34.º Reto Literario "Fluff vs Angst" – Stray Kids|| Porque me gustas || (HyunLix)

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  1. ~Yun~
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    Esto es mero entretenimiento y ficción no pretendo afectar la carrera de las personas mencionadas.

    Pareja: Hwang Hyunjin x Lee Félix

    Notas de autora traviesa:

    ... ----> saltos en la misma línea de tiempo.
    [...] ----> saltos a diferente línea del tiempo.

    20.“Gracias por llegar a mi vida”

    ~~~~~~~





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    ~Porque me gustas~






    Las notas musicales escapaban suavemente por mis audífonos, necesitaba este volumen para que la música clásica invadiera todo mi ser y me diera la inspiración suficiente para crear mi próxima obra. Mi lápiz se movía conforme a la melodía sobre aquella hoja en blanco, trazando y trazando. Estaba tan enfocado en mi proyecto que por un momento un par de manos sobre mis hombros me hicieron saltar, pero, casi enseguida supe quién era en cuando sentí aquellos finos dedos apretar mis hombros como si quisieran darme un masaje.

    —¿La clase terminó tarde o pasaste a comprar algo para tu repostería?

    Me quité los audífonos para salir de aquella burbuja de inspiración que había formado, para así volver a la realidad en donde me encontraba sentado en la mesa de madera en medio del tranquilo parque de la ciudad, ahora, acompañado de un alegre joven veinteañero, que parecía irradiar luz con su simple presencia.

    —Compré ingredientes para hacer brownies.

    Félix me mostró la bolsa del supermercado llena de varios ingredientes mientras mostraba todos los dientes con una sonrisa exagerada. Eso me hizo soltar una carcajada, sabía que él se estaba disculpando por el hecho de interrumpir mi momento inspirador.

    —Sabes perfectamente que los brownies no van a pagar lo que acabas de hacer. —Me cruce de brazos mientras lo miraba seriamente. —Estaba inspirado, Félix. Lo más importante y valioso para un artista es la inspiración ¿Sabes todo el esfuerzo que se necesita para llamar a las musas? Sobre todo, ahora que debo entregar mi primer trabajo después de tanto tiempo sin pintar.

    Él simplemente soltó una risita avergonzada, mientras se rascaba su pecosa mejilla.

    —Prometo que mis brownies llamaran a esas musas. Lo siento, Jinnie.

    —Hmp. Bobo.

    Desvié la mirada con el ceño fruncido. Estaba un poco molesto, sí, pero no tanto como le estaba haciendo creer a Félix. A veces me gustaba jugar con él de esa forma, simplemente para ser mimado por mi mejor amigo.

    3…2…1…

    Un suave toque en mis manos me hizo voltear a la mesa para ver que sobre ella estaban uno colores pastel y unas acuarelas. Bufé soltando una pequeña risa mientras negaba con la cabeza.

    —¿Por qué haces esto, Félix?

    Con una sonrisa avergonzada, él se encogió de hombros.

    —Estaban de oferta en el supermercado. —“Mentiroso”. Los materiales de este estilo nunca están en el supermercado. Él también había pasado aquella gran tienda de papelería bastante famosa en la ciudad. Nunca he entendido por qué hace esto por mí. —Además es un regalo para celebrar tu regreso a la carrera de bellas artes. ¿Cómo te ha ido en esta semana?

    —Siento que ya perdí un poco el toque.

    —No digas eso ¡Siempre has sido increíble en esto, Hyunjin! ¡Es tu talento!

    —Aun lo dudo.

    Ahora él era el que estaba enojado, siempre era así. Félix había sido el único que estuvo a mi lado cuando todo eso sucedió…



    […]





    Las lágrimas bajaban con furia sobre mis mejillas, eran equivalentes a toda la ira que sentía en esos momentos.

    Acusado de plagio, ¡¿era enserio?! ¿Yo? El único alumno que se había ganado la beca de bellas artes con todo el esfuerzo del mundo y que se dedicaba en cuerpo y alma a la carrera ¡Acusado de ladrón por esos niños ricos que lo único que hacían eran copiar pinturas de otros! ¡Eso malditos!

    Derrotado, patético y destruido, tirado en el piso de mi dormitorio, tallé mis ojos con las mangas de mi suéter sin importarme si los irritaba aún más. Ya no importaba nada, lo había perdido absolutamente todo.

    Unos golpes provenientes de la puerta me hicieron cubrirme la boca para evitar que la persona del otro lado me escuchara llorar. Sería bastante vergonzoso que vieran a un hombre llorar de esta forma. Los toques eran suaves y constantes, aun así, yo no pensaba abrirle a nadie, seguramente era algún compañero o alguien de la coordinación de la carrera. Yo ya no quería más mierda referente a lo que acababa de suceder.

