Boda Griega (James Potter x Severus Snape) terminada

Adaptación, Omegaverse, contenido maduro

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    Severus no tenía opción. O le suplicaba a James Potter que accediera a un matrimonio de conveniencia, o su madre no conseguiría el tratamiento médico que necesitaba. James accedió, pero con sus condiciones. A cambio de una asignación generosa, Severus le pasaría la herencia que iba a recibir el día de su boda y le daría un hijo y heredero. Eso había sido lo que Él había temido... ¡James había aprovechado su oportunidad para vengarse!
    Los derechos a Lynne Graham.



    Edited by Sakura Uchiha - 27/6/2023, 07:14
     
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    capítulo 1

    - Has arruinado tu vida como hizo tu madre con la suya -dijo Elián Prince.

    Severus miró a su abuelo, griego, con sus ojos color mar. Estaba muy nervioso, pero había ido a suplicarle algo y, si dejarle que se metiera con él lo ponía de mejor humor, soportaría cualquier ataque.

    Esbelto y fuerte para sus setenta y tantos años, el canoso anciano paseaba por la lujosa suite del hotel de Londres.

    -¡Mírate, aún soltero con veintisiete años! Sin marido ni hijos. Hace diez años, yo te abrí mi casa y traté de hacer lo mejor para ti... - Cuando se detuvo para respirar, Severus supo lo que iba a continuación y se puso más pálido. -¿Y cómo me pagaste mi generosidad? -continuó el anciano-. Tú deshonraste el apellido de mi familia. Me hiciste caer en desgracia, destruiste tu reputación e insultaste de manera imperdonable a la familia Potter.

    -Sí...

    Severus estaba lo suficientemente desesperado como para suicidarse incluso si con eso calmaba a su abuelo y le daba la oportunidad de rogar por la causa de su madre.

    -¡Vaya matrimonio que te conseguí... Y en su momento estuviste muy agradecido por
    tener a James Potter! Lloraste cuando te dio el anillo de compromiso. ¡Recuerdo muy bien
    esa ocasión! Y luego lo tiraste todo por la borda en un momento de locura. Me avergonzaste a
    mí y a ti mismo...

    -Diez años es mucho tiempo...

    -¡No lo suficiente como para que yo lo olvide! Sentía curiosidad por volverte a verte. Es por eso por lo que accedí a hacerlo cuando me escribiste. Pero deja que te diga ahora, para no perder más el tiempo, que no recibirás ninguna ayuda económica de mí.

    Severus se ruborizó.

    -No quiero nada para mí... pero mi madre, tu hija...

    Elián lo interrumpió antes de que él pudiera mencionar el nombre de su hija.

    -¡Si mi hija te hubiera criado para ser un Omega decente, de acuerdo con las tradiciones griegas, tú no me habrías deshonrado!

    Ante esas palabras, Severus decidió que no iba a permitir que su madre pagara por sus pecados, así que levantó la barbilla decididamente.

    - Por favor, déjame hablar...

    -¡No! ¡No te voy a escuchar! Quiero que te vayas a casa y pienses en lo que has perdido para ti y tu madre. Si te hubieras casado con James Potter...

    -¡Lo habría castrado! -exclamó él sin poder contenerse.

    Su abuelo levantó las cejas sorprendido y él se ruborizó.

    -Lo siento.

    -¡Por lo menos él te habría enseñado a mantener la lengua quieta cuando te está hablando un Alfa! Ahora solo te puedes ganar mi perdón casándote con James.

    -¿Y por qué no me pides también que escale el Everest?

    -Ya veo que te haces a la idea.

    -Si yo pudiera hacer todavía que se casara conmigo, ¿tendría acceso todavía a la fortuna de la familia Prince?

    -¿Qué estás sugiriendo? ¿Hacer que se case contigo? ¿James Potter, al que insultaste tan gravemente, el que puede tener a cualquier Omega que desee...?

    -Pocos Omegas pueden ofrecer una dote tan grande como la que tú ofreciste como compensación hace diez años.

    -¿,Es que no tienes vergüenza?

    -Cuando tú trataste de venderme como uno de tus petroleros, yo perdí todas mis ilusiones. Y aún no has respondido a mi pregunta.

    -¿Pero a qué viene una pregunta tan tonta? -exclamó el anciano.

    -Solo lo quiero saber.

    -Yo le habría pasado el control de la empresa familiar a James el día de vuestra boda, ¡y todavía lo haría con gusto si fuera posible! Mi único deseo era dejar en buenas manos el negocio al que le he dedicado toda mi vida. ¿Era eso mucho pedir?

    Severus decidió que aquello no tenía sentido, así que empezó a dirigirse a la puerta, pero entonces, pensó que debía hacer un último intento.

    -La salud de mi madre no es buena...

    Elián gruñó algo en griego y Severus lo miró echando chispas por los ojos:

    -¡Si ella muere en la pobreza, espero que la conciencia te castigue hasta la tumba y más allá, porque eso es lo que te mereces!

    Él lo miró por un segundo con ojos inexpresivos. Luego le dio la espalda. Severus abandonó la suite y se metió en el ascensor, donde se derrumbó.

    Minutos más tarde, ya había recuperado el control y salió a la calle. Pensó que, si tuviera dinero, haría que raptaran a James Potter y él mismo se encargaría de torturarlo, ya que realmente odiaba a ese Alfa. Lo odiaba de verdad.

    Aunque ya era inmensamente rico, la avaricia lo había hecho comprometerse a los diecinueve años con un Omega regordete que no tenía otro atractivo para él más que ser el heredero de la fortuna de los Prince. James Potter le había roto el corazón, destruido su orgullo y se había asegurado de que Elián no lo perdonara nunca ni a él ni a su madre.

    Pero tal vez su madre hubiera nacido bajo una estrella desafortunada. Durante los primeros veintiún años de su vida, Eileen había estado inmersa en un mundo de dinero y privilegios.

    Luego había cometido el error fatal de enamorarse de un inglés. Se encontró con una fuerte oposición familiar, pero ella se fue a Londres para reunirse con él. El día antes de su boda, el padre de Severus se había estrellado con su moto y se había matado.

    Poco después, Eileen había descubierto que estaba embarazada. Desde entonces no había habido vuelta atrás, estaba esperando un hijo y estaba soltera y no sabía hacer casi nada en la
    vida.

    Aun así, había criado sola a Severus y a lo largo de su infancia él solo podía recordarla con cara de agotamiento. Todos esos años de agotador trabajo físico habían
    arruinado su salud y debilitado el corazón.

    Cuando Severus fue lo suficientemente mayor para trabajar, las cosas fueron mejor.
    Durante unos años, habían sido felices en un pisito que les había parecido un palacio a los dos.

    Pero hacía año y medio, la empresa para la que trabajaba quebró y, desde entonces, él solo había podido conseguir empleos temporales e incluso eso les estaba fallando recientemente. Habían tenido que marcharse del piso y sus ahorros habían desaparecido hacía ya tiempo.

    El ayuntamiento los había realojado en un suburbio. A su madre le daban tanto miedo las pandillas de jóvenes desocupados que ya no se atrevía a salir de la casa y era como si se hubiera rendido y no quisiera vivir más.

    Severus creía que se estaba muriendo poco a poco. Siempre estaba pensando en el pasado, ya que el presente era demasiado desagradable. Un apartamento barato y ruinoso en el que no se podían permitir tener calefacción ni teléfono ni televisión. Nada.

    Si él hubiera podido predecir el futuro hacía diez años, ¿habría tomado la misma decisión? ¡Seguramente ahora estaría casado con un magnate! Su madre podría haber disfrutado de nuevo de la seguridad y comodidades, antes de que su salud se viera arruinada del todo.

    Ahora sabía que, si hubiera tenido esa bola de cristal, se habría casado con un monstruo por su madre.

    ¿Y qué si James había tonteado con una preciosa modelo italiana no lejos de él ? ¿Y qué si James le había dicho a su prima segunda, Molly, que él era gordo, estúpido y asexuado, pero que valía su peso en oro? ¿Y qué si él fuera a serle infiel durante todo el matrimonio y se dedicara a ser un cerdo arrogante con el que fuera insoportable vivir?
    ¿Y qué si le dijo a la cara la mañana después de esa noche famosa que él era un alepoú y que él, James Potter, se negaba a casarse con las sobras de otro Alfa?

    Se detuvo delante de un escaparate y pensó que James debía de estar en Londres por la misma razón por la que estaba su abuelo.

    Había leído en la prensa que se iba a producir una reunión de magnates griegos con intereses en negocios británicos. Al contrario que Elián, James tenía unas grandes oficinas en la Ciudad, donde debería estar en ese mismo momento.

    ¿Qué tenía él que perder? James seguía soltero. Y Elian Prince nunca bromeaba con el dinero. Su abuelo pagaría millones de libras por verlo casado con James Potter. Las personas no contaban para nada en eso, lo primero era unir los dos enormes imperios económicos.

    Y con eso, incluso él podía ser capaz de hacer la última oferta. ¿Estaba loco? No, se lo debía a su madre. Eileen había sacrificado mucho por él.

    Miró su reflejo en el escaparate. Un Omega de tez pálida y cabello negro de altura media, con un pantalón gris y una chaqueta vieja. Incluso con lo poco que comía, nunca sería 100 % delgado. Debía de haber heredado sus generosas curvas de su padre, ya que su madre era muy delgada.

    Bueno, pero valía su peso en oro, se recordó a sí mismo. Y, si había algo en lo que James sobresaliera, era en su capacidad para aumentar sus ya importantes riquezas.

    JP. SS. JP. SS. JP. SS. JP. SS.

    James estaba planeando un gran trato.

    Había ordenado que no le pasaran ninguna llamada. Así que, cuando llamaron levemente a la puerta de su despacho, miró irritado a su ayudante británico, Frank, cuando se acercó y le susurró algo al oído.

    -Lo siento, pero hay un Omega que pide verlo urgentemente, señor.

    -He dicho que no quiero interrupciones, sobre todo de Omegas.

    -Dice que es el nieto de Elián Prince, Severus. Pero la recepcionista no está convencida de que sea cierto. Supongo que no lo parece, señor...
    ¿Severus Prince?

    James frunció el ceño. Ese nombre aún despertaba en su interior cierta ternura a la vez que rabia. ¿Cómo se atrevía ese alepoú a pretender verlo?

    Se puso en pie repentinamente, y todos los demás hicieron lo mismo.
    Se acercó a los ventanales y pensó que Elián le había dicho que nunca lo perdonaría, y era un hombre de palabra.

    Incluso en esos momentos James se estremecía al recordar la humillación que había sufrido
    al verse enfrentado públicamente con el hecho de que su novio, supuestamente virginal, había salido con su coche, con un amigo borracho y se había acostado con él.

    Era asqueroso.

    De hecho, solo recordarlo le hacía lamentar el no haber tenido la oportunidad de castigarlo como se merecía.

    -¿Señor....?.

    James se volvió.

    -Que espere.

    Su ayudante contuvo la sorpresa con dificultad.

    -¿A qué hora le digo a su secretaria que lo verá?

    -Deje que espere.

    Mientras pasaba la hora del almuerzo y empezaba la tarde, Severus era consciente de
    que alguna gente pasaba con sospechosa lentitud por la zona de recepción y lo miraba extrañada.

    Mantuvo la cabeza alta aparentando indiferencia. Se dijo que había logrado entrar y que
    iba a aprovechar su oportunidad.

    James no se había negado a verlo.

    Después de todo, tenía que intentarlo, él era su última oportunidad y tenía que tragarse el orgullo.

    Justo antes de las cinco, la recepcionista se levantó de la mesa y le dijo:

    -El Señor Potter ha abandonado el edificio, Señorito Prince.

    Severus se puso pálido. Luego recupero la dignidad y se levantó.

    Mientras bajaba en el ascensor, decidió que al día siguiente haría lo mismo. Y al otro. Todos los días que fueran necesarios.

    En el autobús, pensó que James ya no era el guapo adolescente del que una vez se había enamorado. Ahora era ya un adulto. Como su abuelo, no debía ver la necesidad de justificar su propio comportamiento. No le habían dicho que no lo atendería.

    Lo había dejado concebir esperanzas. Eso había sido algo cruel, pero él debería haber estado preparado para esa táctica. A la mañana siguiente, Severus tomó posiciones en la sala de espera de las oficinas de James tres minutos después de las nueve en punto.

    Pidió verlo como el día anterior y la recepcionista no lo miró. Severus se preguntó si ese sería el día en que James perdiera la paciencia y haría que lo echaran del edificio.

    A las nueve y diez, Frank Longbottom se acercó a James, que, como siempre, había empezado a trabajar a las ocho de la mañana.

    -El señorito Prince está aquí de nuevo hoy, señor.

    James se tensó casi imperceptiblemente.

    -¿Tiene el archivo Tenco? -le preguntó James como si el otro no hubiera dicho nada.

    El día continuó con Severus esperando que su humildad impulsara a James a dedicarle cinco minutos de su tiempo. Para cuando terminó el día, la recepcionista le dijo de nuevo que James se había marchado y él experimentó semejante oleada de frustración que hubiera querido gritar.

    Al tercer día, Severus deseó haberse llevado unos sándwiches de casa, pero eso habría despertado las sospechas de su madre.

    Sorprendentemente, a mediodía, cuando volvió de una visita al cuarto de baño, se encontró con una taza de té y tres pastas esperándolo. Sonrió y la recepcionista lo miró conspirativamente.

    Para entonces, él estaba convencido de que todo el mundo había pasado por allí para echarle un vistazo.

    Todos menos James.

    A las tres, cuando ya había desaparecido lo que le quedaba de paciencia, la desesperación
    empezó a apoderarse de él. James volvería a Grecia pronto y quedaría aún más lejos de su alcance.

    Tomó una decisión repentina y se levantó. Pasó por delante de la mesa de recepción y empezó a caminar por el corredor que daba a los despachos.

    -¡Señorito Prince, no puede pasar ahí! -le gritó la recepcionista.

    Pero él sabía que, hiciera lo que hiciese, ya estaba perdido. Obligar a James a enfrentarse a él no era lo más adecuado. A ningún Alfa le gustaba que un Omega se enfrentara a él. Podría reaccionar como un Alfa de las cavernas.

    Cuando estuvo delante de una de las puertas, unas manos grandisimas lo sujetaron por los brazos.

    -Lo siento, señorito Prince, pero nadie entra ahí sin permiso del jefe -dijo una voz con acento griego.

    -Damianos... -dijo él reconociendo la voz del guardaespaldas de James

    -. ¿No podría mirar para otro lado solo por una vez?

    -Vuelva a casa, por su abuelo. Por favor, hágalo antes de que se lo coman vivo.

    Damianos dudó un momento y, sin pensarlo, él aprovechó la oportunidad. Se soltó de repente y entró por la puerta. James se levantó sorprendido de detrás de su mesa. Severus supo que tenía solo un segundo antes de que Damianos volviera a intervenir.

    -¿Eres un Alfa o un ratón que no se atreve a enfrentarse a un Omega? -le espetó.

    JP. SS. JP. SS. JP. SS. JP. SS

    ALEPOÚ : ZORRA.

    Algunas palabras serán en femenino ya que su variante masculina tienen un significado diferente.




    Edited by Sakura Uchiha - 29/4/2022, 07:06
     
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    Holii de nuevo, parece interesante, estaré esperando el próximo capítulo 😊
     
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    Capítulo 2

    Severus se dio cuenta de que se había pasado y James miró por encima de él a su guardaespaldas con reproche.

    —Lo siento -dijo él.

    —Damianos...

    El hombre se dio cuenta de lo que le ordenaba su jefe y salió del despacho cerrando la puerta.

    —¿Por qué te estás humillando de esta forma? —le preguntó James entonces.

    —No lo he hecho.

    —¿No? Si no fuera por el respeto que le tengo a tu abuelo, habría hecho que te echaran el primer día.

    —Tengo una proposición para ti.

    —No voy a escuchar ninguna proposición. ¿Cómo me puedes mirar a la cara?

    —Es fácil, teniendo la conciencia limpia — respondió él desafiante.

    —Eres una alepoú.

    Sin dejarse afectar por esa acusación, tan lejos de la verdad, Severus se sorprendió de que él siguiera necesitando castigarlo después de tanto tiempo después de los hechos.

    Le pareció irónico el que al parecer hubiera causado más impresión en James con su aparente infidelidad que cuando se hicieron novios.

    Él se rió secamente.

    —Llámame lo que quieras, pero de verdad que he venido aquí para ofrecerte un trato de negocios.

    —Elián Prince no te utilizará a ti como mensajero.

    —Bueno... En este caso en particular, de los tres, parece que solo yo tengo el arrojo necesario para hacer esta aproximación tan directa. ¿Es que no puedes dejar de pensar en lo que pasó hace diez años para escucharme?

    - No.

    Severus frunció el ceño.

    - ¿Por qué no? - James se limitó a mirarlo fijamente. —Mi abuelo sigue queriendo que tú te ocupes de sus empresas. Afrontémoslo... es lo que
    siempre ha querido él, lo mismo que tu padre. Yo solo era el nexo de unión. Yo no era nada importante, salvo como una especie de garantía.

    —¿A qué viene todo esto ahora?

    —Estoy dejando las cosas claras, ¿de acuerdo?

    —No, no estoy de acuerdo. Sal de aquí.

    —¡No me voy a marchar! —dijo Severus apretando los puños—. Tú ya has tenido diez años de venganza.

    —¿De qué me estás hablando?

    —Si te casas conmigo, yo te lo cederé todo a ti.

    Eso logró que él lo mirara con atención.

    —No me estoy refiriendo a un matrimonio normal —continuó Severus —. Solo a uno que pueda satisfacer a mi abuelo. Yo no le importo tampoco lo más mínimo a él, así que no esperará mucho de ese matrimonio. Yo me quedaré aquí, en Gran Bretaña... lo único que
    necesito es algo con lo que vivir. A cambio, el imperio Prince será todo tuyo, sin tener siquiera que soportar que yo esté cerca.

    James murmuró algo en griego.

