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  1. •Shena
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    Mi ficha
    SPOILER (click to view)
    Nombre: Iago Zanetti

    Edad: 22

    Sexualidad: Dice ser heterosexual pero él sabe que no(?).

    Rol: Pasivo/Uke.

    Origen: Italiano / Actualmemte vive en Japón.

    Profesión: Anteriormente se dedicaba a la prostitución(En Italia) / Actualmente es policía (En Japón)

    Personalidad:

    Es un chico serio, frío y reservado al punto en que sus propios compañeros a penas saben sobre él y mucho menos sobre su pasado. Es muy inteligente y a la hora de hacer su trabajo no se distrae con nada. No puede soportar a la gente falsa e hipócrita ya que él siempre es franco y dirá lo que piensa sin importar qué. En cuanto a relaciones personales nunca ha tenido nada serio con nadie.. es bastante desconfiado y le cuesta ceder ante los sentimientos.. Es muy orgulloso y no se suele enfadar, pero cuando lo hace es mejor estar lejos de él... Desde que ha entrado a la policía nunca ha dejado ningún caso sin cerrar y no duda en hacer cualquier cosa

    Historia:

    Madre soltera que no quiso hacerse cargo del hijo que tuvo con un hombre que simplemente quería tener relaciones sexuales con ella para después dejarla, esa es la historia que compartía con muchos de los niños del orfanato en que vivió hasta los 15 años. Una vez consiguió salir de allí, se fue directo a la calle, sin dinero ni trabajo para poder sobrevivir y con conocimientos básicos... Consiguió ponerse a trabajar como criado de un hombre, pero este aprovechando la inocencia del a penas adolescente comenzó a violarlo, diciéndole que era parte de su trabaja... No podiendo aguantar las violaciones y todas las asquerosidades que aquel hombre le hacía, Iago tuvo que escaparse con ayuda de un vecino que se había dado cuenta.. Acabó de nuevo en la calle, sin comida y sin el suficiente dinero para ir a buscarse la vida y con unos horribles dolores por todo el cuerpo que no se le pasaron en meses... No viendo otra salida, acabó prostituyéndose en un club para hombres.. En cuanto tuvo suficiente dinero como para poder irse y sobrevivir en otro país, viajó de inmediato a Japón, trabajando para una anciana sin decir ni una sola palabra de su anterior vida y aprendiendo japonés día a día con cierta dificultad. La anciana lo trataba como nunca nadie lo había hecho, con cariño y amabilidad, pagándole incluso los estudios. Al cumplir los 18 años la vida le dio otro golpe, la anciana había muerto, y se había quedado solo.. tuvo que irse de la casa de nuevo pues había sido heredada por los hijos de la mujer, pero al haber acabado sus estudios y con su alto coeficiente intelectual encontró trabajo rápidamente en el cuerpo de policía de la ciudad, ascendiendo puestos hasta lograr hacerse comisario y al fin consiguiendo pagarse una casa propia.

    Apariencia:

    -Corto cabello liso de color negro azabello, grandes profundos ojos azules y de piel blanca como la porcelana. Estatura media, más bien bajito, y complexión más delgada de lo que debería, cuerpo no musculoso pero bien torneado
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    Extra:

    -No ha vuelto a tener sexo desde que se fue de Italia, piensa que es asqueroso, pero si es necesario para un caso lo hará.

    -Casi nunca sale, solo para ir a trabajar.

    -Aun le quedan cicatrices por el cuerpo de lo que le hacían.


    Ficha de Phiria
    SPOILER (click to view)
    Nombre: Ramsay Black.

    Edad:
    29 años.

    Nacionalidad: Escocés.

    Sexualidad: Bisexual.

    S/S/U: Seme.

    Profesión: Tiene un doctorado en criminología y medicina forense, pero actualmente trabaja en un puesto de comida rápida.

    Historia:

    Ramsay Black es un criminólogo y médico forense, además de un psicópata que tiene atemorizada a toda la ciudad de Londres y que ha sembrado el pánico entre sus gentes. Fue expulsado del cuerpo de policía después de violar y torturar hasta la muerte por pura diversión a más de veinte personas al azar, sin ningún tipo de conexión aparentemente entre ellas. Como no sigue ningún patrón de conducta a la hora de acechar y elegir a sus víctimas, la policía le pierde la pista con facilidad y no puede anticiparse a sus próximos movimientos para así detenerlo. Sus crímenes se caracterizan por ser extremadamente violentos; le gusta descuartizar a sus víctimas, cuando aún siguen con vida, e inventar nuevas formas de matar para prolongar la agonía de estas. Es un asesino sin escrúpulos y sin ningún tipo de remordimiento que disfruta con el sufrimiento ajeno, mientras las víctimas suplican por su vida y se retuercen de dolor. Graba sus asesinatos, mientras escucha música clásica de fondo, con el fin de enviar los vídeos a la policía para sentirse superior y jactarse de la rabia y la impotencia de estos, ama tener la situación bajo control. No hace nada por esconder los cadáveres, ya que los deja al descubierto y en cualquier parte. Para él todo esto es un juego en el que se ha autoproclamado Dios y se cree con el derecho y el poder de decidir con la vida de las personas. Hasta la fecha las autoridades no han podido ni encontrarlo ni detenerlo, ya que ha cambiado de identidad, y los asesinatos cada vez van en aumento.

    Ramsay nace en el seno de una familia disfuncional. Siendo todavía un bebé su madre lo abandonó y su padre era un alcohólico que le pagaba palizas y lo dejaba encerrado durante semanas en el sótano de su casa, donde el pequeño empezó a fantasear con sus primeros crímenes. Unos días después, la policía detuvo a su padre y lo rescataron de aquel infierno, o al menos eso pensaron ellos.
    Fue dado en adopción a los ocho años de edad y empezó a desarrollar un extraño comportamiento solitario y antisocial y un gusto por matar pequeños insectos en el jardín de su casa. Su nueva familia no le hizo el menor caso, pues pensaron que eran cosas de niños y que con el tiempo se le pasaría. Pero no fue así y, unas semanas después, Black acabó con la vida del perro. La familia estaba tan asustada que renegó de él inmediatamente y el orfanato lo puso en manos de psicólogos y psiquiatras, quienes le dieron un tratamiento a seguir a base de pastillas y tranquilizantes. Cuando creyeron que se hubo rehabilitado fue dado un par de veces más en adopción, pero Black seguía atemorizando a las familias, ya que se negaba a seguir con el tratamiento, y estas lo devolvían rápidamente al centro de acogida. Hasta que un día fue adoptado por un hombre que resultó ser un peligroso psicópata que trabajaba en una morgue y se dedicaba a quemar los cadáveres de sus víctimas para que la policía no encontrara nunca las pruebas. Dicho hombre se convirtió en su maestro y, cuando ya no pudo aprender nada más de él, lo mató.

    Acabó en un centro para menores a la edad de los catorce años y volvió a estar en manos de psicólogos y psiquíatras, para comenzar nuevamente con un tratamiento de choque más fuerte. Unos años más tarde, le dieron el alta cuando creyeron que, por fin, se había rehabilitado. Craso error.

    Ramsay es magnífico actor, cuando se lo propone, que lleva una doble vida aparentemente normal. Se ha cambiado el color del pelo y ha modificado en todo lo posible su aspecto físico para pasar inadvertido. Actualmente trabaja en un establecimiento de comida rápida y se aloja en un piso de alquiler. Tiene una pequeña caseta de madera en el bosque, donde suele llevar a sus víctimas para llevar a cabo sus fantasías más macabras. Pues en el fondo, es un hombre peligroso y antisocial, sádico y mentiroso compulsivo, muy maniático y meticuloso en busca siempre de nuevas presas.

    Apariencia:
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    Gustos y Disgustos:

    + Torturar, violar, matar…
    + La música clásica.
    + Los cuchillos.
    + El dolor.

    - Sentirse humillado e infravalorado.
    - Que no aprecien su trabajo.
    - Que las víctimas no supliquen por su vida.
    - No conseguir lo que se propone.


    •••



    «Asesinos, violadores, psicópatas, pederastas, maltratadores, locos, traficantes, ladrones, mafiosos.. ¿Qué diferencia había entre ellos? Solo la forma de denominarlos; no eran más que escoria que se dedicaban a joderles la vida a gente honrada, ¿Por qué? Algunos por simple diversión y placer, otros por dinero o deudas, por la vida llevada o incluso por su propio pasado.. Una menor parte solo seguían ejemplos de conducta de aquellos que eran o habían sido como ellos, repugnante, pero cierto.»

    Aun me duraba el efecto del Jet Lag tras del largo viaje desde Japón a la capital inglesa, nunca pensé que regresaría a Europa "Que vueltas da la vida"Pensaba mientras me bajaba del camión de mudanzas en el que había venido junto a mis pertenencias y algunos muebles de los que no me había querido desprender hasta la nueva urbanización donde viviría.

    ¿La razón de mi traslado? Atrapar a uno de los tipos de criminales anteriormente mencionados. Cada vez que lo pensaba se me escapaba una pequeña sonrisita: El gran Impero Británico, que siempre había presumido de la seguridad de su país, no había conseguido atrapar a un simple psicópata que actuaba en solitario... Los 'sabelo-todo' del cuerpo de inteligencia ni siquiera habían sido capaces de descifrar su modus operandi, increíble.

    Pagué al conductor por los servicios recibidos, bajando las cajas del camión con su ayuda, mas meterlas en mi nuevo hogar sería problema mío. Me despedí del hombre, forzando una sonrisa "Se amable" Eso era lo que me habían dicho.

    Abrí la puerta y fui metiendo las pesadas cajas, a la cuarta ya empezaba a costarme -Tendría que haber pagado más para que me ayudara..-Susurraba, algo irritado, los nipones eran con diferencia más amables que los anglosajones.


