Seré yo (Mobrei) |Mob Psycho 100|

Los dias junto al maestro Shigeo son divertidos para el joven Reigen Arataka. (Age swap)

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    Capítulo 1: El espectro de chicle





    Rosa.

    Todo a su alrededor era color rosa.

    Era una vista extraña sin lugar a dudas, si un día cualquiera se despertara en su habitación y descubriera que todas sus cosas ahora tenían ese color, además de pegarse con esa asquerosa rebaba al más mínimo contacto, seguramente se habría lanzado por la ventana más cercana. Pero con tan solo acercarse a ella solo podría ver que también estaba pintada de rosa en las mismas condiciones que el resto de la casa; ahí sin duda alguna se volvería loco.

    Justo como el cliente que llegó ese día más temprano a la oficina; mientras preparaba algo de té, Reigen escuchó sus problemas.

    Se trataba de una persona solitaria que tenía un hábito extraño de buscar supuestas reliquias en la basura. Durante su búsqueda de hace una semana se encontró con uno en particular que, para su conveniencia, había llevado a la oficina.

    Se trataba de una extravagante escultura de un rosa radiante, de no haber sido porque el cliente le dijo que era un trofeo, Reigen jamás le habría encontrado una forma precisa. El cliente alegó que se trataba de un trofeo que había sido planeado para entregarse en un campeonato de mascar chicle hace unos años atrás.

    –Cuando investigué más sobre este artilugio, me enteré que el torneo se canceló por ser demasiado asqueroso.

    Reigen asintió en silencio cuando dejó el té en la mesa, no podía estar más de acuerdo con esas razones, luego le brindó una amplia sonrisa al cliente.

    –Pero el escultor de la obra estaba enfadado por eso, su obra nunca vería la luz y terminó por desechar su trabajo. Pienso que él le ha puesto una maldición a este objeto.

    –¿Y qué le hace pensar eso? –preguntó Reigen, el cliente lo miró nervioso llevando con la mano temblorosa el té a la boca y continuó.

    –Es-Es que el se me ha aparecido dos veces.

    Reigen sacó una libreta y una pluma de su pantalón y comenzó a hacer notaciones. El cliente se le quedó mirando un poco consternado.

    –Continue –indicó al cliente, quien parpadeó algunas veces confundido y preguntó.

    –Di-Disculpe.

    Esta vez el cliente se dirigió a la persona que tenía frente a él, en el otro sillón del lado opuesto a la mesa donde dos tazas de té humeante se enfriaban con el pasar del tiempo.

    –¿Por qué ese niño está haciendo todas las preguntas?

    –¡No soy un niño! Ya voy en segundo de secundaria –replicó Reigen apretando con fuerza la pluma, antes de que alguno de ellos continuará, el tercero en la sala los interrumpió.

    –No hay de qué preocuparse.

    Ambos lo miraron, era un hombre de cabello negro tan oscuro como un noche en medio del bosque, de corte recto bastante comun hoy en dia, su mirada seria no era de hostilidad pero tampoco era amistosa, incluso parecia estar muy aburrido. Otro detalle sobre él era lo alto que se veía una vez de pie, casi media 1.80 m. lo cual sorprendí cuando lo mirabas por primera vez. Usaba un traje azul marino tan oscuro que casi parecia negro acompañado de una camisa gris y corbata blanca, era una vestimenta digna de una oficina y comun entre los empleados de una. El hombre sin hacer mucho además miró al muchacho y luego a su cliente, con una gran calma tomó su taza de té y le dio un delicado y prolongado sorbo.

    –Este chico es mi asistente, él se encarga de tomar en cuenta los detalles más relevantes de cada trabajo que hacemos. Así que si no le molesta señor Takeda, él seguirá haciendo algunas preguntas para que podamos resolver su caso.

    –Pe-Pero… yo contrate sus servicios, señor Kageyama.

    La mirada severa que el nombrado le brindó lo hizo tragarse sus palabras.

    –¡Aunque no tengo problemas! –Con gran nerviosismo miró nuevamente al chico–. Por favor, sigue con tus preguntas, este…

    –Soy Arataka Reigen –se presentó el chico con una mirada un poco menos amigable que la última vez, la pluma en su puño aun seguía muy presionada.

    –Muy bien, sigue con tus preguntas Reigen.

    –Me contaba que el artista de esta obra se le había aparecido un par de veces –Finalmente dejó en paz su pluma y nuevamente la dirigió hacia la libreta, preparado para hacer más anotaciones.

    –Así es, decía cosas extrañas sobre vengarse por tirar su obra a la basura.

    –¿Acaso sabe si el autor de la obra murió?

    –No, de hecho lo investigue un poco y resulta que está en una gira en Europa desde mitad del año. Pero de alguna forma me sigue atormentando por medio de su obra.

    Ante la respuesta, Reigen frunció el ceño y anotó ese extraño dato.