    —James, trata de entender que estoy desesperado, si no, no te estaría sugiriendo esto. Sé que tú crees...

    —¿Cómo te atreves a venirme con semejante oferta?

    —Yo...

    James se acercó a él y lo agarró por los brazos.

    —¿Estás loco? Debes de estarlo para venirme con esto. ¿Cómo puedes pensar por un momento que yo me casaría con una alepoú avaricioso como tú?

    —Tómatelo como un contrato de negocios, no como un matrimonio.

    —¿Por parte de un Omega que fue a manosearse con uno de mis amigos como una prostituta callejera?

    —No es que eso tenga importancia ahora, pero eso no sucedió, James...

    Él lo apartó asqueado.

    —Te vieron. Me ofendes con esta oferta...

    —¿Por qué? Si pudieras darle la espalda al pasado, te darías cuenta de que era esto lo que querías hace diez años, y más... ya que yo no voy a pretender ser tu esposo, vivir contigo o molestarte de alguna manera.

    —Elián te matará si sigues con esto...

    Severus rió secamente.

    —Oh, seguro que no le gustan mis métodos, pero hace tres días que él mismo me dijo que solo ganaría su perdón casándome contigo... Así que no me parece que tenga muchas más opciones, ¿verdad?

    —Tú ya elegiste hace diez años en ese aparcamiento.

    Severus pensó que aquello no tenía sentido. Bajó la mirada y entonces se dio cuenta de que se le había desabrochado un botón de la camisa, dejando a la vista la parte superior de su pecho. Con manos temblorosas, se lo abrochó. James bajó también la mirada.

    -Me habría gustado tenerte antes... Si te hubiera tenido, tú no habrías estado tan desesperado como para ir a ese aparcamiento.

    —No me hables así —murmuró Severus.

    —A ti te hablo como quiero. ¿O es que te crees que tienes la exclusiva de hacerlo directamente?

    —No, pero...

    —¿Crees que puedes venir aquí a pedirme que me case contigo y conseguir que te respete?

    —Pensé que respetarías lo que valgo para ti económicamente.

    —Estás jugando con fuego y no lo sabes. ¿Cómo estás de desesperado, Severus?

    Las rodillas le estaban empezando a fallar a él.

    Se dio cuenta de que algo había cambiado en James, pero no sabía qué.

    —Mi madre no está bien...

    —Oh, no me vengas ahora con una historia triste, por favor. ¿Por qué clase de idiota me tomas?

    —Puede que ya me haya cansado de ser pobre, ¿qué te importa eso a ti?

    —No me importa —respondió él—. Aun así, admito una cosa. Tienes más valor que cualquier otro Omega que haya conocido. Y debes estar realmente desesperado para venirme con esta proposición. Me lo pensaré.

    La esperanza que él sintió casi lo hizo marearse.

    —¿Pensabas que era imposible que rechazara tu proposición si me venía envuelta en el imperio Prince? —añadió él.

    —Tú eres un hombre de negocios, como mi abuelo. No tienes nada que perder y mucho que ganar.

    —Mucho... -dijo él recorriéndolo con la mirada.

    Pero Severus se dio cuenta de que, realmente, no lo estaba viendo a él, sino al poder que estaba a punto de conseguir.

    —¿Cómo me puedo poner en contacto contigo? —le preguntó James.

    Él se tensó y lo que le quedaba de orgullo reacciono.

    —Te daré un número de teléfono, pero no es el mío. Me puedes dejar allí cualquier mensaje.

    —¿,A qué viene ese secretismo?

    Severus ignoró esa pregunta y le escribió el número de una vecina.

    —Me marcho -dijo sabiendo que no le quedaba nada más que decir.

    James se encogió de hombros.
    Cuando salió del despacho, se cruzó con Damianos.

    —No me ha comido vivo —le dijo Severus sonriendo débilmente, ya que ese hombre siempre le había caído bien.

    —Lo hará. Pero eso no es asunto mío, señorito Prince.

    Antes de entrar en su casa, se pasó por la de la vecina para decirle que James le iba a dejar un mensaje.

    Pero tres días más tarde, él no lo había llamado.

    Una semana más tarde, Severus estaba de vuelta del correo, donde había dejado otro montón de solicitudes de trabajo, cuando vio que la vecina lo llamaba desde el otro lado de la calle.

    Severus sonrió y cruzó la calle.

    —Han llamado esta mañana.

    —¿Qué?

    —Me han dicho que vayas esta noche, a las ocho, a su despacho.

    Severus tragó saliva.

    —Gracias.

    —¿Una entrevista de trabajo?

    —Algo parecido.

    —Bueno, yo me quedaré con tu madre. Sé que no le gusta estar sola después de anochecer.

    Mientras se preparaba para la cita, Severus se preguntó si su ex novio repararía en su aspecto.
    ¡Un novio que, cuando lo había sido, ni siquiera había tratado de propasarse con él!. Lo cierto era que, después de ese desastroso viaje a Grecia, él había perdido toda su
    confianza en sí mismo.

    Su madre le había enviado todos los años una tarjeta de felicitación a Elián, incluyendo una foto de Severus, al que había llamado así por su bisabuelo. Su abuelo no había respondido nunca, pero siempre había sabido dónde estaban viviendo.

    Cuando Severus cumplió los dieciséis, llegaron noticias de Elián. Una carta seca de tres líneas informándoles de la muerte del hermanastro de su madre, Andreas.

    La primavera siguiente, una carta igual de escueta invitaba a Severus a Grecia para que conociera a su abuelo. Había aceptado aunque la invitación no incluía a su madre, ya que ambos habían creído que lo haría en su momento.

    Severus no se había dado cuenta realmente de lo rico que era su abuelo hasta que lo fue a recoger al aeropuerto una limusina con conductor para dejarlo en una magnífica villa en las afueras de Atenas.

    Nada más conocerse, Severus se dio cuenta del desagrado de su abuelo al encontrarse con un nieto que solo entendía algunas palabras de griego. Y, a pesar de que Elián hablaba bien el inglés, había sido un extraño para él, un extraño seco y desagradable que le había dicho que no mencionara a su madre en su presencia. Pocas horas después de su llegada, Severus estaba ansioso por volverse a marchar.

    Al día siguiente, Elián lo había mandado de compras con la esposa de uno de sus colegas de negocios.

    A él le dio la impresión de que su abuelo se avergonzaba de su aspecto, pero la compra de una gran cantidad de ropa nueva y cara le había resultado muy excitante, aunque toda fuera tan conservadora, que a él le pareció que estaba siendo cuidadosamente preparado para dar una buena impresión.

    Al siguiente día, Elián le dijo que había invitado a casa a algunos jóvenes por la tarde, para que pudiera hacer amigos de su edad. Mientras él se preparaba en su habitación, llamaron a la puerta y una preciosa pelirroja con enormes ojos esmeralda y expresión amigable asomó la cabeza.

    -Soy Molly Prewett. Mi tía te llevó de compras ayer —le dijo.

    Pronto Severus se hizo amigo de ella y le agradeció los consejos sobre qué ponerse y cómo comportarse.
    Recordar esos primeros días en Grecia y lo inocente que había sido lo hizo estremecerse. Se había visto rodeado de lobos sonrientes. Cuando le ofrecieron su amistad, él creyó que era de verdad.

    Entonces no había sabido que Elián había planeado hacerlo su heredero ni que la posibilidad de que se casara con James Potter había sido hablado mucho antes siquiera de que lo conociera.., o de que los demás vieran en ello una amenaza y una fuente de celos.

    Un hombre de seguridad lo introdujo en el edificio Potter justo antes de las ocho esa tarde. Todo estaba muy vacío y él estaba muy nervioso.

    Llamó a la puerta del despacho de James y abrió con mano temblorosa.
    Solo estaba encendida la lámpara de la mesa y por los ventanales se veían las luces de la ciudad por la noche. James salió entonces de la oscuridad, vestido muy elegantemente con un traje gris.

    —Ya veo que esta noche eres puntual y educado -dijo él.

    Severus se ruborizó. El equilibrio de poder había cambiado. Hacía una semana, él había tenido la sorpresa de su lado y estaba suficientemente desesperado para hacerse oír. Pero
    ahora eso era el pasado. Estaba allí esa noche para oír la respuesta de James.

    —¿Quieres tomar algo? —le preguntó él.

    —Un zumo de naranja.

    James se dirigió al mueble bar mientras él admiraba sus gráciles movimientos.

    —Siempre te gustó mirarme -dijo James sonriendo cuando le dio su zumo—. Como una lechuza. Cada vez que te pillaba mirándome, tú te ruborizabas y apartabas la mirada.

    Avergonzado por ese recuerdo, Severus se encogió de hombros.

    —Eso fue hace mucho tiempo.

    James se sentó en el borde de su mesa, parecía completamente relajado y lo saludó con el vaso.

    —Eras un maestro de la actuación. Yo estaba completamente convencido de que eras virgen.

    Él se sintió incómodo. Lo que menos se hubiera esperado era que James se refiriera ahora a ese verano lejano.

    —Bueno... —añadió James —. Solo tengo una pregunta que hacerte antes de que nos dediquemos a los negocios. Y tiene truco, Severus.

    —Entonces, no la quiero oír.

    —Pero la tienes que responder con completa, sinceridad. No te interesa mentir. Así que no me des la respuesta que crees que yo quiero oír porque puede que termines arrepintiéndote de ello.

    Severus le dio un trago a su zumo, tenía la boca muy seca.

    —Esa noche, en el club, puede que me vieras con una chica... Espero que no te esté avergonzando con estos recuerdos adolescentes.

    —¿Por qué me ibas a avergonzar?

    —Entonces deja que llegue al fondo del asunto que provoca mi curiosidad incluso ahora.

    —¿Te fuiste con Peter en mi coche porque estabas borracho y molesto por lo que pensabas haber visto y él se aprovechó entonces de tu estado? ¿O...?

    Severus miró fijamente la lámpara de mesa, lleno de rabia y resentimiento Deseó tirarle el zumo a la cara y luego golpearlo lo más fuertemente que pudiera. Diez años de castigo por un pecado que no había cometido.

    ¿Por qué iba a admitir las agonías por las que él lo había hecho pasar esa noche? ¿Por qué humillarse más a sí mismo con esa sinceridad? ¿Qué sacaba él haciéndole esas preguntas?. ¡Cuándo no se las había hecho en su momento¡. Ni había habido ninguna referencia a que él lo pudiera haber visto con una Chica.

    —¿O qué? —dijo él en voz baja.

    —O... ¿Te fuiste con él en mi Coche porque pensaste que no te iban a ver o porque...?

    —¡Me fui con él en tu coche porque me volvía loco! —exclamó Severus desafiante

    James lo miró fríamente

    —¡Estás jugando conmigo para divertirte! —continuó Severus —. Me vas a decir que no, por supuesto. ¡Realmente no sé por qué me he molestado en venir hoy aquí!

    —Porque estabas desesperado —le recordó James.

    —Bueno, entonces ¿por qué no te has limitado a decirme que no? —afirmó él perdiendo la paciencia y levantándose.

    James se levantó también.

    —No es necesario ponerse así, Severus. ¿Por que no dejas ese bolso y te vuelves a sentar?

    Su acalorado rostro se acaloró más todavía. Se estaba cociendo vivo dentro de la chaqueta, pero cruzó los brazos.

    James se rió, cosa que él encontró más enervante todavía.

    —¿Qué te parece tan divertido?

    —Siempre parecías tan tranquilo... Pero ahora estoy viendo al verdadero Severus Prince airado, terco e implacable.

    —Estas no son unas circunstancias normales No presumas de saber nada de mí, ¡porque no sabes nada!

    —Pero si no aceptas la carta que te ha tocado jugar, yo voy a romper la baraja —dijo él suavemente.

    Severus se dio cuenta entonces de que él tampoco conocía a James Potter. Quien extendió una mano y él se quitó por fin la chaqueta y se la arrojó.

    —Te gusta poner toda la carne en el asador, ¿no? Debería haber recordado eso.

    James no hizo caso de ese comentario y dejó la chaqueta en una silla.

    —Ahora siéntate para que puedas oír mis condiciones para ese matrimonio.

    Él se quedó helado y con los ojos muy abiertos

    —Sí. Lo que quieres está a tu alcance, pero puede que no quieras pagar el precio que te pido.

    —¿E1 precio?

    —Todo lo bueno tiene un precio, ¿o es que todavía no lo sabes?

    Anonadado por el hecho de que él fuera a aceptar, Severus no contestó enseguida.

    —Estás extrañado... me sorprendes —admitió él—. La semana pasada parecías muy confiado en poder conseguir que yo accediera.

    —Pues tú no me animaste mucho.

    —Me he pensado mucho tu proposición Creo que he de advertirte que soy implacable Cuando negocio.

    —Dime algo que no sepa.

    —Tengo ciertas condiciones a las que vas a tener que acceder. Y aquí no hay posibilidad para ninguna negociación.

    —Dime lo que quieres —dijo Severus.

    —Firmarás un contrato prenupcial

    —Por supuesto.

    —Me pasarás todo a mí el día de la boda.

    —Aparte de una pequeña...

    —Todo. Yo te daré un sueldo.

    —Pero eso no es lo que...

    —Vas a tener que confiar en mí.

    —Quiero comprarle una casa a mi madre.

    —Naturalmente, yo no permitiré que tu madre sufra de ninguna manera. Si te casas conmigo, te prometo que vivirá con toda comodidad el resto de su vida. Yo la trataré como trataría a un miembro de mi propia familia.

    Aquella era una oferta más que generosa y Severus se quedó impresionado.

    —Tu abuelo nació hace setenta y cuatro años— continuó James como si supiera lo que él estaba pensando - Es de una generación muy diferente. Tu nacimiento fuera del matrimonio fue una vergüenza enorme para él.

    —Ya lo sé, pero...

    —No, no lo sabes. Ni siquiera puedes empezar a entenderlo. Tu madre te trajo aquí y no intentó enseñarte lo que es ser griego. Permaneció muy apartada de la comunidad griega de Londres. No la estoy juzgando por eso, pero no me digas que entiendes nuestra cultura porque no es así. Los Alfas griegos siempre han dado mucho valor a la virtud del Omega...

    —Nos estamos saliendo del tema —lo interrumpió Severus —. ¿Qué decías acerca de que yo tengo que pasártelo todo a ti?

    —Eso no es negociación. Lo tomas o lo dejas.

    Severus respiró profundamente

    —No me importa el dinero.

    —Si no te importa, ¿por qué estás discutienlo? ¿Crees que mantendría a mi esposo en la penuria?

    —No.

    James miró su reloj y luego a él.

    —Esto está progresando muy despacio, Severus. ¿Puedo continuar?

    Él asintió.

    —Tu creencia de que podemos casarnos y separamos inmediatamente después de la
    ceremonia es ridícula. Tu abuelo no aceptará una pantomima de esa naturaleza. Ni yo estoy dispuesto a engañarlo así.

    Él se tensó.

    —¿.Y qué me sugieres?

    —Tú vas a tener que vivir en una de mis casas... Por lo menos durante un tiempo.

    Él pensó en su madre y asintió de nuevo.

    —Y me darás un hijo Alfa y heredero.

    Severus parpadeó y se quedó boquiabierto.

    —Sí, ya lo has oído —insistió James —. Yo necesito un hijo Alfa que sea mi heredero y si tengo que casarme contigo, bien puedo aprovechar la oportunidad

    —¡Estás de broma!

    James enarcó una ceja.

    —El hijo y heredero es también algo no negociable Y, a no ser que yo cambie de opinión en el futuro, un hijo o hija Omega o no, no será aceptable como sustituta. Lo siento si eso suena sexista, todavía hay un montón de mujeres Omegas o no por ahí que no quieren ocuparse de los negocios familiares.

    Severus se sentó en un sillón y lo miró como si fuera un bicho raro.

    —Tú me odias, así que no es posible que quieras...

    —No te equivoques Severus soy un Alfa muy práctico Y, aunque no te tengo nada de respeto, concebir un hijo contigo debe de ser divertido.

    —¡Tendrías que violarme!

    —Oh, no lo creo. Más bien pienso que me suplicarás que me quede contigo, como han hecho todas las demás conquistas de mi vida. Créeme, soy muy buen amante Te lo pasarás bien.

    Severus se levantó del sillón furioso.

    —Me has hecho venir para humillarme.

    —Siéntate, Severus porque todavía no he terminado

    —¡Vete a...!

    Se acercó a la silla donde él había dejado su chaqueta y la tomó.

    —Si yo fuera tú, no presionaría así -dijo él en voz baja—. Te tengo donde quiero.

    —¡De eso nada!

    —¿Sabe tu madre lo de ese sórdido encuentro en el aparcamiento de hace diez años?

    Severus se quedó helado y muy pálido.

    —Lección primera, Severus. Cuando yo te digo que te tengo donde quiero, ¡escucha!



    Edited by Sakura Uchiha - 29/4/2022, 07:13
     
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    El futuro depende de lo que hagas HOY ✨️

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    Ohhh, está bien interesante!! Estaré esperando el siguiente capítulo
     
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    Acabo de hacer unos ligeros cambios, solo cambie el nombre de Lily por Molly, ya que Lily servirá para otra cosa.

     
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    CAPITULO 3

    -Tú no... se lo contarías a mi madre.

    James se acercó a él y le quitó la chaqueta de las manos.

    —No sabes qué sabe mi madre —continuó él.

    —¿Qué te crees que he estado haciendo esta última semana? Algunas averiguaciones. Tu madre era muy amiga de vuestra vecina de la dirección anterior, y es una mujer muy charlatana.

    —La señorita Baines no recordaría...

    —Desafortunadamente para ti, ella recuerda muy bien, por la simple razón de que tu disgusto de ese verano de hace diez años fue una fuente inagotable de arrepentimiento para tu madre, y algo de lo que hablaron a menudo.

    —No...

    —Y tú ibas a su casa en busca de apoyo tomar el té, mentiroso. ¡Le mentiste acerca la razón por la que rompimos el compromiso!

    —No todo fueron mentiras, solo algunas verdades a medias Yo no hice lo que crees que hice en ese aparcamiento así que, ¿para qué mencionarlo?

