La Nieve bajo el Sol (GouFubu)

Sus corazones se unen; el hielo se derrite, el fuego se extingue, el mundo se detiene y sus almas se combinan. La relación entre Gouenji y Fubuki se desarrolló al instante bajo un atardecer, y culminó

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    Shiro

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    Seireitei, Sociedad de Almas, Escuadrón 11.

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    Capítulo uno; parte uno: La canela en el atardecer


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    Todos ustedes me miran, pero nunca verán que hay algo dentro de mí.
    Purity, Slipknot.


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    Shirou Fubuki conoció la soledad cuando tenía siete años de edad, luego de caer enfermo junto a su hermano gemelo, Atsuya.

    Un 27 de febrero, ambos se resfriaron luego de jugar en la nieve que cubría a su pueblo; sus cuerpos se sentían pesados, la fiebre elevada no los dejaba dormir tranquilamente y sus leves llantos por el malestar mantenían alerta a sus padres.

    Shirou sabía que había algo más, algo que no podía descifrar, pero lo hacía sentirse diferente y querer llorar la mayoría del tiempo. Para tranquilizarse, se convenció de que era aquel dolor en el vientre el que provocaba esas sensaciones.

    También sabía que sus padres estaban ocultando algo, porque una gripe era común y no había que preocuparse tanto como lo estaban haciendo con ellos. A veces los escuchaba conversar en el pasillo afuera de su habitación compartida con Atsuya, mencionando palabras a las que no podía ponerle significado, pero se le habían grabado en la mente: alfa y omega.


    Los dolores y la fiebre no desaparecieron durante tres días, pero estar enfermos les divertía a los gemelos, sobre todo a Atsuya, porque podían pasar el día acostados mirando programas infantiles en la vieja televisión de su habitación compartida; sus padres los mimaban con comida caliente y no estaban obligados a ayudar con las tareas domésticas.

    Al menos, en salud y enfermedad, se tenían siempre el uno al otro.



    Al cuarto día, una pequeña parte del mundo de Shiro se derrumbó.

    Su madre les había dicho que debían bañarse antes de cenar, así que tanto ella como su padre les ayudaron a desvestirse. El primero fue Atsuya, quien no estaba tan débil, así que comenzó quitarse los botones de la camisa que usaba para dormir.

    Su padre le ayudaría a Shirou, sin embargo, el hombre no pudo siquiera acercarse a su hijo mayor, pues Atsuya se había lanzado contra él mientras gruñía un fuerte “¡No lo toques!”

    Los tres se quedaron callados luego de ver el arranque de enojo del más pequeño.

    Shirou sintió miedo al ver los ojos de su gemelo encenderse de un momento a otro, cosa que no pasó desapercibida por el otro. Atsuya, con una fuerza que había obtenido en unos segundos, se apresuró a abrazar a Shirou con vehemencia y olfatear su cabello.

    “No te preocupes Shirou. Yo voy a cuidarte”

    Más preocupados que molestos, los padres de ambos se llevaron a Atsuya al baño y le pidieron a Shirou esperar hasta que terminaran con él; el niño forcejeaba con ambos mientras murmuraba enojado que quería estar con su hermano, pero ellos no le hicieron caso.

    El mayor de los gemelos no comprendía nada.


    Al día siguiente, fueron llevados a un pediatra. Atsuya se portó bien, pero seguía siendo sobreprotector con él, por lo que tuvieron que entrar por separado.

    El doctor revisó con cuidado a Shirou, hizo preguntas a su madre sobre su comportamiento y, luego de tomar una pequeña muestra de su saliva con un hisopo, pudo salir del lugar para encontrarse con su gemelo.

    Luego de una hora de espera (ninguno de los dos sabía qué estaban esperando), el doctor salió para hablar con sus padres. Ambos escucharon claramente las tranquilas palabras del hombre: “Shirou Fubuki es un omega y Atsuya Fubuki es un alfa”.


