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El experimento de Milgram.
Si una persona de autoridad te ordena que des una descarga eléctrica de 400 voltios a otra persona, ¿Podrías seguir esa orden?
En la década de 1960 Stanley Milgram desarrolló un experimento sobre la obediencia total a figuras de autoridad, valiendose del axioma de que "La gente hace lo que se le dice que tiene que hacer, siempre que perciba que la orden tiene su origen en una autoridad legitima". Su principal objetivo era el de estudiar hasta qué punto una persona es capaz de causar daño a otra si se lo pide una autoridad, aún si ello entra en conflicto con sus propios valores.
Se adhirieron carteles en las paradas de autobus para un supuesto estudio de la memoria y el aprendizaje que tendría lugar en Yale, ofreciendo cuatro dolares a cambio de la participacion de cualquier persona interesada con un rango de edad que oscilaba entre los 20 y los 50 años.
En el experimento interferían 3 personas: el investigador, el maestro y el alumno. El participante siempre recibía el papel de maestro mediante un falso sorteo donde se determinaba qué lugar ocuparía dentro del experimento. El alumno era un actor, pero el participante no lo sabía.
El maestro debía enseñar al alumno (Quien se hallaba sentado, atado con unas correas en las manos y llevando un electrodo por el cual correría la descarga electrica) en cada sesión unos pares de palabras que debía memorizar para luego preguntarselas, en el caso de que el alumno no respondiera correctamente, el maestro tenía que castigarle con una descarga electrica. Por cada error, la intensidad de la descarga aumentaba 15 voltios, se empezaba con 30 hasta llegar a un maximo de 450. De hecho, poco antes de empezar el experimento se aplicaba una descarga leve a quienes ocuparían el lugar de maestros para que sintieran lo que el alumno recibiría en primera instancia, para que ellos mismos experimentaran el dolor y tuvieran, digamos, más consciencia de las consecuencias de lo que conllevaba oprimir el interruptor de las descargas.
Bueno. El alumno no recibía en realidad las descargas, sino que se colocaban cintas de audio pregrabado con el llanto y gritos de otras personas al momento de que el participante accionaba la falsa descarga electrica.
En caso de que el maestro se negara a seguir aplicando las descargas, el investigador tendría que intervenir con frases cortas u ordenes, para alentarlo a que no abandonara, que no tenía otra opción y se debía llevar a cabo el experimento hasta el final, pero sin dar más explicaciones al respecto.
El experimento se realizó en 49 participantes masculinos, de los cuales 25 aplicaron la descarga maxima, aun cuando el alumno pedía que se detuviera, y aún cuando era testigo visual y auditivo de su sufrimiento.
Conclusion: es más facil ignorar la responsabilidad individual y moral cuando se es un eslabón intermedio en una cadena de acción que no admite reparos. En este experimento la férrea autoridad se impuso a los imperativos morales de los sujetos de prueba.
La segunda teoría, más ampliamente aceptada en relación al experimento es conocida como "cosificación", y hace referencia a que la parte esencial de la obediencia consiste en que la persona se percibe únicamente como un instrumento para la realización de los deseos de la otra persona y por ende, no se considera como responsable de sus actos.
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El experimento Stanford.
Tenemos después el experimento de la cárcel de Stanford, que viene siendo uno de los más sonados de psicología social de la historia. En este experimento 24 voluntarios (Previamente se había anunciado en un periódico local que se necesitaban voluntarios para un estudio sobre los efectos psicológicos de la vida en prisión a cambio de 15 dolares diarios), fueron divididos en dos grupos: Guardias y reclusos, dentro de una prisión superpuesta en el sótano de una universidad californiana.
El objetivo del experimento era conocer hasta qué punto una persona normal puede cambiar su comportamiento en una situación extrema, qué camino tomará una persona normal para ejercer la autoridad, con moderación y sentido de la justicia o con descontrol y sadismo.
El experimento empezó un domingo de agosto de 1971, cuando policías de verdad (que aceptaron colaborar con el estudio) detuvieron en sus casas a los 12 reclusos. El objetivo era que, desde el principio, todos los participantes tuvieran la sensación de encontrarse realmente presos en una cárcel.