    James agitó la cabeza y suspiró.

    —Te estás enfadando y, realmente, no es necesario.

    —¿No es necesario? ¿Después de lo que acabas...?

    —Si haces lo que te he dicho, no tienes nada que temer. Me llevaré a la tumba tu pequeño y sórdido secreto. De corazón, no me gustaría nada molestar a tu madre.

    —¡Entonces no lo hagas!

    —Me temo que hay un pequeño problema

    —¿Cuál?

    —Que tengo una poderosa necesidad personal de venganza —admitió él sin más ni más.

    —¿Y eso?

    —Hace diez años me deshonraste Philotimo... ¿Sabes lo que significa eso?

    Severus se puso pálido. Esa palabra no se podía traducir literalmente. Se refería a todos los atributos que hacen sentirse Alfa a un hombre en Grecia Su orgullo, sinceridad, su respeto por sí mismo y los demás...

    -Ya veo que tu madre te ha contado algunas de nuestra cultura —dijo él—. Quiero reparar mi honor. Tú me avergonzastes delante de mi familia y amigos.

    —James, yo...

    —Yo Podría haber soportado saber que estabas viviendo en la miseria en cualquier parte del mundo siempre que no tuviera que verte o pensar en ti. Pero entonces apareciste aquí y me preguntaste si era un hombre o un ratón, así que descubrí... lo que tú también vas a descubrir cuando termine contigo.

    —Me disculpé...

    - Pero no lo hiciste en serio,Severus.
    ¡Ahora sí!

    James se rió entonces

    —No te estás tomando en serio nada de esto —dijo Severus.- Estás enfadado Conmigo y me lo estás haciendo pagar. Me gustaría no haber venido.

    —Seguro que sí. ¡Pero acepta que tú te lo has buscado!

    —Todo lo que hice...

    —¿Todo lo que hiciste? ¿Te has atrevido a pensar que me podías comprar con tu supuesta inocencia?

    —Yo...

    —Y lo que es peor, te atreviste a sugerir que yo, James Potter, se rebajaría al nivel de engañar a un anciano a quien respeto solo por el beneficio económico. Ese anciano es tu abuelo. ¿Es que no tienes ninguna decencia?

    —No era así. Yo pensé...

    —No me interesa lo que pensaste. Cada vez que abres la boca es para decir algo más ofensivo que lo anterior. ¡Así que mantenla cerrada! Tienes deudas así que las vas a pagar a través de mí.

    —¿De qué me estas hablando?.

    —Lo que hiciste hace diez años le costo a tu pobre madre cualquier esperanza de reconciliación con su padre. Lo que hiciste hace diez años enojó seriamente a tu abuelo. Y lo que me hiciste a mí ya lo verás.

    —Lo que pasó no fue culpa mía. Fue un montaje...- dijo él y se le saltaron las lágrimas.

    —Me avergüenzas —dijo James —. Las mentiras no te van a proteger.

    —¡Me estas asustando!

    James le tomó las manos y lo hizo levantarse.

    —No puedes decir en serio todo eso.

    —Sí. Pero no me gusta ver llorar a un Omega. Aunque sean lágrimas de cocodrilo –dijo James acercándose.

    —James, no...

    —James, sí. Pero te la voy a enseñar a decir en griego y será tu palabra favorita.

    De repente, él lo besó ansiosamente.
    Esa sensación lo dejó anonadado por un segundo. Él nunca antes había saboreado una pasión como aquella anteriormente. Todo su cuerpo se estremeció y se le escapó un leve
    gemido de respuesta. Luego, fue como si se derritiera y ansiara más. Le rodeó el cuello con los brazos y todos sus deseos reprimidos salieron a la luz con toda su fuerza.

    James se apartó y le dijo:

    —Estás ansioso ¿verdad?:

    Devastado por lo que acababa de pasar entre ellos, Severus lo fue a golpear pero James le agarró la muñeca.

    —Esta clase de juegos no me excitan —le dijo él.

    Severus se apartó de él.

    —Tú no se lo dirías a mi madre —dijo
    —¿,Por qué correr ese riesgo? ¿Y destruir lo único que tienes tú que yo puedo admirar?

    —¿Y qué es eso?

    —El amor por tu madre, tú no quieres que sepa cómo eres en realidad.

    Severus sintió como él le ponía la chaqueta sobre los hombros.

    — Tú no puedes querer casarte conmigo.

    —¿Por qué no? Así conseguiré el imperio de tu abuelo y un hijo y heredero. Elián tendrá un nieto, un consuelo que se merece de verdad, yo tendré un Omega que sabe comportarse, que nunca me hará preguntas acerca de adónde voy o qué hago, porque tendremos un trato de negocios, no un matrimonio. Muchos Alfas me podrían envidiar. Sobre todo porque yo no he tenido que hacer nada ya que dicho Omega se me ha presentado en bandeja.

    —Te odio.... Nunca me casaré contigo ¿me oyes?

    —No quiero que me hagas una escena Severus. Me aburre.

    —Canalla ¿Qué estás haciendo? —le preguntó él Cuando James le tomó la mano y le separó los dedos.

    —Aquí está tu anillo de compromiso No el de la familia que me tiraste a la cara hace diez años. No te lo mereces.

    Severus se quedó mirando el solitario que adornaba el anillo.

    —Un toque romántico que tu madre agradecerá, aunque tú no lo hagas.

    Luego James se dirigió a una puerta que daba a otra habitación.

    —¡No me puedes hacer esto, James!

    —Damianos te está esperando en el coche abajo. Te llevará a casa. Que duermas bien. Te veré mañana.

    Luego lo metió en el ascensor.

    Un vez solo en él, Severus se dio cuenta que le dolía la cabeza y que estaba agotado. De repente, se vio a sí mismo como un pescador que hubiera preparado su cebo y que, de repente se viera enfrentado a un enorme tiburón.

    A la mañana siguiente, Severus se despertó con la cabeza pesada Cuando llegó a casa la noche anterior, su madre ya se había acostado y él permaneció mucho tiempo despierto, dándole vueltas a la cabeza. Lo cierto era que hacía diez años había caído en una trampa y su supuesta mejor amiga,
    Molly, había respaldado la versión de Peter de que él había traicionado a James con él.

    Él se había enfadado tanto al ver a James con esa hermosa modelo que había querido devolverle el golpe y vengarse. Pero ahora se daba cuenta de lo tonto que había sido al tratar de castigarlos. Aunque no sabía cómo podía demostrar su inocencia a la vista de las mentiras que se habían dicho, sabía que la actitud desafiante de ese día había ayudado a que lo encontraran culpable. Y había dejado a James con un deseo de venganza que le había duradodiez años.

    Miró entonces el despertador y tragó saliva. ¿Por qué no lo habría despertado su madre? Eran las diez y cuarto de la mañana. Salió de la cama y, cuando se dirigió al salón, oyó una risa masculina.

    Se quedó boquiabierto al ver de quién se trataba. Eileen Prince estaba tomándose un café con James, le apretaba la mano y, con la otra, se enjugaba las lágrimas. Unas lágrimas de alegría.

    James estaba tan elegante como siempre y se le veía tan tranquilo, como si fuera un viejo amigo de la familia, con el que su madre hablaba en griego, mostrándose más animada de lo
    que Severus había visto desde hacía años.

    —Sonríe, cariño —le dijo él al ver su cara—. Me temo que, cuando vi que seguías en la cama, yo estaba demasiado impaciente como para esperar más a compartir con tu madre las buenas noticias.

    —¿Buenas noticias?

    Eileen la miró entonces y dijo:

    —Severus, ve a vestirte. James nos invita a almorzar.

    Severus salió de allí mareado como un borracho y, una vez en su habitación, se dejó caer en la cama. Estaba claro que James había ido a decirle a su madre que se iban a casar.

    Un momento después, su madre entró en el cuarto.

    —James está reservando mesa y yo he de cambiarme.

    Luego, se sentó en la cama al lado de su hijo.

    —Oh, Severus, estoy impresionada Pero tan contenta, que no te puedo reprochar el que no me lo hayas contado. ¡Vaya un joven maravilloso que vas a tener por marido!

    Luego, lo abrazó mientras él se quedaba helado pensando en que James le había cortado toda escapatoria.

    —¿Hace cuánto que está James aquí?

    —Lleva toda la mañana. Te habría despertado, pero teníamos tanto de que hablar... Me ha invitado a que vaya a vivir con vosotros, pero yo le he dicho que no. Cuando sea mayor... ¿quién sabe?. Pero las parejas jóvenes necesitan intimidad y, si yo vuelvo a Grecia alguna vez, me gustaría que fuera porque mi padre me invitara. De momento, Londres es mi hogar.

    —¿Qué te ha dicho James?.

    Eileen se aclaró la garganta.

    —Me lo ha contado todo, Severus. Incluso me ha avergonzado con su sinceridad, pero te puedo decir que no me opongo en absoluto a que te cases con él.

    —¿De verdad?.

    Su madre suspiró.

    —Sé lo muy dolido que te sentiste cuando lo vistes con una chica.... Los dos erais muy jóvenes y el matrimonio no se iba a celebrar hasta que él terminara sus estudios. Un compromiso de dos años pondría en apuros hasta al joven más decente.

    —Sólo estuvimos comprometidos dos meses.

    —Sí pero también tuvo mucho que ver el alcohol. A veces, cuando eres joven es difícil mantener el control. ¿Quién lo puede saber mejor que yo misma? Los Alfas tienen fuertes apetitos...

    Severus se mordió la lengua para no decir algo inapropiado.

    —Tu abuelo le ha dicho a James que no debe haber ninguna intimidad entre vosotros antes del matrimonio –continuó su madre-. Después de lo que hice yo, tu abuelo no se quiere
    arriesgar a nada parecido. Por cierto, ¿Dónde está tu anillo?.

    Severus se levantó y sacó su anillo de un cajón.

    —Le dije a James que habían entrado dos veces en la casa y él no quiere que pasemos una noche más aquí – dijo su madre con tono de admiración- Es como un cuento de hadas... James y
    tú...

    Diez minutos más tarde, Severus salió de su habitación vestido con unos pantalones negros y una camisa suelta. James estaba en el salón, hablando de nuevo en griego por el teléfono móvil. Severus lo miró enfadado. ¡Cómo un cuento de hadas! Ahora no había vuelta atrás.

    Eso le rompería el corazón a su madre.

    —Supongo que te crees muy listo – le dijo a James cuando él apagó el teléfono.

    James lo miró y respondió:

    —Eileen es feliz.

    —¿Qué le has contado sobre nosotros?

    Él se rió.

    —El cuento requería a un pobre Omega temeroso de contarle a su madre que estaba viéndose de nuevo con el Alfa que , en su momento, creyó que le había sido infiel.

    —No te voy a dar un hijo.

    —No conseguirás el divorcio hasta que no lo hagas. Tú eliges.

    Severus se tapó la cara con las manos.

    —Te odio.

    —No enturbies las aguas con emociones, Severus. Hemos hecho un trato.

    —Lo has hecho tú.

    —Para conseguir lo que quiero, ¿por qué no? Ahora vuelve a tu habitación y ponte algo más alegre. Este es el día de tu madre, no el tuyo. Puedes dejar que sea yo quien hable, pero tú tienes que sonreír y fingir que eres feliz.

    —¿Y si no lo hago?

    James lo miró impacientemente.

    —Lo harás. Por ella. Por cierto, anoche llamé a Elián. No me preguntó nada, pero me dijo que le gustaba la idea y que creía que yo sería un marido excelente.

    —¡Probablemente espera que me pegues todas las noches!

    —Cuando tengamos el placer de anunciar tu primer embarazo, Elián agradecerá que haya hecho algo mucho más agradable.

    Almorzaron en uno de los restaurantes más caros de Londres y luego James los acompañó de vuelta a su casa, donde Eileen se disculpó diciendo que se iba a echar un rato.

    Una vez a solas, James le dijo a Severus:

    —Llévala a un especialista antes de la boda. Nunca pensé que lo pudiera decir, pero tu abuelo es terco hasta la crueldad. ¿No sabe cómo ha estado viviendo tu madre?

    —No le interesaba saber cómo ni dónde estábamos viendo. Ni nada de nosotros. James, escúchame, por favor. ¿Cómo vamos a poder vivir juntos Sintiendo lo que sentimos el uno por el otro?

    —¿,De dónde has sacado la idea de que vamos a hacer eso? —le preguntó él duramente. - ¿De verdad te crees que yo voy a querer vivir con un Omega como tú?

    —No entiendo...

    James rio secamente.

    —Yo tengo algo de orgullo. Compartiré mi cama contigo, ¡pero nada más!

    _________________________________________

    Philotimo: es una palabra difícil de traducir. Alude a una serie de virtudes: honor, sacrificio, deber, coraje, orgullo e integridad. Literalmente significa "amigo de honor" o "amor de honor", y se refiere a una acción honorable y justa hecha en algún momento, incluso si va en contra de los interéses propios.

     
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    Me gusta mucho la adaptaciòn, es genial esta pareja.
     
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    Capítulo 4

    La mañana del día de la boda, Elián Prince llegó al apartamento de James.
    Severus no oyó su llegada y estaba buscando a su madre, por lo que salió de la habitación de invitados envuelto en una bata. Oyó la discusión en griego y echó un vistazo. El rostro de su abuelo estaba convulso por la emoción mientras tomaba las dos manos de su madre.

    Severus se retiró por donde había llegado. Se alegraba por su madre de que se estuviera produciendo una especie de reconciliación, pero su abuelo lo había dejado para el último momento y estaba seguro de que era solo a causa de la boda.

    Una semana antes, habían firmado el contrato prenupcial, cosa que él no se había molestado en leer. Mientras su madre tuviera su futuro asegurado, a él le daban igual los arreglos financieros para él. Ya tenía todo lo quería y estaba dispuesto a demostrarle a su novio que no era avaricioso.

    Con un poco de suerte, cuando James se diera cuenta de ello, James también dejaría de serlo y pensaría que esa ridícula idea de concebir un hijo con él era innecesario ya que él solo tenía veintinueve años. Como solo había hablado con él por teléfono en las últimas dos semanas, había conseguido recuperar un poco la calma. Ahora estaba seguro de que James se atendría a razones.

    —Querido, lo siento, he perdido la noción del tiempo —le dijo su madre cuando entró en su habitación.

    Severus sonrió.

    —Sabía que había venido mi abuelo y pensé que tendríais mucho de qué hablar.

    De un día para otro prácticamente su madre había cambiado mucho. Estaba comiendo mejor, durmiendo mejor y había recuperado el interés por la vida. Era cierto que seguía frágil, pero los especialistas le habían dicho que lo que necesitaba era una vida sin preocupaciones ni estrés.

    —Estas precioso. No me extraña que esta vez James esté ansioso por casarse contigo. Estoy segura de que él te devolverá la confianza en ti mismo.

    Cuando salió, su abuelo dijo que quería acompañarlo al altar. Cuando entraron en la Iimusina Elián le dijo:

    - He sido muy duro con tu madre. Pero lo arreglaré a partir de ahora. Si quiere, se puede venir a vivir de nuevo conmigo.

    —Muy bien —respondió él fríamente.

    —Eres un Omega muy terco, Severus. Te pareces mucho a mi última y muy amada esposa, pero solo en eso.

    —Gracias.., creo.

    —Realmente no quiero saber cómo habéis llegado James y tú a esto.

    —Bueno...

    —Pero Siento que mi deber es advertirte de que puedes tener problemas con tu futura familia.

    —¿Perdón? -

    —A los padres de James no les ha gustado mucho esto, pero no me cabe duda de que, con el tiempo, lo aceptarán. Siento lástima por él. Era una familia muy unida.

    Hasta que él decidió casarse con un Alepoú, pensó él sintiéndose rechazado. En su momento, los padres de James le habían caído bien, lo mismo que su hermano pequeño, Jake, que solo tenía diez años entonces.

    —Aunque deben de sentirse un poco aliviados por que él haya terminado su otra relación....

    —¿Qué otra relación?

    —Solo estaba pensando en voz alta.

    Severus pensó que James debía de haber tenido una relación con una persona menos adecuada incluso que él. Bueno ¿y a él qué le importaba?.

    La iglesia estaba llena de flores que dejaban su aroma en el aire. James se volvió desde el altar para verlo acercarse, tan atractivo que cortaba la respiración. El corazón le dio un
    vuelco. ¿No lo había amado una vez? ¿No había sido ese su sueño? ¿Cómo había salido todo tan mal?.

    Se trataba de una ceremonia por el rito griego. El padrino de James llevaba la voz cantante en ella y los anillos fueron bendecidos e intercambiados. Luego les pusieron unas coronas de flores en la cabeza y bebieron del mismo cáliz.

    Para cuando todo terminó, Severus se sentía como un novio de verdad y muy confuso por la sensación.

    Cuando salieron de la iglesia, dijo impulsivamente:

    —No me esperaba algo como esto. Ha sido una hermosa ceremonia.

    —Celebrar la herencia cultural de uno está de moda. Y también es una buena forma de personalizar la imagen empresarial.

    Severus se tensó.

    —Pero creo que esta noche voy a disfrutar de mi Omega —añadió James.

    Él se ruborizó y lo miró airado.

    —¡No vas a disfrutar de mí!

    Una vez dentro de la limusina, James lo miró divertido.

    —Lo digo en serio —le advirtió él.

    James le agarró una mano y él se soltó, pero James lo tomó en brazos.

    —¿Qué me decías?

    —¡ Que me sueltes!

    —Cuando esté listo. Qué piel tan hermosa tienes...

    El corazón le latió fuertemente a él.

    —¿Vamos ahora a la recepción?

    —Gracias por recordármelo.

    Sin soltarlo, James tomó el teléfono del coche y habló en griego con el conductor.

    Luego le dedicó de nuevo toda su atención a él.

    —Por favor, deja que me siente en mi asiento.

    —Vas a tener que mejorar esa actitud, Severus. No me gusta.

    —¿Y crees que me importa algo lo que te gusta a ti?

