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No me abandones
Serie: Kuroshitsuji
Pareja principal: Sebastián x Ciel
Género: Drama, Romance, Angst.
Rate: M
Categoría: Leve AU y OOC, OC.
Advertencia: Contenido de escenas sexuales y de violencia.
Disclamer: Los personajes de la franquicia de 黒執事 le pertenecen a Yana Toboso y Kadokawa.
———————————————————————————————————————————————
8:29am, Mansión Phantomhive de Invierno.
Había despertado hacía un rato, faltaba un minuto para que su mayordomo viniese a despertarlo así que decidió quedarse en cama sin decir nada.
Dieron las 8:30 y como de costumbre entró aquella figura de cabello negro con un carrito que traía el desayuno hecho. Aunque ya no comía nada, no podía evitar el gusto por una taza de té Earl Gray en la mañana.
Esa sonrisa tan fingida, ¿Podía un demonio ser infeliz? ¿Acaso llevaba tanto tiempo odiando lo que hacía? Aunque a Ciel ya no le daba la misma satisfacción el trabajo de Sebastián, no tenía una vida fuera de la que compartía con el demonio.
"Bueno... ahora yo también lo soy"
——En efecto Bocchan, ahora es uno de los míos——
El nombrado frunció el ceño, odiaba esa costumbre tan molesta de Sebastián de vigilar sus pensamientos.
El otro solo rió ante la frustración del menor, al menos ahora podía jugar un poco con él, ya no tenía nada que perder.
——¿Algo para hoy?——
Preguntó como cada día, aunque ya sabía la respuesta esperaba que algún día cambiase.
——Bocchan, ¿Tiene hambre?——
El día de una respuesta distinta había llegado. La pregunta le intrigó bastante, ¿A qué se refería por "hambre"?
——¿Eh? Creí que los demonios no necesitaban comida. Aunque ahora que lo dices, no estaría mal una tarta…—…—
——Me refiero, joven amo, al hambre de un demonio——
El peli negro dejó la charola en el carrito y de acercó a Ciel, poniéndose frente a él a una cercanía bastante peligrosa.
——¿La siente? Hambre… no en su estómago, si no aquí——
Pasó una de sus enguantadas manos desde los labios de Ciel, acariciandolos con cuidado yendo hacia su cuello. Recorrió con sus dedos su hasta llegar al pecho donde se detuvo.
——Almas humanas——
Los ojos de Ciel, ahora rojos como los de Sebastián, de tornaron de aquel color magenta y pupilas afiladas que destacaba a los seres del averno.
El demonio mayor sonrió con malicia, sabía que Ciel moría de hambre. Aún era un demonio joven, no podría aguantar mucho más sin alimentarse.
——Tenemos la misma necesidad joven amo, sabe que estoy hambriento también——
Volvió a sonreír, en realidad estaba muerto de hambre. Un demonio famelico sólo podría ser aquel que supiese aguantar el hambre, y Ciel no lo era.
——El contrato me impide tomar un alma que no sea la suya, ni siquiera si es para alimentar su recién convertido cuerpo, y usted aún no puede cazar——
Sus intenciones estaban claras, el hambre era insoportable, incluso para un demonio experimentado como lo era Sebastián. No volver a comer durante la eternidad que le restaba de vida era algo que no podía concebir; debía romper con aquel contrato.
——¿Qué propones?——
Ciel no era imbécil, estaba consciente de que el único estímulo que tenía Sebastián para seguir a su lado era su alma, cosa que ya no existía.
——Romper el contrato——
——¿¡Eh!?——
Lo tenía previsto, pero que aquellas palabras salieran de la boca del peli negro le golpearon de una manera bastante complicada de entender.
——¿Es eso posible?——
Debía aceptarlo, no podía retener a aquel demonio a su lado por toda la eternidad. Además, era un demonio, ya no necesitaba de Sebastián. Podría dedicarse simplemente a devorar almas humanas y disfrutar de los placeres de la vida como criatura abismal.