    –¿Qué hizo el espectro después de aparecer?

    –Nada, simplemente se esfumó –El hombre palideció, nuevamente comenzó a temblar ligeramente–. Lo que supe al día siguiente fue que mi casa estaba cubierta de chicle, desde el suelo hasta el techo, incluso en los estantes entre los libros estaba todo cubierto de esa repugnante masa.

    El hombre continuó temblando, tragó duramente y abrió la boca, viéndose brevemente incapaz de decir algo.

    –¡Por favor! Ayúdeme.

    Reigen lo miró atentamente, el hombre parecía realmente consternado por lo que sea que haya estado pasando en su hogar. Claramente tenía varias manchas rosas por todos lados, si se trataba de chicle a este punto ya se había resecado y ahora caía por todos lados como una costra muy asquerosa.

    –Muy bien, lo haremos –dijo el muchacho sin pensarlo más, el hombre por primera vez en todo el tiempo que llevaba ahí lo miró con grandes ojos brillantes, lleno de esperanza.

    –¿De verdad lo harán?

    –Uh, bueno… –Esta vez el chico sonó inseguro, miró a su maestro sin saber si realmente tomarían el trabajo. Para su buena suerte, él le devolvió la mirada y asintió–. ¡Claro que lo haremos!

    –Por favor, ¿Podría esperar afuera mientras nos encargamos del espectro? –indicó Shigeo serenamente.

    Y así el cliente se retiró, dejando al par en la oficina mirando el extraño objeto.

    –Que historia tan extraña, un espectro con la apariencia de una persona que no ha muerto, pero por lo poco que sé tampoco se trata de una maldición –dijo el menor contemplando la escultura, la tomo para examinarla un poco mejor–. ¿De verdad es esto un trofeo? Su forma es muy inusual.

    –Arataka, tienes que dejar eso sobre la mesa.

    El menor miró un poco confundido al adulto, al ver qué no le hacía mucho caso continuo.

    –Ese objeto está maldecido, el espectro que está dentro de él parece ser fuerte y está furioso, ¿No puedes sentirlo?

    El menor dejó caer el trofeo sobre la mesa, casi de inmediato se puso a sudar y una sonrisa ladeada y forzada se le dibujó en el rostro.

    –Cla-Claro que lo siento, soy muy fuerte después de todo. Es un espectro muy poderoso –Una risa nerviosa terminó con su perorata, el adulto lo miró seriamente erizándole la piel–. ¿Por qué no lo exorcistas tu, maestro Kageyama? Como soy algo inexperto, mis grandes poderes se podrían salir de control si intento exorcizarlo.

    Antes de que Shigeo pudiera responderle, una estruendosa risa desconocida se escuchó entre ambos.

    –¡Tontos! –Ambos identificaron el origen de aquel sonido, miraron en dirección al trofeo sobre la mesa–. No podrán deshacerse de mí tan fácil, soy el mejor trofeo del mundo ¡Todos van a apreciarme!

    El trofeo se comenzó a deformar como una masa rosa que crecía rápidamente, se alzó sobre ellos de una forma intimidante.

    –¡Soy un trofeo increíble! Incluso fui hecho de chicle real desde la base hasta el exterior.

    –¿Qué? –Arataka miró la mano con la que había tomado el objeto, sintió náuseas–. Eso es asqueroso.

    La masa pareció reaccionar ante lo que dijo, fijó su atención en el rubio y se abalanzó contra él.

    –¡Cállate mocoso, no sabes nada de arte!

    Algo parecido a un látigo de chicle salió de lo que ahora era, un monstruo y fue directo al muchacho quien por puro instinto, le lanzó una patada.

    –¡Toma esto!

    –¡Arataka!

    La voz de su maestro lo advirtió pero fue demasiado tarde, su pierna fue tomada por el monstruo y lo azotó por la oficina como si se tratara de un juguete. Finalmente terminó pegado al techo, donde el chicle ya se había establecido.

    –¡Arataka! ¿Estás bien?

    –Uff –Se quejó el chico, miró a su maestro quien lo contemplaba con una expresión de preocupación, él le sonrió débilmente y alzó su pulgar derecho–. Todo bien, solo estoy un poco mareado.

    –Menos mal.

    Shigeo se puso serio, miró a su alrededor encontrándose con que el monstruo ya había invadido el lugar. Reigen también se percató de ello, sintiendo que las náuseas se apoderaba de él mientras percibía el aroma del chicle masticado invadir poco a poco sus fauces; se llevó una mano al rostro cubriendo su nariz y boca.

    –Maestro, ¿Ya podrías terminar con este espectro? Creo que voy a vomitar.

    –Espera un momento –dijo el azabache, miró al monstruo que se había cernido en su oficina–. Ya dejó de atacar.

    El rubio abrió ampliamente los ojos, percatandose de ese extraño hecho.

    –¿Por qué? ¿Intenta engañarnos?

