▶🔯◀p s λ c h • t i ⊂▶🔯◀

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Alles ist erlaubt

    Group
    Clan Asesino
    Posts
    372

    Status
    Anonymous
    -Dame un segundo, ¿vale? – no era una petición, sino una orden. Y cuando me di cuenta del tono de voz desagradable e irritante que estaba usando con mi vecino, después de los recientes acontecimientos, intenté cambiarlo por uno más amable y cortés. Había veces en las que tenía que recordarme a mí mismo que ya no era Ramsay Black, sino simplemente Erich; el vecino simpático y campechano, amante del alcohol y apasionado del fútbol – quiero decir: no eres ningún estorbo, Carlos, y entiendo perfectamente tu situación, debe de haber sido un día agotador para ti… así que, en cuanto salga de la ducha, lo primero que haré es preparar todo lo que necesites para pasar aquí la noche. ¿De acuerdo? – Me obligué a sonreír forzadamente, antes de entrar dentro del cuarto de baño. Después, abrí el grifo y el agua caliente me empapó de los pies a la cabeza, cuando me metí dentro con lo puesto y cerré la puerta de cristal para que no se mojara el suelo. Necesitaba una ducha para deshacerme del olor a gas, pero también necesitaba unos momentos a solas para recuperar la calma.

    Mientras tanto, en el comedor, mi perro ya había roto lo poco que quedaba de la muñeca de trapo y, ahora, se entretenía destrozando una vieja fotografía de Brenda y yo juntos. Recuerdo perfectamente aquella tarde como si fuera ayer y no hace un par de meses; estábamos en el parque de atracciones y, para ganarme su amistad, cedí a regañadientes a su petición de hacernos una fotografía con unos payasos que trabajaban en aquel lugar. Tanto ellos como Brenda sonreían de oreja a oreja, pero yo sólo podía intentar imitarlos con una falsa sonrisa en la boca.

    Cuando acabé de darme una ducha salí y me quité la ropa mojada, cogí una toalla blanca y la enredé entorno a mi cintura. El vapor había empañado el cristal, así que lo limpié con la mano y la mirada que me devolvió el espejo me erizó todo el vello del cuerpo. Era mi verdadero yo, Ramsay Black; tenía el rostro más delgado y dos bolsas de ojeras oscuras bajo los ojos – “¡Mátalo!” – Abrí el armario rápidamente de un portazo y cogí el bote de pastillas con las manos temblando, antes de llevarme dos a la boca y tragarlas a la fuerza sin agua. Esperé a que mi cara desapareciera, pero no fue así, y me dedicó una media sonrisa con sorna – “No puedes huir de mí…tú eres yo y yo soy tú” – Me tapé los oídos con las manos, pero aún así podía oírme a mí mismo hablando – “¡Mátalo! ¡Mátalo” ¡Mátalo!” – Hasta que no pude más y golpeé el cristal con la mano, rompiéndolo, y me hice un corte – ¡No quiero hacerlo! – grité en un arrebato. Unos segundos después, cuando volví a la normalidad, me di cuenta de que mi vecino me espera fuera y quizás tenía más de una pregunta que, por su bien, no querría saber.

    “Mierda” Eché agua oxigenada sobre la herida y me vendé la mano con una gasa, antes de dirigirme a mi habitación y ponerme un pantalón corto negro y una camiseta del mismo color, a modo de pijama. Después salí al comedor, móvil en mano – Perdona por este espectáculo, mi amigo y yo hemos discutido – Me disculpé, mientras me dirigía a la cocina a por la escoba y el recogedor para limpiar los desperfectos del cuarto de baño. A continuación, volví al comedor y le pedí a mi nuevo vecino que se hiciera a un lado para abrir el sofá cama y revestirlo con sábanas, un par de mantas y cuatro almohadas, además de una botella de agua, por si tenía sed de madrugada. Y justo antes de darle las buenas noches, vi un trozo de una fotografía en la que salíamos Brenda y yo esparcida por el suelo. Me quedé estático en el sitio, durante unos segundos, antes de girarme de cara a mi nuevo vecino y tratar de parecer abatido y triste – Carlos, sé que estás cansado y que no nos conocemos desde hace mucho tiempo, pero hoy no he tenido un buen día; mi amigo me acaba de llamar diciéndome que la policía ha encontrado el cadáver de mi amiga y ando algo... alterado. Por favor, ¿Podrías darme un masaje en los hombros? Te lo agradecería, de verdad – pero por más que me esforzara en fingir sentimientos sólo conseguía demostrar indiferencia tanto en mi apariencia como en mi voz. Sólo esperaba que no hubiera visto la fotografía y si fuera el caso, que se hubiera creído mi mentira porque, si no, no tendría más remedio que matarlo.

    Odiaba el contacto físico, pero la verdad era que tenía que fingir muy bien mi actuación además, a decir verdad después de cargar con toda aquella maquinaria pesada y después de haber empujado a tanta gente para que mi buen agente de policía no me cogiera, tenía los músculos engarrotados y los huesos doloridos –. Sólo si te viene bien, claro –. Dije a punto de quitarme la camiseta.

    Edited by † Miss Skull † - 25/6/2014, 21:06
     
    Top
    .
  2. •Shena Uchiha•
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Una respuesta cortante y fría que me hizo enarcar ambas cejas, ni que le hubiese pedido dinero... poco después rectificó, con otra sonrisa forzada.. asentí, sin nada que decir al respecto "Solo quería saber donde dormiría"Pensaba, suspirando con pesadez, haciendo esfuerzos para no dar malas contestaciones y controlar mi propio carácter, aquel hombre no tenía la culpa de la puta mierda de día que había tenido que sufrir, aunque tampoco yo del suyo... todo fuera por la paz, mañana ya me libraría de él en cuanto acabase de ordenar cosas. Le observé entrar en el baño, sin dirigirnos ni una sola palabra más "Así mejor"Eso fue lo que pensé, sentándome por ahí, a la espera de que el pelirrojo acabase con su baño. En ese momento escuché gruñidos y como algo se rasgaba, por suerte esta vez no era dirigido a mí.

    Me levanté por si las moscas, observando al chucho, que ya se había cargado la pobre muñeca de trapo y ahora un papel sufría el mismo destino... Aunque al fijarme un poco más me di cuenta de que no era un papel, sino una fotografía "Si yo fuese tu dueño ya estarías en la perrera"Pensaba, volviendo a mi sitio para evitar ser yo la siguiente víctima de las fauces de aquel animal, tenía unas ganas tremendas de que aquella noche pasara rápido para poder salir de allí, no soportaba al perro, y al dueño cada vez menos, aunque ya que me ofrecía su casa paea poder dormir no podía ser desagradecido.

    Minutos después comencé a escuchar gritos y golpes provenientes del baño, incluso un cristal rompiéndose... Me preocupé, e incluso estuve a punto de ir a preguntar qué pasaba, pero reprimí mis impulsos, ya me enteraría después.. Aunque todo esto comenzaba a ser asustante, no me gustaban ni un pelo aquellas actitudes, por favor, ¿Quién se ponía a gritar solo en un baño? Solo alguien con graves problemas "¿No habrá tomado las pastillas?"Pensaba, algo tenso, no quería tener problemas con alguien así...

    Rato después vino, con una gasa en una mano y el movil en la otra, disculpándose por lo sucedido -No pasa nada... ¿Estás bien?-Pregunté, refiriéndome a la mano, luego fue con escoba y recogedor a limpiar los cristales rotos, al parecer se había cargado el espejo.. poco después volvió, así que me aparté para que pudiese desplegar el sofá cama, colocando varias sábanas, mantas y unas cuantas almohadas; una botella de agua en la mesita y, luego, volteó hacia mí... con cara de.. ¿Pena? Me tensé desde los dedos de los pies hasta el último músculo de mi cara tras su petición, maldita mi suerte. Aunque algo falló en sus palabras ¿El cadáver de una amiga? No se me había notificado de un cadáver más, y desde luego tras lo de esta tarde era imposible que quedase cadáver alguno... a no ser que los medios de comunicación diesen una información equivocada, cosa que dudaba mucho, pero aun así guardé silencio respecto a aquello, si decía algo descubriría mi mentira.

    -Claro, no hay problema.. y lo siento mucho por lo de tu amiga-Forcé una sonrisa lo más que pude, en cuanto se quitó la camiseta lo hice sentarse porque sino no alcanzaría.. Una vez colocado me acerqué con cautela, guardando la distancia suficiente para poder alcanzar a tocarle únicamente con mis manos, comenzando a masajear sin dificultad alguna, no era la primera vez que tenía que dar un masaje, y no era por presumir, pero se me daba bien, por mucho asco que me diese tener que hacerlo... -Deberías ir a un masajista... tienes los músculos muy tensos-Comenté, tratando de hacer el menor contacto posible, aun recordaba cuando era pequeño y aquel hombre me forzaba a hacerle cosas como aquellas para su propio beneficio después de haber abusado todo lo que quería de mi cuerpo... era realmente repulsivo, por mucho que quisiera dejar de pensar en ello, siempre surgía algún recuerdo, en especial cuando tenía que tocar a alguien... Otra cosa que me confundía era que me pidiese tocarle cuando a la hora de ver el partido se alejaba lo más posible... desde luego tendría mil preguntas para hacerle sobre su contradictorio comportamiento, pero no podía hacerle un interrogatorio a un simple vecino. Continué masajeando, distrayéndome al ver su herida "¿Habrá ido al médico?"Pensaba al ver los puntos pues no creía que hubiese sido él mismo quien se cosiese, aun así decidí preguntar...

    -¿Fuiste al médico a verte la herida?-Hablé, tratando de controlar los estremecimientos que me provocaba el que mis manos tuvieran que entrar en contacto con su piel, quería acabar con aquello cuanto antes.
     
    Top
    .
  3.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Alles ist erlaubt

    Group
    Clan Asesino
    Posts
    372

    Status
    Anonymous
    Me preparé mentalmente para sentir sus manos sobre mis hombros de un momento a otro, pero aunque me hubiese concentrado durante tres días y tres noches no estaría lo suficientemente preparado para lo que estaba a punto de hacerme sentir aquel hombre. Esperé con angustia aquel momento tan desagradable que suponía para mí el contacto físico con otra persona, mientras apretaba dientes y puños con fuerza. Incluso cerré los ojos, como si sus manos pudiesen hacerme daño. Estaba nervioso y a decir verdad algo asustado, pues la última persona que me había tocado era mi padre y no precisamente para darme un masaje. Aún recordaba las terribles palizas que me propinaba en aquel sótano cuando, de pronto, sentí por primera vez las manos de mi vecino sobre mis hombros y di un respingo, sorprendido, al olvidar todos los malos recuerdos.

    “Carlos… ¿Carlos no quería hacerme daño?” me pregunté, confundido.

    Entonces caí en la cuenta de que; tenía unas manos muy suaves y aquel masaje no era tan desagradable, como yo había imaginado en un principio. De hecho, y aunque me costara trabajo reconocerlo en voz alta, me gustaba. Sí, me gustaba tanto que, pasados unos segundos, me relajé hasta tal punto que agaché la cabeza con sumisión y creo que si no fuera porque me dirigió la palabra me hubiera quedado dormido –. Creo que ya he encontrado uno. No sé dónde has aprendido a dar masajes, pero no quiero que ningún otro masajista me toque, excepto tú–. Dije, volviendo a la realidad. Era realmente bueno con las manos; sabía perfectamente donde tocar y me daba lo que tanto me gustaba; por un lado sentía dolor mientras sus manos presionaban mis hombros y, al mismo tiempo, sentía placer cuando mis músculos se iban relajando, poco a poco. Dolor, placer y… Carlos. Una mezcla extraña, en mi opinión, pero que no me atrevía a descartar en un futuro. Pero, ¿podría aguantar a un futuro? Quería más, ahora, ya.