——Se supone que no, pero sé de alguien que puede hacerlo——
Ciel hizo una mueca de desagrado, ¿Acaso Sebastián tenía que ser siempre tan perfecto? Además, ¿Romper el contrato? Poco le importaba si era "legal" o no, en su vida humana había hecho demasiadas cosas que que no eran del todo legales sólo para su beneficio propio.
Giró los ojos, no sabía si aquella era una broma de mal gusto o si en realidad el ojo rubí quería acabar con el contrato.
——¿Quién tendría el poder para romper algo como un contrato?——
Intentaba buscar alguna salida fácil para la situación en la que estaban, en el fondo no sabía que haría si Sebastián se fuese de su lado.
——Cierto amante de los cadáveres que Bocchan ya conoce——
Recogió la taza de té a medio acabar y colocó la charola en la cómoda de Ciel.
A la mente del peli azul sólo llegó la imagen de aquel sepulturero psicótico lleno de chistes malos y galletas para perro.
——El ritual debe hacerse en luna nueva, aún quedan dos días. Dejaré que lo piense joven amo——
Salió de la habitación dejando a un confundido y nervioso Ciel sentado en la cama.
"Romper el contrato…"
Sabía que si lo hacía, no volvería a ver a Sebastián jamás en la eternidad que le quedaba, que el demonio cuervo se perdería entre las sombras e incluso llegaría a hacer otro contrato.
Si no lo hacía, permanecería con Sebastián por siempre, pero moriría de hambre pronto.
——Si anulo el contrato… será una eternidad en soledad——
——————————————————————————————————————————
Nix: Hola~ Gracias por llegar hasta aquí, espero les haya gustado el primer capítulo de éste fanfic.
Comenten si quieren para seguir con ésta historia escrita con amor y aroma a limón (?
Edited by Phoenix - 14/2/2017, 17:47
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Lo que se pierde ...jamas regresara...- Bocchan (Kuroshitsuji)
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Ohhh me encanta continualo chica . -
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Uuuu me gusta porfavor contyyyy . -
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Esta bueno porfa continualo siiii . -
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Conty . -
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No habían pasado ni un par de semanas antes de que Ciel por fín hubiese tomado una decisión. Sabía las consecuencias de todo lo que Sebastián le planteaba, sabía cuán peligroso era y cuán prohibido estaba el hecho de anular un contrato incompleto.
Su vida de demonio apenas había comenzado, recién convertido en un ser de las tinieblas estaba y no tenía idea de qué hacer para sobrevivir.
El pensar en la necesidad de consumir almas que estaba intrínseca en su ser le causaba espasmos en el cuerpo y una sensación de desesperación profunda que le costaba aún controlar. Sebastián había notado su hambre, Ciel la de él, ambos eran un par de demonios condenados a la inanición.
——Sebastián——
Le llamó como de costumbre, con un solo nombrar el peli negro hacía su aparición en escena sin rechistar.
——¿Necesita algo, joven amo?——
El menor tragó en seco, la voz de Sebastián retumbaba dentro de su cabeza cada vez que le hablaba.
——Estoy listo——
Dijo sin más, esperando a que el demonio acatase su deseo.
——¿Listo para qué, Bocchan?——
Aquella sonrisa infernal y traviesa que Sebastián siempre cargaba en su rostro hizo que sus mejillas adoptaran un color rosáceo un tanto pálido. Tuvo que haberse sonrojado demasiado para qur en su piel se notase un cambio de color.
——Listo para romper el contrato, demonio idiota——
A pesar de aquellas nuevas sensaciones que a veces experimentaba con la cercanía al demonio mayor, seguía tratando a Sebastián como su sirviente, nada cambiaría en su trato con el oji rubí.
——Bocchan, recuerde que usted también es un demonio——
Siempre sabía que decir, jamás tenía un parlamento equívoco frente a Ciel. Era arrogante y su pesada aura intimidaba a, cualquiera.
——Será mañana en la noche, primer día de luna nueva. Espero que esté seguro de su decisión——
Se dispuso a irse, dejando a Ciel sin decir nada. Vio al mayordomo salir de su despacho, estaba confundido y consternado.
Había pasado sus momentos mas profundos al lado de aquel demonio, siendo ayudado y salvado por el mismo en cualquier ocasión.