    Esa tarde, antes de la cena, los gemelos aprendieron que no siempre serían iguales; su padre les explicó sobre las jerarquías, qué hacía un alfa y cómo era un omega. Shiro se sintió desigual, porque a ambos los tratarían distinto fuera de su hogar.

    “No debes preocuparte” le dijo su madre, tomándole las manos “Porque Atsuya y nosotros siempre estaremos contigo”

    Su padre le sonrió “Y jamás dejes que alguien te trate diferente por ser un omega. Eres Shirou Fubuki, y eres muy fuerte”

    A pesar de que sus estatus eran distintos, sus padres no los separaron; la actitud de Atsuya cambió ligeramente al ser un poco más posesivo con su hermano y su madre,mientras que el mayor era más cauteloso y tranquilo.

    Juntos eran el equipo perfecto, sobre todo al jugar fútbol.





    A los nueve años, Shirou Fubuki se quedó completamente solo.


    Luego de un partido, regresaban a casa para pasar un fin de semana en familia cuando, de la nada, una avalancha los cubrió. Su padre movió el volante, el auto se volteó y en unos segundos todo se volvió nieve. Shirou solamente recuerda a su hermano gritar su nombre y empujarlo por la ventana.

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    Cinco años después, conoce al equipo Raimon.

    Su capitán, Mamoru Endou, es la persona más optimista y alegre que haya conocido en su vida; una persona que contagia a todos con su humor, su sonrisa y su buena actitud. Shirou quisiera ser como él.

    Mientras los acompaña, oculta su estatus como omega; la personalidad de Atsuya que vive en él le ayuda a esconder su naturaleza, así que no debe preocuparse por que los demás lo vean débil. Nadie sabe sobre su familia y el accidente tampoco.

    Hay rumores sobre el famoso Goleador de fuego escondido en Okinawa. Shirou sabe perfectamente quién es, ¿Quién no conoce a Shuuya Gouenji? Uno de los jugadores más demandados y famosos entre las secundarias niponas. Al ser parte importante del equipo Raimon, por supuesto que irían a buscarlo.

    A Shirou le entusiasma conocerlo; sabe que él es su reemplazo, y que cuando Gouenji regrese ya no será importante, pero le gusta pensar que puede jugar junto a él mientras derrotan a los peligrosos equipos de extraterrestres. Las palabras de los demás lo hacen ver como un chico de confianza y con talento. Alguien perfecto.

    Para aclarar sus pensamientos, escapa de la formación grupal que ha hecho la entrenadora Hitomiko al explorar Okinawa para buscar a Gouenji y se pasea en solitario, mirando tiendas de comida y ropa por doquier; va tan ensimismado en observar las cosas que son tan ajenas a su mundo que no se da cuenta cuando una persona viene hacia él y ambos chocan.

    El golpe le aturde levemente, y sólo alcanza a ver a un chico con una sudadera naranja y escuchar su a su voz grave decir “Lo siento”. Shirou está a punto de decir “No hay problema, ¡Ve con cuidado!” pero el chico corre lejos de él.

    Lo último que puede notar es que al muchacho se le ha caído algo brillante, y Shirou al instante lo recoge; es un collar de plata en forma de deportivo para fútbol. Algo le dice que verá al chico de nuevo algún día, así que lo guarda en el bolsillo de su chaqueta marca Raimon y sigue caminando.

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    En estos días del demonio, es tan frío adentro; tan duro sobrevivir para un alma buena…
    Demon Days, Gorillaz


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    Shuuya Gouenji regresa al equipo en el momento indicado (aunque el capitán Endou diga que ha llegado tarde); Shirou está vulnerable, pero no es algo importante, porque el goleador estrella - la esperanza del equipo - está aquí y no puede ocurrir algo malo.

    Así que ahora está solo mientras observa a Rika pelear por el balón con el popular Goleador de Fuego.

    Es un chico bastante guapo, carismático y talentoso, digno de su fama en el equipo y alrededor de todas las secundarias de Japón. Es un ser brillante, como un rayo de sol en un día frío y nublado. Shirou siente envidia al ver a alguien tan firme en sus convicciones, tan fuerte, tan admirado.

