ANGRA MAINYU

Draco Malfoy ha perdido a su hijo a manos de quièn alguna vez pensò le ayudarìa: Harry Potter. Es hora de comenzar a vengarse.

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    Primer Harry x Draco.
    Incursionando en este fandom.

    [CENTER]ANTESALA AL INFIERNO[/CENTER]

    El Wizengamot se encontraba en silencio esperando el veredicto de acuerdo con los votos que los miembros a favor y en contra darían después de escuchar los testimonios y ver las pruebas aportadas les permitirían volver a su vida normal, o por el contrario traería consecuencias irremediables para la acaudalada familia Malfoy Black.

    El juez recibió el sobre con lo escrito por el jurado, el único sonido era el de las vuela pluma que se deslizaban contando lo que sucedía, las expresiones de los acusados y de los presentes en el recinto.

    —Pido que se coloquen de pie los acusados.
    Narcissa, Lucius y Draco se levantaron al mismo tiempo, mirando al mago que les sirvió de abogado por obligación más que por convicción, ya que las reformas dadas por el Ministro y el presidente del Tribunal Mágico, les permitía tener uno, lo cierto es que todos esperaban con ansia la lectura.
    —Por compartir varios de los cargos, y los casos estar relacionados se decidió dar el veredicto al mismo tiempo, aunque los juicios se hicieran de manera separada —explicó el juez a la audiencia—. Es así como el jurado decide que Narcissa y Lucius Malfoy quedan libres de los cargos que se les imputan porque se confirmó que fueron prisioneros del señor Tenebroso en su propia casa, que el señor Malfoy fue obligado a huir de Azkaban, se le humilló junto con su esposa aplicándole varias maldiciones imperdonables.

    La sala comenzó a murmurar por la forma como Lucius por segunda vez se escapaba de ser juzgado por favorecer al Voldemort. Los hicieron callar, para poder determinar lo que pasaría con Narcissa Black.

    —Por su parte la señora Narcissa Black mintió por proteger a Harry Potter, entregó su varita a sabiendas que podía morir, esa misma que utilizó el Niño que Vivió para defenderse en la batalla final.

    Los adultos se tomaron de la mano para agradecer por lo ocurrido, al fin se les hacía justicia, sin embargo, faltaba el veredicto de Draco, fijaron la mirada en el Juez, su expresión les hizo suponer lo peor.

    —En cuanto a Draco Lucius Malfoy Black, el honorable jurado lo encuentra culpable por haber utilizado un Imperius con Madame Rosmerta dueña de Las Tres Escobas y la estudiante Katie Bell, el envenenamiento de Ronald Weasley, el intento de homicidio de Albus Dumbledore, y el ingreso de mortífagos al colegio Hogwarts provocando la muerte de varios estudiantes y Aurores.

    Draco escuchó en silencio los cargos de lo que ocurrió en sexto año, parecía que lo dicho por Potter no era suficiente para librarse del castigo por los errores cometidos. Sin embargo, no importaba, sus padres estaban libres y él sabía que con las nuevas medidas en Azkaban, tendría mejores condiciones que las vividas por los presos cuando los Dementores eran los guardianes.

    El juez concluyó la lectura sin importarle las lágrimas de Narcissa, el menor de los Malfoy fue condenado a seis años en Azkaban, y con la protección que el Mundo Mágico brindaba a quienes desean rehabilitarse. Su traslado se haría de inmediato.

    Los gritos no se hicieron esperar, Narcissa negaba lo que acababa de escuchar, su pequeño niño recibía un castigo que no merecía, Lucius pedía por una revisión de los hechos, pero el único que no decía nada era Draco, el Auror encargado liberó a los adultos, y aseguró al platinado menor que antes pidió permiso para besar a su madre y abrazar a Lucius. Sin bajar la cabeza salió del salón rumbo a la zona de Trasladores que lo llevaría a la prisión.

    Draco observó a los presentes, estaban algunos conocidos, personas que apoyaron a Voldemort desde el anonimato, los sobrevivientes de la Orden del Fénix, y entre ellos se encontraba alguien que pudo jurar se reía de su suerte. No obstante, quien quería ver para agradecerle su ayuda y la libertad de Lucius y Narcissa no se encontraba.

    Antes de llegar a la puerta vio a Ronald Weasley vestido de Auror, en pocas palabras le dio un simple mensaje que el pelirrojo comprendió aseverando que lo pasaría, Draco quiso creerle, también fue el tiempo para pedirle disculpas por tantos años de bromas e insultos.

    —No tuviste elección Malfoy —había pasado un año desde que fue encarcelado, la comadreja y todos sus compañeros siguieron con su vida, una que Draco no podría tener por el momento—. Aprovecha estos años, eres inteligente y sabrás que te conviene.

    Eso se lo dijo al oído mientras lo abrazaba sin importarle el gritito que Ginny emitió con su nombre, tampoco que estaba prohibido acercarse a los prisioneros, pero a Ron Weasley lo protegía ser parte del Trío de Oro y uno de los héroes de Hogwarts al destruir uno de los Horrocrux.

    El menor de los Malfoy se quedó con esas palabras, no escuchó los insultos, la algarabía por ser condenado, en su cabeza estaba la imagen de la comadreja menor halando a Ron discutiéndole. A pesar de ser un traidor a la sangre, el pelirrojo fue el único que le dio una palabra de aliento.
    Draco continuó el recorrido sin amilanarse, en la sala lo esperaban para trasladarlo a donde estaría por los siguientes seis años, al menos lo dicho por Weasley era verdad, con las últimas reformas al sistema carcelario, sabía que el lugar no sería tan malo siempre y cuando supiera a quien aliarse y como sobrellevar la situación, ya no podía comportarse como el tonto niño rico que hasta el momento había sido, bajar la cabeza significaba supervivencia, y tendría tiempo de sobra cuando saliera de ese lugar para recobrar su orgullo.

    Dos Aurores que le sacaban por los menos quince centímetros de estatura lo cogieron de las manos, las colocaron sobre lo que parecía un placa y todo le dio vueltas, al llegar a la isla de Azkaban los hombres con uniforme que allí se encontraban le miraron con desprecio, conocía muy bien la reputación de su familia, esperaba al menos no recibir golpes en la puerta de la prisión, aunque sabía que los tendría.

    Una vez dentro, fue llevado a una sala donde le pidieron desnudarse, la requisa —de por sí penosa— fue realizada con minucia, Draco se sintió demasiado expuesto, más cuando le hicieron doblarse para revisar sus partes íntimas, podía jurar que escuchó un silbido y hasta una frase sobre su culo sangre pura que le produjo un escalofrío por todo el cuerpo. Después de eso le entregaron un par de uniformes, una almohada, y el equipo de aseo, siendo llevado al pabellón de los mortífagos, donde lo recibieron como un traidor, ¿podría existir un peor castigo?

    —Bien ¿qué tenemos aquí? —la voz de un Auror que parecía el encargado de esa zona—. Draco Lucius Malfoy Black, 175 cm de altura, peso 60 kilos, rubio, ojos grises, mayor de edad…cumpleaños…acusado de intento de homicidio a…seguidor de…

    El hombre seguía leyendo entre dientes los datos de un pergamino donde estaba su fotografía de cuando cumplió los diecisiete, antes de finalizar con el prontuario, el Auror fijó sus ojos en él y notó la preocupación que tenía.

    —Te recomiendo que seas inteligente, estarás en un pabellón donde tu familia no es muy querida, podré hasta cierto punto protegerte, pero allá dentro estás solo y ellos tienen sus propias leyes.
    —Gracias señor… —el tipo estiró un poco su boca en señal de aceptar el agradecimiento, pero se veía su desasosiego, le dio la mano e hizo la presentación debida—. Gracias Auror Stevenson.

    Draco fue conducido a la celda donde viviría, escuchó nuevos improperios junto a los piropos que ya había oído en su auscultación, se recordó tan pronto pudiese cortar su cabello al ras, en esos meses en la celda del Ministerio había crecido demasiado, y no quería llenarse de bichos por la humedad y la oscuridad de la prisión.

    Entró al cubículo de 3 m por 1.5 m, tenía una cama con un colchón que a pesar de estar limpio mostraba una que otra mancha, un lavabo y un inodoro en la parte contraria a la cabecera de la cama. Le quitaron los grilletes de las manos y de los pies, algo diferente, porque como le comentó Lucius, siempre permanecían llenos de cadena para que no escaparan.

    Daniel Stevenson le explicó los horarios y la posibilidad que tenía de hacer los EXTASIS y si quería estudiar para algún oficio dependiendo de los resultados podría aplicar, antes de marcharse el Auror, Draco le pidió si podía hacer un hechizo para su cabello, el hombre lo observó, murmuró un lástima, y con su varita apuntó para dejarlo con el cabello a ras con un largo más o menos de un centímetro.

    La expresión del castaño fue de sorpresa, a pesar de las ojeras, la extrema delgadez, y el color grisáceo de la piel, la apariencia del joven seguía siendo atractiva, eso implicaba un problema, ya que el vejamen mayor significaba marcar el cuerpo del chico y quebrar su orgullo.
    Después de que Stevenson se despidió, Draco se dedicó a arreglar su habitación, nada lograba con amargarse la existencia, bien decía Shakespeare, un mago sangre pura que se fue a vivir con los muggle como signo de rebeldía, un tipo similar a Sirius Black recapacitó.
    Sacudió la cabeza para regresar a la frase, el dramaturgo expresó que el tiempo pasaba lento para los que esperan, y Draco deseaba que su estadía ahí se fuera lo más rápido posible, por eso no se acobardaría, haría todo lo que estuviese a su alcance para que los seis años fuesen productivos sin meterse en problemas.

    Durante las primeras semanas la situación fue insostenible, al menos el corte de cabello y el tatuaje en su brazo, así como las intensas sesiones de ejercicio le ayudaron retomar un poco de la apariencia que tenía cuando jugaba Quidditch, nunca fue musculoso, pero la contextura andrógina que lo caracterizaba le metía en problemas constantemente, más cuando varios de los carroñeros que llegaban a Malfoy Manor trataron de ligarlo, fue cuando aprendió con más ahínco los hechizos verbales, sonrió porque eso lo sabían muy pocos. Su tía Bellatrix entre las cosas buenas que hizo por él, que no eran muchas, fue que en el año de su permanencia en la mansión, pulió su Oclumancia, según ella, era un don que tenía, así como había Legeremens naturales, también existían los oclumantes, y Draco era uno de ellos.

    Su tía le ayudó a aprender varios hechizos sin varita, tanto verbales como no verbales, pulió su capacidad de duelista y la transformación, dejó de lado las pociones, más por el tiempo que porque su interés no siguiera en el tema.

    Fue así como en las primeras semanas en Azkaban logró salvarse de varios ataques, pronto se fue creando una fama y comenzaron a respetarlo no por su apellido sino porque demostró que era alguien inteligente y sagaz. Pronto Stevenson se dio cuenta que el liderazgo del joven Malfoy podía utilizarlo a su favor, o simplemente, como se lo aconsejaron varios de sus compañeros Aurores, provocaron para que cometiera un error y eso lo llevara a ser juzgado con una condena más dura o con la pena máxima.

    Cuando se cumplían cinco meses de su condena, Draco se dirigió a la biblioteca después del almuerzo, al fin les entregarían los formularios para poder presentar los EXTASIS, poder revisar lo que podía estudiar desde allí y cómo sería evaluado. Agradeció mentalmente a Kingsley Shacklebolt por las reformas que implementó, muchas de ellas tomadas del sistema penitenciario muggle, pero que les daban ventajas a los magos que estaban en Azkaban.

    Se sentó en una de las mesas centrales para llenar los datos requeridos, de pronto vio como los otros reclusos salían del lugar de manera silenciosa aunque evidente, decidió no darle importancia y mantenerse alerta, un hechizo para trancar la puerta le demostró que debía defenderse, ser la perra de alguien no le llamaba la atención, así que lucharía como una gata con uñas y dientes para defenderse.

    Sonrió por la comparación, le estaba haciendo daño leer tanta historia de magos que vivieron en sitios no mágicos. La mano en su hombro fue el inicio de la pelea que se le avecinaba, con rapidez echó la silla para atrás y propinó un cabezazo a quien escuchó gemir diciendo que le había rotó la nariz.

    Draco tenía frente suyo a tres atacantes, curiosamente todos eran Aurores, lo que le dificultaba actuar porque descubrirían su punto fuerte y que bien lo libró de varias situaciones en esos días, así que sus armas se reducían a una pluma y su cuerpo, nunca fue bueno en la lucha cuerpo a cuerpo, hasta la Granger le rompió la nariz de un puñetazo, pero por su vida esperaba recordar las clases de defensa personal que su padre le obligó a tomar cuando chiquillo.

    —Veamos qué tan buena eres “rubia” —siseó uno de sus atacantes con la varita en alto. Draco colocó la pluma en su boca para despojarse de la parte de arriba del uniforme de preso que llevaba—. ¡Esto fue rápido! ¿Quieres acción zorra?
    —Parece que el señor Tenebroso le enseñó bien para que sirve las nalgas que tiene.

    El comentario obsceno provocó que los Aurores rieran bajando la guardia, tiempo suficiente para que Draco lanzara la camisa a los ojos de quien le apuntaba logrando desarmarlo, mientras clavaba la pluma en la yugular sin atravesar la piel.

    En la posición que mantenía pidiéndoles a los hombres que le dejaran salir, descuidó su espalda, fue cuando un golpe le derribó siendo inmovilizado por entre cuatro magos que de inmediato lo pusieron contra el piso. Cogiéndole de la garganta le hicieron ver hacía quien encendiendo un cigarrillo se sentó en una silla frente a Draco.

    —Felicitaciones Malfoy, tienes agallas, de razón que los demás te dejaron en paz.
    —Stevenson me vencieron porque descuidé mi espalda, puedo preguntar a qué debo esta charada.

    El Auror ordenó que lo soltaran, pidió que los dejaran solos, cerró la puerta de la biblioteca y aplicó un hechizo silenciador, Draco asumió que lo que hablarían era muy importante por toda la seguridad desplegada.

    —Complétalos, haré todo lo posible para que las pruebas las presentes y puedas estudiar lo que quieras en el mundo mágico o en el muggle —señaló deslizando los papeles que pronto Malfoy llenó para devolvérselos con desconfianza.

    El Auror dobló el pergamino para guardarlo en su uniforme, Draco seguía esperando una respuesta convincente a lo que acababa de suceder.

    —Eres interesante Malfoy, desde que llegaste has hecho magia sin varita, sabes esconder tu poder y analizar las situaciones con poca información colocándolas a tu favor.

    Draco entornó los ojos, no veía a Stevenson desde que llegó y parecía que el tipo lo tenía más que vigilado, por eso actuó con astucia, no sin antes dejar clara la situación de sus padres.

    —¿Mis padres no sufrirán por esto? —si ellos estaban bien, él soportaría lo que fuera, Daniel lo observó en silencio, siendo correspondido por el platinado.

    Stevenson era un hombre de unos treinta y tantos años, piel blanca, ojos marrón y cabello castaño, buen cuerpo, quizás por el entrenamiento de Auror, pero que mostraba en su mirada un sentimiento particular que Malfoy no lograba descifrar.

    —¿Fumas? —el ojigris negó con la cabeza—. Actúa como lo has hecho hasta ahora, esto es una cárcel, con mejores condiciones, pero todavía existe mucho resentimiento por Voldemort, y porque hay gente que no entendió lo que significó su muerte.
    —¿Voy a ser un soplón?
    —“Diente por diente y ojo por ojo” —sonrió el Auror—, haré que puedas comunicarte con tus padres, y tú me ayudarás con pequeñas actividades en la cárcel.

    Draco no le puso atención al tono de Stevenson, se quedó pensando en el detalle de que aunque en su sentencia nunca se le dijo que estaba incomunicado, lo cierto es que en esos meses no había recibido ni una carta de Lucius y Narcissa, la propuesta resultaba tentadora.

    —¿Tengo que hacer alguna promesa de sangre o firmar un papel? —la carcajada del Auror fue suficiente para entender que su pregunta era ridícula.
    —Aquí la palabra tiene más peso que cualquier cosa, si me fallas, la sangre será la manera de pagarme, ¿te arriesgas?

    Draco negó de inmediato, le extendió la mano que fue tomada por el Auror dándole un beso en el dorso, el platinado se sintió incómodo con la acción, la última vez que alguien tuvo un detalle cariñoso con él, a excepción de sus padres, fue en una situación bastante penosa que no quería recordar.

    El hombre se marchó tras darle unas últimas indicaciones, Malfoy se quedó pensando en lo ocurrido, sabía que Stevenson le estaba ocultando información para poder manipularlo a su antojo, pero en esos seis años, tener su apoyo sería mejor que estar solo.

    Caminó rumbo a su celda, esa noche no cenaría, demasiadas emociones en muy poco tiempo, acostado en el camastro, a su mente llegó la imagen de Potter, se preguntó qué habrá sentido cuando se enteró de su sentencia.

    «Eres imbécil Draco, bien que debió alegrarse porque siempre hemos sido antagonistas». Sonrió por la rivalidad que mantuvieron desde que se conocieron en su primer año de escuela, una que se afianzó por su amistad con Granger y Weasley. Fue curioso recordar a Ron Weasley, por un momento quiso escribirle y preguntarle por cómo le iban las cosas, así como contarle que presentaría los EXTASIS, que locura.

    Su estómago rugió, y ganó la lucha a su cerebro que estaba pidiendo por unas horas de sueño, se levantó y fue a comer junto con los otros detenidos, en el comedor los Aurores que le habían atacado lo miraron con recelo, cuando entró Stevenson seguido del director de Azkaban, Herman Flikiers, todos se levantaron para escuchar lo que tenía que decirles.

    —El Wizengamot de ahora en adelante será quien dirija la prisión, sus órdenes son que recuerden lo que es purgar un crimen —todos los reclusos se miraron sabiendo que las buenas intenciones del Ministro terminaban con las nuevas disposiciones—. Y para que se vayan acostumbrando, prepárense porque vuelven los dementores.

    La cena fue amarga, el temor de esas criaturas era porque se metían en la mente agotando cualquier esperanza de vida, los más débiles caerían de primeras, Draco se llevó la cuchara con las verduras a la boca, al levantar la vista, los ojos negros del director de la cárcel lo miraban, estaba claro que él era su objetivo.
     
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    Gracias por sus lecturas, continua la historia,

    SEGUNDO ESCALÓN AL INFIERNO



    Draco durante el mes siguiente estuvo atento a los movimientos de los Aurores que fueron traídos por Flikiers para comenzar a introducir los cambios que el Wizengamot aprobó como parte de convertir Azkaban en un centro de purga por los crímenes cometidos. Esta información la pasaba a Stevenson en cada uno de los encuentros que tenían en las sesiones de preparación para los EXTASIS, así fue como se dio cuenta que el hombre, aunque no podía ayudarlos a todos, si procuraba que el grupo de los más jóvenes no fuera hostigado o maltratado de alguna manera.