    Edited by •Shena Uchiha• - 25/6/2014, 00:28
     
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    De ahora en adelante, debes saber que mi trabajo es uno poco convencional; ya que aunque estoy ocho horas de pie y trabajando sin descanso en la parte trasera de una carnicería, en mis ratos libres disfruto, hasta límites insospechados, violando y torturando hasta la muerte a mis víctimas. Después de largos meses de espera, planificando minuciosamente mi plan, me decidí a ponerlo en marcha. Primero, secuestré a mi nueva víctima; era una mujer bella, como a mí me gustan, de tez morena y ojos oscuros. A continuación, la conduje hasta un edificio abandonado y allí la violé entre gritos de agonía y placer, pues, para ser sincero, no sabes cómo me excita el sufrimiento ajeno… ¡y también el propio! Luego, encendí el fonógrafo y la cámara de video; Für Elise siempre había sido una de mis sinfonías favoritas, pero le faltaba algo y yo sabía muy bien qué, de manera que me acerqué hasta la mesa de operaciones, donde estaba atada de pies y manos la mujer, y desplegué mi kit de material quirúrgico con el que me disponía a cortarle los dedos de las manos y los pies, uno a uno. Y gritó, vaya que sí gritó, ahora sí que estaba completa la canción. Aunque, llegó un momento en que sus gritos no me dejaban oír la melodía y tuve que cortarle la lengua y amordazarla para que se callara. Por último, cogí a la mujer en brazos, mientras ella lloraba y se debatía sin fuerzas, y la deposité sobre una plataforma corredera, donde al final del camino la esperaba una trituradora de carne industrial.

    Pero, como no quería que todo esto terminara tan rápido y fuese injusto para mi nuevo amigo, el buen agente de policía, me lo pensé dos veces antes de terminar con aquel juego. No, yo tenía una idea mejor; coloqué un viejo radiocasete junto a la puerta y una hilera de piezas de dominó que daba una vuelta a la estancia, al fondo había una pelota y, bajo ella, un botón rojo con el que se encendía la trituradora. Me preguntaba si mi idea funcionaría y, sino, siempre tenía un mando de control remoto. Como estaba atada de pies y manos, no podría escapar, pero, para mayor diversión, dejé la llave de las esposas sobre su frente… lástima que no pudiese introducirla en la obertura, porque ya me había encargado yo de romperla previamente. Si, como me iba a divertir.

    Como todas las veces, me senté sobre un taburete de madera a contra luz, de forma que sólo se veía mi silueta pero no mi cara, y distorsioné mi voz con la ayuda de un aparato electrónico para que nunca, jamás, pudiesen reconocerme.

    -Buenos días, agente, no tenemos el placer de conocernos en persona, todavía, pero déjeme decirle que he oído hablar tanto y tan bien de usted que espero que esté a la altura de las circunstancias, no me decepcione, por favor, sería un gran fiasco. Me llamo Ramsay Black, no hace falta que me diga su nombre, si no quiere, supongo que estará en un programa de protección especial, no se preocupe, que ya me encargaré yo de averiguarlo por mí mismo. Como sea, espero que haya disfrutado de este video tanto como yo, déjeme presentarle a la actriz protagonista – la mujer seguía llorando y gritando, mientras intentaba soltarse y escapar –. Brenda, no seas maleducada, saluda a la cámara, oh, vaya, no puedes, es cierto, has perdido la lengua. ¡Pero qué despistada eres! – me reí con sorna –. Agente, usted no conoce las reglas del juego, aún, pero se las voy a explicar; verá, como puede ver, Brenda espera ansiosa a que venga a rescatarla, para ello diríjase, sólo, a las siete en punto, ni un minuto más ni un minuto menos, a la fábrica de hierros que está junto al polígono industrial abandonado. Discúlpeme, pero soy muy maniático con mis exigencias, así que yo de usted las tendría en cuenta… porque si no Brenda morirá, créame, me he encargado de que así sea y tengo que decirle que, al igual que usted, yo también soy el mejor en mi trabajo. Le deseo mucha suerte y espero que no muera. No puedo evitar preguntarme; ¿Encontrará la solución de este rompecabezas a tiempo? Y, si no lo hace, ¿La dejará morir? ¡Oh, estoy tan entusiasmado que no puedo esperar! – Antes de apagar las luces y abandonar la fábrica, me quedé mirando el viejo radiocasete; las agujas del reloj marcaban las siente en punto, por lo que el despertador sonaría a la hora exacta con una música tan molesta y desagradable como para querer pulsar el botón y apagarla.

    Después, me acerqué a un buzón de correos y envié el video a la policía, por supuesto, ya había borrado todas mis huellas. Antes de dirigirme en dirección a mi casa, entré en un lavabo público, donde me cambié de ropa y metí la vieja en una maleta. Me peiné perfectamente con la raya al lado, y abroché todos y cada uno de los botones de la camisa que llevaba por dentro del pantalón. Luego, tiré la bolsa a un contenedor de basura y le prendí fuego cuando nadie miraba. Finalmente, cuando volví a mi casa, vi a un hombre rodeado de cajas y más cajas de cartón a su alrededor, muebles y accesorios que, en general, todo el mundo tiene en su apartamento. ¿Vecino nuevo? Me obligué a sonreír y a ser amable con él con la intención de caerle bien, pues la primera regla del juego siempre era no levantar sospechas entre la gente de tu entorno y, en especial, entre tus vecinos.

    -¡Hey! Hola, vaya, parece que eres nuevo en nuestro vecindario, ¿verdad? – Ramsay le saludó con su mejor sonrisa, pero no le dio la mano porque era un maniático de la higiene y la limpieza y le daba mucho asco el contacto físico innecesario –. Me llamo Erich, es un placer conocerte. Como puedes ver, no tenemos ascensor. ¿A qué piso vas? ¿Necesitas ayuda? Si quieres puedo echarte una mano con todo esto y, luego, cuando acabemos, dejo que me invites a una cerveza y me cuentes un poco tu vida. ¿De acuerdo?
     
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  3. •Shena
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    Decidí tomarme un pequeño descanso, sentándome sobre unas cajas, no había subido ni siquiera la mitad, ni siquiera había un ascensor.. en su lugar había cientos de escaleras hasta llegar a mi piso correspondiente. Volteé al escuchar una voz a mis espaldas, era un hombre pelirrojo que rondaría los 30 años, una sonrisa que me pareció más falsa incluso que las que yo utilizaba y el pequeño detalle de no dar la mano al saludar, me percaté de ello, pero decidí dejarlo pasar... de momento. Me puse en pie por educación, escuchando sus palabras, me parecía innecesario el tener que mantener después una conversación, pero el recobir ayuda no me molestaba, así que aprovecharía...-Así es-Una sonrisa tan falsa como la suya. -Igualmente, mi nombre es Carlos, y sinceramente te lo agradecería, voy al último piso. Y claro, con la condición de que tú también me hables de ti-Acepté tranquilamente tratando de utilizar un tono de voz lo menos serio posible, frases cortas y sin extenderme demasiado, así era mi forma de tratar al resto de personas sin tener que involucrarme o tener alguna especie de inútil conexión con ellas. Obviamente había utilizado un nombre falso y más que nada, común... Había que tener en cuenta que, con una población de más de 5.000 habitantes por kilómetro cuadrado, cualquier ciudadano londoniense tenía un 50% de probabilidades de ser el asesino, incluido yo mismo a ojos de otra persona, y este hombre también.

    Tomé otro par de cajas, disponiéndome a subirlas -Vete cogiendo de las que están más cerca de la acera, son las menos pesadas-Aconsejé mientras iba subiendo escaleras con pesadez.

    En cuanto acabase con todo aquello de la mudanza y me librase del 'amable vecino nuevo' debía ir directo a presentarme en comisaría, quería ponerme al día y saber hasta la más mínima pista que supiesen sobre él aunque fuese una tontería, cualquier cosa podía resolver un caso; así era como pensaba yo. Además, tenía la intuición de que el asesino ya sabía que yo había llegado a la ciudad, y estaba seguro de que, si era así, ya me tendría preparada alguna 'sorpresa de bienvenida' para de paso probarme; pero eso eran solo suposiciones basadas en la forma de actuar de otros como él.
     
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    -¿Carlos? – le pregunté, extrañado –. Entonces, ¿eres extranjero o tienes algún familiar de origen español o sudamericano? –. Como tenía el pelo oscuro, le creí, lo único que me llamaba la atención era ese color de ojos azules y la piel blanca; o bien había vivido durante largo tiempo en algún país nórdico o bien había heredado los genes de alguno de sus progenitores. Y, puesto que se había mudado, me inclinaba más hacia la primera opción… siempre y cuando no me estuviera mintiendo. Sabía hablar inglés, pero eso no me decía nada de él, ya que era una lengua universal que cualquier ciudadano con un nivel medio de estudios debería haber aprendido tanto en el colegio como en la universidad. Aunque, al menos, ya sabía algo más de mi nuevo vecino –. Mejor coge tú las menos pesadas; sin ánimo de ofender, pareces cansado después de hacer tantos viajes arriba y abajo – dije cogiendo una de ellas y siguiéndole por detrás, escaleras arriba – ¡Vaya! ¿Al último piso? Pues, al final, si vamos a ser vecinos, después de todo. El pobre señor Willson sufrió un ataque de miocardio, una semana antes de que te mudaras y sus hijos pusieron el piso a la venta – mentí. En realidad lo que había pasado era que aquel anciano metomentodo había cogido por equivocación, en el sótano, dónde lavábamos la ropa, mis prendas manchadas de sangre. Así que no tuve otro remedio que silenciarlo y quitármelo de en medio. Lo electrocuté con un desfibrilador y luego lo dejé en el sillón de su casa tal y como lo había encontrado. Por supuesto, una descarga de alto voltaje, bien podría pasar como un ataque al corazón o, al menos, eso diagnosticaron los médicos forenses… menudos incompetentes.