    —Te lo voy a enseñar gratis. Después de todo, espero disfrutar de los resultados. Y ahora ¿dónde estábamos?- le preguntó él acariciándole la mejilla. —Tienes una boca muy lujuriosa, Severus...

    Él se estremeció y el calor le invadió el vientre. Todos sus sentidos se centraron en James y, lenta e inconscientemente, le puso una mano en el castaño cabello, haciéndolo acercarse. James recorrió su labio inferior con la punta de la lengua y él echó atrás la cabeza. El ansia iba creciendo en su interior y, cuando James le exploró la curva del pecho a través de la camisa y llegó al pezón, él gimió y trató de tomar aire.

    James se apartó entonces.

    —Hacer el amor en un coche realmente te excita. O tal vez sea por mí esta vez, ¿tú qué opinas?

    Ante esas palabras, Severus recuperó el sentido y se apartó de él. En el incómodo silencio que siguió, James se rió.

    —Tranquilo, no pretendo consumar nuestro trato en el asiento trasero de una limusina.

    James se comunicó de nuevo con el conductor. Severus se dio cuenta de que se le había ocurrido la idea de hacer el amor con él allí mismo.

    Cuando llegaron al hotel donde se iba a celebrar la recepción, Severus esta preparado para más sorpresas desagradables.

    En una habitación preparada a tal propósito, Prince los esperaba junto con dos abogados. Todo se habló en griego y, mientras Severus miraba sintiéndose muy incómodo, James y su abuelo firmaron varios documentos.

    El anciano lo llevó consigo antes de abandonar la habitación y le dijo:

    —Quiero que sepas que esto no ha sido elección mía, Severus.

    Él se ruborizó y se sintió intensamente humillado. Así que incluso él sabía que su nieto iba a quedar sin su herencia con ese matrimonio. Avergonzado por ese conocimiento, volvió a la mesa y firmó rápidamente en la única hoja de papel que le ofrecieron y se sintió aliviado por que todo se limitara a eso.

    A pesar de que su abuelo se lo había advertido, cuando James y Severus les dieron la bienvenida a sus invitados, fue notable la helada reserva de los padres de él, Fleamont y Euphemia. Estaba muy claro que no habían ido de buena gana a la boda.

    A primera vista no reconoció al hermano pequeño de James, Jacob. Con veinte años edad, era mucho más alto que él. El joven sonrió alegremente.

    -¿Jake...?.

    —Ya hablaremos más tarde —respondió él sin dejar de sonreír.

    —No habría reconocido a tu hermano —le dijo él a James.

    —Bueno, él tampoco te habría reconocido a ti, salvo como el chico amable que se dejaba ganar al baloncesto, así que deja intactas sus ilusiones.

    Severus se puso pálido. ¿Qué le habían contado que pasó en ese coche para que James no pudiera dejar de pensar en ello? Llevaban casados poco menos de una hora y él ya había hablado un par de veces de esa noche.

    Se quedó helado de nuevo cuando se encontró con Molly Prewett delante de él, con la mano extendida, pero con un evidente aire de frialdad.

    —Severus...

    Mientras observaba a la que fue una vez su supuesta mejor amiga, la mano de Severus siguió en su sitio. El recuerdo de su rota amistad aún le dolía y nunca más había tenido una
    amiga tan íntima.

    —Tal vez podamos hablar más tarde —dijo Molly sonriendo y antes de alejarse.

    —~Cómo te atreves? —le dijo James al oído—¿Cómo te has atrevido a insultar así a un miembro de mi familia?

    Severus frunció el ceño.

    —No me importa lo avergonzado que te puedas sentir por ver de nuevo a Molly, ¡ la tienes que saludar con el respeto y buena educación que se merece!

    —No.

    —¿Qué quieres decir con eso de no? —le preguntó él incrédulo.

    —Que no estoy avergonzado y que nada me va a obligar a ser un hipócrita por Molly. Así que mantenla apartada de mí. Ella es una gran mentirosa y puede que yo no quiera ser un maleducado, pero puedo perder los estribos.

    Sorprendido por su actitud desafiante, James no dijo nada más hasta que se sentaron a las mesas. Si James se creía que se había casado con un felpudo, ya podía limpiarse los pies en otra parte. Iba a descubrir que no lo podía obligar a muchas cosas, y eso no le iba a gustar nada.

    Incluso cuando él había estado completamente enamorada de James se había dado cuenta de su convicción instintiva de su Superioridad Alfa. Con toda la tranquilidad del mundo, James había dado por hecho que podía dictar la ley y que él aceptaría naturalmente lo que le dijera.

    —La verdad es que te prefiero sin maquillaje —le había dicho un día—. El aspecto natural...

    Con lo que no logró que él dejara de maquillarse.

    —Eres demasiado joven para ir a clubes y no puedes beber. Tu abuelo no lo aprobaría, así que vas a tener que quedarte en casa.

    —Entonces iré con Molly.

    —¡ Ya te puedes olvidar de eso!

    Esa había sido su única pelea, horas antes de la ruptura final. Y entonces, animado por Molly, Severus había aparecido en la salida nocturna de los
    chicos y, ¿qué había descubierto? Exactamente la razón por la que su novio no quería que saliera.

    Después de que terminara la comida, James lo sacó a bailar.

    —Creía que ahora nos íbamos a poner a romper platos, cosas tradicionales y demás —dijo él.

    —Sigue así y...

    —¿Y qué harás?

    —Ya lo averiguarás.

    —Promesas, promesas ¡Es una pena que nunca se te diera bien mantenerlas!

    James le puso una mano en la nuca y lo besó repentinamente. Eso lo pilló por sorpresa y no pudo hacer nada. Todo empezó a darle vueltas. La entrada profunda de la lengua de él en su boca imitó otro tipo de posesión, Su habilidad erótica avivó sus sentidos y el corazón se le aceleró.

    Cuando terminó la música, James le quitó lentamente las manos de los hombros y lo miró con ojos brillantes.

    —Me gusta cuando me agarras, Severus

    Él se olvido de que los estaban mirando y salió corriendo pero se vio interrumpido por el hermano menor de James.

    —Ya es hora de que conozca mejor a mi nuevo hermano —le dijo Jake mientras lo abrazaba levemente.

    —Pero yo...

    El joven lo miró muy seriamente

    —Lamento que mis padres estén estropeando el día de tu boda.

    Él lo miró extrañado.

    —No soporto la forma en que se están comportando y quiero que sepas que yo no siento lo que ellos.

    -Gracias.

    —Pero te agradecería que me dijeras lo que está pasando.

    —¿Qué?

    —Vamos, Sevi —dijo Jake usando el apodo que le había puesto cuando era pequeño—. Hace diez años, yo era un niño, pero ahora no lo soy. ¿Por qué mi prima Molly está actuando como si fuera tímida de repente y a qué viene todo ese secreto acerca de por qué
    rompisteis James y tú entonces? También me gustaría sabe por qué mis padres me están avergonzando de esta forma hoy. Pero sobre todo, me gustaría saber por qué James les está permitiendo que te traten como lo están haciendo.

    —Tal vez tus padres no aprueben mi procedencia —dijo él desesperado.

    Por suerte, James le había advertido de todo aquello. Naturalmente, Jake sentía curiosidad por saber lo que había detrás de tan malos sentimientos en su familia, pero a él le habría gustado que no le hablara de ello.

    —No están nada contentos, Sevi —continuó el joven—. Mi madre no está llorando de alegría precisamente, ¡solo porque tú eres hijo de madre soltera.

    A Severus le molestó bastante saber eso.

    —Y teniendo en cuenta lo que pensaba de la relación de James con Lily Evans, su actitud me sorprende más todavía —añadió Jake sin darse cuenta de que le estaba hablando de una relación de James de la que él no sabía nada.

    Ese nombre no significaba nada para él, pero se dio cuenta de que haría mejor en no olvidarlo.

    —Sabes, Jake? No es nada raro que a los suegros no les gusten las parejas de sus hijos.

    —Estás tratando de consolarme, pero te advierto que yo no me rindo fácilmente.

    —Y yo no cedo fácilmente a mi Omega, hermanito —dijo James rodeándole la cintura y llevándoselo de allí luego. —Peri está hablando demasiado y es muy indiscreto —dijo él.

    Severus se dio cuenta de lo tenso que estaba pero no entendió la razón.

    —No es verdad -dijo —. Y ahora perdóname.

    Antes de que James pudiera hacer nada, escapó de sus brazos y se dirigió al aseo. Estaba a poca distancia del cuarto de baño cuando se vio interrumpida por otra persona poco deseada.

    —¿Severus? —dijo Molly cortándole el paso.

    —¿,Qué quieres?

    —Antes éramos muy amigos—dijo la otra simulando sentirse herida.

    —Guarda la actuación para alguien que no conozca tu idea de la amistad.

    Molly miró a su alrededor por si alguien la pudiera oír. Luego sonrió.

    —Casi me morí del susto cuando fui invitada a la boda. Pensé que podía ser una trampa, pero cuando James me saludó como siempre, supe que estaba a salvo.

    —¿A salvo?

    Molly se rió.

    —Es evidente que él todavía no sabe lo que pasó realmente hace diez años..

    —¿De verdad?

    Pero Molly era demasiado inteligente como para dejarse engañar. Si James fuera consciente de las mentiras que había dicho su prima, se habría enfrentado a ella.

    —Se habrían abierto las puertas del infierno si James supiera lo que me inventé sobre ti y el pobre Peter. Así que, si se ha casado contigo sin saber la verdad, solo puede haberlo hecho
    para conseguir el imperio de tu abuelo. Sigues queriendo conseguir a James a cualquier precio, ¿no? ¿Es que no tienes nada de orgullo?

    —El suficiente como para no estar aquí intercambiando insultos contigo —dijo Olympia empezando a volverse.

    Pero Molly no había terminado todavía y se rió.

    —Vaya un cambio para James.¡Supongo que esta noche tendrá que cerrar los ojos e imaginarse que tú eres Lily Evans!

    Severus se refugió en el cuarto de baño. Se sentía mal y las manos le temblaban. No había cambiado nada.

    De cualquier forma, él no quería que corriera el rumor de que el suyo era solo un matrimonio de conveniencia ya que le podría llegar a su madre.

    Salió del aseo y se dirigió a la mesa de honor. James estaba al otro lado de la pista de baile. Estaba buscando entre la multitud con el ceño fruncido. Nada más verlo, el corazón le dio un salto y un calor inesperado se encendió en su cuerpo.

    Entonces, James lo vio a él y se dirigió hasta donde estaba.

    —Ya es hora de que nosotros nos vayamos.

    —Pero solo hemos estado un par de horas...

    —Ya es bastante. Has hecho muy mal de novio.

    —No sé de lo que me estás hablando...

    —Sí, lo sabes.

    —Lo lamento. Me esforzaré más.

    —¿Por qué hacer el esfuerzo? ¿Crees que me importa lo que piense la gente?

    —No me he concentrado en cómo debía comportarme. Créeme lo puedo hacer mejor.

    De repente, le pareció que la presencia de un par de cientos de invitados era la mejor protección del mundo y no podía entender cómo había sido lo bastante tonto como para causar el enojo de James fallando al comportarse como un Omega normal.

    —Demasiado tarde. Has tenido tu oportunidad y la has estropeado. Cualquier idea que pudiera tener yo de hacer de novio orgulloso ha desaparecido hace tiempo. Así que ve a
    despedirte de tu madre.

    —Yo quería pasar un rato con ella.

    —Difícilmente.

    —Entonces iré primero a cambiarme...

    —Sigue como estás. Tu equipaje ya está en el helicóptero.

    —Pero yo tengo ropa para el viaje. Le di la maleta al conductor antes de abandonar tu apartamento esta mañana y le dije...

    —Yo le dije otra cosa. Quiero ser yo el que te quite ese traje de bodas.

    Él lo miró echando chispas por los ojos.

    —Pero ya te dije...

    —¿Cuándo vas a escuchar lo que te digo yo a ti? En estos momentos, no soy el Alfa más feliz del mundo.

    —¿Y eso?

    —Hace cosa de un cuarto de hora, vi como mi prima Molly hacía un segundo intento para volver a ser amiga tuya. Y también la vi alejarse llorando ante tu rechazo. Luego, dijo que se sentía mal para poder marcharse.

    Severus se quedó anonadado, estaba claro que Molly iba a causarle problemas siempre que tuviera oportunidad.

    —James, eso no es cierto. Yo no le dije nada....

    —Te comportaste como un Alepoú y me avergüenzo de ti. Pero no te preocupes por ello. No te voy a dejar que te relaciones con la gente de nuevo.

    —James, no estás siendo justo. Ella...

    —No tengo interés en oír tus excusas. Nos vamos dentro de diez minutos.

    —¿A dónde?

    —A mi yate. Está en Southampton. Así que te sugiero que pases esos diez minutos con tu madre.

    Severus se acercó a ella. Estaba sentada con su padre. Eileen parecía preocupada y Elián se levantó y lo miró como censurándolo.

    —Por suerte, tu comportamiento es ahora cosa de tu marido, pero deja que te diga que ningun Omega debe avergonzar en público a su esposo.

    Severus apretó los dientes. Miró dolido a su madre, que se levantó y abrazó a su hijo.

    —No dejes que tu orgullo se interponga entre la felicidad y tú—le dijo.

    Por un momento, Severus pensó que se estaba ganando la censura de todo el mundo y, cuando esa censura le venía también de su madre, a la que adoraba, le dolió realmente.

    Se sintió atrapado. Su abuelo creía que era increíblemente afortunado por haberse casado con James, y siempre se pondría del lado de él. A su madre solo le preocupaba la felicidad de su hijo, pero estaba seguro de que acababa de recibir una buena reprimenda.

    Mientras tanto, James echaba humo como un volcán por haber visto su supuestamente poco generosa reacción ante lo que debía dar por hecho que era una oferta de paz ofrecida por su prima. Y, sin importar lo que él dijera o hiciera, James siempre lo vería a él como el malo.

    Cuando James se acercó a ellos, privándolo de los diez minutos que le había dicho, él se sintió lleno de resentimiento. Luego le entró miedo al pensar que lo último que podría
    afrontar en ese momento sería verse a solas con su marido.

    ¿Y no era eso irónico? Hacía diez años aquello era lo que más habría ansiado, estar solas con James.

     
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    Capítulo 5

    A los diecisiete años, Severus se había enamorado completamente de James Potter y no se había creído la suerte que tuvo al ser aceptado en su selecto grupo de amigos, ya que no tenía nada en común con ellos y, era muy tímido.

    Ese verano en Grecia, él había entrado en un mundo muy distinto del suyo habitual. Un mundo de adolescentes muy sofisticados, con coches muy caros y ropa de diseño. Luego, se dio cuenta de que lo habían aceptado por su familia y de que muchos de ellos no tenían ni idea de cómo era la vida real.

    Pero James era distinto. No solo era atractivo, sino también mucho más maduro e inteligente que los demás.

    Al principio de su relación, a él no se le había ocurrido que el que James lo llevara en coche a los sitios regularmente fuera a significar nada más que una demostración de su amabilidad. Entonces, Molly le había dicho que su abuelo tenía intereses comerciales comunes con el padre de James y Severus se había sentido humillado al pensar que su abuelo tal vez le hubiera pedido a James que cuidara de él.

    Él le había dicho varias veces que podía cuidar de sí mismo. Ante su insistencia, un día, en una fiesta que dio Peter Pettigrew en su casa, le hizo caso y James lo dejó sólo y se dedicó a bailar con todas las demás, cosa que, sorprendentemente, a él le fastidió bastante.

    Peter lo encontró en la cocina.

    —Ya veo que James tiene otras cosas que hacer esta noche —le dijo al verlo con los ojos rojos de haber llorado-. Alguien debería haberte advertido de que a él le gusta la variedad. Pero se me acaba de ocurrir una buena idea.

    A Severus nunca le había caído particularmente bien ese chico, pero no supo por qué hasta que fue demasiado tarde. Era uno de los mejores amigos de James, pero estaba celoso de James era más rico, más atractivo y más popular

    —¿Una buena idea?

    —¿Por qué no nos divertimos un poco tú y yo?

    —¿,Qué clase de diversión?

    Severus sabía que a Peter le gustaba Molly. Esta flirteaba con él, pero se negaba a salir con él.

    —Sí, a mí también me interesaría saber la respuesta a eso —dijo James desde la puerta.

    Sorprendido, Peter se volvió. James le dijo algo en griego y su amigo se puso colorado y los dejó solos.

    —¿Qué le has dicho? —le preguntó Severus sintiéndose incómodo.

    —Que le voy a arrancar la cabeza si te vuelve a decir algo así.

    James lo agarró de una mano y lo atrajo hacia sí decididamente. Luego lo besó. Leve, cariñosamente, sin la pasión que él se hubiera imaginado que debiera haber en su primer beso, pero aun así, fue como si el corazón se le parara por un momento.

    —Eres mío —susurró él—. ¿Es que no lo sabes todavía?

    —¿Tuyo?

    —Mi Novio. Si no, ¿por qué te crees que he estado yendo contigo a todas partes?

    —Yo creía que solo estabas siendo amable.

    James se rió.

    —Siempre hay una razón para ser... amable.

    Cuando él le dijo a su abuelo que estaba saliendo con James, Elián sonrió ampliamente y, en ese momento, él no le dio importancia al hecho de que no se sorprendiera. Ni tampoco sospechó nada de que su relación con James se limitara a salir en grupo. De alguna manera, él se dio cuenta de la frialdad de su amiga Molly, pero estaba demasiado enamorado como para prestarle atención a esas cosas.

    Dado que solo llevaban saliendo seis semanas, se sorprendió mucho cuando James le pidió que se casaran.

    —Tú me gustas de verdad —le dijo James una de las veces que estaban en su Ferrari—. Creo que, cuando seamos mayores, nos puede ir muy bien. Tú eres una persona verdaderamente
    cariñosa. Y te gustan los niños y esas cosas.

    Pero lo cierto es que se lo dijo cuando le quedaban pocos días para la fecha señalada para regreso a Londres. No le había dicho que lo amara, pero esa propuesta de matrimonio había animado a Severus a darlo por hecho y también eliminó todas sus reservas.