    De igual manera, debido a que los Aurores eran los maestros en las diferentes áreas que presentarían, al ser retirados de sus cargos y remplazados con los de Flikiers, las guias de trabajo que enviaba McGonagall no eran direccionadas, los nuevos guardianes entorpecían el horario de repasos colocando actividades como el aseo y la cocina, aquellos que no las alcanzaban a realizar eran torturados con golpes y quitándoles la comida por uno o más días.

    Fue cuando Daniel asignó a Draco a dar las tutorías, el Auror sabía de sus promedios en Hogwarts, por más que en el último año no tuvo las mejores notas por la situación de la guerra, era él más indicado para realizarlas, aunque Flikiers quiso negarse, la visita sorpresa de McGonagall para explicar como se llevarían a cabo las pruebas hizo que el Director de Azkaban aceptara las condiciones a regañadientes y se le olvidó el asunto de Malfoy como profesor. Ese día la mujer llegó justo cuando estaban haciendo la reorganización de los sectores de la cárcel y uniendo en una sola área a los antiguos servidores del Lord Tenebroso.

    Aunque no pudo ver a quienes se evaluarían, Minerva si dejó en claro que mientras fueran estudiantes especiales, estaban protegidos por Hogwarts y eso significaba que cualquier irregularidad sería juzgada por el Ministro y no por el Wizengamot, la cínica sonrisa del hombre fue suficiente para la anciana bruja cuya visita era para comprobar las sospechas sobre los malos tratos que recibían los que creyeron en Voldemort. La bruja se marchó con una idea clara en la cabeza, ahora debía buscar quien la ayudaría a realizarla, mientras que Flikiers y el Wizengamot siguiesen creyendo que le habían ganado.

    Flikiers y Stevenson se mantuvieron en silencio procesando lo que escucharon, el mayor le pidió al castaño quedarse para revisar los que conformaban el grupo que dentro de quince días presentarían los EXTASIS, una prueba con la que se terminaría el suplicio de aguantar al Ministerio metiendo las narices donde la justicia mágica era la única que reinaba.

    Daniel asintió, tras varias disertaciones sobre lo solicitado por Minerva, al final llegaron a la conclusión de que asistirían el domingo 5 de junio al colegio, los acompañarían él por estar a cargo del proceso desde el comienzo, y el Director, los Aurores comisionados de la protección y la evaluación quedarían a escogencia del colegio y el ministerio, esto para que corroboraran que siempre el Wizengamot había tenido buenas intenciones con los jóvenes.

    Stevenson se levantó informando su deseo de conocer la distribución de las mujeres en el sector de servidores de Voldemort, Herman Flikiers sonrió deteniéndolo, el Auror menor vio como un sobre le era extendido, uno que al abrir supo que su tiempo de gracia había concluido.

    —Los resultados serán dados el mismo día, a partir del lunes 6 de junio, esos miserables hijos de la oscuridad serán tratados como lo que son.

    —¿Cuándo tendré que marcharme de Azkaban?

    —Stevenson, usted saldrá ese domingo para no regresar, no hay necesidad de empalme —lo detuvo el Director anticipándose a la pregunta del castaño—, porque su cargo será abolido, recuerde esto es una PRISIÓN, no un internado juvenil.

    Daniel salió sin dar replica, la prioridad era saber como mover las fichas en esos quince días, de no hacerlo, Draco no duraría más de un mes entre torturas y vejaciones de todo tipo, había investigado la relación de Flikiers con los Malfoy, y la ofensa de ser tratado como estafador por parte de Lucius, era lo que cobraría con creces en el cuerpo y la mente de su hijo.

    Miró la hora, los jóvenes no iban a ser cambiados de celdas, así que prefirió ocupar ese tiempo en lo importante, se dirigió a su oficina donde se encerró permaneciendo ahí hasta la hora de la cena.

    Por su parte, Draco observaba la llegada de las brujas a la sección exclusiva para los seguidores del señor Tenebroso, reconoció a Mortífagas, Carroñeras, Informantes y varias que sirvieron de espías bajo la maldición Imperius, pero también alumnas de Hogwarts que en la guerra estaban en sexto y séptimo año, chicas que corrieron con la desgracia de ser hijas de sangre pura, que fueron resguardadas con los Slytherin.

    Escuchó la orden de salir de las celdas, las puertas se abrieron a excepción de las del grupo de los "estudiantes", los Aurores explicaban la distribución de acuerdo a los crímenes cometidos y al rango en la jerarquía de Voldemort, aunque Draco en esa ocasión no tuvo que moverse, era consciente que su ventaja pronto terminaría, él portaba la horrible cicatriz que les dejó la marca tenebrosa, un recordatorio de que la condena de seis años no sería nada con el suplicio que le esperaba purgando lo que "el lado de la luz" asumía debían pagar.

    En momentos así, pensaba que los magos no eran muy diferentes a los muggle, la Inquisición y sus castigos fueron "tan justos" como los juicios del Tribunal Mágico. En su cabeza rio por el sarcasmo, a pesar de todo nunca podría dejar de ser quien era, un Malfoy Black.

    De repente los gritos de alguien reprendiendo a uno de los Aurores en lo que le recordaba que a quien llevaba era una estudiante especial de Hogwarts, le hicieron asomarse por la rejilla al pasillo, por más penumbra que hubiese, esa cabellera negra y el porte de diva lo reconocería donde fuera, allí estaba su mejor amiga, su primer beso, su primer revolcón, su hermana de otra madre, Pansy Parkinson. Gracias a Salazar estaba viva.

    Draco limpió las indiscretas lágrimas que resbalaban por su rostro, después de la batalla de Hogwarts no supo que sucedió con Pansy, ella desapareció sin más, eso lo dejó preocupado porque sabía que Theodore Nott murió al igual que Fred, uno de los gemelos Weasley, con quienes mantenía una relación cordial de negocios y porque no decirlo, de amistad ¿Quién se podría resistir a ese humor tan particular?

    Draco suspiró dejando ver una sonrisa por la tranquilidad de saber de la pelinegra, sólo le faltaba conocer la suerte de Zabini, y la culpa le sería más llevadera dentro de Azkaban, o mejor dicho, por el tiempo de vida que le quedaba una vez presentara los EXTASIS.

    A la hora de la cena el recuentro de los amigos fue muy Slytherin, un asentimiento con la cabeza y una subida de ceja, eso les permitió pasar desapercibidos por los Aurores que sabían de la relación que mantuvieron en el colegio; sin embargo, en la sesión de estudios las cosas cambiaron, mientras los otros chicos hacían las guías, Draco comprobó que su amiga desempeñaba el mismo rol de tutor con las niñas.

    También supo que Pansy estaría un año más en Azkaban y esperaba sobrevivirlo, el crimen del que se le acusó fue tan estúpido, que cuando ella le comentó su condena de dos años por haber sugerido entregar a Potter a Voldemort, Draco no se decidía si burlarse o llorar, pero lo que si corrobora fue su teoría sobre las ansias de venganza y no de justicia como proclamaba el Wizengamot.

    A partir de esa noche los gritos comenzaron en las celdas de los mayores, y con estos el tormento que la conciencia y la mente de Draco le proporcionaban.

    Durante meses logró evadirlas, incluso controlarlas a pesar de los lamentos y el frío que los Dementores haciendo sus rondas de madrugada imprimían al lugar, pero el viernes antes de las pruebas algo cambió.

    La voz que se escuchó era de Dolores Umbridge, no era una buena mujer, pero Draco a nadie le deseaba lo que, por los chillidos, presumía estaba sucediendo.

    El platinado pensó en lanzar un encantamiento para mantener en silencio su espacio, pero el miedo a ser descubierto usando magia cuando allí se suponía que no podían hacerlo, pondría en riesgo su vida y la de Stevenson. Tendría que aguantar los lamentos, eran mejores que las pesadillas que surgieron después de que su padre fue obligado a escapar de Azkaban, las mismas que durante meses lo atormentaron por la presencia del Lord en Malfoy Manor, la casa de sus antepasados que ese demente declaró como "su" cuartel y refugio.

    Odió esos días, el encierro, el miedo a salir por ser atosigado por alguno de los hombres que allí se encontraban, en especial por Fenir Greyback, Draco temía que el hombre lobo aparecería, que hiciera realidad las palabras que pronunciaba cuando lo arrinconaba en alguno de los pasillos de la mansión. Todavía mantenía presente la mirada lasciva, el hedor de su boca cuando se le acercaba siempre burlándose y amenazándolo que pronto sería uno de su especie, o cómo le repetía mientras deslizaba la lengua en la piel que tenía expuesta, su pareja en la cama.

    Un miedo tonto, dirían muchos, pero nunca dieron con el cadáver de Greyback, y esas eran sus pesadillas, verlo entrar y que lo mordiera como alguna vez lo hizo con una de las jóvenes carroñeras. Ella no sobrevivió a la maldición, el hombre lobo pateó el cuerpo inerte del que brotaba la sangre con lentitud, mientras se dirigía con una sonrisa al lugar donde Draco se escondía dándole a entender que él siempre percibía su presencia.

    Malfoy se arropó lo mejor que pudo y tapó su cabeza, debía esperar, pensar en algo distinto, cuando los lamentos acabaron ya iba a amanecer, fue el instante en que sus ojos se cerraron permitiéndole descansar al menos media hora antes de la reunión con Stevenson, la fecha de los EXTASIS sería ese fin de semana, y por coincidencia, el día de su cumpleaños número veinte.

    Cuando Malfoy despertó ya había pasado la hora del desayuno, corrió a bañarse, las risas de varios hombres y las preguntas sobre donde se encontraba, le hicieron moverse con cautela, fue cuando escuchó el llanto de su amiga, era Pansy la que suplicaba que la dejaran en paz.

    Un gemido proveniente de un golpe lo hizo entrar sin medir las consecuencias, su magia se desbordó rompiendo los sellos del lugar, Draco no le importó si mataba a los Aurores, su amiga tenía la ropa rasgada, moretones en todo el cuerpo y el llanto se unía con el líquido carmín que le brotaba por la nariz y la boca.

    Dos hombres salieron expulsados del baño golpeándose contra el frío piso, el tercero que sostenía a Pansy, la liberó con cuidado burlándose por la zorra que acababan de violar. El ojigris lo observó fúrico, con una mano lo elevó mandándolo contra una de las paredes en repetidas ocasiones, no se detendría hasta verlo sangrar tanto o más que su amiga, la misma que le llamó con llanto diciéndole que necesitaba ir a la enfermería.

    En ese instante lo notó, tanto la sangre entre sus piernas como la que salía de su abdomen por el puñal que ella trataba de mantener quieto, ¿Qué diablos le iban a hacer?

    La cargó con delicadeza y corrió, ya nada le importaba, debía salvarla.

    Stevenson regresó de la reunión con McGonagall, tomó los demás documentos de las tutorías y se encaminó a la biblioteca, al abrir la puerta el grupo lucía inquieto, buscó a Parkinson y a Malfoy, encontrándose con la sonrisa cínica de Connor.

    —Me alegra que llegarás, tus tutores tuvieron un problemita hoy, una está en la enfermería y el otro siendo corregido por el Director.

    Stevenson le devolvió la expresión de sorna, como si poco le importara se dirigió a los demás estudiantes entregándoles el último material que debían leer y tener en cuenta para la presentación del examen en Hogwarts, las reglas y las consecuencias de infringirlas.

    Por orden de lista fue llamándolos y haciéndoles firmar lo que ante la ley confirmaba que se daban por enterados, cuando todos estuvieron listos, los llevó personalmente al sector donde estaban sus celdas, por esos dos días sólo tendrían permitido ir a las duchas, las comidas aparecerían en sus recintos. En el mismo orden que entregó las instrucciones los aseguró en el lugar. Un hechizo de protección lanzado como parte de la seguridad de Azkaban y se marchó a la enfermería, tenía ganas de buscar a Draco, pero no era el momento, si llegaba donde él sin noticias de Pansy, lo cruciaría importándole poco quedar de por vida en prisión.

    La enfermera lo vio llegar hasta donde la muchacha dormía, el resumen de la medimaga le puso en contexto, la habían violado, golpeado y por pocos milímetros no pudieron dañar su órgano reproductor dejándola estéril de por vida.

    —¿Por qué tanto interés en ella? —el cuestionamiento lo hizo la bruja mientras cambiaba la bolsa de suero y aplicaba la dosis de antibiótico—. Esa será su vida en este hueco ahora que Flikiers dirige la prisión, pronto la veras disfrutándolo y pidiendo más a sus propios agresores.

    Stevenson llegó a Azkaban para cuando se dio la fuga masiva de mortífagos, vio los cambios con los ministros que pasaron entre el resurgimiento de Voldemort y su caída definitiva, cuando Shacklebolt quiso hacer un verdadero sitio de rehabilitación e reincorporación a la cárcel, pero se encontraba con la indolencia de personas como la que tenía ante sí, se cuestionaba si en algún instante quienes eran los buenos de la historia pensaron que su nuevo orden sería regocijarse con el sufrimiento de quien luchaba por vivir.

    —Las serpientes nos protegemos entre nosotras —la mujer sonrió, en ese instante recordó que Daniel fue un Slytherin, una respuesta propia de esa casa, ella fue una Ravenclaw y siempre supo que ese era el lema entre los verde-plateados.

    Anunció que volvería poco antes de la cena para que la chica firmara los documentos que le permitían presentar los EXTASIS, la bruja con el gesto le dijo más de lo que pudo expresar con palabras.

    —Flikiers no perderá la oportunidad de deshacerse de McGonagall y el Ministerio —señaló a la paciente—, considero que esto fue un error dentro de sus planes, como dirían los muggles, "se les fue la mano".

    —Te sugiero ir por el otro chico, según entendí tuvo una explosión de magia y casi mata al odioso de Williams —recién en ese instante Daniel se fijó en la camilla donde se encontraba su compañero de trabajo, Draco debió tener demasiada ira para poder dejarlo en ese estado—. Seis costillas rotas, un fractura cerrada de cráneo, y por poco lo deja parapléjico.

    Stevenson se despidió para dirigirse al despacho del Director de Azkaban, no podía dejar testigos de la infamia, así que era predecible que estuviese en la sala de castigos cuya única entrada era por su oficina.

    Abrió la puerta encontrándose con un Malfoy atado con un hechizo Incarcerous a una silla mientras era golpeado por Flikiers quien preguntaba a gritos cómo logró atacar a los Aurores, la cabeza rubia cayó hacía adelante comenzando a toser un poco, Daniel vio las gotas de sangre en la camisa del uniforme de preso.

    —Se lo he repetido, fue una explosión de magia.

    —¿Crees que soy estúpido? —el hombre lucía desesperado, si Malfoy era capaz de hacer magia sin varita y romper las seguridades de Azkaban, pronto tendría una rebelión, su puesto, su fama peligraría—, Una sola oportunidad para decirme la verdad o te muelo a crucios.

    Fue el momento de intervenir de Stevenson, se aproximó preguntando con una risa desconcertante porque tenían a Malfoy ahí. Flikiers fue rápido explicando la razón, una amañada que en ninguna parte nombraba lo ocurrido con Parkinson.

    —Lo cierto es que si él no puede presentar los exámenes, tendrá que esperar un año más, y el trato será diferente porque McGonagall podrá solicitar visitas.

    —Ya entendí el punto —Flikiers ordenó que fuese liberado y llevado a la enfermería.

    Al estar a solas con Stevenson, Herman terminó de escuchar las recomendaciones para el domingo, y lo que le sucedió a la chica Parkinson, como el Auror lo suponía los agresores se extralimitaron, y por su culpa casi comete un error. Pasaron unos veinte minutos hablando del traslado a Hogwarts, irían en un autobús muggle modificado, se habían hecho comunes después de la guerra para paseos en familia, una patente que Arthur Weasley junto con su hijo George, y que le permitió a la familia llenar sus bóvedas en Gringott, ya no importaba que fueran traidores a la sangre, acotó el Director de Azkaban, los galeones era la llave a la sociedad mágica.

    Daniel observó al mayor pasar los dedos por la frente, el cansancio de la golpiza parecía haberle llegado de repente, fueron exiguos segundos, pero los suficientes para notar que había mucho más de fondo en ese comportamiento.

    —No me importan los demás, ni siquiera la chica Parkinson —pronunció Flikiers tratando de incitar a Stevenson a un enfrentamiento, algo en él le molestaba al punto de no dejarle confiar en como actuaba, al estar con el castaño Herman se sentía en una partida de ajedrez, así que continuó con más odio en la voz—, pero Malfoy tiene una deuda conmigo que cobraré con sangre y magia, te aseguro que lo mantendré vivo hasta el día antes de cumplir su condena.

    —Yo me voy el domingo de Azkaban, así que no es mi problema que le pase al mortífago.

    El hombre dio media vuelta y se retiró a buscar los documentos para que Draco y Pansy los firmaran, lo único bueno de salir de la prisión es que esa charada podría darla por terminada, una vez hablara con los jóvenes, iría a su cuarto, necesitaba dormir para lo que el domingo sucedería.
     
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    ANTESALA AL INFIERNO



    Por la duración del viaje, el sábado a las ocho de la noche fueron obligados a subir al transporte que los llevaría a Hogwarts.

    Los Aurores revisaron a los estudiantes especiales de Hogwarts con la excusa de que no podían llevar nada entre esos andrajos llamados uniformes de preso. Draco vio como algunos de ellos aprovecharon a manosear a las chicas y otros a los jóvenes que temblaban mostrando en sus gestos que esa no era la primera vez que eran sometidos a la vejación.

    Las burlas y la frase de que pronto las preferencias se acabarían, fueron predominantes en la situación, al subir al bus mágico se les aplicó uno a uno los hechizos glamour para esconder los golpes y el estado de desnutrición en el que se encontraban. El último en subir fue Malfoy, que ayudó a Pansy sentándose junto a ella, aún ambos tenían los dolores del ataque del viernes, circunstancia que les sirvió para que los dejaran en paz, una fortuna que costó la incomodidad de los otros.

    Draco sabía que todos comprendían que con la presentación de los EXTASIS su condición cambiaba, lo que amenazaban los Aurores se convertiría en una dura realidad que variaría de acuerdo con los días que le restaban a sus condenas, pero que dejaría marcas indelebles en la memoria y el cuerpo de cada uno de ellos. Marcas como la del vientre de su amiga, quien portaría el estigma de lo ocurrido en ese baño, una cruel manera de recordarle el error de no aceptar a un mestizo.

