Anywhere (Two-Shot) FINALIZADO

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    Hola
    Vengo a dejarles este Two-shot, espero que les guste.

    No he actualizado mis otros fics, porque dentro de unos días tengo un examen muy importante y esto me tiene bloqueada, sin embargo tenía planeado este Two- shot desde hace mucho (y con los nervios siento que escribo mas rápido).

    Espero actualizar ~sweet and sour~ la proxima semana



    —❤—❤—❤—
    “He oído a unos juglares que hablan del comienzo y del fin. Pero yo no hablo del comienzo y del fin. Nunca ha habido otro comienzo que este de ahora, ni más juventud que esta, ni más vejez que esta; y nunca habrá más perfección que la que tenemos, ni más cielo ni más infierno que este de ahora.”

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    Prólogo




    Solo

    Así era como se sentía Hiroki en medio de esa ostentosa fiesta. La música suave de los violines resonaba en sus oídos, las risas falsas, los comentarios hipócritas. Todo pasaba a su alrededor y él tenía que estar junto a su prometido, fingiendo una sonrisa.

    Su padre lo miraba desde el otro lado de la estancia, vigilando con ojos de hierro, su madre le lanzaba una mirada severa, y la que había sido su nodriza desde que tenía memoria tenía pintado en sus dulces ojos la lástima.

    Miro a su costado a su prometido, era un hombre fuerte y de mirada severa. Era viudo, por lo que le sacaba varios años de edad al joven príncipe, pero era un buen partido para él según le había dicho su padre, pues poseía uno de los reinos más poderosos y temidos. Algo muy conveniente para su propio reino estaba a punto de desmoronarse por culpa de la guerra. Los habitantes morían de hambre, las tierra fértiles se secaban, y las pocas cosechas rescatables a veces eran arrasadas por las plagas era todo una catástrofe. Y él, al ser un doncel no podía heredar el reino, algo preocupante al ser el único hijo que el matrimonio tenía en común.

    Todos los invitados los felicitaban y el rey hacia una leve reverencia con una ligera sonrisa en los labios, sin embargo Hiroki no podía sentirse más infeliz. Toda su vida había vivido en ese castillo, aislado de todos, y ahora solo saldría para entrar a otra jaula en un reino lejano y desconocido. Desde que había nacido tenía responsabilidades como el príncipe que era, cada día más agotador y vacío que el anterior. Sin embargo no podía hacer nada por evitarlo… ¿ese era su destino?

    En un momento la música se detuvo, y sin darse cuenta se encontró con su prometido en medio del gran salón, el rey se arrodillo y de una pequeña caja saco un brillante anillo dorado, que coloco en su delgado dedo.

    Hiroki se encontró atrapado en esas paredes, sentía todas las miradas sobre él, todo el peso del mundo sobre sus hombros, el aire la había empezado a faltar, todo giraba a su alrededor, de pronto el anillo en su dedo parecía pesarley las ropas caras que lo cubrían comenzaron a quemar su piel; no podía aceptar.

    Con lágrimas en los ojos salió de la estancia; tenía que escapar.

    Si salía por la puerta delantera, ésta lo llevaría directo a la ciudad, donde el ejército de su padre le daría alcance y lo traería de vuelta al castillo, pero si salía por la puerta trasera saldría directo al bosque el cual le aterraba, pero había más probabilidad de escapar.

    En cuanto salió de las gruesas murallas apenas pudo respirar el cálido aire de primavera antes de echarse a correr. No supo cuánto tiempo estuvo corriendo antes de oír los cascos de los jinetes resonar a unos pocos metros de él, por suerte el siempre había sido pequeño y delgado y pudo esconderse detrás de unos matorrales mientras los soldados lo pasaban de largo. Y él se perdía en la oscuridad del bosque.

    —❤—


    Llevaba dos días en el bosque.

    Se había desprendido de varias de sus ropas pues sabía que había varios proscritos en el bosque que podían atacarlo pensando que traía algo de valor, no había comido nada pues no sabía cazar o si algunas de las frutas y bayas que crecían en los arbustos eran venenosas.

    El cálido aire lo confortaba un poco, pero no demasiado. Él, que nunca había salido de los muros del palacio de pronto estaba en medio del bosque.

    Se sentía agotado a medida que caminaba, todo se volvió confuso y se dejó caer cerca de un árbol.

    Un sonido cortó el aire y una flecha se enterró en el tronco a un lado de su mejilla

    —❤—


    Había sido un agradable día, el sol estaba en lo alto del cielo y el bosque estaba despejado. Se levantó temprano y colocó varias trampas por todas partes, justo cuando colocaba la última alcanzó a oír algo que se movía y aplastaba las hojas a su paso.

    Por lo que podía oír lo que se movía era más grande que un jabalí, pero no tanto como un lobo o un oso, tal vez se tratara de un ciervo. Se dijo que era su día de suerte. Sacó de su carcaj una flecha y se movió despacio con su arco en mano, esperó a oír otro movimiento y entonces disparó. No volvió a oír nada más por lo que pensó que había dado en el blanco, así que removió unos arbustos donde pensó que se hallaría a su víctima.

    Pero en lugar de un ciervo vio a un joven.

    No debía de tener más de 17 años y llevaba la ropa y la cara sucia, pero aun así le pareció hermoso. Tenía un cabello castaño que brillaba con el sol y unos hermosos y resplandecientes ojos que mostraban temor. Se dio cuenta entonces que el joven estaba temblando y parecía que el color se le estaba yendo de la cara.

    Se acercó un poco y el chico se removió en su lugar, incapaz de levantarse mientras un sollozo se escapaba de su boca.

    —No temas. Ven— le hablo despacio, mientras estiraba una de sus manos y esperaba que el otro la tomara.

    Hiroki estaba aterrado, no pensó que hubiera alguien en esa parte del bosque ¿por qué habría de estarlo? El hombre ente él era realmente alto, de marcados músculos, tez blanca y brillante cabello azabache, no parecía un proscrito pues llevaba unas buenas botas y ropa limpia. Sin embargo, no confiaba en él, por lo que no se movió ni un milímetro de donde estaba.

    El azabache, al ver que Hiroki no se movería se agacho hasta quedar a su altura y de uno de sus bolsillos saco un pedazo de pan, a Hiroki le brillaron los ojos cuando el extraño se lo dio y lo comió con rapidez. El azabache sonrió, pues Hiroki parecía una pequeña ardilla.

    —¿Cuál es tu nombre?— le pregunto suavemente mientras el castaño terminaba con el bocado que tenía en la boca.
    —Hiroki— él no tenía miedo de que pudiera reconocerlo, después de todo muchos de los habitantes del reino no sabían realmente su nombre y se dirigían a él como príncipe.
    —¿Y qué haces en medio del bosque Hiroki? No me dirás que eres un proscrito— Hiroki negó con la cabeza, realmente no quería decir la verdad, pero tampoco era muy bueno para mentir —¿Entonces qué haces aquí?
    —Escape de mi casa.
    —¿Por qué?
    —Mis padres quieren obligarme a casarme — el azabache asintió, era una historia común, pero en chicas, así que se preguntó qué tan grave sería el problema para que un chico escapara. Decidió no preguntar más y se volvió a levantar.

    —Tengo una cabaña, no muy lejos de aquí, puedes acompañarme si quieres— le dijo suavemente.

    Hiroki estaba a punto de negarse, pero esos ojos azules parecían tan sinceros que no lo hizo. Acepto la mano que el azabache le ofrecía para levantarse y lo siguió por el bosque.

    —Por cierto, mi nombre es Nowaki.


    Edited by ~Akemi~ - 28/12/2017, 20:20
     
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  2. KaoriKusama
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    Esto promete musho conti :=PENSDF: :=hurrahrr:
     
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    "El Yaoi no es solo un gusto,ni mi pasión...¡Es mi vida!"
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    Hola Akemi Chi!!!

    Kyaaaaa que alegría!!! otro fic tuyo hace que salte de felicidad *w* y es tan hermosos, amo cuando ponen a Hiroki tan sumiso *0*

    Ya Nowaki se topó con él, espero que no le deje ir n_n

    Solo será un two shot? :( nooo esta historia merece todo un fic, quiero mássss, esperaré ansiosa la conti de este y de tus otros hermosos fics *w*

    Cuídate mucho, hasta pronto!!!
     
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  4. Angela Nekokomi
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    me encantan este tipo de historias :=yeahyie: con príncipes y realeza *-* , estoy ansiosa :=duouou: por el segundo capitulo :D :=duouou:
     
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    Seguiré por ti esperando, mi vida no llores, que te estoy mirando.

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    Ashdidndjdj(?)
    Tus fic's siempre me emocionan, ya casi no me paso por aquí.
    Me alegra que hagas historias de mi pareja favorita de Junjou.
    Solo un Two-Shot 0.0
    Nooo!! Yo quería un poco mas u.u
    Por favor! No tardes tanto en actualizar, esperó el final de esta bella historia pronto :3
     
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    Hola

    Gracias a las personas que comentaron esta historia, no pense que con el prólogo atrajera tanto.
    KaoriKusama: gracias por comentar. Me legra que te éste gustando este fic por fortuna traje rápido esta actualización, casi siempre me tardo un poco.
    Angela: a mi también me encantan estas historias de príncipes, no se por qué no hay tantas.
    Melyoan y Ari-XRSK: A mi también me encantaría hacer esta historia mas larga, de hecho gracias a sus comentarios lo estuve pensando, pero el problema es que tengo muchas historias pendientes,y no quiero empezar mas historias sin terminar las que ya tengo. Probablemente haga un fic largo con inspiración en este, pero no por ahora. Lo lamento

    En fin, en unos dias salgo por fin de vacaciones, y espero tener tiempo para actualizar rapido

    Bye bye



    —❤—❤—
    “¿Las cosas serían más fáciles si hubiera una manera correcta de hacerlas?
    Querida no hay una manera correcta”


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    Capítulo uno




    Hiroki seguía con paso lento a Nowaki por el bosque. Aun les quedaban cuatro o cinco horas de sol por lo que pudo calcular.Se sentía cansado y hambriento y le costaba seguir el paso que Nowaki llevaba. Cuando llegaron a un lugar donde la hierba estaba muy crecida Nowaki lo hizo detenerse en seco.

    —Camina justo detrás de mí y fíjate muy bien por donde pisas— le advirtió.
    —¿Por qué?
    —En un momento lo sabrás — Nowaki le sonrió tranquilamente y avanzó con cuidado, con la vista en el suelo. Hiroki no sabía qué era lo que el azabache buscaba pero pronto lo averiguó. En el suelo, escondida entre la hierba había una trampa y un conejo atrapado en ella.Tenía manchas negras y los observaba con los ojos abiertos. Nowaki lo sacó de la trampa, y le desgarro el cuello con un afilado cuchillo.

    Hiroki emitió un chillido cuando la cálida sangre salió y retrocedió un paso. Asustado, miró a Nowaki.

    —¿Por qué hiciste eso? —su voz temblaba y él miraba fijamente los ojos azules de Nowaki que parecía extrañado.
    —¿Nunca has comido conejo?
    —Por supuesto que sí.

    Nowaki no entendía por que Hiroki se mostraba tan molesto y asustado, hasta que vio sus manos llenas de sangre y el conejo cogido por las patas boca abajo y con los ojos abiertos. Comprendió que quizá Hiroki no estaba acostumbrado a eso, aunque le parecía extraño, cualquier hijo de un campesino habría matado alguna vez alguna ardilla o un pequeño pájaro en los inviernos más crudos y casi a diario mataban animales en las granjas.

    Metió el conejo en una bolsa de cuero que llevaba colgada, recogió la trampa y miró a Hiroki con ternura.

    —Escucha Hiroki, tal vez esto no te agrade, tal vez nunca has visto a alguien matar a un animal— por la expresión que puso Hiroki, Nowaki supo que tenía razón —pero nosotros tenemos que comer y aun si nosotros no los capturáramos algún proscrito o un lobo les daría alcance—. Hiroki pareció entenderlo y asintió despacio; aun así no podía dejar de sentir un nudo en el estómago cada vez que el azabache desgarraba el cuello de alguna criatura.

    Pero pronto se olvidó de eso cuando vio un arbusto lleno de frambuesas. Con el largo camino había olvidado el hambre que tenía y ahora que miraba las frambuesas la boca casi se le hizo agua. Se alejó de Nowaki, tomó una cuidadosamente y la llevo a su boca, saboreando lo dulce que era.

    —¿Te gustan?— el azabache llevaba un largo madero en uno de sus fuertes hombros con unos pavos silvestres atados a el, ahora parecían quietos, aunque Hiroki aun podía oírlos respirar. Se peguntó de dónde los había sacado.
    —Sí, además tengo mucha hambre.
    —Pronto llegaremos a mi casa— Le aseguró Nowaki y se sentó a un lado del castaño mientras tomaba una de las frambuesas que crecían en el arbusto. En ese momento ambos permanecieron en silencio mientras seguían comiendo las frambuesas, hasta que Hiroki vio otro arbusto a un lado, éste tenía unas bayas de un rojo brillante, Hiroki jamás las había visto.

    —Nowaki ¿Qué son?— preguntó tomando una baya en sus manos, era realmente diminuta y parecía dulce.
    —Nunca debes comerla.
    —¿Por qué?
    —Si comes una o dos te sentirás mareado toda una tarde, si comes un poco más entonces vomitaras todo lo que entre por tu boca, al final, con no muchas podrías morir— Nowaki tenía una voz tranquila mientras decía aquello, pero Hiroki pudo ver el temor en sus ojos.

    Observo detalladamente la baya y la aplasto, de ella salió un dulce aroma y sus dedos quedaron manchados de rojo.

