-
+3
.
- Group
- Clan Angel
- Posts
- 455
- Location
- Fui perseguido por mis ideas, lamentablemente ninguna me alcanzó
- Status
- Offline
Advertencias:
QUOTEHay una diferencia de edad bastante alta, pero no vas a encontrar Shotacon ni nada parecido aquí. Leve mención al KazeFudo. El fanfic va a ser muy corto, aproximadamente 3 capítulos. El Rating puede cambiar.
Lista de capítulos:Capítulo 1
Una trayectoria complicada
Kido no estaba concentrado en el partido. La nueva selección japonesa estaba conformada por principiantes así que su guía como entrenador era más bien innecesaria. En su lugar estaba dedicando toda su agudeza mental en descifrar la persona de Astero Black. O mejor dicho, su antiguo comandante. No podía negar el shock que le producía verlo ahí ni que todo aquello le habría parecido una broma de pésimo gusto por la administración de la Federación de Fútbol Juvenil si no hubiese recibido aquel mensaje hace aproximadamente un mes.
Estaba en su despacho, organizando el papeleo. Ahora que el Sector Quinto había detenido sus actividades y se habían destapado la trama de los "imperiales", jóvenes talentosos sometidos a un entrenamiento sobrehumano, muchos padres querían saber la situación real de sus hijos. No porque quisieran evitar ese entrenamiento atroz, sino para lo contrario. Después de todo, nadie mandaba a sus primogénitos a Teikoku para conformarse con menos de la perfección.
Kido era consciente de eso, pero hacerles entender a los magnates de familias importantes que sus críos ya estaba siguiendo un entrenamiento adecuado a sus capacidades y a la vez legalizar la situación de los imperiales que aún quedaban en el equipo estaba agotando su paciencia.
Su teléfono vibró y estuvo a punto de llamar a Sakuma para delegar en él la misma discusión incomoda y sinsentido. Al menos eso fue hasta que leyó de verdad el contenido del mensaje.
"Reúnete conmigo en El jardín del Edén, no tardes."
— ¿Qué...?
Sakuma levanto la cabeza desde su despacho.
— ¿Qué ocurre? — Demandó saber el del parche, afable pero firme.
Kido apreció, no por primera vez, el autocontrol que le había inculcado su mentor tras los años. Dejó el papeleo en la mesa y se levantó, Sakuma también lo hizo, preparado tanto para acompañarle como para detenerle si era necesario.
— Haruna volvió de Inglaterra, no te preocupes.
Su hermana había estado realmente emocionada con ese viaje, cuando eran adolescentes la zona inglesa del Last Resort la había fascinado, así que, ahora que tenía la oportunidad de ir por su cuenta no podía rechazarla.
— ¿No iba a volver el mes que viene? — Preguntó su mano derecha, Kido sonrió levemente. Sakuma siempre había querido acompañarle, pero tras los sucesos del último año estaba aún más protector que de costumbre.
— ¿Por qué tanto interés? ¿Estás celoso acaso? — Le provocó el entrenador. El sonrojo de las mejillas de su asistente respondió a su pregunta por él.
— No se trata de eso... — Excusó Sakuma. Kido cruzo sus brazos al escucharle, mirándole con interés tras las gafas de cristal verde. — Incluso si tratase de eso, — se corrigió, intimidado por la aura del contrario — te quedaste pálido al leer ese mensaje, no es precisamente una reacción típica de un hermano emocionado, ¿cierto?
La sonrisa de Kido se borró, se maldijo internamente por haber cometido ese desliz.
— Tenemos asuntos pendientes, seguramente quiera resolverlos hoy. — Razonó Kido, tomando su gabardina para irse de una vez. Sabía que Sakuma no estaría satisfecho con la explicación, pero tampoco quería entrar en más detalles. — Te mandaré un mensaje cuando vuelva. — Se despidió finalmente dejando a Sakuma aún ansioso.
Conducir hasta aquel lugar solo le daba algo de tiempo para pensar. Debía saber por qué Haruna le había citado ahí, especialmente con un mensaje así. Se trataba de algo urgente y la frialdad del mensaje solo podía tener un motivo claro. Su hermana quería tener una conversación seria con él, y probablemente una que acabaría mal si no tenía la mente despejada. Podía intuir el motivo de la discusión, después de todo, si en algo fallaba por completo el estratega era en sus relaciones personales.
No estaba seguro de cuando empezaron a distanciarse. Tras su graduación, Haruna se había quedado en el Raimon porque era menor que él, pero aún así habían podido juntarse a menudo. Luego le dieron la oportunidad de jugar en Italia, y no pudo negarse, así que se marchó junto a Fudo. Esos años fueron increíbles. Tras su vuelta a Japón se suponía que podría pasar tiempo con Haruna pero en su lugar tuvo que mantenerse al margen para infiltrarse en el Sector Quinto. Si después pudo estar con Haruna fue únicamente porque su tiempo como asistente del Raimon, antes de volver a la Royal, se lo permitió. Consiguió acompañarla en cumpleaños y celebración importantes, antes de desaparecer de nuevo para enfrentarse a la amenaza de los viajeros en el tiempo.
