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.Después de la primavera.
Era primavera cuando lo conocí. Recuerdo que todos los días salía de casa a dar unas vueltas al parque. Y siempre me sentaba a los pies de un árbol…
No era al árbol más grande, pero igualmente daba buena sombra, era el más bello, a mi parecer. Las flores que brotaban de sus ramas, eran hermosas. Incluso más que la de los otros árboles.
Todos los días era igual. Aunque hubo un día que fue diferente. Y que cambió mi vida por completo………
Ya habían pasado tres horas desde que los padres de Nagumo habían salido a trabajar, dejando a su pequeño y único hijo solo.
Normalmente él dormía toda la mañana, y se despertaba aproximadamente a las doce, cuando sus padres ya habían terminado sus labores diarias. Pero ese día había sido diferente.
Nagumo Haruya, un niño de cinco años, había despertado más temprano de lo usual. Eran las ocho cuando el menor de cabello rojizo y ojos ámbar había despertado.
Se levantó al instante, y fue a la cocina para que su madre le diera algo de comer. Pero para su sorpresa, ninguno de sus padres estaba.
Miró el reloj que estaba colgado en la pared. Claro, eran las ocho, y él sabía perfectamente que sus padres llegaban más tarde del trabajo.
Cuando el infante ya se había vestido, fue a la cocina y tomó un dulce, para después dar marcha a su lugar favorito; el parque. Que quedaba a unas cuantas cuadras de su hogar.
Era su lugar favorito, siempre se la pasaba allí. No le importaba que esta vez hubiera ido sin el permiso de sus padres. Faltaban horas para que llegaran, no se darían cuenta de que había salido sin autorización.
Al llegar al parque, buscó su lugar favorito. Aquél árbol… que ahora estaba ocupado por otro chico. Parecía tener su misma edad. Pero lo que más le llamó la atención a Nagumo, fue su cabello. Blanco.
— “¿Y ese chico quién es?” —pensó enfadado. No le gustaba que otras personas ocuparan su lugar favorito. Si querían un lugar para relajarse, ¡que se buscaran otro!
Se acercó furioso donde estaba el otro chico, inflando sus cachetes para demostrar que estaba enojado. También lo hacía para que los demás se “asustaran” de su expresión.
— Hey, tú —le llamó—, ¿por qué estás aquí? —preguntó cruzándose de brazos, aún con sus cachetes inflados, como una ardilla.
— Estaba descansando. —respondió sonriente, sin inmutarse por la “aterradora” mueca del pelirrojo.
— Sí, pero este es mi lugar. —contestó, sin dejar ese deje orgulloso que tanto le caracterizaba, aún siendo tan pequeño.
Antes de decir algo, el chico que estaba invadiendo la “propiedad” de Nagumo, se levantó y empezó a mirar detalladamente el árbol por todas partes. Miró la corteza, las ramas y las hojas.
— No veo tu nombre en ningún lado. —contestó, volviendo a sentarse; olvidándose por completo que Nagumo seguía con él.
— ¿Qué tiene que no esté mi nombre? —Preguntó, aún enfadado— ¡Éste es mi lugar, fuera de acá! —gritó ahora. Estaba molesto, tanto que ahora sus mejillas estaban del mismo color que su cabello.
— Eres gracioso. —dijo el extraño chico, riendo por lo bajo.
— ¡Nada de gracioso, fuera de acá pero ya! —Nagumo no estaba acostumbrado a que le dijeran que no. Por eso estaba tan furioso con aquél chico.
— Oye, ya para. —dijo de lo más tranquilo. —Siéntate acá, junto a mí y no nos hagamos problemas, ¿vale? —le ofreció, golpeteando al lado del suelo con las palmas, para que éste se sentara a su lado.
— ¡¿Qué?! Pero… —al ver como el otro menor volvía a reír, decidió sentarse al lado de él, de malas ganas. Claro que no disfrutaría la comodidad de cuando estaba solo.
Pasaron los minutos en silencio. Ninguno de los dos hablaba… Aunque tampoco se esforzaban en querer tener un tema de conversación. Por un lado el chico invasor estaba recostado, al borde de quedarse dormido. Mientras que Nagumo, un poco más calmado, sólo se dedicaba a escuchar el sonido de las aves y sentir la suave brisa sobre su cuerpo.