    Observó el mar que los separaba de la civilización mágica, el viaje sería de unas seis horas según les comentó Stevenson que los esperaría en el colegio a la mañana siguiente junto con Flikiers, el Director de Azkaban sonreía con satisfacción cuando se despidió de él, era lógico, mientras los otros se irían en máximo dos años, Draco pasaría otros cinco allí encerrado, a su merced y sin manera de librarse de los castigos.

    Subió la manga para ver la mancha grisácea en que se convirtió la Marca Tenebrosa, esa que causó la caída y el desprestigio de su familia, sin embargo, no era la única que tenía, la otra dolía más, porque quien pudo salvarlo extendiéndole la mano, casi lo asesina con un Sectumsempra.

    En instantes como ese, su corazón reclamaba porque Snape no lo dejó morir, pero también estaba al tanto que el dolor habría matado a sus padres, no sin antes haber sufrido las maldiciones de Bellatrix y Voldemort.

    Recostó su cabeza a la ventana sosteniendo el cuerpo dormido de Parkinson en los brazos, al verlos en esa posición, Draco se preguntó si al salir de Azkaban alguien podría enamorarse de él. Un cuestionamiento retórico que no necesitaba respuesta. Cerró los ojos, en su cabeza la imagen de las últimas horas en Hogwarts antes de que los arrestaran volvieron con nitidez, decidió pensar que lo único bueno de ese recuerdo fue que pudo pedirle a San Potter por su padres...Draco hizo una mueca de decepción, para que hacerse falsas ilusiones por algo que jamás sucedería, una promesa que desde el mismo día de su sentencia, Potter había roto.

    Era mejor dormir, al fin y al cabo, los resultados podrían servirle para continuar con las empresas Malfoy si salía vivo de Azkaban.

    Arribaron a las seis de la mañana al colegio, el autobús descendió en la terraza del piso donde los hermanos Weasley hicieron la presentación oficial de su almacén para los estudiantes, además de darle su merecido a la Suma Inquisidora, que debía estarse quemando en la quinta paila del infierno muggle, sonrió por los dichos que los jóvenes mestizos le fueron enseñando en el tiempo compartido, esos muggles tenían frases para cada ocasión.

    Se estiró despertando a Pansy, la chica bostezó para levantarse y ayudar a las niñas con la organización mientras Draco hacía lo mismo con los muchachos, estaba claro que los hábitos nunca se pierden y al ser los mayores, recordaban las épocas de prefectos, una labor que por lo visto se les daba bien ejecutar.

    Descendieron en el mismo orden que fueron acomodados en el transporte, McGonagall lucía desilusionada cuando los vio, las cámaras y la vuelapluma de Rita Skeeter resonaban en la fría mañana, tan pronto escucharon la orden de avanzar, se movieron al interior de Hogwarts, momento en que el silencio se adueñó del lugar.

    Por primera vez desde que la conoció, Malfoy vio a la rubia periodista callada y la indignación reflejarse en el filoso rostro. La entereza de McGonagall logró que retomara el control de la situación sacando al grupo del estupor por el estado real de los "estudiantes especiales", la Directora del Colegio dictaminó que fueran trasladados al Gran Comedor para que desayunaran, Flikiers iba a oponerse, pero la suerte parecía haberlo abandonado, debido a que Skeeter quiso aproximarse a una chica que tenía un moretón en su ojo, y uno de los Aurores la empujó logrando que cayera sobre la periodista de Corazón de Bruja, tuvo que corregir al mago, ordenando al grupo que los vigilaran mientras tomaban los alimentos y él conversaba con la mayor.

    Esa tarde el Wizengamot supo que los errores se pagaban y caro, el Ministro Kingsley aprovechó la reseña de El Profeta para presionar una revisión de las condenas y el cumplimiento de normas que desde la Primera Guerra Mágica se establecieron en Azkaban, una de estas, y que ejecutaría de inmediato, era la visita y comunicación por cartas con las familias.

    La salida más fácil para Herman Flikiers fue justificarse frente a la opinión pública con la ineptitud de Daniel Stevenson, sin embargo, tarde llegó su explicación, ya el Jefe de los Aurores no pensaba perder a uno de sus mejores hombres, así que había mostrado las peticiones que el director de Azkaban hizo al Tribunal para remover a quien, según sus palabras, «trataba a los súbditos de Voldemort como si fuesen niños de colegio, y no como los delincuentes que se eran». El golpe final para los miembros resentidos del Tribunal, que cedieron a regañadientes a que Hogwarts se convirtiese en un "hogar de paso y reinserción" por el tiempo que se tomara el Wizengamot para revisar los casos y hacer las debidas correcciones.

    Curiosamente los juicios celebrados con rapidez concluyeron una semana después, la misma en que Draco recibió agradecimientos por parte de los jóvenes que tuvo bajo su cargo y por las familias de estos que le deseaban el mejor desenlace para su caso, así pudo ver como los que tenían condenas finalizadas desde hacía meses salían libres dispuestos a comenzar con ánimo fuera de Inglaterra, y otros como Pansy, por su estado de salud y lo irrisorio de los motivos por los que fueron encarcelados, se les condonaron sus penas.

    Se sintió feliz cuando escuchó la noticia de parte de Stevenson, el mago además le informó que se haría cargo de Parkinson hasta que encontraran algún consanguíneo con el que pudiese vivir.

    Sin embargo, para Draco las cosas eran diferentes, hasta no cumplir al menos la mitad de su condena, el caso no sería revisado, con tristeza por no poder hacer más, Minerva apretó su mano y le comentó que a partir de esa semana podía recibir visitas cada cuatro meses, y tendría derecho a mantener correspondencia con sus seres queridos.

    El platinado agradeció lo que hizo por ellos, se había arriesgado mucho, pero demostró la valentía de la casa que por años dirigió, se dejó rodear por los brazos de McGonagall, y sentir esa magia reconfortante que le decía que todavía la batalla legal no estaba perdida.

    Al separarse vio a sus padres, Draco corrió a abrazar a Narcissa y a Lucius, los ojos azules y grises lloraron de felicidad al verlo vivo a pesar de los rastros del maltrato que sufrió, los Aurores observaron la escena con asco, para Minerva fue más que evidente que no conocían realmente a los Malfoy Black, para aquellas personas, los rubios representaban una obra de teatro bien montada, pero para los que sabían lo que significaba la familia para los Malfoy, la escena demostraba la razón que les mantenía aún altivos y firmes en sus tradiciones.

    No obstante, cuando el platinado vio a su madre apretar la mano de Lucius supo que las cosas no andaban del todo bien. El Auror Stevenson que hablaba con Minerva explicando los pasos a seguir, al darse cuenta de la situación, ordenó a los magos retirarse mientras él indicaba a los Malfoy como se entablaría la comunicación y visitas con su hijo. Los oficiales aliviados de no seguir en lo que consideraban una charada, se marcharon determinando que en una hora debía estar en la zona de trasladores.

    Una vez solos, Daniel colocó un muffliato para que tuviesen privacidad sin tener que retirarse.

    El primero en hablar fue Lucius, quien directo como siempre, comunicó a Draco la situación con una voz sin matices, en lo que sus ojos se llenaban de lágrimas.

    —Estoy muriendo Dragón, probaré un tratamiento en Francia, por eso, hemos decidido con tu madre que iremos al Palacete porque...

    —Porque además estamos al borde de la quiebra —Narcissa completó la frase que Lucius no pudo terminar. Conscientes de la confusión en su hijo, la bruja explicó lo que acaecía—.Unos meses después de que nos encarcelaron llegó un abogado diciendo que representaba al heredero de la familia Black, creemos que es un hijo de Sirius, y como mi primo era el único que aparecía legalmente como responsable de las bóvedas y las propiedades familiares ya que los demás están muertos, este joven al ser su descendencia tiene el derecho sobre lo que perteneció a nuestra casa.

    —Tu eres una Malfoy, no entiendo porque deben quitarte algo.

    —Cissi invirtió en las empresas como una Black, a pesar de tomar mi apellido siempre deseé que manejara su fortuna como quisiera —Lucius bajó la cabeza para concluir con tristeza—, parece que fue un error más en la lista de todos los que he cometido.

    Narcissa tomó la mano de su esposo para asegurarle que para ella fue el mejor símbolo de respeto y confianza que como mujer podía recibir en una sociedad tan llena de normas y prejuicios.

    Después de ese comentario, el menor de los Malfoy escuchó la manera como el jurista adujo que al perder los derechos como Black, tanto Andrómeda como Narcissa no podrían reclamar la fortuna, sumergidos como estaban con el juicio por la guerra no colocaron atención al evento; sin embargo, a los pocos días de ser declarados inocentes, notaron como las empresas donde la rubia tenía porcentaje de participación, comenzaron a ser intervenidas y su capital confiscado con ayuda del Ministerio. Al final y con el objetivo claro de no querer afectar a los trabajadores, Lucius decidió negociar.

    —Dieron una miseria por las acciones, un dinero que se fue en el pago de impuestos que supuestamente debía tras estar un año en la cárcel.

    —Lo único que queda es la compañía de Abraxas, junto con las dos mansiones, no pueden ser tocadas por ser Malfoy, el problema es...

    —Que las heredaré a los veintiún años y soy un Black, por ende, podrán querer quitárnoslas —expresó Draco con decepción por ver como ese supuesto primo suyo deseaba verlos arruinados. Sosteniendo las manos de sus padres inquirió—, debe existir alguna solución, haré lo necesario para protegerlos, quiero verlos vivos cuando pasen estos seis años.

    Los Malfoy lo volvieron a abrazar, la respuesta a la pregunta era sencilla, debía aceptar casarse y proceder a anexar su voluntad en los papeles mágicos de la herencia familiar.

    La candidata le sorprendió a Draco, Astoria Greengrass era la hermana menor de una de sus compañeras de estudio, lo lógico hubiese sido que Daphne fuera la elegida, pero como dijeron sus padres, con la manera que estaban ocurriendo las cosas, los acusarían de estar reorganizando quien sabe que plan para revivir a Voldemort, por el vínculo escolar que sostenían.

    El ojigris asintió, notó a Lucius fatigado, era mejor concluir con todo el asunto para que pudiese descansar, así fue como se haciendo una seña a Stevenson, este quitó el encantamiento y acató la solicitud de Narcissa para, transcurridos veinte minutos, regresar con las personas que servirían de testigos, curiosamente entre ellas estaba Rita Skeeter.

    Frente al notario se leyó el convenio mágico y se realizó la alianza, las gotas de sangre de Draco y Astoria cayeron en el pergamino sellando el compromiso, un beso fue la manera de unir sus magias por el momento, ya que el tiempo se agotaba y pronto el ojigris debía ser llevado a Azkaban.

    Antes de concluir, el escribano preguntó por las disposiciones que el platinado menor quisiera agregar al testamento familiar, sin dudarlo y con la arrogancia que los caracterizaba, dictaminó:

    —Yo Draco Lucius Malfoy Black, declaro que el heredero universal de la fortuna de la familia Malfoy es mi primer hijo, hombre o mujer, quien asumirá su cargo tan pronto cumpla los veintiún años, mientras, su herencia estará en Gringott, nombro como albaceas a Pansy Parkinson y Daniel Stevenson, quienes de igual manera, quedarán con su custodia en caso de que fallezcamos los padres biológicos.

    El pergamino brilló en tonos verde y plata, legalmente estaba casado con alguien que a penas conocía y dejaba su fortuna a su mejor amiga y al Auror que lo cuidó en Azkaban, el notario enrolló los documentos una vez verificados, felicitó a la joven pareja deseándoles una descendencia con salud.

    Draco sonrió a su esposa cuando Stevenson tuvo que entregarlo a la mano derecha de Flikiers, el tipo se había recuperado muy bien de las lesiones provocadas por el estallido de magia del ojigris, en cuestión de segundos se encontraba en la zona de apariciones de la prisión.

    Le cambiaron la ropa que portó esa semana, lo llevaron a la nueva celda que esperaba por él en Azkaban, curiosamente, la misma que tuvo Bellatrix. Al caer la noche, Draco tuvo su bienvenida, una sesión de golpes y cruxios, aunque no tan fuertes como los de Voldemort, pero capaces de debilitarlo.

    El tiempo de vacaciones finalizó, le recordó Flikiers cuando lo agarró del cabello para lanzarlo contra la fría piedra poco antes de quedar inconsciente, con la sorna que lo caracterizaba, le dejó claro quien mandaba en ese lugar.

    De eso ya habían pasado tres años, tenía prácticamente el setenta por ciento de la condena cumplida, y tras muchos intentos fallidos por parte de Narcissa y Pansy, al fin le dieron la posibilidad del juicio de apelación para su caso.

    Se levantó adolorido por lo dura de la cama, aún no podía acostumbrarse a ese suplicio, esperó a que la puerta se abriera para poder ir a bañarse, ese día sería la audiencia de apelación, por eso se había cuidado de calentar la celda con los hechizos no verbales para que no hubiese un reporte negativo con el cual pudiesen derrumbar la leve esperanza de minimizar el tiempo de permanencia en Azkaban.

    El agua retumbó en las losas del baño comunitario, no importaba que estuviese helada, o las burlas de los Aurores, tampoco el Dementor que los cuidaba cuando los oficiales se iban, sus compañeros odiaban esos instantes, a Draco ya no le molestaban, no después de la última Navidad en la que se enteró de que Lucius fue desahuciado, que pronto moriría y no podría estar a su lado, junto con el hecho de haber perdido la autonomía en la empresa que Gauther Greengrass manejaba, debido a que el heredero de Sirius Black argumentó que al ser Draco un Black había usurpado parte de la legitima fortuna de su apoderado, sin duda ese fue el golpe de gracia para el patriarca Malfoy.

    Recordó como Astoria se lo contó después de hacer el amor, una rutina que adoptaron desde la segunda visita que le realizó, la castaña le pidió perdón avergonzada por no evitar que ese ladrón entrase a la empresa. Malfoy la besó con dulzura, le pidió arreglarse porque el tiempo de visita terminaba y debía volver a celebrar Yule con su familia, en cuatro meses se reencontrarían, aunque no creía que pudiesen compartir un rato tan íntimo, necesitaba de su fortaleza y compañía.

    Al marcharse Tori, Draco cayó en la cama llorando por la desesperanza y la frágil posibilidad de salir vivo de ese lugar, no sabía que le esperaba en el mundo mágico después del destierro en Azkaban, a veces sentía como si su mente se quebrase y confundiera los recuerdos, en otras era la sensación de inmensa soledad.

    En ese estado de tristeza, y con el objeto de dañarle la velada, Flikiers ordenó que un Dementor lo visitara, la criatura se ubicó sobre él, Draco lo vio moverse como analizándolo, finalmente se marchó dejando desconcertados a todos los que tras unas horas esperaban encontrarlo sumido en la desesperanza y la locura.

    Malfoy cerró el grifo y cogió la toalla para secarse, el Dementor que ondeaba en la puerta del baño lo dejó seguir sin siquiera molestarse en apartarse, era claro que se encontraba tan vacío, que hasta ese ser que se alimentaba de recuerdos felices había comprendido aquel 25 de diciembre que lo atacó, que él era un muerto en vida.

    Comió por necesidad la masa que llamaban desayuno, a las diez llegaron los Aurores que lo trasladaron al Tribunal Mágico, en la sala de espera encontró a Astoria con una sonrisa que le devolvió la paz que necesitaba en ese instante.

    —La audiencia será a mediodía, los principales testigos a tu favor serán Ronald Weasley y Hermione Granger —Draco le sonrió, así que Harry Potter tampoco estaría presente en esa ocasión, esperaba que la comadreja y la sangre sucia no lo hundieran por completo—. Yo quiero que entres a esa sala y muestres que no estas derrotado.

    —Un Malfoy nunca baja la cabeza —le besó con suavidad, quería que supiese que podía estar tranquila, fue cuando le dio la mejor noticia desde que supo que entraría a Hogwarts.

    —Draco, estoy embarazada, tengo cuatro meses... y es un varón...

    —Scorpius Hyperion Malfoy Greengrass, nuestro heredero —pronunció el nombre de su primogénito con orgullo.

    La magia envolvió a la pareja quienes juntaron sus frentes y colocando las manos en el vientre un poco abultado de la ojiazul; para los sangre pura al aceptarse por ambos padres la existencia del neonato, este aparecía con su nombre en los árboles genealógicos, documentos y se agregaba a los apoderados de las bóvedas familiares de Gringott, el vínculo mágico entre Malfoy y Astoria se completó, el platinado permaneció abrazado a su pareja pasándole magia al bebé hasta el momento del juicio.

    Al cruzar la puerta, el ojigris procuró mantenerse impávido por lo que sucedía, pero escuchar como Ron y Hermione le defendían, ver los recuerdos de Snape, la manera como Rosmerta habló de la ansiedad con que entró el día que dejó el collar en las Tres Escobas, y la forma como le pidió perdón cuando deshizo el Imperius, fue una prueba que lo superó haciendo que las lágrimas se resbalaran por sus mejillas, Draco se recriminó por ser tan estúpido y no haber compartido con Snape su situación, quizás ahora no estaría en Azkaban.

    —Después de toda esta sensiblería barata, donde por lo visto el acusado fue una víctima más de Voldemort, quiero mostrar la razón por la cual el honorable Tribunal NO debe caer en la falacia de lo que acaba de escuchar —recalcó el mago que fungía como fiscal, la rabia por estar frente a un supuesto seguidor del señor Tenebroso se filtraba en cada palabra, más cuando a pesar de las acusaciones, Draco no pedía misericordia—. Solicito al honorable Wizengamot abrir la investigación a Draco Lucius Malfoy Black por el asesinato y desaparición de Blaise Zabini al finalizar la batalla de Hogwarts con el objeto de quedarse con sus propiedades y fortuna.

    Cuando el platinado salió de la audiencia, lo único que había logrado era ver la cara de satisfacción del Fiscal, cuatro meses antes de terminar los seis años de condena se celebraría un nuevo juicio por homicidio, uno que le daría cadena perpetua.

    En la puerta de la sala Astoria lo abrazó prometiéndole buscar ayuda.

    —Cuida a Scorpius, te amo.

    Correspondió el beso de su esposa, uno que supo a despedida, y Draco no se equivocó, fue la última vez que vio a la castaña.
     
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    ÁNGELES CAÍDOS



    Draco estaba desesperado sin noticias de Astoria y su bebé, pronto se cumpliría el tiempo del embarazo, la chica tenía una maldición de sangre volviéndola más frágil y vulnerable a cualquier dolencia, así que no se le haría raro si la encontraban muerta junto con su hijo.

    Por la unión de sus magias sabía que ambos todavía vivían, pero la pregunta era por cuanto tiempo. Donde fuera que estuviese el dolor lo podía sentir, sin embargo, lo más preocupante era ese leve sentimiento de ira y decepción que en algunos momentos se apoderaba de ella, y que en Draco se manifestaba con espasmos musculares y la expulsión de magia involuntaria.