    -Oh, mi vida es corta y aburrida, Carlos – empecé descargando la caja, por fin habíamos llegado hasta arriba, y me llevé las manos a la cadera, me dolía, no por culpa de aquella caja sino del sobreesfuerzo que había hecho horas antes montando toda la maquinaria pesada. Además, tuve la mala fortuna de que uno de los componentes metálicos me cayó encima y me hizo una pequeña herida en la espalda. Hice una mueca de dolor y continué hablando con la intención de restarle importancia al asunto –. Soy sagitario, tengo 28 años y soy soltero y sin compromiso – bromeé, pero ni yo mismo me reí de mi chiste porque me parecía absurdo –. No, nací y crecí en Londres y, como no quería estudiar y mi querido padre estaba cansado de que no hiciera nada de provecho con mi vida, entré a trabajar a los dieciocho años en una carnicería, hasta ahora. Fin –. Había perdido la cuenta de la infinidad de veces que había contado la misma historia, una y otra vez, a todo aquel que intentaba involucrarse en mi vida. Obviamente era una historia falsa, pero al menos mi pasaporte decía todos los datos necesarios para hacer de esta una patraña con credibilidad – ¿Y tú? ¿A qué te dedicas? Cuéntame más cosas sobre ti. Con todo lo que traes, estoy seguro de que tienes que tener una vida muy interesante.

    De pronto, el cartero llamó al telefonillo de mi casa y me puse tan rígido como una piedra. Pues no quería, por nada del mundo, que mi nuevo vecino viera o entrara en mi casa, sin antes haberme asegurado de que no había dejado nada por medio sospechoso que me obligara a apartarle del medio, como lo hice con el señor Willson. Porque, este, a diferencia de ese vejestorio, era un hombre atractivo, tenía el pelo negro… justo el prototipo de hombre que a mí me gustaba y que hacía meses que estaba buscando –. Perdona, un segundo –. Caminé unos metros más adelante, abrí la puerta y la entorné. Un par de segundos después, volví a reunirme junto a él –. Disculpa, no quiero que veas este desorden. Es el cartero, dice que tiene un paquete de carácter urgente para ti –. El funcionario subió las escaleras, y al igual que nosotros, cuando subió estaba cansado y con la lengua fuera – Busco al señor Carlos, firme aquí por favor – y le entregó un paquete pequeño. Tenía que ser algo de carácter judicial, porque en el paquete llevaba el sello de la policía nacional. Después, el cartero se despidió y se dispuso a bajar escaleras abajo.

    -Bien, entonces, ¿tomamos esas cervezas, Carlos? – pregunté, para restarle importancia al asunto, pues estaba seguro que con unas cuantas cervezas de más acabaría por contarme de que se trataba ese paquete que ahora mismo sostenía entre las manos y del que yo no podía apartar los ojos – ¿O prefieres dejarlo para otro momento? Si estás ocupado, puedo acabar de subir yo tus cajas, no te preocupes por nada. Oh, disculpa, pero “no puedo evitar preguntarme;” ¿tienes algún problema con la ley?

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    Nota; el paquete es el DVD :P
     
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  5. •Shena
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    Noté su confusión, común, pero no iba a decirle que era japonés, no tenía ni un solo rasgo asiático, tampoco americano ni sudamericano, ni era rubio ni de piel morena, con la regla del color de cabello también estaba descartado ser de los países nórdicos, mucho menos alemán o francés y mismamente tampoco inglés. Tampoco pensaba decirle mi verdadero origen, y lo más parecido a los italianos eran los españoles, aun así era difícil de creer por mi piel, aunque eso más que nada se debía a mi 'sociabilidad'. -Así es.. mis padres son gallegos, del norte de España-Era consciente de que al norte no hacía tan buen tiempo como en el sur, así que eso podía ayudarme en mi 'historia' -No te preocupes, aun tengo energía suficiente-Comenté, con tranquilidad, y escuchando lo siguiente, alcé una ceja, vaya que no me agradaba tener que vivir en el piso de un fallecido... -Ya veo, que lástima..-Sinceramente me era indiferente, pero tampoco iba a decir 'Ah, pues que bien'.
    Al llegar arriba comencé a decargar lo que había subido, escuchando sus quejas -Tú pareces más cansado que yo.. ¿Tan joven y ya con problemas de espalda?-Comenté al percatarme de su dolencia.. De un momento desvió el tema, comenzando a hablar sobre él "Habla demasiado.."Suspiré, forzando una sonrisita tras la 'broma' y escuchando su historia -Bueno, al menos tienes trabajo-Comenté, parecía una historia de lo más común pero.. aun me parecía que había algo extraño en él "Serán cosas mías"Pensé, estaba a punto de contestar cuando escuché un pitido, estaban llamando al telefonillo del piso de enfrente, que debía de ser el suyo. Por un momento me percaté de su cambio de actitud, pero luego volvió a ser como antes y, tras atender, regresó, anuciando que era el cartero, y que tenía algo urgente para mí. Arrugué un poco la nariz, desconcertado, comenzando a divagar sobre de lo que se podía tratar.
    El pobre hombre llegó jadeando después de tanto escalón, entregándome un paquete, utilicé la firma falsa que tenía practicada desde hace bastante tiempo, añadiendo una 'C' con facilidad.
    Luego de que el cartero se fuese, el pelirrojo retomó la palabra.. le miré con cierta curiosidad ante su fijación con el paquete. Reí, divertido, aunque a penas mostrando los dientes -¿No creerás que soy un asesino o algo así, no?-Comenté, aun riendo levemente, pero atento a su reacción. -La verdad no se a qué viene esto, cuando acabe con todo esto iré a preguntar-Respondí, en parte era cierto, pero tenía mis sospechas.
    -Bueno, lo prometido es deuda así que..-Rebusqué en una pequeña nevera portátil donde llevaba alguna cosa para no morirme de hambre el primer y segundo día, saqué una cerveza para él y un refresco para mí, no me gustaba beber cerveza pero siempre tenía alguna por ahí, por si acaso. Se la entregué mientras me recargaba en la barra de la cocina -Tengo 22 años, soy virgo y también soltero y sin compromiso-Imité lo que él había dicho -Nací en España, pero mis padres han viajado mucho por asuntos de negocios a países como Rusia y Noruega.. también alguna vez a Suecia.. a Japón también, ha sido el último sitio en el que hemos estado..-Hablaba como si de verdad hubiese sido así -Y ahora me han mandado a mí solo aquí, para que me busque la vida básicamente-Finalicé, si me pedía que le hablara en otros idiomas tampoco tendría problema, después de haber conseguido aprender japonés el ir a una escuela de idiomas a aprender más no había sido un problema. -Para ser sincero, es interesante ver diferentes países, pero el estar de acá para allá todo el tiempo no es nada agradable..-
     
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    -¿Y por qué no? El 50% de los asesinos se cree que son psicópatas y 2% de la población lo es seguro, así que cualquiera podría ser un asesino; tu familia, amigos o gente de tu entorno, incluso tú o yo. – respondí con total naturalidad, mientras le devolvía una sonrisa forzada y carente de algún tipo de alegría. De pronto, caí en la cuenta de que había hablado demasiado y dejé de sonreír hasta que mi sonrisa se deshizo en mi boca, poco a poco –. De todos modos no me hagas mucho caso, ayer por la noche no conseguía conciliar el sueño y me puse a ver uno de esos programas basura que echan por la televisión – dije con la intención de restarle importancia al asunto, como si la cosa no fuera conmigo.

    Una vez dentro del apartamento, y tengo que decir que todos los apartamentos del edifico son exactamente iguales pero en sentido opuesto, escuché con detenimiento su historia, mientras le daba un trago tras otro a la cerveza y asentía con la cabeza a todo lo que me decía. Erich era un bebedor, pero Ramsay Black detestaba el alcohol y, por ese motivo, no pude evitar poner mala cara cada vez que me tocaba dar un trago a la cerveza, aunque, al final, me obligué a mismo a terminarla – Una historia muy… interesante la tuya. No te preocupes por nada y si necesitas ayuda no dudes en pedírmela, ¿para qué están los vecinos sino? – el 50% de la información era falsa y el restante dudosa, o al menos eso es lo que me habían enseñado en la academia de policía, antes de especializarme en medicina forense y criminología.

    Miré el reloj de muñeca que llevaba puesto, de hecho lo miré dos, tres y hasta cuatro veces; no estaba nervioso, pero sí ansioso de empezar con el espectáculo de aquella tarde – Por cierto, ¿quieres que te ayude a desembalar tus cosas? – le pregunté cuando, de pronto, el dolor de mi espalda se volvió tan insoportable que me llevé una mano al lumbago y me doblé del mal que me hacía hasta postrarme de rodillas en el suelo. Cuando retiré la mano, vi que estaba empapada de sangre; pues al parecer no me había dado un golpe, sino que más bien tenía un corte que se extendía de izquierda a derecha –. Vaya, pues al final va a resultar que soy demasiado viejo para esta clase de trabajo – comenté con sarcasmo y con doble intención, mientras me disponía a salir por la puerta y dirigirme a mí casa.
     
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  7. •Shena
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    Me hice el sorprendido tras su respuesta.. pero no hacía más que despertar mis sospechas; una persona comín solo se habría reido, sin embargo, él había dado una respuesta para nada común, y claramente no me creí lo de los documentales, más que nada porque aquella era una información demasiado exacta y que no se emitía para no asustar a la gente sin importar la hora a la que fuese emitido. Solo alguien que supiese mucho sobre el tema daría una respuesta así. Reí -Vaya, cada vez emiten cosas más horrendas en la televisión-Comenté, haciendo como si lo hubiese dejado pasar, pero estaba claro que no.