    “¿Te da miedo el balón?” la voz gruesa que había escuchado aquel día del pequeño accidente se hace presente frente a él; es Gouenji, mirándolo a los ojos con sus orbes oscuros y profundos, provocándole escalofríos.

    Como dijeron sus compañeros alguna vez: Shuuya Gouenji era un maestro en hacer reflexionar a las personas con pequeñas palabras y acciones.

    El chico pudo haber pasado de él, ignorarlo y odiarle por ser su reemplazo, pero decidió regalarle una pequeña sonrisa y su apoyo sin conocerle. Shirou no piensa claramente, pero está casi seguro que algo ha cambiado en él gracias a esa interacción.

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    Shirou siente tensión entre ellos, pero sabe que es porque Gouenji probablemente está tratando de leer su mente al mirarlo de forma fija a en cada momento; cuando se sientan juntos en la caravana, cuando él se queda sentado en la banca observándolos entrenar, y cuando comen en un ambiente amistoso.

    Los ojos negros de Gouenji lo siguen, pero no lo incomodan. De hecho, su atención se siente particularmente bien… como si le importara a alguien por primera vez en mucho tiempo.

    De todas formas, se siente insuficiente para el equipo, así que se va a entrenar por su lado en un horario preocupante; está a punto de ocurrir una tormenta, y puede sentir cómo su pecho comienza a oprimirse por la ansiedad.

    Mientras se cuestiona sobre seguir entrenando, Gouenji aparece y se ofrece a entrenar con él. Es en ese momento en que desarrollan una amistad-rivalidad; Shirou jamás se ha sentido así con alguien en el pasado, y le hace querer esforzarse más y más para superarse a sí mismo.


    Cuando comienza a llover, ambos se refugian debajo del puente y, por primera vez, Shirou no finge una sonrisa, y no miente diciendo que todo está bien. Shuuya Gouenji tiene algo que le hace tener la confianza suficiente para tener un ataque de ansiedad y contarle sobre su abandono familiar accidental.

    Es la primera vez que se abre de esta forma a alguien de Raimon, o a un compañero de equipo en general; esa actitud de chico alegre, esa sonrisa que asegura que todo está bien con él y el brillo de sus ojos se quedan atrás para darle paso a admitir sus inseguridades con un muchacho que probablemente le ayudará más que perjudicarlo. Después de todo, es el maravilloso goleador estrella de Raimon..

    Cuando el tema de Atsuya llega a la conversación, Shirou tiembla, aunque no sabe si es por miedo a ser juzgado, o los nervios de que alguien conozca sus secretos.

    “No comparto tu idea de perfección” le dice Gouenji, casi molesto, “A mí no me importa ser perfecto; me divierto mucho jugando fútbol”

    Shirou se siente mal de nuevo cuando su amigo (¿son amigos?) lo abandona en medio de una tormenta.

    Si no supera sus problemas, se quedará sólo otra vez.

    Pero ya está acostumbrado a eso.

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    Goenji le golpea el estómago con el balón.

    Está aturdido, le duele el torso y quiere llorar, pero aquel chico le hace entrar en razón. No está solo y, a partir de hoy, jamás volverá a estarlo. Tiene amigos que lo apoyan, y siempre estarán con él. Esas voces de las que Goenji habla son ellos, sus amigos, la luz en el túnel sin salida.

    Hay un click en su mente, como un interruptor reiniciándolo; aquella personalidad de su hermano que él mismo desarrolló se vuelve una con la suya, y su corazón se siente ligero. Al quitarse la bufanda de Atsuya, su mente se concentra en el partido, en las miradas que el goleador estrella le manda y los gritos de ánimo de sus compañeros.

    Al final, realiza una nueva técnica que sale del fondo de su alma y, de esa forma, tiene ventaja en el partido.

    Todo es gracias a sus amigos. A Shuuya Gouenji, el chico que no lo conocía completamente, pero que decidió ayudarlo en cuanto regresó al equipo.