    —¿Hyunjin? —Mi nombre fue dicho por una voz suave y profunda. —Oye, ¿estás allí? —Coreano con aquel ligero acento australiano que era casi inconfundible. —Hice pastelillos para todos, fui a ver a Changbin y a Seungmin, así que aproveché para pasar a dejarte unos pocos… ¿Hyunjin? ...Tal vez está en clase…

    Yo estaba casi detrás de la puerta de mi dormitorio, las fuerzas no me alcanzaron para llegar a mi cama, por eso escuchaba perfectamente la voz de Félix, aunque susurrara para sí mismo.

    Estaba en una encrucijada. Por un lado, no quería que uno de mis amigos me viera en ese estado, por otro…necesitaba a alguien para desahogar absolutamente todo lo que sentía en esos momentos.

    Bajo la puerta los pies de Félix comenzaron a moverse alejándose de mi dormitorio. Fue con las pocas fuerzas que me quedaban que me levanté, abrí la puerta, tomé a un sorprendido Félix del brazo, lo metí a mi habitación rápidamente y lo abracé con todas mis fuerzas mientras me soltaba a llorar nuevamente en su hombro.

    —Oh Jinnie… ¿Qué ha pasado?

    —Lo perdí todo, Félix, lo perdí…

    —Tranquilo, Jinnie. Aquí estoy, aquí estoy para ti.

    Después de desahogarme un buen tiempo entre sus cálidos brazos, comencé a contarle todo lo que había pasado. La falsa acusación de plagio de parte de unos compañeros que no les agradaba, la amonestación de la coordinación de la carrera, la decisión de mandarme suspendido un año hasta que se comprobara mi inocencia y el no poder hacer nada para evitarlo porque no tenía “pruebas suficientes”

    —Esos malditos quieren dinero, Félix…ellos saben perfectamente que no puedo juntarlo, toda mi carrera está pagada por la beca que gané…no tengo el lujo de tener algún “dinero extra”

    Ambos estábamos sentados en mi cama, uno a lado del otro. Félix acariciaba suavemente mi teñido cabello rubio mientras me escuchaba atentamente. A él siempre le había gustado demostrar apoyo con contacto físico y a pesar de eso, respetaba contra su voluntad mi renuencia hacia ese tipo de afecto.

    —¿Te echaran de los dormitorios? —Preguntó Félix con preocupación. Asentí suavemente mientras sentía esos suaves dedos entre las hebras de mi cabello. Por única vez, quise mandar a la mierda mi odio por el afecto físico y pedirle a Félix que me abrazara otra vez, pero, era demasiado orgulloso para pedirlo. Sin dudarlo ni un momento me respondió. —Entonces ven a vivir conmigo a mi departamento. No te preocupes, buscaremos una solución para esto, le preguntaré a Seungmin si conoce un abogado para arreglar tu situación, les daremos “las pruebas suficientes” para callarlos y mostrar tu inocencia.

    —Pero…yo no quiero ser una molestia para ti.

    —¿Qué dices? ¿Una molestia? No seas tonto, Jinnie. Jamás serás una molestia para mí. —Él se levantó y me dedicó una sonrisa que sentí que iluminó mi oscura habitación. —Así que vamos, empaca tus cosas enseguida, vamos a mi departamento te prepararé una cena deliciosa.

    —No puedo irme hoy, aun debo hacer algunos trámites.

    Félix hizo un ligero puchero y después suspiró.

    —Ok, mientras llega el momento de abandonar de este basurero, te ayudaré a empacar para que no sea muy pesado para ti cuando llegue la hora de la mudanza.

    Vi sorprendido como él encendía la luz de mi habitación y comenzaba a guardar cada una de mis cosas en las pocas cajas que aun tenía por allí.

    —¿Félix, por qué haces esto?

    Él pareció tensarse por un momento pero casi enseguida me miró de una forma bastante peculiar, para después mostrar una sonrisa sincera.

    —Porque eres uno de mis amigos más queridos, Jinnie.



    Después de ese día fui a vivir con Félix. Seungmin se comprometió a buscar a un abogado confiable entre sus conocidos de la facultad de derecho, alguien que pudiera ayudarme para que la suspensión no fuera definitiva. Mientras tanto, yo encontré empleo en una de las cafeterías que Félix solía frecuentar, odio admitirlo, pero él se encargo de que durante ese año no me viniera abajo y no me sintiera el inútil que pensaba que yo era.

    Fue difícil volver a pintar por gusto, ya que cada vez que veía una hoja o lienzo en blanco, siempre se quedaba en blanco. No había motivación, inspiración ni gusto. Tenia un bloqueo tan horrible que en ocasiones me desesperaba porque yo realmente quería pintar, pero cuando tenía un lápiz o un pincel en la mano no podía hacer más que mirar como idiota el lienzo o la hoja.