    No tardé en acabar la gaseosa poco después de acabar de relatar mi 'historia', y tampoco en percatarme la mirada que mi 'vecino' le daba a su bebida de vez en cuando, más que de vez en cuando, cada vez que le daba un trago hasta acabarla él también... ¿Si no le gustaba, por qué no lo decía? Extraño; todo en él era extraño. Tras un comentario sobre mi 'vida', que según el contexto de la frase me dio a entender que no se lo creía del todo, volvió a ofrecerme su ayuda. -Gracias entonces, vecino..-Le di otra sonrisa falsa.

    Miró su reloj varias veces, al parecer tenía prisa por algo o alguien, no estaba muy seguro... -No, no te..-Iba a responder, mas guardé silencio ante la sucesión de movimientos desencadenada ante mis ojos... También llegué a ver la sangre en su mano. -¿Oye, estás bien? ¿Quieres que llame a una ambulancia o algo?-Pregunté observando como trataba de ir hasta la puerta, encorvado, mi instinto me movió a acercarme y a apoyarlo en mi cuerpo tratando de tocarle lo menos posible para que no cayese, no me gustaba el contacto físico. ¿Por qué? Eso jamás se lo diría a nadie, y las únicas personas que conocían el por qué ya tendrían demasiados alos para recordarlo, pero yo lo recordaba bien.. -¿Qué te ha pasado?-Pregunté, 'preocupado' y 'asustado'.
     
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    -¡No me toques! – Casi grité, cuando sentí el cuerpo de Carlos junto al mío. Odiaba, desde lo más profundo de mí ser, que cualquier persona me tocara sin permiso y sólo toleraba el contacto físico con mis víctimas porque no tenía más remedio, aunque siempre era yo quien tenía la situación bajo control, maniatándolas de pies y manos. De pronto, tuve un déjà vu; y mi nuevo vecino adoptó la voz y la apariencia de mi padre, mientras me golpeaba repetidas veces y yo trataba de salir huyendo de él. Quizás por ese motivo, me aparté con brusquedad de su lado y me quedé mirándolo fijamente a los ojos, aterrorizado. Estaba sudando y algunos mechones rebeldes se me pegaron en torno a la frente, aunque yo los aparté rápidamente y me apresuré a volver a colocarlos en su lugar correspondiente. Tenía la respiración agitada y mi pecho subía y bajaba a un ritmo vertiginoso, pero traté de relajarme y volver a ser el mismo de siempre. Mientras aún sujetaba la zona del lumbago con una mano –. Lo siento, no era mi intención preocuparte, estoy bien. No es necesario que llames a ninguna ambulancia, de verdad, no necesito ir al hospital –. Traté de sonreír, pero mientras que mi boca intentaba dibujar mi mejor sonrisa, mis ojos no mostraban ningún signo de alegría. No podía ir al hospital por dos razones; una, el espectáculo de esta tarde y dos, porque podría necesitar una trasfusión de sangre y así podrían reconocerme como Ramsay Black –. Voy un momento a casa, ahora vuelvo.

    Dicho esto, me apresuré a salir por la puerta y a volver a mi casa por si acaso Carlos se arrepentía y me obligaba, de algún modo, a recibir atención médica. Una vez dentro, me deshice de la camisa blanca y la escondí dentro de una bolsa de basura, más tarde me desharía de ella prendiéndole fuego en otro contenedor o hundiéndola en el fondo de algún lago. Luego, me dirigí al cuarto de baño y cogí el botiquín de primeros auxilios; de donde saqué el agua oxigenada para limpiarme la herida y unas gasas limpias para envolverme alrededor de la cintura, antes de coserme previamente la herida con hilo y aguja. Unos diez minutos después, entre muecas de dolor y placer, terminé gracias a mi experiencia tanto en el mundo de la medicina forense como en la práctica que había adquirido con mis crímenes… sí, yo sabía a la perfección donde meter el alfiler. A continuación, me lavé la cara con agua fría y abrí el pequeño armario, que a su vez hacia la función de espejo, para coger un frasco pequeño y blanco de donde saqué dos pastillas, antes de llevármelas a la boca. Eran pastillas para controlar mis nervios, sino me las tomaba cada dos horas, me volvía muy violento. Pasé otros cinco minutos tratando de recuperar el control de mi mismo y cuando estuve seguro de tener la situación bajo control, cogí una camisa cualquier del armario, ya que todas estaban dispuestas en orden y perfectamente planchadas, e intenté apresurarme para no levantar sospechas en mi nuevo vecino. De modo que, volví a salir por la puerta y vi la suya semi abierta – ¿Se puede? – Pregunté, antes de entrar.

    -No sabes cuánto siento haberte asustado – Pero, por más que practicara delante del espejo, era incapaz de mostrar alguna emoción o señal de preocupación –. Estoy bien, créeme, es solamente un corte sin importancia – Le aseguré, para disipar todas sus dudas y con la esperanza de que se tragara todo lo que le decía. Ahora, sólo tenía que inventar una historia creíble para explicar cómo me había cortado y dar validez a los hechos –. Esta mañana, mientras trabajaba en la carnicería, fui a coger una de las sierras. Pensé que no necesitaría la escalera, estaba muy alto y tuve la mala fortuna de que la herramienta me cayó encima, haciéndome un corte en el costado. Mi supervisor me dijo de ir al hospital, pero yo no le di tanta importancia y, aún así, me mandó a casa. Por eso vine antes de tiempo, pero luego te vi con todo el faenón de cajas que tenías hasta arriba y con todo el tema de la mudanza, pensé que luego, cuando acabara de ayudarte con todo, iría a casa y me sanaría la herida. Ya ves, que despistado soy – sonreí, mientras buscaba una caja para sentarme –. Pero gracias por preocuparte, de veras.

    Volví a mirar el reloj, eran casi las cinco y supe que dentro de una hora debía irme para preparar todo el espectáculo que le tenía montado a mi buen agente de policía, pues, en mi estado necesitaría más tiempo – ¿Empezamos a desembalar las cosas o prefieres dejarlo para mañana? He oído que hoy hay fútbol; Inglaterra contra Francia, no podemos perdernos el partido. ¿Quieres que lo veamos juntos? Esta vez pongo yo el alochol – A más de un 70% de los hombres les gustaba el fútbol y era un tema tan tribal y fácil de sacar que, de esta forma, pensé que evitaría futuras sospechas.
     
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  9. •Shena
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    Me quedé estático por un momento tras su grito -¿Q-qué demonios...?-Murmuré al ver como, tras apartarse de mí de un empujón, se quedó mirándome fijamente, con los ojos llenos de puro pánico, y temblando como una hoja, completamente acelerado y sin dejar de sostener la zona de la herida.. eso si que había sido inesperado; era como si hubiese visto en mí al mismísimo satanás. No me esforcé en acercarme de nuevo, incluso retrocedí dos pasos, tratando de dejarle así más espacio y que se tranquilizase... Poco a poco volvió a la realidad, diciéndome que no llamara a una ambulancia ni nada -¿Como que no? Si estás... -Sin poder acabar la frase de nuevo me interrumpió, diciéndome que se iba a su casa, que ahora volvía... Suspiré con pesadez, resignándome a esperar a ver como volvía, no podía ir a meterme a su casa, y tampoco forzarlo a ir al hospital.

    Mientras tanto para hacer tiempo fui a por las cajas que quedaban y fui colocando menudencias, no pudiendo evitar pensar en esa cara aterrorizada.. Ya tenía algo claro, a él le desagradaba el contacto físico aun más que a mí, puede que fuese por un trauma infantil, al igual que el mío, pero no preguntaría, no aun. "Estoy perdiendo el tiempo, debería ir a comisaría"Pensaba, resoplando, pero aun tenía que librarme de aquel hombre 'cortesmente'. Seguí colocando alguna que otra cosa, hasta que escuché una voz...

    -Claro, pasa-Volteé a verle, parecía recuperado, eso me pareció tan extraño como sorprendente, pero.. ¿Qué había en ese hombre que no fuese extraño? -Está bien, pero aun así deberías ir al hospital por si acaso-Hablé realmente sin demasiada insistencia, escuchando el 'por qué' de la herida, aunque no acabé de creerlo.. se suponía que según se desarrollaban las cosas el corte debería haber sido frontal y no en un lateral, pero eso también dependía de su postura, así que opté por hacer que me lo creía -Uuh.. eso debió doler mucho-Arrugué la nariz en un pequeño gesto de dolor fingido, imitando la reacción que tendría alguien de mi edad ante una historia así -Ahora soy tu vecino, que menos ¿No?-Sonreí a penas, limpiando algo de polvo que había por algunas estanterías para poder colocar cosas, me daba mucho asco, pero era lo normal después de haber estado sin habitarse durante un tiempo. Entonces escuché su propuesta.

    -Pues lo que me queda prefiero dejarlo para mañana, pero aun no tengo televisión aquí, así que.. -Respondí, volteando a verle, realmente no me gustaba el fútbol, me parecía un juego estúpido y sin una esquematización correcta, pero como era joven pues se suponía que debería gustarme, así que me lo callé.. a demás, gracias a la falta de electrodomésticos para verlo puede que con eso consiguiese que se fuese, a no ser que me invitase a su cara, cosa que rogaba que no hiciera.
     