La única persona que alguna vez lo protegió desde la tragedia de su familia había sido Sebastián, ¿Cómo sería su vida al no estar atado a aquel demonio? ¿Podría sobrevivir sin su mayordomo?
"Bah, por supuesto que sí. Sebastián es solo peón en mi juego"
Chasqueó la lengua y cerró los ojos sintiendo la luz de la ventana encontrarse con su pálida piel.
El hambre asediaba a ambos seres del infierno, ambos desesperados buscaban el alimento que los mantendría vivos; tendrían que separarse para conseguirlo.
<u>POV Sebastián<u>
El mayordomo se retiró sin más de aquella sala, su semblante cambió de inmediato a uno más serio que de costumbre, estaba a punto de cometer algo tan prohibido como su propia entrada al cielo; anular un contrato.
Desde su nacimiento como demonio había sido instruido por los altos mandos, los origenes, para ser un demonio que dentro de su raza fuese respetado.
Entrenado para consumir almas humanas y memorizado fue todo lo prohibido para su especie, entre ello, romper un contrato.
Desde lo ocurrido con Jim Mackein/Alois Trancy, había quedado encadenado a servir a Ciel de por vida, sin tener alguna recompensa al final de su eternidad. No podía cazar almas, no podía abandonar ni matar al demonio de quién ahora era sirviente eterno.
Romper el contrato parecía lo más lógico para ambos. Su relación siempre había sido de Amo-Sirviente, nada más.
El romper el contrato los liberaría a ambos de una eternidad atados uno al otro.
Sonrió mientras se dirigía a la cocina para preparar el té de su amo.
La vida sin aquel niñato malcriado sería como hacía unos cientos de años. Ir por el mundo consumiento almas y disfrutando de todos los placeres profanos que a su raza se le atribuían.
No podía negar que, dentro de sí, algo de Ciel se había quedado en su memoria. La forma en que un alma tan inocente fuese tan macabra e inhumana inundaba su ser de aquella hambre que se conformaría incluso en llenar con aquel pecado al que condenaron a todos quienes están en el segundo arco del infierno.
No negaba que en alguna ocasión hubiese disfrutado de ver la desnudez de aquel antes humano, pero por su naturaleza demoníaca podría poseer a cualquier mujer u hombre que le apeteciese.
"Ciel……"
En su mente retumbó aquel nombre con fuerza. Agitó su cabeza para librarse de aquel pensamiento y terminar sus tareas.
——El té de mañana en la mañana, será el último que le prepare Bocchan——
|・ーAl día siguienteー・|
Eran ya las 11:30pm, Sebastián había dejado la mansión limpia de arriba a abajo. La cocina deslumbrante y cada habitación perfectamente ordenada.
Ciel temblaba por dentro, lo que estaba a punto de hacer era algo que jamás pensó llegar a cometer, pero la situación lo demandaba.
Subieron al carruaje. Ninguno musitaba palabra y mucho menos se miraban a los ojos, ambos tenían demasiado en qué pensar.
Pasaban los minutos y por fín habían llegado al centro de Londres. Fue un viaje largo desde las colinas hasta la ciudad, pero era algo de lo que no se podían arrepentir.
Ambos llevaban ropas de personas del común. Para toda Inglaterra, Ciel Phantomhive y su mayordomo habían muerto un año atrás junto con los habitantes de la casa Trancy en un incendio.
Bajaron del coche y éste se fue para no regresar, ambos estaban de pie frente a la tienda mortuoria de Undertaker, aquel único que sabía cómo romper un contrato.
——Aquí es, Bocchan——
La noche le daba un aspecto incluso más tétrico al lugar.
Ambos entraron y cerraron a puerta a sus espaldas.
——Undertaker——
Pronunció Sebastián ante el mostrador, una risa se escuchó de dentro de uno de los ataudes.
El oji rubí tomó la tapa de uno de ellos y la levantó, dentro delde sarcófago estaba aquel shinigami de cabello gris sonriendo como siempre de forma perturbadora.
——Oh~ Mayordomo——
Rió un poco y salió del ataúd. Entre tropezones se quedó de pie en el mostrador con una de sus usuales galletas de canino en su boca.
