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Eira — licántropo
-Nombre: Eira.
-Edad: 20 años.
-Raza: Licantropo.
-Sexo: Masculino.
-Sexualidad: Indefinido.
-Rol sexual: Pasivo omega.
-Sobre él.
Eira es un joven omega fruto del romance y, finalmente, la unión de un joven licantropo y un príncipe humano (en aquel entonces). Su padre era hijo de un rey benévolo que creía en la unión de especies, por eso no hubo problemas cuando su hijo se unió a un licantropo. Su papá, por su parte, era un lobo huérfano ya que hace mucho tiempo tuvo que luchar contra infinidad de peligros para encontrar un hogar y estar junto a quien creía que era su amor pero nunca obtuvo lo que creía merecer. Con dudas y el corazón roto encontró al que sería su esposo, ese humano y huyó al reino de este donde vivió realmente feliz ya que descubrió que había encontrado a su alfa destinado. La vida de la pareja era feliz, no les faltaba de nada y menos les faltó cuando Eira llegó pero una enfermedad llegó al omega sucumbiendo finalmente a esta y dejando al rey y su hijo solos.
Sí, fue complicado para el joven licantropo encajar, ya que heredó todo de su papá, hasta el físico salvo el color de cabello y ojos, además de su personalidad. Aunque siempre se hablaba de igualdad para el pequeño no fue así y aunque su padre lo animaba y enseñaba sentía que había muchas personas que deseaban hacerle daño.
Durante toda su niñez y adolescencia fue un joven dedicado a aprender todo lo que pudiera, es más, es bueno en el combate, monta bien a caballo. Así mismo como omega es un gran bailarín, cose bien y un infinidad de cualidades lo único que quizás no este tan "bien" es que es demasiado directo. Si, es un bello omega que te atrapa con una sola mirada pero es cabezota, puede ser hiriente con sus palabras y no es el típico omega necesitado por encontrar pareja por mucho que su padre ya esté preocupado porque está muy cerca de sus veintiún primaveras y no tiene un alfa a su lado.
Eira sabía que había mucha gente que le quería para mal, sobre todo un reino en particular. Como sucedió con sus padres se enamoró un humano de un medio bestia felino y tuvieron un hijo alfa. Siempre odió a ese alfa, prepotente y petulante pero lo que nunca esperó es que, en una celebración que hizo su padre para celebrar que habían conseguido un gran avance en la paz, iniciaran una revuelta para atraparle. Su padre se sacrificó, haciendo que lo atrapasen pero consiguió escapar por el bosque, tomando su forma de lobo y huyendo lo más rápido que le daban sus patas pero no estaba acostumbrado y los soldados enemigos le pisan los talones.
-Apariencia.
-Humana.
-De lobo y licantropo.
-Extras.
-No sabe demasiado del lugar al que pertenecía su papi ya que este, antes de morir, le pidió a su esposo que no se lo dijera. El lobo creía que si era destino de su hijo llegar a ese lugar lo encontraría él solo.
-Es un omega puro, es decir, nadie, alfa, omega o beta lo ha tocado pero por ello no hay que creer que sea ingenuo, es vergonzoso pero eso no significa que haya que confundirlo con ingenuidad.
-Es igual que su papá salvando un par de detalles. Físicamente sus ojos y cabellos son como su padre, su papá tenía los ojos azules y cabello plateado. En carácter es mucho más directo, cabezota, decidido y desconfiado. Su padre siempre dice que su hijo esta destinado al líder de una manada porque es alguien demasiado fuerte que podrá ayudar a su pareja en todo lo que este necesite.
-Su padre nunca volvió a casarse por lo que es hijo único.
-No tiene aversión a los felinos porque esté en su ADN, los tiene aversión por ese asqueroso príncipe.
-Príncipe felino.
Sylvain — zorro blanco
Datos personales
Sylvain | Cincuenta años | Zorro de las nieves | 1,95m | 76 kg
Bisexual | Alfa dominante (por poco que lo parezca)Sobre él
Pese a ser una raza extremadamente longeva en comparación con otras, los zorros de las nieves están prácticamente extintos fuera de su hábitat natural.
En el caso de Sylvain, cuando él nació, ya estaba completamente apartado del ambiente en el que debería crecer alguien como él. Para bien o para mal, sus padres eran almas libres que siempre huyeron de lo convencional, inculcándole desde bien joven el precepto de que desperdiciaría su vida si se quedaba en un único sitio sin aprovechar la oportunidad de conocer mundo.
Adoptándolo como la verdad más absoluta dada la falta de referentes en los que fijarse durante su infancia, el chico hizo caso a ciegas de lo que le dijeron sus progenitores, sin entender que eso mismo es lo que le empujaría por el camino para llevar una vida llena de soledad.
Tan pronto como pudo valerse por sí mismo, Sylvain se separó de sus padres. Por mucho afecto que este les llegó a profesar durante sus primeros años de vida, ellos nunca parecieron reciprocar con la misma ilusión todo el cariño que les daba, por lo que al final, la despedida no fue más que un simple “adiós”, frío y carente de emociones.
A sus once años, el joven zorro de las nieves emprendió un viaje para descubrirse a sí mismo, viendo por última vez a sus padres. Con el paso de los años, entendería de primera mano la difícil naturaleza de aquellos de su especie, por lo que aunque al principio tuviera sus dudas, cada paso que daba en su viaje se le hacía más natural que el anterior.
Sylvain creyó que su destino sería vagar por el mundo y descubrir todo lo que este tenía que ofrecerle.
En parte, sus padres no se equivocaron. Todos los viajes de Sylvain le ayudaron a ampliar enormemente sus horizontes y a conocer todo tipo de gente nueva. Vivió infinidad de situaciones distintas, corrió peligro, se divirtió, e incluso llegó a enamorarse tan profundamente de alguien más, que en su momento creyó que moriría si no pasaba el resto de sus días cerca de él.
Todos y cada uno de sus viajes dotaron a Sylvain de nuevas emociones y conocimientos, y experimentó un sinfín de peripecias que jamás habría siquiera imaginado de haberse asentado en un mismo sitio para pasar el resto de sus días.
El problema de todo esto es que la diversión se debe acabar en algún momento. Más pronto que tarde, el paso de los años hizo mella en su espíritu aventurero, y se desesperó al ver cómo todos a su alrededor envejecían a una velocidad considerablemente más rápido que él. Antes de que se diera cuenta, el zorro había perdido el rumbo y ya no sabía por qué viajaba.
Lo seguiría haciendo hasta el fin de sus días puesto que no conocía otra forma de vivir, pero Sylvain dejó de sentir de manera tan vívida todas las emociones que antaño le hubieran dejado con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro.
A día de hoy, la melancolía inunda al zorro, quien se oculta tras su elocuente discurso y sus sonrisas falsas. Con un fabricado optimismo, procura no acercarse demasiado a ninguna zona habitada, dado que últimamente se siente más en sintonía con la naturaleza.
Puede que no lo diga, pero en verdad ansía la compañía de la que nunca ha podido disfrutar por un largo tiempo. No es algo de lo que se haya dado cuenta, pero la soledad es su gran problema.Apariencia
En su juventud, al iniciar el viaje
Actualmente
En su forma de zorro:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F98b%2F194%2F885%2F98b1948857ae3d59d300404ed6a60962.jpg)
Información extra
—Cuando se dice que los ojos son el espejo del alma, en el caso de los zorros de las nieves no puede haber una frase más acertada: la tonalidad de sus ojos varía según la emoción predominante en el último tiempo. Si bien el cambio es gradual y puede suceder a lo largo de un par de días, en concreto, los ojos de Sylvain se suelen alternar entre tonalidades amarillentas y azules. Cuando tiene la mente despejada y se siente totalmente bien, sus ojos serán azules. El resto del tiempo, su tonalidad es amarilla.
