34.º Reto Literario "Fluff vs Angst"//Bleach//Un viaje en verano (IchiHitsu)

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    imgboxAll The Voices Can Be Heardimgbox

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    Jelooou, yo aquí reportándome para este maravilloso reto del foro que tan simple y sencillo me ha resultado precioso y no quería perderme la oportunidad de participar, ¡con una nueva ship! Apenas llevo un tiempo (cortito, eso sí) de haber empezado a verme Bleach así que me dije: ¿por qué no hacer un pequeño fanfic aprovechando la temática del reto que no supone una gran dificultad? Esta vez me he ido a por algo simple. Gracias a Flamingori. que ha sido la primera en participar y me he leído su obra, me ha servido para quitarme una duda que llevaba como dos días comiéndome la cabeza, ¡Gracias <3 !

    QUOTE
    Fandom: Bleach
    Pareja: Ichigo Kurosaki / Toshiro Hitsugaya
    Diálogo escogido: FLUFF | 22.“¿Te gustaría salir conmigo alguna vez?” ||“¿Hablas de una cita?” || “Sí, una cita”
    Longitud: 3043.
    Disclaimer: Los personajes de Bleach no me pertenecen a mí sino a Tite Kubo.

    Un_Viaje_En_Verano

    Un viaje en verano



    “¿Te acuerdas? Te prometí que te llevaría a ver el mar”.

    Toshiro recordaba aquel momento mientras miraba por la ventana de la caravana que el padre de Ichigo se había pillado, alquilándola por unos días. Pasar ese tiempo de relax no era precisamente lo suyo y no era exactamente el motivo que le había llevado a estar en el mundo de los vivos. Sin embargo, tampoco fue capaz de decirle que no a Ichigo. Ambos se las habían apañado para terminar llevándose bien hasta ser cercanos entre sí. No es como si en la Sociedad de Almas tuviera la oportunidad de ir a algún sitio para ver el mar.

    Isshin, el padre de Ichigo, tenía la música puesta y se dedicaba a canturrear junto a su hija Yuzu. Karin prefería escuchar su propia colección en su móvil usando unos auriculares. Ichigo estaba sentado delante de él, los dos en una pequeña mesa. A Toshiro le sorprendía lo peculiar que era esta familia, aunque no por ello se sentía incómodo. Era mejor que soportar a algunos de sus compañeros Shinigami, o al grupo de amigos de Ichigo. Todos ellos tenían un talento especial para hacer el tonto cuando estaban juntos.

    La novedad para él yacía en el paisaje. El mundo humano era diverso y bello, con una gran naturaleza y edificios tan distintos como singulares. Toshiro pensaba en ello comparándolo con la Sociedad de Almas. Aunque le sería más fácil si no fuera porque Isshin y Yuzu hacían escándalo. Una parte de él maldecía la hora en la que coincidió con Ichigo en la ciudad.

    - Te acostumbrarás a ellos. – Escuchó la voz de Ichigo. – Siempre están así.

    De una manera sutil, Toshiro dirigió su mirada hacia el padre de familia. Echó un suspiro un cerró sus ojos.

    - Ahora entiendo por qué tienes tanto aguante.
    - ¿Eh? – Parpadeó el más alto. - ¿A qué te refieres?

    Toshiro no respondió. Con semejante familia, llegaba a entender la manera de ser de Ichigo. ¿Cómo olvidar la primera vez que el chaval llegó a la Sociedad de Almas para rescatar a Rukia? La liada de aquellos momentos fue del todo impresionante.

    - Bueno – Ichigo miró a su familia. – Me gusta tener una familia así, sabiendo que las hay de mucho peores.
    - Sí, sin duda. Eres tan o más ruidoso que ellos.
    - ¡¿Qué has dicho?!
    - A eso mismo me estaba refiriendo.