    —❤—


    Llegaron a una pequeña cabaña casi cuando caía la noche. Hiroki admiró lo bien construida que estaba, pues lucía sólida y cálida. Siguió a Nowaki hasta lo que perecía un pequeño establo, ahí había un caballo moteado realmente hermoso que parecía haber estado esperando a Nowaki. Hiroki observo como lo acariciaba con dulzura para después darle un poco de alimento.

    A un lado del establo había un pequeño corral, y ahí metió a los pavos, los desato y les dio de comer, Hiroki se preguntó por qué lo hacía.

    —Acompáñame— Hiroki siguió a Nowaki al interior de la cabaña, todo estaba a oscuras hasta que Nowaki encendió algunas velas. El lugar poco a poco adquirió luz en cada esquina y Hiroki pudo apreciarlo. Notó que apenas entraba había una improvisada y pequeña cocina, la sala se extendía a unos cuantos pasos aunque contaba con una chimenea y unos pequeños sillones cubiertos con piles de animales, había una habitación que parecía anexa al resto de la construcción.

    Nowaki tomó un conejo de su bolsa y se dispuso a quitarle la piel, hasta que vio que la cara de Hiroki palidecía.

    —Por qué no vas a la sala y enciendes la chimenea— Aunque hacía calor Hiroki no se negó.
    Cuando llegó a la chimenea notó algo más, arriba había libros. ¿Cómo era eso posible? Los libros eran excesivamente caros, solo las iglesias y los reyes poseían grandes bibliotecas y aunque los que Nowaki tenía no eran más de cinco tomos se sorprendió.

    —¿Cómo los conseguiste?— le pregunto al azabache tranquilamente mientras se sentaba en uno de los sillones.
    —Mi padre era un sacerdote, así que cuando murió los conserve— eso tenía una explicación lógica. No era poco común que los sacerdotes tuvieran amantes y después hijos, era un secreto a voces; pasaba desde con sacerdotes pertenecientes a aldeas pequeñas hasta con los obispos.

    A Hiroki le dio mucha curiosidad preguntar por el pasado de Nowaki pero se abstuvo pues pensó que sería grosero preguntar, pero para su sorpresa Nowaki comenzó a relatar.

    —Era el hijo del sacerdote de un pequeño pueblo y mi madre era su ama de llaves, técnicamente todo el pueblo lo sabía, pero se abstenían a contármelo; aunque no era como si yo no lo supiera. Cuando murió nos dejó a mi madre y a mí varias extensiones de tierra, pero unos años después ella también murió.

    Hiroki se preguntó entonces que hacia ahí, en medio del bosque y cazando conejos. Muchos de los sacerdotes tenían grandes extensiones de tierras pues los fieles se las regalaban cuando morían y no tenían herederos o cuando querían alguna indulgencia. O bien, si el sacerdote le había enseñado a escribir y leer a Nowaki, él podría servir a una gran dama a redactar sus cartas o al mismísimo rey. Pudo ser rico con las tierras que tenia o recorrer con el todo el mundo a los lomos de un caballo.

    —Viví mucho tiempo en la aldea, luego en una gran ciudad y me mantenía de las rentas de las tierras que tenía. Pero aunque podía emborracharme todo lo que quisiera y tener a cualquier hombre o mujer que deseara no me sentía feliz. Hasta que un día llegue al bosque y de cierta manera, sin nada a mi alrededor y viviendo gracias a mi esfuerzo y dedicación a cada cosa que hacia me dí cuenta que era feliz. Dejé la ciudad, regalá la tierra a aquellos que la necesitaban, tome lo poco que tenía y comencé a construir, después de un año de vivir en el bosque terminé esta cabaña.

    A Hiroki le parecía increíble lo que Nowaki le contaba, y no pudo dejar de sentir una gran admiración por aquel hombre frente a él.

    Pronto un apetecible aroma inundo la cabaña y Nowaki lo llamó para comer. Hiroki estaba realmente hambriento y devoro el cojeo asado y el pan que Nowaki le servía.

    El azabache lo miraba divertido, sin embargo sepreguntó cuánto tiempo llevaría sin comer. Limpió la comisura del labio de Hiroki con una pequeña servilleta y Hiroki se detuvo y enrojeció. Nowaki soltó una pequeña risa por la acción tan tierna.

    Cuando ambos terminaron de cenar Hiroki se sintió realmente cansado, como si después de esos casi tres días su cuerpo por fin le pasaba factura. Nowaki lo miro frotar sus ojos y suspirar.

    —Puedes dormir en mi habitación. Está ahí—le dijo señalando una puerta. Hiroki iba a negarse, pero el cansancio no lo dejo, no tenía idea de cuento añoraba una cama suave y sabanas cálidas. Mientras se levantaba miro a Nowaki e hizo una pequeña inclinación con su cabeza.

    —Muchas gracias por dejarme quedar aquí, no tengo forma de pagártelo — Nowaki camino hasta él y revolvió con ternura el cabello..
    —No podía dejarte solo en el bosque. Y estoy casi seguro que tú hubieras hecho lo mismo por mí.

    Hiroki lo miró por última vez antes de entrar a la habitación que solo tenía una cama y un pequeño ropero, pero eso fue lo que menos le importo. Se metió entre las sabanas y por primera vez en días durmió tranquilo y soñó con los ojos azules de un ángel.

    —❤—


    —Hiroki— su voz sonaba tan lejana que el castaño no pensó que fuera real y siguió con los ojos cerrados, abandonándose al sueño.
    —Hiroki, levántate— ahora podía oír la voz más cerca y sentía unas fuertes manos moverlo delicadamente. Abrió los ojos despacio, y en la oscuridad se encontró con la silueta de Nowaki —Tenemos que irnos— Hiroki no sabía a qué se refería, pero salió de la cama y después cuando cuando ambos salieron de la cabaña Hiroki se dio cuenta que aún no amanecía, pero que no faltaba mucho.

    Afuera los espera el caballo de Nowaki atado a una carreta.
    —Puedes ir dentro de la cerreta y dormir un rato— Hiroki se subió a la carreta que llevaba ropa limpia y varias cestas. También había una gran manta roja, se tapó con ella y durmió por unos minutos más. Cuando despertó los pájaros cantaban con más fuerza y el sol comenzaba a salir, seguían en movimiento, pero unos minutos después Hiroki pudo oír el sonido que hacia el agua al pasar rápidamente y la carreta fue deteniéndose hasta llegar a la orilla del río.

    No era un río tan grande, pero sin duda sus aguas eran rápidas. Desde donde estaban se podía ver una pequeña cascada y había algunas rocas en las orillas.

    Nowaki desato al caballo y sacó unas cosas de la carreta dejándolas un poco apartadas de la orilla, pero a la vista. Hiroki lo miraba curioso aun en el interior, hasta que Nowaki comenzó a sacarse las botas y luego la camisa, dejando ver sus fuertes músculos. Hiroki aparto la vista avergonzado, nunca había visto a alguien aparte de sí mismo sin ropa y ahora Nowaki estaba quedando completamente desnudo ante él.

    Escucho el cuerpo de Nowaki zambullirse en el agua del río. Entonces lo vio con el cabello mojado y el agua golpeando su cuerpo.

    —Ven Hiroki, el agua no está tan fría— Hiroki no tenía miedo el frío, sino del cuerpo desnudo de Nowaki y del suyo propia. Sin embargo no desobedeció a Nowaki y aun aferrado a la manta roja poco a poco se despojó de su ropa.

    Únicamente soltó la manta cundo el agua del río cubrió su cuerpo. El agua era refrescante, sin embargo Hiroki temía que el río se lo llevara así que se atajó detras de una roca y comenzó a lavar su cuerpo. Nowaki frotaba unas extrañas hojas sobre su cabeza y estas formaban una gruesa espuma. Nowaki le hizo una señal para que se acercara, entonces el cuerpo de Hiroki se tensó y con cuidado nadó hasta Nowaki.

    Cuando quedó frente a él se dio cuenta de lo pequeño que realmente era a comparación del azabache y se sintió avergonzado, pero Nowaki le sonrió dulcemente y Hiroki se perdió en esa sonrisa olvidando su vergüenza. Nowaki comenzó a frotar las mismas hojas sobre su cabello castaño y Hiroki cerró los ojos por lo bien que se sentía ese masaje.

    Pronto, ambos quedaron igual de enjabonados, entonces Nowaki tomo un gran respiro y se zambulló en el agua seguido por Hiroki. Bajo el agua ambos pudieron versea los ojos, estaban muy cerca uno del otro y entonces ambos volvieron a salir a la superficie, riendo por cómo se veía el otro y volvieron a repetir la acción.

    Ambos salieron del río, con sus sus risas oyendose por el bosque. Hiroki rápidamente se puso la manta sobre los hombros agradeciendo que esta lo cubriera en su totalidad y comenzó a secar su cuerpo. Nowaki también llevaba una toalla y cuando hubo terminado de secarse se puso una ropa limpia que llevaba, y le pasó unas ropas más pequeñas a Hiroki.

    —Gracias— Hiroki se preguntó de dónde las había sacado.
    —No te preocupes, las tenía guardadas. Solo espero que no te queden muy grandes.

    Las ropas no eran muy grandes, sin embargo Nowaki ya no podía ver las suaves curvas del cuerpo de Hiroki. ¿Por qué negarlo? Desde que lo había visto en el bosque no podía quitarle los ojos de encima. No solo veía su cuerpo, esos ojos destellantes lo tenían hechizado, esa sonrisa dulce lo desorbitaba, le gustaba sus rasgos pequeños, la sonrisa tímida la constitución frágil de ese niño.

    Nowaki tomó una de las canastas que llevaban consigo y se la entregó a Hiroki.

    —Ve a buscar algunas fresas mientras yo lavó la ropa— Hiroki se tensó, pero asintió, aunque se quedó algunos segundos con su ropa, para después entregársela a Nowaki.

    —❤—


    Hiroki se adentró un poco al bosque, al lugar donde Nowaki le había indicado que podía encontrar las fresas y empezó a escogerlas de entre los arbustos para llenar rápidamente la canasta, que no era para nada pequeña.

    Cuando terminó sacó del bolsillo un pequeño anillo.Era el que su prometido le había dado.

    Miro a todos lados y una vez que se aseguró de que no había nadie hizo un pequeño agujero en la tierra y enterró el anillo, Nowaki no debía saber de el.

    —❤—


    Algunos días después habían establecido una pequeña rutina, que comenzaba todos los días con sus idas tempranas al bosque para lavar su ropa. Apenas llegaron a la cabaña Hiroki se encargó de extender la ropa mojada para que se secara rápidamente. Cuando termino se sentó en una roca que había cerca y se quitó los zapatos. En el castillo le habían parecido lo más cómodo que podía haber, pero ahora que estaba en el bosque realmente los odiaba. Nowaki lo vio cundo masajeaba sus adoloridos pies y se acercó a él.

    —Dámelos, te los cambiare, pero tendrás que andar cuatro días sin zapatos— Hiroki no pudo sentirse más feliz que cuando Nowaki le dijo aquello.

    Caminaron a la parte delantera de la cabaña. Nowaki tenía su caballo de nuevo unido a la carreta que ahora iba rebosante de cosas. Había varios conejos salados o ahumados. Los pavos silvestres iban en jaulas, pues Nowaki le había dicho que las personas en la ciudad preferían comerlos frescos, también iban varias cestas llenas de frambuesas y fresas que deleitarían los paladares de las hijas de los condes, una pequeña jarra de miel, algunas hierbas, flores secas y los zapatos de Hiroki.

    —Recuerda lo que te dije. No salgas a menos de que sea estrictamente necesario. Hay suficiente comida para cuatro días, tendrás que salir al rio pero intenta ocultarte, no dejes entrar a nadie y apaga las velas y la chimenea a más tardar tres horas después del anochecer. Y asegura la puerta antes de dormir y cuando salgas.—Hiroki asintió como si fuera un niño pequeño. Nowaki subió a su caballo y revolvió los cabellos de Hiroki, luego se puso en marcha.

    —❤—


    El viaje a la ciudad más cercana estaba a un día y medio de camino a caballo, más las horas que tendría que comerciar. Le gustaba ir a esa ciudad pues además de que no tenía que alejarse mucho del bosque, ahí estaba el castillo de un rey importante y muchas personas iban a comerciar en el gran mercado de la ciudad. A pesar de lo avanzada que estaba la guerra nunca escaseaban productos en esa ciudad, aunque las cosas tenían un precio más elevado del habitual.

    Todo el camino se fue preguntando si Hiroki estaría bien, si le alcanzaría la comida, si no lo vería ningún proscrito deambular solo por el bosque. Hiroki no era ningún tonto, de hecho era muy listo, pero al mismo tiempo muy inocente, como si no conociera el mundo exterior.

    —❤—


    Había tres formas de entrar a la ciudad que estaba amurallada recientemente por la guerra. El castillo estaba al norte y detrás de el solo había bosque, y toda la cuidad se alzaba al sur. Al sur estaba la entrada principal una gran puerta de acero para la que se necesitaban a más de cien hombres para alzar y desplegar. Se desplegaba cuando salía el sol y se alzaba justo dos horas después del anochecer. Cuando cruzaban esa puerta se abrían más de ocho caminos para llegar a ciudades, aldeas o pueblos cercanos, por eso era la más concurrida.

    Las otras dos entradas estaban situadas al este y oeste, y estas tenían puertas más pequeñas, pero que estaban vigiladas por centinelas día y noche. Nowaki entró por la puerta este.

    Cuando llego a la ciudad fue bien recibido con un amigo suyo que le daba hospedaje cuando se quedaba atrapado en la ciudad.

    Inmediatamente se puso a vender todo lo que tenía, sin embargo en la ciudad había un aire pesado. Todas las personas que tenían problemas económicos y no podían comprar carne roja le compraban conejos, y ahora contaban las monedas de plata y se las daban como si no estuvieran seguros de que era la mejor elección.