    –No lo creo –Shigeo examinó el lugar, tocó parte del monstruo analizándolo–. Este no es un espectro común, su energía es diferente. Es intensa pero se dispersa por todos lados, no tiene conciencia.

    –¿Y eso que quiere decir?

    El monstruo pareció reaccionar repentinamente a la voz del chico quien se encogió en su lugar sin poder protegerse, rápidamente un rayo de luz detuvo a la bestia. El rubio miró a su maestro rodeado de la misma luz, muestra de que estaba haciendo uso de sus poderes desde su lugar.

    –Es un espectro que se ha hecho a base de emociones humanas, no posee alma ni espíritu.

    El monstruo nuevamente volvió a quedarse inmovil, Reigen sonrió.

    –Entiendo, el espectro no razona y solo ataca por la emoción en la que fue creado. El autor estaba tan frustrado por que el torneo se canceló que logró maldecir el objeto con su esencia.

    Shigeo miró a su alumno sorprendido, le brindó una ligera sonrisa.

    –No es una maldición como tal, pero estás en lo correcto –Shigeo levantó una mano, miró a su alumno una última vez y dijo–. Intenta sostenerte de algo.

    Una fuerte luz comenzó a rodear al monstruo y en consecuencia, a toda la habitación. Arataka sabía lo que estaba a punto de venir y en cuanto el monstruo explotó por todos lados el agarre sobre él se debilitó; de no haber sido por la advertencia de su maestro seguramente se hubiera caído de bruces en el suelo sucio, pero pudo sostenerse de una barra metálica junto a la ventana.

    –¡Esto es repulsivo! –dijo al sentir la pegajosidad del chicle entre sus dedos–. ¿Por qué todo el lugar quedó pegado con este chicle?

    –La energía del trofeo se transfirió al chicle en él y lo hizo crecer –explicó Shigeo con poca emoción, Reigen mostró la lengua asqueado.

    –Un momento, ¿donde está el trofeo?

    El pánico casi se apodera del chico quien de un solo salto bajó de su posición, Shigeo le mostró el objeto que yacía flotando bajo su control en medio de la habitación.

    –Por suerte pude protegerlo, la explosion lo devolvió a su estado original.

    Sin duda ese trabajo había sido agotador, al poco tiempo el cliente regresó muy feliz y satisfecho de que la maldición se había ido, llevándose consigo el peculiar objeto y dejando una buena propina.

    –A pesar de que pagó mucho por ese trabajo, no creo que sea suficiente por el desastre que provocó –dijo Reigen contando rápidamente el dinero, luego se lo entregó a su maestro para que él mismo lo verificará–. Mira todo esto, mañana tengo escuela y mi uniforme es un desastre.

    –¿No tenías uno extra en casa? –preguntó Shigeo mirando al chico quien negó.

    –Resulta que ese uniforme ya no me queda bien, es del año pasado y siempre se me olvida llevarlo a arreglar.

    Shigeo negó, con un movimiento del dedo comenzó a retirar delicadamente el chicle pegado sobre su alumno, incluso sobre su cabello.

    Por su parte el adolescente estaba sorprendido, miró a su maestro y justo al terminar dijo.

    –No sabía que podías hacer eso.

    –Hay muchas cosas que puedes hacer con tus poderes –dijo el adulto dándose la vuelta, guardando el dinero en un cajón bajo llave. Al darse la media vuelta no esperó encontrar a su alumno a pocos centímetros de su rostro.

    –Enseñame a hacerlo –dijo con entusiasmo, Shigeo retrocedió un poco y recompuso su mirada seria.

    –No puedes ni detectar un espectro de bajo nivel, necesitas conocer lo más básico primero.

    –Creo que este es un truco muy básico –dijo el muchacho intentando ser convincente, supo que no lo logro al ver que su maestro le dirigió su ya conocida mirada de “si tanto lo crees, hazlo tú mismo”.

    Reigen no dijo más, sabía que había perdido esta ronda así que solo se limitó a hacer un puchero en su lugar, Shigeo suspiro cansado en su lugar. Se acercó al chico y desordenó su cabello en una delicada caricia. Arataka lo miró aún con algo de molestia.

    –No te mortifiques, aprenderás –A pesar de eso, el chico siguió con su puchero, Shigeo no se rindió–. Vamos por ramen, ya es algo tarde.

    Arataka lo miró de reojo, su molestia disipándose en el trayecto.

    –B-Bien.

    Shigeo sonrió, su alumno era tan débil como cualquier chico de su edad lo cual lo alegraba y preocupaba por partes iguales.

    Por ese día no se preocupó de nada de eso.

    Cuando vio la felicidad al comer su ramen favorito en el rostro de Arataka, supo que había hecho un buen trabajo.

    Al día siguiente la oficina seguía llena de chicle, Arataka casi vomitó cuando encontró restos de esa pegajosa masa sobre su pluma favorita en la escuela.
     
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