Por su parte, los guardas no recibieron ninguna formación específica, tan solo tuvieron una reunión de orientación, pero se les dio libertad “dentro de unos límites para mantener la ley y el orden en el interior de la prisión”, sin ejercer la violencia física, e incluso se les avisó que serían monitoreados por cámaras de seguridad.
Se les dijo que era su responsabilidad dirigir la prisión, lo que podían hacer de la forma que creyesen más conveniente.
Nada más llegar a la cárcel, los reclusos fueron desnudados, recibieron una bata, se les ató una cadena al tobillo y se les puso un gorro en la cabeza. Además, se les dio un número, prohibiendoseles decir su verdadero nombre.
El primer día de experimento no pasó nada, pero a la mañana del segundo día se produjo una rebelión entre los reclusos que hicieron barricadas en las celdas colocando las camas contra la puerta, quitándose además los gorros y los números.
Los guardas usaron todo tipo de estrategias para retomar el control de la situación, desde amenazar con un extintor, hasta crear celdas de privilegio, castigar a los cabecillas de la rebelión desnudándolos y quitándoles la comida. Con ello consiguieron dividir a los reclusos que ya no actuaron como grupo, sino a la defensiva entre ellos mismos.
Cuatro de los reclusos tuvieron crisis nerviosas durante el experimento, incluyendo una erupción psicosomática por todo el cuerpo. Otros actuaron como “buenos reclusos” haciendo todo lo que los guardas les ordenaban.
Al tercer día se dejó de lado la higiene y la hospitalidad por parte de los guardas. El derecho de ir al lavabo pasó a ser un privilegio que podía, como frecuentemente ocurría, ser denegado. Se obligó a algunos prisioneros a limpiar retretes con sus manos desnudas. Se retiraron los colchones de las celdas de los "malos" y también se forzó a los prisioneros a dormir desnudos en el suelo de hormigón. La comida era negada frecuentemente como medida de castigo. También se los obligó a ir desnudos como humillación.
Finalmente, Zimbardo puso fin al experimento tras seis días al comprobar que las vejaciones subían de tono por las noches cuando los guardas creían que no estaban siendo observados y cuando una colaboradora que accedió ir al sótano de Stanford protestó airadamente por la situación denigrante de los reclusos.
Cuando el prisionero #416 se puso en huelga de hambre y fue castigado y aislado, los guardas ofrecieron al resto de reclusos una alternativa para sacarlo de la celda de castigo a cambio de entregar sus mantas. Nadie entregó su manta para que el compañero fuera liberado.
Este es tan solo uno de los muchos ejemplos que Zimbardo citó como conclusión para su estudio, reforzando la idea del experimento de Milgram: cualquier persona puede comportarse de forma despiadada si se le da cierto grado de autoridad en una situación crítica, y que cualquier persona puede derrumbarse psicológicamente al verse sometida a una gran presión.
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Siguen los proyectos.
Proyecto QKHILLTOP:
El Proyecto QK-Hilltop fue un programa experimental que se utilizó en la CIA con la finalidad de obtener acceso a la mente humana y manipularla. Se cree que estaba bajo la dirección del doctor Harold Wolff.
Wolff solicitó que la CIA le proporcionara cualquier información que pudiera encontrar sobre amenazas, coerción, encarcelamiento, privación, humillación, tortura, lavado de cerebro, psiquiatría negra e hipnosis, o cualquier combinación de estos, con o sin agentes químicos. Había que cotejar, analizar y asimilar la información y luego emprender investigaciones experimentales diseñadas para desarrollar nuevas técnicas de uso de inteligencia tanto ofensiva como defensiva.
Con la información recopilada, el equipo de investigación de Wolff comenzó a formular un plan a través del cual desarrollarían drogas secretas y varios procedimientos para dañar ciertas zonas del cerebro.
Desde drogas secretas potencialmente útiles, a varios procedimientos que dañan el cerebro. Se probarían de manera simultanea para determinar el efecto sobre la función del cerebro humano y el estado de ánimo del sujeto de prueba.
