34.º Reto Literario "Fluff vs Angst" – Original|| A través de sus ojos

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  1. ~Yun~
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    Los personajes me pertenecen completamente.

    Pareja: Eidan Magnolia x Aspen Dahl

    Notitas de autora traviesa: he estado practicando mucho la escritura de tercera persona, tanto con narrador como con los personajes, es por ello que tal vez la historia no esté centrada en la pareja principal, espero que no haya problema jejeje
    Agradezco a la administración por extender la fecha limite del reto, estas actividades del foro me ayudan muchísimo a probar cositas con la escritura ❤
    Sin más dejo la historia.

    24.“Se llama ser almas gemelas, idiota”

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    ~A través de sus ojos~






    El gran instituto Ghotson, era un lugar especial y peculiar escondido ante los ojos de la humanidad; era el hogar de muchos niños huérfanos que tenían ciertas habilidades. Había niños de todas edades, desde los tres años hasta los diecisiete, todos convivían perfectamente en este recinto seguro para ellos. Día a día en la hora de la comida, cada uno de los habitantes de Ghotson se reunían para conocer a sus “hermanas y hermanos”, todos con el mismo pasado y compartiendo el peso de un gran don.

    Fue aquí, en el comedor principal donde Kana Birdwhistie fue testigo de algo bello y peculiar a su corta edad de seis años.

    Kana esperaba ansiosamente a que su hermano mayor Nicolás, le llevara la bandeja con su almuerzo: un sándwich de queso con jamón, una gelatina de fresa, fruta picada y su postre favorito, un trozo de pay de manzana cubierto con una ligera capa de azúcar glas; aquel postre le recordaba la hora del té junto a su nana y sus padres.

    Kana al ser aun tan pequeña a comparación de la mayoría de sus compañeros, le costaba mucho alcanzar la comida para servirla en su bandeja, por lo cual retrasaba la fila y la mayoría de los chicos se desesperaba ante la torpeza de la niña, sin embargo, este pequeño truco lo hacía la pequeña para que su hermano mayor le sirviera la comida y se la llevara sin necesidad de hacer una fila como los demás. Ser mimada por Nicolás era lo que más le gustaba en la vida, al final de cuentas era el único ser querido que le quedaba, no había nadie más y no necesitaba a los extraños.

    El personal del comedor fue muy amable con su situación, ellos dijeron que no había problema que Nicolás se formara dos veces para tomar la comida de su hermana y la de él, ya que las ordenes de la directora era que les sirvieran comida a los niños hasta que ellos estuvieran satisfechos, no importaba cuantas veces se formaran. Por ello, Kana siempre esperaba muy quietecita cerca de la fila de la comida esperando a que su hermano mayor llegara con su bandeja sin pasar por la horrorosa fila.

    Después de unos minutos de espera, visualizo el cabello rubio claro igual al suyo saliendo entre la multitud y ella sonrió triunfante.

    —Toma, —le dijo su hermano mientras le entregaba su bandeja de comida, —ve a buscar un lugar para sentarnos mientras voy con mi almuerzo y espero a Carmen.

    La sonrisa de Kana desapareció al escuchar el nombre de “Carmen”. Esa chica desconocida que al parecer le interesaba mucho a su hermano. Le molestaba mucho que esa niña grande de cabello azabache tuviera la atención de su amado hermano, Nicolás era solamente para Kana y nadie más tenía permiso de tenerlo.

    —Ve Kana, antes de que se llene el comedor— Así su hermano se dio media vuelta para regresar a la fila para sacar su propia comida.

    La niña de seis años vio como su hermano se acercaba a la bonita niña de cabello negro, y comenzaban a hablar, notó también que las mejillas de su hermano se ponían rositas como si hiciera mucho calor. Les saco la lengua a ambos y se giró haciendo un ligero puchero. Nicolás es un tonto.