    -No exactamente –. De pronto, la realidad me golpeó con tanta fuerza que todos mis sentidos se pusieron en alerta y me tensé como una cuerda elástica de la que estiran de ella con fuerza. En aquel momento, supe que no acabaríamos nunca con aquel masaje si continuábamos con aquella conversación o seguía bajo el control de sus manos. Pero, me gustaban tanto sus manos… que casi se equiparaba al desprecio que sentía por el contacto físico, al mismo tiempo. Giré un momento la cabeza para observarlo de reojo; era moreno y tenía un buen cuerpo. Se notaba que iba al gimnasio y, si no, yo le tenía preparado ya las tablas de un buen ejercicio físico. Sí, me gustaba mi vecino, pero estaba seguro que a él no le gustaría saber lo que le tenía preparado. Yo no hablaba de amor, y en el caso de que lo fuera sería uno retorcido. No, yo me refería al sexo y uno bastante doloroso, por cierto. Volví mi cabeza al frente; no, no, podía matar a cualquiera de mil formas distintas, pero no a las personas de mi entorno y a las que tanto trabajo le había supuesto a Erich ganarse su confianza.

    – Mi amigo es cirujano y me dio a elegir entre coserme la herida voluntariamente obligado o obligadamente voluntario. – Sonreí, tratando de bromear para quitarle importancia al asunto y que lo dejara a un lado. Después, me aparté de él con brusquedad y me levanté del sofá-cama; no podía permitir que aquel hombre tomara el control de mí mismo, aunque sólo fuera algo tan simple como darme un masaje en los hombros. A la mañana siguiente le ayudaría a montar su apartamento, tal y como le había prometido, y después lo relegaría a un segundo plano, como había hecho con mis otros vecinos una vez les había demostrado que era el típico vecino simpático –. Muchas gracias por el masaje, Carlos, ya me siento mejor – Me puse la camiseta y me dispuse a irme a la cama –. Buenas noches, que descanses. Perro, conmigo – Y el animal, que por cierto no tenía nombre, corrió rápidamente en mi dirección para después entrar dentro del dormitorio.

    SPOILER (click to view)
    Iba a poner que Ramsay tuviera una pesadilla, pero he pensado que mejor puede tenerla Iago. A ver que sale xD ¿qué te parece?
     
    Top
    .
  4. •Shena Uchiha•
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Noté su reacción al momento del primer contacto, al parecer se había sorprendido.."¿Qué esperaba que hiciese?" Poco a poco noté como iba relajándose a medida de que mis manos iban actuando, al punto de dejar caer un poco la cabeza de lo relajado que se encontraba.. El que no estaba relajado era yo, que sufría con cada movimiendo un recuerdo exacto de mi pasado en Italia que se desencadenaba... Hacía bastante tiempo que había dejado de pensar en ello pero... hoy parecía que todo mi pasado quería volver de golpe. Escuché sus palabras, tensándome, y esperando no tener que volver a tocarle muchas veces más -No querrías saberlo-Reí, aunque realmente lo estaba diciendo muy enserio... si todos los masajistas hubieran tenido que aprender de la forma en que yo lo hice quedarían solo cuatro en todo el mundo.. y gays. Aun recordaba los golpes que recibía si se me ocurría llorar o fallaba en la hora de tocar algún punto, y claro, después de los golpes, de vuelta al vicio. Me preguntaba si algún niño en los días actuales sería capaz de aguantar lo que yo aguanté, y, después de eso, ir a buscarse la vida a otro país completamente diferente, sin poder denunciar lo sufrido.

    Escuché con atención su respuesta, notando como giraba levemente el rostro para mirarme.. poco a poco iba acostumbrándome a tener que tocarle, al menos su piel era tersa y suave, no como la de aquel asqueroso viejo... "Deja de pensar en ello"Suspiré mientras continuaba escuchando la explicación -Ya veo-Traté de sonreír, tanto hablar de su 'amigo' después de enfadarse con él... o yo era demasiado desconfiado, o las cosas realmente en ese país eran muy diferentes, o no sé... Suspiré aliviado cuando finalmente se apartó, aunque con cierta brusquedad, y me agradeció por el masaje -No hay de que-Respondí, observando de reojo como volvía a ponerse la camiseta y se iba, llevándose(para mi alivio) al can con él.

    "Qué día de locos.."Fue lo único que pude pensar, acomodándome en el sofá-cama y cubriéndome con sábanas y mantas, estaba agotado, así que el segundo me quedé dormido, pero mi martirio no acabó ahí, no... Al segundo las pesadillas que no tenía desde hace años volvían a mí...

    Y ahí me vi a mi mismo, con unos diez u once años, limpiando muebles bajo la atenta mirada de aquel asqueroso hombre.. -¿Qué... hace..?-Murmuraba en sueños, repitiendo lo que había dicho aquel día, el día en que mi honor había sido arrojado a la basura por primera vez. El sujeto en cuestión se me había acercado por la espalda, acorralándome como a un pequeño ratón contra el armario que estaba limpiando -No..-Comencé a sollozar al igual que en aquel entonces, al ver como mi ropa era despojada y las sucias y asquerosas manos de mi 'cuidador' recorrían mi cuerpo, manoseándome sin escrúpulos -¡Aah!-Gritaba de pura desesperación, al momento en que había comenzado a embestirme... Llorando y gritando al igual que hacía mi pequeño yo en mi sueño, corrijo, pesadilla... Después de la primera violación continuaron muchas más, y cuantas más veía más gritaba, lloraba y me retorcía en el sofá-cama, no cayendo por poco al suelo. Creo que aquella era la pesadilla más real que había tenido en bastante tiempo.. -Basta.. no puedo más.. déjame-Mi débil voz se ahogaba en mis llantos -¿Por qué me haces esto?-Eso era lo que siempre me había preguntado cada vez que mi interior era destrozado al punto de no poder sentarme por los dolores, con desgarramientos que se acumulaban día tras día e incluso sangrando.. No, ningún niño normal podría resistir aquello.

    SPOILER (click to view)
    Amo tu post xD
     
    Top
    .
  5.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Alles ist erlaubt

    Group
    Clan Asesino
    Posts
    372

    Status
    Anonymous

    “¿Qué hace…?
    No…
    ¡Ah…!”



    Yo estaba en el cuarto de baño, limpiándome los hombros con una toallita húmeda, porque por mucho que me gustaran las manos de Carlos, seguía siendo un maniático compulsivo de la limpieza. Frotaba y frotaba, aun cuando mi piel ya estaba limpia. Cuando, de pronto, escuché a mi vecino murmurar en sueños; al principio no le di la mayor importancia, pues pensé que se trataba de una pesadilla, pero cuando lo oí sollozar y gritar, me puso los pelos de punta y sentí como el corazón me latía con fuerza, mientras me preguntaba qué diantres pasaba allí fuera. Abrí rápidamente la puerta del cuarto de baño y vi a Carlos retorciéndose en el sofá-cama con un hombre tendido sobre él; besándolo, tocándolo… ¿Cómo podía seguir dormido? Al parecer mi nuevo vecino era sonámbulo.

    “Basta… no puedo más… déjame.
    ¿Por qué me haces esto?”



    “¿Pero qué…?” – me pregunté, confundido, pero cuando vi la ventana abierta con las cortinas ondeando al viento, lo entendí todo; aquel hombre se había colado en mi casa por la escalera de incendios y ahora se estaba aprovechando de Carlos. De pronto la ira se apoderó de mí, como cuando no me tomaba la medición; no sabría decir en qué momento mi cuerpo reaccionó por sí sólo, pero allí estaba yo, dirigiéndome en dirección al violador y cogiéndolo del abrigo para después pasar un brazo alrededor de su cuello y arrastrarlo a la fuerza hasta el cuarto de baño. Mi intención era no hacer ruido, para no despertar a Carlos. Así que le tapé la boca con la mano libre que me sobraba, mientras lo asfixiaba – “Oh, pobre aficionado, no sabes dónde te has metido ni con quien estás tratando” – pensé, en tanto que el hombre intentaba gritar para pedir ayuda y deshacerse de mi agarre arañando mi brazo – Shhh… no grites, por favor, mi vecino está durmiendo – le mandé callar con una sonrisa en los labios. Y en un rápido movimiento de muñeca, le partí el cuello. Obviamente no era mi forma de matar; yo necesitaba ver tanto el miedo como el sufrimiento reflejado en la cara de mis víctimas, pero dadas las circunstancias no tenía otra alternativa. Cargué el cadáver al hombro y lo llevé hasta la cocina; allí lo metí dentro del congelador industrial para que no hiciera mal olor y cerré la puerta con un candado, antes de cubrirlo con un mantel. A la mañana siguiente, ya me ocuparía de él.

    Ahora lo más importante era Carlos. De manera que me apresuré a volver al comedor, cerré la ventana con el pestillo de seguridad y corrí las cortinas – Carlos, Carlos… – llamé, arrodillándome a un lado del sofá-cama y agitándolo suavemente para que despertara, siempre guardando una distancia prudencial y tratando de tocarlo en cuanto apenas. Sus gritos eran como melodía para mis oídos y sus lágrimas me hicieron morderme el labio inferior, deseoso, ojalá algún día fuera yo el causante de semejante tormento. Vi como el violador le había levantado la camiseta y desabrochado los pantalones así que, ¿Qué se supone que iba a decirle? Allí siempre habíamos estado él y yo a solas, por lo que yo era el responsable de todo aquello a la fuerza – “Mierda” – pensé, muy a mi pesar, a sabiendas de la única opción viable que me quedaba, porque obviamente no podía contarle la verdad – Carlos, despierta, ya pasó todo, estás a salvo… – Y sin previo aviso, acerqué peligrosamente mi rostro al suyo hasta que rocé sus labios con los míos para besarlo. Quería morderlos hasta hacerlos sangrar, esos eran los besos que más me gustaban y, sin embargo, besé su boca tímidamente, mientras obligaba a recordarme que Carlos no era mi víctima, sino mi vecino. Ramsay Black, mi verdadero yo, no era un hombre romántico y carecía de todo tipo de experiencia en cuanto al sexo convencional, ya que sólo lo disfrutaba cuando mis víctimas sufrían y suplicaban pro su vida hasta la muerte. Y Erich, mi yo ficticio, era un joven tímido y vergonzoso que, ahora, tendría que encargarse de manejar aquella situación. Venga ya… si ni quiera me atrevía a tocarlo porque, si lo hacía, podría hacerle daño e, incluso, matarlo. En aquel momento supe que nada bueno podría salir de todo aquello. ¿Hasta qué punto estaba dispuesto a mentir por mantener a salvo mi verdadera identidad?

    Por un lado lo único que deseaba era que Carlos se despertara y me empujara hacia atrás o me cruzara la cara para así poder volver a mi cama y acabar con toda esta patraña. Pero, por otro lado, el poder de arrebatar la vida a una persona me excitaba hasta tal punto que, ahora, sólo podía pensar en hacer con Carlos todo lo que se me antojara, como con mis víctimas. La única regla era que no podía arrebatarle la vida y eso hacía que el juego perdiera emoción. Pero… no se podía tener todo, ¿No?

