Una navidad diferente

| Seto Kaiba/Joey Wheeler | PUPPYSHIPPING

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    ¡Publicando deprisa y corriendo, que esta historia es parte de mi regalo del Santa Secreto! 🎁

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    Título: Una Navidad diferente
    Fandom: Yu-Gi-Oh!
    Pareja: Seto Kaiba/Joey Wheeler | PUPPYSHIPPING
    Género: humor, familiar, fluff, romance
    Advertencias: ninguna
    Longitud: 2158 palabras
    Notas: no superaré nunca el nombre de esta pareja.

    Disclaimer:
    los personajes no son míos, pero prometo tratarlos con todo el amor que se merecen.

    🎁 🎁 🎁



    UNA NAVIDAD DIFERENTE
    A Seto Kaiba nunca le habían gustado demasiado las fiestas navideñas, para él cerrar la empresa durante un día o dos significaba permanecer dicho tiempo sin poder hacer crecer el valor de sus acciones, sin aumentar el prestigio de la KaibaCorp. Y, si aceptaba no solo cerrar sus puertas el veinticuatro sino también el veinticinco de diciembre era por Mokuba. Había muy pocas personas en su vida más importantes que el dinero, y su hermano era, indudablemente, una de ellas. Si bien era cierto que no entendía la alegría de Mokuba al cenar los dos solos en casa (llevando Kaiba un ridículo jersey de Santa Claus), el pequeño parecía más feliz durante la cena que durante la ceremonia de entrega de regalos. Y debía llamarse a aquello «ceremonia», porque era un auténtico desfile de sirvientes trayendo paquetes de distintos tamaños, que iban desde ropa hasta juguetes, pasatiempos y vehículos de todas las clases.

    —No hacía falta que me regalaras todo esto, hermano —le decía Mokuba año tras año, siempre confundiendo a Kaiba pues, ¿a quién si no iba a regalarle tantas cosas? Los ciento cuatro paquetes que recibía de media seguían sin parecerles suficientes.

    El plan para estas navidades se mantenía igual al de años anteriores: conseguir regalos para Mokuba, pasar el día veinticuatro con él, cenar mientras llevaban ropa navideña —costumbre que impuso Mokuba hacía ya tres navidades—, abrir y recibir regalos, y pasar un día veinticinco igual de relajado. Quien rompió los planes fue el propio Mokuba apenas arrancaba el día:

    —¿Qué le vas a regalar a Joey?

    Kaiba ni siquiera pudo terminar el desayuno, dejó su taza de café en la mesa y miró a su hermano como si hubiera dicho la mayor de las locuras; quizá la hubiera dicho.

    —¿Por qué iba a regalarle nada?

    —Porque es tu novio, tienes que regalarle algo bonito. —Kaiba esta vez suspiró, todavía no tenía muy claro cómo reaccionar cuando sentía expuesta su relación—. ¿Puede venir con nosotros a cenar?

    —No, no puede.

    Mokuba agachó la cabeza, pocas veces había sentido tanta compasión por alguien como la estaba sintiendo ahora por quien ya consideraba algo así como su cuñado. Kaiba pareció entender el gesto, porque se apuró en dar las debidas explicaciones a su negativa.

    —Esta noche estará trabajando. Aunque le invitara a cenar, no puede venir.

    —Oh, así que es por eso. —Mokuba se recuperó pronto, mirándole ahora más emocionado—. Entonces, ¿podemos ir a cenar a su restaurante?

    —Un McDonald’s no es un restaurante.

    —¿Podemos ir o no podemos? ¡Seguro que Joey se alegra de verte! Ya sabes. —Mokuba sabía muy bien qué decir para convencerle—. Estando tan lejos de su hermana, seguro que no tiene unas navidades muy alegres. Yo también estaría muy triste si estuviésemos separados.

    —Podría tener unas navidades de ensueño si viajase a Estados Unidos.

    —Joey no puede pagarse ese viaje.

    —Lo sé, por eso le ofrecí pagárselo yo, pero no lo aceptó: «no me interesa tu dinero», me dijo. El muy estúpido se atreve a rechazarme, ¡a mí! —Apretó tanto los dientes que chirriaron—. Será mejor que cambiemos de tema, me enfado de solo recordarlo.

    —Es una pena, me parece un regalo muy bueno.

