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Kogarashi.
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Las olas golpean las rocas,
como truenos descienden de las montañas.
Selene ha arropado al Egeo,
con un manto de luz y destellos.
El susurro del viento mece tus cabellos,
dorados como el mismísimo Hélios.
Te miro mientras tu mirada otea el horizonte,
y mi mirada se pierde en ti.
Cuando me miras siento un fuego,
un fuego que arde dentro de mi.
Recorrer tu cuerpo con mis manos
es como visitar la morada de los dioses.
Si mañana hemos de morir
que lo sepan en toda la Hélade,
sólo tú mi corazón lograste abrir.
Mañana en la batalla Atenea nos guiará.
Pero dejemos que en esta vigilia
Afrodita sea testigo de nuestra última noche.
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Carolina22.
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Que lindo poema! Me encanto.. . -
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Wow, no sabía que te gustara la literatura clásica.
Me encantó el poema.