—A decir verdad, los ojos de Sylvain llevan luciendo una tonalidad amarillenta casi desde que era un adulto joven. Por aquella época, tuvo su primer y único fracaso amoroso del que no se ha llegado a reponer nunca.
—Aunque… ¿podría llamarse fracaso amoroso cuando ni siquiera llegó a confesar lo que sentía? El caso es que se enamoró de un bello licántropo que solo tenía ojos para otro alfa que, desafortunadamente, no fue él. Pero durante el tiempo que duró, Sylvain sentía que solo con estar a su lado podría vivir de manera dichosa.
—Las tierras en las que hay manadas de licántropos son lugares en los que se siente muy a gusto, y que visita de vez en cuando. Siempre le gusta rememorar tiempos pasados.
—Hablando de su transformación, es bastante irónico que en su forma humana mida casi dos metros, y como zorro apenas sea la mitad de largo. No obstante, sus fuertes mandíbulas y sus pies rápidos le han sacado de todos y cada uno de los peligros en los que se ha visto envuelto. No lo parece a simple vista, pero sabe dar guerra.
—Un dato curioso relacionado con la longevidad de los zorros de las nieves y su aspecto físico es que su esperanza de vida se puede conocer con tan solo fijarse en el cabello del zorro en cuestión: cuando nacen y van creciendo su melena es de un color blanco impoluto, y conforme van experimentando sentimientos aciagos a lo largo de su vida, su pelo va tornándose cada vez más oscuro. Esto indica la salud espiritual del zorro, y es que, pese a poder morir de una herida física como cualquier otro ser vivo, también es capaz de perecer si se acumula la suficiente cantidad de sentimientos negativos en el interior del zorro.
—Puede que no sea algo muy conocido, y mucho menos con la especie de Sylvain en peligro de extinción, pero lo cierto es que la mayoría de los zorros de las nieves son quienes deciden acabar con sus propias vidas, producto de la desesperación de tener que llevar una vida tan longeva.▂ ▃ ▄ ▅ ▆ ▇ █ █ ▇ ▆ ▅ ▄ ▃ ▂
La vida de un viajero estaba destinada a ser emocionante. Cambios, aventuras e infinidad de paisajes nuevos. Todo esto debería poner una sonrisa en el rostro a aquellos que se designaban viajeros por naturaleza. Entonces, ¿por qué Sylvain vagaba como alma en pena por sus últimas travesías?
El longevo zorro soltaba suspiro tras suspiro lleno de melancolía, en un estado de trance que ni siquiera le permitía conectarse con la naturaleza tan bien como hubiera querido. Tanta molestia para internarse en soledad en lo más profundo de un frondoso bosque, y al final, ¿para qué? Su cabeza no estaba en el presente, su mente no podía concentrarse en toda la naturaleza que le rodeaba para poder sanar sus heridas del alma finalmente.
“Quizá me lleve un poco más de tiempo”, se consoló en un susurro, mientras su mirada vagaba perdida por los enormes árboles que le rodeaban. Él, refugiado en la sombra del árbol más robusto, no había abandonado aquel sitio en días. Pensaba que pronto retomaría su viaje, cuando se sintiera con fuerzas de nuevo…
Y, de hecho, Sylvain hubiera seguido así durante un tiempo indefinido, de no ser por un fuerte estruendo que hizo que todos sus sentidos se agudizaran de un tirón. Sus pupilas se dilataron por el susto, y su espalda se irguió recta, tensa. Cerró los ojos, y esta vez sí, se concentró a propósito en escuchar.
Puede que no estuviera en su mejor momento actualmente, pero un zorro de las nieves no ignora el peligro. Y es que no debería haber ningún ser vivo causando jaleo en una parte tan profunda e inaccesible del bosque…
—Hay alguien corriendo… Y oigo también… voces gritando… —Sylvain pensó en alto, aunque sin atreverse a alzar mucho la voz. Tanto tiempo de solitud le había llevado a desarrollar la costumbre de exteriorizar casi todo lo que se le pasaba por la cabeza.
Con una mueca no muy convencida, el zorro se levantó del suelo. Realmente no quería tener que dejar ese lugar en el que llevaba intentando purificarse unos días, pero algo le decía que si no lo hacía, se terminaría arrepintiendo.
Sintiéndose en sintonía con el bosque por primera vez desde que se adentró en él, se permitió cerrar los ojos y agudizar el oído para comenzar a guiarse hacia el sitio del que provenía tal estruendo. Cuando se hubo acercado lo suficiente, tomó precauciones y adoptó una postura más sigilosa, escondiéndose a conciencia para no dejarse al descubierto en ninguno de sus puntos ciegos.
Así, fue aproximándose hacia la fuente del ruido, y se terminó encontrando con algo que parecía, a todas luces, una letal persecución: Los soldados de un ejército que Sylvain no conocía corrían a toda velocidad para dar caza a un único animal.
Los afilados ojos del zorro se abrieron sobremanera al descubrir a un lobo de pelaje azabache huyendo de manera desesperada. La sorpresa de ver una imagen que se le hacía terriblemente familiar nubló su juicio por momentos, y su mente lo transportó a un recuerdo de cuando corría al lado de cierto licántropo en las llanuras más lejanas.
Sintiendo por un momento la urgencia de salir a ayudar a un viejo camarada, su cuerpo se movió por instinto cuando se transformó en su forma animal, y antes de que se pudiera dar cuenta estaba saltando a toda velocidad para cortarle el paso a los soldados humanos.
—¡Corre, sigue corriendo! —Le apremió al cruzarse con el lobo, de dimensiones mucho más grandes que él. —Yo los ralentizaré.
Solo le bastó un instante para recordar todas aquellas veces que, sin mirar atrás, él se interpuso en el camino de los enemigos para que su antiguo conocido urdiera una estratagema para darles esquinazo.
En ese momento, para él no fue diferente. En el instante en que lo vio claro, corrió en dirección contraria al lobo, y cargó sin miramientos contra los soldados.
Gruñó, clavó las garras en el suelo y se interpuso entre la horda de perseguidores y el otro animal. Todavía no había salido de aquel trance, por lo que se movía por puro instinto.
Para disuadir a los humanos y ganar algo más de tiempo para el lobo, Sylvain se lanzó hacia ellos para causar confusión. Mordió con fuerza a un par de los soldados mientras estos se concentraban en ensartarlo con sus lanzas.
No era su intención perder la vida en aquellas circunstancias, y menos todavía por un impulso irracional que había sentido de salir en la ayuda de ese lobo. Por ello, en cuanto notó que el otro animal se había alejado lo suficiente, se zafó de los soldados para echar a correr en dirección contraria.
Persiguiendo ahora él al lobo, debía llegar hasta donde estaba para poder guiarlo. Y así hizo: siendo un zorro veloz, Sylvain no tardó en alcanzar al otro chico.
—Estás huyendo de esos soldados, ¿no es así? Pues sígueme para adentrarnos más todavía en el bosque. —Le indicó, a la vez que tomaba la delantera.
El hechizo que nublaba sus pensamientos se iba deshaciendo poco a poco, y ahora en la cabeza de Sylvain no había otra cosa más que el pensamiento acerca de por qué había salido en la ayuda de un desconocido.
Echando la vista atrás, cuanto más lo observaba, más se podía dar cuenta de que ese lobo no era, ni mucho menos, aquel junto con el que vivió varias aventuras.
…Y, claramente, él no era a quien entregó su corazón tantísimos años atrás.
Edited by K y u b u n - 27/4/2024, 11:52
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Nunca los perdonaría en lo que me quedase de vida. Ese "felino" que siempre estaba tratando de conseguir mi mano en matrimonio, él había urdido toda esta trama y mi padre, el cual siempre buscó el bienestar de todos, daba igual si eran humanos o medio bestias, cayó en esa fingida paz hasta que le costó la vida. Es cierto que con mis propios ojos no lo vi morir pero lo habían atrapado... ¿Qué significaría eso más haya que el hecho de que estaba muero? Padre siempre decía que "en las guerras no se tienen rehenes ya que cuando caes en manos enemigas de una u otra forma mueres".
