ha conservado hasta el final, el muy cochino!

    Draco casi no se sostenía de pie. No podía dar crédito al crimen que se le imputaba a su padre. Y en su incredulidad todo se le hacia confuso.

    - ¿Qué estás diciendo? – la voz de él sonó tan débil que apenas se oyó.

    - ¿Estás sordo? – lo miró Harry sin piedad -. ¿Por qué crees que me casé contigo? ¿Por tu cara bonita y tu educación de convento? ¿Por tu habilidad para actuar como "una dama" y saber colocar adornos florales en la casa?

    - Por las acciones – logró un pronunciar.

    - ¡No había acciones! ¡Era todo mentira! ¡Ésa línea de barcos ni siquiera existió! – gritó él con furia, sus palabras retumbando en la habitación.

    - Me estás mintiendo – respondió a Draco a punto de desfallecer.

    La atención de Harry estaba puesta en el documento que tenía en ese momento en sus manos. De pronto, sin previo aviso, dio un puñetazo sobre la mesa.

    - ¡Es sólo una copia!

    - ¿Una copia de qué?

    - ¡Y éste es el fin! - Harry parecía un león dispuesto a comérselo .- El original te lo dio a ti, ¿no es verdad? ¿Te lo dio a ti para dejarte a salvo...?

    - ¿Qué cosa me dio? – casi no podía articular la palabra Draco.

    - Tú sabes de qué estoy hablando. No te hagas el inocente – dijo él yendo a un rincón de la habitación -. Si no está aquí, lo tienes que tener tú. Lucius no era ningún tonto. Y sabía que me desharía de ti si caía en mis manos. Asi que te lo dio a ti. Entonces, ¿dónde está?

    - ¡Basta ya! ¡Déjame en paz! – gritó a pesar del terror que sintió.

    - Si no me dices dónde está el certificado, soy capaz de cualquier cosa. ¡He vivido extorsionado durante cinco años para proteger a mi familia, y no pienso vivir así un día más!.

    Harry había pronunciado por fin la palabra, «extorsionado». No podía ser cierto. Su padre no pudo haberle hecho un chantaje. Draco estaba a punto de desfallecer.

    - Siempre me he preguntado por qué lo había hecho así...que tú tendrías que ser mi castigo de por vida – soltó Harry como pensando en voz alta -. Pero te diré una cosa, precioso. Prefiero ir a la cárcel por estrangularte antes que cumpla esta otra sentencia.

    Aterrado, Draco miró la cara de Harry, y finalmente, de manera misericordiosa, dejó de verlo, al mismo tiempo que Draco se desvaneció.

     
    Top
    .
  5.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    60
    Location
    Paris, France

    Status
    Offline

    Capítulo 3

    Draco recobró la conciencia en la limusina. Harry estaba inclinado sobre él como antes de que él se desmayara. En un movimiento brusco del coche, Draco se apartó hacia el lado opuesto del asiento.

    - ¡Aléjate de mí! - le gritó preso del pánico.

    - ¿Eres una criatura muy delicada, no te parece? De pronto te ha vuelto un manojo de nervios - Harry lo miró con satisfacción perversa; parecía haber recuperado el control -. ¿Dónde está el certificado?

    Draco se clavó las uñas. Necesitaba alguna sensación que le dijera que estaba despierto, que no se trataba de una pesadilla.

    - Te dijo que no sé de qué hablas.

    - Bueno, si antes no lo sabías, ahora ya lo sabes, y quiero que me lo digas.

    - No puedo creer que mi padre te hubiera chantajeado...

    - ¿Un asunto sucio, no? - Harry le dijo sin la más mínima compasión -. Pero él era un profesional, de alto vuelo. A él le interesaban los ricos y famosos. Le gustaban los personajes a los que pudiera sacarles el jugo. Era muy bueno en su trabajo. Nunca dejaba a sus victimas totalmente secas, ni los llevaba al extremo de que quisieran matarlo. Los hacia pagar mucho tiempo y luego los dejaba en paz, pero siempre se quedaran con la prueba de sus delitos y trapos sucios para protegerse. Hizo una fortuna...

    - ¡No me lo creo!

    - ¿Crees que guardaba esas fotos pornográficas sólo por diversión? Si se quedó con la prueba de los trapos sucios de mi familia... - La voz de Harry se hizo más dura aún -. También tenía el certificado original, y como él tiene que intentar recuperarlo buscando por todas partes, es evidente que tú lo...

    - ¡Él no me dio nada! -gritó histéricamente .

    - A mí no me vas a engañar. Inténtalo y te romperé...

    - ¡Estás loco! - sollozó.

    - Hasta ahora he sido paciente. He estado en la cuerda floja durante cinco años. La única forma de mantenerme a salvo era seguir casado contigo. Pensé que ibas a irte con papá. Pero no lo hiciste. Y hay una cosa que me ha quedado clara. Estas enamorado de mi...

    - ¿Que? - Draco lo interrumpió.

    - Estás obsesionado conmigo. ¿Crees que no lo sé? - Harry lo miró con desprecio -. Cualquier persona normal ya se hubiera desengañado y hubiera dejado de esperar que su amor fuera correspondido... ¡Pero tú no! Te has quedado hasta el final, fiel hasta el fin, ¡sin darme la posibilidad de que pueda quejarme del maldito trato que hice!

    - ¿Fiel? - no podía creer todo lo que oía. Era increíble, pero Harry se creía lo que decía. Estaba convencido de que se había quedado a su lado por una cuestión de amor. El nombre de Theo quería abrirse paso entre sus labios, pero era mejor que no.

    - No estoy enamorado de ti - dijo dignamente.

    - ¡Escucha, estás hablando con el chico que fue tu regalo de cumpleaños cuando cumpliste diecisiete!

    - ¿Cómo?

    - ¿Me elegiste en alguna revista de sociedad? ¿O me viste personalmente antes? ¿Me echaste un vistazo y saliste corriendo a decírselo a papá? «Papá: éste es el que me gusta».

    Harry habló en serio. Realmente hablaba en serio.

    - ¡Tú tienes que estar mal de la cabeza!

    - Hablaremos. Llevo cinco años esperando esta conversación. Todo lo que sé es que el querido Lucius hizo el trabajo sucio por ti. Me cazasteis como un animal...

    - ¡Tú eres un animal, un auténtico insulto a la especie humana! -estalló Draco -. ¡ Y encima te lo tienes creído!

    - ¡Dios! Mi joven omega sabe usar la voz - dijo cinicamente Harry - . No parece gustarle la verdad. Hiere tu orgullo. Pero sé que fui atrapado intencionalmente. Yo no sabía siquiera quién era tu padre la primera vez que fui a la casa. Me hizo una proposición de negocios una tercera persona, y fui citado allí. Y ocurrió justamente tu padre no se encontró en casa cuando llegué. Pero, ¡Oh, sorpresa! ¡Estabas tú! Llevabas algo blanco y romántico, y adornabas con flores el recinto, es decir estabas armado hasta los dientes con tus encantos virginales. Lo recuerdo perfectamente.

    - ¡No fue así!

    - Cualquier griego con sangre en las venas se hubiera rendido a tus encantos con mirarte dos veces - le dijo Harry con resentimiento -. ¡Y tú ahí, todo sonrisas tímidas y con rubor en las mejillas, comiéndome con esos ojos grises como si llevases una semana de ayuno!

    - ¡Basta ya! - la voz de Draco casi se rompió.

    -Entonces me invitaron a cenar y tú tocaste el piano, y cantaste como un ángel. Todas tus virtudes puestas en juego para mí. Y no sé cómo fue, pero finalmente el negocio pasó a un segundo plano, y se me olvidó. Para que sepas, había sólo dos preguntas que me interesaba hacer, pero no era relevante hacerlas esa noche.

    - ¿Sí? - Draco consiguió de borrar los recuerdos penosos de ese día.

    - ¿Tenías suficiente edad para obtener el consentimiento de tu padre? ¿Intentaba tu padre protegerte del mundo y de los depredadores como yo? El matrimonio no estaba entonces en mi cabeza, y nunca había estado.

    Draco sintió náuseas. Harry siguió hablando:

    - ¿Y de quién fue la idea de que me quedara a cenar? Tuya. Tú le dijiste a él que me querías y eso fue todo. Luego él escarbó y escarbó, hasta sacar a la luz cosas que sólo dos personas vivas sabían, y que ninguno de los dos iba a contar jamás.

    - ¿Qué averiguó? - preguntó él ansioso.

    - Tú lo sabes... Lucius sabía perfectamente que no viviría muchos años. Y no se fue a la tumba con el secreto - dijo Harry.

    - Él no me reveló nada.

    - Y si tú no lo tienes, debes saber quién lo tiene.

    El chofer abrió la puerta y él casi se cae del asiento. Miró la calle del barrio residencial casi con pánico. Hubiese querido correr. Él sabía dónde estaba. Era el apartamento de Harry en París donde él había pasado una noche de bodas inolvidable, solo.

    - Inténtalo - dijo Harry con tranquilidad -. Corre y verás qué pasa. No llegarías ni a la esquina.

    Aterrado, Draco entró en el edificio frente a ellos, y se metió en el ascensor.

    - Recuerdos... - dijo Harry, como si pudiera ver lo que él estaba pensando.

    Draco sabía que aún no había salido del estado de shock. No decía nada, sabía que no estaba en condiciones de desafiarlo. Harry estaba preparado. Había estado esperando el momento de la venganza. Del mismo modo que hubiera esperado la muerte de su padre para liberarse de él.

    - Hay muchas cosas que puedo hacer por orden de otra persona, pero compartir la cama contigo no es una de ellas. Tu padre podía obligarme a casarme contigo pero no podía seguirme al dormitorio y forzarme a...

    - ¡Cállate! - le gritó él histérico.

    - ¿ Por qué no le contaste nunca la verdad de nuestro matrimonio?

    Draco se tapó la cara en un intento de no oír más.

    - Por favor, no más... - murmuró, y no le importó rogarlo.

    Pero él le sujetó por los hombros con firmeza y le dijo:

    - ¿Por qué aceptaste la triste realidad de tu cama matrimonial vacía durante todos estos años y no dijiste nada? ¿Por qué?

    En un acto de arrojo, Draco salió corriendo y atravesó el hall del enorme apartamento y alcanzó el dormitorio al otro extremo del corredor. Se metió en él y echó el cerrojo. Tenía el estómago revuelto, y tuvo que quedarse quieto un momento hasta que por fin pudo quitarse la ropa, y meterse en la ducha.

    «Mi padre, lo extorsionaba», repetía sus palabras. Se sintio tan sucio. Era la primera vez en su vida que se sintio verdaderamente sucio. Y no sabía que podía hacer para sentirse limpio nuevamente.

    Su madre. Que había muerto cuando Draco tenía cuatro años, era un recuerdo difuso. Era la hija de un pequeño aristócrata, que se había apartado de su familia por casarse con Lucius. Pero Lucius no le había dicho a su hijo por qué. Nunca se lo había explicado.

    La infancia de Draco había sido una sucesión de niñeras e internados desde una edad muy temprana. Lucius viajaba incesantemente, y siempre que le había pedido ir a vivir con él. Había llorado mucho antes de que se diera cuenta de que para su padre él era exceso de equipaje, y que un hombre frío y distante. De todos modos reconocía que su padre se había preocupado por él más que por ninguna otra persona.

    Había estado siempre orgulloso de su belleza, de su educación, y de su don para la música. Ahora se dio cuenta de que ésas habían sido unas ventajas de gran valor social para su padre. Lucius había sido ambicioso con relación a su hijo. Había querido que se casara con un Alfa rico y poderoso. Él mismo había vivido en contacto con la alta sociedad, y quería que su hijo fuera miembro en todo derecho de esa misma clase social.

    Pero Draco había carecido de un verdadero calor de hogar. Y esa
    carencia afectiva lo había llevado a hacer todo lo posible por ganarse la aprobación y el amor de su padre.