    Ichigo se avergonzó y bufó. Se apoyó en el respaldo del pequeño sofá. El viaje era ameno, y menos mal que Isshin había puesto el aire frío en la caravana, ya que de lo contrario se estarían asando como pollos. El sol apretaba fuerte, especialmente en las carreteras donde las temperaturas alcanzaban cifras importantes a tener en cuenta. Eso hizo pensar a Ichigo, que observó a Toshiro. El muchacho llevaba puestas las prendas de Shinigami con las que él ya estaba tan familiarizado, al contrario que sus hermanas. Su padre, Isshin, lo normalizaba tanto todo que Ichigo no estaba seguro de si para él era algo extraño o no. Su padre era un caso perdido.

    - Vamos a tener que buscarte algo de ropa adecuada.
    - No hace falta.
    - Claro que sí. Me da calor con sólo verte así. – Le señaló. – Por suerte hay tiendas de ropa cerca de donde vamos, así que a lo mejor tienen algo de tu talla.
    - ¿De “mi talla”? – Arqueó una ceja.
    - Eh, bueno… - Ichigo recordó la vez que llamó a Toshiro como “canijo” y le hizo enfadar, así que sabía lo mucho que al Shinigami le molestaba que hicieran mención de su pequeña estatura. – La gente que suele ir es más… como yo, ya sabes…

    La cara de Toshiro ya le estaba indicando que no mejoraba las cosas al intentar pensar en una manera de no ofenderle. Toshiro estaba de brazos cruzados con esa cara seria. Ichigo sentía que se estaba metiendo en camisas de once varas, nunca mejor dicho…

    - De todas maneras, me iban a trasladar a esta área a la que vamos, así que me has hecho un favor por traerme, Ichigo.
    - Ah, eso… dale las gracias a mi padre. – Señaló hacia atrás con el pulgar. – No veas lo pesado que se pone cuando quiere algo. Llevábamos tiempo sin poder ir de vacaciones, así que hemos aprovechado esta oportunidad.

    Toshiro sabía que Isshin tenía una clínica médica. El hombre parecía haberse acostumbrado bien al mundo humano. Eso le alegraba en gran medida. A veces el trabajo como capitán de un escuadrón de Shinigamis era realmente agotador. El término “vacaciones” era algo que casi nadie conocía.

    Pasadas varias horas, lograron llegar a destino. Un pueblo más pequeño que parecía que había sido sacada de una isla paradisíaca. Lo primero que Toshiro notó fue el olor salado del mar y la brisa marina. Automáticamente se giró al percibir el aroma mientras Isshin y su familia se encargaban de meter las maletas dentro de la casa, también alquilada, que usarían durante estos días. El mar era visible a la lejanía, pero más edificios y carreteras obstaculizaban su completa visualización.

    - ¡Oh! ¡Es verdad! – Isshin le sorprendió cuando le tocó bruscamente el hombro con esas grandes manos. – Esta es la primera vez que ves el mar, ¿verdad, Toshiro? – Le vio asentir y el hombre se rio. - ¡Ya verás! Este sitio te va a encantar. Venía aquí con mi mujer muy a menudo, ¡es un lugar ideal para estar tranquilito y disfrutar del veranito! Sólo ten cuidado que no te dé mucho el sol. No es muy difícil sufrir un ataque de calor.

    Ataque de calor, se repitió Toshiro en la cabeza. ¿Qué se suponía que era eso? ¿acaso vendría alguien y le atacaría? Lo primero que pensó fue en un Hollow apareciendo de la nada con alguna clase de poder misterioso relacionado con el fuego o algo.

    Entró en aquella casa rústica con una decoración y distribución acogedoras. Ya había escándalo porque Isshin y Karin discutían de forma cariñosa sobre algo absurdo y hasta se retaron de forma estúpida por bien quién organizaba las cosas más rápido. Toshiro casi salía atropellado por esos dos si Ichigo no le hubiera cogido del brazo a tiempo.

    - Eh, tened más cuidado idiotas. – Se quejaba el más alto. – Será posible… - Bufó, rascando su nuca. – Luego dicen que soy yo que no miro por dónde voy.
    - Oi, Ichigo – el tono de voz de Toshiro denotaba molestia.

    El aludido miró hacia abajo, ya que Toshiro era más bajito que él. Si no fuera porque Ichigo ya era consciente de lo mucho que eso le gustaba, habría podido aguantar la risa que se le escapó, sobre todo al pensar en que, para ser capitán de un escuadrón, Toshiro lucía como una persona adorable.