    Comenzó a buscar un lugar para tres, pues era obvio que la chica Carmen se sentaría con ellos por invitación de su hermano. Le fastidiaba esa niña grande, Kana odiaba a los desconocidos. De pronto sintió un empujón que la hizo perder el equilibro por completo y que de su bandeja saliera volando su postre favorito: el pay de manzana. Se las arregló para mantener el equilibrio, sin embargo, para su postre era demasiado tarde…

    Por suerte, unas manos de apariencia suave lograron tomar su postre antes de que cayera al piso. Una sensación de frio invadió el cuerpo de Kana, pero la ignoró. De los labios de la rubia salió un pequeño suspiro de alivio y escuchó igualmente un suspiro de la persona que había salvado su postre.

    —Estuvo cerca, —Dijo la una voz masculina. La niña subió la mirada para a un chico rubio de ojos azules, tan azules como una piedra preciosa, como las joyas que solía usar su madre, —Eidan ten más cuidado, casi dejas sin postre a esta pobre niñita, es lo peor que le puedes hacer a alguien de su edad.

    Kana ahora dirigió la mirada hacia la persona que el chico rubio miraba molesto, era otro chico, éste tenía el cabello oscuro igual que Carmen, pero, su piel era pálida en vez de canela y sus ojos eran de un color café bastante peculiar. Para la pequeña ambos tenían una presencia que intimidaba, más ese chico cuyo nombre era Eidan.

    —Lo siento —Le dijo el chico de cabello negro, parecía que lo había dicho más por obligación que por arrepentimiento. A lo cual Kana negó con la cabeza algo cohibida.

    —Toma, disfrútalo. —El rubio depositó con cuidado el pay en la bandeja de la tímida niña. Le dedicó una sonrisa y se giró para comenzar a caminar junto otro chico, comenzando con un regaño. —Ten más cuidado, también hay niños, y no todos son tan altos como tú…

    Lo que había notado Kana es que el inglés de aquellos dos chicos era algo gracioso, tenían el mismo acento que Carmen, solamente que un poco menos marcado. Ambos tenían piel blanca, el rubio la tenía un poco más pálida que el chico de cabello negro. Eran unos desconocidos muy lindos


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    Kana disfrutaba comiendo su pay de manzana moviendo los pies de atrás hacia adelante. Después del encuentro con los desconocidos lindos, había logrado encontrar un lugar en medio del comedor, así que podía estar tranquila.

    Sabía que Nicolás la iba regañar estar comiendo primero el postre antes de la comida, pero él tenía la culpa por preferir quedarse con la desconocida.

    —¡No es justo! —Alguien había dejado caer una bandeja en su mesa de una manera exageradamente dramática. —¿Por qué ahora está con ese chico? Siempre estaba solo.

    Kana siguió comiendo su pastel ignorando los berrinches de Carmen.

    —Pues, al parecer ya tiene un nuevo amigo. —La voz de Nicolás se escuchó a su lado y eso tranquilizo a Kana.

    —Si, pero cuando Eidan estaba solo era más fácil acercarse a él. —Sin embargo, la presencia de Carmen le molestaba de sobremanera. ¿Habían dicho Eidan?

    La pequeña niña dirigió su atención hacia donde su hermano y su insoportable amiga miraban. A un par de mesas después de la suya se encontraban aquellos dos lindos desconocidos con los que se había topado. El chico Eidan miraba con suma atención a su compañero mientras que el otro simplemente parecía estarle contando algo súper interesante, ya que movía las manos y hacia ademanes exagerados mientras hablaba. Kana no pudo evitar reírse de las expresiones del chico.

    —¿De qué te ríes, Kana? No ves que estoy sufriendo por la perdida de mi querido Eidan —Carmen comenzó a hacer un puchero mientras miraba la escena frente a ellos, la pequeña simplemente le sacó la lengua mientras seguía disfrutando de ver a aquellos desconocidos.

    —Simplemente son amigos, Carmen, tranquila. Según los rumores Aspen es un creído de lo peor, no creo que Eidan se fije en él, ya sabes, a él le gusta pasar más desapercibido. —Su hermano estaba más interesado en calmar a su amiga. —Además aun me tienes a m…

    —No seas tonto, Nicolás. Solamente observa bien la mirada de Eidan a ese idiota.