    ¿Cómo iba a imaginarse que Lucius no era un hombre de negocios legal? ¿Cómo podía imaginarse que su vida privilegiada había sido financiada con algo tan arruinado como el contenido de la caja fuerte? Y menos aún, ¿Cómo podría haber sospechado que había extorsionado a Harry para que se casara con él? Finalmente comprendía la farsa de su matrimonio, demasiado tarde.

    Los cinco años habían pasado, no pudieron recuperarlos ni él ni Harry. No le extrañaba que lo despreciara. Y que estaba seguro de que él conocía el secreto que no debía conocerse, «para proteger a mi familia», había dicho.

    Lo gracioso del caso era que él no tenía la más mínima curiosidad por conocerlo. Harry podía seguir guardándolo toda la vida. En todo caso la familia de Harry eran extraños para él. No conocía a su madre, ni a sus tres hermanas. Muchas veces se había preguntado qué les diría a ellas acerca de su matrimonio. ¿Pero se habría molestado en explicarles algo? Como Lucius, Harry no era amigo de dar explicaciones.

    ¿Cómo podía pensar que él lo amaba? Era humillante. No sólo se encontró un marido al que habían obligado a casar a punta de pistola, sino que además creía que su "omega", después de cinco años de desprecios e infidelidades, aún lo amaba.

    El agua de la ducha seguía cayendo, y de pronto Draco sintió que una extraña fuerza se apoderaba de él. Incluso empezó a sentir pena por Harry. Creía que él podía usar el chantaje más allá de la muerte de su padre. La noticia de que él estaba enamorado de otro Alfa probablemente sería un alivio para Harry.

    Draco había perdido cinco años de su vida, pero ni un día más. Su padre había ejercido plena autoridad sobre él. Luego Harry había tomado el relevo, y él lo había aceptado sin más.

    Y había sentido miedo durante tanto tiempo... Miedo por el mundo que había fuera de su irreal mundo de privilegios. Temor por el desprecio de su padre. Temor de que la verdad sobre su matrimonio terminara con la debil salud de su padre si se enteraba. Pero no más miedos, se dijo.

    Si Harry había sido una víctima, él también lo había sido. Y sin embargo no armaba tanto escándalo como Harry. La vanidad de Harry lo indignaba.

    Un golpe fuerte sonó en la puerta.

    - ¡Abre! - Exigió Harry.

    Draco hizo un esfuerzo por no oír. Ya tenía bastante con lo que había ocurrido anteriormente. No quería saber nada de él. Harry no tenía una sola virtud que pudiera conmoverlo. Cinco años atrás sin embargo había sentido una gran atracción por él.

    Había elegido entonces con el corazón, no con la cabeza.

    - ¡ Draco ! - volvió a golpear a Harry con impaciencia.

    No era un hombre que respetase a las castas. Iba detrás de todas ellas, Alfas, Betas, Omegas, daba igual. Eso sí, todos tienen piernas largas, pechos imponentes o torsos anchos.

    Draco no tenía ninguno de esos atributos, y alguna vez había sido un tormento para él, ya que la imagen que tenía de sí mismo, débil e inseguro, no se había visto beneficiado con esta carencia.

    Pero tenía muchas otras virtudes. Y debería agradecerle a Theo el haberlo descubierto. Theo le había enseñado a valorarse, poniéndolo en primerísimo lugar.

    Él lo había ayudado a aceptarse a sí mismo. En cambio, Harry siempre lo había humillado y despreciado. ¿Y ahora por qué tenía que sentirse culpable? ¿Acaso no había pagado ya los pecados de su padre?

    Cuando estaba cerrando la ducha y alargando la mano para alcanzar la toalla, un golpe enérgico tiró la puerta abajo. Ésta quedó pendiente de la bisagra, y dejó la figura de Harry al descubierto. Su cuerpo vigoroso ocupando la puerta de la habitación.

    - ¿Para qué te has encerrado aquí? - preguntó furioso.

    - ¿Te has vuelto loco? - Draco se sintió intimidado por la presencia de él, pero también estaba furioso.

    - ¡Me hicieron responsable de tu bienestar!

    ¿Se refería a su bienestar o a su propia seguridad? ¿Era por ello que había tirado la puerta como un Alfa de las cavernas? ¿Tenía miedo de que se hubiera tirado por la ventana o de que fuera a hacerlo? Evidentemente esto último lo hubiera puesto en un aprieto.

    Draco, echándole una mirada de incredulidad, comenzó a recoger su ropa.

    - Tu piel tiene el color de las camelias - dijo Harry.

    Harry estaba mirando descaradamente, algo que lo turbaba terriblemente.

    - Tira la toalla - le exigió.

    Draco no podía creer lo que oía. Pero Harry esperaba que su orden se cumpliera. Lo demostraba en su gesto expectante.

    Draco sintió que se le secaban los labios, que sus pulmones se quedaban sin aire, que un calor asfixiante se apoderaba de su cuerpo entero. Su pecho de pronto se volvió pesado, sus pezones se irguieron volviéndose más sensibles.

    - Eres tan pequeño, pero guardas unas proporciones tan perfectas... - musitó Harry en el denso silencio.

    Draco no podía creer lo que oía de la boca de Harry. Éste era un Harry que él jamás había conocido, pero que de algún modo siempre había sospechado que podía existir. Era un hombre que despedía una sexualidad vigorosa. Había algo peligrosamente fascinante en la corriente sexual que emanaba de él, algo atávico y elemental. Daba la sensación de ser depredador como él mismo se había nombrado alguna vez con candor. Y lo era, ahora él lo podía comprobar.

    - ¿Me disculpas? Voy a vestirme, si no te importa - murmuró él inexpresivo.

    - ¿No hablarás en serio, verdad? - dijo Harry como si Draco fuera el que se estaba comportando de modo extraño.

    Draco estaba indignado. Harry podía dejar de lado el odio y el resentimiento que había entre ellos y pensar en el sexo. ¿Por qué? ¿Por qué estaba medio desnudó solamente? Parecía que la lívido de Harry podía despertarse con poca cosa.

    - Quiero vestirme - insistir.

    - Eres tímido. Pero me has estado esperando durante mucho tiempo - dijo Harry con satisfacción.

    Draco rió. No pude evitarlo. Era una risa histérica que rompía el silencio como un cristal que se rompe.

    - Basta... - Se le cayó la ropa de las manos al darse la vuelta y taparse la cara con las manos temblorosas. Era un gesto histérico, descontrolado, que lo asaltaba sin aviso. Estaba furioso por su propia reacción, pero su furia aumentó aún más cuando sintió los brazos de Harry alrededor de él, asaltándolo por la espalda. Se quedó paralizado.

    Él lo había empujado contra un cuerpo tibio y vigoroso, amenazándolo con un contacto físico tan turbador como desconocido. No podía creer que él lo estuviera tocando. Parecía algo irreal. Durante cinco años se había comportado como un leproso que se apartaba. Y ahora, de repente, quería tocarlo, como si estuviera en su derecho. Pero no tenía ningún derecho, y no deseaba sus manos sobre su cuerpo.

    - Tal vez no sepas dónde está ese certificado. Tal vez lo haya destruido Lucius. Pero quizás lo tenga alguien en sus manos esperando para activarlo como una bomba...

    Las palabras que usó lo hicieron temblar.

    Harry lentamente lo iba dando vuelta. Draco no se había dado cuenta de lo fuerte que podía ser un Alfa comparado con un Omega, hasta que Harry lo levantó del suelo como si fuera una muñeca y lo apretó contra él.

    Descalzo no le llegaba ni al hombro, y antes de que Harry se inclinara hacia él, las mejillas de Draco rozaron el pecho viril que asomaba por la camisa de seda, cuando se abrió inesperadamente su chaqueta. Draco apenas podía respirar ante la esencia de su masculinidad.

    - Mírame - le dijo cortante.

    - Por favor, déjame marchar - atinó a decir.

    Harry le tomó la barbilla y se quedó mirándolo, como si no lo hubiera oído. Draco sabía de los hechos acontecidos esa tarde y el ataque de furia de Harry, habían sido apartados de su mente, y que otras necesidades le urgían en ese momento.

    Draco sintió un torbellino de sensaciones que jamás había sentido. Su cuerpo estaba tenso, y parecía recoger todos los estímulos provenientes de aquella atmósfera.

    - Harry... - se oyó decir, mientras sentía que sus pies se apoyaban en la alfombra.

    - Hace tanto que no te oigo pronunciar mi nombre - dijo él en un tono profundo.

    - No... - Dijo.

    El dedo pulgar de Harry recorrió el labio inferior de Draco, haciéndolo temblar. Él intentó moverse, pero la otra mano de Harry lo sostenía con firmeza apoyada en su espalda. Harry lo miró intensamente, y con el pulgar separó sus labios y se internó en la boca de él, mientras la palma le acariciaba la mejilla. Era el gesto más erótico que jamás había experimentado, y lo peor era que le estaba desencadenando una serie de reacciones físicas que reconocía como una traición de su cuerpo a sí mismo.

    Era evidente que Harry se divertía con sus reacciones, pero su mirada expresaba además una gran satisfacción. Draco lo notaba en la expresión de sus ojos.

    Harry era un maestro en las técnicas y el arte de seducir, un arte que redundaba en su propio beneficio, aumentando su propio placer. Y estaba acostumbrado a buscar ese placer siempre que afloraba el deseo.

    - Quiero... - Draco no podía decir más de una palabra.

    - ¿Más? - Harry lo soltó de pronto, y le sonrió -. La próxima vez que te pida que tires la toalla, hazlo, pequeño - le aconsejó suavemente.

    Draco sintió que esa insinuación podía ser más dolorosa que un puñetazo. Cuando la puerta se cerró tras él, Draco se desmoronó. Lo había desafiado, lo había irritado.

    Estaba confuso. Todos esos años, nada, y ahora... ¿Por qué ahora?

     
    Top
    .
  6.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    60
    Location
    Paris, France

    Status
    Offline

    capitulo 4

    Recordaba lo que le había dicho momentos antes: que su padre no había podido obligarlo a compartir la cama con él. Y, sin embargo, cuando afloraban sus instintos, parecía que cualquier cuerpo le venía bien.

    Lo que estaba claro era que Harry tenía que demostrar que era un macho. Plantearle el divorcio en esas circunstancias hubiera sido contraproducente, porque lo hubiera llevado aún más lejos en sus intentos de intimidar con él.

    No era el mejor momento de hablar de Theo. Draco recogió sus prendas nuevamente. La cuestión era que su marido se había dado cuenta de que existía, aunque sólo fuera de la forma que para él contaba un Omega: sexualmente.

    Pero estaba indignado. No entendía cómo se había atrevido a tocarlo. No tenía derecho. Y además, seguramente, le era infiel a alguna otra persona. Y por descontado se hubiera aprovechado de su deseo, en caso de que hubiera existido.

    Él era así. Estaba acostumbrado a tomar, no a dar. Harry había trabajado duramente para levantar las empresas familiares que había heredado, la herencia de los Potter. Nadie le había regalado nada, ni le había hecho favores. Y él no lo hacía tampoco. Pero siguió a sus enemigos hasta la muerte, y cuando tenía a su presa, regresó victorioso. Luchaba constantemente por su supremacía.

    Ése había sido el aspecto del personaje de Harry que Lucius había valorado más. Y finalmente le había servido a Harry en bandeja de plata, tratando de convencerlo de que aunque él no hubiera hablado de amor, sería un perfecto marido.

    ¿De qué marido hablaba su padre? Él jamás había tenido un marido. Pero cinco años atrás él no había podido adivinar el futuro. Lo curioso era que sus recuerdos de los primeros encuentros no coincidían en absoluto con lo de él. Había terminado la escuela secundaria, y había perfeccionado la técnica en arreglos florales, ¡qué tontería! Debió haberle enseñado mejor, un curso sobre Alfas...

