The song of a triton Gakupo x Kaito

Se dice que las sirenas son criaturas míticas salidas de la imaginación del hombre, sueños o fantasías

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    Se dice que las sirenas son criaturas míticas salidas de la imaginación del hombre, sueños o fantasías, desvaríos de la mente de un navegante mucho tiempo en sus aguas o incluso aquellos cuyos barcos tuvieron la desgracia de hundirse en la profundidad del mar y los cuales a suerte junto con la gracia divina lograron sobrevivir, proclamando que; fueron salvados por hermosas sirenas.

    Los cuentos de las sirenas no sean tal vez del todo falsos para algunos; nuestra historia radica allí en las profundidades del mar con un joven tritón entonando una canción, su voz era maravillosa sin duda y podía llegar al corazón de cualquiera.

    –Tú voz es envidiable –Solían otorgarle dicho elogio –Pero tu color es insípido.

    Mientras que las hembras y machos de su especie tenían bonitos y vistosos colores, su color era azul, un azul brillante cuyas escamas al ser reflejadas por el sol parecían zafiros. Para muchos esos colores eran tan fríos y simples, siendo desdeñado por sus propios congéneres, el joven se sentía solo era poco natural que a esas alturas alcanzando ya su madurez no hubiera conseguido una pareja, la razón era esa, amaban su voz, odiaban sus colores.

    Para las sirenas de su especie era esencial tener una hermosa voz así atraían a sus compañeros con sus melodía podían encontrarse aun en la mayor tempestad. Pero también eran los colores, los hermosos colores atraían a las hembras.

    Esa mañana se encontraba tomando el sol, rutina sustancial en su vida, nadar hasta una pequeña isla y sentarse en las rocas a sentir el calor del sol, era algo agradable para él, mientras su aleta quedaba parcialmente sumergida en el agua para no secarse.

    Sus ojos se encontraban cerrados, tarareando una canción desconocida pero la melodía salía más de su corazón que una letra ya creada, de golpe sintió un potente jalón que lo devolvió al agua su mente se alteró por completo su corazón se agito pensando que estaba corriendo gran peligro, para encontrarse con unos ojos tan azules con el cielo y una mirada poco feliz.

    – ¡Len! –Exclamo– ¡Casi me matas de un susto!

    – ¡Porque sueles ser tan descuidado! –Protesto – ¡Podrías haber sido devorado!

    – ¿De qué hablas? –pregunto –

    – ¡De eso! –Señalo detrás de él, para notar a un tritón que se encontraba bastante alejado, era de la especie de los tiburones, para su especie eran peligrosos ellos comían de los suyos – ¡Podría haberte comido, Kaito!

    El aludido expreso que eso no podía ser posible en primer lugar estaba muy lejos y que solo eran paranoias suyas, su acompañante quien aún no había alcanzado la madurez siguió su discusión expresando que no le tomaba nunca enserio y que en algún momento podría pasarle algo.

    Kaito no le tenía particular miedo a aquel tritón cuya especie era tan letal para los suyos, sabía que siempre rondaba por esa isla, le tenía una portentosa curiosidad que para muchos sería una locura; ¿Cómo no podría temerle a aquello que te concedería la muerte de un solo mordisco? Pero así era mantenía una intriga tan grande que muchas veces tenía deseos de seguirlo saber; Cómo se llamaba, que tan suave sería su piel, que tan grandes serían sus dientes y otra serie de cosas que si fueran descubiertas se armaría el total escándalo en su nido. Al igual que las otras veces no le siguió aunque un hormigueo le carcomía por hacerlo, pero allí estaba su intrépido amigo reclamándole como si fuera su madre de que se alejará del peligro.

    Y ese tritón era un peligro.

    Sabía mejor que nadie el alcance del riesgo en el cual podría hallarse si trataba de acercarse, quién aventajada a él de conocer la ferocidad y deseo de sangre de una sirena asesina. Sus padres habían sido devorados por ellas y aunque debía de tenerle un gran rencor al tiburón no podía hacerlo, porque la especie de quienes mataron a sus padres no era la misma, sus pensamientos muchas vecen derivaban en aquel momento en donde ocurrió todo, en donde su padre lo tomó entre sus brazos ocultándolo en una pequeña fisura marítima exigiéndole que; escuchara lo que escuchará y viera cualquier cosa no saliera de allí. Negó intentando no recordarlo aunque su amigo persistía constantemente en hacerle rememorar dicho suceso intentando que en su cabeza entrara el riesgo en el que se adentraba cada vez que salía de la seguridad del nido, sin notar lo mucho que le hería al recordarle algo que con todo su corazón deseaba olvidar.

    La realidad era que no le gustaba estar en el nido, las sirenas aunque hermosas solían ser muy vanidosas en sus colores y al ser considerado una deshora en color, solían hacerle gran burla. Por eso habituaba mantenerse fuera, por eso gustaba de explorar los navíos hundidos, encontrar nuevas islas y en raras ocasiones admirar los barcos en la costas de estás. Y aunque eso solía disgustar a los pocos que eran sus amigos no les prestaba atención.

    Al regresar al nido recibió un reclamo nuevamente por parte de sus amigos, repitiéndole incesantemente que no saliera de la seguridad del nido pero su espíritu aventurero junto con su parte nómada le hicieron tomar esas palabras al vacío como tantas otras veces, su nido se encontraba en un gran arrecife de coral, brillante y exuberante, su particular hogar se localizaba en una pequeña cueva de coral que aun siendo pequeña le servía para lo sustancial dormir. Al menos cuando era más chiquillo, ahora no podía dormir bien, su aleta era muy grande intentado acomodarse quedando en posiciones nada confortables para ello. Esa noche no pudo dormir no encontraba forma de acomodar su aleta que lograra entrar en la cueva o acomodar su torso mejor. No podía encontrar un nuevo hogar adaptado a su nuevo tamaño, cada vez que lo intentaba otro macho le quitaba su cueva, siendo bastante blandengue no podía luchar por su hogar por lo tanto siempre se retiraba a su pequeña cueva que no le era quitada por su mínimo tamaño inservible para ser un morada.