    —Por supuesto, he hablado con tu abuelo —continuó él—. Cree que tal vez tú seas demasiado joven, pero yo le he dicho que esperaremos a que yo termine mis estudios para casarnos.

    Pero la serpiente entró en el Edén privado de Severus en la gran fiesta que dio Elián para anunciar su compromiso.

    —Me alegra tanto que los padres de James me hayan aceptado... —le dijo él a Molly.

    —¿Y por qué no lo iban a hacer? No se me ocurre nadie en esta fiesta que no quisiera una alianza con el heredero de la familia Prince.

    —¿Qué quieres decir?

    —¿Es que no te cansas de hacer el papel del pobre huérfano que no tiene donde caerse muerto? ¡Todo el mundo sabe que Elián te va a dejar todo a ti!

    A la mañana siguiente, Severus habló de eso con su abuelo.

    —Sí, es cierto. ¿A quién más tengo? —le dijo él—. ¿Crees que te voy a dejar unirte a la familia Potter solo con lo puesto? ¿Crees que al padre de James le gustaría ver a su primogénito atarse tan joven sin algo que dulcifique un poco el trago?

    —Pero... pero...

    —Yo soy un Alfa hecho a mí mismo, Severus. No tengo ancestros ilustres. La familia Potter puede estar en la cima de la sociedad, pero yo puedo estar a la par de ellos en cada dracma o petrolero que tengan -dijo su abuelo muy satisfecho.

    —Estoy seguro de que puedes.

    Severus vio que, de repente, su compromiso estaba adquiriendo otra dimensión. Una dimensión económica. ¿Un acuerdo comercial?

    —Me siento orgulloso de poderte dar una dote que te ponga a su nivel. Es un buen matrimonio para ambas familias. Yo necesito que alguien se haga cargo de mis empresas cuando me retire y no se me ocurre ningún otro joven más prometedor que James Potter. Y ahora en vez de hacernos la competencia, el padre de James y yo trabajaremos juntos.

    Esa misma mañana, Molly fue a la casa para disculparse por su actitud de la noche anterior y lo encontró pensativo.

    —Una dote, por Dios —gimió Severus —. ¡Esto es peor que en la época medieval! ¿Por qué no me lo ha dicho nadie antes?

    —Los Omegas o las mujeres de cualquier casta no se suelen meter en esas cosas. Pero, en nuestro mundo, el dinero se casa con el dinero -dijo Molly encogiéndose de hombros—. ¿No te das cuenta de la suerte que tienes? ¡No eres precisamente Elena de Troya, pero tienes a James!

    ¿Pero lo tendría si no fuera el heredero de los Prince? Ese miedo le produjo una nueva inseguridad. Su idea de que le importaba realmente a James le estaba empezando a parecer muy inocente.

    Quiso que James se lo asegurara más, pero no le habló de la gran dote que iba a aportar. Temió verse ante la posibilidad de una desagradable verdad. De cualquier manera, esa desagradable verdad se fue abriendo camino en su mente...

    James no le había dicho nada de amor y no parecía querer estar a solas con él. Cuando una noche le pidió una explicación por ese comportamiento tan contenido sexualmente y si era porque James era virgen igual que él, James estalló airado, como si hubiera
    insultado su masculinidad.

    —¡No seas tonto! ¿De dónde has sacado semejante idea?

    Él se ruborizó y musitó:

    —Yo solo me preguntaba... Quiero decir... Bueno, ya sabes.., me preguntaba por qué tú y yo no... Bueno, ahora que estamos comprometidos...

    —Hemos de esperar a la noche de bodas porque yo te respeto como a mi futuro esposo y Omega — respondió él secamente—. Si fueras griego, no tendría que decirte esto.

    Él no lo miró. Por primera vez, James le pareció un desconocido y la estaba haciendo sentirse como una pelandusca, por mucho que su mente le dijera que tenía derecho a hacerle esa pregunta.

    —Estoy empezando a preguntarme qué está pasando aquí. Tal vez esté equivocado. ¿Tú eres virgen, Severus?

    —Sí —respondió él avergonzado.

    —Esto es una locura -dijo James tomándole las manos—. Eres tan tímido que no me esperaba que te pusieras a hablar así y, por un momento, me ha hecho sospechar. No quiero que nadie
    más te haya tocado...

    —Supón... supón que esperamos, que nos casamos y que descubrimos que no nos gustamos en ese aspecto...

    James lo soltó con cara de susto.

    —¡No seas ridículo! ¿Qué te pasa hoy?

    Lo cierto era que a él no le apetecía nada ser tratado como un virgen intocable hasta que, cuando James quisiera, le dijera que sí, que entonces podían tener sentimientos sexuales por que estaban casados. James no era su dueño. Pudiera ser que él lo amara. Pero no era su dueño.

    Severus alejó esos recuerdos de su mente cuando el helicóptero empezó a descender sobre Southampton.

    Cuando aterrizó sobre el helipuerto del yate de James, Severus se quedó impresionado del tamaño del barco. A James siempre le había gustado mucho el mar, pero diez años atrás, no había compartido ese interés con él. De hecho, nunca lo había llevado a navegar.

    Cuando trató de salir del helicóptero con el incómodo y ostentoso traje de bodas, James lo tomó en brazos y lo metió dentro de la cabina.

    Un hombre mayor con uniforme de capitán les dio la bienvenida con una amplia sonrisa. James le presentó a Severus después de dejarlo en el suelo.

    El interior del yate era tan lujoso como cabía esperar y James lo condujo hasta el salón principal. James le explicó que el barco estaba pensado para ofrecer todas las comodidades de una casa y así él podía vivir y trabajar en él por largos periodos de tiempo.

    —Mañana te enseñaré todo el barco, si quieres —le dijo.

    Luego lo miró de arriba abajo y añadió:

    —Eres un Omega precioso.

    —¡Por favor! Guarda esos cumplidos para los demás.

    —¿Perdona?

    —Ya me has oído —respondió él mirándolo desafiante.

    —Hoy tú te has transformado en mi esposo...

    —Sí, pero no es necesario para mí compartir la cama contigo.

    —Muy bien —dijo él secamente y se alejó de él.

    — ¿Vienes?

    —Oh...

    Así que ahora iban a alguna otra parte, pensó él.

    —No vas a poder volver a cambiar de opinión —le dijo James cuando lo alcanzó.

    Se dirigieron de nuevo a la cubierta donde, había aterrizado el helicóptero. Había tres hombres trabajando en él y, cuando los vieron, el piloto se les acercó. James le dijo algo en griego, el hombre puso cara de sorpresa y asintió. Luego volvió al helicóptero a darles instrucciones a los demás.

    —Vamos a ver lo valiente que eres —le dijo as James a él —. Vas a ser el hazmerreir de la gente.

    —¿A qué te refieres?

    —Si te devuelvo a Londres y te arrojo a los de pies de tu abuelo, eso sorprenderá a muchos de nuestros invitados, pero divertirá a los demás.
    Aunque he logrado mantener alejada a la prensa, semejante noticia daría la vuelta al mundo en titulares. Tu madre y tu abuelo se quedarían pasmados, pero se darán cuenta de que estoy en mi derecho de devolverles a un novio que se niega a consumar el matrimonio.

    Severus no pudo dar crédito a sus oídos y lo miró boquiabierto. Él no había levantado la voz ni se le notaba enfadado. Simplemente hablaba como si le estuviera describiendo algo
    inevitable.

    —No puedes decirlo en serio.

    —¿Y por qué no? Estás tratando de engañarme a pocas horas de la boda. Hemos hecho un trato y ahora estás intentando echarte atrás. Pero te has equivocado de Alfa.

    —No te permitiría humillarme de esa manera.

    —Te llevaría a rastras.

    —Estás loco, sería medieval montar una escena así delante de todo el mundo. ¡No te atreverías!

    —¿Y qué tendría que perder? Si tú rompes los términos de nuestro acuerdo, yo también me vería en las últimas. Soy mejor ganando que perdiendo.

    —Todo esto es una locura -dijo él tratando de apelar a su racionalidad—. Así que me quedaré a bordo y haré como si todo fuera normal en el matrimonio. ¿Quién va a saber que no es así?

    —No tengo tiempo para hablar con tramposos.

    —No estás siendo justo.

    —¿,Cuándo he dicho yo que juegue limpio?

    —Tú me obligaste a aceptar las condiciones de este matrimonio. Me chantajeaste amenazándome con contarle a mi madre...

    —Ya lo sé. Pero primero hablemos de tus pecados. Tú viniste a mí y me suplicaste que me casara contigo.

    —¡No supliqué!

    —Sí.

    —No tiene que ser así entre nosotros.

    —A mí me gusta así —lo contradijo James sin dudar.

    Severus miró al helicóptero, pero luego se volvió y se dirigió de nuevo al salón principal.

    Por fin, dijo:

    —Me gustaría ver mi habitación.

    James apretó un botón para llamar al servicio. Se presentó un camarero y él lo siguió.

    Cuando llegó a su habitación, vio con alivio que, al parecer, James no pretendía compartirla con él.

    En un gran espejo vio escritas unas palabras.

    ¡Compite si puedes!

    ¿Competir con qué?

    Pero entonces vio la revista del corazón que había abierta debajo. Una página a todo color con una sola foto de una preciosa pelirroja. Por lo que decía, se trataba de Lily Evans. Severus se estremeció. Deseó limpiar el mensaje del espejo y tirar la revista a la basura sin leerla.

    Se apartó de la foto como si quemara, pero al final no pudo resistir y leyó lo que ponía en ella. Se trataba de un reportaje sobre la famosa modelo y acompañante del magnate griego James Potter. Tenía treinta y dos años y decía que nunca se casaría porque amaba su libertad y no podía soportar a los niños. Detrás, había una foto de los dos en el festival de Cannes, con
    ella pegándose a James como una boa constrictor.

    Oyó un ruido tras él. Sorprendido, se volvió y vio a una joven doncella en la puerta, mirando lo que había escrito en el espejo. Empezó a hablar en griego como disculpándose. Al parecer, temía que le echaran la culpa a ella del mensaje. Se acercó y limpió el espejo con una toalla.

    Severus trató de tranquilizarla con unas palabras en su griego básico y se metió en el baño. ¿Por qué se sentiría tan mal? Cuando la doncella se llevó la revista, ella suspiró. Así que Lily tenía gente a bordo del yate. Alguien de la tripulación debía de haber dejado el mensaje y la revista.

    Entonces recordó lo que le había dicho Molly sobre Lily ese mismo día. ¿Sería posible que hubiera sido Molly no Lily la que quisiera molestar al Omega de
    James en su noche de bodas? ¿Y qué persona podría competir con la que aparecía en la revista?

    Por suerte, él no era competitivo. La ex novia de James no era asunto suyo, así que no quiso perder más tiempo pensando en quién podía haber sido el responsable de ese desagradable mensaje.

    Empezó a quitarse el traje de bodas y se desabrochó la cremallera. Estaba a medias cuando oyó abrirse la puerta. Se volvió dispuesto a regañar a quien fuera mientras se sujetaba la camisa por delante con las manos. Si no lo hubiera hecho, habría quedado desnudo hasta la cintura.

    James estaba dentro de la habitación.
    A él se le secó la boca y se le quedó la mente en blanco.

    —He venido para preguntarte si vas a cenar conmigo -dijo James en voz baja.

    _________________________________________

    Pelandusca: Prostituta, mujer que comercia sexualmente con su cuerpo. puta, ramera

     
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    Capítulo 6

    - ¿A cenar?- le preguntó él agitadamente. - Dentro de un cuarto de hora.

    James lo estaba mirando muy atentamente e, involuntariamente, Severus hizo lo mismo. Estaba sensacional, esbelto y elegante como un felino con su traje oscuro impecablemente cortado.

    -Quince minutos... -repitió él tratando de concentrarse mientras James cerraba la puerta.

    -Pero en este momento, comer es lo último que tengo en mente -afirmó James.

    -¿Perdón? -murmuró él con las rodillas temblándole.

    -Pareces una princesa pagana...

    Sorprendido, él se miró al espejo. Se había olvidado de que tenía el cabello revuelto, que le llegaba por debajo de los hombros, un hombro desnudo y el otro tapado. Un lado de su pecho estaba más acentuado por los brazos cruzados.

    -Mírame -le ordenó James.

    Él lo hizo sin querer y se sorprendió al ver el deseo reflejarse intensamente en la mirada de James.

    -Vete.

    -¿De verdad crees que estoy dispuesto a sentarme y cenar en este estado?

    James se quitó la chaqueta y luego la corbata.

    -Ni tú puedes ser tan cruel -añadió.

    -¿Yo? ¿Cruel?

    Mientras tanto, él observaba atontado como James se iba desabrochando la camisa.

    -Vamos a dejar las cosas claras. Hace diez años, cuando tú jugabas a hacerte el virtuoso y presumías de tu inocencia a cada oportunidad que se te presentaba, para mí era una completa agonía. ¡Estaba lleno de un deseo insoportable y no podía hacer nada al respecto! ¿No te dice eso nada?

    Él lo miró pasmado por que James lo hubiera encontrado atractivo en esos días. Eso iba en contra de todo lo que había creído hasta entonces.

    -Me mantenías constantemente excitado. No podía dormir cada vez que estaba contigo. Mis fantasías sobre lo que íbamos a hacer cuando nos casáramos incluso me avergonzaban a mí mismo. No estaba acostumbrado a tener una relación sin sexo y fue un tormento. Algo realmente doloroso.

    -No. Tú no podías sentir eso...

    -Y no pretendo sufrir de nuevo de la misma manera -añadió James mientras se acercaba y lo rodeaba por detrás con los brazos-. Porque tú también me deseas.

    James bajó la cabeza y apretó los labios contra su hombro, algo que incendió el cuerpo traidor de él.

    -¿Qué sentido tiene mentir ahora acerca del pasado?

    -¡Yo no miento!

    James lo siguió besando hasta detrás de la oreja y a él le temblaron las piernas.

    -Necesito oír que tú también ardías por mí. Que solo te contuvo el temor a que no me casara contigo o que pudieras perder tu preciosa herencia.

    Severus se estremeció violentamente y se le escapo un gemido.

    -Severus ...

    Él cerró los ojos fuertemente, tratando de controlarse. Pero, aun así, la tentación pudo con él. En ese momento, no hubo nada más importante que la sensación del cuerpo de James pegado a él.

    -Te has equivocado en todo -dijo él.

    -No me he equivocado en nada. Hace diez años, tú jugaste conmigo.

    Cuando James le apartó los brazos, él no se resistió. Apenas pudo respirar. Cuando volvió a abrir los ojos, vio en el espejo su pecho desnudo. La vergüenza y la excitación se apoderaron de él a la vez. Ningún Alfa lo había visto así hasta entonces, pero eso era algo que él nunca había querido proclamar.

    -Espectacular -dijo James sinceramente.

    Él observó entonces cómo James le abarcaba con los pulgares los pezones que él siempre había despreciado.

    Estaba claro que a James le gustaban sus curvas lujuriosas y empezó a acariciarle los pezones con los pulgares.

    -James...

    -Sí, James... -repitió el mencionado.

    Con mano segura, él le quitó la camisa y la dejó en el suelo a sus pies. Él se vio
    entonces con las medias blancas de seda, el liguero azul y las bragas que le había regalado su madre.

    -Definitivamente, ha merecido la pena esperar diez años, το ωμέγα μου-dijo él tomándolo en brazos y besándolo antes de dejarlo sobre la cama-. Ahora dime que no me deseas.

    Pero él no lo pudo hacer.

    -No puedo -murmuró, sorprendido por el poder de lo que estaba sintiendo.

    James sonrió de una manera que hizo que el corazón le diera un vuelco. Luego, se quitó la camisa revelando su magnífico torso del color del bronce. Unos rizos oscuros adornaban su pecho y le bajaban por el vientre. Él contuvo la respiración cuando se bajó los pantalones.

    Al contrario que él, James no parecía nada inhibido y se movía con la armonía de un atleta. Le gustó mirarlo; siempre le había gustado hacerlo. ¿Cómo podía haberlo atraído algún otro Alfa después de James?

    James lo había traicionado y, seguramente, lo volvería a hacer, pero eso no le importaba en ese momento.

    -¿Por qué te has quedado tan callado? -le preguntó James.

    Severus se dio cuenta entonces de que se había quedado desnudo del todo. Todo sobre lo que siempre había sentido curiosidad lo tenía a la vista. Se quedó pasmado por su enorme tamaño.

    -¡Cualquiera diría que no has visto nunca a un Alfa desnudo! -dijo James riendo-. ¿O es que descubriste hace ya tiempo que a algunos Alfas les gusta que te hagas el tímido?

    -¡Eso no tiene gracia!

    James se tumbó a su lado y lo tomó en sus brazos.

    -Me he pasado, pero aquí hay algo que no entiendo.

    Él pensó que estaba más nervioso de lo que James se había esperado. James se recostó contra las almohadas y lo llevó con él; sus pechos apretados entre si.

    -En la cama no soy un monstruo - murmuró James.

    -¿No?.

    -No, así que deja de temblar.

    Lo besó apasionadamente Luego, pasó los labios a uno de sus pezones y él tragó saliva.

    -Quiero que esto te guste -dijo James -. Quiero que sea lo mejor que hayas hecho nunca.

    La sensación de las manos de él sobre los pezones y sus expertas caricias lo volvían loco. Luego James le metió la mano por dentro de las braguitas y él casi se desmayó de placer.

    -Por favor -gimió.

    Entonces James dijo algo en griego.

    -¿James?

    La lujuria velaba su mirada. Le quitó la última barrera de ropa y sus dedos encontraron su húmeda entrada. Él se retorció ante esa exploración tan íntima. El fuego que sentía en su interior era terrorífico ahora. No podía respirar, hablar ni nada que no fuera sentir.

    Como un dios oscuro, James le dio la vuelta, subió sus caderas, abrió un poco sus piernas y se tumbó sobre él.