    Harry había aparecido en la entrada de la sala de música, sin que nadie lo hubiera invitado o llamado. Lo había hecho esperar a Lucius en la sala de espera y él debía haberlo visto por la ventana, porque para llegar a la sala de música tenía que salir de la sala de espera, atravesar el hall, pasar por la otra habitación y entrar a la sala de musica a traves de un ventanal. Así que, ¿Cómo podía tener el descaro de decirle que él había preparado el encuentro?

    Lo había visto de pronto en la entrada y, sí, se había enamorado del Alfa a primera vista. Su presencia lo había impactado. Era como un dios griego que se le había aparecido en todo su esplendor.

    - Eres una bocanada de aire de primavera en este triste paisaje de invierno - le había dicho Harry.

    Y probablemente lo había copiado de alguien, pero había pronunciado esas palabras. A él no se le había ocurrido que Harry estaba interesado en él, sino en las plantas. Porque había surgido una conversación entre ellos. No había demostrado su falta de interés e ignorancia hacia el mundo vegetal, y él se había dejado engañar.

    Incluso le había dicho que sus ojos hacían juego con las violetas, y ese cumplido le había salido tan torpe como el primero, lo que le dio la impresión a Draco de ser un hombre tímido, a pesar de disimularlo con cierta sofisticación.

    ¿Tímido, Harry?

    Él no le había dicho nada sobre su cita con su padre. Parecía haberlo olvidado más bien, hasta que la empleada había ido a decirle que su padre le llamaba y entonces se había quedado desconcertada al encontrarlo con Harry.

    -Le diré que lo está esperando - le había dicho Draco a Harry, y había subido rápidamente hasta la biblioteca de su padre.

    - ¿Quién es él? - le había preguntado a su padre con interés y ensoñación.

    - Harry Potter - su padre la había mirado achicando los ojos.

    - Lleva aquí un montón de tiempo. ¿No crees que deberíamos invitarlo a cenar?

    - Parece que ha tenido exito...

    - ¿Está casado?

    Y lo habían invitado a cenar. Había sido culpa suya, enteramente culpa suya. Su padre había pedido disculpas a Harry y luego los había dejado solos, y en ese rato Harry le había hecho un montón de preguntas personales a Draco. No se había molestado en averiguar si tenía la edad apropiada. Sabía perfectamente la edad que él tenía.

    Al día siguiente lo había llevado a dar una vuelta en coche, pero su padre dudó en darle su consentimiento. Este hecho lo había puesto en evidencia delante de Harry, quien no había tenido la menor duda acerca de la sobreprotección de su padre.

    -Tengo la sospecha de que tu padre te va a mirar de arriba abajo a ver si tienes huellas dactilares en algún sitio cuando vuelvas, así que no te besaré. No sé qué estoy haciendo aquí contigo. Eres demasiado joven para mí.

    Y él había sufrido mucho en la semana siguiente a su encuentro con Harry porque él no lo llamaba ni daba señales de vida. A Lucius la historia le hacia poca gracia, y le habia aconsejado que era mejor que no entregara su corazon.

    - Potter puede tener a la persona que quiera. Pero no quiero que te ronde, a menos que tenga en la cabeza la idea de casarse contigo.

    - ¿Y se lo ha dicho? - le preguntó alarmado.

    - Puede que tu no te valores. Pero yo sí. Te envié a los mejores colegios para asegurarme que tuvieses un lugar digno con quien estuvieras. Quiero que te cases bien. Un escarceo amoroso con Potter es algo que no está en tu agenda. Y puedes estar seguro de que no va a ofrecer ninguna otra cosa, a no ser que le resulte rentable.

    Harry había aparecido la segunda semana inesperadamente, con una actitud agresiva con él. Se volvió a quedar a cenar. Lucius se encontró con un buen humor increíble. Pero estaba muy tranquilo, y los observaba todo el tiempo, agregando poco a la conversación.

    Dos días más tarde, su padre lo había hecho ir a su biblioteca y le había informado de que él era el dueño de innumerables acciones en una compañía naviera llamada Petrakis International, acciones en las que Harry tenía un interés extremo.

    - Así que se las ofrecí a él gratis como regalo de bodas - concluyó Lucius.

    Draco se había quedado consternado. Sí, él estaba loco por Harry. Pero que su padre le hubiera ofrecido un capital por casarse con él le parecía humillante.

    - Harry es griego. Comprende este tipo de trato - le había asegurado -. Y espero que tú también comprendas que un hombre tan duro como Harry jamás hubiera pensado en el matrimonio a no ser que fuera una ventaja económica para él. Esas acciones serán tu dote. La elección es tuya. ¿Lo quieres o no?

    Draco había salido corriendo de la habitación, llorando de rabia y desesperación.

    Al día siguiente, Lucius le había informado acerca de su deficiencia cardíaca. Le había dicho que no sabía cuánto iba a vivir, y que estaba sinceramente preocupado por su futuro. Era otro golpe para Draco. Lucius había puesto a Harry por los cielos.

    Según Lucius, Harry era como un diamante en bruto por el medio social en el que se había criado, pero lo iba a tratar con respeto y honor como a su esposo. Ese tipo de arreglo era algo común en Grecia. Si se casaba con Harry estaría a salvo, seguro por el resto de su vida.

    - ¡Pero no me ama! - había protestado.

    Lucius lo miró fríamente y le dijo:

    - Te desea...

    - No tanto como a esas acciones - protestó en voz baja.

    - Depende de ti lo que este matrimonio resulte. Te estoy dando la oportunidad de casarte con el hombre que amas.

    Draco volvió al presente, y se retorció las manos. Su padre le había servido a Harry en bandeja de plata. Se lo había dado encadenado y esposado a cuenta de un chantaje. ¡Cómo no lo había sospechado!

    Se oyó un golpe en la puerta. Era una criada anunciando la cena. Draco no podía creer que fuera ya la hora de la cena. Theo lo llamó todas las noches a las ocho.

    Sabía que él jamás salía de noche. ¿Le habría dicho Petros que se había ido a París? Levantó el auricular del teléfono de la habitación y marcó el número de su apartamento.

    - ¿Dónde diablos estás? - Theo respondió inmediatamente -. Petros me ha dicho que «los señores Potter no estaban». ¿Qué quiere decir eso?

    - Hemos volado a París...

    - ¿Hemos?

    - Mira, había un problema con la herencia de mi padre y tuve que venir. Mañana estaré en casa, querido. Te amo.

    - ¿Qué tipo de problema?

    - Nada importante - ocultó a Draco. No quería contarle los detalles sórdidos del asunto a Theo, al menos por teléfono.

    - ¿Va a mostrarte las maravillas de París, entonces? - se burló Theo.

    - ¿Salir con Harry? ¡Estás bromeando! - forzó una risa, aliviado de que Theo no estuviera enfadado - . Te echo mucho de menos. Pienso en ti todo el tiempo.

    - No veo la hora de que llegue mañana.

    - Se me hará eterno... - dijo. «Pero no puedo usar nuevamente a Blaise», - pensó, y preguntándose cómo podría quitarse de encima al guardaespaldas.

    Pero Draco se sintió un poco culpable de sus citas con Theo, ya que cuando él se había casado en la iglesia, había hecho unas promesas en las que entonces creía...

    «¿Por qué eres tan cobarde y no le planteas el divorcio, ya que a él le importa tan poco? » - le decían innumerables veces.

    Draco suspiró hondo, bajó el auricular en un gesto que quería relajar su tensión. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo después de dejar caer el auricular. Harry estaba de pie, silencioso y quieto, como una estatua. Draco se quedó paralizado ante semejante visión. Quiso decir «Harry...», pero no pudo articular una palabra.

    - La cena... - murmuró Harry- . Pero termina la llamada primero.

    Levantando el auricular como un autómata dijo:

    - Adiós - y colgó.

     
    Top
    .
  7.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    60
    Location
    Paris, France

    Status
    Offline

    CAPÍTULO 5

    Su corazón bombeaba sin parar. Lo vio alejarse de la habitación. No podía haberlo oído. En ese caso, seguramente le habrá dicho algo. O reaccionado de alguna manera. En cambio, Harry había sonreído. Al abandonar la habitación, lo oyó decir al criado que ya no lo quería.

    ¿Habría planeado salir a cenar fuera y luego habría cambiado de parecer? Esperaba que no fuera por su causa. Pero era difícil que Harry hiciera algo por él.

    - Tengo que hacer unas llamadas. No me esperes para cenar.

    Draco comió sin ganas. Se sintió culpable, irritado, confuso. Toda su vida había sido una persona honrada y sincera, hasta que había conocido a Theo hacía tres meses. Había sido un encuentro accidental, en Harrods. Habían charlado, reído, tomado café. Todo muy inocente. La segunda vez también se encontraron por casualidad.

    ¿Por qué se sintió de ese modo? No tenía más que pedirle el divorcio a Harry. A Harry jamás le habían importado los sentimientos de él. Él había tenido que sufrir el chismorreo público y de la prensa, viéndolo fotografiado con distintas personas. Pero eso no era excusa para hacer lo mismo que él.

    Llevado por el cansancio y la tensión de todo el día, Draco se fue a la cama. Se lamentó de no tener un pijama. Por fin se metió entre las sábanas desnudó. Y después de darle más vueltas a la cabeza, decidió pedirle el divorcio a Harry al día siguiente.

    Se despertó sobresaltado. Las luces estaban encendidas, y pestañeó insistentemente como para saber si era un sueño o la realidad. No se acordaba ni siquiera de dónde había dormido, y cuando se sentó en la cama aún estaba totalmente desorientado. Pero entonces vio a Harry, algo alejado de la cama.

    Tenía un aspecto horrible, ése fue el primer pensamiento de Draco, luego atinó a taparse su desnudez con la sábana. Le brillaba el pelo azabache, estaba sin corbata, y tenía la camisa blanca de seda medio desabrochada, lo que permitía la visión de un pecho masculino ancho y bronceado. Los rasgos tensos, la piel bronceada. Parecía estar bajo los efectos de un shock.

    - ¿Qué ocurre? ¿Ocurre algo malo? – musitó él a la vez que bostezaba y descubría en su reloj que era casi de madrugada.

    - Me has deshonrado – dijo con un acento quebrado.

    Draco lo miró medio dormido aún.

    - No comprendo, ¿qué dices?

    - Mi Omega con otro Alfa... – le dijo con una expresión de ferocidad en los ojos.

    Pero Draco estaba más asombrado por la frase «mi Omega», que había pronunciado, que por el descubrimiento de su infidelidad. Jamás usaba ese término. Y era ofensivo y ridículo incluso en el contexto de ese matrimonio.

    - No lo niegas – agregó.

    ¿Qué espera? ¿Qué iba a estar como Penélope, esperando a su marido? Era cierto que había estado así durante casi cinco años, pero eso no podía durar eternamente. ¿Y qué le importaba además?

    - ¿Cómo lo has descubierto? – preguntó él no tan firmemente como hubiera querido.

    - Parece que no te das cuenta de la magnitud de tu ofensa.

    - ¿Has estado bebiendo? – preguntó Draco débilmente, pensando que tal vez fuera el motivo de su reacción melodramática.

    - ¿Qué tiene que ver eso? ¡Te he oído hablar por teléfono con tu amante! ¡Y no podía creerlo!

    - ¡Vaya! – debería haberlo imaginado. Pero Harry era tan retorcido, que no había demostrado nada en su momento.

    - Tengo las facturas del teléfono y también el número al que has llamado desde aquí, y es el mismo número.

    - Te lo habría dicho si me lo hubieras preguntado – Draco sintió una extraña sensación desagradable que no podía identificar.

    - ¿Qué me hubieras hablado de él? ¿No tienes vergüenza?

    - ¿Por qué tengo que avergonzarme? – pero curiosamente la actitud de Harry lo hacía sentirse culpable, y eso lo irritaba terriblemente.

    - Tú eres... mi esposo– dijo con violencia.