    Kaiba estaba de acuerdo con lo dicho en aquella frase, es decir, creía con plena convicción que cualquier idea que tuviera era indiscutiblemente buena y brillante, ¿cómo iba a ser esta menos? Quizá pudiera repensarse y desarrollar de otra manera, pero seguía siendo una idea estupenda que solo mejoró al sentir, casi de manera literal, una bombilla encendiéndose dentro de su cabeza, dándole una vuelta a lo que tenía ya por sentado.

    —Mokuba, hoy cenaremos en el McDonald’s —dijo—. Encárgate de elegir la ropa navideña, estaré ocupado todo el día. Tranquilo, no tiene nada que ver con el trabajo.

    *



    Un coche como el de Kaiba llamaba la atención en cualquier parte, todavía más en el McAuto, normalmente frecuentado por modelos amplios y familiares, no por un deportivo de lujo. Kaiba conducía con un llamativo suéter de lana roja que llevaba un reno bordado, a juego con el de Mokuba, sentado en el asiento del copiloto y canturreando los villancicos que sonaban por la radio.

    —Buenas noches y bienvenido a nuestro McDonald’s. —Una voz conocida sonó por el interfono—. ¿Qué va a querer para cenar?

    —Un Happy Meal para Mokuba.

    —¡¿Kaiba?!

    —¡Con extra de kétchup, por favor!

    —Con extra de kétchup. —Repitió Kaiba—. Bien, y yo voy a pedir… Umh, no lo tengo muy claro, todo parece igual de mediocre.

    —Pero, ¿qué estáis haciendo aquí?

    —¡Mi hermano quería pasar la Navidad contigo, Joey!

    —Eso no es así. Mokuba, no te inventes las cosas.

    —¡No me estoy inventando nada, es verdad! —Mokuba se inclinó por sobre su hermano, sacando la cabeza por la ventanilla para poder gritar contra el interfono—. ¡Te juro que es verdad! Iba a invitarte a casa, pero como sabía que esta noche estabas trabajando, hemos venido aquí.

    —Se acabó. —Kaiba le movió hasta su asiento, poniéndole también el cinturón de seguridad para evitar que se moviera—. Ponme cualquier menú, me da igual, el Happy Meal de Mokuba con extra de kétchup, y sal ahora mismo de ahí. Coge algo para cenar y ven con nosotros.

    Kaiba aparcó en una de tantas plazas reservadas para el restaurante, desde aquí pudo ver a Joey acercarse a ellos, por sobre su uniforme llevaba un chaleco reflectante para que se le viera aunque fuera de noche. Aunque no era el chaleco lo más llamativo sino el gorro de Santa que llevaba en la cabeza. Se inclinó en la ventanilla pasándoles las bolsas con la comida.

    —¿Qué haces ahí fuera? Entra, hace frío.

    Joey resopló antes de obedecer, dando primero una mirada rápida al local. Se convenció de que no pasaría nada por dejar a sus compañeros solos unos minutos, y subió a la parte trasera del coche.

    —¡Feliz Navidad, Joey! —Gritó Mokuba desde su sitio.

    —Ponte el cinturón, nos vamos.

    —¿Qué? No. —Aunque se negó en un principio, ya se había abrochado el cinturón—. ¡No puedo irme en mitad del turno, Kaiba! ¡Abre la puerta! ¡Déjame salir! ¡Pienso romper la ventana si es necesario!

    —Yo que tú no lo haría, acabarás sangrando y no tenemos tiempo de pasar por el hospital. Tenemos que ir al aeropuerto.

    —¿Para qué vamos a ir al aeropuerto? ¡Ah! Ya te dije que no quiero tu regalo, ¡me pagaré el viaje por mis propios medios!

    —Que sí, que sí. Cállate de una vez, ponte con la cena, ¿quieres?

    —¡Claro que no quiero! ¡Me van a despedir por tu culpa! —Se lamentó en el sillón. Se quitó el gorro y clavó la mirada en el techo, ya podía despedirse del trabajo—. Esto es un secuestro, lo sabes, ¿no? Me estás secuestrando.

    —Puedes contárselo a tu jefe para que no te despida: «mi novio me secuestró la noche de Navidad». —Le miró por el retrovisor, sonriendo al ver su cara—. Te has puesto rojo, ¿te da vergüenza que diga que eres mi novio?

    —Me da vergüenza que lo digas delante de Mokuba.

    —Tranquilo, a mi hermano también le da vergüenza.

    Kaiba gruñó antes de arrancar el coche.