    Lo único bueno era que Flikiers lo había dejado en paz, era como si hubiese perdido el interés en lastimarlo cuando se enteró de la posibilidad que tenía de quedarse de por vida en Azkaban, eso no quería decir que los otros Aurores evitaran molestarlo con la falta de alimento, trabajos físicos relacionados con la limpieza de las celdas y los baños, y los golpes que no faltaban en cualquier momento tomándolo desprevenido, y que varias veces lo dejaron inconsciente.

    Una de las razones para que ese día se encontrara recostado en la dura tabla que llamaba cama, el hechizo que mantenía su celda cálida no lo había podido hacer porque la exigencia —a pesar de la distancia—, que tenía su hijo de magia, se la consumía prácticamente por completo.

    La puerta se abrió dando paso a dos guardias que lo cogieron por los brazos de manera brusca para llevarlo a rastras a una sala donde lo esperaban Pansy y Stevenson.

    —¡Por Merlín! ¿Qué te hicieron mi vida?

    El escolta quiso apartar a la elegante chica que años atrás fue también su prisionera, pero el brazo de Stevenson le impidió tocarla.

    —Mi esposa y yo necesitamos privacidad con el preso —extendió el pergamino con la autorización de Flikiers, el Auror leyó abandonando de inmediato el recinto con la rabia de no poder humillar a la joven.

    Una vez pudo trabajar con tranquilidad, Daniel se dedicó a curar las heridas y darle unas pócimas para el dolor y los moretones, que previendo la condición en que lo encontrarían le había dicho a Pansy que empacara camufladas como maquillaje.

    Un poco mejor les sonrió a sus amigos.

    —Así que esposa —Parkinson se sonrojo sacándole una sonrisa—, me alegro por ambos, nadie mejor para controlar una serpiente que otra.

    —Tu núcleo mágico está demasiado debilitado Draco, además que tu salud, en especial tus pulmones...

    —¿Estudias medimagia? —Daniel asintió, tan pronto hicieron los EXTASIS y comprobaron su inocencia en las circunstancias que rodeaban a los "estudiantes especiales", pasó su carta de renuncia siendo aceptada con poco agrado.

    Stevenson siempre se supo bueno en pociones, y aunque no fue nunca su interés principal, al ver las heridas en Pansy tomó la decisión de estudiar algo que le permitiera ayudar a las personas igual que lo hacía en su labor de Auror.

    —Draco las cosas no andan bien fuera de aquí, lo único bueno es que en el momento que Astoria dijo estar embarazada, el heredero de Black no pudo intervenir más en las empresas Malfoy —la noticia de Pansy fue buena y sabía que ayudaría a sostener el orgullo de Lucius, dándole la alegría de morir con las propiedades de su casta—. Lo mejor es que jamás pudo entrar a la manor, la casa rechazó al tinterillo que lo representa lanzándolo junto con la gente que iba a expropiarla tan lejos, que cuando regresaron parecía que habían caminado por kilómetros.

    —¿Lo han visto? ¿Sabe quién es?

    Stevenson y Parkinson se miraron entre sí, Draco sin necesidad de escuchar su voz lo supo, muy a su pesar tenía aún la esperanza de que cumpliera la promesa que le hizo el día que la guerra terminó, esa que lo mantuvo vivo el año en las celdas del Ministerio, y que le dio fortaleza hasta que Astoria apareció en su vida.

    Limpió las indiscretas lágrimas que nublaron sus ojos, para con una triste sonrisa ver a la pareja.

    —No me extraña, desde que lo conocí me ha defraudado —tragó en seco y retomó la máscara indolente que lució en Hogwarts hasta su quinto año—. Necesito que encuentren a Blaise, no pienso estar más tiempo en este lugar... Astoria dará hasta su última gota de magia por la vida de nuestro hijo, faltan días para el nacimiento de Scorpius, si el heredero Black quiere mi fortuna no se la dejaré tan fácil.

    Pansy percibió como de un momento a otro el poder de la magia oscura embargó el recinto cubriendo el espíritu devastado del platinado, sintió miedo porque si en sexto año esa energía lo consumió anímica y físicamente, en esta oportunidad parecía fortalecer su núcleo mágico.

    Draco se despidió esperando por buenas noticias en su próxima visita. Escoltado por dos Aurores, caminó por un corredor que no conocía, se dio cuenta que lo llevaban a otro lugar y no era para nada bueno.

    Al ingresar a lo que parecía un celda múltiple, cinco Aurores le dieron la bienvenida recordándole que tenía prohibido el uso de la magia, y que por esa razón, Flikiers le enviaba un recordatorio del poder que tenía sobre él y sus actuaciones. El puño se estampó de lleno en su rostro recién sanado, mandándolo de inmediato al suelo.

    Las risas resonaron en el cuarto que a Draco se le hizo demasiado lleno por sus visitantes, quiso apoyarse en una de las camas que observó cuando entraron y levantarse, fue cuando se dio cuenta que las habían desaparecido. Una patada llegó a su estómago y otra más a su espalda.

    El largo cabello platinado fue sujetado con fuerza mientras le propinaban un golpe en la mejilla, sintió el sabor de la sangre inundar su boca, la tragó porque no quería que vieran derrotado.

    —Ha llegado el plato principal.

    El tono sugerente del agresor no le gustó para nada a Malfoy, como pudo procuró reconocer las caras de quienes lo rodeaban, los pasos de un recién llegado avanzaron hasta él, Flickiers le sonreía con soberbia.

    —En unos meses estarás a mi merced por completo, hasta que llegue ese momento, estos caballeros disfrutaran de tu agujero.

    Con la cabeza dio la señal para que los otros le desvistieran, el director del penal lo observó satisfecho de la humillación.

    Draco cerró los ojos cuando su cuerpo recibió el frío de la desnudez, sin embargo, bastaron segundos para darse cuenta que él seguía con dos de las tres prendas que portaba, y sus dedos reflejaban la sensación agradable de la escarcha en el invierno.

    Los gritos de sus atacantes lo hicieron intentar mirar la escena, cubriéndolo se encontraban dos dementores que ondeaban las capas negras que les distinguía, la escena detrás de este no debía ser muy agradable porque Flickiers gritaba órdenes entre los lamentos de sus secuaces. Al fin la puerta se abrió cuando la onda de un hechizo calentador inundó la sala.

    Draco escuchó como el Director de Azkaban explicaba que los presos robaron uniformes y lo habían atacado, los cuerpos jadeantes de los que yacían en el suelo fueron sacados para que los dejaran en la enfermería.

    Nadie se preocupó por él, Draco permaneció inmóvil a la espera de que los Aurores lo llevasen a su celda, cuando la criatura se apartó permitiéndole ver el espectáculo, cuatro dementores permanecían en la habitación congelada, cogió la raída camisa colocándosela y avanzó escoltado por las criaturas hasta su celda.

    Antes de retirarse, el platinado observó las cuencas oculares vacías detallarlo mientras la huesuda mano pasaba por encima de él sin tocarlo, la boca membranosa se abrió emitiendo lo que Draco sintió como un nombre, ambos se despidieron con una leve inclinación. Su último año en Azkaban acababa de comenzar.



    Lejos de allí, minutos una pelirroja corría por el oscuro pasillo de las bodegas de la empresa Black & Red rumbo a donde provenía la descarga de energía oscura que hacia unos minutos había llegado con fuerza a la empresa.

    Abrió la puerta encontrándose con la enfermera tomando los signos vitales de la mujer que hasta esa mañana parecía morir por los síntomas de la preclamsia que padecía, además, de que su magia era mínima por la manera como sostenía al niño en su vientre.

    Tan pronto como la enfermera se marchó, los ojos de quienes fueron compañeras en Hogwarts se encontraron. La exGryffindor habló de primeras.

    —¿Qué hizo tu marido para pasarte magia?

    —Comadreja eres una sangre pura, debías saber las ventajas que tenemos sobre los mestizos —respondió Astoria con las ínfulas de grandeza que su mal estado de salud le habían restado en esos meses de sobrevivir secuestrada.

    —No te alegres de a mucho querida, tan pronto obtenga lo que deseo, tu y el asqueroso mortífago no podrán utilizar más la magia oscura.

    —¿Qué es lo que quieres Weasley? —la enfrentó Greengrass levantándose de la cama sin dejar ver la molestia por el abultado vientre y la debilidad que su maldición de sangre le daba—. ¿Acaso tu marido ya se dio cuenta de la mentira que llevas en esa panza de trapo?

    La cachetada que Ginevra propinó a la ojiverde resonó en la habitación, al regresarle la mirada, Astoria sonreía soberbia, había dado en el clavo, la chica no estaba embarazada.

    —Ya veo, quieres a mi hijo para recuperar la relación con Potter —el tono sardónico que empleaba la castaña enervaba a la pelirroja, era una versión femenina de Draco, sintió rabia porque ni siquiera ella logró esa empatía con Harry en tantos años de relación—. Te tengo una pregunta ¿Cómo vas a cubrir el rubio cabello y los ojos grises de mi bebé? El gen Malfoy es tan fuerte que dudo que algo de mi apariencia se refleje en él.

    —Te equivocas, tan pronto como Malfoy nos ceda la compañía y las mansiones, él se podrirá en Azkaban, tú y el engendro que llevas van a morir.

    Weasley dio media vuelta y salió sin esperar el comentario que seguramente tendría Astoria para hacerle.

    Regresó por el mismo corredor esperando recuperar la calma que esa serpiente le quitaba, era tan parecida a Draco que por más que la humillaba y a sabiendas que pronto moriría, seguía con ese porte de reina sin importar lo que sucedía a su alrededor.

    Uno que era consciente nunca tendrían ni ella ni Harry así ostentaran toda la riqueza de los Black, una que a Ginny no le importaba, porque deseaba era tener lo que el príncipe de Slytherin poseía, era mucho más que el dinero y la fama, era eso que ella intuyó el día que la segunda guerra mágica acabó, aquello que Harry reflejaba cuando abrazó a Malfoy en el destruido puente de Hogwarts.

    Astoria tenía razón, su matrimonio hacía mucho se había ido por el caño, Potter y ella seguían juntos por la apariencia, por la fortaleza que la imagen de familia perfecta les daba, pero los sentimientos que el ojiverde alguna vez le tuvo, habían desaparecido.

    Se recompuso para ir a las oficinas, esa tarde quería pasarla con su unigénito, en unos días tendría al bebé en sus manos, y cuando obtuvieran los bienes de Malfoy, ya sabría qué hacer para que Harry no la abandonara, por ahora estaba tranquila, él no debía regresar del viaje de negocios sino hasta después del parto, una prioridad que debía planear de inmediato.

    La figura con el encantamiento desilusionador la observó irse como si lo ocurrido minutos atrás no hubiese ocurrido, dio media vuelta y caminó hacia la alcoba que tenía a Astoria Malfoy, al ingresar la castaña se sorprendió de la visita.

    Harry Potter se había aparecido en la oficina para buscar los papeles que requerían para la firma del contrato en Italia y poder asistir a las plantaciones en Grecia, llamó a su secretaria para pedirle las carpetas relacionadas, la bruja se las llevó a los pocos minutos de haber salido a buscarlas. La eficiencia de esa mujer era extraordinaria.

    Con una sonrisa coqueta y desabotonando su blusa, el ojiverde la abrazó por la fina cintura, para agradecer apropiadamente el servicio.

    Desde que por culpa del licor se acostó con Ginevra, dejándola embarazada por segunda vez, ella no había querido volver a tener relaciones, ya de por si ese "revolcón" fue prácticamente un milagro, su relación matrimonial se centraba en aparentar ante la sociedad que eran la pareja perfecta para que no le quitara a Albus, ya que su esposita le había demostrado que era incapaz de criar a un bebé.

    El recuerdo de su primogénito muerto por la negligencia de Ginny le dolería siempre, y eso fue lo que arrancó de tajo el amor que alguna vez sintió por ella.

    En medio del fogoso beso, el golpe de magia oscura le alertó separando a la chica medio vestida de su regazo. Acomodó su ropa y le advirtió que nadie debía enterarse de que había llegado, con un ligero roce en los labios le prometió seguir en la noche, una mentira porque tan pronto averiguara lo sucedido, volvería a Roma.

    Fue extraño ver salir a una enfermera de una de las bodegas, de su época de Auror aprendió varios hechizos para la vigilancia de sospechosos, al aparecer el cristal invisible en la pared su sorpresa por la presencia de Astoria Malfoy embarazada incrementó la curiosidad por la charla que sostenía con la pelirroja.

    Ahora frente a la mujer que llevaba en su vientre el hijo de su némesis escolar, sacó a relucir lo que ocultó de su personalidad en años de fingir ser un estúpido.

    —¿Quieres que sobreviva tu hijo?

    —Dime lo que propones, y espero que esta vez sí cumplas tu promesa.

    —Draco fue el culpable de que rompiera la que le hice, pero ten por seguro que si tu no me fallas, ese niño estará protegido —respondió Harry a Astoria.

    —Te escuchó Potter.
     
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    DEMONIOS



    Ronald Weasley leyó el titular de El Profeta, "Encuentran cadáver de la secuestrada esposa de Draco Malfoy".

    Por primera vez desde el nacimiento de Eris Orión Potter Weasley la familia del Salvador mágico no aparecía en el periódico como lo más importante y único del universo.

    Al menos Rita Skeeter había logrado utilizar todo su ingenio para colocar una importante crónica sobre lo que fueron los últimos meses de vida de Astoria Greengrass.

    La autora, quien en la escuela demostró un especial interés en lo referente a Harry Potter, desde que la guerra terminó, parecía una fuerte defensora de los sangre pura, y entre ellos de los Malfoy.

    No obstante, tenía que admitir que el artículo mostraba investigación, en el interior de las páginas del diario, se detallaba lo sucedido desde el momento de la desaparición de Astoria Malfoy un día después de acompañar a su esposo a la audiencia hasta que se la encontró moribunda en las cercanías de San Mungo, donde un médico reportó a los Aurores y familiares. Lo extraño, como reseñaba Skeeter, era que la mujer dio a luz, pero que del bebé, quien a la fecha debía tener unos cuatro o cinco meses, no aparecía en ninguna parte.

    El artículo concluía con una indirecta mal disimulada al heredero Black:

    «

    ...sin duda las coincidencias existen, mientras Draco Malfoy sufre la perdida de su esposa e hijo, sin poder asistir al sepelio por la condena que paga en Azkaban, el señor Potter, nuestro Salvador Mágico, festeja la vida del tercer vástago de su matrimonio con la excazadora de Quidditch Ginevra Weasley, colocándole como nombre el de su fallecido padrino y curiosamente el de la diosa de la discordia, niño que al igual que el heredero de Draco Malfoy, si estuviese vivo, tiene cinco meses de edad. Curioso, ¿no creen».



    Ron observó la fotografía de los Potter Weasley, las sonrisas bien ensayadas y que daban la impresión de la familia perfecta sólo para aquellos que ignoraban la realidad de ese matrimonio, una muestra de lo bien apropiados que tenían los papeles que desempeñaban ese par.

    El pelirrojo cerró el periódico cuando su almuerzo llegó, disfrutaba de lo que servían en ese restaurante muggle, cuando podía descansar un poco del ajetreo en Black & Red, se escapaba para observar su actual vida bajo una perspectiva más real.

    Ser héroe de guerra, luego el segundo al mando con tan sólo diecinueve años del cuerpo de Aurores de mundo mágico, promover las reformas de la fuerza para convertirla en algo más que cazadores de mortífagos, fue extenuante, en ocasiones se perdía la visión de que él y, por supuesto, Harry, eran personas normales. Algo que se desdibujó por completo cuando meses después de finalizada la guerra, su amigo se enteró de ser el heredero de la fortuna Black.

    Ron diría que desde allí el Potter que conoció en Hogwarts, aquel que defendió a los Malfoy y a otros que le ayudaron siendo incriminados por lo que sucedió con Voldemort, comenzó a cambiar.

    Weasley recapacitó que el colegio estar pendientes de luchar y proteger a Harry se convirtió en la prioridad. Por eso, cuando Molly le comentó que Ginny estaba enamorada de su mejor amigo, y que esa relación podría darle un poco de paz, hizo todo lo posible para que se unieran.

    No obstante, en esos intentos de que Harry se fijara en su hermanita, notó con sumo disgusto que el ojiverde no podía sacarse de encima la obsesión que se forjó con Draco Malfoy. Cualquiera diría que era normal por su enemistad desde los once años, pero en la copa de Quidditch cuando todos creían que la atención del Elegido estaba en las veela, Ron se dio cuenta que sus ojos detallaban las expresiones del heredero de los Malfoy, en Hogwarts como le enfureció que el rubio se riera con Krum y que apoyara a Diggory haciéndolo a un lado.

    La misma obsesión que en sexto año lo desestabilizó teniéndolo noches en vela buscando con el mapa del merodeador donde se hallaba el rubio, que en ese año después de lo ocurrido en el tren, no volvió a atacarlo, le ignoraba, su mente parecía perdida en la preocupación, hasta que sucedió lo del Sectumsempra, que se convirtió en culpa. Ese año fue el primer beso entre Gin y Harry, el inicio de una relación que se fortaleció el año de la guerra, aunque la sensación de la menor de los Weasley de ser dejada de lado cuando fueron por los horrocruxes generó una grieta que Ron pensaba se fue abriendo con los años.

    Recordó como el día de la batalla final, tras romper la varita de sauco, él y Hermione se marcharon al castillo cruzándose con Malfoy. No supo de que hablaron, pero la última escena la guardó en su mente sabiendo que era el olvido de tantos equivocaciones entre ellos, le llenó de regocijo. Una imagen que por el contrario para Ginny fue ofensiva, porque sin darse cuenta en que minuto llegó a su lado, Ron vio como sacó la varita para atacar a Draco, de inmediato la detuvo tapándole la boca evitando que los interrumpiera.

    Después de tantos años se daba cuenta que las siguientes acciones de Ginevra fueron de alguna manera un acto desesperado por borrar a Malfoy de la vida y la mente de Harry. El embarazo repentino, la boda días antes de la iniciación de los juicios contra los mortífagos, aconsejar a Harry que la herencia Black tuviese más inferencia en el mundo muggle, mantenerse en el ojo de la comunidad mágica como ejemplo de amor y solidez, un cumulo de acciones que mantenían al ojiverde ocupado y distraído.

    La situación se hubiese sostenido hasta que el sueño se convirtió en una pesadilla con la repentina muerte de James.

    Ese día se encontraban en una redada con Harry, de pronto el pelinegro se dobló sobre sí mismo pronunciando el nombre del niño, después Ron se enteraría que cuando Potter sintió que la magia de su pequeño desaparecía algo se quebró en él.