    Instintivamente, Draco se puso en el extremo opuesto de la cama. La rabia iba transformándose en miedo. Hubiese querido gritarle que él era un extraño para Harry cuando le había dicho que era su Omega, pero no se atrevió a ver el estado de ánimo de Harry. Hubiese sido echar leña al fuego.

    - Tal vez mañana cuando estés más razonable – le dijo él .

    - ¿Por qué lo crees? – preguntó Harry acercándose a él reptando por la cama. Draco intentó alejarse, pero él le sujetó el brazo.

    - ¿Qué estás haciendo? – preguntó él, desconcertado y temeroso. Harry dijo algo en griego y lo sujetó con el otro brazo. Draco estaba aterrado.

    - ¿cuantas veces has estado con el?

    - no se. No... las... He contado.

    - ¡Dios! ¡Lo mataré! Puede que esté vivo aún, pero lo mataré.

    - ¡No digas cosas como esa!

    - ¿Y tu qué? ¿Qué hago contigo?

    - ¿Conmigo? – Draco estaba horrorizado.

    - ¿Dónde lo has conocido?

    - ¡No voy a decirte nada de él! – dijo acordándose de sus amenazas.

    - Theodore Nott. Tiene veintiocho años. Es vendedor a tiempo parcial, y medio artista. Es hijo único, Moreno, ojos azules, alto y ambicioso. No necesito que me cuentes nada de eso.

    Draco estaba aturdido.

    - ¿Por qué te comportas de este modo? Yo no soy realmente tu esposo...

    - ¿No? Llevas mi apellido. Usas mi anillo. Vives en mi casa. Te alimento, te visto, te mantengo...

    - ¡Y yo te odio! – Dijo dolorido Draco.

    - Si eso es cierto, vas a odiarme aún más en lo que te queda de vida a mi lado – dijo él severamente.

    - ¡Déjame marchar! – murmuró Draco temblando.

    - No lo volverás a ver – juró él clavándole la mirada llena de odio- . Pero jamás te perdonaré esto – dijo finalmente, soltándolo.

    - De acuerdo. Yo tampoco te perdonaré jamás – atinó a decir entre la almohada, sollozante.

    Fue un error, porque Harry se dio la vuelta y le dijo:

    - Vas a decirme la verdad ahora.

    - ¿Qué verdad?

    - Que ésta es una maniobra para que te preste atención. Has dejado pistas que hasta un ciego puede ver. Hasta has hablado con la puerta abierta.

    - ¿Qué?

    - Y lo has conseguido – dijo él con una sonrisa de hielo -. ¿Ni siquiera te has acostado con él, no? Perfecto. Has llegado al punto justo para sacarme de mis casillas, pero no te has atrevido a más.

    Draco estaba indignado por su vanidad. Entonces se le escapó una mentira:

    - ¡Sí me he acostó con él! ¡Y me da igual que te enteres o no, porque no me importas en absoluto!

    - ¡Si ha puesto un solo dedo sobre tu piel desnuda, es hombre muerto! ¿Lo comprendes? Esto no es un juego, pequeño. Te lo advierto. Si te has entregado a él, lo mato.

    Draco no podía moverse, ni respirar. No podía dar crédito a las palabras de Harry. Había mentido. Y estaba de más decir que se trata de una relación seria. ¿Cómo se imaginaba que iba a tener un lío pasajero para darle celos? Estaba indignado, pero también aterrado de que Harry pudiera hacerle daño a Theo.

    -Piénsalo seriamente. Casi pierdo la cabeza – le confesó Harry de pronto.

    Y Draco se dio cuenta de que repentinamente se le había pasado la rabia, como por arte de magia.

    - De acuerdo – dijo él suavemente, odiando a Harry con todas sus fuerzas -. No me he acostó con él, pero...

    - ¿Y quieres que te diga por qué? Un griego se divorciaría de un esposo infiel. Tú has llegado hasta donde has podido, no más allá. Lo único imprudente que has hecho en tu vida es haberte casado conmigo. ¡Qué idiota has sido! ¡Por un momento he pensado que te arriesgarías a perder tu estatus como esposo mío!

    - ¡Eso es precisamente lo que quiero perder! ¡No te quiero! ¡Quiero mi libertad! – el grito desesperado.

    - ¡No te creo! ¡No sobrevivirías ni un momento en el mundo real! ¡Te morirías como un bebé indefenso sin tus tarjetas de crédito!

    - ¡Cómo te atreves!

    - Sólo te digo las cosas como son. Eres una creación de Lucius, un adorno hermoso y frágil, el Omega perfecto para un Alfa rico...

    - ¡Eres un desgraciado! – dijo él indignado.

    - Eso no quiere decir que no seas bueno en tu papel, excelente como anfitrion... Un verdadero omega . Pero si quieres de verdad tu libertad...

    - ¡Sí, la quiero! – gritó Draco.

    - ¿Si? Deberías preguntarte por qué me compras los calcetines todavía – se rió Harry cínicamente, y salió de la habitación.

    ¿Qué tienen que ver sus calcetines en todo eso? No era más que una tarea trivial de la que se había ocupado desde los primeros tiempos de su matrimonio; y la seguía haciendo sin pensar demasiado en ello. Mientras Draco se ponía el albornoz, esperaba conseguir que Harry lo escuchara y lo hiciera comprender.

     
    Top
    .
  8.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    60
    Location
    Paris, France

    Status
    Offline

    Capítulo 6


    Harry estaba en la habitación principal. Draco se detuvo ante el umbral de la puerta, porque Harry estaba a medio vestir, un hecho que lo violentaba.

    - ¿Y ahora qué? – preguntó con impaciencia.

    - Quiero que me escuches – Draco se cerró más el escote del albornoz, y lo miró a los ojos-. Amo a Theo. Quiero el divorcio.

    Harry atravesó la alfombra de la habitación en dirección a Draco.

    - Eres mi esposo – dijo en tono suave -. ¿Y por qué eres mi esposo ? Porque querías serlo a cualquier precio.

    - ¿No has escuchado lo que he dicho? ¡Lo amo! – dijo él con los dientes apretados por la rabia.

    - ¿Le compras calcetines también?– preguntó Harry con sorna.

    Draco le dio una bofetada sin pensarlo. Pero luego se sintió consternado ante lo que había hecho. No era habitual en él una reacción semejante. Se apartó de Harry con temor, al verlo acercarse a él, con furia en la mirada.

    - ¡No! – atinó a gritar.

    - Aunque una bofetada no te vendría mal, puedo contenerme. Eres demasiado pequeño, demasiado frágil. Si fuera el tipo de Alfa que pega a su Omega, ¿no crees que te habrías enterado a estas alturas?

    Harry tiró de él con fuerza. Otro gesto amenazante de Harry, además de la mirada oscura y penetrante en el escote del albornoz, que en ese momento mostraba un hombro desnudo.

    - Mi idea del entretenimiento es muy distinta, es más íntima. La violencia no me gusta. Hay cosas más satisfactorias.

    - ¡No te atrevas a tocarme!

    - Una noche larga y tibia en mi cama es lo que te hace falta – le dijo Harry llevando su mano al hombro de Draco.

    - ¡No seas desagradable! – Draco gritó desesperado .

    - No rechaces lo que aún no has probado – Harry se rió mientras bajaba la cabeza y acercada su cara a la de Draco, tocándole el labio con la otra mano.

    - ¡Basta!

    - Me siento tan intimidado... – se burló él, apartándole un mechón de cabello rubio de la frente en un gesto casi tierno.

    Draco se estremeció.

    - Harry ...

    La boca de Harry fue a la búsqueda de la de él, y le separó los labios. Él se quedó sin aliento. Lo estrechó aún más, haciéndole sentir todos los músculos de su cuerpo viril. Él se arqueó involuntariamente, aumentando ese contacto. La lengua de Harry exploró el interior de la boca de Draco. Un fuego salvaje se alzó en todo su cuerpo. Draco se estremeció, se apretó contra él, y rodeó el cuello de Harry con sus brazos. Cerró los ojos, y sintió un calor intenso recorriéndolo.

    Después Harry liberó su boca y lo miró impasible.

    - ¿Cuál es su nombre? – preguntó de pronto.

    - Su... ¡Oh! ¡Dios mío! – dijo Draco llevándose un dedo a su boca roja e irritada. Se le aflojaban las piernas.

    - Te has equivocado en tus prioridades. Yo soy tu esposo.

    Draco pensaba en alguna respuesta, algo en su propia defensa. Pero era incapaz. Sentía un torbellino de emociones violentas. Harry se quitó la camisa, dejando al descubierto unos músculos dorados y fuertes. Draco no quería mirar, pero se le iba la vista sin quererlo. Harry abrió la puerta y, bruscamente, sacó a Draco al corredor.

    - Hablaremos más tarde, a la hora del desayuno.

    La puerta se cerró en su cara. ¿Se estaba volviendo loco ? ¿Era una pesadilla las últimas veinticuatro horas que había vivido? Draco se metió en la cama, adoptando la posición fetal. Harry era un extraño. No lo reconocía. Y tampoco se reconocía a sí mismo. Desde que habían estado en el banco se había comportado de manera extraña.

    Primero con furia. Luego con una actitud más sarcástica que furiosa al creerse que él había intentado atraer su atención. Draco no comprendía por qué Harry quería seguir unido a su esposo con él que se había casado por chantaje. ¿Por qué aceptaba esa farsa? ¿Y por qué lo seducía sexualmente, así, de pronto, después de cinco años de ignorarlo?.

    Y lo peor, ¿Por qué él se había quedado ahí, sin hacer nada, y le había permitido incluso besarlo ? Era cierto que Harry era un hombre muy experimentado. Tal vez cualquier Alfa con esa maestría pudiera arrancarle a un Omega inexperto como él las sensaciones que acababa de experimentar con Harry.

    Pero le asombraba que Theo no lo hubiese logrado. Se avergonzaba de sí mismo . El sexo, se decía, no era tan importante en una relación. Él amaba a Theo. Lo amaba realmente. Pero lo que realmente le preocupaba y lo sorprendía, era que Harry todavía pudiera ejercer esa atracción sexual sobre él, cuando creía que ya era un asunto más que pasado.

    Y Harry le había demostrado que no era así, y se había reído de ello. ¡Qué golpe para su orgullo!

    A la mañana siguiente se encontró con la ropa limpia en la habitación. «Muy considerado de su parte», pensó con ironía. Se puso el traje azul de Versace, y trató de reparar los daños sufridos a su aspecto después de una noche sin dormir.

    En la sala se encontró con Harry detrás del Financial Times. Al verlo lo dejó a un lado y alzó la taza de café.

    - Deberías volver a la cama. Pareces la víctima de un vampiro que espera que le den el tercer bocado.

    - Muy gracioso.

    - Eres afortunado de encontrarte entero, después de lo que he descubierto anoche. Creo que he sido extremadamente tolerante y comprensivo, pero no abuses.

    Draco tomó un croissant consciente de la mirada de él en todos sus movimientos. Harry vestía un traje azul, camisa blanca, corbata negra de seda. Estaba impecable, sin apenas signos de una mala noche. Y parecía haber recuperado totalmente el control. Draco sintió odio hacia él. Sus manos temblaron al cortar el bollo.

    - Quiero ver a un abogado esta mañana. Quiero el divorcio.

    - Estás soñando, me parece.

    - Yo...

    - ¡Calla! – le ordenó Harry.

    - No puedes impedírmelo.

    - Simplemente hago como que no te he oído.

    - ¡No pienso seguir sentado aquí para que me insultes!

    - ¡Siéntate! – la voz de él sonó como un latigazo sobre la mesa. Draco se sintió tan intimidado que se volvió a sentar -. Quiero que me escuches.

    Draco se puso azúcar en el café sin mirarlo. Pensó que lo dejaría hablar. Pero no le impediría el divorcio.

    - Hace cinco años yo tenía veinticinco años y tú diecisiete. Eras un niño con un cuerpo de adulto. ¡Y no me excita la idea de acostarme con un adolescente, aunque sea mi Omega! Eso me parecía algo perverso. A algunos Alfas les gustan que sus parejas sean muy jóvenes, a mí no.