En definitiva, que si cualquiera de sus relaciones le consideraba un ser errático, que podía desaparecer sin motivo en cualquier momento no podía quejarse. Tampoco lo haría si Haruna había decidido que ya no iba a tolerarlo más. Fudo ya se lo había dejado claro. "Desechas a las personas como a la basura en cuanto no te son útiles, el imbécil de Sakuma se ha convertido en tu perrito faldero para evitarlo... Oh, espera, se me había olvidado. También le has dejado." Se lo había dicho cuando estuvieron atrapados en el Santuario. "No tiene sentido que sigamos juntos cuando ya no puedes sacar nada de mí, ¿cierto? Piensa lo que quieras, sigues siendo igual que él." Y dejándolo sin oportunidad de responder se había ido con Kazemaru, sus interacciones después de eso fueron escasas y dolorosamente formales.
Por suerte, llegó al Jardín del Edén antes de que su mente le acosase más.
Edited by Yellow. - 29/3/2023, 15:10
. -
+2 .
- Group
- Clan Angel
- Posts
- 455
- Location
- Fui perseguido por mis ideas, lamentablemente ninguna me alcanzó
- Status
- Offline
Lista de capítulos: Capítulo 2
El jardín del Edén
Le recibió la arena y el clima cálido. La zona nunca había tenido ningún interés turístico así que era tranquila y pequeña. Aparcó el coche y se dirigió a aquel lugar, donde solo destacaba un edificio cerrado. No estaba demasiado interesando en la decaída del sitio, solo sabía que ese hombre lo financió en algún momento y que al irse el dinero desapareció también.
Caminó entre el sitio desértico buscando cualquier seña de vida. No tenía cobertura, lo cual era más que inconveniente. Guardó el teléfono y se alegró de por fin reconocer la silueta de una persona. Sus pasos se aceleraron, decidido a terminar con aquella mala broma de una vez, sin embargo sus pasos se fueron acortando cada vez más hasta detenerse. Reconocía la figura que tenía delante de él, dios, había sido imposible pasarla por alto incluso tras su terrible cambio de aspecto.
— Kageyama. — El hombre se dio la vuelta, desvelando una gran cicatriz recorriendo su cara. Su ropa era el uniforme morado de los veteranos y su pelo era grisáceo, pero no había ninguna duda, era él. Kido había creído en su cambió de corazón, es más, había necesitado que aquello fuera cierto para poder curarse a sí mismo de lo que le hubiera hecho ese hombre. Sin embargo nunca consiguió ver ese lado nuevo del Comandante... ¿Y ahora tras tantos años debía lidiar con una alucinación o un fantasma? Apretó los puños, aquel era el único gesto infantil que Kageyama no pudo obligarle a abandonar.
— Tienes preguntas. — Observo el mayor y Kido tuvo que contenerse para no reír. Quizás ese era uno de los mayores eufemismos de la historia. — Adelante. — Saco una mano de sus bolsillos y la extendió, era un gesto que el estratega conocía bien, significaba "estoy genuinamente interesado en lo que tengas que decir, así que valora tu vida y no me defraudes."
— ¿Eres realmente tú? — Su instinto le decía que debía alejarse corriendo de allí y quizás reconsiderar el tratar sus traumas con medicación, pero su cuerpo estaba paralizado y su mente trabajando demasiado rápido.
— No es algo que debas saber. — Le respondió con el mismo tono carente de emoción.
— ¿Por qué aquí? — Kageyama lo miro de una forma que a Kido siempre le aterrorizo de pequeño y solo aprendió a sobrellevar de adolescente. Defraudo, decepción, un "esperaba más de ti." — Nadie más que Haruna sabe que fue aquí donde nos criamos... Nunca se lo dije a nadie, sin embargo, eso es algo que tu no podrías comprobar. ¿O acaso me has estado vigilando?
— Eso es más propio de ti.— Evadió la pregunta el hombre. Kido lo conocía lo suficiente para saber que no podía sonsacar más información. Kageyama le estaba poniendo a prueba.
— Cuando... Cuando jugué en Italia, solía jugar contra Fidio. Y hablamos mucho. De Rushe. — Mencionó a aquella niña con esperanzas de desatar alguna emoción en el hombre, pero solo recibió más silencio. — Es difícil explicarle a un niño pequeño que alguien querido ha muerto. — Sentenció, mirando los escombros del orfanato donde se crío. En este sitio Kageyama descubrió su potencial. "Solo tenías seis años y ya eras un gran jugador" solía decirle cuando pasaba por un episodio depresivo. — Pero ya no importa. — El estrategia siempre quisó conocer al hombre en el que se convirtió Kageyama tras conocer a Rushe. Quería volver a jugar con o contra aquella nueva persona, que amaba el fútbol y le apreciaba sin ápice de manipulación en sus palabras. Nunca olvidaría su felicitación tras empatar el partido contra Fidio. Ni como se quito los lentes que el mayor le había regalado y proclamado al mundo entero esa verdad, que Kageyama le había formado como jugador y que por fin estaba en paz con ello, a pesar de todos los crímenes cometidos por el veterano. Sin embargo, quien tenia en frente no era esa persona. Pero tampoco era aquel hombre que mataría a quien hiciese falta para ganar un partido. — ¿Qué es lo que quieres de mí?