    Llegó a Grimmauld Place, la mansión que ocupaban él, Ginny y su bebé, ya que Kreacher se quedó trabajando en Hogwarts. Entró a la habitación donde James yacía con los ojos desorbitados y la boca abierta, lo llevó a San Mungo siendo atendido de urgencias, la cara del medimago fue suficiente para comprender que no había nada que hacer, ingresó sin signos vitales, la hora del deceso minutos antes de que Harry lo encontrara.

    Ron se acordaba como fue hasta la chimenea para volver tres horas después arrastrando a Ginny. Su hermana lucía el uniforme de las Harpías, dejó al niño solo y encerrado mientras ella se iba a una práctica, la lanzó contra la cama donde el cadáver del menor se encontraba.

    Cada palabra que Harry expresó fue escuchada sin la menor emoción de parte de la pelirroja, cuando finalizó Gin lo único que dijo fue que lamentaba su error, pero que era una mujer fértil y podrían tener más hijos.

    Ese fue el final del matrimonio y lo que enterró el amor de Harry por Ginny.

    En el cementerio, cuando las cámaras y los chismosos se fueron, Ron y Hermione le dieron el tiempo para despedirse, sobre la tumba de su hijo vieron a Harry doblarse y llorar sin consuelo. Sin embargo, en un instante de descuido se acercó el abogado que representaba a los Black al Salvador mágico, que cambió la expresión en el rostro y se marchó con el mago.

    Cuando se les unió en el pequeño apartamento que Ron compró para comenzar su vida de pareja con Granger, supo que era otro, se sentía el dolor, la rabia, pero sobre todo, el odio.

    Lo que sea que haya sucedido con el jurista marcó a Harry, vio como rindió testimonio en varios de los juicios contra los mortífagos, lo acompañó a muchos de estos, menos al de Draco.

    Entregó su cargo como jefe de Aurores y asumió el liderazgo de la fortuna Black, unificada meses antes de la muerte de James en Black & Red. Su vida personal se convirtió en amantes ocasionales, juego, borracheras, y de vez en cuando peleas en clubes muggle. Una de esas noches Ron lo recogió casi inconsciente a causa de la gran cantidad de licor que ingirió, dos meses después Ginevra anunciaba que estaba embarazada de Albus.

    Lo extraño fue cuando a los seis meses de dar a luz al pequeño, avisó que de nuevo tenía a un pequeño en su vientre cuando estaban en medio de la cena por el cumpleaños de Bill.

    Recordaba muy bien como Harry le sonrió, el escalofrío que le atravesó la espalda, fue similar al del primer encuentro con Voldemort. Ginny tomó su mano y contó como la noche de aniversario le dejó no solo el regalo material, sino también un tercer hijo, que sabía por los síntomas era varón.

    Si Ginny creyó que recobraría la confianza de Harry en ella, se equivocó garrafalmente. La niñera que Harry contrató para cuidar a Albus pasó de unas horas a tiempo completo, hubo restricciones para que la pelirroja siempre fuese vigilada en el momento de estar con el niño, Ron notó como para el bebé la imagen de "mamá" era difusa, percibía a Ginny como una familiar similar a sus tías, incluso en algún momento, el rol de madre parecía ser asumido por Hermione.

    Weasley conmemoró el día que tuvo a su sobrino Eris Orión en brazos, distinguió una energía diferente a la de James y Albus. El niño a excepción del cabello azabache de Harry, podría pasar por el hijo de alguien más. Ginny detectó la duda en él, así que habló de los rasgos de la familia Weasley y como el pequeño Eris heredó ese color de ojos, uno tan azul que parecía gris, para Ron fue ver los de Draco, de no ser por las ligeras vetas verdes similares al color de Harry cuando se enfurecía. Todo en el rostro del niño era ajeno a los Potter, la mandíbula afilada, los pómulos altos y esa piel nívea, sin mancha alguna, era ver a Malfoy como en esas fotografías que alcanzó a observar cuando fueron retenidos por los carroñeros y llevados a la mansión.

    Mentiría si no reconociera que sonrió feliz de que el niño prefiriera estar en su pecho y no en de Hermione o el del mismo Harry, Gin ni siquiera hizo el amago de quitárselo, actitud suficiente para hacerle olvidar las dudas que le surgieron...

    —¿Qué te tiene tan preocupado Weasley? Pensé que nada te quitaba lo muerto de hambre.

    —Algunos cambiamos Parkinson, yo maduré, algo que por lo visto no hiciste —respondió Ron a la intimidación más por una costumbre de los años escolares, que por querer una discusión.

    Lo cierto es que casi no había probado el plato ante él, incluso llamó a la camarera para que lo retirara, trajera dos cafés y la cuenta.

    —¿Qué quieres Pansy?

    La mujer elevó una ceja por escucharlo decir su nombre, un rasgo muy Slytherin, que respondió extendiendo varias misivas en la mesa, para explicarle el motivo de atreverse a entrar a un negocio muggle.

    —Desde la audiencia de Draco hemos pedido al Ministerio que el fiscal explique en que basa la acusación del homicidio de Zabini, pero como puedes ver, nuestro abogado envío dos notificaciones —le pasó los respectivos sobres, una copia para la oficina del Ministro y otra para el Wizengamot—, sin obtener respuesta. Por eso, te pido que hables con Granger, ella es la asistente de Kingsley Shacklebolt, quizás comprenda que el silencio administrativo, nos abrió una posibilidad que aprovecharemos.

    Ron revisó la epístola, sonrió porque ese error burocrático daba la oportunidad a Malfoy de recuperar su fortuna y de reintegrarse a la comunidad mágica como un hombre libre y "rehabilitado". Pansy se percató de la sinceridad en la reacción, por eso cuando le entregó la otra carta sintió un poco de vergüenza.

    —En esta exigimos, también por tercera vez, que el tinterillo que representa a Black & Red, no vuelva a la mansión ni a la empresa —el pelirrojo arrugó el entrecejo extrañado, de acuerdo con lo ocurrido en la última reunión con Harry, Ginny y el abogado Ernest Maxwell, el asunto con la herencia Malfoy estaba zanjado.

    Pansy detectó las pequeñas variaciones en el rostro de Ron, el mago era ajeno a la situación, así que lo más seguro es que tampoco podría darle respuestas sobre las preguntas que tenían ella y Stevenson del último hijo de Potter.

    Parkinson esperó que Weasley concluyera la lectura, para agregar.

    —El hijo de Draco sigue vivo, su nombre no se ha borrado del testamento —el ojiazul se alegró sabiendo que eso sería una esperanza para el platinado—, incluso si muriera sabes que en el testamento mágico de los sangre pura aparecerá en vez del nombre, la frase de "primogénito vivo", por lo cual no pueden acceder a la fortuna Malfoy.

    —A menos que Astoria le haya cedido la custodia a quien mantiene retenido al niño.

    —En ese caso, para obtener la herencia Draco debe aceptar la decisión de su difunta esposa —recalcó la pelinegra con ese gesto arrogante que nunca perdió en la conversación—, de lo contrario debe aguardar hasta que tenga la edad para entrar a la educación mágica, y que acepté como su familia a quien lo tiene.

    —Once años son mucho tiempo...

    —Tiempo suficiente para que te inculquen odio por alguien, y más si eres un niño —replicó Pansy con tristeza de que ese sea el regalo que el destino le tuviese a Draco. —Espero que esta vez si respondan mis cartas, queda en tus manos Weasley.

    Ron pagó en efectivo la cuenta agradeciendo el servicio, salió del lugar rumbo a su casa, debía cambiarse e ir primero donde Hermione y luego a la empresa para comunicarle el problema a Harry.

    Con la visita de Pansy el deseo de saber como se encontraba Malfoy reapareció, en la audiencia donde se determinó el nuevo cargo, los testimonios que dieron fueron —según el fiscal— irrelevantes por no tener relación con el juzgamiento. Ron era consciente que la única persona que podía variar esos eventos era Harry, pero éste se negaba a asistir a cualquier acto vinculado con Draco, una vez incluso le gritó que suficiente le ayudó sacando al mortífago de Lucius de los problemas, y que con Narcissa ese favor pagaba el que no lo delatara con Voldemort.

    Por eso debía entregarle esa misma tarde las cartas, y pedirle que dejara de insistir con la fortuna Malfoy.

    Abrió la puerta de la casa que tenían al límite del mundo mágico, una ventaja para no vivir acosados por las cámaras o por quienes pedían que invirtieran en sus locas ideas, o que dieran donativos para cualquier cantidad de obras benéficas que en ocasiones resultaban falsas.

    El aroma de la colonia que usaba Harry inundó sus fosas nasales, decidió asustarlo porque de seguro estaba en la cocina, como en sus tiempos de Auror anuló el sonido del movimiento que realizaba, encubrió su esencia mágica, para por último aplicar un hechizo de ocultamiento; sin embargo, cuando vio las prendas en la sala que se dirigían a las habitaciones, el que terminó sorprendido fue él. La visión del horrocrux donde Hermione decía que prefería a Harry sobre él, se volvía realidad ahora que los veía besándose.

    Al separarse Potter acarició el rostro de la castaña que suspiró buscando más contacto, una risa acompañada del comentario burlesco de lo necesitada que estaba por tenerlo entre las piernas, frase que le indicó que no era la primera vez de sus encuentros.

    —Deseo mucho estar contigo Harry, pero no quiero ser más la amante.

    —¿Otra vez con lo mismo Hermione? —al menos no tendría que verlos follar en su propia cama, pensó Ron—. No me voy a separar de Ginny por jugar a la casita feliz contigo.

    —Ron quiere un hijo —Potter se apartó por completo del cuerpo de Granger—. Hace dos meses que no utilizo los anticonceptivos.

    —Si me lo cuentas es porque ya estás preñada —Harry respondió asqueado demostrando que esa idea le resultaba hasta cierto punto repugnante—. Tengo suficiente con Albus y Eris.

    —¡Eris no es tu hijo! —chilló exasperada Hermione que comenzaba a llorar indicando el estado de impotencia en que se hallaba.

    —¡Para mi lo es!, ¡Scorpius es mío! —recalcó Harry de manera posesiva — ¿Por qué no aceptas lo de Draco?

    Ron no se sorprendió con esa revelación, pero sí de las lágrimas que Harry se limpió con rapidez cuando pronunció entre dientes la pregunta. Su atención regresó a Hermione cuando Potter le cogió la mano para con frialdad hablar.

    —Lamento que esto acabara así, tu eres la esposa de mi mejor amigo, pero si se entera de nuestro desliz, quiero que sepas que tengo la forma de demostrar que tu fuiste quien me buscó.

    —Harry te amo... —dijo entre hipidos Granger ignorando la ofensa que acababa de recibir—, debí darme cuenta que nunca sería feliz con Ron, que buscaba en él lo que tú le dabas a Ginny —un nuevo sollozo y una petición que destrozó al menor de los Weasley— ...¡por favor no nos dejes!

    Lo demás que dijo Potter no le importó al pelirrojo, los recuerdo de tantos momentos vividos le embargaron, otra vez la imagen del camafeo con el alma de Voldemort llegó a su mente, curioso que ese temor se convirtiera en realidad, daría media vida por enterarse cuales eran las visiones de Harry.

    Escuchar a la mujer que amó desde cuarto año, con la que quiso formar un hogar, tener una familia, el rechazo y la seguridad de saber que siempre jugo como un remplazo, fue demasiado para Ron, que muy a su pesar se dio cuenta que no en vano Hagrid se lo advirtió, cuando anunciaron su relación: «las relaciones que nacen de circunstancias adversas, muy pocas veces duran».

    Dio media vuelta, tal como entró se marchó de lo que alguna vez denominó su casa, a la que regresaría a buscar sus cosas más importantes, fue a Hogsmeade e inició un recorrido que terminó en las puertas de la empresa Malfoy, atravesó el vestíbulo pasando la seguridad de la oficina de Pansy Parkinson.

    Al verlo la Slytherin se levantó de detrás del escritorio con ganas de insultarlo, al estar cerca del pelirrojo este la abrazó para liberar el llanto y la amargura de la traición. Cuando Stevenson ingresó al despacho, Ron dormía en el sofá bajo la supervisión de la pelinegra.

    —Tuve que desmayarlo, y vi sus recuerdos... Potter tiene a Scorpius.
     
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    LOS INDECISOS



    Draco espantó la mosca imaginaria que se detenía frente a su cara cuando quería escribir en la pared de su celda. El sonido de la aparición de la única ración de comida que recibía al día le hizo girar hacia la pequeña barra de madera fijada en la puerta. Caminó con dificultad hasta allí para coger el plato y olerlo, la masa verde por los hongos expedía un olor nauseabundo, lo volvió a poner en su sitio, y sin probarlo dio vuelta para seguir con la única actividad que lo mantenía medianamente cuerdo en el tiempo de encierro incomunicado en qué lo tenían desde lo que creía eran meses, porque perdió la cuenta de los días entre la soledad y la eterna flama encendida que alumbraba el recinto, aquella que veía cuando en los minutos y horas de sueño intermitente se mezclaba la realidad, con sus añoranzas y deseos.

    Continuó con el dibujo, un niño de largo cabello rubio y ojos grises como los suyos, una alucinación que le ayudaba a seguir con vida y luchar por salir de allí. Sin embargo, se le hacía tan difícil sostenerse, Flikiers se encargó de separarlo del mundo, de sus amigos y de sus padres.

    En esos instantes era cuando más extrañaba a los Dementores porque el frío que producían lograba que su mente descansará por completo. Quién creería que esas criaturas lo defenderían dos veces del maldito director de Azkaban y sus secuaces, lástima que en la segunda vez los resultados determinaron que estuviese allí encerrado.

    Draco era consciente que de haber podido los Dementores lo habrían sacado de allí, pero algo se los impedía. La magia alrededor del lugar era como un eterno Patronus, se debilitaba cuando ingresaban el agua, la comida o verificaban que estuviese vivo; en esos minutos podía percibirlos, a ellos y la débil magia de Scorpius, esto lo obligaba a liberar la suya, sonreía cuando confirmaba que el vínculo sanguíneo seguía intacto, «Cuestión de tradiciones», diría Narcissa, y Lucius repuntaría con el credo Malfoy "Sanctimonia Vincet Semper", y a eso se aferraba Draco, no perdería su familia ante nadie, menos con quién le hizo su vida un infierno. Se recostó en la pared y cerró los ojos obligándose a dormir, a tener un instante de abandono con sus pesadillas...


    Harry se encontraba con Hermione y Ron, partió en dos la varita de saúco y la lanzó al fondo del destruido puente de Hogwarts, era momento de seguir adelante. Cuando levantó el rostro se encontró con los borrascosos ojos grises de su némesis, era necesario que hablarán, agradecerle por lo ocurrido en la manor, y por lo que había hecho Narcissa.

    Ron sonrió al descubrir la presencia del platinado, George le comentó lo ocurrido con Fred y supo que —sin justificar sus acciones —, él sólo actuó motivado por el amor a su familia, quizás lo comprendía por el episodio que tuvo con sus amigos por el camafeo de Voldemort, la vida son decisiones, buenas o malas, pero hay que vivir con estas y asumir las consecuencias.

    —Harry no es necesario que...

    —Estaré bien Hermione, Draco y yo tenemos que hablar.

    Weasley percibió el enojo en su novia, una posesividad que justificó con el amor fraternal y la protección que siempre les daba desde que comenzaron a tratarse. Cogió la mano de la castaña y se retiraron a una prudente distancia, que supiera que Malfoy no iba a atacar a Harry, no significaba que lo fuera a dejar indefenso.

    Los antiguos enemigos caminaron hasta poco antes del borde destruido del puente, sentándose en los escombros a una distancia que les permitiera hablar sin alzar la voz, miraron a la nada.

    —Reconstruiremos la mansión, los elfos ya iniciaron la limpieza de la magia oscura y la sangre que dejó Voldemort en la casa.

    —Gracias por protegernos —repuso Harry tratando de no darle la cara, no quería atacar a Malfoy, pero siempre que estaban juntos parecía que era la única manera de comunicarse—. Tu madre me salvó y aunque Lucius se haya equivocado, tampoco voy a negar lo evidente... ¿Desde cuándo?

    —Desde cuarto año, cada vez las misiones eran más imposibles de realizar, la humillación, los castigos físicos, y si no tuviéramos tanto dinero —Potter río diciéndole «engreído», y Draco alzó los hombros—, así como la protección de la sangre pura, hace dos años nos habría asesinado.

    El silencio se hizo cómodo en esos instantes, cada uno vivió la guerra desde un escenario diferente, cometieron errores, pero sobrevivieron.

    —Por favor ayúdalos, no importa que yo me hunda en Azkaban, si mis padres están bien yo seré feliz y estaré eternamente agradecido contigo.

    Harry volteo a ver al chico junto a él, eran años de perseguirlo, de jugar al gato y al ratón, de ofenderse para tratar de obtener su atención. Potter giró su cuerpo hacia Draco, colocó sus manos en las mejillas que se ruborizaron por el contacto, atrayéndolo hacia sí juntando sus frentes.

    —Los sacaré a los tres de allí, lucharé para que no pierdan nada de lo que les corresponde por derecho propio.

    —Es mejor no prometer lo que no sabes si puedes cumplir, sin embargo, te creeré Potter.

    Harry deslizó sus dedos para acariciar los labios de Malfoy, fue repentino, pero para él Salvador del Mundo Mágico se hacía necesario.

    —A veces me preguntó que hubiese sido de nosotros de no rechazar tu mano.

    Draco entreabrió su boca para sentir como el ojiverde la invadía con el índice entrando y saliendo de ella con suavidad.

    —Lo siento, no quiero perderte, no a ti.

    La misma mano que invadía la boca de Malfoy atrapó su nuca mientras la otra se aferraba a su cintura, tal vez la adrenalina del momento, el saber que quizás no lo volvería a ver, le dolía a Harry, el platinado era una constante en su vida de la cual no quería deshacerse, pero la mano de Draco separándolo le detuvo de besarlo.

    —Tienes una novia que llevas amando hace años, me lo has gritado tantas veces —el ojigris se levantó mirando hacia el castillo—. Eres un símbolo, un nombre, yo no encajo allí, quizás en otra vida... gracias por aceptarme.

    Malfoy se alejó para ir con sus padres, se cruzó con Ron y Granger despidiéndose, cuando llegó al interior del Castillo se encontró con Ginevra Weasley apuntándole y sus padres con esposas, los Aurores no dieron tiempo de nada, en medio de los gritos de la comadrejilla acusándolos de asesinos fueron sacados del lugar. Sintió lástima por Potter, pero no era el indicado para mostrarle quién era en realidad la mocosa. Con la cabeza en alto, como siempre, los Malfoy salieron sin mostrar emoción alguna, nunca los verían derrotados.


    Draco sonrió por el recuerdo, se dejó caer de lado estirando sus cansados músculos, vivía en la ignorancia desde hacía mucho tiempo, él para el mundo estaba muerto, si alguna vez volvía al Wizengamot igual le darían cadena perpetua por la muerte de Zabini, entonces ¿Qué diferencia había entre morir ahora o en algunos meses?