——Hace tiempo que no le veía, caballerito~ Veo que ya no es humano——
Se echó a reír dando golpes en la mesa, ambos presentes estaban por lejos confundidos. El shinigami no cambiaba.
——Venimos para algo inusual——
Dijo el conde con un tono serio, el cegador de almas le miró fijo mientras dejaba de reír.
——¿En qué puede ayudarle éste enterrador~?——
Su tono de voz siempre era burlón y agudo, sin importar cuál fuese la situación.
——Queremos romper el contrato——
El frasco de galletas cayó al suelo. El Dios de la muerte se giró para verlos y por primera vez mostrar sus ojos verdes y dorados con un semblante serio e intimidante.
——¿Anular un contrato entre demonios? Es bastante peligroso…——
Su voz ahora se escuchaba seria, incluso daba miedo oir a Undertaker tan poco jocoso.
——Ya lo sabemos, aún así queremos hacerlo——
El peli negro se pronunció ante el shinigami dando un paso adelante, esperaba que el peli gris no se negara a aquello. Era el único que podía anular un contrato de forma segura.
——Michaelis, conoces las reglas——
——De principio a fín——
El Dios de la muerte sonrió divertido, la perseverancia de Sebastián era bastante graciosa en comparación a la timidez de Ciel tras de él.
——¿Y el señorito? ¿Quiere dejar a su perro sin correa?——
Ciel lo miró a los ojos, aquellos ojos verdes incandescentes y afilados, casi como los de su mayordomo.
——Sí, hazlo——
Su voz atravesó los oídos de Sebastián causándole un leve espasmo en todo su cuerpo, un deje de tristeza se formó en ambos demonios por saber lo cerca que estaba el final de su lazo.
Volvió a escucharse la risa de aquel cegador de almas. Les indicó con una seña que le siguieran hasta la parte de atrás de la tienda, no paraba de reír mientras los otros caminaban detrás de él.
——De esto jamás se podrán arrepentir——
Pronunció al llegar a la parte trasera de su local y bajar por unas escaleras hasta un húmedo sótano. En él no podía verse nada si no se poseía una visión entrenada para la oscuridad completa, cosa que los tres tenían.
Vieron una pequeña mesa frente a ellos y un maletín color negro que Undertaker había colocado en la misma.
Sonaron las campanas de media noche, los ojos de ambos demonios comenzaron a brillar de aquel color magenta que tan reconocido era por todos los seres oscuros.
"Espero que la verdad de Ciel no te abrume, Michaelis"
Dejó que cada uno de ellos se colocara a cada lado de la mesa, en medio de ello sonrió.
——Comencemos con esto~——
▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼
Gracias por los comentarios del capítulo anterior, me animan mucho para seguir escribiendo.
Nos vemos en el próximo capítulo~
Edited by Phoenix - 16/1/2017, 02:23. -
itziritha .
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Waaa se quedó en la mejor parte conty . -
Shiori Phantohive .
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Porfa conty lo mas pronto posible . -
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Yeeeei no puedo creer que enserio vayan a romper el contrato pero bueno quiero ver que pasa y el Sebastián viendo a ciel *-* ok no pero contyyy . -
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Capítulo 3
Ninguno de los dos estaba al 100% seguro de lo que estaban a punto de hacer. Nada era claro hasta aquel momento en que ya se vieron envueltos en aquel embrollo que, en teoría, Sebastián había tejido para poder liberarse de la molesta presencia de un mini demonio caprichoso y malcriado.
Se escuchaba la risa de Undertaker retumbar en el húmedo y oscuro salón en los que los tres se encontraban. Se podía oir el gotear del agua en el suelo y sentir aquel frío desolador que sólo aquellos espacios mantienen.
La mesa que los separaba por casi un metro estaba hecha de piedra que parecía tener una coraza calcinada, aunque parecía más una pileta de bautizo un poco menos profunda. Mientras que Ciel estaba confundido, Sebastián conocía la procedencia de aquel ritual.