Aquél momento tan relajado e invadido por el silencio, fue interrumpido por la voz leve del albino, que había abierto un poco sus ojos dejando ver lo hinchados que estaban, se notaba que tenía sueño.
— ¿Cómo te llamas? —preguntó, mirando la copa del árbol.
—Nagumo… Nagumo Haruya. —contestó con inseguridad. — ¿Y tú?
— Mi nombre es Suzuno Fuusuke, un gusto. —volvió a decir sonriente, cosa que Nagumo ignoró.
El breve silencio que se había formado nuevamente, había sido, una vez más, interrumpido por Suzuno.
— ¿Qué edad tienes? —preguntó inocente, mirándole emocionado.
— Cinco. —contestó secamente. No tenía las ganas de hacer amigos en ese momento. Sólo quería relajarse y estar cómodo, cosa que con su nuevo acompañante no podía.
— ¡Ah, igual que yo! —dijo sentándose, como estaba Nagumo. — Dime más sobre ti, por favor. —le pidió, casi rogándole el albino.
Nagumo se sorprendió por la emoción que presentó el extraño. Más porque había visto los hermosos ojos de aquél chico… sintió que por un momento sus mejillas ardían, pero como no sabía por qué, decidió ignorarlo.
Pasaron tres horas desde que Nagumo empezó a contarte prácticamente toda su vida a Suzuno, al igual que él, que le había contado varias cosas a Nagumo. De él, sobre su familia, sus gustos, sus disgustos…
Terminaron por convertirse en amigos, después de ver las tantas cosas que tenían en común.
— ¡Nagu-chan, de verdad que tenemos muchas cosas en común! —gritó emocionado Suzuno.
— ¡Suzu-chan, es verdad! No me imaginé que nos llevaríamos tan bien. —rió Nagumo, cosa que Suzuno imitó.
— Nagu-chan, ¿quieres ser mi mejor amigo? —preguntó sonriente el de cabellos claros, estaba emocionado, ya que nunca había tenido un amigo en su vida.
— ¿Mejor amigo? Pues, ¡claro! ¿Por qué no, Suzu? —dijo, dedicándole una de sus más sinceras sonrisas.
Suzuno, con los ojos llorosos, se abalanzó encima del de ojos ámbar y le abrazó. Nagumo rió un poco, y terminó por abrazarle igualmente, mientras ambos reían emocionados.
— Qué bien, estoy feliz por eso, nuevo mejor amigo. —dijo Suzuno, aferrándose más a la camisa del pelirrojo.
— Yo también… Suzu… —dijo, para abrazarle más fuerte.
Después de tanta charla, el pelirrojo volvió a su casa, sus padres no tardarían en llegar. Aunque claro, antes de que se fuera, le pidió a Suzuno que estuviera todos los días esperándolo bajo aquél árbol…
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Pasaron dos años desde que decidieron ser los mejores amigos. Ambos chicos ya tenían siete años, y seguían viéndose bajo aquél árbol, ¡todos los días!
Se habían agarrado un cariño tremendo…
— Hey, Nagu… —habló Suzuno, comiendo galletas que había traído Nagumo de su casa.
— ¿Sí, Suzu? —contestó.
—Ayer mi hermana trajo a su novio a casa… y se la pasaba a cada minuto diciéndole “te amo” —decía— Y cuando comimos juntos, mi madre habló de que ella amaba mucho a mi papá. —Seguía contando, siendo observado por la curiosa mirada de Nagumo— Y me eh dado cuenta de que yo… te amo a ti, Nagu. —le dijo a Nagumo, mirándole a los ojos— Ya que, como mi papá y mi mamá, al igual que mi hermana y su novio se quieren… entonces, como yo te quiero a ti, entonces también te amo. —decía, sonriéndole.
—Ah… ¿enserio? —Decía curioso— ¡Entonces yo también te amo, Suzu-chan! —dijo, abrazando al albino, que correspondió al acto.