    - ¿De qué demonios te estás riendo, imbécil?
    - Ah, no, nada… cosas mías. Sólo pensaba.
    - ¿Huh? ¿en qué pensabas?
    - Nada, nada.

    Ichigo intentó huir de aquella situación, pero Toshiro no hizo otra cosa más que seguirle con una expresión enfurruñada, demandando respuestas:

    - ¿Vas a decirme en qué estabas pensando?
    - ¡Ay, ya déjame tranquilo!

    Yuzu miraba de un lado a otro con Kon en los brazos. La pobre se había quedado ahí en medio de dos situaciones completamente distintas. Isshin y Karin no paraban de traer cajas. Para ella seguía sin tener mucho sentido haber alquilado una casa con el mar en apenas unos diez minutos a pie, y haber alquilado una caravana. Su padre a veces iba como un pollo sin cabeza por la vida.

    Así se pudo resumir lo que ocurrió hasta llegada la tarde. Para Toshiro seguía siendo una experiencia nueva viviendo en el mundo humano y entre los vivos, probando la comida e incluso aprendiendo a usar otra cosa que no fueran palillos para comer. Un día relajado y al parecer festivo. Ichigo invitó a Toshiro a ir y echar un vistazo a la tienda que le mencionó antes durante el trayecto y la cual parecía estar cerrada. Tampoco le sorprendió mucho.

    - Vaya, la gente sí que sabe aprovechar la excusa más pequeña para largarse de vacaciones.
    - Parece que es una de vuestras costumbres. – Dijo Toshiro viendo el cartel de cerrado pegado en el vidrio. - ¿Y? ¿qué hacemos?

    Ichigo resopló, pensando.

    - Como nos vamos a quedar aquí algunos días, no tenemos prisa por organizar las cosas que nos hemos traído. – Recordaba las maletas. – Seguro que Yuzu y Karin ya se han ido a la playa. ¿Quieres que vayamos?

    Toshiro arqueó una ceja. Una playa, repitió en su mente.

    - Supongo que está bien. – Se encogió de hombros.
    - Vale pues volvamos, tendremos que pillarnos un par de toallas. Miraré a ver si mi padre se ha traído la mini nevera, le dije que no se olvidara de traérsela.

    Cuando llegaron a casa, Toshiro observó descolocado el recibimiento extra exagerado de Isshin hacia su hijo Ichigo al que tiró al suelo de una patada. Eso provocó una disputa entre ellos, pero, según observaba, el Shinigami se percató de que no había hostilidad y que se trataba de una rarísima costumbre de mero trato familiar entre ellos. El hecho de que el padre le dijera al hijo que lucía más feliz de lo normal fue un comentario que llamó la atención de Toshiro y despertó su curiosidad. ¿Habría algún motivo especial?

    Tras aquella extraña situación, Isshin cayó en la cuenta de la presencia de Toshiro y le sujetó como si fuera un niño mientras el hombre sonreía de oreja a oreja. Toshiro ya puso una expresión gruñona muy típica en él.

    - ¡Toshirooo! ¡Parece mentira que seas mayor que mis hijas con lo pequeñito que eres!
    - ¡Papá no le digas eso!
    - ¿Qué? Pero mírale – movía de arriba abajo sus brazos. – Es más ligero que una pluma, ¡cualquiera estaría encantado de usarle como una pesa para ganar fuerza en los músculos!
    - ¡Deja ya de hacer el idiota! Queremos ir a la playa, ¡¿Dónde demonios has puesto la mini nevera?!
    - Ooooh, ¿la estabas buscando, Ichigo? Está en la caravana.
    - Cht… demonios. ¿Para qué alquilas una casa si ya veníamos con una caravana? ¡Es de tontos!
    - Eh, más respeto a tu padre. Tú aún no sabes cómo funciona el mundo de los adultos. ¡Aprovecha ahora que todavía no tienes esas preocupaciones! Ser adulto no es nada sencillo.
    - Que sí, que sí. Venga, deja el drama y baja a Toshiro. Le vas a marear.