    Draco seguía con el café en la mano. Jamás había pensado que Harry pudiera sentirse de ese modo frente a su joven esposo. Y se sintió culpable y molesto por no haberlo pensado.

    - De todos modos, me odiabas – dijo él pálido .

    - Estaba resentido contigo. No creo que haya llegado a odiarte. Simplemente te descarté de mi vida. Estábamos obligados a estar juntos, y yo resolví esa situación a mi manera.

    - Disculpa, si te repugno – dijo Draco nervioso, e inmediatamente se dio cuenta de lo infantil que había sido su comentario. No quería revolver el pasado doloroso.

    - Comencé a trabajar a los catorce años en uno de los barcos de mi padre. Él era un hombre anticuado. Quería que yo empezara desde abajo y fuera ascendiendo, porque él lo había hecho así. Yo sabía que necesitaba una educación. Los siguientes ochos años fueron años de dieciocho horas de trabajo. Mi vida consistía en matarme trabajando y estudiar para mantenerme al día; y a la vez hacía negocios y transacciones en la bolsa. No tuve una verdadera juventud. No tenía tiempo para nada – se quejó Harry con amargura.

    Nunca le había hablado así. Lo turbaban sus palabras. Alzó la taza de café, buscando su calor para sentirse menos indefenso. Había tenido una vaga idea de lo que habían sido sus primeros años de trabajo, pero no hasta qué punto su juventud había carecido de alegría y placer.

    - No entiendo para qué me cuentas todo eso.

    - Quiero que comprendas lo terrible que era para mí verme obligado a casarme cuando no estaba preparado para ello.

    - Lo comprendo - dijo Draco.

    - Finalmente alcancé la cima. Por fin era libre como para disfrutar de lo que no había podido disfrutar cuando era más joven.

    - Eras libre para acostarte por ahí con quien quisieras. Y entonces te pusieron las bridas y te ataron a mí, ¿no?

    - Dios... Sí, si quieres ponerlo en esos términos. Pero no anduve acostándome por ahí. Tú eres un Omega. No puedes comprenderlo. Es una etapa que debemos pasar los Alfas. Y yo la viví más tarde que la mayoría.

    «Sexista», pensó él. Y además dudaba que hubiese dejado una sola persona sin explorar, a excepción de su esposo, claro. En cambio él no tenía derecho a lo mismo. Lo había dejado en un estante, olvidado. Lo invadió una amargura infinita.

    - Me hago a la idea. Una excusa perfecta y original para el adulterio. ¡Es brillante realmente!

    - No me estoy disculpando. Me casé contigo bajo amenazas. No lo hubiera hecho de otro modo. No estaba preparado para comprometerme de ese modo con nadie a los veinticinco años. Era mejor dejarte solo que compartir la cama contigo y andar por ahí con otros, como probablemente hubiese hecho.

    - No lo dudo – dijo Draco con una mezcla de emociones, que iban desde el odio, la rabia, la humillación, y el resentimiento hasta la pena por los años pasados. - Yo también tenía la idea de que era cumplir las órdenes de Lucius.

    Draco se puso colorado, sintió vergüenza. Sus palabras eran peor que una bofetada.

    - En los últimos años me he visto tentado por la idea de llevarte a mi cama. Pero sentía que era venderme al enemigo. Y dudo que hubieras podido disfrutar de una relación conmigo en ese plan.

    - Realmente no quiero oír más - admitió él.

    Pero Harry lo ignoró.

    - Pero ahora Lucius ha muerto. Quizás no consiga el certificado ése, pero no creo que tú lo tengas tampoco, ni siquiera que sepas de qué se trata.

    - No sabes lo aliviado que me siento. Dime, ¿hay necesidad de que sigamos con esta conversación sobre el pasado? – dijo Draco tenso.

    Harry se rió débilmente.

    - Ahora estoy preparado para el matrimonio.

    Draco respiró hondo. Pestañeó. Se le hizo un nudo en la garganta, mientras sus ojos incrédulos no podían dejar de mirar a Harry.

     
    Top
    .
  9.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    60
    Location
    Paris, France

    Status
    Offline


    CAPITULO 7



    - Te has quedado como si necesitaras un trago, un trago fuerte.

    Con asombrosa calma, Harry se puso de pie y fue a servirle un coñac. Se lo puso enfrente, sobre la mesa y se fue hacia la chimenea.

    - No es posible que hables en serio - le dijo Draco con la boca seca.

    - Aparte de tu árbol genealógico, que deja bastante que desear, tú eres un Omega perfecto, lo que yo busco en un Omega.


    - Perdóname, pero no puedo creer lo que dices.


    - Eres hermoso, atractivo, y ya eres mío desde antes - dijo sonriendo -. Y no he encontrado a otro omega con la mitad de las cualidades que tú reúnes.


    - Gracias, pero no, gracias - Draco no podía entender su sarcasmo, y su proposición lo dejaba perplejo.


    - No he dicho que tuvieras derecho a rechazar mi proposición. Y estoy dispuesto a ser razonable. Lo he demostrado anoche. Podría haberte tirado en la cama y...


    - ¡No! - Draco se puso rígido en la silla.


    - Pero no lo he hecho. Te he dado tiempo como para que te hagas a la idea. No pretendo que te comportes como si los cinco pasados años no hubiesen existido.


    - Amo a Theo.

    - Y yo espero no volver a oír su nombre. Te lo advierto. Te tolero un error, pero no más.


    - ¡No puedes hacerme eso! ¡No puedes amenazarme!


    - No era una amenaza. Si te saltas las barreras que he trazado, tendrás que atenerte a las consecuencias. Y no digas que no te he avisado. No pienses que porque he sido tolerante anoche lo volveré a ser.


    - No puedes obligarme a estar contigo.


    - Intenta saltarte las barreras, y verás. Y no te engañes con que has encontrado el verdadero amor. Nott tiene una larga trayectoria en el arte de cazar mujeres ricas, no importa la casta que sea, y tu siendo un Omega no eres muy diferente.


    - ¡Si ni siquiera sabía que yo era rico ! - gritó Draco furioso .


    - Hasta un ciego lo vería. Mira las joyas que llevas, la ropa que usas. ¿Por qué crees que vas con guardaespaldas? Eres una invitación para cualquier asaltante. La pulsera que llevas puesta vale más de lo que cualquiera de ellos pudiera ganar en toda su vida. Y no creo que se imagine que vas a donar toda tu herencia.


    - ¿De verdad?

    - ¿Es que quieres conservarla? ¿Las ganancias de todo el dolor y amargura que causó a sus víctimas?


    Draco estaba descompuesto por las palabras que oía. Con una mirada de desprecio se dio la vuelta y se alejó de él.


    - Volverás a Londres y harás el equipaje. Nos vamos a Grecia en cuarenta y ocho horas.

    - ¿A Grecia?

    - Sí. Ya es hora de que conozcas a mi familia.

    - ¡De ningún modo seguiré casado contigo, y de ninguna manera me iré a Grecia!

    - Ve a darte una buena ducha, y piensa mientras tanto cuáles son tus opciones - le aconsejó Harry secamente -. Y cuando termines, piensa entonces cuánto has pensado en Nott anoche, cuando estabas en mis brazos.


    - ¡Cerdo! - era una palabra que no le gustaba a Draco pero le salió espontáneamente, sin pensarlo.


    - ¿Y por qué me llamas así?


    Draco se quedó paralizado ante la mirada de hielo de él.


    - ¿Por qué? - insistió él.


    - Bueno, ¿y por qué no, si lo eres? - dijo por fin.


    - Puedo soportarlo - hizo una pausa y agregó. - Draco, podemos formar un buen matrimonio. Métetelo en la cabeza.


    - Debes de estar bromeando.


    - Sé que quieres seguir con el papel de víctima, le has tomado simpatía, pero te estoy pidiendo que nos des una oportunidad.


    Draco podía adivinar en los rasgos de Harry la tensión de un orgullo doblegado, como si en la proposición que acababa de hacer de algún modo lo perdiese. Draco no quiso verse afectado por el cambio emocional en Harry. Por lo que, en silencio, se alejó de él rápidamente.


    - Draco, ¿quieres la información que tengo de Nott?


    Draco sintió que se le revolvía el estómago. ¡Dios, Harry no tenía escrúpulos! ¿Cómo había averiguado tantísimas cosas acerca de Theo la noche anterior? Los datos personales sobre Theo podrían ser ciertos, pero lo demás no eran más que mentiras. El tipo de mentiras que Harry podía inventar cuando estaba dispuesto a lograr un objetivo. Y estaba claro que quería rebajar a Theo, y que Draco perdiera la fe que había depositado en él.


    Pero Harry no se daba cuenta de lo fuerte que era ese amor. ¿Qué sabía el sobre el amor? Jamás lo había tenido en cuenta, ni para casarse ni para sus relaciones extramatrimoniales. Harry no podía comprender su relación con Theo.

    Theo lo escuchaba, lo animaba, estaba interesado en él, lo cuidaba. Y no estaba dispuesto a perder la oportunidad que la vida le había dado de amar y ser amado. Harry podía encontrar muchas personas que pudieran cumplir los requisitos de un Omega para él. Un Omega guapo , atractivo , incluso uno que cerrara los ojos ante las infidelidades, algo que los omegas, según él, no podían comprender.


    Durante el vuelo a Londres un dolor de cabeza intenso se apoderó de él. Atravesó el aeropuerto a tientas, y prácticamente llegó arrastrándose hasta su casa. La criada, al verlo llegar con esa cara, rápidamente cerró las cortinas y lo ayudó a acostarse. En la soledad, Draco lloró amargamente, sin pensar en nada, simplemente lloró y lloró.


    A la mañana siguiente se sintió fuerte otra vez. Y fue capaz de hacer planes y cumplirlos. La única joya que tenía que le pertenecía enteramente era un collar de diamantes que había pertenecido a su abuela materna. Era lo único que podía ayudarlo a conseguir la libertad. Necesitaba dinero para vivir hasta que se acostumbrase al cambio y pudiera ver qué podía hacer. Y si bien sabía que iba a ser una sorpresa para Harry, no dudaba que sería una tarea difícil para él adaptarse a la nueva situación.


    Al salir de casa de Harry, Draco no llevaba nada de lo que perteneciera a su antigua vida: ni tarjetas de crédito, ni joyas, ni trajes de noche. No tenía derecho al dinero de Harry, ni a que él lo mantuviera. Después de todo, no había sido su Omega de verdad. Entonces, ¿por qué iba a pedir el divorcio de él, si podía pedir la nulidad matrimonial? Su matrimonio había sido producto del chantaje. Su disolución iba a ser muy sencilla seguramente.


    Vendió el collar de su abuela en una joyería. Le dio pena, y se sintió culpable por ello. Pero esperaba que su madre, si lo veía desde arriba, lo comprendiera. Nuevamente en casa, buscó en los armarios la ropa más sencilla que tenía, vaqueros, faldas. Buscaría un hotel pequeño hasta que pudiera encontrar algo más barato para vivir. Y después buscaría trabajo, cualquier trabajo.


    De ninguna manera sería, como había dicho Harry, como un recién nacido desprotegido. En ese instante, sonó el teléfono interno. Era Petros, informándole que tenía una visita abajo esperándolo. Un tal Señor Nott. ¿Había ido Theo a su casa? Draco no podía creerlo. Como no había llamado la noche antes, él había creído que Theo no se encontraría en casa, y había intentado llamarlo más tarde, sin dar con él, cuando había tomado la decisión de abandonar a Harry.


    Theo estaba de pie en la sala, mirando un cuadro de Picasso, el pintor preferido de Brett .


    - ¡No tendrías que haber venido!


    - ¿Es auténtico? - preguntó Theo señalando el cuadro.