    Ojalá sus amigos lograrán dar con el paradero de Scorpius, de no hacerlo, rogaba a Merlin que quien lo tuviera cuidara de él. El platinado sintió su cuerpo más agotado que de costumbre, se despidió de sus padres, de Astoria y de un imposible amor para dejarse llenar por completo de la inconsciencia.


    Harry Potter se despertó por el fuerte dolor en su pecho, el llanto de Albus y Scorpius en su cabeza le indicó que algo no andaba bien. Recogió con rapidez su ropa para lanzarse un hechizo de limpieza y vestirse, cuando salió de la habitación encontró a la mujer con quien había pasado la noche, una muggle que sería la imagen de la próxima campaña de ropa de Black & Red en el mundo no mágico, se despidió diciendo que pronto su secretaria se comunicaría, al estar en el pasillo del edificio desapareció.

    En la casa Potter Weasley la niñera le dio la bienvenida informando que los niños habían tenido una explosión de magia involuntaria y no le permitían entrar a la habitación, solo una persona pudo llegar hasta ellos.

    Tal como lo dijo la bruja la protección que sus hijos habían colocado la rechazó cuando quiso entrar con él, enviándola metros atrás como si recibiera un Depulso, decir que para él fue más sencillo era una mentira, concentró su magia en un punto abriendo una pequeña fisura que le dio el ingreso, Harry sentía los cortes que la barrera hacía en su ropa y cuerpo. El dolor no se comparaba con el temor de pensar que los niños dieron permiso a Ginevra de estar con ellos; no obstante, nada lo preparó para encontrar a Ron acomodando en la cama a Albus que inconscientemente abrazó a un rubio Eris que se acercó más envolviéndose en un capullo de magia que rompió la barrera.

    —¿Qué haces aquí? ¿Por qué mis hijos te permitieron entrar?

    Ron no dió importancia al reproche que su antes mejor amigo le hacía, terminó de arropar a los niños para enfrentarlo.

    —Ellos me llamaron, yo solo acudí a consolarlos —Ronald se acercó a Harry arqueando una de sus cejas al ver el mal estado en qué se hallaba por pasar sin permiso la protección—. Scorpius resintió la pérdida de quién por meses le ha dado su magia, y Albus protegió a su supuesto hermano por el lazo que han formado.

    Invitando a su cuñado a salir de la alcoba, Weasley le entregó un sobre con sello del Departamento de Leyes Mágicas.

    —Draco Lucius Malfoy Black está muriendo en San Mungo.

    —¡Mientes! Él está en Azkaban, pronto será su nuevo juicio.

    —Si es que sobrevive.

    Potter se apresuró a abrir el sobre creyendo que era información del platinado, la carta de renuncia de Ron junto con los papeles de divorcio y el certificado de que el niño que esperaba Hermione era un Weasley le dejaron sin habla.

    —Harry no entiendo qué pasó en el entierro de James que te cambió tanto, pero yo no merecía la traición y saber que en mi propia cama se revolcaron.

    —Hermano yo... —intentó justificarse el ojiverde.

    —Guarda tus palabras Potter —Ron fijó la mirada en la de quien consideró más que su amigo, quería decirle tantas cosas, pero no valía la pena—. La ley mágica me protege, Hugo será un Sangre Pura Weasley Prewett, su magia se desligó de la Hermione cuando ella se enteró que no era tu hijo sino mío.

    A Harry no le importaba Hermione, su mente pedía saber de Malfoy y no perder a Eris.

    —¿Qué pasó con Draco? Si le dices a sus abogados de Scorpius te juro que no me importa...

    —Eres patético Potter, yo no seré el encargado de descubrir esa verdad, la imprudencia de Granger y tuya les dieron las herramientas.

    Ronald lo dejó sin dar más explicaciones, el celular en su bolsillo vibró por el mensaje de Stevenson, debía ir con ellos, ya hablaría con su familia, por ahora debía encontrarse con las serpientes.

    Cuando iba a llegar a las escaleras Harry parecía haberse recuperado y volver a pensar con cabeza fría.

    —No regreses, tienes prohibida la entrada a mis propiedades, pondré una orden de alejamiento de ser necesario.

    —¿Me prohíbes ver a Albus y Eris? —la carcajada irónica del pelirrojo no amedrentó al pelinegro que reafirmaba su advertencia—. No seas ridículo, o ¿te recuerdo quién quedó lleno de cicatrices mientras yo los arrullaba? Hasta pronto San Potter, y ruega a Merlín que Malfoy fallezca, es un consejo por tu bien "hermano".

    Harry lo vió salir a sabiendas que su amistad había terminado, la cagó el día que se metió con Hermione, todavía se justificaba diciendo que fue porque ella le dio el consuelo que necesitaba tras la muerte de James, pero con los días supo que la castaña fue la puerta para reconocer que algo faltaba en su vida.

    No sé separó de Ginny por costumbre, por evitar la mala prensa, ya era suficiente con lo que ocurría por la herencia Black, luego ella quedó embarazada y quiso darle una nueva oportunidad a su matrimonio, lo que le ayudó a aceptar que la pelirroja nunca llenaría sus expectativas.

    Entró a dónde los niños, revisó que siguieran descansando, le pidió a la institutriz no separarse de ellos y que nadie además de él y Weasley pudiesen verlos. De ahí salió a su propio cuarto, se cambió tras un buen baño que le quitará el olor a sangre y al perfume de la modelo muggle. Se vistió y fue a cenar tan pronto el elfo doméstico le dijo que ya estaba servido. En la mesa Ginevra, Hermione, el abogado Maxwell le esperaban.

    —El juicio de Malfoy será en una semana, por ahora está en San Mungo hospitalizado bajo reserva.

    —¿Pistas sobre Zabini? —cuestionó Potter llevándose un pedazo de carne a la boca, el jurista negó—, un punto a nuestro favor, ya vimos que los testimonios de Ron y Hermione a favor de Malfoy no fueron tenidos en cuenta, si el italiano no aparece...

    —Se le declarará culpable y tú le quitarás definitivamente a Eris haciéndonos de su fortuna —pronunció con una sonrisa de beneplácito Ginny, en momentos así Harry la admiraba.

    —¿Me enviarás a interceder otra vez por él? —inquirió Granger con fastidio, la vez pasada tuvo que beber una poción que contrarrestara los efectos de Veritaserum, y poder fingir que apoyaba a Draco, cuando en verdad quería verlo hundido, pero Harry se lo había pedido y no pudo negarse.

    —No, sin pruebas a su favor será declarado culpable, en ese instante yo mismo me encargaré de darle la estocada final.

    —En verdad lo odia señor Potter.

    El abogado tenía razón, odiaba a Draco Malfoy y se iba a encargar de hacérselo saber antes de que muriera.

    —¿Y Ron? — preguntó Hermione.

    —Mientras sea la felicidad y la protección de mis hijos, tendrá siempre mi apoyo.
     
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    EL JUICIO



    Flikiers caminó por el corredor de lo que hasta hacía unas horas fue el área de cuidado de los detenidos de Azkaban en el hospital de San Mungo.

    Los destrozos por lo que se reportó como una explosión de magia involuntaria de Draco Malfoy, en donde dos Autores que se encontraban con él dentro de la habitación, dejaron al Wizengamot sin la posibilidad de achacarle un intento de fuga y el ataque a servidor público, ya que los medimagos aseguraron que el muchacho en el estado que se hallaba, era imposible que agrediera a alguien, ya que estaba literalmente más muerto que vivo.

    El Director de Azkaban terminó de dar el informe a sus superiores, para verificar los daños. Antes de hablaron con la medimaga de la prisión, visitó a Dowson y Murdock le confesaron que trataron de inyectar la poción del olvido como les ordenó, y que el muchacho no pudiese decir nada de lo ocurrido, fueron expulsados por la magia de Malfoy, algo similar al incidente antes de los EXTASIS.

    Flikiers estaba preocupado, quedaban unas dieciocho horas para el juicio, uno con doble intención, dar a conocer la fecha de finalización de su primera condena de seis años, y la audiencia previa para juzgarlo por la muerte de Blaise Zabini.

    El Auror revisó los escombros d la habitación, el corredor y el boquete en la pared que involucró varias alcobas, en ese instante rogó que Zabini apareciera, ahora no quería ver a ningún Malfoy más en su vida.

    Siguiendo el protocolo, recorrió el lugar buscando la firma mágica de otro mago o bruja que quisiera ayudar a escapar a Draco, encontrando sólo la del platinado. La voz de la medibruja Emilia Lancaster, junto a la del abogado Sigmund Maxwell, el encargado de comunicarse con ellos cuando la esposa del heredero Black quería algo en particular.

    Al verlos entrar se preguntó por primera vez en lo que llevaba recibiendo dinero de ese hombre, ¿Por qué se había metido en semejante lío? Después del ataque de los Dementores se propuso aislar a Draco, retirándose del trato, pero una fuerte cantidad de galones, y el rumor de que se daría una recompensa especial a quien logrará asesinarlo, creo un pandemónium del cual se libró cuando al fin aceptó de nuevo hacerse cargo de desaparecer al hijo de Lucius. Exhaló decepcionado de su elección, mientras actuó de manera individual logró mucho más de su venganza, que cuando comenzó a trabajar para Ginevra Weasley.

    Saludó a la pareja que aguardaba por él en lo que fue una puerta, escuchó las razones de la presencia del abogado, por lo visto, ahora venían directamente de Harry Potter. Se perdió un poco en sus pensamientos dejándolos de escuchar, no comprendía que ganaba él Salvador del Mundo Mágico con recluir de por vida a Draco, lo que si tenía claro es que él, al igual que Emilia y el medimago francés Phillippe Durant, eran fichas de un juego más grande.

    —No puede ser sentenciado a morir con el beso del Dementor, por eso el testimonio de ustedes debe ser bueno para que se le condene a cadena perpetua.

    —Maxwell ¿Cuál es el interés de que Malfoy se pudra en Azkaban?

    El jurista se tensó de inmediato, si supiera que negociarán con la vida de Scorpius Malfoy Greengrass la fortuna de la única familia cien por ciento pura de los Sagrados Veintiocho, estaría seguro que Flikiers se retiraría del trato, en esos meses había visto un cambio de actitud en el mago, más como el cansancio de lidiar con un problema del que se pudo deshacer hace tiempo.

    —Es una cuestión de honor, tiene demasiados pendientes con mi cliente.

    —¿Con cuál? ¿Con la señora Ginevra o con su esposo?

    Maxwell abrió la boca para cerrarla sin pronunciar palabra. Desde que comenzó en Black & Red, sus funciones dependían de la señora Potter, la única directriz que él emitió fue la de evitar que Draco Malfoy recibiera el beso del Dementor.

    —Tengo entendido que un 75% de lo que fueron las arcas de Lucius y Narcissa ahora le pertenecen a ellos —habló Flikiers buscando una respuesta a lo que ya sospechaba—, lo que les queda es la Inversora, ni siquiera Harry Potter ha logrado con su fama las conexiones que poseen los Malfoy en casi todos los lugares del planeta con magia.

    —Alguien que buscaba vengarse de Lucius Malfoy por acusarlo de ladrón, no creo que esté en condiciones de reclamar nada.

    Flikiers agarró al hombre por las solapas de la túnica que llevaba, era cierto, en un momento decidió ejercer todo su poder contra Draco, sin embargo, él supo que tenía la batalla perdida hace mucho tiempo, además, la misma vida se encargó de cobrarle a Lucius su soberbia dejándolo casi en la ruina y al borde de la muerte, mucho antes de que Potter y su familia interfirieran.

    —¡Autor Flikiers! —intervino Emilia deteniendo la discusión—. Quiero que vean al paciente, sea lo que sea que ustedes deseen hacer, es mejor que tomen decisiones después de eso.

    —¿Despertó? —cuestionó el abogado a la bruja que negó con la cabeza—. Si muere tendremos al Ministro en la nuca, y la carrera de ambos se irá por el caño, ya que nadie podrá relacionarlos con mi cliente.

    —Nosotros seguimos órdenes —puntualizó Emilia indignada por la amenaza, ella y Flikiers se jugaron el pellejo al permitir la tortura y condición médica de Malfoy y de otros mortífagos—. Los delincuentes fueron trasladados a un pabellón especial, por favor síganme.

    San Mungo era muy similar al Ministerio en cuanto a la distribución de sus espacios. El ala sur que estuvo hasta hace unas horas destinada a los prisioneros del Ministerio y de Azkaban, se encontraba inservible, la magia hubiese podido reconstruirla en horas, pero antes los Inefables querían investigar que sucedió, ya que el reporte de los testigos determinaba la presencia de Dementores alrededor del hospital, sin embargo, en ese instante no se veían en ningún lado.

    Flikiers se extrañó cuando salieron de la construcción principal para ingresar a la parte del reclusorio de enfermedades mentales. Conocía el lugar porque muchos de los que fueron atacados por los mortífagos se encontraban internados desde la primera guerra mágica, entre ellos los Longbottom. En la medida que avanzaban se dio cuenta que los pisos estaban determinados por la gravedad de las enfermedades, tomaron un ascensor y la medibruja los llevó al sótano.

    Al abrirse las puertas se encontraron con una jaula y en medio de esta lo que parecía un capullo de energía que era rodeado por varios Inefables que se turnaban en mantener, al igual que sucedió en Azkaban, un Patronus.

    —¿Está con vida?

    —La pregunta es si Mañana podrá estar en el juicio —corrigió Maxwell a Flikiers.

    —Es difícil decirlo, el capullo lo mantiene con vida, no hemos podido ingresar y cuando tratamos de tocarlo el resultado fue ver a uno de tus hombres perder el brazo por congelamiento.

    —El juicio comienza a las 10:00 de la mañana, presente o no, se leerá su sentencia, cuando lo declaren culpable, regresará a Azkaban, para que viva sus últimas horas.

    —Flikiers la orden es mantenerlo con vida.

    —Dígale a su jefe que tiene una semana, téngalo por seguro que el Wizengamot no esperará más para ejecutarlo.

    —Los Dementores no son una opción —mencionó con un susurro Lancaster.

    —Pero el Avada kedavra si.

    Fue la respuesta de Flikiers dando media vuelta para salir del lugar, quería dormir unas horas, tan pronto se cerrará el caso de Draco Malfoy, seguiría los pasos del medimago Durant, desaparecer con su familia y desentenderse de los Potter, si iban a hundirse por su arrogancia, él no estaría presente.



    «

    El juicio del mortífago más joven del grupo del antiguo Lord Tenebroso, será hoy.

    Lectores de El Profeta a las diez de la mañana el Wizengamot abre sus puertas al juicio público de Draco Lucius Malfoy Black, para decirle el día en que saldrá libre de su primera condena, y conocer si es culpable o no de la desaparición del heredero de la fortuna Zabini.

    Mientras esta servidora esperará en primera fila por la impresión que tendrá en el unigénito Malfoy al ver a su padre y madre, quienes no han podido hablar con su hijo desde hace cinco años, tiempo donde les ha ocurrido demasiadas situaciones, siendo la más grave el envenenamiento del que fue víctima el patriarca en Francia donde supuestamente llevaba su tratamiento para curarse.

    Cómo lo leen, el medimago que atendía a Lucius Malfoy lo estaba envenenado, trató de despojarlo del Palacete Malfoy aprovechando la desesperación de Narcissa Malfoy, a la que mantuvo retenida para que firmase la cesión de su poca riqueza (sigue el relato del "Hurto a los Malfoy" en la página 18).

    Le pregunto a la comunidad mágica después de casi ocho años del final de la Guerra Mágica, ¿Vale la pena seguir culpando a quienes se les demostró que fueron también víctimas? ¿Debemos continuar con una venganza que dista mucho de lo que el Salvador del Mundo Mágico ha predicado en sus múltiples discursos? ¿Cuántos Magos de la Luz están libres y cometen actos demenciales en nombre de la justicia? Vean las estadísticas, en el último año 125 sangre pura han muerto, 376 familias han migrado por amenazas, ¿Qué pasará a la magia por este desequilibrio en nuestra ciudad?

    Esperemos que hoy el heredero Black se pronuncie ya que él se quedó con gran parte de la fortuna Malfoy, además, porque nos hemos enterado que su mejor amigo Ronald Weasley renunció al cargo que desempeñaba en Black & Red, ¿Tendrá que ver con el divorcio de la pareja que desde la Batalla de Hogwarts lo unió con Hermione Granger?

    Por fuentes confiables, también sabemos que Ronald Weasley se divorciaron, se quedó con la custodia legal y mágica del niño próximo a nacer, es decir, el bebé no tiene ningún vínculo con los muggle y nacer como un Weasley Prewett (si quiere saber más de la historia de "La asistente del Ministro y el menor de los Weasley", siga en la página 25).

    Nos vemos en el juicio.

    Rita Skeeter»





    A las nueve y cincuenta las puertas de la sala del Wizengamot se abrieron dando ingreso a los curiosos y a varios periodistas, en primera fila, detrás de Pansy Parkinson que asumió el papel de abogada defensora de Draco, Narcissa y Lucius esperaban por la llegada de su hijo. A las diez de la mañana el presidente del Tribunal con una sonrisa que demostraba la satisfacción de poder hundir el apellido Malfoy habló a la concurrencia.

    —Pido silencio, me informan desde San Mungo que el señor Draco Malfoy ha muerto por causas vinculadas a su deseo de mantenerse sin comer y...

    El ruido de unas cadenas interrumpió el discurso, Flikiers arrastraba a un joven platinado en un claro estado de desnutrición, pero que daba signos de estar en sus cinco sentidos.

    —¿Qué es esto? ¿Quién es este hombre? Auror Flikiers explíquese.

    —No sé quién le dio la noticia señor presidente, porque como puede ver Draco Malfoy se encuentra vivo y dispuesto a oír lo que a bien decida este juzgado.

    El murmullo fue generalizado, el Tribunal indicó al Presidente que debía continuar con la sesión.

    —Será materia de investigación tan pronto salgamos de aquí el porqué de semejante mensaje.

    Durante la primera hora Draco escuchó lo sucedido en esos seis años, aclarando que en los ocho meses previos al juicio no se tuvo ningún contacto porque se aseguró que el joven Malfoy así lo había decidido.

    —Bien, siendo que el acusado cumplió a cabalidad con su condena, el Wizengamot declara que hoy 31 de julio del año en curso, salé libre y con la posibilidad de unirse totalmente a la comunidad mágica, sin restricción en la utilización de su magia, con la capacidad de trabajar y disfrutar de sus bienes y fortuna.

    Narcissa sonrió, en una semana su hijo estaba libre, otra vez estarían juntos, y con la capacidad para buscar a Scorpius.