    Se levantó cansado de intentar conciliar el sueño sin resultado alguno, pronto sería el amanecer así que marcho a aquella pequeña isla que solía visitar para observar como el sol salía, la sonrisa se estableció en sus labios mientras el sol se asomaba por el horizonte iluminando el mar de colores anaranjados y brillantes.

    –“Como me gustaría ser de esos colores” –pensó para luego soltar un suspiro mirando su aleta que asemejaba al mar –Que colores tan feos –Se reprochó, acomodo su torso en una de las rocas dejando su aleta sumergida mirando hacia a la lejanía, por el cansancio sus ojos se fueron cerrando hasta quedarse dormido –

    Volvió a la realidad al sentir como el agua era lanzada a su piel que se encontraba seca, intento enfocarse pero se descubría sumamente aturdido, su vista no se orientaba bien más que un morado borroso y una piel pálida igual de difusa, alguien le estaba echando agua encima, a pesar de tener su aleta sumergida llevaba demasiado tiempo al sol y esto le afecto, sintió como le tomó entre sus brazos eran fuertes y su cuerpo debilitado solo se dejó hacer, sumergiéndose nuevamente en las profundidades.

    Debía de tener un ápice de miedo, pero fuera por su momento de poca lucidez u otra razón no lo hacía, sintió como era colocado en un lugar para su comodidad, su cuerpo había sido acariciado de la manera más suave que nadie nunca había hecho como si su solo tacto pudiera lastimarle. Cuando su mente logro nuevamente estar alerta su rescatador se encontraba lejos.

    Ese fue el primer acercamiento con el mayor peligro que le salvo la vida.

    Aquel hecho no se lo contó a nadie, si alguno de sus amigos se enteraba que estuvo indefenso lejos del nido, la exclamación que soltarían podrían salir fuera del mar incluso, así que se dedicó a buscar algo que comer y no mencionar eso bajo ninguna circunstancia.

    Pero esa misma tarde aquellos que solían hacerle burla lo hicieron mucho peor, diciéndole una serie de cosas que lo hicieron sentir insignificante lo terminaron corriendo de la pequeña cueva, con el ego por el suelo junto con algunos moretones en su piel, decidió alejarse del nido, la realidad era que sus “amigos” veían eso pero ninguno hacía nada, por temor a ser menospreciados.

    No entendía porque le criticaban tanto que no saliera del nido si en realidad ese era el lugar donde sufría más, incluso si uno de esas sirenas asesinas lo devoraba le haría las cosas más sencillas no teniendo que sufrir la penumbra de ser rechazado por sus semejantes, se marchó a aquella isla deshabitada notando que desde uno de los arboles cercanos a la costa habían caído esas bolitas de color rojo que eran jugosas y deliciosas rápidamente nado hacia ella tomando cuantas podía para acercarse a las rocas sentándose entre ellas empezando su festín, cuando termino la última bolita jugosa su mente se tornó en la pena de lo que le sucedía. Se sentía un poco confortado de que sus padres no estuvieran para ver la vergüenza de hijo que era.

    De seguro se lamentarían.

    Comenzó a cantar su voz resonaba en una triste tonada que era acompasada por sus sentimientos, las lágrimas caían de sus ojos transformándose en pequeñas perlas cuando algo detuvo su cantar observaba la cabeza de alguien saliendo del agua, brillantes ojos iguales al zafiro le miraban con gran intensidad, trago saliva sin quitarle la mirada a su nuevo acompañante sintiendo una pisca de miedo que aceleraba sus pulsaciones, aquel ser se mostró efectivamente era el tiburón que rondaba esas aguas, las manos de aquel tritón asesino se posaron en su aleta acariciándola de manera lenta hasta el punto en donde se perdía en el agua.

    –Hermoso –le escucho pronunciar antes de que algo o alguien le hiciera regresar nuevamente al agua –

    Cuando la impresión inicial de lo ocurrido se marchó, se le subieron los colores a las mejillas, nunca nadie jamás había dicho que el color de su aleta era hermoso, era especifico no era su voz, estaba acariciando y mirando embelesado su aleta, negó intentado sacar esos pensamientos era algo imposible, aun así. ¿Por qué no le ataco? Se adentró al agua para ver que el tiburón estaba lejos ya.

    Un encuentro similar no volvió a ocurrir en lo que siguió de semana hasta que nuevamente le pudo observar estaba recargado en una roca su aleta completamente sumergida mientras escuchaba su voz, sus ojos se encontraba cerrados, una sensación extraña recorrió todo su cuerpo comenzó a cantar con más ahínco intentando hacerle saber que cantaba para él la voz del tiburón comenzó a sonar, gruesa pero melodiosa, ambas voces comenzaron a mezclarse armonizando a la perfección su corazón latía de manera desbocada, por primera vez su canto había sido respondido de una manera asonante aquel hecho lleno su corazón.

    El tiburón abrió los ojos sonriéndole –Cantas hermoso, pero amo más tu color.

    –Mi color es simple, muchas cosas de aquí son de ese color –Respondió bajando la mirada –De seguro amas muchas cosas del mar ¿no? –El tiburón se sumergió en el agua y sintió que tal vez le había ofendido con su pregunta, luego se sorprendió al verlo allí junto a él, robándole el espacio –

    –El único azul que me gusta, es aquel que te pertenece –Sus penetrantes zafiros le miraban sin un ápice de duda y aquello le hizo estremecer –

    –. . . –Se quedó sin voz, no le habían mirado con semejante intensidad en lo que tenía años de vida, cuando recobro nuevamente su voz el tiburón no estaba allí –

    No entendía mucho de lo que pasaba pero se encontraba muy feliz, porque ese tritón además de alabar su voz elogiaba su color, era alguien que amaba su tonalidad y por primera vez sintió que ese color se veía hermoso en él. Se adentró al agua nadando animado de regreso a al nido aunque sus amigos está vez no le advirtieron nada, solo vieron a un emocionado y feliz Kaito.