    En un momento crítico dentro del partido, ocurre algo impresionante: él y Gouenji fusionan sus habilidades e improvisan una nueva técnica, y no es sólo la fusión de sus poderes lo que hace vibrar el cuerpo de Shirou. Puede sentir que él y Gouenji tienen una especie de conexión que los hace expresarse sin hablar. Es algo que sólo podía lograr con Atsuya (aunque nunca nadie superaría esa comunicación con su hermano, pero Shuuya Gouenji se acerca a esa sensación).

    Después de todo, es el maravilloso Shuuya Goenji, piensa con una sonrisa cuando sus manos chocan en señal de victoria.


    _______________________



    Aparentemente, ahora todo está bien.

    Endou,Gouenji y él se encuentran en la torre de metal, y hacen una promesa para seguir jugando fútbol juntos para siempre.

    De un momento a otro, el capitán se despide de ellos, invitándoles esa noche a cenar a su casa, cortesía de sus padres. Fubuki sonríe ampliamente; extraña la comida casera, hecha con amor; las madres saben exactamente cuánto amor le ponen a cada platillo.

    Shuuya Gouenji y él se quedan solos en la torre, admirando la vista. Hay ruido de niños jugando alrededor, personas conversando, y un par de pájaros que se preparan para el anochecer.

    Shirou no puede evitar desviar su mirada hacia el chico frente a él; Gouenji brilla como el sol bajo el naranja del atardecer, que puede reflejarse en sus ojos y en su piel morena. Siempre que Shirou lo mira, puede sentir una calidez reconfortante instalarse en su pecho, como si Gouenji tuviera la energía de un cálido hogar.

    “¿Cuándo te irás a Hokkaido?” pregunta Shuuya, dejando atrás aquel paisaje para poner su atención a Shirou. Porta una leve y amigable sonrisa, que le provoca un choque eléctrico en el corazón a Fubuki.

    Él corresponde aquel gesto. “Mañana por la tarde”

    Gouenji asiente y, con un semblante serio, murmura unas palabras tristes que hacen al estómago de Shirou revolverse con emoción. “Esperaba que te quedaras más tiempo. Me quedaré con las ganas de jugar una vez más junto a ti”

    El asunto con Shuuya Gouenji, para Shirou, es que el chico es tan callado como un muerto, tan sabio como un anciano, y tan sorprendente como un niño. Nunca sabes lo que dirá, porque así de maravilloso es el goleador estrella del equipo: actúa más, habla menos, pero cualquier cosa que salga de su boca, definitivamente te tocará el alma.

    Shirou no puede evitar sentir el rostro caliente, pero quiere atribuirle la culpa al clima y la luz tenue del sol escondiéndose. Una pequeña risa (mecanismo de defensa, tal vez) se escapa de sus labios y sus ojos se vuelven pequeños.

    “Realmente esperaba lo mismo. ¡Los extrañaré mucho a todos!”

    Sobre todo a ti.

    Si bien Shirou no está seguro de sus sentimientos, hay algo en él que lo hace querer a Shuuya Gouenji un poco más que a sus demás compañeros; tal vez fue su ayuda para salir de aquella crisis de identidad, o tal vez el hecho de que nunca lo excluyó del equipo. Probablemente, fue el simple hecho de que Shuuya Gouenji quería sentarse junto a él en la caravana relámpago y dejar que durmiera sobre su hombro.

    Shirou desconoce en qué momento pasó, pero es que Shuuya Gouenji ocupa una gran parte de su corazón ahora mismo.

    Gouenji no habla durante unos segundos, sólo le dedica una pequeña sonrisa y se sienta a su lado.

    “¿Puedo hacerte una pregunta personal?”

    Fubuki afirma, sintiéndose inseguro al ver que Gouenji duda de las palabras que dirá a continuación.