    SPOILER (click to view)
    Jaja y yo el tuyo, espero que te guste este pequeño "improvisto" xD
     
    Top
    .
  6. •Shena Uchiha•
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    La pesadilla parecía no querer acabar nunca, por mucho que intentara despertar me era imposible, incluso en ocasiones me veía a mi mismo actualmente y como ese hombre me perseguía sin descanso hasta alcanzarme de nuevo y de nuevo siendo violado sin piedad... Todo aquello asqueroso además de horripilante. Eso sin contar lo que había tenido que pasar después de lo que aquel hombre me había hecho en el bar, gracias a Dios esta pesadilla no lo incluyó...

    Mientras continuaba retorciéndome y gritando comenzaba a escuchar una voz a lo lejos, que iba extrayéndome de mis pesadillas poco a poco... Hasta que una presión sobre mi noca me impidió respirar, haciendo que abriese los ojos de golpe, encontrándome en una situación de lo más inesperada... Lo primero que vi fue el rostro de mi vecino, luego mi cuerpo expuesto al tener subida la camiseta y, por otra parte, el pantalón desabrochado y la ropa interior un poco apartada como si hubieran intentado bajarla pero luego hubiesen parado... "¿Qué... significa todo esto?"Mi pecho comenzó a subir y bajar con aun más rapidez que antes, temblando levemente y, cuando regresé la vista al rostro de mi vecino, un grito se ahogó en medio del beso...

    En lugar de la cara de Erich lo que veía era la cara del hombre que había estado violándome durante años hasta que había conseguido escapar... ahora temblaba de puro pánico, correspondiendo el beso por miedo a recibir una paliza si no lo hacía, queriendo ir corriendo a vomitar y encerrarme en algún sitio donde no pudiese encontrarme.

    Al ir reaccionando me di cuenta de que el beso no era como los que me daba aquel tipo, era.. ¿Tímido? Poco a poco dejé de sollozar y de temblar, aunque mi corazón aun iba a la carrera y mi respiración continuaba acelerada.. Al volver a mirarle al fin pude ver a Erich de nuevo, por lo que poco a poco fui tranquilizándome, aunque no del todo. ¿Por qué mi ropa estaba de aquella forma? Lo de la camiseta podría entender que al dar vueltas se hubiese subido pero lo del pantalón.. pues no. Más importante, ¿Por qué me estaba besando?
    Era asqueroso, aunque, pensándolo bien, no era tan desagradable... ¡No me gustaba! Pero digamos que lo podía soportar... el contacto con sus labios no me hacía sentir mal del todo, no eran asquerosos como los de aquel viejo, y tampoco forzaban a los míos.

    Por alguna razón no fui capaz de apartarle, puede porque estuviese demasiado asustado para hacerlo, o porque mis manos aun temblaban demasiado como para ejercer fuerza alguna.

    Me separé al momento en que mis pulmones no pudieron resistir más la falta de oxígeno, viéndole con clara confusión, tratando aun de controlar las reacciones de mi cuerpo o, al menos, regularlas... -¿Q-qué.. estás haciendo?-Pregunté con un pequeño y tembloroso hilito de voz... percatándome de la ventana abierta al notar mi cuerpo enfriarse... "Pero si estaba cerrada"Comenzaba a asustarme de nuevo.. cautelosamente agarré mi camiseta, volviendo a colocarla como estaba antes de caer dormido.

    No sabía qué hacer en aquel momento, si pedirle que me dejara en paz, si callarme y ser violado una vez más en mi vida o simplemente colaborar para que aquello pasase cuanto antes... Estaba inseguro, nervioso y asustado, por mucho que me costara aceptarlo... en aquel momento era totalmente vulnerable ante él... Podría darme una paliza y yo no me quejaría.


    SPOILER (click to view)
    Lo adoro xD
     
    Top
    .
  7.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Alles ist erlaubt

    Group
    Clan Asesino
    Posts
    372

    Status
    Anonymous
    -No estoy seguro – dice Erich, el tímido. Veo a Carlos como nunca antes lo había visto hasta entonces; está asustado y nervioso, lo siento temblar a mi lado y sollozar mientras sus lágrimas empañan mi rostro, tiene la respiración agitada e intenta gritar aún cuando lo estoy besando – “Soy yo, Erich; el chico amable y simpático que sólo busca robarte un beso, no Ramsay Black; el psicópata y asesino que disfrutaría ahogándote mientas tiene sexo contigo. Tres…” – De pronto veo como abre los ojos de golpe y sin previo aviso, yo también tengo los míos abiertos y me quedo mirándolo fijamente sin romper el beso, mientras analizo todas y cada una de sus reacciones – “¿De qué tienes miedo? Te he dado mi casa, mi ayuda y mi mejor cara. ¿Por qué no te basta? Dos…” – Confundido, se aparta para recuperar el aliento y el control de sí mismo, entretanto yo me llevo una mano a mi cara para enjugarme sus lágrimas, como si fueran las mías, y tengo la tentación de coger una y llevármela a la boca para saber a que saben; salado… salado y a su vez dulce – “¿Por qué, Carlos, por qué me obligas a hacer esto? ¡Yo quería ser amable contigo! ¡No llores! ¡No tiembles! ¡No tengas miedo! ¡No lo llames a él! Uno…”

    -Pero, tú, estás a punto de descubrirlo – mi voz suena distinta y más ronca. Sonrío sin alegría y como sólo lo haría Ramsay Black; es una sonrisa fría y cargada de ironía que podría intimidar a cualquiera y te pondría los pelos de punta – “Mis víctimas ya la conocen y tú, Carlos, estás a punto de hacerlo. Oh, ¿Pero qué has hecho conmigo?” – Me acerco otra vez a su rostro hasta que quedamos a pocos centímetros de distancia, cara a cara, pero en lugar de besarlo desvío mi rostro a un lado y hundo mi nariz entre su pelo para inspirar su aroma. Huele casi tan bien como mi querido agente de policía – “Puedo oler tu miedo a kilómetros, sé que estás asustado” – Luego me hago a un lado para verlo mejor y llevo una mano a su boca, mientras deslizo el pulgar por su labio inferior y me quedo mirándolos fijamente, como hipnotizado, mientras entre abro los míos – “Tus gritos han sido una dulce melodía para mis oídos y pienso hacerte cantar alto y claro para mí, una vez más” – Mi mano se desliza por detrás de su nuca y le obligo a acercarse hasta mí sin mucha delicadeza; giro la cabeza a un lado y beso sus lágrimas hasta devorarlas, una a una – “Más, quiero más. Voy beberme todas y cada una de tus lágrimas” – Lo empujo contra el sofá-cama, mientras me relamo mis labios con la lengua y trepo por su cuerpo a gatas para después tomar sus muñecas entre mis manos y sujetarlas con fuerza por encima de su cabeza; no quiero que me toque, porque si lo hace volverá a tener el control sobre mí… como hace apenas unos minutos atrás. Sus manos son ahora mis enemigas – “¿Estás temblando? Bien, eres un chico listo. Porque no hay cosa que más me excite que tener el control de la situación y sentir el miedo de mis víctimas bajo mi cuerpo”

    -Dime que pare…
    – Le reto, desafiante –…y lo haré – No, no pienso hacerlo, sólo quiero oírle suplicar un poco. Lo quiero, lo necesito, como el aire que respiro – Porque si no… – Le doy la vuelta con un brazo, cual juguete, no pesa mucho y si está oponiendo resistencia no lo tono. Me coloco por encima de su cuerpo, rodeando su cuello con una mano sin llegar presionarlo, aún, mientras mi otra libre empieza a descender por sus pantalones, bajo su ropa interior, y reposo la cabeza en su hombro –… serás mío –. No hay caricias, no hay besos, pero le doy pequeños mordisco en el cuello hasta que quedo satisfecho cuando veo amoratadas las zonas en las que me he entretenido – “Ahora sé que quiero hacerle daño; necesito volver a sentir esa extraña combinación de Carlos, dolor y placer al mismo tiempo que tanto me gusta” – Su camiseta empieza a molestarme, empieza a convertirse en un problema; así que la desgarro por la parte de arriba hasta romperla y araño su hombro derecho con las uñas. Como me gustaría hacerlo sangrar, pero al menos le dejaré alguna que otra marca – “No necesito deshacerme de toda la ropa, no estoy interesado en caricias ni besos. Mis víctimas lo saben bien, por eso siempre están atadas de pies y manos para evitar el contacto físico. Así que agradezco que esté vestido, ahora sólo tengo que evitar que me toque; pues por mucho que asquee las caricias de otros, sé que sus manos pueden ser mi perdición” – Cojo entre mis manos su miembro con fuerza, mientras empiezo a masturbarlo, arriba y abajo – “No estoy interesado en hacerle sentir bien porque si no, no me excito… no, yo necesito ver miedo y sufrimiento reflejado en su rostro. Creo que esta es la primera vez que busco el placer de alguien a costa del mío porque, Carlos, es mi vecino y por eso mismo no puedo matarlo… pero creo que podremos llegar a un acuerdo, a un punto intermedio ¿Verdad?”

    “Mi mayor problema y temor se centra en el contacto físico, así que si se da la vuelta, no podré impedírselo, y no quiero imaginar qué puede llegar a pasar si tengo que besarlo y acariciarlo o peor aún, si él quiere besarme y acariciarme. No estoy preparado para eso, no sé cómo puedo reaccionar y eso implica un gran riesgo porque si lo mato, mis vecinos sabrán que pasó aquí la noche conmigo, y me señalarán como primer sospechoso. Mierda, mierda ¿Dónde están mis pastillas?” – Mientras pienso en estos posibles problemas futuros me he detenido y me he quedado en blanco del miedo que me da que esto pudiera llegar a pasar de verdad.

    SPOILER (click to view)
    ¡Demuestra tu carácter Iago cof cof! xD
     
    Top
    .
  8. •Shena Uchiha•
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Escuché su respuesta y suspiré, tratando de conseguir relajarme... hacía siglos que no me había comportado así, débil, ridículo... y encima delante de un vecino.. ¿Qué pensaría ahora de mí? Seguro que me había escuchado decir algo mientras dormía, pero más importante... ¿Qué era lo que se creía que estaba haciendo él? Observé con confusión como se limpiaba la cara de mis propias lágrimas, incluso llegando a lamer alguna como si fueran suyas... Eso no era normal... el beso no había sido normal... él no era normal.

    Me quedé estático al escuchar sus palabras, si voz era diferente, también su expresión e incluso su modo de mirarme, mi pecho volvió a acelerarse y la debilidad quería volver a apoderarse de mí mientras la distancia entre ambos era acortada por él, dejándome apreciar aquella sonrisa vacía y que podría asustar a cualquiera antes de que girase la cara, hundiendo su nariz entre mis lacios cabellos azabaches, podía sentir su respiración mientras mi cuerpo permanecía inmóvil, quería detenerlo, quería alejarle, pero mis músculos permanecían inmóviles: como aquella vez... Lo miré fijamente, tratando de descifrar que era lo que trataba con su comportamiento ¿Solo estaba jugando y quería asustarme? ¿O realmente pensaba continuar con aquello? Sentí su dedo deslizarse por mi labio inferior mientras él los observaba fijamente mientras dejaba los suyos entreabrirse levemente para luego agarrar mi nuca bruscamente, acercándome a él, por un momento pensé que me iba a besar de nuevo, pero nada más lejos de la realidad, lo único que besó fueron las últimas lágrimas que se me escapaban y que recorrían mis mejillas sin demasiada prisa...