"Los orígenes del sur rompían contratos en épocas de guerra para así hacer que todo su poblado luchase contra los ángeles"
-Muy bien Michaelis-san~ Veo que prestaba atención en sus clases-
De nuevo escucharon aquella risa de forma estruendosa, Sebastián chasqueó la lengua molesto por aquel atrevimiento, sus pensamientos eran básicamente su propiedad.
-Puede que le moleste Mayordomo, ¡pero es muy divertido!-
Conenzaba a arrepentirse, no sabía en qué momento estrangularía a aquel enterrador si seguía con sus bromas.
Tras unos minutos, el shinigami regresó desde donde estaba y abrió el maletín que había llevado hasta aquel sótano. De ella saco un cuchillo con ornamentos en color negro, parecía bastante especial ya que tenía su propio estuche bajo llave.
Además de ello también tomó varios frascos de contenido dudoso los cuales llevó hasta la mesa y los virtió en la hendidura de la misma.
Parecía simple agua, aunque al acercarse se podía notar su falta de reflejo y brillo. Como si viniese de algo muerto.
-Debo advertir antes de esto, que será doloroso-
El cambio de voz de Undertaker cada vez que les advertía acerca de algo daba un poco de miedo, pero supusieron que sólo lo hacía para causar un poco de suspenso.
-Lo soportaré-
Pronunció Sebastián de forma engreída, tal vez para hacer que Ciel se sintiese inferior.
-Mayordomo, pocos lo han soportado sin tratar de arrancarse la extremidad. Entre más viejo sea el demonio, más difícil es borrar su contrato-
Una risilla se le escapó al peli azul, podría ver por fín a aquel demonio que se jactaba de inamovible sufrir un poco de dolor real.
Undertaker removió su cabello dejando a la vista sus brillantes ojos verdes. Era un Origen también, aquel único Dios de la muerte capaz de hacer un ritual de esa talla.
Le entregó el cuchillo a Sebastián primero, éste simplemente se quitó el guante usando sus dientes de esa manera tan sensual que siempre lo hacía, robandose la mirada de Ciel en todo momento.
Sin vacilar cortó con el arma la parte alta de su muñeca, la mano delde contratode se manchó de sangre oscura.
Dejó gotear un poco sobre el agua, el corte no había causado mucho dolor, era algo soportable para el demonio cuervo.
Era el turno de Ciel.
El oji rubí lamió el cuchillo para entregarlo "limpio" a su aún amo. La mirada de Ciel no lograba despegarse de aquel demonio, ¿Cómo lograba hacer sensual cada acción del día?
Estaba nervioso, pero no dejaba que le vieran. Empuñó el cuchillo y de una sola pasada cortó su muñeca izquierda. Se quejó de dolor, aún no era tan fuerte como Sebastián, pero estaba conforme con haberlo hecho bien.
Su sangre oscura goteó un par de veces sobre la pileta llena de aquella agua, pero algo llamó la atención del shinigami.
Había hecho el ritual varias veces, y jamás había visto una reacción como aquella; tras gotear la sangre de Michaelis, el agua se volvió negra. En teoría, al gotear la de Ciel debió regresar a su estado anterior, pero ésta se volvió agua cristalina. Algo tan insignificante como el brillo en la pileta le hizo pensar acerca de esos dos.
-Michaelis, debes introducir la mano del contrato-
El demonio cuervo le obedeció. Introdujo la mano completa en el agua. La marca del contrato comenzó a emitir un brillo rojizo que hizo despertar el color magenta de ambos pares de ojos.
Sebastián gritó.
Sentía un dolor agónico, como si le quemaran cada parte de su ser. Ni las balas, ni los cuchillos, ni siquieras las heridas con armas demoniacas le habían hecho sufrir de esa manera.
-¡Aaaghh!-
Se sostenía la muñeca para mantener la mano en el agua, el dolor era insoportable. Le quemaba, le ardía, sentía que era marcado con fuego.
Trataba de aumentar su aura parapar aguantar más el dolor, pero se acrecentaba cada vez más. Sentía que iba a morir.
-¡¡GYAAAAH!!-
Otro gritó se escuchó en la habitación. La voz de Ciel inundó la sala con un alarido de dolor que ensordecería a cualquiera. Con sus manos presionaba la zona del ojo del contrato.