    Parecía más brillante que nunca inclusive sus colores eran más vivos, sus ojos más brillantes, su voz sonaba mucho más hermosa, varios de lo que lo vieron esa tarde lograron notar que Kaito se asemejaba a una joya que se había caído en el mar.

    Los días fueron pasando esa mañana el joven tritón de un dorado color viajaba hacia la isla tenía miedo, intentaba de manera constante percibir algún peligro hasta divisar la isla, salió del agua escuchando la voz de Kaito era hermosa llegando a su corazón como siempre lo había hecho, pero otra voz se mezclaba con la suya armonizando en una tonada gloriosa, por primera vez sintió su corazón hacerse pedazos, porque aquel cantó no era cualquier más que el de dos compañeros profesándose su amor. Len se acercó más intentado divisar quien era aquel que había tomado el corazón de su amor no correspondido, para darse cuenta de que era un tiburón, las alertas corrieron a su mente con gran velocidad. ¡No podía ser! ¡Kaito no podía emparentarse con esos asesinos! No Kaito, no su bella joya marítima. Sintió miedo, miedo de que si intentaba luchar por Kaito sabía que moriría en el intento primero aún no había alcanzado la madurez segundo porque ¡Era una sirena asesina! Se regresó al agua sin que notaran incluso que estuvo allí.

    –Kaito –menciono el tiburón llamando su atención había tomado posición junto a él. En el transcurrir de los días dejo de ser tan tímido acercándose más al tritón que atrajo su admiración desde que lo vio nadar en sus aguas, hablado, conociéndose mejor, la curiosidad nata de Kaito por su especie le hizo sentir entre confundido y feliz –Ten –Extendió un diente que era atado por una cuerda –Es uno de mis dientes, recuerdo que te gustaron muchos.

    –Las mejillas de Kaito se coloraron recordando ese momento en que por su extrema curiosidad había abierto la boca del tritón que solía hacerle compañía admirando su perfecta dentadura afilada y puntiaguda – ¿enserio te acuerdas de eso?

    –La risa de su acompañante le pareció maravillosa pero no aminoraban su vergüenza por haberse dejado llevar de semejante manera – Todo de ti me resulta encantador, no deseo olvidar nada –Tomó el collar colocándoselo –Te queda bien.

    – ¿Cómo se te cayo? –pregunto mientras admiraba con curiosidad el diente –

    –Estaba cazando –comentó restándole importancia –Suelen caérseme mientras cazo, pero siempre son substituido por otros –Abrió su boca mientras que con su dedo señalaba el espacio al que dicho diente perteneció en algún momento y que ya estaba siendo remplazado por otro –pero recordé que a ti te gusto mucho, así siempre llevarás una parte de mí contigo.

    Las mejillas de Kaito se volvieron más rojas si eso era posible pero asintió feliz, el tiburón le acarició la mejilla suavemente –Gakupo –comentó, mientras él nombrado hacía un leve ruido dándole a entender que estaba atento a lo que decía –Me alegra mucho haberte conocido.


    –A mí me encanta haberte conocido –Respondió –

    Se separaron cuando el sol se volvió a ocultar dando su espacio a la noche, al mirar a lo lejos el arrecife que le servía de nido todo parecía tan revuelto en el caos, pero aun así se adentró no fue para más sus semejantes estaban al corriente de que entablaba una amistad con el tiburón, lo trataron de loco, de muchas peores maneras de la que lo habían tratado antes, casi fue expulsado de su hogar pero optaron por mantenerlo encerrado.

    Kaito se sentía derrumbado suplicaban por que le sacasen de allí, exclamaciones salían de aquella cueva que hacía de prisión pero nadie atendía su llamado, no podía creerlo. Sus lágrimas se confundían con el agua salada mientras se dejaba caer.

    –Es lo mejor –Escucho decir –Para ti.

    – ¿Len? –Se levantó de golpe mirando al rubio – ¡Len, Por favor! ¡Sácame de aquí! –le suplico –

    –No lo haré, Kaito. Esto es lo mejor, sé bien que no te alejarás de ese asesino por más que uno te diga –Expreso, sus ojos ya no tenían ese brillo de siempre y su voz sonaba con atisbo de asco escupiendo desdén en cada palabra –

    – ¡Pero lo amo! –Confesó –

    – ¡Por eso mismo debes quedarte aquí! –Instó – Morirás en sus manos si no te alejas de él.

    –Y moriré de desamor si me quedo aquí –Se defendió –

    Aquello pareció descolocar al joven pero pronto prosiguió intentaba convencerle de que eso era lo mejor que tal vez solo era un enamoramiento fugas, que nada pasaría y que estaría a salvo allí en el nido con los suyos. Kaito persistió en querer salir en que eso no era lo correcto y que le harían sufrir que nunca se había sentido tan cómodo como cuando estaba con él y que si ha de morir por él la muerte sería la más dulce que podría probar en vez de podrirse en aquella cueva.

    Las palabras enojaron y afectaron más el corazón herido del joven, cargadas de una dulzura, admiración y amor que jamás le sería dedicado a él, los celos le comían por dentro, su decisión permaneció firme e inalterable él se quedaría allí aun si fuera para morir.

    Sabiendo que no tendría ayuda alguna se volvió a dejar caer miro hacia su cuello notando el diente, una sonrisa se asomó en sus labios, porque esa parte de su ser amado permanecería con él hasta el momento de su muerte, las sirenas no podía estar lejos de sus compañeros puesto que entraban en una tristeza tan grande que morían volviéndose espuma de mar y aunque ellos no eran compañeros el sentimiento que el tiburón había generado en él era similar. Se lamentó haberse despedido, no pedir quedarse a su lado aun siendo demasiado tarde para lamentaciones.