    Isshin miró a Toshiro y empezó a reírse. Ese comentario parecía haberle caído en gracia, lo que hizo protestar a Ichigo una vez más. Al final tuvo que darle una señora patada a su padre y obligarle a soltar a Toshiro, sujetándole para que le dejara en paz. Toshiro no hacía más que pensar en la incomprensible situación que era esta y lo mucho que se estarían riendo sus compañeros de él. Su pequeño tamaño, en líneas generales, siempre era motivo de burla y confusión.

    Ichigo le dejó en el suelo, yendo a la caravana mientras murmuraba cosas. Toshiro miró a Isshin.

    - Eh, ¿sigues vivo?
    - Ah… sí… tener un hijo así es una maravilla… - dijo enseñando el pulgar de la victoria. Toshiro arqueó una ceja. - Oi, Toshiro… ve con él, ¿quieres? Sigue siendo un manazas.
    - Sí, claro.

    La familia Kurosaki era un caso único. Toshiro se dirigió a la caravana, viendo a Ichigo rebuscar y protestar al mismo tiempo. El Shinigami se tomó el lujo de sentarse en el asiento del conductor aprovechando que estaba vacío. Se notaba que no había aire acondicionado puesto, pues Toshiro notaba el calor desde hacía un buen rato y en lo personal no es que le estuviera gustando mucho.

    - Ese viejo dramático, ¡¿Se puede saber dónde ha metido la maldita nevera?! ¡Es increíble! ¿cómo se puede esconder una mini nevera?
    - Sí que es verdad que sois una panda de raros.
    - ¡Cállate, Toshiro! ¡No estás ayudando!
    - ¿Qué? Sólo digo lo que veo. ¿Qué clase de recibimiento es darle una patada a alguien? En mi vida lo había visto.
    - Mi padre es imbécil, no se lo tengas en cuenta. Está un poco mal de la cabeza.
    - Ya… menuda suerte, eh.

    Ichigo miró extrañado a Toshiro sin captar por dónde iba el Shinigami. De todas maneras, Toshiro esperó ahí mientras el más alto se dedicaba a buscar. No estaba familiarizado con una caravana, y teniendo en cuenta la forma de ser de su padre, Ichigo se esperaba que hubiera metido la mini nevera en el rincón más singular de todos. Le tomó bastante rato encontrarla dentro de uno de los cajones de la cama. A Ichigo casi le entraban ganas de entrar en aquella casa y cantarle las cuarenta a su padre. Menos mal que estuvo Toshiro ahí para hacerle ver que al menos ya no tenía que seguir matándose para encontrar eso.

    Toshiro le siguió, de nueva cuenta a la casa. Isshin les dejó dinero para ir al súper a comprar hielo y bebidas frescas. Ichigo resopló y dejó la mini nevera sobre la encimera. No valía la pena sostener algo si luego tenía que volver. Miró a Toshiro, quien le había estado haciendo compañía hasta ahora.

    - Podemos pillar una de las bicis de fuera. ¿Te animas, Toshiro?

    El aludido pestañeó, curioso, y simplemente asintió con la cabeza. Isshin les vio irse para quitarle la cadena a la bici. Fue un momento extraño para Toshiro a la hora de cómo montarse en la bicicleta junto a Ichigo. Bastó con apoyarse en la vaina inferior, cerca de los pedales, y apoyarse en Ichigo. Luego fue cosa de avanzar. El Shinigami miró a Ichigo, recordando lo que había pasado antes.

    - Oi, Ichigo.
    - ¿Qué pasa?
    - Antes… tu padre dijo que parecías más feliz. ¿Es por alguna razón en particular?

    La mente de Ichigo casi hacia un “crack” mientras su cara enrojecía ligeramente. Afortunadamente, Toshiro estaba detrás y no podía verle de frente. Dentro de sus pensamientos, Ichigo sólo pudo maldecir a su padre.

    - No hagas caso de lo que diga mi padre. No hace más que soltar una tontería tras otra. Siempre es así.