    -Estás tan ansioso, tan fuera de control... ¡ Ahora sé por fin lo fácil que debió de ser para Peter tomar lo que debió ser para mí!

    El tono de su voz más que las palabras fue lo que hizo que él abriera los ojos, pero de todas formas, no había entendido todo lo que le había dicho James.

    -¿Qué pasa? -gimió.

    -Nada. Eres un compañero perfecto. Caliente y ansioso.

    Luego, coloco las manos a cada lado de su cintura con fuerza y lo penetró de un poderoso empujón. Un segundo más tarde, él sintió un agudo dolor y se le escapó un grito.

    James se quedó quieto, se levantó sobre él y maldijo en griego. Luego lo miró intensamente.

    -¡Esto no puede ser!

    El dolor ya se le estaba pasando a él y pudo relajar los tensos músculos.

    -¡No puedes ser virgen!

    -James, por favor...

    El mencionado apretó los dientes y siguió moviéndose. La sensación fue tan placentera que a él se le escapó otro grito. La tormenta de deseo continuó como si no hubiera habido interrupción alguna. Y aquello fue como él nunca se lo había imaginado. Atrapado en el ritmo primitivo que James dirigió, se sintió cada vez más excitado y el placer cada vez alcanzó más altura. Cuandollegó a la cima, se estremeció oleada tras oleada.

    Después, se quedó simplemente anonadado. Estaba muy cerca de James, con una curiosa sensación de paz y tranquilidad. Él le dio un suave beso en el cuello, como una caricia. Le
    gustaba tanto estar en sus brazos... en esa intimidad que no había conocido antes... De repente recordó que James se había dado cuenta de que era su primer amante. Él no había pensado
    en la posibilidad de que eso pudiera cambiar su relación.

    Pero se le ocurrió que ahora James aceptaría que él no lo había engañado con Peter diez años antes. Estuvo buen rato perdido en sus pensamientos. James hizo entonces un movimiento súbito que la pilló por sorpresa y se levantó de la cama. Tomó la botella de champán que había en una cubitera con hielos y la descorchó.

    -Sorpresa, sorpresa. Y, por supuesto, tú no me previniste de que iba a ser el primero. Sin duda, te imaginaste que, al ser virgen, técnicamente hablando, eso lo dejaba todo claro -dijo James sirviendo solo una copa.

    Severus se sentó y se tapó con la sábana, desconcertado por lo que James acababa de decir. James se tomó el champán de un trago y dejó la copa vacía sobre la mesa para mirarlo a él a continuación.

    -No me extraña que estuvieras tan callado en la cama. ¿Creías que ahora me iba a arrojar a tus pies suplicándote que me perdonaras?

    -La verdad es que no sé de lo que me estas hablando.

    -Esto no cambia nada. Está claro que Molly os interrumpió a Peter y a ti antes de que os pudierais aprovechar de vuestro sórdido encuentro. Pero eso no hace que tú seas inocente. Aun así me traicionaste y deshonraste. ¡Te comportaste como un Alepoú sin remordimientos!

    A Severus lo afectó mucho esa nueva interpretación de los hechos y, por primera vez, se dio cuenta de una posible realidad.

    -Tú me odias de verdad -susurró.

    -¿Y qué te esperabas después de lo que hiciste? Nos cubriste de vergüenza a todos.

    -Pero tú... acabas de hacer el amor...

    -¿Crees que esto ha sido hacer el amor? Solo he consumado nuestro trato, Severus. Aún me sigues volviendo loco de excitación, pero lo que hemos compartido ha sido sexo. Y, como te prometí, los dos hemos disfrutado de la experiencia, pero no busques más que eso de mí. Ahora tienes el mismo aspecto que cuando te pillaron con Peter. No tienes ninguna lealtad y
    menos principios. Eso es lo que menos me gusta de ti.

    Severus levantó la barbilla y murmuró fríamente:

    -Espero haberme quedado embarazado. Todo esto me parece muy aburrido. Aquí estás tú, con veintinueve años, y sigues atado a un pasado que yo dejé atrás hace años, junto con otras cosas infantiles.

    James lo miró furioso.

    -Ten cuidado con como peleas, pethi mou. Ya ha sufrido por ti demasiada gente y no tengo la menor intención de que lo vuelvas a hacer.

    James abandonó la habitación. Él se levantó recogió toda la ropa que se había dejado y la tiró por la puerta. Se quedó en medio de la habitación, desnudo y temblando. Tiró de la sábana y se envolvió en ella. Luego, se sirvió una copa de champán para ver si se tranquilizaba.

    Pero ni aun así pudo evitar recordar el día, hacía diez años, en que se había complicado todo. Esa mañana, Molly le había pedido que fuera de compras con ella.

    -No me puedo creer la forma en que te manda James -le dijo Molly mientras se
    tomaban un café-. Por ejemplo, los planes que tiene para divertirse esta noche. Si yo estuviera comprometida con un tipo tan atractivo como él, no lo dejaría ir a un club nocturno sin mí.

    -No quiero que James piense que estar comprometido signifique que me tiene que llevar a todas partes.

    -¿A todas partes? Ya te deja en tierra cuando se va a navegar. También cuando se va a París a ocuparse de alguno de los negocios de su padre. ¿Por qué no les damos una sorpresa a los chicos esta noche? Podemos ir al mismo club y ver lo que hacen sin nosotros.

    Al principio, la idea no le hizo mucha gracia a Severus. Cuando James lo fue a ver esa tarde, así le pidió ir con él. Cuando James se negó, le dijo que saldría entonces con Molly.

    -De eso nada -respondió James -. A su familia tampoco le gustaría. Solemos ir en grupo a los clubs y así cuidamos los unos de los otros.

    -Pero acabas de decirme que no puedo ir contigo esta noche.

    -Es una fiesta de Alfas, ¿de acuerdo?

    Eso fue lo que produjo su primera discusión. Después, Severus llamó inmediatamente a Molly para aceptar su idea. Al principio, pareció algo divertido, pero cuando el taxi los dejó en el club, lo que más quería Severus era arreglar las cosas con James.

    Se encontraron a Peter sentado solo a una mesa con las llaves del coche de James delante. Cuando Severus le preguntó sorprendido dónde estaban los demás, él murmuró algo sobre que se habían ido a una fiesta a otro sitio.

    Severus apenas se había sentado cuando Molly exclamó:

    -¡Oh,no!

    Siguió la mirada de Molly y vio a James apoyado contra una columna, abrazando a una risueña rubia, mostrando un entusiasmo que nunca había tenido con él.

    -¿Quién es esa? -pregunto.

    -Ramona. Una ex novia de James. Es una modelo italiana. Salgamos antes de que él nos vea.

    Molly tomó las llaves del coche de James y se las puso a él en las manos.

    -Afuera podremos hablar sobre lo que hemos de hacer. ¡No puedes montar una escena aquí!

    Severus estaba como atontado. Casi habían salido cuando Molly se detuvo y le preguntó:

    -Dime, ¿te ha gustado ver cómo se divierte James?

    -¿Perdona?

    -¿Quieres saber lo que James piensa realmente de ti? Me lo ha contado. Piensa que eres gordo y estúpido, sin ningún atractivo sexual, ¡pero que vales tu peso en oro!

    A Severus se le hizo un nudo en el estómago.

    -Tu abuelo y el padre de James acordaron vuestro matrimonio antes incluso de que tú llegaras a Atenas. Todo el mundo lo sabe. ¡Sin tu futura herencia no eres nada! Si James necesita consolarse con otras personas más atractivas, ¿quién lo puede culpar?

    Sorprendido por semejante malicia de su supuesta amiga, Severus salió corriendo hacia el aparcamiento y se metió en el coche de James para llorar a gusto. Llevaba allí casi media hora
    cuando se abrió la puerta del conductor. Él se quedó helado pensando que sería James. Pero era Peter.

    -No quería hacer esto, pero aquí estoy de todas maneras -dijo él con voz de borracho-. Estás incordiando a todo el mundo, Severus. ¿Por qué has venido a Grecia?

    -Métete en tus asuntos.

    Peter se rió sin humor.

    -Pero esto es asunto mío, ¿no lo ves? Mi padre dice que nuestra empresa va a ir a la ruina si la de tu abuelo y la del padre de James se unen. No podremos competir. Juntas serán demasiado poderosas.

    -No creo que eso vaya a suceder ahora.

    Peter apoyó entonces la cabeza en el respaldo y guardó silencio. Y entonces reapareció Molly y se acercó al coche con una sonrisa triunfante.

    -Ya veo que estamos todos. ¿Os imagináis lo que pienso decirle a James ahora?

    -¡Marchaos! ¡Los dos! -gritó Severus.

    -No he terminado todavía. Pero James y tú sí. Te lo puedo prometer. Y por si se te ha ocurrido pensar en perdonarlo, voy a entrar y a contarle que os acabo de pillar a Peter y a ti pasándooslo bien dentro de su coche.

    -Lo siento -dijo Peter -. Es un montaje asqueroso, pero no nos has dejado otra opción.

    -¿Por qué vas a contar algo tan tonto como eso? -le preguntó Severus a Molly
    cuando salió del coche.

    -Eres tonto, Severus -respondió la otra en voz baja, para que Peter no la oyera-. James y yo estábamos empezando a estar muy unidos hasta que apareciste tú. ¿Con quién te crees
    que va a terminar cuando tú hayas desaparecido?

    Para Severus, aquella fue la gota que colmó el vaso. Se marchó andando de allí y se dirigió a un parque cercano, donde pasó la noche en un banco.

    Cuando llegó a casa a las siete de la mañana siguiente, lo estaban esperando James y su abuelo. No le importó que ellos se creyeran la versión de Molly. Lo único que quería en esos momentos era volver a su casa en Londres cuanto antes.

    Severus volvió de esos desagradables recuerdos y se dio cuenta de que se había tomado dos copas de champán y que no se sentía muy bien. No debía haber bebido con el estómago vacío.

    Se preparó un buen baño caliente y se metió en él para relajarse. Cuando salió del baño, se mareó. Fue a envolverse en una toalla, pero perdió el equilibrio
    y cayó al suelo. Gritó.

    -¡Dios mío!

    Esa fue la primera noticia de la entrada de James en el baño, junto con la orden de que no se moviera. Luego, unas manos exploraron su cuerpo para ver si estaba herido.

    -¿Es que no has tenido ya bastante de eso? -le preguntó él.

    -Puedes haberte roto algo. Te oí gritar...

    -¡ Vete!

    -Te voy a poner cómodo aquí en el suelo y luego voy a llamar a un médico.

    -Eso sería una tontería.

    Severus apoyó las manos en el suelo y se levantó lentamente. Se dio cuenta de que no se habia hecho daño, pero la cabeza seguía dándole vueltas. James se dio cuenta de lo que le pasaba en realidad y lo sujetó mientras él vomitaba en el retrete.

    Se estaba comportando como un auténtico príncipe cuando a él lo que le hubiera gustado era que lo dejara en paz. Le pasó un paño húmedo por la frente y le murmuró cosas que parecieron frases de preocupación en griego.

    -Estoy borracho -gimió él.

    -No, te has mareado por el movimiento del barco. Debería haber pensado en ello. Voy al botiquín a por algo que te haga sentir mejor.

    Lo llevó de vuelta a la cama, lo envolvió en una toalla y luego lo arropó con el edredón.

    -Si te hubiera llevado antes a navegar, estarías más preparado para esto -dijo James divertido.

    -¿Y por qué no lo hiciste?

    -Por Elián. Tu abuela y tu tío se ahogaron en el mar. Tu abuelo no confiaba en que un adolescente pudiera cuidar bien de ti en el agua y, con semejantes pérdidas en la familia,
    ¿cómo iba a poder discutir con él?

    Cuando James lo dejó solo, Severus pensó en esas palabras. Era una explicación tan sencilla a que nunca lo hubiera llevado a navegar y nunca se le había ocurrido.

    Cinco minutos más tarde, James reapareció con un vaso de agua y una pastilla. Se sentó en la cama a su lado mientras él se la tomaba. Vestido con unos vaqueros negros y camiseta beige parecía más joven, más cercano y más atractivo de lo habitual.

    -Ahora me pondré mejor, ya me puedes dejar.

    -No, me quedaré hasta que te duermas.

    Entonces, él le preguntó algo que lo intrigaba.

    -Si me deseabas tanto hace diez años, ¿por qué no hiciste nada?

    -Sé realista, Severus. Si tu abuelo hubiera descubierto que nos acostábamos juntos, te habría mandado inmediatamente de vuelta a casa. Yo no quería ser responsable de causar otra
    ruptura familiar, ni te quería a ti lejos. ¿Quieres alguna otra razón? ¿Cómo que un embarazo habría sido un desastre para los dos con esa edad? ¿O la simple verdad de que yo realmente quería esperar a que estuviéramos casados?

    Severus estaba tan desconcertado por la facilidad con la que James le estaba ofreciendo esas explicaciones, que no dijo nada. Y también lo estaba por que Molly le había mentido. James lo encontraba atractivo. Y mucho. Lo que pasaba era que, entonces, James había sido un adolescente muy sensible e inteligente.

    Se quedó dormido sin darse cuenta y, cuando despertó, se tensó al ver a James apenas a unos centímetros de él. Estaba vestido encima del cobertor, mirándolo intensamente.

    -¿En qué estás pensando? -susurró él.

    James hizo una mueca.

    -En Peter.

    -¡Qué raro!

    -Nos criamos juntos. Él era un payaso, pero yo le tenía aprecio. Cuando murió, me sentí como si lo hubiera abandonado.

    -¿Murió? -preguntó él sorprendido -. ¿Cuándo?

    -Se estrelló borracho con su coche pocas semanas después de que tú te marcharas de Grecia. Al parecer se le vio pocas veces sobrio después de esa noche. No creo que pudiera soportar lo que había hecho.

    Él se puso muy pálido.

    -Así que también me culpas por eso.

    -No, no te culpo.

    Pero él no lo creyó. Se sintió vacío por dentro. Peter Pettigrew había sido el cómplice de Molly. ¿Se habría dado cuenta de en lo que se metía? Tuvo que estar muy borracho para hacer su papel según los planes de Molly. Era terriblemente triste.

    Y si él le contaba ahora a James que su amigo había preparado deliberadamente su ruptura por los medios más desagradables posibles, seguro que se enfadaría más todavía con él. Sentía que James veía más a Peter como víctima del pecado que como pecador.

    -Mucho dolor siguió a esa noche -dijo James -. Molly suspendió sus exámenes y, durante un tiempo, su familia estuvo preocupada por ella. Estaba preocupada por Peter.

    -Seguro...

    -Tú piensas que ella debió mentir para protegerte porque erais amigos, pero la lealtad familiar siempre es más importante en Grecia.

    Eso hizo que él saltara.

    -Molly mintió, lo mismo que Peter. Los dos tenían sus razones que tu pareces no querer ver.

    James lo miró friamente.

    -Solo hay una cosa que no me encaja.

    -¿Cuál?

    -Ningún Omega griego habría dejado de defender su reputación. ¿Por qué no dijiste que seguías siendo virgen cuando nos vimos al día siguiente?

    Severus lo miró incrédulo.

    -Estás de broma. ¿De verdad te crees que seguías importándome tanto como para rebajarme a ese nivel?

    -Así que me viste en el club con esa rubia. Y fue por venganza por lo que te fuiste con Peter, ¿no?

    Irritado, él fue a darle la espalda, pero James se lo impidió poniéndole una mano en el brazo.

    -Lo cierto es que recuerdo muy pocas cosas de esa noche.

    -¿Perdón?

    -Alguien drogó mi bebida. Si me viste con Ramona, debió de ser poco antes de que perdiera el conocimiento.

    Severus asintió lentamente.

    -El señor Inocente, el señor Limpio. ¿Sabes? Puede que mi madre se tragara ese cuento, pero yo soy menos crédulo.

    James frunció el ceño.

    -¿Estás diciendo que no me crees?

    -Exactamente. No es una sensación agradable, ¿verdad?

    Severus se pudo soltar entonces y enterró el rostro en la almohada.

    Él maldijo en griego.

    -Oh, eres tan sensible... -dijo él contra la almohada.

    -Eres un maldito Omega calculador...

    -Ahí está la puerta, úsala -dijo él mirándolo fieramente.

    Pero en vez de eso, James le metió los dedos entre el cabello,aprisionándolo.

    -James... ¿qué?

    -James, sí. Pero diló en griego. Naí.

    Entonces lo besó ansiosamente. En una escala del uno al diez, fue un beso del once. La cabeza le dio vueltas a él y el pulso se le aceleró.

    -No vamos a hablar del pasado de ahora en adelante -dijo James mientras empezaba a desnudarse.

    -No, debemos. No podemos... -dijo poniéndole una mano en el pecho.

    -No hay problema -murmuró James.

    Él cometió entonces el error de mirarlo a los ojos y eso lo perdió. James sonrió como un depredador, era la sonrisa de un Alfa que sabía exactamente el efecto que podía tener en los Omegas.

    -Yo pienso... pienso...

    -Sí, ¿qué piensas?

    Cielo Santo, lo deseaba. Lo deseaba locamente.

    -No pienso. No estoy pensando en nada ahora mismo.

    -Yo sí. ¿Por qué luchar contra lo que estás sintiendo?

    -¿Es esta tu rutina habitual de seducción?

    -Aun a riesgo de parecer un chulo, yo nunca he necesitado una rutina.

    A él no le costó ningún trabajo creerlo. De repente sintió la insoportable necesidad de estar de nuevo entre sus brazos. Levantó la mano lentamente y le acarició el sedoso cabello negro.

    James no dijo nada, lo hizo ponerse debajo de él y jugueteó con su lengua entre los labios entreabiertos de él de una forma que hizo que los huesos se le derritieran y se estremeciera. Luego, terminó de quitarse los vaqueros, apartó el edredón y se tumbó sobre él.

    -Debería haberte preguntado qué te gusta-dijo-. Pero todavía no lo sabes, lo que significa que tenemos mucho que descubrir juntos, yineka mou.

    _________________________________________

    το ωμέγα μου : Mi Omega.