    E hizo lo que muchas sirenas habrían hecho en su lugar con su voz pidió por su compañero no sabía si llegaría a él, tampoco sabía si contestaría, pero lo intentaba mientras sus ojos se llenaban de lágrimas pidió por él, porque llegará a su lado, porque no le dejará solo sumergido en la oscuridad, porque le envolviera entre sus fuertes brazos y le mirara con esos ojos tan intensos haciéndole sentir seguro. Muchos de allí le exigieron que callara sabía bien de que trataba ese canto era una llamado y tener a un tiburón en su zona no le era agradable, pero no se detuvo ni aun cuando le tiraron piedras, se aferró al collar y no detuvo su cantar. Una algarabía se comenzó a escuchar todos estaban agitados gritando y nadando a gran velocidad a esconderse en sus nidos de repente vio a un enorme tiburón que rompió lo que era su prisión, algo tímido comenzó a salir para encontrarse con Gakupo afuera.

    – ¡Estás bien! – Exclamo abrazándole, aquello le tomó por sorpresa al principió pero luego correspondió – ¡Por Poseidón! Cuando escuche tu llamado me altere de sobre manera, pensé que te perdería y nade lo más rápido que pude. . .me alegra tanto que. . . –Notó las heridas y su odio se multiplico – debo matarlos –sentenció –

    – ¡No lo hagas por favor! –pidió –

    – ¡Pero ellos! –La cara que le ponía el tritón era tan tierna que pudo más con él, cerró los ojos y suspiro –Lo que tu desees –Kaito sonrió por ello – ¡Tienes que vivir conmigo en mi nido!

    – ¿Me estás pidiendo que sea tu compañero? –pregunto –

    – ¡Te lo he estado pidiendo desde que cantamos por primera vez! –Objetó –Es como si no entendieras mi canto.

    –Para mí es normal cantar, no se mucho de esos cantos de cortejo –menciono –

    – ¿Y crees que yo sí sé? –Contestó – No sé cómo cortejarte, nosotros no cantamos para cortejar ¡Ni siquiera cantamos! –Reclamó –

    – ¿y por qué cantas?

    –Quería llamar tu atención y que te hicieras mi compañero, me enteré que esa era la forma en las que ustedes cortejaban, nosotros mayormente luchamos con quienes queremos como compañeros y si vencemos se vuelve a la fuerza nuestros –menciono – pero eso era algo muy tosco para ti.

    El corazón de su acompañante se aceleró jamás pensó que el tiburón se preocupará de esa manera por él pensando que su cortejo sería el inapropiado y teniendo que cantar aunque no acostumbraba a ello para poder cortejarlo, se sonrojo y sonrió, le acompaño hasta su nido.

    Muchos comenzaron a contar que Kaito había muerto que ese tiburón se lo había comido o que incluso solo logro manipularlo para luego entregarle su corazón a una compañera, pero el rubio no podía quedarse con aquella intriga a alcanzar su madurez viajo hasta esa isla para encontrarse con su amor nunca correspondido este estaba muy feliz, dos pequeños nadaban a su alrededor uno tenía una aleta de tiburón pero su cabello era de color azul brillante, mientras el otro era de su misma especie sus colores eran en un radiante morado que resplandecía con la luz del sol, el tiburón se encargaba de protegerlo tuvo que aceptar que nunca tendría a Kaito, ese tiburón si le había arrancado el corazón al tritón para nunca más regresárselo pero obteniendo a cambio a un fiel y fuerte protector.

    Fin.

    No estaba muerto andaba de parranda, pues ni de parranda xD
    pero aquí seguiré?
    creo.
     
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    Yaoizando
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    no puedo creer todo lo qe me perdi 😥😥😖😖😭😭😭
    estuvo tan hermoso, tan bello y tan tan 😭😭😭 ay mae mia, mi kokoro se partio en dos, no en mas de dos, cuando los separaron, pero se volvio a unir cuando se fueron juntos 😍😍😍😍
    y sobre todo cuando lei qe tuvieron dos peshoshos bbs 😘😘😘
    eliann-sensei vuelve, qe bueno, pense qe ya no iba a volver 😭😭
    esperare ansiosa x mas caps y nuevas historias
     
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    Esa mañana cuando salió de su hogar sentía una enorme inquietud de la cual solo logro liberarse al recorrer el lugar que hasta los momentos le hacía de nido pronto debía cambiar de zona y lo sabía alejarse de los demás tiburones que merodeaban el territorio antes de que decidieran verlo como a un rival y atacarlo, vivir entre las cuevas en las que la mayoría busca un confortable nido había servido para mantenerlo lejos de depredadores o incluso de los piratas pero pronto sería visto como un adulto el cual puede defenderse por sí mismo.

    Desde que sus padres habían sido capturados por piratas pensando que eran de las sirenas que lloraban perlas había quedado huérfano a muy pronta edad, aprender a sobrevivir fue difícil y vivir de los restos que dejaban otros tiburones no fue fácil, por eso a casi su mayoría de edad era conocido como un buen predador y cuando tuviera su primer celo un gran potencial a macho alfa, cazaba lejos de los demás tiburones no le gustaba tener que luchar por sus presas tener que lanzar gruñidos en advertencia.

    – ¿Qué quieres, Luka? –pregunto al sentir la presencia de cierta tiburón que rondaba a su alrededor –

    –Acompañarte nada más.

    –No necesito de tu compañía y sabes que odio tu compañía.

    –No la seguirás odiando cuando entres en tu primer celo, pronto será la época de apareamiento y tú ya eres mayor.

    –Tú serias la última con quien yo pensaría en formar un vínculo, lo sabes bien.