    Entre pitos y flautas, ir y venir del súper les llevó más tiempo de lo que Ichigo pensó. Poner hielo y dejar que las bebidas se enfriaran, y de paso elegir algo para comer mientras iban a la playa. Yuzu y Karin vinieron y se fueron varias veces, bien para pillarse algo en el súper o cualquier otra cosa. Isshin aprovechaba el aire acondicionado de la casa para estar tumbado en el sofá viendo la televisión tan feliz con una cervecita y algo para picotear. Toshiro tuvo envidia de él, más por el aire frío que por cualquier otra cosa.

    Llegó el atardecer para cuando pudieron ir a la playa. Toshiro abrió los ojos. El mar se abría paso ante él, vasto y espectacular. El sol se reflejaba en él desde una lejana distancia, y los colores rojizos del cielo con aquellas nubes naranjas se reflejaban en la parte más distante del mar, que se volvía oscuro conforme más cerca de la orilla. El sonido de las olas del mar ir y venir fue algo que relajó al Shinigami que no podía hacer más que disfrutar del natural entorno al que Ichigo le había traído. Había un muelle a lo lejos, y una montaña justo al lado opuesto. Unos navíos seguían zarpando en la mar, como si en algún momento fueran a perderse más allá de la línea del horizonte que separaba el océano del cielo.

    Ichigo sonreía, sobre todo contemplando a Toshiro. Desde luego, era su primera vez viendo algo tan grande como el mismo océano. Esos ojos turquesas intentaban observar todo su alrededor como si en cualquier instante su dueño fuera a ser apartado de este sitio. Ichigo sabía que Toshiro pertenecía a la Sociedad de Almas, que su lugar estaba allí y que él estaba más acostumbrado a estar allí matándose a trabajar como muchas veces le había contado Matsumoto o Renji. A pesar de ese pequeño tamaño, Toshiro se esforzaba muchísimo en cualquier cosa que hacía.

    - ¿Esto… es el mar? – Preguntaba Toshiro en voz baja. Ichigo asintió.
    - Sí. ¿A qué es bonito?

    Toshiro asintió.

    - Y pensar que puedes disfrutar de esto tan fácilmente…
    - Tú también podrías.
    - No seas tonto, Ichigo. – Cerró sus ojos. – No puedo quedarme todo el tiempo aquí.
    - Ya lo sé. Sé lo duro que es ser un Shinigami. – Sobre todo lidiando con el tema de los Hollow. – Pero… ¿no te gustaría ver esto cada vez que vinieras en vez de centrarte en tus obligaciones? – Preguntó sin recibir una respuesta. Ichigo sabía lo tozudo que podía llegar a ser Toshiro. – Yo… podría traerte aquí todas las veces que quisieras. – Dijo, haciendo que el otro abriera sus ojos. – Incluso podría ir a la Sociedad de Almas y fingir tu secuestro.
    - Si haces eso querrán cortarte la cabeza como mínimo.

    Ichigo se empezó a reír.

    - Lo que quiero decir es que… me gusta verte sonreír y disfrutar de algo. – Dijo, mirando al Shinigami. – Toshiro – le llamó suavemente. – Dime una cosa… ¿te gustaría salir conmigo alguna vez?
    - ¿Hablas de una cita? – Sorprendido, dirigió sus ojos hacia el más alto, a quien vio asentir.
    - Sí, una cita.

    Por alguna razón, eso puso nervioso a Toshiro. Él se cruzó de brazos, mirando el mar pero sin poder esconder esa expresión avergonzada de su rostro. Ichigo sólo sonreía, esperando por una respuesta.

    - Sí, supongo…
    - Heh – se rio un poco el más alto, acercándose a él para rodear sus hombros. – Oi, Toshiro~.
    - ¡¡Cht, quita!! – Se apartó de él, caminando en dirección al muelle. - ¡Como hagas algo vergonzoso te voy a congelar, que lo sepas!
    - ¡Eh, espera! ¡No has probado los bocadillos! – Dijo siguiéndole.

    Y contemplar el mar sentados en el muelle fue, desde luego, se convirtió en un recuerdo que no desaparecería nunca de la mente de Toshiro… ni la de Ichigo.

    FIN

     
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