    - Sí -

    Tenía tantas cosas que contarle que no sabía por dónde empezar. Y además, no sabía qué cosas contarle y qué cosas reservarse. Notaba qué, absurdamente, tenía un cierto sentimiento de lealtad hacia Harry.

    No le gustaba ver a Theo en casa de Harry. No le parecía bien, simplemente. Y tal vez por ello no podía echarse en sus brazos.


    - Me han dicho anoche que no estabas en casa, cuando te he llamado.


    - Pero estaba. - ¿Sería Harry el responsable de que le hubiesen dicho eso a Theo? ¿Significaba que a partir de ese momento sus llamadas iban a ser controladas y censuradas? De todos modos ya no importaba. Se iría de allí.


    - Le he dicho a Harry que quiero el divorcio. Hoy me voy de esta casa.


    Theo sonrió, atravesó la alfombra del salón y le dijo:


    - Querido, ¡es fantástico!


    Cuando intentó besarlo , Draco se apartó nervioso.


    - No, aquí no. No me parece bien.


    Theo se rió y dijo:


    - Espero que te sientas mejor en mi apartamento esta noche.


    - Theo, no me voy a vivir contigo.

    - Sí, podría ser perjudicial para tu divorcio. Tienes razón. Eres un chico sensato. Después del comportamiento de tu marido, no entiendo cómo puedes sentirte culpable de la pareja. Eso podría afectarte en el convenio de divorcio.


    - No quiero nada de Harry.


    - No seas tonto, Draco. Ya sé que tienes la herencia de tu padre, pero...


    Draco se puso tenso. ¿Por qué no hablaban más que de dinero? «Una larga trayectoria en la caza de mujeres ricas», las palabras de Harry volvieron a su mente.


    - Ése es un tema del que tenemos que hablar.


    - Lo digo por ti. Tú no estas acostumbrado a las estrecheces. No soportaría ser el responsable de que te vengas a menos.


    - No lo serás. Seré libre y seremos como cualquier otra pareja. Es mejor que te vayas ahora. No debieras estar aquí - Draco fue razonable.


    - Relájate, por el amor de Dios - Theo iba de un lado a otro de la habitación, observando los muebles antiguos y los cuadros.


    - ¿Cuántas de estas cosas son tuyas? - preguntó con un suave silbido de admiración.


    Draco vio en los ojos de Theo una mirada de avaricia, y una cierta excitación reprimida ante lo que veía. Al notarlo. Draco sintió que algo moría en su interior. De pronto miró el escritorio pequeño y elegante de su madre. Era el único mueble suyo. Se lo había regalado su padre cuando se había casado. Pero se sentía muy disgustado por la actitud de Theo para pensar en los recuerdos de familia.


    - Ninguna. De hecho, firmamos un acuerdo prematrimonial por el que renunciaba a estas cosas - mintió Draco -. ¿Y sabes cuál era el asunto de la herencia de mi padre en París? Que el dinero va a tener que emplearse en saldar deudas.


    - ¿Deudas? Estas bromeando.


    - No. Cuando me vaya de esta casa no tendré un centavo.


    - ¡Pero eso no me lo habías dicho nunca! - exclamó él, y se calló repentinamente -. Antes de irte debieras pensar bien este asunto. Bien sabe Dios que sólo quiero lo mejor para ti...


    - Por supuesto - interrumpió él.


    - Me sentiría realmente mal si tú renunciases a todo esto por mí. Lo que quiero decir es que... ¿Y si las cosas no funcionaran entre nosotros? Si te soy sincero, es demasiada responsabilidad para mí. Debemos pensar muy bien lo que hacemos.


    Entonces dijo que tenía una cita. Era evidente que quería irse para pensar a solas lo que él le había dicho. Draco se sintió estúpido, decepcionado. Era evidente que Theo quería que se divorciara de Harry pero siempre que se llevara consigo el dinero de él. Subió y terminó. Theo iba a desaparecer de su futuro, pero tampoco quería a Harry en él.


    Dejaría atrás el pasado. Ya no necesitaba ningún Alfa en quien apoyarse. Todos los Alfas lo habían manipulado, desde su padre, pasando por Harry, hasta Theo. Y él los había dejado hacer. Sintió una furia incontenible. Bajó sus maletas, llamó a un taxi. Dean se preparó para acompañarlo.


    - No te necesito. Abandono a Harry.


    Dean se quedó pasmado. Pero pronto se enterarían todos.



     
    Top
    .
  10.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Iniciad@

    Group
    Member
    Posts
    2

    Status
    Offline
    Ohh me encantó la historia *-* esta muy buena pofa síguela, esperaré con ansias el siguiente capitulo y ya quiero ver lo que hará harry cuando sepa que Draco lo dejó owo ♡♡♡ :]
     
    Top
    .
  11.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    60
    Location
    Paris, France

    Status
    Offline

    Capítulo 8

    Llegó el taxi. El taxista fue de gran ayuda en sugerirle un hotel. Al bajar compró el periódico. Lo primero era encontrar un lugar dónde vivir, y un trabajo.

    Esa noche, a las diez, golpearon la puerta de su habitación. Cuando fue a abrir se encontró a Harry. Intentó cerrar la puerta nuevamente, pero sus manos fuertes se lo impidieron, forzándolo a retroceder.

    - ¿Cómo sabías dónde estaba?

    - Dean tuvo la brillante idea de seguirte - dijo Harry cerrando la puerta y apoyándose en ella.

    - No tiene derecho a hacerlo - dijo él amargamente.

    - Él trabaja para mí. Y tú eres el objetivo número uno para cualquier secuestrador. Ha hecho lo que debía. Como yo, que voy a hacer lo que debo hacer.

    - ¿Y qué se supone que es?

    - No dejarte marchar.

    Draco sintió un frío que lo recorría de pies a cabeza.

    - Eres como un perro que entierra un hueso y se olvida de él. ¡No tenías el más mínimo interés en ese hueso hasta que vino otro a desenterrarlo!

    - Eres mi Omega.

    - ¿Desde cuándo? ¿Crees que alimentándome y vistiéndome ya está todo cubierto? Bueno, puedes quedarte con tu ropa y tu comida y tu asqueroso dinero. No quiero nada. Igual que no te quiero a ti.

    - Tú siempre me has querido...

    - Has perdido el tren. Te he olvidado hace mucho tiempo - dijo Draco con una alegría llena de resentimiento.

    - Pero aún quieres que pague por mi actitud -dijo Harry con rabia contenida -. Por eso te vas sin siquiera decírmelo. Ni siquiera una nota...

    - ¿Y qué esperabas? Un «querido Harry, han sido unos cinco años horribles, adiós»?

    - Lo has traído a mi casa - murmuró Harry bruscamente.

    Draco se puso blanco, y se quedó mudo ante la noticia de que Harry sabía que Theo había estado en su casa.

    - Y seguramente no te hubiese importado llevarlo a nuestra cama también.

    Draco se rió cínicamente. Por fin tendría la oportunidad de decirle algunas cosas.

    - ¡Jamás hemos tenido una cama nuestra!

    - ¡Basta ya! Estoy tratando de no perder los estribos - dijo Harry tensando los músculos de la boca.

    - ¡Me da igual! Quiero que te vayas.

    - No me iré sin ti.

    - ¿Por qué? ¿Qué tengo yo de especial? ¿Por qué no te vas con todas esas mujeres con las que andas? ¿O crees que no me entero del todo de lo que pasa aquí? ¿O es que todas esas chicas atractivas eran una tapadera como lo era nuestro matrimonio? ¿Por qué quieres que me quede? O ¿Es que, es cierto lo que dicen y eres impotente y te sirvo para cubrir las formas?

    En el mismo momento en que él pronunció esas palabras, se arrepintió de ellas. Los rasgos de la cara de Harry parecían a punto de estallar de furia.

    - No... Impotente no - mientras lo decía se quitó la chaqueta y se aflojó la corbata -. Tal vez necesites una demostración...

    Draco sabía que no había peor insulto para Harry, y en cierto modo se sentía satisfecho por haberlo disgustado tanto como Harry a él.

    - ¿Qué estás haciendo?

    - Algo que debí hacer hace años - Harry se quitó la camisa dejándola junto a la chaqueta.

    - ¿Puedes volver a ponerte la ropa, por favor? - dijo Draco titubeando, y sabía perfectamente que sus palabras sonaban ridículas, un hecho que poco lo ayudaba en esa situación.

    - ¿Te asusta ver algo que tal vez te guste? ¡Dios! Y pensar que estuve a punto de malgastar mi tiempo en cortejar a mi Omega. ¡Pensar que había pensado en hacer cosas estúpidas, como comprarte flores o invitarte a salir! Sube a esa cama.

    - ¿Te has vuelto loco?

    Antes que pudiera moverse, Harry lo había alzado y lo había depositado en un diván que había detrás de él. Se subió encima de él con tanta rapidez que no le quedó ni la más mínima esperanza de poder escapar. La situación lo sobrepasaba.

    - Eres mi Omega- la voz de Harry sonó como un gruñido, y por el tono empleado parecía que con esa afirmación estaba justificado.

    - ¡Sal de encima! ¡Me estás aplastando! - le gritó Draco furioso, rechazándolo con fuerza.- Ve a buscarte una chica guapa de las tuyas. Por lo menos con ella no necesitarás mentir.

    - No miento. ¿Cómo iba a mentir?

    Harry se apretó contra él, metiendo una de sus piernas entre las de él. Se movía desvergonzadamente, haciéndole notar la dura protuberancia de su masculinidad.

    - No es ninguna mentira.

    - Eres desagradable. - le dijo él acalorado, mientras notaba un calor entre sus piernas.

    - Te deseo - dijo él hundiendo su boca en la curva del cuello de Draco.

    - ¡No! - dijo Draco con pánico, a la vez que sentía que una espiral de sensaciones de calor se apoderaba de él.

    Harry levantó su cabeza rubia, y lo miró con deseo. Entonces lo besó apasionadamente, con un gesto que indudablemente quería expresar su posesión sobre él y un intento por dominarlo. Y él lo sabía perfectamente; y luchaba por no sentir lo que sentía. Pero en cada movimiento de su lengua, Harry le demostraba que él quería más y más.

    Draco alzó las manos hasta la piel satinada de los hombros de Harry, abrazándolo. Rodaron por la cama, y él le quitó la camiseta, dejando al descubierto sus pezones, que al rozar el vello del pecho de Harry le hicieron articular un gemido salvaje. Un segundo después, él estaba echado de espaldas nuevamente, y las manos de Harry acariciaban las tiernas colinas que había descubierto un momento antes.

    Él cerró los ojos. Le faltaba el aliento, y lo había abandonado totalmente su parte racional. La boca de Harry por fin alcanzó los pezones, y él se arqueó de placer, con una ferocidad que jamás había conocido antes. Su corazón galopaba.

    Harry lo acariciaba con la lengua y con los dientes, atormentándolo con el placer de su boca en los pezones, que ya se habían erguido para él. Entonces dirigió sus propios dedos a la cabellera de Harry, y gimió por la
    oleada de sensaciones que lo invadía.

    - Eres mío.- dijo Harry en un gemido, de manera que él apenas se dio cuenta que hablaba en inglés.

    De todos modos él no lo estaba escuchando atentamente. Entonces Draco alzó la cabeza y tocó la boca sensual de él con sus labios, y luego, de manera más descarada, con la punta de su lengua, imitó inconscientemente lo que él acababa de enseñarle. Harry se estremeció y aceptó la invitación, reaccionando con una pasión que lo desbordó.

    Los brazos de él lo apretaron tan fuerte, que apenas podía respirar. Rodaron nuevamente, envueltos en una excitación que ninguno de los dos podía controlar. Draco oyó el desgarro de la voz de Harry. Él estaba perdido totalmente en la ola de calor y la fragancia de su cuerpo. Harry estaba tan excitado, que su fragancia era como un afrodisíaco que le ponía la piel de gallina.