    Kana observo como su hermano bajaba la mirada llena de vergüenza y tristeza. Odiaba que aquella niña grande tratara así a su hermano. Volvió su atención a la mesa donde estaban los desconocidos para evitar molestarse más por la actitud de su hermano, y fue allí que noto lo que había dicho Carmen.

    Después de aquella escena los ojitos color miel de Kana se iluminaron por completo. Todo había pasado en segundos, los desconocidos intercambiaron una peculiar mirada llena de un sentimiento que hizo que Kana sintiera algo bonito dentro de su pecho, fue un choque tan único que incluso a la pequeña le pareció ver un poco de chispas luminosas en los ojos de los desconocidos. Hermoso, fue la única palabra que llegó a su cabeza.

    —Se quieren… mucho… ¡muchísimo! —Finalmente habló.

    —No lo creo. —Dijo Nicolás dándole una pequeña patada a su hermana debajo de la mesa, haciéndole saber que estaba afectando a Carmen. La niña simplemente le sacó la lengua. —Son solo amigos, son…

    Se llama ser almas gemelas, idiota.

    Una chica peliroja de ojos verdes se les acercó para acompañarlos a “disfrutar” aquella linda imagen de dos chicos ahora callados mirando a distintos lados para fingir demencia ante lo había ocurrido.

    —¿Almas gemelas? —Kana miró a la chica llamada Hazel Langdon con curiosidad ante el nuevo término que había llegado a su vida.

    —Kana aún es muy pequeña para saber eso. —Habló su hermano con un deje de molestia.

    —Eres muy sobreprotector con la pequeña, Darkworth —Hazel siguió molestando a Nicolás. —Pequeña Kana, —la peliroja cambió su tono con ella, —las almas gemelas son las que están destinadas a encontrarse, ¿cómo explicárselo a un niño?

    —Te digo que es aún muy pequeña…

    —Antes de nacer, —Hazel ignoró a Nicolás, —eras como una bolita de polvos de estrellas y junto a ti estaba otra bolita de polvos de estrellas que te hacia sentir tranquila, feliz y completa, ambas bolitas de estrellas hacían una gran bolita de estrellas. —La peliroja hizo un ademan con la mano mostrando el tamaño al que se refería, mientras la niña la miraba atenta. —Cuando naces eres separada de esa otra bolita de estrellas, —Hazel hizo una mueca de tristeza que hizo a Kana ponerse triste también, —sin embargo, antes de ser separadas se hacen una promesa de encontrarse en este mundo. —Volvió la sonrisa típica de la peliroja y la pequeña rubia sonrió con ella. —Por eso cuando encuentras a esa persona se siente como si la conocieras de toda la vida, te vuelves a sentir tranquila, feliz y completa, como cuando ambos eran unas bolitas de estrellas flotando juntos… ¿Entendiste?

    Kana asintió a pesar de que sólo había entendido la mitad de lo que Hazel había dicho. Aunque si lo que la peliroja había dicho era verdad, significaba que las bolitas de estrellas de los extraños bonitos finalmente se habían encontrado.

    —¡Qué bonito! Algún día quiero encontrar mi bolita de estrellas como ellos. —Pensó Kana en voz alta, mientras que Carmen lloraba silenciosamente a su lado.

    —Lo siento, Carmen. Pero creo que Eidan no te perteneció en ningún momento. —La peliroja seguía molestando a los mayores ganándose una mirada molesta de parte del único chico de la mesa, quien comenzó a pelear con Hazel por hacer llorar a la chica pelinegra.

    Kana simplemente siguió mirando con atención a los chicos que habían vuelto a su charla como si nada hubiera pasado, ignorando a los mayores y sus dramas. El chico que salvó su pay desvió la mirada hacia ella en un momento de su platica super interesante e hizo un ademan para saludarla, la pequeña simplemente devolvió el gesto tímidamente mientras observaba la agradable aura en que estaban envueltos esos dos.

    Tal vez, los desconocidos no eran tan malos como parecían. Quería saber más sobre esas bolitas de estrellas que ahora estaban juntas en medio de aquel comedor.

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