    –Si no me tomas a mi como tu compañera no tendrás ninguna –Respondió de vuelta mostrando sus dientes dispuesto a retarlo, Gakupo se volteó de un movimiento rápido la tenía sujeta del cuello mostrando sus afilados dientes hacia ella –

    –Eso ya lo veremos –Contestó de una manera amenazante que a la hembra le hizo estremecer completamente –

    La soltó retirándose del lugar dejando al tiburón sobándose el cuello con el orgullo roto, soltó un gruñido ese estúpido desde que era un pequeño la había rechazado constantemente y aunque ella era mayor a él jamás logro vencerlo pero no importaba porque tarde o temprano sería suyo al igual cuando cambiara de nido no podría marcharse lejos ¿verdad? y podría mantenerlo vigilado no permitiría que él tuviera a otra hembra, ella tenía que ser su hembra.

    Esa tarde luego de merodear y ver qué tan a raya estaban los barcos de aquellos seres de dos piernas decidió que buscaría un nuevo nido, uno lejos de su especie y más lejos de Luka, la odiaba profundamente, Luka había sido mala con él, no es que los tiburones fueran especialmente cariñosos pero ella había sido horriblemente mala con él desde que había quedado huérfano siempre alejo a los demás tiburones le quitaba sus presas y lo había tomado como su futuro compañero sin su consentimiento, no era que él sintiera algún vínculo amoroso hacia alguna hembra del nido pero el hecho de que le imposibilitara una elección le molestaba. Sabía que algunas hembras hacían eso seleccionaban a los machos desde muy jóvenes pero aquello le parecía absurdamente estúpido por eso cuando llego a la adolescencia jamás se dejó volver a ganar por ella.

    Si se permitía ser derrotado significaría que Luka tenía derecho de posesión sobre él y no, ella jamás lo tendría, estaba muy lejos del nido y lo sabía además de presas potenciales era una pequeña y remota isla para su placer lo suficientemente alejada de Luka, explorando el lugar noto las cuevas podías perderte por ellas si no tenías un buen sentido de la orientación hasta que dio con una pequeña caverna subterránea la cual llegaba a una base de aquella isla, había algunos que otros árboles y flores el sol era bastante bueno no muy cálido como para poder secarlo, pero él era un tiburón le haría de buen nido pero más al fondo, este recinto sería un nido perfecto para esas sirenas que solían llorar perlas y que servían de buen alimento para ellos.

    Siempre había cuentos rondando alrededor de esas sirenas uno era que una vez una sirena se enamoró de un príncipe humano ella salvo al humano de ahogarse en el mar, luego ella habló con una bruja del mar para que le diera un hechizo que la transformara en humana ella le daría piernas a cambio de perder sus aletas y su voz, también cada vez que caminara sufriría un dolor indescriptible que cada paso se volvería insoportable, la sirena encontró a su príncipe pero él pensó que su salvadora había sido la monja de un templo ella no podía hablar y no la reconoció por su voz, al igual que ella vio cómo su príncipe se casaba con otra y se lanzó desde un acantilado volviéndose espuma de mar. Había otras que ellas lloraban perlas y por eso los piratas solían buscarlas, pero las sirenas no eran tontas y se escondían muy bien tanto de ellos como de los piratas.

    Ellos cazaban a sirenas cálidas muchos decían que era por su sabor único o porque eran fáciles de cazar, él nunca había probado una así que no le tomaba mayor importancia, pensó que ese lugar sería un buen nido lejos de todos para tener su propio espacio y lucharía por ese lugar con cualquiera que se atreviera a acercarse, aunque ningún tiburón se alejaría tanto de donde habitaban porque las presas eran más fáciles allí. Sonrió feliz por haber encontrado ese lugar y comenzó a merodear por el lugar hasta ver un destello azul, podría ser cualquier cosa pero ese destello brillaba como si una piedra preciosa hubiera caído al mar, se detuvo para detallar mejor aquello notando que era una sirena cálida, nunca había visto una de cerca por lo tanto decidió acercarse más para observarle más por curiosidad que por otra razón, al llegar se escondió entre unas rocas notando al tritón, su color era un hermoso azul sus escamas brillaban como piedras preciosas resaltando por el brillo del sol, quedo maravillado por su belleza, pero de sus ojos comenzaron a salir lágrimas y estas al tocar las rocas se tornaban en preciosas perlas.

    ¿Por qué lloraba? ¿Por qué estaba allí lejos de su nido corriendo peligro derramando lágrimas solo? Se quedó observando al tritón llorar descarga su tristeza en lágrimas amargas que se volvían algo precioso como el ser que las dejaba fluir, curiosidad sintió una gran curiosidad por él. Se suponía que esas sirenas eran felices ¿no? Ellas no eran frías y agresivas como los tiburones eran todos lo contrario, por eso le decían sirenas cálidas le gustaban estar a la luz del sol a diferencia de ellos, cantaban para aparearse, lloraban perlas, eran cariñosos ¿no? ¿Qué hacia él llorando? ¿Por qué sufría? no lo entendía pero verlo allí era algo sumamente hipnótico hasta que se retiró se vio tentado a seguirle pero no lo hizo. No deseo espantarle.

    Cuando fue a cazar acercándose al nido de los tiburones rápidamente fue abordado por Luka a la cual le gruño de manera agresiva haciendo que ella se detuviera.

    – ¿Qué quieres?

    –Acompañarte –menciono, acentuando su inocencia cuando parecía a punto de atacarle –

    –No necesito tu compañía.

    –Te fuiste del nido, pero no estás cerca.