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    -Así que no te preocupes por nada, podemos ver el partido en mi casa – Concluí; la primera regla del juego decía que tenías que caerle bien a tus vecinos para que nunca, jamás, pudieran desconfiar de ti, la segunda regla estipulaba que había que demostrar a la gente de tu entorno que tanto tú como tu hogar erais de lo más normal –. Tengo todo lo necesario; un sofá, un televisor y cerveza. ¡Mucha cerveza! – Yo no tenía ningún tipo de interés en que Carlos visitara mi hogar, de hecho sería la primera persona, después del señor Willson, en pisar mí casa y salir con vida de ella. No era tan estúpido como para guardar el armamento y la munición dentro de mi propio apartamento, así como el kit quirúrgico o pruebas que guardaran relación con mi antiguo yo. Pero, aún así, mi casa era para mí un lugar privado, mi refugio, y no me gustaba la idea de que nadie más que yo pusiera un pie dentro. Sin embargo, sabía que debía invitarlo, no tenía más remedio, dada la situación; ya había levantado suficientes sospechas y ahora tenía que repararlas de alguna forma, se lo debía después del espectáculo que había montado minutos atrás y con el fin de conservar mi falsa identidad –. Pues no se hable más; mañana ya acabaremos de limpiar y desempaquetar tus cosas. ¿De acuerdo? – Miré el reloj, el partido empezaba en un cuarto de hora; eso me daría el tiempo justo para volver a mi apartamento y supuestamente ordenarlo. De paso, y con algo de suerte, también explicaría el porqué estaba tan atento con tiempo –. El partido empieza en un cuarto de hora, voy a ordenar las cosas para que puedas pasar, sin tropezar con nada – Bromeé, antes de despedirme de él.

    Un cuarto de hora después, cuando mi vecino tocó el timbre, mi casa ya estaba impoluta, como siempre; el comedor y la cocina integrada eran las únicas habitaciones de todo el apartamento que se veían nada más entrar dentro, había una puerta que conducía al lavabo y otra al dormitorio. Obviamente era un piso pequeño, pero tenía lo justo y necesario. Y, si hay algo que llamaba la atención, nada más entrar dentro, era lo limpio y ordenado que estaba todo. El suelo del comedor era de parqué claro y tantos las paredes como el techo los había pintado de blanco. El único sofá de dos plazas era de color azul, y, junto a la terraza, había un taburete de madera de roble. En frente, estaba el televisor; una pantalla plana y negra ya retransmitía el partido. Y a un lado, había una estantería; la había decorado con libros con autores como; Julio Verne y Agatha Christie, en otras palabras, los típicos libros que cualquier persona tendría en su casa y que yo, jamás, leería. También había puesto una foto de mi perro, creo que no lo había mencionado hasta entonces, pero tenía uno. Concretamente un pitbull blanco que gruñó y le enseñó los dientes a Carlos, nada más verlo. Yo golpeé la mesita, también de roble, que había entre el sofá y el televisor con el puño cerrado y el ruido hizo que el animal se quedara callado al momento. Le lancé una mirada de advertencia y no tuve que mediar palabra – Pasa Carlos, por favor, quítate los zapatos y siéntate, no te hará daño. Ya sabes lo que dicen; perro ladrador, poco mordedor.

    En la mesa ya había preparado los entremeses; cerveza, cerveza y más cerveza, acompañada por unas olivas rellenas de atún y un surtido de cacaos, almendras y nueces. Lo típico que pondrían en cualquier bar – Van cero a cero, hace un par de minutos que ha empezado el partido –. Dije intentando fingir entusiasmo y con la cerveza en la mano. Algunas veces hacía algún que otro comentario acerca del partido, cosas básicas en general ya que no tenía ni la menor idea de los nombres de cada jugador y mucho menos del complejo técnico. La verdad es que me importaba bien poco y de vez en cuando mi vista se desviada hacia el balcón, mientras veía la puesta de sol y me distraía pensando en el espectáculo que le tenía reservado a mi buen agente de policía. Otra de las cosas que tampoco me gustaba era la cercanía con mi nuevo vecino, pero como ya me había tomado los tranquilizantes esperaba no volver a perder el control de la situación. El hecho de tenerlo tan cerca de mí, rozándonos prácticamente el uno con el otro sin querer, me hacía sentir incómodo y me empezaba a poner nervioso. Cambié varias veces de posición y por más que me hiciera a un lado, el sofá tenía un tope que no podía traspasar, al no ser que me sentara sobre la abrazadera –. Oye Carlos, estaba pensando que, puesto que no has montado ni si quiera el dormitorio, podrías quedarte esta noche a dormir aquí. Yo he quedado con un amigo a las siete, pero no creo que nos retrasemos… demasiado. Si quieres, puedes pasar aquí la noche y mañana por la mañana, montamos tu habitación.

    De pronto, escuché como mi perro gruñía de nuevo a Carlos, mientras lo miraba fijamente a los ojos y destrozaba entre los dientes una muñeca de trapo. Que irónico, pensé, antes de que una media sonrisa apareciera en mi boca –. Le gustas – Bromeé, ahora sí que sonreía, incluso casi con alegría, lástima que el contexto no fuera el adecuado.
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    Aquí puedes ya haber visto el video, encontrar las pastillas, terminar en la casa de Black y finalizar la escena del crimen como quieras. Podemos decir que me persigues y así hacemos el encuentro a distancia ^^
     
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  11. •Shena
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    Perdón si lo he precipitado mucho pero tenía muchas ganas de llegar a esa escena xD Si no era lo que querías lo edito~


    "Mierda"Me maté a mi mismo mentalmente por no haber dicho que simplemente no me gustaba el fútbol. -Está bien entonces-Respondí, manteniéndome tranquilo externamente -Entonces todo irá perfecto-Traté de reír tras su comentario, pero se quedó solo en una pequeña sonrisa, no estaba muy seguro de todo aquello, pero ya no había marcha atrás, en cuanto acabara la primera parte pondría cualquier excusa y me largaría de allí. Detestaba la cerveza, detestaba el fútbol, y aun más detestaba las casas de otras personas, que solían estar sucias y asquerosamente desordenadas, y viendo que a él aparentemente le gustaba el fútbol, posiblemente su casa sería igual que un bar, llena de eslogans de su equipo y tonterías así.. por lo que más rogaba era por no encontrarme con ropa interior por el suelo. Luego atendí a lo que decía, dejando de lado el intento de limpiar aquello de alguna forma -Está bien, de nuevo muchas gracias por la ayuda-Respondí tratando de sonar amable, pero el tono monótono y serio en mi voz parecía imperturbable... Y con lo último mis sospechas fueron confirmadas, no solo tener que aguantar juegos estúpidos y alcohol, sino suciedad y desorden. -Allí estaré en 15 minutos-
    En cuanto se largó abrí rápidamente el paquete: era un DVD. Fui directo a una caja en la que tenía guardado uno de mis portátiles junto a unos altavoces y alguna otra cosa, en el que no tenía ningún tipo de archivo relacionado con la policía ni con asuntos jurídicos, alguna foto de paisajes y cosas sin importancia. Inserté el DVD y, poniéndome los auriculares, vi el contenido varias veces, analizando hasta el más mínimo detalle. Mi presentimiento se había cumplido: el asesino me había preparado un regalito de bienvenida; y ahora más que nunca necesitaba librarme del jodido vecino, pero aun tenía tiempo para preparar las cosas, así que solo la primera parte y me largaría. Guardé todo en su sitio como si no hubiese hecho nada, y dejé el paquete como si nunca hubiese sido abierto escondiéndolo entre mis ropas para, en cuanto llegó la hora, cerrar mi nueva casa con llave y dirigirme a la de enfrente.

    Al momento de llamar al timbre, el pelirrojo salió a recibirme, a su espalda pude localizar un pitbull que nada más olerme gruñó; nunca me había llevado bien con los perros. -Tranquilo, no soy asustadizo-Sonreí levemente, con cierto sarcasmo, después de lo que acababa de ver y mantener la sangre fría no era algo que cualquiera haría. Según pasé me quité los zapatos, dejándolos al lado de la puerta al igual que hacía en Japón, y, una vez descalzo, examiné el piso... Pareciera que lo de la limpieza se lo había tomado en serio, el mal pensado había sido yo, no había ni la más mínima mota de suciedad, por lo menos no a simple vista. Sobre una mesa había unas cuantas cervezas "¿Cuando las bebe pone mala cara y no tiene otra cosa?"Pensaba, ciertamente contrariado con ese hecho, también había algún que otro aperitivo, frutos secos y olivas, nada del otro mundo. -Ya veo..-Murmuré viendo hacia la televisión mientras me acercaba con cautela, tratando de dejar de ser tan obvio a la hora de examinar la estancia.. Tras eso nos pusimos a ver el partido, incluso tomé una cerveza para disimular, moriémdome del asco al tener que saborear el jodido alcohol cada vez que daba un trago, otra cosa que me estaba poniendo nervioso era su constante inquietud y es que cuanto más se movía más me rozaba, y eso que trataba de echarme cada vez más para allá, pero hubo un punto en que no pude alejarme más y tuve que aguantarme y cerrar el pico. Mis pensamientos fueron interrumpidos con su propuesta.

    -Te lo agradecería muchísimo, la verdad no me apetece dormir en el suelo con toda la suciedad que hay.. ¡Ah! Por cierto, tienes una casa muy bonita; y muy limpia para un hombre que vive solo-Hablaba tratando de distraer mi mente del vídeo recientemente visto que no se había apartado de mi mente ni un solo segundo, pero al escuchar que iba a salir justo a las siete, no hizo nada más que recordármelo. Entonces ese jodido animal se puso frente a mí, gruñendo de nuevo con una muñeca entre los dientes, bastante maltrecha y que acabó de destrozar 'para mí' -Si, creo que me va a pedir matrimonio-Comenté, viendo al hombre de reojo, que sonreía ante las actitudes de su perro, extraño. -Disculpa, necesito ir al baño-Me forcé a sonreir levemente, haciéndome el apurado, a penas quedaban cinco minutos para que acabase la primera parte pero estaba que no aguantaba más. En cuanto me indicó donde estaba fui lo más tranquilo, lo último que me faltaba era que aquel chucho me dejara al igual que su juguete por ir corriendo...