Kageyama no respondió de inmediato, en su lugar, dio un paso hacia Kido, que reprimió con todas sus fuerzas el impulso de retroceder. No podía dejar de pensar en la última vez que aquel hombre se le acerco de esa manera, antes de morir. Incluso si no era real, sino un fantasma, no había forma de que lo ignorase.
— Necesito tu ayuda. — Dijo Kageyama finalmente.
— ¿Mi ayuda?
— He descubierto un nuevo talento. — Dijo el hombre, Kido empezó a entender.
— Y quieres que use a Teikoku para investigarlo. — Siempre fue así, desde que Goenji se unió al Raimon. Teikoku siempre fue la arma arrojadiza de Kageyama, su forma de descubrir el autentico potencial de los jugadores. Pero finalmente, Kageyama era el único que podía decidir si había que ficharlo o quitarlo de en medio. — ¿De qué se trata ese nuevo talento?
— Lo descubrirás muy pronto. — Dijo Kageyama, Kido no podía parar de pensar.
— ¿Es por el FFI? Dentro de un mes empieza el torneo internacional, ¿por eso has venido?— Kido no podía evitar que la rabia se notase en sus palabras. Hace unos años Kageyama le regañaría por ser tan evidente. — Has pasado diez años muerto, ¿y apareces de la tumba por eso? No pienso ayudarte.
El otro hombre no se inmutó ante la rabia de su antiguo pupilo.
— No tienes otra opción. — Dijo fríamente.
— Claro que la tengo. — Respondió Kido, sorprendido de lo firme que sonó su voz. — Puedo negarme.
— Si lo haces, morirás. — Anunció el hombre, como si fuese un resultado evidente. — Desde luego, no necesito mover un dedo para hacerlo. En cambio, aún tienes la oportunidad de salvarte. — Dijo el mayor. El estratega estaba acostumbrado a las amenazas de muerte, ser el primogénito de una familia rica y el capitán de un equipo con tantos asuntos turbios ponía una diana en su cabeza. Sin embargo, esto no se sentía así. Especialmente porque Kageyama le había citado en persona aquí, en vez usar cualquiera de sus esbirros. Siendo así, ¿significaba que estaba solo y había recurrido a él como su última opción? ¿Cuál era el verdadero peligro al que se enfrentaban y por qué ese nuevo talento les ayudaría?
— Si querías la ayuda de la Teikoku, ¿por qué llamarme a mi y no a Sakuma? ¿Acaso no confías en él? — Presionó finalmente, siguiendo demasiadas líneas de pensamiento a la vez. Si era totalmente honesto, una parte profunda de él se enorgullecía de ser la primera persona a la que Kageyama acudía. Pero no podía dejar pasar el desprecio que eso suponía a Sakuma, más cuando podría implicar que el del parche no era de fiar y por tanto Kageyama podría querer apartarlo de su plan.
— Porque Sakuma no te conoce como yo lo hago. — Respondió el otro. Kido frunció el ceño, totalmente descolocado.
— No sé de qué estás hablando.
— Sí que lo sabes. Sakuma solo conoce la máscara que usas para sobrevivir. Puedo reconocerla, porque yo la cree y ahora mismo se te está rompiendo y eso te pone ansioso. — La voz de Kageyama era sutil, no era una recriminación, sino una sentencia. Si el contenido del mensaje fuera diferente, Kido incluso podría interpretarlo como genuina preocupación. Sin embargo, si solo se fijaba en el contenido, sutilmente le estaba informado de que para el veterano era mucho más fácil de manipular que Sakuma, y por tanto, una opción más deseable. — Kido. — Dijo Kageyama tomandole del mentón y acercandose peligrosamente a sus labios. Kido se dejo hacer y se odio por ello. — No te pediría esto si no fuera necesario.
— ¿Y por qué no? — Respondió Kido, amargo. — ¿No eres capaz de hacerlo tu mismo?
— No. — Respondió Kageyama. — No puedo.
Kido no respondió, no había una manera correcta de hacerlo. Si era cierto, y Kageyama había vuelto de los muertos en búsqueda de cumplir una misión imposible, no podía ignorarlo y hacerse un lado. Y estaba el hecho de que necesitaba saber, ¿quién era este hombre? ¿Era realmente el entrenador que conocía o quizás un imitador? ¿O tal vez los chicos del Raimon habían hecho un jugarreta con su máquina del tiempo? Habían demasiadas preguntas en el aire, y el estratega necesitaba resolverlas. Pero más que ninguna otra cosa, necesitaba quedar en paz con su pasado.
— De acuerdo. — Asumió el menor finalmente. — Te ayudare. Con una condición...
Edited by Yellow. - 28/3/2023, 22:00. -
.
Espero que sí haya continuación:( pleaseeee .
Cáscara vacía [KageKi] [R-16] |
Contacts