    Gakupo no le respondió solo siguió su camino, Luka apretó los dientes aquello no podía seguir de esa manera y lo ataco, el tiburón se defendió hubo una batalla entre los dos hasta que Luka se alejó con la aleta lastimada, él tenía unos cuantos rasguños y una mordida que curaría en algunas horas, luego de eso se fue a cazar para regresar a su nido, merodeo un rato para encontrarse con el tritón del otro día estaba comiendo unas cosas redondas que caían de las algas que había arriba de la isla, le miro con curiosidad parecía saborear y disfrutar de esas cosas redondas, luego salió a la superficie a tomar sol y él se le quedo observando, comenzó a cantar era una tonada sumamente triste pero hermosa su voz era completamente melodiosa pero lo que más le gustaba era como brillaba sus sublimes colores con el sol, era un tritón sumamente magnífico, no podía dejar de admirarlo para él era completamente majestuoso. Las lágrimas nuevamente comenzaron a brotar de los ojos del tritón y se preguntó; ¿por qué? ¿Quién puede hacer llorar a tan bella criatura? ¿Acaso tenía una compañera y la perdió? ¿Lo habían rechazado? aquello le causaba pánico porque las sirenas cálidas al no tener el amor de quienes aman se convierten en espuma de mar, pasaron los días y el joven volvía significaba que no era una pena de amor y aquello le alivio de sobremanera.

    Aquel día lo encontró en la superficie pero estaba durmiendo, preocupado pues su piel se estaba tornando de un color rojizo comenzó a mojarle, cuando reacciono lo tomó entre sus brazos, su piel estaba muy caliente por haber estado bajo el sol durante muchas horas, sin poder contenerse comenzó a acariciarle, primero su aleta deteniéndose en el brillo de cada escama, cada una parecía tener un tono de azul más oscuro que el anterior, luego paseo por su abdomen y pecho hasta llegar a su rostro, sus labios rozados, sus mejillas ahora coloridas. Todo en ese triton era digno de admirar detalladamente, una joya en el mar. Cuando el tritón empezó a reaccionar se alarmo para luego retirarse, las sirenas cálidas les tenían miedo a los tiburones era mejor alejarse por ahora.

    Pocos días pasaron antes de volviera a ver al tritón pero está vez llevaba moretones en su piel lo cual le causó una gran curiosidad así como una enorme furia ¿Quién se había atrevido a tocarlo? ¿Quién se había atrevido a lastimarlo? Si solo lo supiera lo destruiría pieza a pieza por solo tocarlo, se acercó un poco más notando su distracción comiendo aquellas bolitas redondas, incluso le faltaban algunas escamas lo cual le molestaba en mayor medida, cuando comenzó a cantar la curiosidad le pudo más y salió a la superficie, las lágrimas comenzaron a correr de sus ojos transformándose en pequeñas perlas, sus miradas se encontraron aquellos ojos azules mostraban gran sorpresa y miedo, desvió la mirada de su rostro que tenía al igual que su cuerpo algunos moretones para enfocarla en su aleta acariciándola lentamente ¿Cómo alguien se había atrevido a lastimar un ser tan magnífico? ¿Cómo alguien se atrevió a mancillar tan preciosas escamas?

    –Hermoso –Pronunció para que su sensible oído detectara algo se sumergió en el agua notando a Luka, ¡Por todos los océanos! ¡¿Es qué nunca lo dejaba en paz?! Hay muchos tritones en el mar por Poseidón, la mirada de Luka estaba puesta en aquel tritón y su ceño se frunció –

    –Podemos compartirlo si gustas –menciono con una sonrisa mostrando sus afilados colmillos –

    – ¡Es mío! –Gruñó en respuesta –

    –Vamos es una sirena calidad, una gran presa que se puede compartir entre dos –Expresó recibiendo otro gruñido en respuesta, Gakupo mostro sus afilados colmillos su posición era más amenazante que las otras veces y aunque deseo retroceder su propio valor no la dejo – ¡Deja de ser tan bastardo!

    – ¡Lárgate de mí territorio! –Exclamo ambos se enfrascaron en una pelea, intento alejar lo más posible del lugar a Luka, en aquella ocasión si la había dejado más herida, se había atrevido a meterse a su territorio y a fijar sus ojos en lo que era suyo –

    Aunque la mayoría de tiburones criticaba el actuar de Gakupo por no querer a Luka como suya no podían hacer nada, porque él no estaba rompiendo ninguna regla en lo absoluto si él no deseaba a Luka como compañera solo debía luchar con ella y ganar pero a pesar de haber perdido más de una vez, Luka no se rendía y aquella determinación estaba comenzando a colmar la paciencia de Gakupo ya no sabía cómo decirle que no para que ella entendiera que nunca iba a tomarla como compañera.

    Aquella semana se mantuvo enfrentado a los tiburones que absurdamente decidían rondar por sus territorios ya que a voz de Luka habían oído que por allí habitaban sirenas cálidas y ellos aunque sea una vez deseaban probar una así que los mantuvo en todo momento alejados hasta que decidieron que por allí no podían rondar al menos que quisieran ser despedazados por un furioso Gakupo quien con sus colmillos y listo para la lucha más pronto que tarde los terminaba sacando.

    Al volverlo a ver no pudo evitar salir del agua dejando su aleta sumergida en su totalidad se apoyó en una roca cerrando sus ojos disfrutando de su canto, aquel tritón ya sabía que él habitaba en esas aguas y no había dejado de ir, podría haber dos razones una no le tenía miedo, dos era estúpido cualquiera de las dos las tomaba por igual. La voz del tritón comenzó a sonar con más ahínco una extraña sensación le lleno él no cantaba, los tiburones no necesitaban de cantar eso era cosa de sirenas cálidas pero necesitaba responder esa melodía, deseaba poder hacerlo y comenzó a cantar era la primera vez que lo hacía pero deseaba poder seguir la melodía que aquel tritón estaba creando, ambas voces se mezclaban a la perfección.

    Cuando abrió los ojos observo el hermoso destello que brillaban en los ojos de aquel tritón además de una enorme sonrisa adornaba sus carnosos labios – Cantas hermoso pero amo más tu color.