No sé calcular cuántos días estuve huyendo pero cada vez me adentraba más y más en el bosque. Nunca había estado tanto tiempo en mi forma animal y tampoco nunca corrí durante tantísimo tiempo. Cada vez me sentía más cansado y los soldados se acercaban aunque iba corriendo entre los árboles tratando de conseguir que se perdieran el en proceso o ralentizarlos. Seguro que ese príncipe dio la orden de que me capturasen pero yo no les dejaría, no se lo iba a poner tan fácil.
Corría cuanto podía y, cuando pensaba que realmente podrían acabarían por atraparme, fue como un milagro. De la espesura del bosque apareció un zorro blanco y escuché sus palabras lo que provocó que sacara fuerzas de donde no sabía que tenía. Corrí más rápido, sacando ventaja y metiéndome aún más en la espesura del lugar, camuflando mi olor y esquivando a esos guardias por completo.
No tenía ningún tipo de conocimiento de hacía dónde corría pero ese zorro volvió a aparecer lo que me hizo ilusión ya que había venido a ayudarme aunque no tenía por qué hacerlo. Me alegraba saber que había gente en la que aún se puede confiar. Comencé a correr a su lado, era muy rápido y pequeño, suerte que era blanco y podía verlo sin necesidad de forzar la vista.
Estuve siguiéndolo durante bastante tiempo hasta que mi cuerpo comenzó a colapsar. Ya no escuchaba ni olía a esos guardias y la tensión iba bajando, dando paso al cansancio, hambre y sed que sentía desde hace mucho pero que solo había ignorado. Mi ritmo bajó considerablemente hasta que mi cola bajó por completo, igual que mis orejas y mi cabeza.
-Yo... Gracias por ayudarme... Pero no... Ya no puedo más...
Finalmente mis patas dejaron de poder aguantar mi cuerpo y caí al suelo. Respiraba con dificultad y mis ojos se cerraban. Sin yo poderlo controlar siquiera había vuelto a mi forma humana y, tras unos segundos mis ojos se cerraron por completo y quedé inconsciente. Estaba tan cansando y adolorido, mis manos humanos estaban rojas y con raspones, al igual que mi cuerpo y pies. Había corrido tanto y me había golpeado en estas partes de mi cuerpo huyendo que ya no sabía ni en qué parte de mi cuerpo no me dolía.SPOILER (click to view)Espero que nos divirtamos mucho en el rol
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Pese a que últimamente esquivaba un poco las emociones fuertes, eso no quería decir que Sylvain hubiera perdido su forma física. Al contrario; con el periodo de descanso que se había tomado, sentía las patas más livianas que nunca. En su forma actual de zorro, juraría que en cualquier momento echaría a volar.
Y mientras que correr sin miramientos y sin rumbo era algo que le sentaba excelentemente bien al chico de blancos cabellos, no podía decirse lo mismo de su nuevo acompañante. Como lo estaba guiando para asegurarse un buen escondite de sus perseguidores, de vez en cuando volvía la vista atrás, para asegurarse de que el lobo le seguía.
Por ello, comenzó a ver cierto decline en su estado, que se hizo evidente por la manera en la que su forma de correr iba cambiando conforme pasaban los minutos. Incluso aminoró el ritmo para que se le hiciera más fácil al otro animal, pero ni siquiera eso evitó que este cayera rendido al suelo.
—Eh, ¡oye! —Lo llamó alarmado, obligándose a detenerse en seco al ver que no podían continuar.
Al instante, Sylvain dio media vuelta y retrocedió en sus pasos, hasta situarse a la altura del lobo. Su estado debía ser bastante malo si incluso su transformación se había revertido.
En el suelo yacía un joven que el zorro, definitivamente, nunca antes había visto.
Sylvain aproximó su cabeza al rostro ajeno, esperando notar la respiración del chico para confirmar que al menos no había perecido.
—…Pero algo me dice que, si te dejo aquí para que fallezcas, tu espíritu me perseguirá hasta el fin de los tiempos. Así que tampoco puedo irme sin más. —Comentó, con cierto deje de hastío, y sabiendo muy bien que ese chico, en el estado de inconsciencia en el que estaba, no podría oírle.
Sopesando qué podía hacer a continuación, se sentó en el suelo, observando fijamente al chico mientras agudizaba el oído una vez más. Tras asegurarse de que sus perseguidores no andaban cerca, el zorro soltó un pequeño suspiro.
—¿Y qué es lo que voy a hacer yo contigo ahora, eh, lobo fugitivo? —Siguió hablándole, a la par que él mismo deshacía su transformación para volver a su forma humana.
Si quería llevarse a ese chico consigo para asegurarse de que seguía a salvo, jamás podría cargarlo siendo un pequeño zorro.
Con cuidado, lo cargó en su espalda, preocupándose por no rozar ninguna de sus heridas, aunque esa era tarea difícil debido a lo numerosas que eran sus lesiones.
—Lo has debido de pasar mal… —Masculló, observando más de cerca los brazos ajenos que había hecho pasar a ambos lados de su cuello para poder equilibrarlo mejor. El color carmesí de algunas de sus heridas contrastaba con la sangre seca de otras que serían más antiguas.
Como no podía hacer otra cosa, siguió adentrándose en el bosque, con el objetivo de ocultarse en la parte más inaccesible de este. A decir verdad, ya habían ahondado mucho en la espesura del bosque, así que fue un camino relativamente corto hasta el sitio al que quería llegar Sylvain, que convenientemente tenía un pequeño lago oculto por la vegetación creciente.
—Quizá lo más prudente sea tratar tus heridas. —Le dijo, depositándolo con cuidado en el suelo, y apoyando su espalda contra el tronco de un árbol para mantenerlo sentado.
Para asegurarse de que su estado no había empeorado demasiado, tomó el rostro ajeno con sus manos, sintiendo el calor que el otro chico emanaba. No obstante, estaba pálido. Demasiado pálido, para el gusto de Sylvain.
Debería darse prisa y pensar en qué podía hacer para ayudar a ese lobo herido.SPOILER (click to view)He estado un poquito dudosa a la hora de hacer que Sylvain cargara a Eira para llevárselo a un lugar más seguro. Si prefieres que lo quite para que no mueva a tu personaje del sitio, me lo dices y yo lo cambio en seguida :'). -
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Dolía, dolía mucho, sentía mi cuerpo arder. Llevaba días huyendo ya y mis fuerzas eran tan pequeñas. Ellos podían seguirme con caballos pero yo no tenía eso a mi alcance. Corría todo lo que podía y más pero ellos gracias a esos animales podían dormir, comer, beber y buscar después mi rastro. Yo en cambio debía de sacar distancia, tratar de encubrir mi rastro buscar algo de comida y bebida y estar alerta entre sueño y sueño para volver a correr si les escuchaba cerca. Toda esa tensión, el estar mal alimentado, el no haber ni bebido, ni descansado, provocó que terminara por colapsar, desmayándome y volviendo a mi forma humana.
Sentía tanto calor aunque en momentos sentía frío, también notaba que mi cuerpo se tensaba y llegaba la fiebre. No podía despertar y no podía simplemente moverme. Era como si mi cuerpo hubiera dicho basta y que no se movería si no podía descansar. Al final parece que yo mismo estaba sin una sola gota de energía.
No puedo decir si fueron minutos, horas o días lo que dormí pero, por lo menos, cuando abrí los ojos no sentía que me costaba hasta respirar. Había conseguido descansa lo suficiente como para moverme un poco aunque el hambre era mucho.