    -¡Ngh!-Un nuevo movimiento brusco que me empotró contra el sofá cama, al volver a mirarle noté como se relamía antes de ir subiendo por mi cuerpo cual depredador que estaba a punto de comer a su presa, atrapando mis manos por encima de mi cabeza y yo solo podía pensar... ¿Dónde estaba aquel chico alegre? ¿El que era amable? ¿El que se había ofrecido a ayudarme como si nada? No sabía quien era el hombre que tenía delante de mí ahora mismo, porque estaba claro que el Erich que conocía no era así, pero ni siquiera me estaba reconociendo a mí mismo... dejándome hacer como si fuera un idiota... tantas horas invertidas en gimnasios para luego ser más débil que antes... Lo miré de nuevo al escucharle hablar, no, no pensaba rogarle... no pensaba doblegarme, no otra vez... Sabía por experiencia que por mucho que llorase y suplicase por que parase no lo haría... poco a poco mi mente iba reaccionando.

    De golpe me dio la vuelta con total facilidad como si fuera un muñeco de los que su perro destrozaba, no hacía falta decir que él era muy fuerte.. traté de revolverme, aun con a penas fuerza, aunque todo intento se detuvo al sentir su mano rodear mi cuello, estaba viendo mi vida peligrar... su otra mano iba bajando la parte inferior de mi ropa, mientras recargaba la cabeza en mi hombro, acabando la frase "No... eso nunca... Yo nunca le perteneceré a nadie" Apretaba los labios con fuerza a cada mordisco propinado en mi cuello, odiaba ser tocado, odiaba que él me tocara...Mis ojos se abrieron hasta su máximo al escuchar como la camiseta era rasgada hasta romperse, y, después, mi hombro derecho arañado, no tardando en aparecer las marcas rojas por el daño recibido en mi blanca piel... "No lo soporto" -¡AAH!-Un grito de placer, dolor y sorpresa fue lo que salió de entre mis labios al sentir ambas manos del abusador en mi virilidad, masturbándolo sin siqiuera dejarme recpaccionar... mis piernas temblaban por el placer mientras mis manos arañaban la pared, encorvándome por las sensaciones producidas sin previo aviso en mi cuerpo... tan repulsivas como en aquel entonces, la diferencia es que esta vez mi cuerpo estaba desarrollado y reaccionaba ante los toques de aquel desgraciado.

    Fuertes jadeos ante el alivio de no seguir siendo tocado, se había quedado quieto de golpe.. me giré como pude, viéndole a la cara, había.. ¿Miedo? -Hijo.. de puta...-Jadeé, regresando en mí: al fin había conseguido reaccionar. Pensé en golpearle hasta no poder más, aunque eso sería algo muy poco inteligente, dado que él era mucho más fuerte que yo y podía devolvérmela, pero no me importaba, lo único que me importaba en aquel momento era poder salir de allí, y esta probablemente sería mi única oportunidad... Le di un puñetazo con todas las fuerzas y la rabia que pude reunir en un momento como aquel, que fueron suficientes como para hacer que se cayese del sofá-cama. Al segundo subí mis pantalones y mi ropa interior lo mejor que pude... mirándolo con asco, ya no quedaba nada del miedo o la inseguridad de momentos atrás, solo rabia e impotencia por no haber podido reaccionar antes... Ya no era aquel mocoso indefenso, era un hombre, y no pensaba permitir que otro hombre me hiciese repetir mi historia otra vez.

    Me levanté lo más rápido que pude, mis piernas aun me fallaban un poco -Ni se te ocurra volver a tocarme...-Casi que escupí las palabras, saliendo de allí con un portazo y a paso rápido, no me convenía esperar a que se levantara... si me agarraba no podría salir de allí.

    En cuanto entré a mi polvorienta casa cerré con llave, dejándome caer al suelo y apoyando mi espalda en la puerta, sintiendo un terrible dolor en la zona de mi entrepierna... Era mi miembro, que continuaba erecto después de haber sido tocado de aquella forma después de tanto tiempo "Joder..." -Y ahora qué hago-Resoplé, cerrando los ojos y recargando la cabeza en la puerta.

    Los minutos iban pasando y el dolor se hacía cada vez mayor al punto de conseguir que me retorciese en el sitio. "Maldito hijo de perra..¿Qué ha hecho conmigo?"Pensaba, desesperado, cerrando mis piernas para no ver lo que abultaba entre ellas, como si tuviese una especie de aberración o algo así, aunque en cierto modo para mí era así.

    "¿Qué voy a hacer?"No podía aguantar más aquel dolor, necesitaba descansar ya, no podía más con aquellos horribles dolores... En un arrebato me levanté dispuesto a irme, aunque me detuve al momento de tener el pomo agarrado "¿Lo golpeo y pienso regresar? Aunque fuese culpa suya..."Pensaba, otra punzada de dolor más y acabé por y salir, cubriendo mi entrepierna con una mano y sintiendo mi cara arder en impotencia y vergüenza antes de golpear la puerta y salir al pasillo, quedándome parado en frente de la puerta contraria durante unos minutos, mordiendo con rabia mi labio inferior por tener que humillarme así... Suspiré y llamé -¡Erich! Necesito ayuda-Gruñí de forma a penas entendible, una nueva punzada me hizo doblarme del dolor, teniendo que sostenerme en la puerta, no sabía qué hacer para aliviarlo, y eso me estaba volviendo loco. Yo... solo necesitaba que me dijese qué hacer, si, con eso bastaría ¿O no?


    Edited by •Shena Uchiha• - 28/6/2014, 07:02
     
    Top
    .
  9.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Alles ist erlaubt

    Group
    Clan Asesino
    Posts
    372

    Status
    Anonymous
    Todo ocurrió tan rápido que no fui capaz de reaccionar a tiempo: Carlos me dio un buen derechazo en la cara y me rompió el labio inferior hasta el punto de hacerlo sangrar, de pronto me encontré en el suelo y a mi vecino cerrando la puerta tras él de un portazo, claramente enojado y poco receptivo. Estaba en estado de shock; no sabía si ir tras él y matarlo en un arrebato o ir tras él y violarlo hasta que le enseñase que significaba verdaderamente sentir asco por alguien como yo. Ahora mismo para él sólo era un vecino que había traspasado los límites de nuestra amistad, en vez un psicópata a punto de arrebatarle la vida. Que irónico era toda aquella situación y que rápido se podrían malinterpretar las intenciones; yo quería tener sexo con Carlos, pero también quería hacerle daño en el fondo y, si no fuese mi vecino, matarlo. Me relamí los labios, excitado, mientras saboreaba mi propia sangre; no podía disfrutar del sexo sin dolor y sufrimiento ajeno, pero si podía excitarme del mismo modo cuando lo sentía sobre mi propia piel. Ya que el dolor, era una de las pocas cosas que podía sentir como los demás. No pude hacer otra cosa sino echarme a reír a carcajadas, ante tal descubrimiento. Me levanté del suelo y me limpié la sangre con la manga de la camisa, antes de dirigirme al cuarto de la colada para empezar a desabrochármela y meterla dentro de la lavadora. Cuando, de pronto, alguien llamó al timbre y resultó ser nada más ni nada menos que mi vecino – “Esto tiene que ser una broma” – pensé dirigiéndome en dirección a la puerta. Pero cuando oí a Carlos gritar mi nombre y hablar acerca de aquel problema, sonreí adivinando de qué se trataba… por lo que esperé un par de minutos, antes de abrir la puerta – “Voy a hacer que disfrutes del dolor tanto o más que yo”

    Cuando abrí la puerta de la casa mi vecino me cayó encima, literalmente hablando, ya que estaba apoyado en la entrada, y si no fuera porque le sostuve a tiempo se hubiera precipitado contra el suelo. Lo sujeté por debajo de los brazos, con la mala fortuna que tuvo de apoyarse contra mi pecho. Cualquier diría que ambos odiábamos el contacto físico, cuando parecía que nos estábamos abrazando – Oh, Carlos, yo también me alegro de volver a verte – bromeé, notando su problema contra mí. Y aunque me aparté rápido, creo que mi vecino lo hizo todavía antes que yo – Pasa, pasa, no te quedes ahí en la puerta. Cuéntame, ¿Qué clase de problema tienes? – le pregunté dirigiéndole una sonrisa con sorna. Lo vi avergonzado y al mismo tiempo enojado conmigo; su cara no tenía nada que envidiarle al color de un tomate maduro, rojo, mientras se cubría con una mano la parte delantera del pantalón, donde abultaba su miembro. Yo era el culpable de todo aquello, por supuesto – Ya veo… – comenté con picardía y sin dejar de sonreír, mientras mi mirada descendía descaradamente hasta su erección. Pero, ¿Dónde estaba el problema? Es decir; estaba excitado y no quería tener sexo conmigo, entonces lo único que le quedaba era o buscar a otro o masturbarse por sí sólo. Eso era algo básico que todo el mundo sabía, ¿qué clase de infancia había tenido Carlos para no saber algo así? Mi sonrisa desapareció de mi boca y me quedé mirándolo fijamente a los ojos, confundido, sin llegar a creerme lo que me estaba pidiendo; quería que yo le enseñase lo que debía de hacer para solucionar el problema que se traía entre manos o mejor dicho entre piernas. ¿Era por eso mismo por lo que me había rechazado? ¿Qué clase de trauma le habían causado? ¿Le había hecho revivir su pasado? – “¿Bromea”? – me pregunté, sin dar crédito a la situación. Yo no era la solución a sus problemas, sino el problema de todas sus soluciones.

    Y ahora, ¿Quería mi ayuda? ¿Después de haberme rechazado? ¿Después de haberme golpeado? Que irónico era todo aquello y todavía aún me pregunto porque accedí a hacerlo – De acuerdo, te diré lo que tienes que hacer; sácate la polla de los pantalones y empieza a moverla con tu mano arriba y abajo. ¿Lo entiendes? ¿O necesitas mi ayuda? – yo hablaba desde la más absoluta indiferencia, a diferencia de Carlos quien parecía que su cara se volvía más roja con cada palabra que salía de mi boca. Pero mi desinterés pronto se vio mermado; definitivamente aquel hombre no sabía lo que tenía que hacer, era increíble, no podía creérmelo, y su inocencia e inexperiencia sino excitarme aún más hasta el punto que tuve que tomar asiento para disimular mi erección – Ya sabes dónde está el cuarto de baño – pues no pensaba que iba a hacerlo en el comedor, delante de mío. Sin embargo, cambié de opinión y no le dejé llegar hasta su destino; tiré de su brazo y lo senté sobre mi regazo, mientras mis manos desabrochaban sus pantalones y acercaba mis labios a su oído – No deberías de haber vuelto, ¿Lo sabías? – murmuré, antes de morderle el lóbulo derecho y descender por su cuello, deslizando mis labios por los mordiscos que le había dejado la vez anterior.