    Cuando iba con los condes y sus hijas compraban las bayas siempre le sonreían con coquetería y se quedaban charlando con él, ahora se mostraban nerviosas, y miraban dentro de sus casas o a los lados de las calles como si esperaran a alguien o que pasara algo. En general le estaba costando vender todos los productos que llevaba cuando antes podía venderlos apenas llegaba, pero afortunadamente pudo vender todo unas horas antes de la puesta de sol. Lo único que le quedaba y que de hecho había olvidado eran los zapatos de Hiroki.

    Antes de vender los zapatos contó las monedas de plata que tenía y se acercó con un sastre. Compro ropa para Hiroki y también alguna para él, en comparación, la ropa para Hiroki se veía pequeña, y por un momento temió que la hubiera comprado muy chica, pero pensándolo bien, Hiroki era realmente bajito y delicado.

    Compró otras cosas esenciales como sal, harina para preparar pan, comida para su caballo. Entonces se acercó con el zapatero. Y le ofreció los zapatos de Hiroki. Sus ojos expresaron sorpresa cuando los vieron.

    -¿De dónde los has sacado?- le pregunto casi furioso y los examino concienzudamente.
    -¿Por qué? ¿No me los puedes cambiar?
    -Por monedas, no. Además me costaría mucho trabajo venderlos, solo podría vendérselos al hijo de algún conde, y tendría que pasar por varias preguntas.- Nowaki se preguntó cuál sería el valor de esos zapatos.
    -¿Entonces por qué me los podrías cambiar?- el zapatero se lo pensó un poco y al final miro a Nowaki.
    -Los zapatos están un poco sucios, pero te los podría cambiar por dos pares de botas y cinco monedas de plata, pero ese no es su valor original, es solo lo que yo te podría dar.- Nowaki se sorprendió de sobremanera preguntándose ¿de dónde había sacado Hiroki unos zapatos de ese valor?¿Acaso los había…

    -¿Entonces aceptas mi oferta o no?- El zapatero lo miraba esperando su respuesta, al final Nowaki acepto y tomó unas botas para Hiroki, otras para él, y se metió las monedas de plata en el pequeño saquito que llevaba en el cinturón.

    Dejó las cosas en su carreta y acaricio a su caballo antes de meterse a la casa y sentarse en un banco. El asunto de que pasaba en la ciudad lo seguía aquejando. Nadie quería decirle nada, y él no tenía forma de averiguarlo, su amigo estaba fuera de la casa. La única que estaba ahí en ese momento era la sirvienta que lo miraba de reojo de vez en cuando.

    Decidió salir un momento para pensar mejor, además ahora estaba el asunto de donde había sacado los zapatos Hiroki.

    Pero pronto un sonido lo hizo dejar de pensar en todo. Los cascos de unos jinetes se oían no muy lejos de donde él estaba, parecía que eran más de cincuenta, y las personas no sabían si entrar a sus casas o quedarse donde estaban. Pronto pudo ver al ejercito del rey entrando a las humildes casas de las personas y saquear todo, algunas se alejaban despavoridas por las brillantes espadas.

    Nowaki estuvo a punto de regresar a la casa de su amigo recortando a la joven sirvienta, hasta que un grito llego a sus oídos, en el suelo justo sobresaliendo de la puerta de su casa había una mujer inconsciente, corrió ella pero al mirar dentro vio a un soldado tomando del brazo a un niño pequeño y una niña rubia que quería detenerlo con sus débiles brazos.

    -¡Búsquenlo por todos lados! ¡Si alguien intenta detenerlos puedes usar la fuerza!- le gritaba a sus hombres que entraron enseguida. Con los gritos de la niña, y los llantos del niño el soldado perdió la paciencia soltó al niño y abofeteo a la niña. Entonces Nowaki entro y sin que el soldado se lo esperara atino a soltarle un puñetazo en la nariz, pudo oír los pequeños huesos romperse, pero no le importó.

    -Toma a tu hermano y a tu madre y váyanse de aquí- le dijo dirigiéndose a la pequeña, que no debía tener más de doce. En ese momento la mujer se levantaba tambaleante, y la niña se alejó con su familia rápidamente.

    Nowaki iba a salir también, pero pronto el soldado lo detuvo y cuando vio algo relucir en sus manos lo tomo por sorpresa, era una daga de aspecto temible, pero a Nowaki nunca le habían dado miedo los hombres de armas, esos que pasaban por la vida como si pudieran pisar todo lo que estaba a su paso.

    El soldado dio un paso con la daga en alto y Nowaki se cubrió con los brazos para protegerse del letal golpe, hasta que dos hombres de armas llegaron de la nada y tomaron a Nowaki por los brazos. El azabache trato de zafarse, pero en caso de soltarse, no podría pelear con los tres hombres armados.

    -¡Amárrenlo al cepo, estará ahí tres días!- Nowaki no había visto del todo bien al soldado que había atacado. Llevaba la nariz ensangrentada y le costaba hablar, Nowaki sonrió, por lo menos le había roto la nariz al soldado, sin embargo al notar su sonrisa el hombre enfurecido le clavó el puño derecho en el vientre. El estómago de Nowaki no resulto ser blando como el soldado se lo esperaba, pero pese a ello Nowaki se dobló hacia adelante con el rostro crispado por el dolor, momento en el que el soldado aprovechó para asestarle un puñetazo en la cara que le alcanzó de lleno en el pómulo.

    Nowaki le mando una mirada furiosa, y el soldado se la regreso.

    ~°~



    Se suponía que los que estaban amarrados al cepo eran los que tenían crímenes menores, y a veces se les dejaba por un corto periodo de tiempo, su función era la de la vergüenza publica, pero en el caso de Nowaki no funciono. Todos lo que pasaban frente a él agachaban la cabeza o lo miraba con un toque de lastima, muchos lo conocían, y sentían tristeza por él, no era como si no se lo hubiera buscado pero las causas tampoco eran muy justas.

    Los primeros minutos estuvo luchando contra los brazaletes de acero que presionaban sus muñecas y que lo mantenían ahí, hasta que se dio cuenta que no podía escapar. Por suerte los soldados no se habían dado cuenta de la pesada bolsa llena de monedas que colgaba de su cinturón.

    A pesar de que aún no empezaba el atardecer la calle no estaba muy concurrida, por eso le extraño ver una cabellera rubia acercarse a él, se trataba de la niña que había salvado de los soldados hacia unas horas, subió a la pequeña tarima donde estaba el cepo, miró a todos lados antes de acercarse a Nowaki con un paño húmedo y un cuenco de madera lleno de agua y limpiar las heridas que ni él sabía que tenía.

    -Gracias, por lo de hace un rato.- le dijo mientras terminaba de limpiar la sangre seca de los labios del azabache.
    -¿Tu familia está bien?- la niña asintió mientras le llevaba el cuenco a los labios. Nowaki tomó el agua agradecido.
    -¿Por qué paso esto? ¿Qué es lo que le pasa a la ciudad?- en el rostro de la niña se dibujó el terror, miro a todos lados nerviosa y se acercó a la oreja de Nowaki.
    -El príncipe…- se calló cuando los cascos de un caballo se escuchaban cerca y se alejó de Nowaki rápidamente.

    ~°~


    El día había sido caluroso, pero la noche era realmente fría.

    Nowaki no había dejado de pensar ¿Qué había hecho el príncipe para que la ciudad se viniera de cabeza por su culpa?

    Debían de haber cerrado las puertas hacia algunas horas, y a Nowaki le sorprendió que ni siquiera las tabernas tuvieran luz a esa hora de la noche. Probablemente todos o la gran mayoría ya estuviera en sus casas y durmiendo intranquilos a la espera de un nuevo ataque por parte del ejército.

    Todo parecía en calma, hasta que una silueta a lo lejos avanzaba hacia él, iba encapuchada, no parecía ser muy alta, no fue hasta que estuvo muy cerca de Nowaki que éste pudo reconocerla.

    -Bessie- pudo reconocer a la señora entrada en años que era su amiga desde que él había abandonado su aldea.-¿Qué haces aquí?
    -Me entere de que te habías metido en problemas.
    -No podía quedarme a ver como golpeaban a una niña.- La menuda mujer sacó de entre su ropa una llave pequeña y se dispuso a liberar a Nowaki. El azabache sabía que trabajaba en el castillo, y que pudo conseguir la llave, no sin cobrar algunos favores, sin embargo se preocupó por ella.

    -¿Qué le paso al príncipe Bessie? ¿Por qué ha logrado poner la ciudad de cabeza?- Oyó a la mujer soltar un pequeño sollozo antes de quitarle las esposas y entregarle una capa.

    -Mi niño ha escapado.– eso realmente sorprendió a Nowaki- Fue durante su fiesta de compromiso, todos lo habían visto nervioso, pero nadie pudo detenerlo cuando escapo del castillo. Al principio pensaron que estaría en el bosque, pero lo buscaron por algunos días y no pudieron encontrarlo, concluyeron con que no podía estar en el bosque, no podía ir más rápido que unos soldados a caballo. Ahora sospechan que está aquí en la ciudad y que alguien lo está escondiendo. El rey y la reina se han vuelto locos, y mandan al ejército casa por casa a revisar. Pronto todos los condes serán juzgados y sus palacios también serán inspeccionados.

    -Pero ¿Por qué es tan importante su matrimonio? ¿Por qué lo buscan con tanta desesperación?
    -No lo iban a casar con cualquier príncipe Nowaki, lo iban a casar con un rey importante en la guerra. Y ahora el rey se siente ultrajado, sin ese matrimonio el comercio se vendrá abajo.
    -Menudo príncipe caprichoso ¿No se da cuenta de todo lo que está en juego?
    -No se puede mandar al corazón Nowaki.

    Mientras hablaban Bessie lo habia llevado por varias calles asegurándose de que nadie los viera, al final habían llegado a la puerta este del muro. Nowaki se sorprendió cuando vio que ahí estaba su caballo y carreta, con todas las cosas que había comprado esa tarde. La puerta estaba cerrada y dos centinelas lo observaban no muy asombrados.

    -Es mejor que te vayas y no regreses en unas cuantas semanas.- le advirtió Bessie, hizo una señal a los centinelas y estos abrieron la puerta.
    -Gracias Bessie… y lamento lo del príncipe- El azabache sabía que la mujer era la nodriza del joven príncipe, y que al no tener hijos propios le quería como si fuera suyo.

    A la mujer se le llenaron los ojos de lágrimas mientras Nowaki partía.

    —❤—


    El sol del quinto día se esfumaba y Hiroki no podía estar más preocupado ¿Dónde estaba Nowaki? Trataba de leer un libro, pero no podía concentrarse. Se alegró cuando oyó los relinchidos de un caballo, dejó el libro a un lado y salió de la cabaña, se le ilumino el rostro al ver a Nowaki acercarse, pero se alarmo cuando vio su pómulo amoratado.

    -¿Qué te paso en la cara Nowaki?- Nowaki había desmontado y estaba dejando en ese momento a su caballo en el establo, simplemente ignoro a Hiroki- Me asuste mucho cuando no apareciste, pensé que algo malo te había pasado.- Sin embargo Nowaki no le contestaba.-Nowaki ¿pasa algo?
    - ¿De dónde sacaste los zapatos que llevabas puestos?-Hiroki no entendió de que hablaba.
    -Eran míos…
    -¡No mientas!- Nowaki parecía enojado y Hiroki retrocedió unos pasos asustado.-Esos zapatos valían una fortuna ¿de dónde los sacaste?- Hiroki realmente no sabía que contestar ¿a qué se refería con una fortuna?- Hiroki ¿tu robaste esos zapatos?
    -¡Por supuesto que no!- Hiroki tenía las mejillas encendidas y miraba a Nowaki con los ojos llenos de lágrimas, pero ¿qué podía decirle?
    -Quiero que te vayas, no tendré a un ladrón en mi casa.- Nowaki parecía serio, y sus palabras fueron duras. Hiroki abrió la boca esperando decir algo, pero no pensaba rogarle para quedarse así que dio media vuelta y se echó a correr.

    Nowaki pudo oír sus pasos alejarse. ¿Por qué lo había tratado de esa forma? Estaba tenso y por supuesto que sospechaba que los zapatos eran robados, pero estaba tan enojado porque Hiroki le había mentido; pero en su lugar él también lo habría hecho, de pronto se sintió miserable y toda lo ira que había tenido se estaba esfumando remplazándose por preocupación ¿Cómo se le ocurría dejar a Hiroki solo en el bosque?

    Corrió detrás del castaño pero era muy tarde ya no podía escucharlo ni verlo. Estuvo gritando su nombre pero no lo encontró hasta pasados unos minutos. Lo encontró recargado en un roble seco, tenía el rostro oculto entre las rodillas y parecía sollozar, se acercó a él sintiéndose miserable. Lo levanto del suelo donde estaba y lo estrecho fuertemente en sus brazos, Hiroki parecía desconcertado, pero no dijo nada.

    -Lo lamento Hiroki, lo lamento tanto- Nowaki acariciaba sus cabellos, podía sentir la piel caliente de Hiroki a través de la ropa y podía oler el cabello de Hiroki, olía a flores. Hiroki se relajó en los brazos del azabache y también lo abrazo, de verdad lo había extrañado.

    —❤—


    Las estaciones pasaban rápidamente, los días se habían convertido en semanas y las semanas en meses. Nowaki le había enseñado a Hiroki a cazar patos y distinguir las bayas venenosas de las comestibles, le había enseñado a montar trampas y a quitar la piel de los animales para hacer pequeñas cobijas.

    Nunca se cansaba de las conversaciones con él, muchos podrían pensar que no tenían nada de qué hablar pues pasaban cada minuto del día juntos, pero no era así, Hiroki no hablaba de crianza de anímales ni cosechas, sin embargo sabía mucho de política aunque aún no hubiera visto el mundo. Podía comentar con él, libros que había leído antes y de cómo los precios subían y bajaban. Y aunque no tuvieran nada de qué hablar, nunca les atacabas silencios incomodos.