Miré a mi alrededor, el lugar era precioso y escuchaba el sonido del agua cerca lo que provocó que mis orejas de animal y rabo aparecieran ahora que me había repuesto y, aunque no pude acercarme caminando, sí que lo hice gateando. Miré el agua, el cual era cristalina y olía bien por lo que decidí beber y, al principio, no pude evitar toser un poco porque lo estaba haciendo demasiado rápido.
-Despacio, despacio...
Murmuré un par de veces, recordándome que debía de hacerlo con mucho más cuidado o me haría más daño del que ya tenía en el cuerpo. Bebí hasta quedar saciado y volví a mirar hacia donde estuve apoyado, un enorme árbol, parecía tener siglos de edad de lo grande que era.
-¿Dónde estoy?
Recordaba al zorro que me salvó la vida pero no lo veía, ¿quizás ya se fue porque pensó que moriría? O puede ser que simplemente haya ido a por algo de comida o cualquier cosa. Volví a gatear hasta el tronco del árbol y me apoyé en este. Un suspiro escapó de mis labios y solo cerré mis ojos. Ya comenzaba a estar mucho más tranquilo, no se oían a los guardias, no se percibían esos olores en cambio... Había un olor que no sabía cómo identificar en el ambiente. Era un olor que me agradaba y tranquilizaba.
-Gracias por salvarme zorro...
Susurré con los ojos cerrados, solo dejando que mis sentidos se llenasen de los olores, sonidos y texturas del lugar. Toda mi vida viví en un castillo así que esto es completamente nuevo para mí pero me gusta mucho.SPOILER (click to view)Esta perfecto como está
Yo puse que no esta tu chico para poder desarrollar un poco a mi nene, si no la respuesta me iba a quedar minúscula pero si quieres que cambie algo me dices. En cierta forma me parece tierno que tu chico justo llegue cuando mi niño le esta dando las gracias de esa manera sin saber que esta presente. Menudo susto se llevaría mi niño si escucha su voz jajajaja. -
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Ahora bien, ¿cómo tratar las heridas de alguien que se encuentra en lo más recóndito de un bosque? Si quisiera llevar hasta allí a un sanador, probablemente el viaje durara lo suficiente como para dejar que el lobo muriera. Entonces… no le quedaba más remedio que servirse de aquello que el mismo bosque ponía a su disposición.
“Hierbas medicinales”, pensó. Y casi al momento le asaltó la idea de que también debía traer algo para comer. Recordaba que, cuando visitaba a curanderos en los pueblos, estos siempre le decían que con un estómago bien alimentado, las heridas sanaban antes.
Así que, no demasiado convencido con la idea de dejar al otro chico a su suerte, terminó por forzarse a marcharse en busca de recursos que utilizar. Aprovecharía que el chico estaba inconsciente para irse, y con suerte volvería con lo que necesitaba antes de que este hubiera despertado. Si es que lograba despertar, claro está.
Alejándose de aquel claro con el lago, las dudas empezaron a asaltar a Sylvain conforme fue haciéndosele más difícil ver al otro chico a la distancia. No le quedó otra más que negar insistentemente con la cabeza, esperando que la misma sacudida lo hiciera centrarse en lo verdaderamente importante: traer de vuelta comida y hierbas útiles.
Tampoco quería alejarse en demasía por si el ejército que perseguía al otro animal lograra dar con su paradero, de modo que limitó su área de búsqueda a un par de kilómetros a la redonda.
Mientras daba un paseo por el bosque, alejándose lo suficiente, logró encortar arbustos de bayas silvestres. No sabía si aquello entraría en la dieta de un lobo, pero él no lo dudó a la hora de arrancar unas cuantas mientras se peleaba con las zarzas para guardar las que iba sacando en una pequeña bolsita que luego resguardaba entre sus ropas.
Cazar nunca fue su especialidad, pero se terminaba desenvolviendo de manera decente. El problema es que no quería enfurecer a los habitantes del bosque si no era por urgente necesidad… Al final, optó por intentar primero una dieta vegetal. Si eso no era suficiente para el lobo, ya saldría por ahí a cazar unos cuantos conejos.
Entretanto, tuvo que hacer uso de su forma animal para ayudarse a trepar árboles y buscar las plantas medicinales desde las alturas. Sabía que aquel bosque no era precisamente la farmacia mejor abastecida, pero al menos, algo encontraría para desinfectar heridas.
…El caso es que, para cuando se quiso dar cuenta, Sylvain se había enfrascado tanto en su búsqueda de recursos, que había dejado de preocuparse por el tiempo. Solo logró alertarse del paso de las horas al ver los cambios en el cielo, con lo que decidió volver a paso rápido hasta donde estaba el lobo.
Para su sorpresa, mientras se iba acercando de nuevo al área del lago, le pareció ver que el cuerpo del chico se movía. Tenía pinta de que se había despertado.
No lo diría en voz alta, pero simplemente dejó que en su rostro se esbozara una sonrisa tranquila, a la par que soltaba un suspiro de alivio. Ya no sentía que todo lo que traía consigo para mejorar el estado del lobo fuera a ser en balde, y se alegraba por ello.
En eso es que fue transitando a través de la maleza para volver con el otro chico, y le pareció escuchar con su agudo oído que este le agradecía, aun si fuera con el desconocimiento de que él ya se encontraba allí.
Eso provocó que riera por lo bajo en tono suave, y decidió optar por ignorarlo mientras salía de entre los árboles para revelarse a la vista ajena.
—Veo que te has podido despertar. —Comentó, pasando por su lado y deteniéndose unos pasos más allá, de cara al lago.
Cuando se giró hacia él, en una mano llevaba un manojo de hierbas medicinales, y con la otra iba comiendo bayas con cierta parsimonia.
—¿Qué tal te encuentras? ¿Te han dejado de sangrar ya las heridas? —Cuestionó, mirándolo de arriba abajo.
Al comprobar su estado a simple vista, volvió a acercársele, y se arrodilló frente a él.
—Tienes cara de tener hambre. Si eres exclusivamente carnívoro, tengo malas noticias para ti. Si no, he encontrado algo de alimento que podría servirte. —Dicho lo cual, se giró ligeramente, para alcanzar a sacar el saquito en el que había metido las bayas y del cual él mismo estuvo comiendo cuando le asaltó el hambre. —Toma, para ti. —Y le cedió la bolsita sin más miramientos.
Hecho esto, se dejó de caer hacia atrás en el suelo para sentarse, y comenzó a escudriñar en silencio al otro chico. Parecía muy joven como para tener que haber huido en semejante persecución de todo un ejército de soldados.SPOILER (click to view)Nada, sin problemas, que ya pienso yo cualquier razón para mandarlo a explorar por ahí xD Además, tiene sentido que haya querido ir a por comida y hierbas medicinales para sanar las heridas de Eira. Eso sí, no voy a dejar pasar la oportunidad de que tu chico sepa que el mío estaba por allí escuchándolo jsjsjs Aunque como tu chico está herido, tampoco le va a meter mucha caña desde el principio.. -
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Estaba relajado con los ojos cerrados, permitiéndome sentir lo que había a mi alrededor pero en ese momento escuché una voz, una que ya había escuchado y di un pequeño bote en el sitio mientras alzaba mi cabeza para poder ver quien era. Me quedé sorprendido al ver al zorro que me ayudó en su forma humana, era muy alto si le comparaba a su forma de animal. Estaba impresionado y no era para menos. Además de que... ¿Él era un alfa? Sería la primera vez que conocía a un animal, como yo, alfa, siempre he tratado con alfas humanos los cuales no se llevan muy bien conmigo porque soy un animal y, por ende, más fuerte que ellos.
-Ho... Hola...
No pude evitar mostrarme tímido en cierta manera puesto que nos habíamos conocido cuando estaba siendo perseguido por unos soldados. A saber qué esta pensando exactamente de mí, seguro cree que soy algún malhechor que ha robado a algún noble o algo así y no es así... Ha sido realmente horrible todo.