    —Se hará un receso de quince minutos, y se dará inicio al juicio contra Draco Lucius Malfoy Black por el asesinato y desaparición de Blaise Zabini.

    Hasta ese instante Draco pareció tomar conciencia del lugar en que se encontraba, llegó ahí más por los insultos y amenazas de Flikiers a su familia que porque su cuerpo reaccionara a la perfección.

    Sonrió a Pansy y está le señaló a las dos personas que más amaba en el mundo, quería decirles tanto, sin embargo, las opciones de salir libre del nuevo cargo que le imputaron eran nulas si su amigo de colegio no aparecía, y la expresión de la pelinegra le confirmó que esa era la realidad.

    A las 11:30 de la mañana comenzó un nuevo juicio, testigos que reconoció como antiguos compañeros de Hogwarts lo acusaban de algo que nunca hizo, más porque Zabini no estuvo en la Batalla contra Voldemort.

    El fiscal disfrutaba su triunfo, aunque decían que habían venido Veritaserum, Draco y Pansy se preguntaban cómo eran capaces de mentir sobre algo que desconocían, tanto en el interrogatorio de ella como de su contraparte.

    La última en pasar al estrado fue Ginevra Weasley, ahora Potter.

    La pelirroja tomó asiento, bebió la poción y respondió con tranquilidad asegurando cómo vio a Draco apuntar con su varita a Blaise cuando esté trataba de escapar hacia las mazmorras.

    —Tan pronto confirmó que estaba muerto, le quitó el anillo de la familia y se lo metió en el bolsillo recitando el juramento que lo convertía en el nuevo dueño de la fortuna Zabini.

    —¿Puede decirnos en donde escondió el anillo ya que cuando fue capturado no se le encontró ni a él ni a sus padres?

    La pregunta de Parkinson la hizo dudar por unos segundos, los ojos café miraron a la ex-Slytherin para con una sonrisa de suficiencia responder.

    —Lo seguí por el corredor que llevaba a las cocinas, llamó a una elfa que sirvió a la familia Crouch, se lo dio para que lo guardara hasta que quedara libre.

    —Para confirmar la versión de la señora Potter, debemos llamar a la elfa doméstica.

    El Tribunal deliberó por unos minutos, al final no vieron necesidad porque la esposa del héroe no podía mentir.

    Agradeciendo la intervención, se cuestionó si había más testimonios, para sorpresa de todos la que se levantó fue el fotógrafo de Rita Skeeter, un tal Bono que habían visto desde que la conocían, incluso cuando ella cayó en desgracia el mago se mantuvo a su lado. Sentándose en el lugar asignado para los testimonios, se presentó como testigo de la defensa.

    Parkinson asintió con la procurando no reflejar la sorpresa de esa ayuda inesperada, y más porque no tenía ni idea que iba a decir ese hombre sobre el caso.

    El fiscal por el contrario sí expresó su descontento, el testigo de la Defensa era una rueda suelta en el caso que tanto le costó armar con Maxwell.

    —Su señoría nos hemos quedado sin Veritaserum, así que este caballero no podrá testificar.

    —No hay problema, mi testimonio puedo darlo sin la poción —expresó el mago sin perder la calma—. A menos que el Tribunal esté en contra de que yo hablé como la única persona para dar la verdad de los hechos y comprobar que Draco Malfoy es inocente.

    El fiscal miró al presidente del Wizengamot buscando su apoyo, al igual que él, Rubeus McHill solicitó ayuda en aquellos a los que tuvo que incluir en el montaje en contra de Malfoy, y con quienes dividió los galones que Sigmund Maxwell le pagó.

    —No veo ningún inconveniente —habló Delora Odgen, la bruja fue secundada por otros miembros de la Junta—. Señor Bono, ¿Cómo podremos saber que lo que dice es la verdad?

    Finite incantatem —el viejo ayudante de Rita Skeeter sonrió por la cara del fiscal—. Porque yo soy Blaise Zabini, y nunca estuve en la batalla de Hogwarts.

    El silencio en la sala hizo que las cámaras voltearan a ver al fiscal, y en especial a Ginevra Weasley Potter, la voz de Parkinson se alzó triunfante sobre el estupor para dejar sin validez el caso.

    —Ante la prueba y los recuerdos que el señor Zabini mostrará al Tribunal debido a que, al parecer, el fiscal dio algo que no era Veritaserum a los testigos, exijo la liberación de Draco Lucius Malfoy Black absuelto de todos los cargos.

    Odgen y los demás miembros salieron por espacio de media hora, sin poder acercarse a Draco, Pansy hablaba con su amigo de escuela y veían a un destrozado platinado custodiado por Flikiers y dos Inefables. Al regresar McHill preguntó por los que estuviesen a favor de la moción, las manos de los cuarenta y nueve miembros fueron levantadas.

    —Se aprueba la liberación inmediata del acusado, y se abre investigación en contra del fiscal, posteriormente se llamará, de ser necesario, a los que testificaron.

    El martillo resonó en el lugar dando por finalizada la sesión.

    Flikiers abrió la reja dejando salir a Draco, los ojos grises que lucían perdidos se enfocaron en las dos personas que durante años no había visto, los brazos de sus padres le rodearon para besar su cabeza. Unos minutos después Malfoy Manor daba la bienvenida a uno de sus dueños, y con él a dos Dementores que se apostaron en su habitación.

    Ningún comentario salió de la familia, aparentemente no lo iban a atacar, eso sería algo que hablarían cuando Draco despertara.
     
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    CODICIA



    Tres meses desde que Draco fue declarado inocente, y desde entonces ninguna noticia de él, de sus padres o de sus abogados, era como si los Malfoy hubiesen desaparecido de Londres dejando al Ministerio y al Wizengamot la incertidumbre de ser requeridos por el Consejo Mundial de Magia para dar las razones del trato que la familia ejemplo de la pureza de sangre había recibido.

    Otro que se encontraba igual o peor era el heredero Black, Harry desde que se dio la sentencia de Draco, se hizo cargo de revisar cualquier comunicación de índole legal que llegase a Black & Red y sus sucursales, al igual que mantenerse al tanto de lo que los diarios de Londres y demás lugares mágicos hablarán de la familia Malfoy, cada día era morir un poco por el miedo de que le pudieran quitar a Scorpius, y dañar aún más su reputación después de la penosa intervención de Ginevra en el juicio.

    Desde ese día los diarios de Londres Mágico no paraban de recalcar lo extraño de los sucesos que rodearon el caso empezando por la acusación que, de buenas a primeras, surgió tras la muerte de Astoria y la desaparición del bebé Malfoy. Las historias se pudieron controlar cuando se entregaron los resultados de los testigos, en ellos aparecieron rastros de dos pociones una que provocaba confusión y otra que permitía control de las personas, similar a un Imperius, en ambos casos era muy difícil rastrearlas, el problema fue que entre los nombres de la lista que se hizo de conocimiento público para evitar que los testigos fuesen dañados como represalia a su participación, el de Ginny no apareció porque decidió no hacerse la prueba, algo que Rita Skeeter divulgó en medio de una conferencia de prensa en la que hacían el lanzamiento de la primera línea de productos cosméticos que tendrían venta en el mundo muggle y en el mágico.

    Las preguntas comenzaron a llegar de los diversos medios de comunicación que cuestionaban las razones por las cuales la decisión de la señora Potter a pesar de ser citada en múltiples oportunidades.

    La tormenta de interrogantes hizo que Ginevra tomara el micrófono de la mesa para responder, de pronto se llevó una mano a la cabeza finalizando el espectáculo con un fingido desmayo.

    Los gritos solicitando la presencia de un medimago por parte de los ayudantes de Black & Red, reemplazaron los de los periodistas, Harry fue consciente de que transcurrieron unos cinco minutos para que los Aurores se presentarán sacándolos de allí.

    Al día siguiente comenzaron los verdaderos problemas, nuevos artículos aparecieron con entrevistas de las compañeras del equipo de Ginny acusándola de humillarlas por ser la futura esposa del niño-que-vivió, incluso en esos testimonios se mostraron fotografía e informes médicos de las veces que fueron atacadas por maldiciones proferidas por Ginevra, y que al ingresar a San Mungo se borraba el nombre de la firma mágica evitando problemas.

    Luego se hicieron presentes las quejas de los antiguos empleados de las empresas Malfoy que fueron despedidos, argumentando que en el tiempo que llevaban cesantes nunca habían recibido el pago de su liquidación, y que el abogado a cargo, un tal Sigmund Maxwell, los amenazaba en nombre de la señora Potter, y por no poner en riesgo a sus familiares se vieron obligados a guardar silencio hasta ese instante.

    Esa situación derivó en el papel que tenía en sus manos. Las diferentes campañas publicitarias de artículos deportivos, de ropa y cosméticos que manejan las compañías del heredero Black con marcas a nivel nacional e internacional, exigieron un cambio en la imagen de quien los representa o darían por terminados los contratos.

    En esos momentos le hacía falta Ronald, él siempre sabía cómo hablar con la prensa y con los inversionistas, su humor mezclados con los comentarios imprudentes llenos de verdades mantenían el ambiente tenso al margen, y luego entre risas volvían a las negociaciones.

    La puerta se abrió dando pasó a una pelirroja muy furiosa que lanzó al escritorio de Potter el último pasquín junto a la carta que daba por terminado su contrato como modelo de la empresa.

    —¿Qué es esto? ¿Por qué me sacaste de las campañas?

    —No estoy dispuesto a perder más dinero —respondió Harry para continuar revisando los documentos, sonrió al ver el del Ministerio donde, al fin, se le decía que estaba a paz y salvo con los impuestos.

    —¿Dinero? ¡Eres el hombre más rico de Londres Mágico y también tienes un buen capital en el mundo muggle!

    —¿CUÁNTO CREES QUE PERDÍ POR TU ESTUPIDEZ? —gritó Harry golpeando el escritorio y levantándose del asiento para enfrentarla mirando directo a los ojos cafés que alguna vez lo enamoraron—. ¡DOS BÓVEDAS CON CASI DOSCIENTOS MILLONES DE GALEONES, SE FUERON COMPLETAS PAGANDO POR LAS LIQUIDACIONES QUE ROBASTE Y LOS IMPUESTOS QUE NO PAGASTE EN CINCO MALDITOS AÑOS!

    Ginevra observó a Harry con odio, de los galones en las cuentas que estaban en su poder, ella no tenía permitido tocar un knut.

    Cuando se casaron le regaló una cuenta con la mitad de su fortuna Potter, una cantidad cercana a los 400 millones, que podía manejar a su gusto, dejándole claro que de ella dependía aumentar su capital o despilfarrarlo, ya que era su dote. Ginny entendió el significado de esa palabra muy tarde, ya que un año después, cuando quiso solicitar más dinero a su esposo para gastos personales, el grupo de abogados le explicó que no tenía derecho a exigir nada de la herencia de Potter.

    En el contrato matrimonial se especificaba que las bóvedas de Sirius y su familia eran para sus hijos y Teddy Lupin real descendiente Black por sangre, siendo divididas en porcentajes iguales; y las de las empresas que pertenecieron a los Malfoy se destinaron para sufragar los gastos de las compañías, y reinvertir.

    Ese día se enteró que Harry se quedó con la otra mitad de la bóveda Potter, una que acrecentó con lo que ganaba trabajando en publicidad, su salario como CEO y del porcentaje de rendimiento que anualmente se pagaba a la junta de socios.

    —Si no tienes más preguntas, te pido que te retires —solicitó Potter con más calma—. De igual manera, aunque ya no seas la imagen de estos productos, conoces el mercado que manejan, si quieres ganar tu sueldo, hazte cargo de conseguir tu reemplazo.

    —Y si no quiero ¿qué? —cuestionó Ginny con soberbia.

    —Pasa tu carta de renuncia, y busca empleo en otra parte para ver si alguien con tu historial, similar al de un mortífago, te dan empleo.

    La pelirroja salió dando un portazo, al estar solo, Harry se llevó la mano a la frente en señal de cansancio, en esos momentos su mente volvía al día de la batalla de Hogwarts y su despedida, si no hubiera sido un cobarde, y fuera él quien estuviera a su lado, ¿Su relación de pareja sería igual?

    Todo lo que había hecho hasta ahora era una manera de presionarlo para que buscará su ayuda, pero nunca, ni una sola vez pidió por su presencia. Sabía que se había obsesionado desde los catorce años con esa extraña rivalidad que muchas veces los llevó a la enfermería, lo quería a su lado, pero enterarse el día del entierro de James que muchas de las muertes de sus seres queridos eran culpa de Draco Malfoy y de su relación con Tom Riddle, le hicieron odiarlo, desear que viniera a él humillado rogándole por su ayuda. Aunque para el primer juicio no estuvo presente y se extrañó cuando Ron le contó lo sucedido porque atestiguó a su favor, para el segundo ya su testimonio había sido quitado de las pruebas con la ayuda de Hermione, aunque le pidió a ella hablar como testigo a sabiendas era inoficioso.

    Unos golpes en la puerta y su secretaria ingresó tan seductora como siempre, recibió los documentos escuchando las indicaciones de la bruja que no dejaba de jugar con la cadena en su cuello para que él viese el sugestivo escote por el que sobresalía la parte superior de sus senos. A Harry en otro momento eso le habría parecido delicioso, pero desde el problema con los niños y Ron, su libido —literalmente— se fue de paseo. Agradeció a la mujer y le pidió que nadie interrumpiera, él la llamaría si necesitaba algo.

    La desilusión en el rostro de la chica castaña fue evidente, asintió y dio media vuelta para cerrar un poco más fuerte de lo que Harry hubiese pensado. Otro problema más, por eso George siempre le repetía "que no debía meterse con la nómina".

    Caminó hasta la chimenea y dijo una dirección, el ruido de la barrera dándole la entrada le satisfizo, por más que no lo aceptará en público, realmente extrañaba a su amigo.

    El ruido de la red flu extrañó a Ron, pocas personas lo visitaban a esa hora ya que estaba en el trabajo, pero ese día pidió permiso porque viajaría con Hugo a la reserva de dragones, así que asumió que era Andrómeda con Teddy, y los Potter, arrugó el ceño al ver a Harry, no pensó que iba a pelear por algo de Scorpius o Albus como se le había vuelto costumbre. Al ver qué no hablaba decidió dar por terminado el incómodo momento invitándolo a quedarse.

    —Llegaste para el almuerzo, ve a asearte, tercera puerta a la derecha.

    —Gracias...yo... —Ron se quedó mirándolo, Pansy se lo repitió más de una vez, su corazón de comadreja en algún instante le iba a hacer caer con el ojiverde, así que pensara muy bien las cosas con respecto a sus nuevas lealtades.

    —Albus y Scorpius ¿Están bien? —Potter asintió, pero seguía sin moverse, el ojiazul suspiró y le señaló la escalera, se sintió como Molly—. Cámbiate y baja, no demoran en llegar los niños.

    —Gracias.

    Confirmado, era igual que su madre, repitió mentalmente Ron, y más cuando se comunicó con Andy para que avisará en la empresa y a Ginny que Potter estaría ese fin de semana con ellos.

    En la alcoba Harry se recostó para sumirse en un sueño reparador.



    —¡Padrino! —Potter abrió los ojos para ver un niño de pelo azul jalando de su ropa—. ¡Apúrate o llegaremos tarde!

    Asintió cambiándose de ropa con un hechizo, y dejando la túnica sobre la cama, al bajar se encontró con su ahijado, sus hijos, Andrómeda y Hugo, que fue dejado en sus brazos por una chica con el cabello de diferentes colores que ayudaba a Ron a encoger el equipaje.

    De ahí fue empujado al patio donde se hallaba una bota vieja que le recordó a la del Torneo de los Tres Magos, fue sostenido por todos y él colocó la manita de Hugo apareciendo en la reserva de dragones donde Charlie les dio la bienvenida.

    —No te preocupes, nadie sabe que estamos aquí, de todas maneras mantén a Eris con el Colovaria.

    Y así fue, tres días donde olvidó los problemas, disfrutó con su familia, sin pensar en lo que le esperaba al llegar a Londres.

    El domingo en la noche llegaron a la casa de Ron, cansados del viaje los bebés dormidos se acomodaron en la habitación que el pelirrojo acondicionó para ellos, así que Potter se quedó una vez más con Weasley.

    Tras despedirse de Andrómeda y Teddy, Ron vio a Harry desde la ventana de la alcoba de Hugo, la joven que le ayudaba a cuidarlo cayó dormida al lado de su bebé, los cubrió con una manta y bajó al patio.

    Harry le agradeció de nuevo recibiendo la lata de cerveza muggle.

    —¿A qué viniste Potter?

    —Me equivoqué, dañé nuestra amistad y tú matrimonio —Ron dejó salir una risa por la frase, su relación con Hermione siempre estuvo mal porque era el premio de consolación, el problema radicó en qué él nunca vió las señales o las ignoró—. Lo siento, la verdad es que en estos días los problemas con Ginny han aumentado, y necesitaba hablar contigo, con la única persona que aún considero mi amigo.

    —¿Por qué no te divorcias? Acaba esa farsa, únete con alguien que realmente ames.

    Fue el turno de reír de Harry, en ese momento creía que él era igual a Voldemort en su imposibilidad de amar a otra persona, quizás en el pasado le gustó Cho, y se sintió halagado por la admiración que Ginevra le manifestó, pero cuando Hermione le dijo que le amaba, comprendió que él no conocía ese sentimiento de entrega, de bienestar y de satisfacción por ver la felicidad de su pareja. Algo muy distinto eran sus hijos, porque ellos si significaban su todo, un sitio seguro donde llegar y a quien pertenecer.

    —Por mis niños —el ojiverde bebió un largo tragó de cerveza—, así como yo coloqué una cláusula en el contrato matrimonial, ella hizo lo mismo.

    Ron no podía creer lo que Harry contaba, si se separaba de Gin, o moría, ella se quedaba con el 75% de la fortuna, manejando a su libre albedrío el 25% de los hijos que tuviesen en el matrimonio y se comprobara que fuesen de ambos. Ese porcentaje, por ende, correspondía a Albus, y Teddy quedaría desprotegido, y como dijo Harry, si alguien tenía derecho a esa fortuna era el pequeño metamorfomago, por su sangre Black.

    —No hagas esa cara, cuando la leí, agregué que si moría, el dinero pasaría a su nombre al comprobarse de manera muggle y mágica que mi deceso fue por muerte natural o enfermedad incurable sustentada por registros médicos.

    Weasley se dio cuenta lo que alguna vez le echó en cara el hurón, que el amor de su hermana por Harry era similar al de una fan por su ídolo de fantasía, la relación de ellos era tóxica, le dio asco.

    —Quiero que vuelvas a Black & Red, te necesito y ahora más que Ginevra fue retirada de las campañas publicitarias —el ojiverde respiró antes de seguir, a pesar de todo ella era su hermana—. Sabes que le hará la vida imposible a cualquier modelo que entre a reemplazarla.