    Pethimou: Mi Niño.

    Naí: Si.

    yineka mou : según lo que pude encontrar es Mi Esposa.

     
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    Capítulo 7

    Cuando él se despertó, los párpados le pesaban enormemente. James estaba tumbado a su lado en la cama, despierto y mirándolo.

    -James, ¿qué hora es?

    -Tarde. Las dos. No hemos comido desde que embarcamos, ni hemos salido de este camarote. Me imagino que la tripulación estará satisfecha con mi virilidad.

    Algo impulsó a Severus a decir:

    -¡Yo sí que lo estoy!

    James se tensó y él se ruborizó.

    -Ha estado bien -admitió James inexpresivamente-. ¿Pero por qué no iba a estarlo? Ya sabía yo que seríamos sexualmente compatibles.

    Esa repentina frialdad de James lo dejó helado.

    -Yo creía que ahora nos comprenderíamos mejor.

    -Solo cuando estemos en la misma cama.

    Severus se sintió como si lo hubieran apuñalado.

    -Mensaje recibido -dijo.

    -Me voy por unos días. No me preguntes cuándo volveré porque no lo sé.

    -Espero que no sea pronto -dijo él empezando a enfadarse en respuesta al tratamiento que estaba recibiendo-. Ya te llamaré si me he quedado embarazado. ¡Con un poco de suerte, no tendrás que volver!

    James se levantó y lo miró airado.

    -De todas formas, he de advertirte que las atenciones que me has dedicado pueden resultar ineficaces, ya que no es el mejor momento del mes para mí -añadió él.

    -¿Cómo puedes ser tan cruel? No hables de la concepción de nuestro hijo de forma tan ofensiva.

    -Tonto de mí. Me había olvidado de lo sensible que eres. Lo siento.

    James apretó los puños. Severus vio la evidencia de su vulnerabilidad y se sintió triunfante.

    -Eres mi Omega -gruñó James.

    -No, no, no lo soy. Soy tu socio en este acuerdo, el socio que se tumba en la cama -dijo él cada vez más furioso.

    -Seguro que lo que quieres es que yo pierda el control y me ponga violento. Entonces, te podrás divorciar y salir de esta libre y con un montón de millones. ¿Es eso lo que crees?

    Severus frunció el ceño y se lo pensó. Era curioso pero esa perspectiva no lo tentaba.

    -Seguramente irás a un buen abogado -añadió James -. Como deberías haber hecho antes de firmar el contrato de matrimonio..

    -¿Perdón?

    -Puede que yo sea el canalla mayor del mundo, pero si te quieres ir de mi lado, vas a dejar conmigo a nuestro futuro hijo y te marcharás tan pobre como llegaste. Me dijeron que te pondrías histérico cuando leyeras la primera cláusula del contrato y que, para cuando leyeras la última, iban a tener que reanimarte. Pero eso es porque no te conocen como te conozco yo.

    -En lo único en lo que estabas pensando era en el dinero.

    -No, no es así.

    James llegó entonces a la puerta.

    La sangre se heló en las venas de Severus cuando se dio cuenta del control que él quería ejercer sobre él, incluso quería utilizar al posible hijo que tuvieran como un arma en su contra.

    -¿Cómo puedes seguir odiándome tanto?

    James lo miró fijamente a los ojos.

    -Yo te amé de verdad una vez. ¿O es que eso es algo demasiado profundo como para que tú lo comprendas?

    Tres días más tarde, Severus se dio a si mismo la enhorabuena. Ya no lloraba.

    Por suerte, era cierto que el barco tenía todas las comodidades imaginables, así que no se aburría, pero tampoco podía dejar de pensar las últimas palabras de James antes de marchase. James lo había amado hacía diez años y todo habría ido perfectamente entre ellos si no hubiera sido por las mentiras de Molly.

    Lo molestaba sobremanera el hecho de que James lo hubiera abandonado en el yate después de la noche que habían compartido. Tal vez acostarse con él había sido como una especie de reto para James. O simplemente era que se había aburrido de él.

    Estaba claro que, fuera de la cama, James lo odiaba. ¿Por qué? Una vez, James lo había amado, él le había hecho daño. El perdón y el olvido eran palabras desconocidas para James y estaba completamente decidido a vengarse. Él había comprometido su sentido del honor, lo había avergonzado delante de la gente.

    Se daba cuenta demasiado tarde de lo que eso significa para un griego. Ahora él se daba cuenta que podía aceptar la versión de James de esa famosa noche.

    Peter debió drogar la bebida de James e invitar a la ex novia del mencionado al club. Todo aquello estaba muy lejos en el pasado y, aun así, seguía envenenando el presente y causándole a él un dolor inimaginable.

    ¿Por qué tanto dolor? ¿Y por qué estaba echando de menos tanto a James? Debería haberse alegrado de que no estuviera, pero no era así. También le dolía que James estuviera amargado.

    Cinco días después de la marcha de James, él se decidió abandonar el barco. Ya que le daban la oportunidad de viajar, no lo iba a desaprovechar y no se iba a quedar en el barco sin nada que hacer salvo tomar el sol y pensar en un marido que lo había dejado abandonado un día después de la boda.

    El capitán del barco hablaba un excelente de inglés y, cuando él le dijo que le gustaría visitar Málaga, en España, al capitán le pareció perfecto.

    James no se había puesto en contacto con él desde su marcha, cosa que a él le venía muy bien para sus intenciones.

    Cuando el barco atracó en el puerto de Málaga, como una especie de exorcismo él le pidió a una de las doncellas que le cortara el cabello hasta sus hombros y le gustó el resultado. El capitán pareció un poco asustado cuando él apareció listo para desembarcar, con una bolsa de viaje en la mano.

    Él le dijo que volvería en una semana y luego salió del barco como un prisionero en busca de su libertad. Pero el capitán casi le echó abajo los planes cuando le dijo que había algunas formalidades que llevar a cabo antes de que pusiera un pie en país extranjero.

    De todas formas, al cabo de menos de media hora Severus había rellenado todos los papeles y ya estaba de camino. Como había leído los Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving,
    tenía listo todo el itinerario. Se dirigió a Granada para ver los maravillosos jardines, la Alhambra y el Generalife.

    Tomó el tren en Málaga, pero cuando llegó ya era por la tarde. Como quería disponer de más de un par de horas para explorar la Alhambra, buscó una pensión en la ciudad para pasar la noche.

    A la mañana siguiente, estaba en la entrada del monumento cuando una larga limusina plateada se detuvo a su lado. Damianos salió de ella con rostro inexpresivo y le abrió una de las puertas.~

    -Kyría Potter...

    Severus se quedó helado. ¿Cómo lo habrían encontrado tan pronto?

    -Severus -dijo una voz conocida desde el interior-. Voy a contar hasta cinco para que entres sin discutir.

    Severus se puso furioso.

    -Alguien del yate me ha seguido, ¿no?

    -Uno.

    -Alguien me ha estado espiando. Bueno, creo que eso ha sido rastrero...

    -Dos.

    De reojo, él vio cómo Damianos se sentaba de nuevo en el asiento delantero.

    -Y lo que es más, tengo planes propios.

    -Tres.

    -Solo quiero ver la Alhambra, ¿de acuerdo?

    -Cuatro.

    -¡No hay manera de que me hagas entrar en ese coche, donde no quiero estar, James Potter! -exclamó él con los brazos en jarras.

    -Cinco.

    Severus cruzó los brazos y levantó la barbilla. James salió del coche. Con un traje ligero color miel, estaba espectacular A pesar de estar enfadado con James, los latidos de su corazón se aceleraron y la boca se le secó. James lo tomó en brazos y lo metió en el coche.

    Sorprendido por su arrogancia, Severus le dijo:

    -¡Voy a salir de aquí ahora mismo!.

    Pero James se lo impidió.

    -Has arriesgado la vida cuando dejaste la seguridad del yate ayer.

    -¿,De qué me estás hablando?

    -Te guste o no, eres el Omega de un Alfa muy rico y el nieto de otro, lo que hace de ti un blanco muy vulnerable.

    -¿Para qué?

    -¡Para los raptores, ladrones y los paparazzi! En el mismo momento en que supe que habías abandonado el barco, me preocupó seriamente tu seguridad personal. El miembro de la
    tripulación que te siguió no pudo saber hasta anoche por dónde andabas.

    Severus se puso pálido.

    -Ningún ladrón encontraría nada de valor que robarme.

    -¿Y te gustaría verte a merced de una banda de ladrones que no podrían conseguir siquiera un buen reloj por su trabajo?

    A Severus se le hizo un nudo en el estómago. Su auténtica preocupación lo hizo sentirse avergonzado, ya que el primer objetivo al abandonar el yate había sido realmente hacer enfadar a James y darle a probar un poco de su propia medicina.

    -Yo... lo siento. Sinceramente, no pensé...

    -Por lo menos estás bien. Aparte de tu cabello...

    -¿Mi cabello?

    -Te lo has cortado. ¿Cómo has podido hacer eso? Ya sabes lo mucho que me gustaba. Supongo que tengo suerte de que no te hayas cortado también la garganta. Sin duda te la habrías cortado y te habrías dejado morir desangrado.

    -Ya crecerá...

    -Y ahora vamos a ir a ver la Alambra.-murmuró James.

    -No, no importa... Ni siquiera vas vestido para...

    -Insisto, pethi mou. Hoy vamos a empezar en donde lo dejamos hace una semana y vamos a empezar a aprender a estar casados.

    Severus lo miró sorprendido.

    -Tenía algunas cosas que hacer, pero no debería haber tardado tanto en volver.

    Los siguieron Damianos y otro guardaespaldas a una discreta distancia mientras ellos se dedicaron a explorar la Alhambra. Era un día precioso de primavera y a él le encantó todo lo que vio.

    En un momento dado, vio que James lo miraba fijamente a él.

    -¿,Qué pasa?

    -Eres inconsciente de tu propio poder. De muchas maneras, todavía eres muy inocente. Ese día, en mi despacho, me habría dado cuenta de ello si no hubiera estado tan enfadado contigo.

    Severus se dio cuenta de que, en esos días que habían pasado separados, James parecía haberse librado de su enfado con él, lo mismo que de su amargura y deseo de hacerle daño.

    -Traté de decirte que no pasó...

    -No. Déjalo en el pasado, donde debe estar.

    -Pero...

    -No más malos recuerdos. Solo éramos unos niños, y los niños hacen estupideces cuando tienen relaciones demasiado profundas. Te deseo, Gataki.

    De repente, fue como si el ambiente se cargara de electricidad. A él le entró un sudor frío cuando James le puso las manos en los hombros y lo miró a los ojos fijamente.

    -Puede que duela esperar, pero la anticipación hace mayor el placer -añadió James.

    Siguieron andando de la mano y, cuando volvieron a la limusina, él estaba agotado.

    Damianos dijo algo de almorzar y James se rio.. Él no prestó atención, lo único que le importaba era la mirada de James sobre él y la forma posesiva en que le agarraba la mano. Una vez en la parte trasera de la limusina, se inclinó hacia él y James lo sujetó por la espalda.

    -No tenemos suficiente tiempo -dijo James -. No quiero que nos interrumpan.

    Poco después, la limusina se detuvo delante de un edificio palaciego y James lo hizo salir del coche. Respondió con una inclinación de cabeza al hombre que los saludó al entrar y, cuando vio el lujoso interior, él se dio cuenta de que estaban en un hotel muy exclusivo.

    -La gente nos mira -dijo él ruborizándose.

    James se encogió de hombros.

    A la suite los condujo una doncella en vez del tradicional botones.

    -Es preciosa-dijo Severus cuando la doncella se hubo marchado.

    Pero James no dijo nada y se limitó a besarlo con un ansia que le quitó la respiración.

    -¡Dios mío... necesito estar dentro de ti -exclamó James por fin.

    Lo tomó en brazos y lo metió así en la habitación. Allí lo dejó de nuevo en el suelo y le desabotono la camisa y se la quito, después procedió a bajar la cremallera del pantalón para bajárselo a continuación. Luego, se quedó mirándolo semidesnudo.

    -¿No deberíamos habemos registrado en recepción? -preguntó Severus.

    -¿Por qué?

    -Porque eso es lo que hace la gente normalmente, ¿no?

    -No cuando se es dueño del hotel.

    -Ah...

    Severus lo vio desnudarse. El corazón le latía tan fuertemente que parecía que se le iba a salir del pecho.

    -Primero... deberíamos hablar.

    -¿En este momento en particular? De eso nada. Esta semana pasada ha sido como seis meses para mí -dijo James.

    -Me siento como si me fuera a morir de excitación -murmuró él.

    Mientras se acercaba a él, James sonrió.

    -Todavía no, Gataki. Pero sí pronto.

    Luego lo hizo tumbarse en la cama y James lo siguió. El era muy consciente del calor que sentía entre los muslos. Se quedó muy quieto. James gruñó de satisfacción y le atrapó un pezón entre los labios, rozándoselo con la punta de la lengua. Severus arqueó las caderas. James le quitó entonces las braguitas y empezó a lamerle el ombligo mientras le acariciaba el interior de los mulos con la mano.

    Entonces, él se preguntó si, para James, siempre era igual con otras personas, así que se puso tenso, como si le hubieran echado por encima un jarro de agua fría. Lo miró y su mano, como con voluntad propia, le acarició el cabello. James lo miró por un momento y luego lo volvió a besar. Eso hizo que la mente se le pusiera en blanco y se olvidara de todo lo demás.

    -Dios mío... Si te hubiera tocado en el coche te habría tenido -dijo James -. A veces me excitas tanto que me siento un animal.

    -Yo también te deseo a ti.

    James lo tocó entonces donde tanto necesitaba ser tocado. Descubrió el calor húmedo que ya lo estaba esperando y, con un gruñido, se tumbó sobre él. Severus vio su necesidad salvaje y aquello hizo que se le derritieran los huesos.

    -Estoy ardiendo por esto -dijo James.

    Lo penetró de un solo y poderoso empujón que lo hizo gemir. Se enterró profundamente en él, lo miró con satisfacción y dijo:

    -Te siento como seda caliente. Es en esto, en estar de nuevo contigo, en lo único en lo que he pensado desde que te dejé.

    Él no pudo hablar. La intimidad de su orgullosa posesión lo había dejado atontado. Todo su cuerpo ardía de excitación. Al terminar, James abrió la cama y se tumbaron en las exquisitamente frescas sábanas; lo siguió abrazando.

    Entonces James se rió.

    -Ha merecido la pena pasarme toda la semana pensando en esto, Gataki.

    El corazón se le estaba empezando a tranquilizar lentamente a él y, de repente, descubrió que podía pensar de nuevo. Su alegría por estar de nuevo con James se vio ensombrecida por una tristeza momentánea. A los diecisiete años, el chico que más le gustaba del mundo le había pedido salir y luego le había dado un anillo de compromiso.

    James se había sentido realmente atraído por él, lo había amado de verdad, pero él no se había creído aquel cuento de hadas. Así que, con la ayuda de su abuelo y Molly, había cuestionado ese sueño y había terminado perdiéndolo por su propia sensación de no valer nada.

    James se apretó contra él y se le pasó la tristeza.

    -Yo te amaba mucho...

    -¿De verdad? -le preguntó James entornando los párpados.

    Se percató de la retirada de James y supo que, una vez más, se había acercado demasiado al fuego. Deseaba ofrecerle una confirmación y decirle que lo seguía amando, pero el orgullo y el miedo se lo impidieron. Incapaz de decir sus pensamientos, se refugió en tocarlo en su lugar lo abrazó.

    -Me estás volviendo loco con este continuo volver atrás en el tiempo -dijo James -. Es como si el reloj se hubiera parado y tú siguieras teniendo diecisiete años.

    Severus se sintió desesperadamente herido por esa acusación, que sabía que era muy acertada. Pero en su noche de bodas había sido él, el que había acusado a James de estar obsesionado con el pasado. Ahora sus papeles se habían invertido. Pero tal vez, por suerte, su débil cuerpo ya estaba reaccionando a la excitación de James.

    Una oleada de calor se apoderó de
    nuevo de él, borrándole de nuevo todo de la mente. Sus pezones estaban apretados contra el pecho de James. Estaba muy cerca de James, pero todavía no lo suficiente.

    -Ahora me gustaría mostrarte todas las formas maravillosas en que te puedo dar un placer increíble, Kyría Potter.

    Su suprema confianza en sí mismo hizo que él no pudiera contener una sonrisa..

    _________________________________________

    Pethimou: Mi niño.

    Gataki: Gatito.

    Kyría : Señora.

     
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    Ojalá vuelvas a actualizar, es una buena adaptación 😊
     
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    Capítulo 8

    Cuatro semanas más tarde, Severus se despertó en la magnífica villa de James en la isla de Kritos a donde habían llegado la noche antes. Había dormido bien, pero sentía unas leves náuseas. Y sabía a qué se debían..

    Se levantó de la cama y abrió los ventanales que daban al mar para dejar pasar la agradable brisa. James seguía dormido. Después de un mes de crucero por el Mediterráneo, él era más feliz de lo que nunca había soñado volver a serlo.

    Solo eran las ocho, así que se metió en el baño mientras recordaba las condiciones de su matrimonio y pensaba que James las había roto. ¡Llevaba un mes entero viviendo con él! Y ahora que estaban en tierra firme, a él no se le ocurría ninguna razón para que no continuara igual.

    Cuando terminó, salió del baño y empezó a secarse delante del espejo mientras seguía pensando en James.

    En James, que había logrado dejarlo embarazado en un tiempo récord.

    -Tengo una queja. ¿Dónde estabas cuando me desperté?

    Severus dio un respingo y se dio la vuelta. James estaba en la puerta del cuarto de baño, sonriendo.

    -James...

    -He pedido el desayuno.., para más tarde -dijo James acercándose y tomándolo entre sus brazos-. Duchémonos juntos mientras me cuentas en qué estabas pensando. Y será mejor que fuera en mí, Gataki.

    -¿ En quién si no?

    James le quitó la bata y lo hizo entrar en la ducha con él.