    Tenían una conexión especial, que Nowaki no podía explicar.

    No eran solo sus conversaciones, con cada risa honesta, cada suspiro se enamoraba más del castaño. Le encantaba la forma en que sus inocentes ojos brillaban cuando descubría algo nuevo, o los gestos que hacía cuando se concentraba en algo, o incluso su rostro sereno mientras dormía. Habían instalado una pequeña cama en la habitación del azabache y Nowaki cada noche lo miraba dormir.

    En las noches más calurosas encendían una pequeña fogata fuera mientras terminaban las últimas tareas del día, disfrutaban de una tranquila charla o bailaban alrededor del fuego, esas eran sus noches favoritas pues disfrutaba de la risa de Hiroki, y la cercanía de su suave cuerpo.

    Hiroki sentía algo parecido, con Nowaki se sentía a salvo, era como si toda su vida hubiera sido un pájaro atrapado, y de repente fuera libre en los brazos de ese ángel de ojos azules. No sabía lo que era, pero cada vez que Nowaki lo miraba, cada vez que le sonreía su corazón se encendía y quemaba.

    —❤—


    La mañana era fría, como todas las mañanas en otoño, Hiroki se levantó con pesar y se quitó las suaves sabanas que lo cubrían mientras se estiraba y tallaba los ojos, se puso sus botas y tomó la manta roja que siempre utilizaba cuando iban al rio, afuera Nowaki ya lo esperaba con las cosas listas.

    Se subió a la carreta y disfruto el viaje. No recordaba una mañana tan fría como esa, el viento soplaba fuertemente y derribaba las pocas hojas que aún quedaban en los árboles, el bosque se había pintado de tonos naranjas y dorados, y no faltaría mucho para que llegara el invierno. Nowaki ya había empezado a almacenar comida y Hiroki a coser suaves mantas con la piel de los animales que cazaban.

    Se detuvieron frente al río y el primero en entrar al agua fue Nowaki, Hiroki observo como su aliento salía cálido se su boca. Él comenzó a sacarse la ropa, pero cuando el aire rozó su piel desnuda se envolvió en su manta roja, tan pronto como su pie desnudo toco el agua lo retiro rápidamente; estaba helada, no entendía como Nowaki la soportaba.

    -Ven Hiroki- Nowaki le hizo una seña, pero Hiroki negó con la cabeza.
    -Está demasiado fría.
    -No es cierto, ven.-Hiroki negó de nuevo, así que Nowaki suspiro- Está bien, ayúdame a salir- Extendió su mano hacia Hiroki, y este la sacó de la manta roja, pero no espero que Nowaki lo jalara hacia él. La manta se quedó en la orilla del río, a salvo del agua, pero no así Hiroki.

    -¡Eres un idiota Nowaki!- le grito cuando su conmoción paso, y el azabache soltó una carcajada, sin embargo Hiroki no rió. Tiritaba y jadeaba de frio. Se acercó hasta Nowaki temblando de frio y buscando un poco de calor- Nowaki, de verdad que está muy fría.

    El azabache se arrepintió de su acción al ver a Hiroki tan vulnerable y muriéndose de frio, sabía que podía enfermar rápidamente y esto lo alerto.

    -Lo lamento Hiroki ¿Puedes salir del agua?- preguntó con notable preocupación, sin embargo Hiroki negó. Lo tomo en sus brazos y nadó con él, afortunadamente no se habían alejado mucho de la orilla.

    Cuando lo sacó Hiroki había quedado debajo de él, temblando mientras el agua fría le recorría el cuerpo. Nowaki lo contemplo, desnudo como estaba, en otras ocasiones lo había visto, pero no tan vulnerable como en ese momento, ese cuerpo en ese momento no despedía calor, pero lucia hermoso a sus ojos, lo examino de arriba abajo, hasta que se topó con los ojos acaramelados de Hiroki mirándolo intensamente.

    -Nowaki- su nombre salió como un jadeo de esos labios rojos. Se acercó lentamente, hasta que sus bocas estuvieron a milímetros de distancia, se moría por besar esos dulces labios, pero quería que Hiroki diera el último pasó.

    Hiroki nunca había besado a nadie, pero Nowaki estaba tan cerca de él, que casi magnéticamente levanto un poco la cabeza y sus labios se unieron por unos segundos. Sus labios estaban fríos, pero los del azabache despedían mucho calor, tanto que las mejillas de Hiroki se calentaron.

    El beso había sido muy rápido para el gusto de Nowaki, así que volvió a tomar esos labios, ahora en un beso más largo, y luego uno más y otro, hasta que el beso se volvió hambriento. Hiroki no tenía idea de que hacer, pero Nowaki se encargaba de guiarlo.

    Recorrió con sus manos calientes el frio cuerpo del castaño, y Hiroki trato de resistirse, porque se sentía demasiado avergonzado por la forma en que Nowaki recorría su cuerpo, pero ese beso le estaba haciendo perder la cabeza.

    Cuando se separaron ambos jadeaban un poco, a Nowaki la piel de Hiroki le perecía hermosa, así que bajó suavemente por sus mejillas y luego su cuello, el castaño le hizo un pequeño espacio, y Nowaki aprovecho para dejar una notable marca en ese níveo cuello, siguió bajando lentamente por el torso, dejándose dominar por el instinto.

    Besó el suave pecho y pudo oír el inquieto corazón de Hiroki, siguió bajando al plano vientre, pero entonces no pudo avanzar más, Hiroki se cubría con sus pequeñas manos, y trataba de cerrar las piernas, pero al estar Nowaki en medio le era imposible. El azabache se fijó en su rostro, su cara estaba roja de vergüenza y tenía una fina capa de lágrimas en sus ojos.

    -¿Qué pasa Hiroki?- le pregunto con dulzura aun besando su vientre.
    -No puedo Nowaki, me da mucha vergüenza.- Hiroki no se atrevía ni siquiera a mirarlo. ¿Qué le estaba pasando a su cuerpo? ¿Por qué aquello se sentía tan bien?
    -Pero si estamos igual pequeño.- Nowaki tomo una de las manos de Hiroki y la dirigió a su propio miembro.

    Hiroki jadeó cuando sintió lo caliente y duro que Nowaki estaba, sus manos temblaron y el azabache las retiro con dulzura y siguió bajando por su cuerpo, se centró en el interior de los suaves muslos, repartiendo besos tiernos y suaves lamidas, y avanzó por las piernas, las rodillas hasta llegar a las puntas de las pies; Hiroki lo miraba extasiando.

    Hiroki se veía hermoso recostado sobre las hojas secas y Nowaki se aseguró de guardar esa imagen por siempre en su memoria. El azabache abrió suavemente las piernas de Hiroki, dejando ver la rosada entrada, el castaño se removió inquieto, y Nowaki volvió a besarlo tratando de relajarlo, para de nuevo bajar y lamer la virgen entrada que pronto profanaría.

    -¡No! Nowaki… basta.-Hiroki se incorporó y se sostuvo con sus codos mientras Nowaki lo lamia descaradamente, enredo sus manos en sus cabellos obscuros y tiró suavemente de ellos, mientras gemía de vergüenza. Nowaki lo empujo suavemente para recostarlo de nuevo en las suaves hojas y metió dos de sus dedos en la caliente boca, Hiroki jugó suavemente con ellos, entonces Nowaki se detuvo y miro a Hiroki intensamente a los ojos.

    El castaño sintió que se le cortaba la respiración. Los dedos salieron de su boca y entonces Nowaki lo besó de nuevo, era un beso demandante, apasionado, y tan tierno que Hiroki cerró los ojos para aguantar tanto placer.

    Nowaki bajó sus dedos hasta que toco la suave entrada y poco a poco sus dedos entraron, no sin esfuerzo. Hiroki gimió adolorido, pero Nowaki no lo dejo separarse de él.

    El cuerpo de Nowaki cubrió el suyo, pudo sentir sus músculos tensarse, y cuando abrió los ojos se encontró con su mirada del color del cielo, estaba aterrado, pero se convenció de que Nowaki no podría lastimarlo, que en sus brazos estaba seguro. Gimió cuando los dedos de Nowaki presionaron un dulce punto en su interior ¿Qué era aquello? ¿Cómo podía hacer que su cuerpo temblara de esa manera?

    Nowaki sacó sus dedos del interior de Hiroki. Tomó firmemente sus suaves muslos y Hiroki lo miro, como si no comprendiera que era lo que iba a pasar, le sonrió para tratar de tranquilizarlo, y se empujó suavemente en su interior. La boca de Hiroki se abrió, pero no pudo emitir ningún sonido.

    Hiroki enterró sus dedos en la amplia espalda de Nowaki, y esté vio como en su rostro se pintaba un mueca de dolor. Se quedó quieto un momento mientras Hiroki se acostumbraba, pero de alguna forma no funciono, entonces él se sentó en las hojas y dejo que Hiroki se sentara sobre él, Hiroki respiraba en jadeos pero parecía mejor que cuando estaba recostado, lo beso intensamente, entonces el castaño comenzó a moverse despacio.

    Su cuerpo temblaba de gozo, sus caderas se movieron al compás con las de Nowaki y sintió que moría cuándo Nowaki empujo en ese lugar conde sus dedos habían tocado antes. Nowaki enterró sus dedos en las caderas de Hiroki obligándolo a moverse más rápido, más intenso. Hiroki nunca se había sentido tan descontrolado, tan fuera de sí, busco refugio en cuello de Nowaki, pero de nada le sirvió, un hormigueo se instaló en la parte baja de su vientre, y entonces sus piernas no pudieron moverse más. Se detuvo mientras trataba de llevar un poco de aire a sus pulmones. Nowaki vio su rostro descompuesto por el placer y aun sin soltarlo lo recostó y siguió enterrándose en él, rápido y duro, pero increíblemente delicado.

    Hiroki le miraba con unos ojos enormes, tan puros, tan vulnerables y arrasados por las lágrimas de placer que se le acumulaban hasta caer por sus mejillas.

    Hiroki sentía cada vez con más intensidad esa sensación electrizante en la punta de su pene, y no lo ayudo que Nowaki lo masajeara rápidamente y golpeara con más fervor ese punto en su interior que lo hacia gritar.

    -Por favor… Nowaki…no, no más. Algo…- No pudo seguir hablando Nowaki lo silencio con dulces besos. Y cuando se separo pudo observar el rostro de Hiroki sonrojado, cada vez más perdido en el placer.

    -No te contengas Hiroki, déjalo salir, solo entonces te sentirás mejor.- El castaño no comprendía las palabras de Nowaki. De pronto el cielo se volvió blanco frente a sus ojos, lanzó un grito que ni siquiera el oyó, y su cuerpo se tensó tanto y se sintió tan caliente que pensó que pronto empezaría a arder. Nowaki se derramo en su interior, y el gimió desesperado.

    Despacio los temblores en su cuerpo comenzaron a calmarse, su cabeza dejo de dar vueltas y sentía el cuerpo tan ligero que le era imposible moverse. El pesado cuerpo de Nowaki estaba sobre él, pero apenas podía sentirlo.

    ¿Qué había sido todo eso?

    —❤—


    Nowaki se encontraba tan feliz, que le era imposible describir como era que se sentía, jamás había disfrutado tanto de un cuerpo tan puro y delicado.

    Algo húmedo y caliente se deslizo por su mejilla, por un momento pensó que estaba llorando y no se había dado cuenta, hasta que un sollozo que apenas pudo identificar se hizo audible, entonces separo su cuerpo del de Hiroki, y lo que vio le rompió el corazón.

    Hiroki tenía las mejillas húmedas por las lágrimas, cuando Nowaki se separó de él, trato de cubrir sus ojos con sus manos pero los sollozos seguían saliendo de sus labios. Ni siquiera quería ver a Nowaki a los ojos. El azabache trato de abrazarlo, pero Hiroki se resistió y se hizo un ovillo en medio de aquellas hojas.

    -Lo lamento Hiroki ¿te hice daño?- el castaño no respondió y siguió sollozando despacio. Nowaki observo la manta roja que estaba a unos metros de él, envolvió a Hiroki con ella y lo dejo recostado en la carreta, se vistió rápidamente y recogió un poco de agua del río. Subió a su caballo y Hiroki y él no se dirigieron la palabra en todo el camino.

    —❤—


    Hiroki estaba recostado en su cama, aun con la manta roja sobre él, Nowaki lo había dejado ahí cuando regresaron a la cabaña.

    Hiroki no se sentía enojado con Nowaki, más bien se sentía avergonzado. No podía dirigirle la mirada, le daba vergüenza como su cuerpo había actuado de forma tan primitiva, el nunca había experimentado esas sensaciones, y eso le aterraba.

    -Hiroki, el agua para tu baño esta lista- le dijo suavemente Nowaki ingresando a la habitación. Hiroki se levantó despacio. Las piernas le temblaban y apenas podía mantenerse en pie.- Déjame ayudarte- la voz de Nowaki sonaba preocupada, pero cuando se acercó a Hiroki este como reflejo se apartó y mantuvo la cabeza baja. Caminó fuera de la cabaña, ahí había una cubeta llena de agua caliente, el clima se había templado, así que no sintió frio cuando dejo a un lado la manta roja y su piel volvió a quedar desnuda.

    Nowaki salió y observo a Hiroki desde el marco de la puerta, tenía un gran moretón en el cuello, había dejado las marcas de sus dedos en esas delicadas caderas y en los delgados muslos, había hecho todo mal.

    ~°~


    Hiroki se había lavado sin notar la mirada de Nowaki, estaba demasiado desconcentrado, no era su intención tratar mal a Nowaki, pero moría de vergüenza cada vez que este le hablaba.