—Ne, ne… Nagumo, mis papas se casaron porque se amaban mucho… Y mi hermana está hablando de casarse con su novio… entonces, ¿por qué no nos casamos tú y yo? —dijo, de la forma más inocente que un niño de siete años podía tener.
— ¡Sería genial! Pero… mi mamá me dijo que no me podía casar. Sólo cuando sea mayor de edad… —le dijo, mirando sus galletas desanimadamente.
— Ah, no importa… ¡esperaremos! Y así nos podremos casar, Nagu. —sonrió.
— ¿Nos casaremos de verdad? —preguntó, a lo que Suzuno asintió. — ¡Promesa!
— ¡Promesa! —gritó.
Nagumo le miró… miró sus labios y de improviso, le robó un beso al albino, dejándolo atónito.
— ¿Qué… fue eso? —preguntó, tocando sus labios, un tanto sonrojado.
— Eh visto que las personas que se aman lo hacen… —dijo. Miró la mano del albino, y la tomó, encadenándole con sus dedos. —Te amo… Suzu-chan.
—Yo te amo a ti, Nagu-chan. —dijo, robándole un beso más.
Después de unos meses, Nagumo volvía como cualquier día a aquél árbol, que era el lugar de encuentro con Suzuno.
Pero esta vez… no vio a Suzuno en el árbol, vio a una señora y una joven muchacha, ambas llorando, como si estuvieran esperando a alguien.
— Oigan… —les llamó Nagumo, jalándole la falda a la mayor. — ¿Han visto a mi amigo Suzuno? Tiene el cabello blanco y…
— ¿Tú eres Nagumo? —dijo, sin parar de llorar.
—S-Sí… —respondió, no entendía por qué Suzuno no estaba ahí, y por qué esa señora estaba llorando.
— Ven conmigo —dijo, tomando la mano de Nagumo. —Iremos a ver a Suzuno… —decía, intentando calmarse y secar sus lágrimas. Mientras consolaba a su hija que lloraba junto con ella.
Nagumo se quedó en silencio, no sabía lo que pasaba, pero si esa mujer lo llevaría a ver a Suzuno, era mejor confiar en ella y no decir mucho.
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Y ahí estaba él, Suzuno, recostado en la camilla de la enfermería, con varios aparatos conectados a él, y con el ruido de la máquina que veía las pulsaciones del corazón.
—Papá… ¿Cu-Cuándo llegará mamá con N-Nagumo-chan? —preguntaba Suzuno, con un hilo de voz. Parecía estar sufriendo.
—No lo sé, hijo… pero llegarán, lo sé, hay que confiar. —le dijo el padre, tomando la mano de su pequeño y débil hijo, intentando contener las lágrimas.
Pasaron unos minutos, y Nagumo, la madre ni la hermana de Suzuno llegaban, preocupando más al padre.
— ¿Dónde estarán…? —se preguntaba el padre, al lado de su hijo, viendo el reloj que tenía en su muñeca.
—Ahg… pa-papá…
El padre miró a su hijo, y sintió el pitido de la máquina avisando que Suzuno perdía la vida. Rápidamente el padre se paró y salió a buscar a un médico para que le ayudaran.
— ¡Hijo resiste! —gritó mientras salía por la puerta en busca del médico.
Ya no podía más… el dolor era demasiado… y no podía soportarlo más.
Sintió como su corazón dejaba de latir de a poco, empezó a ver borroso, y sentía que el aire ya no entraba a sus pulmones.
—Perdóname, Nagumo… —habló— No podré, cumplir nuestra promesa… —alcanzó a decir. Sonrió, pasando por su cabeza los bellos momentos que pasó con Nagumo, al igual que con su familia. Aunque, no tenía muchos recuerdos de sus padres ni de su hermana, sólo de Nagumo…
Rió con las pocas fuerzas que tenía, y mentalmente le deseó un gran futuro a Nagumo, mientras sentía que su cuerpo dejaba de tener el calor que tenía antes.
Sus ojos se cerraron, avisando así que ese era su final, que ya no podría seguir viviendo…
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Cuando la madre, la hija y Nagumo entraron a la enfermería donde estaba Suzuno, vieron que el padre estaba al lado de muchos médicos, mientras él lloraba a un lado.