    –Mi color es simple muchas cosas de aquí son de ese color –menciono bajando la mirada como si se avergonzara de ello –De seguro amas muchas cosas del mar ¿no? –le pregunto pero la verdad ver aquella tristeza en sus ojos no le gusto para nada, se sumergió en el agua para acercarse más por primera vez estaban tan cerca podía sentir el calor que irradiaba su cuerpo –

    –El único azul que me gusta es aquel que te pertenece –respondió sin duda alguna, no tenía por qué mentirle y el tritón se estremeció al ver la intensidad de los ojos zafiros del tiburón jamás nadie lo había mirado con tal intensidad –

    Al ver allí al tritón en un estado de mutismo total decidió retirarse no sabía cómo había tomado sus palabras pero no deseaba comprobarlo además debía vigilar el lugar no vaya a ser que alguien estuviera por atacarlos.

    Los días fueron pasando hasta que lentamente ambos lograron más acercamientos ahora hablaban y notaba que el tritón tenía una enorme curiosidad por él al menos eso era algo ¿no? el que tomara su boca y le preguntara por sus colmillos sin miedo a cortarse era algo extravagante ¡El solo se estaba metiendo en la boca de un tiburón! Era una locura y una proeza. Pero aquello le agrado, sentía que al lado de él era que debía estar de ese tritón único que no les temía a los tiburones.

    –Te has vuelto débil –Menciono la tiburón, ella estaba cruzada de brazos mirándole fijamente –

    – ¿Disculpa? –Expreso – ¿Quién te venció más de una vez?

    –Esa sirena cálida –Argumentó con desdén –Estás enamorado de esa sirena cálida.

    – ¿Y eso que te importa? –Gruño en respuesta –

    – ¡Prefieres a una sirena cálida! ¿Antes que a alguien de tu misma especie? –Exclamo – ¡Cómo puedes preferir a alguien débil! ¡Alguien que no te pueda proteger ni seguirte! ¡Ni darte crías dignas!

    –Yo tengo la suficiente fuerza para protegernos a ambos y si son nuestras crías para mi serán más que dignas –Respondió – ¡A quien yo quiera volver mi compañero es mi asunto! ¡Y no tienes por qué andar metiéndote en ello!

    – ¡Yo siempre te he querido como mi compañero, Gakupo! ¡He luchado por ello incansablemente! ¡Intentar se lo suficiente para ti! Nunca te importo –La ira parecía ir en aumento en ella – ¡¿Por qué nunca te importo?! –Con aquellas palabras se lanzó hacia él atacándolo –

    –Porque yo nunca te he querido como mi compañera, Luka ¡Siempre te he despreciado! –Le esquivo sujetándola de los brazos – ¡No quiero matarte, Luka! ¡No me obligues a matarte!

    –p. . .porque. . . ¿por qué yo nunca he sido suficiente para ti? –la mirada de la tiburón parecía perderse sus palabras sonaban quebradas y débiles, sus lágrimas se confundían con el mar –porque yo nunca he podido… nunca he podido.

    –No es por ti, Luka. Tu. . .eres buena –Comentó –es solo que yo, no siento lo mismo que tú. No es justo que luches por aquello que está lejos, mereces a alguien que sepa lo que vales y que lo valore y yo no soy ese tritón. No puedo volverte mi compañera porque no me siento unido a ti.

    – ¿Qué tiene esa sirena cálida que yo no tenga? –murmuro –

    –Algo que ni yo mismo se definir –Respondió –pero que me hace sentir en casa.

    Esas palabras dichas con aquel amor y calidez la hicieron pedazos, Gakupo jamás había mostrado esa expresión que reflejaba amor, él la soltó y ella se dejó hundir, perdida en esos pensamientos. De que él tritón que siempre quiso a su lado, nadaba lejos de ella con otro compañero.

    Aquello que le había dicho a Luka le dejo un desazón en el pecho pero tenía que seguir, ella debía saber la verdad jamás la amaría y no podía vivir engañada por más tiempo, estaba cansado de pelear por ello, así de simple, era lo mejor, sintió algo entre la corriente alguien parecía venir a gran velocidad, cuando volteo era Mikuo quien lo ataco con una furia que nunca había visto antes en el tiburón, ambos se enfrascaron en una batalla, Mikuo estaba tan molesto que le hizo perder uno de sus dientes cosa que lo molesto mucho y termino dejando herido de gravedad al tiburón.

    –Porque… ¿por qué siempre te has empañado en lastimar a Luka? –Gakupo cerró los ojos – ¿Por qué siempre le haces daño?

    –Por Poseidón –Se quejó –Mikuo, yo no quiero a Luka, sabes bien que jamás la he querido tu si la amas, lucha por ella quédate con ella. Yo no la quiero y no podré nunca quererla. Véncela tengan crías, pero déjeme en paz. Los dos.

    En eso vio su diente tirado en el suelo su enojo volvió y tenía ganas de tirarle unos dientes también a Mikuo, pero ¿De qué valía? Si de todas formas le volverían a crecer, en eso un pensamiento llego a su mente y sonrió, tomó el diente y se lo llevo hizo una cuerda improvisada para amarrar el diente creando un collar, nado hacia la isla deseando que Kaito estuviera allí y así era.

    Se encontraba cantando y como las últimas veces que lo había visto cantando no pudo evitar cantar junto a él su corazón deseaba que la melodía que su voz entonaba llegara hasta el tritón cálido y se diera dé cuenta de todo lo que deseaba estar a su lado, de que quería ser su compañero que deseaba que diera a luz a sus crías formar juntos una familia. Si todo eso deseaba de Kaito, cuando terminaron de cantar se miraron un momento.

    –Kaito –Habló para tomar posición junto al nombrado que se encontraba sentado en las rocas tomando el sol –Ten –Extendió su improvisado regalo hacia Kaito –Es uno de mis dientes, recuerdo que te gustaron mucho.

    –Las mejillas de Kaito se coloraron de rojo y aquello le hizo sonreír porque el tritón siempre sería adorable a su vista – ¿Enserio te acuerdas de eso?