    Él quería mi ayuda y yo se la iba a dar, por supuesto, pero a mi manera; una vez desabroché los pantalones y saqué su miembro fuera de la ropa interior, lo sujeté con una mano con fuerza y empecé a moverlo arriba y abajo, despacio, mientras con la otra sujetaba sus manos, por si se le ocurría volver a golpearme de nuevo – Relájate – no era una sugerencia, sino una orden, sentía su cuerpo tan tenso que pensé que se rompería de un momento a otro. Unos minutes después solté sus manos y colé la mía por debajo de su camiseta o mejor dicho lo que quedaba de ella, antes de empezar a jugar con sus pezones y a mover la mano que sujetaba su miembro más rápido. Hasta que finalmente se corrió y pude sentir como tenía la respiración agitada mientras su pecho subía y bajaba a un ritmo vertiginoso – Problema resuelto – aunque mis palabras parecían graciosas, no estaba de broma. No me creía lo que acaba de hacer; en vez de estar ocupándome del cadáver que tenía en el congelador de la cocina, estaba dándole placer a mi vecino en el comedor. Placer, sin dolor. Algo que por mí condición sencillamente no concedía, para mí ambos elementos eran necesarios porque si no, no me excitaba – Ya puedes largarte – una cosa era cierta; Carlos debía de gustarme mucho porque me daba lo mismo tener sexo con él de una forma u otra. Y eso me enfurecía – O no… – dije, antes de empujarlo contra el suelo y quedar sobre él de nuevo, antes de besarlo con violencia; quería que saboreara la sangre de mi boca. Él me había utilizado para su propia satisfacción, ¿Por qué yo no podía hacer lo mismo?
     
    Top
    .
  10. •Shena Uchiha•
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    "Vamos.. joder, date prisa, aquí el dolido tenía que ser yo... y sin embargo estoy llamando a tu puerta"Pensaba al ver que los segundos pasaban y la puerta no se abría, pero las puntpzadas en mi entrepierna no tenían intención de detenerse... me daban ganas de agarrar un cuchillo y dejarme sin aquella parte si no fuese porque me hacía falta para hacer mis necesidades básicas. Era como si me dieran una patada a cada segundo pero el doble de doloroso y duradero... realmente insoportable. Cuando ya pensaba en irme la puerta se abrió de golpe, llevándome con ella al estar recargado y cayendo justo encima de Erich, suerte que no había sido al revés, porque si era él quien me caía encima entonces ya estaríamos ambos tirados en el suelo. Me ericé al sentir como me agarraba, sinceramente preferiría haberme caído de narices antes de que me tocara, pero mi mala suerte no se quedó ahí, acabé recargado en su pecho, teniendo que soportar su broma de mal gusto... Rápidamente me separé, teniendo que apoyarme en el marco de la puerta... mis piernas no paraban de temblar al contrario de mi mirada, que se mantenía firme y fija en él... tratando de que comprendiese sin tener que dar explicaciones... Mi cara no debió ser muy agradable al ver como se reía de mí, estaba enfadado, ¿Y cómo no estarlo? Mi cuerpo estaba así por su culpa y él burlándose... Pues a mí no me hacía ni puta gracia, que vergüenza ajena, si los del cuerpo me viesen así... todo mi prestigio se iría a la mierda. Finalmente dejó de hacerse el tonto, pero sin quitar aquella molesta sonrisa de la cara, no le había visto sonreír tanto en todo el día. Me cubrí todo lo que pude ahí abajo al percatarme de su mirada descendiendo por mi cuerpo... Comencé a desesperarme ¿Me ayudaría o no? Le observé, cruzando mi mirada con la suya de nuevo y notando su confusión, que me confundió aun más a mí... ¿Por qué se suponía que debería saber algo así? Yo no era ningún pervertido, además nunca me había pasado algo así, ni siqiuera de pequeño, pues aun con todo lo que me habían hecho era demasiado pequeño para que mi cuerpo hubiese reaccionado, hasta ahí llegaba... Y además nunca había querido fijarme en lo que me hacían.

    Le observé sin poder creerme lo que me decía, asqueado... Yo no quería tocarme aquello, me daba asco de mí mismo el estar así. -L-lo entiendo-Tartamudeé, mis ojos estaban abiertos como platos y mis músculos estaban estáticos "¿Por qué todo me pasa a mí?"Era lo único que podía pensar, tratando obligarme a mí mismo de mover el culo hasta el baño... Pero justo cuando lo había conseguido y estaba a punto de entrar me detuvo, agarrando mi brazo y jalándome hacia él, dejándome caer sobre su regazo, sintiendo en ese instante algo duro contra mi trasero. -¡¿Q-qué haces?!-Grité, no quería, no quería ser tocado por él... solo quería librarme de aquellos dolores y largarme de allí lo antes posible, ¡Pero por mí mismo! No quería que él 'interviniese', no quería debilitarme entre sus manos de nuevo. Mientras me revolvía él desabrochaba mis pantalones por segunda vez, hablándome al oído antes de morder el lóbulo y bajar rozando con suavidad por donde antes había mordido todo lo que le había apetecido "Lo sé"Fue lo único que pude pensar, claro que no lo dije en voz alta, no le daría la razón.

    -N-no..-Cerré con fuerza al sentir como su mano se cerraba de nuevo sobre mi miembro, bombeándolo lentamente mientras mantenía mis manos sujetas "Chico listo"Porque sino ya lo habría golpeado de nuevo... Mordí mi labio con fuerza, tratando de ahogar los gemidos que luchaban por salir de mi garganta, mi cuerpo se tensó por completo, el sentimiento era tan asqueroso... pero a la vez tan placentero y desesperante. A cada segundo detestaba y anhelaba más aquellas sensaciones -N-no puedo..-Jadeé en contestación ante aquella estúpida orden, lo más cortante que pude. Al momento en que se me ocurrió abrir la boca los gemidos comenzaron a salir sin permiso de entre mis labios, estremeciéndome por comoleto al sentir su mano pasar bajo lo que quedaba de mi camiseta, jugueteando con mis pezones... en aquel momento quise vomitar, actuaba exactamente igual que aquel deplorable viejo violador -¡B-basta!-De un momento a otro las sensaciones se intensificaron y algo salió de mis partes bajas, se parecía tanto aaunque mi respiración se agitaba más que antes y mi cuerpo no parecía pensar relajarse, mucho menos mi mente... Jadeé, aun impresionado por lo que acababa de pasarme, no solo había sido capaz de resistir aquel tipo de contacto hasta aquel punto, sino que no me había horrorizado del todo. ¿Pero cómo? ¿Y por qué? Después de las asquerosidades sufridas y que aun acabase de aquella manera... Lloraría de no ser porque no quería humillarme aun más frente a él. No dudé dos veces en tratar de levantarme en cuanto dijo aquello, sin pronunciar ni una sola queja más... Aunque mi intento fue en vano, al igual que cuando iba al baño, solo que en vez de a su regazo esta vez mi trayectoria fue directa al suelo, claro que con él encima -¡No!-Grité, con rabia, tratando de golpearlo, aunque aquel beso me tomó tan de pronto que ni siquiera fui capaz de aquello... No era un beso tierno como el primero, era agresivo, lleno de violencia y demandante, demandaba lo que yo nunca había querido dar y que igualmente me arrebataban, demandaba mi orgullo... mi valor y mi honor. O lo que quedaba de todo aquello. En medio del beso pude saborear su sangre, posiblemente provocada por el golpe que anteriormente le había propinado... Me revolví todo lo que pude y más, arañando su espalda sin remordimiento alguno y mordiendo sus labios, por si de paso podía morder la herida... No quería que se aprovechase de mí, no quería que la historia se repitiese "Maldita mi estampa por haber vuelto..."
     
    Top
    .
  11.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Alles ist erlaubt

    Group
    Clan Asesino
    Posts
    372

    Status
    Anonymous
    Sentí como Carlos se revolvía bajo mi cuerpo y me mordía los labios, mientras me arañaba la espalda con sus manos. Cuanto más daño me hacía, más me excitaba – Más… Más fuerte, no pares – susurré sobre su boca, dejando a penas unos centímetros de distancia para luego volver a besarlos otra vez. Pero cuando sentí un mordisco en la herida de mi labio inferior, el dolor se hizo insoportable y tuve que apartarme de él a regañadientes. De modo que estaba tendido sobre mi vecino, separando sus piernas con mi rodilla y sujetando ambas muñecas a la altura de su cabeza con mis manos – Pero bueno, ¿por qué eres tan obstinado? Gritas como si te estuviera matando, mientras tu cuerpo se excita cada vez que lo toco – dije, confundido y algo molesto – No sé qué clase de trauma tienes metido en esa cabeza tuya, pero ten por seguro que esta noche te lo haré olvidar – cuando, de pronto, alguien llamó a la puerta de mi casa – Erich, ¿estás bien? He oído gritos y pensé que… – era mi vecina del cuarto. Así que me apresuré rápidamente a cubrir la boca de Carlos con mi mano, mientras con la otra posaba un dedo sobre mis labios para que guardara silencio – Sí, sí, no se preocupe, señora Becker – unos segundos después retiré la mano de su boca, cuando me aseguré que mi vecina no seguía escuchando detrás de la puerta – Oh, vamos, no me mires con esa cara; me encantan tus gritos, pero no creo que mis vecinos opinen lo mismo que yo. ¿Podrías bajar un poco tu tono de voz? Por favor. Te prometo que mañana por la mañana te la presentaré, hace unos pasteles de muerte, pero ahora ¿por dónde nos habíamos quedado? ¡Ah, sí, ya me acuerdo!

    Lo cargué al hombro cual saco de patatas y me dirigí al dormitorio, donde lo dejé caer sobre la cama. La habitación se componía básicamente de; una cama doble con un cabezal de hierro fundido, una mesita de noche y un armario ropero. Todo estaba perfectamente ordenado y sin ninguna mota de polvo, a excepción del trípode y la cámara de vídeo con los que grababa mis crímenes. Cogí un cinturón del armario y, antes de que mi vecino pudiera salir corriendo por la puerta, volví a apresarlo bajo mi cuerpo, mientras ataba sus muñecas al cabezal de la cama – ¿A dónde te crees que vas? Esto no ha hecho nada más que empezar – rompí lo que quedaba de su camiseta en dos partes iguales y me dispuse a hacer algo que nunca antes había hecho con nadie; primero besé sus labios con hambre y luego descendí por su mentón mientras dejaba un camino de mordiscos por su piel, a continuación hice lo mismo con su cuello entretanto que le dejaba algún que otro chupetón y finalmente lamí sus pezones hasta que se pusieron duros y seguí mi camino por su abdomen, pasando por su ombligo y llegando a mi objetivo; su miembro. Tomé sus piernas entre mis brazos para separarlas a la fuerza, antes de empezar a masturbarlo con la mano y, cuando estuvo duro, con mi boca. Unos minutos después me detuve, antes de que se corriera por segunda vez – No tan rápido – dije, mientras sonreía. Me gustaba ver como su cuerpo se retorcía de placer cada vez que le tocaba y como su cara se volvía cada vez más roja entre jadeos y gemidos.

    Me deshice del pantalón y su ropa interior, hasta dejarlo completamente desnudo. Y no pude evitar mirarlo, encantado; tenía la piel blanca, suave y sin ningún tipo de imperfección, como una hoja en blanco sobre la que me encargaría de escribir a base de mordiscos y arañazos. A continuación trepé por su cuerpo hasta llegar a su altura y me humedecí dos dedos en la boca, mientras separaba sus piernas con mi rodilla – Esto puede que te duela un poco – le advertí, sabía que iba a gritar, así que volví a besarlo, antes de introducir en su cuerpo uno de mis dedos sin previo aviso. Estaba tan tenso y estrecho, que cuanto a penas podía moverlo. Sólo esperaba que se hubiera acostumbrado rápido, antes de introducir el segundo – Intenta relajarte – le sugerí, hasta que lo sentí dilatado y retiré mis dedos de dentro de su interior. Luego le desaté las muñecas, vaya parece que las había apretado demasiado fuerte a juzgar por sus marcas, y le di la vuelta, antes de colocarme encima suya – No te muevas – le advertí, mientras me colocaba entre sus piernas. Me desabroché el pantalón y bajé la cremallera, antes de sacar mi miembro fuera y empezar a introducírselo lentamente en su interior – Joder, que estrecho eres – me quejé, antes de introducírselo de un empujón y agarrar sus caderas entre mis manos, entretanto que empezaba a embestirlo. De pronto agarré su cuello con una mano, sin atreverme a apretar demasiado, y le di pequeños mordiscos en la espalda recorriendo toda su columna vertebral, hasta llegar a su oreja, pasando por su cuello y descendiendo por su hombro, mientras le masturbaba con mi mano libre.