La madre vio a su hijo, vio la maquina y vio que marcaba solo una línea recta… Al ver que su hijo estaba muerto, rompió en llanto sobre el pecho de su marido, mientras la hija abrazaba a los dos al mismo tiempo, todos llorando.
Nagumo vio a Suzuno, inmóvil.
— ¿Suzu…? —preguntó en susurro, tocando su mejilla. —Estás… frío. —dijo, al borde de que las lágrimas salieran. — Suzu… ¡Suzu, Suzu, responde! —dijo, rompiendo en llantos, dejándose caer cobre el pecho del que era su mejor amigo… y con el que se “casaría”, de grandes. —No, no me dejes… Suzuno; ¡SUZUNO!………
Y aquí me encuentro… en el lugar en el que lo conocí. Bajo este árbol… que ahora está viejo, y pareciera que en cualquier momento se caerá. Pero bueno, ha pasado mucho tiempo… casi veinte años ya, es normal que esté así.
Ah, qué recuerdos llegan a mi memoria cuando vuelvo a sentarme a los pies de este árbol… todas las risas con Suzuno… aún recuero su nombre… su bello nombre. Recuerdo sus facciones, su voz… Aún lo recuerdo perfectamente.
Quién lo diría, nunca supe que murió por que sufría al corazón…
A veces sueño… de que él aún está vivo… y que vivimos juntos, como una pareja casada… Je, aquella promesa que hicimos de casarnos… fue divertido. Pero ambos sabíamos que lo íbamos a hacer de verdad. O al menos vivir juntos, no sé…
Si tan solo hubiéramos sabido… lo que era el amor, hubiéramos aprovechado más nuestro tiempo juntos.
Pero bueno… el tiempo no se puede devolver atrás… Lo que pasó, pasó por algo…
¡Bien! Creo que es hora de ir y dejar unas cuantas flores a la tumba de mi mejor amigo.
Fin.~……
N/A: ¡Hola~! ^^ Bueno, eh echo este One-Shot, que me salió medio raro~ x'D Lo hice ahora, hace poco y, pues... no sé, siempre cuando hago cosas en un solo día me salen raras, lol. No sé por qué el título tan... gñéh, no sé >:c No se me ocurría nadita más, buh~ ;w;.
Quería hacer algo triste... ya que estaba escuchando canciones corta venas (¿?) Y salió esto bien Fail~ c: También me inspiré en una imagen que vi por ahí.~~ ;-; Y no sé que más agregar, ojalá guste. uwu
Ok. Besos de dinosaurio a todos.
¡Rawr ~! ♥
Edited by YumiChan! - 27/2/2013, 05:54
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•Reiko•+1 .
User deleted
¡Noooh! yo que me hice la promesa de nunca más leer fics tristes, por que después se me achurrasca el...pulmón :c pero solo por ser ti lo leí...y solo tengo un comentario que hacer, ¡eres una desmadre;n; achurrasca pulmones:c! y eso que pusiste al final;w; asdf~
¡SUZUNO! ¿por que tenías que morir? D'x eres como Alfred~ mi hamster ruso, ¿¡POR QUE TENÍAN QUE MORIR, DIOH?¡ eran tan buenas personas D'x -empieza a respirar raro- Tuu~ e-e hiciste que suzuno muriera y dejará al tulipan rojo, triste;n;...esto necesita una ¡Vendetta! D:< sentirás la furia de una Fan-girl adicta a finales felices! o como lo decía Yuno...a un Happy Enddd~~ D:<
pero será en otro momento por que ahora tengo sueño, y dormir es lo primero:D (mentira lo primero es Mark<33*w*)
Y bueno ¬n¬ después de todo te quedo hermosho<33 como siempre, pero eso no le quita lo triste (ni borrará mi hambre de vendetta D:<) pero te quedo lindo^w^ espero más fics tuyos, querida Yumiuke~
Adiós:3. -
khalil-luna+1 .
User deleted
llore...me encanto...creo que soy sadomasoquista...
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“Después de la primavera” [Nagumo x Suzuno] One-Shot.Los recuerdos de aquél chico seguían precentes en su mente… después de tanto tiempo. |
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