-Aún duelen y huelo a sangre así que supongo que siguen algunas abiertas. He huido durante días y... He recibido muchos golpes.
Mis orejitas se agacharon bastante puesto que me sentía decaído. Volver a recordar todo lo qué pasó me dolía en el corazón y en el alma. Ojala padre me hubiera dejado acabar con ese felino cuando tuve ocasión.
-Como de todo, fruta, verduras, pescados, carne... No tengo problema... Gracias...
Tenía mucha hambre así que tomé el saquito y comencé a comer. Estaban muy ricas o yo tenía un hambre de lobo, nunca mejor dicho. Comí con tranquilidad, recordándome lo qué me pasó con el agua. Estaba muy hambriento pero no me quería hacer daño.
-Eira... Es mi nombre.
Por lo que sabía ese nombre era en recuerdo al padre de mi papi, tanto mi padre como él lo escogieron en honor a ese lobo y yo lo llevaba con orgullo aunque "el otro Eira" fue un alfa.
-Gracias por aparecer de la nada, pensé que me capturarían. No tenías por qué hacerlo... Gracias de todo corazón...
Moví un poco mi cabeza, como muestra de respeto pero al mover mi cuerpo me quejé puesto que las heridas seguían doliendo así que volví a recostar mi espalda en ese tronco.SPOILER (click to view)Me alegra que te haya parecido bien
Me gusta pensar que tu chico dará caña a mi nene... Será muy gracioso verlos interactuar cuando eso ocurra jajajaja. -
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Sylvain prefería observar en silencio al lobo, dado que no quería tener que admitir la escasa curiosidad que sentía por la otra criatura. Estaba seguro de que en su cara no se reflejaría nada semejante, así que al menos su tapadera de desinterés le serviría.
Y, conforme lo iba escudriñando más al detalle, más consciente se hacía de que ese chico iba a necesitar de algo más que reposo y comida para ponerse totalmente bueno.
—Entonces, supongo que no habrás dormido o descansado en estos últimos días. —Asumió, por las palabras ajenas.
Hizo una pausa en lo que le quería decir al otro chico mientras esperaba a que este tomara las bayas y las ingiriera. Sylvain se sintió un poco más aliviado de ver que el lobo no era quisquilloso con la comida, así que quizá su abanico de opciones comestibles se podría ampliar, aun estando en el bosque.
—¿Eira?... Sí, suena a un nombre que se le pondría a un lobo. No me preguntes por qué. —Quiso adelantarse a las palabras ajenas, en el caso de que el otro chico pensara en preguntarle por ello.
Si mal no recordaba, ese nombre… Lo había escuchado antes, en alguna parte. Probablemente de algún licántropo, pero… Le era difícil acordarse con exactitud.
Pasando a observarlo de reojo, vaciló un momento a la hora de debatirse entre si revelarle su nombre al otro joven o no.
—Yo soy Sylvain. —Terminó por ceder. —Y, ni se te ocurra moverte tanto mientras estás tan débil. No quiero llevarme otro susto, ¿estamos? Que cuando caíste inconsciente me llevé un buen disgusto. —Y aprovechó para exagerar un poco la preocupación inicial que le asaltó cuando vio al lobo caer inconsciente y salir de su transformación animal.
Casi quiso largar un suspiro del hastío al ver cómo el otro chico pensaba que podía moverse como si tal cosa, ya fuera para agradecerle o lo que sea. Al final, se encontró a sí mismo alargando una mano por pura inercia en dirección al otro joven. Agarró con suavidad su hombro e intentó que se quedara quieto, continuando apoyado en el tronco del árbol.
—No es que tus circunstancias me traigan sin cuidado, pero ya habrá un mejor momento para que hables. Por ahora, termina de comer. ¿Ves posible que te ayude a acercarte a la orilla del río, para que lavemos tus heridas? —Al decir esto, se llevó una mano al rostro, tapándose la nariz. —El olor a sangre puede atraer visitas inesperadas, y más tratándose de un bosque como este. No quiero arriesgarme a que un oso te rastree. —Comentó, desviando la mirada. En aquellos momentos su olfato animal sufría de verdad.
Acto seguido, dejó pasar un breve momento de silencio, en el que se pensaba sus siguientes palabras. A decir verdad, ¿por qué se empeñaba tanto en ayudar a que ese lobo se recuperara? En teoría, con que no se muriera sería suficiente, ¿verdad?
Con este pensamiento en mente, volvió a mirar de reojo al chico de cabellos azabaches y mirada brillante.
—Vamos, ven. Luego de lavar tus heridas, las desinfectaré usando hierbas medicinales. Que ya que las he recogido… —Y, sin más miramientos, le ofreció una mano al joven para que la tomara y se apoyara en él para poder aproximarse al lago.SPOILER (click to view)Mientras que se soporten de alguna manera jsjsjs Vas a ver, Sylvain puede ser todo lo petulante e irónico del mundo, pero tampoco va a querer picar tanto a Eira como para que se enfade -mucho- (?). -
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Siempre pensé que los alfas humanos eran extraños pero este no es que fuera muy "normal". Quiero decir que parecía que quería ayudarme pero, a la vez, me miraba con un desinterés como si no fuera más que una piedra puesta ahí. No estoy seguro de qué pensar aunque eso no quiera en absoluto lo agradecido que me sentía con él por todo lo que estaba haciendo por mi. Después de todo gracias a él yo estaba aquí y bien, dentro de lo que cabe, claro está.
-Gracias, Sylvain, ya no me muevo más, lo prometo.
Ese nombre era completamente nuevo para mí, nunca antes en mi vida lo había escuchado. Se me hacía un nombre bonito, diferente a todo lo que yo conocía. Quizás... ¿Los zorros tenían nombres propios para su raza? No lo sé ya que nunca había visto a nadie como yo salvo al felino aquel y ahora a este zorro que, si se me permite decirlo, parece que tiene mal carácter.
-No estoy seguro de si pueda mantenerme en pie pero si me ayudas lo veo posible.
Había gateado antes hasta el agua solo pero una cosa era gatear y otra muy diferente el moverme hasta allí. Sylvain tenía razón, si seguía oliendo a sangre algo me detectaría y, aunque los osos no se suelen acercar cuando hay varias personas juntas, es cierto que podría esperar a que él se alejase un poco de mí para tratar de atacarme.
Lo miré con atención cuando se levantó y no dudé en tomar su mano para, con ayuda del tronco, levantarme y apoyarme un poco en él. Mis piernas se sentían muy adoloridas después de estos días huyendo pero supongo que es normal. Tenía fuertemente tomada su mano y trataba que las piernas no me temblasen.
Di el primer paso hacia el río, me sentía inseguro pero tampoco soy una persona débil así que con tranquilidad daba paso tras paso para poder llegar hasta el agua aunque, cuando llegamos a la orilla, necesité volver a sentarme. Menos mal que estaba en buena condición física o seguramente no hubiera llegado al día de hoy.
-Solo dame un momento, ¿sí? Al haber estado tantos días corriendo mis piernas se sienten adoloridas.
Tendría que entrar al agua para poder sanar mis heridas así que solo lo miré con atención. Nunca había visto a alguien curando con cosas como hierbas así que la curiosidad podía conmigo. Llamaba mucho mi atención.
-Quizás suena tonto pero... ¿Cómo se puede curar con hierbas? Nunca he enfermado, ni me he hecho daño así que no sé cómo es posible eso.SPOILER (click to view)Jajajajaajaj, vamos que va a sacar de quicio a mi lindo niño desde el comienzo T.T Van a ser una pareja interesante, tanto de viaje como amorosa jajajajaj. -
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Hacía tiempo que Sylvian no estaba en compañía de alguien más, y es en momentos como esos, en los que interactuaba con otra persona, en los que se daba cuenta cómo había ido cambiando su propia personalidad con los años.