    Al entrar me miré al espejo y me enjuagué la boca, el alcohol era realmente desagradable.. entonces me percaté de un pequeño frasco frente a mis narices "Esto son.. ¿tranquilizantes?"Pensaba, arrugando la nariz sin siquiera tocarlo, por si acaso, y recordando sus anteriores actitudes, definitivamente tenía alguna especie de trauma, bueno eso exactamente igual no, pero algún problema mental sí.

    Salí del baño rápidamente y volví a sentarme lo más separado de él posible, al momento la primera parte finalizó, aun así esperé hasta los anuncios hasta que me levanté. -Oye, perdona pero no puedo quedarme a acabar de verlo, aun tengo que ir a pagar cosas y firmar papeles del translado y esas cosas..-Suspiré revolviendo mi cabello, fingiendo frustración -Si cuando vuelva no estás en casa esperaré en la mía, no te apures, estáte tranquilo con tu amigo... Diviértanse por mí-Me despedí llendo a la entrada y calzándome -Gracias de nuevo... Hasta más tarde-Eso fue lo último que dije antes de salir por la puerta e irme directo a tomar un taxi hasta comisaría donde ya estaban pendientes de mi llegada. Nadie se molestó con hacer las presentaciones, una vida estaba en juego.

    18:50

    Ya había salido en coche yo solo, tal y como aquel desgraciado exigía, después de planear una estrategia para salvarle la vida a aquella pobre mujer que esperaba con todo mi corazón que funcionase.

    18:55

    ¿Por qué justo en una situación como aquella a todo el tráfico le daba por agolparse en la periferia? Conducí lo más rápido que pude, incluso puse la sirena, pero era inútil, las colas de coches parecían extenderse hasta la siguiente ciudad, por lo que tuve que tomar un atajo que me pareció más largo de lo esperado...

    18:58

    Bajé del coche con una pistola en mano lo más rápido que pude, con medio rostro cubierto con una mascarilla negra y una capucha que solo dejaba ver mis ojos, cubiertos también bajo unas gafas de sol.

    18:59

    Subí las escaleras más rápido de lo que incluso mis piernas lo permitían, mis jadeos y pisadas aceleradas resonaban por lo menos en dos pisos.

    Tarde.

    Para cuando pude encontrar la zona correcta, todo un espectáculo para nada agradable de ver se mostró ante mis ojos, la música infernal de un radiocaset taladraba mis oídos, pero eso no era nada comparado con el sonido de los gritos ahogados por el traqueteo de una trituradora a tamaño industrial en marcha, destrozando hasta el último centímetro de lo que quedaba del cuerpo de la fémina... Había sido demasiado lento.
     
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    Dios, por fin acabé, espero que no te mueras leyendo este testamento xD
    Por cierto, me encantó tu post de arriba :3 no hace falta que edites nada, yo también quería llegar a este momento y tener esta conversación xD
    Por cierto, tengo algunas ideas, ¿qué prefires? A) Jugar a perseguirnos en las calles con disparos y posibles daños propios y colaterales, para después acabar huyendo y encontrarnos de nuevo en el apartamento, casi al mismo tiempo xD B) Acabamos esta escena en tu turno o en el mío y mueves o muevo a nuestros personajes hasta el apartamento, donde nos encontraremos igual que en la opción A o C) algo que se te ocurra a ti xD


    Vi como la trituradora industrial destrozaba el cuerpo de mi víctima desde principio a fin y, si pudiese sentir algo, creo que me hubiese sentido triste en aquel momento; no porque me importara la vida de Brenda lo más mínimo, sino porque mi espectáculo había acabado. Aunque, de cierto modo creo que también estaría contento, de ver mi trabajo tan bien hecho y llevado a cabo. Coloqué su cuerpo de forma que lo primero que trituraran aquellas cuchillas grandes y afiladas fueran sus extremidades inferiores tales como pies y piernas, seguido de manos y brazos hasta finalmente el cráneo, con el fin de hacer más entretenida la función. Dentro de una cubitera, se esparcían los restos triturados de lo que quedaba de mi víctima, en forma de carne picada. Y no pude evitar sonreír, satisfecho, al contemplar mi nueva obra de arte.

    Después, escuché por encima del ruido del radiocasete y la trituradora, como mi buen amigo, el agente de policía, entraba dentro de la habitación, jadeando. Entonces supe que había llegado el momento de conocernos personalmente, de modo que me levanté de la silla con parsimonia y sin ninguna prisa para después acercarme hasta la barandilla metálica y asomarme por esta para observarle desde las alturas; ahora mismo lo único que nos separaba era un piso de distancia… y el odio que nos procesábamos mutuamente. Allí estaba él; vestido con el uniforme de policía, máscara, capucha y gafas de sol incluidas para que no pudiera reconocerle la cara. Sonreí, divertido, pues no era tan estúpido como yo esperaba. A decir verdad, ambos habíamos tenido casi la misma idea, ya que mi careta de arlequín cubría mi pelo con uno sintético y negro, y la cara con una máscara blanca y una sonrisa roja que se extendía de oreja a oreja. Irónicamente y puesto que yo tampoco me fiaba de él, también elegí mi antiguo uniforme de servicio, por si acaso la policía me esperaba para recibirme fuera y, de esta forma, poder confundirme fácilmente entre la multitud como uno más. Puesto que mi buen agente de policía había llegado tan tarde, no activó las trampas, de manera que tuve que activar la trituradora por control remoto y conformarme con la mitad del espectáculo. Ahora, el dichoso despertador me taladraba los oídos incluso hasta mí, así que tomé el cuchillo más grueso y afilado de los cinco que llevaba en el cinturón de cuero y apunté en dirección hacia el radiocasete; en una milésima de segundos, el cuchillo pasó volando por el lado de mi buen agente de policía, rozando casi su mejilla, es por ese mismo motivo que no podía fallar, ya que su cara estaba muy cerca. Pero como yo tenía tan buena puntería, el cuchillo acabó incrustado en el radiocasete al final y este cayó al suelo al instante, entre chispas y cortocircuitos. A continuación, la hilera de dominó se activó dando una vuelta por toda la estancia para acabar, finalmente, con una pelota descendiendo desde una mesa hasta el botón rojo de apagado. Fue en ese momento cuando la trituradora se detuvo. Y yo no pude más que echarme a reír con una risa histérica. Oh, sí, esto sí que había sido divertido ¡y como lo había disfrutado! – Agente, agente, aquí arriba – Le hice señas con la mano, a modo de saludo, para que me viera.

    -Brenda se moría por esperarle, agente, y yo no he podido resistirme a negarle ese placer – Bromeé, lanzando el control remoto a sus pies. Y cuando este tocó el suelo, también se rompió en mil pedazos –. Espere un momento, ahora bajo –. Le advertí, mientras bajaba por las escaleras de caracol. Llevaba dos cuchillos, bien afilados, en ambas manos, además de los dos restantes y uno escondido en el tobillo derecho. ¿Por qué no llevaba armas de fuego? Mi buen agente de policía pronto lo iba a descubrir, ni si quiera me había molestado en ponerme un chaleco antibalas porque, dadas las circunstancias, no serviría de nada –. Es un placer conocerle personalmente, agente –. Dije guardando un cuchillo en la cintura y tendiéndole la mano amistosamente, pero como se quedó en el aire, la retiré. – Pero, ¿qué demonios? ¡Deme un abrazo! –. Me acerqué hasta él, sonriendo, y le di un abrazo, mientras rodeaba mi brazo con su cuello y sostenía en la mano el cuchillo muy cerca suyo, por si se le ocurría hacer algún movimiento sospechoso –. Por si se te pasa por la cabeza dispararme, hace unas horas que dejé el gas abierto, avísame si te apetece saltar por los aires –. Le susurré al oído. Un momento, su olor me era familiar… pero no sabría definir a quien pertenecía. Me aparté a un lado, confundido, y guardé una distancia prudencial entre ambos, mientras lo observaba con atención. ¿Nos conocíamos? No, debía tratarse de un mal entendido, sino lo estaba confundiendo con algún otro.

    Después, me dirigí hacia el contenedor, donde, ahora, se esparcían los restos triturados de mi víctima –. ¿Qué dices, Brenda? Habla un poco más alto, no te oigo – Me acuclillé en el suelo junto a la cubitera y apoyé mí oído a esta –. Ah, vale, ahora se lo digo, no te preocupes. Brenda dice que llegas tarde –. De pronto, mi voz alegre y amistosa se esfumó y ahora sonaba peligrosamente amenazadora –. Te dije que vinieras a las siete en punto, ni un minuto más ni un minuto menos, sólo espero que no te haya sido tan difícil entender esto último. Me has decepcionado, agente, y ahora, por tu culpa, Brenda ha muerto –. Cuando estaba contento le trataba de usted y cuando las cosas no salían como yo quería lo tuteaba a mi antojo.