    Entonces me detuve para darle la vuelta; quería, necesitaba, ver el sufrimiento y el dolor reflejados en su cara. De modo que abrí sus piernas y las sujeté con mis brazos, mientras seguía embistiéndolo; lo único que me incomodaba de todo aquello era el contacto físico, pero a decir verdad tampoco me molestaba tanto como yo había creído en un principio. No me atrevía a besarlo durante mucho tiempo o a tocarlo en lo estrictamente necesario. Aunque, a decir verdad, quería hacerlo; quería morder sus labios hasta hacerlos sangrar y rodear su cuello con mis manos hasta llevarlo a la asfixia. Con un gruñido gutural, retiré aquella idea de mi cabeza; no, no, no… me repetía una y otra vez como un mantra. Pero estaba seguro que si seguía en aquella posición, acabaría cediendo a mis instintos; así que, de pronto, una idea cruzó fugazmente por mi cabeza, era una idea peligrosa y al mismo tiempo, tentadora; ¿y si le permitía estar encima mía? ¿lo disfrutaría más? ¿me olvidaría de lo que pensaba? Tenía que intentarlo; sentí como el deseo me invadía por dentro, quería hacerle daño, quería matarlo. Pero antes de que cayera en la tentación, cambié las posiciones; ahora era yo el que estaba abajo y Carlos arriba mío – Tu turno – gruñí, mientras intentaba que mi vecino pudiera distraerme y alejar aquellos pensamientos de mi mente. Aunque detestaba tenerlo encima.
     
    Top
    .
  12. •Shena Uchiha•
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Le miré con desprecio tras sus palabras... al parecer era de los que les gustaba el dolor. "Enfermo" Otro asfixiante beso, que se rompió al segundo en que mordí la herida "¿No te gustaba tanto el dolor?"Pensaba con toda mi sorna, no quería que continuase tocándome, y haría todo lo posible para evitarlo: poco sabía yo lo que se me avecinaba.
    -¡Eso no es cierto!-Gruñí -El único excitado eres tú-Le hablaba con todo el desprecio y la frialdad que podía reunir... Mis ojos se abrieron al máximo con sus siguientes palabras... ¿Cuanto habïa hablado en sueños? -¿¡Y tú que sabes!? No quiero que me hagas olvidar nada, ¡Déjame en paz!-Gritaba, minutos después alguien llamó a la puerta... y estuve a punto de gritar de nuevo, pero mi boca fue cubierta.. traté de morder su mano, pero no fui capaz, mi boca era demasiado pequeña como para conseguir nada. Cuando se escucharon los pasos alejarse finalmente la retiró -No voy a bajar una mierda... Si sigues con esto mañana no hará falta que me presentes a nadie-Respondí de mala forma, cabreado.

    Luego me cargó en un hombro como si fuese un muñeco; claro que me revolví, pataleé, y aporreé su espalda todo lo que pude durante el trayecto hacia el dormitodo, donde me dejó caer sobre la cama "Al menos está limpia" Pero no me detuve demasiado a examinar la habitación, lo más importante era salir de allí. Me levanté, con la intención de salir corriendo mientras él hacía no-se-qué en el armario; pero de nuevo mi huída fue interrumpida. "Joder...¡Joder!" Pensaba, desesperado, mientras mis muñecas eran atadas con demasiada fuerza al cabecero de la cama, pero no me quejé por eso, no sería tan llorica, no le daría ese gusto. De nuevo se me puso encima, burlándose de mí, antes de destrozar lo que quedaba de mi camiseta -Serás bestia...-Me quejé mientras mis labios eran atacados de nuevo, le iba a morder de nuevo, pero se apartó antes de conseguirlo... Bueno, más que apartarse, siguió la trayectoria hasta mi mentón, luego mi cuello que fue marcado rápidamente "¿Posesivo?" Y luego a mis pezones, lamiéndolos hasta dejarlos erectos -Nnh...-Ahogué como pude mis gemidos hasta que finalmente continuó, aunque no se que fue peor... -¡No!-Me opuse, aunque de poco sirvió pues volvió a tocarme con su mano como antes -A-ah.. ¡Ah!-Fuertes gemidos se escapaban de entre mis labios, no podía utilizar mis manos para acallarme, y de poco servía que me mordiese el labio. Pero después hizo algo aun más asqueroso y deplorable: se lo metió en la boca. Todo mi cuerpo tembló, y mis ojos se abrieron al máximo... No entendía como podía hacer algo como aquello, metérselo a la boca, algo que era utilizado para lo que se utilizaba... -¡P-para!-Decía, desesperado, gimiendo con más fuerza que antes, era aqueroso, pero lo peor era lo bien que se sentía... De nuevo las sensaciones se intensificaban como en el comedor, pero de golpe se detuvo, diciendo algo que no entendí del todo... Jadeaba, extasiado, nunca había sentido algo así pues el viejo y el resto que le siguieron solo querían ir directos a lo que iban, no se entretenían con el resto de mi cuerpo, y casi que lo prefería... Mi pecho subía y bajaba como si hubiese corrido una maratón, mi cara ardía cada vez más a cada segundo y mi entrepierna que reaccionaba a cada toque, aquello me hacía sentir asco de mí mismo...¿Pero qué más podía hacer? Me había atado las manos, y me era imposible mover las piernas, básicamente porque estaban bien sujetas entre sus brazos.

    Lo que me quedaba de ropa fue retirada sin gentileza alguna, dejándome comoletamente desnudo ante sus ojos, que recorrían mi cuerpo con descaro -No... me mires-Fue lo único que conseguí decir con las fuerzas que me quedaban mientras se me encimaba de nuevo, separándome las piernas de nuevo esta vez con su rodilla, y por mucho empeño que puse en cerrarlas, acabó consiguiéndolo... Le miré confuso tras aquella especie de advertencia y rápidamente revisé que sus pantalones continuasen en su sitio... ¿Si no me iba a penetrar aun, a qué se refería? Esa duda fue suficiente para tensarme hasta el último músculo del cuerpo... Me besó de nuevo, y poco después sentí como uno de los dedos que antes le había visto meterse en la boca irrumpía en mi interior, que no había vuelto a ser tocado desde hace años... desde que había huído de Italia. Mis ojos se abrieron como platos, y quise gritar, pero su boca detuvo mis intenciones... pero fue a peor, sin siquiera haberme acostumbrado al primero, un segundo dedo entró en mí, forzando a mi interior a abrirse un poco más -Im..bécil... d-déjame en paz y me relajaré-Al sentir como los sacaba y como desataba mis muñecas pensé que me haría caso... Pero al ver sus intenciones al darme la vuelta me di cuenta de que no era así -Q-quieto... no lo hagas-Murmuraba, aterrorizado, escuchando el típico sonido de la cremallera bajarse... exactamente igual que en el pasado, iba a ser violado de forma exactamente igual a la que lo era anteriormente... Traté de darme la vuelta para golpearle antes de que lo hiciese pero.. tarde. Para cuando quise siquiera intentarlo aquella asquerosa cosa suya ya estaba desgarrándome el culo. -¡¡AAAH!! ¡S-sácala! ¡Sácala ya!-Grité a todo lo que daban mis pulmones, al final acabó por metérmela de golpe después de quejarse de mi estrechez... -¿Y q-quién te mandó... meterla?-Pero no estaba seguro de ser yo el estrecho, porque a mi parecer aquella tremenza cosa que me había metido era de un tamaño para nada natural, era como cuando intentas meter un balón de baloncesto en los agujeros de una mesa de billar, imposible. Tras agarrar mis caderas comenzó a embestirme sin siquiera esperar ni un solo segundo a que me acostumbrase, me estaba destrozando y ni siquiera le importaba, lo único que le importaba era su placer "Igual que al viejo..."Me aferré a las sábanas, sin poder siquiera tratar de defenderme, el dolor era demasiado grande, creo que incluso estaba sangrando. Una única lágrima fue la que se me escapó, una sola lágrima cargada de dolor y desesperación para despues comenzar a mover las caderas contra las suyas, mi interior se contrajo a tal punto en que pensé que me rompería o que su polla se quedaría ahí atrapada... No pensaba ser como antes, no pensaba llorar mientras él me usaba, no repetiría la historia... Pero si me movía no era para complacerle, ni para complacerme a mí mismo, era para ver si así podía acabar con aquello lo más pronto posible. Mantuve mi rostro hundido en la cama, sintiendo su mano agarrar mi cuello, ejerciendo una leve presión a la que no le di demasiada importancia, aquello comparado con el dolor en mi retaguardia no era nada... Sus boca mordió mi espalda a lo largo de mi columna vertebral, subiendo hasta mi oreja por mi cuello, y volviendo a bajar hasta uno de mis hombros mientras su mano se encargaba de aliviar el dolor que había aparecido en mi miembro al igual que antes al no ser tocado.

    Se detuvo un momento, dándome un descanso, aunque solo para darme la vuelta y, así, continuar arremetiendo contra mi cuerpo, abriendo mis piernas de nuevo "Es.. demasiado..."El dolor no cesaba como cuando era pequeño, puede que por la falta de costumbre...Después de todo esto era como una segunda 'primera vez', que al igual que la real me había sido arrebatarda a la fuerza. Crucé los brazos sobre mi rostro, no quería que continuase mirándome... Los minutos iban pasando y, muy poco a poco, el dolor iba disminuyendo... Hasta que de golpe volvió a tomarme, haciepéndome quedar sobre él.. -¡Ngh!-Para colmo su miembro había llegado aun más adentro, y ahora se estaba clavando en lo más profundo de mis entrañas... Le miré con desprecio, no hacía falsa ser muy listo para darse cuenta de lo excitado que se encontraba, todo esto le encantaba. Cerré los ojos, resignado, el mal ya estaba hecho así que... era mejor hacerlo cuanto antes.

    Con una mano me apoyé en la cama y la otra la llevé a mi trasero, abriendo mis nalgas antes de comenzar a moverme lentamente de arriba a bajo, no podía ir más rápido, me dolía demasiado... Mordí mi labio inferior, tratando de soportarlo y no pensar mucho en ello -Ha.. haa..-Con el paso de los dpsegundos mi cuerpo fue tolerándolo y acabando por acostumbrarse... Mis caderas iban tomando velocidad y, cuanta más velocidad tomaban, mejor se sentía... tuve que inclinarme, apoyando ambas manos en la cama para aumentar aun más el ritmo, liberando fuertes gemidos, se sentía realmente bien, pero eso no era lo que me importaba... No podía centrarme en lo que sentía, solo quería acabar. Saqué levemente su miembro de mi para volver a metérmelo de golpe, básicamente estaba imitando lo que aquel hombre me obligaba a hacer para satirfacerle... aunque se sintió mejor de lo que esoeraba y de pronto todo aquel calor me inundó, contrayéndome de nuevo y, con un fuerte gemido, los ojos fuertemente cerrados y la espalda arqueada, aquel líquido salió por segunda ver de mí entrepierna, salpicando mi abdomen... Tuve que quedarme quieto por el tremendo placer experimentado en segundos, jadeando con fuerza y aun liberando más de un gemido.
     