Al menos parecía que Eira no le daría mucha guerra, dado que razonaba y coincidía con lo que le decía. Que no quisiera moverse antes de la cuenta era importante para alguien en su estado, pero, de todos modos… El zorro dudaba que siquiera tuviera las energías como para intentarlo.
Por eso, pensó que quizá se encontraría mejor si se lavaba las heridas. Sentir el agua en la piel puede llegar a ser reconfortante en ese tipo de situaciones.
—Vale, pues intentémoslo. Al menos te puedo asegurar que no te dejaré caer a medio camino. —Ya se le pararía el corazón de la sorpresa si llegaba a dejar que el lobo se accidentara en el corto camino que había desde allí hasta el lago. Apenas unos cuantos pasos, pero cualquier cosa podía suceder.
Cuando Eira agarró su mano, pensó por un momento en sujetarlo del tronco para dotarle de más estabilidad, pero una parte de él quería ver cómo el lobo era capaz de empeñarse y caminar pese a sus dificultades.
Desde luego, que lo pudiera hacer de manera lenta pero segura hizo que Sylvain se sintiera un poco más tranquilo. Mientras lo observaba dar esos pasos hacia el agua, estuvo atento por si en algún momento le flaqueaban las fuerzas en demasía, cosa que terminó por no ocurrir.
Si aquello hubiera ocurrido una década antes, el zorro estaba seguro de que la sorpresa se le pintaría por toda la cara, y no dudaría en halagar la fuerza ajena. Pero, en el momento actual, simplemente se limitó a sujetar su mano hasta que el chico se hubo asegurado una posición estable sentado a la orilla del lago.
—Tómate el tiempo que necesites. Yo tampoco quiero que tengas prisa. —Le dejó saber, como si aquello fuera más que obvio. No obstante, se sentía aliviado de ver que el lobo todavía tenía las energías, o el tesón, para moverse por sí mismo.
Al soltar su mano, no lo dudó, y se adentró en el agua primero, dando un pequeño salto. Al aterrizar con los pies en el fondo del lago, el agua le cubría un poco por debajo de la cintura.
—Tendré la suficiente deferencia contigo y te haré saber que el agua está helada. Pero como es buena para lavar toda esa sangre, valdrá la pena.
Pero apenas hubieron pasado unos segundos desde que se metió al agua, y no pudo evitar sentir cómo un escalofrío le recorría desde la espalda baja hasta la base del cuello, debido al contraste de temperaturas. Puede que en su expresión aquello no se mostrara, pero sus orejas se irguieron, producto del frío.
—…Pensándolo mejor, no, déjame que te ayude a lavarte. Como metas el cuerpo entero en esta agua, puedes terminar convertido en un cubito de hielo. —Y no lo diría de no ser porque estaba comenzando a sentir el bajón de temperatura en sus propias carnes. Se apiadaría del lobo y lo ayudaría a lavar sus heridas para que no tuviera que meterse en ese momento en el agua.
Mientras caminaba de aquí para allá para conservar un poco el calor, le llegó aquella inusual pregunta acerca de las hierbas medicinales, que no hizo sino colocar una sonrisa socarrona en sus labios.
—Las hierbas tienen propiedades medicinales, que pueden desinfectar las heridas al ponerse en contacto con ellas. Generalmente estas plantas secretan algún tipo de líquido o baba, que es con lo que se frota la herida. Ayudan a tu cuerpo a cicatrizar más rápido. Al primer contacto, sentirás una quemazón equivalente a mil infiernos, pero eso mismo quiere decir que está funcionando adecuadamente. Cuanto más te escueza, más sanarás.
Puede que su discurso en un tono un tanto tétrico estuviera dedicado a aprovecharse del desconocimiento ajeno para meterle miedo de forma innecesaria, exagerando el dolor que sentiría. Y es que Sylvain estaba seguro de que se echaría unas risas más tarde si lograba que el lobo pusiera una expresión de pánico total.
…Aunque claro, más tarde se retractaría en sus palabras. Puede que estuviera bromeando, pero tampoco quería que Eira desarrollara una aversión tal a aquellas plantas que no se quisiera tratar con ellas.
Dicho esto, no dejó pasar más tiempo hasta que sacó una mano del agua, y agarró por el tobillo al lobo, sin ejercer fuerza alguna.
—Ahora, pasemos a lo importante. Vamos a lavar primero las heridas de tus piernas, y así podré salir de aquí cuanto antes…SPOILER (click to view)No puedo evitar querer tenerlos en plan amor-odio jsjsjs Pero ya te digo, no va a ser nada demasiado serio. Es solo que a Sylvain le gusta ser molesto. Los viajes se harán entretenidos con estos dos, eso desde luego. Mi chico ya no se va a aburrir xD. -
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Debo admitir que agradecí su ayuda, no era para nada invasivo y podía moverme con cierta libertad. Necesitaba estar muy concentrado para no caerme en el proceso, eso me hacía sentir un tanto inútil debido a que, aunque soy un omega, siempre me he movido con libertad pero ahora necesitaba ayuda para caminar.
En cuanto llegamos a la orilla del río necesité sentarme y eso me hizo suspirar con toda la tranquilidad del mundo puesto que así podía mantener mis piernas más quietas. Habían temblado mientras caminaba, hubo un momento en el que pensé que me iba a caer pero no fue así y eso me llenó de orgullo por mi mismo.
Asentí a sus palabras, le agradecía que me diera tiempo para poder reponerme pero verle saltar al lago y su expresión con el paso de los segundos me hizo sonreír con suavidad. Debo de decir que era un hombre interesante y no sabía si se reía de mí o no pero era agradable al trato, por lo menos por el momento.
-¿Tan fría está?
Mis orejas se movían debido a que estaba sopesando si era bueno que me metiera por completo al agua, además de que él dijo que me ayudaría, ¿eso significaba que tocaría "ciertas" partes de mi cuerpo? No creía que fuera así, ¿verdad? Debo de aceptar que era vergonzoso pensar eso pero tampoco debería de darle importancia, ¿verdad? Él solo iba a ayudarme con la sangre.
Con cada una de sus palabras dichas, explicándome sobre las hierbas medicinales, mis orejas bajaban más y más, como queriendo ocultarme. ¿Tan malas eran? ¿Entonces por qué se llamaban medicinales? Algo que dolía tanto no podía ser bueno, ¿verdad? Nunca he sido tratado por lo que desconocía todo eso pero me daba la impresión que no quería ser tratado. Estaba pensando en eso cuando agarró de manera imprevista mi tobillo y eso me hizo soltar un gritito. Estaba frío y yo estaba algo asustado por las hibernas medicinales.
-E... Estas frío...
Quise dar a entender que mi grito se debía a eso, a que su mano estaba helada, pero la realidad es que había conseguido asustarme y no quería ser tratado por ninguna hierba... Seguro que me curaría sin ser tratado...SPOILER (click to view)Jajajajaajaj, cuando llegue el momento en el que mi niño este en estado veremos si se atreve a ser molesto, jajajajaja, termina durmiendo fuera de la carreta ¿? xD
Ninguno de los dos se va a aburrir, creo yo xD. -
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Sin poder evitarlo, el zorro alzó una ceja, incrédulo. Frente a la pregunta acerca de si el agua estaba tan fría, vaciló durante unos segundos antes de contestar. Se notaba a millas que maquinaba pillerías.
—¿Es que tienes tantas ganas de comprobarlo por ti mismo? —Contestó con otra pregunta, aunque en tono un tanto provocativo, como invitándole a que se metiera al agua. Aun así, a modo de aviso, no pudo evitar negar sutilmente con la cabeza a la par que pronunciaba sus anteriores palabras.