    “¿Por qué le ocultas al equipo tu condición?” Shirou se siente confundido. “Me refiero a tu condición de omega”

    Los ojos verdes del defensa se abren; sorprendido, desvía la mirada y sus manos se vuelven puños sobre su uniforme del equipo Raimon.

    “¿Cómo estás seguro de que soy un omega?”

    Shuuya voltea hacia el atardecer una vez más; faltan pocos minutos para que el sol se oculte por completo, y las estrellas que apenas son visibles en el cielo brinden toda su luz al acompañar a la luna.

    El silencio entre los dos se siente cómodo.

    “Los alfas puros lo sabemos con el olfato. Tú hueles a lavanda”.

    El tono de voz que utiliza hace a Shirou estremecerse. Él no sabe nada sobre alfas puros, ni siquiera sabe de qué se trata todo el asunto de las condiciones y ese tipo de estatus. Sus padres se encargaron de enseñarle, pero ¿qué sería más importante para un niño que jugar con su hermano gemelo o comer dulces sin permiso? Sólo sabe que nació con esa característica en su ADN; que cada mes sufre dolores, que puede ser peligroso mostrar su olor, y que puede crear vida.

    Las palabras de Gouenji vuelan con el viento; ahora hace frío y toda la gente que se encontraba a su alrededor se ha ido a descansar. Sólo son un par de chicos de catorce años en una banca, mirando al anochecer adornando el cielo.

    “No quería parecer más débil de lo que ya era”.

    Gouenji lo mira a los ojos. “No eres débil, Fubuki. Eres la persona más fuerte que conozco, y una condición natural así jamás te haría menos valioso o más vulnerable”

    Fubuki, con las mejillas rojas y los ojos húmedos, le regala una sonrisa genuina.

    “Muchas gracias, Gouenji”.

    Y en el atardecer, viaja el aroma natural a canela de Shuuya Gouenji.

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    ¿Alguna vez me tomarías? Porque mi corazón es lo único que llevo. Los sentimientos en mi mente no los puedo explicar.
    Take Me, MISO

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    Fubuki ya no recuerda exactamente cómo era la sazón de su madre al cocinar; en su mente vagan recuerdos de dulces caseros, fideos calientes y pescado fresco, pero no recuerda el sabor, solamente la preciosa sonrisa de su madre al verlo a él y su gemelo disfrutando de aquellos alimentos.

    Es algo triste, porque mientras prueba la comida de la madre de Endou, no puede evitar pensar “Extraño mucho a mamá”.

    “¡Anímate, Fubuki!” exclama el surfista del equipo, abrazándolo y apretando su pequeño cuerpo contra el suyo. Shirou se marea levemente al oler el aroma a cítrico que aquel chico desprende naturalmente.

    Fubuki sonríe, utilizando su talento de mentiroso compulsivo y asegurándole al muchacho que está bien, sólo se siente cansado.

    El ambiente en el patio trasero de la casa del capitán es cálido; hay luces adornando las paredes, las voces de sus amigos llenando de ruido el lugar, y comida deliciosa para disfrutar. Ojalá ese momento durase mucho tiempo…

    Mientras se pierde en su melancolía, a lo lejos se escucha una carcajada de la voz que le quita el sueño; Shuuya Gouenji se ríe de alguna tontería dicha por Endou, y el corazón de Shirou estalla en miles de fuegos artificiales.

    Su mirada se pierde en su cabello brillante, las arrugas de sus ojos cuando se cierran al reír, y los pequeños hoyuelos que se forman discretamente en sus mejillas. Jamás había escuchado a Gouenji reír.

    “Deberías tener la iniciativa y hablarle” Natsumi Raimon aparece de pronto a su lado. Hasta ahora, no había notado la gran diferencia entre sus estaturas; el precioso cabello rojo de la mánager del equipo se mueve con el viento y sus ojos terracota lo miran cómplices.

    “¿Disculpe?”

    “Me refiero a Gouenji. Si no te arriesgas, no probarás el sabor de la victoria”

    La señorita Raimon se queda callada y lo mira con una pequeña sonrisa, esperando su respuesta, pero Fubuki no sabe qué decir. Se pregunta si en verdad es muy obvia esa desviada admiración por el goleador de fuego, o si se trata del sexto sentido de la muchacha.