    Félix lo supo y para que yo no abandonara mi gusto hacia la pintura, siempre me llevaba a cada una de las exposiciones de arte que había en la ciudad. Nunca me dejó darme por vencido con mi sueño de ser pintor, él siempre estimuló mi gusto hacia el arte de una u otra forma por año y medio.



    El pequeño juicio fue ganado cuando el abogado demostró que las pinturas eran realmente mías y que habían sido falsas acusaciones para sacarme dinero. La facultad, para que yo no hablara demás me propuso darme una beca de excelencia, pero al final me negué. Decidí darme de baja de aquel tipo de escuela tan poco profesional y hacer el examen a la academia de bellas artes, en donde quedé en el primer intento. Félix me propuso seguir viviendo juntos para evitar gastar una renta innecesaria, además a ambos nos agradaba la compañía del otro. Con ese gran apoyo, ahora estaba dispuesto a demostrar el excelente pintor que era.




    […]





    Dejé el lápiz en la mesa del comedor cuando terminé el boceto y miré a Félix quien se encontraba haciendo la mezcla de sus famosos brownies. No tenía mucho tiempo desde que habíamos llegado del parque, al menos esta vez él dejó que la inspiración fluyera para mí.

    Sonreí al verlo cocinar. A mi cabeza llegaron todas las cosas que había hecho por mi desde aquel entonces, las cosas que seguía haciendo por mí a pesar de que todo se había solucionado y aquella mirada que me dedicó en la habitación de mi antigua facultad; miré los materiales que me había comprado esta tarde, para que finalmente mis ojos volvieran a su brillante persona.

    —Lixie.

    —¿Hmm?

    —¿Por qué haces esto?

    —¿Los brownies? —Dejó de batir la masa para mirarme con confusión. —Pues me gusta cocinar, ya lo sabes. Ya sabes que yo quiero ser un repostero que…

    —No eso. —Solté una risita divertida y volví a ponerme serio. —¿Por qué me compras materiales? ¿Por qué me sigues dejando vivir en tu departamento? ¿Por qué me ayudaste durante todo este año y medio? ¿Por qué haces esto?

    Al principio la expresión de Félix fue de sorpresa, luego bajó la mirada con un poco de molestia para después suspirar y mirarme nuevamente de aquella manera extraña que había mostrado aquella tarde en la habitación de la facultad.

    —Because…I like you.

    Había sido casi un susurro, un susurro que había escuchado perfectamente de aquella suave y profunda voz con aquel perfecto acento australiano, un susurro que hizo tambalear absolutamente todo mi mundo, comenzando a entender cada señal que había estado allí desde hace mucho tiempo, no, incluso desde la primera vez que nos vimos.

    Y algo hizo “click” en mi cabeza.

    —¡No me hables en inglés, estamos en corea!

    Me levanté casi tirando la silla en la que estaba sentado para comenzar a acercarme a él. “Vaya, que yo era un idiota”.

    —¿Pues qué quieres que haga? Es mi lengua natal.

    Él comenzó a ponerse nervioso ya que no dejaba de mirar a todos lados. “Siempre había sido obvio”.

    —Dímelo, en un idioma que pueda entenderte.

    Me acerqué hasta casi estar frente a él. “Siempre lo había demostrado”.

    —¡Tú sabes inglés!

    Era tan pequeño. Tan frágil. Tan brillante.

    —¿Félix, por qué haces esto?

    Pasé suavemente mis dedos sobre aquellas pecas adorables que a él casi no le gustaban.

    —Porque…me gustas…

    La distancia se acortó. Nuestros labios parecían conocerse desde hace tiempo, pues se movían, se rosaban y se acoplaban entre ellos. Había estado cegado por la oscuridad, que no me di cuenta de lo que era evidente, de lo bien que me sentía a su lado, de lo brillante que me parecía con su simple presencia, de sus hermosas pecas que me encantaban y esa boquita delicada que saboreaba gustoso en estos momentos.

    Nos separamos cuando nuestros cuerpos ya no pudieron más, cuando nuestros labios ardieron y nuestros pulmones se habían quedado casi vacíos. Félix me abrazo casi enseguida y yo no pude, ni quise, negarme ante ello.

    —Hyunjin, me gustas.

    —Lo sé.

    Él me miró molesto, esperando algo. Yo simplemente me reí y tomé su rostro para dejar un beso en su frente, y comenzar a besar cada una de sus pecas regadas en sus mejillas y nariz. Félix soltaba pequeñas risitas cuando sentía cosquillas. Al terminar de besar la última pequita, me dirigí a sus labios.

    —Lixie, gracias por llegar a mi vida cuando más lo necesitaba.

    No dejé que respondiera, pues volví a tomar sus labios para besarlo una vez más, para demostrarle mi agradecimiento y todos los sentimientos que había ocultado e ignorado por tanto tiempo.

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    Edited by ~Yun~ - 8/9/2022, 21:10
     
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