    Durante un segundo, perdí el control de mi mismo y me puse violento. Vaya, ¿ya habían pasado dos horas tan rápido? Fui y vine sobre mis pasos varias veces, hasta que al final caí de rodillas al suelo y me llevé las manos a la cabeza– No, no, no, no ¡no! – grité, exasperado, antes de levantarme y dirigirme cara a él –. Las reglas están para cumplirlas, agente, no para romperlas. Te di unas indicaciones tan fáciles que cualquier imbécil podría cumplir, tenía tantas esperanzas puestas en ti… pero tú me has fallado, como el resto de la panda de incompetentes que trabajan contigo. ¿Por qué? ¿Por qué lo has hecho? Este juego ya no es divertido y, a decir verdad, creo que me he equivocado contigo, te he sobrevalorado demasiado. Debería matarte ahora mismo, ¿lo sabías? –. Le pregunté, mientras nuestros rostros quedaban a escasos centímetros, el uno del otro. Rápidamente, llevé un cuchillo bajo su cuello y a punto estuve de quitarle la capucha para saber quien se encontraba tras ella, al igual que pensaba hacer más arde con la máscara y las gafas de sol. La tensión se podía cortar en el aire, pero yo cambié de idea a tiempo y sonreí, divertido, antes de retirar el cuchillo de su cuello y retroceder unos pasos atrás –. Pero entonces todo esto sería tan aburrido, que perdería la emoción. Bueno, un error lo tiene cualquiera… ya no espero que esté a la altura de las circunstancias, pero sí que pueda servirme de entretenimiento el tiempo que decida dejarle con vida. Si, voy a darle una segunda oportunidad, ¿de acuerdo? Por favor, no vuelva a fallar otra vez, porque si lo hace… no tendré más remedio que matarle y otra persona inocente morirá por su culpa, hasta que la policía aprenda a hacer bien su trabajo. Me pregunto; ¿cuánta conciencia y sentido de la culpabilidad puede arrastrar un hombre a su espalda? ¿me lo dirá, agente?

    A continuación, me dirigí hasta la cámara de video, que se sostenía sobre un trípode y pulsé el botón de apagado, antes de tirar la memoria al suelo y romperla bajo la suela del zapato –. Ya sabe lo que dicen; para que una película sea buena tiene que tener sexo, violencia y acción. Y déjeme decirle que es precisamente esta última cosa lo que ha faltado para que mi película tuviera éxito. Quizás, hasta me daban un Óscar –. Bromeé, entre dientes. Aunque, en el fondo, me molestaba profundamente –. En fin, creo que ya he perdido demasiado mí tiempo con usted, si no tiene nada que decirme –. Le di la espalda y me dispuse a salir por la puerta, si mi buen agente de policía no me decía nada o me lo impedía.
     
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  13. •Shena
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    Jajajaja pues a mi me quedó más corto de lo que esperaba xDu
    Asdasdd menos mal porque sino iba a estar media vida para editar todo eso;u;
    La A, a lo CSI xD Pero sin heridas de bala porque sino será muy obvio y no quiero que se descubran aun~


    Tuve que sostener mi estómago, ni con toda mi sangre fría había podido aguantar aquel espectáculo sin que se me revolsiesen las tripas, pero no vomitaría, eso jamás, aunque estuviera meses con náuseas. Pero, ¿Quién podría resistir algo así sin que le afectase? Había que tener una mente MUY retorcida para aguantar algo así, y eso que yo solo había visto los restos y no la peor parte... pero sabía bien quién podía aguantarlo, si, y me parece que aquella persona no estaba tan lejos...Estaba claro a quién me refería, ¿No? Al asesino. Mis ojos se abrieron al máximo al ver pasando un cuchillo casi raspando la mascarilla, mis propios reflejos me hicieron apartarme, mas el objetivo no era yo, sino el jodido radiocasete, en cierta forma incluso se lo agradecí... Mi atención se distrayó a la hilera de fichas de dominó que se puso en marcha, empujando una pelota que, al presionar un botón, detuvo la enorme trituradora. Rápidamente volteé en la dirección de la trayectoria del cuchillo, y ahí estaba aquel jodido transtornado, riendo como lo que era: un puto psicópata. Sonreí bajo la mascarilla ante su actitud, esta gente siempre sería igual, por mucho que qiusieran hacerse 'diferentes' o 'especiales', su conducta e infantilismo reprimido siempre eran los mismos.

    Ignoré su broma, observando el control romperse a mis pies.. Le observé bajar, más que a él, a los cuchillos perfectamente afilados ¿Iba a matarme? No lo creo, eso sería demasiado fácil, podría decirse que aburrido para él. No pronuncié una sola palabra, solo le escuché hablar.. Un momento, su voz... esa voz la conocía, la había escuchado hace poco pero... ¿Dónde? Más importante.. ¿A quién?
    El vómito que había reprimido anteriormente casi vuelve con su abrazo, si realmente pensaba matarme poniendo ese cuchillo contra mi cuello, ¿no podía hacerlo sin necesidad de establecer contacto? De golpe se separó, podría jurar que pude notarle confundido por un momento... pero no me dejó analizar más ese comportamiento porque al segundo lo cambió, acercándose a los restos de su víctima solo para hacerme sentir 'culpable', lástima que no lo consiguiese... Poco después le dio una especie de crisis y yo continué observándole, sin pronunciar ni una sola palabra, ni siquiera al momento de tener un cuchillo en mi cuello por segunda vez... Aunque un nuevo cambio de actitud le hizo volver a alejar el cuchillo y retroceder... Alcé una ceja al ver como se acercaba a un trípode con una cámara de la cual extrajo y destruyó la memoria, dirigiéndome unas últimas palabras y dándome la espalda..

    De golpe comencé a reír, divertido, incluso me había parecido un poco a él al hacerlo.

    -Déjame preguntarte algo... ¿Acado tú sabes lo que significa 'conciencia' o 'sentido de la culpabilidad'?-Sabía que estaba arriesgando mi vida pero.. ¿Qué tenía que perder? Estaba solo en este mundo, a nadie le importaría mi pérdida. -Oh.. y siento lo de tu película, sinceramente no me gusta mucho ir al cine-Burlé, quería intentar llevarlo a su extremo, quería ver sus reacciones.. Importándome poco sus amenazas caminé tras de él -¿Por qué no te quitas esa mascarita? No sería divertido atraparte con esas pintas-Mientras pasaba recogí el cuchillo del destrozado despertador -Por cierto.. no me gusta mucho la idea de que me hayas amenazado tres veces con un arma blanca.. preferiría un arma de fuego, son más limpias-Forzaba una voz ronca que no se parecía en nada a la mía real, esa era una de mis mejores armas... Arrojé el cuchillo en su dirección sin intención de acertarle, a estas alturas la policía debería haber llegado ya bajo mi orden de venir cada uno con una ropa por si el asesino utilizaba la vía del 'despiste', no podría escapar fácilmente, no conmigo allí, aun si me mataba.

    Al momemto comenzaron a escucharse las sirenas de los coches de policía, sonreí -¿Qué harás ahora, señor asesino?-
     
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    Creo que me vas a odiar rápido xD siento que me queden tan largos -.-



    Escuché como mi buen amigo, el agente de policía, se echaba a reír de un momento a otro. Y yo no pude hacer otra cosa que quedarme en silencio, mientras mi sonrisa se desvanecía en mi boca, poco a poco. Eso no me hizo ni puta gracia. ¿Se estaba riendo de mí? Me quedé quieto en el sitio, pensando en la pregunta que me había devuelto y, aunque me costara trabajo reconocerlo, llegué a la conclusión de que aquel hombre tenía razón; no sabía lo que significaba tener conciencia y muchos menos conocía el sentido de la culpabilidad. Ante tal descubrimiento, creo que, por primera vez en mi vida, experimenté lo que significaba sentir rabia e impotencia en mi propia piel. Y eso, sumado a las bromas que mi buen agente de policía gastó a continuación acerca del cine y mi máscara, no hizo sino aumentar mi enfado. Era una sensación nueva y extraña para mí, que me impedía pensar con claridad y mantener la cabeza fría. Pues, ni si quiera me di cuenta de cómo aquel hombre cogió el cuchillo y lo lanzó en mi dirección para devolvérmelo. Ahora estaba enfadado, corrijo, muy enfadado. Y más cuando oí las sirenas de policía fuera… suerte que yo ya contaba con ellas. De un momento a otro, volví a reír, y detuve aquella ola de extraños sentimientos que ahora crecía en mi interior.

    -Lo siento, lo siento –. Comencé, mientras me agachaba a por el cuchillo y lo guardaba en la funda de cuero del cinturón –. De acuerdo, me ha convencido, no es tan estúpido como el resto… siento haberle puesto a la altura de esos a los que llama amigos y compañeros, de esos… ineptos –. Después, abrí la puerta de salida, para que el cuerpo de policía pudiera entrar con facilidad dentro de la fábrica abandonada. Mi buen agente de policía ya había descubierto que pasaba si llegaba tarde a una de mis citas, ahora iba a descubrir que pasaba si desacataba las reglas –. Verá, agente, el motivo por el cual llevo esta máscara es porque no le gustaría ver lo que hay debajo. Créame cuando le digo que es mejor, para usted, que sólo me vea sonreír. Pero no se preocupe, no tenga miedo… no quiero hacerle daño y tampoco estoy interesado en matarlo, por el momento, porque me gusta, agente. Me gusta mucho. Es usted afortunado, es el único hombre en todo Londres que puede decirlo – Dicho esto, me acerqué, de nuevo, hasta la escalera de caracol, por donde empecé a subir los escalones, poco a poco, hasta llegar al primer piso –. Ahora, agente, voy a hacer lo que mejor se me da; voy a convertir su vida en un infierno, mi paraíso personal. Voy a ver como se derrumba de rabia e impotencia, mientras no puede hacer nada por salvar a mis víctimas. Convertiré sus derrotas en mis victorias. Voy a torturar a todo amigo o familiar, amigo o conocido suyo, hasta que me supliquen que les mate. Y usted los verá morir, uno a uno, voy a encargarme de que así sea. Voy a convertirme… en su peor pesadilla, durante día y noche. Recuerde bien mis palabras, agente.