    Cada parte de su cuerpo musculoso en contacto con la piel de Draco lo volvía loco de placer. Cada caricia era una incitación a más. Sus pezones se habían vuelto increíblemente sensibles de pronto, y Harry jugaba con ellos con la maestría erótica que lo caracterizaba. Harry jugó también con las mejillas de su trasero, para después separarlas y introducirse primero con un dedo, luego dos y finalmente tres, arrancándole un gemido de placer.

    Draco no podía quedarse quieto; no dominaba sus miembros. La ola de deseo se había apoderado de él. Sus caderas se movían con un ritmo que acababa de descubrir. Una sensación de placer casi intolerable iba creciéndole, hasta que por fin lo obligó a pronunciar el nombre de Harry una y otra vez.

    Harry dijo algo en griego y gimió contra su boca roja e hinchada. -«No puedo esperar».

    Entonces Harry entró donde él más lo deseaba. Le subió las piernas con impaciencia, deslizándose por la tierna bienvenida que Draco dispensaba gracias a los preparativos que él le dio. Abrió los ojos grandes, sus ojos grises, intensos de pasión.

    Podía sentirlo, tan caliente, como suave y duro a la vez y por momentos tan amenazadoramente masculino. Él buscó los rasgos tensos de la cara de Harry, y por un momento vio en él tal expresión de vulnerabilidad, que su corazón dio un respingo. Y entonces le deseó tanto que casi le dolió.

    Harry entró en él lentamente, suavemente, con un gemido ahogado por momentos. Él sintió un leve dolor, que se le olvidó en medio de una tormenta de desenfrenada pasión que lo derritió por completo. Cada vez sentía más, e iba en busca de una nueva satisfacción. Harry se movió más rápido. Él lo abrazó.

    El corazón de Draco bombeaba cada vez más rápido, y entonces ocurrió una explosión de calor y placer que lo transportó, dejando su mente en blanco.

    - S'agapo... s'agapo - dijo Harry penetrando en él violentamente, luego su cuerpo entero tembló, con espasmos de placer, con toda la fuerza de quien por fin se deja arrastrar.

    Draco aún no había vuelto a la tierra, seguía flotando en su propio placer. Se pegó a él, oliendo su fragancia, presionando sus labios sobre los pálidos hombros de Harry. Se fue la luz. Y un silencio cayó sobre los dos. Draco estaba exhausto, y pasó de la irrealidad al sueño, con el cuerpo extendió encima de Harry.

    -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

    S'agapo - te quiero

    Gracias Majo Riveros me alegro que te haya gustado la idea, perdón por no actualizar desde hace mucho tiempo pero como vi que a nadie le gustó pues deje de actualizar, pero en vista de que al menos a una persona le gusta voy a terminar la adaptación. 😍😍



    Edited by Sakura Uchiha - 17/1/2023, 18:37
     
    Top
    .
  12.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    60
    Location
    Paris, France

    Status
    Offline

    capítulo 9

    Oyó la voz de Harry, hablando en griego. Pero él estaba en la cama, ¿cómo era posible? Pestañeo para volver a la realidad. Luego centró su atención en Harry. Estaba de pie, mirando por la ventana, con un teléfono móvil en una mano. Draco se sintió confuso. A su mente acudieron imágenes de la noche anterior. No podía explicar cómo había ocurrido. Eso era lo peor. Primero le había estado gritando furioso, y luego...

    Mientras se ponía rígido debajo de las sábanas, unos músculos poco familiares se quejaron y una leve molestia le grabó toda la pasión que había surgido entre ambos la noche anterior. Draco se sonrojó. De no ser porque Harry estaba presente, hubiera pensado que era un sueño. O una pesadilla...

    De pronto sintió cierta identificación con los atractivos amantes que rondaban a Harry, pero él seguramente está a la cola. Porque los amantes de Harry seguramente sabrían en qué se metían. Y él, en cambio, había sido apartado de su camino sin saber cómo. Había tomado la decisión de abandonar a Harry y eso le había dado fortaleza.

    Pero entonces Harry lo había
    llevado a la cama, lo había besado, e inexplicablemente la balanza de poder se había inclinado del lado del enemigo. Porque él era el enemigo. Cualquier persona capaz de reducirlo a ese nivel era el enemigo.

    Su vista, por otra parte, se recreaba en él. En su cabellera rubia, en el ancho de sus hombros que dibujaba la tela de la chaqueta, en las caderas estrechas que en ese momento dibujaban las manos que se metían en los bolsillos del pantalón del traje, en las piernas largas que se separaban levemente.

    Entonces comprendió cómo había ocurrido. Se dio cuenta entonces, de que había reprimido toda atracción sexual por Harry, como medida de autodefensa. Pero había sido peor, porque en el momento en que había tenido la libertad de aflorar, lo había hecho con suma intensidad.

    Se había traicionado a sí mismo en brazos de Harry. Como siempre había dicho él que ocurriría. Sintió ganas de llorar. Pero se abstuvo. Harry se dio la vuelta, y fue hacia la cama. El depredador le sonrió. Tenía un aire de autocomplacencia, y lo miró expresándoselo. Se sentó entonces al borde de la cama, y ​​le dijo:

    - Es una mañana estupenda .

    Él oyó la lluvia golpeando en los cristales.

    - En Atenas -añadió- . Y si me dices que no vas a venir... no, no te atreverías. No, después de lo que ha ocurrido anoche.

    - Eso fue sexo, nada más - dijo Draco con gesto severo.

    Harry sonrió y bajó la cabeza para decir:

    - Sólo sexo no. Sexo fabuloso, maravilloso, increible. Si no fuera porque el jet nos está esperando, seguiría en la cama.

    - Ayer te deje - dijo Draco con los dientes apretados.

    - ¡Dios mio! Y hoy estamos mas cerca que nunca. La vida es impredecible. Piensa en esto como si fuera el primer día de nuestro matrimonio.

    - ¡Es lo más nauseabundo que se te puede ocurrir! No quiero ir a Atenas -protestó Draco.

    - Pero lo harás - le dijo él incorporándose -. Mi familia se reunirá para conocerte en casa de mi madre. No me importa si tengo que llevarte a rastras y gritando todo el tiempo. ¡Para que lo sepas, has tomado la decisión anoche!

    - Lo has hecho a propósito - se quejó Draco.

    - Sí - respondió él-. Bueno, y ahora, ¿por qué no te viste? Le di instrucciones a la criada para que te hiciera el equipaje. Pensé que lo que tendrías aquí no te serviría para Grecia .

    Draco se incorporó en la cama. Se sintió mal realmente. Fue al cuarto de baño. Su propia estupidez lo había llevado a este suplicio. Él había creído que Theo estaba enamorado. ¿Había sido Theo para él una forma de evasión de su matrimonio? ¿Lo habría utilizado para sentir las fuerzas necesarias para abandonar a Harry? Porque la idea de que alguien lo amaba le había dado fuerzas, le había dado confianza en sí mismo.

    Theo no lo amaba. Pero, ¿él lo había amado realmente?. Había sido muy doloroso descubrir que Theo lo había visto solamente una vez como un objetivo rentable. Pero, ¿lo añoraba él todavía? No. Todo había terminado. No quería volver a ver a Theo. ¿Lo había amado realmente? ¿O había sido producto de su gran soledad?

    El baño estaba caliente. Draco se sintió débil, indefenso y mareado. Lo que había sucedido la noche anterior había sido un error incalculable. ¿Debía soportar ahora la vergüenza de seguir al lado de Harry aún a sabiendas de que él pensó que ese hecho era lo peor que podía ocurrirle?

    Reunió fuerzas para ponerse de pie y salir del baño. Entonces se apoyó en la puerta para no caerse. Harry lo miró extrañado y le preguntó:

    - ¿Ocurre algo?

    - Me parece que tengo fiebre. Pero no es nada importante... - respiró hondo y agregó - Me quedo aquí. No volveré contigo.

    - No te encuentras bien. No sabes lo que dices -lo interrumpió Harry- . Te llevaré yo al coche.

    - ¡No! - dijo él con lágrimas en los ojos, ya punto de desfallecer - . ¿No me has oído? Tú no eres un Alfa para mí.

    Harry lo alzó en brazos al ver que Draco se quería apartar de él.

    - ¡Por favor! - no podía hacerlo razonar para que lo soltara -. No quiero ir contigo. Quiero quedarme aquí.

    - ¡Dios! ¿Lo estás esperando, no es así? - preguntó él furioso -. ¡Si no estuvieras mareado te sacudiría!

    Las maletas ya no estaban en la habitación, pudo comprobar con horror, mientras Harry abría la puerta de la habitación con una mano y con la otra lo sostenía firmemente.

    - ¡Déjame marchar!

    - Si te dejo marchar, te caerás al suelo - Dijo él y luego agregó un sonido gutural en griego, con una expresión dura mientras presionaba el botón del ascensor con violencia.

    - Quiero el divorcio. ¡No quiero ir a Grecia! - Dijo él con pánico.

    - Debieras haberlo pensado anoche - dijo Harry entrando con él en brazos al ascensor.

    - ¡Fue un error! ¡Bájame!

    - No sabes lo que haces, ni lo que dices - Harry lo sujetó con firmeza, sin siquiera concederle una mirada.

    - Sé... - no podía hablar casi. Pero hubiera gritado, de no ser porque había perdido las fuerzas tanto físicas como psíquicas, a cuenta de sus conflictos emocionales -. Te odio - dijo finalmente.

    Harry lo llevó en brazos hasta el jet y luego lo envolvió en una manta. Algo más tarde. Draco oyó una voz que le resultó familiar.

    - ¡Pobresito! Me da tanta pena - no parecía sincera la mujer. Reconoció a la azafata que le dio un vaso a Harry, y cuando éste lo incorporó para darle un trago, agregó. - Está fatal...

    - Bebe. Te hará sentir mejor - lo incitó a Harry.

    No había nada que pudiera hacerlo sentir mejor. Harry se estaba aprovechando de su enfermedad. Bebió, porque supuso que ningún argumento le valdría a él. Lo que había hecho él no era mucho menos que un secuestro.

    - No puedo dejarte solo en el hotel en estas condiciones - murmuró él, como si hubiera leído sus pensamientos.

    - ¡No te perdonaré jamás! ¡Ojalá te contagies! - titubeo Draco.

    Inesperadamente, Harry se rió, mientras le rodeaba los hombros con sus brazos, como si desafiara el contagio. Harry nunca estuvo enfermo. La idea lo divertía, porque tenía una salud de hierro. A partir de ese momento. Draco perdió totalmente la noción del tiempo.

    Tampoco distinguía entre el sueño o la vigilia. ¿Había dormido? Unas voces en griego le hicieron suponer que habían aterrizado. Sería el aeropuerto, pensó con amargura, y hundiéndose en una espantosa sensación de fracaso.

    Una discusión lo puso alerta. Alguien lo apoyó sobre algún sitio, le levantó la manta, le puso el termómetro en la boca. Sus ojos se fijaron en un cielo raso blanco. Pensó entonces que se había equivocado. No era el aeropuerto.

    Debía ser un hospital. Oía la voz de Harry. Parecía enfadado, disgustado. Y la voz que antes parecía enojada, de pronto se había suavizado. Era una voz femenina muy expresiva. Con gran esfuerzo, Draco giró la cabeza para ver quien era.

    Una mujer vestida de blanco estaba rodeada por los brazos de Harry. Él le acariciaba el pelo rojo y también la cara, y en ese momento se disponía a darle un beso. Draco cerró los ojos impresionado ante aquella visión. Alguien le quitó el termómetro momentos después. ¿Se lo habían quitado inmediatamente, o había pasado algo de tiempo?