    Top
    .
  13.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Alles ist erlaubt

    Group
    Clan Asesino
    Posts
    372

    Status
    Anonymous
    Para mi sorpresa vi como Carlos se mordía el labio inferior y apoyaba una mano en la cama para coger impulso, se llevó la otra a su nalga para permitirme mayor facilidad a la hora de entrar dentro de su interior y empezó a moverse lentamente arriba y abajo. Contoneándose sobre mí de forma sensual y provocativa como si fuese un experto en la materia, mientras me excitaba aún más de lo que ya estaba. Hasta que unos minutos después se inclinó encima de mí y sus caderas empezaron a coger velocidad, apoyando ambas manos en la cama y quedando a pocos centímetros de distancia, cara a cara. Había conseguido incitar a mi vecino; recuerdo su cara de excitación y su cuerpo sudando junto al mío, si, lo recuerdo muy bien porque tuve que hacer acopio de todas mis fuerzas para no correrme en ese momento dentro de su interior. Cuando, de pronto, sacó mi miembro a fuera para luego meterlo dentro otra vez de golpe, Carlos gimió tan fuerte como nunca antes lo había escuchado y cerró los ojos, mientras se corría sobre mi abdomen siguiendo las leyes de la gravedad y arqueaba la espalda. Yo me quedé muy quieto, escuchando sus gemidos y jadeos… Así que, después de todo, ¿si que lo había disfrutado?

    Nunca supe decir por qué mi mano se movió con vacilación hasta su cara con la intención de apartar algunos mechones rebeldes de su frente y colocarlos otra vez en su sitio, detrás de la oreja. Para luego enterrar mi mano entre su pelo, casi todo en él era suave; su cabello, su piel… excepto esa lengua viperina suya con la que inoculaba veneno en sus palabras – “¿Qué estoy haciendo?” – me pregunté a mi mismo, confundido y mirando en dirección a mi mano. De pronto sujeté su pelo con fuerza, obligándole a tirar la cabeza hacia atrás, mientras me incorporaba en la cama, entretanto que apoyaba mi espalda contra el cabezal. Vi su cuello cubierto de chupetones y mordiscos, mientras lo dejaba a merced de mi mano libre con la que ahora acariciaba su piel con la punta de mis dedos. Que ganas tenía de estrangularlo y acabar con su vida ahora mismo. Estaba enfadado con él por hacerme sentir débil y conmigo mismo por permitirlo – “¿Qué me has hecho?” – di un gruñido cual animal rabioso y tomé sus nalgas entre mis manos, antes de empezar a moverlas rápidamente a mi antojo de arriba abajo. Después lo empujé a la cama boca arriba y volví a penetrarlo, elevé sus caderas a la altura de la mía y rodeé sus piernas alrededor de mi cintura, mientras con una mano lo sujetaba y la otra se enredaba en torno a su garganta. Lo embestí con fuerza y sin ningún tipo de delicadeza, quería oírlo gritar. Me mordí la herida del labio inferior hasta volver a hacerlo sangrar, necesitaba sentir ese sabor metálico en mi boca. Todo por no querer hacerle daño a él, porque como poder podía incluso arrebatarle la vida si me venía en gana cómo y cuándo yo quisiera. Hasta que me corrí dentro de su interior con otro gruñido, mientras apretaba los dientes con fuerza y sentía como mi respiración se agitaba.

    A continuación salí dentro de su interior y me desplomé, cansado, sobre su cuerpo, inmovilizándolo bajo mi peso. Esa no era mi intención, de hecho hice ademán de rodar a un lado, pero estaba demasiado agotado físicamente como para si quiera intentarlo. Tardé un par de minutos en recuperarme, mientras sentía como mi pecho subía y bajaba sin control y tomaba grandes bocanadas de aire hasta que mi respiración volvió a estabilizarse. Entonces me aparté de él con rudeza, volví a subirme la ropa interior y abroché mi pantalón, antes de vestirme con una camiseta nueva y limpia de color blanco. Cuando, de pronto, una mancha de color rojo llamó mi atención; colcha y sábanas estaban manchadas ahora con la sangre y el semen de mi vecino. Seguí el recorrido con la mirada y vi que también se había ensuciado los muslos y por supuesto su culo. ¿Qué si me sentí culpable? No. Pero tampoco me alegré de verlo, como siempre. Era una nueva sensación extraña la que ahora yo sentía por dentro, y puesto que no la conocía no podía calificarla con el nombre de alguna emoción. Nunca me había tenido que preocupar por mis víctimas, así que me daba exactamente lo mismo si les hacía daño o no porque al final todas acaban igual; muertas. Me puse a pensar y no recordaba haber sido tan violento con él, como de costumbre. Aún así el carácter de cualquier persona y el protocolo de actuación a seguir decía que después de tener sexo con un desconocido debía, al menos, preguntar si se encontraba bien y si le había gustado. Porque yo lo había disfrutado ¡y mucho! Lo cierto es que a pesar de que odiaba el contacto físico, me gustaba mucho el cuerpo de Carlos. Si, tanto como para volver a repetir, otra vez, tanto como para permitirle vivir – Carlos, ¿te encuentras bien?

    Me quedé mirándolo durante uno segundos en silencio y después di media vuelta en dirección al cuarto de baño, donde llené la bañera de agua caliente, antes de volver a entrar dentro del dormitorio, otra vez. Cogí una sábana blanca y limpia del armario y con ella cubrí su cuerpo y su desnudez, antes de sentarme en un borde de la cama, a su lado – ¿Sabes? Yo cuando estoy triste o enfadado, siempre escucho música clásica. Me ayuda a relajarme y a concentrarme en mi trabajo – me acerqué al armario y cogí el fonógrafo que siempre me acompañaba en mis crímenes, antes de abrir un cajón y escoger entre los más de cien discos de vinilo a Beethoven con su canción de Für Elise. La música empezó a sonar y las notas inundaron la habitación con una melodía esperanzadora a ratos y melancólica la mayoría del tiempo. El piano era el centro de atención, no había más instrumentos, por lo que la composición era todo un espectáculo – Te he preparado un baño – dije, mientras sacaba toallas negras de un cajón, un pantalón de chándal y una camiseta de interior, antes de tendérselas en la mano. Aunque, a decir verdad, no sabía si podría levantarse por sí mismo y mucho menos si podría llegar hasta el cuarto de baño por su propio pie. Me quedé mirándolo durante un segundo con la cabeza girada hacia un lado y con algo parecido a lo que se le llamaría lástima y preocupación al mismo tiempo – ¿O prefieres una taza de té caliente primero? – algo caliente siempre sentaba bien, o al menos eso dicen. Pero lo cierto es que no sabía qué hacer ni qué decir en aquella clase de situaciones sociales. Ni si quiera tenía empatía para saber lo que se le pasaba ahora mismo por la cabeza.

    Aunque, de repente, recordé la vieja película de Los abrazos rotos de Almodóvar, cuando Harry (o mejor dicho Mateo, ya que eran la misma persona) le da un abrazo a Lena cuando se sentía mal. Si, Erich era alguien como Harry y Mateo como Ramsay, sólo que en vez de escribir guiones de cine yo me dedicaba a matar gente por el puro placer de poder hacerlo. Así que me acerqué hasta la cama otra vez y gateé hasta llegar a su lado; pasé lentamente un brazo por encima de sus hombros con torpeza y lo atraje con la mínima amabilidad de la que era capaz hasta mí sin mirarle a la cara. Ahora sonaba Vivaldi, con su casi alegre música de verano No.2 en g, allegro – Siento… si te he hecho daño – no podía decir que no era mi intención. Irónicamente no sentía nada, estaba vacío y hueco por dentro, yo quería hacerle daño, pero no más por hoy. No me arrepentía de nada, porque en aquel momento lo necesitaba, pero después de todo… me dejaba un regusto agridulce en la boca con el que no contaba.
     
    Top
    .
  14. •Shena Uchiha•
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Le observé con confusión al sentir su mano tomar algunos de los mechones que se habían desaliñado con toda la 'actividad' reciente, llevándolos suavemente de nuevo detrás de mi oreja... No entendía el por qué de aquel gesto medianamente amable después de cómo había actuado... Porque que al final hubiese colaborado no quería decir que lo que me había hecho no había sido una violación "Si no hubiese sido por ese jodido psicópata caprichoso habría ordenado mi piso y ahora estaría allí durmiendo tranquilamente"Pensaba, y cuanto más pensaba peor me ponía... Desvié la mirada, sintiendo sus dedos hundirse entre mis cabellos, que irónico, así es como debería haberse comportado desde el principio en el hipotético caso de que yo hubiese aceptado aquello, cosa que nunca habría sido así. Claro que la actitud 'amable' duró poco, pues al momento me agarró fuertemente del cabello, jalando hacia atrás -Ngh-Di un leve quejido, y eso fue lo único que pude hacer mientras rozaba mi cuello...Estaba demasiado agotado como para seguir resistiéndome y luchando, digamos que me había resignado, porque ni muerto diría que me gustaba aquello... Detestaba que me tocara, detestaba tener su polla dentro de mí, detestaba haber sentido placer con algo tan odioso, detestaba haber sido violado de nuevo; y lo que me quedaba, porque él aun no se había corrido.

    De golpe agarró mis nalgas, comenzando a moverlas a su antojo con más violencia que nunca -¡B-basta! No...-Gritaba, desesperado, aquella mezcla de dolor y placer me inundaba de nuevo mientras lo poco que quedaba en buenas condiciones era desgarrado y destrozado... creo que estaba sangrando de nuevo. Me arrojó a la cama y volvió a penetrarme, tomando mis caderas y elevándolas al nivel de las suyas, cruzando mis piernas en su cintura para luego, con una mano sujetándome y la otra en mi garganta, volver a embestirme con toda la fuerza y salvajismo que pudo mientras yo gritaba hasta quedar afónico, no podía más, era como un animal. Mi cuerpo estaba destrozado, mi mente solo quería desconectar para no sufrir más, pero el dolor constante se lo impedía y yo... yo solo quería que aquello acabase. Le observé, mis ojos estaban nublados, no estaba seguro si por las lágrimas que se negaban a salir, por las punzadas de dolor a cada penetración o por el placer que en el fondo me provocaba; se había mordido el labio con tanta fuerza que había reabierto la herida, aunque no estaba seguro de si había sido a propósito o no... Y por fin pasó, sentí el espeso líquido llenarme por dentro, se había corrido dentro de mí, había acabado... por fin me dejaría tranquilo... aunque la sensación de tener aquella cosa dentro nunca había dejado de ser horripilante, y no me refería exactamente a su miembro, sino a lo que me había dejado dentro y me costaría un dolor sacar. "Exactamente igual que de pequeño"