    El agua caliente sobre su cuerpo lo había relajado. Se puso encima la manta roja y estuvo a punto de entrar a la cabaña, cuando oyó el relinchido de un caballo. Noto que era el caballo de Nowaki, y en ese momento el azabache lo montaba, pero no tenía la carreta. Se acercó hasta él y por primera vez levanto la vista para poder verlo.

    -¿Qué pasa Nowaki? ¿A dónde vas?
    -Puedes tomar todo lo que quieras he irte, yo regresare mañana en la tarde- Nowaki iba a poner en marcha al caballo pero Hiroki lo detuvo.
    -No, Nowaki…- Hiroki no tenía idea de lo que hablaba. El azabache desmonto a su caballo y toco delicadamente el rostro del castaño.
    -Te he lastimado, y de veras lo siento Hiroki.- El azabache acaricio suavemente su cabello y estaba a punto de alejarse de nuevo. Pero Hiroki no quería aquello, con las mejillas encendidas abrazó a Nowaki y le robo un dulce beso. La manta casi resbaló de los hombros de Hiroki hasta que Nowaki lo sostuvo fuertemente entre sus brazos. Cuando se separaron Hiroki tenía las mejillas rojas la mirada clavada en el suelo.

    -Te quiero Nowaki y no me has lastimado, pero yo… nunca me había sentido de esa manera, me siento tan avergonzado que no puedo mirarte a la cara. Soy yo el que debería pedirte disculpas- Nowaki tomó su mentón y lo obligo a mirarlo, los ojos de Hiroki parecían sinceros.

    -Yo también te quiero.- Lo tomo entre sus brazos, dejando la manta que lo cubría olvidada en medio del patio.

    Lo llevo dentro de la habitación y lo deposito suavemente en su cama. Hiroki parecía desconcertado, y más cuando Nowaki descendió tanto que su tibio aliento rozo la punta de su pene desnudo, haciéndolo gemir quedadamente.

    -Pues más vale que vayas dejando la vergüenza a un lado, porque tengo muchas cosas que enseñarte; si decides quedarte conmigo. Hiroki asintió ansioso, diciéndose que aquello no podía ser más perfecto.


    Edited by ~Akemi~ - 30/12/2017, 00:04
     
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    Seguiré por ti esperando, mi vida no llores, que te estoy mirando.

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    Waa!
    Me encanto, me encanto!!!
    El Lemon estuvo ASOMBROSO!
    Pero el hecho de que los habitantes del reino sufran ya no esta tan guay u.u
    Espero la continuación pronto.

    KH♡
     
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    "El Yaoi no es solo un gusto,ni mi pasión...¡Es mi vida!"
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    :=FOXXIN: Hola Akemi chi!! nuevamente lo hiciste!! te adoro <3 me has dejado más que maravillada

    Hiroki parece un pequeño y tímido animalito, es tan tiernito *w* de verdad adoré este capítulo, me fascinó, tuvo de todo y lo mejor es que fue muy largo *o*

    El lemon si que fue realmente maravilloso, es uno de los mejores lemons que he tenido el placer de leer, realmente te has vuelto una experta escribiendo, hice de todo en este cap, me angustié al saber que todavía seguían buscando a Hiroki, lloré cuando Nowaki echó a Hiroki pero luego más bien se arrepintió, me sonrojé con la escena del lemon hot *Q* y nuevamente me asusté cuando pensé que Nowaki lo dejaría solo D: más bien Hiroki le aclaró sus sentimientos, quizá no tan bien ya que ahora que Hiroki le dio permiso a Nowaki de enseñarle lo que sea no creo que pueda levantarse mucho de la cama XDDD

    Me preocupar el rey y su guardia real, no quisiera que encontraran a Hiroki, pero si no la historia quedaría algo inconclusa, bueno solo espero que todo termine bien n_n

    La verdad pensé que una vez que Nowaki regresara del pueblo le diría a Hiroki la situación y como le dijo a la nodriza, que por un caprichoso todos sufrían, a Hiroki le dolería eso y terminaría yéndose de ahí, mi imaginación vuela no? n_nU

    Gracias por esta hermosa conti Akemi chi, te quiero un montón!

    Cuídate mucho, hasta pronto!!!
     
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  9. Mikeio Kamijou
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    woa! owo me encanto! no, solo eso no! waaai fue genial ese no es el final cierto? creo q no porq el primero decia prologo ese nowaki ya lo veo con aire pervertido para mi q planeo eso de irse en su caaballo para q hiroki no lo dejara xd hay cuando lei q le dijo a hiroki q cojiera lo q quisiera y se valla me enojo mucho pero cuando hiroki se puso a llorar luego de toda la accion me confundio y me senti maal por nowaki uwu aunq tambien me sorprendio q nowaki no atara cabos con q hiroki le dijo q escapo para no casarse y lo q le dijo Bessie mas los zapatos de hiroki todo encajaba baka nowaki lo echaste sin pensar! Dx ya quiero saber si nowaki se enterara de q el se iba a casar >w< me rpegunto si tendra celos o rencor porq no se lo dijo o porq ya han avanzado mucho en la relacion ¬u¬ vee al diablo nowaki! D: okino -w- debo dejar esa mania q traigo de no soportar a nowaki ¬¬ ne! sensei! disculpe pero ya no estoy muy segura hiroki es un doncel cierto? es capaz de tener hijos? lamento no haber comentado el prologo aunq si lo habia leido hace... no mucho uwu sabe? yo habia estado leyendo su fic 'EL FINAL' por mucho tiempo pense q el titulo completo incluia el ''suspendido por breve tiempo'' ¬¬ pero ya se a q se referia eso :L espero lo pueda terminar algun dia! porq me parece interesante xd creo q me estoy haciendo sadica conmigo misma ;w; espero pueda continuar sus fics pronto! y continuar este claro ¬u¬ le confesare q en el prologo en cierta parte en q nowaki penso en hiroki como una ardilla no pude evitar el imaginar a hirooki con orejitas marrones medio traiangulares y similaares a las neko y con un trajecillo q no cubria sus piernecillas y era marron y con una especie de como bufanda grande y esponjosa q pasaba por detrass de su espalda y sostenia con sus bracillos *w* y era asi como rayada como algunas colas de ardilla aunqq supongo q no tn igual >w< jaja! mori con esa idea y no deje de pensar en ella cuando me fui a la cama xD espero continue pronto sensei! suerte con los examenes y cuidese! nos leemos luego~
     
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  10. Katekyo
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    Hay por dios eso fue fantástico quedé impresionada fue maravilloso dime por favor que no se queda así que hay mas por que los egoístas son mis favoritos y deseo no exijo la continuación
    :=duouou:
     
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  11. Katekyo
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    Por amor al yaoi ten un poco de compasión por cuánto tiempo más tendremos que esperar :=duouou: duouou:
     
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    Hola
    Primero que nada gracias por sus comentarios.
    Ari-XRSK:Me alegra que te haya gustado el lemon. A decir verdad estaba un poco preocupada pues los escribí con prisa y pensaba que no había quedado bien.
    melyoanMe algrea que te haya gustado tanto este capítulo. Yo también tenia pensado que cuando Nowaki regresara le contara a Hiroki lo que pasaba en el reino, sin embargo pense que ya había demasiado drama y por eso borre esa parte ademas de que el capitulo ya era muy lago.
    Mikeio Kamijou:Desde que vi a Hiroki por primera vez en el anime siempre pense que era una ardilla (¿por que sera? :=nuse:) En cuanto a mi fic pendiente El FINAL. ya estoy escribiéndolo de nuevo, pero aun no puedo hallar la inspiración. (gracias por desearme suerte en mis examenes)
    Katekyo:gracias por dejar tu comentario. Los egoístas también son mis favoritos. espero que disfrutes la conti.

    Quería preguntarles ¿Ya vieron la tercera temporada? A mi personalmente me gusto mucho el nuevo diseño, solo espero que haya más capítulos dedicados a los egoístas que en las otras dos temporadas (No me agradan los románticos)

    En fin espero que les guste este capitulo.
    Bye bye


    —❤—
    “Un ruiseñor preso en la red de un cazador cantó con más dulzura que nunca, como si la fugaz melodía pudiera volar y apartar la red. Al anochecer, el cazador cogió su presa. El ruiseñor jamás su libertad. Todas las aves y todos los hombres deben morir y morirán, pero las canciones eternamente vivirán.”

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    Capítulo dos


    El invierno llegó más rápido que en años pasados, y con él algo que Nowaki no se esperaba.

    Hiroki enfermó apenas comenzó el invierno. Empezó con sentirse cansado y no acompañar a Nowaki en sus días de caza, para quedarse dormido casi todo el día. Luego poco a poco había dejado de comer, alegando que no tenía hambre. Y ahora tenía una fiebre que no podía bajar con nada.

    Nowaki le ponía paños impregnados de esencia de rosa, pero Hiroki casi deliraba por la fiebre. Hacia unos días había hecho un trato con un proscrito, sabía que no eran personas de fiar pero no tenía otra opción. Había mandado una carta en dirección al palacio, pero eso tenía casi cuatro días y aún no había respuesta.

    -Nowaki, tengo mucho frio- Había empezado a nevar, y Hiroki tiritaba de frio a pesar de que la chimenea estaba encendida y daba calor a toda la casa. Se recostó junto a Hiroki, su piel estaba hirviendo a pesar de que sudaba frio. Se quedó a su lado, hasta que el castaño se sumió en un sueño inquieto y pesado.

    Nowaki se sentía desesperado, no sabía que hacer por Hiroki. En ese momento llamaron a la perta y el azabache se sintió esperanzado. Dejo a Hiroki recostado y se dirigió a la puerta de la cabaña y casi lloro de alivio al ver una cara conocida.

    -Pasa por favor- se hizo a un lado, dejando pasar a la menuda mujer, después entrego algunas monedas a un proscrito que se perdió en la obscuridad de la noche.
    -¿Qué te preocupa tanto que contrataste a un proscrito para buscarme?- preguntó un tanto enfadada la mujer sin embargo al ver el rostro pálido y ojeroso del azabache sospechó que algo malo había pasado.
    -Hace unos meses encontré a alguien en el bosque, y recientemente ha caído enfermo, no sé qué hacer Bessie, estoy tan desesperado.- Nowaki guio a la mujer a su habitación

    Se podía escuchar una respiración pesada.

    -¿Cuáles son los síntomas de tu amigo?- preguntó despreocupada, conocía a Nowaki y a veces exageraba con algunas cosas. Sin embargo cuando se acercó a la cama y quito las sabanas del cuerpo que estaba ahí sus ojos mostraron una gran sorpresa. Al principio no creía lo que veía, pero poco a poco lo reconoció.

    -Hiroki- se acercó a la cama, para comprobar que sus ojos no la engañaban-¡Hiroki!- cuando pudo reconocerlo lo abrazó sin importarlo qué, el castaño despertó con un estremecimiento y los ojos desorbitados.
    -Bessie ¿Qué haces aquí?- apenas susurró, antes de que las fuerzas lo abandonaran y cerrara los ojos de nuevo.

    Nowaki la miraba sorprendido al otro lado de la habitación- ¿Ustedes dos se conocen?
    -¿No sabes quién es él? ¿No te lo ha dicho?- Nowaki negó con la cabeza, y entonces Bessie suspiró, sin saber qué hacer.
    -Él es el príncipe.

    —❤—


    Nowaki había estado en la sala hasta que el sol comenzó a salir. Bessie se quedó con Hiroki toda la noche tratando de bajar su fiebre. Y cuando amaneció finalmente lo logró.

    Bessie salió de la habitación y se sentó junto Nowaki que en ese momento tenía la mirada perdida.

    -Hiroki quiere verte.-Nowaki no dijo nada, ni siquiera la miró.- Sabe que hizo mal al no contarte, pero tenía sus razones Nowaki. Vamos, no lo hagas esperar.- El azabache se levantó del sillón, pero antes de que caminara Bessie tomó su manga y Nowaki se obligó a verla.- No seas duro con él, está delicado. Además, te necesita.- Nowaki asintió, pero no parecía haber ninguna expresión en sus ojos.

    Caminó hasta la habitación, ahí estaba Hiroki, tenía varias almohadas en la espalda que lo hacían permanecer sentado. Jugaba con sus dedos cuando Nowaki entró, entonces levanto la vista tratando de encontrar los ojos azules de Nowaki, sin embargo el azabache bajaba la mirada.

    -Gracias por traer a Bessie aquí- fue lo primero que le dijo, sin embargo Nowaki le respondió con voz tajante.
    -No sabía que era tu nodriza, ni que tú eras el príncipe.- Hiroki agacho la cabeza arrepentido- ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Sabes cuanta gente está sufriendo por todo el reino?

    -Lo sé - la voz de Hiroki estaba apagada y su mirada mostraba arrepentimiento- Pero estaban vendiéndome como si fuera un pedazo de pan, mis padres necesitaban de ese matrimonio para que el reino sobreviviera en la guerra, el rey necesita de nuestro ejército y nosotros de una fuerte alianza para permanecer a salvo. Pero ¿luego qué? ¿Qué pasaría cuando la guerra terminara? Yo terminaría olvidado en alguna parte del castillo, casado con un hombre al que no amo… no podía hacer eso.- La voz de Hiroki estaba quebrada, pero mostraba una fuerza que Nowaki no se esperó.- Siempre he servido al reino lo mejor que he podido, siempre viendo por todos antes de por mí mismo. Solo quería ser egoísta por una vez en mi vida.

    -Hiroki…
    -Me iré de aquí si así lo deseas, solo no le digas a nadie que me has visto…-Nowaki lo silenció con un beso, Hiroki no se lo espero, pero tampoco lo desprecio, presiono aún más esos dulces labios contra los suyos. Cuando se separaron Nowaki lo veía con un brillo especial en los ojos, y Hiroki se sintió profundamente aliviado.