El programa se dividía en 4 etapas, que eran:
1. Asalto a la Identidad.
"No eres quien crees que eres" ataques sistemáticos al sentido de identidad de alguien. "No eres una persona" "No eres un hombre". Bajo presión constante durante días, semanas y meses.
2. Culpa.
Hacer sentir mal a una persona partiendo constantemente del pecado.
3. Desafío a uno mismo.
Aceptar que eres malo o no bueno. Una vez en la etapa de culpa, el agente fuerza mediante daño físico o psiquico.
4. Punto de ruptura.
Las preguntas de "¿Soy realmente yo?" "¿Dónde estoy?" "¿Quién soy yo?", sufren un colapso emocional. En este punto, los agentes hacen o intentan convertirlos a otro sistema de creencias que supuestamente lo salvará. (Su sentido de sí mismos ya depende del agente. No saben nada sobre sí mismos).
Los experimentos tenían relación con la corteza prefrontal que es la parte anterior de los lóbulos frontales. Una región que planifica el comportamiento cognitivo complejo, la expresión de la personalidad, la toma de decisiones y la moderación del comportamiento social. Basica y esencialmente, esto es lo que se estaba lavando durante el experimento.
La amígdala también era crucial durante el experimento porque procesaba la emoción, desde derrumbarse durante el procedimiento hasta encontrar su nuevo "yo".
Adjunto imagen de las áreas que se dañaban:
Resultados del experimento:
Las pruebas con LSD fueron clasificadas como impredecibles. Se reportaron también multiples suicidios y pérdidas de memoria ocasionales en los sobrevivientes.
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Proyecto arcoiris o Philadelphia:
El experimento comenzó a partir de 1939, por este año una serie de científicos se interesaron por las investigaciones de Nikola Tesla (Inventor y experto en electromagnetismo) y Albert Einstein. Según determinaron, los especialistas creían posible que a partir del trabajo de estos dos expertos podrían lograr curvar los rayos de luz que llegan a los objetos para así volverlos invisibles.
El gobierno de los Estados Unidos se interesó por el proyecto, pensando que, si tenía exito a futuro, podrían usarlo en aplicaciones militares para sus buques de guerra. Ello porque los barcos norteamericanos estaban siendo aplastados por la potencia de los submarinos U Boot alemanes en el Atlántico.
Entonces, viendo las multiples ventajas que ofrecería esta nueva tecnología, el ejército norteamericano accedió llevar a cabo el experimento que usaría generadores eléctricos al interior del buque con la finalidad de formar campos electromagnéticos lo suficientemente potentes como para curvar las ondas de luz y radio alrededor del barco, volviéndolo invisible no solo al radar sino también a la vista.
En 1943, se eligió el navío en el que se realizaría esta prueba. El USS. Eldridge, un destructor de escolta que podía albergar hasta 200 marineros en su interior. El barco de guerra contaba con un gran armamento para la época, lo que hizo que los responsables del experimento lo eligieran para hacer un arma definitiva.
El experimento fue supuestamente realizado por científicos norteamericanos (entre ellos, el propio Albert Einstein) e investigadores alemanes. Para llevar a cabo la prueba se seleccionó la base naval de Filadelfia y se hizo una primera prueba el 22 de julio de 1943 en las aguas del puerto con relativo éxito. El Eldrich fue cubierto de una extraña luz verde hasta que desapareció a la vista de los testigos. La tripulación quedó en estado de shock y muchos sufrieron posteriormente desórdenes mentales.
El presunto éxito de la primera prueba hizo que la marina estadounidense (Quienes ya se creían inventores de una técnica militar poderosa y definitiva) planeara una segunda para cerciorarse de que era posible mantener la invisibilidad de este barco durante un largo período de tiempo, lo que haría que pudiese atravesar las líneas enemigas sin ser detectado.