Sintió como si le recorriese ácido por aquel orbe maldito. Como si miles de cuchillos entrasen por su parpado y tratasen de arrancarle el ojo.
También como si le quemara durante años, pero habían pasado sólo segundos.
Se retorcía en el suelo de dolor, gritando para que parara, rogando que se detuviese, pero el dolor no acabaría hasta que el ritual estuviese completo.
Pasaron algunos segundos más, Sebastián apretaba el puño dentro del agua hasta gotear sangre al herirse con sus propias uñas.
Ciel se mantenía en un penumbral silencio aguantando aquel terrible sufrimiento. Ni siquiera en el ritual dónde invocó a Sebastián sintió tal agonía.
Parecía que iba a desmayarse. El demonio cuervo perdía el brillo de su mirada y sus piernas flaqueaban. Ciel se mantenía quieto, ya no gritaba, parecía que ya no sintiese dolor sino una profunda angustia.
-Se acabó Michaelis-
Dijo el peli gris para luego tomar la mano de Sebastián y sacarla del agua; el líquido volvió a ser opaco tras aquello.
Se oyó un golpe seco en el suelo, Michaelis había caído desmayado.
-¡Sebastián!-
Ciel al darse cuenta, corrió hasta el cuerpo de su mayordomo, estaba frío y sus labios ya no tenían color. Parecía que hubiese perdido toda su energía.
-Sebastián, ¡Sebastián!-
Aún cubría el ojo del contrato con una de sus manos mientras que con la otra movía el cuerpo inconsciente de Sebastián.
-Sólo está desmayado, el corte de un contrato absorbe toda su energía demoníaca. Despertará en un rato. Mientras tanto deberías limpiar la sangre de tu ojo.-
El enterrador desapareció de escena, Ciel se quedó sólo en el húmedo sótano junto a un inerte Sebastián.
Retiró la mano de su ojo derecho, era cierto, estaba ensangrentada.
Vio la mano de Sebastián, también goteaba un poco de sangre que chorreaba en el suelo.
"Absorbió toda su energía... pero, ¿Por qué no la mía?"
Estaba un poco confundido, si se supone que el ritual absorbe la esencia de un demonio, ¿Por qué él aún seguía despierto?
Decidió no prestarle mucha atención, prefirió quedarse cob Sebastián un rato más.
Tomó el listón que traía amarrado al cuello y envolvió su mano heridade con él.
Sintió un estruendo en su interior al ver la piel de su mano sin la marca del contrato.
"Ya eres libre, Michaelis"
Se levantó dejándole ahí.
Había acabado el contrato, había acabado su compañía eterna.
Ciel caminó hasta la entrada del local, sin si quiera despedirse de Undertaker salió por la puerta dejando en el mostrador algo que hizo parte de su pasado con Sebastián; su anillo.
El enterrador sólo lo miraba extrañado, pensó que habría batallado más por conservar a su demonio a su lado.
-Señorito, no podrá evitar que sus caminos se reúnan-
-Con Sebastián-
Despertó.
Estaba aún en esa sala oscura y fría. Sentía su cuerpo débil y adolorido.
Ni siquiera podía expandir su aura demoníaca, no podía sentir otra presencia ahí dentro.
"Ciel…"
La imagen de aquel chico se le vino a la cabeza, lo último que había visto antes de desmayarse había sido el rostro agónico de Ciel, parecía estar sufriendo de un dolor intenso durante el ritual.
-Debo dejar de pensar en él… ya no lo volveré a ver-
Con esfuerzo pudo levantarse, subió las escaleras tomándose de las paredes mientras se acostumbraba a la luz.
Su paso aún era tambaleante pero sentía que suera fuerza regresaba. En poco tiempo tendría la habilidad de siempre.
-Undertaker, esto nunca ocurrió-
Dijo sabiendo de la presencia del shinigami en la entrada del local.
Tal como hizo Ciel, se fue sin decir más.
No sabía a donde iría, ni siquiera sabía si tenía algún lugar a donde llegar. Sólo quiso recorrer las calles esperando que algo se le ocurriese.