    -Por cierto, ¿Huele a gas, verdad? El primer protocolo de actuación de la policía, una vez se han pedido refuerzos, es llegar al lugar de los hechos en cuestión. Así que yo que usted correría a avisarles, sino quiere verlos volar por los aires –. A continuación, eché a correr escaleras arriba hasta llegar a la azotea. Cerré la puerta de un portazo y coloqué una barra de hierro de izquierda a derecha para atrancarla. Recogí el equipo que ya había preparado previamente y saqué de una bolsa de deporte negra una pistola para disparar la tirolina hasta el árbol más cercano. Una vez asegurada, guardé la pistola dentro de la bolsa y cogí arnés y cuerda, antes de empezar a descender en dirección hacia el bosque. Mientras me deslizaba por la cuerda, vi como los refuerzos entraban dentro del edificio y no pude hacer otra cosa que reírme de ellos, hasta que uno de ellos me vio y dio la voz de alarma al resto. Pero, para aquel entonces yo ya había llegado hasta mi destino y mi buen agente me seguía pisando los talones. Por lo que cogí una granada y la lancé dentro del interior del edificio, rompiendo un cristal. En cuestión de segundos, el edificio voló por los aires… con unos cuantos agentes. Guardé el arnés y corté la cuerda cuando vi que la distancia entre el suelo y mi buen agente de policía no era algo desmesurado. Espero que no se hubiera hecho daño, pero necesitaba un poco de margen para salir huyendo. Corrí como un animal por el bosque, mientras escuché disparos tras de mí; no sabía si eran los agentes de policía o mi buen amigo, aunque tampoco me iba a detener para averiguarlo. Crucé una autovía y llegué a la ciudad; doblé calles, callejones y callejuelas para despistar al agente de policía, que al parecer era el único que había podido seguir mi ritmo y perseguirme después de todo. Empujé, a propósito, a varias personas para ponerlas por medio y así crear un obstáculo en el camino. Finalmente, bajé las escaleras a toda prisa en dirección hacia el metro, donde entré justo a tiempo, antes de que se cerraran las puertas. Vi a mi buen agente de policía en frente mía, ambos quedamos cara a cara. Lástima que nos separara un cristal blindado y el metro su pusiera en movimiento. Me despedí de él moviendo la mano –. No sea impaciente, agente, tengo el presentimiento de que volveremos a encontrarnos en otra ocasión.

    Cuando llegué a la próxima parada, me quité la careta y la metí dentro de la bolsa, al igual que hice con el uniforme de policía, en los lavabos de un establecimiento alejado del metro. Después, me vestí con la misma ropa con la que había salido y me dirigí a otro contendor de basura para prenderle fuego a la bolsa negra de deporte que llevaba conmigo. Todos los objetos ardieron, pues no podía volver a casa con ellos. Y, hablando de todo un poco, era muy probable que mi nuevo vecino me estuviera esperando. Que tarde era, nada más ni nada menos que las once en punto. Y eso que sólo había salido, supuestamente, a tomar unas cervezas. Volví a coger el metro y corrí rápidamente en dirección hacia mi apartamento, donde, cuando llegué al rellano, me encontré con Carlos. ¡Vaya, que casualidad! – Oh, Carlos, siento mucho haberme retrasado. Mi amigo me dio más de un problema… y tuve que acompañarlo hasta casa – Me disculpé, fingiendo voz de arrepentimiento. Después, abrí la puerta de mi casa y le cedí el paso primero –. Espero que no hayas tenido que esperar mucho tiempo. Quiero darme una ducha, ¿Necesitas algo? –. No sé si mi vecino necesitaría algo, pero yo necesitaba urgentemente quitarme ese olor a gas.
     
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  15. •Shena
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    User deleted


    SPOILER (click to view)
    Jajaja para nada, prefiero 50 líneas a 2 xD Y creo que tú ahora vas a tener para un rato


    Sonreí, satisfecho, aun con la máscara puesta podía sentir su rabia creciente hacia mí... Habría perdido una vida, pero esto era reconfortante en cierta forma, le detestaba, y hacía tiempo que no desarrollaba ese sentimiento, pero odiaba a aquel hombre, y no pararía hasta conseguir que se pudriese en la cárcel o en un manicomio con el resto de su calaña, definitivamente no pararía... Y eso que este era solo mi primer encuentro con él. Fruncí el ceño al escuchar sus risas, al parecer mis palabras no le habían jodido del todo... Que pena. Desde luego que me hubiera encantado ver como se retorcía de puro odio hacia mí, mas ya tendría más oportunidades de verle así, el día que le capturase, por ejemplo... Y si había posibilidades de que ese día fuese hoy, no las desperdiciaría.

    Escuché sus palabras, observando como se guardaba el cuchillo -Te equivocas de nuevo, señor asesino-Interrumpí -Esos no son mis compañeros, y mucho menos amigos... Así que no tengas miedo, no se interpondrán a la hora de capturarte... El juego es entre tú y yo-Escuché como las puertas se abrían "No serán tan estúpidos como para entrar.. ¿No?"Esas dudas asaltaban mi mente mientras escuchaba con atención las palabras del asesino -Me sentiré alagado entonces, pero sinceramente preferiría quitar la máscara de en medio-Agregué, sonriendo para mí mismo ante sus siguientes palabras... lo último que se esperaba él era que lo único que me sobraban a mí eran enemigos, no tenía familia, o al menos no que yo conociese, no tenía amigos, tampoco conocidos, porque a los del cuerpo de policía no les podía considerar así, no conocía ni a la mitad de ellos, pues con la situación acaecida no habíamos tenido tiempo para presentaciones, y ni con eso había tenido el tiempo suficiente.. El único 'conocido' que tenía era mi extraño vecino, y en cuanto acabase con la mudanza cortaría al segundo la relación con él... -Entonces diviértete tratando de encontrar a alguien cercano a mí-La sorna en mi voz se desvaneció al escucharle decir lo del gas, precedido de los pasos de los policías entrando al edificio -¡TODOS FUERA DE AQUÍ!-Grité a todo lo que dieron mis pulmones, no podía permitir más muertes ese día. Rápidamente subí corriendo tras de él, teniendo que tirarme varias veces sobre la puerta ejerciendo todo mi peso para poder tirarla, aquel hijo de puta había sido rápido a la hora de cerrarla. Rompí parte de la manga de mi camisa, utilizándola para poder deslizarme por la cuerda tras de él, aunque por un momento pensé que el pequeño trozo de tela se rompería debido a mi peso y caería, pero no fue eso lo que me hizo caer, no... En cuanto el psicópata tocó suelo cortó la cuerda, aunque me pareció por un momento que esperaba un poco a que yo me acercase más al suelo... Por suerte caí de pie y, aunque mis piernas se resintieron, corrí tanto como estas me permitieron tras mi 'presa', no dudando en disparar en su dirección, pero los árboles no me otorgaban ninguna facilidad. Agradecía mi buena condición física pues sino ya estaría estampado en el suelo con un charco de sangre bajo mi cuerpo... eso sería una muerte bastante estúpida a decir verdad.

    Mientras corría pude escuchar a uno de los policías que se había dado cuenta de su huída y dio el aviso, en ese momento me alivié, pensando que se salvarían al dejar de lado la inspección de la fábrica para comenzar la persecución, pero al mirar hacia atrás durante una milésima de segundo mientras corría me di cuenta de que no fue así "¡Joder!" Pero no podía seguir distrayéndome, no en un momento así... Continuamos corriendo, algunos policías iban quedándose atrás al no poder seguir el ritmo, pero yo no me quedaría atrás, ni muerto... Cruzamos autovía hasta llegar a la ciudad: calles, callejones y demás por donde tenía que ir esquivando a la gente que él usaba de obstáculo aun sin perder velocidad y sin poder disparar por miedo a dañar a alguien.. Acabamos metidos en el metro y, justo cuando yo iba a entrar, se cerraron las compuertas -¡Abran maldita sea!-Grité desesperado, golpeando el cristal y viéndole despedirse con la mano.. -Maldita sea..-Resoplé, dándome por rendido: había perdido por segunda vez en un día...
    Salí de allí rápidamente, yendo de nuevo a un taxi para ir a comisaría, debía regresar rápido antes de que mi vecino se diese cuenta. Me quité el uniforme y me di una rápida ducha en el propio cuartel, no aguantaba ni un minuto más el olor a gas y a sudor de mi cuerpo, era asqueroso. Una vez limpio volví a ponerme con lo que había venido antes de la operación y me eché un poco de colonia que encontré en un casillero abierto, por si aun seguía oliendo... Tras eso volví a irme, mañana ya vendría otra vez para ponerme al día de las bajas.

    A segundo de haber llegado escuché pasos en las escaleras por lo que rápidamente me recargué al lado de la puerta, como si llevara ahí un rato... Al segundo el pelirrojo ya estaba allí, disculpándose por la tardanza y anunciando que había tardado más por culpa de su amigo -Vaya, pobre hombre-Comenté -Y no te preocupes, no hace tanto que he llegado.. Vete tranquilo a ducharte-Agregué con tranquilidad mientras pasaba, percatándome de un extraño olor en él.. "Huele a.. ¿Gas?"Pensaba, confuso, y más que extrañado... no hice más que poner un pie en la casa y aquel animal ya estaba gruñendo... Siempre había preferido los gatos, me parecían animales más inteligentes e interesantes, popr lo menos más que un perro con problemas de agresividad, o quizás era que simplemente le caía mal yo.. en ese caso era mútuo.
    -No quiero molestar pero.. ¿Dónde puedo dormir? He tenido un día bastante agetreado, con lo del viaje y cosas de la mudanza y pagos y puff..-Resoplé, tratando de evidenciar mi cansancio, que en parte era real.
     
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67 replies since 19/6/2014, 18:06   1048 views
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