Eira se arrepentiría de meterse de un solo chapuzón en el agua, y lo sabía. Mientras que el lobo estuviera débil y herido, no le convenía arriesgarse a empujarlo a hacer locuras, así que se encargaría de disuadirlo de cualquier manera. Si se llegaban a ver más adelante y en mejores condiciones, quién sabe, incluso el mismo Sylvain podría empujar al otro joven al lago. Pero, así como estaban actualmente… era mejor dejarse de tonterías.
No obstante, sí que obtuvo algo de gratificación al ver la reacción ajena a la explicación acerca de las hierbas medicinales. No le hacía falta ni que el otro chico profiriera el más mínimo sonido como para pillar al vuelo las señales que emitía. El ver cómo sus orejas fueron descendiendo paulatinamente, producto del miedo, fue algo que causó bastante deleite en el zorro.
Satisfecho, daría por concluido el tema, de no ser porque al apenas rozar la piel ajena cuando fue a agarrar su tobillo, Eira profirió un gritito que ni él mismo hubiera podido prever.
Con la mano que le quedó libre, se tapó la boca, mientras echaba a reír de forma suave y espontánea.
—Bueno, pues claro que estoy frío. Ya te he dicho que el agua está helada.
Pero eso no evitó que terminara por deslizar su mano un poco más arriba, frotando con suavidad la herida más próxima a su tobillo con agua.
—Ahora, hazme el favor de no gritar como un cachorro y échate tú también un poco de agua por las heridas. Yo me encargo de las de tus piernas. —Le dejó saber, aunque estaba abierto a objeciones, pero su plan era hacer aquello entre los dos.
Ni ambos se tenían la confianza suficiente ni Sylvain se sentía cómodo manoseando el cuerpo de otra persona, aunque fuera para lavarle las heridas. Por eso él solo se encargaría de las más superficiales, o las que estuvieran en una posición más complicada para que Eira pudiese llegar a ellas.
Para facilitar su tarea, desde su posición metido en el agua, se situó en frente del otro joven. Señalando al otro chico con una mano, le hizo un aspaviento, que acompañó de sus siguientes palabras:
—Extiende las piernas. Me será más fácil si las tengo a mano. —Le indicó, sugiriéndole que las extendiera a ambos lados de su cuerpo. No es como si Sylvain se fuera a meter entre las piernas del otro chico solo para tener un mejor acceso, dado que se encontraba a cierta distancia desde su posición, por lo que creía que el lobo no debería tener inconveniente con seguir sus instrucciones.
Con ambas manos, se dedicó a eliminar los rastros de sangre que veía en las piernas ajenas, de la rodilla para abajo. En ese momento, decidió guardar silencio, y se enfrascó rápidamente en sus propios pensamientos.
…Esto es, hasta que le asaltó una duda que hizo que de repente alzara la vista, clavándola en los ojos ajenos.
—Déjame ver tu espalda. Si tienes heridas ahí, también será conveniente que te las revise. Tú no vas a poder verlas.
El zorro no conocía la extensión de las heridas ajenas, pero prefería asegurarse de que no había ninguna en un lugar demasiado recóndito que corriera el riesgo de ser ignorada y que empeorara por ello.SPOILER (click to view)Si eso llega a pasar, Sylvain se tirará el día entero como un perro asustado, con la cola entre las patas jsjsjs Ahí no va a tener muchas ganas de molestar a nadie. El pobre no tiene ni idea de niños, y menos todavía de omegas embarazados. Con el trauma que le dejaron sus padres, será un shock muy grande xD. -
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Hinché mis mejillas cuando le vi reír por mi gritito. ¡Qué! Era su culpa, él me asustaba y después me agarraba de esa manera, que gritase era su culpa y se atrevía a llamarme cachorro... De verdad que si no fuera porque me salvó y estoy hecho una mierda ya le iba a dar yo el reírse de esa manera de mi reacción que, además, fue involuntaria.
-Ya voy a echarme agua.
Seguí un poco enfurruñado echando agua por mis manos y brazos. Salía mucha sangre, incluso había bastante que ya estaba seca y costaba mucho que saliera bien. De esas heridas no había mucho que preocuparse pero, de las que aún estaban abiertas... Esas dolían mucho cuando entraban en contacto con el agua. Esperaba que no dolieran tanto pero también creo que lo noto más por el hecho de que yo nunca he estado herido así que no es a algo que este habituado.
Cuando Sylvain me dijo sobre mis piernas las estiré todo lo que podía puesto que al estar bastante agotado aún estas temblaban un poco por mantenerlas así de estiradas. Me quejaba un poco pero no me percaté de algo y eso era de la espalda, por lo menos no lo recordé hasta que él lo dijo.
-Voy.
Con cuidado me moví y, al no poder ver ese lugar, no supe que estaba realmente maltratado y que casi todas las heridas estaban abiertas. La espalda era el lugar más sensible, al final es donde más veces me rasguñaron matorrales, espinas, alguna red con la que intentaban cazarme, también donde me di contra algún árbol. Además también el lugar tenía bastantes moratones. Vamos que no era algo bonito de ver.
-¿Cómo está?
Ciertamente notaba algo de dolor en ella pero también notaba dolor en cada parte de mi cuerpo, hasta en el trasero, así que no es como si el dolor que tenía en la espalda fuera algo que llamase mi atención. Obviamente no sabía lo equivocado que estaba.
-Recibí bastantes golpes ahí.
Él podía ver la zona así que, de los dos, era el que mejor podía orientarme.SPOILER (click to view)Pobrecito, algún día si que tendrán hijos y mi niño no es como sus padres. Él sabrá dar cariño a su alfa y a los hijos de ambos xDDD. -
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La manera de ser de Sylvain parecía que causaba cierta molestia en Eira, pero al zorro se le hacía hasta gracioso. Ver que el otro chico no oponía resistencia verbalmente, sino que su descontento se notaba a través de sus acciones era algo que llamaba la atención del zorro.
Tal vez pudiera divertirse un poco mientras estuviera pendiente de él. Esto es, hasta que se curara. Pese a que Sylvain no lo había confirmado abiertamente, a aquellas alturas, le merecía la pena permanecer con el lobo hasta que viera que sus esfuerzos por sanar sus heridas se estuvieran viendo recompensados. Cuando eso sucediera, retomaría su viaje.
No obstante, su estado de humor se empañó rápidamente al observar la espalda de Eira. Accediendo a su petición, el chico se giró para poder permitirle el acceso a esa zona, y lo que el zorro vio tras levantar su camisa con cuidado fue algo que lo dejó sin palabras durante unos momentos.
Quizá fuera una suerte que el lobo no pudiera verlo en ese instante, dado la vuelta, porque la sonrisa que lucía Sylvain se esfumó de un plumazo al ver tan mal aquella zona.
De manera imperceptible, sus orejas se agacharon un poco, producto del leve sobrecogimiento que experimentaba.
Terminó por tomar algo de agua en una de sus manos y, sin previo aviso, echó la poca agua que sostenía sobre una de las heridas en la parte alta de la espalda ajena.
—…No está bien. —Contestó, en un tono algo más serio. —Deberías de sentirlo tú mismo. —Continuó, sopesando la situación en silencio durante unos segundos más.
Al final, terminó por largar un hondo suspiro.
—Hay mucha sangre. Tienes toda la ropa manchada, de hecho… Ah, cómo no he podido darme cuenta hasta ahora. —Murmuró, mirando de reojo la prenda de vestir que portaba el lobo. Hasta ese momento, había estado pendiente de otras heridas, pero ahora que se fijaba, era bastante obvio.
Tomando una decisión sobre la marcha, pensó que sería bueno reevaluar mejor la situación una vez se hubiera quitado de en medio la mayor parte de la sangre.
—Eira, aprieta los dientes y aguántate un momento, ¿vale? Voy a lavarte bien esas heridas. —Le indicó, sin dejar pasar ni un instante hasta que comenzó a frotar la espalda ajena con cuidado, pero también tratando de mojarla lo máximo posible para que la sangre se fuera yendo.