    *



    Para ser solo tres personas más en el aeropuerto, llamaban demasiado la atención. Joey seguía llevando el uniforme del McDonald’s y el chaleco reflectante, mientras que Kaiba y Mokuba llevaban jerséis navideños a juego. Joey les había preguntado casi diez veces qué hacían aquí, pero como ni uno ni el otro le respondían (no obtenía más respuesta que una risita de Mokuba) pues no le quedó más remedio que cruzarse de brazos y mirar el panel de llegadas, por lo menos se entretenía mirando las letras. No soportaría ver a la gente de por allí abrazando o besando a sus seres queridos, siendo que su hermana estaba al otro lado del mundo.

    —Ah, ya ha llegado —dijo Kaiba mirando su teléfono—. Ahora tienes que cerrar los ojos.

    Como de costumbre, Joey obedeció antes de preguntarse por qué debía hacerlo. La mano de Kaiba estaba fría, pudo sentir sus dedos acariciándole las mejillas antes de taparle los ojos.

    —Es una sorpresa, no quiero que la eches a perder. Siempre has sido un animalillo curioso.

    —¡¿A quién estás llamando tú «animalillo»?! —Movió la cabeza de un lado a otro, dando un mordisco bien fuerte al primer dedo que acabó cerca de su boca.

    —Ni siquiera en Navidad sabes comportarte. —Se quejó Kaiba apartando las manos, sacudiendo una en el aire—. Salvaje, me has hecho la sangre. No eres un «animalillo», eres directamente un animal.

    Joey se acercó a él más que dispuesto a dar otro mordisco y, seguramente, dedicarle algún que otro insulto. No se esperó la maniobra de Kaiba, más rápido que él, se inclinó lo suficiente como para darle un beso. Que un ligero roce de labios le descolocara por completo solo le hacía enfadar, esta vez sujetando el jersey de Kaiba y preparando el grito que le daría. Si no lo hizo fue por el sonido tan familiar que escuchó, una risita suave y femenina que vino de su espalda. Al instante soltó a Kaiba y miró hacia atrás, no podía dar crédito.

    —Me alegra ver que os seguís llevando igual de bien.

    Serenity Wheeler estaba allí, cargando con una pequeña mochila con algo de ropa y una caja de bombones en sus manos, que pensaba compartir.

    —Feliz Navidad, hermano. —Apenas pudo terminar de hablar, de un momento a otro se encontraba girando por los aires, con Joey llorando y riendo mientras la abrazaba.

    *



    Los regalos de este año habían sido todo un acierto, a Mokuba le encantó el ejército de drones con forma de dragón (por supuesto, el Dragón Blanco de Ojos Azules, Kaiba no contemplaba la idea de tener cualquier otro tipo de dragón en su familia) y a Joey le había faltado muy poco para desmayarse de la alegría en el aeropuerto. Esto dejaba a Kaiba con una sensación muy cálida en el pecho, incluso seguía sonriendo mientras se ponía el pijama.

    Que la puerta de su dormitorio se abriera le tomó por sorpresa, pero ver a Joey entrando le sorprendió ya del todo.

    —Eres un espectáculo por Navidad, lo sabes, ¿no? —Y señaló su pijama, también con motivos navideños, de color verde y copos de nieve por toda la camisa y el pantalón.

    —Mokuba es el encargado de elegir la ropa estos días. —Carraspeó—. ¿Qué haces aquí? ¿No vas a dormir con tu hermana? Tenéis una cama doble en la habitación, ¿queréis una más grande?

    —No, no, está bien. Esa cama es casi más grande que mi apartamento. —Lo decía en broma, pero Kaiba le miró con lástima, creyéndoselo. Joey suspiró—. Sabes que me muevo mucho al dormir, no quiero molestar a Serenity.

    —Ah, así que vienes a dormir aquí.

    —Claro, a ti me da igual despertarte de una patada en mitad de la noche.

    —Le prometí a Mokuba que no habría discusiones estos días, solo por eso te la voy a dejar pasar —dijo metiéndose en la cama. Había sido un día intenso y, sinceramente, quería descansar, claro que Joey parecía tener otros planes por cómo trepó sobre él, sentándose sobre su abdomen. El edredón hacía su mejor esfuerzo por separarles—. ¿Ocurre algo?

    —Gracias.

    —No ha sido nada. En serio, el viaje ha salido mucho más barato de lo que esperaba, tu hermana no quiso viajar en primera clase. —Suspiró incorporándose, quedando también sentado y revolviéndole el pelo a Joey—. ¿Qué pasa? ¿Por qué estás llorando?