    –El bochorno con el que hablaba le hizo reír ocasionando un puchero en su acompañante –Todo de ti me resulta encantador, no deseo olvidar nada –Sabiendo que Kaito no se movería le coloco el collar –Te queda bien.

    – ¿Cómo se te cayó?

    –Estaba cazando –Mintió intentado restarle importancia, pero no podía decirle que vivía en conflicto con otros tiburones constantemente y que había salvado su vida sin que él supiera siquiera que estaba en peligro –Suelen caérseme mientras cazo, pero siempre son substituidos por otros –Abrió su boca mientras que con su dedo señalaba el espacio donde perteneció el diente que iba a ser remplazado por otro –pero recordé que a ti te gusto mucho, así siempre llevarás una par te de mí contigo.

    –las mejillas de su acompañante se volvieron más rojas si aquello era posible pero asintió sonriéndole, no pudo evitar acariciar esa suave mejilla colorada por lo adorable que era su acompañante tal vez Luka tenía razón se había vuelto débil, era demasiado blanco con Kaito pero aquello no me importaba –Gakupo –Habló y en sus oídos retuvo su nombre dicho de aquellos labios como una canción vaya que si le gustaba escuchar su nombre dicho por esa hermosa voz –Me alegra mucho haberte conocido.

    –Tal vez Kaito no podría saberlo pero aquellas palabras tan simples le llenaron de un enorme regocijo –A mí me encanta haberte conocido.

    El sol comenzó a ocultarse en el bastó océano dándole un espectáculo a sus ojos, sabían que debían separarse y aunque su corazón le indicaba que no dejará ir al tritón, sus instintos le decían que lo tomara del brazo, que lo llevara hasta su nido para que nunca se fuera de allí, pero no podía, no hizo caso y lo dejo irse, ese sentimiento en su pecho no lo dejo tranquilo.

    Se había regresado a su nido y estuvo recostado un rato esperando conciliar algo de sueño pero no pudo, ese sentimiento en su pecho no lo dejaba esa intranquilidad eso que le decía que nada estaba bien, salió de su nido paseando por el lugar encontrándose con algunos tiburones que por allí solían merodear acaricio a algunos pues estos eran algo dóciles al contacto.
    Hasta que escucho ese canto era un canto desesperado que le llego al pecho no sabía de donde provenía e incluso podría venir desde dentro de su cabeza pero poco le importo tenía que ir, era como si Kaito le llamara y desesperadamente él debía ir a su encuentro o podría perderlo para siempre.

    Los tiburones que estaban a su lado sintieron su alteración y le siguieron, él no sabía a donde se dirigía pero esa voz parecía dictarle el camino cada vez se sentía más intensa hasta que llego al arrecife donde estaban las sirenas cálidas todo aquello se volvió un revuelo al verlo a él con los tiburones rodeándolo, “una sirena asesina” gritaban y daban la alarma, pero él no los escucho solo a esa voz que lo llamaba hasta llevarlo a una caverna que se asemejaba a una prisión uno de los más grandes tiburones ataco derribando los barrotes, Kaito tímidamente comenzó a salir de allí.

    – ¡Estás bien! –Exclamo para lanzarse a abrazarlo ahora entendía lo que había pasado era un llamado, un llamado de compañerismo lo que lo había atraído hacia él, porque lo necesitaba y todo su cuerpo respondió – ¡Por Poseidón! Cuando escuche tu llamado me altere de sobre manera, pensé que te perdería y nade lo más rápido que pude. . . me alegra tanto que. . . –Sus palabras murieron en su boca cuando noto las heridas de Kaito, moretones le faltaban escamas a su aleta además estaba sangrando aquello lo hacía enfurecer – ¡debo matarlos! –Sentenció –


    – ¡No lo hagas por favor! –Suplico el tritón en sus brazos –

    – ¡Pero ellos! –la expresión que le brindo Kaito era una sumamente suplicante, una que pudo con él, cerró los ojos y suspiro tampoco quería mostrarle la clase de monstruo que él era – Lo que tu desees –Aquella sonrisa de alivio aunque debió hacerle sentir bien lo molesto más – ¡Tienes que vivir conmigo! ¡En mi nido!

    – ¿Me estás pidiendo que sea tu compañero? – ¿Es que acaso no se había dado de cuenta? Tan ingenuo era ¡Por lo siete mares! ¡Pensó que eso era obvio! –

    – ¡Te lo he estado pidiendo desde que cantamos por primera vez! –Refutó –Es como si no entendieras mi canto.

    –Para mí es normal cantar, no sé mucho de eso cantos de cortejo –parecía avergonzando al mencionar eso –

    – ¿Y crees que yo sí sé? –Protesto – No sé cómo cortejarte, nosotros no cantamos para cortejar ¡Ni siquiera cantamos!

    – ¿y por qué cantas?

    –Quería llamar tu atención y que te hicieras mi compañero, me enteré que esa era la forma en las que ustedes cortejaban, nosotros mayormente luchamos con quienes queremos como compañeros y si vencemos se vuelve a la fuerza nuestros, pero eso era algo muy tosco para ti. –Se sinceró, Kaito parecía estar al borde de las lágrimas, le sonrió para abrazarle del cuello – Te llevaré a casa.

    –Tonto, ya estoy en casa.

    Su corazón latía de manera agitada por aquella revelación aun así sonrió para llevarlo consigo a su nido tenerlo allí entre sus brazos durmiendo a su lado era algo nuevo, nunca había dormido con nadie pero podría acostumbrarse a la calidez de su sirena.
     
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    Yaoizando
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    vamo a hacer la lloracion😭😭😭😭
    qe hermoso, espero qe halla conty dond nos cuente como nacieron los hermosos bbs
    sinb mas qe bye bye
     
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3 replies since 17/1/2019, 08:02   131 views
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