    -Tengo mucho trabajo atrasado -le dijo entre besos-. Y también van a venir unos invitados. Dios mío... ¡A paseo con todo eso!

    Más tarde, desayunaron en la terraza bajo unos árboles. El día era magnífico, cálido y tranquilo. La vista era impresionante en todas direcciones, ya que la villa estaba en lo alto de una colina y desde allí se veía el Egeo en todo su esplendor.

    A lo lejos estaba el pueblo y, en su bahía, el enorme yate, como un gigante entre los barcos de pesca. La isla le había encantado a Severus nada más verla a la luz de la luna la noche anterior.

    -Has dicho que tendremos invitados. ¿Quiénes? ¿Y cuándo van a llegar? -le preguntó a James.

    -Sirius Black y su Omega Remus, Él es británico y creo que te caerá bien. No
    pudieron venir a nuestra boda porque el padre de Sirius estaba enfermo, pero van a llegar a tiempo para almorzar con nosotros. Deberían estar aquí dentro de una media hora.

    Severus se tensó. Hacía diez años, Sirius había sido el mejor amigo de James y no le gustaba nada tener que volverlo a ver.

    -Supongo que Sirius lo sabe todo de ese patético cuento del coche.

    James lo miró fijamente por un momento.

    -¡Dios mío! ¿Crees que he ido por ahí contando eso? Aparte de tu abuelo, solo mis padres y Molly saben lo de esa noche.

    James se levantó y se alejó de él. A unos metros, se volvió y lo miró duramente.

    -¿Por qué has sacado esto a relucir de nuevo?

    -Porque tú sigues sin querer saber mi versión de los hechos. Y eso me duele.

    -Dios mío. Tienes suerte de que haya decidido que nos olvidemos de todo ese episodio y te aprecie como el Omega que eres hoy día.

    -Si lo has olvidado, ¡por qué me sigues gritando?

    -Yo no estoy gritando-dijo James bajando la voz notablemente.

    -¡Perfecto, porque yo nunca estuve con Peter y no voy a parar de decirlo hasta que me escuches!

    -Pero yo no te creeré nunca. Recuerdo la forma en que me miraste la mañana después. ¡Eras culpable y estabas orgulloso de ello! Pero mirando atrás, sabiendo lo que sé ahora, ¡no era nada! Debería haberlo dicho antes, pero naturalmente, ser tu primer amante importa...

    -¡ Importa tanto que desapareciste una semana entera después!

    -¿Por qué no me cuentas exactamente lo que hiciste con Peter? -le preguntó James de repente.

    Él se quedó sin palabras y abrió mucho los ojos. James levantó entonces los brazos, frustrado ante su silencio.

    -¡Es por tu culpa por lo que estoy pensando así de nuevo! ¿Por qué no has podido dejarlo como estaba?

    Se acercó entonces a la mesa y sacó algo del bolsillo, dejándolo delante de él.

    -Pensaba darte esto después de desayunar.

    Luego, se alejó y se metió en la villa.

    Severus abrió la caja y se encontró un guardapelo con un diamante incrustrado. Lo abrió y vio que dentro había dos fotos pequeñas de su madre y de su abuelo. Se sintió increíblemente afectado por ese detalle y se le saltaron las lágrimas.

    Decidido a arreglar las cosas, entró en la casa y se dirigió al dormitorio. ¿Qué sentía James por él? ¿Sentía algo profundo? ¿O él era solo otro compañero de cama?

    Una vez en el dormitorio, buscó sus cremas de maquillaje en el bolso que había usado la noche anterior. Pero lo que encontró fue un sobre de mediano tamaño que no había visto antes.

    Lo abrió con el ceño fruncido. Contenía un recorte de prensa y un par de fotos a todo color. Las tiró sobre la cama para poder observarlas mejor. Estaba claro que una por lo menos había sido tomada con teleobjetivo. Era de Lily Evans, en topless sobre una tumbona y en brazos de un hombre que se parecía mucho a James.

    El corazón le dio un vuelco cuando la puerta se abrió de repente.

    -¿Severus?

    Sin dudarlo, él se tumbó boca abajo sobre las fotos y el bolso.

    -¿Te encuentras bien?

    -Sí...

    Como no se movió, James se acercó a la cama.

    -Has estado llorando.

    -No...

    -Mentiroso -dijo James al tiempo que le enjugaba una lágrima de la mejilla-. Lo siento. He perdido la cabeza. No puedo pensar bien cuando tú mencionas... Ya sé que no es razonable, pero por favor, no vuelvas a hablar de eso. Me hace ponerme... irracional.

    -Sí -dijo él sin prestar mucha atención.

    Lo que sucedió hacía diez años ahora ya no le parecía importante y en lo único en lo que podía pensar en esos momentos era en esas fotos y rogaba de corazón para que se tratara de fotos antiguas, enviadas por su ex novia para fastidiarlo.

    -¿Estás seguro de que estás bien?

    -Solo dame cinco minutos para arreglarme.

    .-¿Te ha gustado el guardapelo?

    -Sí.

    James frunció el ceño y se marchó.

    Tan pronto como James hubo salido, Severus se levantó y extendió de nuevo el recorte de prensa delante de él. Vio que las dos fotos eran contiguas. La de la piscina y otra que habían tomado de Severus y James saliendo de la iglesia el día de su boda.

    Se sintió mal. Debajo de la foto de la piscina, el pie de foto confirmaba sus sospechas de que había sido tomada después de la otra.

    "Potter interrumpe su luna de miel en el Mediterráneo para consolar a su ex novia."

    Eso debió de ser la semana después de la noche de bodas en la que James había desaparecido.

    ¿Cuándo si no?

    Se le ocurrió entonces otra pregunta. ¿Quién le había metido ese sobre en el bolso? Seguramente la misma persona que le había dejado el mensaje y la revista en el camarote del barco.

    Entonces, él había creído inocente a la doncella griega, pero ahora ya no. Solo ella tenía libre acceso a sus habitaciones. Pero lo cierto era que la identidad de la cómplice de Lily le parecía poco importante. Porque tenía que ser Lily quien le estaba haciendo eso, ¿no? ¿O sería Molly la responsable también?

    No dejaba de pensar que estaba embarazado de James. Cuando oyó el ruido de un helicóptero, tuvo que obligarse a salir de la habitación para recibir a sus invitados. Mientras los esperaban en la terraza, Severus agradeció la presencia de otra gente, ya que necesitaba tiempo para controlar sus emociones alteradas.

    Después de almorzar, los dos Alfas se metieron en el despacho de James.

    -¡Negocios! ¡Todo son negocios para los Alfas griegos! -exclamó Remus agitando la cabeza.

    -¿,Cómo conociste a Sirius? -le preguntó Severus un poco menos tenso, ya que James no estaba.

    -Yo era enfermero en la clínica de Londres donde a él le quitaron el apéndice. Entre tú y yo, él estaba aterrorizado. Eso fue hace tres años. No tienes ni idea de lo cómodo que me siento aquí ahora que James tiene Omega.

    -Tú debes de conocer a Lily Evans -dijo Severus sin pensar-. Por favor, olvida lo que he dicho...

    -No, a mí me puedes decir cualquier cosa. Entiendo cómo debes sentirte. Las ex novias tan guapas como Lily y que continúan ocupando los titulares de prensa mucho después de su ruptura, son difíciles de soportar. Cuando yo la conocí, Sirius se quedó alucinado con ella. ¡Lo habría estrangulado! No le hablé durante una semana. Lily es lista y muy ambiciosa. Le clavó las garras a James y sigue atosigándolo incluso después de que desapareciera la atracción de él por ella.

    Severus asintió.

    -Lily sabe cómo agradar a un hombre. Ese es su secreto. ¿Has conocido alguna vez a algún griego al que no le guste ver halagado su ego por una mujer que atiende a cada una de sus palabras y lo trata como si fuera un dios?

    Severus agitó la cabeza.

    -No deberías preocuparte por ella, Severus.

    -Y no me preocupa.

    Habiendo sabido el secreto de Lily, se dio cuenta de que su matrimonio había
    terminado. Las posibilidades de que él fuera a tratar a James como un dios en el futuro eran muy remotas.

    -James es famoso y Lily adoraba estar con él. Le venía muy bien para su trabajo. Seguro que ella estaba detrás de ese cuento que publicó la prensa amarilla hace cosa de un mes -dijo Remus disgustatado. - ¿Pero quién se iba a creer de verdad que James estaba con ella cuando estabais los dos al principio de vuestra luna de miel?

    -Eso, ¿quién?

    Pero Severus sabía que era eso lo que James había hecho exactamente.

    - Son esa clase de mentiras lo que me hacen alegrarme de que Sirius y yo no seamos suficientemente famosos como para ser blanco de los paparazzi.

    En ese momento, James se unió a ellos y Severus, nervioso derramó la copa que tenía en la mano sobre el pantalón y se disculpó diciendo que tenía que cambiarse.

    - Nos han invitado a una boda en el pueblo.- dijo James.

    -Me encantaría asistir-dijo Remus - pero¿ no te ha dicho Sirius que nos tenemos que ir a las siete?

    Severus salió de la habitación. Lo que menos le apetecía en ese momento era asistir a una boda. Durante el almuerzo, Sirius le había contado lo mucho que había hecho James por los
    habitantes de la isla y cómo lo adoraban, por lo que él no podía ni pensar en lo que podía suceder si él perdía el control en su estado emocional actual.

    Se estaba cambiando en su habitación cuando James entró en ella.

    -Severus...

    Él se volvió lentamente. James había cerrado la puerta.

    -¿Qué te pasa? -le preguntó James.

    -¿Perdona?

    -No me puedes tratar como si yo fuera el hombre invisible sin hacer sentirse incómodos a nuestros huéspedes. La hospitalidad es un asunto muy serio para todos los griegos, algo que llevamos con orgullo y placer. Un Omega que se comporta como tú lo has hecho es una vergüenza.

    Severus se estremeció y apretó los dientes.

    -¡Y no te atrevas a mirarme así!

    -¡ Tal vez debieras haberle pedido a Lily Evans que fuera la anfitriona en mi lugar!

    -En eso tienes razón. Lily nunca me haría esto delante de mis amigos.

    -Eso ha sido algo muy bajo, James...

    -Ningún Omega me trata como tú lo has hecho hoy. Tuvimos una discusión estúpida y yo me disculpé sinceramente por la parte que me tocaba. ¡No tengo ni tiempo ni paciencia para aguantar la forma en que te estás comportando ahora!

    -¡Vete a paseo! -exclamó él dándole la espalda.

    James lo agarró por un brazo y lo hizo volverse, mirándolo fijamente.

    -¿Es que no tienes principios? ¿O es solo que no te gusta tu propio género? ¿Me he ganado esto solo porque Remus ha estado bromeando conmigo en el almuerzo?

    Severus estaba temblando.

    -No sé de lo que me estás hablando.

    -¡Ni siquiera has podido hacer tampoco como si perdonaras a Molly! ¿Es porque una vez estuvo enamorada de mí? Quiero saber cuál es el problema. ¿Son los celos lo que te hace actuar asi?

    -Será mejor que bajes a hacer compañía a nuestros invitados...

    -Sirius sabe que estoy loco por ti. Dios mío... ¡No iré a ninguna parte hasta que no me digas lo que te pasa! Esta mañana parecías tan contento...

    -Suéltame.

    -No lo voy a hacer, Gataki.

    Entonces bajó la cabeza y lo besó con fuerza. Él no tuvo tiempo de defenderse y, de repente, se encontró devolviéndole el beso con la misma intensidad.

    Poco después, James se separó y dijo:

    -Eres mío...

    Mientras tanto, le bajo el pantalón que no se había abrochado y metió los dedos por la cintura de sus braguitas, quitándoselas con impaciencia.

    Se tumbaron en la cama y a él dejó de importarle todo lo demás.

    -Tú esto lo entiendes bien -dijo James antes de volverlo a besar.

    Hicieron el amor fieramente, cosa que a él lo excitó más incluso de lo habitual. Ambos perdieron el control y eso también le encantó.

    Después, él abrió los ojos y parpadeó. James lo miró por un segundo y luego, sin decir nada, se levantó y fue al cuarto de baño. Él se quedó allí en la cama, tratando de recuperar la respiración. Luego, se incorporó y se coloco los pantalones con manos trémulas.

    James salió del cuarto de baño, tiró la toalla con la que se había secado la cara al suelo y lo miró desde la puerta.

    -Ven aquí -dijo abriendo los brazos.

    -No tienes que decirme que lo sientes. Me ha gustado -dijo él.

    James se acercó, lo rodeó con un brazo y le dio un beso cariñoso en la mejilla.

    -A veces me haces enfadar tanto, que podría pegarme un tiro. Eso lo puedo soportar, pero lo que no soporto es lo que no entiendo.

    -Está bien...

    -No es como si tú no me importaras. ¡Eres mi esposo, mi Omega!

    Esperó luego un momento como si pensara que eso provocaría alguna respuesta en él y luego abandonó la habitación.

    Severus se quedó mirando las braguitas caídas en el suelo. No estaba sorprendido por el sexo salvaje que habían compartido. Él lo había deseado. ¿Y James? A James se le daba muy bien eso de dar órdenes, conversar, pero cuando la cosa se
    ponía seria, él era como un niño de cuna. Así que poseerlo como si fuera un neanderthal había sido una vía de escape necesaria.

    Lo curioso era que, al parecer, James ya no lo odiaba. A Severus se le escapó una risa agitada mientras trataba de recuperar un aspecto respetable. Pensó en el niño que llevaba en las entrañas.

    ¡No le extrañaba que James llevara semanas viviendo con él! Si hubieran vivido separados, habría tardado meses en dejarlo embarazado. Pero ya había terminado, El deber estaba cumplido. Él amaría a su hijo, lo cuidaría, pero no permitiría bajo su mismo techo a un Alfa que se había acostado con otra.

    Cuando bajó, fue a buscar al ama de llaves y le dio instrucciones precisas. Esa noche James lo volvería a odiar.

    Estaban en la fiesta de la boda cuando Remus le dijo:

    -~,Sabes lo que estaba pensando? Que es una pena que Lily no pueda ver cómo actúa James contigo. Pero dudo mucho que ella sepa vuestra historia.

    -¿Qué historia?

    -La tuya y de James. Sirius me ha dicho que James estaba embobado contigo; y yo no me lo puedo imaginar así por nadie. Desde que lo conozco, James siempre ha sido muy frío en sus emociones. Pero contigo es completamente diferente.

    Severus se obligó a sonreir.

    -De verdad, Remus...

    -No, me encanta verlo así. Tú James ha roto montones de corazones en su momento. Ahora me encanta verlo apresurarse a abrirte la puerta del coche, a ofrecerte sillas... Y tú te lo tomas como si nada.

    -Está muy bien educado...

    Remus suspiró.

    -¿Por qué no haces las paces con James? Nunca antes lo he visto tan afectado como hoy.

    Severus se ruborizó.

    -¿Así que ha sido tan evidente que nos hemos peleado?

    -Oh, a ti no se te ha notado, ha sido a él. Pero no te preocupes. Sirius y yo nos peleamos varias veces en los primeros meses de matrimonio. Acostumbrarse a vivir juntos requiere tiempo. Los Alfas griegos pueden ser increíblemente mandones.

    Entonces empezó a sonar una música de baile y los Alfas salieron a la pista y se pusieron en Coffo, James y Sirius entre ellos.

    Era curioso cómo James, un Alfa de negocios que manejaba miles de millones, podía estar como si nada entre pescadores en una taberna, una cualidad digna de respeto. Pero Severus también se dio cuenta de la forma en que lo miraban los demás Omegas e incluso algunas Betas. La música empezó a animarse poco a poco y el dolor interior de él empezó a salir a la superficie.

    No creía que James amara a Lily. Ni siquiera creía que la necesitara. Pero James lo había traicionado igualmente No había respetado ni su matrimonio ni a su Omega. Y tenía el imperio de su abuelo y un Omega al que creía que podía tratar como el polvo bajo sus pies cuando le viniera bien.

    Ni siquiera había pensado en advertirle de la publicación de ese reportaje al que Remus se había referido como si nada. ¿Cómo podía él amar a alguien que lo trataba como si no fuera nada? ¿Cómo podía, sabiendo lo que había hecho, haberse tumbado bajo él y gemir de placer?

    La música se aceleró más todavía. Fue como si una explosión estuviera teniendo lugar en su interior. De repente recordó todas las imágenes que había dejado a un lado como auto
    protección. James con esa pelirroja en algún lugar de Francia. James y la pelirroja... de repente sintió ganas de vomitar, sacudido por los celos.

    La música llegó a su repentino final y mientras la gente aplaudía, Severus se levantó de la mesa.

    -¿Kyríe Potter? -le preguntó Damianos cuando lo interceptó en el camino al aseo con un teléfono móvil en la mano-. El personal de la villa dice que les ha dado orden de llevar el equipaje de James al yate y les ha concedido la tarde libre, ¿es eso cierto o se trata de un error?

    -Es cierto.

    -Pero James no tiene planes...

    -Yo tengo otros planes, Damianos.

    El hombre lo miró preocupado.

    -Supongo que ahora irá a decírselo a James -añadió Severus.

    -No en un lugar público, Kyríe. Perdóneme... ¿pero ha pensado bien lo que está haciendo?

    Severus asintió.

    -Se va a poner como loco.

    Severus volvió a asentir.

    Vio de reojo cómo Damianos se alejaba. Ese hombre llevaba cuidando de James desde hacía veinte años y James era como un hijo para él. Pero él sabía que no se iba a meter en aquello.

    Se haría el loco antes que añadir semejante insulto a la injuria mortal revelando su conocimiento de los planes de él.

    Sirius y Remus ya se habían levantado de la mesa. James se acercó entonces a él sonriendo y lo abrazó.

    -Te he tenido olvidado -dijo dándolo un beso en la frente.

    Veinte minutos más tarde cuando sus invitados ya se habían marchado, Severus entró apresuradamente en la villa mientras buscaba las fotos en su bolso. James iba a solo un par de pasos tras él.

     
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    Gracias por actualizar, 😊
     
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