    —Está tan bien —contestó empezando a hipar, luchaba por no dejar salir sus lágrimas—. La operación ha ido genial, sus ojos están sanando y… Está tan feliz, Kaiba. Está tan contenta. Y está aquí, conmigo. Hace tantos años que no pasamos las navidades juntos. Todavía no me lo creo.

    —Bueno, pues no tardes mucho en creértelo y duérmete de una vez. Estoy cansado.

    —¿Mañana vendréis con nosotros de excursión? Es decir, tú y Mokuba.

    —¿No vas a pasar el día a solas con Serenity? Tendríais que aprovechar el tiempo antes de que vuelva con tu madre.

    —Es que quiero que vengáis. Le caes bien a Serenity, le gustas. Y seguramente acabe queriendo también a Mokuba, quizá como a un hermano. A diferencia de ti, es un encanto y sabe cómo tratar a la gente. —Refunfuñó tirando un poco de sus mejillas, se rio con la mirada que le devolvió Kaiba. Si él luchaba por no llorar a mares, Kaiba lo hacía por mantenerse despierto—. Gracias, de verdad. Ha sido un día perfecto, y todo apunta a que mañana también lo será.

    —Por supuesto, ¿qué esperabas? Vas a estar conmigo, solo puede ser perfecto.

    Joey se echó a reír, y Kaiba comenzó a pensar que las navidades no podían ser algo del todo malo si gracias a ellas tenía a Joey riendo en sus brazos.

     
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    Invoco a la chica Flamenco en posición de ataque, para que me ataque de amor con este escrito que hizo< 3

    UFF. UFF. Y RECONTRA UFF.

    Es que no me lo esperaba, de verdad )': He llorado y gritado y reído, todo fue una confusión, jajs. Me pondré ahora con la respuesta a ese regalito que mi Reina Maga me ha dado para estrenar este día de Reyes, sí que sí, señor. ¿Qué mejor estrenándolo con este hermoso escrito? AY.

    ¿Por dónde empezar? Es que, AY. Mokuba es tan yo, jajsf. Y es que Kaiba siendo Kaiba y un hermano responsable es tan Seto Kaiba, jasj. Mokuba la revive lo que muchos deseamos: tener al daddy de todo Ciudad Domino.

    Pensar que a ambos les da pena decir que son novios es tan de Joey y Kaiba. ¡Por el amor de Dios! Si cuando Kaiba peleó contra el alemán ese (no recuerdo su nombre x'd) el Joey dijo que no le gustaba estar del lado de Kaiba, pero como buen novio, tenía que apoyarlo moralmente. Osiosi. Sólo por eso, volveré a verme ese arco de Yu-Gi-Oh!

    Me encantó la dinámica de Kaiba y Mokuba. Mokuba tipo: "hermano, estás pendejo, yo te ayudo"< 3 Todo un amor ahí. Pensé que el Kaiba (siendo Kaiba) terminaría llevándose al Joey al Caribe o algo así, pero me enamoré del detalle que le hizo a Joey< 3 Es que, ¿cómo no te puedes enamorar de Kaiba? UFF.

    ¿Y los suéteres feos? UY. De verdad, Mokuba fue el MVP de todo el escrito y, como buen hermano pequeño, apoyando la relación de su hermano. Sí soy.
    QUOTE
    —Puedes contárselo a tu jefe para que no te despida: «mi novio me secuestró la noche de Navidad». —Le miró por el retrovisor, sonriendo al ver su cara—. Te has puesto rojo, ¿te da vergüenza que diga que eres mi novio?

    —Me da vergüenza que lo digas delante de Mokuba.

    —Tranquilo, a mi hermano también le da vergüenza.

    Kaiba gruñó antes de arrancar el coche.

    Same.

    Igual. Me leeré el otro puppyshipping que escribiste para alegrarme mi día de Reyes, sí que sí.

    PD: yo tampoco supero el nombre de esta ship, ajsjf.

    PD2: en serio, muchas gracias por este escrito, me enamoré, en serio. Sabes que amo cómo escribes, eres la diosa todapoderosa para los escritos ): y lloro por lo hermoso que fue y es este escrito, tenkius. Prontito me verás para contestar ese hermoso post, sí, sí< 3
     
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1 replies since 5/1/2024, 16:10   60 views
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