    El pelirrojo afirmó con la cabeza, luego de acabar la cerveza le explicó cómo sería su nueva rutina laboral si quería tenerlo de vuelta.

    —Yo no confió en ti, pero sé que para que un tercero entre en una relación la culpa es de los dos que la tienen —Ron analizó el gesto de Harry, por unos segundos sintió lástima de la persona frente a él, a su parecer nadie podía estar tan quebrado y vacío, y se preguntó por enésima vez ¿Que pasó después del entierro de James?—. Acepto porque podré estar más cerca de Teddy, Albus y Scorpius.

    —Hermione vive en la casa —soltó de repente Potter—. Gin considera que su presencia ayudará a salvar la relación que tiene con los niños.

    —Harry yo te envidiaba, desde que te conocí mi deseo de ser tu amigo fue para poder ser reconocido en mi casa y no la sombra de mis hermanos —Ron finalizó su bebida y continuó—. Odiaba ser pobre, vivir de las sobras, ser un don nadie, no era inteligente como Percy o los gemelos, ni temerario como Bill o Charlie, tampoco tan especial por ser la única mujer Weasley en años como Ginny, no era nadie y tú fuiste mi boleto a la fama como tú escudero.

    El pelinegro vió a Ron levantarse y sacar a la lechuza campestre de su jaula. Guardó silencio disfrutando del animal que estiró las alas pendiente de la nota que su dueño escribía, antes de recibir unas golosinas y partir hacía su destino.

    —Me cansé de ser el amigo de Potter, al que miran con desdén y no valoran—. Para Ronald decir lo que llevaba meses conteniendo se hacía difícil, pero Stevenson y Pansy le ayudaron mucho a aceptarse, a sí mismo y a su herencia, libre de los prejuicios que por años escuchó en la Madriguera, además, si quería que su hijo creciera respetando la diferencia, era momento de esa catarsis—. Regreso a tu empresa porque tengo un interés claro, pero no volveremos a ser amigos, porque para serte sincero, considero que nunca lo fuimos, tú eras mi tabla de salvación para ser alguien y yo te di una familia, ambos nos beneficiamos del trato.

    Harry se sorprendió de como en esos meses Ron había madurado, asintió porque al fin y al cabo ellos eran buenos como equipo de trabajo y eso era lo que necesitaba en ese instante, le dio la mano para indicarle que lo esperaría el miércoles con el contrato.

    Se desearon las buenas noches y cada uno fue a acostarse. Antes de cerrar los ojos Potter deseo que todo saliera bien con el regreso de Ronald a la compañía, un deseo egoísta de sentirse respaldado, quizás para lo único que le sirvió la hecatombe de esos meses fue para reconocer la importancia de Weasley. Cuando se durmió soñó que estaba en Privet Drive debajo de la escalera, la voz del difunto Vernon le repetía entre risas su verdad, y lloró porque tenía razón, estaba solo y la única persona que pudo ayudarlo él la rechazó por el espejismo de una familia ajena le dio.

    Lejos de allí, una pelinegra de ojos verdes sonreía por la misiva. Tan predecible era Potter que no se daba cuenta que acababa de dar paso a su más peligrosa pesadilla.
     
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    Yaoizando
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    LAS ALMAS PÉRDIDAS



    Draco escuchaba la voz de Lucius mientras éste con calma cepillaba su cabello contándole lo que vivió en Francia, y como querían robarle parte del poco patrimonio que le quedaba a Scorpius. Los negocios no iban bien, Greengrass hacía lo mejor posible, pero la muerte de Astoria lo destrozó.

    —Dragon quisiera verte antes de morir, quedaron secuelas de Azkaban, de las torturas y del veneno—. Lucius lloraba, pocas veces lo había hecho, casi siempre ligadas a Narcissa o a él, como el día que recibió la marca, esa mancha deforme y grisácea que adornaba su brazo y el del patriarca—. El esposo de Pansy no determina el tiempo, según él, al igual que el bárbaro que me atendió en Francia, dice que debí morir hace meses, pero los Malfoy no morimos cuando los otros quieren sino cuando sabemos que no tenemos pendientes...

    Draco sintió el vacío del mayor cuando se alejo de su lado, sin duda había terminado de peinarlo, sonrió mentalmente porque nadie creería que su cabello era cuidado por Lucius, su padre se preocupaba tanto o más que Narcissa por la apariencia. Aún se acordaba de un día de diciembre, cuando estaba entrenando en la escoba y no contaba con más de diez años, viendo el desorden de su ropa y cabello le dijo:

    «...puedes estar como la mierda, pero tú apariencia no debe demostrarlo, menos a tus enemigos»...

    Esa premisa la mantuvo hasta que Voldemort resucitó tomando la mansión como su cuartel. Los recuerdos del Lord Tenebroso cuando casi asesina al dueño de la Manor a punta de golpizas y pociones, al dejarlo sangrando en el suelo, se dio media vuelta riendo por la hazaña, los mortífagos que le secundaron de repente callaron cuando Lucius se irguió, pidió permiso para retirarse manteniendo el porte.

    Ese día El que no debía ser nombrado se dio cuenta que no podría destruirlo tan fácil, evitaba utilizar sobre Lucius un Crucio porque era su voz fuera de esas paredes, era inmune al Imperius, y si le lanzaba un Avada la casa de inmediato lo aniquilaría por la protección ancestral, pero el Lord Tenebroso encontró otros medios para infringir dolor y doblegarlo, su familia.

    Los Malfoy podían ser catalogados de muchas cosas, eran racistas, despreciaban a los nacidos de muggle, odiaban a los traidores de la sangre, consideraban a Dumbledore un individuo poderoso y manipulador, pero jamás los que ignoraban lo que ocurría de puertas hacia adentro, sabrían que ellos se protegían porque se amaban, eso no quería decir que Lucius no le exigiera, Draco lo tenía claro, el amor también equivale corregir, su padre en eso era implacable, al igual que Cissy.

    —Descansa Dragón, mañana hablaremos.

    Oyó la puerta cerrarse quería llorar por no poder hablarle, al fin, como siempre, se decidió por esperar que las cosas fluyera. Entró en el letargo eterno que vivía para retroceder al último día en Azkaban, del juicio y de haber llegado a la mansión, de ahí si mente parecía suspendida, recorría de vez en cuando un pasillo lleno de puertas grises y negras, las abría y veía con interés lo que dentro de esos cuartos ocurría. Al principio esas visiones eran borrosas, de una mujer, una castaña de ojos verdes como las aceitunas, se sentía contento, ella le daba paz.

    Otras veces esos ojos eran de un verde esmeralda y la voz de su dueño le decía que lo protegería, el sentimiento que le embargaba era diferente, su cuerpo se calentaba mientras percibía en su boca una intromisión, jadeaba, sus uñas se deslizaban por una piel cálida para quedar envuelto en un letargo donde su memoria táctil le decía que eso ocurrió, más su cabeza lo mostraba como una alucinación.

    Lo más frecuente era quedarse en las habitaciones vacías, allí en la penumbra o en la más completa oscuridad, eran frías, sin dolor, ansiedad o cualquier emoción que le afectara. Su mente descansaba.

    En alguno de esos espacios, antes de ser consciente de la presencia de sus padres, de saber que estaba en la mansión, escuchó gritos, salió para ver de quién se trataba, tan pronto miró al hombre con la ropa desgarrada por el Diffindo, sangrando por el Crucio que le lanzaban tres uniformados, supo que era él. Fue como unir la fantasía a la realidad de su existencia.

    Draco recordó cómo cerró los ojos por la debilidad después de escribir en la pared de su celda, su cuerpo entró en un estado de somnolencia que fue interrumpido por las voces de tres hombres. Al verlos, descubrió que uno de ellos no era Auror aunque vistiera uniforme, demasiado ansioso en sus movimientos, incluso pensó que era una mujer con un Glamour o una poción multijugos por como sacudía y tocaba su cabello corto fastidiado.

    Fue cuando lo sintió, el primero de varios que, sin ser tan fuertes como los de Voldemort y Bellatrix infringían a sus víctimas que quedaban con los huesos rotos y sangrando de inmediato, dolían por la condición física en qué se hallaba.

    No supo quién lanzó los Diffindo, quizás los tres, pero sí que el infiltrado —como decidió identificarlo—, fue quien lo bañó en un líquido que ardía mientras carcomía su carne.

    Las risas por cómo se revolvía en el suelo se disolvieron cuando la pregunta de Flikiers resonó en la celda.

    —¡Aguamenti! —fue bañado, pero aún ardía, su piel sabía que estaba quemada—. Vulnera sanentur.

    —¡Emilia a San Mungo!

    —¿Por qué me ayudas? —preguntó a sabiendas que ese hombre que lo cargaba, llevaba años odiándolo.

    —Porque hasta el resentimiento tiene un límite, y no vale la pena perder mi vida por un Malfoy.

    El recuerdo lo expulsó mandándolo a otra habitación, allí entraba sostenido por Flikiers, lo aseguraban dentro de la jaula donde metían a los mortífagos, veía todo como un espectador dentro de otro, no escuchaba bien las frases del Fiscal y tampoco de Pansy, lo entendió, para traerlo hasta allí utilizaron un Imperius, la orden se repetía en su mente «Habla solo si te preguntan directamente sobre el caso de Zabini».

    Por eso, cuando vio a sus padres no pudo saludarlos, nadie le cuestionó, fue un audiente mudo de su propia desgracia, hasta que Flikiers susurró a su oído cuando lo declararon inocente, junto con la liberación de la imperdonable.

    De nuevo el vacío, caer al suelo frío, verse en la casa que creció, percibir los rastros de magia oscura de los mortífagos por la hipersensibilidad de las criaturas que a su lado se mantenían evitando cualquier intervención de Stevenson como medimago o de sus padres... Y pasar a esa rutina donde Lucius o Narcissa le hablaban de tonterías o leían alguno de sus libros favoritos para despedirse con un beso en la frente, cerrar la puerta y dar paso a la llegada de los Dementores. El frío antecedía la entrega de magia de las criaturas, una que lo envolvía haciéndole sentir cada una de sus células regenerarse.

    Esa noche fue distinta, de pronto Draco vio cómo su cuerpo quedaba en la cama mientras su espíritu levitaba hacia el exterior de la habitación, las criaturas lo guiaban al lago en la parte final del bosque, lo atravesó fijándose en varios pavos reales albinos con sus crías, una prueba de que el tiempo solucionaba todo, y se alegraba que la mansión supo resistir y reconstruirse, al menos cuando Scorpius la viese, podría saber algo de su ancestro Malfoy.

    Siguió caminando hasta ver la superficie congelada donde se le indicaba ir, se arrodilló percibiendo debajo del hielo una figura similar a él, colocó sus manos sobre el hielo para tratar de rescatarse, el dolor en el pecho y la falta de oxígeno le desesperaron, de repente eso que estaba allí le agarró con fuerza para acercarlo hasta casi chocar con el cristal.

    —Dime lo que quieres —exigió con una voz diferente a la suya.

    —Venganza, destruirlo, lograr lo que otros no pudieron.

    —Draco ¿Me darás lo que te pida?

    El platinado asintió, si era su conciencia, que mejor que ser sincero consigo mismo, si era un Dementor con una apariencia más afable para enfrentarlo, también prefería decir la verdad de lo que haría tan pronto despertara.

    —Si no es mi familia, te daré a quien desees —contestó sin remordimiento—. Si lo quieres es porque lo merece.

    La energía que le transmitió la entidad congeló su cuerpo, se fijó en cómo lo que fue la marca tenebrosa, se convirtió en un bello Dragón rodeado de rosas rojas.

    —Mi nombre significa discordia, caos y destrucción, tú serás mi adalid, y así te reconocerán —Draco sonrió, volvería a tener a su hijo y nadie lo detendría.

    Se levantó y miró a los seres que tanto tiempo lo acompañaron, ambos hicieron una reverencia para perderse en el bosque, al darse la vuelta una mano golpeó su pecho con una orden precisa: «Despierta».



    Stevenson casi muere del susto cuando los ojos grises de Draco se abrieron al mismo tiempo que sujetó su mano al sentir el frío metal del estetoscopio.

    —No es necesario Daniel, he regresado y conmigo la muerte.

    El grito de Narcissa desde la puerta alertó a los que estaban en la casa, pronto Draco se vio rodeado de sus seres queridos, a cada lado de la cama se ubicaron Lucius y su madre, en frente Pansy, Blaise, Stevenson, y para su sorpresa Ronald Weasley, a quien observó con detenimiento.

    Tras una debida explicación de lo acontecido después de su llegada a Malfoy Manor, el platinado se alegró por la situación de su némesis, aunque no demostró nada con su rostro, fue Cissy la que percibió el cambio en la magia que ahora poseía. Con delicadeza la mujer solicitó a los presentes que se retiraran para que su hijo pudiese asearse y acompañarlos a almorzar, al quedar solos los tres Malfoy llegó el momento de las confrontaciones.

    Draco no quería mentirles, pero tampoco inmiscuirlos en la cruzada que emprendería, habló con la verdad buscando su comprensión, advirtiéndoles que sino estaban de acuerdo, tampoco se detendría.

    —Mi hijo cumplió un año, si lo dejó más tiempo a su lado, sé que pronto seré un enemigo.

    Lucius y Narcissa lo abrazaron, era la promesa de apoyo ilimitado que necesitaba, un beso en la frente y otro en la mejilla para luego darle su espacio saliendo de la alcoba.

    Al llegar al comedor, Draco vestía una camisa blanca con unos pantalones negros y unos zapatos de igual color.

    Sin dudar los tres hombres ajenos a la familia se levantaron para con una reverencia recibirlo en la mesa, ocupando la cabecera.

    Narcissa pidió a los elfos domésticos que sirvieran, iniciando lo que parecía un almuerzo de negocios y no la bienvenida a la vida de quien estuvo meses en coma.

    Draco tomó la copa de vino dando vueltas al líquido que miraba con atención escuchando el reporte Pansy sobre la compañía y la labor que en América el señor Greengrass estaba haciendo. Los resultados eran buenos, sostenían la empresa, un margen de ganancia y les permitía vivir a sus padres, pero para él eso no era suficiente, bebió un largo trago para mirar de nuevo a Weasley.

    —Tienes la energía de Scorpius, y muy a mi pesar, la de su destinado —Ronald asintió diciendo el nombre de Albus Severus Potter, y de los hechizos de rastreo que los niños tenían antes de que el rubio preguntará el por qué de no haberlos llevado a la mansión—. ¿Hasta dónde quieres llegar en tu venganza?

    —Hasta el final con ella, con él... prefiero primero saber que oculta, eso que en el entierro de James, lo llevó a lo que es ahora, luego —Ron hizo una pausa para con una sonrisa sostener la mirada gris que parecía escudriñar en su interior al punto de pasar por encima de todas las barreras dadas por la oclumancia que aprendió en sus años de Auror—, como has podido ver en mi mente, quiero destruirlo de la misma manera que lo hizo conmigo .

    Draco no respondió, los recuerdos que Weasley le mostró justificaban el odio que sentía por quienes fueron sus amigos, pero también despertaron su curiosidad.

    —Pansy, Blaise, creo que ha llegado el momento de unir nuestras empresas, y anunciar al mundo mágico que asumo la dirección de Malfoy Company, además de mi segundo matrimonio.

    —¿Conocemos a la afortunada? —preguntó Narcissa.

    —Afortunado madre —enfocando al único soltero ante ellos preguntó sin pena— Ronald Weasley, ¿Quieres fingir ser mi prometido?



    «

    Por Merlín, ningún periodista esperaría tantas noticias como regalo antes de Navidad, y menos que vinieran de la mano de quienes hasta hace poco pasaban por una de las situaciones más difíciles que cualquier mago pudiese afrontar.

    Lectores de El Profeta, el unigénito Malfoy retoma oficialmente su rol como CEO de la empresa que hasta hace unos meses estaba al borde de la ruina subsistiendo por evitar el despido de los leales empleados.

    Cómo lo leen, Blaise Zabini se ha unido a Draco Malfoy para reactivar las inversiones en la Bolsa, así como comercializar los vinos de las dos familias producidos en los viñedos ubicados en Italia y Francia.

    La esposa de Blaise Zabini, hermosa dama que tuve el gusto de conocer cuando ayudé a desenmascarar el complot en contra del joven Malfoy, comentó a su servidora que los mercados mágicos y muggle ya están al tanto de recibir las cosechas que en estos años han producido.

    Así mismo, los jóvenes empresarios compraron uno de los equipos de Quidditch que vimos en estos años decaer tras perder el apoyo que las empresas Malfoy le daban, algo que por lo visto el señor Harry Potter desconocía. Pronto veremos al apuesto Víctor Krum de entrenador (véase en la página 29 "Historia de un Campeón").

    Por último, tengo la fortuna de anunciar en exclusiva, con un reportaje en Corazón de Bruja, el compromiso de Draco Lucius Malfoy Black con nada más y nada menos que Ronald Billius Weasley Prewett. Un romance que surgió en la casualidad de un encuentro después de dos meses de salir el rubio de Azkaban, y que ahora, a puertas de Yule, confirman al mundo mágico.

    Enhorabuena a los novios.

    Rita Skeeter»




    Harry Potter arrugó el periódico lanzándole un incendio para destruirlo, cuando vio entrar a Ron para la reunión de la campaña publicitaria con la nueva modelo, no le dio tiempo de hablar, un puño fue a estrellarse en su mejilla.

    La carcajada de Ron lo desconcertó, enfrentándolo el pelirrojo dejó el material en la mesa arreglando la elegante túnica que vestía, difícil no notar el anillo con pequeños zafiros en su mano izquierda.

    —Mi vida personal es algo que no te atañe, aquí tienes lo que necesitas para la reunión, Ginevra te ayudará.

    —¿A dónde vas? —la puerta se cerró cuando Ron trató de abandonar la sala—. Firmamos un contrato y cumplirás con tus funciones. Y en cuanto a Malfoy, ¡Él hace años me pertenece!. Si Astoria no me lo quitó, menos un pelele como tú.

    —Pues eso está por verse Potter, porque a quien besa y se le entrega cada noche es a mi, —el pelirrojo supo que podía volver a ser golpeado, pero la sensación de conocer ese punto débil de Harry lo embargó—. Hermione sabes que es buena en la cama, pero si probaras la pasión de Draco, sabrías que después de él, ningún amante te haría sentir satisfecho.

    La magia de Harry inundó la sala destruyendo los ventanales y varios de los muebles, salió ordenando a su secretaria reubicar el sitio de encuentro, si Ron pensaba que lo despediría, se equivocó, bien dicen los muggle, "a los amigos hay que tenerlos cerca, y a los enemigos aún más", Malfoy era suyo, y nadie impediría volver a poseerlo.
     
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