    “¿Cómo sabe..?”

    Natsumi aleja su mirada de él y se concentra en el grupo donde está Shuuya. Fubuki quiere fingir no saber a quién mira; ¿Será el inteligente Kidou? ¿El guapo Kazemaru? ¿O compartirán un amor no correspondido por Gouenji? Sin embargo, hasta Dios sabe que la hermosa hija del director tiene un pequeño corazón donde solamente cabe Mamoru Endou.

    “Porque he estado mirando a la distancia al igual que tú”

    Fubuki suspira, mientras su mirada regresa a donde pertenece y, como si fuera obra del destino, los ojos negros de Gouenji chocan con los suyos. Sus miradas se mantienen por unos segundos, y una leve sonrisa se escapa de los labios del goleador estrella. ¿Fue real, o sólo su imaginación haciéndolo sentir bien?

    “Gracias, señorita Raimon”

    “Sólo llámame Natsumi. Que tengas un maravilloso y seguro viaje, Fubuki. Ha sido un placer tenerte en el equipo”

    Un par de sonrisas, una nueva amistad y la linda pelirroja se despide de sus compañeros. Fubuki se queda solo en una banca del patio de los Endou, con un vaso de limonada en sus manos y la mirada perdida en las flores del jardín.

    Tsunami y Tachimukai se acercan a platicar con él para distraerlo de sus pensamientos; Tachimukai es un chico muy optimista y alegre, al igual que el surfista, y eso es lo que necesita en este momento: concentrarse en mejores cosas que en la profunda tristeza por irse y no ver a Gouenji hasta que regrese.

    Lo triste es que no sabe cuándo regresará.


    El rostro del chico en sus pensamientos se hace presente en la pequeña reunión, y sospechosamente sus dos acompañantes se disculpan y se alejan del lugar. Shuuya Gouenji se sienta a su lado, colocando su bebida entre sus piernas.

    “Hey,” dice, con su voz suave y una sonrisa de lado “¿Cómo te sientes?”

    Hay una sensación de electricidad en el cuerpo de Shirou, comenzando desde el estómago y esparciéndose por todo su cuerpo al ver tal expresión, sin embargo, Shirou sabe disimular con una sonrisa.

    “Me siento bien en este momento, Gouenji. Muchas gracias”

    “¿Tienes algún lugar dónde quedarte?”

    Ambos se miran a los ojos por unos segundos, y Fubuki podría jurar que las orejas del goleador estrella del equipo se volvieron rojas de un momento a otro. (Es sólo tu imaginación, Shirou, basta).

    “Me quedaré aquí, en casa de Endou”

    Gouenji se aclara la garganta. “Está bien, igual, si quieres un espacio más privado, eres bienvenido en mi casa cuando quieras”

    Fubuki, en un ataque de valentía, toma la mano del muchacho y la aprieta, murmurando un leve “gracias”; Gouenji le sonríe avergonzado, dándole un leve apretón de vuelta.

    Sin embargo, sus manos no se separan durante un largo tiempo. Fubuki está muy cómodo sentado con el goleador de fuego a su lado, sosteniendo su mano como si perteneciera ahí, al igual que piezas de un rompecabezas.Shirou no está seguro si no se sueltan por su culpa; tal vez está apretando la mano de Gouenji para que no se vaya, pero quiere creer que ese sentimiento de pertenencia es recíproco.

    “Gouenji” Dice Kidou, algo apenado por interrumpirlos, aunque no hay nada que interrumpir “Mi padre ha llegado por nosotros”.

    Shuuya asiente levemente, dando un último apretón a la mano más pequeña que está enredada con la suya. Fubuki le sonríe, asegurándole que está bien.

    Puedes irte.