El segundo experimento tuvo lugar presuntamente el 28 de octubre de 1943. Pero, esta vez, los resultados fueron mucho más catastróficos. Alrededor del buque comenzó a materializarse un campo de energía perfectamente visible, a continuación, una neblina verde ascendió desde el casco y, de repente, el Eldridge desapareció. Sin embargo, se podía apreciar que aún se encontraba en el agua debido a las ondas que el peso del barco provocaba en el mar. Se cuenta que, momentos antes de volverse invisibles, varios marineros sufrieron desmayos y uno fue fulminado al instante. A su vez, también algunos sufrieron combustiones espontáneas o cayeron repentinamente al suelo.
Después, hubo una explosión luminosa y las marcas en el mar desaparecieron. En esta ocasión, tras su desaparición en el puerto de Filadelfia, fue avistado durante quince minutos en Norfolk, a 600 kilómetros de distancia, por la tripulación de un mercante. Por lo tanto no sólo se esfumó ante los ojos de los asombrados expertos, sino que el buque de guerra se teletransportó con toda su tripulación hasta otro punto del planeta.
Para corroborar la historia, apareció un marinero que afirmaba haber visto en Norfolk, durante breves minutos, al Eldridge, justo antes de volver a desaparecer para regresar a su lugar de origen. También un hombre que se identificó como Carlos Allende aseguró que algunos marineros del destructor quedaron fundidos, como fusionados, con la estructura de metal del buque y afirmó que algunos de los supervivientes sufrieron posteriormente súbitas desmaterializaciones.
Las consecuencias del segundo experimento fueron terribles para la tripulación, ya que, los que no murieron, sufrieron graves trastornos mentales. El mito incluso afirma que los marineros que pudieron declarar tras el experimento atestiguaron que, cuando el Eldridge se desmaterializó, se sentían flotando sobre la nada. Tras este accidente, el proyecto fue cancelado inmediatamente, el instrumental desmantelado y los archivos y datos del proyecto presuntamente eliminados.
La marina norteamericana vendió el destructor a la marina griega, sirviendo hasta 1990.
Un hecho extraño, y que siembra alguna duda, es que las páginas del cuaderno de bitácora hasta el 1 de diciembre de 1943 (Poco más de un mes después de finalizado el segundo experimento) estaban cuidadosamente arrancadas. También resulta inquietante que la instalación eléctrica del barco presentara anomalías que sorprendieron a los técnicos griegos que lo adquirieron. Igualmente se reportaron incidentes menores en el puerto, como desaparición de pequeños objetos, extrañas vibraciones o la presencia repentina y fugaz de un halo verde.
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Proyecto MKUltra:
Bajo el nombre de proyecto MK Ultra, la CIA se dedicó durante 20 años a realizar pruebas y ensayos secretos e ilegales. El objetivo era entender y controlar la voluntad del ser humano. LSD, hipnosis, técnicas psiquiátricas, terapia electroconvulsiva, tortura. Los métodos empleados en el proyecto eran variados y muy alejados de todo lo que se considera ético actualmente. Los datos se encuentran en un informe de 1963.
La CIA se vio interesada en el control mental como forma de espionaje al final de la guerra de Corea, ya que había la posibilidad de que comunistas les hubieran lavado el cerebro a prisioneros de guerra estadounidenses, por lo que decidieron que debían adelantarse sobre sus enemigos y aprender sus propias técnicas de lavado de cerebro. Realizaron todo tipo de experimentos horribles en contra de la voluntad de los sujetos. Experimentaban mayormente con prisioneros y drogadictos. Todo ello con la intención de desarrollar una técnica eficaz con la que sacar la mayor información posible durante los interrogatorios.
El propósito era aprender como colapsar la mente, saber cómo funcionaba y cuales eran sus límites en los interrogatorios con el fin de hacerlos confesar.
Las drogas/sustancias utilizadas para alterar la mente fueron las siguientes:
1.Sustancias que promueven el pensamiento ilógico y la impulsividad hasta el punto en que el sujeto sería desacreditado en público.
2.Sustancias que aumentan la eficiencia de la percepción.
3.Promover el efecto embriagador del alcohol.
4. Sustancias/materiales que producirían los signos y síntomas de ciertas enfermedades, por lo que pueden usarse para fingir.