    -¿Cómo puedo dejarte cuando me has enamorado de esta manera Hiroki?- El castaño no dijo nada más y abrazó a Nowaki como si esos fuertes brazos pudieran romper los miedos que había en su corazón.

    En ese momento llamaron a la puerta, rompiendo la burbuja donde Nowaki y Hiroki se habían quedado atrapados.

    -Adelante- detrás de la puerta apareció Bessie con un desayuno ligero para Hiroki. Sin embargo parecía seria.
    -Voy a hacerles unas preguntas, y necesito que me contesten con la verdad ¿entendido?- ambos asintieron ante al tono serio de la mujer.-Son una pareja ¿no es cierto?- ambos se miraron, pero luego asintieron despacio.- Bien ahora ¿desde cuándo duermen juntos?- a Hiroki los colores se le subieron al rostro, pero fue él quien contesto.

    -Desde que comenzó el otoño…-
    -Entonces no puedo estar equivocada- susurro más para sí misma.
    -¿Pasa algo malo Bessie?-Nowaki parecía preocupado, sin embargo la mujer les sonrió por primera vez a ambos y negó con la cabeza. Hiroki pudo ver un brillo especial en la mirada de su nodriza y de pronto sus palabras fueron procesadas, el rostro se le puso pálido y observo fijamente a Bessie.
    -¿No me dirás que…
    -Es lo más lógico Hiroki, además estoy segura, te estuve revisando mientras dormías y no hay la menor duda.
    -¿Qué es lo que pasa aquí?- Nowaki parecía ser el único que no entendía, y tenía razones para hacerlo. Hiroki lo miro con unos ojos enormes colmados de lágrimas, pero Bessie fue la que hablo.

    -Hiroki esta embarazado, solo tiene algunas semanas.-Nowaki los miro a ambos profundamente sorprendidos, claro que sabía que existían donceles, no era poco común encontrarlos en la ciudad, pero no se esperaba que Hiroki fuera uno de ellos. De pronto todo encajaba; la boda, los síntomas raros.

    -Nowaki. – El castaño esperaba ansioso la reacción de Nowaki quien al principio sonrió nervioso, pero luego lo tomó entre sus brazos y lo besó con más dulzura de la que Hiroki recordaba.

    Cuando lo soltó Bessie los miraba con cariño, pero también con un poco de tristeza.

    -¿Y qué vas a hacer Hiroki?- El castaño no había pensado en ello, acarició como reflejo su vientre, solo tenía una cosa clara; no podía regresar al castillo.

    Nowaki hablo por él
    – ¿No es obvió? Se va a quedar aquí

    —❤—


    Bessie abandonó la cabaña unos días después, en cuanto se aseguró de que Hiroki estuviera bien y prometió que regresaría unas semanas después.

    Después de eso la pareja se encerró en una esfera de cristal, Nowaki mimaba a Hiroki y ambos estaban encantados con la noticia de su nuevo bebé. Actuaron como si nada pudiera dañarlos, como si aquello fuera perfecto y nada pudiera salir mal, bajaron la guardia… y eso los hizo caer en su perdición.

    —❤—


    Los primeros meses habían sido los peores para Hiroki, pues los síntomas del embarazo no lo dejaban en paz ni un solo momento, agradeció las visitas de Bessie más que nunca en esas épocas, pues Nowaki tampoco sabía cómo lidiar con él.

    Poco a poco su embarazo se había estabilizado, aún tenía muy claro en su mente la primera vez que él bebé se había movido dentro de él hacía solo semanas. Hiroki casi lloro de felicidad y Nowaki había estado ahí tan emocionado como Hiroki.

    Ahora Hiroki tenía seis meses, la brisa de verano revoloteaba pos sus cabellos. Estaba con Bessie en el pórtico de la cabaña, hablaba con ella mientras le quitaba delicadamente la piel a un conejo para hacer una manta cuando su bebé naciera.

    -¿Dónde está Nowaki?- le pregunto la mujer.
    -Salió por un poco de miel, no debería tardar demasiado.
    -No crees que estas abusando un poco de él.- le dijo Bessie a modo de broma y al castaño se le subieron los colores al rostro.

    Se olvidó un momento de Bessie al escuchar el ruido que hacían las ramas al romperse, volteo en dirección del ruido, los arbustos se movieron un poco, pero no logro ver a nadie.

    Hiroki siguió alerta, pero después de eso no logro ver ni escuchar nada sospechoso, tal vez solo había sido algún animal que merodeaba por ahí. Minutos después llego Nowaki con un tarro de miel, afortunadamente no tenía ninguna picadura.

    Bessie se fue cuando apenas empezaba el atardecer, ambos habían insistido en que se quedara, pero ella se negó, no quería contarles, pero habían empezado a notar que desaparecía del castillo.

    Hiroki vio a lo lejos como su nodriza se alejaba montada en un pequeño caballo, algo le decía que las cosas iban mal, otra vez el ruido de las ramas crujiendo venía a sus oídos, Nowaki parecía no notarlo, sin embargo su corazón latía inquieto.

    —❤—


    El sol se ocultaba lentamente, como si no quisiera abandonar ese lugar en el que reinaban las flores.

    Hiroki y Nowaki se encontraban en un pequeño prado a unos metros de su cabaña. A Hiroki ese lugar lo relajaba después de un día difícil con su bebé, quien era especialmente inquieto. No dejaba de moverse ni un minuto y esto agotaba a Hiroki.

    Nowaki acariciaba suavemente el crecido vientre mientras besaba a Hiroki. Hiroki estaba sentado frente a Nowaki y tenía que voltear un poco la cabeza para que el azabache lo besara. Poco a poco el beso se fue haciendo más intenso, las manos de Nowaki subieron al pecho de Hiroki, éste jadeo por el contacto y trató de detenerlo aunque con pocas fuerzas; las manos de Nowaki volvieron a bajar, pero esta vez más abajo del vientre, fue cuando Hiroki se separó jadeante del beso.

    - Nowaki, hoy no.
    -¿Por qué?- el azabache hablaba con fingida molestia mientras miraba divertido a Hiroki.
    -El bebé no dejo de moverse en toda la tarde, y si lo despiertas ahora no me dejara dormir en la noche.-Nowaki besaba el cuello de Hiroki, ignorando lo que éste le decía- Es en serio Nowaki, para.- Hiroki intentó desprenderse de los brazos del azabache, pero terminó acostado sobre las flores, con Nowaki sobre él.

    -Si te despierta, estaré contigo hasta que puedas dormir. Te lo prometo.
    -Siempre prometes lo mismo- le dijo con tono molesto, sin embargo término enredando sus brazos alrededor del cuello de Nowaki y correspondiendo su beso.

    Sin embargo Nowaki se apartó rápidamente de él, agudizo el oído y se quedó quieto aun sobre Hiroki, pero con la cabeza levantada mirando a todas direcciones, Hiroki no entendía que pasaba, hasta que el sonido se fue aclarando. Parecía un pequeño ejército a caballo, tal vez una docena y se acercaban a gran velocidad. A Hiroki se le heló la sangre y por un momento se vio incapaz de moverse.

    Nowaki se levantó rápidamente del suelo, y luego tomó a Hiroki para que hiciera lo mismo. Corrieron por un pequeño tramo del bosque, hasta unos arbustos que estaban bastante crecidos. Nowaki escondió al castaño detrás de ellos.

    -No salgas por nada del mundo ¿Comprendes Hiroki?- Hiroki asintió muerto de miedo y más cuando Nowaki intento alejarse de él.
    -No te vayas- Hiroki tomó una de sus mangas y el azabache se detuvo.
    -No nos podemos esconder los dos aquí. Pero no te preocupes, yo estaré bien.- Besó delicadamente su frente y se alejó.

    Hiroki podía escuchar cada vez más alto al ejército. Se estaba acercando.

    -Aquí está la cabaña. ¡Búsquenlo, no debe de estar lejos!- reconoció la voz de su padre ¿pero que hacia ahí? Era obvio que lo estaba buscando. ¿Quién le había dicho dónde estaba?

    Pudo ver como varios soldados se dispersaban por todas partes. Su padre iba montado sobre un gran caballo de guerra. Su madre estaba a un lado y perecía furiosa.

    Hiroki se encogió asustado, la noche estaba cayendo, pero los soldados llevaban antorchas que iluminaban su búsqueda.

    Pronto se su cara se vio iluminada por el fuego, un soldado lo reconoció. Estaba a punto de avisar a los demás cuando una larga flecha se enterró en la espalda del hombre y éste se desplomo delante de él, estuvo a punto de lanzar un grito de terror, pero se contuvo. Los soldados se dirigieron al lugar de donde venía la flecha y Hiroki pudo ver a Nowaki correr entre los árboles.

    Por un momento se sintió seguro, pero pronto los soldados alcanzaron al azabache. Nowaki trato de luchar con fiereza sin embargo eran demasiados y no podía con todos.

    Hiroki lo miraba escondido detrás de los arbustos, quería correr hasta él y rogar a los soldados que se detuvieran. Un chillido escapo de sus labios cuando un soldado le dio un puntapié a Nowaki, el castaño llevo una de sus manos a su boca, como si eso pudiera detener el sonido que ya había lanzado.

    Un hombre logró verlo; clavo sus ojos en los de Hiroki y por un momento este temió por su vida y por la de su bebé. Llevaba una gran capa y la cerró cuando el soldado se acercó a él, no había forma de escapar y lo sabía.

    El soldado lo descubrió detrás de los arbustos y lo tomó duramente por un brazo, Hiroki ni siquiera se resistió. El soldado lo llevo en presencia del rey, que en ese momento estaba delante de la cabaña en la que tan feliz había sido esos meses.

    Lo obligaron a arrodillarse en su presencia, pero Hiroki pudo ver todo a su alrededor. Su padre lo miraba desde arriba montado en su gran caballo. Su madre estaba a un lado, montada en un palafrén y está lo miraba con odio. Hiroki se encogió ante esa mirada, de pronto volvía a ser el príncipe asustado que vivía encerrado en su castillo.

    Miró alrededor y vio algo que lo sorprendió aún más. Bessie estaba en una carreta, enjaulada como si fuera alguna clase de animal, no parecía estar herida, pero lo miraba con lastima. Era la misma mirada que le había dirigido el día de su compromiso.

    -Fue difícil dar contigo, pero por fin, aquí estas.-La voz de su madre resonó por todo el lugar, perecía cargada de burla y rencor.

    -¿Te das cuenta de los que has hecho Hiroki? Estamos a punto de venirnos abajo por tu culpa. Ahora iremos al palacio, y te casaras con el rey así te llevemos encadenado.- Hiroki se agito nervioso, sin embargo levanto la vista y observo fijamente a su padre con los ojos chispeantes; llenos de determinación.

    -No iré. ¡No pueden tratarme como si fuera una simple mercancía, como si yo no importara!

    Todo se quedó en silencio. Su madre lo observaba de arriba abajo, como si lo estuviera inspeccionando, de pronto sus ojos se hicieron más grandes y Hiroki pudo ver el miedo en ellos. La reina arrebató una antorcha de las manos de un soldado, se acercó más a Hiroki y casi le arranco la capa, dejando ver su crecido vientre. Hiroki no trato de detenerla, pero la verdad es que estaba aterrado.

    Todos los presentes estaban consternados, nadie sabía que el príncipe estaba embarazado.

    -¿Dónde está el padre?- la voz de la reina era cruda y fría. Hiroki agacho la mirada mientras contenía las lágrimas negándose a hablar. Pero pronto varios soldados llegaron. El castaño alzo la vista y pudo ver como dos de ellos tomaban a Nowaki por los brazos, el azabache estaba malherido y parecía inconsciente.

    Ahogó un sollozo entre sus manos y quiso correr en dirección del azabache, sin embargo lo tenían sujeto. La reina sonrió con malicia y mando a que al azabache lo encerraran junto a Bessie. Tomaron el caballo de Nowaki y obligaron a Hiroki a montarlo, él tampoco se resistió, no podía quedarse mientras tuvieran a Nowaki cautivo, y su madre sabia eso.

    —❤—


    Entraron al castillo por una puerta que estaba oculta en el muro y que daba directo al jardín del palacio. Ahí se separó de Bessie y Nowaki quien apenas había despertado durante el viaje, y cuando lo hacia Bessie se encargaba de hacerlo dormir de nuevo.

    Apenas llegaron sus padres lo encerraron en una habitación oscura y solitaria, alejada de las zonas más concurridas del castillo. Llamó desesperadamente para que lo dejaran salir, pero conforme pasaba el tiempo poco a poco sus exigencias se habían convertido en suplicas. El tono de su voz fue bajando hasta convertirse en un susurro.

    Su único consuelo fue acariciar su vientre y descubrir que su bebé seguía a salvo.

    —❤—


    Al día siguiente de su regreso Hiroki fue trasladado a su habitación original, conforme avanzaba por los pasillos veía menos sirvientes de lo que recordaba, no podía escapar pues unos soldados lo vigilaban de cerca. Cuando llegaron a su habitación ni siquiera pudo protestar, se sentía agotado. Quería ver a Nowaki y asegurarse de que Bessie se encontrara bien, pero no sabía ni siquiera en donde estaban. Se recostó en su cama, sin ánimos de nada. Ni siquiera en su cama podía ya soñar.

    A medio día lo visitaron un sirviente y un médico. Hiroki conocía al sirviente, se llamaba Keiichi y solían llevarse bien, al médico no lo conocía. Reparo en que ambos parecían asustados. Keiichi se quedó a unos metros de la cama, mientras el medico lo revisaba, Hiroki solo se quedó recostado con la mirada vacía.

    -Su bebé esta excelente, Su Alteza, tiene aproximadamente siete meses, si no me equivoco. -Hiroki asintió, pero no dijo nada más. El médico y Keiichi estaban por irse hasta que Hiroki hablo.