     
    Top
    .
  13.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    Iniciad@

    Group
    Member
    Posts
    2

    Status
    Offline
    Genial *u* muchas gracias a ti por continuarla :3 <3 <3 el último cap me dejó intrigada :=/: que se trae el Harry con Draco y quien o que es la chica de él :=/:, esperaré con ansias el siguiente cap saludos *_*
     
    Top
    .
  14.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    60
    Location
    Paris, France

    Status
    Offline

    capítulo 10

    Por momentos estaba inconsciente. La siguiente vez que abrió los ojos, la mujer le estaba dando algo a Harry, y esa vez pudo verla bien. Era una mujer bonita, de piel clara y ojos azules, que miraba a Harry con extrema calidez. Draco tosió fuerte. Ellos entonces se dieron vuelta para mirarlo.

    - Pensé que estabas dormido. Ésta es la doctora Wesley... - dijo Harry.

    - Ginebra - agregó su acompañante forzando un tono de informalidad con él mientras a Draco le habló con frialdad y distancia profesional -. Me temo que vas a sentirte algo peor antes que haya una mejoría, Draco.

    Draco cerró los ojos, para autoprotegerse. Pero ya se sentía peor. Estaba totalmente sudado, la cara, el pelo, la ropa. Le dolía todo el cuerpo. Tenía ganas de llorar, pero no tenía la fuerza para hacerlo.

    ¡Dios! Harry lo había llevado a que lo atendiese su amante. Sólo él podía ser tan cruel.

    - Estaba muy asustado realmente. Parecías tan enfermo. Pensé que podía ser neumonía o algo así. No sabía qué hacer. Estaba aterrado.

    ¿Aterrado, Harry? Era una imagen de Harry que no lo encajaba. Entonces, Harry volvió a hablar en griego con otra mujer, más joven, más dulce, y más expresiva. Le pareció que discutían acaloradamente. Pero Draco nuevamente se desvaneció.

    Había una mezcla de ruidos de fondo. No podía distinguir de dónde venían. La mente de Draco era un caos de imágenes y sentimientos. Había tenido fiebre. Había transpirado y había estado con tiritona durante un tiempo que él no podía determinar. El día y la noche se le mezclaban indistintamente.

    Recordaba que lo habían secado y lavado con una esponja repetidas veces, pero que había sido incapaz de hablar a causa de su debilidad.

    Recordaba también la silueta de Harry en la penumbra de una habitación desconocida. Harry sentado con expresión asombrosamente preocupada en la luz del amanecer. También había habido más gente, pero le costaba recordarlo.

    Abrió los ojos. Una criada corrió las cortinas de un ventanal que dejó a la vista un cielo espléndidamente azul. Entonces la luz del sol lo cegó, y tuvo que darse la vuelta. En ese momento se dio cuenta de que afortunadamente no le dolía la garganta, ni la cabeza, y que su cuerpo no se resentía con cada movimiento.

    La puerta se cerró. Tuvo ganas de darse un baño. Intentó sentarse. Pero el cuerpo no le obedeció. Con un gemido de impaciencia, estiró las piernas para alcanzar la mullida moqueta. Era una habitación grande. La luz de una lámpara le hacía difícil distinguir los contornos.

    Apoyándose en la cama, decidió ponerse de pie. Pero se tambaleó como un borracho, admitiendo entonces que no se encontraba tan bien como él había creído. Pero la obstinación lo llevó a la suite anexa a la habitación.

    Descubrió entonces accidentalmente su cara en el espejo del baño. Estaba horrible. Pálido, demacrado, el pelo en una madeja lacia y húmeda. Haciendo un esfuerzo se inclinó para abrir el grifo de la bañera. Por lo menos si estaba limpio se sentiría algo mejor.

    - ¡Dios! ¿Qué demonios estás haciendo? - Harry se puso a un lado de la bañera. Se erguía alto y elegante. Su aspecto lo intimidaba, estaba atractivo con su traje color crema, que no hacía sino acentuar el color de su piel oscura. - ¿Estás loco? ¡Deberías estar en la cama! - tronó la voz de Harry, no satisfecho con haberlo asustado al encontrárselo.

    - Quiero bañarme - dijo él extremadamente débil.

    Por momentos le parecía verlo al lado de Ginebra Wesley. El corazón de Draco pareció detenerse. Y un escalofrío le recorrió el cuerpo.

    - ¿Vas a darte un baño cuando apenas puedes ponerte de pie? - dijo él inclinándose para alzarlo.

    Draco estalló en llanto, desconcertándolo tanto como a sí mismo. En ese momento pareció relajarse la tensión y ambos se abandonaron sorpresivamente a
    la expresión de sus sentimientos, como si alguien hubiese abierto de pronto la compuerta que los frenaba con firmeza. Su efecto fue asombroso.

    Harry soltó algo en griego, lo alzó aun más y lo acunó durante un segundo, mientras se disculpaba por haberlo hecho sentir tan mal y le aseguraba que por supuesto que podía tomar un baño si tanto lo quería. Se trataba sólo de que él había estado tan enfermo, que Harry se había puesto muy tenso, y que tenía miedo de que pudiera descuidarse y tener una recaída.

    Harry parecía ponerse de rodillas, metafóricamente. Draco lo desconocía totalmente. Diez minutos más tarde, Draco se metía en la bañera, y si no hubiese sido por la imagen de la doctora que se le aparecía por momentos, podría haberse sentido conmovido por la preocupación que parecía tener Harry.

    No podía entender, ahora menos que nunca, que su enfermedad lo había dejado en un estado de confusión mayor, por qué Harry lo había querido llevar a Grecia en un intento de hacer valer su matrimonio que no había valido nada desde el principio.

    El lavado de su cabello lo había dejado exhausto. Al salir del baño no se resistió a que Harry lo llevase hasta la cama. Y a decir verdad le asombraba con la paciencia que lo había esperado.

    - Oigo el mar - dijo él, identificando finalmente el sonido de fondo como olas.

    - ¿Te acuerdas de algo del viaje hacia aquí? - le preguntó Harry mirándolo fijamente.

    - Nada - contestó él en un suspiro.

    - No estamos en Atenas. Como estabas enfermo, no tenía sentido llevarte a casa de mi madre. Así que te traje aquí en lugar de llevarte allí.

    - ¿Dónde es aquí?

    - Tratos, una pequeña isla que compró mi padre poco antes de su muerte. Es el lugar perfecto para que te recuperes.

    - ¿Una isla? - Draco se llevó la mano a la frente. La enfermedad no lo dejaba pensar con claridad. Pero había algo que estaba claro por lo menos; no sabía nada de su marido, con quien llevaba casado cinco años.

    Una criada sonriente los interrumpió para traer el desayuno. El estómago de Draco se alertó ante la vista de la bandeja, y entonces se dio cuenta de lo hambriento que estaba.

    - ¿Cuánto tiempo hace que estoy aquí? - preguntó.

    - Dos días...

    - ¿Dos?

    En ese momento golpearon la puerta. Entró una adolescente con pantalón corto, un gracioso top, y el cabello colgándole en rizos castaños.

    - Veo que estás mejor...

    - Draco, esta es mi sobrina, Hermione...

    - Me llaman mione - interrumpió la joven -. Fui a recibirte al aeropuerto, pero seguramente no me recordarás. Estabas prácticamente inconsciente.

    - Recuerdo tu voz - sonrió Draco, contagiado de la simpatía de la muchacha.

    Draco volvió a sentir la embarazosa sensación de no conocer nada acerca de Harry.Era la sobrina de Harry. Podría tener docenas de sobrinas.

    - Draco tiene que descansar. Es mejor que no le hables mucho - le advirtió Harry.

    Mione se puso colorada, obviamente avergonzada por el comentario que ponía en evidencia su verborrea.

    - Pero me gustaría mucho tener un poco de compañía - protestó Draco.

    - ¡Asombroso! Pensé que serías mayor. O tal vez seas mayor de lo que aparentas. ¿Qué edad tienes? - preguntó mione.

    - mione... - dijo Harry.

    - Veintidós.

    - ¿Te casaste a los diecisiete? - mione abrió los ojos grandes de asombro y miró a su tío.- ¿Y tú estás de acuerdo con mis padres en que diecisiete años es poco para salir seriamente con un chico? - le preguntó molesta.

    Draco reprimió una risa al ver el gesto de Harry avecinando una tormenta, y salió en ayuda de la graciosa adolescente, cambiando de tema.

    - Hablas inglés perfectamente, mione.

    - Voy al colegio en Inglaterra. Me hubiese gustado saber tu edad. Te hubiese ido a visitar y te hubiese conocido hace años... A pesar de lo que todo el mundo decía.

    Entonces Harry dijo algo en griego. Mione se puso rígida, y su hermosa cara se tensó al mismo tiempo que bajaba la cabeza. ¿Qué habría dicho la familia Potter del Omega de Harry, a quien no conocían?

    - No dejes que te canse - dijo Harry resignado, yendo hacia la puerta.

    - Los Alfas son un poco pesados, a veces - murmuró mione, y luego le dedicó una risita a Draco.

    - ¡Tienes razón! - dijo Draco riéndose, al mismo tiempo que se daba cuenta de lo deprimido que había estado hasta la llegada de mione.

    - Me ha costado convencerlo para que me dejara venir a verte. Harry siente siempre pena por mí por el aburrimiento que sufro cuando vengo a ver a mi familia en vacaciones.

    - Supongo que todos tus amigos están en Inglaterra...

    - ¡Oh! No es eso. Es que en mi familia son todos unos viejos. ¡Viven en el siglo pasado!

    - ¿Tus padres?

    - Bueno, me parece que son los más jóvenes. Algo más de cincuenta años...

    - ¿Los más jóvenes? Harry tiene treinta. ¿Tu madre, o sea su hermana, es tan mayor?

    - Y sus otras hermanas son aún más viejas. Mi abuela tiene alrededor de setenta, o un poco más.

    Draco siempre había pensado que Harry sería el mayor de sus hermanos. Pero parecía que había sido un hijo tardío. Era extraño que hubiese una diferencia de veinte años entre hermanos.

    - Si hubiese sabido cómo eras...tenía mucha curiosidad por conocerte.

    - ¿Por eso me fuiste a recibir al aeropuerto?

    - No. Eso era para decirte que eras bienvenido. En mi opinión la familia te ha tratado muy mal.

    Draco sorbió el café.

    - Yo...

    - Y tú tenías entonces la edad que yo tengo ahora - continuó la chica, mientras se levantaba de la cama e iba hacia la ventana -. Yo me hubiese sentido muy mal si la familia de mi marido no hubiera querido saber nada de mí... ¡me hubiera dolido mucho, y hubiera estado furiosa con ellos!

    Por lo que parecía, Harry no lo había mantenido alejado de su familia por propia decisión, sino que su familia lo había rechazado. Pero él no sentía ni pena ni furia. Pero su matrimonio no había sido normal. No debía preocuparse por algo como la falta de interés de su suegra, o su distancia hacia él. Tenía cosas más importantes en qué pensar. Pero se alegraba de no ser una extraña para ellos...

    - No estoy furioso - dijo secamente.

    - Pero era tan injusto... No tenías la culpa de que Harry se enamorase perdidamente de ti, y dejase a Ginebra Wesley. Quiero decir, que hubiese sido peor que se enamorase de ti después de que se hubiese casado con ella.

    Por suerte, Draco se libró de contestarle, porque una criada entró para dirigirse a mione.

    - ¡Dios! ¡Mi madre al teléfono! - protestó la joven -. Seguro que no hará ninguna pregunta, pero intentará sacarme toda la información que pueda sobre ti. Ella adora a Harry... - frunció el ceño, y por primera vez se fijó en la palidez de Draco-. Deberías dormir un poco. Se te ve cansado. Te veré luego.

    «Increíble», pensó, después de oír semejante revelación. Y sintió también que empezaba a salir de su estado de aletargamiento. Entonces se mordió los labios, para evitar un grito de asombro.

     
    Top
    .
  15.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    177
    Location
    Colombia

    Status
    Offline
    Gracias por seguir la historia, es una buena adaptación.
    Espero continúes también con Boda Griega.
    Pendiente de próxima actualización 😊
     
    Top
    .
20 replies since 19/4/2022, 04:26   1994 views
  Share  
.