Algunos documentos de la CIA sugieren que se investigaron medios químicos, biológicos y radiológicos para el control mental durante el proyecto.
Hipnosis: ayudó a recordar eventos en los procedimientos de interrogatorio, pero no siempre fue eficaz.
LSD. Se usa durante los interrogatorios y también se experimentó antes de usarlo para ver qué otros efectos puede tener.
Un ejemplo más concreto de los experimentos que se llevaron a cabo era el efecto de la luz pulsante por diodos de LED en la retina para desencadenar crisis y observar sus patrones.
También estaba otro en que usaban químicos compuestos con base al LSD, induciendo al sujeto de prueba, creando imágenes visuales y después recreándolas para que estuviera en concordancia con la imagen mental implantada, dando así la ilusión de un recuerdo.
Frank Olson.
La noche del 15 de agosto de 1951 el pueblo de Pont Saint Espirit se vio involucrado en un episodio de histeria colectiva de 250 personas. De ellas, casi 50 terminaron en una residencia psiquiátrica, alrededor de 7 murieron, de los cuales 2 se suicidaron. Supuestamente el inicio de la histeria se debía a la contaminación de pan por cornezuelo (Compuesto en su mayoría por ácido lisérgico, precursor del potente alucinógeno conocido como LSD). Se sostuvo poco después la hipótesis de que el brote de histeria había sido deliberadamente inducido, como parte de un experimento secreto llevado a cabo por la CIA. Se podría decir que este fue uno de los primeros casos reportados donde se podía vincular más fácilmente la influencia del gobierno detrás de los experimentos.
Pero ¿Por qué interrumpieron un proyecto que, en apariencia, les traería múltiples beneficios en terreno de guerra?
Entre 1974 y 1977 fueron reveladas más de veinte mil páginas sobre el proyecto, entre lo que destacaba de la información era que, la CIA estaba en busca de una sustancia química capaz de influir en la voluntad de las personas. Querían controlarlas, volverlas dóciles y maleables para conseguir confesiones y arrancar secretos a futuros prisioneros enemigos
Frank Olson, una de las personas que participaron activamente en el proyecto, se suicidó al saltar de la ventana del decimotercer piso de un hotel donde se hospedaba. Olson era un bioquímico reputado, militar y con muchas décadas de servicio en los servicios militares de investigación.
Dos semanas antes del suicidio, Frank, junto a algunos de sus compañeros habían participado en un experimento cuando el equipo científico del proyecto asistió a un retiro de trabajo en una cabaña. La segunda noche del retiro fueron drogados con LSD sin que lo supieran, presumiblemente a través de la comida. Después de ese acontecimiento, Olson se planteó dejar el proyecto
Décadas después de su muerte y gracias a la investigación realizada por su familia, se supo que Olson había presenciado acontecimientos terribles mientras trabajaba para la CIA. Un ejemplo de ello fue lo que Olson narraba en sus notas privadas de cómo vio morir a un soldado voluntario que echaba espumarajos por la boca y convulsionando tras haberle administrado gas sarín.
Fue en 1953 que Olson pidió su destitución como jefe de operaciones, pero no se lo permitieron y, en cambio, le obligaron a disminuir la presión psicológica que padecía con la ayuda de un psiquiatra, quien aconsejó, tras una larga evaluación, el internamiento de Olson de forma inmediata. Frank Olson aceptó y por ello fue trasladado al hotel del que (Supuestamente) saltó.
Luego del aparente suicidio de Olson, se generó una sanción al proyecto MK Ultra, aunque igual siguió operando hasta 1964, entonces empezó su desmantelamiento repentino. El proyecto fue clausurado y la mayoría de los documentos destruidos pues se temía una inspección interna por parte del Gobierno.
Se demostró, gracias a la intervención de la agencia de inteligencia americana, que en el proyecto se habían realizado experimentos ilegales en seres humanos y varios documentos con la información de los experimentos quedaron archivados.
Se desconoce lo que sabía Olson porque sólo dejó constancia de un par de incidentes en sus notas, pero se afirma que el forense encontró pruebas de golpes en el cráneo diferentes a los de la caída.
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