    -Keiichi, quédate.- Tal vez era porque necesitaba información, o simplemente porque no quería estar solo que lo llamo. El chico miro con esperanza la puerta, como si no deseara quedarse ahí sin embargo obedeció, Hiroki se incorporó en la cama y lo invito a sentarse a un lado- ¿Dónde está Bessie? ¿Qué está pasando en el castillo? ¿Qué fue del prisionero que trajeron a noche?- Keiichi le hizo un señal para que hablara más bajo, supuso que sus padres habían puesto una guardia fuera de su puerta.

    -Bessie esta desaparecida. Logró escapar en la noche, sin embargo la buscan. Despidieron a muchos sirvientes cuando llegaron, y los que todavía permanecen aquí están sobornados o amenazados. En cuanto al prisionero lo más seguro es que lo tengan en el calabozo- Hiroki asintió, de cierta manera le alegraba que Bessie estuviera a salvo, pero le aterraba y entristecía la idea de Nowaki encerrado en el calabozo.

    -¿Qué pasó mientras yo no estuve? ¿Cómo descubrieron que estaba en el bosque?- Hiroki no había querido hablar de eso con Bessie, y ahora se arrepentía.

    -Cuando se fue todos quedamos muy consternados, sobre todo el rey, se sentía ultrajado, pero su padre le aseguró que usted regresaría y se casarían. Lo buscaron por todas partes, todas las casas de la ciudad y aldeas vecinas fueron inspeccionadas y los condes fueron juzgados, pero no lograron encontrarlo, luego ofrecieron recompensas, pero eso tampoco funciono. En cuanto a como lo encontraron, todos comenzamos a notar que Bessie se ausentaba algunos días, sobre todo su madre, entonces mando un soldado a seguirla hace unas semanas.- Hiroki perdió el color por unos momentos, pero luego miro de frente a Keiichi e hizo las ultimas preguntas de las que dependería su futuro.

    -¿Sabes que piensan hacer conmigo, o con el prisionero?-Pudo ver la lastima en los ojos de Keiichi, sin embargo esté no le mintió.

    - Pretenden esconder su embarazo, por eso han despedido a varios sirvientes, no lo dejaran salir hasta que todo haya acabado y luego lo casaran con el rey, no estoy seguro de que planean hacer con el bebé, pero la más seguro es que no lo dejen estar aquí. En cuanto al prisionero lo juzgarán y luego lo mataran.

    —❤—


    De pronto nada lo mantenía atado a ese lugar. Solo comía cuando recordaba que debía hacerlo, a veces lo visitaba el médico, recordándole que tenía que cuidarse, pero parecía que ni siquiera su hijo podía darle la fuerza suficiente para levantarse. Vivía en una clase de sueño del que no quería despertar, en el que era feliz en el bosque con su ángel de ojos azules como el cielo.

    No supo cuánto tiempo había pasado, cuando un día lo visito Keiichi, él estaba recostado, con la mirada en alguna parte del techo, cuando Keiichi lo tomo de los hombros.

    -¿Cuánto tiempo piensas quedarte así?- Keiichi hablaba con dureza, ni siquiera se dirigía a él como príncipe, pero a Hiroki poco le importaba ya- Mañana juzgaran a Nowaki y luego lo ejecutaran, ya estás de ocho meses y cuando nazca el bebé lo dejaran en el bosque a merced de los lobos. ¿En realidad piensas quedarte ahí recostado sin hacer nada?- Las palabras fueron crudas, pero parecieron hacer eco en Hiroki y despertarlo de su sueño.

    Su vida ya no era perfecta.
    Nowaki iba a morir igual que su bebé.
    Él viviría encerrado por el resto de su vida en un castillo con un hombre al que no amaba.
    Necesitaba hacer algo para que aquello no ocurriera.

    —❤—


    Deambulaba por el jardín buscando alguna idea. Sus padres ya no mandaban a ningún soldado con él, sabían que Hiroki estaba muy cansado como para escapar.

    El castaño trataba de conservar la calma, mientras veía el sol ponerse, no sabía que es lo que iba a hacer, solo podía pensar en Nowaki encerrado en alguna parte.

    Caminó por una parte del jardín que no solía frecuentar pues ahí solo crecían malas hierbas sin embargo algo le llamo la atención.

    Había un arbusto con pequeñas bayas rojas que desprendían un dulce aroma.

    —❤—


    Hiroki había estado muy pocas veces en el calabozo que se encontraba debajo del castillo. Ahí no se encontraban muchos guardias pues tampoco habían prisioneros, normalmente estos iban a la cárcel de la ciudad, pero Nowaki de seguro estaría ahí.

    El calabozo estaba oscuro, apenas era iluminado por una cuantas antorchas, sin embargó Hiroki caminaba con determinación. Había sobornado a algunos guardias para que le dijeran donde estaba Nowaki. Sin embargo cuando se acercó a la celda donde le aseguraban que estaba el azabache se topó con dos guardias, claro que no esperaba que la celda se encontrara sin ninguna vigilancia, pero no conocía a ninguno de los dos soldados y cuando estos notaron su presencia se mostraron cautelosos.

    Hiroki se mostró decidido y caminó con paso firme en dirección a los soldados, que le cerraron el paso al verlo acercarse.

    -¿Qué hace aquí nuestro principito? ¿No deberías estar acompañado de algún guardia?- El hombre que le hablaba tenía un tono burlo en su voz y el otro mostraba una sonrisa estúpida en el rostro. Pero contrario a lo que se esperaban Hiroki los miro a ambos intensamente con el ceño fruncido.

    -En primer lugar no deberías hablarle así a tu príncipe, o mandare a que te azoten- La voz de Hiroki era amenazadora, pero también tranquila, una mezcla extraña propia de un líder.- En segundo lugar, el rey está muy disgustado pues salió hace unos minutos al centro de la ciudad, varios soldados se reunieron y ustedes no estuvieron ahí, si no quieren que algo malo les pase más les vale que alcancen al rey- Era una mentira que acababa de inventar, pero su voz sonaba tan segura que casi logro engañar a los guardias.

    -¿Y cómo sabemos que dice la verdad?
    -Por mi pueden quedarse aquí, yo solo vine a transmitir el mensaje- Dio media vuelta y antes de salir ambos soldados salieron presurosos; había logrado engañarlos, pero no sabía si lo descubrirían, así que en cuanto los soldados desaparecieron de su vista corrió en dirección a la celda. Su bebé se movió ansioso en su vientre, como si supiera lo que estaba a punto de pasar.

    Tomo una antorcha antes de entrar a la celda y después de semanas, ahí vio a Nowaki. Estaba terriblemente delgado y tenía heridas por todo el cuerpo. Nowaki se agito cuando oyó la puerta de la celda abrirse, pero al instante se le iluminaron los ojos cuando vio a Hiroki.

    El castaño corrió a él y antes de que Nowaki pudiera hacer nada Hiroki lo besó, sin embargo se separó rápidamente, sacó una llave de uno de sus bolsillos y se dispuso a liberar a Nowaki de sus cadenas.

    -¿Están bien?- el tono de Nowaki parecía preocupado y a Hiroki se le rompió el corazón.
    -Estamos perfectos- le respondió mientras lo liberaba y al momento Nowaki lo abrazó apretándolo fuertemente contra su cuerpo.
    -Te extrañe tanto Hiroki.
    -Y yo a ti, pero ahora necesitamos salir de aquí.

    Hiroki guió a Nowaki por una serie de pasillos, no podían salir por la puerta principal pues merodeaban varios guardias. De manera sorprendente lograron salir por el jardín del palacio. Ahí estaba la puerta secreta por la que habían entrado cuando llegaron ahí.

    Les esperaba un escudero muerto de miedo que miraba a todos lados nervioso. Les entrego el caballo de Nowaki que pareció alegrarse al ver a su dueño, y también les entrego una capa, Hiroki recompenso al joven con una moneda de oro, y pronto esté desapareció al interior del castillo.

    Hiroki puso sobre los hombros de Nowaki la capa.

    -Tienes comida para cuatro días.- Le decía Hiroki mientras Nowaki acariciaba al caballo para relajarlo.
    -¿Tu no vendrás conmigo?
    -No puedo, perdona.
    -Entonces yo tampoco me iré.
    -Por favor Nowaki…-Los ojos de Hiroki se llenaron de lágrimas, pero Nowaki no pensaba irse.
    -No voy a dejarlos aquí.- Hiroki lo besó haciéndolo callar y lo miró a los ojos.
    -Ve al bosque, te prometo que te alcanzare, si te quedas aquí te mataran.
    -Y es posible que a ti también.-A Hiroki lo frustro la terquedad de Nowaki, estaba desesperado y en cualquier momento podrían descubrirlos.

    -No pueden hacerme nada, me necesitan. Pronto todo esto acabara y te alcanzare en el bosque, si te quedas aquí te mataran y si yo me voy contigo notarían mi ausencia de inmediato y me buscarían.- Nowaki pareció comprenderlo, sin embargo no quería dejar a Hiroki.- Por favor vete, nosotros estaremos bien.

    Nowaki lo besó por última vez mientras acariciaba su vientre. Cuando se separaron los ojos de Hiroki estaba repletos de lágrimas. Nowaki monto su caballo y Hiroki abrió la puerta secreta. Hiroki se despidió agitando su mano mientras Nowaki se adentraba en el bosque.

    ¿Acaso Hiroki tenía las manos manchadas de rojo?

    —❤—


    Era poco más de media noche cuando Hiroki se dirigió al salón principal. Ahí era donde sus padres se reunían con condes y caballeros cuando tenían asuntos urgentes que tratar. A pesar de la hora varios condes estaban ahí.

    Entró a la sala llevándose varias miradas curiosas; no se suponía que el príncipe estuviera ahí. Hiroki sabía que estaban hablando de él y el rey con el que aún tenían esperanzas de casarlo.

    Llevaba una bandeja con dos copas de vino especiado en las manos. Su padre lo miraba atónito sentado en un sillón frente a la chimenea, su madre lo miraba furiosa a su lado.

    -¿Serían tan amables de salir caballeros? Necesito hablar con mis padres- No fue una pregunta en sí, fue más una orden. Todos los condes lo miraron con el ceño fruncido, no estaban acostumbrados a que el príncipe les diera órdenes, sin embargo los reyes no replicaron así que salieron haciendo una reverencia.

    Cuando se cerró la puerta Hiroki avanzó con paso decidido hacia el frente, dejó la bandeja en una mesa pequeña en medio de los dos sillones donde sus padres estaban sentados. Él se puso enfrente de ambos, su padre se llevó rápidamente la copa a los labios, sin embargo su madre lo miraba con ojos penetrantes, esperando a que hablara.

    -Me comunicaron que mañana será el juicio de Nowaki, y que piensan ejecutarlo en la plaza pública.
    -Así es.
    -¿Y de que planean acusarlo, madre?
    -Es un proscrito, una asesino, y un traidor al tenerte retenido en el bosque…
    -He interfiere en tus planes de hacerme infeliz.- Su madre iba a replicar sin embargo Hiroki no la dejó.- Vengo a proponerles un trato.

    -¿Qué clase de trato?- quiso saber su padre.
    -Primero tengo que saber que harán con mi hijo cuando nazca.
    -Lo echaremos a los lobos, por supuesto- Su madre tenía una mirada malévola y Hiroki se estremeció ante la idea, sin embargo trato de mostrarse sereno.
    -Bien. En primer lugar no pienso casarme con el rey. Podrán encadenarme y llevarme a la iglesia, pero no pronunciare mis votos, y aun si no me prestaran atención y fuera ignorado, en nuestra noche de bodas en rey se daría cuenta que no soy virgen y yo mismo le contaría lo que sucedió en el bosque, y lo que ustedes hicieron con el padre de mi hijo.-Su madre tenía el rostro encendido por la furia y su padre igual. Estaban a punto de gritarle, sin embargo Hiroki hablo en un tono suave y casi suplicante.

    -En cambio, si perdonan a Nowaki y lo envían a un reino lejos de aquí en un navío, y dejan a mi hijo vivir, entonces yo mismo caminare a la iglesia y me casare con el rey, nadie en el reino aparte de los que ya lo saben se enterara de donde estuve estos meses.
    El rey parecía a punto de aceptar sin embargo la reina se levantó de su asiento.

    -¡¿Quién te crees que eres para hablarle así a tus padres mocoso insolente? Tu eres el príncipe y harás lo que le convenga al reino, no lo que sea tu voluntad!
    -Querrás decir lo que te convenga a ti, madre.- La sala se quedó en silencio y Hiroki salió apresurado con lágrimas en los ojos. La reina volvió a sentarse y observo como las ascuas ardían con menos intensidad.

    Probó el vino que Hiroki les había llevado. Estaba demasiado dulce.

    —❤—


    A la mañana siguiente se encontró a los reyes muertos en su alcoba.

    La noticia fue repentina. Muchos sospechaban de Hiroki, pero nadie pudo comprobar nada, además era difícil imaginarse al dulce príncipe hacer algo como aquello.

    Por todo el reino hubo silencio varios días. El funeral fue algo magnifico, a pesar de que se acercaba el otoño había flores por todos lados, muchos se lamentaban las muertes de los reyes, otros las agradecían. El príncipe parecía mostrarse frio, pero nadie dijo nada.

    —❤—


    Unos días después varios condes se encontraban en el salón del trono, que era donde el rey y la reina se mostraban públicamente en ocasiones especiales. Muchos de los condes eran hijos bastardos de los difuntos reyes y todos parecían querer quedarse con la corona ya que Hiroki no podía heredar el reino.

    Para su sorpresa la pesada puerta se abrió y detrás de ella apareció el castaño hermosamente vestido. Tal vez era lo hermoso que se veía ese día o la mirada chispeante en sus ojos que todos lo observaron mientras entraba y no pudieron soltar una palabra. Caminó hasta el trono que le había pertenecido a su madre, y a otras reinas y donceles antes que él. Lo acarició como si estuviera a punto de romperse y luego se sentó en él observando a todos los que estaban ahí.