    “Mañana pasaremos por ustedes para dejarlos en el aeropuerto” menciona Kidou con una pequeña sonrisa, y mientras él se despide de los demás, Gouenji le dedica una mirada antes de cruzar la puerta hacia el interior de la casa.



    Shirou mira con una sonrisa el mismo lugar en el que Shuuya ya no está, imaginando en su cabeza miles de escenarios en los que el goleador de fuego regresa a tomarle la mano de nuevo.

    “Así que Gouenji y tú” dice Endou a su lado, mirando hacia el lugar vacío en la sala de su casa.

    Fubuki se sonroja furiosamente “¿Gouenji y yo?”

    Por supuesto, Endou no pierde su manera tan directa de decir las cosas. Algún día de esos se encontraría en problemas por su confianza y seguridad.

    “Ambos se gustan”

    Fubuki realmente quiere evitar la sensación de vértigo en su estómago al escuchar esas palabras, pero no puede. Su corazón salta en lugar de latir normalmente, y su cuerpo se siente caliente durante pocos segundos. Endou simplemente se ríe, le revuelve el cabello y se aleja para despedir a Touko y a Rika de su hogar.

    Será mejor prepararse para ir a dormir.


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    Quiero transmitir mis sentimientos, ¿por qué es tan difícil?
    Suki, Daisuki, Jevanny-P ft. Kagamine Rin

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    Cuando Atsuya y él eran pequeños, tenían muchos amigos en su pequeño equipo de fútbol de la primaria; su madre solía invitar a todos los niños y a sus padres a comer, y la casa de la familia Fubuki se llenaba de risas, gritos y chismes acompañados de galletas recién hechas.

    Los padres del capitán del equipo son tan amorosos que el desayuno se siente como estar en su propia casa. Siempre extraña sentir el amor cálido de un adulto hacia él, aunque la entrenadora Hitomiko Kira siempre se encarga de darle pequeños regalos y consejos para demostrarle su cariño.

    Luego de un desayuno desastroso (porque sí, Tsunami y Kogure juntos en un sólo lugar es un desastre asegurado), salen todos juntos hacia el centro de la ciudad, donde el vehículo de la familia Kidou los recogería.


    Mientras pasean por los locales, Shirou compra souvenirs para sus amigos de Hakuren; pequeños llaveros de muñecos tiernos, dulces de la región y un par de fotos de paisajes para el recuerdo.

    Conversa con Someoka, Handa y Matsuno sobre torneos, jugadores de fútbol famosos y metas profesionales, hasta que Gouenji y Kidou se unen al grupo para pasar un rato con ellos antes de partir.

    Como si fuese un imán, Gouenji se mantiene a su lado, callado y con las manos en los bolsillos de su chaqueta. Por un momento, realmente se siente como si fueran sólo ellos dos, hasta que el ruido de Someoka discutiendo con Megane le recuerda que están sus amigos ahí; de todas formas, se siente tan nervioso como si sólo fueran él y Shuuya Gouenji paseando por las calles llenas de tiendas de conveniencia, ropa y comida.

    “Creo que nunca te lo he preguntado,” dice el más alto de ambos, mirándolo con un destello de curiosidad en sus ojos “pero, ¿vives con algún familiar?”. A pesar de que Gouenji siempre se ve seguro, Fubuki no puede evitar notar una voz apenada saliendo de su garganta, como si tuviera desconfianza para preguntar cosas sobre su familia fallecida.

    Fubuki le sonríe para tranquilizarlo. “Vivo solo en un pequeño departamento heredado por mi padre, pero la hermana mayor de mi mamá cuida de mí cada que puede”.

    Gouenji suelta un pequeño suspiro “Es bueno saber eso”.

    “¿Qué hay de ti?” pregunta de vuelta. Gouenji lo mira confundido “¿Vives con tu familia?”