    -Haa..-Gimoteé aliviado al sentir como finalmente salía de mí, lo malo fue que se dejó caer sobre mi cuerpo "Como si pesara poco". Solo pude observar el techo, esperando a que se apartase lo más pronto posible. Aun cuando se alejó me quedé ahí, no tenía fuerzas como para irme a mi casa, mis piernas aun temblabam levemente después de lo aguantado en aquella horrible noche. Me acurruqué, haciéndome un ovillo, no podía más... Tanto mis caderas como mi trasero dolían horrores, solo esperaba que aquello no me afectase para mañana, porque sería un problema si tenía que perseguir de nuevo a aquel hombre, por llamarlo de alguna forma. Lo miré de reojo en el momento en que se atrevió a abrir la boca, casi con odio, pero, sobretodo, con cansancio. No respondí, no me quedaban fuerzas para hacerlo, ni ganas. Tras unos segundos en silencio se largó al baño, dejándome allí solo... Cerré los ojos con fuerza, abrazándome a mí mismo "¿Por qué?... ¿Por qué tiene que pasarme a mí? ¿Por qué de nuevo?"Tuve que contener las lágrimas, ya no era un niño debía recordar aquello. Tiempo después regresó, cubriéndome con una sábana, al menos había hecho algo bien. Escuché sus palabras y simplememte lo volví a ignorar, podría gritarle mil cosas en aquel momento de las que no me arrepentiría, pero no quería pelear... ya me encargaría mañana de dejarle las cosas claras. Me acurruqué un poco más, escuchando la música sonar "¿Un fonógrafo? Es... extraño..."Pensé, era bastante extraño encontrar a alguien que tuviese algo así, en especial con esa edad. Suspiré mientras le escuchaba, observando la ropa que me había dejado al lado -No, gracias...-Un murmullo tan débil como ronco... Me quedé allí unos segundos más, tratando de reunir la fuerza suficiente como para ponerme en pie e ir hasta el baño cuando le vi acercarse, me tensé, pensando que quería hacer algo más... para mi sorpresa solo me abrazó, un abrazo frío y vacío junto a una disculpa. -Olvídalo...-Bajé la cabeza, pasé sutilmente un brazo por su espalda... a penas tocándolo. 'Correspondiendo' en cierta forma antes de ponerme en pie, dejando caer la sábana al suelo, no quería mancharla al andar.

    Caminé con pasos inseguros y temblorosos hasta el baño, pero conseguí llegar, para entonces aquella cosa se había escurrido entre mis muslos "Asqueroso" así que me metí al agua lo más rápido que pude, teniendo que meterme de rodillas; no podía sentarme. Me lavé varias veces, queriendo quitar toda huella que hubiese dejado en mí, me daba un tremendo asco el solo recordar lo ocurrido, al punto de querer vomitar. Salí en cuanto me sentí medianamente limpio, secándome y poniéndome de mala gana su ropa que me quedaba bastante grande, por cierto. Recogí y limpié el baño, no era ningún guarro, además de que había dejado más de un rastro de sangre y eso si que no podía dejarlo ahí. Una vez todo en condiciones volví a la habitación sin mirarle y acurrucándome en un extremo de la cama, solo quería dormir... dormir y olvidar.

    Desperté temprano a la mañana siguiente con el pelirrojo al lado, que dormía como si nada "Hijo de puta..."Ya lo había pensado varias veces. Fue incorporar,e y ver las estrellas, definitivamente no podía sentarme... Y cuando me levanté no fue mucho mejor... Busqué lo que quedaba de mi ropa, incluso la camiseta destrozada, aquello podía ser utilizado en mi contra, así que no pensaba dejarlo... me puse mis pantalones y dejé su ropa donlada sobre la cama antes de echarle una última fría mirada y salir de la casa dirección a la mía. -Que desastre..-Resoplé, buscando algo qué comer y un cambio de ropa, tirando la camiseta rota a la basura; había pensado en quemarla, pero creo que eso ya era demasiado. Aun con todos los dolores que tenía encima fui desembalando cosas y limpiando hasta poder adecentar aquello... "Después de esto tengo que ir a comisaría"Pensaba, suspirando, pero lo único que venía a mi mente eran los recuerdos de la noche anterior, y que me hacían temblar "Definitivamente debo alejarme de él".
     
    Top
    .
  15.     +1   -1
     
    .
    Avatar

    Alles ist erlaubt

    Group
    Clan Asesino
    Posts
    372

    Status
    Anonymous
    A la mañana siguiente me desperté antes de que saliese el sol para deshacerme del cadáver que tenía guardado en el congelador – “Vaya mierda” – pensé, mientras recordaba la forma en la que había acabado con su vida asfixiándolo y porque, o mejor dicho por quien, lo había hecho. De pronto, me puse a pensar en todos los recuerdos de la noche anterior; el crimen no era uno de ellos y mi querido agente de policía tampoco, no, yo sólo pensaba en cómo había salvado a Carlos de aquel violador y como minutos después acabé por hacer lo mismo, mientras mi vecino gemía y gritaba de placer y dolor sin ningún tipo de pudor al mismo tiempo. Se me puso dura pensando en él y fue entonces cuando supe que debía alejarme de mi vecino lo antes posible. Pero, aún así, el deber era una cosa y el poder otra; yo ni quería ni podía. Me giré a un lado buscando al susodicho, pero cuando descubrí que se había marchado no me sorprendió lo más mínimo – “Chico listo” – pensé, irónico, y con una sonrisa en los labios. A continuación me levanté de la cama, eché las sábanas sucias a lavar dentro de la lavadora y me di una ducha de agua fría, después salí fuera, me vestí con unos vaqueros y una camiseta verde de manga corta. Luego me dirigía a la cocina y, mientras acababa de desayunar mi café con leche sin azúcar, abrí el congelador, donde se encontraba congelado el mal afortunado violador. Me puse guantes de látex y un mono de color blanco precintado con cinta aislante por todas las extremidades para que la sangre no me salpicase. Después lo metí dentro de la bañera y empecé a descuartizar el cadáver con una sierra y, como estaba petrificado, no me llevó mucho tiempo seccionar los miembros, uno a uno. Seguidamente metí todos los trozos en una bolsa de basura, guantes y mono incluidos, y la cerré dispuesto a marcharme; tenía que deshacerme de él y preparar mi nuevo crimen. Sin embargo, dejé la bolsa un momento en el suelo y cogí un post it amarillo y un bolígrafo – 12:00, Bierkönig, ¿Te atreves? – escribí, antes de dejarlo pegado en la puerta de en frente y bajar por las escaleras.

    A las 4:30 acabé de preparar la siguiente función; debía ser rápido porque en caso de que Carlos aceptara la invitación tendría el tiempo justo para volver a casa y cambiar de ropa corriendo, antes de dirigirme al lugar en cuestión y buscar a mi vecino entre el tumulto. Para esta ocasión había optado por una piscifactoría, por supuesto me había encargado de asesinar previamente a los dos vigilantes que hacían el turno de guardia esa noche y apagar todas las cámaras de seguridad. Encendí el fonógrafo y Für Elise de Beethoven comenzó a sonar de fondo, antes de encender la cámara de video y sentarme sobre un taburete de madera con la cara cubierta por una nueva careta; un zorro – Buenas tardes, mí querido agente. Espero que haya aprendido la lección; si llega aunque sólo sea un minuto tarde, la víctima morirá, y si vuelve a desobedecer mis órdenes, puede que sus compañeros del cuerpo de policía vuelvan a saltar por los aires – hice una pausa para que asimilara toda la información y me aparté a un lado para mostrarle lo que le tenía preparado – Le presento a Mike, Mike saluda a mi amigo, vamos, no seas tímido – el joven estaba maniatado de pies y manos con cadenas de acero dentro de un taque de agua de cuello para abajo, donde sólo la cabeza quedaba al descubierto y así poder respirar. Al menos habría quince metros de profundidad hasta el fondo, y si no moría ahogado por culpa del bloque de cemento que con tan sólo retirar una palanca acabaría sumergido hasta lo más profundo, uno podía imaginar qué pasaría si el otro tanque de agua que había sobre él abría sus compuertas y le caían encima más de cien pirañas hambrientas. Para acceder al tanque había una pasarela de metal, donde únicamente se podía acceder por unas escaleras del mismo material, quedando así a más de veinte metros de altura – ¡Por favor! ¡Ayúdenme! ¡Socorro! – gritó, desesperado, tenía los labios amoratados y los dedos arrugados. El agua estaba fría o más bien helada, concretamente a bajo cero, por lo que quemaba como mil agujas en la piel llevando sólo un bañador puesto.

    -Pero bueno, ¿a qué viene tanto escándalo? ¡Si todavía estás vivo! – bromeé con sorna, mientras me reía. Después me levanté y me acerqué andando lentamente hacia la cámara, me acuclillé en frente de ella, en el suelo, de manera que sólo enfocaba a la careta de zorro – Agente, acérquese, vamos, no tenga miedo, quiero decirle algo al oído; estoy muy enfadado con usted por lo de la otra vez, ¿sabe? Usted es mi buen agente de la ley, el héroe que todos esperan que sea, así que no vuelva a fallarme, ¿vale? – volví a sentarme en el taburete de madera – Como castigo por su insensatez, he decidido cambiar las reglas del juego; le diré la hora, cuente los dedos de los pies (6) de Mike que metí dentro del sobre junto con el DVD, pero no le voy a decir el lugar exacto. Londres tiene cinco o seis piscifactorías, así que yo de usted no perdería más el tiempo y me pondría a buscar rápidamente, una por una. Porque, claro, no querrá que vuelta a pasar lo de la última vez ¿verdad? – me di la vuelta y levanté la careta para beber de una botella de agua, antes de volver a girarme de cara a la cámara – Oh, se me olvidaba, una última recomendación; espero que sepa nadar. Tenga mucho cuidado con el suelo, últimamente resbala mucho – cogí la cámara con las manos para enseñarle como todo el suelo estaba encharcado y lleno de agua hasta la altura del tobillo, ya que había dejado varios tanques abiertos a propósito por algo que no se me había olvidado, o mejor dicho, no quería contarle a mi buen agente de policía – ¿Qué me dice, agente? ¿Se atreve a jugar a mi juego?

    Después apagué la cámara de video. Lo único que tenía que hacer mi buena agente de la ley era llegar sólo y a la hora acordada, nadar hasta la escalerilla de metal y subir hasta la pasarela; donde tendría que ingeniárselas para llegar a la palanca roja y así vaciar el tanque de agua, el único problema era que estaba al otro extremo de la pasarela y que, por supuesto, ya me había encargado yo de retirar la mitad para que no pudiera alcanzarla con tanta facilidad. De manera que había un buen trecho entre ambas pasarelas; así que o se tiraba al agua o tenía que arriesgarse a saltar. Había un contador sobre la pared que le indicaba el tiempo; tenía exactamente 20 minutos para hacer todo o la víctima moriría ahogada o devorada por pirañas. Lo que no le había contado a mi buen agente de policía es que en el caso de que lograse evitar las pirañas y deshacerse del agua para que no se ahogara, había colocado dos pinzas eléctricas al tanque para que la víctima muriera de todas formas electrocutada – “Mi juego, mis reglas” – pensé, detestaba perder.

    SPOILER (click to view)
    A ver; ¿Cómo lo hacemos? a) Iago se cae y Ramsay lo ayuda a subir, ¿acabando los dos a golpes? luego Ram se escapa y ¿quedan en el bar/casa antes de volver a violarlo? xD
    b) Acaban a golpes, Ram le da un empujón y Iago está a punto de caerse y finalmente lo sube. Pero, lo sube cuando la víctima ya ha muerto devorado por las pirañas para que no pueda hacer nada. Digamos que Iago está cansado y así le da tiempo a Ram a salir corriendo antse de llegar ambos a casa, cambiarse y dirigirse al local/casa? y bueno ya sabes el final xD puedes mover a mi personaje para la pelea
     
    Top
    .
67 replies since 19/6/2014, 18:06   1048 views
  Share  
.