    — ¿Qué están haciendo aquí? Hasta donde recuerdo no solicite su presencia- Hiroki parecía cansado, pero también mostraba una gran autoridad. Uno de los condes con más edad lo observo con despecho y Hiroki pudo ver la misma mirada de su madre.

    - Esta claro que venimos a reclamar el trono.
    -No veo porque habrían de hacerlo, es obvio que mi esposo y yo tomaremos control del reino.
    -Tú no tienes esposo, y después de que el rey vea al bastardo que llevas en el vientre no querrá casarse contigo.

    -Yo no dije que me casaría con el rey- Hubo un murmullo en el salón, pero a Hiroki poco le importo, se levantó de su trono y miro a todos ahí, repasando sus caras.-El padre de mi hijo no ha muerto y en ningún escrito dice que el príncipe deba casarse con alguien de noble cuna. Tan pronto como mi hijo nazca me casare con su padre, y el será su nuevo rey, y gobernada con mano firme y justa como el antiguo rey no pudo hacer.
    -No sabes lo que dices, solo eres un niño, no sabes cómo gobernar. Sin este matrimonio nuestro reino…

    -Sé lo que pasara, pero pronto la guerra terminara. Mis padres querían casarme con el rey porque es alguien poderoso en esta guerra y nos ayudaría en el comercio, para que a nuestro reino no le faltara nada. Sin embargo necesita nuestro ejército. Por el momento nuestro reino solo está en medio de la guerra, si me caso con él entraremos de lleno, nos atacaran, incendiaran nuestras tierras, nos saquearan y tomaran a nuestros habitantes como esclavos; eso fue en lo que no pensaron mis padres, con buenas cosechas y un gobierno justo sobreviviremos a esta guerra sin necesidad de una alianza he incluso saldremos mejor librados que otros reinos.

    Los condes no pudieron decir nada ante sus palabras, incluso los que se mostraban más altaneros lo miraban con una extraña mezcla de admiración y envidia.

    Detrás de la puerta entró Keiichi rompiendo la tensión que se había generado. Parecía agitado y avanzó en dirección a Hiroki sin importarle apartar a algunos condes de su camino.

    -El rey viene. Tiene un gran número de soldados.- Todos parecieron agitarse, sin embargo Hiroki parecía calmado.
    -Cuando llegue, dile que venga aquí a verme. Y asegúrate que sus soldados coman y beben algo.
    -Pero…
    -Obedece a tu príncipe Keiichi- Habló con voz firme y Keiichi hizo una reverencia cuando salía.

    Los condes seguían ahí cuando el rey entro algunos minutos después. Vestía una capa escarlata que resaltaban su blanca piel y sus ojos oscuros y misteriosos. Se fijó en Hiroki quien hizo una pequeña reverencia, para después ser imitado por los condes y condesas que estaba reunidos ahí.

    -Nos honra con su visita rey Haruiko. – El rey lo miraba de arriba abajo pero Hiroki no mostro expresión alguna.-Señores ¿Podrían retirarse? El rey y yo tenemos algunas cosas que hablar. –todos se retiraron en silencio. Cuando se quedaron solos Hiroki observo al rey con una mirada avergonzada.- Lamento la deshonra que le he causado, yo…- El rey le puso un dedo sobre los tibios labios haciéndolo callar. Y se quedaron en silencio un rato.

    -¿Le amabas?
    -Le amo; aun vive.- El rey asintió. De pronto sus facciones duras se ablandaron. Puso una mano sobre el vientre de Hiroki, sintiendo como emanaba el calor de esa parte, Hiroki no se apartó hasta que él quito su mano.

    De uno de sus bolsillos obtuvo un pequeño saquito de seda azul y se lo entrego. El rey lo miro con curiosidad. Abrió el saco y de el salió un fino anillo dorado.

    -Lo lamento- Dijo Hiroki haciendo una reverencia. El rey salió por la puerta principal, y unos minutos después se oyeron los cascos de los jinetes alejándose de la ciudad.

    —❤—


    Después de unos días, cuando el reino parecía estar en calma, Hiroki tomo uno de sus mejores caballos y se alejó del castillo, con dirección al bosque. Cabalgo sin detenerse, casi llego a olvidar el camino, y de repente una cabaña apareció ante él. En el establo estaba el caballo de Nowaki por lo que no tardo en desmontar su caballo.

    -¡Nowaki!- gritó apenas había entrado. Sin embargo ahí en la sala estaba Bessie. Una sonrisa apareció en su rostro y se levantó presurosa para abrazarlo.- ¿Dónde está Nowaki Bessie? Necesito verlo.
    -Pero mi niño, estas pálido, siéntate un momento- Hiroki se removió en sus brazos, hasta que la puerta de la habitación se abrió. Detrás de ella estaba Nowaki. Había ganado un poco del peso que perdió, y la mayoría de sus heridas habían sanado.

    Corrió hacia él y enrosco sus brazos alrededor de su cuello, dándole un beso desesperado que Nowaki no rechazó. Cálidas lágrimas se deslizaban por sus sonrojadas mejillas mientras Nowaki lo atraía aún más hacia si.

    -Te he extrañado tanto, pensé que ya no vendrías. Estaba volviéndome loco sin ti.
    -Las cosas se complicaron un poco, pero por fin todo acabo…-La voz de Hiroki se distorsionó por el dolor y se recargo en Nowaki, entonces el azabache pudo ver el sudor que recorría su frente y lo pálido que estaba el castaño. Bessie se acercó a él y notó como Hiroki respiraba entre jadeos. Nowaki no espero más, lo llevó a su habitación y lo recostó en su cama.

    -¡Hiroki! ¿Estás bien? ¿Qué es lo que pasa?- Nowaki estaba realmente preocupado, sin embargo Hiroki le regaló una débil sonrisa y un beso en la mejilla.
    -El bebé, ya viene.

    —❤—


    Cinco años después…

    Hiroki estaba en el balcón del magnífico castillo que ahora era suyo. Mecía suavemente al bebé de apenas unos días de nacido que tenía en sus brazos. Tenía una piel sonrosada y suave y unos cuantos cabellos castaños, aun no abría los ojos, pero Hiroki no perdía la esperanza en que fueran azules como el cielo.

    Observo a su derecha donde estaba la ciudad, las personas aún seguían trabajando, aprovechando los últimos minutos de sol, a lo lejos podía ver las construcciones del nuevo orfanato y un hospital, proyectos que era el inicio de grandes cambios y no solo en esa ciudad, sino en todo el reino.

    Escuchó una risa angelical acercarse a su alcoba, acompañada de una más grave, que a Hiroki le encantaba. Se volteó para ver como entraban por la puerta sus dos amores. Nowaki tenía un elegante traje y una capa de un deslumbrante color zafiro que resaltaba sus ojos, y cargaba a una niña de cinco años que reía y jugaba con su padre.

    Como había predicho la guerra acabó unos meses después de que él y Nowaki fueran proclamados reyes. Ahora todo el reino estaba en calma, era totalmente diferente a cuando sus padres gobernaban. Las personas no morían de hambre, los huérfanos y viudas tenían un techo donde dormir, no había tantas injusticias, los campos siempre tenían grano; y él era feliz.

    Nowaki se acercó a él y le dio un dulce beso al igual que al pequeño bebé que estaba en su brazos.

    -Por fin la capturaste.
    -Casi no la alcanzaba, es muy veloz- Hiroki sonrió, su pequeña princesa a la que le habían puesto Natalia era más inquieta de lo que Hiroki y Nowaki habían esperado, siempre la veían corriendo por todo el castillo, sobre todo cuando era hora de dormir.

    Nowaki tomó al pequeño bebé con su brazo libre, esté ya estaba dormido y acerco a la niña para que se despidiera de Hiroki. La niña le dio un suave beso y se despidió de él.

    Nowaki caminó hasta la habitación que compartían ambos hermanos. Bessie estaba ahí preparando las camas para los príncipes, en cuanto Nowaki entró Bessie se despidió de los niños y le sonrió a Nowaki.

    El azabache primero acostó al bebé en su cuna y luego a su pequeña princesa en su cama que estaba a un lado. La princesa tenía el ceño fruncido, acción que a Nowaki le causaba gracia; siempre era lo mismo cuando la iba a acostar.

    -Aun no tengo sueño, todavía hay sol afuera.- se quejó la niña.
    -Estas levantada antes que todos, corres por todas partes ¿y aun así no estas cansada?- La pequeña negó con la cabeza y Nowaki acarició sus suaves cabellos castaños; eso siempre funcionaba para hacer dormir a su princesa caprichuda. Poco a poco y aunque la princesa no lo quisiera sus ojos azules se fueron cerrando, hasta que su respiración se hizo suave y acompasada.

    Nowaki sonrió y salió de la alcoba para entrar a la habitación que compartía con Hiroki. El castaño estaba en el balcón, parecía como si no se hubiera percatado de la presencia de Nowaki. Observaba la ciudad y todo su reino extenderse a su derecha. La gente prendía fuegos y velas para alumbrar la noche, las tabernas y posadas abrían sus puertas a los viajeros cansados y a los hombres que regresaban de un día de duro trabajo. Y a su izquierda estaba el bosque, tranquilo y misterioso, los lobos merodearían en la noche mientras los conejos y liebres buscaban refugios. Como si nunca en su vida fuera consciente de ello, le sorprendió.

    Nowaki se acercó a él y puso su capa sobre los hombros de Hiroki.
    -Deberías entrar, está empezando a hacer frio.- Nowaki lo rodeo son sus brazos, pero Hiroki tenía la mirada perdida en alguna parte del bosque.
    -¿No lo extrañas Nowaki? Estar en el bosque, vivir sin la obligación de dirigir un reino, cazar cuando tienes hambre y dormir cuando lo deseas. Tú me dijiste que no te gustaban las ciudades con mucha gente y calles ruidosas.- Nowaki no comprendía las palabras de Hiroki, hasta que esté hablo en tono más bajo.- Siento como si te hubiera quitado un pedazo de tu vida.

    -¿Quitar un pedazo de mi vida cuando me has dado dos hermosos hijos?- La pregunta sorprendió a Hiroki que de soltó del abrazo del azabache, para verlo a los ojos que ahora resplandecían como un cielo cubierto de estrellas.

    -Al principio pensaba que era la ciudad la que no me gustaba, la monotonía del día a día. Pero luego me di cuenta de que en realidad mi vida estaba vacía. En el bosque la sensación del vacío fue perdiéndose al sentirme más independiente, pero no se fue del todo; no hasta que llegaste tú. Cuando te encontré me pareciste la criatura más tierna y hermosa que había visto en toda mi vida, no podía quitarte los ojos de encima, sin embargo tus ojos parecían tristes, como si llevaras toda una vida sufriendo. Me encantaba tu voz, siempre dispuesta a cantar o a reír, pero temerosa de hacerlo. –Nowaki lo miraba con tanta intensidad que Hiroki casi perdió el aliento- Entonces le diste un sentido a mi vida. Quería que fueras plenamente feliz y que rieras y cantaras para mí. Quería que me pertenecieras, pero no quería forzarte, sino que tú mismo vinieras a mis brazos; y cuando lo hiciste me di cuenta que no importaba si estábamos en el bosque, en la ciudad o en el fin del mundo. Me di cuenta que mientras estuviéramos juntos, en cualquier lugar seriamos felices.

    Nota: Quiero hacer una fic mas largo, pero no lo haré por ahora y como solo es una idea no prometo nada.

    Edited by ~Akemi~ - 28/12/2017, 20:41
     
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    Me encanto la historia, esta hermosísima, :3 Estaré esperando mas de tus historias, cuídate ^v^
     
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  14. Katekyo
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    :=starss: :=amors: :=DFSDFSD: fue estupenda me encanto por un momento pensé que sería una gran tragedia me diste un susto de muerte pero como siempre triunfa el amor y ellos tiene que estar juntos son mis favoritos....si ya vi la nueva temporada me encanta y tienen que hacer varios capítulos con los egoístas son los mas lindos los amo :=DFSDFSD: :=uuum:
     
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    hola magnifica historia me encanto mucho hubo una parte que casi llegue a llorar fue donde los soldados atrapan a nowaki y a hiroki en el bosque , luego cuando Keiichi le dijo lo que pretendían hacer con nowaki y el bebe cuando naciera :( .
    pero luego quede impresionada lo que hiroki le hiso a sus padres o sea los mato.pero si que se lo tenían merecido.

    y amo cuando a hiroki lo ponen como un doncel es tan lindo verlo embarazado y sobre todo si ese bebe es de nowaki :D es que amo tanto a junjou egoist son mis favorito y leer fanfic de ellos me facinan asi que quiero agradecerte por hacer esta linda historia

    y el principio me enojo que sus padres obligaran a hiroki a casarse con un hombre a que no ama y me alegre mucho cuando hiroki escapo del reino luego se encontró con el hermoso de nowaki donde por fin logro encontrar el amor ..

    bueno para que decir que me gusto y casi me desangre al ver ese lemon tan maravilloso jajaja soy toda una pervertida :=ummse: :=uuum:

    el final fue hermoso hiroki le dio dos hermoso hijo a nowaki fue tan lindo eso y ahora los dos viven felices por siempre :=uuhuhuhus: :=DFSDFSD:

    una pregunta cuando seguiras con tu fanfic ~Sweet and Sour~? es que esta muy emocionante bueno lo estaré esperando con ansias

    si yo tambien vi la 3 temporada de JR los cual los diseño me gustaron muchísimo :( solo estoy esperando con mucha ansias a que aparezcan mi pareja favorita JE ...

    bueno ya me despido gracias por este maravilloso two-shot y esperare con ansias nuevas historia tuyas bye :=deeaaah:
     
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17 replies since 27/6/2015, 04:01   959 views
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