"Lo tengo… iré a Dite"
Sólo necesitaría tomar un par de almas humanas para recobrar fuerzas y lograr llegar a Dite, la proclamada ciudad del infierno*.
Todo había acabado entre él y ese mocoso malcriado, ya no tendría que lidiar con eso en su eterna existencia.
Aunque, al pensar que no vería de nuevo a Ciel, un extraño sentimiento se angustia invadió su cuerpo por completo, sentía nostalgia.
Sin darse cuenta había caminado durante horas, la noche se había acabado y el amanecer ya revelaba la luz del nuevo día, y un detalle que no había notado antes.
Miró su mano con detenimiento. No le sorprendía ya no tener la marca del contrato sino el lazo negro amarrado a la misma.
"Es el lazo de Ciel…"
------------------------------------------------------------
*Dite: Llamada ciudad del demonio o ciudad de Satanás en la Divina Comedia.
Nix: Hey'ya~
Espero les haya gustado el nuevo capítulo, me tardé un poco en publicarlo dado que estoy de nuevo en clase y no me deja mucho tiempo para escribir. Pero aquí estoy para complacer a quienes siguen la historia~
Comenten qué les ha parecido, ¡eso me anima mucho a seguir!
また後で
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itziritha .
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Waaaa me encanto conty . -
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Lol quiero oo mi contyyyyyy es hermoso tu fic 
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Capítulo 4
Las distancias en Londres eran relativamente cortas, esto dicho por alguien que habría viajado en carruaje la mayor parte de su existencia. Estaba cansad, sus pies le dolían y el hecho de tener que caminar sin tumbó mientras algo se le ocurría comenzaba a molestarle. ¿A dónde ir ahora? No podría volver a la mansión, tampoco a la casa de su prometida... no tenía un lugar al que aun perteneciese.
Agudizó la vista, sus sentidos eran mucho más hábiles ahora que se había liberado del contrato. Ya no existía restricción alguna para privar la visión de ambos ojos, jamás volvería a usar ese tonto parche.
Pudo ver una multitud reunida en una pequeña plaza, el aroma llegaba a su nariz reconociendolo al instante, era un olor que le transportaba directamente a su mansión en un día caos.
Olía a Curry.
"Es imposible... ¿Por qué seguirían aquí?"
Comía ansias y sólo eso, el estómago le rugía y el sabor de la famosa "Rosquilla de Curry" le jugaba malas pasadas materializandose en su boca como un leve despojo de lo que alguna vez disfrutó.
Se dispuso a llegar al lugar, no le preocupaba ser reconocido, el renacer como demonio y morir como humano al mismo tiempo era algo que nadie podría imaginar.
Siguió los pasos de algunas personas en silencio, sin ir a ser notado por algun transeúnte curioso por su aspecto. Aún no comprendía la forma en que Sebastián se columpiaba de arriba a abajo por los tejados y rejas de las casas londinenses, Ciel apenas lograba sañtar un poco más de 4 metros, algo básico para su ex mayordomo.
-Sebastián...-
Susurró de forma apenas audible, su cuerpo sintió un extraño estremecer mientras que en su mente se podía ver la imagen del demonio de cabellos negros.
Soñaba despierto con él, era obvio.
Todos esos años a su lado habrían dejado una profunda marca en su ser, incluso más que la que causó su intento de venganza.
Era extraño poder sentir las presencias de las personas, como si en su pequeño tablero de ajedrez aparecieran miles de piezas de un color azul que no perteneciese a su juego ni al enemigo, sólo intenciones por descifrar.
-¡Esperamos que lo disfruten~!-
La voz chillona y de acento enrevesado de cierto Príncipe indio resonó en su cabeza de la forma más vil que pudiese imaginar. Tragó saliva y sin más rodeos comenzó a hacer la fila para las muestras.
Rodearse de almas humanas era un suplicio profundo, una prueba de tentación y control que debía superar si se iba a convertir en un demonio medianamente respetable.
A pesar de que era preso de muchas miradas, su atención seguía perdida en recuerdos de aquel demonio de cabello negro y finas facciones que seguro ahora estaría muy lejos de ahí. Sintió un poco de nostalgia, pero al mismo tiempo enojo, ¿Por qué solo pensaba en Sebastián? Su corazón, sentía su corazón latir con fuerza.