    El chico se queda callado unos segundos “Sí, con mi hermanita Yuuka, mi nana y mi padre, aunque desde que mamá murió, él no está en casa la mayoría del tiempo”

    Fubuki asiente sonriendo “Tu mamá siempre está contigo” Gouenji vuelve a mirarlo con la confusión reflejada en su rostro, y antes de que diga algo, Shirou toma la palabra, señalando el pecho de Gouenji “Está ahí, en tu corazón; está en el aire, las flores más bonitas, las sonrisas de las personas que te dan los buenos días y cada respiro que das. Así se mantienen conmigo Atsuya, mamá y papá”.

    Ambos caminan por inercia, mirándose, hasta que Gouenji sonríe alegre. Fubuki nunca había visto sonreír así al goleador de fuego justo frente a él; es tan bonito que quiere guardar ese recuerdo por siempre en su corazón, y ser la razón de más gestos como ese.

    “Tienes razón”.





    Cuando es hora de irse, todos los foráneos se suben a la enorme limusina personal de Yuuto Kidou, despidiéndose del Raimon original y prometiendo que jugarán juntos de nuevo otra vez; esta vez no se sientan juntos, pues Someoka quiere seguir hablando con él, mientras Endou y Kidou se llevan a Gouenji para hablar
    .
    “Vaya, pero si ya tenemos a dos tórtolos en el equipo” menciona Someoka, golpeándole las costillas con el codo. Shirou se sonroja ligeramente y niega.

    “Claro que no, piensas mal las cosas, Gouenji no siente eso por mí”.

    Someoka se ríe “Entonces tú sí sientes algo por él, ¿o me equivoco, Fubuki?”

    El mencionado gruñe molesto, y se voltea para mirar la ventana mientras su amigo se burla de él. Tonto Someoka, piensa.

    Una vez que llegan al aeropuerto, pasan por la sección de revisión y se quedan un momento en la enorme sala de espera, haciendo tiempo hasta que llega el momento de despedirse. Luego de prometer volver a verse pronto, todos chocan las manos, se abrazan y sueltan algunas lágrimas. Fubuki se acerca a Gouenji y le toma de las manos, haciendo que el más alto se tense.

    “Cuida de tu familia y llévales saludos de mi parte, por favor”. Gouenji asiente.

    “Gracias. Cuídate, Fubuki”.

    “Igual tú, Gouenji”.

    Una última sonrisa y Fubuki se aleja junto a los demás para abordar cada uno su vuelo, sin embargo, Shirou se queda a medio camino y, luego de respirar profundamente, regresa corriendo hacia donde está el trío relámpago.

    Shirou se posa frente a Gouenji, le da un beso en la mejilla, y se apresura hasta la salida, donde los demás lo esperan con rostros llenos de sorpresa.

    Fubuki sólo sigue caminando, pues no quiere mirar hacia atrás y ver el - muy probable - gesto de asco y sorpresa de Shuuya Gouenji.

    Shuuya Gouenji, quien le ha robado la única parte de corazón vivo que le queda.



    [CENTER]_________________________________________________________________________



    ¡Hola! No sé si todavía hay lectores del GouFubu por aquí, pero paso a dejar el primer capítulo de mi nueva novela. Saludos a todos.
     
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    Veo yaoi hasta en la comida
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    Yo te seguiré leyendo :D A pesar de los años, el GoeFubu en mi corazón nunca moriraaaaa :3
     
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    Yaoizando
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    Yo todavía lo amo y me encantó el capitulo 😍

    Son tan lindos 🥰
     
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    Yaoizando
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    Por dios!!!!Que hermoso 😍❤️
    Lo amé!!!!!😍😍😍🥰🥰
    Espero que sigas escribiendo... Estuvo maravilloso😁🙂.
     
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    It hurts
    how long will i last?

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    ¡Hola! Quizás llego algo tarde al estreno, pero quiero decirte que me ha gustado mucho el primer capítulo de tu historia. Está muy tierna y además escribes muy bien. Esta parejita literalmente fue mi obsesión en mi adolescencia, así que espero que lo continúes. No entiendo mucho del mundo de Omegaverse, así que impaciente por descubrir lo que pasará.

    Saludos.
     
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4 replies since 4/11/2022, 03:48   429 views
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