—Después de esto, túmbate boca abajo sobre la hierba. Habrá que secarte la espalda. Voy a empezar a aplicarte las hierbas medicinales aquí, a ver si las heridas se cierran un poco y… —En ese momento, recordó aquella broma con la que había logrado engañar al lobo, acerca de las hierbas medicinales.
Solo eso logró poner una media sonrisa en sus labios, sin saber si debía reírse o llorar. No lo admitiría, pero, aunque los efectos de las hierbas no fueran tan terribles como él los hubo descrito, lo cierto es que debido a la gravedad de las heridas del lobo en su espalda probablemente sí que llegara a sentir la “quemazón equivalente a mil infiernos”.
Esperaba por su bien que Eira no se negara en rotundo al uso de las hierbas, pero si lo hiciera… Sylvain reconocería que parte de la culpa era suya.SPOILER (click to view)Ya tengo ganas de verlo :') Será súper bonito que cuando llegue el momento, Eira le enseñe a Sylvain a través de sus acciones que los buenos padres existen y que los hijos se pueden criar con amor
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-Siento dolor por todo el cuerpo así que tampoco sé realmente cómo estoy.
Mis orejitas se agacharon ya que sentí que se me estaba riñendo de alguna manera que no entendía. Nunca sentí daño alguno, supongo que se debe a que nací siendo príncipe. Es cierto que he entrado y he luchado pero, seamos sinceros, siendo mitad lobo y con mis sentidos desarrollados nunca ha habido un humano que me hiciera sentir en "peligro" en los entrenamientos, incluso de niño. Muchas veces intentaron ponerme entre la espada y la pared pero nunca lo consiguieron.
Escuchaba sus palabras con preocupación mientras entendía que la espalda estaba bastante grave por lo que solo seguí sus indicaciones y juro que dolió tanto que si no hubiera tenido apretando la mandíbula fuertemente hubiera escapado un grito. Mi cola se sacudió y mis orejas se movían, muestra del dolor que sentía en esos momentos. No podía decir que fuera bruto con sus acciones pero dolía tanto. Esas heridas seguro estaban abiertas todas y eso me preocupaba porque Sylvain dijo sobre esas hierbas medicinales y si esto había dolido tanto no quería saber el cómo dolería lo otro.
-Hierbas medicinales...
Solo escuchar esas dos palabras provocaron que mi cuerpo se estremeciera, ¿de verdad que era necesario? Por como se sentía estaba seguro de que si por lo que solo le dejé hacer hasta que fue el momento de tumbarme aunque mi colita estaba escondida entre mis piernas y mis orejas tan gachas que se escondían perfectamente entre mis cabellos. Con sumo cuidado me acomodé tumbado aunque estaba asustado.
-¿Me prometes que "eso" me ayudará?
Podría parecer que me estaba comportando como un completo cachorro cuando ya soy un adulto pero es que todo era su culpa. Tal y como describió el dolor que sentiría me hacía querer huir aunque no podría hacerlo por mucho que quisiera. En este momento lo único que podía hacer era quedarme quieto y dejarle hacer pero juro, que por mi, saldría corriendo si pudiera hacerlo.
-Por favor... Solo ten cuidado.
Cerré los ojos fuertemente mientras mi colita se escondía aún más entre mis piernas.SPOILER (click to view)Si, además de que Eira solo recibió amor de su padre por lo que él si tiene un buen ejemplo de lo que es un padre cariñoso, además siendo rey y alfa por lo que podrá mostrar a Sylvain que hay padre de todos los tipos. -
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El espectáculo que se estaba desarrollando frente a sus ojos hacía que Sylvain casi quisiera darle una mención honorífica debido a lo estrafalario de la situación.
El zorro había vivido mucho, y le había dado tiempo a ver infinidad de cosas… Pero juraría que jamás había vislumbrado a un lobo retorcerse de tal manera frente al dolor. Parecía incluso que sus orejas y cola tuvieran vidas propias de lo mucho que se agitaban.
Nunca había presenciado a un lobo tan indefenso.
—Sí, sí… te prometo que te ayudará. El dolor merecerá la pena. De verdad. —Le aseguró, entendiendo que más le valía darle la seguridad a Eira que en ese momento parecía que tanto necesitaba.
Movido por la escena tan penosa de tener que ver a un lobo, que se suponía era orgulloso por naturaleza, temblar con la cola metida entre las piernas, a Sylvain no le quedó más remedio que darle un par de palmaditas en la cabeza y acariciar con suavidad sus cabellos en un intento de que se tranquilizara.
Acto seguido, y tras terminar de lavar completamente la espalda ajena, salió del lago para acercarse al árbol donde previamente había dejado el cuerpo inconsciente de Eira. Por allí había dejado las hierbas y una extensa bufanda de color gris que él solía usar para abrigarse del frío nocturno. Al no tener otra opción de la que disponer para secar adecuadamente al otro chico, lo tomó todo del suelo y volvió hacia donde reposaba este boca abajo.
En todo el camino de ida y vuelta, podía sentir cómo sus propios pantalones, mojados al haberse metido en el lago, iban chorreando agua. Era molesto. Debería dejar que se secaran más tarde, colgados de cualquier árbol. Pero eso sería una tarea para después.
—¿Que tenga cuidado? ¡Pero bueno! Menudo cachorro más exigente eres, ¿no? —Contestó perplejo al escuchar la petición ajena.
Sylvain se arrodilló al lado del cuerpo de Eira, y con tiento, extendió la bufanda desdoblada sobre su espalda, pudiendo pasar perfectamente por una manta. Y, con poca fuerza, fue secando la piel herida del otro joven dando pequeños toques con las manos sobre la tela que lo cubría.
—Algo me dice que no estás muy acostumbrado a lidiar con el dolor. Eso es malo para un lobo, ¿cómo puede ser que hayas sobrevivido hasta ahora? —A Sylvain se le hacía inconcebible, y aunque ahora necesitara respuestas para saciar su curiosidad, le extrañaría que el pobre Eira fuera capaz de concentrarse en sus palabras con todo el miedo que parecía estar pasando.
Una vez hubo acabado de secar la piel de la espalda del lobo, se detuvo a observar un momento si alguna de sus heridas paraba de sangrar. Entretanto, se ocupó de partir con sus propias manos las hierbas para hacer que secretaran el líquido desinfectante. Tan pronto como vio que este comenzaba a aparecer, fue depositando las plantas sobre las heridas.
—…Quéjate si quieres. Algo me dice que te sentirás mejor así que si simplemente te callas y metes la cola entre las piernas. —Era un poco extraño verse a sí mismo sintiendo pena por otro animal que se solía caracterizar por su autosuficiencia, pero ya que le estaba aplicando las plantas medicinales…
Al final, terminó soplando un poco sobre aquellas heridas que iba curando, en un intento por hacer que el dolor se disipara mínimamente.
—¿Y bien? ¿Mentía cuando te dije que escocía? —Preguntó a continuación, mientras no cesaba en su tarea ni por un instante. —Será mejor que lo haga todo de una sola vez… He pensado en hacer pausas, pero creo que alargar todo el dolor es un poco innecesario. A menos que te vayas a desmayar, claro está. Déjame saber si en algún momento te parece que te vas a desvanecer.
Aunque no sabía si Eira sería capaz de distinguir algo así, dado que no parecía acostumbrado para nada a ese tipo de sensaciones tan dolorosas.SPOILER (click to view)Ay, lo del reino también es otro asunto que habría que abordar, ahora que me fijo. ¿El objetivo de Eira es volver a su reino para combatir al príncipe felino, o cuál es su objetivo más inmediato?.
[ 𝙴𝚕 𝚜𝚎𝚗𝚝𝚒𝚍𝚘 𝚍𝚎 𝚟𝚒𝚟𝚒𝚛 ] |