La compañía Futom había cerrado, sin un heredero la empresa se vino abajo en picada tan solo dos meses después de su "Muerte".
"Los humanos son tan tontos..."
Llegó rápidamente al frente de la fila, el Príncipe Soma entregaba platos con su delicia india a todo quién pasase por su puesto, una obra de caridad usual de la pareja extranjera.
Sintió como era presa de las miradas curiosas, sus ropas negras y victorianas eran un punto de atención fijo entre las personas ahí presentes.
-Aquí tienes pequ...-
Agni estuvo a punto de entregarle un plato, el cual cayó al suelo rompiéndose sin remedio. Los ojos del peli blanco se abrieron a su máximo radio al verlo ahí de pie.
"Mierda... me descubrió"
Palideció un poco, la idea de acercarse a ellos era bastante idiota, ¿Para qué había decidido hacerlo?
Sintió una mano que tomaba la suya, una mano vendada hasta la muñeca con tela blanca... Agni.
El mayor corrió llevándose a Ciel a cuestas mientras este gritaba que le soltase, Agni no hizo mayor caso sino hasta llegar al carruaje de Soma.
-C-ciel... Phantomhive...-
Su voz era temblorosa, aún estaba demasiado impactado para creerlo. Ciel sabía de la Natura de Agni, y que éste último sabía de la suya.
-No ha pasado mucho tiempo-
Dijo Ciel mientras miraba por la ventana.
-Dos años... desde que moriste-
El mayordomo indio trataba de atar cabos sueltos, trataba de entender como Ciel había regresado de la tumba.
-No necesito explicarme, seguro ya lo sabes-
El mayor asintió con la cabeza, sentía la misma aura que una vez pudo leer de Sebastián. Un aura maligna y negra que rodeaba todo su cuerpo.
-Igual que Sebastián-dono-
De nuevo él, de nuevo sus pensamientos eran acerca de ese demonio. De ese hombre... de esa criatura.
-Necesito un lugar donde quedarme, al menos por un tiempo-
Ciel sonaba demasiado sereno ante la situación. Agni sólo asintió de nuevo.
-La mansión Phantomhive sigue siendo suya. Puede quedarse con nosotros el tiempo que desee-
Hizo un intento de reverencia ante Ciel, el peli azul sonrió de medio lado. Que ingenuo.
-¡Agni! ¡AGNI!-
De repente, el Príncipe Soma abrió la puerta del carruaje de forma estruendosa, parecía cansado y furioso con su mayordomo.
-¡Príncipe Soma!-
Quiso encubrir a Ciel, pero era tarde. El joven Príncipe lo había visto.
-C-ci... C-ciel...-
Se oyó un ruido sordo. El joven cayó al suelo en un desmayo repentino. Su mayordomo corrió a su ayuda levantando su cuerpo para colocarlo en el carruaje, nadie más debía enterarse de la verdadera naturaleza de Ciel.
-Debemos irnos, y explicarle todo después-
Dijo Agni. Ciel sólo respondió con un asentir de cabeza. El carruaje se dispuso a llevarlos a la mansión, un recuerdo más que lo enlazaba con Sebastián.
Mientras tanto, desde lejos, una figura se asomaba ebtre algunos árboles vigilando el movimiento del carruaje con dirección a la mansión Phantomhive.
Una risilla un poco malévola se oyó de aquella persona que vigilaba a Ciel a detalle, sin dejar de anotar nada en su pequeña libreta negra.
-Crimen de categoría A, romper un contrato antes de cumplido. Castigo, muerte eterna~-
"Seré yo quién te cace ésta vez, Phantomhive"
-------------------------------------
Nix: Hola~ Sí, sé que llevaba tiempo sin actualizar pero llegan exámenes, trabajos, proyectos y Nix no tiene 100 manos (?
Bueno, espero les haya gustado el nuevo capítulo. Aunque nuestro Sebas no apareció, prometo dedicarle uno solo a él y a sensualidad.
Nos vemos~
Edited by Phoenix - 14/2/2017, 13:37. -
Isa Hdez .
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